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LOS RECLAMOS DE LOS SECTORES RURALES

Como hemos señalado el afianzamiento de la explotación del ovino modificó


sustancialmente los modos de producción ganadera. Marcó el comienzo de la diversidad
de la producción y de las exportaciones, contribuyó a valorizar los campos, determinó
cierta tecnificación y alentó la sedentarización de la mano de obra rural. Se podría decir
que definitivamente el capitalismo ingresaba en la campaña uruguaya.
Estos cambios económicos y sociales también modificaron el pensamiento de los
estancieros. Los cambios se hacían en base a la inversión de dinero y el estanciero no
quería perder su inversión. Las revoluciones y las guerras civiles significaban pérdidas
enormes. “Esa calamidad, ese martirio que se llama guerra civil, vino a destruir tan gratas
esperanzas” sentenciaba Juan Ramón Gómez, primer presidente de la Asociación Rural
del Uruguay. Se refería a la revolución de las Lanzas acaudillada por Timoteo Aparicio que
se extendió entre 1870 y 1872.
Las consecuencias de las guerras en la campaña afectaban de varias formas a los
estancieros empresarios. El enganche de peones (voluntario a veces, forzoso en muchas
ocasiones, privaba a los hacendados de mano de obra. Los ejércitos en lucha, tanto los
rebeldes como los oficiales, mataban animales indiscriminadamente para alimentarse o
vender los cueros. Algunos aprovechaban la situación de caos para robar ganado y llevarlo
hacia Brasil. Y entre los animales muertos o robados a veces estaban los costosos
ejemplares importados para mestizar. Las estancias se quedaban casi sin caballos ya que
estos eran tomados por los ejércitos, porque se los consideraba elemento de guerra antes
que de trabajo.Y sin caballos era imposible cuidar los ganados.
Además, al finalizar las guerras, los peones ques e habían acostumbrado a la vida
a campo abierto, no retornaban fácilmente a la vida sedentaria a obedecer a sus patrones.
Muchos se transformaban en bandidos que se mantenían robando ganado: “los matreros”.
Incluso algunos pequeños estancieros que se arruinaban con las guerras se unían a estas
bandas.

Esta situación impulsó a los estancieros (al menos a los vinculados a la estancia
moderna) a agruparse, formando un poderoso “grupo de presión” sobre las autoridades
para que pusieran orden en el campo.
La Asociación Rural del Uruguay.- El 3 de octubre de 1871 fue fundada la
Asociación Rural del Uruguay (ARU) por iniciativa de los estancieros más emprendedores
de la clase alta rural. Elaboraron un programa de reivindicaciones que respondía a sus
intereses y necesidades y trataron de transformarlo en el programa de todo el país. Según
ellos la ganadería constituía la única fuente de riqueza del país y todo lo que la beneficiara
servía a los intereses nacionales. Era un punto de vista muy egoísta pero no se puede
negar que partía de una realidad: el 90% de las exportaciones del Uruguay correspondían
a derivados d ela ganadería.
En el proceso de creación de la ARU tuvieron un importante papel los estancieros
extranjeros, particularmente los ingleses, aunque no faltaban hacendados nacionales
como Domingo Ordoñana o Juan Ramón Gómez. Muchos de los integrantes del gremio de
estancieros estaban vinculados a la actividad comercial en Montevideo. Tenían una
formación urbana e intelectual que los diferenciaba del resto de los hacendados y eso los
convirtió en los “encargados” de transmitir al resto el “espíritu de empresa”.
A partir de 1872 la ARU comenzó a editar una revista quincenal dirigida por José
María Castellanos. En el primer número ya anunciaba cuales serían los puntos principales
de su prédica: la situación de la campaña “descuidada y abandonada a sus propias
fuerzas”, la necesidad de hacer respetar la propiedad privada, extender la educación a la
campaña y que “los dineros municipales sean manejados y empleados como
corresponde”.
La revista no sólo se distribuía a los socios de la ARU sino que se enviaba a las
escuelas rurales, juzgados, comisarías, Jefes Políticos, Ministerios y oficinas públicas. En
un medio carente de publicaciones especializadas contribuyó a la difusión de temas
científicos, además de difundir los reclamos y propuestas de la ARU.
Dentro de los propósitos de la ARU estaba el de disciplinar a la población de la
campaña, en particular a “los hombres sueltos”. Pero si bien los estancieros promovieron
el disciplinamiento de la sociedad, no eran los únicos interesados. Los estancieros desde
la revista de su gremio, los maestros de los libros de lectura y las aulas, los médicos desde
los consultorios, los curas desde los confesionarios y púlpitos, los padres de familia desde
las cabeceras de almuerzos y cenas, los políticos desde las editoriales de los diarios o
desde el parlamento, los oficiales del ejército desde sus regimientos y los jefes de policía
desde sus edictos. Todos ellos fueron los encargados de imponer las nuevas formas de
actuar, basadas en el orden y en el respeto a la autoridad.
¿Cuáles eran los nuevos valores? Trabajo, ahorro, disciplina, orden y la salud e
higiene del cuerpo fueron deificados a la vez que fueron diabolizados el ocio, el juego, la
suciedad y la sexualidad. Los artículos de la Revista eran muy explícitos: “Trabajar es
producir, crear valores para el cambio, y el movimiento de las industrias y el comercio con
que se engrandecen los pueblos y afianzan su bienestar. No concebimos la felicidad en el
ocio, ni otorgamos cualidades dignas a la pereza aunque se disfrace con la máscara de
las circunstancias o de las crisis con que se pretende atenuar el abandono de sí mismo, y
el olvido de los deberes del hombre para con la sociedad, que no es ni más ni menos que
una colmena donde se desprecian los zánganos”. La educación, entendida como
“educación para el trabajo”, era considerada como una de las  soluciones para los
problemas del país: “Hay que uniformar la educación haciéndola obedecer a textos
iguales, con libros iguales, con igual moral, con sentimientos cristianos”. También era
importante la enseñanza religiosa o moral para arraigar a las familias y
sedentarizarlas: “Se necesitan tres cosas indispensables para detener esa gente: el
médico que la cure de sus males, el maestro de escuela que curta su natural rudeza. El
sacerdote que le enseñe la moral cristiana”.
La reforma escolar emprendida por José Pedro Varela durante los gobiernos
autoritarios fue una forma de extender las nuevas normas de convivencia. La escuela
pública y obligatoria aseguraría el triunfo de la civilización sobre la barbarie, de la
urbanidad sobre la campaña, de la disciplina sobre el desorden. Los textos de clase
recogían la idea del trabajo como un bien social. En el libro de primero de la escuela
“¿Quieres leer?” en su edición de 1900 se decía: “Yo quisiera ser rico para ayudar a los
pobres”. En el libro de cuarto de escuela de los años 20 se expresaba: “ Trabajaré.
Mientras soy pequeño ayudando a mis padres, asistiendo a la escuela y estudiando mis
lecciones. Más tarde según mi inclinación, seré mecánico, obrero o ingeniero”.
La ARU trató de influir en las decisiones del gobierno a través de su prédica, de su
poder económico y de las vinculaciones sociales de sus dirigentes. Muchos de estos eran
activos participantes de la vida política actuando en los partidos políticos y ocupando
cargos públicos. Fueron ministros o legisladores varios de los fundadores de la ARU como
Juan Ramón Gómez, Daniel Zorrilla, Justo Corta, Marcos Vaeza, etc.
No interesaba a este grupo de presión quien gobernaba o si el gobierno era
legítimo o no, sino la efectividad con que se encaraban y resolvían los problemas.
Apoyaban a quien asegurara el orden y la paz en la campaña, hiciera obras públicas que
permitiesen el incremento de la producción agropecuaria, impusiera una educación dirigida
a mantener la estabilidad y creara hábitos de trabajo. Por eso el apoyo que dieron a los
gobiernos autoritarios como el del Coronel Lorenzo Latorre.

El Código Rural.- Por iniciativa de la ARU la Asamblea General sustituyó la


anacrónica legislación colonial, aún en vigencia, por un Código Rural que, obviamente,
respondía a los intereses de la clase alta rural. Este Código fue aprobado en julio de 1875,
cuando el gobierno estaba en manos de Pedro Varela y detrás suyo el hombre fuerte era
ya Latorre.
Entre las disposiciones más importantes del Código Rural aprobado en 1875
tenemos las siguientes normas:
1) Los propietarios no tenían limitación en la cantidad de tierras o ganado que
podían tener en propiedad.
2) No se obligaba a alambrar pero si se los obligaba a deslindar y amojonar los
campos, inscribiendo las mensuras en un registro creado a tales efectos. Esta obligación
perjudicaba a los pequeños propietarios que tenían más ganado que el que sus campos
podía albergar e invadían campos de grandes propietarios sobretodo cuando faltaban
pasturas. Ahora no tenían la excusa de no saber con claridad cuales eran los límites.
3) Para asegurar más la propiedad se prohibió recoger ganado extraviado en
campo ajeno sin permiso del dueño del campo. Se eliminó el uso común de los montes (de
donde se extraía leña o se refugiaba el ganado) pasando a ser propiedad exclusiva del
dueño del campo donde esos montes se encontraran.
4) Se tomaban medidas para combatir el robo de ganado. Se estableció la
obligatoriedad de las marcas de ganado y su registro y el uso de guías de traslado de
ganado. El vendedor de ganado entregaba un certificado al comprador y este lo
presentaba a las autoridades quienes entregaban una guía que debían tener los troperos o
acarreadores del ganado cuando procedían a llevar el ganado de una estancia a otra o
hacia el lugar de faena. Los acarreadores debían inscribirse en un registro que llevaría la
policía de cada departamento, teniendo que probar su buena conducta para ser admitido
en el registro. Quienes no estuvieran registrados no podían conducir ganado. El robo de
ganado (abigeato) se penaba con fuertes multa.   
5) Se imponía una severa vigilancia a las pulperías volantes consideradas centro
del tráfico de cueros robados.
6) Se definían las relaciones entre patrones y peones estableciendo normas para
asegurarse los estancieros la permanencia de los peones en sus puestos de trabajo,
aunque el patrón no tenía obligación de mantenerlos en él. El peón no podía abandonar su
trabajo hasta la fecha fijada en un contrato (que se registraba ante un Juez), pero el patrón
podía despedirlo argumentando razones morales: desobediencia, holgazanería o “vicios”.
7) Los estancieros serían responsables por las faltas o delitos que hicieran los
agregados que vivían en sus estancias. De esta manera los estancieros “modernos”
intentaban modificar uno de los hábitos de la estancia cimarrona: dar cobijo a los gauchos
que andaban “sueltos” por los campos. Los estancieros lo pensarían muy bien antes de
dar refugio a  aquellos hombres.
En 1879, ya con Latorre al frente del gobierno, se hicieron algunas reformas al
Código Rural. Se estableció mayor severidad en la represión del robo de ganado,
sustituyendo la pena d emulta por la pena de prisión, combatiendo los robos cometidos por
algunos estancieros.  Además se estableció la medianería forzosa: si un propietario
alambraba su campo los vecinos linderos tenían que pagar la mitad del costo del
alambramiento. La medianería fue muy resistida, hasta por la propia ARU, ya que los
pequeños y medianos propietarios no siempre podían pagar los gastos del alambramiento
de sus vecinos latifundistas.
El Código Rural era el eficaz marco legal para los cambios económicos que
llevaban adelante los estancieros progresistas nucleados en la ARU. Pocos años después
de entraren vigencia, en la Revista de la ARU, un artículo expresaba claramente los
beneficios que los estancieros obtenían de él: “El Código Rural, esa obra que es tesoro de
bienestar y seguridad para la campaña, apenas fue puesta en vigencia empezó a causar
los efectos que se esperaban: el contento de la población honrada de los campos, que no
temía someterse al rigor de la ley, porque sabía que obrando bien estaba exenta de caer
en sus penas; y el descontento de los ladrones de vacas y cuatreros, en pequeña y gran
escala, porque veían que no era posible ya tener pastoreos de ganados orejanos, que no
podían tener grandes cantidades de ganado pastando en campo ajeno, que los cueros
robados no había pulpero que los comprase y que esas bolsas de oro donde desaparecían
los ganados de los vecinos vendidos para ser faenados en Brasil, dejaban de existir para
dar paso a la garantía de la propiedad” (Revista de la ARU, 30 de abril de 1878).

Publicado por Alberto Fernández en 11:19 No hay comentarios: 


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LOS CAMBIOS EN LA GANADERÍA


LA GANADERIA TRADICIONAL
Desarrollo del ganado vacuno.- El fin de la Guerra Grande y el período de paz
que le siguió permitieron la recuperación del stock ganadero. Al finalizar la Guerra Grande,
en 1852, había unos 2 millones de vacunos; seis años después, en 1858, la cifra había
pasado a 4 millones, o sea que se había duplicado. En 1862 la cantidad de animales
llegaba a los 8 millones, o sea que en sólo cuatro años se había vuelto a duplicar. Esa
cantidad correspondía al máximo de animales que los campos podían mantener si se
seguía con el tipo de explotación tradicional. Los historiadores Barrán y Nahum señalan
que “el país había llegado a una cifra que no podía traspasar a no ser que se modificara,
para modernizarlo, su régimen de explotación”.
Como consecuencia de este aumento de ganado, la tierra se volvió más valiosa
aumentando su precio: en 1852 el valor promedio de una hectárea era de $0,60, mientras
que en 1860 el precio promedio era de $2,09, o sea un aumento del 248%. La valorización
de los campos puso nuevamente en evidencia el problema de los poseedores sin título o
con títulos imperfectos y de los ocupantes de tierras públicas. Al poblarse los campos de
ganado los especuladores reclamaron tierras que eran públicas para que les fueran
entregadas. Los reclamos de tierras fueron tantos que en abril de 1858 se aprobó una ley
ordenando que no se admitirían más reclamos de tierras públicas.
¿Cuáles fueron las causas de tan rápida recuperación ganadera?
En primer lugar la paz interna. Entre 1852 y 1863, período en que trató de
imponerse “la fusión”, la paz fue relativamente duradera, siendo sólo alterada gravemente
en 1858.
En segundo lugar, la evolución de la economía mundial. A partir de 1850 se
produce en Europa un período de auge que se mantuvo hasta fines de la década de 1860.
También en este periodo se produce la guerra de Crimea, en la que Inglaterra, Francia y
Turquía lucharon contra Rusia. Esta guerra tuvo consecuencias favorables para las
exportaciones uruguayas porque aumentó la demanda de cuero (botas y correas para los
soldados) y dejó fuera del mercado a los cueros rusos. El precio del cuero aumentó un
80%.
En tercer lugar la recuperación ganadera se vio favorecida por el descanso de los
campos durante los años de guerra en los que disminuyó la cantidad de ganado. Las
pasturas naturales se fortalecieron y fue un excelente alimento.
Crisis de superproducción vacuna.- Comenzando la década de 1860 se advertía
que el desarrollo ganadero tenía un freno. Uruguay producía y exportaba dos productos
ganaderos: cuero y tasajo. El cuero tenía amplios mercados donde venderlo era fácil:
Inglaterra, Francia y Estados Unidos. El tasajo en cambio quedaba reducido a dos únicos y
pobres compradores: Brasil y Cuba. El tasajo era usado para alimentar a los esclavos que
trabajaban en las plantaciones de azúcar, café, etc. Esto limitaba las posibilidades de
aumentar las ventas ya que las posibilidades de compra eran escasas. En Cuba los
dueños de las plantaciones se ponían de acuerdo para frenar los precios y en Brasil existía
una legislación proteccionista que ponía altos impuestos a las importaciones de tasajo
para favorecer a los saladeros del sur brasileño. Además cuando los países europeos
tenían dificultades económicas disminuían las importaciones de productos de lujo como el
café y la azúcar, por lo que los exportadores de estos productos, como Cuba y Brasil,
retraían sus compras de tasajo.
En 1860 saladeristas y estancieros formaron un frente común y crearon el “Club
Nacional” con el objetivo de “velar por el progreso moral y material de la república”.
Enviaron misiones a Europa apuntando a conseguir nuevos compradores para el tasajo.
Pensaban que el tasajo podía ser buen alimento para la creciente clase obrera en países
como Inglaterra y Francia. Pero los esfuerzos no dieron sus frutos porque la carne salada
no tuvo aceptación.
Las faenas para los saladeros disminuyeron y a los estancieros les servía más
matar a los animales sólo para obtener el cuero que enviarlos al saladero.   El ganado sólo
valía por el cuero, por lo tanto la carne carecía de valor en el medio rural y no había
incentivos para mejorar su calidad. El Uruguay se mantenía en la edad del cuero como en
la época colonial: ganado criollo, explotación extensiva, latifundios, escasa mano de obra.
Esta situación también tenía sus consecuencias políticas. Los estancieros habían
reclamado el fin de la Guerra Grande para lograr la paz que les permitiera recuperar la
ganadería. Pero la paz había desarrollado tanto el ganado que este estaba perdiendo valor
por que abundaba y superaba la demanda. La guerra, que antes había sido señalada
como causante de los males, ahora ya no era tan temida. Al contrario los males ahora los
causaba la paz. El comienzo de las guerras civiles y el fin de la fusión no preocuparon a
los estancieros, por lo menos a aquellos que se mantenían con la tradicional explotación
extensiva de ganado criollo.

LOS CAMBIOS EN LA GANADERIA


Los primeros intentos de modernización de la estancia.- La relativa
pacificación fue el punto de partida para una serie de cambios impulsados por los propios
hacendados, principalmente de origen extranjero, que trataron de ponerse a tono con el
proceso de producción capitalista tal como se venía dando en Europa. Estos estancieros
con “espíritu empresarial” comenzaron a llevar la contabilidad de la estancia como si se
tratara de cualquier otra empresa: llevaban libros en donde registraban los ingresos y
egresos, hacían inventarios y recuentos anuales de ganado.
También comenzaron a mestizar. La verdadera mestización se va a realizar varias
décadas después, a mediados de la década de 1880, pero en este período se realizaron
las primeras importaciones de vacunos ingleses con el fin de lograr la reproducción de
ganado de mejor calidad. En 1859 los hermanos Hughes introdujeron dos toros y dos
vaquillonas Durham y cinco años después los hermanos Charles y Robert Young trajeron
toros Hereford para su estancia de Río Negro.
No todos los estancieros impulsaron cambios en sus estancias. Por lo tanto
pueden diferencias dos tipos de estancias:
a) La estancia cimarrona, siguiendo el modelo tradicional de la edad del cuero,
con su mano de obra de peones-gauchos o negros semiesclavos, cuyo dueño era un
caudillos de estilo patriarcal que se rodeaba de “agregados”, gente sin trabajo preciso,
pero que era útil para las tareas zafrales y para usar como ejército en caso de alzarse en
armas. Este tipo de estancia se extendía en el norte y el este del país y vendía parte de su
ganado en el sur de Brasil.
G. Hudson describió en su libro “La tierra purpúrea” como era este tipo de estancia:
“Cerca de la casa no había plantación alguna, ni siquiera un árbol de sombra ni
una planta cultivada; solamente había algunos grandes corrales para el ganado en los que
se hallaban de seis a siete mil cabezas...

La cocina era enorme y parecía un granero; no había sillas, ni mesas, ni cuchillos y


a la hora de comer se volcaba el puchero en una gran fuente chata, mientras que el asado
se lo servía cada uno directamente del asador, tomando la carne con los dedos y cortando
su tajada. Los asientos eran troncos de árboles y algunas cabezas de caballo.
Habitaban la casa una anciana negra y canosa de unos setenta años de edad, y
dieciocho o diecinueve hombres de todas las edades y tamaños y de variedad de colores.
Había un capataz y siete u ocho peones; los demás eran agregados atraídos por la
abundancia de carne...”
Al despuntar el día todos estaban sentados alrededor del fogón tomando mate
cimarrón y fumando un cigarro; antes de salir el sol todos estaban montados a caballo
repuntando el ganado; a mediodía todos regresaban para el almuerzo... Al cabo de pocos
días me sentí muy cansado de comer nada más que carne y se me ocurrió que habiendo
tantas vacas podría ser posible conseguir alguna leche pero la anciana negra se opuso.
Afirmaba que ninguna vaca había sido ordeñada en el establecimiento desde hacía doce
años, cuando el dueño hiciera una visita al mismo acompañado de su joven esposa...”
b) La estancia empresa, el nuevo tipo de establecimiento rural, con ganado
mestizado, con cría de ovejas (agregando la lana a la venta de cueros y carne), con
capataces, puesteros y peones asalariados, administrada con un criterio contable por
patrones vinculados a los negocios de la ciudad. Este tipo de estancia se extendía en el
sur y el litoral del río Uruguay, en la zona de mejores praderas y donde era más fácil la
comunicación con los puertos. Si analizamos quienes eran estos estancieros-empresarios,
nos encontramos con muchos apellidos extranjeros: Jakson, Stirling, Young, Hughes,
Drable, Poucel, Mac Entyre.
La revolución lanar.- Las pocas ovejas que había en Uruguay al comenzar su
vida independiente apenas si daban lana suficiente para rellenar colchones y almohadas.
En la primera década de vida independiente comenzó a desarrollarse la cría de ovinos y se
introdujeron razas merinos (para lana) lo que permitió exportar lana.
Pero la Guerra Grande fue funesta para los ovinos. La mestización de ovinos
necesitaba dedicación permanente que no pudo hacerse por la situación bélica. Oribe
confinó en Durazno a muchos estancieros extranjeros sospechosos de ser enemigos,
varios de los cuales se dedicaban a la cría de ovejas, actividad que cesó al no poder estar
en sus estancias.

Pero a partir de 1860 se dio un nuevo impulso a la cría de ovinos, tan significativo
que se le denomina “la revolución lanar”. En 1868 la existencia de ovejas llegó a la cifra de
16 millones de cabezas. El rendimiento en cantidad y calidad mejoró notablemente debido
al mestizaje. Se introdujeron carneros de Francia y Alemania obteniendo en 1868 un
promedio de un kilo de lana por animal (antes era de medio kilo). La calidad de las lanas
era tan buena que en Europa se hablaba de la “lana Montevideo” para identificarla.

La demanda de las indusytrias textiles


impulsó la cría de ovinos
¿Cuáles fueron las causas de esta revolución lanar?
En primer lugar la demanda europea. Los productores ingleses y franceses que
criaban ovejas, se habían inclinado a la cría de animales para carne debido a la demanda
de alimentos de las ciudades industrializadas. Esto significó que la industria textil europea
necesitó importar lana. Por ejemplo en 1870 los criadores ingleses sólo aportaban el 44%
de la lana que consumían las fábricas de tejidos de Inglaterra; el resto procedía del
exterior. En Francia sólo el 30% era lana producida en Francia.
Mientras la demanda de lana crecía con el desarrollo de la industria textil, la otra
fibra utilizada, el algodón, casi había desaparecido. El principal productor de algodón era el
sur de EEUU y la Guerra de Secesión (1861-1865) arruinó a los plantadores sureños. Esta
situación aumentó el precio de la lana.  
Otra causa fue interna: los estancieros uruguayos se dedicaron a la cría de ovinos
ante la crisis se superproducción de vacunos. Como ya señalamos los precios de los
vacunos habían bajado tanto que sólo valían por el cuero. Además entre 1860 y 1862 se
produjo una intensa sequía que provocó la muerte de vacunos y caballos. Las ovejas son
muchos más resistentes a la sequía, y además había una gran demanda de lana, por lo
tanto los estancieros invirtieron en la cría de ovinos y eso explica su gran desarrollo en
pocos años
¿Qué consecuencias tuvo la cría de ovinos?
1) Uruguay tuvo otro producto para exportar agregandose a los tradicionales cuero
y tasajo. Las cifras son elocuentes: en 1862 se exportaron 4 millones de kilos de lana y en
1868 la cifra era de 19 millones. En seis años hubo un aumento del 300% en las
exportaciones lanares. La lana desplazó al tasajo entre los productos exportables
colocándose en segundo lugar detrás de los cueros. En 1872 las ventas de lana
constituían el 25 de las exportaciones frente a 33% de los cueros y 10% de tasajo. En
1884 las exportaciones de lana superaron a las de cuero. Al diversificarse los productos
exportados, también se diversificaron los países compradores. Los cueros iban sobretodo
a Inglaterra y EEUU; el tasajo a Cuba y Brasil; la lana hacia Francia, Bélgica y Alemania.
Expresa el historiador Barrán: “No depender de un único comprador y tampoco de un sólo
producto eran lujos que pocas naciones de la América Latina podían darse en el siglo XIX.
En ello estaría una de las bases de nuestra originalidad y futura prosperidad”.
2) Dio más valor a las estancias. Los estancieros no dejaron de criar vacunos, sino
que colocaron ovejas a su lado. En años posteriores la existencias de vacunos y ovinos
han variado, pero siempre el aumento de una se acompaña del descenso de la otra. Es
decir que cuando el estanciero observa que baja el precio de uno, dedica más campo al
otro. Además la oveja valorizó los campos con menos valor ya que se puede criar en
zonas de serranía con pasturas pobres que no son aptas para el vacuno.

3) La cría de ovinos exigía más


cuidados por lo tanto aumentó la demanda de mano de obra y también mayor división de
trabajo por la variedad de tareas que había que realizar (aparte, curas, esquila). Mientras
no existían alambrados el control y cuidado de las ovejas debía hacerse con más hombres.
Por hectárea el nivel de ocupación de una estancia con ovejas era 5 veces más alto que el
de una estancia vacuna cimarrona. La oveja “ató” el hombre al suelo: al proporcionar
trabajo y requerir la permanencia en el lugar, contribuyó a la sedentarización de la
población rural.
4) La cría de ovejas favoreció al pequeño y mediano estanciero. Con la explotación
extensiva del ganado vacuno, los estancieros pequeños y medianos poco podían esperar
de la ganadería, fuera criolla o mestiza, por que se requería mucho campo para
mantenerla y sacar ganancia. En cambio las ovejas requerían menos campo porque
comían menos y se podían criar muchas en el mismo lugar que ocupaba un sólo vacuno.
Por ejemplo en una estancia de 2000 hectáreas se podían criar 1000 vacunos y obtener
una ganancia de $1500 por año; si se crian ovejas, se pueden tener 5000 y la ganancia
era de $3000. Además no se necesitaba invertir mucho capital para obtener una majada,
su reproducción era fácil y no se necesitaba matarla para aprovecharla ya que su riqueza
se reproducía anualmente sobre el lomo: la lana.
Para quienes no tenían una gran estancia dedicarse  al ovino ofrecía una
posibilidad de ascenso social que era difícil lograr con el vacuno.  Los inmigrantes de
origen vasco, francés e inglés que llegaban a Uruguay sin capital pero con conocimientos
en cría de ovejas, lograban progresar. En algunos casos los grandes estancieros
nacionales necesitados de ese conocimiento, le entregaban la mitad de los animales
nacidos, por lo que esos inmigrantes formaban sus propias majadas y con la venta de lana
formaban un capital suficiente para adquirir su propio campo.

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