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Ficha textual

Es aquella ficha cuyo contenido es la transcripción del texto consultado o parte de él,
por lo cual debe ser señalado entre comillas la información seleccionada, para que esta
no sea tomada como una ficha personal. Debe tener estos datos:

1. La referencia bibliográfica de donde fue obtenida la información. Se coloca el


nombre y apellido del autor o de los autores, el título de la obra subrayado, y el número
de la página o páginas. Estos datos se escriben en la parte superior izquierda de la ficha.
2. La clasificación del material. Se coloca en la parte superior derecha de la ficha.
Se anota la clasificación dada a la información extraída de la obra consultada, es decir,
la materia o subtema.
3. La nota extraída del texto consultado entre comillas.
Una ficha textual es una ficha en la que se copia textualmente un
fragmento de un libro, revista o folleto.
En este tipo de fichas se toma nota de todos los datos o ideas que son
de importancia.
Se deben seguir algunos pequeños lineamientos como son:

 Anotar la información que nos interesa


 Poner comillas (“”) a las citas textuales con la finalidad de
distinguirlas de algún comentario que se realice
 Debe de ser reducida o breve para que quepa en la ficha.
 Colocar el número de ficha (es necesario para no confundirnos al
utilizarlas)
 Poner el título de la fuente (libro, revista, catalogo, etc.)
 Colocar la página o el lugar de la fuente de donde se obtiene el
texto.
 Colocar la fecha de la ficha.
 Destinar un lugar para las anotaciones, pues pueden ser
necesarias o convenientes según el caso.

¿Qué medidas debe de tener?

Las medidas pueden variar, pero las más utilizadas son las dos
siguientes:

 12.5 cm de alto por 19 cm de ancho


 12.5 cm de alto por 13.5 cm de ancho

Esta medida puede cambiar a nuestro criterio, pero debe de ser una
medida acorde a su manipulación y que permita trabajar con los datos
ingresados, pues el objetivo de la ficha textual es conservar un fragmento
de dato pero no una copia completa, se basa en conservar los conceptos
necesarios.

Hay que recordar que las citas textuales son copia del original, y debe
elegirse un texto que dé a entender la idea en forma completa.

DEFINICIÓN DE CLÉRIGO
Clérigo es un concepto que procede del latín clerĭcus, aunque su origen
más antiguo nos lleva a la lengua griega. El término se utiliza para
nombrar al hombre que ha recibido las órdenes sagradas y que,
por lo tanto, pertenece al clero (la clase sacerdotal).

Qué es Neófito:
Se denomina como neófito o neófita a la persona que se inicia en una
religión. También se emplea para señalar al individuo que recientemente se
incorporó y forma parte de una colectividad, ideología política o agrupación.

DEFINICIÓN DE PONTÍFICE
Con origen en el latín pontĭfex, la palabra pontífice permite describir a
aquel que se desempeña en una diócesis como arzobispo u obispo. El
término, por antonomasia, se utiliza para identificar a quien está
considerado en la Iglesia católica romana como el religioso o prelado
de cargo superior respecto al resto. Por ejemplo: “El Sumo Pontífice
visitará el país el año próximo”, “Las declaraciones del Pontífice
generaron una gran polémica en el mundo árabe”, “La muerte del
Pontífice fue seguida por millones de personas a través de los medios de
comunicación”.

alguacil, alguacilesa
nombre masculino y femenino
1. 1.
Empleado subalterno que ejecuta las órdenes de una autoridad administrati

DEFINICIÓN DE ALGUACIL
El término del árabe clásico wazīr derivó en el árabe hispánico alwazír y
luego llegó al castellano como alguacil. La primera acepción del concepto
que menciona la Real Academia Española (RAE) en su diccionario
refiere a un oficial de justicia que se encarga de ejecutar aquellas
instrucciones que le ordena un tribunal.

Secularización
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La secularización (lat. saeculare, significa ‘siglo’ también ‘mundo’) es el paso de algo o
alguien de una esfera religiosa a una civil o no teológica. También significa el paso de algo
o alguien que estaba bajo el ámbito de una doctrina religiosa (siguiendo sus reglas o
preceptos), a la estructura secular, laica o mundanal.12
La secularización también se refiere al proceso que experimentan algunos Estados o
territorios cuando diversas instituciones y bienes pasan de la esfera religiosa a la civil. Con
la secularización, lo sagrado y lo religioso se hacen más privados y ceden su preeminencia
pública a la sociedad.

Dorothy Tanck de Estrada


Es doctora en Historia de El Colegio de México. Tiene el grado de licenciatura de Trinity
College en Washington, de maestría de la Universidad de California en Berkeley y realizó
estudios de posgrado en la Universidad de Buenos Aires.

Sus principales líneas de investigación son la historia política y financiera de los pueblos de
indios durante la época virreinal, el desarrollo de la identidad nacionalista de letrados
indios y criollos en el siglo XVIII, la historia de la educación y de la literatura infantil.

Tiene en marcha proyectos referentes a las elecciones en los pueblos de indios durante el
siglo XVIII, la arquitectura de las casas de comunidad en el siglo XVI y la edición facsimilar
del primer libro recreativo para niños en México, publicado en 1802.

Entre sus principales publicaciones destacan:


 Pueblos de indios y educación en el México colonial, 1750-1821 (1999, tercera edición, 2010) que recibió

Premio Silvio Zavala por el mejor libro de historia colonial, del Instituto Panamericano de
Geografía e Historia;

Premio Antonio García Cubas, primer lugar, del Instituto Nacional de Antropología e
Historia/CONACULTA;

Premio Howard F. Cline de la American Historical Association por el mejor libro de


etnohistoria.
 Atlas ilustrado de los pueblos de indios. Nueva España, 1800 (2005) que recibió

Premio Antonio García Cubas, por la mejor obra científica del Instituto Nacional de
Antropología e Historia/CONACULTA.
 La educación ilustrada,1786-1836. Educación primaria en la ciudad de México (1985, sexta edición,
2005).
 “El siglo de las luces” en Historia mínima. La educación en México, coord. Dorothy Tanck de Estrada
(2010, segunda edición, 2011) pp. 67-98.
 “¿Reino o colonia? Nueva España, 1750-1804”, co autora con Carlos Mrichal, en Nueva historia general
de México, (2010) pp. 307-353.

¿Cuál es el papel del recreo en la pequeña


revuelta que narra Vargas Llosa?

Enviado por Adorguez  •  11 de Enero de 2016  •  Apuntes  •  270 Palabras (2


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“Los Jefes”
Vargas Llosa, Mario. Los jefes en: Molina Alicia Del aula y sus muros, cuentos,
México, Edit, Nueva imagen, po. 49-70.

¿Cuál es el papel del recreo en la pequeña revuelta que narra Vargas Llosa?
Es el momento que aprovechan para confabularse y exigir su horario de
exámenes con anticipación pues esta fecha ya está muy próximo.

¿Qué relaciones se establecen entre los estudiantes, los inspectores y el


director de la escuela? Se establecen relaciones de desafío que con llevan al afán
de mandar, al afán de ser el más fuerte, y todo es enmarcado, encerrado, dentro
de la rígida disciplina de un colegio.

¿Cómo se juega el papel del liderazgo entre los estudiantes? El contexto


viene a ser el problema de los horarios, mas la revuelta no es realmente por ese
motivo, sino con el objetivo de uno de los bandos de tratar de alzarse con la
Jefatura del poder en el colegio.

El salón de clase La escuela El entorno social

*Se, detecta un ambiente de desesperación.

*disgusto, inconformidad,y agresividad.

*se detecta un ambiente de desesperación.

*poco control grupal para tranquilizar.

*calmar la impaciencia de los alumnos.

*no tienen respeto a los maestros.

*les gusta el fut bol y es una forma de descarga.

*mejorar el comportamiento en el salón.

*Es el espacio donde se dan las relaciones.

*humana de una forma estrecha se conocen.

*se conocen de una forma estrecha.

*hay pandillas integradas por los alumnos.

*tratan de llamar la atención.

*con sus actitudes creían los alumnos que podían lograr todo.
*el director calendariza los exámenes.

*con la rebeldía manifestaba su inconformidad.

*según el colegio está cerca de cantina.

*preocupación por los padre de familia

*comunicación con los alumnos.

*hacían equipos para tener logros.

*la actitud del entorno.

*los alumnos hacían manifestaciones.

Análisis de “Los jefes” de Jorge Mario Vargas


Llosa
Análisis de “Los jefes” de Jorge Mario Vargas Llosa

July 10, 2016

Andrés Julián Chiriboga Villacreces

Jorge Mario Vargas Llosa nacido en el año de 1936 en Perú, Arequipa, con nacionalidad
española desde 1993. Es uno de los escritores, ensayistas y novelistas contemporáneos más
reconocidos. Alcanzó la fama en la década de los 60. Gran parte de sus obras tienen influencia
con la vivencia del autor y con la sociedad peruana. “Los jefes” es un libro escrito por Vargas
en el año de 1957 en la revista Mercurio Peruano, considerándola como la primera obra del
autor peruano. En el siguiente trabajo de ensayo, se tratara el tema del poder y como esto
influye en el desorden y la violencia en un grupo de estudiantes.

Como se mencionó anteriormente Vargas se basa en vivencias propias, y esta es una de ellas.
El relato se basa en lo acontecido en el año de 1952 en el Colegio San Miguel de Piura en Perú.
El cuento se narra en primera persona, Vargas utiliza al protagonista como el narrador, y desde
él cuenta toda la obra, sin identificar a dicho personaje, solo se lo conoce como el líder de la
protesta. Se divide en cinco partes, en las cuales se muestra paso a paso como se va
organizando todo lo referente a la huelga, el motivo y acciones a tomar por parte de los
estudiantes.

El relato inicia cuando los alumnos que cruzan el último año de la secundaria inician una
protesta contra el director. A pesar que los inspectores intentan persuadirlos fallan y todos
comienzan a protestar por la decisión del director con respecto a los exámenes. Tras explicar la
adversidad entre el protagonista y Lu, se llega a la idea de llevarlo al liderazgo, por el hecho
que los dos tienen un mismo enemigo, el director. Después de una disputa con el director,
quien se niega a reestablecer los horarios de exámenes, el ambiente se siente pesado por la
discusión, que no llega a nada por lo que se deben tomar otras medidas. Los dos líderes de la
protesta comienzan a tener diferencias y no llegan a organizarse como grupo. Finalmente se
organizan a las afueras del colegio para evitar el ingreso de cualquiera a las instalaciones, por
una mala comunicación y organización, toda la huelga fracasa.

El cuento de Vargas trata sobre una huelga, en donde se puede nombrar a tres jefes, dos jefes
que trabajan en equipo para conseguir algo, y el otro jefe es el enemigo de los primeros. El
protagonista y Lu son quienes trabajan en equipo a pesar de tener un pasado un poco
distanciado, Ferrufino o el director es el tercer jefe, quien tiene mayor poder sobre estos dos.
Desde un comienzo se sobre entiende más o menos de que va a tratar el cuento, el título
mismo lo dice, “Los jefes”. La fuerza de poder se usa desde las manos de estos jefes que
participan, y como resultado, se consigue el fracaso de la huelga.

Como primer punto se debe mencionar a que se refiere con jefe, “Persona que tiene poder o
autoridad sobre un grupo para dirigir su trabajo o sus actividades” (Diccionario Manual de la
Lengua Española Vox, 2007). En el cuento los dos alumnos tienen control y autoría sobre el
resto de estudiantes, mientras el director tiene poder y autoría sobre todos. Estos poderes que
recaen sobre los personajes, son los influyentes para que la huelga no haya salido como se
debe.

Se muestran ciertos episodios, que revelan la autoría de los personajes, y como el poder
influye sobre los personajes para actuar con violencia.

“-¡Fuera! Quien vuelva a mencionar los exámenes será castigado. […] apareció entonces el
verdadero Lu, […] No me volví a mirarlo. Sus ojos oblicuos estarían despidiendo fuego y
violencia, […]-Tampoco nosotros podemos aceptar que nos jalen a todos porque usted quiere
que no haya horarios. ¿Por qué quiere que todos saquemos notas bajas? ¿Por qué...? Ferrufino
se había acercado. […] Lu, pálido, aterrado, continuaba hablando: -¡...estamos ya cansados...   -
¡Cállate! […] -¡Cállate! -repitió con ira-. ¡Cállate, animal! ¡Cómo te atreves!   Lu estaba ya
callado” (Vargas Llosa, 1957, pág. 7).
 

La disputa con el director mostró que Lu tenía mucho que decir, y hacerse notar, sobresalir
ante Javier y el protagonista, también presentes, mas la autoridad del director opacó a Lu, y no
le dio otra salida a parte que guardar silencio.

En otra escena donde se muestra la violencia por el poder que tenían los estudiantes, es
cuando un alumno se rehusó a ir a jugar, queriendo entrar a las instalaciones. Un chico que se
encontraba en la entrada lo agredió verbal y físicamente.

“-¿No has entendido? -Había acercado su cara a la del chiquillo y le gritaba. ¿De qué diablos se
asustaba León?- ¿No has entendido, churre? No entra nadie. Ya, vamos, camina.   -No lo
empujes -dije-. Va a ir solo.   -¡No voy! -gritó-. Tenía el rostro levantado hacía León, lo miraba
con furia-. ¡No voy! No quiero huelga.   -¡Cállate, imbécil! ¿Quién quiere huelga? -León parecía
muy nervioso.” (Vargas Llosa, 1957, pág. 12).

Tras ver la rebelión de un alumno, los organizadores de la huelga se sintieron amenazados y


recurrieron a una salida rápida y supuestamente efectiva, la cual no valió a la final. En la cita
antes mencionada se menciona que el alumno, se sentía nervioso y un tanto asustado por la
actitud del estudiante que deseaba entrar, y que movía gente para seguirlo. Una vez que uso el
poder y agredió al menor, es cuando todo comenzó a caer y la huelga a fracasar. “-¡No le
pegues! -grité, demasíado tarde. León lo había golpeado en la cara, no muy fuerte, pero el
chico se puso a patalear y a gritar.” (Vargas Llosa, 1957, pág. 12).

Tras ver estas dos escenas, podemos diferenciar las maneras distintas de actuar de parte de un
director y un estudiante, ambos se encuentran bajo presión, pero la violencia que uno utiliza,
no es tan directa y se aprecia cómo puede manejar a situación. Por su parte el estudiante, al
solo pensar en que tiene una supuesta autoridad sobre el niño reacciona de otra manera, y
esto provoca que él mismo se sienta nervioso y dudoso de lo que sucede.

Vargas presenta una experiencia de él mismo en sus días de colegio y la transforma en un


relato, donde muestra cómo se vive la realidad. En “El jefe” se presentan ciertos jefes y se
muestra como estos pueden reaccionar de distintas maneras hacía diversas situaciones de
dificultad. Vargas indica en su relato como la violencia se apodera de situaciones en las que se
corre un peligro, y el cual no se sabe manejar.
A partir de los siguientes conceptos
analice el cuento de Vargas Llosa
Enviado por cxtb  •  12 de Enero de 2012  •  Ensayos  •  347 Palabras (2
Páginas)  •  1.239 Visitas

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A partir de los siguientes conceptos analice el cuento de Vargas Llosa.

Identificacion: Relación de desafío. Cooperación. Lu, Javier, Raygada,


León, Amaya, quienes son los autores de la protesta, y el director del colegio, el
intransigente. Cooperacion: Los alumnos se reúnen para luchar por sus ideales,
que son el establecer el horario de exámenes para que no sean aplicados en
forma. sorpresiva.

Vinculo: Complot entre compañeros. Situaciones dilemáticas. La violencia


y rebeldía tan común y propia de estudiantes adolescentes e intransigencia del
Director.

Situaciones dilemáticas:

Modelo dramático interno: Lucha de uno de los bandos por tomar el liderazgo.
Formalismo. Claridad de roles y emociones. Formalismo:

Roles: Bien definido emocional e intenso. Entre los que destacan : Lu,
Javier, Director e Inspector Autoritarismo. Se encajona en una guerra bilateral
entre 4 o 5 estudiantes y el Director. Autoritarismo: el director quiere implantar
sus ideas sin fundamentos.

Tarea: La descripción de las emociones, los lugares y los hechos es


trabajada minuciosamente, clara y sin medias tintas, alcanzando su objetivo.
Clima de mucha agresividad y odio. Proceso grupal: Mucha violencia para nada,
Con su actitud violenta no obtienen su objetivo, siendo que este es razonable.

Actividad

Maestra: Rosa de lima Solís Rosas.

La evolución del pensamiento grupal de México.

1.-¿Cuál es el papel del recreo en la pequeña revuelta que narra Vargas Llosa?
R= Es el momento que aprovechan para confabularse y exigir su horario de
exámenes con anticipación pues esta fecha ya está muy próximo

2.-¿Qué relaciones se establecen entre los estudiantes, los inspectores y el


director de la escuela?

R= Se establecen relaciones de desafío que con llevan al afán de mandar, al


afán de ser el más fuerte, y todo es enmarcado, encerrado, dentro de la rígida
disciplina de un colegio.

3.-¿Cómo se juega el papel del liderazgo entre los estudiantes?

R= El contexto viene a ser el problema de los horarios, mas la revuelta no


es realmente por ese motivo, sino con el objetivo de uno de los bandos de tratar
de alzarse con la Jefatura del poder en el colegio.

Actividad

Maestra: Rosa de lima Solís Rosas.

La evolución del pensamiento grupal de México.

El salón de clases La escuela El entorno social


Los jefes de Mario Vargas Llosa

Este análisis literario comprende el contenido y la forma del cuento. En el


contenido, analizaremos las ideas del autor y el significado de su obra. En la
forma, cómo está  organizado el contenido.  La forma del contenido se
analizará más adelante.

Contenido
     En el contenido se analizará el título, el asunto, el tema, los personajes, el
ambiente y la acción dramática.                                                                       
     El título es importante porque indica la falta de un liderazgo íntegro y hace
un llamado al orden social. El título refleja el contenido global de la obra, ya que
se refiere a los que dirigen la protesta, junto con Los
coyotes.                                                                                 
     El asunto de que trata la obra es la tiranía que, según el Diccionario práctico
del estudiante de la Real Academia de la Lengua, “es un  abuso de poder,
fuerza o superioridad. Por ejemplo, Trata con tiranía a los alumnos”. (Pág. 694).
Se caracteriza por  la tiranía de ambos, el director hacia sus alumnos y los
dirigentes hacia sus compañeros. El autor enfoca el asunto en la necesidad de
usar la fuerza propia como el director o la presión de grupo como los dirigentes
para mantener el liderazgo. Las fuentes que utiliza el autor son sus
experiencias vividas en el Colegio San Miguel de Piura en la costa norte del
Perú en 1952.  Por eso, es una recreación realista. 
     El tema específico de la obra es la violencia escolar. La relación entre el
asunto y el tema es que el abuso del poder es una forma de violencia
sicológica también. Tomando en cuenta esto, el tema es de índole sicológico.
Los subtemas son  el valor, la unión, la amistad y el temor. El tema se revela
por medio de las circunstancias debido a la falta de organización y coordinación
de la protesta. La relación entre el título y el tema es la necesidad de orden
público vs el salvajismo de Los coyotes.  La relación entre el tema y la
atmósfera es que la angustia, la tensión, y el miedo despiertan  la violencia y
otras pasiones colectivas. En este caso, la tesis del autor es de índole social.

     Los personajes son tienen verdaderas personalidades porque sienten amor
por el colegio y por sus  maestros,  temor hacia el director, cansancio, miedo y 
hambre. También, tienen profundidad o complejidad psicológica, ya que son
valientes, usan su experiencia social como Lu, se desafían entre ellos mismos
y compiten por el liderazgo, les gusta hablar en público,  mandar y que los
admiren,  no se entienden con el director,  tratan de  imponerse a la fuerza,
pero  los niños expresan su opinión también.  Sus motivaciones son formar una
comisión por el horario para  enfrentar al director, pero en realidad, Los jefes
quieren vengarse de Lu  para recuperar el liderazgo de Los
coyotes.                                                                
     También, tienen consistencia y fuerza psicológica porque prevalece la
unión  y la amistad. Hay inquietudes del autor reflejadas directamente en el
protagonista, ya que es un cuento autobiográfico. Hay verosimilitud en los
personajes y en la acción dramática, porque ellos afirman que aman al colegio
y a sus maestros, dan la cara como los valientes y pelean entre ellos mismos
aunque sean líderes. Así, los personajes contribuyen al desarrollo de la acción
dramática, porque se dejan engañar por el director, se unen Los jefes y Los
coyotes y los alumnos se dejan usar por los dirigentes hasta la hora decisiva. El
personaje que lleva el peso de la trama es Lu, el nuevo líder de Los coyotes,
quien no tiene conciencia y no le importa con nadie con tal de lograr su
objetivo. Es el que se atreve a dar el primer paso e ir más allá. Es el que dirige
el enfrentamiento contra primaria y media. Y es el último del grupo  en darse
cuenta del fracaso y aceptarlo.   

     Existen personajes que no tienen presencia material, pero que mueven la
acción dramática con igual fuerza como la conciencia del protagonista quien se
opone a que le peguen a los churres y la voluntad del alumnado  contra la
protesta.  Por eso, está presente el temor al castigo o expulsión  como motivo
superior y factor determinante en la conducta de los
alumnos.                             
     Los personajes principales son el protagonista-narrador del cuento quien era
el líder de Los coyotes y Lu quien le ha quitado el liderazgo de la banda.  Los
secundarios son el director Ferrufino quien es un demagogo porque no cumple
con su palabra de escuchar las quejas de sus alumnos; Javier Silva, el
asistente del protagonista, quien, en la vida real,  llega a ser Ministro del
gobierno peruano; Raygada, el que se atreve a hablar con el director en el patio
y es castigado por indiscreto; León, el que le pega al churre de primaria; los
inspectores y el alumnado de primaria y media.

     El ambiente es realista, urbano. El colegio está cerca de la plaza Merino, la


avenida Sánchez Cerro y el malecón.  Entre los escenarios hay un patio
pequeño, la oficina del director y un  río. Hay relación entre el ambiente y el
diálogo de los personajes quienes debido a  la tensión,  están dispersos,
inmóviles, enmudecidos y anhelantes,   expresando cansancio y aburrimiento. 
La acción se desarrolla en una atmósfera deprimente, llena de tensión, miedo y
ansiedad.  La atmósfera está en armonía con el ambiente, tanto en la disciplina
como en la violencia. Por un lado, se trata de una formación de filas decente
porque es una escuela salesiana. Por otro lado,  es una protesta  agresiva, ya
que se dan  enfrentamientos entre varios sectores del colegio: Los coyotes
contra primaria, así como media contra los
coyotes.                                                                
      
     El ambiente pesa sobre los protagonistas en forma decisiva, pero parcial en
el alumnado.  El ambiente incide en la  conducta de los personajes, pero no
totalmente en la del alumnado.  Según el narrador,  Los coyotes, son
aplastados por el ambiente, pero el alumnado lo supera.  En este sentido, la
relación entre el ambiente, el asunto, el tema y los personajes es  cómo se
forma la violencia en determinadas condiciones y circunstancias. Así, todos
contribuyen a la unidad total de la obra.                                     
                                
     La acción dramática tiene un ritmo normal, ya que se trata de un cuento
largo. La acción se concentra más en el conflicto estudiantil que en la tiranía
del director. Esta acción se puede esbozar así:  En el primer capítulo, comienza
la formación en el patio. Marchan hacia la dirección. Aparece el director en el
patio. Da sus primeras impresiones y los estudiantes, sus razones. El director
castiga a Raygada por indiscreto. En el segundo capítulo, Lu acepta el mando
con el protagonista. Se dirigen al malecón. Javier se trepa en un árbol para
hablar a los alumnos. Lu insulta y le pega al exlíder de Los coyotes quien
piensa que debería formar otra banda mejor. Le ayudan a levantarse y habla
por sugerencia de su asistente, Javier.

     En el tercer capítulo, continua la discusión con el director, quien los


amenaza, los echa afuera. Entonces, aparece el verdadero Lu y confronta al
director quien le dice que se calle. Salen a la plaza Merino donde esperan los
demás alumnos. En el cuarto capítulo,  comentan que los trató muy mal, pero
Lu se siente victorioso. Decide que nadie entre al colegio. Y tampoco dejarán
entrar a la primaria.   Le dan la razón a Lu y se unen. Rodean el
colegio.                                                                                                                   
                                         

     En el quinto capítulo, contornean el colegio con palos y piedras. Llegan los
churres de primaria y hablan con ellos. Les dicen que vayan al río, porque no
hay clases. Se da un enfrentamiento con un churre de primaria que no quiere
jugar. Anima a sus compañeros a ir al colegio. Lu le pega al alumno atrevido. El
churre comienza a llorar, patalear y  gritar. Los compañeros de Lu corren a ver
el desorden.

     Mientras tanto, los de media persiguen con palos a los coyotes quienes
salen despavoridos y tratan de llegar donde Lu. Así, los alumnos aprovechan
para entrar al colegio. Lu siente cólera y tristeza porque fracasó la formación.
Le reclama a sus compañeros por no ayudar. Y comienzan a pelear otra vez.
Recuperan la conciencia de lo que han hecho, especialmente a los churres. Se
consuelan.                                                                    
    Aunque el plano es presente, hay simultaneidad. Hay juego de planos en los
enfrentamientos entre los estudiantes de primaria, media y los coyotes. Por
eso, el narrador es omnisciente. La acción se narra en primera y tercera
persona y se logra con un diálogo movido. 
LA CIUDAD Y LOS PERROS

Forma
     En la forma se analizará la estructura, los capítulos, el diálogo, el lenguaje y
la visión de conjunto de la obra.

     La estructura del cuento está dividida en cinco capítulos. Los capítulos se
van encadenando con sentido cronológico, pero hay escenas simultáneas
como los enfrentamientos. Para darle equilibrio, interés y movimiento a la
acción dramática, el autor maneja los capítulos con la misma duración, excepto
el último capítulo que es más extenso debido al desenlace. La acción no está 
bien  definida en cada capítulo por el  desarrollo sicológico de la violencia.       
     Hay tres escenas culminantes en el  cuento:
     En el tercer capítulo, el desafío entre  el director y Lu.   “apareció entonces
el verdadero Lu… -Señor director… ¿Por qué quiere que todos saquemos
notas bajas?, ¿Por qué? …estamos ya cansados…   -¡Cállate!, ¡Cállate,
animal!, ¡Cómo te atreves!   -Son iguales, pensé. Dos perros.” (Pág. 18).

     En el capítulo quinto,  el ataque de un coyote a los churres.    “-No quiero-


respondió una voz atrevida. Yo voy al colegio.    -¿No has entendido churre?
No entra nadie. …¿Quién quiere huelga?    –¡Nos pueden expulsar!   Vamos al
colegio, muchachos.  -¡No le pegues! –grité, demasiado tarde”. (Pág. 24-25).
     En el quinto capítulo, El lamento por el fracaso de la protesta. “-Dijo que su
banda podía derrotar a todo el colegio –Lu hablaba con tristeza-. ¿Por qué
dejamos solo a este animal?  Lu temblaba de cólera. ¿Por qué  no vinieron?,
¿Por qué no vinieron a ayudarnos? -¿Por qué  les pegaste a los churres? –le
dije ¿Sabes lo que nos va a pasar ahora a ti y a mí?  Lu levantó el rostro y me
miró, apenado. Dimos media vuelta, caminamos en fila hacia el colegio”. (Pág.
31-32).  

              
     El diálogo es una prosa sencilla. El diálogo se caracteriza por ser tenso,
tanto con el director, como entre los compañeros. El diálogo es coloquial e
incluye palabras nuevas como churre que se refiere a los niños peruanos
y jalar o fracasar en un examen.

     Entre los recursos lingüísticos que utiliza el autor para revelarnos el mundo
afectivo de los personajes hay exclamación, comparación, símil,
desplazamiento calificativo, hipérbole e interrogación retórica.
           
   La exclamación es una expresión de una emoción en forma
interjectiva.                    Por ejemplo, “¡A formar!, ¡A formar!” (Pág. 10);
“¡Conmigo los coyotes!” (Pág. 15);  “¡No le pegues!” (Pág. 25).  Este es el
llamado a formar las filas de protesta en el colegio. Lu se siente orgulloso de
seguir con su grupo. El protagonista le grita a León que no le pegue a los
churres, pero es demasiado tarde.     
     La comparación es una semejanza.   Por ejemplo, “Son iguales, pensé. Dos
perros”. (Pág. 18).  El protagonista piensa que Lu y el director son iguales en su
carácter.          
        El símil es una comparación entre dos términos.  Por ejemplo, “Se
pondrán como fieras apenas hable Ferrufino”. (Pág. 12).  “Lo levantó y se lo
echó a los hombros como un fardo”. (Pág. 25). La reacción de los compañeros
cuando sean recibidos por el director. Javier corre a tranquilizar al churre que
gritaba, porque León le había golpeado.       
      El desplazamiento calificativo es la atribución de una cualidad de un
nombre a otro.    Por ejemplo, “Su puño colérico amenazaba a los alumnos”.
(Pág. 21); “No quiero-replicó una voz atrevida-. Yo voy al colegio”. (Pág. 24).
Lu trata de convencer a sus compañeros de no dejarse ganar del director, pero
los churres de primaria expresan su opinión a León.   
                 La hipérbole es una comparación exagerada.  Por ejemplo,   “Nos
insultó, nos trató como a bestias”. (Pág. 20); “Por esta puerta no entra nadie”.
(Pág. 23); “Tu padre te va a matar”. (Pág. 29).  Lu cuenta a sus compañeros lo
que  contestó el director y  Lu toma una decisión extrema contra sus
compañeros. El protagonista se encuentra con un vecino en la marcha, quien le
hace el comentario de que su padre lo matará por estar allí. 

    La interrogación retórica es una pregunta innecesaria o sin respuesta. Por


ejemplo,  “¿Habría estado ensayándose solo, en su despacho?” (Pág. 12); 
“¿Por qué no revientas de una vez?” (Pág. 17); “¿Por qué dejamos solo a este
animal?” (Pág.31).  El protagonista retrata al director en su mente mientras este
recita su discurso. El protagonista piensa que el discurso del director es un acto
de cobardía y se lamenta del fracaso de su rival Lu.

    La hipérbaton es la figura literaria que presenta una alteración del orden
lógico en una oración o un párrafo. Por ejemplo, “(La primaria tenía un patio
pequeño, de mosaicos azules, en el ala opuesta del colegio.)” (Pág. 9).    Se
describe el lugar donde forman los estudiantes quejosos.
     La enumeración: Nombrar una cosa detrás de otra. Por ejemplo,  “El director
habló largamente sobre Dios, la disciplina y los valores supremos del espíritu”.
(Pág. 12);  “Discutían, bromeaban, se empujaban”. (Pág. 15).   Primero, el
discurso del director a los alumnos en protesta. Los alumnos interactúan
mientras esperan respuestas o instrucciones.                                   
     En conjunto, hay relación entre el contenido y la estructura de la obra,
porque plantea el desarrollo sicológico de la violencia.  La obra tiene unidad
entre todos sus elementos:  Título, asunto, tema, personajes, ambiente, acción,
diálogo, lenguaje. Hay equilibrio y proporción entre las partes, pero el último
capítulo es más extenso. 

     Una característica distintiva de la obra es la original trama del autor, ya que
presenta el desarrollo sicológico de la violencia a nivel individual y en todas sus
formas, tal como sucede  en una protesta real. Siendo esto así, el mensaje que
el autor quiere comunicarnos es que  la salud mental o madurez emocional  es
necesaria para organizar y dirigir un movimiento antagónico.  En este caso, las
relaciones humanas prevalecieron, ya que sus valores como estudiantes se
mantuvieron, no los intereses en juego. Las motivaciones que impulsaron al
autor a escribir sobre la violencia escolar es su visión contra el autoritarismo
que desarrollará en sus siguientes obras.

GRUPOS EN LA ESCUELA
UNIDAD 4:
GRUPO, INSTITUCION ESCOLAR Y ENTORNO SOCIAL

ACTIVIDAD PREVIA

¿Cuál es el papel del recreo en la pequeña revuelta que narra Vargas Llosa?

Es un momento muy esperado por los alumnos, pues salen corriendo de manera
espectacular, es además el espacio aprovechado por los alumnos lideres para poder
organizar, controlar, manifestarse o hacerse notar entre suscompañeros.

¿Qué relaciones se establecen entre los estudiantes, los inspectores y el director de la


escuela?
La relación presentada era de poca comunicación, faltos de respeto y con desconfianza
hacia los maestros , con miedo especialmente al director, pero disgustados con su
actitud impositiva, por el cambio, aunque él como tal debió prestar atención a las
inconformidades de los niños sin sercerrado en su postura, el recreo también sirve para
visualizar conductas y actitudes de alumnos rebeldes, si se está atento, considero, que en
el recreo debe dividirse el personal de la escuela, ciertas áreas para estar al pendiente, y
no encerrarse en la dirección o un salón a comer, pues el recreo es para los niños,
además los inspectores deben tomar las cosas con inteligencia, y ver cómo
puedencontribuir para solucionar el problema, analizar si afecta pedagógicamente o no,
dando sus puntos de vista, y haciendo una reunión ese mismo día para que esta situación
no se salga de las manos y pueda verse perjudicado el plantel, por las actitudes de los
padres de familia al conocer el problema, pudiendo desprestigiar la escuela por la forma
de dirigir una institución, al no conocer el objetivode la modificación, o lo que se
pretendía con ello.

¿Cómo se juega el papel del liderazgo entre los estudiantes?

Los líderes del grupo, se disputan el puesto de jefe con competencias internas, el que
gane es el jefe así lo tenían acordado.

A partir de los siguientes conceptos analice el cuento de Vargas Llosa.

IDENTIFICACIONUn problema a resolver genera la unión en grupo. |


COOPERACIONSe logra el trabajo en equipo para alcanzar un objetivo específico. |
VINCULODocente-alumno. | SITUACIONES DILEMATICASTomar una decisión a
pesar de ir en contra de lo que uno realmente siente. |
MODELO DRAMÁTICO INTERNOEl abuso de autoridad que se ejerce a un grupo de
individuos. | FORMALISMOSDar seguimiento a una tarea propuesta siguiendo algunos
fundamentos establecidos. |
ROLESAlumnos:Personas que se rebelan ante la autoridad buscando soluciones y
alternativas justasDirectivo: Hace frente a actitudes o situaciones que desafían su
autoridad en el contexto escolar. | AUTORITARISMOEl director en muchas de las
ocasiones ejerce su autoridad a través de advertencias o castigos. |
TAREALograr ser escuchados a pesar del ambiente generado por la situación. |
PROCESO GRUPALBúsquedade un interés común.Unificación de criteriosToma de
acuerdos y tareas a realizar. |

Describe de manera breve en cada una de las columnas las situaciones que se entrelazan
en la narración Los jefes.

EL SALON DE CLASES | LA ESCUELA | EL ENTORNO SOCIAL |


Se, detecta un ambiente de desesperación, disgusto, inconformidad y
agresividad, con poco control grupal para tranquilizar y calmar
laimpaciencia de los alumnos, por parte del profesor. También se refleja
que no tienen respeto con los maestros, les gusta el fut-bol y es una forma
de descargar esa energía, pero los más chicos siguen los pasos de los
grandes, dejándose llevar por la corriente, aprendiendo el comportamiento,
y actitud de sus mayores y de sus profesores, que son sus formadores, y
necesitan estar al pendiente buscandosoluciones para mejorar el
comportamiento, e interés por ser alumnos distinguidos por su actitud ante
la vida y el estudio. | Es el espacio donde se dan las relaciones humanas de
una forma estrecha, se conocen bien, los alumnos de ahí se forma una
pandilla integrada por los alumnos, mas rebeldes e inquietos quienes se
manifiestan organizando al resto para llamar la atención de las
autoridades...

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¿Cuál es el papel del recreo en la pequeña revuelta que narra Vargas Llosa?

Enviado por Adorguez • 11 de Enero de 2016 • Apuntes • 270 Palabras (2 Páginas)


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Página 1 de 2

“Los Jefes”

Vargas Llosa, Mario. Los jefes en: Molina Alicia Del aula y sus muros, cuentos,
México, Edit, Nueva imagen, po. 49-70.

¿Cuál es el papel del recreo en la pequeña revuelta que narra Vargas Llosa? Es el
momento que aprovechan para confabularse y exigir su horario de exámenes con
anticipación pues esta fecha ya está muy próximo.

¿Qué relaciones se establecen entre los estudiantes, los inspectores y el director de la


escuela? Se establecen relaciones de desafío que con llevan al afán de mandar, al afán
de ser el más fuerte, y todo es enmarcado, encerrado, dentro de la rígida disciplina de un
colegio.

¿Cómo se juega el papel del liderazgo entre los estudiantes? El contexto viene a ser el
problema de los horarios, mas la revuelta no es realmente por ese motivo, sino con el
objetivo de uno de los bandos de tratar de alzarse con la Jefatura del poder en el colegio.

El salón de clase La escuela El entorno social

*Se, detecta un ambiente de desesperación.


*disgusto, inconformidad,y agresividad.

*se detecta un ambiente de desesperación.

*poco control grupal para tranquilizar.

*calmar la impaciencia de los alumnos.

*no tienen respeto a los maestros.

*les gusta el fut bol y es una forma de descarga.

*mejorar el comportamiento en el salón.

*Es el espacio donde se dan las relaciones.

*humana de una forma estrecha se conocen.

*se conocen de una forma estrecha.

*hay pandillas integradas por los alumnos.


*tratan de llamar la atención.

*con sus actitudes creían los alumnos que podían lograr todo.

*el director calendariza los exámenes.

*con la rebeldía manifestaba su inconformidad.

*según el colegio está cerca de cantina.

*preocupación por los padre de familia

*comunicación con los alumnos.

*hacían equipos para tener logros.

*la actitud del entorno.

*los alumnos hacían manifestaciones.

J avier se adelantó por un segundo: 


�¡Pito! �gritó, ya de pie. 
La tensión se quebró, violentamente, como una
explosión. Todos estábamos parados: el doctor Abásalo
tenía la boca abierta. Enrojecía, apretando los puños.
Cuando, recobrándose, levantaba una mano y parecía a
punto de lanzar un sermón, el pito sonó de verdad.
Salimos corriendo con estrépito, enloquecidos,
azuzados por el graznido  de cuervo de Amaya, que
avanzaba volteando carpetas.
El patio estaba
sacudido por los
gritos. Los de cuarto y
tercero habían salido
antes, formaban un
gran círculo que se
mecía bajo el polvo.
Casi con nosotros,
entraron los de
primero y segundo;
traían nuevas frases
agresivas, más odio.
El círculo creció. La
indignación era
unánime en la media.
(La primaria tenía un
patio pequeño, de
mosaicos azules, en el
ala opuesta del
colegio.) 
�Quiere fregarnos, el
serrano. 
�Sí. Maldito sea. 
Nadie hablaba de los
exámenes finales. El
fulgor de las pupilas,
las vociferaciones, el
escándalo indicaban
que había llegado el
momento de
enfrentar al director.
De pronto, dejé de
hacer esfuerzos por
contenerme y
comencé a recorrer
febrilmente los
grupos: �¿Nos friega
y nos callamos?�.
�Hay que hacer
algo.� 
Una mano férrea me
extrajo del centro del
círculo. 
�Tú no �dijo Javier�. No te metas. Te expulsan. Ya
lo sabes. 
�Ahora no me importa. Me las va a pagar todas. Es mi
oportunidad, ¿ves? Hagamos que formen.

En voz baja fuimos repitiendo por el patio, de oído en


oído: �Formen filas�, �a formar, rápido�.

�¡Formemos las filas! �el vozarrón de Raygada vibró


en el aire sofocante de la ma-ñana. 
Muchos, a la vez, corearon:

�¡A formar! ¡A formar!

Los inspectores Gallardo y Romero vieron entonces,


sorprendidos, que de pronto decaía el bullicio y se
organizaban las filas antes de concluir el recreo.
Estaban apoyados en la pared, junto a la sala de
profesores, frente a nosotros, y nos miraban
nerviosamente. Luego se miraron entre ellos. En la
puerta habían aparecido algunos profesores; también
estaban extrañados.

El inspector Gallardo se aproximó:

�¡Oigan! �gritó, desconcertado�. Todavía no...

�Calla �repuso alguien, desde atrás�. ¡Calla,


Gallardo, maricón! 
Gallardo se puso pálido. A grandes pasos, con gesto
amenazador, invadió las filas. A su espalda, varios
gritaban: �¡Gallardo, maricón!�.
�Marcharemos �dije�. Demos vueltas al patio.
Primero los de quinto. 
Comenzamos a marchar. Taconeábamos con fuerza,
hasta dolernos los pies. A la segunda vuelta
�formábamos un rectángulo perfecto, ajustado a las
dimensiones del patio� Javier, Raygada, León y yo
principiamos:

�Ho-ra-rio; ho-ra-rio; ho-ra-rio...

El coro se hizo general. 


�¡Más fuerte! �prorrumpió la voz de alguien que yo
odiaba: Lu�. ¡Griten!

De inmediato, el vocerío aumentó hasta ensordecer. 


�Ho-ra-rio; ho-ra-rio; ho-ra-rio...

Los profesores, cautamente, habían desaparecido


cerrando tras ellos la puerta de la sala de estudios. Al
pasar los de quinto junto al rincón donde Teobaldo
vendía fruta sobre un  madero, dijo algo que no oímos.
Movía las ma-  nos, como alentándonos. �Puerco�,
pensé.

Los gritos arreciaban. Pero ni el compás de la marcha,


ni el estímulo de los chillidos, bastaban para disimular
que estábamos asustados. Aquella espera era
angustiosa. ¿Por qué tardaba en salir? Aparentando
valor aún, repetíamos la frase, mas habían comenzado
a mirarse unos a otros y se escuchaban, de cuando en
cuando, agudas risitas forzadas. �No debo pensar en
nada�, me decía. �Ahora no.� Ya me costaba
trabajo gritar: estaba ronco y me ardía la garganta. De
pronto, casi sin saberlo, miraba el cielo: perseguía a un
gallinazo que planeaba suavemente sobre el colegio,
bajo una bóveda azul, límpida y profunda, alumbrada
por un disco amarillo en un costado, como un lunar.
Bajé la cabeza, rápidamente.
Pequeño, amoratado, Ferrufino
había aparecido al final del
pasillo que desembocaba en el
patio de recreo. Los pasitos
breves y chuecos, como de pato,
que lo acercaban interrumpían
abusivamente el silencio que
había reinado de improviso,
sorprendiéndome. (La puerta de
la sala de profesores se abre;
asoma un rostro diminuto,
cómico. Estrada quiere
espiarnos: ve al director a unos
pasos; velozmente, se hunde; su
mano infantil cierra la puerta.)
Ferrufino estaba frente a
nosotros: recorría desorbitado
los grupos de estudiantes
enmudecidos. Se habían
deshecho las filas; algunos
corrieron a los baños, otros
rodeaban desesperadamente la
cantina de Teobaldo. Javier,
Raygada, León y yo quedamos
inmóviles.
�No tengan miedo
�dije, pero nadie me
oyó porque
simultáneamente
había dicho el
director:

�Toque el pito,
Gallardo.

De nuevo se
organizaron las
hileras, esta vez con
lentitud. El calor no
era todavía excesivo,
pero ya padecíamos
cierto sopor, una
especie de
aburrimiento. �Se
cansaron �murmuró
Javier�. Malo.� Y
advirtió, furioso:
�¡Cuidado con
hablar!

Otros propagaron el
aviso.

�No �dije�. Espera.


Se pondrán como
fieras apenas hable
Ferrufino.
Pasaron algunos segundos de silencio, de sospechosa
gravedad, antes de que fuéramos levantando la vista,
uno por uno, hacia aquel hombrecito vestido de gris.
Estaba con las manos enlazadas sobre el vientre, los
pies juntos, quieto.

�No quiero saber quién inició este tumulto �recitaba.


Un actor: el tono de su voz, pausado, suave, las
palabras casi cordiales, su postura de estatua, eran
cuidadosamente afectadas. ¿Habría estado
ensayándose solo, en su despacho?�. Actos como éste
son una vergüenza para ustedes, para el colegio y para
mí. He tenido mucha paciencia, demasiada, óiganlo
bien, con el promotor de estos desórdenes, pero ha
llegado al límite...

¿Yo o Lu? Una interminable y ávida lengua de fuego


lamía mi espalda, mi cuello, mis meji-  llas a medida
que los ojos de toda la media iban girando hasta
encontrarme. ¿Me miraba Lu? ¿Tenía envidia? ¿Me
miraban los coyotes? Desde atrás, alguien palmeó mi
brazo dos veces, alentándome. El director habló
largamente sobre Dios, la disciplina y los valores
supremos del espíritu. Dijo que las puertas de la
dirección estaban siempre abiertas, que los valientes de
verdad debían dar la cara.

�Dar la cara �repitió; ahora era autoritario�, es


decir, hablar de frente, hablarme a mí.

�¡No seas imbécil! �dije, rápido�. ¡No seas imbécil!

Pero Raygada ya había levantado su mano al mismo


tiempo que daba un paso a la izquierda, abandonando
la formación. Una sonrisa complaciente cruzó la boca
de Ferrufino y desapareció de inmediato.
�Escucho, Raygada... �dijo.

A medida que éste hablaba, sus palabras le inyectaban


valor. Llegó incluso, en un momento, a agitar sus
brazos, dramáticamente. Afirmó que no éramos malos
y que amábamos el colegio y a nuestros maestros;
recordó que la juventud era impulsiva. En nombre de
todos, pidió disculpas. Luego tartamudeó, pero siguió
adelante:

�Nosotros le pedimos, señor director, que ponga


horarios de exámenes como en años anteriores... �se
calló, asustado.

�Anote, Gallardo �dijo Ferrufino�. El alumno


Raygada vendrá a estudiar la próxima semana, todos
los días, hasta las nueve de la noche. �Hizo una
pausa�. El motivo figurará en la libreta: por rebelarse
contra una disposición pedagógica.

�Señor director... �Raygada estaba lívido.

�Me parece justo �susurró Javier�. Por bruto.

II

Un rayo de sol atravesaba el sucio tragaluz y venía a


acariciar mi frente y mis ojos, me invadía de paz. Sin
embargo, mi corazón estaba al-   go agitado y a ratos
sentía ahogos. Faltaba media hora para la salida; la
impaciencia de los muchachos había decaído un poco.
¿Responderían, después de todo?

�Siéntese, Montes �dijo el profesor Zambrano�. Es


usted un asno.

�Nadie lo duda �afirmó Javier, a mi costado�. Es un


asno.

¿Habría llegado la consigna a todos los años? No quería


martirizar de nuevo mi cerebro con suposiciones
pesimistas, pero a cada momento veía a Lu, a pocos
metros de mi carpeta, y sentía desasosiego y duda,
porque sabía que en el fondo iba a decidirse, no el
horario de exámenes, ni siquiera una cuestión de
honor, sino una venganza personal. ¿Cómo descuidar
esta ocasión feliz para atacar al enemi-go que había
bajado la guardia?

�Toma �dijo a mi lado, alguien�. Es de Lu.

�Acepto tomar el mando, contigo y Raygada.� 


Lu había firmado dos veces. Entre sus nombres, como
un pequeño borrón, aparecía con la tinta brillante aún,
un signo que todos respetábamos: la letra C, en
mayúscula, encerrada en un círculo negro. Lo miré: su
frente y su boca eran estrechas; tenía los ojos
rasgados, la piel hundida en las mejillas y la mandíbula
pronunciada y firme. Me observaba seriamente; acaso
pensaba que la situación le exigía ser cordial.

En el mismo papel respondí: �Con Javier.� Leyó sin


inmutarse y movió la cabeza afirmativamente.

�Javier �dije.

�Ya sé �respondió�. Está bien. Le haremos pasar un


mal rato.

¿Al director o a Lu? Iba a preguntárselo, pe-ro me


distrajo el silbato que anunciaba la salida.
Simultáneamente se elevó el griterío sobre nuestras
cabezas, mezclado con el ruido de las carpetas
removidas. Alguien �¿Córdoba, quizá?� silbaba con
fuerza, como queriendo destacar.
�¿Ya saben? �dijo Raygada, en la fila�. Al Malecón.

�¡Qué vivo! �exclamó uno�. Está enterado hasta


Ferrufino.

Salíamos por la puerta de atrás, un cuarto de hora


después que la primaria. Otros lo habían hecho ya, y la
mayoría de alumnos se había detenido en la calzada,
formando pequeños grupos. Discutían, bromeaban, se
empujaban.

�Que nadie se quede por aquí �dije.

�¡Conmigo los coyotes! �gritó Lu, orgulloso.

Veinte muchachos lo rodearon.

�Al Malecón �ordenó�, todos al Malecón.

Tomados de los brazos, en una línea que unía las dos


aceras, cerramos la marcha los dequinto, obligando a
apresurarse a los menos entusiastas a codazos.

Una brisa tibia, que no lograba agitar los secos


algarrobos ni nuestros cabellos, llevaba de un lado a
otro la arena que cubría a pedazos el suelo calcinado
del Malecón. Habían respondido. Ante nosotros �Lu,
Javier, Rayga-da y yo�, que dábamos la espalda a la
baranda y a los interminables arenales que
comenzaban en la orilla contraria del cauce, una
muchedumbre compacta, extendida a lo largo de toda
la cuadra, se mantenía serena, aunque a veces,
aisladamente, se escuchaban gritos estridentes.

�¿Quién habla? �preguntó Javier.

�Yo �propuso Lu, listo para saltar a la baranda.

�No �dije�. Habla tú, Javier.

Lu se contuvo y me miró, pero no estaba enojado.

�Bueno �dijo; y agregó, encogiendo los hombros�:


¡Total!

Javier trepó. Con una de sus manos se apoyaba en un


árbol encorvado y reseco y con la otra se sostenía de
mi cuello. Entre sus piernas, agitadas por un leve
temblor que desaparecía   a medida que el tono de su
voz se hacía convincente y enérgico, veía yo el seco y
ardiente cauce del río y pensaba en Lu y en los
coyotes. Había sido suficiente apenas un segundo para
que pasara a primer lugar; ahora tenía el mando y lo
admiraban, a él, ratita amarillenta que no hacía seis
meses imploraba mi permiso para entrar en la banda.
Un descuido infinitamente pequeño, y luego la sangre,
corriendo en abundancia por mi rostro y mi cuello, y
mis brazos y piernas inmovilizados bajo la claridad
lunar, incapaces ya de responder a sus puños.
�Te he ganado
�dijo, resollando�.
Ahora soy el jefe. Así
acordamos.

Ninguna de las
sombras estiradas en
círculo en la blanda
arena, se había
movido. Sólo los
sapos y los grillos
respondían a Lu, que
me insultaba. Tendido
todavía sobre el cálido
suelo, atiné a gritar:
�Me retiro de la
banda. Formaré otra,
mucho mejor. 

Pero yo y Lu y los
coyotes que
continuaban
agazapados en la
sombra, sabíamos que
no era verdad.
�Me retiro yo también �dijo Javier. 
Me ayudaba a levantarme. Regresamos a la ciudad, y,
mientras caminábamos por las calles vacías, yo iba
limpiándome con el pañuelo de Javier la sangre y las
lágrimas.

�Habla tú ahora �dijo Javier. Había bajado y algunos


lo aplaudían.

�Bueno �repuse y subí a la baranda.

Ni las paredes del fondo, ni los cuerpos de mis


compañeros hacían sombra. Tenía las manos húmedas
y creí que eran los nervios, pero era el calor. El sol
estaba en el centro del cielo; nos sofocaba. Los ojos de
mis compañeros no llegaban a los míos: miraban el
suelo y mis rodillas. Guardaban silencio. El sol me
protegía.

�Pediremos al director que ponga el horario de


exámenes, lo mismo que otros años. Raygada, Javier,
Lu y yo formamos la comisión. La media está de
acuerdo, ¿no es verdad?

La mayoría asintió, moviendo la cabeza. Unos cuantos


gritaron: �Sí, sí�.

�Lo haremos ahora mismo �dije�. Ustedes nos


esperarán en la plaza Merino.

Echamos a andar. La puerta principal del colegio estaba


cerrada. Tocamos con fuerza; escuchábamos a nuestra
espalda un murmullo creciente. Abrió el inspector
Gallardo.

�¿Están locos? �dijo�. No hagan eso.


�No se meta �lo interrumpió Lu�. ¿Cree que el
serrano nos da miedo?

�Pasen �dijo Gallardo�. Ya verán.

Los jefes (cuento)


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1

Para el libro de cuentos del mismo autor, véase Los Jefes.

Los jefes

de Mario Vargas Llosa 

Género Cuento 

Idioma Castellano

Editorial Mercurio Peruano (revista)

Ciudad Lima

País

Fecha de publicación Febrero de 1957

Formato Revista
Incluido después en la colección de cuentos
del mismo nombre.

[editar datos en Wikidata]

Los jefes es un cuento del escritor peruano Mario Vargas Llosa, que fue publicado en


febrero de 1957, en forma de separata en la revista Mercurio Peruano. Fue el primer relato
que publicó el autor,2 que luego pasó a encabezar su colección de cuentos del mismo
nombre, publicada en 1959.

Índice
 1Contexto
 2Argumento
 3Escenarios
 4Personajes
 5Estructura
 6Resumen por secciones
 7Vocabulario
 8Importancia
 9Notas
 10Bibliografía
 11Véase también
 12Enlaces externos

Contexto[editar]
El relato se inspira en un episodio real que vivió el escritor cuando cursaba el 4º año de
media en el Colegio San Miguel de Piura, a fines del año 1952; él mismo lo cuenta en su
libro de memorias El pez en el agua. Sucedió que el director del colegio, el doctor
Marroquín (en la ficción, Ferrufino), decidió arbitrariamente que los exámenes finales no se
tomarían según un horario preestablecido, como era costumbre, sino de improviso, de
modo que el alumno debía estar preparado en todas las materias o cursos. Ello, como es
natural, provocó honda preocupación pues los alumnos temieron salir reprobados en
varios cursos. Mario, junto con su gran amigo, el “gordito” Javier Silva (que años después
sería ministro de Economía y Finanzas), alborotaron a sus compañeros para rebelarse
contra el experimento del director. Celebraron reuniones y una asamblea en la que se
nombró una comisión, presidida por Mario, para hablar con el director. Éste los recibió en
su despacho y escuchó educadamente el pedido de los alumnos de poner horarios a los
exámenes. Pero al final el director les hizo saber que su decisión era irrevocable.
Entonces, Mario, Javier y otros compañeros planearon una huelga. Una noche decidieron
no ir a clases, hasta que se levantara la medida. En la mañana acordada, a la hora de
clases, se replegaron al malecón Eguiguren. Pero allí, algunos muchachos, asustados,
comenzaron a murmurar que podrían ser expulsados. Se armó una discusión entre los
alumnos, y un grupo, al fin, rompió la huelga. Desmoralizados con la deserción, los demás
acordaron regresar para las clases de la tarde. Mario fue llevado por el jefe de inspectores
a la oficina del director, y como castigo, fue suspendido por siete días. El escritor considera
este episodio como el primer brote de una inquietud (podríamos calificarla de social),
aunque, como bien lo recuerda todavía, no se interesaba aún en la política.3

MVLL en 1982.

Años después, cuando Mario era ya estudiante en la Universidad de San Marcos, se


presentó a un concurso de cuentos convocado por la Facultad de Letras. Sus dos relatos
que presentó estaban ambientados en Piura e inspirados, uno de ellos, «Los jefes», en el
intento de huelga en el colegio San Miguel, y el otro, «La casa verde», en el burdel del
mismo nombre (1956). Pero no obtuvo ni siquiera una mención y al rescatar el manuscrito,
se deshizo de la «La casa verde», al considerarlo muy malo (retomaría el tema años más
tarde, en una novela), pero el de «Los jefes», «con su aire un tanto épico, en el que se
traslucían las lecturas de Malraux y Hemingway», le pareció rescatable, y en los meses
siguientes lo rehízo, hasta que le pareció digno de ser publicado. Como era muy largo para
el suplemento dominical de El Comercio, lo propuso al historiador César Pacheco Vélez,
que dirigía la revista Mercurio Peruano. Pacheco aceptó y lo publicó en febrero de 1957.
Dos años después, el relato encabezó un conjunto de cuentos publicado por el autor, ya
en formato de libro y que adoptó su nombre.4

Argumento[editar]
Narrado en primera persona por uno de sus protagonistas, un estudiante de 4º año de
media del Colegio San Miguel de Piura, trata de una rebelión estudiantil contra la decisión
del director de no poner horarios a los exámenes finales. Asimismo, trata de la rivalidad del
protagonista con Lu, un compañero que le ha desbancado en el liderazgo de la banda de
"los coyotes". Ambos muchachos se ven obligados a olvidar sus discrepancias para hacer
frente al enemigo común, personificado en el director del colegio. La huelga se disuelve
ante la negativa de continuarla de parte de los alumnos de primaria y de los primeros años
de secundaria, temerosos de las represalias de las autoridades del colegio.Autor:Mario
Vargas Llosa.

Escenarios[editar]
La acción se desenvuelve en Piura, una ciudad de la costa norte del Perú. Los escenarios
son:

 El patio del Colegio.


 La oficina del director.
 Los espacios urbanos de la ciudad: la plaza Merino, la avenida Sánchez Cerro, el
malecón.
 El malecón

Personajes[editar]
 Los “jefes” que encabezan la protesta estudiantil y que cursan el último año de
secundaria:
 El protagonista, que es a la vez el narrador de la historia, un muchacho
con cualidades de líder.
 Lu, alumno, presumiblemente de ascendencia oriental. Es descrito como
de frente y boca estrechas, ojos rasgados, la piel hundida en las mejillas y la
mandíbula prominente. Obtiene el liderazgo de la banda de los coyotes, tras
vencer en una pelea al protagonista.
 Javier, el amigo más cercano del protagonista, es un alumno muy osado,
siempre dispuesto a colaborar.
 Raygada, alumno, vozarrón. Al final quiere llorar al ver fracasada la huelga.
 León, alumno.
 Amaya, alumno.
 Ferrufino, el director del colegio, bajo y rechoncho.
 Los inspectores Gallardo y Romero, encargados de la disciplina del colegio.
 Teobaldo,vendía fruta sobre un madero

Estructura[editar]
El cuento se divide en cinco capítulos o secciones, rotulados con dígitos romanos.
El relato empieza in media res, es decir ya en pleno clímax de la acción, que viene ser la
protesta de los alumnos en el patio del colegio, reclamando la reposición de los horarios de
los exámenes.
Son cuatro los episodios fundamentales:

 La organización de la huelga.
 La confrontación de los líderes estudiantiles con el director del colegio, quien se
niega a reponer los horarios.
 La pugna de poder entre los principales líderes estudiantiles: el protagonista-
narrador y Lu.
 El fracaso de la huelga debido a la negativa de un grupo de estudiantes a sumarse
a ella.

Resumen por secciones[editar]


 I .- Aparecen los alumnos de secundaria del colegio protestando en el patio contra
la decisión del director Ferrufino de no publicar los horarios de exámenes. El director
sale y les increpa por lo que considera una vergüenza; señala además que está
consciente de que el alboroto es promovido por un solo alumno (no se sabe si se
refiere al narrador-protagonista o a Lu). Raygada sale al frente y pide cortésmente la
reposición de los horarios; pero el director no da su brazo a torcer.

 II.- En esta sección se explica la razón de la animadversión del protagonista con


Lu: había sido desplazado por éste de su liderazgo de su banda (llamada “los
coyotes”) tras un duelo a puño limpio. Pero ahora, ante una causa común, el
protagonista acepta que Lu sea uno de los líderes de la protesta estudiantil,
conjuntamente con él y su amigo Javier. Sin embargo, se da a entender que lo que en
el fondo deseaba el protagonista era vengarse buscando la ocasión propicia para dejar
mal parado a Lu. Sea como fuese, lo cierto es que convocan a los alumnos a
replegarse al malecón. Allí los arengan Javier y el protagonista; luego proponen formar
una comisión que debía entrevistarse con el director, mientras que el resto del
alumnado debía esperar en la plaza Merino.

 III.- El protagonista, Javier, Lu y Raygada integran la comisión que se entrevista


con el director. Éste les vuelve a increpar su conducta, a la que califica de rebelión e
insurrección. Los ánimos se caldean y Lu se atreve a responderle al director, quien ya
enojado, expulsa de su oficina a todos. Los “jefes” retornan a la plaza Merino, donde
estaba la concentración de alumnos. Continúan callados su camino por la avenida
Sánchez Cerro, silenciosos; el resto de alumnos les siguen.

 IV.- Incómodo ante tanto mutismo, Lu no se contiene y se dirige a los alumnos. Les
cuenta cómo el director les humilló y se negó a reponer los horarios; lo acusa de
abusivo e incluso de haber pegado anteriormente a un alumno, apellidado Arévalo. De
pronto se escucha la voz del protagonista, quien califica de mentira la acusación de
Lu, pero éste continua su discurso, azuzando a los alumnos a tomar una acción más
drástica: una huelga. Nadie debía entrar al colegio hasta que se repusieran los
horarios. El protagonista y Javier acuerdan apoyarlo.

 V.- Decidida la huelga, los de cuarto y quinto de secundaria rodean el colegio; Lu y


los “coyotes” custodian la puerta trasera. La consigna es no dejar entrar a ningún
alumno. Sin embargo, una gran dificultad sería impedir el ingreso del alumnado de
primaria. En efecto, ya pasado el mediodía, iniciado el segundo turno (antiguamente
se estudiaba mañana y tarde) llegan en tropel los de primaria. Los “jefes” tratan de
convencerlos para que se replieguen al río y se dediquen a jugar; muchos aceptan
pero otros protestan, temerosos de ser expulsados. De todos modos se impone la
voluntad de los mayores y los de primaria se repliegan. Los “jefes” se ven alentados
por este triunfo inicial. Enseguida llegan los alumnos de media (primer a tercer año de
secundaria), quienes dicen venir a apoyar la huelga, aunque van uniformados y con
sus útiles, lo cual causa suspicacia. De todos modos, se reúnen todos y deciden
marchar hacia el río; los de 5º van al frente, seguidos por los de media, aunque a paso
cansino. Sin embargo, cuando se hallan ya cerca de la plaza Merino, alguien les avisa
que en la puerta del colegio se estaba produciendo un lío. La muchedumbre se
disgrega y se dirigen a ver lo que sucede. Ven a Lu, junto con los coyotes, armados de
garrotes y tratando infructuosamente de contener a un tropel de alumnos de media
que intentaban ingresar al colegio. Finalmente la puerta se abre e ingresan a la carrera
los alumnos; la huelga culmina así, en fracaso. Lu culpa al resto de los “jefes” por
dejarlo solo en la puerta, con un puñado de coyotes; intenta agredir al protagonista y lo
reta a otro duelo. Pero los demás los calman, y Lu y el protagonista terminan dándose
la mano.5

Vocabulario[editar]
 Algarrobo, árbol existente en el Perú desde tiempos remotos. De raíces largas y
ramificadas, de tallo leñoso y de hojas perennes y compuestas. Forma bosques a lo
largo de los ríos costeños de Tumbes a Lambayeque, y de Ica a Nazca.
 Churre, chiquillo o niño; se usa en la zona norte del Perú, particularmente
en Piura.
 Gallinazo, ave carroñera del orden Falconiformes de la familia de los Cathártidos,
típica de la costa peruana.
 Jalar, desaprobar a un estudiante en los exámenes.
 Tablada, extensión de terreno, plano y de pequeñas dimensiones.6

Importancia[editar]
Este relato es la primera creación literaria de Vargas Llosa que fue publicada. Según
palabras del mismo autor:
Ese cuento prefigura mucho de lo que hice después como novelista: usar una experiencia personal
como punto de partida para la fantasía; emplear una forma que finge el realismo mediante
precisiones geográficas y urbanas; una objetividad lograda a través de diálogos y descripciones
hechas desde un punto de vista impersonal, borrando las huellas de autor y, por último, una actitud
crítica de cierta problemática que es el contexto u horizonte de la anécdota.7

Así fue la génesis de una formidable creación literaria que más de 50 años después sería
galardonada con el Premio Nobel de Literatura.

Punto de vista

angelfelipe210 Ambicioso

Los jefes, es un relato escrito en 1956 por el reconocido escritor peruano Mario Vargas Llosa,
quien hizo de esta su segunda obra cuando estaba trabajando para un periódico en Perú. Este
relato, pertenece al libro “Los jefes y los cachorros”, el cual contiene una recopilación de varios
relatos escritos por él. En 1956, era una época en la cual se creía mucho enla disciplina para los
jóvenes y los colegios eran muy estrictos, y para ese tiempo todavía se creía en el castigo físico,
además de ser muy pocas las escuelas mixtas, ya que se creía que los hombres y mujeres eran
géneros totalmente diferentes, así que los hombres debían ser muy masculinos y fuertes, y las
mujeres debían estar preparadas para ser amas de casa y ser muy femeninas y delicadas.En
“Los jefes”, podemos encontrar a adolecentes de quinto de media tratando de buscar justicia
mediante el uso de la fuerza, organizando una rebelión hacia el director, exigiendo horarios
para los exámenes, ya que al no tener horarios no saben cuándo va a haber un examen. Ellos,
intentaron rebelarse, la primera vez, haciendo una huelga en el recreo junto a toda la
secundaria, y luego, tratando deque nadie entrara al colegio, incluyendo a la primaria, sin
embargo al final del relato no lo consiguen, ya que no se puede conseguir justicia por la fuerza,
además de que el estado no permite que los menores de edad puedan imponer sus derechos,
y ahí se podría abordar el tema de la injusticia, ya que los jóvenes también merecen ser
escuchados, y solo por ser menores de edad no quiere decir quesiempre deban ser ignorados
por la ley. Lo más probable, sea que el autor, cuando aún estaba en la secundaria, haya
querido imponer justicia mediante la fuerza, ya que al no ser escuchado por las autoridades,
en ese caso de la secundaria, haya escrito el relato para reflejar la injusticia que hay hacia los
jóvenes. En el relato, podemos encontrar mucha violencia por parte de los adolescentes, en
elmodo de comportarse, hablar y pensar, lo cual es muy típico en los adolescentes, ya que
especialmente los hombres suelen ser muy impulsivos en esa edad, sin embargo se puede
notar cierto nivel de madurez en la adolescencia, ya que se dan cuenta de que no pueden
quedarse sin hacer nada y dejar que se cometa una injusticia hacia ellos, más bien, tratan de
organizarse para poder exigir un derechoque merecen.

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Apuntes para un análisis de Los jefes de


Mario Vargas Llosa
Apuntes para  un análisis de Los jefes de Mario Vargas Llosa. (2012)
ABF.-p

Los Jefes  es conjunto de relatos escritos entre 1953 y 1957 por un joven Vargas
Llosa, y publicados en 1959 a los 23 años. Es un volumen que  consta de seis
cuentos, de los cuales, el primero da el título al libro.

El cuento titulado «Los jefes» es el más largo: veintinueve páginas. En longitud


menor, continúan en este orden: «Día domingo», 28 páginas; «El hermano
menor», 19; «El desafío», 18; «Un visitante», 13; y «El abuelo», 10.

Los cuentos «Los jefes» y «El desafío» están escritos en primera persona (con
narrador autodiegético el primero y homodiegético el segundo); los demás,
en tercera, (narrador heterodiegético).

Respecto a estos títulos, (paratextos) una primera aproximación: todos ellos


aluden de manera directa
-          a los protagonistas : (Los jefes, El Hermano Menor, Un Visitante y El
Abuelo),
-          al motivo central: (El Desafío) y 
-          al tiempo  principal del acontecer:  (Día Domingo) de tales relatos.

Forma de titular  que no es la que caracterizará posteriormente las tres obras que
todos señalan como las centrales del autor, pues como se sabe La Ciudad y los
Perros, la segunda parte del paratexto no alude directamente a perros específicos,
sino a los cadetes de primer año del Colegio Leoncio Prado; La Casa Verde no es
tal sino un prostíbulo y La Conversación en la Catedral, no ocurre en este lugar
sacro sino en un merendero de pobres.
En términos generales podría decirse que el volumen Los Jefes, representa en la
obra de Mario Vargas Llosa los fundamentos de una parte importante de su
temática, de su visión de mundo y de sus técnicas o estrategias narrativas. El
mismo ha dicho en  una entrevista que "Creo que es un libro donde se ve una
personalidad en proceso de formarse. Los jefes es un pequeño microcosmos
de lo que vendrían a ser el resto de mis libros." 

 Véase al respecto las opiniones del crítico Emir Rodríguez Monegal, en una
conversación con el autor:

“Cuando le observo  en el cuento que da título al volumen [Los Jefes] hay una
premonición del tema de La Ciudad y los perros,[primera novela publicada de
este autor en 1962 y que inaugura el Boom de la narrativa hispanoamericana
de los años sesenta] observa Vargas Llosa: ‘Si es posible porque se trata
precisamente de estudiantes pero en realidad el cuento está inspirado en un
hecho real, una especie de motín estudiantil en el Colegio San Miguel de Piura,
una huelga contra el director, que yo viví de cerca. Pero conscientemente, yo 
nunca relacioné este cuento con lo que pasa en el Colegio Leoncio Prado en la
novela. Probablemente hay cierta semejanza’. Le señalo que hay semejanzas de
clima, y también de tensiones subterráneas entre los personajes. Los muchachos
en ambos relatos están motivados por un medio que es similar en ambos casos,
pero también están marcados por la manera en que el narrador encara el conflicto
y presenta a los personajes. Precisamente, al leer La Ciudad y los perros se
reconoce (ampliada) la misma capacidad de mostrar las tensiones que suscita la
convivencia, esa mira del narrador que busca infatigable en las relaciones que se
van tejiendo entre los seres, y que muchas veces van a contrapelo de los vínculos
de que ellos mismos son conscientes. En fin, todo ese sistema de relaciones que
están por debajo de las más obvias que desarrolla el argumento. Sólo que lo que
apenas aparece apuntado en Los Jefes está magníficamente orquestado en La
Ciudad  y los perros”[1]

Y también las afirmaciones de otro importante crítico de la narrativa vargallosiana,


como es José Emilio Pacheco, quien sobre esta misma situación intertextual
expresa:

 “Aunque la historia de casi todo escritor importante es la historia de sus cambios


de estilo, el primer libro ya suele contener todos los rasgos que se amplificarán y
definirán en lo porvenir. Probablemente ni el autor ni sus comentaristas crean
ahora que en Los Jefes esté germinalmente el Vargas Llosa de su madurez. No
sólo porque lo más obvio: el raro don de saber contar una historia, sobrevive a
todas las limitaciones del aprendizaje, sino también porque allí se insinúan varias
líneas que retomará en sus libros futuros:

-          La lucha por la supremacía, por ser ‘el hombre fuerte’ que se imponga al
grupo o a la colectividad (en el cuento Los jefes),
-          las leyes intangibles del machismo (El Desafío),
-          el repudio por dividir a los hombres en buenos y malos, así como la visión
trágica de la irresponsabilidad (El hermano menor),
-          las presiones que ejerce el  círculo de amigos, la hipocresía, el triunfo que
es más perfecto porque se calla (Día Domingo),
-          la traición individual y la venganza solidaria de la pandilla (Un visitante) y
-           el carácter absurdo de la crueldad (El abuelo)” [2]

1.- El cuento  que da título al libro, Los Jefes, narrado en primera persona por uno
de sus protagonistas, estudiante de enseñanza media, habla de una rebelión
estudiantil contra el director del colegio, pero también de la rivalidad de
aquel con Lu, un compañero de curso que le ha desbancado en el liderazgo
de la banda de los coyotes.

El escenario de  las acciones de este cuento es Piura, como lo demuestran los
topónimos propios de esa ciudad que se señalan en la siguiente cita: “La plaza
estaba totalmente cubierta. Los estudiantes se mantenían tranquilos, sin
discutir. Algunos fumaban. Por la avenida Sánchez Cerro pasaban muchos
carros, que disminuían la velocidad al cruzar la plaza Merino.” [3]

Es a esta misma ciudad a la que llega Vargas Llosa,   siendo niño,  ya que al
iniciarse el gobierno del presidente José Luis Bustamante y Rivero en 1945, su
abuelo (que era pariente del presidente) obtuvo el cargo
de prefecto del departamento de Piura, por lo que la familia entera regresó al Perú,
desde la ciudad boliviana de Cochabamba. Los tíos de Mario se establecieron en
Lima, mientras que Mario y su madre siguieron al abuelo a la ciudad de Piura. Allí
Mario continuó sus estudios de primaria en el Colegio Salesiano Don Bosco,
cursando el quinto grado.

“Mi primer encuentro con el Salesiano y mis nuevos compañeros de clase no fue
nada  bueno. Todos tenían uno o dos años más que yo, pero parecían aún más
grandes porque decían palabrotas  y hablaban de porquerías  que nosotros, allá
en La Salle, en Cochabamba, ni siquiera sabían que existían. Yo regresaba todas
las tardes…a darle mis quejas al tío Lucho, espantado de las lisuras que oía y
furioso de que mis compañeros se burlaran de mi manera de hablar serrana y de
mis dientes de conejo. Pero poco a poco me fui haciendo de amigos… gracias
a los cuales fui adaptándome a las costumbres y a las gentes de aquella
ciudad, que dejaría una marca tan fuerte en mi vida”. [4]

Marca que provocará, entonces que parte importante de los acontecimientos


de la producción narrativa de Vargas Llosa ocurrirán en dicha ciudad: Por
ejemplo, los cuentos Los Jefes y  El Desafío y, por supuesto una de sus obras
mayores: La CasaVerde.

2.- En «Los jefes» surge el primer intento de voz colectiva en su producción.

Está narrado en primera persona del singular, con un uso acentuado del plural,
utilizado asimismo para sugerir la idea de grupo, de clan:

La tensión se quebró violentamente, como una explosión. Todos


estábamos parados: el doctor Abásalo tenía la boca abierta. Enrojecía, apretando
los puños. Cuando, recobrándose, levantaba una mano y parecía a punto de
lanzar un sermón, el pito sonó de verdad. Salimos corriendo con estrépito,
enloquecidos, azuzados por el graznido de cuervo de Amaya, que avanzaba
volteando carpetas.
El patio estaba sacudido por los gritos. Los de cuarto y tercero habían salido
antes, formaban un gran círculo que se mecía bajo el polvo. Casi con nosotros,
entraron los de primero y segundo; traían nuevas frases agresivas, más odio. El
círculo creció. La indignación era unánime en la Media. (La Primaria tenía un patio
pequeño, de mosaicos azules, en el ala opuesta del colegio. )

Mismo modo narrativo que caracteriza a Julián Huertas, narrador de El Desafío en


elincipit [5] de éste: Estábamos bebiendo cerveza, como todos los sábados,
cuando en la puerta del "Río Bar” apareció Leonidas; de inmediato notamos en
su cara que ocurría algo.

Situación discursiva que será llevada el extremo por el autor en Los Cachorros:

“Todavía llevaban pantalón corto ese año, aún no fumábamos, entre todos los
deportes preferían el fútbol y estábamos aprendiendo a correr olas, a zambullirnos
desde el segundo trampolín del Terrazas, y eran traviesos, lampiños, curiosos,
muy ágiles, voraces”

Según José Miguel Oviedo, aquí  “el esfuerzo de Vargas Llosa está dirigido a
intentar la narración en todas las personas a la vez hasta disolver los puntos de
vista individuales en una sola entidad dramática, en una especie de narrador
colectivo que relata en un continuum avasallador. Pero si los personajes se
unifican en un gran Nosotros,[igual que en Los Jefes y en El Desafío]
ese Nosotros quisiera abrazar también al lector y hacerlo copartícipe”[6]

3.- Muy en relación con la colectivización del narrador, que aparece por primera
vez –como ya se dijo- en el cuento Los Jefes, en este también  se inaugura la
presencia -que después será una constante en la narrativa vargallosiana- del
motivo del gregarismo, el que aparecerá asociado casi siempre a la constitución
de bandas, pandillas, grupos, clanes,  sobre todo cuando los protagonistas
de los relatos son jóvenes:

 “Los coyotes” de Los Jefes (“Salíamos por la puerta de atrás, un cuarto de hora
después que la Primaria. Otros lo habían hecho ya, y la mayoría de alumnos se
había detenido en la calzada, formando pequeños grupos. Discutían, bromeaban,
se empujaban. -Que nadie se quede por aquí -dije. ¡Conmigo los coyotes! -gritó
Lu, orgulloso. Veinte muchachos lo rodearon. -Al Malecón -ordenó-, todos al
Malecón. Tomados de los brazos, en una línea que unía las dos aceras, cerramos
la marcha los de quinto, obligando a apresurarse a los menos entusiastas a
codazos”); reaparecerán en Día Domingo como “los pajarracos”, Miguel, Rubén,
el Melanés, Tobías, Francisco, el Escolar (“Después del primer vaso de la nueva
tanda, Miguel sintió que los oídos le zumbaban; su cabeza era una lentisima
ruleta, todo se movía. -Me hago pis  -dijo-. Voy al baño.  Los pajarracos  rieron. -
¿Te rindes?  -preguntó Rubén. -Voy a hacer pis -gritó Miguel-. Si quieres, que
traigan más.”); como las bandas del Justo y el Cojo en El Desafío, en fin, Choto,
Chingolo, Mañuco, Lalo y Pichula Cuellar en Los Cachorros.

4.- El universo estudiantil de enseñanza media  es el que está presente en Los


jefes, más aún, en el cuento el conflicto básico es el de los jóvenes contra el
autoritarismo del adulto, representado por un director tiránico, casi siempre
caracterizado con rasgos monstruosos y deshumanizados: “Pequeño,
amoratado, Ferrufino [ el Director del Colegio] había aparecido al final del pasillo
que desembocaba en el patio de recreo. Los pasitos breves y chuecos, como de
pato, que lo acercaban interrumpían abusivamente el silencio que había reinado
de improviso, sorprendiéndome. […] estaba frente a nosotros: recorría desorbitado
los grupos de estudiantes enmudecidos. […]Pasaron algunos segundos de
silencio, de sospechosa gravedad, antes de que fuéramos levantando la vista, uno
por uno, hacía aquel hombrecito vestido de gris. Estaba con las manos enlazadas
sobre el vientre, los pies juntos, quieto. -No quiero saber quién inició este tumulto
-recitaba. Un actor: el tono de su voz, pausado, suave, las palabras casi cordiales,
su postura de estatua, eran cuidadosamente afectadas. ¨¿Habría estado
ensayándose solo, en su despacho?”.

5.- Directores tiránicos  que enfrentados a situaciones conflictivas las


resuelven únicamente a través de un violento autoritarismo  y del chantaje.
Véase al respecto la actitud de Ferrufino frente a la justa solicitud de los alumnos:
“Sus ojillos nos observaban minuciosamente. Quería aparentar sorna y
despreocupación, pero no ignorábamos que su sonrisa era forzada y que en el
fondo de ese cuerpo rechoncho había temor y odio. Fruncía y despejaba el ceño,
el sudor brotaba a chorros de sus pequeñas manos moradas.  Estaba trémulo:
-¿Saben ustedes cómo se llama esto?  Se llama rebelión, insurrección. ¿Creen
ustedes que voy a someterme a los caprichos de unos ociosos?  Las insolencias
las aplasto. . .
Bajaba y subía la voz. Lo veía esforzarse por no gritar […]Se había parado. Una
mancha gris flotaba en torno de sus manos, apoyadas sobre el vidrio del escritorio.
De pronto su voz ascendió, se volvió áspera:
¡Fuera! Quien vuelva a mencionar los exámenes será castigado.
-Señor director. . .Tampoco nosotros podemos aceptar que nos jalen a todos
porque usted quiere que no haya horarios. ¿Por qué quiere que todos saquemos
notas bajas?  ¿Por qué. . .? 
Ferrufino se había acercado. Casí lo tocaba con su cuerpo. Lu, pálido, aterrado,
continuaba hablando:
-. . . estamos ya cansados. . .
-¡Cállate!
 El director había levantado los brazos y sus puños estrujaban algo.
-¡Cállate! -repitió con ira-. ¡Cállate, animal! ¡Cómo te atreves!”

6.- En el caso de Ferrufino, este también representa la generación dominante, la


cual inicia y completa la destrucción de los jóvenes. El mundo degradado
arranca de los viejos que contamina hacia abajo su encerrona. La solidaridad
de los participantes del movimiento estudiantil en «Los jefes» se encuentra minada
por el fracaso definitivo de la huelga:
(-Está bien  -dijo León-. Trataremos de ayudarlos. Dénse la mano. Lu levantó el
rostro y me miró, apenado. Al sentir su mano entre las mías, la noté suave y
delicada, y recordé que era la primera vez que nos saludábamos de ese modo.
Dimos media vuelta, caminamos en fila hacía el colegio. Sentí un brazo en el
hombro. Era Javier”) se halla minada por el fracaso de la huelga y el consecuente
triunfo del Director que no perderá ,entonces ni un ápice de su autoritarismo
perverso.

Luego,  la recién enunciada  disparidad generacional se muestra también como


la hostilidad entre los conservadores directores del colegio y los rebeldes
estudiantes que piden modificaciones académicas y la  hallamos condensada en
unas frases que gritan los estudiantes del  cuento, al referirse al viejo director del
colegio: «Sabemos que nos odia. No nos entenderemos con él» o entre  el
protagonista de El Abuelo, cuya única preocupación en su vejez, parece ser la de
aterrorizar a su nieto.

7.- El hecho de que «Los jefes» y «El desafío» estén en primera persona es
muy significativo, ya que refleja uno de los más vigorosos focos temáticos de
estos cuentos:el machismo.

 Como afirma José Luis Martín, este llamado machismo que aparece en los


cuentos, al ser enfocado a través del prisma de los adolescentes que en ellos
se muestran con sus individuales problemáticas, es vertido por Vargas Llosa en un
diapasón de tempouniversal. No se trata del machismo peruano, ni mexicano, ni
antillano, ni necesariamente hispanoamericano, o de ninguna otra zona del
mundo. Es un machismo adolescente universal.

La sicología de estos adolescentes, sus vivencias y sus actuaciones, reflejan al


muchacho —así, en abstracto— de todas las latitudes y todos los tiempos, pero sin
ser abstracciones los personajes en sí. Son seres vivos, de carne y hueso y sangre
y alma. Palpitaciones existenciales, perfiles y siluetas arrancados de las entrañas
humanas. No son individuos nacionales; son universales y las mismas que
aparecen también en los cuentos Día Domingo, y en El  Hermano Menor.  

Hay un vigoroso impacto en Los Jefes a la necesidad de la unión para la lucha. La


desunión, las rencillas y disensiones arruinan la fuerza del grupo. Uno de los
muchachos, León, dice, en la pelea final: «Tenemos que estar unidos» '. Esta final
«batalla» entre el arrogante Lu y el narrador protagonista es intensamente
dramática, pero se evita la catástrofe, cuando otra vez León ordena: «Dense la
mano» . Y el autor añade:

Lu levantó el rostro y me miró, apenado. Al sentir su mano entre las mías, la noté
suave y delicada, y recordé que era la primera vez que nos saludábamos de ese
modo'.

El heroísmo adolescente de enfrentarse a la autoridad, de desafiar la ley


establecida, se transmuta primero en violencia dentro del mismo grupo:
surge el machismo, prepotente fuerza adolescente que domina el impulso de
razonar con el director del colegio. Pasión sobre razón: machismo de
adolescencia. Pero hay otro impulso posterior que el adolescente no puede
rechazar: la amistad, el amor fraternal. Por eso el cuento termina con las paces:
amistad sobre pasión sobre razón.

Dicho de otro modo: Sobre la pasión dominando a la razón, se impone el amor, el


amor de hermano. La tesis de que el llamado «malo» (en este cuento representado
por el estudiante Lu) puede ser en el fondo «bueno» —o, como dice el autor
usando una paráfrasis, que su mano era suave y delicada , y que por primera vez
se habían saludado de ese modo, puesto que era el saludo de la amistad
verdadera que nunca antes tuvieron—, está palpitante en este cuento.

Machismo que también presidirá los acontecimientos de El desafío y El hermano


menor.
8.- Por otra parte,  la condición ambivalente de Lu –su condición de bueno/malo- 
resaltada en un párrafo anterior, es demostración de otro rasgo de los personajes
de Vargas Llosa que han indicado varios estudiosos, como por ejemplo, Nelson
Osorio, quien afirma que “en los personajes hay una marcada tendencia a
escindirlos en una caracterización jánica, deliberadamente equívoca” [7].

Situación claramente detectable asimismo en, por ejemplo, la caracterización de


Justo, uno de los contrincantes en El Desafío, “Desde la puerta del "Río Bar” vi a
Justo, solo, sentado en la terraza. Tenía unas zapatillas de jebe y una chompa
descolorida que le subía por el cuello hasta las orejas. Visto de perfil, contra la
oscuridad de afuera, parecía un niño, una mujer: de ese lado, sus facciones eran
delicadas, dulces”. Equivocidad  o androginia  que se verá refrendada en el varonil
duelo entre este y el Cojo, que también podría interpretarse como la
representación encubierta de un violento contacto homosexual, como se ve en
parte del relato del narrador: “De lejos, semiocultos por la oscuridad tibia de la
noche, no parecían dos hombres que se aprestaban a pelear […]mientras que
Justo ya no se limitaba a avanzar en redondo; a la vez, se acercaba y se alejaba
del Cojo agitando la manta, abría y cerraba la guardia, ofrecía su cuerpo y lo
negaba, esquivo, ágil tentando y rehuyendo a su contendor como una mujer en
celo […]. Uno, dos, tal vez tres segundos estuvimos sin aliento, viendo la figura
desmesurada de los combatientes abrazados y escuchamos un ruido breve, el
primero que oíamos durante el combate, parecido a un eructo.[…] Con el choque,
la noche que nos envolvía se pobló de rugidos desgarradores y profundos que
brotaban como chispas de los combatientes. No supimos entonces, no sabremos
ya cuánto tiempo estuvieron abrazados en ese poliedro convulsivo.”

La misma condición jánica de los personajes de Vargas Llosa, es detectable


también en Leonidas de El Desafío, quien de  sólo aparente testigo de la pugna
(“en la puerta del "Río Bar” apareció Leonidas; de inmediato notamos en su cara
que ocurría algo. -¿Qué pasa?  -preguntó León. Leonidas arrastró una silla y se
sentó junto a nosotros. -Me muero de sed. Le serví un vaso hasta el borde y la
espuma rebalsó sobre la mesa. Leonidas sopló lentamente y se quedó mirando,
pensativo, cómo estallaban las burbujas. Luego bebió de un trago hasta la última
gota. -Justo va a pelear esta noche  -dijo, con una voz rara. Quedamos callados
un momento. León bebió, Briceño encendió un cigarrillo. -Me encargó que les
avisara -agregó Leonidas.-Quiere que vayan.”) pasa a ser en el desenlace el padre
de Justo, (“-No llore, viejo  -dijo León.-No he conocido a nadie tan valiente como
su hijo. Se lo digo de veras. Leonidas no contestó. Iba detrás de mí, de modo que
yo no podía verlo. A la altura de los primeros ranchos de Castilla, pregunté. -¿Lo
llevamos a su casa, don Leonidas? -Sí  -dijo el viejo, precipitadamente, como si no
hubiera escuchado lo que le decía.”) [8].

8.- Por otra parte, el personaje que en Los Jefes es nominado Lu, prefigura al
del Jaguar, de La Ciudad y los Perros. Confróntese al respecto los siguientes
fragmentos de ambas obras:

En la bocacalle que se abría a pocos metros de la puerta trasera del colegio, me


detuve en seco. En ese momento era imposible ver: oleadas de uniformes afluían
de todos lados y cubrían la calle de gritos y cabezas descubiertas. De pronto, a
unos quince pasos, encaramado sobre algo, divisé a Lu. Su cuerpo delgado se
destacaba nítidamente en la sombra de la pared que lo sostenía. Estaba
arrinconado y descargaba su garrote a todos lados. Entonces, entre el ruido, más
poderosa que la de quienes lo insultaban y retrocedían para librarse de sus
golpes, escuché su voz:
-¿Quién se acerca?  -gritaba-. ¿Quién se acerca?  […]
Lu tenía la camisa abierta; asomaba su flaco pecho lampino, sudoroso y brillante;
un hilillo de sangre le corría por la nariz y los labios. Escupía de cuando en cuando
y miraba con odio a los que estaban más próximos. Únicamente él tenía levantado
el palo, dispuesto a descargarlo. Los otros lo habían bajado, exhaustos.
-¿Quién se acerca?  Quiero ver la cara de ese valiente (Los jefes)

–¿Usted es un matón, perro?, le preguntaron. Y entonces, fíjense bien, se les echó


encima. Y riéndose. Les digo que había ahí no sé cuantos, diez o veinte o más tal
vez. Y no podían agarrarlo. Algunos se sacaron las correas y lo azotaban de lejos,
pero les juro que no se le acercaban. Y por la Virgen que todos tenían miedo, y
juro que vi a no sé cuántos caer al suelo, cogiéndose los huevos, o con la cara
rota, fíjense bien. Y él se les reía y les gritaba: ¿así que van a bautizarme?, qué
bien, qué bien. (La Ciudad y los Perros).

9.- También se muestra en Los Jefes la  pugna sempiternamente presente


en la sociedad peruana, como es la escisión entre serranos (los
habitantes de la sierra, aquellos con raíces indígenas) y costeños (los
habitantes de la costa, los poseen raíces europeas, los blanquiñosos).
 
Dependiendo de la focalización del narrador (sea este serrano o costeño) la
caracterización de un personaje del otro grupo étnico será visto de manera
despectiva, y adquiriendo en cada caso la denominación opuesta, el carácter de
insulto.

Tal es el caso cuando el narrador de Los Jefes califica como serrano a la odiada


figura del Director del colegio:
El patio estaba sacudido por los gritos. Los de cuarto y tercero habían salido antes,
formaban un gran círculo que se mecía bajo el polvo. Casi con nosotros, entraron
los de primero y segundo; traían nuevas frases agresivas, mas odio. El círculo
creció. La indignación era unánime en la Media.  (La Primaria tenía un patio
pequeño, de mosaicos azules, en el ala opuesta del colegio. )
 -Quiere fregarnos, el serrano.
-Sí. Maldito sea.

10.- El ya citado Alfredo Matilla apunta –esta vez acertadamente- otras


coordenadas de la cuentística que reaparecerán en la narrativa del Nobel:

“La violencia en los dos relatos (Los jefes y Día domigo)  bordea la


muerte (sobre todo en Día domingo), no la causa. A partir de La ciudad y los
perros ocupará el centro estructural de la obra vargasllosiana. En este libro se
señalan implícitamente sus diferentes exteriorizaciones de acuerdo al proletariado
o a la clase media: para ésta, la muerte es una consecuencia accidental de la
lucha; para el proletariado, es el desenlace lógico, ineludible, del encuentro reñido
entre dos hombres.
La traición («Un visitante»), o el odio personal («El desafío»), desembocan en
la destrucción física de uno o más de los participantes de la confrontación.
La riña a puñetazos de los jóvenes burgueses en el río («Los jefes») pasa a ser
duelo a cuchilladas a la orilla, también, de un río en («El desafío»). En sus novelas
posteriores,la muerte real, o simbólica —como en Los cachorros, en el caso de
los amigos de Cuéllar—, irá definiéndose en relación a las clases sociales: son
las capas altas las que, a través del brazo de los desposeídos, emplean la
violencia para perpetuar la estructura político-social que las ampara.  El úl-
timo cuento de esta colección, «El abuelo», plasma la instauración del terror como
coordenada de la violencia en la mente de un niño de clase acomodada. Éste,
previa incorporación al mundo alienado del adulto, pasará a la adolescencia
repitiendo los mitos de los mayores. Y es en esta etapa que dará comienzo su
degeneración de modo abierto, hasta que el desgaste se haga patente en el
linaje”.

11.- La violencia en «El hermano menor» es, en el fondo, un acto gratuito, revelado
mediante la iluminación de un dato escondido. Casi al final nos enteramos de que
Leonor no había sido violada por el indio, sino que por capricho de niña rica,
déspota, lo había acusado. El crimen es prerrogativa de los amos. Los indios no
tienen salida, aunque huyan. Pero es en «El desafío» donde funciona, por
primera vez en su narrativa, el dato escondido como estrategia principal. En
la última página se nos dice que Leónidas era el padre de Justo, uno de los
combatientes en el río. El final ilumina todo el contenido del cuento al hacernos
repasar el rol del viejo. La muerte de Justo es aún más terrible al resaltarse el
estoicismo del padre y su presencia premonitoria en el duelo.

12.- Según Fernando Moreno,  “la técnica narrativa de Vargas Llosa hace gala de
múltiples recursos. Es particularmente interesante el hecho, de que no se respete
la sucesión temporal: presente y pasado de los personajes alternan
constantemente y el lector se ve así inmerso en un continuo vaivén temporal.
Puede decirse que la utilización de estas nuevas técnicas posibilita tanto el
expresar diversos niveles de realidad, como también lograr la eliminación de la
distancia entre el lector y el narrador, trasladando al primero directamente a la
realidad evocada por el libro.

 Característica es, en este sentido, la perspectiva múltiple e instantánea que


se nos entrega por la incorporación a una misma secuencia narrativa de
distintos planos temporales y espaciales”.

Modo narrativo que opera ya en Los jefes, como queda explicitado en el siguiente
ejemplo, donde se mezclan momentos del pasado inmediato del narrador con otros
más pretéritos:
“Ante nosotros -Lu, Javier, Raygada y yo-, que dábamos la espalda a la baranda y
a los interminables arenales que comenzaban en la orilla contraria del cauce, una
muchedumbre compacta, extendida a lo largo de toda la cuadra, se mantenía
serena, aunque a veces, aisladamente, se escuchaban gritos estridentes.
-¿Quién habla?  –preguntó Javier.
-Yo -propuso Lu, listo para saltar a la baranda.
-No-dije-. Habla tú, Javier.
Lu se contuvo y me miró, pero no estaba enojado.
-Bueno  -dijo; y agregó, encogiendo los hombros-: ¡Total!
 Javier trepó. Con una de sus manos se apoyaba en un árbol encorvado y reseco
y con la otra se sostenía de mi cuello. Entre sus piernas, agitadas por un leve
temblor que desaparecía a medida que el tono de su voz se hacía convincente y
enérgico, veía yo el seco y ardiente cauce del río y pensaba en Lu y en los
coyotes. Había sido suficiente apenas un segundo para que pasara a primer lugar;
ahora tenía el mando y lo admiraban, a él, ratita amarillenta que no hacía seis
meses imploraba mi permiso para entrar en la banda. Un descuido infinitamente
pequeño, y luego la sangre, corriendo en abundancia por mi rostro y mi cuello, y
mis brazos y piernas inmovilizadas bajo la claridad lunar, incapaces ya de
responder a sus puños.
-Te he ganado  -dijo, resollando-. Ahora soy el jefe. Así acordamos.
Ninguna de las sombras estiradas en círculo en la blanda arena, se había movido.
Sólo los sapos y los grillos respondían a Lu, que me insultaba. Tendido todavía
sobre el cálido suelo, atiné a gritar:
-Me retiro de la banda. Formaré otra, mucho mejor.
Pero yo y Lu y los coyotes que continuaban agazapados en la sombra, sabíamos
que no era verdad.
-Me retiro yo también  -dijo Javier.
Me ayudaba a levantarme. Regresamos a la ciudad, y mientras caminábamos por
las calles vacías, yo iba limpiándome con el pañuelo de Javier la sangre y las
lágrimas.
-Habla tú ahora  -dijo Javier. Había bajado y algunos lo aplaudían.
-Bueno -repuse y subí a la baranda”.

Como se ve, al interior de un diálogo ocurrido a propósito de quién se  dirige a los
estudiantes amotinados, el narrador  inserta – en una técnica que algunos
llaman caja china-  el momento anterior  en que fue vencido por Lu, dejando de
ser el líder de los coyotes. Técnica que es la misma, pero mejorada por Vargas
Llosa en sus novelas posteriores como se ve en este ejemplo de Conversación
en la Catedral:

Esta misma integración unitaria  de instantes discrónicos diferentes, se realiza


además a través del montaje de diálogos ocurridos también  en tiempos distintos,
como ocurre en El Desafío:

-¿Cómo fue lo de esta tarde?  Encogió los hombros e hizo un ademán vago.
-Nos encontramos en el "Carro Hundido". Yo que entraba a tomar un trago y me
topo cara a cara con el Cojo y su gente. ¿Te das cuenta?  Si no pasa el cura, ahí
mismo me degüellan. Se me echaron encima como perros. Como perros rabiosos.
Nos separó el cura.
-¿Eres muy hombre?  -gritó el Cojo.
-Más que tú -gritó Justo.
-Quietos, bestias -decía el cura.
-¿En "La Balsa”esta noche entonces?  -gritó el Cojo.
-Bueno  -dijo Justo.
-Eso fue todo. 

Procedimiento que se extrema en Los Cachorros:

Sin embargo ése fue el único tema de conversación en los recreos y en las aulas,
y el lunes siguiente cuando, a la salida del Colegio, fueron a visitarlo a  la  Clínica
Americana, vimos que no tenía nada en la cara ni en las manos. Estaba en un
cuartito lindo, hola Cuéllar, paredes blancas y cortinas cremas, ¿ya te sanaste,
cumpita?, junto a un jardín con florecitas, pasto y un árbol. Ellos lo estábamos
vengando, Cuéllar, en cada recreo pedrada y pedrada contra la jaula de Judas y él
bien hecho, prontito no le quedaría un hueso sano al desgraciado, se reía, cuando
saliera iríamos al Colegio de noche y entraríamos por los techos, viva el jovencito
pam pam, el Águila Enmascarada chas chas, y le haríamos ver estrellas, de buen
humor pero flaquito y pálido, a ese perro, como él a mí.

[1] “Madurez de Vargas Llosa”.


[2] “El contagio de la culpa”.
[3]  Vargas Llosa Mario. Los jefes
[4] Vargas Llosa Mario. El pez en el agua.
[5]  Incipit:  inicio del relato, el cual es considerado como el espacio textual en el que
se da el montaje de la narración y la programación ideológica de texto. En él se
organizan  una serie de códigos cuyo fin último es orientar la lectura.
[6] “LOS CACHORROS': FRAGMENTO DE UNA EXPLORACION TOTAL”

[7] “Apuntes para una lectura de Vargas Llosa”


[8]  Más adelante volveremos sobre esta misma situación para explicar otra de las
características fundamentales de la narrativa de Vargas Llosa pesquisables en Los
jefes.
Publicado por Unknown en 19:33 
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