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PROBLEMAS Y SOLUCIONES
La vida constitucional del Estado Oriental del Uruguay se inicia con las presidencias de
Rivera y Oribe. El 24 de octubre de 1830 la Asamblea General designó Presidente de la
República a Fructuoso Rivera, quien se mantuvo en el cargo hasta cumplir los cuatro años que
le correspondían d acuerdo a lo que establecía la Constitución. El 1 de marzo de 1835 la
Asamblea designó presidente a Manuel Oribe. Este no pudo terminar su mandato porque
renunció el 24 de octubre de 1838 al ser derrotado por una revolución encabezada por Rivera
quien contaba con el apoyo de Francia. Rivera quedó a cargo del poder siendo designado
nuevamente presidente por la Asamblea General.
LOS PROBLEMAS
Estos primeros gobiernos uruguayos debieron enfrentar los problemas causados por
los factores de perturbación o inestabilidad.
Reconocer el derecho de unos significaba dejar sin tierras a los otros. Quines se
sentían despojados recurrían a buscar el respaldo de los hombres fuertes del campo, los
caudillos, y al uso de las armas para mantener sus tierras. Por lo tanto este conflicto entre
propietarios y poseedores era también un problema económico, político y jurídico.
3) Problemas políticos.- Eran varios:
a) La forma en que se había producido la “independencia” provocaba la falta de un
verdadero sentimiento de identidad nacional. La “independencia” era muy relativa. Las primeras
presidencias debían resolver el reconocimiento del nuevo estado por otros países y asegurar
su viabilidad como estado.
b) Las luchas internas que no sólo pasaban por la discusión parlamentaria o el cruce
de artículos en la prensa, sino que llevaba al enfrentamiento armado. Habían bandos más o
menos identificados: unitarios, federales, abrasilerados, lavallejistas, riveristas. Pero las
principales divisiones tenían que ver con enfrentamientos personales entre los caudillos, como
era el caso de Rivera Y Lavalleja, primero, y de Rivera y Oribe después. No era ajeno a estas
luchas el conflicto por las tierras.
c) Las dificultades para aplicar la constitución en una realidad que poco tenía que ver
con aquellos países de donde se había copiado. La mayoría de la gente reconocía como
autoridad a los caudillos, por que los estimaba y respetaba, y no a las autoridades establecidas
por la constitución. Cuando Rivera realiza desconoce al presidente Oribe e inicia una
revolución, los riveristas decían que el presidente “se había revelado contra Don Frutos”,
porque para ellos el que “mandaba” era, naturalmente, Fructuoso Rivera, estuviera o no
investido de poder por la constitución.
LAS SOLUCIONES
1) Las relaciones internacionales.- Durante las primeras presidencias las relaciones
exteriores se orientaron hacia en dos direcciones:
- Hacia los países europeos tratando de obtener el reconocimiento del nuevo estado y
lograr préstamos de dinero.
- Hacia los Brasil y Argentina para conseguir que firmaran un tratado definitivo que
asegurara la independencia de los orientales y para solucionar el problema de los límites.
Las principales gestiones hechas en Europa se hicieron frente a los gobiernos de
Inglaterra y España. Las gestiones ante Inglaterra, iniciadas por el Ministro Lucas Obes,
buscaban que aquel país asegurara la independencia de Uruguay ante Argentina y Brasil .
Durante la presidencia de Oribe se intentó lograra un acuerdo comercial pero no se llegó a
nada concreto. Las gestiones ante España tenían como propósito principal obtener el
reconocimiento de la independencia. Se establecieron relaciones comerciales con aquel país
pero no se llegó un acuerdo sobre el establecimiento de relaciones diplomáticas porque
España reclamaba indemnizaciones por la revolución artiguista.
Las gestiones ante los países vecinos para obtener un tratado definitivo y establecer
los límites fracasaron. Las principales gestiones se hicieron ante Brasil (con Argentina había
una separación geográfica bien clara que eran los ríos Uruguay y de la Plata) ante el cual se
reclamaban los territorios al norte del río Cuareim que habían pertenecido a la Banda Oriental
en la época colonial. Ante la negativa de Brasil de tratar el tema, el ministro Lucas Obes pensó
en la creación de la una alianza entre todos los países que tenían fronteras con Brasil, para
negociar en conjunto el reconocimiento de los antiguos límites. El plan comenzó con éxito al
obtenerse el apoyo de Perú y Bolivia, pero luego Lucas Obes debió renunciar y cuando asumió
la presidencia Oribe dejó de lado esa estrategia.
Las nuevas gestiones iniciadas por Oribe en 1837, aprovechando los problemas
internos que tenía Brasil con la revolución de Río Grande del Sur, tampoco tuvieron éxito.
EVOLUCION POLITICA
PRESIDENCIA DE RIVERA
El 24 de octubre de 1830, la Asamblea General designó presidente a Fructuoso Rivera,
quien obtuvo 27 votos contra 5 que recibió Lavalleja. Los dos caudillos eran las figuras políticas
más relevantes del momento. Rivera, que contaba con 45 años al ser designado presidente,
era hijo de un importante estanciero y en 1811 se había sumado a la revolución artiguista.
Participó del éxodo al Ayuí y en el segundo sitio a Montevideo. Tuvo destacada labor durante el
período de la Provincia Oriental autónoma (1815-16) y Artigas confió en él designándole en
cargos de gobierno y luego al frente de las tropas que debían detener a la invasión portuguesa
en el este de la provincia.
Rivera
En 1820, derrotado Artigas, Rivera lo deja a un lado y hace un acuerdo con los
portugueses, colaborando con la dominación de aquellos sobre la provincia. Fue un personaje
importante durante el dominio portugués y brasileño, ocupando el cargo de Comandante de la
Campaña. Se negó a participar en el intento revolucionario de 1823 pero se incorporó a la
revolución de 1825 en un hecho polémico (el episodio del Monzón). Participó en la lucha contra
los brasileños con éxito y llevó a cabo la toma del territorio de las Misiones. Este hecho le
otorgó fama que sumado al prestigio adquirido durante sus años de comandancia de la
campaña, le facilitaron la designación com o presidente.
Poco tiempo después de asumir la presidencia Rivera marchó hacia el interior, donde
se sentía más a gusto dada su condición de caudillo y su temperamento, delegando el mando
en el presidente del Senado Luis Eduardo Pérez. Casi todo su período como presidente Rivera
se mantuvo en la campaña y el gobierno quedó en manos de sus ministros y de un grupo de
amigos con los que tenía vinculaciones desde la época de la dominación brasileña a quienes
se conocía como los “cinco hermanos” (Lucas Obes, Nicolás Herrera, José Ellauri, Julián
Alvarez y Juan Andres Gelly).
A mediados de 1831 comenzó a hacerse sentir una creciente oposición al gobierno de
Rivera. Se acusaba la gobierno de no respetar la constitución, de mala administración y de
tener un ejército mal controlado e impago que era una amenaza constante. La oposición
acusaba al ministro Santiago Vázquez y a “los cinco hermanos” de mala administración y de
usar al gobierno para obtener beneficios económicos personales.
A esta situación hay que agregarle el descontento de Lavalleja que se había visto
postergado en sus ambiciones políticas y el problema de los poseedores y propietarios. Todo
esto sumado fue creando un clima de tensión que desembocó en violencia.
Primero hubo una rebelión de los indígenas que el propio Rivera había traído de las
Misiones y habían sido hacinados en Bella Unión, al norte del país. Olvidados, sin medios para
subsistir, se dedicaron al robo de las estancias cercanas. Rivera envió a su sobrino Bernabé
para poner fin a los ataques indígenas, pero fue muerto. El propio Rivera dirigió una campaña
contra los indígenas, emboscándolos y exterminándolos.
Por otra parte se produjeron dos rebeliones de los lavallejistas, una en Durazno, donde
Rivera residía habitualmente, y otro en Montevideo. Las dos rebeliones fueron derrotadas por
Rivera, con ayuda de unitarios argentinos residentes en Uruguay. La victoria de Rivera no fue
seguida de un intento d acercamiento y diálogo con la oposición. Al contrario, se expulsó a los
opositores del Parlamento y se quitaron las tierras y ganados de los lavallejistas. Así se inició
una práctica que se hizo muy común en el resto del siglo: el bando victorioso se apropiaba de
los bienes del vencido, y éste aspiraba a una rebelión para tomar venganza y recuperar sus
bienes.
En 1833 se produjo una segunda rebelión que fue preparada por Lavalleja desde
Buenos Aires donde contaba con el apoyo del gobernador Juan Manuel de Rosas. La rebelión
fracasó.
Hubo un tercer intento de rebelión en 1834, esta vez encabezado por el propio
Lavalleja,que también fracasó. Rivera pudo terminar su período de gobierno. Interinamente el
presidente del Senado, Carlos Anaya, se hizo cargo de la presidencia, hasta que la Asamblea
General designara al nuevo presidente. Anaya designó a Rivera como Comandante General de
la Campaña, lo que lo ponía al frente del ejército con la función de mantener el orden e la
campaña “persiguiendo vagos, desertores o criminales”. El poder que el daba este cargo era
mucho y los límites muy pocos. Podía ser un elemento de fricción con el futuro presidente.
Oribe
PRESIDENCIA DE ORIBE
El 1 de marzo de 1835 la Asamblea General designo unánimemente a Manuel Oribe
como presidente. La unanimidad indica la coincidencia de opiniones, tanto de partidarios como
de contrarios al anterior presidente, sobre la figura de Oribe y las esperanzas que en él se
tenían. Para algunos historiadores los asambleístas veían en Oribe un buen administrador, un
militar de carrera que pondría orden en la administración de los dineros públicos y respetaría la
constitución.
Pero, si esas eran las intenciones, no pasaron de ser sólo intenciones, porque los
conflictos internos y externos no permitieron desarrollar la obra que se esperaba de Oribe. En
el primer año de gobierno ya hubo problemas con la sectores de la prensa que se quejaban de
falta de libertad para expresarse. El gobierno había puesto restricciones a las manifestaciones
de la prensa referidas a la situación argentina. Los motivos eran que los unitarios exiliados en
Montevideo manifestaban sus opiniones contrarias al gobierno de Rosas en Buenos Aires. Este
había reclamado ante Oribe y Oribe impuso limites a las manifestaciones de la prensa. Los
sectores liberales, contrarios a Rosas, acusaron a Oribe de estar aliado al gobernador de
Buenos Aires.
Pero el problema mayor de la presidencia de Oribe se produjo cuando este decidió
suprimir el cargo de Comandante de la Campaña a comienzos del año 1836. La existencia de
ese cargo en manos de Rivera significaba la existencia de dos autoridades dentro del país: la
del presidente y la de Rivera. El decreto por el cual se suprimía el cargo establecía que ya no
era necesario y el ejército quedaría bajo las órdenes el Ministro de Guerra, que dependía
directamente del presidente. Rivera tomo el hecho como una destitución para alejarlo del
poder. Por otra parte en la Asamblea General se elaboró un informe donde se acusaba al
gobierno de Rivera de irregularidades financieras beneficiando a particulares en perjuicio del
estado. En total se hacían 174 cargos. Además se hizo pública la deuda que había dejado el
gobierno de Rivera.