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La Trinidad,
Comuna 9 El Progreso,
Mano de Dios
Cerrito La Palma,
SUCRE Sincelejo Laguna Flor y La
Zona Norte:
Arena
La Vega, San
Luis, Villa
Katy, Botero,
17 de
Comuna 6
Septiembre,
Altos del
Rosario, Cielo
Azul, Cristo
Viene
Los Laureles,
Divino
Comuna 1
Salvador, La
Pollita
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POBLACIÓN EN SITUACIÓN DE RIESGO
Más tarde, en 2007, los organismos multilaterales que le hacían seguimiento al proceso de
desmovilización empezaron a reconocer las ciudades capitales de la región caribe como “zonas de
confrontación”. Ello estaba estrechamente relacionado con las denuncias sobre la reorganización del
Bloque Norte en los departamentos de Magdalena, Guajira, Atlántico y Cesar (MAPP/OEA, Octavo
informe trimestral, 14 de febrero de 2007). En el décimo informe la MAPP/OEA señaló que “dentro de
las zonas de confrontación destacadas están las ciudades de Santa Marta, Barranquilla y Cartagena
(mercado de Bazurto) —con los municipios aledaños de Turbaná, Turbaco y Arjona—, así como
también en el departamento de Sucre, en Sincelejo principalmente” (31 de octubre de 2007,
subrayado fuera de texto original).
Lo que la MAPP/OEA llamó “la incidencia positiva de la desarticulación de la estructura armada de las
autodefensas” (9 de febrero de 2009) fue disminuyendo con el paso del tiempo en cada una de las
ciudades de la región caribe. La disminución de esa incidencia ha estado representada en el aumento
de la presencia activa de grupos armados organizados así como en un nuevo ciclo de violencia
asociado a la competencia por el control de economías ilícitas pero también al mantenimiento del
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orden creado en la anterior fase de la guerra. Sin embargo, en el tiempo transcurrido desde 2006
hasta el presente, las manifestaciones del conflicto armado que sobrevinieron a las desmovilizaciones
masivas han tenido su propia evolución.
A lo largo de los últimos seis años la situación ha sido más crítica en ciudades como Santa Marta,
Barranquilla y área metropolitana, Cartagena y Riohacha. Sin embargo, Sincelejo no ha escapado a
esa tendencia. La MAPP/OEA informó en 2006 sobre la circulación de panfletos en Sincelejo que
eran suscritos por el “Frente Social por la Paz” y en 2007 aludió a esta ciudad como una de las zonas
de confrontación en la región.
En 2008 otras instituciones advirtieron sobre la presencia de Los 40, Las Águilas Negras y Los
Paisas. La Defensoría del Pueblo a través del Sistema de Alertas Tempranas en el informe de riesgo
003 del 29 de febrero de 2008 advirtió que “la configuración de nuevos grupos armados ilegales
conformados con posterioridad a la desmovilización del Bloque Héroes de los Montes de María
(BHMM) de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) el 14 de julio de 2005, - bajo las
denominaciones de “Los de Barranquilla”, “Los 40”, “Los Paisas” y “Los de Sincelejo”-, configura un
escenario de riesgo para la población civil de los municipios de Sincelejo y Toluviejo, ya que en el
proceso de reacomodamiento y reordenamiento del territorio para su control, estos grupos armados
ilegales victimizan a la población civil mediante el uso de la violencia física y psicológica, a fin de
mantener obtener el control social y político que ejercía el mencionado bloque sobre la población y los
recursos económicos obtenidos por medio de actividades ilícitas”.
En el 2010 las organizaciones sociales aludieron a la presencia de Los Rastrojos y Los Urabeños. Sin
embargo, estas denuncias tuvieron poca receptividad en el departamento y fueron más bien objeto de
cuestionamiento que impidió la adopción de estrategias de prevención.
A partir de las labores de monitoreo, la Defensoría del Pueblo ha podido establecer la presencia
activa de miembros de los Rastrojos y los Urabeños en Sincelejo y la configuración de un escenario
de riesgo en un contexto urbano de múltiples violencias, informalidad y pobreza. Pese a que la
postura institucional prevaleciente a nivel local y regional ha sido la negación de la presencia de los
grupos armados ilegales, algunos homicidios y capturas ocurridos en 2011 y 2012 dan cuenta de la
operación de este tipo de organizaciones en el municipio. Asimismo, podrían ser indicio de ello los
cambios operados en otras organizaciones delincuenciales de menor rango. Tal es el caso del acceso
a armas costosas por las pandillas urbanas y un aparente incremento del armamentismo en la ciudad.
Aunque las formas organizativas y operativas adoptadas por estos grupos armados ilegales han
dificultado su plena identificación, su presencia y violencia ha estado estrechamente asociada al
funcionamiento de economías de guerra, en particular al narcotráfico (comercialización y transporte
del clorhidrato de cocaína) y a la tributación forzada. En el primer caso se ha configurado una
geografía económica regional en la que la ciudad de Sincelejo es un punto de distribución y tránsito.
La mercancía, procedente principalmente del municipio antioqueño de Caucasia y las regiones de la
Mojana y San Jorge (San Marcos y San Benito Abad), es introducida por el municipio de Sampués
hasta la zona sur del centro urbano. Desde allí la mercancía (con una marca distintiva de cada grupo
armado ilegal) es distribuida al resto de la ciudad y otros municipios por una red de intermediarios
supeditados por normas de exclusividad y que perciben un porcentaje de las rentas obtenidas. Ese
espacio económico, donde está en juego el monopolio de la comercialización, es objeto de regulación
a través de la violencia ejercida por cada uno de los grupos armados ilegales y que impacta en el
conjunto de la población.
A partir de la presencia de esas organizaciones, las nuevas manifestaciones del conflicto armado han
producido también una geografía de la violencia en el municipio de Sincelejo. Aunque no ha sido
posible establecer si se trata de zonas en disputa o zonas de control, el riesgo de violaciones a los
derechos humanos se focaliza tanto en el espacio urbano como rural. En la zona urbana el riesgo se
localiza en los barrios de las zonas norte (La Vega, San Luis, Villa Katy, Botero, 17 de Septiembre,
Altos del Rosario, Cielo Azul, Cristo Viene, Los Laureles, La Pollita y Divino Salvador) y sur (Villa
Mady Etapa I y II, La Trinidad, El Progreso, Mano de Dios, Nueva Esperanza, El Poblado, Normandía
y Puerto Arturo) donde confluyen población desplazada, desmovilizados y pobres históricos. Al
parecer estos son utilizados como lugares de almacenamiento (algunas viviendas han sido
convertidas en espacios de bodegaje) y distribución del clorhidrato de cocaína y demás alucinógenos
que surten la ciudad y municipios como Corozal, Sincé, Sampués y Tolú.
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En la zona rural el riesgo se focaliza en los corregimientos de Cerrito La Palma, Laguna Flor y La
Arena. Algunas hipótesis interpretativas sobre esta geografía hablan un interés de los grupos
armados ilegales por controlar las vías que comunican a Sincelejo con municipios como San Antonio
de Palmito, Tolú (por el sector de Puerto Viejo), Coveñas y los municipios de San Antero, Momil y
Lorica en el departamento de Córdoba, en función de la movilización de su personal con menos
controles, el transporte de armas y la comercialización del clorhidrato de cocaína desde Sincelejo
hacia los municipios del golfo del Morrosquillo (en especial Tolú).
Históricamente, Sincelejo, más que ser uno de los epicentros del conflicto armado interno, fue
impactado de manera preponderante a través de la recepción de los flujos de desplazamiento
forzado, provenientes de otras partes del departamento (principalmente de los Montes de María y el
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golfo del Morrosquillo) y regiones en búsqueda de refugio. Como se aprecia en el gráfico siguiente,
éste ha sido un municipio receptor más que expulsor y la mayor oleada se produjo entre 2000 y 2003.
Entre las ciudades capitales de la región Caribe, Sincelejo es la que presenta una mayor participación
de la población desplazada en el total poblacional, seguida de Santa Marta. Considerando que la
población proyectada para 2011 por el DANE es de 260.010 personas y que el acumulado de
recepción hasta diciembre de ese mismo año según el RUPD es de 90.221 personas, se tiene que,
dados los bajos niveles de retorno, este grupo podría representar aproximadamente el 34,69%. Este
dato es relevante si se tiene en cuenta que ésta es una población campesina expulsada de su órbita
acostumbrada de existencia que enfrenta dificultades para integrarse en un mercado laboral (el cual
demanda otro tipo de fuerza de trabajo y tiene baja capacidad de absorción, por las características
económicas de la ciudad). Ésta es también una población que, al perder la propiedad sobre las
condiciones de trabajo, sobre sus medios de vida, se convirtió en una población que es la más pobre
entre los pobres.
Estas zonas son expresión de una modificación drástica en el espacio urbano a partir de la recepción
de los flujos de desplazamiento forzado. Ese fenómeno dio lugar a una nueva fase de urbanización
expresada en el surgimiento de asentamientos informales en la periferia de la ciudad. Algunos barrios
fueron entregados en el marco de campañas políticas, como el caso de Villa Katy cuyos terrenos
pertenecían a la gobernación o El Poblado cuyos lotes fueron entregados por el municipio. Por cada
lote entregado, cada familia debía aportar una suma determinada de votos. Estos barrios se fueron
construyendo sin planeación y la dotación de equipamiento urbano siguió la misma lógica clientelar.
Otra parte de esos asentamientos se construyó a partir de urbanizadores ilegales que lotearon
algunos predios de su propiedad y, aprovechando el incremento del déficit habitacional provocado por
la recepción de población desplazada, los vendieron por cuotas a las personas.
Las zonas norte y sur donde se focaliza el escenario de riesgo están compuestas por barrios con un
índice alto de necesidades básicas insatisfechas. Según estudio realizado por el Programa Munidal
de Alimentos (PMA) y el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) “frente a la crítica situación de
pobreza estructural y coyuntural de los hogares en condición de desplazamiento, el 56.3% de los
hogares se encuentran debajo del mínimo establecido por los criterios de ICV —Índice de
Condiciones de Vida— y el 60% de los hogares se encuentran por debajo de la línea de indigencia, lo
que los ubica dentro de la población más pobre entre los pobres” (CICR y PMA, Respuesta
Institucional Local… Resumen Ejecutivo de la Ciudad de Sincelejo, 2007). Parte de estos
asentamientos no cuentan con vías de acceso sino con caminos cruzados por arroyos sin canalizar
que colapsan en la época de lluvias.
En estas zonas así como en el área rural se han venido registrando una serie de conductas violatorias
de derechos fundamentales que configuran un escenario de violencia generalizada y de riesgos para
la población.
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Fuente: con base en información de Policía y proyecciones DANE
De acuerdo con algunos análisis ese nuevo ciclo tiene como punto de partida la incursión del grupo
armado ilegal conocido como los Paisas que iniciaron un proceso de reclutamiento de antiguos
integrantes de las AUC y asesinato de aquellos que se mostraron renuentes (en 2008 se registraron 8
homicidios de desmovilizados y 3 en 2009). A través de la violencia organizada, ese grupo se fue
estableciendo como fuerza dominante en la ciudad mientras difundió la práctica de la tributación
forzada y desarrolló un modelo de protección violenta de comerciantes, prestamistas y traficantes de
droga al detal. Es por ello que en 2009 se produjo un auge de la violencia representado en los
homicidios de comerciantes, prestamistas de paga diarios y empleados de establecimientos
comerciales, mototaxistas y traficantes de alucinógenos al detal, entre otros.
En la mayoría de los casos de homicidio las motivaciones son desconocidas. No obstante, se pueden
identificar algunas tendencias y establecer una distinción entre homicidios al parecer relacionados con
la competencia violenta entre grupos armados ilegales y crímenes de orden (nombrados usualmente
como “limpieza social).
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En primer lugar, como tendencia se tiene que entre 2011 y 2012 la mayoría de los homicidios son
selectivos. La difusión de listas con nombres de personas que luego son asesinadas, la búsqueda de
las víctimas en sus lugares de residencia o esparcimiento, son algunos elementos que dan cuenta de
esa selectividad. Aunque se desconoce información sobre la realización de pagos para la comisión de
los homicidios, en la mayoría de los casos registrados la autoría material es de hombres motorizados
que tienen identificada las víctimas. Sin embargo, se han registrado algunos casos en los que la
violencia se ha ejercido de manera indiscriminada o accidental. Uno de esos casos es la muerte de un
niño de dos años, en septiembre de 2012, a causa de una bala perdida en momentos en que era
asesinado un conductor en el barrio Santa Cecilia de la ciudad.
Asimismo, la mayoría de homicidios tiene ocurrencia en la zona urbana (en menor proporción en la
zona rural) y son cometidos por personas que se movilizan en motos, lo cual ha llevado a suponer
que corresponden a la modalidad del sicariato. Igualmente, se tiene que la mayoría de las víctimas de
homicidio está en el rango de 20 a 35 años y son trabajadores informales. Dentro del conjunto de
población victimizada sobresalen tres grupos: oficios varios, comerciantes y mototaxistas. Esta última
es una categoría social cuyo origen está estrechamente asociado al desempleo y que ha sido
estigmatizada por el carácter irregular de la actividad económica así como por absorber parte de la
población desmovilizada de las AUC. La estigmatización de este sector tiene como agravante que se
han producido adaptaciones en la venta al detal de sustancias alucinógenas: ésta pasó de puntos de
venta fijos a un esquema móvil de distribución que utiliza la motocicleta como medio de transporte.
De otra parte, algunos homicidios estarían relacionados con la competencia entre Urabeños y
Rastrojos. Por ejemplo, las víctimas de los asesinatos ocurridos el 16 y el 23 de julio de 2012 en los
barrios Costa Azul y Divino Niño fueron presentados como presuntos miembros de los Rastrojos.
Otros casos, como el asesinato de personas que se dedicaban al expendio de alucinógenos, serían
parte de su ejercicio de regulación violenta de las economías ilícitas.
Los crímenes de orden, por su parte, son homicidios contra personas estigmatizadas socialmente por
sus conductas (actividades delictivas, opción sexual y consumo de alucinógenos). Se pueden
denominar de esta manera porque responden a una “apetencia por el orden” (Bauman, Trabajo,
consumismo y nuevos pobres, 2000), a un intento “por imponer uniformidad, regularidad” y norma que
limita las opciones de comportamiento social. Bajo esa perspectiva, lo que no encaja en esa noción
de orden se considera desviado y susceptible, por tanto, de señalamiento, separación, hostigamiento
y exterminio. Estos crímenes se concentraron entre finales de 2011 y comienzos de 2012 y están
relacionados con la circulación de varios panfletos amenazantes que, a través de su narrativa,
promueven lo correcto al identificar, estigmatizar y amenazar a un grupo de personas por su conducta
social. Se estima que las personas allí señaladas y que a los ojos de ciertos sectores sociales
también encarnan lo peligroso y lo superfluo no pueden formar parte del orden urbano porque se han
desviado de la norma. Es así que se producen los homicidios y una justificación que tiende a
favorecer la impunidad.
A finales de marzo de 2012, circuló en el barrio Ciudadela Universitaria uno de esos impresos,
suscrito supuestamente por las Águilas Negras. En él daban 48 horas para que las personas que se
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dedicaban a la venta de alucinógenos, que habían incurrido en hurtos y miembros de las pandillas
abandonaran el sector. Igualmente se establecía una restricción horaria y se advertía que después de
las 10:00 p.m. quienes estuvieran en las esquinas serían blanco de las balas. En los barrios El Sinaí,
El Cortijo, Los Tejares y Los Pioneros también circuló otro volante con un listado de mujeres y
hombres (por su apodo) en el que anunciaban su exterminio por ser “homosexuales, lesbianas y
prostitutas” y estar supuestamente “afectando a los jóvenes” con ello. En la zona sur circularon
también tres panfletos, amenazando a consumidores y expendedores de alucinógenos y pandilleros.
En el barrio Las Delicias se difundió un panfleto amenazante en el cual daban 24 horas a quince
personas (tres del barrio) para que abandonaran el lugar porque, decía el texto, eran “personas que
llegaron a este mundo a dañar la sociedad comercializando drogas y robando".
A partir de los panfletos varias personas fueron asesinadas o sufrieron atentados. Según testimonios
comunitarios las víctimas eran consumidores o expendedores de drogas alucinógenas, algunos
habían incurrido en el delito de hurto y otros, cuando se encontraban en grupos grandes, establecían
peajes al interior de los barrios. En varios casos, se conoció que los perpetradores, vestidos de
chaleco y casco negro, se movilizaban en una moto de alto cilindraje, color negro y sin placas. El
temor provocado por estos hechos llevó a que la gente se abstuviera de estar fuera de sus casas
después de las 7:00 p.m. y antes de las 5:30 a.m.
Sobre esta situación se formularon varias hipótesis explicativas y aún no se ha podido tener plena
claridad sobre la presunta autoría de los hechos. La primera, planteada por el comandante de la
Policía de Sucre, señalaba que la autoría no era de las “Bacrim” y que “los panfletos son hechos por
personas del sector” debido al carácter detallado de la información sobre las personas amenazadas.
En algunos casos se ha presumido la participación de sectores comunitarios, que podrían actuar de
manera oportunista en un contexto de violencia en el que los costos de su comportamiento
disminuyen. En contradicción con ese planteamiento, una segunda versión indicaba que la supuesta
autoría de tales hechos correspondía a los grupos armados ilegales post desmovilización de las AUC.
Y una tercera hipótesis atribuía la presunta responsabilidad a algunos miembros de la fuerza pública.
Ninguna de estas hipótesis ha sido comprobada a través de la investigación judicial.
En la zona rural se han registrado asesinatos que, al parecer, son también crímenes de orden. Sin
embargo, en este caso parece estar asociado a la formación de dispositivos de seguridad que
configuran un modelo de protección violenta en favor de sectores sociales específicos. Algunas
versiones indican que debido al abigeato registrado en la zona rural, algunos ganaderos habrían
solicitado a los grupos armados ilegales, en particular a Los Rastrojos, medidas de protección violenta
de sus bienes. Pero las responsabilidades penales (autoría intelectual y material) no han sido
establecidas y los hechos no han sido esclarecidos.
Varios casos se inscriben en este contexto. El 3 de noviembre del 2010, en el sector conocido como
La Sierrita en el corregimiento de Cerrito La Palma, fue asesinado Roger Garay Hoyos y su hija de 14
años. El 12 de junio de 2011 fue asesinado en el mismo corregimiento Ramiro González Merlano,
quien fue señalado de haber hurtado supuestamente animales en la región. El 29 de ese mismo mes
fue asesinada en el corregimiento Laguna Flor la señora Diana Rosa Támara Sierra, quien también
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fue señalada de pertenecer supuestamente a un grupo delincuencial. Asimismo, varias de las
personas amenazadas por la presunción de haber incurrido en ofensas contra la propiedad se
habrían desplazado forzadamente.
Además de los homicidios, en el municipio de Sincelejo han tenido lugar múltiples atentados, algunos
de ellos asociados a la tributación forzada. Entre el 2011 y el 2012, sesenta y ocho personas sufrieron
atentados contra su vida e integridad (18 en el 2011 y 51 en el 2012), varias de las cuales fallecieron
posteriormente. La mayoría de los atentados han ocurrido en establecimientos comerciales situados a
la salida de Sincelejo, como los de la variante a Tolú, Sevilla, Vallejo y 20 de enero. Otros han tenido
lugar en las zonas norte (Los Laureles, Cielo Azúl, Altos del Rosario y Botero) y sur (Puerto Arturo, El
Poblado, La Mano de Dios, El Progreso, Uribe Uribe y La Trinidad).
Desplazamiento forzado
Por ejemplo, las personas que fueron amenazadas en los panfletos y sus familias, se vieron forzadas
al desplazamiento intraurbano. La Defensoría del Pueblo conoció información sobre dos familias de la
zona norte cuyos hijos aparecían en uno de los panfletos que circuló en el primer trimestre de 2012
por supuesto consumo de alucinógenos y participación en retenes barriales. Ambas se desplazaron
hacia otra zona de la ciudad.
En octubre de 2011 fue difundido un panfleto en el barrio Los Rosales en el que amenazaban a cinco
personas. Luego del asesinato de una de las personas mencionadas en el impreso, la señora Estefani
Yulieth Mangones Ríos, apodada “La Reina del Sur”, las otras cuatro personas amenazadas se
desplazaron forzadamente. La Defensoría del Pueblo también conoció que, entre octubre de 2011 y
enero de 2012, en los corregimientos Cerrito La Palma y Laguna Flor se desplazaron forzadamente
cinco personas amenazadas de muerte por un grupo armado ilegal que los acusaba de haber
incurrido en abigeato.
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En la mayoría de los casos lo que se observa es que los desplazados se abstienen de formular la
declaración ante las autoridades competentes, unas veces como mecanismo de autoprotección y
otras desmotivados por la desprotección institucional en este tipo de emergencias humanitarias.
Una de las principales conductas en que vienen incurriendo los grupos armados ilegales es la
tributación forzada, la cual es más que una simple ofensa contra la propiedad y una fuente de
financiamiento para los ilegales. Como se ha analizado en otros informes de riesgo para la región
caribe, la tributación forzada o extorsión, además de evidenciar que los grupos armados ilegales
identificados no son reductibles a la transacción de bienes y servicios ilícitos, es una marca de poder
(capacidad coercitiva) y signo de los controles ejercidos. Por eso, más que una ofensa económica,
ella expresa una relación de subordinación y dominio donde el no pago de la exacción es considerado
grave no por el perjuicio financiero sino por el desafío a la autoridad que constituye. En función de
ello, los grupos armados deben alcanzar exclusividad en el uso y amenaza de la violencia para
orientarlo, a su vez, a la obtención del derecho exclusivo de exacción de rentas. Como en otras
regiones, la denuncia de esta conducta está inhibida por las amenazas o por temor a sufrir algún
atentado contra la vida e integridad, de ahí que no existan registros oficiales que den cuenta de la
magnitud que ha alcanzado esta problemática.
En Sincelejo la tributación forzada recae sobre los comerciantes, principalmente, del mercado público
de la ciudad, tenderos de las zonas focalizadas, finqueros y ganaderos de la zona rural. De igual
forma, los grupos ilegales cobran la tributación o extorsión sobre las actividades económicas legales
como ilegales (por ejemplo, los expendios de alucinógenos). En 2011 se conoció que varios
comerciantes en la ciudad estaban “pagando exacciones”, incluso del sector informal en el centro de
la ciudad. Igualmente, se han conocido testimonios señalando que en los barrios de la zona sur las
empresas de electricidad y de agua así como los trabajadores contratistas de las mismas y los
distribuidores de mercancías en las tiendas deben pagar un gravamen de operación. Vendedores
ambulantes del centro de la ciudad, establecimientos ubicados en la carretera troncal que comunica
con el municipio de Tolú, tenderos y establecimientos comerciales (discotecas, bares, entre otros) de
las zonas norte (comuna 1 y 6) y sur (comunas 8 y 9) también se han visto afectados por las
exacciones forzadas.
Ese modelo de protección violenta también cobija a quienes ofrecen servicios irregulares de préstamo
de dinero. En esta actividad, caracterizada por prácticas de usura, la violencia organizada ha sido
ejercida con fines punitivos, en particular contra personas que, cumpliendo funciones de cobranza, se
han apropiado del dinero de los prestamistas. A cambio de una protección que asegure el
funcionamiento de su negocio y a raíz de la incursión de Los Rastrojos, algunos prestamistas han
pagado a ambos grupos armados.
Restricciones a la movilidad
La difusión de panfletos ha sido en Sincelejo un método para generar terror que ha impactado
dramáticamente en la libertad de circulación, residencia y reunión de la población asentada en las
zonas focalizadas en este informe. No se sabe el número exacto de este tipo de impresos que
circularon, pero la noticia de su existencia y sobre la composición de la lista de amenazados generan
un terror entre toda la población que lleva a adoptar medidas para autoprotegerse. En el primer
panfleto supuestamente aparecían mencionadas 25 personas y se comenta que fue recogido. Aunque
no hubo certeza sobre su existencia y contenido, ese hecho afectó la percepción de seguridad entre
la comunidad y ésta adoptó conductas inhibitorias como forma de autoprotección. En marzo de 2012
circuló otro panfleto en el cual amenazaban a la comunidad en general si no cumplían el horario que
establecían en el mismo.
A causa de la circulación y de los crímenes de orden que tuvieron lugar a comienzo de año, los
habitantes de barrios como Altos del Rosario, 17 de Septiembre, Cielo Azul y Botero se abstenían de
estar por fuera de sus casas después de las 7 p.m. y de no salir a trabajar antes de las 5:30 a.m. Los
billares y tiendas tenían un horario establecido de atención; los primeros se abstenían de dejar
ingresar las personas amenazadas en los panfletos.
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El fenómeno, según información conocida por la Defensoría del Pueblo, se ha registrado en barrios
como Puerto Arturo, Villa Mady, Nueva Esperanza, El Poblado y en el corregimiento La Arena. El
reclutamiento o alistamiento, adelantado por miembros reconocidos de los grupos armados que luego
desaparecen, se orienta contra jóvenes de escasos recursos y, de manera particular, contra aquellos
que han prestado servicio militar (con la expectativa de quedarse en la institución militar como única
alternativa laboral).
Uno de los casos conocidos por la Defensoría del Pueblo tuvo lugar en el barrio de Villa Mady en
2011. Según los testimonios de la comunidad, se llevaron a un grupo de jóvenes en una camioneta
amarilla, algunos de ellos motivados por una oferta económica y otros, al parecer, de manera forzada.
En diciembre de 2009 un joven, que había prestado servicio militar, fue reclutado en el barrio Nueva
Esperanza presuntamente por Los Rastrojos; meses después resultó asesinado en el municipio de
Planeta Rica (Córdoba) y, al parecer, con señales de tortura. A causa de su muerte su madre fue
contactada por desconocidos para comunicarle que le darían un dinero y advertirle que no contara
nada de lo ocurrido porque de lo contrario la asesinarían junto con su familia pues ya sabían dónde se
encontraban. Por causa de esa situación y el asedio, dicha familia se vio obligada al desplazamiento.
En otro de los casos conocidos por la comunidad ofrecieron el pago de un millón de pesos para
trabajar en la parte alta del departamento de Córdoba y el Bajo Cauca. Asimismo, se han llevado
mujeres, que en su mayoría son jóvenes, para realizar oficios de cocina, pero se desconoce si ello se
ha producido mediante engaños u otros mecanismos.
En el barrio Villa Katy, las familias no han identificado para dónde se han llevado sus hijos, aunque
algunos, al parecer, se comunican de manera clandestina. Ante las presiones de reclutamiento y
alistamiento de jóvenes, y en particular aquellos que han prestado servicio militar, varias familias de
este barrio se han tenido que desplazar forzadamente para otras zonas de la ciudad luego de que han
ido a buscar a sus hijos. En algunos casos los jóvenes se van motivados por una oferta de dinero,
que a veces es un pago por adelantado para que compren ropa, zapatos y dejen algo a sus familias.
En este contexto de violencia generalizada, han tenido lugar también constreñimientos a la libertad de
asociación que afectan, de manera particular, la labor de los defensores de derechos humanos en la
región. Como se ha advertido en los últimos informes de riesgo y notas de seguimiento para el golfo
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de Morrosquillo y el municipio de Ovejas, varias amenazas han sido proferidas contra el MOVICE,
que es una organización acompañante de procesos de reclamación de tierras en Montes de María.
Aunque varios de sus miembros tienen medidas de protección, la última amenaza fue realizada
mediante correo electrónico contra dos mujeres y diez hombres pertenecientes a dicha asociación.
En síntesis
Teniendo en cuenta la ocurrencia de estas conductas y las tendencias identificadas, se puede inferir
que la presencia de grupos armados ilegales se constituye en un factor de riesgo para la población
civil de las zonas norte y sur de la ciudad, así como de los corregimientos mencionados. Los
derechos fundamentales a la vida, la integridad y la libertad personal de la población se pueden ver
afectados por conductas tales como: 1) las amenazas de muerte, los homicidios selectivos o múltiples
(masacres), las desapariciones forzadas; 2) el reclutamiento o utilización de niños, niñas y
adolescentes para cometer crímenes o realizar actividades ilícitas relacionadas con el narcotráfico; 3)
el desplazamiento forzado intraurbano e interregional; 4) la restricciones a la movilidad y el
constreñimiento a las libertades fundamentales; 5) la tributación forzada o extorsiones que ponen en
riesgo la vida e integridad personal de las víctimas; y 6) los métodos para generar terror.
RECOMENDACIONES
Conforme a los escenarios de riesgo descritos, se solicita a la CIAT recomendar al Ministro del
Interior, emitir la Alerta Temprana para el municipio de Sincelejo y recomendar a las distintas
autoridades la adopción de las siguientes medidas para disuadir, alejar o mitigar el riesgo y garantizar
la plena vigencia de los derechos fundamentales de la población civil.
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− Diseñar e implementar programas de generación de ingresos y que contribuyan a la mitigación de
la pobreza y superación de la informalidad.
− Estudiar alternativas de reforma al sistema de transporte público que permita integrar el
mototaxismo al sector y disponer de programas que contribuyan a atender adecuadamente la
problemática social que éste condensa.
− Diseñar e implementar el plan de convivencia y seguridad integral, con indicadores de impacto
evaluables cada semestre.
A la Personería de Sincelejo:
− Vigilar las acciones de las diferentes autoridades orientadas a mitigar o prevenir el riesgo de
nuevas violaciones a los derechos humanos.
− Diseñar una estrategia para garantizar el registro de los casos de desplazamiento forzado
intraurbano que tengan lugar.
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− Apoyar la coordinación de la respuesta estatal en materia de prevención y protección por parte de
las autoridades concernidas en el presente informe de riesgo.
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