Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
í/
TI 2;¡-LGI
James M. Buchanan
Los límites de la libertad
Entre la anarquía y el Leviatán
ms~
Liberty Fund
conocimiento
¡: . ..__,_..,_
'
K
1
Comienzo
LA UTOPÍA ANARQUISTA
1 Para más ejemplos y un análisis más exhaustivo, véase Roland N. McKean, "The
economics of trust, altruism, and corporate responsibility~ en E. S. Phelps (ed.),
Altruism, morality, and economic theory, Nueva York, Russell Sage Fou,ndation,
pendiente de publicación. Véase también Diane Wmdy Charnovitz, "The
economics of etiquette and customs: The theory of property rights as applied to
rules ofbehavior'~ tesis de maestría, Universidad de Virginia, Charlottesville,
Virginia, 1972.
COMIENZO 1 23
Al reconocer que hay limites a la conciencia que tienen los hombres sobre
los otros, y que el conflicto personal sería omnipresente en la anarquía, el
individualista extremo se ve forzado a admitir la necesidad de algún agente
24 1 LOS LIMITES DE LA LIBERTAD
que haga cumplir las normas, de algún medio institucionalizado para resol-
ver las disputas interpersonales.z Es posible derivar el origen del Estado de
un cálculo individualista de ese estilo, al menos en el plano conceptual,
como sabemos por los escritos de Thomas Hobbes y por lps contractua-
listas de antes y después. Esta metodología esencialmente económica puede
extenderse para dar explicaciones conceptuales a muchos de los aspectos
de la realidad política que observamOs. Éste fue el marco de El cálculo del
consenso (1962).3 En ese libro, Gordon Tullock y yo nos dimos el gusto y
desplegamos nuestros talentos profesionales para derivar una base lógica-
mente coherente para una estructura política constitucional y democrática,
una que parecía tener muchas de las características de la estructura política
que imaginaran los Padres Fundadores. Presentamos una visión de las
instituciones que históricamente han surgido en los Estados Unidos, una
visión que difiere en aspectos fundamentales de la que reflejan las conven-
ciones de la ciencia política moderna. El marco de análisis era en esencia
~ontractpalista, en el sentido de que tratamos de explicar la aparición de
las instituciones observadas y de aportar normas para los cambios en las
reglas imperantes poniendo conceptualmente a las personas en posiciones
idealizadas en las cuales cabía esperar que surgiera un acuerdo mutuo. 4 El
cálculo del consenso, al igual que otros libros míos, puede interpretarse
como un intento de imponer una "visión de orden" sobre realidades ins-
titucionales y conductuales observadas.
Cada vez me perturba más esta ontología básicamente optimista. Como
lo han reconocido varios de nuestros críticos de derecha, se puede usar la
"teoría de la elección pública" para racionalizar casi cualquier regla de
decisión concebible o casi cualquier resultado específico bajo reglas pre-
seleccionadas. En esta característica, la teoría parece ser análoga a la teoría
de los mercados tal como la usan algunos de los más extremos defensores
2 Hay excepciones. Murray Rothbard argumenta que los conflictos podrían ser
resueltos por las asociaciones o los clubes protectores que se formarían de manera
voluntaria en la auténtica anarquía. Véase Murray Rothbard, Por a.new liberty,
Nueva York, Macmillan, 1973 [trad. esp.: Hacia una nueva libertad: El manifiesto
libertario, Buenos Aires, Grito Sagrado Editorial de Fundación de Diseño
Estratégico, 2006]. Su enfoque no logra hacer frente al problema de definir
inicialmente los derechos, el tema central de mi análisis.
3 James M. Buchanan y Gordon Tullock, The calculus ofconsent: Logical foundations
ofconstitutional democracy, Ann Arbor, University ofMichigan ~ress, 1962.
4 Aunque nuestro enfoque fue algo más estrechamente económico, el escenario
analitico está muy relacionado con el que emplea Rawls para derivar sus .
principios de la justicia en un proceso contractual. Véase John Rawls,A iheory
ofjustice, Cambridge, Harvard University Press, 1971.
COMIENZO 1 25
l
.cia, me he encontrado describiendo lo que observo como una "anarquia
constitucional" más que la traducción institucional de los valores indivi-
duales a resultados colectivos. En la década de 1970, mucho de lo que hay
que explicar no parece susceptible de ser objeto de un análisis que incor-
pore procesos institucionales de suma positiva. Los análogos de suma cero
y de suma negativa dan mejores resultados explicativos en muchas áreas
de la política moderna, y me veo, como Pareto, cada vez más tentado a
introducir modelos no-lógicos de conducta individual junto ~on modelos
no-democráticos y no-constitucionales de elección colectiva.
Sin embargo, sigo siendo, en lo referente a valores básicos, individualista,
constitucionalista, contractualista y demócrata (términos que para mí
significan esencialmente lo mismo). A nivel profesional, sigo siendo eco-
nomista. Mi propósito en este libro es "explicar", con las herramientas
profesionales del economista y desde la posición de valores mencionada,
parte del evidente malestar sociopolítico que observo. Con un uso laxo de
los términoS, se podría describir el enfoque adoptado en El cálculo del
consenso como una prolongación de la "teoría de los bienes públicos", inter-
. pretada en un escenario wickselliano, hacia las estructuras políticas y hacia
li formación de reglas de decisión política. En un uso similar, el enfoque
adoptado en este libro podría describirse como una prolongación de la
"teoría de los males públicos" pai'a explicar los fallos evidentes en la estruc-
tura política e institucional. En lo que a esto se refiere, espero que este libro
se complemente con el anterior. En un sentido amplio, ambos son. con-
tractualistas: en El cálculo del consenso, se explicaban conceptualmente las
instituciones existentes y posibles como si hubieran surgido de acuerdos
contractuale~ entre individuos participantes y racionales. En este libro, en
cambio, tanto las instituciones existentes y posibles como el comporta-
miento dentro de ciertas restricciones institucionales se explican en tér-
minos de los fallos de los acuerdos contractuales potencialmente viables
que no se han hecho o que, si se han hecho, no han sido respetados y/o no
se han cumplido. El orden politico-legal es un bien público; el desorden
es un mal público. La moneda tiene dos caras.
Se deberían subrayar las diferencias ~ntre este libro y la obra anterior.
Cualquier análisis de los fallos institucionales necesariamente llama la
atención sobre la ausencia de reglas efectivas para la interacción social y,
de manera similar, sobre una erosión y una desintegración del funciona-
26 1 LOS lfM!TES DE LA LIBERTAD
EL ORIGEN DE LA PROPIEDAD
7 Véase J. J. Rousseau, 7ñe social contract, vol. 38, Great books of the Western
world, Chicago, Encyclopaedia Britannica,1952, p. 394 [trad. esp.: El contrato
social, Madrid, Espasa-Calpe, 2007 ). Véase también Henry Maine, Andent law,
Boston, Beilcon Press,1963, p. 89 [trad.esp.: El derecho antiguo, Madrid,
Civitas,1993].
8 La Declaración de los Derechos del Hombre realizada en Francia en 1789 es más
confusa que la afirmación de Jefferson en la Declaración de Independencia de
los Estados Unidos. La parte relevante de la primera dice: "Los hombres nacen,
32 1 LOS L[MITES DE LA LIBERTAD
EL SURGIMIENTO DE LA PROPIEDAD
Se pretende que el análisis de este libro sea relevante para el tercer siglo
de los Estados Unidos, para los asuntos emergentes que ponen en jaque
la viabilidad de las instituciones tradicionales del orden social. A pesar de
242 1 lOS lfMlTES DE LA LIBERTAD
del hombre. La historia no tiene por qué ser un paseo aleatorio por el
espacio sociopolítico, y no tengo fe en la eficacia del proceso evolucionario
social. Las instituciones que sobreviven y prosperan no serán necesaria·
mente las que maximicen el potencial del hoinbre. La evolución puede
producir un dilema social con tanta facilidad como un paraíso social. 1
Aquí se habla de manera explícita de "dilema" para llamar la atención
sobre una interacción que se ha analizado de manera exhaustiva en la teo-
ría de juegos moderna. En su escenario más conocido, el "dilema del pri-
sionero", el comportamiento independiente, centrado en maximizar la
utilidad, de cada una de las partes genera resultados que no desea ninguna
de las partes, resultados que se pueden cambiar mediante la coordinación
conductual para beneficio de todas las partes en la interacción. En la ter-
minología de la teoría económica, los resultados del comportamiento inde-
( pendiente no son ni óptimos ni son Pareto eficientes: se pueden hacer
cambios que mejoren la situación de algunos sin causar perjuicio a nadie.
r.
;'
2 Los costes siempre tienen que estar ligadoS a la elección especifica que se adopta.
Los costes de un conjunto de reglas entre conjuntos alternativos se miden de
manera distinta de los costes de las reglas; en general, cuando la alternativa es la
ausencia de normas. Sobre los problemas de definir los costes de oportunidad,
véase mi Cost and choice.
3 En este libro he evitado deliberadamente la discusión de los argumentos
ético-morales de ceñirse a las reglas, de cumplir la ley. Estos argumentos han sido
objeto de un renovado interés desde la desobediencia civil generalizada de la
década de 1960. Para un análisis que relacione estos argumento~ con el tipo de
gobierno, véase Peter Singer, Democracy and disobedience, Oxford, Ciarendon
Press, 1973 !trad. esp.: Democracia y desobediencia, Barcelona, Ariel, 1985}.
MÁS ALLÁ DEL PRAGMATISMO 1 245
CAMBIO INSTITUCIONAL-CONSTITUCIONAL
Y RESPUESTA PRAGMÁTICA EN MATERIA DE POLÍTICA
EL RESURGIMIENTO CONTRACTUALISTA
CONCLUSIÓN