Está en la página 1de 21

LA REPÚBLICA RESTAURADA

La República Restaurada es el periodo que va desde el triunfo de los


liberales encabezados por Juárez sobre la intervención y el Imperio en
1867 y abarca los gobiernos de Benito Juárez (1867 a 1872) y de Sebastián
Lerdo de Tejada (1872 a 1876). La restauración republicana significó la
victoria de la Reforma y el inicio del México moderno, regido bajo los
postulados de la Constitución de 1857.

David Maciel nos comparte en su artículo “Cultura, ideología y política en


México, 1867-1876 que la República Restaurada representa una época de
transición en el proceso histórico de México. Con el triunfo de la república
sobre el imperio francés se alcanza un equilibrio en la política nacional que
subsiste cuarenta y cuatro años. Su logro principal fue desarrollar los
cimientos para la creación del estado mexicano moderno.
En las palabras del historiador José C. Valadés:
“Antes de Juárez, la idea de patria era nebulosa, y si bien es cierto que a
conjurar los peligros de una patria acudían los mexicanos que hacían
opinión, también es innegable que la mayoría de la población nacional se
excluía ella misma de las ideas patrióticas, lo cual no entrañaba desdén y
menos deslealtad. Advertía, eso sí, ignorancia, desintegración, incivilidad e
inacción molecular. Juárez y la política juarista atrajeron a una masa
abúlica, amorfa e insensible a la idea de patria”.
A diferencia de otros regímenes, los gobiernos de la República Restaurada
emplearían la cultura como parte íntegra de su plan político. Se fomentó
un movimiento cultural que abarcaría toda la producción cultural —las
letras, el arte, la música, la historia y los textos educativos.

Los factores que favorecían los orígenes y el impulso de la cultura oficial


fueron varios.
 Por primera vez desde el comienzo de la vida independiente de
México, hubo un período de relativa tranquilidad en el que se le
podía dar importancia y prioridad a la labor intelectual y
artística. Como acertadamente señaló el escritor Ignacio Manuel
Altamirano, “las dictaduras, las guerras de intervención y de
Reforma no habían dejado tiempo a los literatos de enfrentarse
a los problemas de su oficio, sobre todo si ellos precisamente
tomaban las armas, participaban en la política, gobernaban y
educaban al pueblo”
 Otro factor importante para el renacimiento cultural durante la
República Restaurada fue el genio de su propia generación. Don
Daniel Cosío Villegas asegura que esta generación fue el grupo
de ideólogos más brillantes, tenaces y desinteresados que se
haya conocido en México
 Un último factor importante para el desarrollo de la cultura
oficial fue el pleno apoyo del gobierno. En la tarea de reconstruir
al país, los gobiernos de la República Restaurada, los
intelectuales y los artistas cooperaron íntimamente. Los liberales
estaban conscientes de que, si bien habían logrado un triunfo
político, era indispensable fortalecerlo asegurando un cambio en
la conciencia de los ciudadanos.

EL MOVIMIENTO NACIONALISTA PARA LOS GOBIERNOS DE LA


REPÚBLICA RESTAURADA
La generación de la Reforma esperaba que la clase media fuese la futura
salvación del país y consciente de estos propósitos emprendió la tarea de
promover la cultura. La cultura oficial se manifestó durante la década de la
República Restaurada principalmente en la literatura, el arte y la
historiografía. Los intelectuales impulsarían un movimiento cultural
nacionalista con fines plenamente didácticos y políticos. La creación
artística no sería “arte por la belleza pura” sino el arte para el bien del
Estado y para fortalecer la cultura nacionalista.
Ignacio Manuel Altamirano funda la revista El Renacimiento, para captar
simbólicamente el espíritu que movía al momento histórico, asumió un
doble propósito: el de promover el desarrollo de las letras nacionales y el
de invitar la colaboración de escritores de toda ideología política y de
todos los estados de la república.
Ignacio Manuel Altamirano
El movimiento nacionalista fomenta también al desarrollo de la novela
costumbrista e histórica durante la República Restaurada.

El Renacimiento ayudó a definir la idea nacional y a unir a los escritores y


artistas de una sociedad fragmentada. Por medio de la revista Altamirano
y sus colaboradores mostraron un liberalismo que reflejó el equilibrio, la
escuela de modernización, la concordia de fuerzas, la tolerancia y el
cosmopolitismo.

La educación en el plan liberal de desarrollo, la educación era


fundamental. Los liberales están de acuerdo que una educación moderna y
nacionalista serviría para escalar el deseado cambio de conciencia
ideológica y cívica en los ciudadanos.
Juárez veía en la reforma educativa “el instrumento que sería menester
para terminar la era del desorden y la anarquía en que había caído la
nación mexicana.”
El arte fue otra herramienta de los gobiernos de la República Restaurada,
la creación artística misma evidencia un impulso nacionalista. El arte
adquiere nuevos valores y metas. Ya no se trata de estimular las artes sólo
por su valor estético, sino de subrayar lo necesario que son para fomentar
la nacionalidad y el bienestar general del país.
Si Ignacio Manuel Altamirano fue el impulsor del nacionalismo en las letras
y José María Velasco en el arte, Gabino Barreda lo fue en la educación
nacional. Barreda fue el educador más influyente durante la República
Restaurada. Su obra pedagógica refleja la preocupación de integrar una
ideología moderna —el positivismo— a la realidad mexicana y al servicio
del plan liberal de integración, patriotismo y progreso.
Ignacio Manuel Altamirano José María Velazco Gabino Barreda
EL GOBIERNO DE BENITO JUÁREZ 1867-1876
Después de restablecerse el orden constitucional, el gobierno
extraordinario de Juárez expidió el 14 de agosto de 1867 la convocatoria
para las elecciones de presidente de la República; presidente del Congreso
de la Unión y de la Suprema Corte de Justicia. Resultaron electos como
responsable del poder ejecutivo para el periodo 1867-71 Benito Juárez, y
Sebastián Lerdo de Tejada como vicepresidente y presidente de la
Suprema Corte de Justicia para el mismo periodo.
Benito Juárez García

David Maciel nos cuenta que el prestigio de Juárez era inmenso. Dentro y
fuera de México se elogiaba su valor, su perseverancia, su entereza,
manifestadas en la lucha contra el imperialismo francés.
Una de las medidas más importantes de Juárez en este periodo fue reducir
y organizar el enorme ejército con que se contaba en esos momentos (de
80,000 a 25,000 efectivos). Tal acción tenía por finalidad controlar
políticamente a los caudillos militares que habían surgido durante la
guerra de los tres años y la intervención, así como proporcionar a la
hacienda mayor presupuesto, puesto que no tendría que pagar los sueldos
de la milicia.
Juárez dictó la Ley de Instrucción Pública que regiría en el Distrito Federal
de 1867, afirmó, al decretar la ley, que la instrucción del pueblo “es el
modo más seguro y eficaz de moralizarlo y de establecer de una manera
sólida la libertad y el respeto a la Constitución y a las leyes”. No podía
estar más clara la importancia y el papel de la educación en la República
Restaurada.
La ley establecía que la educación primaria era obligatoria y gratuita, la
cual “será costeada por los fondos municipales y su número estará
relacionado con las necesidades de la población”.
Otras medidas del gobierno de Juárez fueron: realizar acciones para llevar
a cabo el programa de las Leyes de Reforma y de la Constitución de 1857;
expedir una ley de Instrucción Pública, con la cual cancelaba al clero el
monopolio de la educación de la niñez y de la juventud; fundó la Escuela
Nacional Preparatoria y estableció un programa para el mejoramiento de
la enseñanza profesional de la Medicina, Ingeniería y Leyes.
Con respecto al campo de la economía, el gobierno de Juárez comenzó a
pagar la deuda externa que se había contratado antes de 1858 y durante
su gobierno; para ello reinició la expropiación y la venta de los bienes del
clero así como de las corporaciones.
En 1871, al hablar en las sesiones del Congreso sugirió: “Las Leyes de
Reforma se elevarán al rango de leyes fundamentales, para dar de este
modo estabilidad a los grandes principios que el pueblo ha conquistado y
alejar así la posibilidad de que una ley secundaria venga a falsear en parte,
o a nulificar por completo, los efectos saludables de la Reforma”.
Ese mismo año, después de las elecciones federales de las que al parecer
no resultó triunfador Juárez, el Gral. Porfirio Díaz se levanta en armas
contra el gobierno de juarista mediante el Plan de la Noria, bajo el lema
Sufragio Efectivo no Reelección, movimiento que no tuvo éxito debido a la
muerte de Benito Juárez.
Juárez había gobernado ininterrumpidamente desde 1857 y, pese al
triunfo electoral, sus reformas propuestas en la convocatoria electoral no
gozaban de la aprobación general de los diputados, no pudo ver
incorporadas las Leyes de Reforma a la Constitución de 1857 debido a su
fallecimiento el 18 de julio de 1872.postergándose la integración del
Senado hasta 1874.
EL GOBIERNO DE SEBASTIÁN LERDO DE TEJADA
A la muerte de Juárez, asume la presidencia de la república el Presidente
de la Suprema Corte, Sebastián Lerdo de Tejada quien emprende dos
importantes reformas importante a la Constitución de 1857:

1. LEY DE ADICIONES Y REFORMAS, DE 25 DE SEPTIEMBRE DE 1873, que


estudiamos en la sesión 13.

2. Reforma del 13 de noviembre de 1874, a los artículos 51, 52, 57–62, 64-
67, 69-74 y 103-105, que establecían:
a. Que el Congreso de la Unión estaría integrado por dos cámaras,la
Cámara de Diputados y la Cámara de Senadores.
b. El proceso para la elección de los diputados y senadores.
c. Las facultades del Congreso de la Unión, de la Cámara de Diputados y
del Senado, así como de la Comisión Permanente.
d. El proceso legislativo.
e. El fuero constitucional para legisladores.
f. La responsabilidad de servidores públicos y
g. El juicio de desafuero y el juicio político.

A continuación podrás leer algunos fragmentos de la reforma, que podrás


consultar íntegra en este enlace:
REFORMA DEL 13 DE NOVIEMBRE DE 1874, A LOS ARTÍCULOS 51, 52,
57?62, 64-67, 69-74 Y 103-105 opens in new window
El gobierno de Lerdo fue más radical que el de Juárez, expulsó a las
Hermanas de la Caridad a pesar de su labor fundamental en la atención
hospitalaria. Por su actitud anticlerical fue objeto de ataques y rebeliones
populares, a las que se sumaron los Yakis de Cajeme, Manuel Lozada y el
Gran Círculo de Obreros de México, con motivo de las huelgas textiles y
mineras, y con los intereses comerciales, al negarse a otorgar una
concesión para construir un ferrocarril que uniera a México con Estados
Unidos, a pesar de haber inaugurado el ferrocarril Veracruz-México en
1873.
La sucesión presidencial se volvió objeto de discordia, pues aspiraba
reelegirse, pero Porfirio Díaz se pronunción en el Plan de Tuxtepec en el
que acusaba a Lerdo de “violar la constitución”. El resultado de las
elecciones de 1876 favorecieron a Lerdo pero fueron declaradas
fraudulentas por el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, José María Iglesias quien inició una revuelta en Salamanca, esta
rebelión fortaleció el movimiento de Tuxtepec encabezado por Díaz quien
el 11 de noviembre vence al ejército federal y Lerdo escapa, asumiendo
provisionalmente la presidencia de la república José María Iglesias y
después Porfirio Díaz.

EL PODER JUDICIAL EN EL SIGLO XIX


En esta sección tomaremos para nuestro estudio los textos del artículo de
Abel Villicaña Estrada, “El federalismo judicial en México”
“En lo que a la administración de justicia toca, sabemos que el Acta
Constitutiva de la Federación y la propia Constitución Federal, ambas de
1824, consagraron las bases de un sistema jurisdiccional paralelo; un
sistema en que la distribución de las respectivas competencias entre los
tribunales federales y los locales seguía la misma estructura federal
estipulada para la coexistencia de una legislación nacional también
paralela. Esto es, en su aspecto más elemental, habría tribunales federales
para el conocimiento de la aplicación de las normas de dicha esfera, y
tribunales locales para conocer de la aplicación de estas últimas;
entendiéndose que las normas federales y en particular las
constitucionales regirían en todos los estados y territorios del país y sobre
todas las autoridades. En este sentido, pueden reconocerse diversos
artículos en ambos documentos históricos como fundadores del
federalismo judicial.
Tratándose del Acta Constitutiva destacan los artículos 18 y el 23, que al
efecto estatuían:
Artículo 18. Todo hombre que habite en el territorio de la federación,
tiene derecho a que se le administre pronta, completa e imparcialmente
justicia; y con ese objeto la federación deposita el ejercicio del poder
judicial en una Corte Suprema de Justicia, y en los tribunales que se
establecerán en cada Estado; reservándose demarcar en la Constitución
las facultades de esta Suprema Corte.
Artículo 23. El Poder Judicial de cada estado se ejercerá por los tribunales
que establezca su Constitución.
Por su parte, del texto de la Constitución Federal de 1824 sobresale, entre
otros, su dispositivo 160, que a la letra ordenaba:
Artículo 160. El Poder Judicial de cada estado se ejercerá por los tribunales
que establezca o designe la Constitución; y todas las causas civiles o
criminales que pertenezcan al conocimiento de estos tribunales, serán
fenecidas en ellos hasta su última instancia y ejecución de la última
sentencia.
Sin embargo, la observancia del federalismo judicial —al igual que el
federalismo todo— se vio refrenada por el surgimiento de los
intermitentes gobiernos centralistas, como los muchos de Antonio López
de Santa Anna y sus intermedios, que impusieron sus propias leyes y
constituciones más o menos efímeras; dándose incluso el caso, tiempo
después, de que el país tuviera dos gobiernos nacionales simultáneos
durante la época del presidente Juárez.
La misma instauración del amparo mexicano en el Acta de Reformas
Constitucionales de 1847 —que restableció el orden federal de la nación—
, así como sus primeras leyes reglamentarias de 18613 y 1869,4 no
perturbaron el desempeño de los tribunales locales, al no incorporar la
figura del amparo casacionista.
Al respecto, la Ley de Amparo de 1861, al tocar el punto relativo a los
tribunales locales en su artículo 33, se limitaba a decir:
Los jueces de cada estado se arreglarán a dicha Constitución, leyes y
tratados, a pesar de las disposiciones en contrario que pueda haber en las
Constituciones o leyes de los estados.
Por su parte, la Ley de Amparo del 20 de enero de 1869, fue incluso más
allá, pues su artículo 8o. tajantemente establecía:
No es admisible el recurso de amparo en negocios judiciales.
De este modo, no fue la legislación, sino un criterio de la Suprema Corte
de Justicia, la que pasó a modificar el modo en que funcionaba ese
federalismo judicial, al establecer la inconstitucionalidad del mencionado
artículo 8o. de la Ley de 1869.
La trascendencia de la referida interpretación de la Suprema Corte, se
tradujo en el nacimiento de una nueva modalidad del juicio de garantías
conocida comúnmente como, “Amparo Judicial”, “Amparo Casación” o “de
Legalidad”. Sin ahondar en la propiedad o impropiedad de dichos
términos, lo cierto es que se entendió que la Corte debía ejercer sobre las
sentencias de todos los tribunales del país un denominado “control de
legalidad”; revisándose si los jueces, al dictar sus sentencias, habían
interpretado y aplicado correctamente sus leyes.
Continuando con la historia, no es sino hasta la Ley de Amparo de 1882 —
la misma en que se crea la jurisprudencia federal—, cuando finalmente se
plasma en forma expresa el nuevo tipo de amparo en el texto de la ley,
como lo ejemplifican su artículo 1o., fracción I, y el artículo 6o. de dicho
Código Reglamentario. Así, el primero de ellos a la letra decía:
Artículo 1o. Los Tribunales de la Federación resolverán toda controversia
que se suscite: …I. Por leyes o actos de cualquiera autoridad que violen
garantías individuales .
El restablecimiento del federalismo judicial significa:
 El restablecimiento de la respetabilidad de los poderes judiciales
de los estados, tampoco es solamente la restitución de las
soberanías de las entidades; es
 El restablecimiento del federalismo mexicano, y el reencuentro
con los principios originalmente pactados al momento de
unirnos en una federación.
 Es el retorno a la coherencia entre nuestras leyes mismas, y de
éstas con la ciencia del derecho, cuyos preceptos y postulados,
respectivamente, caen en franca contradicción con nuestro
actual sistema de justicia.

También podría gustarte