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Índice

Introducción………………………...………………………………………...…………iii

1. El adjetivo latino: clases………………………………………………………..……4


2. El grado comparativo y superlativo de los adjetivos latinos y su relación con el
español……………………………………………………………………………….7
3. Morfología histórica del adjetivo. La flexión del
adjetivo………………………….10
4. El relativo y el posesivo
latinos……………………………………………………..12
5. Genitivo latino……………………………………………………………………...15
6. Derivación y composición con adjetivos latinos y su relación con el
español……………………………………………………………………………...16

Conclusión……………………………………………………………………………...19

Referencias bibliográficas……………………………………………………………...20
Introducción

La gramática histórica es una disciplina que permite el estudio de la evolución de una


lengua desde sus orígenes hasta la actualidad. El estudio diacrónico de la lengua, permite el
entendimiento de su formación a partir de los distintos procesos evolutivos sufridos por el
lenguaje, permitiendo del mismo modo establecer una comparación entre las distintas
lenguas que permitieron originar otras. En este caso, la lengua que sirve de objeto de
estudio es el español. La gramática histórica proporciona datos acerca del proceso de
formación de nuestro idioma tomando como punto de partida la lengua del latín; ya que la
gramática y léxico de nuestro idioma tiene sus raíces en esta lengua.

El principal objetivo de la investigación es describir la evolución diacrónica del adjetivo


y sus componentes desde el latín hasta el español. Para lograr el cumplimiento del objetivo
planteado se ha seguido un método cualitativo-descriptivo, y el primer paso ha sido
recopilar información a partir de fuentes bibliográficas primarias, para obtener una
fundamentación teórica sobre la cual se desglosará el estudio. Algunos de los textos que se
han considerado para el desarrollo de la investigación son los siguientes: Morfosintaxis
histórica del español (2009) de María Elena Azofra; Historia de la lengua española (1981)
de Rafael Lapesa; Gramática histórica del español (1998) de Ralph Penny y Manual de
gramática histórica española (1904) por R. Menéndez Pidal.

Dentro de los temas desarrollados en la investigación se encuentran El adjetivo latino:


clases, el grado comparativo y superlativo de los adjetivos latinos y su relación con el
español, morfología histórica del adjetivo. La flexión del adjetivo, el relativo y el posesivo
latinos, genitivo latino y derivación y composición con adjetivos latinos y su relación con el
español.

iii
El adjetivo latino: clases

El adjetivo dentro de la gramática, es la clase de palabras cuyos elementos modifican a


un sustantivo o se predican de él y denota cualidades, propiedades y relaciones de diversa
naturaleza. (RAE, 2019).

El adjetivo latino, al igual que el sustantivo, también se declina. En latín el adjetivo


tiene que concordar en género, número y caso con el sustantivo al que acompaña. Lo
mismo sucede en español: no podemos decir el niño buena, por lo que en latín no
podemos decir puer bona. El adjetivo siempre va a estar en el mismo caso género y
número que el sustantivo al que acompañe: puer bonus.

Según, Antonio de Nebrija (1904):

El adjetivo es aquella parte de la oración que se j u n t a al nombre para calificarlo o


para determinarlo. De aquí la división más general del adjetivo en calificativo, como
bonus (bueno), y determinativo, como unus (uno). De la índole y oficios del
adjetivo resulta que no puede estar solo en la oración, sino adherido siempre a un
nombre expreso o sobrentendido, a no ser que se tome sustantivadamente o en
abstracto. (p.42)

El adjetivo, rigurosamente hablando, no tiene género ni número; pero sí tiene formas o


terminaciones acomodadas al género y número del nombre a que se junta.

Los adjetivos en latín se agrupan en dos clases atendiendo a su declinación:

 Adjetivos de la primera clase: declinan sus tres géneros por la primera y segunda
declinación.

 Adjetivos de la segunda clase: declinan sus tres géneros por la tercera declinación.

 No existen adjetivos que se declinen por la cuarta o quinta declinación.

Los adjetivos que tienen tres terminaciones se declinan en la primera como los
nombres masculinos de la segunda declinación, en la tercera como los neutros de la misma,
y en la como los nombres de la primera declinación segunda.

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Adjetivos de la primera clase

Según, Fuente (1952):

El adjetivo debe estar siempre en el mismo Caso, Género y Número que el


Sustantivo a que acompaña. Los adjetivos denominados de la primera clase, o
adjetivos de tres terminaciones, construyen el masculino y el neutro igual que los
sustantivos de la segunda declinación, esta primera clase de adjetivos tiene tres
terminaciones: us para el género masculino, a para el género femenino, um para el
género neutro. (p.7)

Algunos adjetivos de esta primera clase tienen el nominativo singular masculino en er, y
en -er también el correspondiente vocativo.

Los adjetivos de la primera clase se enuncian mediante los tres nominativos: bonus,
bona, bonum (bonus, -a, -um) = bueno Obtendremos la raíz del adjetivo quitando la
desinencia del nominativo femenino (bon-a; liber-a). (p.7)

Tabla 1. Adjetivos de la primera clase

Bonus, bona, bonum.

SINGULAR PLURAL

CASOS Masculino Femenino Neutro Masculino Femenino Neutro


Nom. Bon us Bon a Bon um Bon i Bon ae Bon a

Voc. Bon e Bon a Bon um Bon i Bon ae Bon a


Acus. Bon um Bon am Bon um Bon os Bon as Bon a

Gen. Bon i Bon ae Bon i Bon orum Bon arum Bon orum
Dat. Bon o Bon ae Bon o Bon is Bon is Bon is
Abl. Bon o Bon a Bon o Bon is Bon is Bon is
Fuente: Abeille, 1986. p.36.

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Adjetivos de la segunda clase

En las lenguas clásicas (2012) se declinan siguiendo el modelo de la tercera declinación,


la mayoría de tema en i. Hay adjetivos de una, dos y tres terminaciones, atendiendo al
número de terminaciones que presentan en el nominativo singular.

Los adjetivos de tres terminaciones: presentan una terminación para cada género, son
muy escasos y se declina por la tercera de los temas en i, el paradigma es acer, acris, acre =
penetrante. Presenta el ablativo singular en -i, aunque a veces aparece la forma -e en el
masculino y femenino singular.

Tabla 2. Adjetivos de la segunda clase

Liber (libre)

SINGULAR PLURAL
Masculino Femenino Neutro Masculino Femenino Neutro
Nom. Liber Liber-a Liber- um Liber –i Liber liber
Voc. Liber-i Liber- ae Liber- i Liber-órum Liber-árum Liber órum
Acus. Liber-o Liber- ae Liber- o Liber- is Liber- is Liber- is
Gen. Liber-um Liber-am Liber-um Liber-os Liber-as Liber-a
Dat. Liber Liber-a Liber-um Liber-i Liber- ae Liber-a
Abl. Liber-o Libera-a Liber-o Liber-is liber- is Liber- is
Fuente: Nebrija, 1904, p. 43-44.

El grado comparativo y superlativo de los adjetivos latinos y su relación con el


español

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Una cualidad se puede comparar con dos o más objetos, esta puede poseer un grado
mayor o menor de comparación, por lo tanto, podemos encontrar tres grados del adjetivo,
positivo, comparativo y superlativo.

La lengua de Roma tiene los mismos grados de significación de los adjetivos que el
español. Sustrova (2009) afirma:

Los adjetivos igual que los sustantivos son palabras declinables, quiere decir,
palabras que pueden variar de terminación para expresar género y número. En
adjetivos como en todas las palabras declinables podemos distinguir las siguientes
partes: la raíz, que es la parte en la mayoría de los casos invariable (en la palabra
bueno es el parte buen), y la parte que varía llamada terminación o desinencia. (p.
16)

El grado positivo

Es el más fácil de todos los grados, pues lo utilizamos constantemente, este sirve para
calificar un objeto, pero sin compararlo con otro eje: Yo soy alto ego altus sum.

El grado comparativo

Por otra parte, el grado comparativo al igual que en nuestra lengua, en latín se pueden
comparar cualidades entre uno a varios objetos, estos se pueden clasificar en tres tipos: de
inferioridad, de igualdad o de superioridad; ejemplo:

 Inferioridad (menor nivel de intensidad al primero que al segundo de los seres


comparados): yo soy menos alto que tú = minus…quam.

La comparación de inferioridad se hace en latín de forma similar al español, con un


adverbio (minus) modificando el adjetivo en grado positivo y el segundo término (que irá
en el mismo caso que en el primero) introducido por quam.

 Igualdad (el mismo nivel de intensidad): yo soy tan alto como tú = tam…quam

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La comparación de igualdad se hace en latín de forma similar al español, con un
adverbio (tam) modificando al adjetivo en grado positivo y el segundo término (que irá
en el mismo caso que en el primero) introducido por quam.

 Superioridad (mayor nivel de intensidad al primero que al segundo de los seres


comparados): yo soy más alto que tú = magis… quam

La comparación de superioridad se hace en latín de dos formas: la menos usada, con un


adverbio (magis) modificando al adjetivo en grado positivo y el segundo término (que irá
en el mismo caso que el primero) introducido por quam, esta forma siempre la realizan los
adjetivos terminados en -eus, -ius, -uus (idoneus, -a, -um; pius, -a, -um; arduus, -a, -um).
La otra forma, más común, es añadiendo los sufijos –ior (masculino y femenino) e –
ius (neutro) [genitivo -ioris], declinables por la tercera declinación de tema en consonante,
a la raíz del adjetivo.

A diferencia de latín donde la mayoría de los adjetivos era susceptible de recibir el grado
comparativo mediante los procedimientos morfológicos (sufijos -ior, -ius), en español para
ese objetivo no existe ningún medio semejante. La gradación del adjetivo español es
analítica por lo cual el comparativo no se expresa por medio de la derivación sino por el
uso de los adverbios más, menos y tan que se anteponen a los adjetivos en el grado positivo
(más amable, menos largo, tan bonito). La única excepción en la formación analítica del
comparativo la presentan dos grupos de palabras:

-Cuatro formas comparativas derivadas del latín

-Otros comparativos de origen culto que han perdido su significado original de


comparativo.

Los comparativos de igualdad e inferioridad se expresan en griego mediante perífrasis


adverbiales, a la manera española; en cambio, el comparativo de superioridad casi siempre1
se expresa, como hemos dicho, mediante la adición de morfemas, a la manera latina. El
griego dispone de una doble serie de morfemas expresivos de superioridad, heredados
ambos del indoeuropeo.

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El grado superlativo

Se utiliza el grado del adjetivo para indicar que un objeto tiene una cualidad en su grado
más alto o en un grado superior a los demás, es esta la razón por la cual este grado se puede
dividir en:

 Superlativo absoluto: indica el grado más alto, por ejemplo: yo soy altísimo/ yo
soy muy alto.
 Superlativo relativo: grado de superioridad, pero en relación con otros objetos, es
decir, yo soy el más alto de todos los niños.

Sustrova (2009) afirma:

El tercer grado de la comparación que expresa una cualidad del objeto en su grado más
alto de una escala se llama el superlativo. En latín solía expresarse por medio de una
forma sintética a la cual le correspondían dos valores: el del llamado superlativo
absoluto o elativo y el del superlativo relativo. (p.31)

La forma sintética del superlativo latino terminada en -issimus, a, um y en algunos casos


en -limus, a, um o -rimus, a, um se ha conservado en español, sin embargo, solamente con
el valor absoluto sin la posibilidad de compararla con otros elementos. En español es una de
las posibilidades como expresar el superlativo absoluto. El superlativo relativo, no obstante,
se expresa de otra manera. La única modificación en la que difiere del comparativo
analítico es la adición del artículo determinado. Por esta razón los lingüistas cuestionan si
no se trata sólo de una individualización del comparativo.

El morfema especifico de superlativo -ísimo, que tenemos en español actual, es


producto de una recuperación cultista. Son escasos los ejemplos de -ísimo hasta el siglo XV
y los que aparecen tienen un valor pragmático específico, al referirse a la Virgen o a Dios
(dulcissimo, altissimo). -Ísimo se reintroduce luego (a partir del s. XV) como morfema de
superlativo por influencia culta; su uso decae después del siglo XVII y no empieza a ser
general hasta finales del XIX. Su carácter culto se advierte en la forma de los lexemas:
amicísimo, antiquísimo, crudelísimo… Mucho más restringido es el morfema -érrimo,
derivado de -ERRIMUS, que en latín presentaba distribución complementaria con
-ISSIMUS); la forma de los lexemas también evidencia su carácter culto (paupérrimo,

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celebérrimo…) y su uso está muy limitado en español actual. En todos los casos se observa
una tendencia a la regularización analógica: amiguísimo, pobrísimo…

Estas formas se perdieron en latín tardío, de forma que en los primeros textos
romances sólo hablamos, para el primer valor, secuencias de adverbio intensivo (muy, o
much (o) bien, fuertce). El superlativo –is (s) imo apenas se usa en el siglo XIII, y
solamente ocurría casi siempre con el primer valor. Algún caso de dulcissimo en Berceo, o
de altissimo en Sancho IV como lo afirma Cano.

Morfología histórica del adjetivo. La flexión del adjetivo

La morfología del adjetivo coincide básicamente con la del sustantivo en la


conservación de una forma única a partir de los casos latinos y en los morfemas utilizados
para diferenciar el género y el número. Esta es una de las razones por las que hasta una
época muy tardía ambas categorías se englobaron en la tradición gramatical bajo la
denominación de nombre' La pervivencia del neutro se logra sólo por la concordancia del
artículo y, como sucede con el sustantivo, se crearon femeninos.

Para los adjetivos de una sola terminación (como burgués-burguesa), aunque la moción
de género se dio en menor medida que en otros romances peninsulares, como el aragonés.

Según Echenique y Martínez (2005):

El adjetivo es un complemento del sustantivo, con el que concuerda en género y


número y al que puede referirse directamente o a través de un verbo. En romance,
en la referencia directa, el orden no marcado parece aquel en que el adjetivo se sitúa
tras el nombre (es decir, se antepone el núcleo al complemento), mientras que la
anteposición aporta sentidos de tipo retórico, expresivo o de valoración subjetiva.
(p. 162)

De acuerdo con la RAE (2010):

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Los adjetivos de una determinación tienen flexión de número, pero no de género,
como en posible (candidata, candidato), posibles (candidatas, candidatos), este
grupo está formado por los adjetivos terminados en -i, -í, -a, -ú, (cursí, baladí,
azteca, hindú) y por muchos terminados en -e (culpable, triste, verde) y muchos
terminados en las consonantes -z, -r, l, s (audaz, feliz, inferior, polar). (p.244)

Es decir que los adjetivos de una terminación son los que no cuentan con variación de
género sino, más bien en número, por ejemplo: triste, tristes, falible, falibles. De acuerdo
con la RAE (2010):

Los adjetivos de dos terminaciones tienen flexión de género y número. La flexión


de género femenino aparece marcada en este grupo casi exclusivamente con el
sufijo -a, (alta, guapa), pero en los adjetivos acabados en -or alternan a menudo las
variantes en -ora y en -iz, como en fuerza (motora, motriz). (p.244)

Al igual, que los determinantes los adjetivos de dos terminaciones cumplen una función
diacrítica al poner de manifiesto el género y numero de los sustantivos sean comunes o
propios, el adjetivo distributivo puede variar en género y numero en las oraciones
impersonales de sujeto genérico.

En cuanto a los adjetivos invariables, como los no agudos terminados en -s (gratis), y los
plurales inherentes asimilables a los adjetivos como contreras. Tampoco varían ciertos
préstamos que usan como adjetivos (unisex) ni los adjetivos que se obtienen por procesos
de acortamiento como en música.

El adjetivo para Platón y Aristóteles formaba parte de la clase verbal. Suponían que
la función esencial del adjetivo era la predicación mientras que el sustantivo consistía en
nombrar el sujeto de esa predicación. Hubo que esperar hasta el siglo XVIII para que el
adjetivo lograse su independencia. El Abad Girad (1747) en Francia y Bodmer (1768) en
Suiza, fueron los primeros en considerar que el sustantivo y el adjetivo constituían parte de
la oración, independientes. La Gramática de la Real Academia Española lo hizo hasta la
12° edición (1870). Un siglo después la academia en su Esbozo (1973) ha vuelto a dudar de
la independencia del adjetivo.

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El surgimiento del adjetivo revela un nivel de desarrollo de las lenguas, para
utilizarlo adecuadamente en la comunicación es necesario conocer sus características, de
esta manera se empleará de forma precisa sin recargar la misma con el empleo excesivo de
ello, teniendo en cuenta que es una categoría que expresa cualidades, amplia, precisa,
describe, caracteriza, puntualiza al sustantivo con el que concuerda en género y número.
Presenta un morfema de grado que matiza los niveles expresivos dentro del proceso
comunicativo y cumple la función de incidir directa o indirectamente en un sustantivo.

La historia morfológica del adjetivo como lo asevera Cano Aguilar (1992) afirma:

En su mayor parte idéntica a la del sustantivo (como nombres que son ambos): dado que
en él género, número y caso eran simples reflejos, por su concordancia, de los portados
por el sustantivo, su trayectoria en el adjetivo fue también un reflejo de la ya señalada
para el núcleo del sintagma nominal. Únicamente en la comparación se producirán
cambios propios del adjetivo. (p. 112)

Según su flexión, hay dos tipos de adjetivos en español: los que diferencian el género,
bueno/buena (herederos de los latinos de tres terminaciones: BONUS/-A/-UM, en los que
se igualaron masculino y neutro), y los invariables, fuerte (que en latín sólo distinguían el
neutro: FORTIS/-E). En este sentido, los cambios habituales han sido el paso del segundo
primer tipo (RUDIS/-E, rudo/-a), y sobre todo la creación de femeninos específicos (en el
siglo XIII aún los en -or carecen de forma femenina, y coexisten burguesas junto a leonés
invariable). Por ellos, están aún sin explica doble, triple, múltiple, firme y libre
(procedentes del tipo –US/-A/-UM), en los que del plural en uno y otro tipo sigue las
mismas pautas que en los sustantivos de contextura fónica semejante.

Los posesivos

En primer lugar, los adjetivos posesivos indican pertenencia, y se dividen en grupos de


similar extensión, y su característica principal, de cada uno de ellos va ser su ubicación con
respecto al sustantivo. Cabe mencionar, que todas cumplen una de las dos funciones
propias de los adjetivos.

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Entre las que aparecen adyacentes de un sustantivo (u otro elemento sustantivado), en
el grupo nominal unitario, y la de atributo de un verbo. Se van a distinguir entre ellas por
sus rasgos específicos tres series de posesivos. Cabe mencionar, que pueden presentarse
como pronombres, si sustituyen a un nombre (meus = el mio), y como adjetivos
determinativos cuando acompañan a un sustantivo concordando con el género y número y
también el caso ejemplo de ello es (meus dominus = mi señor).

En la primera se puede encontrar, que reúne unidades dependientes, que van a exigir
“La presencia de un sustantivo (o segmento equivalente) al cual proceden. Son los
posesivos mí, tú, su, mis, tus, sus, que forman grupo en los siguientes ejemplos: mi primo,
tu coche, su casa, mis abuelos, tus preferencias, sus ocupaciones”. (Alarcos. 1999, p. 93).
En la cual, desempeñan exclusivamente la función de adyacente del sustantivo.

Posesivos tónicos

En la segunda parte de los posesivos, va reunir unidades autónomas que por sí solas
van a cumplir la función de atributo de un núcleo verbal, sin embargo, también va
desempeñar el papel de adyacentes del sustantivo en el cual se encuentran: mío, mía, míos,
mías, tuyo, tuya, tuyos, suyo, suya, suyos, suyas. En contra del comportamiento de los
posesivos átonos de la primera serie, y los de la segunda son tónicos y van a carecer de
valor identificador alguno.

En la tercera serie de posesivos, se van agrupar los que sin necesidad de una
modificación cumplen las dos funciones propias de los adjetivos: nuestro, nuestra, nuestros,
nuestras, vuestro, vuestra, vuestros, vuestras. Y como adyacente que este antepuesto al
sustantivo y va a poseer el valor de identificador de la serie primera en el cual aparece:
nuestro primo, vuestra casa, nuestras preocupaciones, vuestros abuelos.

“En cambio, si el posesivo se pospone al sustantivo, reaparece la posibilidad de variar


entre mención clasificadora (sin artículo) y mención identificadora (con artículo): No es
amigo nuestro / No es el amigo nuestro”. (Alarcos, 1999, p.94). Lo mismo se observa,
cuando el posesivo está sustantivado ejemplo de ellos es: este cuadro es nuestro, las cartas
parecen nuestras, la casa es vuestra.

Los adjetivos relativos

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Se denominan tradicionalmente como adjetivos relativos, ya que inciden sobre los
sustantivos. En latín solo hay un pronombre – adjetivo relativo que es qui, quae, quod y
en castellano es: quien, el cual. Y como todos los adjetivos, concuerda en género y
numero con lo poseído, no con el antecedente. Cabe mencionar, que todos los relativos
son dependientes, debido a que no pueden constituirse sin otras palabras un enunciado.
(Alarcos, 1999, p.98).

Tabla 3: El relativo en latín

EL RELATIVO: (QUI, QUAE, QUOD)


CASO SINGULAR PLURAL
MASC FEM NEUTRO MASC FEM NEUTRO
NOMINATIVO Qui Quae Quod Qui Quae Quae
ACUSATIVO Quem Quam Quos Quas
GENITIVO Cuis Cuius Cuis Quorum Quaru Quorum
m
DATIVO Cui Cui Cui Quibus Quibus Quibus
ABLATIVO Quo Qua Quo Quibus Quibus Quibus

Siempre van hacer átonos. Sin embargo, el significante de los relativos coincide en una
forma fonéticamente con el de las unidades interrogativas. Aunque se van a diferenciar
porque estas adoptan gráficamente una tilde, que va ser la indicadora de su carácter tónico y
autónomo. Por otro lado, el relativo (que) va coincidir en su significante con la conjunción
que. Cabe mencionar, que las oraciones del relativo, son oraciones subordinadas adjetivas
que dan información sobre un sustantivo o pronombre, de la misma forma que lo haría un
adjetivo

Además, dentro de la oración los relativos ´´asumen funciones propias de los


sustantivos, de los adjetivos y de los adverbios. Hay relativos capaces de
desempeñar cualquiera de los tres papeles, y otros restringidos a actuar en uno o dos
de ellos´´ Es “Quién” el que va funcionar como sustantivo, tenga o no antecedente.
Es decir, que solamente va variar en número singular que sería quien y plural
quienes, es cuando lleva el antecedente, va denotar persona o cosa personificada.
(Alarcos,1999, p.98)

El genitivo

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En primer lugar, el morfema del genitivo no va ser la única forma que puede adoptar el
CN, pero si podría considerarse la más neutra de las marcas nominales y también se incluye
la más característica de los CNs. “La complementación en genitivo se considera rasgo
prototípico de nominalidad. Por otro lado, el genitivo es una marca puramente relacional,
pues no explica el tipo semántico de relación que establece con el CN con su núcleo”.
(Torrego, 2004, p.5)

Sin embargo, no todos los SN que contienen un CN son iguales, ya que demuestran
algunas diferencias en la manera de designación que establecen, y que se va reflejar en
determinadas divergencias de comportamiento sintagmático. Es importante mencionar,
que no son iguales las relaciones semánticas que establecen los CN con su núcleo. Las
relaciones no suelen apreciarse en la manera formal del genitivo, sino que va a proceder
del cruce de los rasgos léxicos entre los dos nombres relacionados. (Torrego, 2004, p.5)

Comportamiento sintagmático del genitivo

Ya en términos de sintaxis, “La relación entre un SN y su núcleo nominal es


exclusivamente estructural, es decir, de explicito el contenido semántico de dependencia o
determinación, pero no hace explicito el contenido semántico que esa dependencia
comporta”. (Torrego, 2004, p.5) Es por esa razón, que se dice que el genitivo se encuentra
en el nivel de SN, es decir, un caso sintáctico y no semántico, como lo son en una
dependencia del predicado verbal, el Nominativo, caso del sujeto y ya el Acusativo como el
caso de objeto.

Es el genitivo como todos los casos, es una marca del nombre que se va encargar de
codificar las relaciones diversas, los datos se van a situar en el ámbito del sintagma
nominal, es decir, como marca del complemento de un núcleo nominal, adjetival o
adverbial. Sin embargo, aunque con muy poca frecuencia, también aparece codificando
complementos obligatorios con algunas clases de verbos, entre los cuales se incluyen los
verbos predicativos (ser y otros), es muy escasa su presencia en la codificación de
relaciones no argumentales. (Torrego, 2004, p.3)

Derivación y composición con adjetivos latinos y su relación con el español

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Algunas categorías gramaticales latinas han sido adaptadas para ser utilizadas como
adjetivos, este proceso se conoce como habilitación de palabras, tal como se muestra a
continuación:

Según Menéndez Pidal (1904):

Algunos sustantivos fueron convertidos en adjetivos; tal es el caso del neutro acetum
(originalmente participio de acere) dio acedo; y derivan de masculinos latinos fundus
hondo, ciccus, chico, vermiculus bermejo, porcus puerco, hidalgo, y de femeninos
derivan castaño, cenizo. Atendiendo a la cualidad distintiva de un ser, puede tomarse el
nombre de éste como un adjetivo: lince, topo, asno, “llevar vida perra”, mosca,
alcornoque, “muy quijote”. (p.236)

Los sustantivos no son la única categoría gramatical que se son habilitadas como
adjetivos. Menéndez Pidal (1904) afirma: “Cualquier participio puede usarse como
adjetivo; citaremos únicamente participios arrancados del dominio verbal y que subsisten
solo como adjetivos: bibitus beodo, domitus duendo, tensus tenso y tieso, strictus estrecho,
fictus hito, farctus harto” (p.236). Como es evidente, los verbos en especial los participios
latinos forman parte del proceso de formación de los adjetivos que actualmente se utilizan
en el español.

Otro de los procesos involucrados en la formación de adjetivos es la derivación, a través


del uso de sufijos o prefijos a la raíz de la palabra. La derivación permite el cambio de
significado y por lo consiguiente, una transcategorización de los vocablos.

Tabla 4: Derivación de adjetivos

Sufijo Étimo Palabra


-osus: Indica posesión de tramposo, oloroso,
una cualidad o la posesión caballeroso, gracioso,
abundante quejoso
-dad -tate Tenacidad
-dumbre -tumine reciedumbre
-era -aria Cojera
-ez -itie Vejez
-ez -itia Rareza
-ismo -ismu Humanismo
-ista -ista Izquierdista
-or -ore Grosor
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-ado -atu Azulado
-enco
-iento -entu Avariento
-ino -inu blanquecino
-ista -ista Socialista
-izo -iceu Rojizo
-oide Negroide
-oso -osu Pardoso
-usco -uscu Pardusco
-uzco -uscu Blancuzco
-ar -are Igualar
-ear -idiare Blandear
-ecer -escere Blanquecer
-ificar -ificare Amplificar
-guar -ificare Santiguar
-izar -izare Fecundizar
Fuente: Penny, 1998, p. 261-262

El proceso de composición se da por medio de la unión de dos palabras para formar una
sola, eliminándose el concepto individual de cada palabra sustituyéndose con un nuevo
concepto único.

En primer lugar, se encuentra el proceso de composición por yuxtaposición, que se da


por medio del proceso lento de la fusión de dos palabras que antes subsistían sin unirse. En
el caso de los sustantivos + adjetivos, da lugar a la formación de adjetivos tales como
avutarda, autarda y agutarda, y pavipollo, que no significa pollo (sustantivo) sino pavo
pollo o joven (comp. lati. Pullus (adj.) passer). Además, la unión de adjetivo + adjetivo
dando lugar a otros adjetivos como sordomudo, tontiloco. Existe otra composición de verbo
+ sustantivo que el griego poseía, y que usaba como adjetivo verbal en segunda
terminación, tal es el caso de caprimulgus, armigerus (Menéndez Pidal, 1904).

Bassols de Climent (1992) sostiene:

Los adjetivos, al sustantivarse, pueden admitir las mismas modificaciones que los
sustantivos:

a) Genitivos. Generalmente de índole partitiva. Resulta una construcción bastante


frecuente, aunque poco clásica, tratándose de plurales neutros (extrema agminis) no

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tanto con singulares neutros (reliquum vitae), en especial si son de la tercera
declinación, o plurales masculinos (expediti equitum).
b) Adjetivos determinativos o calificativos, por ejemplo: aperta serena; triste longum,
omnes non improbi humilde. (pp.110-111)

La composición elíptica consiste en que la unión de dos palabras expresa más ideas de
las contenidas en sus dos elementos. Se mediante la elipsis de una relación, en donde el
compuesto nace de una sola vez, mediante una síntesis de concepción. Por ejemplo, en el
siglo XIV se decía rabigalgo, cabezcorvo, manvacío, bocabierto, barbapuniente. En el
siglo XV se imponía patitieso, crestibermejo, zanquituerto, etc. Sin embargo, estos
compuestos son muy raros en el periodo latino: oridurius boquiduro, oriputidus, nariputens,
y en bajo latín barbirasus; la lengua literaria usaba una forma opuesta, con el adjetivo
antepuesto: flavicomus pelirrubio, longimanus manilargo. También el caso de dos
adjetivos, no asociados por copulación, sino de significado opuesto y cuya unión expresa
una cualidad intermedia, como agridulce, verdinegro.

Es frecuente, en latín el uso de las formas neutras de los adjetivos para determinar la
forma cómo se realiza la acción verbal. Se trata, generalmente, de acusativos
adverbiales; por ej.: multum te amamus, dulce ridere, etc. También en español decimos
“hablar recio, pegar fuerte”. A veces, existe una discrepancia entre el latín y el español
en el sentido de que los adjetivos latinos de género animado corresponden a adverbios
españoles. Generalmente, esto se produce en adjetivos que expresan estados anímicos
(maestus, laetus, invitus), el número, multitud, grado, orden (prior, postremus, solus,
totus) el lugar (medius, superior, inferior). En todos estos casos las lenguas romances
acostumbran a emplear adverbios o locuciones adverbiales en lugar de adjetivos; así:
superior (en la parte alta) stabat lupus longeque inferior (mucho más abajo). Esto se
produce por la estrecha afinidad entre los adjetivos predicativos y los adverbios: entre
las oraciones Los invitados regresaron alegres a sus casas y Los invitados regresaron
alegremente a sus casas no produce ninguna diferencia sustancial. (Bassols de Climent,
1992, p. 111-112)

Conclusiones

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 Los adjetivos en latín se agrupan en dos clases atendiendo a su declinación: los
adjetivos de la primera clase y los adjetivos de la segunda clase. Los adjetivos de
la primera clase tienen tres terminaciones: us para el género masculino, a para el
género femenino, um para el género neutro, mientras que los de la segunda clase
terminan en –i.

 El adjetivo es la única categoría gramatical que tiene gradación; es decir, que


expresa la intensidad de una cualidad a través de los tres grados: positivo,
comparativo y superlativo.

 El adjetivo es un lexema que se usa referido a un nombre al que modifica y


concuerda con el género, número y caso; por ello, el adjetivo sigue las mismas
flexiones que el nombre.

 Los adjetivos pueden construirse por derivación sobre sustantivos, verbos u otros
adjetivos.

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