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Cómo Practicar La Lectura Sin Odiar La Lectura PDF
Cómo Practicar La Lectura Sin Odiar La Lectura PDF
Durante años traté de buscar el modo de que los niños con TDAH que
apenas mantienen la atención en tareas que no les motivan y que tienen, además,
un trastorno comórbido de lectura, practicasen lo suficiente como para poder
obtener mejoras significativas. Encontré materiales de lectura, juegos de
ordenador y libro-juegos muy atractivos pero seguía teniendo dificultades para
engancharlos en una práctica prolongada. Así por ejemplo, encontré unos libros
extraordinarios del tipo de aquellos de “Elige tu propia aventura” en los que el niño
debe decidir tras leer cada capítulo o tras leer cada hoja a dónde quiere que se
dirija el personaje (“ Si quieres que suba al torreón vete a la página 24 pero si
quieres que baje al sótano, salta a la 15”). El libro incluía textos cortos con dibujos
muy atractivos y, en cada hoja, se planteaba un pequeño reto que resolver: buscar
dos fantasmas iguales o seguir las baldosas de un color para resolver un laberinto,
por poner algunos ejemplos. Superado el juego que plantea cada hoja, los chicos
podían saltar de una parte del libro a otra hasta dar con la página final en la que se
resolvía toda la historia. Estos libros de Ediciones B resultaban muy adecuados
para niños capaces de leer 3 pequeños textos sin saturarse (de otro modo la
actividad no sería divertida). La primera reacción de los chicos ante estos libros
fue espectacular, de pronto parecían amar la lectura y se mantenía leyendo hasta
una hora sin pestañear. Ni que decir tiene que a las madres les faltó tiempo para ir
a adquirir 4 ó 5 libros de esa misma colección. La decepción llegó cuando los
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Curso Trastornos por déficit de atención y del Comportamiento
Materiales para la prevención del fracaso escolar en el TDAH
chicos, a los tres días, dejaron de interesarse por ellos. ¿Cuál fue el error? Dejar
que se saturasen. Si bien los niños podían elegir a qué pagina ir, sólo había un
camino correcto que les llevase al final de la historia así que, con frecuencia, sus
elecciones acababan en la primera página y tenían que empezar de nuevo.
Moraleja: debemos cuidar la motivación y dejar al niño siempre con ganas de
volver a coger el libro al día siguiente.
Debía ahora resolver cómo mantener a los niños motivados para la práctica
prolongada. Caí en la cuenta, entonces, de que los niños se sienten motivados hacia
una tarea si ésta se les da bien (que no era nuestro caso) o si no permitimos que se
saturen con dicha actividad. Es decir, si quería que no odiasen la lectura, debía
interrumpir la práctica con ese material antes de que la fatiga hiciera su aparición.
Pero eso suponía que a los 5 minutos o como mucho a los 10 minutos de empezar
la lectura, la actividad hubiera que interrumpirse, ¿cómo lograr, entonces, que los
niños además de motivados practicaran el tiempo suficiente para obtener mejoras?
Y encontré una estrategia que funcionó. Se trata de una idea muy simple: diseñar
menús de actividades de lectura que no superasen cada una los 5 o 10 minutos
de duración de modo que los padres pudieran diseñar sesiones con 2, 3 o 4
actividades cortas que encadenadas de tal modo que el niño inicie una actividad
de lectura y, antes de que se canse, cambie a una segunda actividad, que a su vez se
abandonará para dar lugar a la siguiente. De este modo, con materiales atractivos y
trabajando el 80% de la sesión con un nivel de lectura algo más bajo que el máximo
que puede alcanzar, los niños se mantendrían leyendo rato suficiente como para
notar los progresos. Así, por ejemplo, encadenar 5 actividades de lectura
(intercalando el nivel de dificultad para evitar el agotamiento) podría traducirse en
45 minutos de práctica total sin la sensación de fatiga que tendría el niño si tuviera
que dedicar ese mismo tiempo a leer un único libro.
Para ayudar a los padres en la tarea del diseñar un menú de actividades atractivas
que estuviera adaptado a las necesidades de sus hijos, escribí un pequeño libro:
Practicar la lectura sin odiar la lectura (Editorial CEPE).
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LEY 1: El niño deberá asociar las sesiones de lectura con actividades gratificantes
LEY 2: La práctica deberá ser diaria y adaptada a: (1) su nivel de lectura y (2) su
nivel de tolerancia a la frustración.
Y cada una de estas leyes implica tener en cuenta 6 reglas de oro que se recogen
en el cuadro 2.
Cuadro 2: Programa Practicar la lectura sin odiar la lectura: dos leyes y doce reglas de oro.
LEY 1: EL NIÑO DEBERÁ ASOCIAR LAS SESIONES DE LECTURA CON ACTIVIDADES GRATIFICANTES
Regla 1: Recordaremos que nuestro primer objetivo es vencer la fobia/rechazo a la lectura.
Regla 2: Retiraremos de su habitación todos los libros que no haya leído.
Regla 3: Antes de dormir, tiempo de lectura libre.
Regla 4: Comenzaremos por ofrecerle libros divertidos muy por debajo de su nivel de lectura.
Regla 5: Cada libro que termine de leer, pasará a ser de su propiedad.
Regla 6: Le convenceremos de que ahora le gusta leer.