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DERECHO TRIBUTARIO I
I UNIDAD DE APRENDIZAJE: INTRODUCCIÓN AL DERECHO.
Suficiencia
Este atributo se refiere a la capacidad del sistema tributario para proveer los recursos
necesarios para financiar el gasto público. En el año 2015, el déficit fiscal de Chile anotó su
mayor baja en seis años en 2015 y alcanzó un 2,2 por ciento, presionado por una caída en
los pagos provenientes del cobre, la principal exportación del país, y la debilidad de la
actividad doméstica. El país anotó un saldo negativo en su balance fiscal equivalente a
4.805,7 millones de dólares el 2015. Los ingresos totales aumentaron un 5,2 por ciento,
mientras que los gastos crecieron un 7,4. En el 2014 el saldo negativo fue 1,6 por ciento,
con esto, el balance fiscal completó tres años en terreno negativo.
En el 2016, el fisco registró un déficit efectivo de $4.595.400 millones, equivalente a 2,8%
del PIB estimado para el ejercicio, cerrando con un déficit estructural de 1,6% del PIB
estimado.
La forma más sencilla de elevar la recaudación es subiendo las tasas impositivas, pero es
bien sabido que ello genera mayores distorsiones en la economía, e incentiva la evasión y la
elusión. Una manera más eficiente de elevar los ingresos es reduciendo la evasión
tributaria. En Chile la evasión del IVA durante el año 2016 alcanzó el 20,8%, mientras que
Eficiencia
Las distorsiones causadas por los impuestos pueden ser significativas. Estudios
desarrollados para los Estados Unidos estiman que cada dólar adicional recaudado con
mayores impuestos generaría pérdidas de bienestar, por sustitución de actividades, que
fluctúan entre 17 y 56 centavos de dólar. En consecuencia, los sistemas tributarios debieran
promover y fortalecer impuestos eficientes, vale decir, impuestos que distorsionen lo menos
posible las decisiones de los agentes económicos, o bien, en aquellos casos donde existen
externalidades negativas, impuestos que apunten a corregirlas.
Las reformas tributarias llevadas a cabo en Chile, en los años setenta y ochenta, avanzaron
de manera significativa en esta materia. En el ámbito de los impuestos indirectos, se emigró
desde el impuesto a las ventas de múltiples etapas --o impuesto en cascada-- hacia el
impuesto al valor agregado. La razón es que el primero distorsiona los precios de los
productos, encareciendo aquellos que en su elaboración requieren de más etapas
productivas. El IVA en cambio es un impuesto neutral, puesto que grava con la misma tasa
efectiva a todos los bienes y servicios consumidos.
Lo anterior, estuvo vigente hasta el 31-12-2016, puesto que, a contar del año 2017, se
comienza a aplicar la reforma tributaria contemplada en la ley 20.780, promulgada el 30 de
septiembre de 2014 y perfeccionada con la ley 20.899, publicada en Febrero de 2016, que
establece dos regímenes de tributación:
Semi Integrado (Art. 14 B): Sistema que mantiene la tributación de los impuestos finales
de los dueños, cuando la renta es retirada o distribuida, pero sólo con un 65% del crédito
del impuesto de 1ra categoría
Equidad
Equidad Horizontal:
Equidad Vertical:
Por último, los impuestos excesivamente progresivos suelen tener válvulas de escape --ya
sea mediante evasión y elusión o mediante franquicias otorgadas por la ley-- de tal forma
que las tasas efectivas que pagan las personas de altos ingresos son menores que las
teóricas.
Simplicidad
Existen al menos tres razones que aconsejan buscar un sistema tributario más simple. La
primera, es que los sistemas tributarios modernos son de autodeclaración, por lo que conviene
que sean simples, para facilitar la correcta declaración de los contribuyentes. La segunda
razón, es que los sistemas complejos obligan a las personas y empresas a gastar más recursos
para poder cumplir con sus obligaciones tributarias, los cuales en otras circunstancias podrían
destinarse a actividades productivas. La tercera razón, y tal vez la más importante, es que los
sistemas tributarios complejos facilitan la evasión y elusión de los impuestos, con todos los
efectos negativos que esto conlleva. En relación con este punto, se debe destacar que los
sistemas tributarios simples aparecen como más justos, lo que favorece un mayor
cumplimiento tributario.
No hay duda de que la complejidad del sistema tributario tiene una alta correlación con los
niveles de evasión. La complejidad del sistema tributario genera mayores costos, tanto para
el contribuyente como para la administración tributaria. Desde el punto de vista del
contribuyente, estos mayores costos pueden dividirse en dos: por una parte, a mayor
complejidad, el contribuyente debe invertir mayor tiempo y dinero para poder cumplir con
sus obligaciones tributarias, lo cual obviamente es un incentivo para eludirlas. Por otra
parte, la mayor complejidad induce a los contribuyentes a sacrificar recursos, en tiempo y
dinero, con el objeto de encontrar los resquicios, dentro de la complejidad de la ley, que le
permitan reducir su pago de impuestos (elusión u optimización tributaria). Desde el punto
de vista de la administración tributaria, dar una buena atención a los contribuyentes y
fiscalizar su cumplimiento demanda más recursos cuanto más complejo es el sistema.
Además, los sistemas simples son más fáciles de fiscalizar, lo que significa que la
administración tributaria puede obtener mejores rendimientos con los mismos recursos.
Son tres las funciones fundamentales que el Estado debe desarrollar a través del Sistema
Tributario:
1. Provisión de Bienes Públicos.
3. El gasto social.
El gasto social representa la función fiscal dirigida a atender las necesidades de los
sectores de menores recursos en la sociedad. Se trata del gasto en salud, en educación,
en vivienda, en previsión entre otras cosas.
Financiar adecuadamente esta función ha demostrado ser un mecanismo más efectivo
para lograr objetivos de redistribución de la riqueza en nuestro país que los
mecanismos de tributación progresiva.
La redistribución del ingreso lograda por la vía de progresividad en las tasas y bases
impositivas en Chile, es con mucho inferior a la contribución que hace al mismo
objetivo el gasto social que se financia con la recaudación tributaria.
En ese sentido, se puede señalar que los impuestos han perdido importancia en el rol
redistributivo de su cobro, acentuándose cada vez más su rol de herramienta eficiente
de financiamiento público.
También la aplicación de impuestos encuentra alguna justificación en objetivos de
política económica, por ejemplo: protección a la Industria Nacional (barreras
arancelarias), protección del medio ambiente (Impuestos verdes).
Los tributos controlados por el Sistema de Impuestos Internos (SII) tienen la siguiente
estructura: