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\ UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA
a
DE INDIGENAS 1820-1890
RESGUARDOS
T E C A E S
5 &
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N LNUGAR
pIgLi o
Ae THANQUILO | SION
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eO_--ICR S
et ESTUROSUA
ao GE ll ALAS + GE VII LEGA
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ce ANTO NIO RES
ae Investigadores CIE
000626!) saree
Antecedentes.
les entrega y delimita la tierra. Estas tierras son posesién comin de los
Ss oe
ven-
indigenas y no pueden ser entregadas en propiedad a los individuos ni
didas.
Cacique o el Pe-
den el interior del resguardo el poder es ejercido por el
quefio Cabildo, nombrado por elecci6n de los indigenas, y tiene como tareas
-
fundamentales: la asignacién de trabajo a los indigenas, recolectar tribu
les
to real y, escoger los trabajadores para cumplir el compromiso de situar
promedio no excede a 1.5 hect&reas por cabeza 1 /, dato que corroboran los
estudios de Juan Friede sobre los resguardos parcelados a raiz de las leyes
mente a cada indigena, cabeza ‘de familia, para producir lo necesario para
est4 obligado a pagar varios dias al afio de trabajo en esta zona de cultivos
2./ Friede, Juan. El indio en lucha por la tierra. Bogot&, Punta de Lanza,
1976. pp. 121-122: "El censo levantado por el partidor José Rubén Cérdoba,
demostré una poblacién de 672 personas... ", luego de incluir el lote para
gastos, dos porciones para el culto religioso (a peticién de los mismos indi-
genas) y “algunos de la montafia, que para proteger los nacimientos de los rios
no se permitia utilizar para el cultivo, el repartidor encontré que habia 650
después de
hectéreas disponibles para el reparto y que el nGmero de comuneros,
corres-
hacer algunos ajustes en el censo levantado, era igual a aquellas. Le
pondia a cada indio en el reparto efectuado en 1927, una hectdrea de tierra"
donde era m4s numerosa la poblacién indigena y con mayor desarrollo cultu-
_l/ Fals Borda, Orlando. Op. cit., p. 57: " Los Resguardos fueron bas-
tantes en solo Boyacd, durante la colonia se contaron alrededor de 100. En
1928 habfa 88 en\el departamento de Narifio. Segin fuentes oficiales hoy
quedan todavia 84 Resguardos, 54 de ellos en el Cauca..."
y mes-
inardé su invasién por los blancos
La despoblaci6n del resguardo orig
eral
expresasS. Este fendmeno se dé, gen
tizos, a pesar de las prohibiciones
del resguardo a blancos y mes
mente bajo la forma de arriendos. de tierras
r los tributos reales. An-
tizos para con el producto de los arriendos paga
la Corona Espafiola
te la imposibilidad de frenar esta practica, extendida,
y no del
opta por declarar que el producido de los arriendos es renta real
Yesguardo.
2 -
de la Real Corona, decimos que de pocos dias a esta parte se han salido del
dicho nuestro pueblo muchos indios e indias, dejando sus hohios y labran-
dir a pagar la demora (tributo) que les cabe ni hacer otros servicios que
goté. Gonzalez,
1/ Universid ad Nacional.E1 Resguardo
Margarita. 1970,
en el Nuevo Reino de Granada.
ae
‘
eententtMetmeinee oonar
TOP rteee
he. a
@idd> por la oligarqufa criolla sobre las tierras del resguardo "1/.
\
disputa entre " blancos" y no Se interesaron en ella, a no ser en calidad
cafa en oidos sordos, El aforismo " se obedece pero no se cumple " se vol-
viéd norma. Por estas razones, los indigenas, siempre prefirieron el poder
Teal, lejano y con aparentes visos humanistas, al tangible y brutal del con-
1/ Ibid.
naturales conquistados y sujetos hoy al dominio espafiol, son muy pocos o son
nada, en comparacién con los hijos de los europeos que hoy pueblan estas ri-
caS posesiones",
& ) El resguardo fue visto de forma diametralmente opusta por los indios y los
neciendo dentro del resguardo. Los criollos buscan obligarlos a trabajar sus
das " tierras sobrantes "5 que como se vera mis adelante, jugaron un papel
El @rticulo 40. dice: " Si repartidos los resguardos a las familias, como
se ha dicho, quedaren tierras sobrantes, las arrendarén por remate los mis-
"mos Jueces Politicos, a los que mis dieren, y afianzaren mejor; prefiriendo
siempre por tanto a los actuales poseedores." Obsérvesecomo la parte
n del elemen
final del articulo es el reconocimiento técito de la penetracié
, aunque al mis-
El artficulo S50. prohibfa el arriendo de la parte adjudicada
a intervenci6én del
mo tiempo dejaba abierta la posibilidad de hacerlo, previ
Juez Politico.
de los resguardos.
a el pago de sa-
-|E1 articulo 12 prohibe el trabajo indigena gratuito y orden
lario previamente estipulado, "en contrato formal celebrado a presencia y
| hacer pastar sus ganados en los resguardos sin pagar arrendamiento y que los
indfigenas no estén obligados a cuidar dicho ganado gratuitamente.
. nas! " Cesardn absolutamente desde este momento ( como escandalosas y con-
ses, mientras no han pagado los devevhad de cofradias y congrua (renta para
Por medio del articulo 15 los indigenas eran asimilados a los hombres libres
cio de oficios: " Los naturales, como los dem4s hombres libres de la Repti-
blica, pueden ir y venir con sus pasaportes, comerciar sus frutos y efectos,
libremente, del modo que ellos elijan, sin que se les impida ".
El articulo final del decreto dice que éste "... no sdlo se publicard del
modo acostumbrado, sino que los Jueces Politicos instruir4n de su contenido
Pero hay algo més. Bajo las grandes declaraciones de principios subyace
la legislacién. Sin embargo, a partir de 1832 se hard cada vez m4s expl{-
-una tarea de: igualacién de los indigenas a los dem4s ciudadanos libres del
pais.
| El articulo 20. exime a los indigenas por cinco afios del pago de derechos
la, gastos que dehen hacerse y forma como deben recaudarse los dineros para
6 de marzo de 1832, por fin se " descubrié'" de donde deberfan proceder los
sas; pero de ningiin modo perjudicarén a los indigenas en sus pastos, semen
J de 1821, dice David Bushnell: "En un principio la medida fue aceptada ca-
si sin ningtna discusién, en razén de que el tributo no habia sido una fuen
fueron tenidas en cuenta hasta que aparecié Sucre en la escena con su ejér-
de Bens celts temfia que pasara mucho tiempo antes de que los indigenas pu-
[El tributo nunca fue popular entre los indigenas. Es m&s, durante la €poca
lo hace Liévano Aguirre que "Su status tributario era, pues, privilegiado
y excepcional por cuanto estaban exentos de los demis impuestos y de los mis
a la suma erogable de todos los impuestos que debfan pagar los vasallos blan
que afirma Liévano, Bexe por ese mismo cardcter abstracto la afirmacién in-
butaria que los aquejé durante la época colonial, segiin se puede comprobar
)
Porque si esto no fuera asi, cémo explicar la protesta de los indigenas con
tributaria; claro esté, que para ellos la solucién no estaba en quedar asi-
milados al estatuto tributario de la poblacién no indigena, a disyuncién
ec-
neros qued6 plasmado el deseo de los indfigenas participantes en la insurr
>>
n les queden no; —
cién: ™... y que todos los resguardos que de presente posea
de ellos como tales:
sélo en el uso, sino en cabal propiedad para poder usar oe
, ie a
- duefios. hr
/ t
Cerca de 16 indios
a es te
ST E:
casos como
ra me nte
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segu se di eron mis
y
an inclusi ve i
de las tierras de 1a comunidad y los
ricos dé Samacé disponi
a . . 1 r2sguardo"
r2sg ot.
caciques y capitanes gozaban de las mejores tierras dentro del
légica, pues para mantener el tributo habia que evitar la disolucién de la-
mente estorbada por las dificultades técnicas para medir y distribuir diver-
sos tipos de tierras, por falta de fondos para pagar estas operaciones y por
El titulo primero del citado decreto trata de lve "Nombres, tasa y tiempo
de la contribucién que deben pagar los indigenas " 2/. El articulo 30.
vuelve a la tradicién.colonial de los plazos de pago: ™ La contribucién
personal de indigenas se deber& pagar en dos plazos que se cumplirdn en 30
Los titulos 20. y 30. tratan sobre las funciones de los recaudadores y las
exenciones que favorecian a los indigenas. Entre éstas las m4s significati-
gratuito de los indigenas, que ya habia sido promulgada tanto en 1820 como
en 1821.
gEl titulo 4o. reglamenta, en su finico articulo, las funciones de los pe-
Evidentemente se
quefios cabildos y empleados de las parroquias indigenas.
bida o en otra especie’: mientras que el 40. ordena " Notificar con oportu
nidad a los curas cuando algtn indigena se halle enfermo de gravedad, para
que pueda ser socorrido con los auxilios espirituales y corporales que la
necesidad demande ". Pero si se miran los incisos 20.-y 30., salta a la vis
venido a ella de otras parroquias ", Y " 30. Concurrir con su influjo y
diligencia a la reacudacién de la contribucién personal, cuando la persona
bargo, @l articu ; -
eaperens 1o 20 se mantiene en 1a linea de 1a legislacién republi-
. , ;
a precedente
panes © 2 pues autoriza el arrendamiento de las tierras sobrantes,
ticado en publi
pract® publica subasta y prefiriendo a los indigenas " en conecurren-
cia de otros ciuda danos, Siempre
i que los arrendamientos sean para si y pres-
del Libertador, mientras que otros creen ver su excepcional comprensién del
contexto histérico.
{Bushnell sefiala cémo, desde 1826, Bolivar habia empezado a hacerle frente
1/.
" para todos los hombres libres, sin excepcién de clase, condicién o estado
la restaura
La disputa surgida entre Bolivar y Santander como consecuencia de
la alcabala, da en gran parte la clave del.
cién, por parte del primero, de
nsns eeenee
pero tenfa la gran ventaja de ser habitual ""1/. Ahora bien, es evidente
cual, segfin el testimonio general de la época funcionaba muy mal, y era pues
de esperarse, que sélo muy lentamente los indigenas pudieran empezar a tri-
ley que muestra un verdadero afén por liquidar los resguardos. Reglamenté
el repartimiento y aboli6é la conttibucién personal de indfgenas..-
1/ Ibid. p. 337.
nara para cubrir con el producto de su venta los gastos muy precisos e indis-
Los articulos 50. y 60. reglamentan la forma en que se debe llevar a cabo la
de te-
por establecer criterios més objetivos de distribucién, pues adem&s
~- 20 -
que en realidad abren las puertas para la enajenacié6n de las parcelas de los
",.. sino s6lo en el caso de que haya de variar de domic3 lio, y con previa
licencia del jefe Politico del cant6n", y un renglén mis abajo: “gin embar-
go, el Poder Ejecutivo podra conceder de enajenar sus tierras a los ind{ge-
nas de alguna o algunas provincias, con las precauciones que estime convenien
tes, siempre que ei” Gobenadae de la Provincia, con previo acuerdo de la cf-_
~
La cadena de excepciones que plantea el articulo 7o. da la idea
de que los
indfigenas estuvieran ansiosos de salir de sus parcelas. En realidad, se
jas a bajo i s : \
JO precio. Frecuentemente los potenciales compradores eran los m1S~
mos funcionari 5 ose + ae
rios a los que la ley erigia en defensores de los indigenas.
del Cantén nombraré un vecino honrado que recaude los productos del arrenda-
miento, asigndndole por su trabajo un tanto por ciento que no exceda del
seis". Sobra advertir que el "vecino honrado" bien podria ser sm Giana de
la regién.
Por su parte el articulo 90. del decreto permite conocer el destino del pro-
fuesen, "... podrén destinarse para los gastos de la policia urbana". Las
de
tierras de los resguardos estaban, pues, destinadas a: fomento y aumento
de agrimensores y repartido-
la poblacién, gastos de escuela. parroquial, pago
.
parece exorbitante, a mo ser que los resguardos fueran grandes latifundios
de 1832 tomaba el
Sin embargo 1 o m4s significativo es el hecho de que la ley
it £3 .
.
resgu ardo como un bloqu e, &
z
inmed iatam ente ("ant es de verificarse toda dis-
guardo se hib¥sn ido quebrantando, los caciques. a cuyo nombre estaban los
titulos de tierras del resguardo, pero cuya posesi6n pertenecfa
al conjunto
Ge sus miembros, usurparon los derechos del conjunto y reclamaron
para sf
grandes extensiones de tierras del résguardo: " Muchos caciques, tales como
los de Jayo, (Resguardo de los Milagros), de Tejoy (Resguardo de
la Cruz). y
otros solicitan la parcelacién de las tierras de tales resgua
rdos en benefi- .
cio de sus propios familiares, apelando a las autoridades
Republicanas para
que consideren este patrimonio, que antes era colectivo,
como su propiedad
particular. Sobra decir que tales aspiraciones fueron inmediatamen
te satis-
fechas a favor de los peticionarios, con lo cual perdi6é
la poblacién indige-
na de estos grupos el histérico respaldo que le dieron los Resgua
rdos duran-
del indio obedece a la clara razén de que para ellos esta es la finica herra-
mienta que consideran con alguna posibilidad para su defensa.
gible).
le mandan devolver,
"Pero hoy se siguen los derechos que ya hemos reclamado y
ha de ...
para evitar el perjuicio que se nos causa, pero como..+ (roto) se
‘(roto) el que se cumpla la disposicién de la ley, ocurrimos a la piedad de
e lo as is te n de nuestra deplorable 5.
cimientos qu
a proponer y de los cono rtimien
imposibilitan el expresado repa
rc un st an ci as , qu e
tuacién y demas ci
i6 al préximi o Congr eso Pp por e 1 con-
a representacion
to, se digne él] usar nuestr
i
e que estima de justiciia.
a con el inform
ducto... (roto) apoyandol
nte aqu ell as par tes de los ref eridos terrenos, que producen
cultivar solame
que per-
s fru tos , sin pod er ade lan tar nuestras sementeras , sina a lo
alguno
pro-
consiguiente son pequefias y apenas
mite la tierra fértil, las que por
aso y ordinario alimento y el de nues
ducen lo més necesario, para nuestro esc
reza y miseria es general, pa-
tras familias; y... (illegible) que nuestra pob
bajos de campo, ni de
que ni hay proporcién de dar ensanche a nuestros tra
mitir la es-
aumentar nuestras facultades con crfas de animales, por no per
nado vacuno o lanar, o alguna otra bestia son en muy poco namero, porque no
"Esta su.e. (roto) discrecién, tan cierta como notoria, es demasiado suficien
dremos hacer una labranza suficiente para nuestra subsistencia ni criar los
animales precisos para nuestro alivio. Nuestros hijos, que si se casan y
dos los terrenos no les quedaré la libertad que ahora tenemos de terminar sus
casas y posesiones en aquellas partes més fitiles que no est4n ocupadas por
nuestros pueblos y los perjuicios que a ésta son contingentes; porque desti-
natural que éstos elijan para si lo mejor que pongan en éllos su posesién a,
que las vendan a otros extrafios porque nosotros carecemos de facultades para
comprarles el terreno que les toque; a m4s de vernos privados con dolor de
tudes y perjuicios".
"Podrfiamos (roto) aqui otras razones que se presentan a la vista, que favore-
cen nuestro reclamo, pero las omitimos porque éllas no escdpanse de la pene-
dad esperamos que as{ contuvieren... el procurar una felicidad para estable-
firiendo siempr
pre a los agrimensores cienti
ficos 1 / Esta innovacién aumen
t6 las dificultades
difi en la realizacién del reparto.
En la Memoria de Hacien
da de 1840
40 5 se afirma
‘ :3
" Algo se ha adelantado el Gltimo
afo en este difi-
cil negocio, pues se han con
seguido repartir en algunos
Cantones, aunque no
Sin gravisimos inconvenient
es: la falta de agrimensores es
‘lo principal"
como S@ verd mis adelante los
"inconvenientes" fueron muy
complejos y se-
guramente la falta de agrimenso
res no fue el mis importante.
Para cerrarle el paso a las peticiones de Los indigenas para que se suspen-
antes, habfan penetrado alli desde épocas pasadas: " Esto no impide que los
duefios de mejoras o cualesquiera otras personas que tengan que repetir contra
los indigenas, puedan hacer uso de sus derechos ante los tribunales compe-
do el repartimiento ".
La misma ley reconoce las dificultades que se presentan para lograr su obje
" Ya que no todos los pueblos indigenas tienen resguardos demarcados; que
para conocer el terreno que comprendan; que otros resguardos estén compren-
didos en 4rea tan reducida, que hecha la reparticién quedarfa una porcién
viembre de 1835) se afixma que "... aparece que no es facil hacer el repar-
2/ Ibid. p. 107
3 Ibid. p. 107
de estas leyes y obligaron muchas veces a que fueran suspendidas: " Los terre
nos de comunidad habfan sido dados en arrendamiento por los indfgenas, y cuan
Se podria agregar que los mismos arrendatarios tenian razones para oponerse,
indigenas;
afios por la ley del 23 de Junio de 1843, es en si favorable a los
de los nuevos amos
pero demuestra la inconsecuencia de la doctrina ideolégica
concede a los indi-~
en la Repfiblica. En nombre de la libertad ania) se reparticién de los
disponer de sus bienes y se ordena la verif cado
mi smno tie mpo se limita esta libert ad una vez verifi
meses
res o alFaiso
erbd
guz ‘Ta: Isher esta Limitacién?
r s . En nombre de qué derecho se promulga : ocaron
a ent e
fu é en no mb inte
re de los miismos in re
tereses que prov
To d in di
i ca r que
d sobre el repartimient o, es decir, de los intere-
la eetietin de ae Teye co s, qu ie ne s, te mf an pe rd er un a’ mano de obra segura y
s
ses de los vecino blan
ra ci én de lo s in di genas. ( Frie de , Juan. Op. Cit. p.104
bara ta co n la em ig
dad en Colombia.
L/ Mendoza Pérez Diego. Ensayo sobre la evolucién de la propie
"haa tierras que constitufan los resguardos no eran todas de una misma cali-
dad y al paso que unas eran propias para el cultivo, otras sélo servian para
antes citada. La ocupacién de las tierras comunales por los mismos indige-
) XVIII.
” .
neargados de reparti
partirlas”. En 1837 Lino de Pombo volvia sobre el mis-
los €
no tema y afirmaba: "En varias provincias se ha estado Llevando a efecto”
con arreglo a las leyes de la materia y a las disposiciones reglamentarias
gictadas por las c4maras provineiales la dificultosa y poco definida opera-
Re ee merene
‘l/ Ibid. p. 30
s econ6micas de
anto a las condicione
y adjudicacién. La indefinicién en cu
n de
pa rt ix in di vi du al me nt e er an la c ausa de la aparicié
las parcelas a re
expropia
lla mad as "ti err as sob ran tes ", que eran inmediatamente objeto de
las
poc o es con vin cen te el sis tem a de autorizar a los mismos en-
cién legal. Tam
ducto
gad os de la rep art ici én, la sep aracién de las partes con cuyo pro
car
roles jerdrquicos, tan minucic-
ellos mismo iban a ser pagados._1/ Los cont
pfiblica subasta como sistema de lle
sos en el papel, y la utilizacién de la
partes sobrantes, solo convencen a
var a cabo el arriendo o la venta de las
onaba el aparato politico
quienes ignoren completamente la forma como funci
ignoren como fun-
y los organismos judiciales de aquel entonces 0 a quienes
rural.
cionan dichas instituciones ahora mismo, particularmente en la zona
poco benanele era para los indigenas el derecho a elevar quejas en papel se-
llado, que eran “acogidas siempre con interés” Por esto asombra el comenta-
n4lisis de los resguardos con estas palabras: "Deplorables eran los abusos
de que se quejaban los indios; pero el hecho mismo de que pudieran haven.
sus quejas y de que hubiera quien los oyera y tratara de poner remedio, indi-
plirse diez y ocho afios desde que se expidié6 la primera ley para que sé@ re-
amiento que
Por medio del articulo 50. se ordena que los contratos de arrend
realicen los indigenas sobre sus tierras sean hechos con participacién
contratos.
- 37 -
das (65 hectéreas). Hab{fa pagado en promedio a $20.00 por fanegada de tie~
rra que oficialmente se habfa avaluado entre $25.00 y $50.00. Hizo produ-
ciante chocontano Juan Porras en 1896, quien sigui6 comprando otros 31 lotes
némica de las regiones en las cuales estaban situadas, mas que de cualquier
otro factor; all{ donde habia posibilidades de producir para el mercado, co-~
la ca-
mo fue el caso de Cundinamarca 5 que alimentaba una zona muy poblada y
pital del pais, la presién sobre los resguardos fue inexorable. En el Cau
r-
ca, cuya declinacién econémica es muy notable hacia esta época, los resgua
para disponer de sus propiedades del mismo modo y por los propios titulos
Esta fue la filtima norma sobre resguardos de carécter nacional, pues a partir
nos de las provincias, primero y luego de los estados soberanos todo lo re-
gislacién nacional. anterior siguié vigente, pero desde 1855, cuando se empe-
zaron a crear los Estados Soberanos Federales, éstos fueron autorizados para
cia de los Estados". 1/ Esta situacién se prolongé hasta la derrota del fe-
de 1886.
£
speién hecha delcl Estad
recep ;
o del Cauca, los demis estados tn a
: . ;
ifica
dific acciones sus
ustanciales a la legislacién sobre resguardos.
La orientacién
Cundinamarca.
CUeee
mentos oficiales afirmaban que era conveniente esta expropiaci6n legal, basdn-
sobre sus tierras. Asi, segfin la Camara de Cundinamarca (1851): "El indio es
naturalmente perezoso, no poSee capital ninguno con que mejorar sus terrenos .no
“tiva una pequefia huerta alrededor de la choza. Pero afin hay més, con la Lli-
bre enajenacién no se hard en gran parte otra cosa, que legitimar los contra-
tos que indebidamente existen, pues la mayor parte de los indigenas tienen
1 Pp :
dado en ! empefio' sus terrenos. Este } ‘empefio’ tra
fio! es un c ontrato de empréstito
a la apologfa de la
Vistas las cosas desde esta perspectiva es apenas légic
- 40 -
ador
autorizaci6n de enajenar las tierras de resguardos hecha por el gobern
a los indios para enajenar libremente los resguordos, es el bien mis notable
3 s . : . 5
busea una persona que llene las férmulas a que esté legalmente sujeto el con-
los obst&culos con una parte del valor del terreno que vende; celebran el
mate, que recae precisamente en la persona con quien han contratado, como
autoridad ante quien se hace y del personero parroquial, que dicen las leyes
2 = :
Scanned with CamScanner
- 41 ~-
pro indiviso que les correspondfan a los indigenas del resguardo. [1 sefior
Miguel L. Gutiérrez, hacendado de la regién, demostré haber comprado 30 de-
rechos. Otras personas habfan adquirido varios derechos y entre ellos el
sefior Zoilo Espinosa habia comprado 105. En total, nueve personas ajenas al
oficial respectiva". 1/
simplemente sanciona los hechos econémicos subyacentes. Ain mis, cuando era
El largo pleito de los indfgenas del resguardo de Fontibén contra el cura p&-
legal-
rroco ilustra perfectamente la incapacidad de aquellos para defenderse
mente. El parroco posefa a t{tulo de Fundacién una gran parte del resguardo
ricos. Los
y otra parte la habfa vendido como si fuera suya a dos vecinos
ad o a Igna
aci Wet na > quuiiee n
cio o Ospi
co mo ap od er
pleito, nombrando
indigenas entablaron té la res~
1847, Ospina solici
En
ep té y of re ci é as is tirlos gratuitamente.
ac
7 del res g uardo. Se opu-
ab an se
terrenos que los indios juzg
titucién de los y va-
rd om o de ff br ic a de la iglesia
el pdrroco, el ma yo
sieron inmediatamente
rdos. i ios Pp erdieron el
Los ind
contiguas a los resgua
rios duefios de tierras
Corte Suprema, y se
a in st an ci a, pe ro Os pina demand6 ante 1a
pleito en primer
anterior, continud
ida d de lo act uad o. El cura, a pesar de lo
declaré la nul
rigar
fue ran de su pro pie dad . Ademas , empez6 a int
vendiendo tierras como si
io cabildo y de
los ind ige nas des con oci eran 1a autoridad del pequef
para que
lo
que le rev oca ran el pod er al apoderado. Efectivamente
esta manera lograr
on del pleito.
logré, pues los indfgenas desistier
pué s los ind ige nas rec apa cit aro n y se dirigieron al juez reti-
Poco tiempo des
de
a su apoderado. El juez, que estaba
rando el desistimiento y confirmando
asunto, y Ospina, enterado de estos ma-
acuerdo con el cura, le dié largas al
persua-
nejos, emma a la carga. Asi narra los hechos el apoderado: "... me
de torcidos manejos... el
di de que los indigenas eran realmente vietimas
y en contra de los in-
juez estaba de acuerdo con el cura y los propietarios
Juan Cacique y Animas 3
dios e ilegalmente les arrebaté las capellanfas de Don
en, El
Nifio Jesis y Santisimo Sacramente y las cofradfas de Animas, La Virg
ro, San
Rosario, San Pedro, Santiago, Descendimiento, Jesfis — San Isid
ido
Miguel, Santa Rosa, Dolores, San Ignacio, San Juan y Porquera..(1)convenc
auto, Lo apelé". 1/
é1
cual, como es ob :
vio, fue durame
nte atacado,
pues como lo dice
el mismo. Ospina:
colipccnpittintieninictdinmemaee
stigiar mi proyecto",
El proyecto no pasé. _y
Ui
de los resguardos, siguidé hacien-
do las delicias de los agrimensores. En 1852 un periddico informaba que la
firma de agrimensores Ponce Solano realizaba las mens
uras de los resguardos
de Engativa, Suba, Fontibén, Cota, Usme, Tocancipé,
Cucunuba y Ubaté, reci-
biendo tierras a cambio de la mensura. _2/
83 Gi E
*,
Sa \
Y oO pe
ifcE
be
- 44 -
4,4
me “Rp
Antioquia.
a partir de 1848.
dispuso que los resguardos hasta esa fecha en Jos distritos parroquiales de
BuriticS, Cérdoba, La Estrella, Pefiol, Sabanalarga y Sopetrén, eran enajena-
bles por los que lo posefan, como los demis bienes inmucbles. Fl mismo afio
la Ordenanza 21, dispuso"... que los terrenos de los resguardos repart
idos
hasta esa fecha en las fracciones del Chuseal, Sabaletas y San Antonio de P
Pereira, eran enajenables por sus poseedores de Ja misma manera que los de-
més bienes raices". 2/ Ua Ordenanza 24 de 1848 ordené la rectificacién de
Cauca
nifica que Los resguardos llevaran una existencia tranquila. Las invasiones
i-
por parte de elementos no indfigenas fueron frecuentes, as{ como las tentat
re 19, la cual j
El Estado Soberano del Cauca expidi6 en 1859 la ley 90 de octub
ae VE
3
aa
- 46 -
AIS
<«
=: ~
. .
contratos de cnaje-
De acuerdo al articulo 100. de la ley 90 "Son nulos Jos
de indigenas que se hayan hecho sin
naci6én de todo o parte de los resguardos
ulo 40. de la ley
autorizacion de la C4mara de provincia, conforme al artic
dadas por leyes ante-
de 22 de junio de 1850, oa virtud de autorizaciones
censo o hipoteca sobre -
riores; lo mismo que los contratos de imposicién de
efectuado a pre-
los mismos resguardos, aunque tales negociaciones sc hayan
se hayan hecho por los
texto de venta o donacién de las mejoras que en ellos
a la enajena-
1/ Articulo 11. ‘Hasta que por una ley especial no se permit
y sera
de los resguardos, ‘continuardn los indigenas poseyéndolos en comfin;
to de venta de
nula toda enajenacién que de ello se haga, aunque sea a pretex
mejoras". Todas las citas de la legislacién del Tstado del Cauca son tomadas
s An-
de Balcazar Pardo, Marino, "Disposiciones de Indigenas, Baldios y Estado
tisociales (Vagos, Maleantes y Rateros)", Popaydn, 1954.
2/ Articulo 28. "Quedan derogadas las leyes la, 2a, 3a, y 4a. Tratado lo,
Parte 6a. de la R.G., y las Ordenanzas Provinciales que se hayan dictado so-
bre distribucién y venta de resguardos". i
Las leyes citadas en el articul o de acuerdo a la Recopilaci6n Granadina, corres-
ponden en su orden a las leyes de 11 de octubre de 1821, 6 de marzo de 1832,
2 de junio de 1834 y 23 de junio de 1843.
ge le di6é cumplimiento, como se yi6é antes muchas de las leyes sobre indige-
dad de los resguardos con las siguientes modificaciones respecto a la ley 44:
J
se Sif ue de la Pp pérdida de los pedazos de tierra que la humanidad, la justicia ve
ja conveniencia han aconsej : Sees :
habitadores del pats".
y . . Jado dejar a los primitivos
de acuerdo a las disposiciones del Cédigo Civil del Estado, En cuanto a las au
dos Soberanos y con ellos sus legislaciones. Cudl era en estas nuevas con-
nn
1/ Artficulo 8. "Los protectores o abogados que nombren las parcialidades
de sus ca-
o tribus o los particulares interesados, bien por si, o por medio
n de
bildos o Juntas de Administracién, proverén los juicios de reivindicaci6é
cs a los
los terrenos de resguardos o por cualquier otro titulo pertenccient
indfgenas que hayan sido arrebatados o usurpados a las parcialidades tribus
etc., y los de resci-
0 particulares, so pretexto de compra o arrendamiento,
prescripciones legales
sién de contrato en los verificados de’ acuerdo con las
GR ne NES
"En lo relat.
® we e op
i rno aprobo bd Ja
i de Gobie
i terio siguiente
La sigui
6 menos
m de un afio despu
s és el Minis
UIMm poco
Ww : 2
E CMauca: “Las parcialidades
resolucién de la Gobernacién del departamento del
; «2
i
las disp osic nes civile
ione
icio ivil gen n para
s es q que rige
de indigenas se hallan sometidas a
‘
instancia alguna de los asuntos que versen entre indigenas, excepto en aque-
llos caso a que se refiere el Decreto nfmero 57 de 1887, ‘sobre policfa ruralit2/
"Es evidente que los Cabildos de indigenas no tienen cardcter legal. conforme
Salle
aqui.
7
;
era menos proteccionista que la ley que sé coment aa aq
dad privada, era incompatible con las bases mismas de la sociedad indfigena,
nacién.
EL articulo 7o. define las Fanetones del eabiide Tormacién del censo f=
bildo hubiera hecho entre las familias; distribucién equitativa (con aproba-
-eién del Alcalde del Distrito) entre los miembros ae la comunidad de las por™
ciones del resguardo que se mantengan en comin; hacer respetar la posesién de
1 pues-
Ley 90 de 1859 (Cauca). Articulo lo.-",..Para tomar posecién lade desusser
miembros. del Cabildo de otra formalidad que yer
6S, no necesitan los
conocidos: por la parcialidad ante el Cabildo cesante.
cada familia; arrendar, por término que no exceda de tres afios, los bosques
porcién del resguardo. Este articulo es copia fiel del artficulo 50. de la
20. de
itu lo 30. , den omi nad o "De los resguardos" reproduce el capitulo
El cap
eji-
lo ref ere nte a dec lar ato ria de los resguardos vacantes como
la ley 90 en
porcién para area
én situados; peepeeacian de
dos de la poblacién en que est
de la ley 90,
ién . En el art icu lo 20 se gepeollice el articulo 19
de poblac
afios y casado.
nes de que sea mayor de 18
pero con las determinacio
el
‘tr ae de "Lo s pro tec tor es de indigenas", reproduce
El capitulo 40. que
rucy
del Est ado del cau ca, adecuando a la nueva est
90
capitulo 30. de la ley
que deben intervenir
se nil
is la de sg na ci én de los funcionarios
tira judicial del pa
la
e preseribia
mb ié n de sa pa re ci d el protector adhoc qu
Ta
como protectores.
ON SOO
que poseyeran
ir en la s co nt ro ve rs ias entre comunidades
ley 90 para interven
Ce
. . si
resguardos diferentes
plica normas de-
te rr en os de resguardosy im
bre di visi 6é n de
El capitulo 50., so al menos
que ponen de manifiesto
idad de los resgu ardos,
fensivas de 1 a integr comuni-
tener el d esmoro
namiento de las
sl ad or es de de
s leg ji
la intencién de lo
dades indfigenas. Se exige 311i "Que la particién, que en todo caso se harf
judicialmente, se solicite ante el Juez del Circuito por todos los miembros
sus padres, y los menores que no tuvieren padres, por un curador ad litem.
piacién legal de éstos. La ley 89 puso una barrera legal a esta situacién,
las tierras de los resguardos, segufan teniendo el poder para influir en lass
jntecedentes Coloniales
if
de § u expLota
p ci6n por
t p parte de los espajiol
fi es. No es del caso historiar las
juchas de los indi -
indigenas contra .
el invasor, aqui simplemente se trata de esbo-
extratégica para los espafioles y que pox lo tanto fueron enfrentados por éstos
cas de guerra. [Es conocido el caso de los Pijaos quienes resistieron hasta
bien entrado el siglo XVII. Los pueblos, denominados bajo este nombre por los
Santa Te y las
espafioles, bloquearon por mucho tiempo las comunicaciones entre
les en el
regiones del Sur y hostigaron y destruyeron los asentamientos espafio
siglo XVII,
Occidente del Pais. Los Paeces resistieron hasta principios del
la regién de po-
sino de diezmarlos para aliviar la presién que ejercian sobre
ica atin
ia de es te pueblo es interesante pues en la Repibl
Payén, 1/ La histor
Ti eras dingo tieienk
de Colombia,
Juan friede y la Historia
BS 7
ents el
Juan Triede ha estudiado la historia de los Andaki, poniendo de pres
comb inad o de fuer za y dome stic acié n ideolégica que Sobre ellos g
sistema
de un caso tipico, el seguimiento ee
ejercié. Ln la medida en que se trata
ar los métodos utilizados Por
andlisis del profesor rriede, permite sintetiz
el estado espanol.
y frente al peligro
Pasado el primer impulso de la expansion conquistadora
de aniquilamienty
de las incursiones de los Andaki se organizan expediciones
poco eficaces cuando
financiadas por los Cabildos, relativamente costosas y
sel-
las tropas eran llevadas por estrategia indigena a tener que pelear en la
estas expedicio-
va. Para impulsar el interés privado en la participaci6én en
nes se autorizaba a esclavizar a los Andaki capturado durante las exped iciones,,
cioén P4ez cerca de las tierras Andaki: ."Opinan que siendo los Paez inclina-
1/ Enel siglo XVIT un Alcalde de Timand informaba asi: "“... y seria para
el servicio de Su Najestad, que estos indios traidores y tan grandes guerre
ros se declaren por esclavos, pues con ésto se animarian todos a entrar ens
Provincias, sin embargo de sus evidentes riesgos y costos..." Friede Juan,
Op. Cit., p. 208
- 57 -
andakt, sirviendo después de guias". No fué facil para los pueblos cercanos
a los Andaki liberarse de sus incursiones, pues en 1734 se acude a la movili-
villa con sus armas dentro del término de quince dias de la publicacién de es-
te auto”.
vos. Al respecto, Juan Friede, dice que este fracaso se debi6é a la intoleran-
te manera: ™... unos hombres que viven peor que brutos, enteramente entrega-
cen de los sentimientos mis intimos de la humanidad ... del mismo modo care-
gar de tormentos y penas, y a los buenos da su gloria eterna, S¢@ ponemn a reir
y los menos inmodestos, cuando mis, no salen de un asi< seré".
aon
L_/
Durante la época colonial sélo tuvieron éxito las misiones jesuitas en los
la Compafiia en 1767 dié al traste con todo el trabajo que los jesuitas habian
mantener el control sobre los indigenas y para principios del siglo XIX eran
La_Independencia
Siones entre los indios salvajes, solamente la agravé. La lucha entre ™ rea-
listas " y " patriotas ", se desarroll6 muchas veces en las zonas de misiones,
La regién del Casanare, por ejemplo, fue uno de los esScenarios principale
s de
ja guerra. Los agentes realistas no desaprovecharon su influjo sobre Los
1/ Todas las citas sobre los Andaki son tomadas d e la obra de Juan
Triede ya
citada, pp. 208a 257.
pués de la consoli
pespué i6 =
olidacién de la independencia en 1824, la actitud
laicizante
Estado (reformma
jel ESta a de e la la educ
e is
d .
acion, cierre de los conveni3 os menores, etc.) y
influjo de
el influjo 1 tient te
de las corrien tes politic as curopeas en sectores del clero neogra-
nadino, contribuyeron a una mayor decadencia de las misio
nes.
reduccién como una tarea misional civilizadora, pero en los hechos se trataba
be : : ~ 1 ee
ageaelaes
trados por el Estado o serian comprados con fondos pfiblicos (articulo 60.),
el papel.
quitos (Panami). El articulo lo. dice "Las tribus de indigenas que habitan
Con respecto a la regién de Mosquitos donde era atin mis imaginario el control
colombiano en el exterior. 2 /
el fisco que en aquella 6poca dependia en gran parte de las aduanas, pues pa
o t'
oa
ies Fe” sip -cension de las Pparroquiag
quiag
Ja extenst
de 11 de junio de 1826 establecio
EL decreto ge.
istribuid as en propiedad a los indi
‘ serian luego distribu
en 10.000 fanegadas que la calidad dg, .
segun
a cada familia desde 10 hasta 1 0 0 fanegadas,
nas, "dando
de las nuevas pobla-
(Articulo 30.) se org ani z6 la a dministracion
terreno".
mis influjo
ma Jas personas que tengan
e
ciones nombrando "capitanes fundador
eStableci-
de at ra er los a los nuevos
cap a ce s
sobre los indigenas y que sean
vida Social",
a poc o reduciéfdoles a la
mientos, de fijarles en ellos y ir poco
icu lo S50. se re mi en da qu e se utilice en la reduccigg
(Articulo 40). En el art re co
"un influjo paternal mis bien que la fuerza" y que no se los obligue a practj-
sonas no indigenas a poblar las zonas entregadas a los indios reducidos, entre-
diezmos y primicias, asi como de cualquier otro impuesto a los indigenas re~
micias por 5 afios. La ley de 15 de mayo de 1833 reorganizé las misiones del
Casanare, bajo la direccién de un Obispo Auxiliar que deberia residir en la
ge 28 de abril
de 1842 establ
eci6 colegi Os de
1 mis
: iones y casas de eseala para
atender las misiones de Casanare °
> San Martin, Andaqu
i, Mocoa, Guajira y Vera-
guas.
La Memoria del § ecretario
rari de Hacienda
‘i
en 1847, sintetiza muy bien los obje-
tives y la mentalidad
del gobierno en lo refe
rente a la reducc ién. Claro es~
ta4 q que e8 necesari iti
ario leer criticamente estos documentos, pues tras formas cu-
fem
femisticas y Justificativas,
justificati .
tienden
a producir una interpretacién de los he-
‘chos acorde con los intereses que el estado representa. En este caso, por
ejemplo, la Memoria no alude Siquiera a
la presencia britdnica en las bocas
del Toro. Sin embargo, como se observard al leer el texto, las medida
s son un
esfuerzo para controlar politicamente las tribus indigenas
de la regién. La
Memoria dice asi: "Indigenas de Bocas del Toro. Instrucciones al Jefe Poli-
dencia en las serranias préximas a aquella costa. Las bases aSignadas por el
Ejecutivo para esta empresa son el fomento de las relaciones comerciales eon
hes regulares y a solicitar parrocos o para conseguir que salgan poco a poco
~
Cuando las exigencias econémicas o las neces
idades militares colocaban al go-
bierno frente a poblaciones indigenas hostiles,
aquel no hacia tanto énfasis
en los procedimientos pacificos y progresivos. Tal es el caso de los indige-
nas del rio Opén, donde se intentaba en esa época
las construccién de un cami-
no. En la Memoria citada se dice al respecto de los indio
s del Opoén: "...1a
tradicional relacién de varios actos de ferocidad por su
parte, la mis de las
veces provocados por el bérbaro sistema antiguo de emplear
hacia ellos exclu-
sivamente la fuerza... se estd preparando ai expedici
on con grandes probabi-
lidades de completo suceso... tal vez pudieran ser
fitiles algunas disposicio~-
nes legislativas para perfeccionar la obra de inco
rporacién y civilizacién de
eSa pequefa tribu,’ establecida en un distrito pequefio,
pero importante por su
localidad". 2/
oP neecooaaeeaemaaoea
en la Provineia de Casana
re yel T¥errito
i
cori
rio
5 i
de San Martin", establece en
en
tt : .
ga articulo lo. que “En los Distritos Parroquiales de la Provincia de
Casa-
pare Y; del Ter rit
itorio ¢
de San Martin, :
formados de indigenas, atin cuando éstos
no constituyan la mayor parte de la Poblacién, y que no tenga
n titulos de pro~
le tierr
piedad de resguardos de ti :
a, se aplican, para este objeto, de una a dos le-
guas de terreno baldio contiguo a la cabecera del Distrito... " y mis adela
n-
-
te, en el articulo 30.
s
dos del repartimiento mandado a ejecutar por las leyes vigentes". Esta aclara-
cién era necesaria, pues mientras se dictaban leyes en el interior para disol-
ver los resguardos de indigenas, se los utilizaba como instrumento para lograr
la reducci6én.
cando un lugar de reposo, y se lanzaron por entre los bosques desiertos en bus-
ca de una nueva patria, lejos del ruido de los combates del campo de pillaje'.i/
se.
eeeeeaeeat oeree
Segtin el periodico La Civilizacién para 1850 "Los partidos politicos por fin
estdn de acuerdo en una cosa: reducir las tribus salvajes a la vida social
vencer con las armas de la religién". Pero por las dudas, el misionero debe
persuacién en la boca del apostol... Este hombre de paz, protegido por la pre-
sencia del hombre armado para su seguridad, puede hacer’ lo que de otro modo
patajamefios... Los miseros indios solian venir a las estancias de los blancos
les hicieron creer que les darian herramientas y viuditas (mujeres) y los
iglesia,ta, el
a el eo
siniestro de las de
conquistas fuerzas es, quequi asii lo hizo
seculares, i la Divina
ivina Pro-
ighaat
los gitanos, dando el ae ie on Se
meee para las en Moisés, esforzado caudillo, que = ma do See Gone
comes Se hede los obstinados pueblos que embarazaban a =
C20 oposici a ite BAO ind.ccttaient manistaeana iepion Leesa nee tm RL ayy
Bilis9 ee wit aan Tuan On Cit
n hos- ta
til por todas partes, que
en e] Guayabal han incend
iado una porcién de cas as
El
y en el ha to de p { 1
Tigre e@ rte 1ecle n tes a
1 Prefecto Oty 3
Senor Lic e i on+ s4SeSi
;
naron
jo $ mwy er es y un ninito. Con este mot
tiv oO Ss Se d 1Spuso que se reu\n tera a 1g unaa
Este hecho lo celebro porque estoy convencido de que el indio nace con
el
coraz6n lleno de odiosidad hacia el blanco... Por las relaciones que le dejo
hechas verd usted que, por ahora, ha terminado la reduccién de indios salva-
jes" _1/
las declaraciones sobre la agresividad de los indigenas tan frecuentes en los
documentos de la época deben ser siempre tomadas criticamente, pues la exage-
i
( que consideraban sus invas ores. FrecuentemFn ente ap ro-
da y desiguat contra los
ee ere mee
recibi-
«4S EL Tiempo, abril 24 de 1860. El Prefecto, sefiorLiccioni, habia
do en 1855 14,000 hectdreas de baldios en la region soul SeeLe on
ientes que narra la carta. Ver el cuadro sobre adjudicacio
Memoria del Ministerio de Industrias, Tomo V, 1939.
ever”
‘
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@ fuerza pfiblica en logs
A SS!ot
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-
e l o s gobierno
diy
*VYechaban el aisl
et
. En 1868 el
lonos
t a r g o l p e s a los co
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q u e f i o s p o blados par h a del enfrentamiento entre oo.
pe s e c u e n c
como con |
Estado de Boyacd reconocia que tuacig,
ar e ha bi a ll egado a una Si |
san
ad en el Ca
lonos e indigenas la insegurid
+
de asegurar 1,
oya ca declara que no pue
de B
tal que"... el gobierno del rstado |
al sacrificio por log
que estan expucstos
del Casanare
vida de los habitantes
i n os venezolanos mwas barbarog
indios salvajes y a los robos y alevosias de alsu sd al Poder
5 5 terr itori
t
y, Por tanto , anuncia que cederd este
atin que los salvajes
. . ‘ no sé
solo pon:-
po r la Pp penetracién espon
Estos choq ues eran inev itab les
Central". 1/
re, sino por la misma politica estatal
ténea: de colonos en la regién de Casana
-
ion es a los bla nco s en su concepei0n de la distri
de conceder grandes extens
tenian
o veremos mis adelante, las leyes
bucién de los baldios. Aunque, com
ncia de los indigenas, en lo hechos los
en cuenta al entregar baldios la existe
llev aban las de perd er, ya que era frecuente la ocupaciOon efectiva del
indios
te la toma de medidas protectoras
baldio concedido mientras que era inexisten
“bara que escolten los correos y cargamentos en aquellas partes de las vias
de comunicacién donde haya peligro de que sean asaltados por los salvajes".
fue siempre propuesta pero pocas veces se llevé a efecto y siempre sin consis~
tencia pues las frecuentes guerras civiles mantenian las guurniciones ocupa-
de la tri-
La ley de 4 de junio de 1870 insiste en la reduccién a la vida civil
bus salvajes y " la colonizacién del territorio que ocupan". Sefala una serie
nos de los Es-
de medidas que el Ejecutivo Central, de acuerdo con los gobier
tados, debe tomar: empleo de misioneros cristianos pagados por la Union; es-
indigenas mediante la
tablecimiento de poblaciones de colonos en las regiones
oa
concesién de tierras baldias; destinacion de una parte de la fuerza ptGblica a
Ct
d icolas; auxilio en herramientas, animales x
agr
marfindacién de colonias Lime
mienty a
as pa ra lo s ind ige nas red ucidos y para los colonos; estableci
mill
-r
tr an
an spor te , > el co rr eo y la vida de Les tit
ciones para gara ntiizar el
rant
guarniici
1868.
nos. Esta ley derogé a la de
miento del
La ley 11 de 27 de abril de 1874 planteaba otro viraje en el trata
problema indigena, teoricamente favorable para los indios, aunque claro estj
que tampoco fue aplicada. Ordena la ley que el Poder Ejecutivo se ponga en
guar el
comunicacion con la tribus de indigenas no reducidos "a fin de averi
zadas establecidas en los mismos territorios ". La ley pasa enseguida a re-
de acuerdo con las tribus los limites generales del que a cada tribu se le
. .
. we
Separdndose de la legislacién anterior que exigia el estableci~
w yee s
reconocen"”.
sljo
nes interi> ores".
.
tw "
Tambié2
n 5 © propone a i
Iinducir
i a los in
la ejem digenas
jemplar democracia q
que sesq
Sun el legii slad
or rein
i aba en e]
época: "Empleo pe pais en aquella
rseverante
tuciones republ
son: el nombrami icanas, como
ento de gus jefes
y caudillos por el
s a eccién general: la
nién periddica de
7 bl e reu-
asambleas o cuer
pos representati
vos Para discutir lo
cios de interés comin; s nego~
e] establecimiento de
jueces imparciales Pa
ra ladeci-
sién de las controve
rsias Particulares
; yel reconocimien
to de la Patria comi
a que pertenec en y de lg autorida n
d nacional que los
protege", (Articulo 11,
regla 6a). Mientras que el pa
is civilizado vivi
a sacudido por las
guerras
civiles, la ley orde
na que el poder ejec
utivo ejerza la "mediacién constant
e
e interpuesta entre las
diversas tribus para evi
tar o terminar sus guerra
s
intestinas y decidirlas a
adoptar reglas de conducta
humana y benévola entre
si"
+ (Regla 7a.) La Memoria
de Hacienda de 1874 se gueja
de las dificulta-
des para reducir a los ind
igenas Salvajes y reconoce
retéricamente los efec-
tos negativos de los precedimient
os violentos: "Mis dificil que reunir los
Salvajes en un paraje determ
inado, es retenerlos en 61.
Lo primero suele con-
Seguirse halagéndolos con la promesa
de darles utensilios de caza y pesc
a,
herramientas y vestidos; para’lo
segundo no valen los regalos ni la
palabra
Persuasiva del misionero;
y por eso es preciso apelar
a la fuerza... Esta acti-
tud de atraerlos fingiendo amistad para
luego retenerlos mediante violencia y
Para arrebatarles su libertad resi
ente profuntamente al indigena y con
sobrada
raz6n: mira como una prisién el] caserio en que
se le obliga a vivir, reputa como
Sn a ea tneniaeg
iclee!
fomento de la colonizacién de las tierras ocupadas por los indige
nas. Debemos
agregar que casi ninguna de esas leyes se ha cumplido, y que lo
echo en el asunto, no ha producido ningfn resultado satisf poco que se ha
Puede decirse, actori o. Ese poco,
se ha limitado a la expedicién de 148 eyes". Vélez,
aOr nee oe Fernando.
Se intent6 conjurar
el peligro dictando
ja ley 53 de 20 de
junio de 1874, me-
diante la cual se impu
lsaba la colonizacién
del Caqueté y se pr
omovia la nave-
gacién en lo s rios Putumayo y Napo
.
poder ej- ecutiv
-
o para qu
os
e tt
“con alguna soci- edad
© algia n in
:
di- vi. duo o empresario
2
particular, proceda
a contratar la fund
acién de dos o mas
colonias en el terr
i-
i/ Netionde de Ha
eteni de 1874. La
lo referente a la difi s quejas del Secret
cultad de fijar a los in ario de Hacienda en
de el Virrey Caball
ero y Géngora: "Siem re h di ge na s re du cidos, recuerda la
nes para un formal establecim ~ s :
iento, . % 3
“y que sufrir treinta emigra
e
cio
torio del Caquetd, sobre las riberas de los rios Putumayo y Napo haci
1a as
fronteras con el Ecuador, Peri y Brasil, con el fin de vopender ¢ae “eins
cia del Caqueté y del Amazonas termimron en manos del Brasil. ‘ Los indi enas
de estas regiones fueron casi totalmente exterminados por los caucheros ‘ “onei
Unién, otro nombrado por el Gobernador del Estado, del Director de Misiones en
g
la Diécesis o su delegado, del Rector del Colegio de Misiones, > de un Secretar
2cretar io
i “4
Después de dictada esta ley sélo se legislé sobre la reduccién de los indige- |
1888 - 1890
i
tifculo 319 dice: i con el Representante
"El Gobierno podrdA celebrar convenios
a 0-4 as mencionadas tri-
@ la Santa Sede para el fomento de misiones catélicas en 1
eitPi
- 16 - }a
én sobre indi-
89 de 1890 (25 de noviembre) reo rienta totalmente la legislaci
stos a la iglesia cat6lica. Su ar-
genas salvajes, consumando la entrega de é
ticulo lo. dice: "La legislacign general de la Repiblica no regira entre los
Como se ha visto a través de este trabajo, nada ganaron los indigenas mientras
estuvieron bajo el control del Estado Colombiano. Mas adelante se verd co.0