Está en la página 1de 10
pregond’ta reaceién, Para mi, la lucha por la actualizacién del suefio, de la utopia de la critica, de la esperanza es la lucha por el rechazo de la negacion del suefio y de la esperanza que se funda en la justa aversion y en la accién politico-ética eficaz. i No puedo aceptat en silencio y con “buen comportamien- to” que mil millones de desempleados con los que se cierra el siglo se consideren una pura fatalidad de este momento. Nin- guna realidad social, histérica, econémica es asf porque est escrito que asi'sea, En cuanto presencia en la historia y en el mundo, hicho esperanzadamente por el suefo, por la utopia, por la espe- ranza, en la perspectiva de una pedagagla critica. Y ésta no es una lucha frivala, SAo Paulo, 9 de diciambre de 1896 Denuncia, anuncio, profecia, utopia y suefio! No hay posibilidad de que pensemdos en un mafiana, mas préximo o mas remoto, sin que nos encontremos en un pro- ceso permanente de ‘emersién" del hoy, “mojados” por el tiempo en que vivimos, tocados por sus desafios. estimula- dos por sus problemas, inseguros ante la insensatez que anuncia desastres, arrebatadas de justia rabia ante las pro- fundas' injusticias que expresan, en niveles que causan asorbro, la capacidad humana de transgresién de la ética. 0 también, alentados por los testimonios de amor gratuito a fa vida, que fertalecen en nosotros la necesaria pera, a veces, debilitada esperanza. La misma ética del mercada, bajo cuyo imperio vivimos de forma tan draméatica en este tin de siglo, es, en sf, una de las afrentosas transgresiones de la ética universal del ser humano. Perversa, por su propia naturaleza, ningtin estuarze dirigida a dismninuir o amenazar su maldad la alcanza. No soporta mejoras. En el momento en que 6 tem- plara su frialdad o su indiferencia por Jos intereses humanos + Publicada en: A. PaZzziAnoTo y cols, (1997): O livre da protegia; o Brasil no Tereer Miénio, Brasilia: Senado Federal (Col. Senado, vol. 1). Meee ee ee eee ee tee tse at eres eee ee amar, de estudiar, de feet el mundo y la palabra, de superar el miedo, de creer, de descansar. de sofiar, de hacer cosas, de preguntar, de escoger, de decir no, en la hora apropiada, en la perspectiva de un permanente sf ata vida, ya no seria una ética det mercado, ética de lucro, a cuyos intereses debemos someternos mujeres y hombres, de formas contra: dictoriamente diferentes: las ricos y dominantes, gozanda; los pobres y somatidos, sutriendo. Asi, pensar en el mafiana es hacer profecta, pero el pro- fata ne es un viejo de barbas largas y blancas, de ajos abier- jos y vivos, de cayado en la mane, poco preocupado por us vestidos, qua discursea con palabras alucinadas. Por el can- trario, profeta es el que —fundado en lo que vive, en lo que ve, en la que escucha, en lo que percibe, en Io que entiende, a ralz del ejercicio de su curiosidad epistemolégica, atento a las sehales que procusa comprender, apoyado en la lectura del mundo y de las palabras, antiguas y nuevas, tomada como base de cuanto y como se expone, convirtiéndose asi, cada vez mas,-en una presencia ert el munde, a la altura de gu tiempo habla casi adivinando, intuyendo, en realidad, !o que puede ccurrir en ésta 0 aqueila dimension de la expe- riencia histérico-social. Por otra parte, cuanto mas se acele- ran los avances tecnolagicos y la clencla esclarece las razo- nes de viejos ¢ insondables asombros NUeStlos, tanto teriar es la provincia histérica objeto del pensamiento profético, No crea en la posibilidad de un NOSTRADAMUS actual, jt La exigencia fundamental a la que debe atender ef pen- i samiento profético, y a la que me referf al comienzo de estas . reflexiones, es la de que se constituya en la intimidad de! hoy a partir de! cual trate de ejercerse. Y de este hey forma parte la mayor o menor intensidacl con que se vienen dando los avances: tecnolagices y el des- cubrimiento cientifica del mundo. También forma parte deun pensamiento de ese tipo la comprensién de la naturaleza humana que tenga el sujeto que profetiza. & esitiones Morata. Sb asa geek fee Wise elke vivida, e! pansamiento profético, que es también utépico, implica la denuncia de como estamos vivienda y #l anuricio de o6mo podriamos vivir. Por eso mismo, es un pensamienta esperanzador. En este sentido, tal como lo entiendo, el pen- samiento profético no habla apenas de lo que pueda.ocurrir, sino que, hablando de cémo esta siando la realidad, denun- ciéndola, anuncia un mundo, mejor. Para mi, uno de los “aspectos bellos del anuncio profético es que no anuncia lo que necesariamente haya de ocurrir, sino de fo que pueda a no ocurrir. Ei suyo no es un anuncic fatalista ni determinista. En fa profecia real, el futuro no 98 inexorable, es prablemati- co. Hay distintas posibilidades de future. Insisto de nueva en que no es posible el anuncio sin denunela ni ambos sin al en- sayo de una cierta postura ante lo que est 0 va siendo elser humano. Greo que lo importante es que este ensayo se haga en torno a una ontologia social ¢ histérica. Una ontolagia que, aseptande o posiulanda la naturaleza humana como necesaria ¢ inevitable, no la entiende como un a priori de la historia. La naturaleza humana se constituye social e histdrl- . camente. En realidad, al discurse profético no puede faitarie la di- mensién de denuncia, lo que lo reduciria al discurso de la gitana 9 del cartomdntico. Partionde del andlisis critica del preseiite y denunciands lao tranegrociones do los valores humanos, el discurse profético anuncia lo que pueda ocurrir, tanto lo que pueda ocurrir si se rectifican las paliticas denun- ciadas coma lo que pueda suceder si, por el contrario, sé mantienen tales politicas. _| En contra de cualquier tipo de fatalismno, el discursa pro- fético insiste en el derecho que tiene el ser humane de com- parecer ante la historia no sdlo como objeto suyo, sino tam- bién como sujeto. El ser humano es, naturalmente, un ser que interviene en el mundo, en la medida en que hace la his- foria, Por eso, en ella debe dejar sus huellas de sujeto y no simples. vestigios de objeto. © Eniciones Movata, SL. — 132 Pedagonle ds ta indignacién Inacabado, como toco ser vivo —la incanclusién forma parte de la experiencia vita, ol ser humano se hizo, de tocos modos, capaz de reconocerse como tal. La conacien: cia del inacabamiento le incluye en un movimiento perma- nente de busqueda que se une, necesarlaments, con la capacidad ce intervenir en el munca, meto soporte para los clros animates, Solo el ser inacabado, pero que llega a sa- berse inacabaco, hace la historia en la que socialmente se hace y rehace. Sin embargo, el ser inacabado que no se sabe tal, que apenas entra en contacto con su soporte, tiene historia, pero no la hace. El ser humano, que, haciendo his- toria, se hace en ella, no aélo cuenta la suya, sino también je de quienes sdlo la tienen. Una de las diferencias fundamentales entre el ser que interviene en el mundo y el que se limita a moverse sobre su soporte es que, mientras que el segunda se adapta o se aco- moda al soporte, @! primera sélo tiene en la adaptacién un momenta def proveso de su busqueda permanente de su insercién en el mundo. Adaptandose @ la realidad objetiva, e! ser humano se prepara pata transformavia. En al fondo, esta “yocacién” pata e cambio, pata la intervencién en el mundo, caracteriza al sor humano come proyecto, del misma modo que su intervencién en ol mundo envualve una curiosidad en constante disponibilidad para aleanzar, porfeccionandese, la raz6n de sor de las cosas. Esta voraci6n paral intervencion exige un Cievto saber del contexto con el que se rataciona el ser al relacionarse con los otros seres humanas y con ef que no s6 limita a entrar en contacto, como hacen |os otros ani- males con su soporte, También exige objetivos, como una determinada manera de intervenir 0 de actuar que supone otra préctiea, la de evaluar la intervencién. Seria una contradiccién que ol sor humano, histérico, inconcluse y consciente de la inconclusi6n, no s@ convirtiase en un ser de busqueda Ahi radican, per una parte, su edu cabilidad y, por oira, la esperanza come estado de espiritu que le es natural, Toda blsqueda genera fa esperanza de © eeicanea Norte, 6 L, , Denuncia anunco, profecia,utepla y SuBKo 19 hallar y nadie esta esperanzado por terauecad. También por @80, la educacién es permanente. Como no se da an ef vacio, sino en un espacio-tiempo o en Ln tiempo que Implica espa- cio y en un espacio temporalizado, ‘a educacién, aunque fendémeno humana universal, varia de un espacio-tiempo @ iro. La educacién tiene historicidad, Lo que se hacia en la Grecia antigua no es exactamente lo mismo que se hacia en la oma también antigua. Asf, tampaco podsta haberse repe- tido en el mediavo eurapeo le que se hizo con la aroté heroi- a en la antigua Grecia. Dsl memo modo, en la postmoder- nidad, tocada a cada instante por los avances tecnolégicos, se hacen necesarias, indispensables y urgemtas nuevas pro- puestas pedagdgicas. En la era de Ja informatica no pode- mos seguir parados, estancados en el discurso verbalista, sanoro, qué hace et perfil del objeto para que sea aprendido por el alumno sin que haya sido aprahendido por él. Una de las cosas mas signficativas de que nos hacemos capaces las mujeres y los hombres en el tranacurse de la larga histo- ria que, hecha por nosotros, a nosotros nos hace y rehace, es la posibilidad que tenames da reinventer el mundo y no. s6lo de repetilo 0 reproducrrio. El pajaro hornero hace el mismo nido con la misma perteccion de siempre. Su “ingenio” al hacer el nido se encuentra en ia especie y no en ei horne- ro individual y ennarmta, més o menos enamorado de su pareja. Enire nosotras, mujeres y hombres, no es as’. El pun- to de decisién de lo ue hacemos se desplazé de la especie alos individuos y nosotros, individuos, estarnos siendo lo que heredamos genética y culluralmente. Nos convertimos en sees candicionasos y no determinados. Precisamonte por- ‘que somos condicionades y no determinados somos seres de decisi6n y de apertura de nuevos caminos, y la rasponsa- bilidad se transformé en una exigencia fundamental de la lipertad. Si fuésemos determinacos, por io que fuera, la raza, la cultura, la clase soclal, et género, no tendifamos como hablar en libertad. decisién, étice, responsabliidad. No seria- fei et. SL Pat ot 134 Pedagagia de la indignaclon educables porque, al lado de la constatacion de experiencias negadoras de Ia libertad, veriticamos también que es posible la lucha por la libertad y por la autonomia contra la opresién y fa arbitrariedad. La posibilidad de ir mas alld de los factores determinan- tes, de superarlos, nos transformé en seres condicionados, y sélo se va mas alld de los factores determinantes (la que los transforma en factores condicionantes), si se adquiere la conclencia de ellos y de su fuerza, aunque esto no sea sufi- ciente, No tendriames forma de hablar on libertad sin la cons- ciencia de fa determinacién que, de ese modo, se convierte an condisionamianto. Crea que éste es uno de las principios de la eficacia de la psicoterapia. No olvidernos que, anutando la importancia de la-cons- ciencia o de la subjetividad en la historia, reducida entonces fa consciencia a puro reflejo de la matorialidad, las concep- ciones mecanicistas de la historia y de la consciencia se con- cretan en funciones inviabilizadoras de la educacion. Decre- tan la inexorabilidad del futuro, que supone necesariamente la muerte del suefio y de la utepia, La educacién se convier- te en entrenamiento, casi adiestramiento, en el uso de las ‘técnicas. Al hacernos capaces de entender el mundo, de comuriicar lo entendido, de observar, de comparar, de decidir, de abrir nuevos caminos, de escoger, de vatorar, nos hicimos seras éti- G0s, y por eso, también, capaces de transgredir {a ética. En tea- lidad, sélo el ser que moraliza puede negar la ética. Por eso, una de nuestras luchas fundamentales es ta de la preservacion dela ética, es la de su defensa contra la posibilidad de su trans- region. Por esa también, es la lucha contra las conaepciones y las practicas mecanicistas que reducen la importancia de nuestro papel en el mundo, y debemos entregarnos con la cla- tidad filosdfica indispensable a fa practica politica de quien se sabe més, mucho mas, que simple peén en el juego de unas feglas ya hechas. 1 4 © Etioionos Moraia, 5. =. Danuncia, anuncio, utopia y sueho: 198 Me gustarfa comenzar el andlisis de algunos de los desa- flos que nas instigan hoy y que se prologaran en los comien- 208 del siglo xxi por la reflexién en torno a esta dimensién de nuestra presencia politica y humana en el mundo. Un analisis en el que, alguna que otra vez, volveré sobre algun punto ya tocado, aunque espero no cansar al lector. El orden en el que hablaré de estos desaffos no indica la mayor o menor importanicia de cada uno de ellos. No es sino @l orden en que me van llegando 0 eri el que yo vaya acer- candome a ellos. La negacion actual def suefio y de ta utopia y Ja lucha por ellos, ahora y en el comienzo del siglo xxi Una de las connotaciones fuertes del discurso neoliberal y de sU practica educativa en Brasil y fuera de él viene sien- do el rechazo sistematico del suefio y de la utopia, to que Saciifica necesariamente la esperanza. La propalada muerte del suefio y la utopia, que amenaza la vida de la esperanza, termina por despolitizar la practica educativa, hiriends a la misma naturaleza humana. La muerte del suefo y de la utopia, prolongacién consi- guiente a la muerte de la historia, supone lainmovilizacién de lafiisioria en la reduccién del futuro a la permanencia del * presente. El presente “victorioso” del neoliberalismo es el futuro al que nos adaptaremos. Al mismo tiempo que este discurso habla de la muerte del suefio y de la utopia y des- problematiza el futuro, se afirma como un discurso fatalista. “El desempleo en el mundo es una fatalidad del fin del siglo’. “Es una pena que haya tanta miseria en Brasil. Pero la reali- dad es como es. {Qué le vamos a hacer?” Ninguna realidad es asi porque asi tenga que ser. Esta siendo asl porque los fuertes intereses de quien tiene poder la’hacen asi © éieiones Morata, 8. sii: 198 Pedagogla de la indignacian No basta con reconooer que el sistema actual no incluye a todos. A causa de esta raconocimiento, es necesario luchar contra él y no asumir la pastura fatalista forjada por. el misma sistema y de acuerdo con la que “no hay nada que hacer; la realidad es como es". Si el suefio muere y la utopia también, |a practica educa- tiva deja de tener que ver con fa denuncia de la realidad mal- vada y el anuncio de una realidad menos desagradable,, mas. humana, A la educacién, como practica rigurosamente prag- matica —no en el sentido deweyano—, le corresponde entre- nar a los educandos en el uso de técnicas y principios cienti- ficos. Entrenarlos, nada mas. El pragmatismo neoliberal no tiene nada que ver con la formacién, En este. sentido, se ha pregonada, también ideolégica- mente, que la pedagogia critica ya pas6; que el esfuerzo de concienciacién es una antigualla suburbana. Sin suefio y sin utopia, sin danuncia y sin anuncio, sdio queda el entrena- miento técnico al que se reduce la educacion. En nombre de !a naturaleza humana, de la que tanto he hablado, me rebelo contra ese “pragmatismo” despreciativo, y afirmo una practica educativa que, coherente con el ser qua estamos siendo, desafia nuestra curlosidad critica y estimula nuestro papel de sujetos de canocimianto y la reinvencién del mundo. A mi entender, ésta es la practica educativa que exigen los avances tecnolégicos que caracterizan nuestro tiempo, Al despolitizar la educacién y teducirla al terreno de las destrezas, la ideologia y la politica neolinerales terminan por generar una practica educativa que contradice u obstaculiza una de las exigencias fundamentales del misma avance tec- ndlégico, la de preparar a sujetos criticos capaces de .res- ponder con presteza y eficacia a desatios inesperados: y diversificades, En realidad, el entrenamiento astricto, tecni- cista, habilita al educando para repetir determinados com- portamientos. Sin embargo, nesesitamos algo mas que esto Necesitamos un saber técnico real, con el que responder a los desafias tecnolégicos. Un saber que se sabe componien- © Ediclones Morsta, 8. L. Denyneia, anuncio, protec Utopia y suse 437 do un universo mayor de saberes, Saber que no censura las Preguntas legitimas que se hagan en torno a él: en beneficio de qué o de quién; contra qué o contra quién se utiliza. Saber que No se reconoce indiferente a la ética y aia politica, pero no ala ética del mercads ni a la politica de esta’ética, Lo que necesitamos es la capacidad de ir mas alté'de los comporta- mientos espetades, es cantar con la curiosidad critica del sujeto sin la cual se dificultan la Invencién y 'a reinvencion de {as cosas. Lo que necesitamos es el desafla a la capacidad creadora y a la curiosidad que nos oaracterizan como seres humanos y no abandonarlas a su suerte o casi, 0, peor ain, dificultar su ejercicio o atrofiarlas can una practica educativa que las inhiba. En este sentido, el ideal para una opcién poll- tica conservadora es la practica educativa que, “entrenando” todo lo posible la curiosidad del educando en ¢l dominio téc nico, deje en la maxima ingenuidad posible su consciencia en cuanto a su forma.de estar siendo en la pois: eficacia técni- ca, ineficacia ciudadana; eficacia técnica e ineficacia ciuda- dana al servicio de la minoria dominante. La historia como determinacidn, el futuro como un dato inexorable trente a la historia como posibilidad, ef futuro problematizado Para nosotros, mujeres y hombres, estar en el mundo sig- nifica estar con él y con los otros, actuando, hablands, pen- sando, fetlexionando, meditando, buscando, entendiendo, comunicando lo enfendido, softando y refiriéndose siempre a un mafiana, comparando, valorando, decidiendo, transgre- diendo principios, encarnandolos, abriendo nuevas caminos, Optanda, creyendo 0 cerrados a las creencias, Lo que no es posible es estar en el mundo, con el mundo y con los otros, indiferentes a una cierta comprangién de por qué hacemos lo que hacemos, de a favor de qué y de quién hacemos, de con- ‘ © Ediciones Morata. 8.1. te 198 Padagogia de Ix indignacion tra qué y contra quién hacemas lo que hacemos. Lo. que no 06 posible es astar en el mundo, con el mundo y con los otros sin panticipar de una cierta comprensién de nuestra propia presencia en e| mundo. Es decir, sin una clerta inteligencia de la historia y de nuasiro papel en ella: ‘Alaluz de cémo venimos experimentandonos hoy —mar- cados por una comprensién preponderantemente ingenua de la historia y de nuestros movimientos en su seno, cuyo prin- cipic fundamental es el destino o la suerte; o sometidos ala ideologfa no menos fatatista incrustada en el discurso neoll- beral, de acuerdo con la cual cambiar es siempre dificil, casi imposible, si el cambio va en beneticic de fos pobres, porque la realidad es como es~~ estoy seguro de que, en una pers- pectiva demacrética y coherente con la naturaleza humana, al empefio que tenemos que vivir con intensidad debe ira favor de una concepcién de fa histaria como posibilidad. En la historia como posibilidad no ha lugar para un futuro inexora- ble. Por et contrario, dste siempre es problematico. Destaquemos que la comprension de la historia como posibilidad supone recanocer 0 constatar la Importancia de la consciencia en el proceso de conocer, de intervenir en el mundd. La historia camo tiempo de pasibitidad presupone la Gapacidad del ser humano de obcorvar, de conocer, de cam- parar, de evaluar, de decidir, de abrir nuevos caminos, de ser responsable; de ser ético, asi como de transgredir la misma ética. No es posible educar para la democracia, para la liber- tad, para la responsablidad ética en la porspectiva de una concepcién determinista de la historia. Por otra parte, no 4s posible educar para la demecracia ni experimentarla sin el ejercicio critic de reconacer el sentido real de tas acciones, de las propuestas, de los proyectos, sin una Indagacién en torno a la posibilidad comprobable de la realizacién de las promesas hechas sin preguntarse por la importancia real que tenga la obra anunciada o prometida para la poblacién, tanto en cuanto tatalidad como para secto- tes sociales de la poblacion. © Esiciones Morena SL ‘Senuneia, anuncio, profacta,urapia y suanig 139 _En titimo término, «a favor de qué proyecto de ciudad tra- baja ésta 0 aquella obra? ZEs dste un proyecto moderniza~ dor que excluye, mas que incluirlos, alos sectores desvalidos: de la poblacién? jEs un proyecto que, aunque necesario para la ciudad, no se considera como prioridad urgente ante la indigencla en que se hallan diversas areas sociales de ja ciudad? Es el caso, por ejemplo, de un tunel que vaya a cons- truirse para enlazar un barrio rico y hermosa con otro barrio igualmente bonito y bien tratado. Pero, gqué hacer con las zonas periféricas de la misma ciudad, carentes de alcantarl- llado, de agua, de plazas, de transporte, de escuelas? Los partidos progresistas no pueden callarse ante este, Los par- tidos prograsistas no pueden enmulecer, renunciando a su obligacién de decir la palabra utépica, la palabra que denun- clay anuncia, ¥ no porque tengan una rabia incontenida con- tra los llamados bien nacidos, sino porque la lucha contra las infusticias forma parte de su propia naturaleza. El debate en tarno a fo que represente de injusto cierta ‘politica del hacer” es tan necesariamente ideolégico como la practica de hacer cosas. Ningdn administrador esta inconta- minado por preferencias ideolégicas y politicas ni se compor- ta angelicalmente bien cuando prefiere construir un tunel que enlace un bartia rico de su ciudad, con etre cle! mismo estilo, en lugar, por efempio, de un parque con Arboles y acogedor o ura escuela en una zona periférica de la ciudad. No me con- vencen los analisis politicos que afirman el cambio de com- partamiento politico de las clases populares o de los electores en general, rechazando, dicen, los bla-bla-blas ideolégicos y apoyanda fas politicas de hacer casas. En primer lugar, el tipo de andlisis ideolégice y politico al que me referi antes debe continuar. Por ejemplo, gpuede haber un discurso mas ideo- logice que el de cierto hombre ptiblico que, sin ninguna inde- cisién, declaré: “Hago obras en las zonas de la ciudad que pagan impuestos", come, si las poblaciones discriminadas de la pertteria no pagasen impuestos y los. poderes publicos debieran castigarlas por set pobres y desagradables. ® Ediciaras Morale, $ apc 140 Pedagogta de ta indigeiaolin Mi postura es la siguiente: aunque se comprobaia esta modificacién del comportamiento politico, la postura politico- pedagégica de los partidos progresistas deberia insistir en el andlisis de a quién sirven mas las abras de quienes se basan su propaganda en lo que hacen, El hecho de hacer no exine de hacer el andlisis critico de qué se hace. por qué se hace, para quién, a favor de quién, por cuanto, etc. La cuestin fundamen- tal en la practica politica no es simplemente hacer cosas, sino en beneficio de qué y de quién se hacén cosas, lo que, en cier- 10 semtido, implica en contra de quién se hacen las cosas. Come no es posible separar la politica de la educacién, el acto politico es pedagégico y of pedagégice es politico, los partidos progresistas, interesados por destapar las verdades, fionen que arriesgarse, hasta de forma quijotesca, en el esclarecimianto de que ningiin tinel, ningtn viaducto, ningu- na alameda, ninguna plaza se explican par si mismas ni de por si. En cuanto experiencia pedagdgica, el acto politico no puede reducirse 4 un proceso ultilitario, interesado, inmédia- tista. A veces, es preferible perder unas elecciones pero seguir fiel a unos principios fundamentals y coherentes con los suefios proclamados. Lo que necesitan los partidos progresistas, en lugar de afehivar Su tated ul6plca de discullr esperanzadamente la raz6n de ser de las cosas, es aprender con el mismo pueblo la mejor manera de comunicarse con él, cdmo comunicarle mejor la. interpretacion que hacen o que estan haciendo de su tiempo y de su, espacio. ‘Como ecucador progresista, no puedo perderme en dis- curses descontextualizados, agresivos, inoperantes, autorita- rigs y elitistas, ni tampoco acomodarme a ciertas apreciacio- nes populares indiscutiblemente equivacadas, como: “toba pero hace”. Tampoce puedo pensar que el pueblo es ingrata porque no votara lo que me parecia mejor ni afirmar o aplau- dir su acierto, tomandole come modelo de mi ratificacién poli- Yico-ideolégica. Respeto al pueblo en su opoidn, pero conti- nie en mi lucha contra la falsificacién de la verdad iy ihe il te 4 Danunefa, anunolo, protec pia y uote i41 Considerar ¢t anélisis de la politica de hacer cosas —vi ductos, tlineles, avenidas— y la indagacién de a favor de qué y de quién, contra qué y contra quién se hacen las cosas como bla-bla-bias inoperantes e izquierdistas tiene ef mismo caracter idealdgico del discurso neoliberal que, negando el Suefio y la ulopia y despolitizando la educacion, la reduce a puro entrenamisnto tecnicista, __ Para mi, aunque hay se pregone que la educacién ya no tiene nada quo vor con ef suafio, sino con el entrenamiento técnico de los educandos, sigue en pie la necesidad de que insistamos en los suefios y en la utopia. Las mujeres y los hombres nos transformamas en algo mds. que simples apa- ratos para ser entrenados 0 adiestrados, nos convertimos en seres de opcién, de decisién, de intervencién en el mundo, se- res de responsabilidad. ‘ Etica de mercado frente a ética universal del ser humano Valemos tanto como sea 0 pueda ser nuestro poder ad- quisitivo. Tanto menos poder adquisitive, cuanta menos po- dor ¢ crédito tanga nuestra palabra. Las leyes det mercado bajo cuyo imperio nos hallamos establecen, con rigor, al luero como su objetivo principal e irrecusable. y el lucro sin limites, sin condiciones restrictivas a su consecucién. El Unico frena al lucro es el lucro misrno o el miedo a perderlo. Los participantes en el mercado financiero internacional podrian considerar, como minima, ridiculo, por absolutamen- te ininteligible, un discurso que les hablase de los riesgos a los que expone su especulacién desentrenada a las econo- mfas desarmadas o menos protegidas. Menos inteligille aun seria el discurso si su sujeto se extendiese en consideracio- nes que, sobrepasande {a estricta y perversa ética del mer- eado y del lucro, hablasen en defensa de la ética universal del ser humana. © Ediciones Meveta, $.L, a 442 Pedagogia da la indignacién Si el discurso humanista provocara alguna respuesta seria en torne a la existoncia concreta 0 no de una ética asi. Consi- derarian al sujete del discurso come un roméntico, visionario, ideatista, no canforme con ai rigor de la objetividad. De hecho, el discurso fatalista que dice: “La realidad es como es, {qué le vamos a hacer?”, decretando la impotencia humana, nos sugiere paciencia y astucia para acomiodarnos mejor ala vida como realidad intocable. En el fondo, es eldis- curso de la comprensién de la historia come determinacion. La globalizaci6n, tal como esta, es inexorable. Contra ella, no hay nada que hacer, salvo esperar, de forma casi magica, que la demoaracia, que aquélla va atruinando, se rehaga 2 tiempo de detener su accién destructora, Sin embargo, en realidad, ta iucha en favor de los faméli- cos y destrozades habitantes del nordests, no sdlo victimas de las sequias, sino, sobre tado, de la maldad, de la gula, de la insensatez de los poderosos, forma parte del dominio de la ética universal del ser humano tanto coma la lucha en favor de los derechos humanos, dondequiera que se entable, dal derecho de ir y venir, del derecho de comer, de vestir, de hablar, de amar, de escoger, de estudiar, de trabajar; del derecho de creer y de no creer, del derecho ala seguridad y ala paz. ‘Una de las certezas que abrigo hoy dia s que, si, de ver- dad, queremos superar los desequilibrias entre narte y sur, entre poder y tragllidad, entre economias fuertes y econo- mias débiles, no podemos prescindit de la ética, pero, evi- dentemente, no de la ética del mercado, Para la busqueda de una tal superacién, amplia y profun- da, nocesitamos otros valores que no se gestan en las estructuras forjadoras det lucro sin freno, de la visién indivi- dualista del mundo, del sdlvese quien pueda. La cuestién que se plantea, en una perspectiva que no sea, por una parle, idealista y, por otra, mecanicista, es cémo vivir y experimen- tar, por ejemplo, la solidaridad, sin la que no se supera al luero sin control, que solo depende del miedo a perderlo, © Beielones Morata 6. J Denuncia, anuncio, protacia, utopia y suenio 143, Rechazo, como pura idaologia, la afirmacién, tantas ve- ces criticada ent este texto, de que la miseria es una fatalidad del fin de siglo, La miseria en la opulencia es la expresion de ja maldad de una economia construida de acuerdo con la ét ca del mercado, del todo vale, del salvese quien pueda, de cada uno por su cuenta. iMil millones de desempleados en el mundo, segtin la Organizacié6n internacional del Trabajo, es mucha fatalidad! Si el mundo aspira a algo diferente, como, por ejempio, entregarse a la hazafia de vivir en una provincia de la histo- ria menos desagradable, mas plenamente humana, en la que ja alegria de vivir no sea una frase hecha, no hay otro cami- no que no sea fa reinvencién de si misrno, que pasa por la necesaria superacién de la economia de mercado. La cuestidn de fa violencia La cuestién de la violencia, no sélo fisica, directa, sino subrepticia, simbdlica, violencia y hambre, violencia ¢ intere- ses econdmicos de las grandes patencias, violencia y reli- gién, violencia. y politica, violencia y racismo, violencia y saviemn, violencia y clases social La lucha por fa paz, que no signitica la lucha por la aboli- cidn ni siquiora por la negacién de los conflictos, sino por la confrontaci6n justa, critica de los mismos y la busqueda de soluciones correctas'para ellos, es una exigencia imperiosa de nuastra época, Sin embargo, {a paz no precede [a Justicia. Por eso, {a mejor manera de hablar a favor de la paz es hacer justicia. Nadie domina a nadie, nadie roba a nadie, nadie discrimi- na a nadie, nadie mattrata a nadie sin ser castigado legal- mente. Ni los individugs, ni los pueblos, ni las culturas, ni las ci- vilizaciones. Nuestra utopia, nuestra sana locura es la creacion de un mundo en ef que el poder se asiente de tal manera en 1a ética que, sin ella, se destruya y no sabreviva. © Edisionvs Sovata. 8.L, aa Pedagogia de la indignacién En un mundo asi, la gran taréa det poder politico es garantizar ias libertades, los derechos y los deberes, la justi- clay no respaidar el arbitrio de unos pocos contra la debili- dad de las mayorias. Asi como no podemos aceptar lo que vengo llamanedo “fatalismo liberador’, que implica un futuro desproblematizada, e! futuro inexorable, tampoco podernos aceptar la dominacién como una fatalidad. Nadie me puede afirmar categéricamente que un mundo asi, hecho de uto- plas, nunea llegue a canstruirse, A fin de cuentas, éste es el suafo esencialmente democratico al que aspiramos. si so- mos coherentemente progresistas. Sin embargo, sofar con este mundo no basta para que se concrete, Para construirlo, tenemos que luchar sin dascanso. Geria horrible que tuviésemos sensibilidad al dolor. at hambre, a la injusticia, a la amenaza, sin ninguna posibilidad de comprender la o las razones de fa negatividad. Seria horrible que sintiésemos la opresién, pero no pudiésemos imaginar un mundo diferente, sofiar con él como proyecto y entragarnos a la lucha para su construccién. Nos hemos hecho mujeres y hombres experimentdndonos en el juego de estas tramas. No somos, estamos siendo. La libertad no se recibe como regalo, es un bien que se enriquece en la lucha pur él, oi la busqueda permanente, en ta misma medida on que no hay vida sin presencia, por minima que sea, de lilber- tad. Pero, a pesar de que, en si, la vida suponga la libertad, esto no significa, de ninguna manera, que la tengamos gratis. Los enemigos de la vida la amenazan constantemente. Por eS0, necesitamos luchar para mantenerla, para reconquistar- la o para ampliaria. De cualquier manera, no obstante, no oreo que nunca pueda suprimirse ef nicleo fundamental de la vida, la libertad y el miedo a perderla. Verse amenazado sI. Nicleo de la vida, entendida en la totalidad de la extension de su concepto y no sdlo vida humana, vida que, impticando la libertad come movimiento o busqueda permanente, supo- ne también cuidada o miedo a perderla, Libertad y miedo a perder la vida engendrandose en un nucleo mas profundo, © Edltoroa Merata, &.L Decuncia, anuncio, profecte, utopia y suer 445. indispensable a la vida, ef de la comunicacién. En este senti do, me parece una contradiecién lamentable hacer un discur- sO progresista, revolucionario y tener una practica negadora de la vida, practica contaminadora del aire, de las aguas, de los campos, devastadora de los bosques, destructora de los arboles, amenazadora para los animales terrestres y las aves. En cierto momento de &? capital, al hablar del trabajo humane frente al trabajo de otro antmal, dice MARX que nin- guna abeja puede compararse con el mas “despreciable” maestro de obras. Es que ef ser humano, antes de producii el objeto, lene la capacidad de idearlo, Antes de hacer la mesa, el obrero la tisne disefiada en la “cabeza”. Esta capacidad inventiva, que supone la comunicativa, estd presente en todos los niveles de Ja experiencia vital. Sin embargo, los seres humanos sefialan su actividad creativa y comunicativa con huellas exclusivas suyas. La comunicacién existe en ta vida, pero fa comunicacion humana se procesa también y de forma especial en fa existencia, una de las invenciones del ser humana. Del mismo mado que ¢i obrero tiene en la cabeza el dise- fia de lo que va a producir en su tadler, nosotros, mujeres y hombres, come tales, obreros o arquitectos, médicos 0 inge- nieros, fisicos © maestros, también tenemos en la cabeza, mas 0 menos, el disefia del mundo en el que nos gustaria vivir. Esto es la utopia o el suefio que nos estimula para luchar, El suefio de un mundo mejor nace de las entrafias de su contrario, Por eso, corremos el riesgo tanto de idealizar el mundo thejor, desligandonos del nuestro concreto, como de ~-demasiade “adheridos" al mundo concreto— sumergirnos en el inmovilismo fatalista, ‘Ambas posturas son alienadas, La postura eritica consis- te en que, distanciéndome epistemolégieamante de lo con- creto en lo que estoy, con lo que puedo apreciarlo mejor, des- cubro que la nica forma de salir de ello esta en concretar el © Edicionas Moraia, §.L. 146 Pedagogia de ta Indignacién suefi, que adquiers, entonces, una nueva concrecién. Por ‘980, aceptar al suerio de un mundo mejor y adherirse a éles aceptar entrar en el proceso de crearlo, proceso de lucha profundamente anclado en la ética, de lucha contra cualquier ‘ipo de violencia, de fa violencia contra la vida de los arboles, de los rios, de los peces, de las montafias, de las cludades, de las huellas fisicas de las memorias culturales @ hist6ricas; de la violencia contra los débiles, tos indefensos, contra las minorfas ofendidas; de la violencia contra los discriminados, con independencia de ta razon de la discriminacion; de tusha contra la impunidad que estimula entre nosotros-et crimen, e abuso, el despracio de los mas débiles, el desprecio ostonsi- ble ala vida; vida que, en la desesperada y tragica forma de estar siendo de cierto sector de la poblacién, continua siendo un valor, que es un valor sin precio. Es alga con fo que se jue- ga durante un'tiempo del que sélo se habla por casualidad. Se vive sdlo an cuanto no se esta muerto. Lucha contra el desprecio de la cosa publica, contra la mentira, contra la falta de escrépulos. Y tedo eso, con momentos de desencanto, pere sin perder nunca la esperan- 2a, No importa en qué sociedad estemos ni a qué sociedad pertenezcames; urge luchar con esperanza y denuedo, S40 Paulo, 25 de noviembre de 1996 Bibliografia de Paulo Freire traducida al castellano” Freire, Paulo (1967), La educacién como practica de fa libertad. Madrid. Siglo XXI, 1998, 9.% ed. Fasiae, Paulo (1968). Accidn Cultural para la libertad, Santiago de Chile, ICIRA, 1968 y Buenos Aires, Tierra Nueva, 1975, Freire, Paulo (1969). Extansién 9 comunicacién. La concientiza- cién en el medio rusral. Santiago de Chile, ICIRA, 1969, Madrid. Siglo XXI, 1978 Faeine, Paulo (1970). Pedagogia de! oprimida, Madrid. Siglo XXI, 2000, 14. ed. FreiRe, Paulo (1970). Cambio, Bogota, Editorial América Latina, 1970, Freme, Paulo (1974). Concientizacién: teoria y prédotica de la libe- racién. Buenos Aires. Biisqueda, 1974. Freire, Paulo (1974). Pedagogfa y accién liveradora. Madrid, Zero, 1979, 2.8 edic. Freire, Paulo (1974). Las iglesias, ta educacion y ef proceso de fiperacién humana en la historia. Buenos Aires. La Aurora, 1975, 3." edio. Freire, Paulo; liLicu, Ivan: Furrer, Pierte (1974). Eoucacién para ef cambio social, Buenos Aires, Tierra Nueva, 1974. * La fecha original de gublicacidh aparece a continuagidn del nombre del auter, entre paréntocis, a © Edboiores Morava, S.t.

También podría gustarte