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Los autores del texto en el párrafo introductorio señalan que realizan una revisión de los
paradigmas más influyentes en la literatura clásica referida con el poder. Ya con Múnera
observamos las trayectorias del concepto de poder y la dicotomía en la que se encuentra
constreñido. Pero necesitamos tener claro que el texto de Castro y Rodriguez (2009)
señalan tres objetivos: (107)
1) indicar el estado actual de los estudios sobre las relaciones de poder y los procesos políticos.
2) realizar un análisis crítico de cada uno de los paradigmas o enfoques teóricos del tema en
cuestión, señalando tanto sus aciertos como sus limitaciones.
3) establecer y explicar la pertinencia y las bondades de los modelos que actualmente se utilizan
en el campo de la antropología.
En la parte sustantiva señalan que coinciden con Abélès y Jeudy (1997) en torno a que la
antropología política cuenta con tres orientaciones principales (108):
Los autores consideran que la influencia de los paradigmas sociológicos ha sido amplia en la
antropología política (estructural-funcionalismo, procesualismo, economía y evolución política
y pos modernismo), pero han sido otras corrientes que han reorientado la etnografía y las
perspectivas de análisis: (108)
El sociólogo alemán Max Weber (que estudiamos con Múnera) conceptúa el poder como (108)
conceptualizó al poder como la probabilidad, cualquiera que fuera el fundamento de ella, que
tiene un individuo o un grupo dentro de la relación social de imponer la propia voluntad, aun
contra toda resistencia y esbozó los elementos centrales para explicar la versatilidad del ejercicio
de la política y lo político en la sociedad.
Y aportó para ello tres tópicos centrales:
b) La legitimidad y reconocimiento de los otros, como inseparable del liderazgo y carisma políticos.
Clasificó como las principales fuentes de autoridad o poder las siguientes relaciones sociales (108):
1) La autoridad tradicional, que se encuentra legitimada por las costumbres y las prácticas
aceptadas.
2) La autoridad carismática, legitimada por los atributos personales del individuo.
3) La autoridad burocrática-legal, que descansa en el ejercicio de la ley, constituyendo un sistema
racionalmente establecido
Emile Dirkheim introduce dos conceptos cruciales en su obra clásica La división del trabajo social
(108) ¿en qué consisten?
1. Mecánica: sociedades caracterizadas por lograr interacciones gracias a la asociación de
unidades iguales, donde la segmentación de una o varias partes no afectaba a las demás.
2. Orgánica: la división del trabajo era compleja, ya que la sociedad no se puede dividir en
partes iguales por su interdependencia.
En la página 110 en el primer párrafo (y final de este subtítulo) los autores- tras ilustrar con
ejemplos de las etnografías de Radecliffe-Brown (1940) y Fortes y Evans-Pritchard (1940) observan
el diálogo de los antropólogos con los clásicos de la sociología, y señalan que los esquemas
clasificatorios propuestos por la antropología política eran útiles para identificar aspectos
taxonómicos del poder, pero que presentaba serias limitaciones técnico metodológicas (¿Cuáles?)
Los esquemas clasificatorios propuestos por la antropología política, si bien eran útiles para la
identificación de un set o series de variables dependientes del poder, eran solamente
taxonómicos. Este aspecto, que fue su principal aporte, presenta serias limitaciones teórico-
metodológicas, pues, al sustentarse en generalizaciones a partir de los datos diversos reunidos en
diferentes grupos sociales, sólo son útiles para construir interpretaciones de fenómenos locales.
[…] pero consideran que contribuyeron con: al desarrollo de herramientas teóricas radicó en
explicar cómo operaban las estructuras sociales que permitían la expresión de la autoridad.
En este subtitulo los autores argumentan que en la década de los cincuenta, algunos postulados
del paradigma estructural – funcionalista fueron puestos en duda con la reiterada idea del
equilibrio social que impide la explicación del cambio socio cultural. No obstante Edmund Leach
trató de demostrar que los postulados de Levi Strauss que hablaban de los sistemas sociales como
la organización social eran estructuras reales que existieran en forma natural en equilibrio, no eran
fijas y variaban según las sociedades estudiadas.
Castro & Rodríguez (2009) expresan que, En suma, hasta la década de los sesenta, el estudio
antropológico del poder se definió a partir del análisis de la variable dependiente significativa que
cubre funciones políticas: la organización social. A pesar de la insatisfacción con las teorías del
equilibrio social, no se rompió con el modelo estructural-funcionalista británico (Pp.110)
Castro & Rodríguez (2009) expresan que, lo que aportaron para el cambio político fue la
generación de “[…]las herramientas teóricas para el análisis de los rituales y los símbolos como
medios que cumplían la función de la integración social y la construcción de representaciones
colectivas del grupo como un todo” (P.111)