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BOLILLA 1
Relación Jurídica
Es todo vínculo entre dos o más sujetos con relación a determinados bienes o intereses,
orgánicamente regulado por el derecho, nacido de un determinado hecho definido por las normas
jurídicas. Su objeto son ciertas prestaciones de dar, hacer o no hacer, garantizadas por la
aplicación de una sanción.
Se clasifican según su contenido en:
PATRIMONIALES: aquellos que tienen un valor pecuniario. A su vez pueden ser:
- Derechos Reales: son los que se ejercen directamente sobre las cosas, vale decir, que
importan una relación directa e inmediata entre el titular del derecho y la cosa objeto de él.
- Derechos Personales: Son aquellos que establecen relaciones entre personas determinadas,
en razón de las cuales el respectivo titular puede exigir de alguien la prestación debida. Se
llaman también derechos creditorios u obligaciones.
- Derechos Intelectuales: el derecho que tiene el autor de una obra científica, literaria o
artística para disponer de ella y explotarla económicamente por cualquier medio.
Institutas de Justiniano (cuyo antecedente inicial se remonta al jurista Gayo, en el siglo II), se
consideraba que "La obligación es un vínculo jurídico que nos constriñe a pagar algo a otro,
según el derecho civil".
Más modernamente, en Europa, se definió a la obligación como una relación jurídica, en virtud de
la que una persona determinada llamada deudor, está vinculada a un comportamiento
patrimonialmente valorable para satisfacer un interés, aunque no sea patrimonial, de otra persona
determinada, llamada acreedor, que tiene derecho al comportamiento por parte de la primera
(Giorgianni).
Desde una posición más objetiva, atendiendo esencialmente al cumplimiento en sí y a la
satisfacción del acreedor, se sostuvo que la obligación era una relación jurídica patrimonial entre
dos personas, en virtud de la cual, una de ellas (deudor) es responsable para con la otra
(acreedor) de que se verifique un acontecimiento determinado que por lo general es debido por el
deudor (Betti).
Naturaleza jurídica
a) Teoría Subjetiva: sostenida por Savigny, entiende que la obligación es una potestad del
acreedor ejercida sobre un hecho del deudor.
b) Teoría Objetiva: basada en las ideas de Ihering, entiende que la obligación es un título a
una prestación-relación de patrimonios. Para Ihering, el ordenamiento jurídico protege el
interés del acreedor en que se cumpla la prestación. El crédito sería el título que permitiría
lograr esa prestación.
c) Teoría Bipolar: (o del vínculo jurídico complejo) entiende que la facultad es un deber-facultad.
Por un lado, el deber del deudor de cumplir con la prestación; y por el otro la facultad del
acreedor de recurrir a los medios legales para satisfacer su interés.
actividad que debe desplegar el deudor para obtener el resultado pretendido por el acreedor, este
resultado será el objeto.
En la obligación, el contenido es denominado “prestación”, la misma constituye un plan de
conducta futura del deudor que responde al interés del acreedor. Dichas prestaciones pueden ser:
POSITIVAS: realización de una conducta
- reales: obligación de dar
- personales: obligación de hacer
NEGATIVAS: abstención de una conducta (de no hacer)
Requisitos de la prestación (art. 725)
La prestación que constituye el objeto de la obligación debe ser
- material y jurídicamente posible. La posibilidad necesaria para que la obligación nazca es la
existente al momento de su nacimiento. Si posteriormente la prestación se vuelve imposible, la
obligación se extingue. La posibilidad debe ser objetiva (no dependiente de las circunstancias
personales del deudor), definitiva y absoluta (que impida el cumplimiento de manera
irreversible). Las imposibilidades subjetiva, temporaria o reversible no obstan al nacimiento,
sin perjuicio de considerarlas impedimento si tales circunstancias frustran el interés del
acreedor de modo definitivo.
- Lícita: la prestación no debe contrariar el ordenamiento jurídico en su totalidad. La invocación
de la ilicitud de la conducta debe ser realizada por el deudor y corre a su cargo la prueba.
- Determinada o determinable
- Susceptible de valoración económica: lo que el deudor deba dar, hacer o no hacer siempre
debe tener un valor económico. Si la prestación careciera de valor económico la obligación no
entraría al patrimonio del acreedor.
- Debe corresponder a un interés patrimonial o extrapatrimonial del acreedor.
CAUSA
En este caso nos referimos a la causa-fuente que es el hecho que da origen a la obligación. No
hay obligación sin causa, es decir, sin que derive de algún hecho idóneo para producirla, de
conformidad con el ordenamiento jurídico (art. 726).
El CCC reconoce que la causa pueden ser hechos jurídicos (cualquier acontecimiento al que el
ordenamiento jurídico le otorga capacidad jurígena de derechos), simples actos lícitos (acción
voluntaria no prohibida por la ley de la que resultan relaciones jurídicas) o actos jurídicos (hechos
voluntarios lícitos que tienen por fin inmediato la creación de relaciones). El hecho o acto que
generó la obligación no debe estar prohibido por el Derecho.
Clasificación de las fuentes, su evolución
Ante la necesidad de determinar cuáles podían ser las causas fuentes que daban origen a las
obligaciones, surgieron diversos criterios y clasificaciones:
Clasificación clásica (Derecho Romano): reconocían 4 fuentes;
a) El contrato
b) El cuasicontrato
c) El delito
d) El cuasidelito
Fuentes modernas: aparte de las fuentes vistas, la doctrina suele aceptar otras fuentes;
Con la sanción del CCyC se unifica la legislación civil y comercial que se concentra en la teoría
general de las obligaciones y los contratos y en la inclusión en el cuerpo del Código de algunos
contratos típicos. Esto se debe a la gran relación de ambos, ya que las dos ramas regulan las
relaciones de los individuos, ya sea con otros individuos o con los bienes.
Como una consecuencia natural de la unificación el CCyC exige que instituciones que se
encontraban duplicadas se regulen de acuerdo con criterios predominantemente “civiles” o
“comerciales”.
Derecho de crédito y derecho real
Criterio monista: es el que asimila el derecho real con la obligación. Por ejemplo, surgió una
teoría que explicaba el derecho real como una obligación pasivamente universal. Una de las
críticas a esta teoría consiste en que la oponibilidad erga omnes es propia de todos los
derechos subjetivos, y no solo de los derechos reales.
Criterio dualista: es el que admite y señala las diferencias entre el derecho real y la
obligación:
La obligación importa una situación excepcional que incide sobre el patrimonio del deudor
obligado. La diferencia entre ambos tipos de derechos consiste en que la abstención impuesta por
la existencia de un derecho real no disminuye las facultades de otras personas, requiriendo
solamente que no dañen al titular del derecho y quedando todos sus derechos intactos. Por el
contrario, la abstención que constituye el objeto del derecho de crédito, cuando la obligación es
de no hacer, disminuye sobre un punto concreto las facultades legales del deudor: su obligación
le impide hacer una cosa que le sería permitida según el Derecho común. La existencia de un
derecho de crédito constituye siempre una carga excepcional para el deudor.
BOLILLA 2
Otras fuentes de la Obligación
GESTIÓN DE NEGOCIOS (art. 1781 y sigs)
Hay gestión de negocios cuando una persona (Gestor) asume oficiosamente la gestión de un
negocio de otro (Dueño del negocio) por un motivo razonable (ej: evitarle daños), sin intención de
hacer una liberalidad y sin estar autorizada ni obligada convencional o legalmente.
Requisitos:
- Realización útil de un negocio lícito ajeno
- Ausencia de una liberalidad, no debe tratarse de un caso de disposición de la propia actividad
a favor de otro, queriendo no obtener nada a cambio.
- Falta de autorización, mandato o representación legal, no se basa en acuerdos entre las
partes, sino que la actividad debe realizarse a instancias del gestor.
- Motivación razonable (equidad, justicia)
- Falta de prohibición del gestionado
Obligaciones del gestor
Frente al dueño del negocio (art. 1782)
a) Avisar sin demora al dueño del negocio que asumió la gestión, y aguarda su respuesta,
siempre que la espera no resulte perjudicial;
b) Actuar conforme a la conveniencia y a la intención, real o presunta, del dueño del negocio;
c) Continuar la gestión hasta que el dueño del negocio tenga posibilidad de asumirla por sí
mismo o, en su caso, hasta concluirla;
d) Proporcionar al dueño del negocio información adecuada respecto de la gestión;
e) Una vez concluida la gestión, rendir cuentas al dueño del negocio.
Frente a terceros (art. 1784)
El gestor queda personalmente obligado frente a terceros. Sólo se liberal si el dueño del negocio
ratifica su gestión, o asume sus obligaciones; y siempre que ello no afecto a terceros de buena fe.
Obligaciones del dueño del negocio (art. 1785)
Si la gestión es conducida útilmente, el dueño del negocio está obligado frente al gestor, aunque
la ventaja que debía resultar no se haya producido, o haya cesado, a:
a) Reembolsarle el valor de los gastos necesarios y útiles, con los intereses legales desde el día
en que fueron hechos;
b) Liberarlo de las obligaciones personales que haya contraído a causa de la gestión;
c) Repararle los daños que, por causas ajenas a su responsabilidad, haya sufrido en el ejercicio
de la gestión;
d) Remunerarlo, si la gestión corresponde al ejercicio de su actividad profesional o si es
equitativo en las circunstancias del caso.
Responsabilidad del gestor
Por culpa (art.1786)
El gestor es responsable ante el dueño del negocio por el daño que le haya causado por su culpa.
Su diligencia se aprecia con referencia concreta a su actuación en los asuntos propios; son
pautas a considerar, entre otras, si se trata de una gestión urgente, si procura librar al dueño del
negocio de un perjuicio, y si actúa por motivos de amistad o de afección.
Por caso fortuito (art. 1787)
El gestor es responsable, aun del daño que resulte por caso fortuito, si:
a) Actúa contra la voluntad expresa del dueño del negocio;
b) Si emprende actividades arriesgadas, ajenas a las habituales del dueño del negocio;
c) Si pospone el interés del dueño del negocio frente a uno suyo;
d) Si no tiene las aptitudes necesarias para el negocio, o su intervención impide la de otra
persona más idónea;
Excepto en cuanto la gestión le haya sido útil a aquel.
Solidaria (art. 1788)
Son solidariamente responsables:
a) Los gestores que asumen conjuntamente el negocio ajeno, frente al gestionado y frente a
terceros;
b) Los varios dueños del negocio, frente al gestor.
Ratificación (art. 1789)
El dueño del negocio queda obligado frente a terceros por los actos cumplidos en su nombre si:
a) Ratifica la gestión. La ratificación es un acto jurídico unilateral por intermedio del cual el
gestionado convalida la actuación del gestor;
b) Asume las obligaciones del gestor. Con excepción de terceros de buena fe que se vean
afectados por aquel acto (art.1784);
c) La gestión es útilmente conducida. Es decir que es llevada de manera diligente y eficaz.
Aplicación de las normas de mandato
Las normas del mandato se aplican supletoriamente a la gestión de negocios.
Si el dueño del negocio ratifica la gestión, aunque el gestor crea hacer un negocio propio, se
producen los efectos del mandato, entre partes y respecto a terceros, desde el día en que aquella
comenzó.
Conclusión de la gestión (art. 1783)
a) Cuando el dueño le prohíbe al gestor continuar actuando. El gestor, sin embargo, puede
continuarla, bajo su responsabilidad, en la medida en que lo haga por un interés propio. No
podrá generar un recupero baja la figura de gestión de negocio, en todo caso si de
enriquecimiento sin causa.
La oposición del dueño resultara ineficaz cuando:
- Cuando el gestor tiene un interés legítimo en la gestión;
- Cuando sin la realización del negocio no habría podido cumplirse oportunamente un deber
impuesto al dueño por razones de orden público;
- Cuando se impone por graves consideraciones morales (ej: evitar el suicidio).
Toda persona que sin una causa lícita se enriquezca a expensas de otro, está obligada, en la
medida de su beneficio, a resarcir el detrimento patrimonial del empobrecido. Si el
enriquecimiento consiste en la incorporación a su patrimonio de un bien determinado, debe
restituirlo si subsiste en su poder al tiempo de la demanda.
Requisitos:
1) Enriquecimiento. Toda ventaja, utilidad o provecho apreciable en dinero. Puede ser un
ingreso, una revalorización, una disminución del pasivo o cuando se evita una disminución del
activo.
2) Empobrecimiento. Mermas causadas por el egreso de bienes del patrimonio, así como
también el no ingreso.
3) Ausencia de una causa lícita. El enriquecido carece de un título justificativo que le permita
mantener el bien en su patrimonio.
4) Inexistencia de otra acción. El empobrecido no debe tener otra vía de derecho a su disposición
para obtener la debida indemnización de su perjuicio.
Improcedencia de la acción (art. 1795)
La acción no es procedente su el ordenamiento jurídico concede al damnificado otra acción para
obtener la reparación del empobrecimiento.
La “actio in rem verso” se identifica con la idea de volver las cosas al estado anterior persiguiendo
el restablecimiento del equilibrio patrimonial y se considera de carácter residual.
Puede ser interpuesta por el empobrecido, sus sucesores e incluso los acreedores a través de la
vía de acción subrogatoria, siempre y cuando no exista otra vía adecuada para reclamar el
reembolso.
Pago indebido
Está regulado como una especie del enriquecimiento sin causa. Se produce cuando el pago
efectuado carece de fundamentos, y por lo tanto no produce efectos extintivos, pues no existe
obligación antecedente de restituir, a cargo de quien recibió la prestación. En estos casos quien
hizo el desembolso tiene derecho a “repetir el pago”, es decir, que le devuelvan lo que pagó.
Casos (art. 1796)
El pago es repetible si:
a) la causa del deber no existe, no subsiste, porque no hay obligación válida; esa causa deja de
existir; o es realizado en consideración a una causa futura que no se va a producir;
b) paga quien no está obligado, o no lo está en los alcances en que paga, a menos que lo haga
como tercero;
c) recibe el pago quien no es acreedor, a menos que se entregue como liberalidad;}
d) la causa del pago es ilícita o inmoral;
e) El pago es obtenido por medios ilícitos.
Irrelevancia del error (art. 1797)
La repetición del pago no está sujeta a que haya sido hecho con error.
Alcances de la repetición (art. 1799)
La repetición obliga a restituir lo recibido, conforma las reglas de las obligaciones de dar para
restituir (art 759 y ss).
Situaciones especiales (art. 1799)
En particular:
a) La restitución a cargo de una persona incapaz o con capacidad restringida no puede exigir
el provecho que haya obtenido;
b) En el caso del inciso b) del art. 1796, la restitución no procede si el acreedor, de buena fe,
se priva de su título, o renuncia a las garantías; quien realiza el pago tiene subrogación
legal en los derechos de aquél;
c) En el caso del inciso d) del art. 1796, la parte que no actúa con torpeza tiene derecho a la
restitución; si ambas partes actúan torpemente, el crédito tiene el mismo destino que las
herencias vacantes (será beneficiario el Estado Argentino, la CABA o la provincia donde el
pago se realiza).
El promitente no puede exigir la cesión de los derechos pecuniarios sobre la obra premiada si esa
transmisión no fue prevista en las bases del concurso.
Destinatarios (art. 1808)
La promesa referida en el art. 1807 (concurso público) puede ser efectuada respecto de cualquier
persona o personas determinadas por ciertas calidades que deben ser claramente anunciadas.
No pueden efectuarse llamados que realicen diferencias arbitrarias por raza, sexo, religión,
ideología, nacionalidad, opinión política o gremial, posición económica o social, o basadas en otra
discriminación ilegal (relacionado con art. 43 CN “acción de amparo”).
Dictamen del jurado (art. 1809)
El dictamen del jurado obliga a los interesados. Si el jurado decide que todos o varios de los
concursantes tienen el mismo mérito, el premio es distribuido en partes iguales entre los
designados. Si el premio es indivisible, se adjudica por sorteo.
El jurado puede declarar desierto, es decir que ninguno cumple con los requisitos y por lo tanto
ninguno gana, cualquiera de los premios llamados a concurso.
b) Ordenante contra beneficiario: procede cuando el beneficiario no debió hacer cobrado del
garante. El garante carece de acción pues dado el carácter autónomo y abstracto de la
garantía su legitimación no puede ampararse en el contrato base.
c) Garante contra beneficiario: su procedencia es excepcional en los casos en que el
ordenante no satisfaga la obligación, ni tampoco actúe contra el beneficiario, en estos casos
podrá, el garante, subrogarse en los derechos del ordenante y acciona contra el beneficiario.
Sujetos (art. 1811)
Pueden emitir esta clase de garantías:
a) Las personas jurídicas públicas (art. 146);
b) Las personas jurídicas privadas en las que sus socios, fundadores o integrantes no
responden ilimitadamente (art. 148);
c) En cualquier caso, las entidades financieras y compañías de seguros, y los importadores y
exportadores por operaciones de comercio exterior, sean o no parte directa de ellas.
Quedan excluidas las personas físicas y aquellas personas jurídicas en las que sus integrantes
respondan en forma ilimitada por las deudas del ente. Esto se debe a la necesidad de proteger el
patrimonio de las personas físicas de las consecuencias derivadas de la calidad abstracta de la
garantía que obliga al pago de la prestación son poder cuestionar su procedencia.
Forma (art. 1812)
Las garantías previstas en esta Sección deben constar en instrumento público o privado.
Sin son otorgadas por entidades financieras o compañías de seguros, pueden asumirse también
en cualquier clase de instrumento particular (no firmado).
Cesión de la garantía (art. 1813)
Los derechos del beneficiario emergentes de la garantía no pueden transmitirse separadamente
del contrato o relación con la que la garantía está funcionalmente vinculada, antes de acaecer el
incumplimiento o el plazo que habilita el reclamo contra el emisor, excepto pacto en contrario.
Esta prohibición se funda en la idea de que di media fraude o abuso del beneficiario la acción
recursoria puede recaer en un cesionario insolvente (3ro subadquiriente).
Una vez ocurrido el hecho o vencido el plazo que habilita ese reclamo, los derechos del
beneficiario pueden ser cedidos independientemente de cualquier otra relación. Esto se debe a
que el beneficiario ya no tendrá un derecho a la garantía, sino un derecho a crédito.
Sin perjuicio de ellos, el cesionario queda vinculado a las eventuales acciones de repetición que
puedan corresponder contra el beneficiario según la garantía.
Irrevocabilidad (art. 1814)
La garantía unilateral es irrevocable a menos que se disponga en el acto de su creación que es
revocable. Este principio de irrevocabilidad se debe a favor de la seguridad jurídica del
beneficiario, es fundamental para éste último tener la seguridad de que la garantía exista hasta
que el deudpr cumpla con su prestación.
BOLILLA 3
Efectos de las obligaciones
Son las consecuencias jurídicas que derivan de la obligación.
Según el tiempo de producción pueden ser:
o Inmediatos: se producen desde el nacimiento de ellas.
o Diferido: quedan suspendidos en el tiempo por la existencia de algún plazo o condición.
Instantáneo: el efecto se agota de una sola vez, con el cumplimiento de una única prestación.
Permanente: los efectos se prolongan en el tiempo.
Además, se clasifican en:
PRINCIPALES Normales - cumplimiento voluntario
- cumplimiento forzado
- cumplimiento por un tercero
Anormales - indemnización
SECUNDARIOS Medidas precautorias
Acciones diversas
Efecto de las obligaciones con relación al acreedor (art. 730)
La obligación da derecho al acreedor a:
a) Emplear los medios legales para que el deudor le procure aquello a que se ha obligado;
b) Hacerlo procurar por otro a costas del deudor. No podrá realizarse si se trate de dar cosas
ciertas que se encuentren en el patrimonio del deudor o si se trata de obligaciones de hacer en
las que se han considerado condiciones especiales del deudor;
c) Obtener del deudor las indemnizaciones correspondientes. Implica la satisfacción del crédito
por el equivalente en los casos en que concurran presupuestos de la responsabilidad civil.
Si el incumplimiento de la obligación, cualquiera sea su fuente, deriva en litigio judicial o arbitral,
la responsabilidad por el pago de las costas, incluidos los honorarios profesionales, de todo tipo,
allí devengados y correspondientes a la primera o única instancia, no debe exceder del 25% del
monto de la sentencia, laudo, transacción o instrumento que ponga fin al diferendo.
Si las regulaciones de honorarios practicadas conforme a las leyes arancelarias o usos locales,
correspondientes a todas las profesiones y especialidades superan dicho porcentaje, el juez debe
proceder a prorratear los montos entre los beneficiarios.
Para el cómputo del porcentaje indicado no se debe tener en cuenta el monto de los honorarios
de los profesionales que han representado, patrocinado o asistido a la parte condenada a costas.
Efectos con relación al deudor (art. 731)
El cumplimiento exacto de la obligación confiere al deudor el derecho a obtener la liberación y el
de rechazar las acciones del acreedor.
Actuación de auxiliares. Principio de equiparación (art. 732)
El incumplimiento de las personas de las que el deudor se sirve para la ejecución de la obligación
se equipara al derivado del propio hecho del obligado.
Reconocimiento de la obligación (art. 733)
El reconocimiento consiste en una manifestación de la voluntad, expresa o tácita, por la que el
deudor admite estar obligado al cumplimiento de una prestación.
En caso de ser tácita debe cumplir con los requisitos del art. 264 y debe resultar de actos por los
cuales se la puede conocer con certidumbre.
Exige establecer la causa de esa obligación, la prestación debida, los datos relativos al tiempo en
que ha nacido la obligación, etc.
Especies de reconocimiento (art.734)
El reconocimiento puede referirse a:
- un título o causa anterior, reconoce una obligación ya existente.
-una promesa autónoma de deuda, una obligación que nace a partir de este reconocimiento
Reconocimiento causal (art. 735)
Si el acto de reconocimiento agrava la prestación original o la modifica en perjuicio del deudor,
debe estarse al título originario, si no hay nueva y lícita causa del deber.
Caracteres:
-Unilateral
-Declarativo
-Irrevocable
Efectos
Constitución del reconocimiento como medio de prueba de la obligación reconocida, y la
interrupción de la prescripción pendiente.
BOLILLA 4
Acción directa (art. 736 y sigs)
Es la que compete al acreedor para percibir lo que un tercero le debe a su deudor, hasta el
importe de su propio crédito.
Por ejemplo: la sublocación (art. 1216)
Caracteres:
1) El acreedor la ejerce por derecho propio y en su exclusivo beneficio: lo que el acreedor
perciba por la acción ingresa directamente a su patrimonio y no al patrimonio del deudor.
2) El actor sólo puede reclamar hasta el importe de su propio crédito.
3) Es excepcional y de interpretación restrictiva, solo procede en los casos previstos en la ley.
Esto se debe a que es una excepción al principio de que los contratos no benefician ni
perjudican a terceros.
Requisitos (art. 737)
a) Un crédito exigible del acreedor contra su propio deudor;
b) Una deuda correlativa exigible del tercero demandado a favor de su deudor;
c) Homogeneidad de ambos créditos;
d) Ninguno de los créditos debe haber sido objeto de embargo anterior a la promoción de la
acción directa;
e) Citación del deudor a juicio.
Efectos (art. 738)
a) La notificación de la demanda causa el embargo del crédito a favor del demandante;
b) El reclamo solo puede prosperar hasta el monto menor de las dos obligaciones;
c) El tercero demandado puede oponer al progreso de la acción todas las defensas que tenga
contra su propio acreedor y contra el demandante.
d) El monto percibido por el actor ingresa directamente a su patrimonio;
e) El deudor se libera frente a su acreedor en la medida en que corresponda en función del pago
efectuado por el demandado.
Acción subrogatoria (art. 739 y sigs)
Es la que permite al acreedor de un crédito cierto ejercer los derechos patrimoniales de su deudor
cuando éste es remiso en hacerlo (no actua o los abandona) y esa omisión afecta el cobro de su
acreencia.
El acreedor no goza de preferencia alguna sobre los bienes obtenidos por medio de la acción
subrogatoria. Lo obtenido ingresa al patrimonio del deudor y beeficiará a todos los acreedores.
Se la denomina “subrogatoria, oblicua o indirecta”. Subrogatoria porque el acreedor subroga
(reemplaza) al deudor en sus derechos. Oblicua o indirecta porque lo que se cobre ingresará en
el patrimonio del deudor, lo cual indirectamente beneficiará a todos los acreedores.
Esta acción se otorga a cualquier acreedor de un crédito cierto contra el deudor, sin interesas si el
crédito es exigible o no. Comprende todas las acciones y derechos patrimoniales del deudor,
salvo los excluidos por el art. 741.
Requisitos:
1) Titularidad de un crédito cierto, aunque no sea exigible
2) Inacción del deudor
3) Perjuicio para el acreedor
Citación del deudor (art. 740)
El deudor debe ser citado para que tome intervención en el juicio respectivo. El Código Porcesal
Civil y Comercial de la Nación la prevé expresamente exigiendo la citación al deudor, quien en un
plazo de 10 días podrá:
a) Formular oposición, fundada en que ya ha interpuesto la demanda o la manifiesta
improcedencia de la subrogación.
b) Interponer la demanda, en cuyo caso se le considerará como actor y el juicio proseguirá con el
demandado.
Si este opta por no participar, el juicio continua con el acreedor subrogante como actor. Sin
perjuicio de ello, el deudor podrá intervenir como tercero interesado, ser citado a absolver
posiciones y reconocer documentos, siéndole la sentencia oponible.
Derechos excluidos (art. 741)
Están excluidos de la acción subrogatoria:
a) Los derechos y acciones que por su naturaleza o por disposición de la ley, solo pueden ser
ejercidos por su titular;
b) Los derechos y acciones sustraídos de la garantía colectiva de los acreedores;
c) Las meras facultados, excepto que de su ejercicio pueda resultar una mejora en la situación
patrimonial del deudor.
Defensas oponibles (art. 742)
Pueden oponerse al acreedor todas las excepciones y causas de extinción de su crédito, aun
cuando provengan de hechos del deudor posteriores a la demanda, siempre que estos no sean
en fraude de los derechos del acreedor.
Los embargos posteriores deben afectar únicamente el sobrante que quede después de pagados
los créditos que hayan obtenido embargos anteriores.
BOLILLA 5
CLASES DE OBLIGACIONES
Clasificación del CCyC:
- Obligaciones de dar
Obligaciones de dar cosa cierta
Para transferir el uso a la tenencia
Para constituir derechos reales
Para restituir
Obligaciones de genero
Obligaciones de dar bienes que no son cosas
Obligaciones de dar dinero
- Obligaciones de hacer
- Obligaciones de no hacer
- Obligaciones alternativas
- Obligaciones facultativas
- Obligaciones con cláusula penal y sanciones conminatorias
- Obligaciones divisibles
- Obligaciones indivisibles
- Obligaciones de sujeto plural
Obligaciones simplemente mancomunadas
Obligaciones solidarias
- Obligaciones concurrentes
- Obligaciones disyuntivas
- Obligaciones principales
- Obligaciones accesorias
Clasificación según el tiempo de cumplimiento:
- Ejecución inmediata: la prestación no se encuentra postergada por ninguna modalidad.
- Ejecución diferida: la prestación se encuentra postergada por un plazo o condición.
- Ejecución única: (o instantanea) cuando el cumplimiento es efectivizado de una sola vez.
- Ejecución permanente: el cumplimiento se prolonga en el tiempo. Esta última puede ser:
Ejecución continuada: reiterada en el tiempo sin solución (interrupción) de
continuidad.
Periódicas o de tracto sucesivo: el cumplimento va siendo efectivizado de manera
salteada.
Clasificación según modalidades:
- Puras: no están sujetas a ninguna modalidad.
- Modales: están sujetas a modalidades que pueden ser:
Condición: la existencia de la obligación depende del acaecimiento de un hecho futuro
e incierto.
Plazo: La exigibilidad de la obligación está supeditada a un lapso de tiempo.
Cargo: Al adquiriente de un derecho se le impone una obligación accesoria y
excepcional
Clasificación según la prestación:
- Positivas: La prestación consiste en una acción.
- Negativas: La prestación consiste en una abstención.
Clasificación según la complejidad:
- Simples o de prestación singular: una prestación.
- Compuestas o de prestación plural: varias prestaciones. A su vez, estas pueden ser:
Conjuntivas: todas las obligaciones deben ser cumplidas por el mismo deudor.
Disyuntivas: el deudor cumple entregando una de ellas. Esta comprende:
- Alternativas: el deudor debe varias prestaciones independientes y distintas entre
si, y cumple realizando una de ellas.
- Facultativas: el deudor debe una única prestación denominada principal, pero tiene
la facultad de sustituirla por otra accesoria.
Clasificación según la índole del contenido:
-De medios: el deudor promete su actividad mediante la cual normalmente es obtenible el
resultado esperado por el acreedor, aunque su consecución no está garantizada por el deudor.
Por ejemplo, la defensa de un abogado en un juicio.
Título es el acto jurídico del cual surge la voluntad de transmisión del derecho real por su titular, y
la correlativa adquisición por otra persona. El acreedor no adquiere ningún derecho real sobre la
cosa antes de la tradición, excepto disposición legal en contrario.
El acto que materializa lo determinado por el título (denominado “modo”) no se agota en la
tradición, sino que también quedan emplazados en tal categoría la inscripción registral (si se trata
de bienes registrables). La publicidad de la adquisición (registral o posesoria, en muebles no
registrables) es condición de su oponibilidad.
Se mantiene, en nuestro derecho, el sistema de adquisición de los derechos reales mediante el
título y el modo.
Mejoras (art. 751)
En las obligaciones sujetas a modalidades el nacimiento de la obligación no coincide con la
oportunidad prevista para su cumplimiento. En estos supuestos, entre el nacimiento y el
cumplimiento, la cosa puede experimentar modificaciones intrínsecas susceptibles de ocasionar
un aumento de su valor.
Mejora es el aumento del valor intrínseco de la cosa. Las mejoras pueden ser:
- Naturales: aquellas que la cosa recibe por obra espontánea de la naturaleza.
- Artificiales: provenientes del hecho del hombre. Estas a su vez, pueden ser:
Necesarias: aquellas que hacen a la conservación de la cosa
Útiles: significan un evidente provecho para cualquier poseedor.
De mero lujo, recreo o suntuarias: concebidas por la utilidad que éstas representan para
quien las realiza.
Hasta el día de la tradición (de la entrega de la cosa) los frutos percibidos le pertenecen al
deudor; a partir de esa fecha, los frutos devengados y los no percibidos le corresponden al
acreedor. Rige el principio que postula que la propiedad de los frutos se adquiere con su
percepción.
Riesgo de la cosa (art. 755)
El propietario soporta los riesgos de la cosa. Los casos de deterioro o pérdida, con o sin culpa, se
rigen por lo dispuesto sobre la imposibilidad de cumplimiento (art. 955 y 956).
Se aplica la regla según la cual el deudor, al ser el dueño de la cosa es quien se perjudica
durante la vigencia de la obligación.
Si la imposibilidad de cumplimiento sucede por causas atribuibles al deudor, la obligación se
convierte en la de pagar una indemnización por daños y perjuicios. En cuanto al valor de la cosa a
tomar en cuenta en caso de pérdida o destrucción, es el propio de aquella en el último momento
de su existencia física o jurídica. Y si fuera deterioro el valor de ella sin el deterioro sufrido.
Concurrencia de varios acreedores
Se plantea cuando un deudor celebra acuerdo con diferentes sujetos, en virtud de los cuales
promete la entrega de una misma cosa para constituir derechos reales sobre ella. Si todos los
acreedores son de buena fe y a título oneroso, se sigue el siguiente orden de preferencia.
Bienes inmuebles (art. 756):
a) El que tiene emplazamiento registral y tradición;
b) El que ha recibido la tradición;
c) El que tiene emplazamiento registral procedente;
d) En los demás supuesto, el que tiene título de fecha cierta anterior;
d.1 Si ambos acreedores presentan instrumentos públicos bastará con comparar las fechas
consignadas.
d.2 En cambio, si ambos presentan títulos privados, vence el acreedor que pueda acreditar
fecha cierta más antigua en su título.
En caso de títulos heterogéneos prevalece quien pueda invocar fecha más antigua oponible al
adversario.
Bienes muebles (art. 757):
a) El que tiene emplazamiento registral precedente, si se trata de bienes muebles
registrables;
b) El que ha recibido la tradición, si fuese no registrable;
c) En los demás supuestos, el que tiene título de fecha cierta anterior (se aplican las mismas
reglas que en el inciso b del art. 756)
En el caso de bienes registrables no hay buena fe sin inscripción. En los demás casos la buena fe
requerida es aquella que consiste en no haber conocido ni podido conocer la falta de derecho de
ella.
Los adquirientes a título gratuito, independientemente de que hayan sido de buena o mala fe,
quedan al margen de esta regulación debido a que no han tenido a su cargo contraprestación
alguna, y a diferencia del acreedor a título oneroso no experimentarán un daño efectivo.
Acreedor frustrado (art. 758)
El acreedor de buena fe que resulta frustrado en su derecho, conserva su acción contra el deudor
para reclamar los daños y perjuicios sufridos.
BOLILLA 6
Obligaciones de dar dinero (art. 765)
La obligación es de dar dinero si el deudor debe cierta cantidad de moneda, determinada o
determinable, al momento de constitución de la obligación. Si por el acto por el que se ha
constituido la obligación, se estipuló dar moneda que no sea de curso legal en la República, la
obligación debe considerarse como de dar cantidades de cosas y el deudor puede liberarse
dando el equivalente en moneda de curso legal.
El carácter de curso legal de una moneda significa que el dinero goza de sanción y de
proclamación estatal, y como consecuencia de ello, es irrecusable (que no puede ser rechazada)
como instrumento de pago cuando es ofrecido por el deudor en cumplimiento de su obligación. La
solución luce orientada a incentivar el pago en moneda nacional de deudas pactadas en moneda
extranjera.
El deudor solo podrá hacer uso del derecho de conversión cuando en la convención nada se haya
estipulado al respecto, es decir, cuando solo se haya establecido el pago en moneda extranjera
sin que la entrega de la cosa sea elemento esencial de la obligación, o sin que se establezcan
formas alternativas de adquirir la cosa si no se encuentra en el mercado nacional, o de valorizar
en forma diferente a la cotización oficial de la moneda.
En este sentido, se ha expresado que no se trata de una norma de orden público, por lo que las
partes podrán pactar la entrega específica en moneda extranjera.
Obligaciones del deudor (art. 766)
Legales: son aquellos que tiene como fuente directa la ley. Pueden ser:
- Moratorios: son aquellos que se deben en caso de mora del deudor en el cumplimiento de
su obligación. A partir de su mora el deudor debe los intereses correspondientes. La tasa se
determina:
a) por lo que acuerden las partes;
b) por lo que dispongan las leyes especiales;
c) en subsidio, por tasas que se fijen según las reglamentaciones d
Anatocismo (art. 770)
Consiste en la capitalización de intereses devengados, que se suman al capital, generando a
partir de ello, nuevos intereses. La regla, en consecuencia, es que no se deben intereses de los
intereses. Sin embargo, existen cuatro excepciones:
• Voluntad de las partes. Se limita fuertemente el lapso de la capitalización, estableciéndose que
no puede ser menor a seis meses, evitando conductas abusivas. La prohibición es de orden
público, por lo que será de nulidad absoluta la cláusula que la vulnere.
• Por demanda judicial de la obligación. Solo hay posibilidad de aplicar el anatocismo desde la
fecha de notificación de la demanda.
• Por liquidación judicial de la obligación. La capitalización se produce desde que el juez
manda a pagar la suma resultante y el deudor es moroso en hacerlo.
• Por disposición legal. Por ejemplo, en la cuenta corriente.
Debe solicitar autorización judicial para obtener la destrucción física de lo hecho por el deudor en
contravención a la obligación.
Les resulta aplicable las disposiciones generales relativas a las obligaciones de hacer.
OBLIGACIONES ALTERNATIVAS (art. 779)
La obligación alternativa tiene por objeto una prestación entre varias que son independientes y
distintas entre sí. El deudor está obligado a cumplir una sola de ellas.
Características:
a) originariamente su objeto es plural o compuesto;
b) su causa es única;
c) reconocen un único vínculo;
d) el objeto del pago también es único;
e) las prestaciones debidas tienen que ser independientes y distintas entre sí;
f) la capacidad de elección del deudor entre varias prestaciones, debiendo cumplir con una sola
de ellas.
Elección. Sujetos. Efectos (art. 780)
Excepto estipulación en contrario, la facultad de elegir corresponde al deudor. La opción que
corresponde a varias personas requiere unanimidad. Si la parte a quien corresponde la elección
no se pronuncia oportunamente, la facultad de opción pasa a la otra. Si esa facultad se ha
deferido a un tercero y éste no opta en el plazo fijado, corresponde al deudor designar el objeto
del pago.
En las obligaciones periódicas, la elección realizada una vez no implica renuncia a la facultad de
optar en lo sucesivo.
La elección es irrevocable desde que se le comunica a la otra parte o desde que el deudor
ejecuta alguna de las prestaciones, aunque sea parcialmente.
Una vez realizada, la prestación escogida se considera única desde su origen, y se aplican las
reglas de las obligaciones de dar, de hacer o de no hacer, según corresponde.
Obligación alternativa regular (art. 781)
En los casos en que la elección corresponde al deudor y la alternativa se da entre dos
prestaciones, se aplican las siguientes reglas:
a) Si una de las prestaciones resulta imposible por causas ajenas a la responsabilidad de las
partes, o atribuibles a la responsabilidad del deudor, la obligación se concentra en la restante; si
la imposibilidad proviene de causas atribuibles a la responsabilidad del acreedor, el deudor tiene
derecho a optar entre dar por cumplida su obligación; o cumplir la prestación que todavía es
posible y reclamar los daños y perjuicios emergentes de la mayor onerosidad que le cause el
pago realizado, con relación al que resultó imposible;
b) Si todas las prestaciones resultan imposibles, y la imposibilidad es sucesiva, la obligación se
concentra en esta última, excepto si la imposibilidad de alguna de ellas obedece a causas que
comprometen la responsabilidad del acreedor; en este caso, el deudor tiene derecho a elegir con
cuál queda librado;
c) Si todas las prestaciones resultan imposibles por causas atribuibles a la responsabilidad del
deudor, y la imposibilidad es simultánea, se libera entregando el valor de cualquiera de ella; si lo
son por causas atribuibles a la responsabilidad del acreedor, el deudor tiene derecho a dar por
cumplida su obligación con una y reclamar los daños y perjuicios emergentes de la mayor
onerosidad que le ocasione el pago realizado, con relación al que resultó imposible;
d. Si todas las prestaciones resultan imposibles por causas ajenas a la responsabilidad de las
partes, la obligación se extingue.
Obligación alternativa irregular (art. 782)
En los casos en que la elección corresponde al acreedor y la alternativa se da entre dos
prestaciones, se aplican las siguientes reglas:
a) si una de las prestaciones resulta imposible por causas ajenas a la responsabilidad de las
partes, o atribuibles a la responsabilidad del acreedor, la obligación se concentra en la restante; si
la imposibilidad proviene de causas atribuibles a la responsabilidad del deudor, el acreedor tiene
derecho a optar entre reclamar la prestación que es posible, o el valor de la que resulta imposible;
b) si todas las prestaciones resultan imposibles y la imposibilidad es sucesiva, la obligación se
concentra en la última, excepto que la imposibilidad de la primera obedezca a causas que
comprometan la responsabilidad del deudor; en este caso el acreedor tiene derecho a reclamar el
valor de cualquiera de las prestaciones;
c) si todas las prestaciones resultan imposibles por causas atribuibles a la responsabilidad del
acreedor, y la imposibilidad es simultánea, el acreedor tiene derecho a elegir con cuál de ellas
queda satisfecho, y debe al deudor los daños y perjuicios emergentes de la mayor onerosidad
que le reporte el pago realizado; si los son por causas atribuibles a la responsabilidad del deudor,
el acreedor tiene derecho a elegir con el valor de cuál de ellas queda satisfecho;
d. si todas las prestaciones resultan imposibles por causas ajenas a la responsabilidad de las
partes, la obligación se extingue.”
Elección por un tercero (art. 783)
Las opciones conferidas al deudor y al acreedor en los artículos 1781 y 1782 también pueden ser
ejercidas, a favor de aquellos, por un tercero a quien le haya sido encargada la elección.
Elección de modalidades o circunstancias (art. 784)
Si en la obligación se autoriza la elección respecto de sus modalidades o circunstancias, se
aplican las reglas precedentes sobre el derecho de realizar la opción y sus efectos legales.
En supuestos en que la alternatividad recae en las modalidades de su ejecución (lugar de pago, o
de cosas, hechos y lugar de entrega), se aplican las reglas generales como si la variedad se
tratara de la prestación en sí misma, y no en las circunstancias apuntadas.
Obligaciones de genero limitado (art. 785)
Las disposiciones de esta Sección se aplican a las obligaciones en las que el deudor debe
entregar una cosa incierta pero comprometida dentro de un número de cosas ciertas de la misma
especie.
La norma hace extensiva las disposiciones relativas a las obligaciones alternativas respecto de
aquellas obligaciones en las que el deudor se obliga a entregar una cosa incierta comprendida
dentro de un número de cosas ciertas de la misma especie (por ejemplo, el deudor debe entregar
al acreedor uno de los cuatro caballos que tiene en su establo).
OBLIGACIONES FACULTATIVAS (art. 786)
La obligación facultativa tiene una prestación principal y otra accesoria. El acreedor solo puede
exigir la principal, pero el deudor puede liberarse cumpliendo la accesoria. El deudor dispone
hasta el momento del pago para ejercitar la facultad de optar.
El carácter facultativo de esta clase de obligaciones no se refiere a la prestación debida —
principal—, sino a la posibilidad que la ley otorga al deudor al permitirle sustituirla por otra —
accesoria—, especificada en el título de la obligación, configurándose una dación en pago
autorizada por los contrayentes.
La facultad sustitutiva puede recaer en las modalidades o circunstancias de cumplimiento de la
obligación, a saber: tiempo, lugar o forma del pago (contado, cuotas, con intereses).
La facultad de sustituir la prestación debida por otra puede emanar tanto de la voluntad de los
particulares (contrato o testamento), como también surgir de una disposición legal (por ejemplo, el
art. 1559 ccyc autoriza al donatario a liberarse de la obligación de alimentos a favor del donante,
devolviendo los bienes donados, o su valor si los hubiese enajenado).
Extinción (art. 787)
La obligación facultativa se extingue si la prestación principal resulta imposible, sin perjuicio de la
responsabilidad que pueda corresponder.
Siempre se considera a la prestación accesoria como dependiente de la principal (art. 856 ccyc).
La vida de la obligación accesoria depende de la vigencia de la principal. Cuando existe
imposibilidad de pago respecto de la prestación principal, la obligación facultativa se extingue
integralmente, aunque la prestación accesoria sea susceptible de pago.
Como indica la parte final del artículo, la regla contiene excepciones:
BOLILLA 7
OBLIGACIONES CON CLÁUSULA PENAL Y SANCIONES CONMINATORIAS (art. 790)
La cláusula penal es aquella por la cual una persona, para asegurar el cumplimiento de una
obligación, se sujeta a una pena o multa en caso de retardar o de no ejecutar la obligación.
Representa un acuerdo accesorio que las partes añaden a otra obligación (principal) para
asegurar su cumplimiento. Tiene una finalidad compulsiva y resarcitoria.
Clases de sanciones conminatorias:
Moratoria: es la que se aplica en caso de retardo imputable en el cumplimiento de la
obligación y su pago es acumulable a la ejecución de la prestación.
Compensatoria: es la que corresponde en caso de inejecución definitiva de la obligación
principal, no es acumulable, sino que la sustituye compensando los daños y perjuicios sufridos
por el acreedor.
Caracteres:
Por su parte, la cláusula penal presenta los siguientes caracteres:
1) Expresa, puesto que su interpretación es restrictiva.
2) Accesoria, siempre se presenta en relación a una obligación principal impuesta.
3) Subsidiaria, el objeto de la obligación lo constituye la prestación debida; la cláusula penal solo
se aplica para el caso de incumplimiento de esta última, es decir reemplaza la prestación
incumplida.
4) Condicional, dado que es de aplicación solo en caso de producirse el acontecimiento futuro e
incierto de incumplimiento de la obligación principal por parte del deudor.
5) Inmutable, no puede ser modificada por excesivo que fuera su monto, esto en coherencia con
el irrestricto respeto al principio de la autonomía de la voluntad. Si bien esta sigue siendo la regla
existen algunas excepciones a las cuales nos referiremos en el comentario de los artículos
posteriores.
Objeto (art. 791)
La cláusula penal puede tener por objeto el pago de una suma de dinero, o cualquiera otra
prestación que pueda ser objeto de las obligaciones, bien sea en beneficio del acreedor o de un
tercero.
El principal interesado en beneficiarse con la cláusula penal será el mismo acreedor de la relación
jurídica obligacional, pero nada obsta a que sea un tercero ajeno a ella.
Existen también otras circunstancias que el caso puede presentar, y que no deben ser obviadas
del análisis: la naturaleza de la obligación, la situación de las partes, los actos que han otorgado,
gastos, beneficios, etc.
Acreditados los requisitos de procedencia, el juez deberá declarar su nulidad, que es parcial, y
proceder a su reajuste.
Intervención de oficio por los jueces
Cuando el orden público se encuentra comprometido, los jueces deben intervenir de oficio,
reduciendo las cláusulas penales abusivas. Tal situación es evidente en las relaciones de
consumo, y también en los contratos por adhesión a condiciones generales.
Puede que se pacte una cláusula penal cuyo monto, también en forma desproporcionada y
configurándose un abusivo aprovechamiento de la situación del acreedor, sea ostensiblemente
exiguo en función de las circunstancias del caso concreto. Se las considera como cláusulas de
eximición de responsabilidad. Son inválidas aquellas cláusulas que importan renuncia o
restricción de derechos de la parte débil, o que desnaturalizan el contrato.
Obligaciones de no hacer (art. 795)
En las obligaciones de no hacer el deudor incurre en la pena desde el momento en que ejecuta el
acto del cual se obligó a abstenerse. No admiten conceptualmente el estado de mora, pues su
violación implica un incumplimiento definitivo.
Opciones del deudor (art.796)
El deudor puede eximirse de cumplir la obligación con el pago de la pena únicamente si se
reservó expresamente este derecho.
No se trata de un caso de obligación facultativa prevista en el art. 786 ccyc y ss., sino de un
supuesto de pactum displicentiae o multa de arrepentimiento.
Opciones del acreedor (art. 797)
El acreedor no puede pedir el cumplimiento de la obligación y la pena, sino una de las dos cosas,
a su arbitrio, a menos que:
- se haya estipulado la pena por el simple retardo: nos encontramos frente a un caso de cláusula
penal moratoria, es decir aquella obligación accesoria que se impone por el retardo relativo en el
cumplimiento. En estos casos el acreedor puede exigir el cumplimiento y, a su vez, la pena
tasada por el incumplimiento temporal de la prestación.
- que se haya estipulado que por el pago de la pena no se entienda extinguida la obligación
principal: contempla el caso de una cláusula penal compensatoria, en la cual las partes han
previsto contractualmente que el pago de la pena no extingue la obligación principal. Tal como
hemos comentado en el artículo anterior, se trata de la aplicabilidad del principio de la autonomía
de la voluntad a situaciones jurídicas disponibles para las partes (art. 958 ccyc).
Disminución proporcional (art. 798)
Si el deudor cumple sólo una parte de la obligación, o la cumple de un modo irregular, o fuera del
lugar o del tiempo a que se obligó, y el acreedor la acepta, la pena debe disminuirse
proporcionalmente.
Se trata de un supuesto de excepción al principio de la inmutabilidad de la cláusula penal,
que implica la manutención de las condiciones en las que ha sido pactada.
obligación principal determina la competencia del juez aun sobre la obligación accesoria prevista
en la cláusula penal; entre otras.
Obligación no exigible (art. 803)
La cláusula penal tiene efecto, aunque sea puesta para asegurar el cumplimiento de una
obligación que al tiempo de concertar la accesoria no podía exigirse judicialmente, siempre que
no sea reprobada por la ley.
Representa una excepción al carácter accesorio de la cláusula penal, ya que esta última puede
exigirse aun en el caso en el cual la obligación principal resulte inexigible. El caso más común
será el de la cláusula penal impuesta a un deber moral. Debemos precisar que, en estos casos, la
obligación principal debe ser natural desde el mismo momento en que ha sido constituida la
cláusula penal, pues en caso contrario, es decir, cuando ha sido constituida sobre una obligación
civil que se transforma en natural la obligación accesoria seguirá la misma suerte que esta última
en razón justamente de ese carácter “accesorio” de la misma.
Sanciones conminatorias (art. 804)
Los jueces pueden imponer en beneficio del titular del derecho, condenaciones conminatorias de
carácter pecuniario a quienes no cumplen deberes jurídicos impuestos en una resolución judicial.
Las condenas se deben graduar en proporción al caudal económico de quien debe satisfacerlas y
pueden ser dejadas sin efecto o reajustada si aquél desiste de su resistencia y justifica total o
parcialmente su proceder.
Estas sanciones gozan de una doble función, por un lado, implican, al momento de que el juez las
imponga ante el caso de reticencia, una verdadera función conminatoria, pues la finalidad de esta
consiste en constreñir al deudor al cumplimiento, es decir su objetivo tiene un carácter preventivo.
Pero en una segunda etapa tiene un objetivo estrictamente sancionatorio, el cual deriva del
incumplimiento objetivo de la conducta a seguir impuesta por la manda jurisdiccional.
La observancia de los mandatos judiciales impartidos a las autoridades públicas se rige por las
normas propias del derecho administrativo.
Caracteres:
- Conminatorias, constituyen medidas compulsivas tendientes a actuar sobre la voluntad del
sujeto obligado.
- Accesorias e instrumentales, derivan de un deber preliminar impuesto por una manda judicial.
- Pecuniarias.
- Excepcionales y de aplicación restrictiva.
- Ejecutables con independencia de la condena en el juicio principal.
Al derivar de diversas fuentes, pueden acumularse con la indemnización por daños y perjuicios.
OBLIGACIONES DIVISIBLES (art. 805)
Son aquellas que tienen por objeto prestaciones susceptibles de cumplimiento parcial. Para
pensar una posible división, resulta necesario que se trate de una obligación plural activa o plural
pasiva.
Requisitos (art. 806)
La prestación jurídicamente divisible exige la concurrencia de los siguientes requisitos:
a) Ser materialmente fraccionable, de modo que cada una de sus partes tenga la misma calidad
del todo.
b) No quedar afectado significativamente el valor del objeto, ni ser antieconómico su uso y goce,
por efecto de la división.
La divisibilidad siempre está conectada a razones materiales y económico-funcionales. En
algunos casos ya sea por imperio de la ley o por voluntad de las partes la prestación divisible se
considera indivisible, sin que pueda regir el principio de fraccionamiento. La indivisibilidad puede
ser material o voluntaria; la divisibilidad solo puede ser material.
Deudor y acreedor singulares (art. 807)
Si solo hay un deudor y un acreedor, la prestación debe ser cumplida por entero, aunque su
objeto sea divisible. Esta exigencia, es conocida como principio de integridad.
codeudor demandado es quien debe pagar la deuda, y solo puede hacerlo en manos del acreedor
que previno.
Modos extintivos (art. 818)
La unanimidad de los acreedores es requerida para extinguir el crédito por transacción, novación,
dación en pago y remisión. Igual recaudo exige la cesión del crédito, no así la compensación.
No corresponde admitir la remisión de la deuda para uno de los acreedores de la prestación
indivisible, porque no son personalmente dueños del crédito. Si no hay unanimidad, la novación,
dación en pago, remisión o cesión del crédito no propaga sus efectos y, el resto de los
coacreedores conserva su derecho a reclamar el pago íntegro del crédito, siendo inoponible el
acto jurídico realizado por el acreedor sin consentimiento de los restantes sujetos activos de la
obligación.
- Transacción: es un contrato por el cual las partes, para evitar el litigio, o ponerle fin, haciéndose
concesiones recíprocas, extinguen obligaciones dudosas o litigiosas. (art. 1641)
- Novación: es la extinción de una obligación por la creación de otra nueva, destinada a
reemplazarla. (art. 933)
- Dación en pago: la obligación se extingue cuando el acreedor voluntariamente acepta en pago
una prestación diversa a la adeudada. (art. 942)
- Remisión: cuando el acreedor entrega voluntariamente al deudor el documento original en que
consta la deuda. (art. 950)
- Cesión del crédito: hay cesión de deuda si el acreedor, el deudor y un tercero, acuerdan que
éste debe pagar la deuda, sin que haya novación. Si el acreedor no presta conformidad para la
liberación del deudor, el tercero queda como deudor subsidiario.
- Compensación: tiene lugar cuando dos personas, por derecho propio, reúnen la calidad de
acreedor y deudor recíprocamente, cualesquiera sean las causas de una y otra deuda. Extingue
con fuerza de pago las dos deudas, hasta el monto de la menor, desde el tiempo en que ambas
obligaciones comenzaron a coexistir en condiciones de ser compensables.
Responsabilidad de cada deudor (art. 819)
La mora de uno de los deudores o de uno de los acreedores, y los factores de atribución de
responsabilidad de uno u otro, no perjudican a los demás.
Esto se debe al principio de la personalidad de las situaciones de mora, culpa y dolo. La
propagación de efectos solo tiene efecto con relación a la prestación. No se comunican los
efectos de aquellos hechos que sean independientes de la prestación ocurridos entre algún
coacreedor y algún codeudor, que solo producen consecuencias personales.
Contribución (art. 820)
Si uno de los deudores paga la totalidad de la deuda, o repara la totalidad de los daños, o realiza
gastos en interés común, tiene derecho a reclamar a los demás la contribución del valor de lo que
ha invertido en interés de ellos, con los alcances que determina el art. 841.
El deudor que pagó la deuda en su totalidad, puede exigir de los demás deudores el reintegro de
sus respectivas cuotas partes, ya sea por medio de la acción recursoria o por el pago con
subrogación.
Participación (art. 821)
Si uno de los acreedores recibe la totalidad del crédito o de la reparación de los daños, o más que
su cuota, los demás tienen derecho a que les pague el valor de lo que les corresponde conforme
a la cuota de participación de cada uno de ellos, con los alcances que determina el art. 841. Esto
es:
-según lo pactado
-la fuente y la finalidad de la obligación o, en su caso, la causa de la responsabilidad
-las relaciones de los interesados entre sí
-las demás circunstancias.
Si por aplicación de estos criterios no es posible determinar las cuotas de contribución, se
entiende que participan en partes iguales.
En el caso de que la obligación sea de dar una cosa cierta, el pago efectuado a uno de los
coacreedores convierte a todos en condóminos del objeto. Los acreedores que quieran reclamar
su parte tendrán que recurrir a las acciones destinadas a la cesación del estado de indivisión, que
es la venta de la cosa.
Tienen igual derecho si el crédito se extingue total o parcialmente, por compensación legal.
BOLILLA 8
OBLIGACIONES CON SUJETO PLURAL
Son aquellas en las que hay más de un deudor (pluralidad pasiva), más de un acreedor
(pluralidad activa) o más de un acreedor y un deudor (pluralidad mixta).
La pluralidad de los sujetos puede ser:
- Conjunta: cuando hay concurrencia de sujetos acreedores o deudores en una misma
obligación.
- Disyunta: cuando acreedores o deudores se excluyen entre sí. Se trata de una falsa pluralidad,
por cuanto el sujeto está provisoriamente indeterminado dentro de una pluralidad de sujetos
posibles, situación que concluye con la elección de quien será el sujeto singular de la obligación.
Las obligaciones de sujeto plural son:
Obligaciones simplemente mancomunadas
Obligaciones solidarias
Obligaciones concurrentes
Obligaciones disyuntivas
Caracteres:
- pluralidad de sujetos
- unidad de prestación
- unidad de causa
- pluralidad de vínculos
Obligaciones solidarias (art. 827)
Hay solidaridad en las obligaciones con pluralidad de sujetos y originadas en una causa única
cuando, en razón del título constitutivo o de la ley, su cumplimiento total puede exigirse a
cualquiera de los deudores, por cualquiera de los acreedores. Es decir, puede exigirse el
cumplimiento íntegro de la deuda, sin importar su naturaleza (divisible- indivisible).
La palabra “solidaria” proviene de la expresión latina “solidum” que expresa un concepto de
“totalidad”.
Fuentes (art. 828)
La solidaridad no se presume y deber surgir inequívocamente de la ley o del título constitutivo de
la obligación. Ello por cuanto constituye una excepción al principio del derecho común, en virtud
del cual, ante la pluralidad de obligado la regla es el fraccionamiento de la deuda.
No hay solidaridad tácita o inducida por analogía. Un ejemplo que surge de la ley es el art. 160
“Responsabilidad de los administradores. Los administradores responden en forma ilimitada y
solidaria frente a la persona jurídica, sus miembros y terceros, por los daños causados por su
culpa en el ejercicio o con ocasión de sus funciones, por acción u omisión”.
Criterio de aplicación (art. 829)
Con sujeción a lo dispuesto en este parágrafo y en los dos siguientes, se considera que cada uno
de los codeudores solidarios, en la solidaridad pasiva, y cada uno de los coacreedores, en la
solidaridad activa, representa a los demás en los actos que realiza como tal
Circunstancias de los vínculos (art. 830)
En virtud de la representación recíproca entre los sujetos existen ciertos actos que propagan sus
efectos y otros que no. Esto permite que puedan existir defensas personales de algunos de los
sujetos y defensas comunes a todos ellos.
Las circunstancias de capacidad y modalidad son defensas personales. Por lo tanto, la
incapacidad y la capacidad restringida de alguno de los acreedores o deudores solidarios no
perjudica ni beneficia la situación de los demás; tampoco la existencia de modalidades a su
respecto.
Defensas (art. 831)
Las defensas y excepciones pueden ser comunes o personales:
- Defensas comunes: amparan a cualquier integrante del frente común de acreedores o
deudores, aunque el hecho haya provenido de uno solo de ellos. Ejemplo: el caso en que un
acreedor inicia una demanda a los fines de interrumpir la prescripción, ante la excepción de
prescripción que oponga un deudor, cualquier acreedor puede oponerse a la mencionada
excepción.
- Defensas particulares o personales: siempre van a favorecer a alguno de los cointeresados,
como sucede en los supuestos de ausencia de capacidad de hecho, o bien por un vicio de la
voluntad que lleve aparejado la nulidad del acto (error, dolo o violencia). Pueden oponerse
exclusivamente por el deudor o acreedor a quien correspondan y sólo tienen valor frente al
coacreedor a quien se refieran.
- Defensas personales con efecto expansivo: las mismas, sin perder el carácter personal,
pueden ser aprovechadas por los demás cointeresados, posibilitando en esos casos una
reducción del monto de la deuda. Algunos ejemplos son:
a) Remisión parcial de la deuda efectuada por un acreedor a favor de un codeudor solidario
(Juan, Pedro y Pablo deben a María, solidariamente, la suma de $60.000, y participan en la
comunidad de intereses por partes iguales. María hace remisión parcial de la deuda a favor de
Juan. Ahora, si María pretendiera iniciar una demanda contra Pedro y Pablo por la deuda
originaria de $60.000, estos pueden invocar el efecto expansivo de la remisión de Juan, para
reducir proporcionalmente el monto demandado, que debiera ser de $40.000).
b) La confusión entre el acreedor y uno de los deudores solidarios sólo extingue la cuota de la
deuda que corresponde a este. La obligación subsistente conserva el carácter solidario tal como
lo prescribe claramente el art. 835 CCyC.
Cosa juzgada (art. 832)
La sentencia dictada contra uno de los codeudores no es oponible a los demás, pero estos
pueden invocarla cuando no se funda en circunstancias personales del codeudor demandado.
El deudor no puede oponer a los demás coacreedores la sentencia obtenida contra uno de ellos;
pero los coacreedores pueden oponerla al deudor, sin perjuicio de las excepciones personales
que este tenga frente a cada uno de ellos.
Se aplica la regla de que la cosa juzgada tiene efectos secundum eventum Litis, por lo que quien
no fue parte en el juicio no se le puede aplicar las consecuencias del pronunciamiento judicial,
pero ello no impide que éste la alegue contra quien intervino en el proceso.
Los codeudores que no tuvieron intervención en el juicio, no pueden invocar la cosa juzgada que
se sustentó en circunstancias personales del demandado.
El acreedor que no intervino puede oponer al deudor que intervino la excepción en análisis, pero
debe alegrar otras defensas basadas en cuestiones personales entre ambos que puede fundarse
en una nulidad relativa fundada en un vicio de la voluntad.
Solidaridad pasiva
Existe solidaridad pasiva cuando varios codeudores están obligados a pagar íntegramente la
prestación debida al acreedor común, de manera que este tiene derecho a exigir el cobro total a
todos o a cada uno de ellos.
Derecho a cobrar (art. 833)
El acreedor tiene derecho a requerir el pago a uno, a varios o a todos los codeudores, simultánea
o sucesivamente.
Derecho a pagar (art. 834)
Cualquiera de los deudores solidarios tiene derecho a pagar la totalidad de la deuda, sin perjuicio
de lo dispuesto en el artículo 837.
Se agrega, al igual que en el caso de las obligaciones indivisibles, que puede ser en forma
simultánea o sucesiva. Con ello queda claro que la insolvencia del deudor la soportan los
codeudores. Sin embargo, si uno de los acreedores solidarios ha demandado judicialmente el
cobro al deudor, el pago solo puede ser hecho por este al acreedor demandante (principio de
prevención).
Modos extintivos (art. 835)
Con sujeción a disposiciones especiales, los modos extintivos inciden, según el caso, sobre la
obligación, o sobre la cuota de algún deudor solidario, conforme a las siguientes reglas:
a) La obligación se extingue en el todo cuando uno de los deudores solidarios paga la deuda;
b) La obligación también se extingue en el todo si el acreedor renuncia a su crédito a favor de uno
de los deudores solidarios, o si se produce novación, dación en pago o compensación entre el
acreedor y uno de los deudores solidarios;
c) La confusión entre el acreedor y uno de los deudores solidarios solo extingue la cuota de la
deuda que corresponde a este. La obligación subsistente conserva el carácter solidario;
d) La transacción hecha con uno de los codeudores solidarios, aprovecha a los otro, pero no
puede serles opuesta.”
Extinción absoluta de la solidaridad (art. 836)
Si el acreedor, sin renunciar al crédito, renuncia expresamente a la solidaridad en beneficio de
todos los deudores solidarios, consintiendo la división de la deuda, esta se transforma en
simplemente mancomunada.
El deudor que efectúa el pago puede repetirlo de los demás codeudores según la participación
que cada uno tiene en la deuda. La acción de regreso no procede en caso de haberse remitido
(liberado) gratuitamente la deuda.
Habitualmente el recupero se logra mediante una acción separada, llamada acción de regreso.
Determinación de la cuota de contribución (art. 841)
Las cuotas de contribución se determinan sucesivamente de acuerdo con:
a) Lo pactado;
b) La fuente y finalidad de la obligación o, en su caso, la causa de la responsabilidad;
c) Las relaciones de los interesados entre sí;
d) Las demás circunstancias.
Si por aplicación de estos criterios no es posible determinar las cuotas de contribución, se
entiende que participan en partes iguales.
Caso de insolvencia (art. 842)
La cuota correspondiente a los codeudores insolventes es cubierta por todos los obligados.
En el supuesto en el que el codeudor que pagó la deuda no pueda obtener el reintegro de la
porción perteneciente a uno de los demás codeudores porque este es insolvente, dicha parte es
soportada por el codeudor que efectuó el pago y por los demás deudores solventes, a prorrata del
interés que cada uno de ellos tenga en la deuda.
Cuando el acreedor dispensa la solidaridad, o efectúa una remisión parcial de la deuda a favor de
uno de los codeudores, este debe contribuir para soportar la parte correspondiente a otro
codeudor que sea insolvente, porque no corresponde que los demás codeudores carguen con el
total del déficit provocado por la insolvencia de aquel codeudor.
Muerte de un deudor (art. 843)
Si muere uno de los deudores solidarios y deja varios herederos, la deuda ingresa en la masa
indivisa y cualquiera de los acreedores puede oponerse a que los bienes se entreguen a los
herederos o legatarios sin haber sido previamente pagado. Después de la partición, cada
heredero está obligado a pagar según la cuota que le corresponde en el haber hereditario.
Solidaridad activa
Existe solidaridad activa cuando varios coacreedores tienen derecho, en conjunto o
individualmente, a exigir al deudor común el pago íntegro del crédito.
Derecho al cobro (art. 844)
El acreedor, o cada acreedor, o todos ellos conjuntamente, pueden reclamar al deudor la totalidad
de la obligación.
El deudor queda liberado efectuando el pago a uno solo. Constituye un instrumento de utilidad
para facilitar el cobro del crédito por los acreedores, ya que legitima a cualquiera de ellos a
reclamar y percibir la totalidad del mismo, pero encierra riesgo para los demás acreedores, por la
insolvencia posible del que recibe el crédito. La solidaridad activa solo es convencional.
Prevención de un acreedor (art. 845)
Si uno de los acreedores solidarios ha demandado judicialmente el cobro al deudor, el pago solo
puede ser hecho por este al acreedor demandante.
En comparación con las obligaciones solidarias, comparten los elementos de pluralidad de sujetos
pasivos, unidad del objeto debido, pluralidad de vínculos, el derecho del acreedor a requerir el
pago total a cualquiera de los deudores, simultánea o sucesivamente. Se diferencian en que en
las solidarias la causa-fuente es única, la ley o la voluntad de las partes y los vínculos aparecen
coligados, de manera que le infunden una estructura unitaria.
En las obligaciones concurrentes, la causa-fuente es diferente para cada uno de los obligados, lo
que hace que los vínculos sean independientes entre sí, como ocurre en las simplemente
mancomunadas.
Con relación al objeto debido, que debe ser el mismo para todos los obligados, puede no ser igual
en la extensión. Por ejemplo, la pluralidad de responsables en la producción de un hecho que
derive de causas distintas, principal y dependiente, padres e hijos en el caso en que estos últimos
sean imputables, dueño y guardián de la cosa, etc.
Efectos (art. 851)
Excepto disposición especial en contrario, las obligaciones concurrentes se rigen por las
siguientes reglas:
a) El acreedor tiene derecho a requerir el pago a uno, a varios o a todos los codeudores,
simultánea o sucesivamente;
b) El pago realizado por uno de los deudores extingue la obligación de los otros obligados
concurrentes;
c) La dación en pago, la transacción, la novación y la compensación realizadas con uno de los
deudores concurrentes, en tanto satisfagan íntegramente el interés del acreedor, extinguen la
obligación de los otros obligados concurrentes o, en su caso, la extinguen parcialmente en la
medida de lo satisfecho.
BOLILLA 9
Rendición de cuentas (art. 858)
Se entiende por cuenta la descripción de los antecedentes, hechos y resultados pecuniarios de un
negocio, aunque consista en un acto singular.
Hay rendición de cuentas cuando se las pone en conocimiento de la persona interesada,
conforme a lo dispuesto en los artículos siguientes.
La rendición de cuentas es la demostración ordenada, sistematizada y documentada, a través de
la cual se cumple el deber legal de informar a otro, las operaciones, procedimientos y resultado
de un negocio.
Sentada esta distinción, la rendición de cuentas es una obligación de hacer inherente a toda
gestión de negocios ajenos o parcialmente ajenos o cualquiera sea su carácter. En efecto, la
rendición de cuentas constituye una obligación inherente al ejercicio de profesiones u actividades
lucrativas y también de toda operación realizada en interés ajeno, sea ello por virtud del principio
de la autonomía privada, por la índole de la actividad desarrollada o por disposición legal (art. 860
ccyc).
Requisitos (art. 859)
La rendición de cuentas debe:
a) Ser hecha de modo descriptivo y documentado;
b) Incluir las referencias y explicaciones razonablemente necesarias para su comprensión;
c) Acompañar los comprobantes de los ingresos y egresos, excepto que sea de uso no
extenderlos;
característica del pago cierta coerción del ordenamiento jurídico a realizarlo: el deudor paga
porque, caso contrario, incurriría en responsabilidad.
- Teoría ecléctica. Postura intermedia entre el pago como acto jurídico y como hecho jurídico.
Reglas aplicables (art. 866)
Las reglas de los actos jurídicos se aplican al pago, con sujeción a las disposiciones de este
Capítulo.
La gran mayoría de la doctrina consideraba al pago como un acto jurídico cuyo fin inmediato era
la extinción de la obligación. Esta corriente mayoritaria, prevalente en la doctrina nacional, es la
que adopta el ccyc al establecer que al pago se le aplicarán las reglas de los actos jurídicos.
Reglas de los actos jurídicos aplicables al pago
- el pago como acto voluntario: el pago es un acto voluntario del deudor, cuando este lo realiza
en forma espontánea. Para que sea considerado un acto voluntario, el pago debe ser ejecutado
con “discernimiento, intención y libertad” (art. 260 ccyc).
- capacidad respecto de las personas intervinientes: las mismas serán analizadas en los arts.
875 y 885 ccyc.
- legitimidad respecto del objeto de pago: remisión a lo analizado en los comentarios a los arts.
876, 877 y 878 ccyc
pueden extinguir la obligación con una cosa distinta de la debida, pero en este caso nos
encontraríamos ante otro modo de extinción, cual es la dación en pago (art. 942 ccyc).
Integridad (art. 869)
El acreedor no está obligado a recibir pagos parciales, excepto disposición legal o convencional
en contrario. Si la obligación es en parte líquida y en parte ilíquida, el deudor puede pagar la parte
líquida.
Se considera que el pago cumple con este principio (integridad) cuando este incluye el bien
debido con sus accesorios.
El convenio sobre pago parcial puede ser explícito si las partes lo pactan expresamente, sea en
forma verbal o escrita, o puede ser acordado tácitamente, en el caso, que el deudor pague
parcialmente la deuda y el acreedor acepte voluntariamente el mismo, conforme el art. 264 ccyc.
El mismo art. 869 ccyc introduce la primera excepción al indicar que el deudor se encuentra
facultado a pagar solo la parte líquida de la deuda, en aquellos casos en los que la obligación sea
en parte líquida y en parte ilíquida. La deuda líquida es “aquella cuya existencia es cierta y cuya
cantidad se encuentra determinada”. Esta excepción se basa en el hecho de que al no
encontrarse determinada la parte ilíquida de la obligación no puede exigirse su pago hasta que se
determine la misma, so pena de efectuarse un pago incompleto de lo debido.
Obligación con intereses (art. 870)
Si la obligación es de dar una suma de dinero con intereses, el pago solo es íntegro si incluye el
capital más los intereses.
Los intereses son accesorios del capital, es por ello que un pago no se reputa íntegro si no
incluye los intereses debidos.
Lo establecido para los intereses rige también en el caso en que las partes hayan acordado una
cláusula penal moratoria como reparación del retardo en el cumplimiento de la obligación o como
indemnización en el caso de incumplimiento definitivo de la obligación (art. 793 ccyc).
Tiempo del pago (art. 871)
El pago debe hacerse:
a) Si la obligación es de exigibilidad inmediata, en el momento de su nacimiento;
b) Si hay un plazo determinado, cierto o incierto, el día de su vencimiento. El plazo determinado
puede ser cierto o incierto, según que se encuentre determinado el término del pago, conociendo
el deudor con precisión la fecha en que este deberá realizarse (por ejemplo, 14/11/2017), o que el
plazo dependa de un hecho futuro que inevitablemente acontecerá (por ejemplo, cuando ocurra el
próximo eclipse de luna);
c) Si el plazo es tácito, en el tiempo en que, según la naturaleza y circunstancias de la obligación,
debe cumplirse. Es el que, sin aparecer establecido de manera expresa (plazo expreso), resulta
del contexto y de las circunstancias de la obligación constituida. No obstante, y aunque se
desprende del tenor de la obligación que se ha querido conceder un plazo a favor del deudor,
queda sin determinar su duración. En tal supuesto, y salvo acuerdo entre los interesados para
concretar el plazo, éste deberá ser establecido por el juez. Por ejemplo: la oferta sin plazo de
aceptación: si se realiza a persona que no se encuentra presente, el “proponente queda obligado
hasta el momento en que puede razonablemente esperarse la recepción de la respuesta,
expedida por los medios usuales de comunicación” (art. 974 CCyC);
- pago cobra virtualidad en el derecho internacional privado, en aquellos supuestos en los cuales
las partes no designaron el derecho aplicable, en cuyo caso “el contrato se rige por las leyes y
usos del país del lugar de cumplimiento” (art. 2652 ccyc).
- cobra importancia al momento de determinar la comisión que debe pagarse al consignatario en
caso de que no haya sido acordada por las partes. En tal situación “se debe la que sea de uso en
el lugar de cumplimiento de la consignación” (art. 1342 ccyc).
Lugar de pago no designado (art. 874)
Si nada se ha indicado, el lugar de pago es el domicilio del deudor al tiempo del nacimiento de la
obligación. Si el deudor se muda, el acreedor tiene derecho a exigir el pago en el domicilio actual
o en el anterior. Igual opción corresponde al deudor, cuando el lugar de pago sea el domicilio del
acreedor.
Esta regla no se aplica a las obligaciones:
a) De dar cosa cierta; en este caso, el lugar de pago es donde la cosa se encuentra
habitualmente.
b) De obligaciones bilaterales de cumplimiento simultáneo; en este supuesto, lugar de pago es
donde debe cumplirse la prestación principal.”
Validez (art. 875)
El pago debe ser realizado por persona con capacidad para disponer.
Es de destacar que en las obligaciones de dar resulta menester que quien transmite la propiedad
de la cosa debe ser el dueño y debe tener capacidad para enajenarla y disponer de la cosa que
entrega. Por ende, en caso de que se efectuara en pago la entrega de una cosa ajena, dicho acto
es inoponible a su verdadero propietario.
Pago en fraude a los acreedores (art. 876)
El pago debe hacerse sin fraude a los acreedores. En este supuesto, se aplica la normativa de la
acción revocatoria y, en su caso, la de la ley concursal.
El fraude constituye un vicio de los actos jurídicos, y en materia de pago, uno de los límites más
importantes que pesan sobre el deudor es el respeto de los derechos de sus acreedores, ya que
se verá impedido de realizar todo acto de disposición que tenga la intencionalidad de frustrar la
garantía que, sobre su patrimonio, poseen los acreedores.
Se considerará fraudulento aquel pago que realice de mala fe el deudor y que con él provoque su
insolvencia o la agrave. Para que el pago sea considerado fraudulento, debe reunir los siguientes
requisitos:
a) Que el crédito sea de causa anterior al acto impugnado, excepto que el deudor haya actuado
con el propósito de defraudar a futuros acreedores;
b) Que el acto haya causado o agravado la insolvencia del deudor;
c) Que quien contrató con el deudor a título oneroso haya conocido o debido conocer que el acto
provocaba o agravaba la insolvencia.
De acreditarse el pago fraudulento, este será inoponible para los acreedores que han sufrido
perjuicio, por lo cual, pese a ser válido entre las partes, no podrá hacerse valer respecto de
aquellos.
Serán de aplicación las disposiciones de la ley concursal que disponen al respecto:
El cumplimiento de una obligación de dar cosas ciertas para constituir derechos reales requiere
que el deudor sea propietario de la cosa. El pago mediante una cosa que no pertenece al deudor
se rige por las normas relativas a la compraventa de cosa ajena.
Nadie puede transmitir un derecho mejor o más extenso del que tiene, sin perjuicio de las
excepciones legalmente dispuestas. Si el acreedor hubiera tomando conocimiento antes de la
entrega que la cosa no es propiedad del deudor, puede negarse a su recepción y exigir al deudor
el pago de la prestación en debida forma.
Si el acreedor es de buena fe y le es entregada por el deudor una cosa que no es de su
propiedad sin que el acreedor lo supiera, pueden brindarse dos opiniones. O bien considerarse
que el pago es nulo de nulidad relativa o, como lo sostiene otra opinión, que en tal caso no se
presenta un supuesto de nulidad, sino de incumplimiento por falta de adecuación entre la
prestación debida y la conducta cumplida por el deudor.
Legitimación activa (art. 879)
El deudor tiene el derecho de pagar. Si hay varios deudores, el derecho de pagar de cada uno de
ellos se rige por las disposiciones correspondientes a la categoría de su obligación.
Efectos del pago por el deudor (art. 880)
El pago realizado por el deudor que satisface el interés del acreedor, extingue el crédito y lo
libera.
Ejecución de la prestación por un tercero (art. 881)
La prestación también puede ser ejecutada por un tercero, excepto que se hayan tenido en
cuenta las condiciones especiales del deudor, o hubiere oposición conjunta del acreedor y del
deudor. Tercero interesado es la persona a quien el incumplimiento del deudor puede causar un
menoscabo patrimonial, y puede pagar contra la oposición individual o conjunta del acreedor y del
deudor.
En el caso de los terceros interesados, ellos poseen el ius solvendi o derecho de pagar, y pueden
efectuar el pago aun contra la voluntad del deudor y del acreedor, y recurrir inclusive al pago por
consignación ante la negativa del acreedor a recibírselo. En cambio, los terceros no interesados
también pueden efectuar el pago en los supuestos en los cuales no exista oposición conjunta del
acreedor y del deudor.
A modo de ejemplo, revestirían el carácter de terceros interesados el poseedor de un inmueble
hipotecado, un condómino, un fiador en un contrato de locación, etc.
existido un cambio de acreedor, quedando facultado el tercero a exigir la restitución del pago que
ha efectuado al deudor de la obligación. Se configura una subrogación del tercero en la posición
jurídica del acreedor.
Legitimación para recibir pagos (art. 883)
Tiene efecto extintivo del crédito el pago hecho:
a) Al acreedor, o a su cesionario o subrogante; si hay varios acreedores, o el derecho al cobro de
cada uno de ellos se rige por las disposiciones correspondientes a la categoría de su obligación;
b) A la orden del juez que dispuso el embargo del crédito;
c) Al tercero indicado para recibir el pago, en todo o en parte;
d) A quien posee el título de crédito extendido al portador, o endosado en blanco, excepto
sospecha fundada de no pertenecerle el documento, o de no estar autorizado para el cobro. Los
títulos al portador son aquellos que facultan su cobro a quien los tenga en su poder, sin que exista
un beneficiario individualizado en el documento;
e) Al acreedor aparente, si quien realiza el pago actúa de buena fe y de las circunstancias resulta
verosímil el derecho invocado; el pago es válido, aunque después sea vencido en juicio sobre el
derecho que invoca.”
Derechos del acreedor contra el tercero (art. 884)
El acreedor tiene derecho a reclamar al tercero el valor de lo que ha recibido:
a) En el caso del inciso c) del artículo 883, conforme a los términos de la relación interna entre
ambos;
b) En los casos de los incisos d) y e) del artículo 883, conforme a las reglas del pago indebido.
Si el acreedor originario fallece, quedan legitimados para reclamar el pago sus herederos.
Pago a persona incapaz o con capacidad restringida y a terceros no legitimados (art. 885)
No es válido el pago realizado a una persona incapaz, ni con capacidad restringida no autorizada
por el juez para recibir pagos, ni a un tercero no autorizado por el acreedor para recibirlo, excepto
que medie ratificación del acreedor.
Mora
La mora es el estado en el cual el incumplimiento material se hace jurídicamente relevante.
Mora del deudor y del acreedor (art. 886)
La mora del deudor se produce por el solo transcurso del tiempo fijado para el cumplimiento de la
obligación.
El acreedor incurre en mora si el deudor le efectúa una oferta de pago de conformidad con el
artículo 867 y se rehúsa injustamente a recibirlo.
Excepciones de la mora automática (art. 887)
La regla de la mora automática no rige respecto de las obligaciones:
a) Sujetas a plazo tácito; si el plazo no está expresamente determinado, pero resulta tácitamente
de la naturaleza y circunstancias de la obligación, en la fecha que conforme a los usos y la buena
fe, debe cumplirse;
b) Sujetas a plazo indeterminado propiamente dicho; si no hay plazo, el juez a pedido de parte, lo
debe fijar mediante el procedimiento más breve que prevea la ley local, a menos que el acreedor
opte por acumular las acciones de fijación de plazo y de cumplimiento, en cuyo caso el deudor
queda constituido en mora en la fecha indicada por la sentencia para el cumplimiento de la
obligación.
En caso de duda respecto a si el plazo es tácito o indeterminado propiamente dicho, se considera
que es tácito.
El Código solamente reconoce dos excepciones al principio de mora automática: las obligaciones
sujetas a plazo tácito, donde es menester interpelar al deudor para constituirlo en dicho estado; y
las obligaciones a plazo indeterminado propiamente dicho, supuesto en el que debe requerirse
fijación judicial de plazo.
Existen dos sistemas de constitución en mora:
• Mora “ex re”. También llamada mora automática, se produce por el solo transcurso del tiempo
sin que sea necesario que el acreedor efectúe interpelación alguna al deudor.
• Mora “ex persona”. Este sistema requiere de un acto previo del acreedor, llamado
interpelación, para constituir en mora al deudor. La interpelación es un acto por medio del cual
efectúa una exigencia de pago al deudor.
La ausencia de interpelación permitiría deducir que el acreedor no había sufrido daño alguno ante
el incumplimiento y que, además, al existir requerimiento previo, se le estaba brindando al deudor
una última oportunidad para que cumpliera, evitándose los graves efectos que una mora
automática provocaría.
Efectos de la mora del deudor
La mora es configurativa del incumplimiento relativo de la obligación imputable al deudor, por lo
cual a partir de él se producen una serie de efectos o consecuencias que deberá asumir el
moroso. Los principales son:
- Se produce la apertura de las acciones de responsabilidad contra el deudor, ya que este debe
indemnizar al acreedor por los daños e intereses moratorios. Sin perjuicio de ello, el accipiens
puede intentar la ejecución forzada o la ejecución por un tercero. Si no obtiene el cumplimiento
forzado, tendrá derecho a acumular la indemnización de los mayores daños provocados por el
incumplimiento total de la obligación.
- Indemnización del daño moratorio. Queda constreñido al pago del daño ocasionado.
- Cláusula penal. El deudor que no cumple la obligación en el tiempo convenido debe la pena, si
no prueba la causa extraña que suprime la relación causal. La eximente del caso fortuito debe ser
interpretada y aplicada restrictivamente.
Cese de mora del deudor
La situación de mora del deudor se extingue:
- Por el pago efectuado por el deudor o por la consignación del mismo. Sin embargo, el pago
debe ser comprensivo de la prestación adeudada y los intereses moratorios.
- Ante la configuración de la imposibilidad del pago. Cuando la prestación deviene imposible con
posterioridad a la constitución del estado de mora, la mora del deudor se transforma en
tácito (el que, si bien no está fijado, surge tácitamente de la naturaleza y circunstancias de la
obligación) e indeterminado propiamente dicho (el plazo está indeterminado y no puede ser
inferido tácitamente de ninguna manera). Aquí se trata de un plazo indeterminado propiamente
dicho.
Entonces, será el juez quien deberá fijar el plazo del cumplimiento, atendiendo a las
circunstancias del caso y a la condición económica del deudor, la que deberá probar en el
proceso judicial. En tal sentido, hasta tanto no se establezca un plazo para el cumplimiento, no
correrán para el solvens las consecuencias previstas para la mora del deudor.
Carga de la prueba (art. 890)
El acreedor puede reclamar el cumplimiento de la prestación, y corresponde al deudor demostrar
que su estado patrimonial le impide pagar. En caso de condena, el juez puede fijar el pago en
cuotas.
Muerte del deudor (art.891)
Se presume que la cláusula de pago a mejor fortuna se establece en beneficio exclusivo del
deudor; la deuda se transmite a los herederos como obligación pura y simple.
Beneficio de competencia (art. 892)
El beneficio de competencia es un derecho que se otorga a ciertos deudores, para que paguen lo
que buenamente puedan, dejándoles lo indispensable para una modesta subsistencia, con cargo
de devolución si mejoraran de fortuna. Debe ser solicitado por el deudor, quien debe oponerlo.
Una vez efectuado ello, se produce una división del crédito, quedando el acreedor limitado a
cobrar solo la parte que el deudor beneficiado pueda buenamente pagar. Así, el deudor quedará
obligado al pago del saldo que no abona hasta que mejore de fortuna y se halle en condiciones
de afrontar la totalidad de la deuda.
Si las partes no se pusieran de acuerdo en torno al monto que pagará el deudor en este caso, y a
la forma en que lo afrontará, deberá disponerlo el juez. Es importante destacar que el beneficio es
de carácter personalísimo e intransmisible, y eminentemente excepcional.
Al tratarse de un beneficio de carácter excepcional, la enumeración de personas incluidas resulta
taxativa, lo cual excluye cualquier posibilidad de que otro deudor distinto de los sujetos
mencionados pueda obtener el beneficio de competencia.
Personas incluidas (art. 893)
El acreedor debe conceder este beneficio:
a) A sus ascendientes, descendientes y colaterales hasta el segundo grado, si no han incurrido en
alguna causal de indignidad para suceder;
b) A su cónyuge o conviviente;
c) Al donante en cuanto a hacerle cumplir la donación.”
Prueba del pago
Carga de prueba (art. 894)
La carga de la prueba incumbe:
a) En las obligaciones de dar y de hacer, sobre quien invoca el pago;
b) En las obligaciones de no hacer, sobre el acreedor que invoca el incumplimiento.
Medios de prueba (art. 895)
El pago puede ser probado por cualquier medio excepto que de la estipulación o de la ley resulte
previsto el empleo de uno determinado, o revestido de ciertas formalidades, por lo cual la prueba
del mismo no puede ser ajena al cumplimiento de las formas establecidas. Por ejemplo, un pago
efectuado a favor de un menor de edad durante el trámite de un proceso judicial solo puede ser
acreditado mediante la boleta del depósito efectuado en la cuenta bancaria de titularidad del
beneficiario.
Recibo (art. 896)
El recibo es un instrumento público o privado en el que el acreedor reconoce haber recibido la
prestación debida.
Es un simple documento firmado por el acreedor, que permite acreditar la recepción de la
prestación debida, y que posee el carácter de confesión extrajudicial por medio de la cual la
persona que tiene facultad para recibir el pago da cuenta de que lo ha recibido.
El recibo de pago no posee, como regla general, formalidad alguna, aunque la doctrina
mayoritaria entiende que debe realizarse por escrito. La excepción a esta regla general de libertad
de formas para la confección del recibo, la constituyen los supuestos en los cuales el recibo deba
realizarse por escritura pública, porque así lo establece la ley.
Derecho a exigir el recibo (art. 897)
El cumplimiento de la obligación confiere al deudor derecho de obtener la constancia de la
liberación correspondiente. El acreedor también puede exigir un recibo que pruebe la recepción.
El contrarrecibo es una constancia emitida por el deudor por medio de la cual manifiesta que le ha
sido entregado el recibo por el acreedor. A fin de posibilitar que el acreedor también pueda
obtener una prueba de la entrega del recibo, se suele expedir en doble ejemplar, haciéndosele
firmar al deudor la copia que queda en poder del acreedor.
Inclusión de reservas (art. 898)
El deudor puede incluir reservas de derechos en el recibo y el acreedor está obligado a
consignarlas. La inclusión de estas reservas no perjudica los derechos de quien extiende el
recibo.
Presunciones relativas al pago (art. 899)
Se presume, excepto prueba en contrario que:
a) Si se otorga un recibo por saldo, quedan canceladas todas las deudas correspondientes a la
obligación por la cual fue otorgado;
b) Si se recibe el pago correspondiente a uno de los períodos, están cancelados los anteriores,
sea que se deba una prestación única de ejecución diferida cuyo cumplimiento se realiza
mediante pagos parciales, o que se trate de prestaciones sucesivas que nacen por el transcurso
del tiempo.
c) Si se extiende recibo por el pago de la prestación principal, sin los accesorios del crédito, y no
se hace reserva, estos quedan extinguidos;
d) Si se debe daño moratorio, y al recibir el pago el acreedor no hace reserva a su respecto, la
deuda por ese daño está extinguida.”
Imputación del pago
Imputación por el deudor (art. 900)
La imputación del pago puede ser definida como el conjunta de reglas y normas que permiten
brindar solución a los problemas que se suscitan cuando el deudor debe cumplir con varias
obligaciones de la misma naturaleza que se encuentran pendientes de cumplimiento, y el pago
que efectúa a tal fin no es suficiente para cancelar a todas ellas. En consecuencia, cuando ello
ocurre, dichas normas determinan cuál es el procedimiento que debe seguirse en tal caso.
Si las obligaciones para con un solo acreedor tienen por objeto prestaciones de la misma
naturaleza, el deudor tiene la facultad de declarar, al tiempo de hacer el pago, por cuál de ellas
debe entenderse que lo hace. La elección debe recaer sobre deuda líquida y de plazo vencido. Si
adeuda capital e intereses, el pago no puede imputarse a la deuda principal sin consentimiento
del acreedor.
Si se imputara el pago al capital estando pendiente de cancelación los intereses de cualquier tipo,
podría considerarse que la emisión del recibo del capital por el acreedor sin reserva alguna sobre
los intereses implica una renuncia tácita respecto de estos. La imputación al capital dejando
impagos los intereses implicaría una disminución de las rentas que aquel devenga, aunque siga
en poder del deudor una cantidad igual o superior al capital que las producía en un monto mayor.
Imputación por el acreedor (art. 901)
Si el deudor no imputa el pago, el acreedor se encuentra facultado a hacerlo en el momento de
recibirlo, conforme a estas reglas:
a) Debe imputarle a alguna de las deudas líquidas y exigibles;
b) Una vez canceladas totalmente una o varias deudas, puede aplicar el saldo a la cancelación
parcial de cualquiera de las otras.
Imputación legal (art. 902)
Si el deudor o el acreedor no hacen imputación del pago, se lo imputa:
a) En primer término, a la obligación de plazo vencido más onerosa para el deudor;
b) Cuando las deudas son igualmente onerosas, el pago se imputa a prorrata. Se deberá imputar
el pago proporcionalmente a todas las deudas existentes. Requiere previamente que las deudas
sean de plazo vencido.
Pago a cuenta de capital e intereses (art. 903)
Si el pago se hace a cuenta de capital e intereses y no se precisa su orden, se imputa en primer
término a intereses, a no ser que el acreedor dé recibo por cuenta de capital.
BOLILLA 10
Pago por consignación
El deudor tiene el derecho de obtener la liberación de la deuda efectuando el pago por
consignación – es decir, mediante intervención judicial – que es procedente en diferentes
supuestos.
La consignación judicial es un mecanismo compulsivo, tendiente a vencer la reticencia del
acreedor, o bien a sortear diversos obstáculos que dificultan o impiden realizar el pago en forma
directa.
Consignación judicial
Al margen de los dos supuestos especiales previstos en los incs. a) y d) que se verán a
continuación, es posible formular la regla en los siguientes términos: todo tercero que paga se
subroga por ley en los derechos del acreedor, salvo el tercero no interesado que paga contra la
voluntad del deudor.
Tercero interesado es la persona a quien el incumplimiento del deudor puede causar un
menoscabo patrimonial, y por ello se justifica que pueda pagar contra la oposición individual o
conjunta del acreedor y del deudor (art. 881). De ello deriva el reconocimiento del ius solvendi al
tercero interesado y la consecuente facultad de recurrir a la vía de la consignación para ejercer
ese derecho.
En el caso del tercero no interesado, si se verifica oposición tanto por parte del deudor como del
acreedor, carece de derecho a pagar (art. 881 ccyc). Pero si paga mediando únicamente
oposición del deudor, el pago es siempre válido aunque no pueda aquel subrogarse en los
derechos del acreedor, en cuyo caso puede ejercitar la acción que nace del enriquecimiento sin
causa (arg. art. 882 ccyc).
Subrogación convencional por el acreedor (art. 916)
El acreedor puede subrogar en sus derechos al tercero que paga.
El acreedor recibe el pago de un tercero y le transmite expresamente todos sus derechos
respecto de la deuda. Para que la subrogación convencional pueda llevarse a cabo, deben
reunirse los siguientes requisitos:
- La subrogación debe ser expresa, ya que no debe quedar duda alguna de la intención de
subrogar, por lo cual debe evidenciarse el acuerdo de voluntades entre el acreedor originario y
quien paga.
- Debe realizarse con anterioridad al pago o en forma simultánea al mismo.
- Debe efectuarse por escrito, y puede ser realizada en el mismo recibo de pago o en instrumento
por separado.
- Una vez realizada, debe serle notificada al deudor para que la subrogación surta efectos.
Subrogación convencional por el deudor (art. 917)
El deudor que paga al acreedor con fondos de terceros puede subrogar al prestamista. Para que
tenga los efectos previstos en estas normas es necesario que:
a) Tanto el préstamo como el pago consten en instrumentos con fecha cierta anterior;
b) En el recibo conste que los fondos pertenecen al subrogado;
c) En el instrumento del préstamo conste que con ese dinero se cumplirá la obligación del deudor.
La subrogación puede ser llevada a cabo por el deudor cuando este paga a su acreedor,
transmitiéndole a un tercero que le ha suministrado los medios para efectuar el pago, los
derechos del acreedor contra él. Es decir, la subrogación se produce a instancias del deudor, ya
que al desinteresar al acreedor con fondos que no son propios, le transmite a su prestamista los
derechos y acciones que le correspondían al accipiens originario.
Efectos (art. 918)
El pago por subrogación transmite al tercero todos los derechos y acciones del acreedor, y los
accesorios del crédito. El tercero subrogante mantiene las acciones contra los coobligados,
fiadores y garantes personales y reales, y los privilegios y el derecho de retención si lo hay.
Límites (art. 919)
BOLILLA 11
Otros modos de extinción
El código luego de referirse al “pago” se refiere a “Otros modos de extinción” y regula los
siguientes modos de extinción:
Compensación
Confusión
Novación
Dación en pago
Renuncia y remisión de la deuda
Imposibilidad de cumplimiento
Compensación (art. 921)
La compensación de las obligaciones tiene lugar cuando dos personas, por derecho propio,
reúnen la calidad de acreedor y deudor recíprocamente, cualesquiera que sean las causas de una
y otra deuda. Extingue con fuerza de pago las dos deudas, hasta donde alcance la menor, desde
el tiempo en que ambas comenzaron a coexistir en condiciones de ser compensables.
La compensación es un modo extintivo de las obligaciones que consiste en la liquidación
recíproca de dos créditos cuyas partes son, al mismo tiempo, deudor y acreedor. Esto significa
que quien tiene que cumplir es también acreedor de quien debe recibir una satisfacción.
Por ejemplo, si Juan tiene una deuda de $100.000 con Pedro por la compra de un automóvil y,
simultáneamente, Pedro tiene una deuda de $50.000 con Juan por servicios profesionales
brindados, ambas se extinguen con fuerza de pago hasta el alcance de la menor, desde que
comenzaron a coexistir. Una vez operado este instituto jurídico, subsistirá un crédito de Pedro
contra Juan por $50.000.
En definitiva, se extinguen obligaciones de aquellas personas que, por derecho propio, son
recíprocamente acreedoras y deudoras, produciéndose el fenómeno de la neutralización. Resulta
indispensable que se trate de créditos que provengan de títulos o causas disímiles, no pueden
compensarse obligaciones correlativas nacidas de un mismo vínculo contractual. Es decir que
quien vende una propiedad a otra persona no puede compensar su cumplimiento con la no
recepción del precio estipulado.
Especies (art. 922)
La compensación puede ser:
1) Compensación legal: es la que dispone la ley de pleno derecho cuando se encuentran reunidos
ciertos requisitos. Procede aún contra la voluntad de alguna de las partes, aunque ello no
signifique que deba ser alegada por el interesado.
2) Compensación convencional: también llamada contractual, es la que surge de la autonomía de
la voluntad de las partes (art. 958 ccyc). Nace de la libre decisión de los interesados en
circunstancias en que no están presentes todos los recaudos necesarios para que opere una
compensación legal.
La única exigencia sustancial para que se configure este instituto es que cada uno de los sujetos
pueda disponer del crédito recíproco que pretende compensar.
3) Compensación facultativa: también tiene lugar cuando falta alguno de los requisitos para que
opere la compensación legal. Sin embargo, tiene la peculiar característica de que únicamente
puede ser opuesta por quien goza de un beneficio o ventaja adicional a la que solo ella puede
renunciar. Por ejemplo: A debe entregar a B un caballo de carrera y B un caballo común; solo B
puede plantear la compensación, por la gran diferencia de valor entre ambos animales.
4) Compensación judicial: es la que decreta un juez al momento de dictar sentencia en un pleito,
declarando admisibles total o parcialmente los créditos invocados por las partes en la demanda y
eventual reconvención.
exigirle al deudor principal por la probable oposición de una compensación. De este modo, pues,
se ahorra una cadena de acciones superfluas.
Por el contrario, el deudor afianzado no tiene la potestad de compensar lo que le deba el acreedor
al fiador. En efecto, en este supuesto no se encuentra presente el requisito de la reciprocidad por
derecho propio de las obligaciones; crucial para oponer la compensación. El acreedor no es, a su
vez, deudor personal del obligado principal, sino de su fiador.
En el primer caso, se produce la extinción de la obligación del fiador y la satisfacción del interés
del acreedor, pero subsiste la relación jurídica de aquel con el deudor afianzado. En este
supuesto, el fiador (que compensó un crédito personal) tendrá a su favor una acción regresiva
contra el deudor principal. En el segundo caso, si la compensación fuese total de la obligación
afianzada, se extingue la relación entre todos los partícipes del contrato.
Pluralidad de deudas del mismo deudor (art.926)
Si el deudor tiene varias deudas compensables con el mismo acreedor, se aplican las reglas de la
imputación del pago del art. 900 ccyc y ss.
Compensación facultativa art. 927
La compensación facultativa actúa por la voluntad de una sola de las partes cuando ella renuncia
a un requisito faltante para la compensación legal que juega a favor suyo. Produce sus efectos
desde el momento en que es comunicada a la otra parte.
La compensación facultativa, entonces, depende estrictamente de la voluntad de la parte
favorecida, quien decide renunciar a su beneficio. Esto significa que puede invocarla aun cuando
la otra parte no preste su conformidad e, incluso, intente impedirlo.
El ejemplo clásico de este instituto jurídico ha sido traído por colmo, quien aducía que una parte
que es acreedora de un caballo de carrera y, al mismo tiempo, deudora de un caballo común (por
títulos diferentes), tendría la facultad de renunciar a su ventaja y oponer la compensación
facultativa.
Otros casos: • de una obligación civil y una natural;
• de una obligación civilmente válida y una afectada a un vicio de nulidad relativa;
• de un crédito exigible y uno sujeto a plazo suspensivo no cumplido;
La declaración de voluntad mediante la cual el acreedor renuncia a una utilidad que está en su
favor provoca que se reúnan los requisitos de la compensación legal. Por lo tanto, desde ese
momento ambas deudas comienzan a coexistir en condiciones de ser compensadas.
Compensación judicial (art.928)
Cualquiera de las partes tiene derecho a requerir a un juez la declaración de la compensación
que se ha producido. La pretensión puede ser deducida simultáneamente con las defensas
relativas al crédito de la otra parte o, subsidiariamente, para el caso de que esas defensas no
prosperen.
La compensación judicial es la que decreta un magistrado al momento de dictar sentencia en un
pleito, declarando admisibles total o parcialmente los créditos invocados por las partes en la
demanda y eventual reconvención. esto significa que la condena versa sobre un objeto
homogéneo. Por ejemplo, Juan demanda a Pedro por cobro de una suma de dinero, y este alega
que es acreedor de aquel por daños, pero como el monto de estos debe ser fijado judicialmente,
Pedro contrademanda a Juan a efectos de que se liquide su crédito y se compense su importe,
hasta donde ambos coexistan, con el crédito del actor. El juez decretará o no esta compensación.
Cese de la confusión
Podría suceder que, por algún acto jurídico válido, se separen las calidades de acreedor y deudor
que habían venido a reunirse en la misma persona. En ese caso, se renovará el vínculo de la
obligación. ello, aun cuando tal cese no será eficaz con respecto a terceros que pudieran sufrir
una lesión en sus derechos.
Esto podría ocurrir, por ejemplo:
a) si en una sucesión mortis causa, producida la confusión como acreedor y deudor del heredero
testamentario, se declarara la nulidad del testamento;
b) si el heredero es declarado indigno y pierde su vocación hereditaria;
Las causas que provocan la extinción de la obligación pueden ser necesarias o voluntarias. Por
ejemplo, causa necesaria sería una sucesión mortis causa, habiéndose producido la confusión
de las calidades de deudor y acreedor en el heredero testamentario. Constituye supuesto de
causa voluntaria, si el acreedor que hereda a su deudor luego cede su crédito. Al separarse las
calidades de acreedor y deudor, el cesionario podrá exigir el cumplimiento por parte de su
cedente.
Novación (art. 933)
La novación es la extinción de una obligación por la creación de otra nueva, destinada a
reemplazarla.
Implica un acto jurídico bilateral a través del cual el acreedor y el deudor sustituyen una obligación
por otra que difiere en sus elementos esenciales. La extinción de la obligación primitiva no solo es
efecto de la novación, sino también la causa de la nueva obligación que se gesta por el acuerdo.
Por ejemplo, supóngase que Juan le debe a Pedro $200.000, y que ambas partes deciden, de
común acuerdo, tener por extinguida esa obligación primigenia y cambiarla por otra consistente
en la entrega de un automóvil determinado.
Requisitos
a) la existencia de una obligación primigenia
b) la creación de una nueva obligación (que tiene su causa en la anterior), destinada a sustituir a
la primitiva;
c) la voluntad de las partes de realizar el acuerdo novatorio; es decir, la intención de novar, de
sustituir la obligación primitiva por la nueva.
Especies de novación
- Novación por cambio de objeto: el cambio en la prestación originaria debe ser de
trascendencia.
Por ejemplo, habrá novación por cambio de objeto en caso de que se sustituya:
a) una obligación de dar sumas de dinero por una obligación de dar cosa cierta;
b) una obligación de dar por una obligación de hacer;
- Novación por cambio de causa: La novación puede operar por un cambio de la causa fuente;
esto es, del presupuesto de hecho con virtualidad suficiente como para generar la obligación. Por
ejemplo, supóngase que Juan le debe a Pedro una indemnización por daños y perjuicios derivada
de un hecho ilícito. En vez de iniciar las acciones judiciales correspondientes, las partes deciden
de común acuerdo novar tal obligación y convertirla en un préstamo a favor de Juan, que deberá
devolver la suma debida en un plazo de tiempo determinado, con más sus intereses. Antes la
causa de deber era el hecho ilícito cometido, mientras que ahora es el contrato de préstamo o
mutuo.
- Novación por otro cambio esencial en la obligación: en este sentido, se ha considerado que
las siguientes mutaciones importan novación:
a) el agregado o supresión de una condición, ya que el derecho efectivo se transforma en
contingente o viceversa;
b) el agregado o supresión de un cargo resolutorio;
c) la transformación de una obligación simplemente mancomunada en solidaria, etc.
- Novación por cambio de sujeto: puede suceder por cambio de deudor, de acreedor o de
ambos.
Voluntad de novar (art. 934)
La voluntad de novar es un requisito esencial de la novación. En caso de duda, se presume que
la nueva obligación contraída para cumplir la anterior no causa su extinción.
Como la novación implica una renuncia a la obligación originaria, tiene necesariamente un criterio
de interpretación restrictiva (artículo 948 del ccyc).
El ánimo de novar puede surgir de forma expresa, cuando las partes directa, positiva e
inequívocamente exteriorizan su intención de extinguir la obligación primitiva y reemplazarla por
una nueva. No obstante, también puede surgir de modo tácito en caso de que el móvil de novar
pueda inferirse con certidumbre de los hechos cumplidos. Por ejemplo, la nueva obligación
contraída podría resultar incompatible con la anterior. Supóngase que Juan y Pedro celebran un
contrato de locación por un departamento con un canon mensual de $5.000, y que luego
suscriben un contrato de compraventa respecto de la misma propiedad (imputando el precio de
los alquileres devengados a las cuotas para adquirir el inmueble).
Modificaciones que no importan novación (art. 935)
La entrega de documentos suscriptos por el deudor en pago de la deuda y, en general, cualquier
modificación accesoria (muchas veces referidas al tiempo, lugar o modo de cumplimiento) de la
obligación primitiva, no comporta novación.
La entrega de documentos suscriptos por el deudor en pago de la deuda no presume que se haya
querido sustituir una obligación por otra. Al respecto, debe interpretarse que la documentación en
pagarés u otros documentos de crédito similares simplemente obedece al propósito de facilitar el
cobro de una deuda que, como tal, permanecerá idéntica.
Novación subjetiva
Novación por cambio de deudor (art. 936)
La novación por cambio de deudor requiere el consentimiento del acreedor. Tal disposición
resulta razonable en tanto el acreedor está renunciando a su derecho contra el deudor, lo que
puede tener una afectación en su patrimonio. En caso contrario, se posibilitaría al deudor a
traspasar su deuda a quien resulte insolvente, en claro perjuicio al sujeto activo de la obligación.
En caso de duda se entenderá que el acreedor simplemente ha aceptado un nuevo deudor como
refuerzo de garantía. Por lo tanto, al mantenerse incólume la obligación del deudor primitivo, el
acreedor, ante el incumplimiento de la prestación, podrá accionar contra ambos.
BOLILLA 12
Dación en pago (art. 942)
La obligación se extingue cuando el acreedor voluntariamente acepta en pago una prestación
diversa de la adeudada.
Por ejemplo, supóngase que Juan tiene una deuda con Pedro por la entrega de una pintura de
Pablo Picasso, que al momento de cumplimiento intenta liberarse haciendo entrega de una
pintura de salvador Dalí, y que el acreedor la recibe voluntariamente prestando conformidad. En
este supuesto, se producirá el modo extintivo de las obligaciones de la dación en pago. Siempre y
cuando no se afecte a derechos de terceros, ni el orden público.
Reglas aplicables (art. 943)
La dación en pago se rige por las disposiciones aplicables al contrato con el que tenga mayor
afinidad. La dación en pago es un modo extintivo en el cual el acreedor recibe voluntariamente
como pago de la obligación una prestación diferente a la convenida originariamente. Por ejemplo,
se aplicarán las reglas de la compraventa (art. 1123 ccyc) si este modo extintivo importa la
entrega de una cosa. En este escenario, el deudor revestirá la calidad de vendedor, al par que el
acreedor, el carácter de comprador que paga el precio, compensándolo con su crédito.
El deudor responde por la evicción (art. 1044 ccyc y ss.) y los vicios redhibitorios de lo entregado
(art. 1051 ccyc y ss.). En efecto, a fin de brindar una adecuada satisfacción a los intereses del
acreedor, todo sujeto que transmite una cosa a título oneroso debe responder por aquellos. Así
las cosas, por ejemplo, el deudor responde por evicción del derecho cedido si un tercero
demostrase ser titular del crédito que se ha dado en pago.
Ahora bien, la evicción o los vicios redhibitorios de la cosa no afectan la extinción de la obligación
primitiva, que asume carácter definitivo. En efecto, el acreedor desposeído por quien reivindica la
cosa dada en pago tiene derecho a ser indemnizado como comprador, aunque no puede hacer
revivir la obligación.
Naturaleza jurídica
La dación en pago es un acto jurídico bilateral complejo que requiere la conjunción de voluntades
del deudor y el acreedor.
Requisitos
Para que opere el instituto de la dación en pago se necesita la presencia de los siguientes
requisitos:
- la existencia de una obligación primitiva;
- la realización de una prestación diferente a la debida;
- el consentimiento de las partes; y
- la recepción en calidad de pago.
Prueba
La carga de la prueba de la existencia de la dación en pago pesa sobre quien la alega. A tal fin,
puede valerse de todos los medios probatorios.
En sentido contrario, el acreedor que pretenda desvirtuar que operó este modo extintivo de las
obligaciones, al recibir la prestación diferente sin hacer salvedad o reserva alguna, deberá probar
la causa distinta del crédito. Es decir, deberá comprobar el origen que pudo justificar la ejecución
de la nueva prestación por el deudor.
Efectos
La dación en pago extingue la obligación principal con todos sus accesorios (art. 857 ccyc y
concs.). esto incluye hipotecas, fianzas, prendas, cláusulas penales, privilegios, intereses, etc.
Renuncia y remisión
La renuncia es una declaración de voluntad por la cual una persona abandona un derecho que le
pertenece. Ello puede llevarse a cabo en la medida en que la renuncia no esté prohibida y solo
afecte intereses privados.
Caracteres (art. 944)
Toda persona puede renunciar a los derechos conferidos por la ley cuando la renuncia no está
prohibida y solo afecta intereses privados. No se admite la renuncia anticipada de las defensas
que puedan hacerse valer en juicio.
Renuncia onerosa y gratuita (art. 945)
Si la renuncia se hace por un precio, o a cambio de una ventaja cualquiera, es regida por los
principios de los contratos onerosos. La renuncia gratuita de un derecho solo puede ser hecha por
quien tiene capacidad para donar.
Naturaleza jurídica
La renuncia es un acto jurídico, conforme el art. 259 ccyc, por lo cual es voluntario, lícito y posee
la finalidad inmediata de aniquilar derechos.
No cabe duda de que, en la renuncia onerosa, se trata de un acto jurídico bilateral. Por el
contrario, en lo que respecta a la renuncia gratuita la mayoría de la doctrina se inclina por
sostener que es un acto jurídico unilateral (ver distintas posiciones en el comentario al art.
947ccyc). En este contexto, según se trate de uno u otro supuesto, la normativa remite a las
reglas aplicables a los contratos onerosos o de donación. Por lo tanto, la renuncia onerosa podrá
ser realizada por quien tenga capacidad para contratar a título oneroso mientras que la renuncia
gratuita solo podrá ser efectuada por quien tenga capacidad para donar (art. 1548 ccyc).
Por otra parte, la renuncia será total o parcial en la medida en que se abandone todo el derecho o
tan solo una parte.
Derechos renunciables e irrenunciables
Derechos renunciables: Aquellos derechos patrimoniales en tanto tengan en miras el interés
individual, pueden ser renunciados.
b) el derecho a resolver un contrato;
c) el derecho de retención;
e) el derecho a cobrar una deuda que se desprende de una relación contractual incumplida;
g) el derecho a una prescripción ya cumplida;
h) el derecho al cobro de honorarios por trabajos ya ejecutados, etc.
Derechos irrenunciables: los derechos extrapatrimoniales y los patrimoniales en los que esté
en juego el orden público.
Derechos en los que está en juego el orden público: no se trata de prerrogativas concedidas en
exclusivo interés individual, sino de derechos instituidos en resguardo del interés general. Por lo
tanto, aun cuando se trate de derechos patrimoniales, no puede renunciarse:
- al derecho a alimentos futuros;
- al derecho al cobro de sueldos, aguinaldos e indemnizaciones previsto en las leyes laborales;
- al derecho al cobro de honorarios derivados de servicios que todavía no fueron prestados;
- a los derechos previsionales y de seguridad social, etc.
Derechos extrapatrimoniales: se trata de derechos inalienables, no disponibles, que exceden el
ámbito del interés puramente individual, para proyectarse al plano del interés social fuertemente
ligado al orden público.
- Derechos de familia
-Derechos al estado de las personas
- Derechos personalísimos
Aceptación (art. 946)
La aceptación de la renuncia por el beneficiario causa la extinción del derecho. Mediante la
aceptación se impide que el titular del derecho retrotraiga su voluntad y deje sin eficacia el acto
abdicativo. La aceptación de la renuncia por parte del deudor, entonces, provoca la extinción
irrevocable del derecho que se abandona, con todos sus accesorios (art. 857 ccyc y concs.).
Por otra parte, la renuncia solo produce efectos entre acreedor y deudor, y no puede afectar
derechos de terceros. Por lo tanto, los acreedores que se vean perjudicados, sin perjuicio de otras
medidas que pudieran corresponderles, estarán legitimados para deducir una acción revocatoria
(art. 338 ccyc).
Retractación (art. 947)
La renuncia puede ser retractada mientras no haya sido aceptada, quedando a salvo los derechos
adquiridos por terceros.
La retractación es una manifestación de voluntad a través de la cual se revoca la decisión de
abdicar de determinado derecho o facultad.
Retractación expresa o tácita
La retractación puede ser efectuada de forma expresa o tácita. La primera implica una
comunicación fehaciente e inequívoca de la voluntad de retractarse. La segunda requiere que la
conducta llevada adelante por el acreedor, con posterioridad a la renuncia, resulte absolutamente
incompatible con la intención de abandonar el derecho. Por ejemplo, supóngase el caso de quien,
pese a haber comunicado la renuncia de un crédito (que todavía no recibió aceptación del
deudor), inicia un proceso judicial a fin de cobrarlo.
Efectos
Por último, la retractación, si bien resulta eficaz con respecto al deudor y consolida el derecho del
acreedor en su conformación originaria, no puede alterar derechos de terceros. Esto significa que,
pese a la revocación de la decisión, quedarán a salvo los derechos que los terceros hubieren
adquirido con motivo de la renuncia. Por lo tanto, a modo de ejemplo, puede señalarse que los
fiadores, avalistas o acreedores del deudor que hayan embargado el bien que era objeto de la
prestación no pueden ser perjudicados en sus derechos adquiridos.
Prueba (art. 948)
BOLILLA 13
Disposiciones comunes a los derechos personales y reales
Disposiciones comunes a la prescripción liberatoria y adquisitiva
La prescripción cumple una doble función: por un lado, es un modo de adquisición de ciertos
derechos reales y, por el otro, es un modo de extinción de la facultad del acreedor de reclamar el
cumplimiento de la obligación por el transcurso del tiempo. Aunque se la conciba como un
instituto único, se entiende que hay dos clases de prescripción.
La prescripción tiene 3 elementos necesarios:
• Un derecho susceptible de ser adquirido o perdido.
• Inactividad del propietario acreedor. El modo extintivo opera por la inacción voluntaria, sin que
tenga relevancia la intención. En esto se distingue de la caducidad, en la que la conducta es
absolutamente indiferente.
• Transcurso del tiempo. Se requiere una ponderación razonable en la que la extensión temporal
no afecte la necesidad de seguridad jurídica ni importe una efectiva privación del acceso a la
justicia.
El fundamento de ambas prescripciones se encuentra en la conveniencia general de dar
conclusión a situaciones de incertidumbre respecto de la situación de determinadas personas con
relación a determinados derechos. En el caso de la liberatoria, también en el de poner un límite
temporal al ejercicio de acciones, para que el debate sobre lo ocurrido y sus circunstancias se
produzca dentro de un lapso razonable, adecuado a la naturaleza del hecho o acto, a fin de
morigerar los efectos deletéreos que el tiempo suele producir sobre los medios y elementos de
prueba.
Ámbito de aplicación (art. 2532)
En ausencia de disposiciones específicas, las normas de este Capítulo son aplicables a la
prescripción adquisitiva y liberatoria.
Las legislaciones locales podrán regular esta última en cuanto al plazo de tributos. Se entiende,
referido a lo relativo a los tributos locales, que obedece al diseño constitucional argentino, en el
que la materia tributaria local se encuentra comprendida dentro de las facultades no delegadas
por las provincias en el gobierno federal (arts. 75 y 121 cn).
Carácter imperativo (art. 2533)
Las normas relativas a la prescripción no pueden ser modificadas por convención. Esto se ha
entendido que se trata de una institución teñida de orden público. Las partes no pueden por
medio de la convención dejar a un lado las normas en las que el interés público está
comprometido, por lo que no se les permite modificar por medio del acuerdo de voluntades los
plazos establecidos por la ley, las causales de suspensión, interrupción o dispensa, etc.
Sujetos (art. 2534)
La prescripción opera a favor y en contra de todas las personas, excepto disposición legal en
contrario.
Los acreedores y cualquier interesado pueden oponer la prescripción, aunque el obligado o
propietario no la invoque o la renuncie.
El de los sujetos legitimados activamente para deducir la prescripción, sea como acción o
excepción, son:
- en el caso de la extintiva, el deudor o el interesado en impugnar un acto jurídico o resistir el
reconocimiento de un derecho no obligacional a su contendor;
- en la adquisitiva, el poseedor.
- los acreedores del deudor o del poseedor, o cualquier interesado que se ve perjudicado por la
no invocación o renuncia del obligado o propietario.
Renuncia (art. 2535)
La renuncia a la prescripción ganada es un acto abdicativo por cual el titular de la de la facultad
de oponer la prescripción la resigna, dejando subsistente el crédito del acreedor o derecho real
del titular frente al cual ha corrido el plazo de prescripción.
La prescripción ya ganada puede ser renunciada por las personas que pueden otorgar actos de
disposición. La renuncia a la prescripción por uno de los codeudores o coposeedores no surte
efectos respecto de los demás.
No procede la acción de regreso del codeudor renunciante contra sus codeudores liberados por la
prescripción.
Invocación de la prescripción (art. 2536)
La prescripción puede ser invocada en todos los casos, con excepción de los supuestos previstos
por la ley.
El carácter imprescriptible puede provenir:
• Por la naturaleza de los bienes o derechos comprometidos:
- Las acciones civiles derivadas de los delitos de lesa humanidad.
- Acciones de protección de derechos personalísimos y, en general, las de prevención del daño.
Esto surge del ordenamiento constitucional, del orden legal y de los valores jurídicos.
- Bienes públicos del Estado.
- Propiedad indígena.
• Por la naturaleza de la acción.
- Acción de nulidad absoluta de los actos jurídicos. El paso del tiempo y la inactividad de la parte
no pueden otorgar validez a un acto prohibido por la ley al contravenir el orden público, la moral o
las buenas costumbres.
- Acciones de estado de familia. No solo es de interés individual, sino que compete al Estado y a
la familia del titular.
- Acción para recuperar los bienes del ausente reaparecido
Modificación de los plazos por ley posterior (art. 2537)
Los plazos de prescripción en curso al momento de entrada en vigencia de una nueva ley se rigen
por la ley anterior.
Sin embargo, si por esa ley se requiere mayor tiempo que el que fijan las nuevas, quedan
cumplidos una vez que transcurra el tiempo designado por las nuevas leyes, contado desde el día
de su vigencia, excepto que el plazo fijado por la ley antigua finalice antes que el nuevo plazo
contado a partir de la vigencia de la nueva ley, en cuyo caso se mantiene el de la ley anterior.
La suspensión de la prescripción detiene el cómputo del tiempo por el lapso que dura, pero
aprovecha el período transcurrido hasta que ella comenzó.
El modo en que opera la causal de suspensión sobre el plazo de prescripción puede ser de dos
formas.
a) Impide que comience su curso, si la causal de suspensión existe en el momento que debería
comenzar su cómputo. Por ejemplo, si durante el matrimonio uno de los cónyuges queda obligado
frente al otro.
b) Detiene el curso de una prescripción que está corriendo. Por ejemplo, si el deudor contrae
matrimonio con aquel frente a quien estaba obligado.
Se mantienen las causales de suspensión tradicionales entre cónyuges; padres, tutores y
curadores y sus hijos, pupilos y curados; entre el heredero con responsabilidad limitado y los
bienes del acervo hereditario; convivientes; entre la persona jurídica y sus administradores o
personas que desempeñen la función de fiscalización, durante el ejercicio de sus cargos.
Alcance subjetivo (art. 2540)
La suspensión de la prescripción no se extiende a favor ni en contra de los interesados, excepto
que se trate de obligaciones solidarias o indivisibles.
Por otra parte, se consagra el carácter personal del efecto de la suspensión de la prescripción,
por el cual solo se produce entre los interesados. La detención del curso de la prescripción que
produce la existencia de una causal de suspensión opera únicamente entre quien se encuentra
incurso en ella, sin extenderse a los demás interesados. Así, si el acreedor contrae matrimonio
con uno de sus deudores, el cómputo del plazo de prescripción se detiene frente al cónyuge, pero
continúa corriendo para los codeudores del crédito.
La norma vigente establece que las obligaciones solidarias constituyan una excepción al carácter
personal de la suspensión de la prescripción, por lo que propaga sus efectos. En consecuencia, la
regla en materia de solidaridad es que el acreedor o acreedores de una obligación solidaria de la
que alguno de cuyos deudores se encuentra en una situación que provoca la suspensión del
curso de la prescripción pueden prevalerse de ella, pues tiene efecto expansivo.
En las obligaciones indivisibles la suspensión de la prescripción que beneficia a uno de los
acreedores propaga sus efectos a los demás, y estos pueden invocarlas a su favor.
Suspensión por interpelación fehaciente (art. 2541)
El curso de la prescripción se suspende, por una sola vez, por la interpelación fehaciente hecha
por el titular del derecho contra el deudor o el poseedor. Esta suspensión solo tiene efecto
durante seis meses o el plazo menor que corresponda a la prescripción de la acción.
La interpelación es una declaración recepticia por la que el acreedor o propietario reclama
inequívocamente la cesación de la violación de su derecho. En el caso de las obligaciones, el
acreedor reclama el cumplimiento de la obligación; en el caso de los derechos reales, el dueño
exige la cesación del hecho del otro que afecta su derecho real.
La manifestación de voluntad debe ser extrajudicial, pues si es judicial constituye una causal de
interrupción de la prescripción. Debe realizarse por un medio fehaciente, un instrumento que haga
fe de su fecha (instrumento público), como una carta documento, telegrama colacionado,
actuación notarial, etc.
Por tratarse de una declaración recepticia, ella operar a partir del momento en el que llega al
destinatario. A partir de la cero hora del día siguiente al que llega a la esfera del destinatario se
detiene el cómputo del plazo de la prescripción.
La norma legal establece que solo tiene efecto durante 6 meses o el plazo menor que
corresponda a la prescripción de la acción.
Suspensión por pedido de mediación (art. 2542)
El curso de la prescripción se suspende desde la expedición por medio fehaciente de la
comunicación de la fecha de la audiencia de mediación o desde su celebración (por acuerdo de
partes) lo que ocurra primero.
Para que la comunicación de la fecha de la audiencia pueda ser tomada como momento inicial, se
requiere que sea efectuada por un medio fehaciente (carta documento, telegrama, actuación
notarial, etc.).
La mediación concluye con el acta de acuerdo o de fracaso. Transcurridos 20 días corridos desde
la fecha de la misma, cesa la suspensión del curso de la prescripción y a partir del día siguiente
se reanuda el curso del plazo. La suspensión se produce entre el peticionante de la mediación y
los citados. No se produce respecto de otros posibles legitimados pasivos, con respecto de los
cuales el curso del plazo continúa corriendo, excepto que la mediación refiera a obligaciones
solidarias o indivisibles.
Casos especiales (art. 2543)
El curso de la prescripción se suspende:
a) Entre cónyuges, durante el matrimonio;
b) Entre convivientes, durante la unión convivencial. Comienza la suspensión de la prescripción
desde que la unión tiene efectos jurídicos, es decir a los dos años de acuerdo a lo establecido en
art. 510 de este cuerpo normativo;
c) Entre las personas incapaces y con capacidad restringida y sus padres, tutores, curadores o
apoyos, durante la responsabilidad parental, la tutela, la curatela o la medida de apoyo;
d) Entre las personas jurídicas y sus administradores o integrantes de sus órganos de
fiscalización, mientras continúan en el ejercicio del cargo;
e) A favor y en contra del heredero con responsabilidad limitada, respecto de los reclamos que
tienen por causa la defensa de derechos sobre bienes del acervo hereditario.
Interrupción de la prescripción
La interrupción de la prescripción inutiliza el lapso pasado como si no hubiera sucedido;
debiéndose iniciar un nuevo cómputo. La prescripción se encuentra interrumpido por todo el lapso
en el que perduren sus efectos.
Efectos (art. 2544)
El efecto de la interrupción de la prescripción es tener por no sucedido el lapso que la precede e
iniciar un nuevo plazo.
En principio, el reconocimiento de la obligación o del carácter de propietario es una causa
instantánea. Sin embargo, existen reconocimientos que se prolongan en el tiempo, como las que
abren un procedimiento (petición judicial, solicitud de arbitraje, etc.). Las causas susceptibles de
prolongación en el tiempo provocan el mismo efecto interruptivo que las instantáneas, pero no
reinician el plazo de prescripción inmediatamente, sino que postergan el reinicio del plazo hasta el
momento que cesan de acuerdo a las alternativas que se presenten.
El obligatorio, en cambio, es el que viene impuesto por un acuerdo previo o la ley (acuerdo
arbitral). De acuerdo a la norma bajo comentario, la solicitud de arbitraje formulada por uno de los
posibles contenedores o ambos, dirigida al árbitro designado, si tiene carácter institucional
interrumpe el curso de la prescripción.
Los efectos de esta causal se rigen por la norma relativa a la interrupción por petición judicial, en
cuanto sea aplicable, teniendo en cuenta que es una forma especial de juicio. Esta forma especial
de juicio está regida, en principio, por el procedimiento que las partes han establecido, lo que
disponga el tribunal arbitral o el reglamento de la entidad administradora o lo que disponga el
derecho de la sede, que las partes pueden haber convenido. Por ejemplo, la revocación unilateral
del acuerdo es asimilable al desistimiento procesal, por lo que se tendrá como no sucedida la
interrupción causada por la solicitud de arbitraje.
Alcance subjetivo (art. 2549)
La interrupción de la prescripción no se extiende a favor ni en contra de los interesados, excepto
que se trate de obligaciones solidarias o indivisibles.
Dispensa de la prescripción
Requisitos (art. 2550)
El juez puede dispensar de la prescripción ya cumplida al titular de la acción, si dificultades de
hecho o maniobras dolosas le obstaculizan temporalmente el ejercicio de la acción, y el titular
hace valer sus derechos dentro de los seis meses siguientes a la cesación de los obstáculos.
En el caso de personas incapaces sin representantes el plazo de seis meses se computa desde
la cesación de la incapacidad o la aceptación del cargo por el representante.
Esta disposición es aplicable a las sucesiones que permanecen vacantes sin curador, si el que es
designado hace valer los derechos dentro de los seis meses de haber aceptado el cargo.
Se trata de una prescripción ya cumplida, en la cual, por dificultades fáticas y maniobras dolosas
que deben haber colocado al titular del derecho en una situación impediente de ejercitar los actos
conservatorios de su derecho, el juez está facultado a borrar los efectos de la prescripción
ocurrida y permitir el reclamo.
Disposiciones procesales relativas a la prescripción
Vías procesales (art. 2551)
La prescripción puede ser articulada por vía de acción (por ejemplo, acción declarativa) o de
excepción (por ejemplo, como defensa planteada ante la promoción de una acción).
Facultades judiciales (art. 2552)
El juez no puede declarar de oficio la prescripción. Esta limitación es propia del ejercicio de todo
derecho subjetivo de carácter privado, ya que el juez no puede declarar de oficio un derecho que
el interesado no tiene interés en hacer valer.
Oportunidad procesal para oponerla (art. 2553)
La prescripción debe oponerse dentro del plazo para contestar la demanda en los procesos de
conocimiento, y para oponer excepciones en los procesos de ejecución.
Los terceros interesados que comparecen al juicio vencidos los términos aplicables a las partes,
deben hacerlo en su primera presentación.
Se prevé la introducción de la defensa de prescripción en los procesos de conocimiento o en los
procesos ejecutivos, estableciéndose que —en cada uno de ellos— ella debe oponerse dentro del
Art. 1897°. Prescripción adquisitiva. La prescripción para adquirir es el modo por el cual el
poseedor de una cosa adquiere un derecho real sobre ella, mediante la posesión durante el
tiempo fijado por la ley.
Art. 1898°. Prescripción adquisitiva breve. La prescripción adquisitiva de derechos reales con
justo título y buena fe se produce sobre inmuebles por la posesión durante diez años. Si la cosa
es mueble hurtada o perdida el plazo es de dos años.
Si la cosa es registrable, el plazo de la posesión útil se computa a partir de la registración del
justo título.
Art. 1899°. Prescripción adquisitiva larga. Si no existe justo título o buena fe, el plazo es de veinte
años.
No puede invocarse contra el adquirente la falta o nulidad del título o de su inscripción, ni la mala
fe de su posesión.
También adquiere el derecho real el que posee durante 10 años una cosa mueble registrable, no
hurtada ni perdida, que no inscribe a su nombre, pero la recibe del titular registral o de su
cesionario sucesivo, siempre que los elementos identificatorios que se prevén en el respectivo
régimen especial sean coincidentes.
Art. 1900°. Posesión exigible. La posesión para prescribir debe ser ostensible y continua.
Art. 1902°. Justo título y buena fe. El justo título para la prescripción adquisitiva es el que tiene por
finalidad transmitir un derecho real principal que se ejerce por la posesión, revestido de las formas
exigidas para su validez, cuando su otorgante no es capaz o no está legitimado al efecto.
La buena fe requerida en la relación posesoria consiste en no haber conocido ni podido conocer
la falta de derecho a ella.
Cuando se trata de cosas registrables, la buena fe requiere el examen previo de la
documentación y constancias registrales, así como el cumplimiento de los actos de verificación
pertinente establecidos en el respectivo régimen especial.
Caducidad de los derechos
La caducidad es un modo de extinción de ciertos derechos en razón de la omisión de su ejercicio
durante el plazo prefijado por la ley o la voluntad de los particulares.
En el mecanismo de la caducidad también incide el transcurso de cierto tiempo en el cual el titular
permanece inactivo. Sin embargo, en este caso, se extingue el derecho, no la acción, y no
subsiste deber moral alguno. Algunos supuestos de caducidad tienen origen convencional (v.gr.,
en materia de seguros, cuando en las condiciones se establecen plazos determinados para
realizar denuncias) y otros provienen de la ley (v.gr., el plazo de un año para que el marido
impugne la paternidad).
Efectos (art. 2566)
La caducidad extingue el derecho no ejercido.
Entre los autores contemporáneos, Pizarro y Vallespinos precisan que en la misma se está frente
a un derecho que solo alcanza a configurarse mediante la realización de ciertos actos positivos o
negativos. La ejecución de estos actos constituye un elemento que integra el supuesto para que
se configure el derecho y, hasta que esto no ocurre, solo es una mera expectativa. Es decir, la ley
exige una determinada conducta para que el derecho se consolide.
BOLILLA 14
Privilegios (art. 2573)
Privilegio es la calidad que corresponde a un crédito de ser pagado con preferencia a otro. Puede
ejercitarse mientras la cosa afectada al privilegio permanece en el patrimonio del deudor, excepto
disposición legal en contrario y el supuesto de subrogación real en los casos que la ley admite. El
privilegio no puede ser ejercido sobre cosas inembargables declaradas tales por la ley.
En tal sentido, se dice que son una calidad del crédito destinada a dar seguridad en la medida
relativa en que puede otorgarse.
El Código asume implícitamente que existen dos clases de privilegios: los generales y los
especiales, teniendo en cuenta su asiento. Son especiales aquellos en los que el asiento está
constituido por una o más cosas determinadas, y generales los que tienen como asiento un
conjunto de bienes indeterminados, como el patrimonio del deudor.
La regla general es que para el ejercicio de la preferencia de cobro que acuerda el privilegio es
necesario que el bien que constituye su asiento se encuentre en el patrimonio del deudor al
momento de ser invocada por el acreedor privilegiado. En este sentido, el privilegio se distingue
de las preferencias que confieren los derechos reales, porque tales derechos expanden su
oponibilidad a terceros y confieren ius preferendi. Los privilegios constituyen una menor garantía,
pues tienen su efecto limitado por esta regla: solo puede ser invocados en tanto la cosa que
constituye su asiente se encuentra en el patrimonio del deudor.
La regla de que el privilegio solo puede ser ejercido mientras el asiento se encuentre en el
patrimonio del deudor reconoce excepciones:
a) Cuando el crédito está garantido por un derecho real. Como consecuencia del carácter
absoluto que revisten este tipo de derechos, el tercero poseedor del asiento es colocado en el
deber jurídico de soportar la ejecución de la cosa afectada al pago de un crédito de su anterior
titular. La publicidad de los derechos reales elimina el riesgo de sorpresa de los terceros
poseedores.
b) Cuando se ha producido la subrogación real en los casos que la ley admite . El privilegio
ostenta cierta debilidad como garantía, precisamente porque solo puede ser invocado por el titular
activo del crédito cuando la cosa sobre la que asienta esté en el patrimonio del deudor. Lo que
justifica esa limitación del privilegio es evitar la sorpresa del adquirente en virtud de la falta de
publicidad de los privilegios, pero nada justifica que el acreedor no pueda invocar el privilegio si la
cosa que le servía de asiento fue sustituida por otra cosa individualizada que ha entrado con
motivo de la salida de la primera.
c) Cuando la ley les confiere efecto reipersecutorio. Por ejemplo, la transferencia de una nave
no extingue el privilegio, sino que su propiedad se transfiere al comprador con todos los
privilegios que lo graven.
Los caracteres de los privilegios son:
• Fuente legal exclusiva.
• Excepcionales. Concedidos para ciertos créditos.
Un ejemplo de excepción a esta regla son los créditos laborales, cuyo privilegio comprende
también los intereses por dos años contados a partir de la mora y las costas.
No obstante, entre ellos puede existir una prioridad proveniente del hecho de que alguno tenga
trabado un embargo sobre un mismo bien del deudor. En este caso, el primer embargante cobra
prioritariamente su crédito, intereses y costas, y sobre el saldo hará efectivo el segundo y
sucesivos acreedores beneficiarios de embargos. Esta prioridad es aplicable en las ejecuciones
individuales, o sea aquellas en las que un acreedor persigue a su deudor y en los procesos
sucesorios. En cambio, es inaplicable en los concursales, en los que los embargos no confieren
prioridad alguna.
Privilegios especiales
Enumeración (art. 2582)
Tienen privilegio especial sobre los bienes que en cada caso se indica:
a) Los gastos hechos para la construcción, mejora o conservación de una cosa, sobre esta. Se
incluye el crédito por expensas comunes en la propiedad horizontal;
b) Los créditos por remuneraciones debidas al trabajador por seis meses y los provenientes de
indemnizaciones por accidentes de trabajo, antigüedad o despido, falta de preaviso y fondo de
desempleo, sobre las mercaderías, materias primas y maquinarias que, siendo de propiedad del
deudor, se encuentren en el establecimiento donde presta sus servicios o que sirven para su
explotación.
Cuando se trata de dependientes ocupados por el propietario en la edificación, reconstrucción o
reparación de inmuebles, el privilegio recae sobre estos;
c) Los impuestos, tasas y contribuciones de mejoras que se aplican particularmente a
determinados bienes, sobre estos;
d) Lo adeudado al retenedor por razón de la cosa retenida, sobre esta o sobre las sumas
depositadas o seguridades constituidas para liberarla;
e) Los créditos garantizados con hipoteca, anticresis, prenda con o sin desplazamiento, warrant y
los correspondientes a debentures y obligaciones negociables con garantía especial o flotante;
f) Los privilegios establecidos en la Ley de Navegación, el Código Aeronáutico, la Ley de
Entidades Financieras, la Ley de Seguros y el Código de Minería.
Esta norma crea privilegios especiales para los créditos que menciona y señala su asiento. Cabe
tener en cuenta que en los procesos universales los créditos del deudor a los que se confiere
prioridad pueden aparecer en otras categorías de créditos, como los gastos de justicia o reserva
de gastos.
Extensión (art. 2582)
Los privilegios especiales se extienden exclusivamente al capital del crédito, excepto en los
siguientes casos:
a) Los intereses por dos años contados a partir de la mora, de los créditos laborales mencionados
en el inciso b) del artículo 2582;
b) Los intereses correspondientes a los dos años anteriores a la ejecución y los que corran
durante el juicio, correspondientes a los créditos mencionados en el inciso e) del artículo 2582;
c) Las costas correspondientes a los créditos enumerados en los incisos b) y e) del artículo 2582;
d) Los créditos mencionados en el inciso f) del artículo 2582, cuya extensión se rige por los
respectivos ordenamientos.
Hay conflicto de privilegios cuando dos privilegios se asientan sobre un mismo bien. En tal caso,
la ley debe resolver el conflicto. Los privilegios especiales tienen la prelación que resulta de los
incisos del artículo 2582, excepto los siguientes supuestos:
a) Los créditos mencionados en el inciso f) del artículo 2582 tienen el orden previsto en sus
respectivos ordenamientos;
b) El crédito del retenedor prevalece sobre los créditos con privilegio especial si la retención
comienza a ser ejercida antes de nacer los créditos privilegiados;
c) El privilegio de los créditos con garantía real prevalece sobre los créditos fiscales y el de los
gastos de construcción, mejora o conservación, incluidos los créditos por expensas comunes en
la propiedad horizontal, si los créditos se devengaron con posterioridad a la constitución de la
garantía;
d) Los créditos fiscales y los derivados de la construcción, mejora o conservación, incluidos los
créditos por expensas comunes en la propiedad horizontal, prevalecen sobre los créditos
laborales posteriores a su nacimiento;
e) Los créditos con garantía real prevalecen sobre los créditos laborales devengados con
posterioridad a la constitución de la garantía;
f) Si concurren créditos comprendidos en un mismo inciso y sobre idénticos bienes, se liquidan a
prorrata.
Derecho de retención
Legitimación (art. 2587)
Todo acreedor de una obligación cierta y exigible puede conservar en su poder la cosa que debe
restituir al deudor, hasta el pago de lo que este le adeude en razón de la cosa.
Tiene esa facultad solo quien obtiene la detentación de la cosa por medios que no sean ilícitos.
Carece de ella quien la recibe en virtud de una relación contractual a título gratuito, excepto que
sea en interés del otro contratante.
Se trata de un remedio al que puede recurrir el acreedor con el objeto de compeler al deudor a
pagar la deuda, de modo que mientras no se verifique el pago, podrá retener la cosa que fue su
objeto. El ejercicio de esta facultad es independiente de la voluntad del deudor e incluso no
depende de una autorización judicial, estando solo supeditado a la concurrencia de los
presupuestos que la ley menciona.
El crédito debe ser exigible, por lo que el retenedor debe acreditar su existencia, como así
también que no esté sujeto a modalidades.
Para que sea viable, debe verificarse una conexión entre la cosa retenida y el crédito. Es preciso
que su crédito refiera a la relación existente entre él y el propietario, es decir, que la obligación
haya nacido por ocasión de la cosa.
Sus caracteres son:
- Accesorio de una obligación, en seguridad de cuyo cumplimiento es otorgado.
- No es subsidiario.
- Ejercitable como excepción.
- Indivisible, desde que puede ser ejercido por la totalidad del crédito sobre cada parte de la cosa
que forma el objeto.
- Transmisible.
Cosa retenida (art. 2588)
Toda cosa que esté en el comercio puede ser retenida, siempre que deba restituirse y sea
embargable según la legislación pertinente. Esto se debe a que la la inembargabilidad impide la
ejecución de los bienes, pero además los coloca fuera de la garantía común, excluyéndolos del
poder de agresión del acreedor.
El objeto de retención son las cosas (objetos materiales susceptibles de valor), que deben ser
ciertas y determinadas. A su vez, la cosa debe estar en el comercio. Al respecto, son bienes fuera
de comercio aquellos cuya transmisión se encuentra expresamente prohibida por la ley o por
actos jurídicos.
Ejercicio (art. 2589)
El ejercicio de la retención no requiere autorización judicial ni manifestación previa del retenedor.
El juez puede autorizar que se sustituya el derecho de retención por una garantía suficiente.
Cabe admitir la legitimación del dueño de la cosa para solicitar la sustitución, de otro acreedor, el
sucesor de los derechos con relación a la cosa y del deudor. El juez podrá autorizar a que se
sustituya el derecho de retención por una garantía suficiente, lo que constituye un extremo que
deberá ser ponderado en cada caso en función de las circunstancias. La posibilidad de sustitución
fue incorporada para evitar posibles abusos del retenedor, sin olvidar las finalidades perseguidas
por la ley al conceder la facultad de retener como un modo de compeler el cumplimiento de la
obligación.
Atribuciones del retenedor (art. 2590)
El retenedor tiene derecho a:
a) Ejercer todas las acciones de que dispone para la conservación y percepción de su crédito, y
las que protegen su posesión o tenencia con la cosa retenida;
b) Percibir un canon por el depósito, desde que intima al deudor a pagar y a recibir la cosa, con
resultado negativo;
c) Percibir los frutos naturales de la cosa retenida, pero no está obligado a hacerlo.
Si opta por percibirlos, debe dar aviso al deudor. En este caso, puede disponer de ellos, debiendo
imputar su producido en primer término a los intereses del crédito y el excedente al capital.
Obligaciones del retenedor (art. 2591)
El retenedor está obligado a
a) No usar la cosa retenida, excepto pacto en contrario, en el que se puede determinar los
alcances de dicho uso, inclusive en lo relativo a los frutos;
b) Conservar la cosa y efectuar las mejoras necesarias a costa del deudor;
c) Restituir la cosa al concluir la retención y rendir cuentas al deudor de cuenta hubiera percibido
en concepto de frutos.
Efectos (art. 2592)
La facultad de retención:
a) Se ejerce sobre toda cosa cualquiera sea la proporción del crédito adeudada al retenedor;
b) Se transmite con el crédito al cual accede;
c) No impide al deudor el ejercicio de las facultades de administración o disposición de la cosa
que le corresponden, pero el retenedor no está obligado a entregarla hasta ser satisfecho su
crédito;
d) No impide el embargo y subasta judicial de la cosa retenida, por otros acreedores o por el
propio retenedor. En estos casos, el derecho del retenedor se traslada al precio obtenido en la
subasta, con el privilegio correspondiente;
e) Mientras subsiste, interrumpe el curso de la prescripción extintiva del crédito al que accede;
f) En caso de concurso o quiebra del acreedor de la restitución, la retención queda sujeta a la
legislación pertinente.
Extinción (art. 2593)
La retención concluye por:
a) Extinción del crédito generalizado;
b) Pérdida total de la cosa retenida; (Si es parcial, el derecho de retención subsiste por esa parte)
c) Renuncia; (Expresa o tácita, pero no se presume y es de interpretación restrictiva)
d) Entrega o abandono voluntario de la cosa. No renace, aunque la cosa vuelva a su poder;
e) Confusión de las calidades de retenedor y propietario de la cosa, excepto disposición legal en
contrario;
f) Falta de cumplimiento de las obligaciones del retenedor o si incurre en abuso de su derecho.
BOLILLA 15
La responsabilidad civil
La responsabilidad civil es la obligación de resarcir que surge como consecuencia del daño
provocado por un incumplimiento contractual (responsabilidad contractual) o de reparar el daño
que ha causado a otro con el que no existía un vínculo previo (responsabilidad extracontractual),
sea en naturaleza o bien por un equivalente monetario, habitualmente mediante el pago de una
indemnización de perjuicios.
Evolución. La constitucionalización del Derecho Privado. Bloque de constitucionalidad. La
descodificación.
El Código Civil de Vélez, con fundamento en el derecho francés, concibió la responsabilidad civil
como una repuesta del Derecho Privado ante daños causados a individuos por deudores o
culpables. El reproche ante la conducta del dañador resultaba central, pues no se admitía la
responsabilidad sin culpa y el factor de atribución era subjetivo.
Por efecto de la revolución industrial, que significo el comienzo del uso de maquinarias riesgosas,
que causaron daños a trabajadores y terceros, apareció la teoría del riesgo. De acuerdo a esta
teoría, que consagraba un factor de atribución de responsabilidad objetivo, el reproche del agente
resultaba ya indiferente, pues el sistema jurídico priorizaba la idea de resarcimiento de las
víctimas. Con la reforma 17.711/1968, la preocupación central recayó en los medios para
alcanzar una más amplia reparación de la víctima.
Así la responsabilidad civil evolucionó de una deuda de responsabilidad a un crédito de
indemnización, prevaleciendo el concepto de injusticia del daño y garantía del resarcimiento a la
víctima sobre la injusticia de la conducta generadora.
En la actualidad los estudios sobre la responsabilidad civil atienden a la regulación específica de
los derechos inherentes a la persona como la dignidad, identidad y la vida, la consagración de los
bienes de incidencia colectiva (ej. Protección del ambiente), protección de determinados grupos
como los consumidores y usuarios, entre otros.
Pero, además, se observa un cambio en la responsabilidad civil del proceso de
constitucionalización del derecho privado. En este aspecto se han incluido normas fundamentales
en el tratamiento de cuestiones típicamente analizadas por el derecho privado. Así, por ejemplo,
la disputa derivada de relaciones contractuales entre consumidores y fabricantes son
interpretadas a la luz de los arts. 42 y 43 de la Constitución Nacional.
En este contexto también se produjo la “descodificación” del derecho privado, desdibujándose la
idea de integridad de los códigos y una verdadera fragmentación legislativa, caracterizada por la
sanción de numerosas leyes especiales (microsistemas legislativos).
b) Adoptar, de buena fe y conforme a las circunstancias, las medidas razonables para evitar que
se produzca un daño, o disminuir su magnitud; si tales medidas evitan o disminuyen la magnitud
de un daño del cual un tercero sería responsable, tiene derecho a que este le reembolse el valor
de los gastos en que incurrió, conforme a las reglas del enriquecimiento sin causa;
c) No agravar el daño, si ya se produjo.
El módulo de comportamiento se emplaza, primero, en el ámbito de la antijuridicidad, y encuentra
su fundamento en el deber de cooperación, información y advertencia del daño y, esencialmente,
en el abuso del derecho, ya que hay obligación jurídica de obrar siempre que la abstención no
implique el ejercicio abusivo de la libertad de actuar o no actuar.
Una vez comprobada la antijuridicidad de la conducta, debe analizarse la relación causal. La
posición que prevalece sostiene que normalmente la omisión influye como concausa del daño
ocurrente y puede existir causalidad conjunta. Resulta contrario a la razonabilidad que alguien
pueda sostener que su omisión es inocua, cuando podría impedir el daño. Por ejemplo, si una
persona está herida de muerte y otro la abandona, esta conducta omisiva constituye causa
acumulativa con la que puso quien lo llevó a este estado. Es la solución adoptada por el Código,
ratificando que el daño es el efecto conjunto de la omisión del agente con el actuar de un tercero.
Se distinguen varios modos de actuar jurídicamente:
- Actos de acción. Comportamientos positivos que causan un daño injustificado por acción.
- Actos de comisión por omisión. Abstención de adoptar precauciones para que su actividad no
cause daños. El hecho negativo es empleado como medio para dañar y el agente contribuyó a
crear la situación de peligro que luego ocasionó el daño.
- Actos de omisiones simples. Meras abstenciones en las que el autor deja que ocurra el
acontecimiento que no contribuyó a causar, cuando la conducta es exigible de acuerdo a la
totalidad del ordenamiento, al orden público, la buena fe y el abuso del derecho. De esta manera,
se infringe el principio general de diligencia.
En el supuesto previsto en el artículo 1714 el juez puede dejar sin efecto, total o parcialmente, la
medida.
La Nación suprimió la sanción pecuniaria disuasiva o daño punitivo del CCC, con el fin de que la
autoridad de aplicación mantenga sus potestades, inhibiendo a la autoridad jurisdiccional de
resolver estas cuestiones. Se mantiene la punición excesiva, ya que su campo de aplicación se
extiende más allá de la supresión mencionada, quedando comprendidas otras sanciones civiles,
como las conminatorias y en materia de daño punitivo de la Ley 24.240.
Ley 24.240 – Art. 52 bis. Daño Punitivo. Al proveedor que no cumpla sus obligaciones legales o
contractuales con el consumidor, a instancia del damnificado, el juez podrá aplicar una multa civil
a favor del consumidor, la que se graduará en función de la gravedad del hecho y demás
circunstancias del caso, independientemente de otras indemnizaciones que correspondan.
Cuando más de un proveedor sea responsable del incumplimiento responderán todos
solidariamente ante el consumidor, sin perjuicio de las acciones de regreso que les correspondan.
La multa civil que se imponga no podrá superar el máximo de la sanción de multa prevista en el
artículo 47, inciso b) de esta ley.
Cabe concluir que se eliminó la sanción pecuniaria disuasiva en una forma más amplia que la
subsistente para el derecho del consumo, manteniendo la vigencia del artículo 52 bis de la
24.240, que lo denomina “daño punitivo”.
Función resarcitoria
Los presupuestos de la función resarcitoria son la antijuridicidad, factores de atribución, daño
sufrido y nexo causal.
Deber de reparar (art. 1716)
La violación del deber de no dañar a otro, o el incumplimiento de una obligación, da lugar a la
reparación del daño causado, conforme con las disposiciones de este Código.
Los orígenes de la distinción entre el incumplimiento contractual y el acto ilícito como fuente de la
responsabilidad pueden rastrearse hasta el Derecho Romano: la tradicional clasificación se
estructuró en torno a la distinción entre contractus y delicta. Los códigos decimonónicos
consagraron distintas normas a cada uno de los dos sectores.
Actualmente se afirma que la responsabilidad civil es un fenómeno unitario, sin perjuicio de
algunas diferencias de regulación entre las esferas contractual y extracontractual. Es decir,
comparten la misma finalidad de resarcir todo daño injustamente sufrido, y los mismos elementos
(antijuridicidad, daño, relación causal y factor de atribución).
El CCC establece que, cualquiera sea la fuente del deber de reparar el daño (la violación del
deber general de no dañar [extracontractual], o el incumplimiento obligacional [contractual]), la
responsabilidad se rige, en principio, por las mismas reglas.
Sin embargo, unificar la responsabilidad no implica diluir la distinta estructura del contrato y el
hecho ilícito, sino fusionar las consecuencias de ambos, sometiéndolas generalmente a las
mismas reglas.
Antijuridicidad (Art. 1717)
Cualquier acción u omisión que causa un daño a otro es antijurídica si no está justificada.
Es antijurídico todo hecho que daña, salvo que exista una causa de justificación, sin necesidad de
prohibición legal expresa en cada caso (antijuridicidad material).
El fundamento actual de la antijuridicidad gira en torno al deber general de no dañar, que está
expresamente previsto. En el código derogado, este elemento era formal y subjetivo, porque se
requería que el hecho dañoso estuviera “expresamente prohibido por leyes ordinarias,
municipales o reglamentos de policía” y que los agentes obraran con dolo, culpa o negligencia.
El CCC consagra una antijuridicidad objetiva y material, siendo antijurídica cualquier acción u
omisión que causa daño sin justificación. A diferencia del Derecho Penal, el ilícito civil es atípico,
ya que no es necesario que la ley describa en cada caso la conducta prohibida.
Es decir, la antijuridicidad es independiente del factor de atribución: tan ilícito es un hecho dañoso
doloso o culposo como el de una cosa riesgosa o viciosa, o el incumplimiento dañoso de una
obligación de resultado. También es antijurídico el acto involuntario que causa daño, dado que
infringe el deber general de no dañar, aunque la indemnización se discierna por razones de
equidad.
Con respecto a la omisión antijurídica, el Código estructura la cuestión del ilícito omisivo sobre la
base de dos directivas. En primer lugar, también en materia de omisiones la antijuridicidad es
material o atípica, ya que basta con la violación del deber general de no dañar. Podrá decirse que
habrá un deber de actuar para evitar daños cuando la abstención pueda configurar un abuso del
derecho de no actuar.
El hecho de que el Código contemple la antijuridicidad como un elemento de la responsabilidad
civil no implica excluir la posibilidad de que pueda existir responsabilidad por actos lícitos. Más
allá de los casos de Responsabilidad del Estado por su accionar lícito, se prevén algunas en el
derecho privado, como los daños causados en estado de necesidad, que pese a mediar
justificación que quita antijuridicidad, generan la obligación de reparar en la medida en la que el
juez lo considere equitativo.
Legítima defensa, estado de necesidad y ejercicio regular de un derecho (art. 1718)
Está justificado el hecho que causa un daño:
a) En ejercicio regular de un derecho. Por ejemplo, los daños sufridos por un comerciante como
consecuencia de que otro instala un negocio del mismo ramo cerca del suyo, los del deudor a raíz
de que su acreedor embarga y remata sus bienes, etc. Tiene como límite el abuso del derecho,
que se configura cuando este no es ejercido dentro de los fines del ordenamiento jurídico, la
buena fe, moral y buenas costumbres.
b) En legítima defensa propia o de terceros, por un medio racionalmente proporcionado, frente a
una agresión actual o inminente, ilícita y no provocada; el tercero que no fue agresor ilegítimo y
sufre daños como consecuencia de un hecho realizado en legítima defensa tiene derecho a
obtener una reparación plena;
c) Estado de necesidad. Para evitar un mal, actual o inminente, de otro modo inevitable, que
amenaza al agente o a un tercero, si el peligro no se origina en un hecho suyo; el hecho se halla
justificado únicamente si el mal que se evita es mayor que el que se causa. En este caso, el
damnificado tiene derecho a ser indemnizado en la medida en que el juez lo considere equitativo
(responsabilidad por actos lícitos).
Asunción de riesgos (art. 1719)
La exposición voluntaria por parte de la víctima a una situación de peligro no justifica el hecho
dañoso ni exime de responsabilidad a menos que, por las circunstancias del caso, ella pueda
calificarse como un hecho del damnificado que interrumpe total o parcialmente el nexo causal. La
única excepción es cuando la aceptación de riesgos pueda calificarse como un hecho del
damnificado que interrumpe total o parcialmente el nexo causal. En este caso, la exoneración no
Para que opere la interrupción del nexo de causalidad basta con el simple hecho de la víctima, sin
que sea necesario que ese hecho sea culpable. Sin embargo, hay casos en los que la ley y el
contrato disponen que debe mediar culpa o dolo de la víctima, como en los casos de
damnificados en situación de vulnerabilidad. Por ejemplo, la Ley Nacional de Tránsito: “El peatón
goza del beneficio de la duda y presunciones en su favor, en tanto no incurra en graves
violaciones a las reglas de tránsito”.
Caso fortuito. Fuerza mayor (art. 1730)
Se considera caso fortuito o fuerza mayor al hecho que no ha podido ser previsto o que, habiendo
sido previsto, no ha podido ser evitado. El caso fortuito o fuerza mayor exime de responsabilidad,
excepto disposición en contrario. Este Código emplea los términos “caso fortuito” y “fuerza mayor”
como sinónimos.
La inevitabilidad es un factor fundamental, ya que aun habiendo sido previsto el hecho, si no ha
podido ser evitado, también constituye un caso de fuerza mayor. El daño no debe haber sido
facilitado por la culpa del responsable, y no debe constituir una contingencia propia del riesgo de
la cosa o de la actividad.
El caso fortuito obsta la imputación causal del resultado al demandado, y por lo tanto no surge
responsabilidad alguna a su cargo. Existen algunas excepciones, como la asunción contractual de
la fuerza mayor. También la ley a veces dispone que no libere el caso fortuito ordinario, exigiendo
eximentes calificadas. Es el caso que requiere que, para eximir al hotelero, el daño haya sido
causado por caso fortuito o fuerza mayor ajena a la actividad hotelera.
Hecho de un tercero (art. 1731)
Para eximir de responsabilidad, total o parcialmente, el hecho de un tercero por quien no se debe
responder debe reunir los caracteres del caso fortuito.
La eximente se configura con el hecho de un tercero extraño, no dependiente o subordinado del
sindicado como responsable, que con su intervención hace imposible la ejecución o provoca el
daño, en forma exclusiva o excluyente. Únicamente libera de responsabilidad si reúne los
caracteres del caso fortuito, siendo imprevisible o inevitable para el sindicado como responsable,
además de exterior a él, al riesgo de la cosa de la que es dueño o guardián, o a la actividad que
explota.
Si el hecho del tercero concurre causalmente con el del demandado, ambos responderán por el
total de la indemnización frente a la víctima.
Imposibilidad de cumplimiento (art. 1732)
El deudor de una obligación queda eximido del cumplimiento, y no es responsable, si la obligación
se ha extinguido por imposibilidad de cumplimiento objetiva y absoluta no imputable al obligado.
La existencia de esa imposibilidad debe apreciarse teniendo en cuenta las exigencias de la buena
fe y la prohibición del ejercicio abusivo de los derechos.
Dicha imposibilidad debe ser:
• Sobrevenida. Acaecida con posterioridad al nacimiento del vínculo obligatorio.
• Objetiva. Constituida por un impedimento inherente a la prestación en sí. Es subjetiva cuando
se relaciona con condiciones personales o patrimoniales del deudor, salvo que se relacionen
directamente con la prestación en sí misma.
• Absoluta. La prestación no puede ser cumplida de modo alguno, lo que contrasta con la
relativa, en la que el cumplimiento sería posible, pero más gravoso para el deudor. El juez debe
evaluar si para cumplir es necesario desplegar medios anormales o excepcionales ajenos al
programa de prestación, o si implicaría peligro para la vida, salud y convicciones religiosas del
deudor, de modo tal que no sería razonable exigir su cumplimiento.
• Definitiva. La meramente transitoria podrá eximirlo de responsabilidad por el daño moratorio,
salvo en los casos en los que el plazo sea esencial o la demora frustra el interés del acreedor de
modo irreversible, que autorizan a hablar de un incumplimiento absoluto que produce los mismos
efectos.
• No imputable al obligado.
Si la imposibilidad reúne los caracteres enumerados, la obligación se extingue y el deudor se
libera de responsabilidad. En cambio, si es producida por culpa del deudor, la obligación modifica
su objeto y se convierte en la de pagar una indemnización de los daños causados.
Responsabilidad por caso fortuito o por imposibilidad de cumplimiento (art. 1733)
Aunque ocurra el caso fortuito o la imposibilidad de cumplimiento, el deudor es responsable en los
siguientes casos:
a) Si ha asumido el cumplimiento, aunque ocurra un caso fortuito o una imposibilidad;
b) Si de una disposición legal resulta que no se libera por el caso fortuito o por imposibilidad de
cumplimiento;
c) Si está en mora, a no ser que esta sea indiferente para la producción del caso fortuito o de la
imposibilidad de cumplimiento; (Uno de los efectos de la mora es la traslación de los riesgos de
una prestación, que a partir de ese momento pasan a estar en cabeza del deudor incumplidor,
salvo que el deudor demuestre que el estado de mora fue indiferente para la producción de la
imposibilidad de pago)
d) Si el caso fortuito o la imposibilidad de cumplimiento sobrevienen por su culpa (es el caso, por
ejemplo, del deudor que, en vez de guardar en el establo al animal que debía entregar al
acreedor, lo deja a la intemperie, como consecuencia de lo cual muere al ser alcanzado por un
rayo en medio de una fuerte tormenta.);
e) Si el caso fortuito y, en su caso, la imposibilidad de cumplimiento que de él resulta, constituyen
una contingencia propia del riesgo de la cosa o la actividad (Así, la falla en los frenos de un
automotor debido a un defecto de fabricación puede ser imprevisible e irresistible para su
conductor, pero no lo exime de responsabilidad frente a la tercera víctima del accidente de
tránsito, por tratarse de una contingencia propia del riesgo que representa la circulación
automotriz.);
f) Si está obligado a restituir como consecuencia de un hecho ilícito.
el resarcimiento de las ganancias dejadas de percibir durante el tiempo que haya demandado la
curación de la víctima.
La cuantía por incapacidad sobreviniente no debe ceñirse a cálculos matemáticos herméticos,
sino que debe fijarse sujeta al prudente arbitrio judicial, ponderando la importancia de las
lesiones, la edad de la víctima, la repercusión en una futura actividad productiva, etc.
Acumulabilidad del daño moratorio (art. 1747)
El resarcimiento del daño moratorio es acumulable al del daño compensatorio o al valor de la
prestación y, en su caso, a la cláusula penal compensatoria, sin perjuicio de la facultad
morigeradora del juez cuando esa acumulación resulte abusiva.
El CCC establece una regla general para la unificación de las dos esferas de la responsabilidad, y
una regulación especial para el cumplimiento de la prestación comprometida mediante un
contrato.
Daño compensatorio es el que deriva del incumplimiento total y definitivo de la prestación, que
convertían la prestación originaria en indemnización de daños y perjuicios. Por ejemplo, en caso
de imposibilidad objetiva, absoluta y definitiva producida por caso fortuito o fuerza mayor se
extingue la obligación sin responsabilidad, pero si la imposibilidad obedece a causas imputables
al deudor la obligación modifica su objeto y se convierte en la de pagar una indemnización por los
daños causados. Estos son los daños compensatorios.
La indemnización por dichos daños no puede acumularse a la ejecución efectiva de la prestación.
Por ello en caso de inejecución definitiva de la obligación por causas imputables al deudor debe el
valor de la prestación frustrada (cumplimiento por equivalente) más los daños del incumplimiento
(daños compensatorios).
Por otra parte, el daño moratorio es el que resulta de la mora del deudor en el cumplimiento de la
obligación, y es acumulable a la indemnización por la prestación principal, generalmente mediante
el pago de intereses a partir de la constitución en mora.
El artículo sienta la directiva de la acumulabilidad de los distintos tipos de daños con el límite
derivado de su abusividad. De modo que al daño moratorio se le puede adicionar el daño
compensatorio, el valor de la prestación principal y la cláusula penal, pero en todos los casos
opera la facultad judicial de morigerar si es abusivo.
Curso de los intereses (art. 1748)
El curso de los intereses comienza desde que se produce cada perjuicio.
El devengamiento de intereses permite, mediante la indemnización moratoria, atender al tiempo
transcurrido desde que el damnificado efectuó o pagó los daños materiales, es decir, desde que
se produjo el daño o realizó los desembolsos y hasta el momento de su pago cancelatorio,
computándose la fecha de producción de cada perjuicio. La sentencia y la modalidad de pago de
una suma total a la época del dictado de la sentencia permiten computar e incluir el cálculo del
daño futuro, por ejemplo el lucro cesante o la incapacidad permanente del damnificado. También
son importantes las pautas que imponen los códigos procesales locales.
Algunas reglas aplicables para la época de fijación del curso de los intereses son las siguientes:
- Cuando se trata de daño moral, por lo general, el perjuicio se produce desde el hecho lesivo;
- Para los gastos pasados, que son daños patrimoniales indirectos, los intereses se devengan
desde que se efectuó cada gasto;
- Para gastos pasados que son daños patrimoniales directos (destrucción de automóvil), desde
que se produjo el hecho;
-En las obligaciones con fuente en hechos ilícitos, desde que se produjo el daño.
Responsabilidad directa
Sujetos responsables (art. 1749)
Es responsable directo quien incumple una obligación u ocasiona un daño injustificado por acción
u omisión.
De acuerdo al hecho que genera el deber de reparar, la responsabilidad se clasifica en directa en
indirecta. Mientras que en este segundo caso se es responsable por el hecho de otro, en el
primero se responde por el hecho propio, siendo la obligación de reparar impuesta a quien causó
el daño por su acción u omisión.
El incumplimiento de una obligación también da lugar a responsabilidad directa porque, en virtud
del efecto relativo de las obligaciones y los contratos, el incumplimiento, cualquiera sea el hecho
que lo materialice, es siempre imputable al deudor.
Si el deudor asumió una obligación de medios, comprometiendo simplemente un plan de
conducta diligente, tendiente a satisfacer el interés del acreedor, entonces la configuración del
incumplimiento requiere la prueba de su culpa. Si comprometió un resultado, responde
independientemente de su culpa. En la responsabilidad contractual, el análisis no se centra en el
hecho que daña, sino en el incumplimiento, que siempre es imputable al deudor y no, por
ejemplo, a los terceros de los que se sirve para su ejecución.
El segundo caso de responsabilidad directa abarca los daños que causa una persona por su
acción u omisión (responsabilidad extracontractual).
Daños causados por actos involuntarios (art. 1750)
El autor de un daño causado por un acto involuntario responde por razones de equidad. Se aplica
lo dispuesto en el artículo 1742.
El acto realizado por quien sufre fuerza irresistible no genera responsabilidad para su autor, sin
perjuicio de la que corresponde a título personal a quien ejerce esa fuerza. En tales casos el
sujeto es reducido al estado de mero instrumento pasivo de otro, razón por la cual no puede
hablarse de acto. La acción no puede ser imputada al agente aparente, sino al real. Es por ello
que este supuesto queda fuera del resarcimiento de equidad.
Pluralidad de responsables (art. 1751)
Si varias personas participan en la producción del daño que tiene una causa única, se aplican las
reglas de las obligaciones solidarias.
Las obligaciones de solidaridad pasiva son aquellas en las que existe una pluralidad de deudores
y un solo acreedor por la misma causa, de forma tal que el accipiens podrá reclamar a cualquiera
de los deudores el pago íntegro de la deuda. El pago por parte de uno de los codeudores
extingue la obligación respecto de todos. A su vez, la confusión entre el acreedor y uno de los
deudores solidarios solo extingue la cuota de la deuda que corresponde a él, subsistiendo la
obligación y su carácter solidario. Ejemplos de esto son los supuestos en los que media una
actividad peligrosa de un grupo, o cuando no es posible establecer quién de un grupo
determinado ha ocasionado el daño.
Si la pluralidad deriva de causas distintas, se aplican las reglas de las obligaciones concurrentes.
Por ejemplo, la responsabilidad del principal por el hecho del dependiente, el dueño o guardián de
una cosa viciosa o riesgosa junto al conductor del automóvil o quien operaba la cosa de su
propiedad o bajo su cuidado.
La regla que emana de esta norma es una consecuencia del concepto de obligación solidaria y
concurrente, pues, mientras la primera se caracteriza por tener una misma fuente, en las
obligaciones concurrentes existe una pluralidad de obligaciones que coinciden en su objeto.
Se incluye a todos los autores (quienes llevan a cabo el hecho ilícito, o toman parte en su
realización) como a los consejeros (sin ser partícipes, estimulan la comisión del hecho) y
cómplices (prestan a los autores colaboración antes o después de la comisión del hecho).
Para que uno de los sindicados como autores del daño pueda exonerarse invocando el hecho de
un tercero, es preciso que ese otro hecho revista los caracteres del caso fortuito para su
exoneración total. El hecho del tercero que no reúne los caracteres del caso fortuito no exonera,
ni siquiera parcialmente, al sindicado como responsable.
Esto constituye una excepción al principio de simple mancomunación, según el cual la solidaridad
no se presume, y debe surgir del título constitutivo de la obligación o de la ley.
Encubrimiento (art. 1752)
El encubridor responde en cuanto su cooperación ha causado daño.
El encubrimiento se configura cuando, sin haber prestado ayuda al autor del hecho ilícito, el
sujeto, después de la comisión del delito, ayuda al autor a eludir las investigaciones de la
autoridad, o a sustraerse de la acción de ella, u omite denunciar el hecho, encontrándose
obligado a hacerlo.
No en todos los casos quien actúa como encubridor debe responder por el perjuicio ocasionado,
sino solo cuando su accionar ha cooperado en la producción del daño que sufrió el damnificado,
pues es su aporte causal lo que lo obliga a responder.
No responderá solidariamente con los autores del hecho ilícito, pues debe responder por los
daños ocasionados por su propio hecho, que es independiente de la obligación del autor principal.
Se aplicarán las reglas correspondientes a las obligaciones concurrentes, por ser la causa fuente
diferente.
BOLILLA 17
Responsabilidad por el hecho de terceros
Responsabilidad del principal por el hecho del dependiente (art. 1753)
El principal responde objetivamente por los daños que causen los que están bajo su dependencia
o las personas de las cuales se sirve para el cumplimiento de sus obligaciones, cuando el hecho
dañoso acaece en ejercicio (durante el desarrollo de la actividad encomendada) o con ocasión
(cuando el hecho dañoso únicamente pudo ser ejecutado por el dependiente en tal calidad y por
mediar esas funciones, con motivo de esas funciones) de las funciones encomendadas.
La relación de dependencia se configura siempre que el autor del daño haya dependido para su
accionar de la autorización del principal. Se requiere un virtual poder de dar órdenes y organizar
la tarea del dependiente y que este último actúe en interés del principal.
La falta de discernimiento del dependiente no excusa al principal, quien deberá igualmente
resarcir el menoscabo sufrido por la víctima.
El dependiente podrá responder por razones de equidad; la responsabilidad del principal es
concurrente con la del dependiente.
Los daños causados por animales, cualquiera sea su especie, quedan comprendidos en el
artículo 1757 “hecho de las cosas y actividades riesgosas”. La caga de prueba incumbe a la
víctima y se acepta toda clase de pruebas.
Los legitimados pasivos son el dueño y el guardián, se incluye dentro de guardián a los
profesionales que tienen al animal para la actividad vinculada a su profesión (veterinario,
paseador de perros, etc.).
Si se trata de animales registrados el propietario inscripto será su dueño, en caso contrario, la
posesión determina la calidad de dueño.
En caso de condominio de animales, los condóminos son obligados solidarios por la copropiedad
del animal. Para los daños causados por un grupo de animales, con dueños o guardianes
diferentes, se aplican las reglas de la responsabilidad colectiva, por lo que quedan obligados
solidariamente y sujetos a las eximentes expresas que varían si se trata de autoría anónima (se
libera demostrando que no contribuyó a la producción del daño) o de actividad peligrosa del grupo
(se libera probando que no integraba el grupo).
El tercero también será responsable si con su conducta creó el riesgo o provocó la reacción del
animal que causó el daño, además de actuar culposa o dolosamente al apoderarse o usar el
animal sin consentimiento del propietario.
Responsabilidad colectiva y anónima
Cosa suspendida o arrojada
Si de una parte de un edifico cae una cosa, o si esta es arrojada, los dueños y ocupantes de
dicha parte responden objetiva y solidariamente por el daño que cause. Se incluye toda persona
que habite el inmueble, ya sea un locatario, usufructuario, poseedor, comodatario, depositario,
etc; esta referencia al ocupante no excluye la responsabilidad del dueño.
Quedan excluidos de la responsabilidad aquellos que habiten o sean dueños de otros sectores.
Por ejemplo, si cae una maceta en la vereda, responderán los dueños u ocupantes de las
unidades que den al frente del edificio.
Se presume (iuris tantum) que todos los dueños u ocupantes de la parte del edificio de la que
cayó la cosa son autores del daño, pudiendo acreditar que no han participado en la producción
del perjuicio.
En caso de un edificio sometido al régimen de propiedad horizontal, únicamente procede
demandar al consorcio si la cosa en cuestión tenía carácter de común o provino de un sector
común. Sin embargo, ante la falta de identificación del lugar de donde provino, la demanda contra
el consorcio también sería procedente en la medida en que haya partes comunes que den al
sector de donde la cosa cayó o fue arrojada.
Autor anónimo (art. 1761)
Si el daño proviene de un miembro no identificado de un gripo determinado responden
solidariamente todos sus integrantes. Es necesario que exista un grupo, definido como una
pluralidad de personas que conforman un conjunto definible sobre la base de alguna
característica común. Determinada su existencia es preciso que exista un nexo entre éste y el
daño, estando entre sus miembros el autor o autores que no han podido ser individualizados.
Una vez determinados estos elementos la ley presume iuris tantum la relación causal, e imputa la
autoría a todos los integrantes del grupo, quienes responden solidariamente. Cada uno de los
miembros puede probar que no contribuyó a la producción del perjuicio como eximente.
BOLILLA 18
Supuestos especiales de responsabilidad
Responsabilidad de la persona jurídica (art. 1763)
La persona jurídica responde por los daños que causen quienes la dirigen o administran en
ejercicio o con ocasión de sus funciones. En cuanto al factor de atribución, en estos casos es la
garantía, pues la persona jurídica carece de yoda subjetividad, lo que torna inútil valorar su
voluntad o culpa. Se trata de un supuesto de responsabilidad OBJETIVA.
Inaplicabilidad de normas. Responsabilidad del Estado
Las disposiciones del Capítulo I de este Título no son aplicables a la responsabilidad del Estado
de manera directa ni subsidiaria. La responsabilidad del Estado se rige por las normas y principios
del derecho administrativo nacional o local según corresponda.
En 2014 se promulgó la ley 26944 de Responsabilidad del Estado en el ámbito nacional, que
establece que dicha normativa rige la responsabilidad de los entes públicos por los daños que su
actividad o inactividad produzca a los bienes o derechos de las personas. La responsabilidad de
la administración es objetiva y directa, y se encuentra sustentada en la idea de falta de servicio,
más allá de la eventual responsabilidad que le quepa al dependiente.
Para que se configure la responsabilidad del Estado por su accionar ilícito debe existir:
- daño cierto;
- imputabilidad material de la actividad o inactividad a un órgano estatal;
- Relación de causalidad adecuada entre la actividad o inactividad del órgano y el daño cuya
reparación se persigue;
- Falta de servicio;
En cuanto a la responsabilidad por el accionar lícito, debe configurarse:
- Daño cierto;
- Imputación a una actividad de un órgano estatal;
- Relación directa, inmediata y exclusiva entre la actividad estatal y el daño;
- Inexistencia de un deber jurídico de soportar el daño;
- La persona dañada debe haber sufrido un sacrificio especial, diferenciado del que sufre el
resto de la comunidad.
El fundamento de la obligación del Estado de resarcir ciertos daños causados por su actividad
lícita se encuentra en el beneficio que toda la comunidad recibe de las acciones que la
administración promueve en el interés general, y cuyas consecuencias eventualmente dañosas es
injusto que sean soportadas exclusivamente por un individuo o un grupo limitado, por lo que
deben distribuiré en toda la comunidad, a fin de restablecer la garantía de igualdad.
Responsabilidad del funcionario y del empleado público (art.1766)
Los hechos y las omisiones de los funcionarios públicos en el ejercicio de sus funciones por no
cumplir sino de manera irregular las obligaciones legales que les están impuestas se rigen por las
normas y principios del derecho administrativo nacional o local, según corresponda.
Como funcionario público se entiende a todo aquel que ejerce una función pública, de facto o de
iure, si presta los servicios en forma onerosa o gratuita, los realiza de forma permanente,
temporaria o accidental.
En la jurisdicción nacional resulta aplicable la ley 26944 de Responsabilidad Estatal, que
establece que los funcionarios y agentes públicos responderán por los daños que ocasionen por
el ejercicio irregular de sus funciones, siempre que hayan actuado con dolo o culpa.
Siempre que el accionar del funcionario público se vincule con el ejercicio de la función, se regirá
por las normas del derecho administrativo.
Responsabilidad de los establecimientos educativos (art. 1767)
El titular (entendiéndose éste como aquel que organiza el sistema de educación, quien emprende
el servicio educativo) de un establecimiento educativo responde por el daño causado o sufrido por
sus alumnos menores de edad cuando se hallen o deban hallarse bajo el control de la autoridad
escolar.
En cuanto al ámbito espacial de la norma, el titular del establecimiento deberá responder, por un
lado, si el daño se ha producido dentro de él, pues en estos supuestos debe presumirse que
sucedió mientras el alumno se encontraba bajo el control de la autoridad educativa. A la misma
conclusión habrá de arribarse si el perjuicio, si bien ocurrió fuera de la institución, tuvo su causa
dentro de ella. La responsabilidad del legitimado pasivo no cesa cuando el daño se produce fuera
del establecimiento educativo, en aquellos supuestos en que el educando debía estar bajo control
de la autoridad de enseñanza.
El establecimiento educativo debe contratar un seguro de responsabilidad civil, de acuerdo a los
requisitos que fije la autoridad en materia aseguradora. Es tarea de la autoridad administrativa
asegurar este deber por parte de las instituciones en cuestión, pues la falta de contralor puede
conducir a que los damnificados se vean impedidos de percibir el resarcimiento correspondiente.
La responsabilidad será OBJETIVA, siendo el factor de atribución la garantía, pues el titular del
establecimiento asegura la indemnidad de los menores que concurren a aprender, como así
también que los educandos no ocasionarán daños a terceros mientras se encuentren bajo su
cuidado. Sin embargo, dicha responsabilidad objetiva es agravada, pues solo puede eximirse
acreditando caso fortuito o fuerza mayor. No podrá eximirse acreditando el hecho del damnificado
o de un tercero, salvo que constituyan un hecho imprevisible e inevitable. Tampoco podrán
invocar el caso fortuito cuando este constituya una contingencia propia de la actividad que se
desarrolla.
Los establecimientos públicos quedan excluidos del ámbito de la norma, y la responsabilidad del
Estado en tales casos se regirá por las reglas específicas que establece la ley de
Responsabilidad estatal y las disposiciones del Código relativa a la misma. Tampoco se aplica a
los establecimientos de educación superior o universitaria.
Profesionales liberales (art. 1768)
Se considera profesionales liberales únicamente a quienes requieren título universitario para el
ejercicio de su actividad y realizan una tarea de índole predominantemente intelectual. La
actividad de profesional liberal está sujeta a las reglas de las obligaciones de hacer.
Estos responden subjetivamente por el daño ocasionado, salvo que se hayan comprometido a un
resultado. La responsabilidad es subjetiva cuando se comprometió a realizar una actividad con la
diligencia adecuada y agravada, sin perjuicio que satisfaga el interés del acreedor o no.
No resultan aplicables a los profesionales liberales las normas referidas a la responsabilidad por
el hecho de las cosas y actividades riesgosas. Si esta limitación no existiese con respecto a las
cosas de las cuales se sirve el experto, entonces su actividad recaería en alguno de estos
supuestos, ya sea por las cosas que utiliza, la índole de la actividad, etc y respondería
objetivamente. Sin embargo, la norma trae una excepción para los casos en los que el daño es
ocasionado no ya por el riesgo de la cosa o de la actividad, sino por el vicio de aquella. Es
necesario que presente un defecto que erija en causa adecuada del daño, por lo que se aplicaría
el art. 1757.
La actividad del profesional liberal no está comprendida en la responsabilidad por actividades
riesgosas previstas en el art. 1757, lo cual no impide hacer valer una responsabilidad objetiva de
la clínica, del fabricante del producto o de cualquier otra persona que resulte dueña o guardiana
de la cosa riesgosa, o despliegue una actividad peligrosa.
Accidentes de tránsito (art. 1769)
Los artículos referidos a la responsabilidad derivada de la intervención de cosas se aplican a los
daños causado por la circulación de vehículos. Estos siniestros viales se guían por las siguientes
pautas generales:
- El riesgo creado regula la responsabilidad civil por el hecho de las cosas y constituye principio
rector en la materia.
- Pesan presunciones concurrentes de responsabilidad sobre el dueño y el guardián.
- Incumbe al legitimado pasivo (dueño o guardián) acreditar la concurrencia de eximentes.
- La inobservancia de las reglas de tránsito no basta eximir de responsabilidad al conductor, ni
tampoco implica necesariamente responsabilidad. Ambas son presunciones, en cada caso es
necesario verificar las circunstancias integrales, la incidencia de las normas de tránsito y de
los principios generales de la responsabilidad civil.
- La culpa incide como solo como factor de atribución de responsabilidad del dueño o guardián
demandado, sino como eximente de responsabilidad en el hecho de la víctima o de un tercero
por el que no debe responder.
- La culpa y presunciones legales de responsabilidad de la reglamentación del tránsito operan
como eximentes subjetivas (culpa de la víctima o de un tercero) y se añaden al riesgo creado
por el dueño o guardián.
Son legitimados activos para reclamar la indemnización por los daños sufridos el dueño o
propietario registral, el propietario no registral, el tenedor, el poseedor de buena fe, el usuario del
automóvil.
Son legitimados pasivos el dueño o el propietario registral, el guardián, el autor del hecho y otros
responsables indirectos como el principal por el hecho del dependiente o el padre o tutor por el
hecho del hijo o pupilo.
Protección de la vida privada (art. 1770)
El que arbitrariamente se entromete en la vida ajena y publica retratos, difunde correspondencia,
mortifica en sus costumbres o sentimientos, o perturba de cualquier modo su intimidad, debe ser
obligado a cesar en tales actividades, si antes no cesaron, y a pagar una indemnización que debe
fijar el juez, de acuerdo con las circunstancias. Además, a pedido del agraviado, puede ordenarse
la publicación de la sentencia en un diario o periódico del lugar, si esa medida es procedente para
una adecuada reparación.
El ejercicio de la acción no se transmite a herederos, pero los sucesores pueden invocar un daño
propio por la lesión a la intimidad del muerto, La responsabilidad puede ser directa y por hecho
propio, o indirecto por los dependientes. El factor de atribución es SUBJETIVO, fundado en la
culpa o dolo.
Acusación calumniosa (art.1771)
La acusación calumniosa consiste en la falsa imputación de un delito denunciado por querella o
denuncia. Se configura cuando se formula ante la autoridad competente mientras que la simple
de calumnia no requiere querella o denuncia y basta con la falsa imputación de un delito doloso.
En los daños causados por una acusación calumniosa, solo se responde por dolo o culpa grave.
El denunciante o querellante responde por los daños derivados de la falsedad de la denuncia o de
la querella si se prueba que no tenía razones justificables para creer que el damnificado estaba
implicado.
Para que exista acusación calumniosa deben concurrir los siguientes presupuestos:
-Denuncia o querella por un delito ante la autoridad;
-Falsedad de la misma;
-Previsión de la conducta delictiva imputada penalmente. Es requisito que el imputado
penalmente por la acusación calumniosa sea sobreseído en la causa que se le promovió a raíz de
aquella. El denunciante o querellante responde por la falsedad de la denuncia siempre que se
pruebe que no tenía razones para creer que el acusado estaba implicado, sancionándose la
acusación imprudente realizada con negligencia grave o dolosamente.
Daño ambiental (art. 1772)
Ley 25675, Ley General de Ambiente (sancionada el 6/11/2002)
Las normas de esta ley regirán los hechos o actos jurídicos, lícitos o ilícitos que, por acción u
omisión, causen daño ambiental de incidencia colectiva. Se define al daño ambiental como toda
alteración relevante que modifique negativamente el ambiente, sus recursos, el equilibrio de los
ecosistemas, o los bienes o valores colectivos (art.27).
El que cause el daño ambiental será OBJETIVAMENTE responsable de su restablecimiento al
estado anterior a su producción. En caso de que no sea técnicamente factible deberá realizar una
indemnización sustitutiva que será depositada en el Fondo de Compensación Ambiental que se
crea por la presente (art.28). Solo podrá eximirse de la responsabilidad acreditando culpa
exclusiva de la víctima o de un tercero por quien no debe responder.
Las responsabilidades civiles o penales son independientes de la administrativa. Se presume iuris
tantum la responsabilidad del autor del daño ambiental, si existen infracciones a las normas
administrativas (art.29).
Los legitimados activos, para obtener la recomposición del ambiente dañado, son el afectado, el
Defensor del Pueblo, y las asociaciones no gubernamentales de defensa ambiental, conforme lo
prevé el art. 43 de la CN, y el Estado nacional, provincial o municipal. Deducida la demanda de
daño ambiental colectivo por alguno de los titulares señalados, no podrán interponerla los
restantes, los cuales pueden intervenir como terceros. Sin perjuicio de esto, toda persona podrá
solicitar, mediante acción de amparo, la cesación de actividades generadoras de daño ambiental
colectivo (art. 30).
Si en la comisión del daño ambiental colectivo hubieren participado dos o más personas, o no
fuere posible la determinación precisa, todos serán solidariamente responsables de la reparación
frente a la sociedad, sin perjuicio del derecho de repetición entre sí para lo que el juez
interviniente podrá determinar el grado de responsabilidad de cada persona responsable. En el
caso de que el daño sea producido por personas jurídicas, la responsabilidad se hará extensiva a
sus autoridades y profesionales, en la medida de su participación.
Las normas ambientales son de orden público y no son susceptibles de negociación o renuncia
entre particulares; por su explícita fuente constitucional tampoco el Estado puede soslayar su
cumplimiento consagrando excepciones particulares o provocando derogaciones singulares de
disposiciones de alcance general.
Ejercicio de las acciones de responsabilidad
Daños causados a cosas o bienes. Sujetos legitimados (art. 1772)
La reparación del menoscabo a un bien o una cosa puede ser reclamado (legitimación activa) por:
a) El titular de un derecho real sobre la cosa o bien;
b) El tenedor y el poseedor de buena fe de la cosa o bien.
No se trata de una acción real que surja del derecho de dominio, sino una acción personal. No se
vincula con el derecho que el perjudicado tiene sobre la cosa destruida, sino con el resarcimiento
del daño que sufrió por la lesión a su interés ante la desaparición o deterioro de la cosa, sin
perjuicio de cual sea el derecho que le correspondía sobre ella.
Acción contra el responsable directo o indirecto (art.1773)
La víctima (legitimado activo) está facultado para dirigir su acción contra el responsable directo
del hecho ilícito, como así también contra quien se encuentre obligado a responder en forma
indirecta por el daño ocasionado.
Serán responsables directos el que haya incumplido la obligación u ocasionado un daño
injustificado por acción u omisión.
Serán responsables indirectos quienes, sin ser autores del menoscabo, se encuentres obligados
a resarcir civilmente el daño ocasionado (principal por el hecho del dependiente, padres por los
hechos de los hijos, etc).
Acciones civil y penal
Interdependencia (art. 1774)
Es importante señalar que se establece el principio de la independencia entre la acción civil y
penal. Las acciones civil y penal resultantes del mismo hecho pueden ser ejercidas
independientemente. En los casos en los que el hecho dañoso configure al mismo tiempo un
delito de derecho criminal, la acción civil puede interponerse ante los jueces penales, conforme a
las disposiciones procesales o leyes especiales.
Suspensión del dictado de la sentencia civil (art.1775)
En caso de que cada acción sea deducida en la jurisdicción correspondiente, surge el riesgo del
dictado de sentencias contradictorias, con la consecuente afectación de la seguridad jurídica. Por
ello es que se consagra el principio de la prejudicialidad penal sobre la civil, de forma tal que no
podrá dictarse sentencia en esta última sede hasta tanto no ahya recaído un pronunciamiento
definitivo en la sede penal.
Esta suspensión se refiere a la sentencia, no al trámite. Aun no existiendo decisión definitiva en
sede penal el proceso civil podrá continuar su trámite, y la suspensión se producirá únicamente
en ocasión de dictarse el llamado de autos a sentencia. Para que proceda la acción debe:
-existir una acción penal en curso, es decir una acción penal que precede a la civil o es intentada
durante su curso;
-Ambas acciones deben nacer de un mismo hecho;
-Sentencia penal definitiva o sobreseimiento para que cese la suspensión.
Existen 3 supuestos de excepción a la suspensión de la acción civil:
1) Extinción de la acción penal (por ejemplo, fallecimiento del imputado, la amnistía, la
prescripción y la renuncia del agraviado);
2) Dilación excesiva del proceso penal que provoque, en los hechos, una frustración efectiva del
derecho a ser indemnizado;
3) Si la acción civil por reparación del daño está fundada en un factor objetivo de
responsabilidad, esta excepción encuentra su fundamento en el hecho de que, dejándose al
margen la posibilidad de que la condena civil recaiga con relación a la culpa o no del
demandado, se aleja el riesgo de sentencias contradictorias.
Condena penal (art. 1776)
El fallo penal hará cosa juzgada únicamente en cuanto a la existencia del hecho principal que
constituye el delito, y en cuanto a la culpa del condenado. De esta forma, no todas las
manifestaciones vertidas por el magistrado penal tendrán relevancia en el proceso de daños.
La sentencia penal no podrá ser revisada en sede civil respecto de la denominada imputación
objetiva, es decir, sobre la materialidad del hecho, su autoría, tipicidad y antijuricidad, Sin
embargo, la autoridad de la sentencia penal está restringida a las disposiciones que resulten
indispensables para determinar la solución al problema penal.
La decisión que se adopta en la sede punitiva se vincula con la conducta subjetivamente
reprochable de quien ha ocasionado el daño, pero no incluye una valoración del accionar de la
víctima. Es por ello que las manifestaciones que haya hecho el magistrado penal no impedirán al
demandado en el litigio civil invocar el hecho concurrente del dañado. Si el sentenciante penal no
se expidió sobre el hecho de la víctima, se puede reabrir el debate en sede civil.
Los efectos de la sentencia adoptada en sede penal no se restringen únicamente al condenado
en dicha jurisdicción, sino que aquella tiene incidencia también respecto del tercero civilmente
responsable, quien no podrá discutir ni la existencia del hecho principal no la culta del autor. Las
defensas del tercero serán solo las que se vinculen con su responsabilidad indirecta con relación
al autor material del hecho.
Inexistencia del hecho, de autoría, de delito o de responsabilidad penal (art. 1777)
Si la sentencia penal decide que el hecho no existió o que el sindicado como responsable no
participó, estas circunstancias no pueden ser discutidas en el proceso civil. También la decisión
absolutoria que se funda en la falta de autoría por aplicación de in dubio pro reo, Si la absolución
se funda en falta de prueba, no es vinculante para el juez civil.
Si la sentencia penal decide que un hecho no constituye delito penal o que no compromete la
responsabilidad penal del agente, en el proceso civil puede discutirse libremente ese mismo
hecho en cuanto generador de responsabilidad civil. Ciertas conductas que son insuficientes para
fundar la culpa desde el aspecto penal son adecuadas para determinar la negligencia civil. Es
importante que la antijuricidad civil, a diferencia de la penal es atípica.
Puede ser que la absolución se sustente en causa de justificaciones penales (ejemplo obediencia
debida, evitar un mal mayor, etc), en estos casos y toda vez que la ilicitud es la misma para todo
el ordenamiento jurídico, tendrá efectos de cosa juzgada en sede civil. Sin embargo, el juez
puede otorgar al damnificado una indemnización por razones de equidad.
Excusas absolutorias (art.1778)
Las excusas absolutorias penales no afectan a la acción civil, excepto disposición legal expresa
en contrario.
Las excusas absolutorias son determinados supuestos en los cuales el ordenamiento penal, pese
encontrarse configurados los presupuestos del tipo, considera pertinente eximir de punibilidad. Un
ejemplo de estas es el art. 116 del Código Penal “Cuando las injurias fueren recíprocas, el
tribunal podrá, según las circunstancias, declarar exentas de pena a las dos partes o a alguna de
ellas.”.
En estos supuestos el magistrado civil podrá establecer el resarcimiento de los daños
ocasionados a la víctima. Lo mismo ocurre con la exención de la responsabilidad de los
cónyuges, ascendientes, descendientes y afines en línea recta en materia de delitos contra la
propiedad.
Impedimentos de reparación del daño (art.1779)
Existen dos supuestos en los que resulta improcedente otorgar una indemnización a quien
promovió la acción de dalos y perjuicios, que son:
- La prueba de la veracidad de los hechos que fueron objeto de la denuncia que se imputa
calumniosa. Para que la denuncia pueda ser considerada calumniosa, debe ser falsa, ya sea por
el delito no fue cometido o porque el imputado no participó de él. Se faculta al demandado
civilmente por la denuncia calumniosa a probar la veracidad del hecho imputado a fin de obtener