Está en la página 1de 2

La historia para crear odio

Pedro Salmerón Sanginés

No fue fácil escribir este artículo. Lo hice con la impresión de estar dándole importancia a cosas
que no la tienen; sin embargo, creo que hay que llamar la atención sobre ciertas ideologías y
corrientes semisecretas que parten de una historia de odio y promueven un presente de odio. Y es
que durante mi campaña contra los falsificadores de nuestra historia, encontré algo que va más
allá: esa historia en que campean la hiel, la incapacidad absoluta de comprender y la certeza de
hablar desde la verdad revelada. Entre estos historiadores del odio se cuenta el señor Enrique
Sada Sandoval, quien entre otros sitios, escribe con frecuencia largas peroratas de tema histórico
en El siglo de Torreón. Mostraré su método con base en su artículo del 1º de julio: Una
intervención norteamericana en La Laguna...

Lo primero que destaca es la profusión de adjetivos, porque el estilo es el hombre, como dicen los
clásicos. También, porque los adjetivos, más que sobre las cosas que habla, son el reflejo de quien
habla, como ha escrito Bernardo Ibarrola. Así, para Sada Sandoval la acción de los liberales
mexicanos merece lo siguiente: Trágicas [...] consecuencias; pérdida de [...] la dignidad nacional
tanto como el decoro de las llamadas instituciones; títere malogrado; logias
anfictónicas;infame; perniciosa y fatal;infortunados; impopular y facciosa; ominoso... (y sólo en los
tres primeros párrafos). Adjetivos que muestran la convicción de tener la verdad absoluta y el odio
que destila la pluma.

Tras los adjetivos vienen los infundios. En la primera versión de este artículo intenté desmontarlos
uno por uno, pero el texto amenazaba convertirse en un folleto, por lo que me limitaré a señalar
dos series de mentiras. Las primeras, atribuyen la pérdida de Texas y la derrota en la guerra contra
Estados Unidos, con la consiguiente mutilación de los territorios de California y Nuevo México, a
pactos secretos e inconfesables signados por el Partido Liberal y, en particular, por Valentín Gómez
Farías.

La segunda serie de calumnias achaca a los liberales de la generación de Juárez una constante
serie de traiciones y de llamamientos a la intromisión de los estadunidenses en nuestro territorio.
Discutir calumnia por calumnia nos llevaría columnas enteras, por lo que recurro a argumentos de
lógica elemental: gana una guerra quien consigue sus objetivos. Los liberales ganaron las guerras
contra el invasor extranjero (cerca de 50 mil soldados europeos pisaron nuestro suelo). Si el plan
siniestro que Sada atribuye a los liberales tuviese un ápice de sustancia, ¿por qué no hubo en
México soldados estadunidenses, salvo un puñado de aventureros en ambos bandos?, ¿por qué
Sonora, Sinaloa, Baja California y Tehuantepec siguen siendo mexicanos?, ¿por qué los
estadunidenses no obtuvieron nada, absolutamente nada, a pesar de sus abiertas amenazas y sus
desaforadas pretensiones?

Entre las falacias del señor Sada hay otra que quisiera comentar: dado que los liberales estaban
entregando la patria, los conservadores pidieron ayuda para salvarla y la gran mayoría de los
mexicanos celebraron la intervención francesa, viendo a los franceses como un ejército libertador
que, representando a la raza latina en el Nuevo Mundo, contrarrestaba con los filibusteros e
invasores de siempre. ¿Cuál inmensa mayoría, quién la contó? Muy curioso el informe que el jefe
del ejército francés envió a su emperador, a fines de 1863:

¿Queréis conocer la verdadera condición del país? Pues aquí la tenéis en pocas palabras.
Dondequiera que ocupamos una plaza, rige la paz, y las poblaciones se declaran por la
intervención y la monarquía; en todas las demás partes imperan la guerra y el mutismo más
desalentador.

Como este testimonio, podríamos citar 100 (todos franceses), pero los descalificaría Sada
comopropaganda. Y luego, ¡el ejército francés libertador! ¡Por Dios! Este hombre no tiene idea de
lo que los franceses hacían entonces en Argelia o Indochina; ni de los planes de Napoleón III para
México.

Lo grave es que estas posiciones campean en numerosas páginas de Internet a las que
llegué googleandoEnrique Sada Sandoval, donde el señor es considerado autoridad. No sólo
páginas en las redes sociales, donde partiendo del odio histórico se promueve abiertamente el
odio de raza (sí, todavía), de clase, religioso y de género (el odio a feministas,
homosexuales, proabortistas yalborotadores), sino sitios web de asociaciones católicas
ultramontanas, monarquistas (¡sorpréndase, lector!) y abiertamente fascistas frente a las cuales el
Yunque se queda pálido. Descubrí una faceta de la realidad mexicana muy poco estimulante.

También podría gustarte