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Formación disciplinar en Enseñanza de Lengua y

Literatura

Tema 01

El sistema de la lengua:
fonología, morfología y
sintaxis
Máster Universitario en Formación del Profesorado
de Educación Secundaria Obligatoria, Bachillerato,
Formación Profesional

Dr. Antonio Candeloro

Facultad de Ciencias Sociales y de la Educación


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Universidad Católica San Antonio de Murcia - Tlf: (+34) 968 27 81 81 - www.ucam.edu
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Resumen
En este Tema 1 repasaremos los conceptos básicos del sistema fonético, morfológico
y sintáctico del español. Se trata de un estudio propedéutico para analizar cómo se
enseña Lengua en el sistema educativo español.

1.1. Fonética y Fonología del español

Las consonantes del español

Existen en español 19 fonemas consonánticos de los 26 que componen en total el


sistema fonológico del español, lo que significa que el repertorio consonántico resulta
bastante nutrido.

Las consonantes precisan de la intervención de alguno de los órganos articulatorios


para su emisión, a diferencia de las vocales que se pronuncian sin que exista
obstáculo alguno en la salida del aire.

No todos los fonemas consonánticos son sonoros, como en el caso de los vocálicos.
Algunos de ellos son producidos sin la vibración de las cuerdas vocales. Tenemos, así,
tantos fonemas consonánticos sordos, como fonemas consonánticos sonoros.

Además, otro rasgo diferenciador en español de las consonantes con respecto a las
vocales es que se trata de fonemas que no pueden configurar una sílaba por sí solos.
Precisan siempre de la presencia de una vocal y, por tanto, ocupan la posición de
margen silábico (prenuclear o postnuclear) en la sílaba.

A la hora de clasificar los fonemas consonánticos entran en juego toda una serie de
criterios:

1. Punto de articulación.

2. Modo de articulación.

3. Vibración o no vibración de las cuerdas vocales.

4. Acción del velo del paladar (oral/nasal).

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En el análisis de los fonemas consonánticos del español que vamos a llevar a cabo a
continuación, utilizaremos como criterio guía para ordenarlos el del modo de
articulación, si bien también detallaremos cuáles son el resto de rasgos
(sonoridad/sordez, bilabial/alveolar/palatal) que caracterizan de forma específica a las
consonantes en cuestión, para poder diferenciarlas e identificarlas adecuadamente.

Oclusivas

Sonidos que se producen tras la interrupción brusca del paso del aire, motivada por el
cierre completo de los órganos articulatorios que intervienen en la generación del
sonido.

Fonológicamente, existen en español seis fonemas oclusivos:

Bilabial sordo /p/

Bilabial sonoro /b/

Dental sordo /t/

Dental sonoro /d/

Velar sordo /k/

Velar sonoro /g/

Así pues, tendríamos tres parejas de fonemas consonánticos oclusivos: dos


consonantes bilabiales, dos consonantes dentales y dos consonantes velares.

1.1.1. Bilabiales

Los fonemas consonánticos bilabiales son generados por la cerrazón momentánea de


los labios que impiden la salida del aire por la cavidad bucal.

La bilabial oclusiva sorda se representa fonéticamente por [p] y el grafema


correspondiente es también p. Las cuerdas vocales no vibran durante su emisión.

Padre, [pádre], piedra [pjédra], etc.

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La bilabial oclusiva sonora viene expresada por el fonema [b] y a nivel gráfico dos son
los grafemas que la representan: b y v. Las cuerdas vocales vibran durante su
emisión.

Vaso [báso], boca [bóka].

1.1.2. Dentales

La oclusión se produce, en este caso, por el contacto del ápice de la lengua con los
incisivos superiores.

El fonema dental oclusivo sordo se corresponde con [t], y, ortográficamente se


adscribe al grafema t. Las cuerdas vocales no vibran en la producción de este sonido.

Tela [téla], atar [atár]

La oclusiva dental sonora viene encarnada por el fonema /d/ que, a nivel gráfico, se
representa a través del grafema d. Existe vibración de las cuerdas vocales en su
articulación.

Día [día], duro [dúro].

1.1.3. Velares

Se trata de consonantes oclusivas por el cierre del paso de aire generado por el
acercamiento entre el postdorso de la lengua y el paladar blando o el velo del paladar.

La oclusiva velar sorda se corresponde con el fonema /k/ y, en la ortografía, se


adscribe a distintos grafemas. Al grafema qu ante vocales anteriores o palatales (i, e),
al grafema c delante de a, o, u, y, finalmente al grafema k en unas pocas palabras de
origen extranjero que se encuentran en nuestro acervo léxico. No se produce vibración
alguna de las cuerdas vocales durante su emisión.

Casa [kása], queso [késo], kárate [kárate]

La oclusiva dental sonora viene encarnada por el fonema /d/ que, a nivel gráfico, se
representa a través del grafema d. Existe vibración de las cuerdas vocales en su
articulación.

Día [día], duro [dúro].

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El fonema oclusivo velar sonoro va asociado a [g] y los grafemas que lo representan a
nivel gráfico son gu ante vocales anteriores o palatales (i, e), y g delante de a, o, u.

Guiso [gíso]

Gato [gáto]

Por otro lado, en posición implosiva, tras el núcleo silábico, estas consonantes suelen,
del mismo modo, articularse de forma más relajada.

El español tiene preferencia por las sílabas abiertas, es decir, por aquéllas que están
formadas por consonante + vocal (CV). Este fenómeno hace que en la estructura VC o
CVC, más anómala, la consonante en posición silábica implosiva sufra ciertos cambios
articulatorios o incluso llegue a perderse.

Por ejemplo, la /d/ en posición final absoluta, seguida de pausa, se pronuncia de


manera particularmente débil y relajada.

Ejemplos: venid [beníđ] ciudad [cjudáđ].

En algunos sustantivos, en pronunciación vulgar o registro coloquial a veces se


suprime la /d/ final, y, en Valladolid, Salamanca y otras zonas de Castilla, en su lugar
aparece una /θ/ relajada.

Ejemplos: verdad [berdá], Madrid [madríθ], usted [ustéθ]

Fricativas

Se trata de sonidos consonánticos que se producen por el estrechamiento de la boca


sin que se llegue al cierre completo de los órganos articulatorios que intervienen en la
emisión. El velo del paladar se encuentra levantado, adherido a la pared faríngea, por
lo que se trata de sonidos orales.

El aire sale por la boca rozando los órganos articulatorios.

Fonológicamente, existen en español cinco fonemas fricativos:

Labiodental sordo /f/

Interdental sordo /θ/

Alveolar sordo /s/

Palatal sonoro / /

Velar sordo /x/


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Fonéticamente, por el contrario, tenemos hasta nueve sonidos fricativos diferentes.

Bilabial sonora [ß], alófono de /b/

Labiodental sorda [f], alófono de /f/

Interdental sorda [θ], alófono de /θ/

Dental sonora [đ], alófono de /d/

Alveolar sorda [s], alófono de /s/

Alveolar sonorizada [s ], alófono de /s/.

Palatal sonora [ ], alófono de / /

Velar sorda [x], alófono de /x/

Velar sonora [γ], alófono de /g/

1.2.1. Labiodental fricativa sorda

Sonido consonántico producido por la aproximación del labio inferior hacia los incisivos
superiores, estrechando la salida del aire y sin que las cuerdas vocales vibren.

No cambia su modo de articulación en ninguna posición, de ahí que se represente a


nivel fonético y a nivel fonológico a través del mismo signo /f/ y [f]. Ortográficamente se
corresponde siempre, además, con el grafema f.

Ejemplos:

forma [fórma], café [kafé].

1.2.2. Interdental fricativa sorda

El ápice de la lengua se introduce entre los incisivos superiores e inferiores, sin que
las cuerdas vocales vibren. Se trata, al igual que /f/ de un sonido y de un fonema. No
sufre variaciones articulatorias y, por ello, se representa fonética y fonológicamente a
través del mismo signo [θ] o /θ/. En la ortografía, los grafemas que lo representan son
c, ante las vocales anteriores o palatales e e i, y z, ante las vocales velares y central a,
o, u.

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Ejemplos:

Taza [táθa], zócalo [θókalo], cielo [θjélo], cera [θéra].

1.2.2.1. Seseo

El fonema interdental fricativo sordo no existe en todo el mundo hispanohablante. En


ciertas partes de España (Andalucía y Levante, principalmente) y en casi toda
Hispanoamérica se ha producido el fenómeno fonético que se conoce con el nombre
de seseo.

El seseo consiste esencialmente en la inexistencia del fonema interdental fricativo


sordo al ser sustituido por razones de fonética histórica por el fonema alveolar fricativo
sordo /s/. Se trata de un fenómeno muy extendido y que goza de aceptación en la
norma culta.

La neutralización de θ/s deriva en una alteración en el sistema fonológico que supone


la creación de nuevos homófonos, tales como: casa/caza [kása/kása], zumo, sumo
[súmo/súmo], etc.

1.2.3. Fricativa alveolar sorda

En la producción de este sonido consonántico el ápice de la lengua se desplaza hasta


los alveolos dentarios superiores y deja sólo una pequeña abertura por donde sale el
aire. Las cuerdas vocales no vibran al emitirlo. Se representa tanto fonética como
fonológicamente a través del signo [s] o /s/ y gráficamente a través de s.

Ejemplos:

Suma [súma], asa [ása].

En ocasiones, también este sonido puede venir representado por el grafema x. La


pronunciación de la x en el español coloquial suele ser bastante relajada. Así, sobre
todo cuando precede a una consonante puede articularse como [s]. En posición
intervocálica, se realiza [ks] si la pronunciación es muy enfática, o [gs] / [γs] de forma
más corriente y más raramente como [s].

Ejemplos:

Extremo [estrémo], taxi [taγsi].


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1.2.4. Fricativa palatal sonora

Para emitir este fonema, el dorso de la lengua se eleva hacia la parte media y
posterior del paladar duro, dejando por el centro una pequeña abertura que permite el
flujo del aire y el ápice de la lengua, por su parte, se apoya en los incisivos inferiores.
Las cuerdas vocales vibran durante su articulación.

El símbolo mediante el que se representa fonética y fonológicamente es / / o [ ];


mientras que, a nivel gráfico, los grafemas que lo encarnan son y, hi en posición inicial
de palabra cuando se pronuncia de forma enfática y ll, si nos encontramos en zona
yeísta.

1.2.4.1. Yeísmo

El fenómeno fonético conocido con el nombre de yeísmo consiste en la


desfonologización del fonema palatal lateral sonoro /λ/. Pierde función distintiva y
desaparece del sistema fonológico del español en favor del fonema palatal fricativo
sonoro / /. Se trata de un fenómeno muy extendido en todo el mundo hispánico, sobre
todo en las variedades meridionales, que goza de aceptación en la norma culta.

Ejemplos:

mayo [má o], yegua [ éγwa], hierba [ erßa], llama [ áma]

1.2.5. Fricativa velar sorda

Se trata de un sonido consonántico que se articula con el postdorso de la lengua


próximo al velo del paladar, sin que vibren con ello las cuerdas vocales. Su
representación fonética y fonológica se efectúa mediante el símbolo [x] o /x/ y en la
ortografía lo encontramos a través del grafema j, seguido de cualquier vocal o de la
letra g, sólo ante vocal anterior o palatal e e i .

Ejemplos:

Maja [máxa], juego [xwéγo], coger [koxér], gigante [xiγánte]

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Africadas

En la articulación de un fonema consonántico africado se producen dos momentos


casi de forma simultánea: el primero es oclusivo, seguido, inmediatamente, de un
momento fricativo.

Fonológicamente, en español sólo existe una única consonante africada: el fonema


africado palatal sordo, representado en AFI con el símbolo / / y, según la RFE1, con el
de /ĉ/. Ortográficamente, se adscribe siempre al grafema ch.

La particularidad de este fonema africado español es que tanto la fricación como la


oclusión suceden en el mismo lugar de articulación: en el paladar. Las cuerdas vocales
no vibran durante su emisión.

Ejemplos:

Chica [ íca], choza [ óθa].

Nasales

Los fonemas consonánticos nasales se caracterizan, frente a todos los fonemas que
hemos visto anteriormente, porque, durante su emisión, el velo del paladar se
encuentra en posición descendente despegado de la pared faríngea, lo que provoca el
cierre de la cavidad bucal y la consecuente salida del aire por el conducto nasal.
Además, las consonantes nasales del español tienen la particularidad de que todas
poseen el rasgo de sonoridad.

Desde una perspectiva estrictamente fonológica, sólo existen en español tres fonemas
consonánticos nasales:

Bilabial sonoro /m/

Alveolar sonoro /n/

Palatal sonoro / /

1.3.1. Nasal bilabial sonora

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Por AFI se entiende “Alfabeto Fonético Internacional”; por RFE el “Alfabeto Fonético de la Revista de
Filología Española”.
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Se trata de un fonema consonántico nasal para cuya emisión los dos labios se cierran,
impidiendo la salida del aire. El velo del paladar permanece bajado y las cuerdas
vocales vibran.

El símbolo mediante el que se representa fonética y fonológicamente es [m] o /m/ y en


el nivel ortográfico el grafema que le corresponde es siempre m.

Ejemplos:

Mamá [mamá], mosca [móska], amo [ámo]

1.3.2. Nasal alveolar sonora

En la articulación de este fonema consonántico, el ápice de la lengua se aproxima a


los alveolos de los incisivos superiores, cerrando la parte central de la cavidad bucal.
Tras ello, el velo del paladar desciende y el aire estancado o paralizado en la boca
sale a través del conducto nasal abierto. Las cuerdas vocales vibran durante su
emisión.

A nivel fonético y fonológico el signo [n] o /n/ es el encargado de representar este


fonema. Ortográficamente, aparece expresado por medio del grafema n.

Ejemplos:

Nota [nóta], sano [sáno], no [no]

1.3.3. Nasal palatal sonora

Durante la emisión de este sonido consonántico, el dorso de la lengua se eleva hasta


el paladar duro y se adhiere a él, impidiendo la salida del aire por el conducto oral. El
ápice de la lengua se apoya en los incisivos inferiores y el velo del paladar, a su vez,
desciende, dejando abierta la cavidad nasal para la salida del aire. Las cuerdas
vocales vibran al pronunciarlo.

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Fonética y fonológicamente el símbolo empleado para su representación es [ ] o / /
en el AFI y [n ] o /n / en la RFE. El grafema con el que lo encontramos en el nivel
ortográfico es siempre ñ.

Ejemplos:

niña [ní a], ñoño [ ó o]

Líquidas

Las consonantes líquidas constituyen un grupo especial de fonemas, pues se trata de


sonidos que manifiestan tanto rasgos consonánticos como rasgos vocálicos en su
articulación. Las principales características que los aproximan a las vocales son que
se trata de los sonidos consonánticos que presentan el mayor grado de abertura (sin
alcanzar la abertura vocálica) y también los que cuentan con el tono más alto de todo
el sistema consonántico.

Se produce, además, una subdivisión dentro de los fonemas líquidos. Este grupo lo
integran las consonantes laterales y las consonantes vibrantes, pero todas ellas son
sonoras.

1.4. Laterales

Estos sonidos consonánticos se generan porque el aire se abre paso a través del
estrechamiento que se produce por uno o por los dos lados de la lengua con la región
pre o mediopalatal.

Desde el punto de vista fonológico, existen en español dos fonemas laterales:

Alveolar lateral sonoro /l/ Ejemplos: mal [mal] ala [ala]

Palatal lateral sonoro /λ/ estrella [estré/λ/a]

Sin embargo, desde la perspectiva fonética podemos contar con hasta cuatro sonidos
laterales distintos:

Palatal lateral sonoro [λ] Ejemplos: Llave [λáße], talle [táλe].

Alveolar lateral sonoro [l] Ejemplos: Lata [láta], ala [ála].

Interdental lateral sonoro [ ] Ejemplos: Alzar [a zar]


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Dental lateral sonoro [ļ] Ejemplos: Alto [aļto]

Vibrantes

La característica fundamental que diferencia a las consonantes líquidas vibrantes del


resto de fonos consonánticos es que se articulan gracias a una o varias interrupciones
momentáneas durante la salida del aire en la cavidad bucal, generadas por el contacto
entre el ápice de la lengua y los alveolos. Las cuerdas vocales vibran en la producción
de estos sonidos.

Desde el punto de vista fonológico, encontramos en español dos fonemas líquidos


vibrantes:

Fonema líquido vibrante alveolar simple /r/

Fonema líquido vibrante alveolar múltiple /r /

Desde el punto de vista fonético, exactamente los mismos: uno simple [r] y otro
múltiple [r ]

1.6.1. Vibrante simple

Fonema producido por la breve oclusión del ápice de la lengua contra los alveolos.
Fonética y fonológicamente aparece representado por [r] o /r/ y en la grafía siempre se
corresponde con el grafema r.

Se trata de un fonema que sólo podemos encontrar en situación silábica interior de


palabra (posición intervocálica o grupos consonánticos).

Ejemplos:

Pera [péra], caro [karo] libro [líßro].

1.6.2. Vibrante múltiple

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La articulación de este sonido consonántico tiene lugar por la producción de dos o más
oclusiones por el contacto entre el ápice de la lengua y los alveolos. El símbolo
fonético y fonológico que le corresponde es / r / o [r ]. Ortográficamente, su grafema
es rr (en posición intervocálica) o r (en posición inicial de palabra o precediendo a n o
l).

Este fonema aparece en posición inicial de palabra, en posición intervocálica y


también precedida de las consonantes n o l.

Ejemplos:

Carro [ká r o] honra [ónr a] alrededor [al r éđeđor]

1.2. Morfología
La Morfología es la disciplina lingüística que se ocupa de analizar la forma y las
combinaciones de los componentes internos de las palabras.

Podemos definir la palabra, siguiendo la conceptualización tradicional, como una


unidad lingüística que aparece limitada entre pausas o espacios en la cadena hablada
y que puede ser segmentada en elementos más pequeños portadores de significado –
los morfemas–. La palabra constituye, además, la unidad intermedia entre sintagma y
morfema.

Mucho se ha discutido a la hora de definir la palabra de modo adecuado. Resulta


complicado establecer una definición universalmente válida, ya que, en gran medida,
depende de la estructura peculiar de cada lengua. Podemos convenir, no obstante, en
que una palabra surge a partir de una combinación de fonos y que esta construcción
hace referencia a una idea, persona, animal o cosa.

Con todo, este concepto que procede de la gramática tradicional puede no encajar
enteramente o no encajar en absoluto en otros tipos de lenguas distintas a la familia
indoeuropea. Debemos advertir que el concepto de palabra corresponde en cada
lengua a tipos particulares de relaciones sintagmáticas. Existen dos criterios básicos
que se han empleado a la hora de definir la palabra:

1) Separabilidad: tiene reflejo en la lengua escrita, pero no existe una correspondencia


total entre palabra y forma escrita con separación gráfica.

2) Autonomía: se refiere a que la palabra es una unidad independiente que cumple una
función determinada en la oración. Si bien esta autonomía funcional se le presupone
más bien a la unidad sintagma y no a la unidad palabra.

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Aunque el concepto de palabra resulta, como vemos, huidizo e impreciso, contamos
con otra unidad de análisis en el nivel morfológico denominada morfema.

Los morfemas son unidades constitutivas de la palabra que se corresponden con las
unidades mínimas capaces de poseer significado (léxico o gramatical).

Al segmentar una unidad léxica cualquiera, comprobamos que existen diferentes tipos
de morfemas, dependiendo de la naturaleza del significado que aporten y de la función
que desempeñen en el interior de la palabra.

Podemos hablar, así, de morfemas léxicos –también llamados lexemas–, que se


corresponden con el segmento de la palabra que soporta la carga significativa
referencial y, además, resulta coincidente en todas las palabras que constituyen una
misma familia léxica:

(1) perro, perrera, perruno, perrería, etc.

Sin embargo, también existen los denominados morfemas gramaticales, que, por el
contrario, pertenecen a un inventario cerrado. Dentro de este grupo, cabría hacer una
diferenciación entre morfemas libres y morfemas ligados o trabados.

Los morfemas libres serían aquellos que gozan de independencia para integrar
palabras por sí solos (preposiciones, conjunciones, verbos auxiliares, determinantes,
etc.).

Los morfemas ligados, sin embargo, se integran en la palabra formando un bloque


inseparable. En este subgrupo, hemos de distinguir a su vez entre morfemas flexivos o
desinenciales y los morfemas derivativos.

Los flexivos vienen representados por la parte o partes de la palabra que aportan los
significados gramaticales (morfemas de género, número, tiempo, persona, modo,
aspecto, etc.).

(2) niñ-a: (-a, morfema de género femenino y , morfema cero –la ausencia de marca–
que indica el singular).

(3) Am-a-bas (-a, morfema de vocal temática, -bas, morfema de tiempo, modo, número
y persona).

Los morfemas derivativos se sitúan bien antes o bien tras el morfema léxico,
aportando significados de diversa índole y permitiendo la creación de nuevos
vocablos. Algunos indican lugar, otros acción, cualidad, etc.

(4) Pescad-ero, verd-oso, re-hacer.

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Además, es necesario que precisemos en este contexto la distinción fundamental que
existe entre morfema y alomorfo.

Un morfema es, como ya hemos visto, la unidad mínima portadora de significante y


significado. El alomorfo, sin embargo, se identifica con la realización concreta que
adopta un morfema al actualizarse en el discurso. Se trata de variantes formales
condicionadas por reglas morfológicas y fonéticas de la lengua de que se trate.

(5): tener, tiene, tuvo, serían alomorfos de un único morfema ten, pues todos ellos
aportan el mismo valor léxico.

(6) -es (árboles), -s (casas) o (análisis) representan todos los alomorfos del morfema
flexivo de plural en sustantivos y adjetivos en español.

En virtud de las características de estos componentes que constituyen las palabras,


podemos establecer fundamentalmente dos dimensiones de estudio dentro de la
morfología: la morfología flexiva y la morfología léxica (morfología derivativa y
compositiva).

La morfología flexiva se ocupa de los morfemas que aportan el significado gramatical:


género, número, persona, etc. Es decir, que su cometido es analizar las
modificaciones que se producen en una misma palabra.

Ejemplo: ‘amigos’ sustantivo integrado por un morfema de género masculino –o y un


morfema de número plural –s.

La morfología derivativa, por el contrario, se encarga de examinar los procesos que


permiten la creación de nuevas unidades léxicas, deteniéndose, para ello,
fundamentalmente, en el estudio de determinados segmentos que componen las
palabras: los afijos –prefijos, sufijos e interfijos– y en el análisis de las palabras
surgidas por composición –por la suma de dos o más unidades léxicas para conformar
una nueva voz.

Ejemplo: ‘hotel’ > ‘hotelero’. Adjetivo generado a partir de la aplicación del sufijo –ero a
la base sustantiva ‘hotel’.

2. PROBLEMAS Y ERRORES DE NATURALEZA MORFOLÓGICA MÁS COMUNES

Existen algunas dificultades específicas asociadas al desconocimiento de las unidades


morfológicas o a la no aplicación de las reglas que operan en este nivel. A
continuación, vamos a analizar y a explicar algunos de los que se producen con mayor
frecuencia en español. En todo caso, y ante dudas o problemas de naturaleza

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morfológica, conviene acudir a diccionarios y materiales de consulta de reconocido
prestigio para solventarlos con agilidad, precisión y corrección.

2.1. Problemas con la concordancia: errores en el género y en el número

La concordancia es la expresión morfológica de un fenómeno sintáctico. Este


fenómeno afecta tanto al morfema flexivo de género como a los morfemas flexivos de
número y la persona. En español existen algunas normas esenciales que rigen la
concordancia en nuestra lengua a nivel sintagmático y a nivel oracional.

1ª Debe existir concordancia en singular siempre que el verbo tenga un solo primer
actante y se produce la concordancia en plural cuando el primer actante del verbo se
refiere a varios sujetos.

Nosotros tenemos un coche vs *Yo tenemos un coche.

Yo tengo un coche vs *Nosotros tengo un coche

2ª El determinante y el adjetivo que modifican en el sintagma a un núcleo sustantivo


han de concordar con él en género y número.

El nuevo novio de Mariola me cae bien.

3ª El adjetivo que funciona como atributo o como predicativo ha concordar con el


sujeto oracional en género y número.

Estas bicicletas son muy antiguas

No obstante, en ocasiones estas reglas de concordancia se incumplen, dando lugar a


casos de silepsis o de concordancia ad sensum. Veamos algunas de esas
excepciones y cómo han de solventarse de acuerdo con Montolío (1999: 45-48) y la
RAE (2005). Todos los casos que se prestan a confusión están recogidos en el
Diccionario Panhispánico de Dudas.

2.2. Casos especiales de concordancia verbal

Sujetos colectivos

a) Si el sujeto es colectivo (si designa una pluralidad de cosas o personas) el verbo


puede ir en plural, aunque la norma recomienda su flexión en singular: la gente de la
UCAM es/son muy maja(s); La multitud pidió/pidieron su dimisión.

b) Si el sujeto es colectivo y va modificado por un sintagma preposicional que contiene


un sustantivo en plural, el verbo puede ir tanto en singular como en plural: La mayor

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parte de los presentes votaron/votó por comprar una impresora; Un millar de
trabajadores se manifestó/se manifestaron en el centro de Madrid.

c) Si el sustantivo colectivo no está precedido de ningún determinante y va modificado


por un sintagma preposicional que contiene un sustantivo en plural, el verbo debe
aparecer en plural: Multitud de coches quedarán atascados; Infinidad de personas
ayudaron a los damnificados.

d) Uno de los que + verbo. La concordancia puede efectuarse en singular o en plural,


aunque es más correcta en plural porque el sujeto del verbo de la subordinada es
también plural (los que): Uno de los que vino/vinieron era mi director de tesis.

2.3. Sujetos coordinados

a) Si el sujeto está configurado a partir de elementos coordinados y va antepuesto al


verbo, la concordancia se efectúa en plural: El esfuerzo y el estudio son dos
ingredientes esenciales del éxito. Se exceptúan los casos en que los elementos
coordinados constituyen una unidad y se refieren a un concepto único: La entrada y
salida de vehículos era constante; así como los casos en que el sujeto está formado
por elementos neutros coordinados como infinitivos u oraciones: Que me llame y que
me pida perdón no arreglará las cosas.

b) Si el sujeto aparece pospuesto al verbo, la concordancia se efectúa tanto en


singular como en plural: Le gusta/n mucho el fútbol y el tenis.

c) Si la coordinación se hace por medio de las conjunciones ni o cualquier otra


expresión que indique distribución, el verbo puede aparecer tanto en singular como en
plural, independientemente de la posición del sujeto, aunque es preferible la
concordancia en plural si el sujeto está antepuesto. Ni el pádel ni el tenis es/son lo mío

d) Los sujetos múltiples formados por un sustantivo al que se le añade un inciso del
tipo además de, como o junto con, pueden ir con el verbo en singular o en plural, si
bien parece más usual la concordancia en plural: España, junto con Italia, tienen/tiene
la mayor tasa de paro de la UE.

2.4 Oraciones del verbo ser

En oraciones copulativas donde el sujeto va en singular y el atributo va en plural, el


verbo ser puede establecer concordancia bien en singular o bien en plural: Mi mayor
desengaño son/es los desplantes de la gente.

2.5 Concordancia nominal

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a) Adjetivo pospuesto a varios sustantivos: se recomienda que el adjetivo vaya en
plural y en masculino, si los sustantivos son de distinto género, para evitar
ambigüedades: Su hermano y su hermana pequeños han llegado puntuales. Con todo,
si los sustantivos se conciben como una unidad, la concordancia de género puede
realizarse solo con el sustantivo más próximo: El estilo de vida y la cultura inglesas no
se adaptan a mí.

b) Adjetivo antepuesto a varios sustantivos: se recomienda que el adjetivo concuerde


en género y número solo con el más próximo: El piso tiene su propio trastero y terraza.

c) Varios adjetivos coordinados en singular que modifican a un sustantivo plural: Los


adjetivos deben aparecer en singular: Las camisas blanca y azul son mis preferidas.

2.6. Artículos en nombres propios

Los nombres propios de persona no van precedidos nunca de artículos. Su utilización


es considerada un vulgarismo: *La Pepa, *el Manu, etc.

En cualquier caso, es preciso apuntar que el empleo del artículo se hace necesario si
el nombre propio va especificado: La Ana que tú conoces no es la madre de Luis.

Del mismo modo, el artículo también se usa para denominar a algunos artistas y
escritores famosos: La Caballé, la Pardo Bazán, etc.

2.7. Imperativo con infinitivo

El empleo del infinitivo como forma imperativa no está admitido por la norma. Es
habitual en contextos coloquiales el uso de esta forma no personal del verbo para
expresar la 2ª persona del plural: *Dejar de hablar, por favor. Vs Dejad de hablar, por
favor.

Si los verbos son pronominales o existe un uso reflexivo, tampoco se considera


correcta la utilización de una –r antes de la forma pronominal en la segunda persona
del plural. La –d del desinencia también cae: callaos (*callaros, *callados), sentaos
(*sentaros, *sentados).

La excepción la protagoniza el imperativo del verbo irse. La 2ª persona del plural del
imperativo conserva la –d de la desinencia. No se aceptan en la norma las formas *íos
o *iros.

Con todo, el infinitivo sí se admite en algunas otras expresiones con valor imperativo:

- Preposición a + infinitivo: Chicos, ¡a comer!

- Normas o instrucciones generales: No fumar; 1º Pelar las patatas; 2º Ponerlas


a hervir, etc.
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2.8. Participios irregulares y otros problemas por irregularidades en el
paradigma de conjugación verbal

En ocasiones, hay verbos que generan ciertas dificultades por lo que se refiere al uso
del participio. Se trata de verbos que presentan algún tipo de irregularidad en esta
forma no personal:

Absolver: absuelto (*absolvido)

Imprimir: impreso e imprimido.

Satisfacer: satisfecho (*satisfacido)

Prever: previsto (*preveído)

Freír: freído y frito.

Contradecir: contradicho (*contradecido)

Además, también suelen aparecer vacilaciones en las formas personales del verbo,
sobre todo cuando en el paradigma de la conjugación verbal, se combinan los
grafemas ‘c’, ‘z’, ‘g’ y ‘j’.

Realicé (*realizé)

Elige (*elije)

Hice (*Hize)

Escogiera (*escojiera)

Ante dudas o problemas de esta naturaleza, es útil y sencilla la consulta de la función


‘conjugar’ del DRAE en la Red en http://rae.es/rae.html

2.9. Utilización de los posesivos para modificar adverbios

Los posesivos mío, tuyo, suyo, nuestro y vuestro nunca se combinan con adverbios,
con excepción del adverbio alrededor. No se consideran correctas, por tanto,
expresiones del tipo delante tuyo, cerca vuestro, etc. La complementación de los
adverbios en este tipo de secuencias se lleva a cabo a través de un S. Preposicional:
delante de ti, cerca de vosotros.

2.10. Plurales confusos: extranjerismos

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Existen algunas voces en nuestro acervo léxico que presentan ciertas dificultades o
vacilaciones en la formación del plural, sobre todo algunas palabras de origen
extranjero.

a) Palabras terminadas en –y. En ellas, el plural no se forma en –es, como


tradicionalmente ocurría (ley>leyes, rey>reyes, etc.), sino en –s porque el sonido /i/
mantiene su carácter vocálico: gay >gais; espray>esprais.

b) Palabras terminadas en –ch. Algunas mantienen el morfema plural –es prescriptivo:


sándwich>sándwiches; pero otras son invariables zarévich>(los) zarevich.

c) Latinismos terminados en consonante. Tradicionalmente, se recomendaba


mantenerlos como voces invariables en número, pero muchos se han ido acomodando
a las normas de formación del plural en español. Así, hay algunos que realizan el
plural en –s (déficit> déficits; hábitat>hábitats; vademécum>vademécums), otros en –
es (nomenclátor>nomenclátores; plus>pluses) y otros son invariables. Son incorrectas
las formas del plural latino neutro en –a: *currícula, corpora, etc.

1.3. Sintaxis
1. Definición

El término sintaxis proviene de la palabra griega sýntaxis, que significa “orden” o


“composición”. Este nivel lingüístico se ocupa, esencialmente, de estudiar las
relaciones que contraen entre sí unas categorías con otras y del análisis de la
combinación de palabras para formar estructuras de sentido mayores: sintagmas y
oraciones. Las dos unidades objeto de estudio de la sintaxis son, por tanto, el
sintagma y la oración.

El sintagma representa la unidad sintáctica inmediatamente inferior a la oración. Es


considerada una unidad intermedia entre palabra y oración y su misión esencial es la
de desempeñar las diferentes funciones sintácticas dentro de una estructura oracional.
Los sintagmas son, así pues, combinaciones de elementos lingüísticos que forman
una unidad de función y de significado y que se integran en una oración o en un texto.
Una oración, en cambio, constituye una unidad sintáctica que se configura a partir de
la existencia de una estructura concreta (habitualmente integrada por sujeto y
predicado).

2. El sintagma: características

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Existen diferentes tipos de sintagmas. Cada uno de ellos está integrado por diferentes
componentes que contraen, a su vez, una serie de relaciones entre sí, si bien a veces
existe un único componente dentro de la estructura sintagmática.

Con todo, hemos de tener en cuenta que una secuencia cualquiera de palabras no
configura un sintagma. Para que exista una unidad sintagmática esta debe
desempeñar una determinada función en la oración y los elementos que la componen
deben estar también interrelacionados sintácticamente entre sí.

En este sentido, una secuencia como los niños pequeños en la oración los niños
pequeños duermen tranquilamente en sus camas configuraría un sintagma (nominal),
pero la secuencia tranquilamente en sus camas no constituye un único sintagma, sino
dos (un sintagma adverbial y un sintagma preposicional).

2.1. Tipos de sintagma

Pueden diferenciarse distintos tipos de sintagma. Fundamentalmente, el tipo de


sintagma viene marcado por la categoría léxica a la que pertenezca el núcleo, salvo en
el caso de los sintagmas preposicionales donde el núcleo suele ser un sustantivo (o un
adjetivo). Así, se establecen hasta cinco subclases sintagmáticas:

 Sintagma Nominal (SN)

 Sintagma Adjetivo (S. Adj.)

 Sintagma Preposicional (S. Prep.)

 Sintagma Adverbial (S. Adv.)

 Sintagma Verbal (SV)

Veamos algunas de las características específicas que presenta cada tipo de sintagma
por cuanto respecta a su estructura interna.

2.1.1. Sintagma Nominal

Los sintagmas nominales son aquellos cuyo núcleo está integrado por un sustantivo o
por un pronombre. En torno al núcleo nominal giran el resto de componentes que
conforman el grupo sintáctico y, por ello, el resto de elementos que lo acompañan en
la estructura sintagmática concuerdan con él en género y número:

Nuestro gran amigo ha llegado La familia paterna está más unida

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N N

________________ ______________

SN SN

2.1.2. Sintagma Adjetivo

Los sintagmas adjetivos o adjetivales son aquellos que poseen un núcleo adjetivo. Si
el grupo adjetival está integrado por varios elementos, todos ellos se orientan hacia él.

Ha sacado una nota muy alta. Estoy interesado en tu tesis

N N

________ _________________

S. Adj. S. Adj.

2.1.3. Sintagma Preposicional

El Sintagma Preposicional posee un carácter especial, pues es el único que no adopta


su nombre a partir de la categoría gramatical que se erige como núcleo.

Este tipo de agrupaciones cuentan con una estructura determinada conformada por un
director –la preposición– y por un término –integrado normalmente por un sustantivo o
un adjetivo.

Ejemplo: “En la playa” (“En” = director + “la playa” = término).

2.1.4. Sintagma Adverbial

Los grupos sintagmáticos adverbiales se configuran en torno a un núcleo adverbial. Su


estructura puede estar integrada por un solo núcleo, como en La tienda está lejos, o
por un núcleo + un modificador: La tienda está bastante lejos.

2.1.5. Sintagma Verbal

Los sintagmas verbales tienen por núcleo a una unidad léxica verbal –un verbo–. El
núcleo verbal puede corresponderse con una forma simple, como en Hizo la maleta,
con una forma compuesta, como en Ya ha hecho la maleta, con una forma perifrástica,
como en Ya puedes hacer la maleta, o, finalmente, con una locución verbal, como en
Está a punto de hacer la maleta.

Aunque no existe un acuerdo unánime, en el ámbito lingüístico, en relación con el


número y la clase de elementos que se sitúan en la órbita verbal en la predicación,
generalmente se entiende que los complementos del sintagma verbal son:
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 El complemento directo (CD)

 El complemento indirecto (CI)

 El complemento suplemento o régimen (C. Rég. o C. Supl.)

 El atributo (Atb)

 El predicativo (Pvo)

 El complemento circunstancial (CC)

 El complemento agente (C. Ag.)

3.1. El sujeto (S)

El sujeto es un elemento fundamental dentro de la estructura predicativa. Constituye el


complemento que debemos tratar de identificar en la oración inmediatamente después
de haber localizado el núcleo del predicado verbal (el verbo). En este sentido,
conviene recordar que la inmensa mayoría de las oraciones que construimos en
nuestra lengua cuentan con esta función sintáctica –solo las oraciones impersonales
se encuentran desprovistas de sujeto–.

Su posición en la oración es variable. Puede aparecer en la secuencia antes o


después del núcleo verbal del que depende. No obstante, el orden sintáctico
preferente en español, como en otras muchas lenguas, es Sujeto + Verbo +
Complemento (SVC).

La buena noticia llegó / Llegó la buena noticia.

La función de sujeto resulta claramente identificable en el orden oracional debido a


que posee una propiedad morfosintáctica característica que la hace inconfundible: la
concordancia. El sujeto es el único elemento en español que, dentro de la cláusula,
establece concordancia en número y persona con el verbo. De este modo, resulta
posible reconocerlo si alteramos los morfemas de número y persona del verbo, pues
automáticamente deberemos cambiar también los morfemas del sujeto para que la
oración siga siendo gramaticalmente correcta.

El sujeto no se identifica, por tanto, con la entidad que realiza la acción –ese
componente se correspondería solo con un tipo de sujeto: el sujeto agente–, sino que
se vincula con el elemento que concuerda en número y persona con el núcleo
predicativo de la oración:

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Me gusta la película / Me gustan las películas / *Me gustan la película

NP SNS NP SNS

3.2. El Complemento Directo (CD)

El complemento directo constituye un elemento oracional de carácter argumental que


acota o restringe la dimensión significativa del verbo del que depende. Sin embargo,
hemos de tener en cuenta que no todos los verbos pueden combinarse con
complementos directos. Solo algunos admiten la construcción transitiva (construcción
+ CD) dentro de sus posibilidades relacionales a la hora de conformar predicados,
como muestran los siguientes ejemplos, en los que arroz y sed no reciben ninguna
acción verbal.

Hay arroz; Tengo sed.

En español, para facilitar su identificación en la predicación, conviene hacer una


diferenciación previa entre CD animados y CD inanimados.

Los CD animados utilizan dos soportes expresivos en la cláusula:

 S. Preposicional, introducido por la preposición a: Ayer vi a Pablo

 SN, integrado por el pronombre personal átono correspondiente


(me, te, se, la, lo, los, las): Ayer lo vi.

Los CD inanimados, por su parte, emplean dos estructuras sintagmáticas en su


materialización formal en la oración:

 SN y Proposición subordinada sustantiva: Ayer vi mi calificación;


ayer vi que tenías trabajo.

El reconocimiento del CD en la oración se hace posible gracias a dos mecanismos


fundamentalmente:

 Conmutación pronominal lo, la, los, las: el sintagma que actúa


como CD se sustituye por una forma pronominal átona que concuerda
en género y número con su referente.

Saludé a Ana > La saludé (femenino singular)

Compré el periódico > Lo compré (masculino plural).

Este último aspecto es interesante porque nos permite diferenciar los casos ambiguos
entre CD y CI, ya que los pronombres que actúan como CI solo concuerdan con el

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referente –con el término al que remiten– en número, pero no en género (no admiten
formas femeninas).

Además, hay que subrayar que la Academia consiente el leísmo en los casos de CD
de persona, pero solo en singular. La utilización del pronombre personal átono le para
remitir al CD de persona está plenamente aceptada en la norma lingüística del
español, pese a que se trata de la forma pronominal adscrita al CI. Así, oraciones
como Lo quiero (a David) o Le quiero (a David) serían consideradas como correctas,
pero, por el contrario, serían sancionados enunciados como *Les quiero (a mis
padres).

3.3. El complemento indirecto (CI)

El CI se identifica, en algunas ocasiones, con un complemento de carácter argumental


que limita la significación verbal, al igual que el CD.

Dos son los soportes expresivos habitualmente empleados por este complemento a la
hora de ser representado en la cláusula:

 S. Preposicional con a –nunca para–. (Forma tónica). Pedí un


préstamo a mis padres.

 SN, integrado por el pronombre personal átono correspondiente:


me, te, se, le, les, nos, os. (Forma átona). Les pedí un préstamo.

Además, conviene tener en cuenta que resulta habitual en español –sobre todo en
registros orales– la reduplicación del CI, esto es, la aparición simultánea de esta
función en la cláusula a través de la fórmula tónica y de la fórmula átona. En
ocasiones, la co-presencia de ambos soportes expresivos para la representación de
esta función en el marco oracional es obligatoria; en otras, sin embargo, constituye
una mera marca expresiva:

A mis amigos les digo siempre la verdad/ Les digo siempre a mis amigos la verdad.

La reduplicación del CI es mucho más frecuente en español que la del CD.

3.3.1. Dativo ético

Se denomina dativo ético al pronombre personal átono con valor no reflexivo que
“modifica al verbo señalando que se ve afectado indirectamente por la acción que
aquel denota” (RAE, 2009: 2701). Este pronombre –que puede ser eliminado en la
secuencia en la que se halla inmerso– no remite al sujeto, sino que se vincula con la
persona que desempeña el rol de hablante en el acto comunicativo y tiene un carácter
marcadamente expresivo. No desempeña función sintáctica alguna en la oración.

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Debido a su valor subjetivo y a su connotación afectiva, es mucho más frecuente
encontrarlo en la lengua oral:

No te nos vas a ir.

Me come muy bien el bebé.

3.3.2. Dativo concordado o aspectual

Este tipo de dativos –representados igualmente a través de clíticos pronominales


átonos–, concuerdan, al igual que los reflexivos, en número y persona con el sujeto de
la cláusula. Sin embargo, como el dativo ético, el dativo aspectual posee un valor
meramente enfático y expresivo –no tienen carga referencial y, por ello, no
desempeñan función sintáctica en el marco oracional–. La presencia o ausencia del
pronombre depende del aspecto léxico o modo de la acción verbal.

Me leí el libro en una tarde > leí el libro en una tarde

Se bebió 4 litros de agua en una hora. >bebió 4 litros de agua en una hora

3.3.3. Los valores de se

La forma se en español se perfila como uno de los puntos más arduos y opacos del
ámbito sintáctico, hasta el punto de que ha sido considerado como uno de los grandes
agujeros negros de la sintaxis de nuestra lengua debido a su enorme elasticidad
funcional.

Vamos a señalar brevemente cuáles son los principales valores que adopta esta forma
lingüística con objeto de que seamos capaces de identificarlos en caso de que se
aparezca tipificado en una oración.

a) Se con contenido léxico o referencial:

1. Se como pronombre reflexivo o recíproco: la forma se constituye el


pronombre de 3ª persona específicamente tipificado en nuestra lengua para
expresar reflexividad y reciprocidad: Pedro se vistió (Pedro realiza la acción
y la recibe al mismo tiempo). David y Pedro se saludaron (Juan saludó a
Pedro y Pedro saludó a Juan: se saludaron mutuamente)

2. Se como le: cuando se combinan en la cláusula dos pronombres átonos


de tercera persona (lo, la, los, le, les), el pronombre que actúa como
indirecto (le, les) debe ser reemplazado por se, debido a la cacofonía de la
secuencia le(les) lo(la/los/las) en español: *Le lo conté > Se lo conté.

b) Se sin contenido léxico o referencial:

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3. Se como componente de verbos pronominales: los verbos pronominales
son aquellos que no pueden conjugarse sin la presencia de la forma
pronominal. El pronombre –desprovisto de su carga léxica– no desempeña
función nominal alguna porque se integra en el paradigma verbal como un
morfema más.

Arrepentirse (yo me arrepiento, tú te arrepientes, él se arrepiente, etc. >


*yo arrepiento).

Acordarse (yo me acuerdo, tú te acuerdas, él se acuerda. Se admite “yo


acuerdo”, pero con un significado distinto)

Quedarse, troncharse, quejarse, comportarse, abstenerse, esforzarse,


atreverse, etc.

4. Se como índice de pasiva refleja y de impersonal refleja:

Se vende – Se alquila –, etc.

5. Se como dativo aspectual o concordado: en este uso, la forma se posee


un valor enfático (expresivo) o incoativo (marca el inicio de una acción). Tal
como hemos señalado al hablar de este tipo de dativo en el apartado
anterior, su aparición viene determinada por el aspecto léxico del verbo y
puede ser omitido sin que se resienta la gramaticalidad de la oración.

(Se) salió del bar.

(Se) hizo la mudanza él solo.

3.4. Complemento Régimen o Suplemento (C. Rég. o Supl.)

Los suplementos o complementos régimen son elementos oracionales argumentales:


son seleccionados o exigidos por el verbo, en virtud de sus peculiaridades semánticas,
aunque ello no implique que sean obligatorios –cuando no se actualizan están
sobreentendidos–.

La decisión depende de ti.

Confío mucho en sus posibilidades.

En la Nueva Gramática de la Lengua española (RAE, 2009: 2714) se señala que las
preposiciones que introducen este tipo de complementos son “requeridas, impuestas o
elegidas” por el predicado verbal del que dependen.

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En este sentido, hemos de advertir que hay algunos verbos que seleccionan una única
preposición (carecer de, *carecer a, *carecer en). Sin embargo, también encontramos
otros que se manifiestan más susceptibles a combinarse con varios elementos
preposicionales (hablar de, sobre, a propósito de, acerca de, etc.).

3.5. El atributo (Atb)

La función sintáctica atributo establece, a diferencia del resto de funciones que hemos
ido repasando hasta el momento, vínculos sintácticos tanto con el núcleo verbal como
con el sujeto oracional.

Este complemento únicamente se presentaría en predicados nominales –generados a


través de los verbos copulativos ser, estar y parecer.

Este complemento posee una gran variedad formal. Diversas son las estructuras
capaces de representarlo en la cláusula:

 SN (concordancia en género y número con el sujeto) Es un mal


profesor.

 S. Adjetivo (concordancia en género y número con el sujeto).


Parece majo.

 S. Adverbial. Es muy tarde.

 S. Preposicional. Está con décimas de fiebre.

 Proposición subordinada sustantiva. Parece que tiene


experiencia.

3.6. El predicativo (Pvo)

El predicativo se corresponde con una función sintáctica próxima al atributo. De hecho,


la última normativa gramatical de la RAE (2009) incluye a ambos complementos dentro
de la misma categoría funcional.

Al igual que el atributo, los predicativos no solo complementan al núcleo verbal, sino
también a un núcleo nominal. En este sentido, una de las principales diferencias entre
ambos estriba en que, en contraposición al atributo, estos complementos no solo
pueden estrechar lazos con el sujeto, sino también con el CD oracional. El vínculo con
el sujeto o con el CD se manifiesta a través de la concordancia en género y número.

María vio a Juan muy feliz

SN/CD S. Adj. Pvo del CD

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Luis llegó agotado.

SNS S. Adj./Pvo del S.

3.7. Complementos Circunstanciales (CC)

Según la teoría tradicional, los complementos circunstanciales son elementos


oracionales de carácter marginal (circunstantes o adjuntos) que aportan a la cláusula
información sobre el marco en que se desenvuelve la acción verbal (significados de
tiempo, lugar, modo, cantidad, instrumento, causa, finalidad, etc.).

Hice el examen en el edificio principal.

S. Prep./CCL

Dimos el concierto el martes pasado.

SN/CCT

A diferencia de lo que sucede con otro tipo de complementos oracionales, un núcleo


verbal puede combinarse con más de un complemento circunstancial –sin que exista
coordinación o yuxtaposición–. Además, poseen mayor movilidad en el marco
oracional: pueden cambiar de ubicación en la cláusula con más facilidad que otros
elementos:

Mañana nos levantaremos de mal humor. / De mal humor nos levantaremos mañana /
Nos levantaremos de mal humor mañana.

Tradicionalmente, se distinguen diversos tipos de circunstanciales en función del


significado que aportan, esto es, en virtud de sus propiedades semánticas:

 Complemento circunstancial de lugar (CCL): Crié a mis hijos en


Asturias.

 Complemento circunstancial de tiempo (CCT): Pronto tendrás


noticias mías.

 Complemento circunstancial de modo (CCM): Cocina


divinamente.

 Complemento circunstancial de cantidad (CCCant): Me apetece


mucho el plan.

 Complemento circunstancial de causa (CCC): Alquilamos esta


casa por su proximidad al centro.

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 Complemento circunstancial de finalidad (CCF): Hicimos una
fiesta para su despedida.

 Complemento circunstancial de instrumento: Cómetelo con


cuchillo y tenedor.

 Complemento circunstancial de compañía: Iré al concierto con


mis amigos.

3.8. C. Agente

El complemento agente constituye una función no argumental de carácter más


restringido, ya que aparece única y exclusivamente en predicados de carácter pasivo
(Ser + participio). Además, hemos de advertir que, aun en cláusulas pasivas, su uso
también es limitado, pues no viene identificado como un complemento actancial y, por
ello, muchas veces aparece omitido.

*Se contrató a muchos nuevos trabajadores por la empresa.

Formalmente, viene representado en la cláusula preferentemente a través de la


estructura de S. Preposicional, introducido por la preposición por o la locución por
parte de.

Los ladrones fueron detenidos por (parte de) la policía.

No obstante, ocasionalmente, esta función sintáctica también emplea como soporte


expresivo la estructura de S. Preposicional con de.

De todos es sabido que hubo un apaño

Es temido de todos.

4- Errores de tipo sintáctico

En el ámbito sintáctico, se incurre en ciertos errores lingüísticos con frecuencia y de


manera reiterada. A continuación, sin ánimo de ser exhaustivos, llamaremos la
atención sobre algunos de los más importantes.

4.1. Infinitivo como verbo principal

Cada vez con más asiduidad, se emplea el infinitivo como verbo principal de una
oración, a pesar de que la norma prescribe que no debe utilizarse. Tal como indica la
RAE, la carencia de tiempo, modo, persona y número en el infinitivo determinan que
aparezca de forma prototípica en las oraciones subordinadas. Existen, no obstante,
algunos casos en los que el empleo del infinitivo independiente está justificado.
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Este uso incorrecto del infinitivo, que suele registrarse sobre todo en la lengua oral,
pero ya se está transfiriendo a la lengua escrita, se presenta predominantemente en
oraciones introducidas por los verbos de comunicación (verbos de lengua): añadir,
informar, comentar, destacar, decir, apuntar, señalar, etc. La Fundéu (Fundación de
Español Urgente) lo denomina infinitivo introductorio o fático.

* Destacar que ya son 7 los heridos.

*Comentaros que se ha llevado a cabo la revisión de los exámenes.

Para evitar caer en el error, podemos echar mano de expresiones del tipo hay que +
infinitivo, es preciso (necesario) + infinitivo, quiero (deseo) + infinitivo, etc.

4.2. Problemas con el régimen verbal: queísmo y dequeísmo

Los errores en la combinatoria verbal se dan con cierta frecuencia, sobre todo en el
español coloquial. Como hemos visto en el repaso de las funciones sintácticas, existen
verbos que se complementan con determinadas preposiciones y solo con esas. Así, no
se consideran adecuados enunciados como:

*Participé al concurso (participé de/en el concurso)

*Ayudaron de la causa (ayudaron a la causa)

Las dificultades en torno a la combinatoria verbal se manifiestan predominantemente


en dos fenómenos: el queísmo y el dequeísmo.

El queísmo consiste en la supresión indebida de una preposición (generalmente de)


delante de la conjunción que, cuando la preposición viene exigida por alguna palabra
del enunciado.

*Me alegro que tengáis una nueva casa / Me alegro de que tengáis una nueva casa.

*Me acuerdo que me gustaban / Me acuerdo de que me gustaban.

No obstante, hemos de advertir que, pese a que en la norma culta se recomienda


preservar siempre la aparición de la preposición, se registran en la lengua –sobre todo
en la oral– bastantes casos de “queísmo”, esto es, numerosos ejemplos en los que se
elide la preposición para introducir la cláusula subordinada que complementa al verbo.
El DPD (2005: 16) precisa a este respecto: “aunque ya desde antiguo es frecuente
omitir la preposición de cuando el complemento es una oración subordinada,
especialmente en la lengua oral y coloquial (Me acordé que..., ¿Te acordás
cuando...?), se recomienda mantenerla en la lengua escrita”.

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Por otro lado, el dequeísmo consiste, en el uso indebido de la preposición de delante
de la conjunción que cuando la preposición no viene exigida por ninguna palabra del
enunciado.

De esta forma, podemos considerar casos de dequeísmo los siguientes ejemplos:

*Pienso de que tenemos que hacer algo.

*Temo de que no lleguemos a tiempo.

*Afirmaron de que seguirían buscando víctimas.

4.3. Deber + de+ infinitivo vs deber + infinitivo

En el español corriente, a menudo se confunden los usos de las dos perífrasis que
construye el verbo “deber” y se emplean de modo inadecuado. Sobre todo es
frecuente utilizar la perífrasis con de para expresar un valor obligativo por un
fenómeno de hipercorrección.

a) Deber + de+ infinitivo = PROBABILIDAD: Ya no deben de tardar mucho > *Ya no


deben tardar mucho.

b) Deber + infinitivo = OBLIGACIÓN: Debes hacer todo lo que te diga > *Debes de
hacer todo lo que te diga.

4.4. Concordancia entre sujeto y predicado

Ya vimos en el apartado de morfología los casos problemáticos de concordancia entre


sujeto y predicado –predicados con sujeto colectivo, sobre todo–. Es importante
recalcar que, por muy extenso que sea el sujeto, siempre debe existir concordancia en
número y persona entre estos dos componentes oracionales.

Ejemplo: Las consecuencias de aquel inmenso desastre que tuvo lugar en febrero en
mitad de una tormenta tropical no tienen parangón en la historia reciente de la isla.

Asimismo, conviene recordar en este subepígrafe que el verbo haber es de naturaleza


impersonal en español. En la predicación, el elemento con el que este verbo aparece
habitualmente combinado es un CD –no un sujeto– y, por tanto, no debe concordar
con él ni en nº ni en pª.

Había miles de espectadores >*Habían miles de espectadores.

5. Introducción a la oración compuesta

Las oraciones compuestas han sido consideradas tradicionalmente como aquellas que
poseen más de un predicado verbal. Así, mientras que la oración simple se define
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como aquella estructura que cuenta con un predicado verbal, la oración compuesta se
vincula con las construcciones sintácticas que incorporan, al menos, dos predicados
verbales. Cada uno de los predicados verbales que integran la oración recibe el
nombre de proposición.

Ejemplos: Juan me pidió las llaves (Oración simple)

[Juan me pidió] [que fuera a la reunión] (Oración compuesta)

Conforme a lo establecido en la tradición gramatical, se suelen distinguir dos tipos de


oraciones:

a) Oraciones coordinadas: son aquellas en las que las proposiciones que la integran
establecen una relación de independencia sintáctica. Son proposiciones
equifuncionales (se encuentran en situación de igualdad funcional):

[Alberto estudió] y [aprobó].

P1 P2

b) Oraciones subordinadas: son aquellas en las que las proposiciones que la integran
establecen una relación de dependencia sintáctica. Las proposiciones, en estos casos,
no son equifuncionales, pues una de ellas desempeña una función sintáctica o
sintagmática dentro de la otra.

Quiero [que me llames]

P1 P2 (Proposición subordinada sustantiva en función de CD)

Además, suele distinguirse un tercer tipo de oraciones de más de un predicado: las


oraciones yuxtapuestas. La yuxtaposición se define como el tipo de vínculo sintáctico
que se establece entre dos o más proposiciones, sin la presencia de un nexo conector.
La relación que se instaura entre ellas puede ser de distinto tipo (subordinación o
coordinación), porque, aunque tengan apariencia de secuencias independientes, no
todas son equifuncionales.

Llegó de la piscina. Estaba cansado. (Llegó de la piscina y estaba cansado)

No llames a Pedro. Le aviso yo. (No llames a Pedro porque le aviso yo)

En realidad, coordinación, subordinación y yuxtaposición suponen solo diferentes


formas de establecer posibles vínculos entre dos o más elementos oracionales.

Las oraciones coordinadas se subclasifican en virtud de la conjunción empleada para


marcar la unión entre las proposiciones (copulativas, adversativas, etc.). En la
tipologización de las oraciones subordinadas interviene, sin embargo, un segundo

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criterio importante: el criterio funcional. Dentro de las subordinadas, la tradición
gramatical ha efectuado tres grupos principales basándose en la equivalencia o
correspondencia aproximada de las preposiciones con las funciones desempeñadas
por determinados sintagmas:

 Sustantivas: la proposición subordinada desempeña las


funciones de un SN.

Me exigió [que me comprometiera] (Me exigió un compromiso).

Prop. Sub. Sust. CD SN/CD

 Adjetivas o de relativo: la proposición subordinada actúa como


un S. Adjetivo.

Los años [que viví en Madrid] fueron agradables.

Prop. Sub. Adj.

(Los años vividos en Madrid fueron agradables)

S. Adj.Ady. S. Prep./C.Adj.

SNS

 Adverbiales: la proposición subordinada funciona como un S.


Adverbial.

Te veré [cuando vuelva] (Te veré entonces)

Prop. Sub. Adv. Tiempo S. Adv./CCT

No obstante, hemos de advertir que la definición y el análisis de las oraciones


compuestas constituye uno de los aspectos más controvertidos de la gramática
española. Tanto es así, que la clasificación oracional no se perfila en los tratados
gramaticales como una cuestión plenamente resuelta. La teoría gramatical no ha sido
capaz de establecer, a día de hoy, una tipología clara a salvo de ambigüedades e
imprecisiones.

Los problemas teóricos y metodológicos se centran fundamentalmente en el grupo de


las adverbiales.

La poca solidez sobre la que se cimentaba la delimitación de la subclase de las


subordinadas adverbiales ha hecho que la mayor parte de las gramáticas modernas

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haya restringido mucho el número y tipo de oraciones que cabría integrar en esta
categoría, como veremos más adelante.

5. La coordinación

Las oraciones coordinadas son aquellas cuyas proposiciones disfrutan de cierta


autonomía sintáctica en virtud de que se trata de unidades lingüísticas que poseen el
mismo estatus funcional.

[Algunos se rascan la barriga], o sea, [no hacen nada].

P1 P2

La caracterización de esta subclase de oraciones se efectúa fundamentalmente en


virtud del tipo de conjunción que vincula las proposiciones que integran el conjunto
oracional. Así, la conjunción elegida que funciona como nexo entre las proposiciones
será la principal responsable de marcar el tipo de coordinación que aparezca. Se
diferencian hasta 5 clases distintas:

 Copulativas

 Disyuntivas

 Adversativas

 Distributivas

 Explicativas

5.1. Copulativas

La coordinación copulativa se produce gracias a la intervención de las conjunciones


y/e y ni. El valor principal de “y” y de su variante “e”2 suele ser aditivo (expresa suma o
coexistencia de los elementos expresados en la coordinación). Sin embargo, esta
conjunción posee una gran polivalencia semántica, y, en función del contexto en que
se halle inserta, puede adoptar distintos significados.

Los Pérez se fueron del pueblo y ya no los vimos más. (Valor consecutivo)

¡Y ya te han ascendido! (Valor enfático)

¿Todo está arreglado y no estás contenta? (Valor adversativo).

Por su parte, la conjunción ni es la negación de y (valor de y no):

No hice la cama ni fregué los platos del desayuno.

2
La aparición de “e” en lugar de “y” responde a que la palabra que le sigue en la secuencia comienza por
“i” o “hi”: Vinieron Luis e Irene > *Vinieron Luis y Irene.
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Ni Juan ha llamado, ni María ha enviado un mensaje.

5.2. Disyuntivas

Las oraciones disyuntivas son aquellas que expresan la existencia de una alternativa:
la posibilidad de elegir entre dos o más opciones. La conjunción encargada de
introducir este valor lingüístico en español es o/u3. Puede usarse como conjunción
simple (A o B) o como conjunción discontinua (o A o B).

¿Vienes o te recojo?

O vamos al cine o vamos a la fiesta.

5.3. Distributivas

Las oraciones coordinadas distributivas han sido consideradas como variantes de las
expresiones disyuntivas, en virtud de sus similitudes semánticas. Este tipo de
construcciones sintácticas expresan, al igual que las disyuntivas, valores de
alternancia, pero lo hacen normalmente a través de adverbios correlativos como bien
… bien, ya…ya, bien…bien, ora…ora.

Bien le das todo el dinero de golpe, bien se lo das poco a poco.

Ya coma, ya duerma el niño es un bendito.

5.4. Adversativas

La coordinación adversativa remite a la expresión lingüística de ideas contrapuestas


que se enlazan. Los valores adversativos en el marco oracional se formalizan a través
de las conjunciones pero, mas y sino, aunque esta última figura solo en contextos
negativos.

Dibuja bien, pero no llegará a ser una pintora importante.

Se preocupó, mas no había ningún motivo.

Mas tiene cierto sabor arcaizante y, por ello, los diccionarios suelen marcar que se usa
en textos fundamentalmente literarios.

Por su proximidad con las concesivas –sobre todo las adversativas restrictivas–,
algunas clasificaciones más recientes han incluido a concesivas y adversativas en una

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La utilización de la variante u tiene lugar cuando la palabra que la sigue en la secuencia empieza por o o
por ho. ¿Mandas u obedeces?. Sin embargo, cuando la conjunción se usa de manera discontinua y aparece
en posición inicial absoluta en el enunciado se debe optar por la variante o. O obligas a tus padres o les
tiendes una trampa. >*U obligas a tu padre…
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misma categoría. El matiz adversativo de aunque se muestra claramente en muchos
de los ejemplos:

Mis amigos me dieron un consejo, pero no les hice caso.

Mis amigos me dieron un consejo, aunque no les hice caso.

5.5. Explicativas

Las oraciones coordinadas explicativas son aquellas que poseen valor aclarativo. Una
de las proposiciones que integra la oración esclarece o explicita el significado aportado
por la otra y, para ello, emplean locuciones como o sea, es decir, esto es, etc.

Ya no tengo trabajo, o sea que tengo que ir al INEM.

Esta noche tenemos que disfrutar, es decir, no quiero ni llantos, ni penas, ni quejas.

6. La subordinación

Las oraciones subordinadas se identifican con aquellas en las que las proposiciones
que las integran no se sitúan en un plano de igualdad. Una de las proposiciones
establece relaciones de dependencia con respecto a la otra, porque desempeña
alguna función sintagmática dentro de ella.

A pesar de que existen algunos problemas teóricos en la definición y caracterización


de este tipo de oraciones, tradicionalmente se han diferenciado tres tipos de
subordinadas a partir de la utilización de un criterio funcional: subordinadas
sustantivas, subordinadas adjetivas o de relativo y subordinadas adverbiales.

6.1. La subordinación sustantiva: las oraciones completivas

Las oraciones subordinadas sustantivas se definen como aquellas que adoptan las
funciones de un SN dentro de una oración compuesta. El carácter nominal de este
subtipo de oraciones llamadas completivas se hace evidente porque pueden ser
sustituidas por un SN derivado del verbo que actúa como núcleo o por pronombres
tónicos neutros:

Me avisó [de que llegaba].

Me avisó de su llegada.

Dijo [que vendría] > Dijo eso

Sin embargo, hemos de tener en cuenta que no todas las oraciones subordinadas
sustantivas aceptan la conmutación por SSNN:

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Dudo que asista al encuentro >*Dudo su asistencia.

Dijo [que vendría] > *Dijo su venida.

6.1.1. Subordinadas sustantivas de sujeto

Las oraciones subordinadas sustantivas de sujeto son aquellas que desempeñan la


función de sujeto dentro de una oración compuesta. Este tipo de subordinadas utilizan
fundamentalmente la conjunción que como nexo conector. Sin embargo, a veces
también vienen introducidas por un infinitivo (sin nexo), cuando el sentido es general o
por adverbios y pronombres interrogativos. Para reconocer que se trata efectivamente
de proposiciones de sujeto únicamente hemos de poner en marcha el mecanismo de
reconocimiento de esta función (cambiar el verbo de persona).

Es importante [resolver este problema]. > Eso es importante > Esas cosas son
importantes.

Me inquieta [que hayas tomado esa decisión]. > Me inquieta eso > Me inquietan esas
cosas.

6.2. La subordinación adjetiva: las oraciones de relativo

Las oraciones subordinadas de relativo –también denominadas adjetivas en virtud de


la aplicación del criterio funcional– se incrustan dentro de un sintagma nominal
actuando como adyacentes del núcleo.

Este tipo de subordinadas van introducidas siempre por pronombres y adverbios


relativos: que, quien, el cual, la cual, los cuales, las cuales, donde, como, cuando y por
el determinante relativo posesivo cuyo, cuya, cuyos, cuyas. Estos elementos actúan
como nexos y remiten a un sustantivo mencionado previamente en la secuencia que
se denomina antecedente.

Antecedente

Me he bajado los vídeos [que has subido]

Prop. Sub. Adj./Ady.

______________________

SN/CD

Para el reconocimiento del tipo de subordinada es importante tener en cuenta que el


nexo que introduce la oración incrustada en el sintagma correspondiente debe poder
ser conmutado por el cual, la cual, los cuales, las cuales.
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La falda que has comprado no pega con la camisa > La falda la cual has comprado no
pega con la camisa.

El hombre cuyo cadáver fue hallado en el río tenía 45 años > El hombre del cual fue
hallado el cadáver en el río tenía 45 años.

6.3. La subordinación adverbial: las oraciones adverbiales “propias” e


“impropias”

Tradicionalmente, dentro de este heterogéneo conjunto, se incluían dos grandes


subclases oracionales:

a) Oraciones adverbiales propias: conmutables por adverbios.

 Tiempo: aportan especificaciones temporales que


complementan al núcleo verbal de la proposición principal.

[Cuando (En cuanto, tan pronto como, una vez que, etc.) estés
lista] saldremos > Entonces, saldremos.

 Modo: aportan especificaciones modales (indican forma o


manera) que complementan al núcleo verbal de la proposición principal.

Haz el arroz [como (tal y como, conforme, según, tal cual) te he


dicho] > Hazlo así.

 Lugar: aportan especificaciones locales que complementan al


núcleo verbal de la proporción principal.

El examen será realizado [donde se indique en la convocatoria]


> El examen será realizado allí.

b) Oraciones adverbiales impropias: no conmutables por adverbios.

 Concesivas: apuntan a una objeción, obstáculo, oposición o


contraste con respecto a lo expresado en otra proposición, aunque sin
evitar su cumplimiento. Los nexos utilizados esencialmente en este tipo
de oraciones son aunque, si bien, a pesar de que, pese a que, por más
que, aun cuando, etc.

Le presté mis zapatos, [pese a que, aunque, aun cuando me


advertiste que era descuidada].

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 Condicionales4: generan un periodo hipotético que expresa
condición, hipótesis o contraste. Los nexos utilizados para introducir
estos significados son SI, como, en caso de que, a menos que, con la
condición de que, etc.

Si todo sale bien, llegaré a casa a las 9. Como/En caso de que


todo salga bien, llegaré a casa a las 9.

 Consecutivas: muestran la consecuencia que se deriva de


algún acontecimiento expresado en una proposición. Existen dos tipos
fundamentales de expresar el matiz consecutivo en español:

 A través de nexos conjuntivos: así que, de modo/manera que,


luego, conque, etc.

Iremos a la piscina, [así que prepárate un bocadillo].

 A través de una correlación con los intensificadores tan…que,


tanto…que, tal… que.

Estaba tan cansada [que no pude cenar].

Fue tal el susto [que no duermo por las noches].

 Causales: indican causa, motivo o razón. Vienen introducidas


por conjunciones y locuciones conjuntivas causales como PORQUE,
puesto que, dado que, pues, ya que, como, etc.:

No ha venido, [puesto que/porque/debido a que/dado


que/pues tenía algo pendiente].

 Finales: señalan la finalidad, el propósito o la intencionalidad del


hablante. Los nexos utilizados para introducirlas son, entre otros, a fin
de, con objeto de, para, con vistas/miras a, en orden a, etc.

Me llamó [para/a fin de/con vistas a, pedirme dinero prestado].

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Dentro de las condicionales, podemos distinguir varias subclases, en virtud del grado de probabilidad
que presente el periodo hipotético. Estos aspectos se expresan a través del tiempo y el modo del verbo.
Así, se distinguen tres grandes tipos: 1) Condicionales reales: expresan una hipótesis cuyo cumplimiento
es posible: Si terminas los deberes, puedes salir al patio. 2) Condicionales hipotéticas: expresan una
hipótesis, cuyo cumplimiento es poco probable: Si terminaras los deberes, podrías salir al patio. 3)
Condicionales irreales: expresan una condición imposible, bien porque se trata de una hecho ya pasado, o
bien porque remite a una hecho muy improbable: Si hubieras terminado los deberes, habrías podido salir
al patio.
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 Comparativas: establecen una relación de superioridad,
igualdad o inferioridad entre dos nociones a través de mecanismos
gramaticales.

 Superioridad: más…que

Alberto habla más que trabaja /Alberto es más alto que Luis
(es)/Alberto tiene más dinero que tú (tienes).

 Inferioridad: menos…que

Alberto trabaja menos que habla/ Alberto es menos alto que


Luis/ Alberto tiene menos dinero que Luis.

 Igualdad: tanto como, igual de…que, el mismo que.

Alberto habla tanto como trabaja/Alberto es igual de alto


que Luis (es)/ Alberto tiene el mismo dinero que Luis
(tiene).

6.3.1. Problemas en la clasificación de las adverbiales

Tal como anunciamos, el grupo de las subordinadas adverbiales constituye, sin duda,
la categoría oracional más problemática dentro de la discusión gramatical. Existen
esencialmente tres problemas fundamentales:

a) Invalidez del criterio funcional: no existe equivalencia funcional con los adverbios
(que sí respetan, con ciertas asimetrías, las subordinadas sustantivas y adjetivas). Por
ejemplo, en la oración Si vienes, te compraré un helado, el segmento “si vienes” que
constituiría la oración subordinada no puede ser conmutado por ningún adverbio y no
funciona en ningún caso como complemento circunstancial.

b) Solapamientos con otras clases de oraciones (proximidad de ciertas adverbiales


con algunas adjetivas sin antecedente expreso, similitudes entre las adversativas y las
concesivas, etc.).

c) La estructura interna de las mal llamadas subordinadas adverbiales. Muchas de las


subordinadas adverbiales impropias (concesivas, condicionales, causales,
comparativas, etc.) poseen una estructura binaria de proposiciones interdependientes
que se exigen mutuamente.

La RAE plantea el problema de la clasificación oracional de las adverbiales, señalando


que la denominación de adverbiales es imprecisa, pues no son conmutables por

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adverbios. Según la última gramática de la RAE, este tipo de oraciones se agruparían
básicamente por pares, en virtud de sus semejanzas formales y, sobre todo,
semánticas. Los académicos establecen, así, tres subdivisiones dentro del grupo de
las adverbiales “impropias”:

 Comparativas y consecutivas.

 Causales, finales e ilativas5.

 Condicionales y concesivas.

Las comparativas y consecutivas se vinculan esencialmente en función de sus


peculiaridades formales. Ambos tipos de construcción sintáctica emplean
cuantificadores o intensificadores para su conformación y se configuran a partir de una
estructura binaria: oración con cuantificativo + oración introducida normalmente por
que.

Me gustó tanto la película [que volveré].

La película me gustó más [que el libro (me gustó)].

Las causales, finales e ilativas, por su parte, se presentan como construcciones


sintácticas muy próximas en el ámbito semántico: todas ellas se inscriben en el marco
de la causalidad. Sin embargo, la Academia evidencia diferencias de tipo formal que
hace que se encuadren en categorías distintas. Así, mientras que las construcciones
causales y las finales van encabezadas por lo que denominan grupos conjuntivos –
preposición por/para + oración completiva con que– (RAE, 2009: 3450) y se
encuentran cercanas a las subordinadas sustantivas, las ilativas, por el contrario, van
introducidas propiamente por conjunciones o locuciones conjuntivas y parecen
aproximarse al grupo de las coordinadas.

Fuimos a la manifestación para [reclamar nuestros derechos] > Acudimos para eso.

Fuimos a la manifestación por[que debemos reclamar nuestros derechos] > Acudimos


por eso.

Queríamos reclamar nuestros derechos, [así que fuimos a manifestarnos].

Finalmente, las condicionales y concesivas establecerían periodos hipotéticos con la


estructura: Prótasis (condicionante) + Apódosis (condicionada) y aparecerían
tipificadas propiamente como oraciones interordinadas que se reclaman
recíprocamente:

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Las “ilativas” se identificarían con las consecutivas que se expresan mediante nexos del tipo
así que, conque, luego, que apuntan a una consecuencia lógica.
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Si madrugas mañana, iremos de excursión.

Prótasis Apódosis

Bibliografía

Alarcos Llorach, E. (1994): Gramática de la lengua española. Madrid: Espasa-Calpe

Alcina F. y J. M. Blecua (1998): Gramática española. Barcelona: Ariel.

Berná Sicilia, C. (2013): Lengua española. Madrid: CEF Ediciones.

Bosque I. y V. Demonte (eds.) (1999): Gramática descriptiva de la Lengua española.


Madrid: Espasa.

Camacho, J. (1999): “La coordinación”. En Bosque, I y V. Demonte (eds.) Gramática


descriptiva de la lengua española. Vol. 2. Madrid: Espasa. Pp. 2635-2694.

Gili Gaya, S. ([1943]1989): Curso superior de sintaxis española. Barcelona: Vox.

Gómez Torrego, L. (2007): Gramática didáctica del español. Madrid: SM.

Hernández Alonso, C. (1970): Sintaxis española. Valladolid: Industrial litográfica.

López, A. (1994): Gramática del español. Madrid: Arco Libros.

López, A. (1999): “Las relaciones paratácticas e hipotácticas”. En Bosque, I y V.


Demonte (eds.) Gramática descriptiva de la lengua española. Vol. 3 Madrid: Espasa.
Pp. 3507-3548.

Montolío, E. (coord.) Manual de escritura académica. Vol I. Barcelona: Ariel.

Real Academia de la lengua Española (2010): Ortografía de la lengua española.


Madrid: Espasa.

Real Academia de la lengua Española (2009): Nueva Gramática de la Lengua


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Real Academia de la lengua Española (2005): Diccionario Panhispánico de dudas.


Madrid: Santillana.

Bibliografía complementaria

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español”, Anales de la Universidad de Murcia, XXVIII, curso 1969-70, pp. 209-231.

Hjelmslev, L. (1984 [1943]): Prolegómenos a una teoría del lenguaje. Madrid, Gredos

Rojo, G. (1983): Aspectos básicos de sintaxis funcional. Málaga: Ágora

Rojo, G. (1978) Cláusulas y oraciones. Anejo 14 de Verba. Universidad de Santiago de


Compostela.

En red

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http://www.rae.es/rae.htm

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Curso 2014-15
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