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Situación de la nutrición en Colombia

En la actualidad, coexisten los dos extremos de la malnutrición (obesidad y


desnutrición) en las mismas regiones del mundo, países, ciudades e incluso al
interior de las familias. Ya sea el exceso de macronutrientes o la deficiencia de
micronutrientes, ambas situaciones conducen a desmejorar el estado de salud
de las personas y con eso, disminuye la capacidad productiva de las naciones
(Ministerio de Salud y Protección Social y FAO, 2012) (citado por Diaz, 2018).

De acuerdo a lo anterior la malnutrición es una condición fisiológica anormal


derivada de la ingesta excesiva de macronutrientes (proteínas, carbohidratos y
grasas) o, del consumo reducido de micronutrientes como vitaminas y
minerales (Benjumea, Estrada y Álvarez, 2006). Sin embargo, es evidente que
existe una carga de la malnutrición al interior de los hogares, la cual es
producto de la necesidad por sostener los niveles de energía entre su consumo
y gasto para evitar la subnutrición. Lo anterior lleva a la adquisición de
alimentos económicos (generalmente procesados), que suplan dichos
requerimientos energéticos, pero con bajo o nulo aporte de micronutrientes,
desarrollando no solo sobrepeso sino diferentes enfermedades. (Diaz, 2018).

Por otra parte, según se conoce que los estados de malnutrición pueden
asociarse a síndromes de diversa complejidad, con múltiples manifestaciones
sistémicas, en los que la base fisiopatológica radica en estados carenciales de
múltiples micro y macronutrientes. De igual forma, el exceso de lípidos y
carbohidratos conduce a la manifestación de diferentes patologías donde las
alteraciones cardiovasculares y endocrinas encabezan la lista. (Rojas e. t,
2015).

Si bien estos estados de malnutrición se deben a que existe una deficiencia de


micronutrientes o como lo menciona el autor Diaz (2018) “hambre oculta”,
esta recibe su nombre debido “a la forma silenciosa y casi imperceptible en que
avanza y causa efectos graves en la salud, tales como retraso en el
crecimiento, retraso en el desarrollo cognitivo, baja capacidad de aprendizaje,
infecciones recurrentes, malformaciones, deficiencias visuales, entre otras,
según el nutriente que se trate” (Ministerio de Salud y Protección Social,
2015).

Hábitos de alimentación

Los problemas de salud pública relacionados con los malos hábitos alimenticios
están relacionados también con otros factores socioeconómicos culturales. Una
consecuencia del cambio de hábitos es la reducción de tiempo dedicada a la
preparación de alimentos, para lo cual la industria de los alimentos intenta
suplir esta falta, procesando total o parcialmente el alimento, y se ofrece al
consumidor de una forma que sea conveniente para él (Pérez-Álvarez,
Fernández-López, y Sayas-Barberá, 2003) (citado por Restrepo, C; Estrada, H;
Saumett-España, H, 2017).
En Colombia, los resultados reportados en la encuesta nacional de la situación
alimentaria (ENSIN, 2010) en cuanto a los hábitos alimentarios, descritos
mediante el patrón de frecuencia diaria de consumo de alimentos, determinó
que la población colombiana no práctica una alimentación saludable, reflejando
el impacto de una transición alimentara que se ha generado en los últimos
años. (Rojas, 2011).

Si bien estos hábitos alimenticios implican cierto automatismo, acompañado de


ciertos elementos conscientes; por lo tanto, un hábito se conserva por ser útil,
cómodo y agradable, llegando a ser parte de la vida de un individuo,
determinando en muchas ocasiones su modo de actuar, preferencias y
elecciones (Borgues, 2005). Los hábitos alimentarios son la selección y
elección de la cantidad, calidad y forma de preparación de los alimentos que
consume un individuo, como respuesta de sus gustos, disponibilidad de
alimentos, poder adquisitivo, tradiciones familiares y socioculturales. (Rojas,
2011).

Por lo anterior los patrones de la alimentación tradicional se están modificando


hacia el consumo de alimentos no tradicionales en las diferentes regiones del
mundo. La preocupación global por la relación entre la dieta y la salud ha
sufrido importantes modificaciones a lo largo de los últimos años. La necesidad
de atender a nuevas exigencias sociales y de salud ha motivado la aparición de
los alimentos funcionales y nutracéuticos, que, además de sus funciones
nutritivas generales, presentan determinadas propiedades para el
mantenimiento de la salud. (Montero & Fernández, 2007).

Puesto que es evidente que las enfermedades crónicas no transmisibles de


mayor incidencia en Colombia, la cardiovascular y el cáncer, se asocian con
eventos inflamatorios y factores de riesgo modificables como la dieta. Por esta
razón, el desarrollo de alimentos ricos en nutrientes funcionales y la promoción
de su consumo, es una clara contribución al mejoramiento de la situación
alimentaria y de salud pública de poblaciones vulnerables. (Mora, 2007).

¿Qué son los Nutracéuticos?

La palabra nutracéutico es el resultado de una combinación entre «nutrición» y


«farmacéutico», utilizada en 1989 por Stephen L. de Felice, fundador y
residente de Foundation of Innovation Medicine. El término se aplica a
productos que van desde nutrientes aislados a suplementos dietéticos, dietas
específicas y/o alimentos procesados. (Terratz, 2017).

Esta se define según Pérez (2006) como las sustancias químicas o biológicas
activas que pueden encontrarse como componentes naturales de los alimentos
o adicionarse a los mismos. Se presenta en una matriz no alimenticia (píldoras,
cápsulas, polvo, etc.), y que, administrada en dosis superior a la existente en
esos alimentos, presume un efecto favorable sobre la salud, mayor al que
posee el alimento normal.
También aparecen en productos comestibles, que han sido hallados como
benéficos para el cuerpo humano, previniendo, tratando una o más
enfermedades, o mejorando el desempeño fisiológico. Estos Nutrientes
esenciales pueden ser considerados nutracéuticos si proveen beneficios más
allá de su papel esencial en el crecimiento normal o mantenimiento del cuerpo
humano. Un ejemplo son las propiedades antioxidantes de las vitaminas C y E
(Prabu et al., 2012; Shahidi, 2009) (citado por Restrepo, Estrada, Saumett-
España, 2017).

Señala que un alimento nutracéutico es aquel que contiene un ingrediente,


nutritivo o no, con efectos específicos sobre una o varias funciones del
organismo, los cuales pueden emplearse como base científica para hacer
declaraciones de propiedades de salud en el etiquetado de los productos.
(Mora, 2007).

Un nutracéutico, por otro lado, es un suplemento dietético concentrado, hecho


a partir de una sustancia natural bioactiva presente en los alimentos y que
proporciona un efecto favorable sobre la salud, superior al que tendría el
alimento normal. (Cruzado & Cédron, 2012).

Si bien los productos nutracéuticos tienen la capacidad de fortalecer las


condiciones saludables, sirviendo como auxiliar en el cuidado y mantenimiento
de la salud, así como en la prevención de enfermedades y en la mejora de las
funciones fisiológicas del organismo. (Pérez, 2006).

Por otra parte, según Valenzuela, Valenzuela, Sanhueza & Morales (2014) se
trata de una nueva categoría de sustancias para el cuidado de la salud y cuyo
efecto se sustenta en los beneficios, científicamente comprobados, de algunos
nutrientes y/o ciertos componentes de los alimentos de origen principalmente
vegetal, aunque también se identifica a algunos de origen animal.

Son compuestos cuyo consumo se ha relacionado con la prevención y/o el


tratamiento, en algunos casos, de ciertas enfermedades y como complemento
de fármacos. (Valenzuela, Valenzuela, Sanhueza & Morales, 2014).

Por último, estos se diferencian de los medicamentos, ya que estos suelen ser
productos de síntesis y no tienen en su mayoría un origen biológico natural. Y
se diferencian de los extractos e infusiones de hierbas y similares en la
concentración de sus componentes y en que éstos últimos no tienen por qué
tener una acción terapéutica. (Fernández, 2007).

Beneficios de los nutracéuticos

Actualmente, los nutracéuticos juegan un papel importante en el diario vivir de


un gran número de personas, siendo más prevalente en aquellas que
presentan enfermedades crónicas y con alta mortalidad general. Las diversas
razones por las cuales se induce el consumo de estos productos varían según
edad, sexo, nacionalidad, costumbres y existencia de comorbilidades. (Rojas,
Lopera, Uribe, Correa, Perilla & Marín, 2015).

La razón principal que fundamenta el consumo de vitaminas, minerales y


suplementos dietarios, es la prevención de la enfermedad; esta práctica se ha
hecho tan frecuente que es común observar personas que prefieren el
reemplazo de la terapéutica occidental por el uso de nutracéuticos, ya que
pueden presentarse falsamente como alternativas más seguras y eficaces que
la terapia farmacológica convencional, y ser opciones seguras para el manejo
de enfermedades para las cuales supuestamente no existen tratamientos.
(Rojas, Lopera, Uribe, Correa, Perilla & Marín, 2015).

El uso de los nutracéuticos ha tomado gran auge, no solo en la comunidad


científica y la industria farmacéutica, sino que además estos compuestos son
anunciados al público por diferentes medios, por lo cual es importante realizar
estudios para tener evidencia verídica y así proporcionar información de buena
calidad a los usuarios y de esta forma tener la certeza de que el uso de estos
no es contraproducente para la población, y aún más en aquellas personas que
tienen múltiples comorbilidades y que ya hacen uso de medicamentos de
prescripción médica. (Rojas, Lopera, Uribe, Correa, Perilla & Marín, 2015).

Prevención

utilizados para la prevención y tratamiento de

enfermedades, tales como: cáncer, aterosclerosis,

osteoporosis, enfermedades cardiovasculares,

neurodegenerativas, entre otras

La frecuente presencia de efectos adversos

asociados a las terapias farmacológicas

convencionales, y en otros casos a la falta

de respuesta terapéutica, impulsó nuevas

investigaciones para determinar alternativas para

la prevención y el tratamiento de enfermedades

crónicas no transmisibles, encontrando que

la nutrición jugaba un papel crucial en su

fisiopatología (1, 3, 8-11) y que hallar o diseñar


alimentos que influyan en este proceso pude

ser una alternativa para lograr disminuir la

prevalencia de estas enfermedades

El conocimiento de la influencia que ejerce

la alimentación sobre las funciones mentales

superiores, el sistema inmune, cardiovascular

y endocrino, ha ampliado el campo de estudio

de diferentes disciplinas, dando partida al

nuevo desarrollo de productos nutracéuticos

que ha encaminado la dietética en la búsqueda

de la interacción entre la nutrición y el estado

de salud. Es así como se ha comprendido

que los alimentos en general y sus nutrientes

cumplen un rol importante en el

Cáncer. A lo largo de la historia se han descrito

diversos productos de carácter natural con

actividad antitumoral (20); algunos de estos,

cuya eficacia se ha documentado, son: el

resveratrol, controlando la señalización de

los oncogenes activados por modificaciones

epigenéticas relacionadas con las vías de

señalización del NF-kB (factor nuclear de

las cadenas ligeras kappa de células B) y

STAT3 (transductor de señal y activador de la

transcripción 3) (22); productos ricos en hierro,

estimulando la acción de la transferrina (23);

el alfa-tocoferol, actuando como antioxidante,

inhibiendo la oxidación descontrolada (24); el

extracto de té verde, actuando como inhibidor de


la tirosin kinasa involucrada en la fosforilación

del VEGF (factor de crecimiento endotelial

vascular); el calcio en asociación con la vitamina

D, disminuyendo las concentraciones tóxicas de

calcio que induce al daño (25) celular, entre otros.

Asimismo, los experimentos con ácidos grasos

omega 3 en el tratamiento de diversos tipos de

cáncer han mostrado que pueden aumentar

la eficacia de los agentes quimioterapéuticos,

inducir apoptosis y diferenciación celular, así

como reducir la proliferación celular en cultivos

de células neoplásicas (26, 27). Se han descrito,

además, varios microorganismos probióticos y

prebióticos (28-31) que han mostrado efectos

antitumorales.

Enfermedades cardiovas culares . Los

nut r a c éut i cos f avore c en e l cor re c to

funcionamiento del sistema cardiovascular

(21), modificando la dinámica de los factores

de riesgo y la mortalidad. Un ejemplo de estos

es el efecto que tienen los antioxidantes como el

licopeno, que evita que las placas de colesterol en

forma de LDL se oxiden y terminen produciendo

la placa aterosclerótica (32-35), así como los

carotenos y la vitamina E, al disminuir el

colesterol LDL implicado en eventos isquémicos

Enfermedades dermatológicas. La psoriasis, uno

de los ejemplos más comunes de enfermedades

inflamatorias cutáneas, se ha favorecido de los


beneficios terapéuticos del uso de vitaminas B9

y B12 (4), existiendo evidencia de éxito en el

tratamiento de esta enfermedad (38). Por otro

lado, también se ha sugerido el uso de algunos

probióticos para el manejo de los síntomas

alérgicos de la dermatitis atópica (39). Asimismo,

la suplementación con grasas poliinsaturadas,

vitaminas D y E, selenio, té verde, resveratrol, y

licopeno para prevenir el desarrollo o progresión

de melanoma en la población general se ha

usado como opción terapéutica a la estrategia

convencional.

Otras enfermedades. Se ha documentado el

uso de diversos nutracéuticos como el ácido

fólico, y los ácidos grasos omega 3, como

tratamientos coadyuvantes a la farmacoterapia,

así como prevent ivos de enfermedades

neurodegenerativas (neuropatía diabética,

enfermedad de Alzheimer, enfermedad de

Parkinson, esclerosis múltiple) y alteraciones

psiquiátricas (depresión, esquizofrenia y

autismo)

Enfermedades gastrointestinales. Ciertos

probióticos han demostrado su utilidad en

el manejo de la intolerancia a lactosa (41) y

en la conservación de la salud oral (42, 43).

Prebióticos como la lactulosa se han usado,

además, en el tratamiento de síntomas asociados

a estreñimiento crónico pues su efecto como


laxante osmótico ayuda a su manejo (44, 45).

En cuanto al uso de ácidos grasos para el

tratamiento de la enfermedad inflamatoria

intestinal, y la prevención de la misma, ha

mostrado que estos pueden reducir las tasas de

recaídas, producir una mejoría en los síntomas

y una reducción del estrés oxidativo en el

intestino, además conducen a la modulación

del sistema inmune en el sistema digestivo

cuando se suministran soluciones con diferentes

art 1

Los alimentos nutracéuticos previenen

las enfermedades crónico degenerativas que

son los infartos, embolias, hipertensión, dia-

betes, cánceres hormonodependientes (glán-

dulas mamarias, próstata, tiroides, etc)

art 2

Referencias bibliográficas

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