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Las 3 Mujeres de Orula PDF
Las 3 Mujeres de Orula PDF
ISBN 978-959-09-0443-1
1
Dios habla hoy. La Biblia. Versión popular. 2da. Ed., Sociedades Bíblicas
Unidas, 1979, p. 5.
5
La antigüedad griega fue testigo del uso de múltiples orácu-
los. Entre los más conocidos figuran los llamados augurios, que
consistían en la interpretación del vuelo y el trino de las aves. Pero
muchos siglos antes, formas oraculares más complejas fueron ela-
boradas en el Oriente. Las prácticas geománticas (la adivinación
mediante el uso de tierra) elaboradas allí, ofrecen extraordinarias
similitudes con procedimientos que aún hoy se conservan, como
lo son el I-Ching y también Ifá, muy utilizado en algunos países
de África y América.
La presencia del Oráculo de Ifá en Cuba data de mediados del
siglo XIX, después de la caída del reino yoruba de Oyó en l835 y
de las sucesivas guerras civiles en las que se vio envuelto ese terri-
torio. Algunos sacerdotes (babalawos) encargados de interpretar
el oráculo fueron apresados y trasladados como esclavos al Nuevo
Mundo.
Los yorubas reclaman la paternidad del complicado oráculo,
pero lo cierto es que en la actualidad no puede establecerse a
ciencia cierta si Ifá originariamente se estableció en suelo yoruba,
o si por el contrario arribó primero al territorio ocupado por
alguna etnia vecina. Cabe la probabilidad de que Ifá llegara a la
tierra yoruba con Oduduwá, el legendario fundador de las dinas-
tías reinantes hasta hoy en ese territorio nigeriano, y que según
cuentan las leyendas procedía de algún reino árabe donde fueron
abolidas las creencias politeístas y sustituidas por el monoteísmo
islámico, y que sus seguidores se vieran obligados a huir a otros
territorios.
Ifá es un sistema geomántico, cuya forma operativa funda-
mental consiste en la interpretación de los dibujos que se trazan
sobre un polvo esparcido en un tablero de aproximadamente me-
dio metro de diámetro. La configuración de los dibujos se ob-
tiene mediante la manipulación de 16 semillas de palma (Elaeis
guineensis) de forma tal que se van dibujando sobre el polvo ver-
ticalmente, figuras compuestas cada una por cuatro elementos.
Para ello se utiliza una escritura binaria, cada elemento equiva-
lente a uno es representado por una raya vertical, y si equivale
6
a cero se representa por dos rayas verticales paralelas. De esta
forma, se obtienen 16 figuras básicas que si las combinamos en
parejas ascienden a 256.
El hecho confirmado por la historia es que Ifá fue introducido
por mercaderes yorubas en el Dahomey (actual República de Be-
nin) a principios del siglo XVIII durante el reinado de Agaja, quien
lo reconoció oficialmente dentro del cuerpo religioso de ese país.
En cada nación, Ifá se ha adaptado a las creencias politeístas del
lugar, por lo que cada grupo que ha adoptado este oráculo y lo
ha hecho suyo, le ha dado una interpretación con arreglo a sus
propios dioses y a la realidad circundante en la región o país del
que se trate. Se registra la presencia de Ifá en las tierras Yoruba,
Achanti, Nupe, Dahomey y Togo, así como también en los países
de América antes mencionados.
Se ha afirmado que este oráculo «…no es solamente una co-
lección de procedimientos de adivinación, sino un sistema de cos-
mología derivado definitivamente y después de revivir numerosas
veces del antiguo oriente…».2 Los testimonios del peregrinaje
de este procedimiento adivinatorio tendremos que buscarlos en
la literatura, los libros de viajes y en las investigaciones históricas
y arqueológicas. En muchas oportunidades, los historiadores e
investigadores le prestan poca atención a las costumbres religio-
sas, en especial a las politeístas, pues piensan que todas fueron
costumbres bárbaras, superadas por el desarrollo de la humani-
dad. En el caso de materiales escritos, los críticos de la literatura
desdeñan las narraciones que se refieren a los manejos litúrgicos,
argumentando la escasez de valores artísticos. No obstante, la
atención del etnólogo, del folclorista y de todo aquel que desee
saber algo sobre estas cuestiones, debe estar dirigida a lo que
otros desestiman porque no entienden, o le pasan por alto por-
que no lo consideran importante.
2
P. Mercier: «Los fon del Dahomey». Mundos africanos. Fondo de Cultura
Económica, México, 1975, p. 317.
7
Un pasaje de Las mil y una noches, 3 nos relata:
3
El libro de las mil noches y una noche (texto completo, no expurgado, con-
forme a la traducción directa y literal del árabe realizada por el doctor
J.C. Mardruz). T. 3, 4ta. Ed., Compañía General de Ediciones, S.A.,
México.
8
las figuras del horóscopo, descubrió, sin ningún género de
duda que Aladino no estaba muerto, sino muy vivo, que era
dueño de la lámpara mágica y que vivía con esplendor, ri-
quezas y honores, casado con la princesa Badrul-Budur, hija
del rey de la China, a la cual amaba y la cual lo amaba, y por
último, que no se le conocía en todo el imperio de la China,
e incluso en las fronteras del mundo, más que con el nombre
del emir Aladino.
4
Klaus E. Müller y Ute Ritz-Müller: Corazón de África. La magia de un
continente. Könemann, Colonia, 1999.
10
Pero no podemos pensar que la única forma que se utilizó
para obtener un oráculo basado en un lenguaje binario es la que
se usa todavía en algunos países de África y de América, o sea
mediante el uso del tablero o mesa de arena; de hecho los baba-
lawos disponen también del ékuele o cadena de Ifá que sirve para
simplificar el procedimiento adivinatorio. El Juego de los Aguje-
ros y las Semillas que también se conoce cómo Ayo, Adji, Wari,
Awekelé, Kpo y otros muchos, pudo haber sido un instrumento
para ejercer la adivinación. Un investigador de las religiones de
antecedentes africanos en Cuba, nos narra cómo en el ritual mor-
tuorio de un consagrado en las tradiciones religiosas dahomeya-
nas, se utilizó para la adivinación «un tronco de cedro dividido
en varios compartimentos, los cuales están llenos de semillas de
mate…».5 Los orígenes de este juego se remontan a Sumeria y
de allí al antiguo Egipto, de donde se supone que pasó al terri-
torio de lo que es hoy la República de Ghana y la de Zaire. En
la «Epopeya Mandinga» su protagonista Soundjata Keita, siendo
un niño, vence al temible rey Mansa Konko durante una partida
de este juego, y salva así su propia vida y funda uno de los impe-
rios más importantes de África en el siglo XIII d.n.e.6
Los sacerdotes consagrados al culto de Orula, son los cono-
cidos como babalawos o más comúnmente llamados babalaos.
Para consagrarse como babalao, si se reúnen los requisitos, es
indispensable someterse a una rigurosa iniciación y luego dedi-
carse a estudiar el oráculo y todas las ceremonias propias de este
sacerdocio.7
En Cuba, a diferencia de Nigeria, donde se les exige a los sa-
cerdotes el uso exclusivo de la memoria; se han publicado gruesos
5
Israel Moliner: «Los ritos fúnebres en el folklore matancero», en Lázara
Menéndez: Estudios afro-cubanos. Facultad de Artes y Letras, Universidad
de La Habana, 1990, p. 359.
6
Wilson Ferrer y Magalys Ruth: El maravilloso mundo de las piedras y agu-
jeros (plegable). Centro Cultural Africano Fernando Ortiz, Santiago de
Cuba, 1991.
7
Lourdes López: Estudio de un babalawo. Universidad de la Habana,
La Habana, 1978.
11
volúmenes8 sobre el contenido de los odu (figuras) del oráculo
de Ifá. Gracias a estas publicaciones, la tradición oral se vio for-
talecida, ya que la pérdida de la lengua original fue inevitable, y
con ella se perdió también mucha información sobre los poemas
que acompañan a cada odu de Ifá. De los poemas se conservaron
los argumentos sintetizados y, en algunas oportunidades, solo re-
ferencias. Sobre la base de la información conservada se idearon
historias, ahora carentes del rigor estilístico de los poemas origi-
nales, pero portadoras de una gran riqueza imaginativa. Resulta
evidente que la influencia de las literaturas europeas sirvió para
salvar lagunas, insertando cuentos y relatos allí donde se había
perdido la composición original o solo quedaba una pequeña re-
ferencia de ella. Sin embargo, en lo que se refiere a las historias
de los orishas, estas fueron conservadas con gran celo, por lo que
las narraciones recogidas en Cuba difieren muy poco de las de la
tierra yoruba.
Otra historia de la tradición oral de antecedente yoruba en
Cuba, nos narra algunas de las peculiaridades del surgimiento
mítico de Orula:
8
Ernesto Valdés Janet: Documentos para la historia de Osha-Ifá en Cuba.
Enciclopedia de caminos. Proyecto Orúmbila, Regla, 1997.
12
y otro mañana, se lo contó todo y sembró en él un odio fiero
hacia Ogún.
9
Arisel Arce Burguera y Armando Ferrer Castro: El mundo de los orishas.
Ediciones Unión, La Habana, 1999, p. 39.
13
El último que mandó a llamar fue a Orula, el que enseguida se
puso en marcha, sin saber qué estaba sucediendo.
Más adelante Orula dio con otra muchacha que estaba lavan-
do en el río la que dijo llamarse Iboyá, y le contó que Olofin
tenía presa a mucha gente. Orula la obsequió con los mismos
regalos que a la anterior.
I II II I
I II I II
I II I II
I II II I
1. Ogbe 2. Oyekún 3. Iwori 4. Odí
I II I II
I II II II
II I II II
II I II I
5. Iroso 6. Ojuani 7. Obara 8. Okana
10
Arisel Arce Burguera y Armando Ferrer Castro: El mundo de los orishas.
Ediciones Unión, La Habana, 1999, p. 154.
15
I II II II
I I I II
I I II I
II I II II
9. Ogundá 10. Osá 11. Ika 12. Otrupo
I I I II
II I II I
I II I II
I I II I
13. Otura 14. Irete 15. Oshé 16. Ofún
11
Libro de Tratados de Odun de Ifá, mimeografiado, s/a, s/f, p. 141.
16
cada signo, veremos que el signo Odí, estrecho en sus extremos
y ancho en su centro, puede identificarse con la figura idealizada
de una cucaracha.
I
II
II
I
II
I
I
I
I
II
I
II
17
Los animales simbólicos de cada deidad yoruba están tan en-
raizados en las creencias populares que muchos cubanos, aunque
no estén afiliados a ninguna religión de antecedente africano, se
niegan a matar lagartijas o regañan a quien lo haga «porque son
de la Caridad del Cobre» con quien, de acuerdo con la corriente
sincrética católico-santera, se ha identificado a Oshún, la Venus
de los yorubas, a la que se le rinde culto de diversas maneras por
tratarse de la Patrona de Cuba.
Por eso, cuando alguien extiende su mano izquierda hacia el
suelo para reverenciar a un sacerdote de Ifá y pronuncia el ances-
tral saludo de: Iború, Iboyá, Ibochiché, está haciendo alusión a
las tres mujeres de Orula que son Yemayá, Oyá y Oshún, las tres
deidades femeninas que ocupan un lugar principal en el panteón
yoruba.
Todo lo anterior nos conduce a pensar que aunque los signos
de Ifá no pueden ser llamados propiamente ideogramas, su lec-
tura se realiza como la de un ideograma, tomando en considera-
ción sus rasgos más sobresalientes, solo que las figuras de Ifá, al
contrario de los ideogramas de la lengua china o japonesa, tienen
varias interpretaciones y no una sola.
Cada signo, odu o letra de Ifá, se compone de los rezos en lengua
yoruba, de los refranes que en la actualidad se utilizan en español,
de la simbología de cada uno de ellos, los consejos que se le
ofrecen a la persona que se está consultando, las historias o itán
(fábulas, leyendas etc.), los ebó o formas rituales para conjurar las
malas consecuencias y que, a menudo, consisten en sacrificios de
animales, y de las prohibiciones rituales (tabúes); además contie-
ne las plantas12 para curar los padecimientos de salud que aquejan
al consultante. A los efectos de este trabajo, vamos a centrar la
atención en algunos de los símbolos de cada odu, utilizando el
orden en que aparecen estos en el oráculo, o sea de mayor a me-
nor. Hay que repetir que los signos de Ifá, son dobles. Cuando
uno de los l6 signos primarios se repite, entonces se llama meyi,
12
Víctor Betancourt: El babalawo. Médico tradicional. Editorial siglo XXI,
México, 1997.
18
vamos a examinar cada uno de los signos primarios con sus dos
escrituras posibles.
Eyi Ogbe
I I
I I
I I
I I
Oyekún Meyi
II II 00
II II 00
II II 00
II II 00
19
Al estar compuesto por elementos equivalentes todos a cero, se
trata de un signo lleno de negatividad y nada más negativo que la
muerte. Por eso se dice que aquí hablan los espíritus de los difuntos,
la noche. Por tratarse de líneas paralelas y dobles, guarda similitudes
con los mellizos, la unión entre los seres humanos, las asambleas, las
masas. Visto desde otro ángulo, pudiera semejarse con los nudos de
la madera, las escamas de los cocodrilos. A la vez que existen dos se-
res humanos, pueden diferir de opiniones y de intereses, por lo que
se dice que Oyekun marca guerra entre hermanos.
Iwori Meyi
II II 0 0
I I I I
I I I I
II II 0 0
Odí Meyi
I I I I
II II 0 0
II II 0 0
I I I I
Iroso Meyi
I I I I
I I I I
II II 0 0
II II 0 0
Ojuani Meyi
II II 0 0
II II 0 0
I I I I
I I I I
Obara Meyi
I I I I
II II 0 0
II II 0 0
II II 0 0
22
Por tratarse de una figura ancha en su base y coronada con una
punta (elemento de una sola línea en su parte superior), Obara ha
sido parangonado con una pirámide, una lengua de fuego y por
extensión con la lengua de los humanos. Esencialmente el fuego es
quien domina en este odu, por lo que se le identifica con el orisha
Shangó. También se ha visto aquí la cabeza de la tierra, la sabiduría,
las bifurcaciones y los árboles que nacen dobles, las lomas, los techos
a dos aguas (las casas), una pila de maíz, el poayé o campana de Oba-
talá que tiene esa misma forma. Al mismo Shangó, en ocasiones, se
le llama Obara. A esta figura se le tiene como a un rey coronado.
Okana Meyi
II II 0 0
II II 0 0
II II 0 0
I I I I
Ogundá Meyi
I I I I
I I I I
I I I I
II II 0 0
23
Esta letra simboliza el cuchillo, el signo negativo inferior
es la empuñadura y los tres superiores conforman la hoja. Si-
guiendo este mismo razonamiento se compara con los órganos
genitales masculinos. Por tratarse de estas dos interpretaciones,
es un signo de fuerza y que, por tanto, le corresponde al orisha
Ogún, dueño de las forjas y los metales, guerrero por excelen-
cia. Por ampliación nacen aquí la cirugía y la autopsia, también
las riñas.
Osá Meyi
II II 0 0
I I I I
I I I I
I I I I
II II 0 0
I I I I
II II 0 0
II II 0 0
Otrupo Meyi
II II 0 0
II II 0 0
I I I I
II II 0 0
I I I I
II II 0 0
I I I I
I I I I
Irete Meyi
I I I I
I I I I
II II 0 0
I I I I
I I I I
II II 0 0
I I I I
II II 0 0
Ofún Meyi
II II 0 0
I I I I
II II 0 0
I I I I
Los dos elementos negativos son tomados aquí por dos pares
de ojos y los positivos por dos bocas, de esta manera la figura
entera simula un rostro detrás del otro, como si fuera un espíritu
detrás de una persona. Es por ello que se dice que en este signo
hablan los espíritus de los muertos. Ofún es el último de los sig-
nos dobles de Ifá.
27
Hemos examinado elementalmente los significados que se le
atribuyen a cada uno de los 16 odu o letras de Ifá, pero debemos
recordar que estos se combinan entre sí dando lugar a la forma-
ción de otros 240. Los signos se leen de derecha a izquierda,
como en la escritura árabe.
Entre las combinaciones podemos encontrar algunas que son
el resultado de la suma simple de sus símbolos. Por ejemplo, en el
signo Odí Ché, la primera figura, como hemos visto, simboliza
un agujero y la segunda unas esposas (alguien que está preso), en
este caso el refrán que ilustra el odu dice: «absuelto por faltas de
pruebas» y le está vaticinando al que se consulta que alguien que
tiene problemas con la justicia quedará en libertad. Una situación
algo similar la tenemos en el signo Osá Dí, aquí Osá, el viento,
está dentro y puede salir por el agujero que simboliza Odí, en
este caso la figura geomántica se conoce como «el fuelle» y la
acompaña una historia en la que un individuo llamado Fuelle se
brindó para soplarle la candela a Ogún mientras este trabajaba;
los resultados del trabajo fueron tan buenos que Ogún decidió
no liberarlo: el sujeto quedó preso por hacer un favor.
I I I II
II II II I
I II II I
II I Odi Ché I I Osa Dí
29
Ékuele o cadena de Ifá.
LOS REFRANES DE IFÁ
• El tiempo es muy lento para los que esperan, muy veloz para
los que temen, muy largo para los que sufren, muy corto para
los que se regocijan, pero para los que aman es eternidad.
• La muerte lo odiará tanto, que no le querrá de vuelta al
cielo.
• Este es el abanico que levanta el calor.
• Rey muerto, príncipe coronado.
• Sin una madre veladora, sería imposible la vida de un niño.
• La bebida pone a riesgo el secreto de una conversación pe-
ligrosa.
• El músculo más odiado es el que siempre se utiliza para la
conversación, pues de él dependen sus riquezas o sus pe-
nas.
• El que sabe, no muere como el que no sabe.
• No hables y no te morderás la lengua.
• Tu lengua es tu león, si la dejas te devora.
• El hombre paciente se hace rey del mundo.
• La mujer que come de dos manos pierde su posición.
• El que da el mal, solo eso recibe a cambio.
• Déjeme sentarme tranquilo e inofensivamente.
39
• La lengua habla mucho bien y mucho mal.
• El puerco espín corteja a la mujer del leopardo y este no
puede evitarlo.
• Gallo muerto habla en el camino.
• Lo que no es hoy será mañana.
• El hombre nace sincero y muere mentiroso.
• Cuando habla el loro el hombre enmudece.
• El abanico que se mueve no se detiene jamás sin encontrarse
con el aire.
• El ojo del amo engorda al caballo.
• No hay pobreza que no llegue a su fin.
• Tanto sabe la codorniz que duerme en el piso.
• El que no sabe y se cree que sabe, ignóralo; el que sabe y no
sabe que sabe, ayúdalo; al que sabe y sabe que sabe, síguelo;
porque el que sabe no muere como el que no sabe.
• En boca cerrada no entran moscas.
• El que mucho habla mucho yerra.
• Hablar impide escuchar.
• Lo que se ve no se habla.
• El que da lo que tiene a pedir se queda.
• Todo lo que le sobra hoy le faltará mañana.
• Bodeguero que no cobra su mercancía no tiene ganancia.
• El rey no miente.
• El que no oye consejos no llega a viejo.
• La felicidad en casa del pobre dura poco.
• No hay lengua que no habló que Dios no castigó.
• La mentira no produce dividendos.
• El que mucho habla se condena.
• Secretos, secretos son.
• Perdiendo, se gana.
• Del cielo me cae dinero y si no tengo cautela, me sepultará.
• Este no es el momento de demostrar luchas.
• Bañarme en el río me rejuvenece.
• La aurora del día es visible para todos.
• Más vale la inteligencia que la fuerza.
• El hijo del gato, caza ratones.
• La aguja lleva al hilo.
• Mono ve, mono hace.
• El gusto por la libertad, si no va acompañado del respeto a
Olodumare y al prójimo, es un camino que fácilmente lleva
a una u otra forma de esclavitud.
• El ñame tostado le dijo al hombre: «Si tú me vas a comer,
detrás vendrá la muerte a comer».
• La palma piensa que tener algunas pencas le da derecho a
creerse rey.
• Un pescado no puede, sin peligro de muerte, insultar al
caimán.
• No hay mañana que deje de convertirse en ayer.
• No espere que los que derrote en la lucha lo recompensen
con un regalo.
• No busque dinero con apuro y avaricia porque servirá para
su propio entierro.
• La mano es más larga que la cabeza cuando es extendida
hacia arriba.
• La rodilla del lisiado no se dobla.
• Nadie mata al que le ofrenda comida.
• El que sabe esperar, que vengan los vendavales.
• El que persevera, triunfa.
• No hagas alarde de tus méritos.
• Lo verdaderamente tuyo nadie te lo puede quitar, pero te lo
pueden interrumpir.
• Unos ganan con buenas artes y otros con malas.
47
• Si el güiro de Osain se menea, la enfermedad se irá.
• El exceso de dulce empalaga.
• La aguja sabe lo que cose y el dedal lo que empuja.
• Nadie reclama ser pariente de un pobre.
• La libertad es la condición más preciada del hombre.
• Al que bien amarran no le es fácil soltarse.
Ogbe Yeku
Ogbe Di
Ogbe Roso
Ogbe Kána
Ogbe Sá
Ogbe Ká
Ogbe Shé
Oyekún Ogbe
• En los ojos del joven arde la llama y en los ojos del viejo
brilla la luz.
• Cosa trocada en reunión se resuelve.
• La gente de este mundo no se junta con la del otro.
• El que hace de cabeza, de cola nunca descansa.
• Lo que consigues aquí, aquí se queda.
• Las cabezas huecas son territorio de la maldad.
• Por mucho que se sepa, siempre nos falta algún conoci-
miento.
• Las cosas nunca se vuelven a hacer iguales.
Oyekún Wori
• Más vale comer poco todos los días que mucho una sola
vez.
57
• El barco sale de recorrido, pero regresa como el acero a la
vaina.
• Codicia entre hermanos, beneficio de un extraño.
• La muerte es la única que nos roba el conocimiento.
• Todo puede morir, menos la sabiduría que se transmite.
• Antes de morir, el que no enseña, vomita todo lo que sabe.
• La sabiduría hay que repartirla en vida, no se puede dejar
como herencia.
• El que se vanagloria de su conocimiento para humillar, no
es justo ni consigo mismo.
• El viejo no se humilla por recibir conocimientos de un jo-
ven.
Oyekún Dí
Oyekún Bara
Iwori Yekún
Iwori Di (Bodé)
Iwori Juani
Iwori Kána
Iwori Oggundá
Iwori Oturá
Odí Yekún
Odí Bara
Odí Ogundá
Odí Osá
Odí Ká
Odí Trúpon
Iroso Juani
Iroso Sá (Sunsún)
Iroso Ká
Iroso Trupo
Ojuani Yekun
Obara Juani
Obara Ká
Obara Shé
Obara Fún
Okána Yekún
Okána Odí
Okána Obara
• No subestime al pequeño.
• La suerte y la desgracia, en la calle tienen quien los cuide.
• El que la hace la paga.
• El capricho es la perdición.
• Al que trabaja, Dios lo ayuda.
• El caballo no puede encontrar el camino en la manigua.
• La roca no tiene lugar en el sol.
• El maíz sale unido.
• No vaya usted a perder la cabeza.
• La mentira produce destrucción.
• Lo comenzado, termínelo.
Okána Ká
Oggundá Yekún
Oggundá Ká
Oggundá Trúpo
Osá Kana
Osá Oggundá
Osá Ka
Osá Trúpo
Osá Irete
Iká Roso
Iká Bara
Iká Kána
Iká Oggundá
Iká Trúpon
• Divide y vencerás.
• El sabio no es más grande que el que busca el saber.
• El saber no es amigo del egoísmo.
• El mundo está soportado por cuatro esquinas que lo man-
tienen en equilibrio.
• La calle no se dobla en la esquina, sino por el centro.
• Al sabio se le conoce por su humildad.
Otrúpon Dí
Otrúpon Oggundá
Otrúpon Sá
Otrúpon Ká
Otrúpon Shé
Otura Yekun
Otura Juani
Otura Ká
Otura Trúpon
Irete Yekun
Irete Dí (Intedí)
Irete Kána
Irete Ká
Oshé Yekun
Oshé Dí
Oshé Bara
Oshé Sá
Oshé Ká
Oshé Trúpon
Oshé Turá
Oshé Fun
Ofún Dí
Ofún Kána
Ofún Ká (Kámala)
• La casualidad no existe.
• Por codicia oculta, pierde la gracia.
• Cada uno tendrá su suerte, según su comportamiento.
• Alborota su casa el codicioso, mas el que aborrece las dádi-
vas, vivirá.
• Por mucho que truene no quiere decir que lloverá.
• Los perrros ladran, los humanos hablan.
Ofún Shé
144
LAS HISTORIAS DE IFÁ Y ALGUNAS
TRANSCULTURACIONES
13
Fernando Ortiz: «Prólogo a ¡Oh, mío Yemayá», en Rómulo Lachatañeré:
El sistema religioso de los afrocubanos. Colección Echú Bi. Editorial de
Ciencias Sociales, La Habana, 1992, p. 16.
145
de África sufrió tantas transformaciones en nuestro suelo que su
impronta devino nueva y nacional.
Los patakines, como decíamos, son historias que narran di-
versos episodios de los avatares de los orishas en sus vidas míticas
y, en otras oportunidades, aunque no hagan referencia directa a
ningún orisha, de alguna forma, sea simbólica o hermética, man-
tienen contacto con ellos y sus características arquetípicas.
El oráculo, ya sea el Dilogún (caracol) manejado por algún
santero o Ifá con los instrumentos propios de los babalawos, se
fundamenta en los conocimientos acumulados en los Tratados de
Ifá. El sacerdote que va a consultarlos debe conocer las 256 figuras
u Odu de Ifá y en cada uno de ellos debe memorizar no menos
de cuatro historias. Todo lo anterior nos lleva a la conclusión de
que aparte de otros requisitos litúrgicos, el sacerdote (babalosha
o babalawo) debe recordar más de mil patakines.
En la actualidad los investigadores están conscientes de que
esos miles de historias no se encuentran reunidas en un solo do-
cumento (a pesar de que se han publicado ya varias antologías),
sino dispersas entre muchas cabezas, como reza el signo de Ifá,
Ogbe-Dí.
Para que se tenga idea de la profundidad y riqueza de cada
signo, recordemos a don Fernando Ortiz, quien refiriera que
en una oportunidad en que se celebraba la ceremonia conocida
como «la Letra del Año», es decir las predicciones para el año
que comienza, presidida por un babalawo nombrado Ifabí, este
se extendió tanto en la interpretación del signo que había sa-
lido, que afuera llovió a cántaros, anocheció y ya al amanecer,
cuando concluyó su discurso, algunos de los presentes dormían
profundamente.
Una de las características más señaladas de la literatura yoruba
de tradición oral en Cuba es su didactismo, orientado a que el
consultante fije los consejos que se le ofrecen, haga los sacrificios
indicados y varíe sus normas de conducta. También encontrare-
mos la «máquina épica» o intervención directa de los dioses en la
vida de los humanos. En ocasiones, las narraciones llevan inserta-
dos cantos en lengua yoruba, lo que las convierte en narraciones
146
bilingües. Pero cuando nos referimos a los cuentos propiamente
mitológicos, es de destacar una diferencia con los dioses protago-
nistas de otras mitologías:
(…) los orishas viven con los humanos en sus pueblos y ciu-
dades, su única diferencia con los hombres radica en su poder,
que las más de las veces les viene conferido por el uso de su
inteligencia y por la obediencia a los designios del oráculo
de que es poseedor el sabio Orula. Así nos encontramos que
en muchas ocasiones padecen y disfrutan lo mismo que el
más común de los mortales, «tienen hambre» , «carecen de
dinero», «hacen vida marital», «no tienen casa o trabajo» ,
«son esclavos y logran su libertad», «encuentran un tesoro»,
«sufren prisión».14
Es de imaginar que la reorganización del culto a Ifá en Cuba
fue un proceso que demoró décadas. Pero a pesar de todos los
inconvenientes el culto sobrevivió. La transculturación condujo
a la pérdida de contenidos y a la aparición de otros nuevos. Situa-
ciones que afrontaban en su medio de origen, como guerras con
etnias vecinas, la coexistencia con las creencias islámicas, entre
otras, ya no existían, su lugar había sido ocupado por una situa-
ción nueva. Ahora los sobrevivientes de la trata se encontraban
esclavizados y debían acatar la cultura y la religión de sus amos.
A la vez que desarrollaron una cultura de la resistencia, pues no
renunciaron a sus creencias, hicieron apropiaciones de la cultura
de los dominadores, en favor propio.
Huellas de la influencia de las culturas europeas y de los an-
tecedentes orientales que ellas aglutinan, pasaron a llenar las la-
gunas que había como resultado de la trasplantación de Ifá a un
medio social geográfico y cultural nuevo. Es por ello que en-
contramos en sus tratados numerosas referencias a pasajes muy
conocidos de la llamada literatura occidental, de La Biblia y de
otros textos.
14
Arisel Arce Burguera y Armando Ferrer Castro: El mundo de los orishas.
Editorial José Martí, La Habana 2005, p.12.
147
Un ejemplo de lo anterior lo tenemos en la fábula de la lengua
como «el mejor plato del mundo» y también «como el peor»,
historia que podemos encontrar en las fábulas de Esopo. Esta
narración es de uso muy común en el signo Obara Meyi, que
como hemos dicho en un capítulo anterior, tiene la forma de una
lengua y se asocia con una lengua de fuego, por lo que pertenece
a Shangó, el dueño de ese elemento. Por asociación se extiende
también a la lengua humana, que en ocasiones se usa para hablar
sobre todo lo bueno y en otras oportunidades para decir lo malo,
por lo que suele aconsejársele al que le salga este signo que se
cuide de lo que habla.
Esopo vivió en el siglo VI (a.n.e.), considerado como el Padre
de la Fábula, sus historias se utilizaron un siglo después como
texto para aprender a leer en Grecia. Desde entonces y hasta
nuestros días, su obra ha disfrutado de gran popularidad. La frase
que da título a una de las narraciones suyas «Más vale ser cabeza
de ratón que cola de león», la encontramos también en el signo
Iroso Ogbe (Iroso Umbo). Su conocida narración «La liebre y
la tortuga» cuenta con una versión o adaptación en el signo Osá
Fún, donde la liebre es sustituida por un perro y la tortuga por
una jicotea:
15
Dice Ifá, libro mimeografiado, s/f y s/a.
148
En el odu o signo Oyekun Bara se narra la historia del caballo
que se convirtió en esclavo del hombre por querer vengarse de otro
animal. Este argumento nos fue referido en la Retórica de Aristóteles
como el cuento del caballo que no quiso compartir el prado con el
venado, por lo que pidió ayuda al hombre, quien después de ayu-
darlo a alcanzar al venado y vencerlo, dejó al caballo amarrado para
siempre.
La conocida fábula de «El perro y la gandinga», podemos en-
contrarla en el signo Oyekún Tekundá (Oyekún Ogundá). Esta
narración que primeramente fue contada por Esopo, es muy co-
nocida en la historia de la fábula. De ella, figuran varias versiones,
quizá una de las mejores sea la que transcribimos a continuación
y que se debe a la pluma de Lope de Vega, una de las máximas
figuras de la Literatura Española.
16
Fábulas. Editorial Gente Nueva. Selección y recopilación de Francisco
Mota, La Habana, 1973, p 11.
149
Otra fábula famosa dentro de las letras universales, presenta una
similitud, casi exacta con lo que cuenta el odu Ogundá Otura:
—Orula, mira a ver qué sucedió con las hojas que envolvían
al ekó.
17
Dulce confeccionado con harina de maíz y azúcar, envuelto en hojas de
plátano.
18
Arisel Arce Burguera y Armando Ferrer Castro: Ob. cit., p. 157.
150
Cuentan de un sabio que un día,
Tan pobre y mísero estaba,
Que solo se sustentaba,
De unas hierbas que cogía.
—¿Habrá otro —entre sí decía—
más pobre y triste que yo?
Y cuando el rostro volvió
halló la respuesta, viendo
que iba otro sabio cogiendo
las hojas que él arrojó.
19
La Bíblia. Dios habla hoy. Consejo Episcopal Latinoamericano, 1979,
p. 351.
151
En otros signos de Ifá, también se han hecho identificaciones
con pasajes bíblicos, como Otrupo Meyi en el que se habla de
diluvio y que, a menudo, se menciona como el Diluvio Univer-
sal. Un epígrafe relacionado con esta figura, que encontramos
en algunos tratados de Ifá, reza así: «Orula vivía con la Tierra
y esta lo ofendió. Entonces Olofin para quitar la mancha man-
dó el diluvio». Pero otra leyenda yoruba, quizá más divulgada,
nos refiere que Olókun, la diosa de las profundidades de la mar,
resentida porque Obatalá la había hecho con determinadas de-
formidades en su cuerpo que motivaron que su esposo Orisha
Oko la despreciara, desesperada, decidió inundar el planeta, por
lo que los humanos y hasta los orishas que vivían en él tuvieron
que refugiarse en las montañas. Recordemos que en La Biblia se
nos cuenta la historia del patriarca Noé (Génesis: 5): Dios ofen-
dido por la maldad de los hombres decide enviar un diluvio que
duraría cuarenta días con sus noches, pero decide salvar a Noé y
su familia en una barca donde se debería además preservar la vida
animal. Historias similares de grandes diluvios las encontramos
también en otras culturas.
En el odu Ogbedí (Ogbe Odí) se ha incorporado el tema de
la Torre de Babel, para afianzar el refrán que figura aquí: «El
conocimiento está repartido entre muchas cabezas». El mismo
tema lo encontramos en el Génesis (capítulo 11). Dios para evi-
tar que los hombres construyeran una inmensa torre, confundió
sus lenguas y comenzaron a hablar idiomas diferentes. Pero en la
historia que acompaña a este odu hallamos una referencia nove-
dosa sobre el arco iris que también es mencionado en el Génesis
bíblico, como símbolo del pacto de Dios con Noé:
Después que Olókun lo invadió todo con sus aguas, a los ha-
bitantes del planeta no les quedó otro remedio que refugiarse
en la montaña más alta.
Oko volvió a la Tierra, que ahora tenía más espacio para culti-
var porque las aguas del mar se habían retirado. En la medida
en que los hombres conocieron de sus hazañas comenzaron a
llamarlo Orishaoko.
20
Arisel Arce Burguera, y Armando Ferrer Castro: Ob. cit . p. 28.
153
similitudes, el relato bíblico (Mateo 2:16) y la historia de Ifá,
son muy diferentes. En la referida letra de Ifá encontramos una
historia en la que los padres, antes de nacer el niño que espera-
ban, consultaron con Orula, y este indicó que cuando viniera al
mundo (pues se trataría de un niño prodigio) deberían poner
siete flechas en su cuna. Cuando el rey de aquel lugar se enteró
de que nacería un niño llamado a sustituirlo, ordenó matarlo. Al
llegar los soldados para ejecutar la orden, el pequeño los mató
con las flechas que se encontraban en su cuna.
21
Ibídem, p. 214.
155
Oberoso era un adivino de gran reputación, pero una vez lo
llamó el rey y Oberoso se consultó antes con su Ifá. Le salió
que debía darle un chivo, un pollo y un pescado a Eleguá an-
tes de ir al palacio, pero no lo hizo.
Una vez ante el rey, este le dijo que necesitaba que secara una
parte del mar y que buscara un hombre contrahecho, calvo
y cojo. Oberoso se negó y volvió muy preocupado a su casa
donde le contó a sus hijos lo que le había pedido el rey. Ellos
notaron lo triste que estaba el padre ante la imposibilidad de
satisfacer los deseos del soberano, y se fueron a casa de Oru-
la.
Una vez allí, el rey tuvo que reconocer su fracaso y dar una
buena parte de su fortuna a aquella familia, que, desde enton-
ces, no solo fue famosa por la reputación de adivino que tenía
el padre, sino que, además, fue muy rica y poderosa.22
22
Ibídem, p. 192.
157
cada signo, a las que hemos hecho referencia en la primera parte
de este libro.
Los ejemplos examinados nos muestran cómo se ha venido
operando un proceso de adaptación y transculturación en Cuba
de la literatura yoruba contenida en los Tratados de Ifá, que se
ha trasmitido, fundamentalmente, de forma oral. Este proceso
indica de manera explícita cómo la Religión Lucumí o Regla de
Osha, lejos de volver a sus orígenes africanos, se viene convirtien-
do, cada día más, en una religión cubana, lo que puede apoyarse
también en la transformación de sus ritos, que poco tienen que
ver en la actualidad con los que se ejecutan en el territorio yo-
ruba de Nigeria. Otro tanto sucederá en los países en los que se
ha llevado esta religión desde Cuba. En ellos ocurrirán nuevas
transculturaciones con cultos autóctonos y otras religiones y, por
supuesto, al entrar en contacto con nuevas culturas, estas influi-
rán en muchos de los contenidos de la oralidad de la Regla de
Osha.
158
Babalawo africano.
Babalawo africano.
HISTORIAS DE ORULA
Orula va a la guerra
El ékuele de Orula
La mujer de elefante
Orula y el chivo
Orula y Malé
Orula y Etú
Orula y el campesino
Oyelero
Orula y el tambor
Orula y el tigre
176
Compró una segunda botella, con la que le pasó
lo mismo. Al fin llegó a casa de Orula con la tercera
botella en las manos.
El anciano, al enterarse de lo ocurrido, le dijo que
no se preocupara, pues una botella era para la muerte y
otra para la enfermedad y que no tenía que hacer nada
más, él le garantizaba que su suerte iba a cambiar.
Orula y Oshún
177
de haberla, quién sería el vencedor y cómo él podría
identificar a quienes le eran leales.
El adivino tiró el ékuele y le dijo al rey que debía
ofrendar dos eyelé y oú (algodón). Luego de limpiar
al rey con las palomas, el adivino fue a la torre más
alta del palacio y regó el algodón en pequeños pe-
dazos; después le dijo al rey que no tendría proble-
mas, porque saldría victorioso de la guerra civil que se
avecinaba, pero que debía fijarse en todos sus súbdi-
tos, pues aquellos que tenían algodón en la cabeza, le
eran fieles.
De esta manera, Obegueño, que así se llamaba el
rey, gobernó en aquel país hasta el día de su muerte.
Ponla Ponla
181
ÍNDICE
LAS TRES MUJERES DE ORULA /5