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BIBLIA Y MIGRACIÓN

1 introducción

Hablando hoy de extranjero – migrante tenemos que precisar inmediatamente que estamos haciendo una
actualización moderna, aplicada a nuestro aquí y ahora de categorías bíblicas muy lejanas en el tiempo,
en la tradición y en la visión sociológica y teológica del mundo bíblico. Nosotros nos referimos a extran-
jeros, trabajadores huéspedes (Gastarbeiter), indocumentados, temporeros, mercaderes, técnicos, refu-
giados políticos o por catástrofes naturales, desplazados etc. En una palabra gente que por sobre viven-
cia – emergencia – o simplemente por deseo de mejora en la escala social se trasfieren a otro lugar.
Acercándonos a esta problemática moderna desde la Biblia se corre el riesgo de legitimar a través de la
Sagrada Escritura ideologías, perspectivas y actitudes de nuestras opciones y presentar el todo como an-
clado en el pasado bíblico, llegando así a transformarlos en normas y mandatos para los demás.
El texto bíblico no se puede utilizar directamente como receta inmediata para resolver o avalar nuestros
problemas sociales o decisiones políticas, ni se puede reducir la Biblia a instrumento directo para la defen-
sa de derechos humanos, de justicia social o de denuncia. En ningún momento la Biblia puede ser reduci-
da a cobertura ni ideológica, ni religiosa. Es palabra viva que inspira, dinámica, que provoca y reta nues-
tras decisiones sea eso en el ámbito personal como institucional o comunitario. La Biblia queda un manan-
tial de inspiración y de referencia, que nos reta siempre más allá en el anhelo escatológico de la parusía, y
en ningún momento se traduce en protección divina sobre una opción histórica en el aquí y ahora del de-
venir del proyecto de salvación.

1.1 extranjero – forastero en el ámbito histórico del Medio Oriente y de Is-


rael.

Los documentos cuneiformes de la civilización asiro – babilonense nos hablan de la sagralidad del foraste-
ro que entra en una ciudad de paso. Se le recibía con saludos y con corazón abierto. Pero cuando él deci-
diera quedarse en la nueva comunidad se lo exponía a una prueba publica, difícil, para medir su valor, su
inteligencia y su fuerza, para proceder en caso positivo a integrarlo en la comunidad. Se ve en esta tradi-
ción una actitud contradictoria, que se revela a lo largo también de la historia de Israel. Hasta que queda

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forastero – de paso se le considera bienvenido. En el momento que quiera asentarse se vuelve objeto de
sospecha o por lo menos de difidencia.
El extranjero se dividía en el AT entre nokri y ger. El nokry era el peregrino, el que andaba de paso y al
momento en que pedía integrarse se volvía ger. Así se dice de Abraham en Canaan, (Gen.12, 10; 17,8:
20,1; 21,34.... Lo mismo de Lot en Sodoma (Gen.19, 9) Isaac (26,3. Jacob y su clan eran gerim en Egipto
(Gen.47, 4; Ex. 22,20; 23,9; Dt.23,8). Moisés era ger in Midiam (Ex.2,22) etc. En la Biblia encontramos
actitudes contradictorias hacia los extranjeros.
Esta primera fase de la historia de Israel el ser peregrino y de paso constituye las premisas para el desarro-
llo del derecho del extranjero en el Código de Santidad y en el Deuteronomio del postexilio. Sin embargo
más tarde, por un concepto nacionalista muy marcado, Israel llega a corregir en el Texto Masorético unos
pasajes que hablan de los derechos del ger o de los gerim para que no sean identificados demasiado con
los hijos de Israel e introduce otra vez una cierta distancia. Ejemplos: Lev. 25,35 donde el Israelita reduci-
do a pobreza era de considerarse como un ger, se cambia por el Israelita pobre que tú tendrás que ayudar
a lado de los gerim (extranjeros) que viven a tu lado. Otro ejemplo es el derecho a las ciudades refugio,
donde siempre el TM hace diferencia entre los Israelitas y los extranjeros. (Num. 35,14s) Lo mismo se
observa en el derecho de ofrecer una ofrenda a Yahwéh: el texto original acomunaba al extranjero con el
Israelita. El TM otra vez subraya la diferencia. Esta tendencia fuertemente nacionalista, tiene otro aspecto
que va considerado por el carácter monoteísta y exclusivo de la relación de Israel con Yahwéh. Me refiero
a la Alianza entre Dios y su pueblo y al consecuente mandamiento sobretodo deuteronomista que identifi-
ca al extranjero con el pagano o el adorador de ídolos, con el consecuente mandato de guardar la separa-
ción con los demás pueblos e indirectamente con todo extranjero.

En las sociedades antiguas y del Medio Oriente el principio de solidaridad se fundamente en el vinculo de
parentela. Sin embargo, la teología real del AT suple el vacío hacia las categorías desprotegidas que no
caen en la relación de sangre. El Rey está llamado a asumir los derechos de los últimos. Era costumbre en
las civilizaciones mesopotámicas y suméricas que cada rey al momento de la coronación emanara decre-
tos y leyes a favor de los desprotegidos. En Israel es el mismo Yahwéh, único soberano del pueblo que
cumple esta misión, asomándose para escuchar el grito de los oprimidos, de las viudas y de los extranje-
ros. (Ex.22,22b)
Resumiendo este primer punto, podemos afirmar que a partir de la monarquía en Israel el extranjero asu-
me una connotación negativa y cada vez que se considere necesario marcar la diferencia, se recurre a ma-
nipular el texto, para destacar el carácter privilegiado y único de Israel a nivel religioso y social.

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2 el extranjero en el código de la Alianza y código de Santidad

Será la reflexión durante el destierro a Babilonia y la relectura deuteronomista las que cambian la actitud
primigenia de Israel hacia el extranjero. Analizaremos el Código de la Alianza en Éxodo y el Código de
Santidad en Levítico, luego el Deuteronomio a parte.

2.1 código de la Alianza.

Notamos inmediatamente dos actitudes contrapuestas en el código de la Alianza:


- por un lado se ordena una radical ruptura del pueblo de Israel con las poblaciones cananeas
(Ex.23, 20-33)
- en las leyes humanitarias (Ex.22,20; 23,9 y 12) se insiste al contrario sobre una atención muy
especial hacia el ger y los gerim.
Tenemos aquí los dos polos que caracterizan toda la legislación Vetero testamentaria.

2.1.1 ruptura con los pueblos cananeos

Analicemos primero Ex. 23,20-33: Ya estoy enviando a mi Ángel delante de ti para que te proteja en el
viaje, hasta introducirte en el lugar que te he preparado. Anda derecho en su presencia y hazle caso: no
le seas rebelde. Sepas que no perdonará tus faltas, pues en él está mi Nombre.
Si le escuchas y haces todo lo que yo te diga, seré enemigo de tus enemigos y adversario de tus adversa-
rios. Mi Ángel irá delante de ti y te introducirá en el país del amorreo, del heteo, del fereceo, del cana-
neo, del jeveo y del jebuseo, a los cuales yo exterminaré.
No adorarás a sus dioses; no los servirás ni harás lo que allá se hace; antes bien destruirás sus dioses y
harás pedazos sus estatuas.
Ustedes sólo servirán a Yahvé, y yo bendeciré tu pan y tu agua, y apartaré de ti todas las enfermedades.
No habrá en tu país mujer que aborte o sea estéril; y prolongaré los días de tu vida. Sembraré el terror
delante de ti y exterminaré todos los pueblos del país en que tú entrarás; haré que todos tus enemigos
huyan ante ti.
Enviaré avispas delante de ti que harán huir de tu presencia al jeveo, al cananeo y al heteo. No te los
quitaré de tu paso en un solo año, no sea que la tierra quede desierta y se multipliquen las fieras en per-
juicio de ustedes. Los expulsaré poco a poco, mientras te hagas fuerte y te apoderes de la tierra.

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Fijaré tus fronteras desde el mar Rojo hasta el mar de los filisteos (Mediterráneo) y desde el desierto
hasta el río Eufrates. Pondré en tus manos a los que ocupan el país y tú los echarás fuera.
No hagas pacto alguno ni con ellos ni con sus dioses. No habitarán en tu tierra, no sea que te lleven a
servir sus dioses y a pecar contra mí: eso sería tu ruina.
El texto alterna continuamente una serie de acciones divinas con la respuesta de Israel. Yahwéh quedará
fiel al pacto de alianza, pero pide como contraparte a Israel la ruptura con los pueblos paganos. El berit
(alianza) es incompatible con la postración delante de otros dioses. La relación Yahwéh – Israel es única –
privilegiada y exclusiva. El código de la alianza se refiere contemporáneamente a la esfera religiosa como
a aquella social y ética. Israel no puede portarse y actuar como los demás pueblos. Concepto esto que será
retomado a diferentes niveles en el código de santidad.

2.1.2 la protección del ger

Encontramos tres textos en el código de la alianza que destacan el carácter humanitario del extranjero.
Los tres textos tienen como marco referencial el carácter opresivo sea en el campo individual, como sobre
todo en el campo institucional.
(Ex.22, 20-22)
No maltratarás, ni oprimirás a los extranjeros, ya que también ustedes fueron extranjeros en tie-
rra de Egipto. No harán daño a la viuda ni al huérfano. Si ustedes lo hacen, ellos clamarán a mí, y
yo escucharé su clamor.
El texto hebraico tiene la raíz de ynh = explotación y se relaciona a las categorías indefensas como las
viudas y los huérfanos. Son los pobres de Yahwéh y el texto aquí como en otros pasajes va conectado a
Ex.22,24: si tú prestas dinero a mi pariente, al pobre que está contigo... El término am define las relacio-
nes de parentela y a quien pertenece al mismo grupo familiar: Yahwéh asume al ger como a la viuda y al
huérfano como sus parientes. Permítanme ahondar este punto. La tradición tribal de Israel le impedía la
practica de prestamos con intereses, pues se consideraban de la familia, y eso en contra de la praxis común
en el mundo mesopotámico. Israel se pone como pueblo distinto, como sociedad alternativa. Estos textos
destacan el carácter muy distinto del ger con el nokry. El nokry es el forastero que no se establece en la
tierra y anda de paso. El ger es aquel que decide compartir el destino de Israel, pero no tiene derechos y
puede ser considerado como un enemigo. Así pasa en las sociedades que rodean Israel y por lo mismo son
objeto de abuso. Es a este punto que interviene en su defensa Yahwéh: si él grita hacia mí, yo escucharé
su clamor. ( Es.22,20).
Un pasaje clásico de cómo el nokry pasa a ser ger lo encontramos en el libro de Rut, 1,16s.

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La hospitalidad era sagrada y retaba por una protección sagrada. Sea suficiente recordar el encuentro de
Abraham con los tres personajes ypor contraste la actitud de los habitantes de Sodoma y Gomorra que
quieren aprovechar de ellos. (Gen.18 y 19). El contraste asume carácter teológico en la oposición entre
Israel y las ciudades cananeas. Lo mismo acontece en Jueces 19,29 cuando en Gabaa se consuma el mis-
mo pecado: Nunca ha ocurrido ni se ha visto cosa igual desde que los israelitas subieron del país de
Egipto hasta hoy.

Ex.23,9: No opriman a los extranjeros, pues ustedes conocen el aliento (nefesh) del extranjero.
Extranjeros fueron ustedes en la tierra de Egipto.
Claramente la traducción desde el hebreo nos da un detalle muy vivencial: los Israelitas tienen que saber
lo que significa ser minoría, no tener voz, respirar como otros - distintos... Egipto sigue siendo el memo-
rial de la esclavitud y de la liberación. Los demás en Egipto eran más fuertes y tenían el mando. Israel no
repita lo mismo en contra de las minorías.

Ex. 23,12: Seis días trabajarás, y al séptimo descansarás; tu buey y tu burro reposarán, y el hijo
de tu esclava podrá respirar, tal como el extranjero.
El poner al extranjero a lado del buey y del burro, así como al hijo de la esclava, destaca su carácter labo-
ral, de fuerza expuesta a la explotación: este mandamiento le otorga al extranjero y al esclavo el primer
derecho positivo del descanso semanal. Otra vez aquí notamos la contraposición con la tradición cananea
de festejar el ciclo lunar. Israel celebra a Yahwéh.
En este marco podemos recordar el pasaje litúrgico que se vuelve memorial de Dt. 26,5: Mi padre era un
Arameo errante…

2.2 código de santidad

Me concreto a los capítulos de Lev. 18-20.

2.2.1 santidad como separación con los demás pueblos.

El capitulo 18 contiene toda una serie de tabús sexuales que se relacionan al hecho de que Israel tiene que
ser distinto de los demás... sean santos para mí, porque yo soy Santo, yo Yahvé, que los he separado de
los demás pueblos para que sean míos. (Lev.20,26). Los pueblos de referencia con Egipto por la esclavi-
tud y Canaan conquistada por Israel. Tenemos un paralelo muy fuerte también en Ezequiel, capítulos 16 y
20. Quiero hacer notar como la separación que Yahwéh dictamina no es absolutamente por motivos racia-
les: Naciste en Canaan y de allí saliste; tu padre era el Amorreo y tu madre una Hitita. (Ez.16,3). Es la

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alianza que justifica la diversidad de Israel con los demás pueblos. El querer ser como los demás es el pe-
cado fundamental de Israel ( Ez.20,32)1
En la legislación cultual el ger es integrado a la comunidad del pueblo de Dios. Cfr. Lev.16,29; tendrá
derecho a la ciudad refugio (Num. 35) y en Num.15,15s se llega a la plena integración cultual: La norma
será la misma para toda la comunidad, tanto para ustedes como para el extranjero que vive con ustedes:
será una ley perpetua para sus descendientes. Yahvé no hará diferencias entre el extranjero y ustedes.
Habrá sólo una ley y una norma tanto para ustedes como para el extranjero que vive con ustedes.

2.2.2 santidad como amor

Lev. 19,9s: Cuando sea tiempo de cosechar, no siegues hasta la misma orilla del campo, ni recojas las
espigas caídas. Tampoco rebusques en tus viñas, ni recojas de tus huertos las frutas caídas. Las dejarás
al pobre y al forastero: ¡yo soy Yahvé, tu Dios!
Aquí el ger es relacionado a la tierra, sobre la cual Yahwéh reafirma su señorío absoluto. El acercamiento
del ger al pobre (ani) repropone el esquema ya visto: Yahwéh es el defensor de los oprimidos e Israel tie-
ne que usar la misma medida que Yahwéh tuvo con él.
Lev.19,33s: Cuando un forastero viva junto a ti, en tu tierra, no lo molestes. Al forastero que viva con
ustedes lo mirarán como a uno de ustedes y lo amarás como a ti mismo, pues ustedes también fueron fo-
rasteros en Egipto: ¡yo soy Yahvé, tu Dios!
La novedad consiste aquí en el mandamiento positivo de amar al extranjero. Ya no es solamente respeto
de su dignidad y la prohibición de toda explotación: llegamos al amor de un prójimo y esto en el contesto
histórico – salvífico de Egipto. La historia socio- política de Israel se torna memorial y mandamiento. Se
amplía claramente el derecho humanitario desde los perteneciente a la misma tribu, hasta los compatriotas
y de allí a los mismos extranjeros, rompiendo así definitivamente con la política ética y social de todos los
demás pueblos. No se trata de un amor simplemente de cariño, sino ampliado y aplicado al campo socio –
económico, que viene ilustrado muy bien en Ezequiel 47,22s: Cada uno sacará por sorteo la propiedad
que le corresponda y también la de los extranjeros que viven entre ustedes junto con sus hijos nacidos en
el país. Los tratarán como a los israelitas del país, e igual que ustedes recibirán una propiedad en medio
de las tribus de Israel. El extranjero tendrá su propiedad en la tribu donde viva, palabra de Yahvé.
Es un proyecto tal vez utópico del postexilio, sin embargo muy en consonancia con Levítico y con el con-
cepto de Jubileo.

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Ustedes sueñan con ser como los paganos, vivir como se acostumbra en los países extranjeros en los que se adoran los palos
y las piedras; pero eso no sucederá.

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Se impone a este punto una nota: unos autores minimizan esta relación estrecha entre Israel y el ger, tra-
duciendo o interpretando ger como Israelita pobre (tentación ya propia del TM) o con prosélito. Cruese-
mann denuncia el tentativo de evitar afirmaciones incomodas, con fuertes consecuencias sociales y éticas
para los cristianos.

2.3 el ger en el Deuteronomio

Se pueden dividir los textos deuteronomistas en tres grupos:


a- el derecho del extranjero (Dt.1,16; 10,18s; 24, 14.17; 27,19)
b- el ger y el tiempo sagrado –el extranjero relacionado a la comunidad (Dt. 5,14; 14,21;
16,11.14; 29,10; 31,12)
c- invitación a la generosidad (Dt.14,29; 24,19-21; 26, 11-13)

2.3.1 derecho del extranjero

Hace justicia al huérfano y a la viuda, y ama al forastero dándole pan y vestido. Ama, pues, al forastero,
porque forastero fuiste tú mismo en el país de Egipto. (10,18)
No explotarás al jornalero humilde y pobre, ya sea uno de tus hermanos o un forastero que se encuentre
en tu tierra, en algunas de tus ciudades. Le pagarás cada día, antes de la puesta del sol, porque es pobre
y está pendiente de su salario. No sea que clame a Yahvé contra ti, pues tú cargarías con un pecado. No
violarás el derecho del forastero, ni del huérfano, ni tomarás en prenda las ropas de la viuda. Recuerda
que fuiste esclavo en Egipto y que Yahvé, tu Dios, te rescató. Por eso te mando hacer esto.(24, 14.17)
Maldito el que no respeta el derecho del forastero, del huérfano y de la viuda. Todo el pueblo responderá:
¡Amén! (27,19)
Por lo que se refiere al derecho del ger é siempre Yahwéh el que justifica la apertura al otro como débil y
necesitado de protección. En la lista de las personas que se tienen que tomar en cuenta el extranjero siem-
pre figura con la viuda y el huérfano. En Deuteronomio el contesto teológico es siempre aquel del éxodo.

2.3.2 el ger y el tiempo sagrado –el extranjero relacionado a la comunidad

En el lugar que Yahvé haya elegido para morada de su Nombre, estarás de fiesta, y contigo tu hijo y tu
hija, tu siervo y tu sierva, el levita que vive en tus ciudades, el forastero, el huérfano y la viuda que viven
entre ustedes. Te acordarás de que fuiste esclavo en Egipto y cuidarás de poner en práctica estos precep-
tos. (16,11)
Aquí están todos hoy, en presencia de Yahvé, su Dios: sus jefes, sus tribus, sus ancianos, sus oficiales,
todos los hombres de Israel, con sus hijos, hijas y esposas. También el forastero que vive en tu campo

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para cortar la leña o para acarrear agua. Ha llegado la hora de entrar en la Alianza de Yahvé, tu Dios,
mediante el juramento. (29,10)
Reúne al pueblo, hombres, mujeres y niños, y al forastero que vive en tus ciudades, para que escuchen,
aprendan a temer a Yahvé y cuiden de poner en práctica todas las palabras de esta Ley. (31,12)

Cuando se habla del ger y del tiempo sagrado, refiriéndose a las celebraciones litúrgicas – comunitarias
siempre en la lista lo encontramos como en la primera categoría, solamente que aquí aparece con el levita,
además de viudas y huérfanos. Hay una novedad en Deuteronomio con respecto a Levítico y Éxodo. El
ger está excluido de las fiestas de Pascua y Azimos. Una explicación se halla en el motivo teológico de
subrayar como la Pascua es una fiesta que define el origen de Israel. Con excepción de la Pascua tan sin-
gular y tan única para el pueblo de Israel, se quiere extender la fiesta religiosa y su alegría – gozo a todos
aquello que comparten la vida social de Israel: de aquí la necesidad de incluir a los gerim.

2.3.3 invitación a la generosidad

Vendrá entonces a comer el levita, que no tiene herencia propia entre ustedes, y el extranjero, el huérfano
y la viuda, que habitan tus ciudades, y comerán hasta saciarse. Así Yahvé bendecirá todas las obras de
tus manos, todo lo que hayas emprendido. (14,29)
Después comerás y celebrarás una fiesta, tú y tu familia, con todos los bienes que Yahvé te ha dado. Tam-
bién comerán y estarán de fiesta contigo, tanto el levita como el forastero que viven junto a ti
El tercer año, año del diezmo, cuando hayas acabado de separar el diezmo de todas tus cosechas y se lo
hayas dado al levita, al forastero, a la viuda y al huérfano, para que lo coman en tu misma ciudad hasta
saciarse, dirás en presencia de Yahvé:
«He sacado de mi casa lo que pertenece a Yahvé: se lo he dado al levita, al forastero, al huérfano y a la
viuda, según los mandamientos que me has dado. No he traspasado ninguno de ellos ni los he olvidado.
(26,11-13)

En la invitación a la generosidad el enfoque es la tierra con sus frutos y repito lo arriba mencionado, el
contexto es siempre la esclavitud de Egipto y la liberación por mano de Yahwéh. No hay nada del aspecto
socio-religioso. Los textos se dividen en diezmo y en la cosecha. El diezmo va también a los necesitados y
de vuelta regresa el levita que como el ger no posee tierra. En la repartición de los frutos de la tierra el te
Deuteronomio insiste en la generosidad de Dios que ha sacado a Israel de Egipto y le ha dato – regalado
una tierra que mana leche y miel.

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2.4 Conclusión Deuteronomio

Los ámbitos de intervención de la atención deuteronomista hacia el ger son el tribunal, el trabajo – sala-
rio, la fiesta y el culto, los productos de la tierra. No se trata de una exhortación, sino de una invitación –
orden que incluye las categorías menos protegidas. Esta generosidad hacia los últimos viene de la genero-
sidad de Yahwéh y la bendición de Yahwéh sobre su pueblo e sobre la tierra está condicionada a la gene-
rosidad del pueblo hacia las categorías más débiles. En el don Israel se hace memorial del primer don de
Yahvé. (Dt.10,19)
Recuerda que fuiste esclavo en Egipto y que Yahvé, tu Dios, te rescató. Por eso te mando hacer esto.
Cuando cortes el trigo en tu campo, si se te cae alguna gavilla, no volverás a recogerla, sino que queda-
rá para el forastero, el huérfano y la viuda. Así Yahvé te bendecirá en todos tus trabajos. Cuando cose-
ches tus olivos, no pasarás otra vez para sacudirlos: el resto será para el forastero, el huérfano y la viu-
da. Cuando vendimies tu viña, no volverás a buscar lo que haya quedado. Esto será la parte del forastero,
del huérfano y de la viuda. (Dt.24,18ss).

3 literatura bíblica postexilica

3.1 discriminación

Generalmente el extranjero es objeto de discriminación, sobre todo en la restauración de Esdras y Nehe-


mias, pero tenemos que subrayar como el texto hebreo ya no usa el término de ger, sino de nokry o zarim
o nekar, que denotan forasteros, advenedizos o invasores. Esto se aplica a los libros de las Crónicas, del
Sirácides y Proverbios, donde se condenan sobre todo las mujeres extranjeras que parece se dedicaban a la
prostitución sagrada.

3.2 atención al extranjero

En la línea opuesta encontramos el Tritoisaias, en parte Zacarías, el libro de la Sapiencia e sobre todo el
libro de Jonás, considerado hoy un libro didáctico sobre el universalismo, donde Jonás se opone al plan de
Dios para con la ciudad odiada por Israel, Ninive. En su contra y en contra de todos sus prejuicios los per-
sonajes principales del libro actúan según el plan de Dios: los marineros – el rey – los habitantes y los
mismos animales de Ninive).
Un discurso a parte merecen los salmos, que por lo general retoman el concepto de Génesis, cuando em-
plean el término de ger en relación sobre todo a los Patriarcas extranjeros en busca de una tierra..

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Salmo 39: Señor, escucha mi plegaria,
presta oído a mis clamores,
no permanezcas sordo a mis lágrimas,
pues en tu casa soy un extranjero (ger)
y, como mis padres, peregrino (toshab).
Véase también el Sl. 105,12s: Aunque eran gente fácil de numerar,
bien poca cosa y extraños en ese país,
[13]. e iban errantes de una nación a otra,
de un reino a otro pueblo,
[14]. a nadie permitió que los oprimiera,
Muy bonita la oración del Salmo 119,19: En la tierra soy sólo un extranjero (ger),
no me ocultes pues tus mandamientos.
Y cuando los salmos asumen un tono de rechazo hacia el extranjero, usan el término de nekar. Sin embar-
go los salmos cantan al mismo tiempo la dimensión universalista y escatológica del tritoisaias y de Zaca-
rías, como en el salmo 47, 9s y 87,4s.
Cuando se usa el término ger se regresa en el ámbito ya visto de solidaridad, de invitación a la comunidad
y de respeto por su dignidad.

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4 Cristo y los extranjeros.

Pasando al NT y empezando por la actitud de Cristo hacia los extranjeros, nos topamos con una dificultad
no pequeña: los evangelios han sido redactados años después del ministerio de Cristo y en un tiempo en
que ya la idea cristiana de un mensaje universal de salvación, abierto a toda clase de personas, desde Israel
hasta la diáspora, desde los prosélitos hasta los gentiles conformaba ya la teología y eclesiología. Pablo en
la carta a los Filipenses (3,20) habla de la politeuma, quiere decir la ciudadanía de los cielos, de los san-

tos. A esto tenemos que añadir el lenguaje de la I Pedro, donde los cristianos son parepidemos, de paso,
extranjeros residentes. Este concepto será también el principio inspirador de la carta a Diogneto: los cris-
tianos viven en sus propias patrias, pero como huéspedes; todo lo tienen en común con los demás como
ciudadanos y todo lo sufren como peregrinos. Toda tierra extranjera es para ellos patria y toda patria
tierra ajena.
Procediendo ahora a un examen más detallado encontramos mencionados al comienzo de los Sinópticos
las regiones de la Decapolis, de Tiro y Sidon. Marcos y Mateo nos presentan a la Sirofenicia que logra
ampliar el ámbito ministerial de Cristo desde las ovejas perdidas de Israel a los perritos que comen las
migajas que caen de la mesa de los hijos. En el centurión romano Cristo encuentra más fe que en los hijos
de Abraham. El único leproso que regresa con él para darle las gracias es un samaritano. Y siempre un
Samaritano es aquel que cumple el mandamiento del prójimo, destacando de esta forma que el prójimo no
se mide desde la pertenencia tribal, étnica o religiosa, sino más bien desde la perspectiva del amor a Dios
y de hacerse amor para con el otro. En Juan hallamos a Cristo que habla con la Samaritana dentro del te-
rritorio samaritano.
En Marcos el carácter universal es fuertemente subrayado. Cristo declara puros toda comida (Mc.7,19),
rebasando la diferencia entre Israel y los paganos. Retoma la afirmación de Isaías (56,7) anunciando que
su casa será llamada casa de oración para todas las naciones. (Mc.11,17). El centurión romano llegará a
la fe bajo la cruz de Cristo (15,38) para concluir que su Buena Nueva será predicada a todas la naciones.
(Mc.13,10)
Lucas en el pasaje de la sinagoga de Nazareth rompe la hipocresía de su patria para recordar la misión de
Elías y Eliseo para con extranjeros. (Nahaman el Siro)
En el evangelio de Juan Cristo es considerado extranjero, otro por la samaritana por ejemplo y claramente
en sentido despectivo por Pilato: ¿soy acaso yo judío? Es con Pilato que el explica como su alteridad no

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tiene como base diferencias políticas, étnicas o sociales, sino se radica en una realidad más profunda. (mi
reino no es de este mundo... vine para dar testimonio de la verdad).

4.1 El texto del encuentro de Pedro con Cornelio en Hechos 10,1-11.18

Sin entrar en una exégesis detallada, me concreto a un resumen de las etapas claramente definidas de una
evangelización abierta a la universalidad de los paganos.
a- superación de los prejuicios hacia los paganos. Cornelio es presentado como persona recta. Era
un hombre piadoso y, al igual que toda su familia, era de los «que temen a Dios». Daba mu-
chas limosnas a los judíos pobres y oraba constantemente a Dios. (Hechos10,1s) Dios acepta
el bien de los Judíos como de otras personas afuera que actúen timoratos de Dios. Verdadera-
mente reconozco que Dios no hace diferencia entre las personas. [35].En toda nación mira
con benevolencia al que teme a Dios y practica la justicia
b- superación de la distinción entre puro e impuro en la clasificación de la comida. Es Dios que
toma la iniciativa y lo hace a través de la persona de Pedro, considerado un Judío observante de
la ley. Lo que Dios ha purificado, tú no lo llames impuro. (Hech.10,15) Ustedes saben que no
está permitido a un judío juntarse con ningún extranjero ni entrar en su casa. Pero a mí me ha
manifestado Dios que no hay que llamar profano a ningún hombre ni considerarlo impuro.
[29].
c- Rebasadas la prejudiciales étnico – religiosas se abre camino para la evangelización, donde el
Espíritu baja como en Pentecostés y actúa sin fronteras. ¡Cómo! ¡Dios regala y derrama el
Espíritu Santo también sobre los que no son judíos!
d- último obstáculo, que delata el prejuicio sutil de la duda de que los paganos de veras hayan
cambiado su corazón consiste en el sentarse juntos a la mesa, la conmensalidad. Pedro queda
unos días con Cornelio y familiares, compartiendo su vida y su mesa. Se compare el pasaje po-
lémico de Pablo en la carta a los Gálatas sobre el asunto y referente a Pedro, acusado de cam-
biar de conducta sobre la conmensalidad: ... en efecto, antes de que vinieran algunos allegados
de Santiago, comía con los hermanos de origen no judío; pero después de que llegaron éstos
empezó a alejarse, y ya no se juntaba con ellos por temor al grupo judío. Los demás de raza
judía lo siguieron en este doble juego, y hasta Bernabé se dejó arrastrar en esta falsedad.
(Gal.2,13s)

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4.2 I Carta de Pedro

Más que nunca esta carta, definida por Elliot step-child, hijo no amado, se ha puesto al centro de toda una
serie de investigaciones que se enfocan sobre el concepto de extranjero por los numerosos términos en
este sentido que contiene. parepidhmoi, diaspora, paroikia, paroikoi, cenizo, cenos.
En contra de una tendencia generalizada en el pasado y en recientes traducciones según la cual los térmi-
nos de arriba se interpretan en clave metafórica o simbólica, Elliot y otros autores insisten sobre la conno-
tación fuertemente socio – política de los cristianos en situación de minoría dentro del imperio romano y
de pobreza social. Sobre todo los dos términos de paroikoi y de parepidhmoi se encuentran en la traduc-
cion de los LXX relacionados al estado de Abraham y sus descendientes en Canaan y en Egipto, así como
el Salmo 39 ya mencionado arriba. En el NT Lucas y Hechos usan los términos en el relato del resucitado
por boca de los discípulos de Emaus, refiriéndose a Abraham y Moisés y al pueblo de Israel.
La carta a los Hebreos también se refiere a Abraham y sus hijos. En este sentido Elliot llega a formular un
reto claramente moderno: a home for the homless.
Desde una situación social y minoritaria el autor de la I Pedro pasa al derecho de tener la casa de Dios por
haber sido escogidos como cristianos y el éxodo del pueblo de Dios se lleva a cabo en la historia y en la
tierra como un ir entre el ya y todavía no.
El hecho de vivir bajo un gobierno en mano de los paganos sugiere al autor colaborar como buenos ecó-
nomos del plan de Dios a que se implemente el bien. El paralelo con Jer.29,4-7 es claro.
El concepto de ser extranjero se modula por lo menos en tres niveles:
a- experiencia universal del extranjero: canto – lamentación (Sal.119,1.54 y Sal.39,13)
b- la incertidumbre y la realidad de ser minoría como Abraham en Canaan.
c- la diáspora es una situación social y psicológica pesada, pero temporal y tiene que ser enfrenta-
da como prueba y purificación, sin caer en la tentación de ser tragado ni por la mayoría ni por
sus costumbres. ( La carta a Diogneto resume maravillosamente este contexto)
d- con Cristo la diáspora de objeto de xenofobia se trasforma en filocenia.

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5 perspectivas teológico - eclesial

5.1 Perspectiva dinámica de la salvación.

El proceso migratorio nos presenta el llamado a la salvación como algo que se realiza a lo largo de un tiempo
que se revela como el "kairós" o tiempo de Dios. Es la aplicación del concepto ya visto del más allá, de una
cita que Dios va marcando y llevando a cabo. La tierra prometida no se mide ni en años de peregrinación, ni
en plazos de lógica humana. Es la perspectiva que nos recuerda que nadie ya ha llegado, que nadie todavía
puede decir: ya me puedo sentar – ya puedo descansar.
Los que salen, como los que quedan, siguen llamados al camino de salvación, a una santidad que es inquietud
de plenitud y que descansará tan solo en Dios.
En la misma perspectiva se encaja la dimensión teológica de lo provisional y de lo definitivo. Las categorías
se cambian, como veíamos en la presentación bíblica. Lo irrenunciable se hace relativo, lo imposible objeto
de esperanza, lo absoluto motivo de discusión, mi pasado y mis raíces patria que voy cargando por el camino.
Es la óptica de Dios, es la óptica de la fe, el cuestionamiento de valores que de repente de últimos se hacen
primeros y de primeros últimos. Esta misma lógica pone al mismo nivel cuantos emigran y cuantos quedan:
todos están llamados a actuar la salvación . El peligro político es de definir en categorías de buenos y malos,
de verdaderos y falsos los que salen y los que permanecen en su tierra. La Iglesia no puede caer en la trampa
de las barricadas o de las orillas: en todo momento la Iglesia por ser sacramento de la Palabra es momento de
juicio, de profecía y de comunión con cualquier hombre de cumbre o barrendero.
" Querido Pipetta, -escribía Don Milani al jefe del partido comunista de su ciudad- cuenta conmigo en tu
marcha con los campesinos para repartir una tierra que Dios quiso fuera de todos. Acuérdate pero que el día
en que tu entrarás en la hacienda y te instalarás en lugar del cacique, yo quedaré en el umbral, para recor-
darte que la justicia de Dios y de su evangelio nos cuestiona más allá. "
En ningún momento la Iglesia puede identificarse con un movimiento o ideología terrena. Ella vive el ya y
todavía no... vive agarrada de la esperanza de la plenitud y sin embargo en todo momento es juicio y profecía
para el refugiado, como para el ciudadano. (Jn.12,31)2

2
Ahora es el juicio de este mundo, ahora el que gobierna este mundo va a ser echado fuera, y yo, cuando haya sido levantado
de la tierra, atraeré a todos a mí.
Véase también el pasaje de Lucas 18,2ss: Jesús les replicó: «¿Creen ustedes que esos galileos eran más pecadores que los
demás porque corrieron semejante suerte? Yo les digo que no. Y si ustedes no renuncian a sus caminos, perecerán del mismo
modo. Y aquellas dieciocho personas que quedaron aplastadas cuando la torre de Siloé se derrumbó, ¿creen ustedes que eran
más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Yo les aseguro que no. Y si ustedes no renuncian a sus caminos, todos
perecerán de igual modo.»

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5.2 Conciudadanos de los santos

El NT retoma la elección de Israel como pueblo de Dios y la rebasa para una ciudadanía que es de la Iglesia y
del Reino. "Así pues ustedes, ya no son extranjeros ni huéspedes, sino conciudadanos del pueblo de los
santos: ustedes son la Iglesia de Dios" (Ef.2,19)
Es la celebración de la Iglesia sin fronteras, donde no se piden pasaportes ni visa, ideologías de derecha o
de izquierda; cuya mesa de la Palabra y del Pan de vida es sacramento de convocación a la unidad... "sí,
porque ya no hay diferencias entre quien es judío y quien es griego, entre quien es esclavo y quien hom-
bre libre; no se hace diferencia entre hombre y mujer, pues ustedes son uno solo en Cristo Jesús"
(Gal.3,28). San Pablo destaca con fuerza el llamado a la unidad, a una Iglesia don del Cristo que se hace
sacramento de comunión : Mas ahora, en Cristo Jesús, vosotros, los que en otro tiempo estabais lejos,
habéis llegado a estar cerca por la sangre de Cristo. Porque él es nuestra paz: el que de los dos pueblos
hizo uno, derribando el muro que los separaba, la enemistad, anulando en su carne la Ley de los manda-
mientos con sus preceptos, para crear en sí mismo, de los dos, un solo Hombre Nuevo, haciendo la paz, y
reconciliar con Dios a ambos en un solo Cuerpo, por medio de la cruz, dando en sí mismo muerte a la
Enemistad." (Ef.2,14-16)
Este pasaje, muy noto, está estructurado a nivel soteriológico, eclesial y litúrgico. Hallamos aquí el anuncio
de la salvación dirigido a todos. El Cristo es el enviado por el Padre para ser sacramento de unidad, puente
lanzado sobre toda división o discordia de cultura y raza. En el juicio de la caridad, como lo encontramos en
Mt.25, la acogida del extranjero y del peregrino será la acogida del mismo Cristo peregrino.

5.3 Peregrinación

Otro aspecto que marca el Nuevo Testamento lo encontramos en el carácter de peregrinación. Es un rasgo
clásico de las primeras comunidades cristianas: estamos de paso. Es el sentido de quien tiene su corazón
más allá de las cosas, más allá de la misma historia, de un aquí y ahora por un 'definitivo' mañana. Es la
teología y la vivencia de lo provisorio y de lo relativo de nuestro caminar a lo largo del tiempo y que bus-
ca cielos nuevos y tierra nueva. Es la celebración de una creación que gime por la libertad del Espíritu
(Rom.8,26). Es la antropología de quien ha aventado su corazón más allá de las cosas, más allá de la
misma historia o en otras palabras la certidumbre de un aquí y ahora por un definitivo mañana. "Así
pues, salgamos nosotros también afuera del campamento y vamos hacia él..." (Heb.13,13)
Es la parusía, la espera de la totalidad, cuando el tiempo habrá alcanzado su "pleroma" (=plenitud) y la
esperanza será visión. "Pues nosotros no tenemos aquí nuestra patria definitiva, sino que buscamos la ciudad
que no se acaba" (Heb.13,14).

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Encontramos el mismo concepto expresado en la Carta a Diogneto (Año 140): "Los cristianos viven en sus
propias patrias, pero como huéspedes; todo lo tienen en común con los demás como ciudadanos y todo lo
sufren como peregrinos. Toda tierra extranjera es para ellos patria y toda patria tierra ajena." (5,1)
Encaramos aquí la dimensión del provisional y del definitivo, la revolución cristiana de relativizar el absoluto
y absolutizar lo relativo. Es la misma lógica de las bienaventuranzas, que proclaman dichosos a cuantos están
hambrientos por la justicia y construyen la paz. (Mt.5,3-10)
El camino de éxodo, todo tipo de migración volca las categorías de absoluto, de irrenunciable, de imposible
para abrir nuevos horizontes. Es el nunca que se vuelve ya; el mañana hoy; la resignación impaciencia.
Podríamos vislumbrar esta dimensión bíblica en aquel refrán tan querido de América latina, allá donde canta:
es al andar que se hace camino! Es aventurarse en aquella osadía del Espíritu que sabe sorprender de creati-
vidad y novedad todo camino. Es salir al encuentro de un Dios que será el Viviente de mi historia.
Es la certeza de desembocar un día en un Pentecostés que celebra la fiesta de los pueblos, que sella el derecho
a la multiplicidad en la diversidad, el baile de razas, lenguas, idiomas, culturas y búsqueda de verdad sin aca-
llar el balbucear de un niño o de quien es otro de mi.

5.4 eclesiología

Para delinear unas líneas de la eclesiología migratoria y de una liturgia de la misma, pienso tenemos que
interrogar la Escritura y partir desde unas consideraciones ya mencionadas arriba.

5.4.1 Reconocer los signos de nuestro tiempo

"Si saben interpretar los signos de la tierra y del cielo, como, pues, no saben leer los signos de este tiempo?
" (Lc.12,56). El Concilio Vaticano II retoma casi como reto este juicio de Cristo en el documento Gaudium et
Spes: " El pueblo de Dios, movido por la fe, que le impulsa a creer que quien conduce es el Espíritu del Se-
ñor, procura discernir en los acontecimientos ... los signos verdaderos de la presencia o de los planes de
Dios. La fe todo lo ilumina con nueva luz y manifiesta el plan divino sobre la entera vocación del hombre
"(GS11)
La problemática del migrante y del refugiado ya ha rebasado las dimensiones de un grupo o de una nación,
para asumir los rasgos de una porción de nuestra humanidad y de América latina. Reconocer los signos de
nuestro tiempo: es un reto puesto por el evangelio mismo, es una tarea que nos sitúa en la vocación profética
de la Iglesia.
Cuales son estos signos?

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1. Una situación de injusticia, de persecución, de confusión ideológico-política, de necesidad y de
lucha por la sobrevivencia que empuja a miles de nuestros hermanos y hermanas a salir de su tie-
rra. Estamos involucrados en un juego que no nos pertenece, peones de un ajedrez donde otros
mandan las movidas, terreno de lucha de intereses económicos, políticos e ideológicos ajenos a
nuestra tradición y que llevan a nuestro pueblo hacia una alienación más y más profunda. A raíz de
todo esto se desliga una serie de situaciones de pecado que están destrozando la tierra y su hábitat
como lugar de la gloria de Dios y como tienda del hombre.
2. La dignidad de todo un pueblo que enfrenta el éxodo y hace de su camino el sacramento del en-
cuentro con el Viviente de su historia. Dignidad callada que caracteriza profundamente la religiosidad
latinoamericana y que responde a la arrogancia con el silencio, a la resignación con la impaciencia por
el Reino de Dios, a la provocación con el perdón y a todo tipo de opresión con la peregrinación hacia
la ciudad que no se acaba.
3. En esto me permito llamar la atención sobre un rasgo demasiadas veces ignorado de América lati-
na: su dimensión contemplativa ! La actitud a empapar de fe, de la óptica cristiana sus acontecimien-
tos cotidianos, a envolver la misma tragedia y la hermana muerte de la luz de resurrección, es en mi
experiencia con los migrantes, su octavo sacramento.

5.4.2 La celebración de la esperanza.

"La paciencia de América latina es la esperanza de un mañana que ya florece !" me escribía hace tiempo un
amigo. En mis categorías europeas había definido resignación y fatalismo la paciencia de América latina.
Acusaba a su pueblo de ser "sumiso y sirviente".
Hoy me encuentro de rodillas ante su paciencia tan similar a la paciencia de Dios. Este pueblo está viviendo
aquel dicho tan hermoso de su tradición : " es al andar que se hace camino !". Cuando la migración se mue-
ve, la historia se mueve, sus fronteras de cultura, religión y política se mueven. Es un río de vida, es un pue-
blo que piensa y actúa siempre y tan solo en categorías de novedad y de futuro. Este pueblo en camino canta
y baila su esperanza. Viste de visión el mañana, se desliza en su presente hacia la parusía y su esperanza es el
espejo de un Dios que salió de camino con ellos.
Es la celebración del más allá, del Dios que no posee nada porque es lo Todo, del definitivo que se encuen-
tra al otro lado de la dunas de tu horizonte.

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5.4.3 Iglesia caminante.

Es la celebración de lo provisional, del no tener aquí ciudad permanente. El migrante y el refugiado hace de
su vida y de la Iglesia una tienda de pastor, que sigue a un Dios que nos reúne en asamblea santa en la soledad
como en el bullicio de una ciudad, en el camino y en la calle como en las catedrales.
Este pueblo caminante descubre en su salida y en su destierro dentro de los campamentos su vocación bau-
tismal a ser sacerdote, rey y profeta. Los Delegados de la Palabra, los catequistas, los padres que se hacen
memorial con sus hijos de como Dios actúo con brazo extendido, marcan una Iglesia que saben renacer en la
derrota y vuelve el destierro canto de salmos y de profecía.
Las premisas que hemos venido preparando a nivel bíblico y teológico nos introducen ya en la dimensión
pastoral, en el camino de salvación de la Iglesia en su realidad litúrgica y sacramental.
Me limito a presentar unos aspectos que pueden formar parte del contenido litúrgico-sacramental, que queda
la espina dorsal de la dimensión eclesial.

5.4.4 celebración de la diáspora:

La dispersión es la situación de la comunidad apostólica después del escándalo de la cruz... Y todos huyeron y
lo abandonaron " (Mc.14,50). La tarea de Cristo después de su resurrección es reunir desde la dispersión a su
comunidad, dispersada como ovejas, cuyo pastor ha sido golpeado (Mt.26,31).3 La situación de diáspora está
llamada a ser vivencia de la resurrección, experiencia del pasar del destierro a la boda del cordero, de la
soledad a la comunidad, de la muerte a la vida.
La peregrinación a través de la diáspora lleva también el individuo a sentirse comunidad. Es la experiencia de
todo un pueblo de refugiados y de migrantes que sale casi a tientas, cada cual ocultando su drama, guardando
en secreto los motivos de su salida ... y se encuentra ya a lo largo del camino como parte de un pueblo, subido
al mismo barco, compartiendo el mismo destino y la misma vocación. Es la imagen de un río que va naciendo
por el aporte de miles de riachuelos sin nombre, que vienen de lo alto y siguen el rumbo al mar.

5.4.5 Pueblo evangelizante.

Es la fe de todo un pueblo que se mueve con él; es toda una religiosidad popular y profunda que va dejando
huellas de Dios y de Iglesia las carreteras que pisan o las veredas en la montaña. La migración cuestiona el
pueblo de acogida, la comunidad de la ciudad, la institución que lo acoge: es una procesión de creyentes, es
una realidad que me provoca. Se repite aquí la situación del cristianismo en su brotar dentro del Imperio ro-
mano: la diáspora (=dispersión) se transforma en levadura de un nuevo mundo.

3
Mt.26,31s: .Entonces Jesús les dijo: «Todos ustedes caerán esta noche: ya no sabrán qué pensar de mí. Pues dice la Escritu-
ra: Heriré al Pastor y se dispersarán las ovejas. Pero después de mi resurrección iré delante de ustedes a Galilea.»

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5.4.6 Iglesia sin fronteras.

Celebrar la perspectiva paulina de la novedad y unidad en Cristo. Allá donde fracasan políticas e ideologías,
allá donde chocan intereses económicos y egoísmos de oligarquías, la Iglesia es lugar celebrativo de una nue-
va dimensión humana y evangélica. La Iglesia está llamada a transformar el calvario de todo migrante, refu-
giado o desplazado en una Betania, donde Cristo era acogido con sus discípulos; a hacer de las estaciones de
este Vía Crucis otras tantas posadas de Emaus, donde se reconoce a Cristo al partir el pan y lo proclamamos
como el Resucitado.
Cada uno de nosotros, nuestras comunidades, nuestras asambleas están llamada a ser el hombre de Cirene que
carga por un momento la cruz del Cristo migrante; a ser Verónica que le seca el rostro sangriento: La Iglesia
es eucaristía del camino, pan de vida en el desierto.
Momento profético de la Iglesia es venir transformando en esquinas de misericordia y reconciliación todo
cruce del desterrado y del indocumentado. Nuestra gente se encuentra en éxodo. Cuando el pueblo anda de
camino, la Iglesia sale al camino con él. El evangelio nos habla de Cristo que sintió lastima, porque eran co-
mo ovejas sin pastor. (Mc.6,34)
Nuestra Iglesia es llamada a ser el Moisés de la movilidad humana, a transformar y celebrar la tragedia en
esperanza y encuentro de salvación . La movilidad humana, el éxodo del refugiado, es hoy para América lati-
na el lugar de su Pentecostés, es la Pascua de una Iglesia siempre peregrina, que anda ceñida, con el traje
puesto y el bastón en la mano.
Esta realidad nos reta como pueblo santo de Dios, porque la Iglesia siempre da una respuesta como comuni-
dad. La tentación de delegar, de arrinconar la diaconía del buen samaritano a unos organismos es una trampa
antigua cuanto el hombre. " Dónde está tu hermano? - preguntó Yahwéh a Caín - soy acaso el guardián de
mi hermano? - contestó él".(Gen.4,9)
El refugiado cruza mi camino, me cuestiona como ciudadano, como cristiano y como hombre que profesa un
credo religioso o político.

5.4.7 Celebración como memorial.

" Mi padre era un Arameo errante, que bajó a Egipto y fue a refugiarse allí, siendo pocos aún; pero en ese
país se hizo una nación grande u poderosa. Los egipcios nos maltrataron y nos impusieron dura esclavitud.
Entonces llamamos a Yahwéh Dios de nuestros padres y Él vio nuestra humillación y nos escuchó. Él nos
sacó de Egipto con mano firme... y nos trajo aquí." (Dt.26,6ss).

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Esta proclamación de fe se encuentra en un marco litúrgico, en el día de acción de gracias, ofreciendo delante
del sacerdote las primicias del campo. Es la memoria histórica del pasado, la vivencia de una experiencia de
liberación con Dios que se vuelve memorial, celebración que actualiza, hace presente y vivo un aconteci-
miento del pasado y es liturgia de alabanza, eucaristía, reconciliación y fiesta.
Estamos llamados a descubrir estos "credos religiosos" de nuestros migrantes. Los relatos de las hazañas de
Dios, la nostalgia del salmista cuando piensa en las procesiones de Jerusalén, cuando recuerda la subida al
templo, los cantos de fiesta... y va llenando el destierro de Babilonia en lectura actualizada de su pasado.

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