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1. LA POTESTAD TRIBUTARIA
La primera importa para el titular la posibilidad de ser sujeto de relaciones jurídicas, esto es, de
derechos y deberes; la segunda, la posibilidad para el mismo de realizar actos de voluntad dirigidos
a procurar un efecto jurídico. -
La capacidad de ejercicio es una aptitud genérica del sujeto para realizar actos de voluntad que
tengan efectos jurídicos, ahora bien, la aptitud específica para realizar actos particulares de
voluntad, destinados a producir efectos determinados, se denomina “potestad”. - La potestad, por
ende, es una parte de la capacidad. –
Decisiones
En la esfera del derecho público son conocidas las potestades jurídicas fundamentales de dictar
leyes, gobernar, administrar justicia; tanto en el Estado como en las otras personas jurídicas de
derecho público, la potestad administrativa general se especifica en varias otras: la potestad de
policía, la potestad tributaria, la de imponer limitaciones a la propiedad privada y muchas otras.
Antes de revisar la potestad tributaria se debe aclarar que “las potestades” no pueden
confundirse con los “derechos subjetivos”.
- El Estado, en cuanto titular de la potestad tributaria no tiene ningún derecho de crédito hacia los
ciudadanos, sino que este surge solamente después de haber ejercicio dicha potestad, es otros
términos, cuando el Estado haciendo uso de la potestad tributaria aplica un determinado tributo
surge para él el derecho de crédito en contra del sujeto pasivo del impuesto. -
Por otra parte, todas las potestades participan de los caracteres de la capacidad de ejercicio, de la
cual forman parte: son estrictamente personales y, en consecuencia, inalienables e intransmisible,
irrenunciables e imprescriptibles, en cambio su ejercicio en los casos particulares puede estar
sujeto a términos de caducidad. –
2. PRINCIPIOS CONSTITUCIONALES
Este principio no se refiere a la igualdad numérica sino al hecho de asegurar igual tratamiento a
quienes se encuentran en análoga situación. Se refiere a situaciones análogas, porque permite la
formación de categorías, siempre que la forma de distinción sea razonable, no discriminatoria,
injusta u hostil contra determinadas personas o categorías de personas.
Por otra parte, el intervencionismo fiscal ha llevado a una nueva concepción de la igualdad,
que la extiende más allá de la “igualdad ante” el impuesto, a la “igualdad a través” del
impuesto, esto es, cercenando las rentas más altas a través de un impuesto progresivo y
acrecentando las rentas pequeñas a través de las exenciones, subvenciones y otros
beneficios que, teóricamente, persiguen igualar las rentas privadas.
La Generalidad: Como consecuencia de la igualdad, se estima que los tributos deben aplicarse
con “generalidad”, esto es, abarcando íntegramente las categorías de personas o de bienes
previstas en la ley y no a una parte de ellas. - Es decir, los gravámenes se deben establecer de
forma que cualquier persona cuya situación coincida con la señalada como hecho generador del
crédito fiscal, debe ser sujeto de impuesto, de manera que no deben resultar afectadas personas o
bienes determinados singularmente, porque en tal supuesto los tributos adquieren carácter
persecutorio o de discriminación, a menos que se esté en presencia de una exención, la que se
establece excepcionalmente con el propósito -común- de lograr una efectiva justicia fiscal o de
fomentar el desarrollo de regiones o zonas determinadas. -
Este principio, se ha afirmado la necesidad de determinar en una ley, por lo menos, los siguientes
elementos:
c) Principio de no confiscatoriedad
El art. 19 N° 20 de la CPC en una parte señala: “En ningún caso la ley podrá establecer tributos
manifiestamente desproporcionados o injustos”.
Propiedad privada: La Constitución Política del Estado, en el Nº 24 del artículo 19, garantiza a
todas las personas “...el derecho de propiedad en sus diversas especies sobre toda clase de
bienes corporales o incorporales...”, agregando que nadie puede, en caso alguno, ser privado de
su propiedad, del bien sobre que recae o de alguno de los atributos o facultades esenciales del
dominio, a menos que por una ley especial o general autorice la expropiación por causa de utilidad
pública o de interés nacional, y su posesión se podrá materializar solo previo pago total y en dinero
efectivo de una indemnización por el daño patrimonial causado, determinada de común acuerdo
por las partes o en sentencia dictada por los tribunales.
Aún cuando el precepto señalado no se refiere directamente a materias tributarias, resulta evidente
que la tributación no puede, de manera alguna, violentar tal garantía constitucional, ya que un
impuesto exagerado no sólo afecta el derecho de dominio protegido por la Constitución, sino que
también llega a configurar una verdadera expropia-ción sin indemnización.
d) Principio de no afectación
El art. 19 N° 20 de la CPC en una parte señala: “Los tributos que se recauden, cualquiera que sea
su naturaleza, ingresarán al patrimonio de la Nación y no podrán estar afectos a un destino
determinado”
El Tribunal Constitucional ha señalado, que no haya una relación absoluta dependiente y directa
entre lo que se recauda por concepto de impuestos y el destino que se da a lo recaudado. Así se
quiere evitar un vínculo directo y subordinado de un gasto a un tributo determinado