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No. 35-Año 13

* 4»

TECNOLÓGICO
DE MONTERREY
revira de íiteratuiaA mexican
El lenguaje hace al hombre. Modos
de habla y modos de vida en
Violación en Polanco de Armando Ramírez

Gabriela Valenzuela Navarrete


Universidad Autónoma de la Ciudad de México

Ya chole, chango chilango,


que chafa chamba te chutas,
no checa andar de tacuche
y chale con la charola. [...]
Mejor yo me echo una chela
y chance enchufo una chava,
chambeando de chafirete
me sobra chupe y pachanga.
CAFÉ TACUBA

A. FIGURA DEL MARGINADO SOCIAL nunca ha sido ajena a


L la literatura a lo largo de los años, ni en México ni en
ninguna parte del mundo. Incluso en el siglo XX, es fácil en-
contrar personajes así en, por ejemplo, los textos de José Re-
vueltas. Sin embargo, las creaciones de los escritores que
empiezan a publicar en la segunda mitad del siglo XX (y en
particular de finales de la década de los años sesenta a la

57
I-\evisti3 de | i'be'ratu'ra | |ex¡ccin<3 (^orvbemperra ñeca
fecha) han dejado ver algo más que sólo la exis- tales culturales diversos, particularmente el indí-
tencia de las diferencias sociales: el hecho de que gena y el colonizador. Sin embargo, la realidad es
los grupos marginados han empezado a formar una que este afán de hacer menos a las culturas popu-
nueva cultura en las grandes metrópolis, un para- lares sigue prevalenciendo en las sociedades mo-
digma posmodernista con una configuración es- dernas, mucho más cuanto las prácticas culturales
pacio-temporal tan propia que, poco a poco, los de la burguesía se difunden con más rapidez gra-
ha convertido en una sociedad dentro de la socie- cias a los medios masivos de comunicación. Por
dad que los ha acogido, en una importante rela- eso, "necesitamos reformular la concepción de
ción de compatibilidad-incompatibilidad con ella. Bordieu", dice Néstor García Canclini, "a fin de
Ya en 1979, en su libro La distinción, el soció- incluir los productos culturales nacidos de los sec-
logo francés Fierre Bordieu había establecido la tores populares, las representaciones independien-
diferencia entre niveles culturales, denominándo- tes de sus condiciones de vida y la resemantización
los también "gustos" o "estéticas"; en los extre- que hacen de la cultura dominante de acuerdo con
mos de esta "escala" estarían la estética burguesa sus intereses".3
y la estética popular, regida esta última por una Una muestra de estos productos culturales naci-
"estética pragmática y funcionalista" cuyo prin- dos de los sectores populares es la novela Viola-
cipio rector es la elección de lo necesario. En la ción en Polanco de Armando Ramírez, inicialmente
consideración del propio Bordieu "la estética po- intitulada Pu cuando apareció en 1977. La histo-
pular es definida todo el tiempo por referencia a ria del trío de amigos que secuestran, violan y ase-
la hegemónica, ya sea porque trata de imitar los sinan a una mujer de Polanco es, sin duda, una de
hábitos y gustos burgueses o porque admite su las novelas más violentas de la literatura mexica-
superioridad aunque no pueda practicarlos".1 Por na en general; pero también resulta ser uno de esos
lo tanto, y siguiendo este razonamiento, la cultura libros que permanecen vigentes a través de los
popular no sería capaz de construir un espacio años, debido a la forma de acercarse a problemas
propio ni tendría una problemática autónoma, pues que apenas cambian con el tiempo. Porque el cri-
"el lugar por excelencia de las luchas simbólicas men, dice Alfonso Quiroz Cuarón, en el prólogo a
es la clase dominante misma. En cuanto a las cla- la novela, "es el resultado de su medio, del hom-
ses populares, sin duda no tienen otra función en bre y de su sociedad", en este caso de una parte de
el sistema de tomas de posición estética que la de la sociedad que personifica el odio, la amargura y
aquello que es repelido, punto de referencia nega- el rencor que crea la situación en la que viven
tivo en relación y con el cual se definen, de nega- millones de mexicanos.
ción en negación, todas las estéticas".2
Hoy en día, claro está, es difícil mantener una
afirmación así, sobre todo en países como los lati- Las generaciones urbanas de los años
noamericanos, donde la cultura nacional ha tenido setenta: los modos de vida
desde siempre mucho que ver con las tradiciones
surgidas desde los pueblos indígenas, integrantes El cuestionamiento a la realidad social del país
indispensables en esta concepción de la cultura que inició el movimiento del 68 hizo que cierto
popular; lo que ha dado como resultado, en casi número de novelas o cuentos entre en lo que algu-
todos estos países, una casi coexistencia de capi- nos críticos califican como "testimoniales"; aun-
1
Citado en Fierre Bordieu, Sociología y cultura, p. 30.
2 3
Ibid. Néstor García Canclini, prólogo a op. c/f., p. 31.

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| i M< OT(á neo
que más que referirse exclusivamente a un mo- enumera Margo Glantz, muchos otros escritores
mento preciso de la historia nacional, son mues- han seguido el ejemplo sesentero del manejo del
tras reveladoras de las iniquidades del sistema lenguaje, y han hecho de éste la punta de lanza de
social. Sus personajes, además, son sujetos que su literatura. Esa elección de conciencia que re-
sirven como vehículos de indagación donde se sulta en su modo de escribir5 es la que le ha dado
infiltran las realidades más personales de los ha- a Armando Ramírez el lugar que tiene actualmen-
bitantes del México del siglo XX, como la condi- te en el panorama literario de México. Sin embar-
ción de grupos tradicionalmente marginados, go, cuando se habla de él como un escritor que no
quienes encuentran en libros como este un medio está integrado a la cultura "oficial" o a los círcu-
para mostrar sus rostros, esos que a menudo se los de poder cultural, también se menosprecia la
prefiere ignorar porque siempre duele encontrar- existencia de este tipo de novelas como la necesi-
los a la vuelta de la esquina. Para Ramírez, el dad de expresión de una subcultura madura, que
movimiento del 68 significó descubrir que había no ve en obras como Violación en Polanco una
distintas culturas en la ciudad de México; que la forma diferente de escribir, sino una forma dife-
información se manejaba de manera diferente en rente de ver la literatura (así como sus personajes,
el norte y el oriente, que en el sur y en el poniente, su lenguaje y sus formas de expresión). Una
rumbos que se apropiaba la clase acomodada. subcultura que más bien deberíamos llamar una
Aunque la Literatura de la Onda -antecesora "cultura otra", paralela, que no subsumida, a la
directa de estos autores- es de corte eminentemen- oficial, y que ha nacido gracias a la situación po-
te urbano -algo que ya imperaba en las obras de lítica del país después de la Revolución de 1910.
la Generación del Medio Siglo-, lo que hace dife- Haciendo una reflexión cuidadosa, se puede
rentes a estos escritores de sus predecesores es el observar que hay rasgos compartidos entre, por
uso de un "lenguaje que cuestiona el sentido mis- ejemplo, las novelas históricas de autores nacidos
mo del género novelístico o en general de la na- en la década de los cincuenta y las novelas realis-
rrativa", como lo señala Margo Glantz en Onda tas de autores de la misma generación que acuden
y escritura en México.4L& transgresión de los on- a personajes y a escenarios marginados. Entre es-
deros tenía como medio principal de expresión el tos puntos comunes se puede mencionar ese cues-
lenguaje coloquial llevado a los libros, con su iro- tionamiento a las verdades oficiales surgidas de
nía, humor y albures; pero también con las jergas las fuentes del Estado, así como una recurrente
propias de los habitantes de la frontera o de los búsqueda del origen del mexicano, que parece se-
delincuentes de los años cuarenta. Sin embargo, ñalarse una y otra vez como un punto de partida
lo que José Agustín y sus compañeros buscaban para buscar una explicación a su situación actual.
era un nuevo tipo de lenguaje, más realista y vivo, Pero- mientras la novela histórica cuestiona al sis-
que apelara más a los sentidos que a la razón y tema directamente por las verdades que se ocul-
que aludiera sin inhibiciones al erotismo, las fies- tan, la novela realista de marginalidades deja al
tas, las "rolas" y a todas las preocupaciones de los descubierto los fallos del sistema, pero no lo de-
jóvenes: era, pues, una literatura para jóvenes es- safía, porque si este sistema se cae o cambia, los
crita desde la juventud misma. grupos marginados que ha creado desaparecerían
Después de José Agustín, Gustavo Sainz, Par- o cambiarían con él; son producto de la Revolu-
ménides García Saldaña y todos los demás que ción, tal como lo dice Ramírez en el ensayo-pró-

4
Margo Glantz, Onda y escritura en México, p. 30. Cfr. Rolaría1 Barthes, El grado cero de la escritura.

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I "\evista de |_ i | l
logo de la novela: "Somos una cultura que habita "los pobres se han institucionalizado en forma de
el recinto que pretende ocupar otra cultura".6 cultura",8 bien sean grupos floridos de "putas,
La gran diferencia del tratamiento que Arman- putos, grifos, manfloras, cocos, transas, atraca-
do Ramírez da a estos personajes marginados com- dores",9 en el relato aparecen varias redes socia-
parado con el que habían recibido hasta entonces les bien localizadas, prácticamente todas regidas
por parte de otros escritores, está en el origen mis- por un único factor socializante: la violencia.
mo del autor: su pertenencia a un sector social que
tradicionalmente tiene muy pocas oportunidades
de contar sus historias. No que otros autores no se Violencia y ciudad
hubieran interesado en los personajes de Ramírez;
las creaciones de José Revueltas, como ya apun- A nosotros nos hacían luchar contra ellos, o por ellos.
La Historia se escribe a nombre del triunfador, las
tábamos antes, son referentes indispensables, lo iglesias que construimos nosotros fueron clausura-
mismo que el libro canónico sobre la vida en das, y de nuevo nos dijeron que habíamos ganado, y
Tepito: Los hijos de Sánchez, de Osear Lewis. Sin dijimos pa nuestros adentros: El camino pa nuestra
embargo, por lo regular, a estos personajes se les casa. Fuimos dominados y disfrutaron por nosotros
-largos años- los que después nos dijeron que ha-
solía ver "desde arriba": era un tema que no les bíamos vencido. Y volvimos acá al lugar en donde
era propio a los escritores que pertenecían a otra de algún modo se existe. Lanzados alrededor de los
clase social. Desde el punto de vista de algunos que volvieron a triunfar por nosotros, volvimos a
historiadores como Enrique Semo, gracias a es- formar nuestros modos de vida.10
critores como Armando Ramírez es que la histo-
ria reciente ha sido enfocada desde un punto de Bien dice Ramírez que la historia la escriben los
vista más real, dando paso a la generación de toda triunfadores, pero también hay que reconocer que
una cultura popular, de pobreza muy fuerte, que dentro de esta frase tan repetida yace otra verdad
tiene a sus propios representantes nacidos en las atemporal: el nacimiento de la historia siempre
calles de esas colonias. está en la violencia.
En Crónica de la literatura reciente en México En el contexto en el que fue escrita la novela,
(1950-1980), José Joaquín Blanco decía, con res- la violencia, particularmente la institucionalizada
pecto a las novelas de Armando Ramírez, que "el desde el gobierno, es un verdadero modo de vida.
México de estas crónicas y relatos abre sus char- Un modo de vida en el que ha entrado uno de los
cos y baldíos, sus episodios de sórdida violencia, personajes centrales de la historia, Genovevo. En
de machismo procaz, y efectivamente se podría primer lugar, en un pasaje en el que comenta con
argüir que lo grave no es que aparezcan en libros el narrador (Rodolfo) en dónde vive actualmente,
como los de Ramírez, sino que existan y aún más él le refiere el destino que tuvo su hermano: "te-
acentuados en la vida real; y que la común litera- nía ocho balazos. A mí se me hace que fueron unos
tura mexicana no suela verlos frecuentemente".7 de esos pinches mamones que andan de guerrille-
A todo lo largo de la novela estas formas de ros. Traía muchas broncas, pues andaba metido
institucionalización de sub-culturas urbanas apa- con esos cabrones que te reclutan para darle en la
recen una y otra vez. Bien sean las colonias for- madre a los estudiantes".11 A lo que hace referen-
madas al norte (que analizaremos después) donde
8
Armando Ramírez, op. di., p. 47.
6 9
Armando Ramírez, Violación en Po/anco, p. 9. /b/d., p. 15.
7 10
José Joaquín Blanco, Crónica literaria. Un siglo de escritores mexi- /bid., p. 8.
11
canos, pp. 524-525. Ibid., p. 37

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cia el personaje es a un par de pasajes trascenden- grupos (pandillas, bandas), como nuevas formas
tales en la historia reciente de México: las repre- de identidad. Estas formas de identidad pueden
siones de estudiantes de octubre de 1968 y de junio ser colectivas o individuales, pero siempre mos-
de 1971. trarán la hibridez y la heterogeneidad de sus inte-
Visto no desde el punto de vista de las vícti- grantes, al contrario de la homogenización, que da
mas, sino desde el de los ejecutores contratados las denominaciones de "ciudadano" o de "nación".
para ello, esta violencia ejercida contra los estu- Ahora bien, para que la violencia se convierta en
diantes es un modo de represión a través de la ley el elemento cohesionante de identidad tiene que
para preservar un "orden" de Estado. El Estado, haber una irrupción de un elemento de conflicto,
pues, tiene el privilegio de la violencia legítima y, en el caso de la novela, éste es el hecho de que
para mantener un sistema republicano elaborado los deseos de los personajes no están de acuerdo
con base en exclusiones, a partir de un grupo ex- con lo "políticamente correcto".
clusivo y excluyente de las grandes mayorías.12 Obviamente, el deseo del trío de Pu no puede
Este grupo exclusivo, nacido de esa Revolución estar más lejos de lo correcto: "Imagínense, co-
que, según Ramírez, nunca ha sido traicionada, gerse a una vieja en un camión, revolcarse con
buscó en las décadas previas a la aparición de la ella, ni en cuenta nadie afuera..."15, les dice Abigail
novela el progreso de la nación. Esta violencia a propósito de una de las escenas que contemplan
institucionalizada también sirve para crear formas en su sala de cine, y ese será el presagio de lo que
de legitimación de esta misma violencia. En la harán después, ya no sólo como satisfacción de
novela, como ya decíamos, Genovevo vive de ser sus propias fantasías eróticas, sino como vengan-
el ejecutor de los actos violentos que otros orde- za por la pérdida de su prostituta favorita. La ciu-
nan: como su hermano, la violencia es su modus dad se convierte para ellos en el teatro de sus
vivendi, "con fusca y con cachiporra, te (le) pasa deseos ilícitos, en el escenario de una tragedia que
andar de guarura..."13 involucra en un primer plano al trío de amigos y a
La violencia promueve también el consumo. A la mujer secuestrada; pero, en una proyección ma-
través del mercado, los integrantes de un grupo se yor, a la clase marginada y a la burguesía, al gru-
vinculan entre sí y con los miembros de otros gru- po de poder, al grupo dominante que se impone
pos dependiendo del valor simbólico que le otor- por encima de las mayorías.
gan a determinados objetos, particularmente al
dinero. Lo que diferencia a Genovevo de su "jefe"
es el simple hecho de que el segundo tiene dinero: Ciudad y mujeres
"Y pensar que el cabrón al que cuidas es igual
que tú", le confiesa el también apodado "Pelón" a En Violación en Polanco, la ciudad es un elemen-
sus compañeros. "Pero qué quieres, así es esto del to indispensable para que esta obra del teatro de
dinero, te pagan hasta para que te maten..."14 la crueldad se lleve a cabo. La violencia está to-
En su libro Espacio urbano, violencia y comu- talmente ligada al hecho de que la ciudad es el
nicación en América Latina, Mabel Morana ex- territorio del grupo de poder contra el que se pre-
plica que la violencia crea tanto subculturas o tende ejercerla. Es una contradicción harto intere-
sante la que se da al pensar que ese grupo de poder,
12
Cfr. Mabel Morana, Espacio urbano, vio/encía y comunicación en la clase alta o burguesa, considera a la ciudad como
América Lafina.
13
"Chilanga banda", Café Tacuba.
14 15
Armando Ramírez, op. cif., p. 79. /b¡d., p. 114.

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de |_ ¡ | |<
su territorio primigenio y que, sin embargo, el trazo se han convertido en sinónimos de perversión,
de éste depende de cómo lo han ido haciendo los de territorios en los que rigen las leyes del mal.
grupos a los que pretenden dejar fuera. "Tuvimos En estos modos de vida de las clases enfrenta-
que adaptarnos de nuevo al trazo urbanístico", dice das en el libro, las mujeres tienen dos roles dia-
Ramírez, "somos producto de la Revolución..." metralmente opuestos: o son la mujer respetable
"Ahí, fuera de él nos instalamos. Instalamos quie- encarnada en la típica madre mexicana, o son "te-
re decir: vivir, vivir de nuevo por las caballerizas y el rritorio oficial" para cualquier representante del
campo citadino, cerca de los Palacios de Humboldt, sexo opuesto. Territorios y encarnaciones del "mal",
debajo de sus cornisas, en sus zaguanes, en los junto con las mujeres también aparecen otros per-
mesones..."16La manera en la que Ramírez des- sonajes que comparten con éstas los ámbitos del
cribe el modo en el que las otras culturas han ido erotismo, y éstos son los homosexuales, quienes
extendiéndose a lo ancho del Valle de México, en ocasiones se convierten en la única opción para
cuestiona quién es el verdadero poseedor de la satisfacer las necesidades sexuales.
ciudad: si quien se cree su dueño o quien anda Amén de la mujer secuestrada y de Chuy, la
"suave, directo, exacto, con determinación, en toda prostituta, las demás mujeres de la novela prácti-
la ciudad, en cada uno de sus rincones, en cada camente no tienen ningún papel activo y más bien
uno de sus huecos, en cada una de sus líneas, en aparecen como meros personajes ocasionales. En
cada una de sus mujeres".17 una escala de valores -o de valoración de las mu-
Esta manera de describir los territorios urba- jeres-, las madres de los miembros del grupo es-
nos de la novela pareciera más cercana a la des- tarían en el sitio más alto: cuando Abigail manda
cripción que se podría hacer de un cuerpo a Genovevo a "saludar a su mamá", éste se ofende:
femenino, utilizando para su conocimiento la mis- "Había cosas las cuales no podía uno tocar delante
ma actitud que para manejar un camión de pasa- del Pelón, cosas sagradas, cosas que le duelen al
jeros sin despertar sospechas. En esta lectura, más huevudo; y la madre aquí, con el Genovevo se
inesperada quizá, la ciudad se erige como una re- respeta, cabrones".19 También es la madre la inspi-
presentación metafórica de la mujer y del eros: ración de lo que Ramírez describe como la máxi-
según el Diccionario de los símbolos de Jean ma motivación de la existencia de la familia
Chevalier, la ciudad es una de las encarnaciones mexicana: la construcción de una casa propia: "Y
de la madre, con su doble aspecto de protección y Genovevo recuerda las frases de su mamacita san-
de límite; es, por lo tanto, un elemento emparen- ta: 'un techo pobre que nos proteja, pero nuestro,
tado en general con el principio femenino, pues la más vale vivir en un chiquero de nuestra propiedad
ciudad puede ser penetrada, pero nunca se llega a que en un condominio muy elegante".20
poseerla, nunca se le llega a conocer totalmente. En un segundo nivel, aparecerían Chuy y Mati,
Al igual que el eros vital y femenino del que habla las prostitutas que se reúnen con ellos en el viejo
Denis de Rougemont en su obra ya clásica Amor y cine. Mati aparece como retomando el lugar de
Occidente y en la continuación Los mitos del amor, Chuy cuando ésta ya murió; pero Chuy se erige
la ciudad se erige para los modernos como un pro- en "la mujer" para los miembros del grupo, no
blema serio y molesto.18 El erotismo y la ciudad sólo porque tienen acceso a sus favores sexuales,
sino porque en ella se encarna también el amor
del hombre por la mujer. "¿No quieres a la Chuy?",
16
Ibid., op. c/f., p. 8.
17 19
/b/d.,p. 58. Armando Ramírez, op. c/f., p. 68.
18 20
Cfr. Denis de Rougemont, Amor y Occidente y Los mitos del amor. Ibid., p. 47.

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de | \\.&ra\.\sra \ |< ( Contemporánea
le pregunta Rodolfo a Abigafl cuando éste le dice Colonia Roma, de Luis Zapata, por ejemplo-, la
que quiere convencer a la prostituta de que se vaya condición de estos personajes es aceptada dentro
a vivir con un hombre rico. "Y cuando le hice esta del grupo que se reúne en el cine. Incluso los mis-
pregunta sentí que los huevos se me subían a la mos integrantes masculinos aceptan la interacción
garganta porque yo sentía muchas cosas por ella, íntima con los homosexuales del grupo -"La
había aprendido a extrañarla".21 Más aún, Chuy Rajita", "La Bikina" y "La Taylor"-, aunque no
se va convirtiendo, conforme avanza la novela y se consideran homosexuales a sí mismos. Son un
se va consumando el crimen de la mujer, en la elemento indispensable para el balance de la no-
única mujer de valor para el grupo, en el sol que vela: si la ciudad es equiparada, como ya lo vi-
guía a Genovevo, Abigafl y Rodolfo. La transfor- mos, con la mujer, y esta ciudad no es ya un lugar
mación en el modo de llamarla -de "La Chuy" a virgen, sino un escenario híbrido en el que no se
"Tona Chuy"- implica no sólo esa elevación en el sabe si dominan los ricos o los marginados, la
rango de estima en que la tienen (Tonatiuh era el sexualidad de los personajes tampoco puede ser
dios del Sol para los aztecas, era el Quinto Sol, el totalmente "normal", y en algún momento debe
que regía la época en la que vivían), sino que ade- ser una sexualidad torcida. Este es también un de-
más deja ver el deseo primitivo de retornar al or- safío directo a la moral dominante en la clase bur-
den perdido de los reyes nahuatlacas, previo a la guesa, la moral tradieionalista basada en el
Conquista española. concepto del hombre-macho: los tres hombres
Más abajo en la escala de valores femeninos, alardean una y otra vez de su hombría, pero tam-
aparecería la mujer secuestrada. Con ella, surge bién la ejercen con individuos de su mismo sexo.
también un código lingüístico lleno de eufemis-
mos que sólo comparten los miembros del grupo
y que denota su postura con respecto a este tipo "Somos una ciudad destartalada". La región
de mujeres, que para otros serían mucho más res- en la que de algún modo se existe...
petables que las prostitutas. Las mujeres burgue-
sas, jóvenes o adultas, no son vistas como mujeres Primero formamos un pequeño cinturón de comer-
cio inventado: Jamaica, Sonora, el mercado de
cuya integridad deba ser respetada, sino como
Abelardo Rodríguez, Colonia Morelos, Tepito, Ani-
meros trofeos para quien quiera tomarlos. Por eso llo de Circunvalación, La Lagunilla, Garibaldi, Gue-
son referidas como "nalgas"; si son vírgenes to- rrero, San Cosme, Tacuba. Invadimos las viejas
davía, se les llamará "Virginia" o "vegetarianas"; construcciones que abandonaron sus moradores por
otras mejores al sur. Nos arrojaron del sur, ellos se
dependiendo del favor que se les pida, se hablará quedaron con el mejor clima, pusieron a su disposi-
de "chico", "grande" o "mameluco". Contraria- ción los servicios municipales, los centros de educa-
mente a lo que pasa con Chuy, la mujer burguesa ción, de información, generaron su cultura oficial.22
no es erigida en un orden perdido, sino que en ella
se proyecta el odio reconcentrado hacia la clase Violación en Polanco está contada en dos tiempos
dominante, la de mujeres de olores bonitos, lociones del relato, cada uno con un lugar cerrado como
francesas y pantaletas americanas. escenario principal. El primero en orden cronoló-
Por último, está el grupo de los homosexuales. gico corresponde a años anteriores al secuestro,
Aunque la homosexualidad no es aquí el tema cuando el grupo solía reunirse en un cine de mala
central del relato -como lo es en El vampiro de la muerte. La sala de cine es su lugar de pertenencia,

2 22
'lb/d., p. 89. /fa/d., p. 9,

63
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y su vida parece transcurrir según el destino de mas de Chapultepec, la colonia de más renombre
los personajes femeninos de las películas eróticas en la ciudad por tener la mayor cantidad de casas
que ahí ven. Mujeres que representan un "mundo construidas por arquitectos famosos (Zabludovsky,
instalado en la tranquila certitud de un universo Legorreta, Barragán, Sordo Madaleno...); solucio-
sin duplicidad",23 con el que ellos sólo pueden nes urbanísticas a un terreno desigual que termi-
soñar... hasta que un día se deciden a duplicar una naron por darle un toque de "glamour" a las calles
de las escenas vistas ahí, que será el detonante del de la zona.
segundo tiempo del relato de la novela. El cine es, De Las Lomas, "nos metimos por Presidente
pues, una especie de templo o de oráculo, donde Mazaryk para entrar de lleno a Polanco; a través
gestan su papel de vengadores de su diosa azteca. de la ventanilla veíamos cada nalga... con ganas
El otro escenario más importante en la novela de violarla, pero había que esperar la efectiva".27
es el camión en el que secuestran a la mujer y con Con el cambio de escenario también vuelve a apa-
el que recorren toda la ciudad. El espacio limita- recer la consideración de las mujeres burguesas
do del vehículo les da la protección necesaria para como objetos que pueden ser tomados en el mo-
realizar lo que tienen en mente sin que nadie afuera mento en el que así lo quieran. Como territorio
se dé cuenta de lo que pasa ahí. A primera vista, geográfico, Polanco es, hoy en día, también una
este sería el punto de mayor importancia a consi- de las zonas con mayor índice de poder adquisiti-
derar en el análisis de esta parte de la novela; sin vo. Creadas en la década de los años veinte del
embargo, el recorrido que hacen tampoco es for- siglo pasado, estas colonias concentraron a una
tuito. Antes bien, es un itinerario bien premedita- gran cantidad de judíos, libaneses y españoles que
do que no puede ser ignorado para comprender fueron dejando el centro de la ciudad para mudar-
las acciones de los personajes. se a esta zona que además se llenó de construc-
Si como ya considerábamos antes la ciudad se ciones al estilo "colonial californiano", muy a tono
convierte en esta novela en el escenario de las prác- con el espíritu "malinchista"-nacionalista que se
ticas violentas y de los deseos ilícitos de los per- vivía entonces.
sonajes, también debemos considerarla geopolítica Los amigos toman entonces la avenida Refor-
del poder,24 la localización de los centros hegemó- ma para dirigirse hacia la Villa de Guadalupe. En
nicos dentro de esta ciudad, para hallarle sentido el camino, mientras van pasando las glorietas de-
al recorrido trágico del camión. "Salimos de Cum- dicadas a figuras clave de la historia mexicana
bres para entrar a Pahuas", explica el narrador en (Colón, Cuauhtémoc...) hacen una remembranza
la primera escena en la que nos instalamos ya en de la traza de la antigua Tenochtitlan; pero tam-
los asientos del "delfín",25 "veíamos las enormes bién Abigaíl "desvía" el recorrido hablando de otra
casas de los ricos de México, casas con enormes de las zonas más representativas de la ciudad de
jardines, con cuatro o cinco autos, con servidum- México. Partes de ese sur que se fueron apropian-
bre para todo, tienen llaves de oro en todos los do los ricos son San Ángel y Coyoacan, pero el
baños".26 La zona de referencia es la colonia Lo- modo de vida de estos habitantes no es el mismo
según lo ven los amigos, pues entra un elemento
23

24
Roland Barthes, Mythologies, p. 27. que ellos no perciben en las zonas adineradas del
Cfr. Mabel Morana, op. c/f.
25
Así se les llamaba a los camiones de transporte público que circula- poniente: la cultura.
ron en la ciudad de México en la década de los setenta y hasta prin-
cipios de los ochenta. En la puerta de entrada tenían un delfín de
metal, de ahí su nombre.
20 27
Armando Ramírez, op. c/f., p. 1 7. /faicf., p. 18

64
de | i'te'ra'bur'ei | |exic<ana \ .ontempoTcár
A mí lo que me gusta es Coyoacán y San Ángel, ahíles; una clara muestra de que, en México, no se
te sientes hasta superior porque eres rico y eres culto^
puede afirmar que la estética popular no influye
y eres todo historia, todo inteligencia, todo verdad.
Porque los ricos viven en El Pedregal, en Las Lo-en la estética burguesa-, desde el camión se divi-
san los cerros cercanos de la Sierra de Guadalupe,
mas, en Polanco; pero ésos no, ésos nada más tienen
dinero y Revolución Mexicana y cueros y culos y actualmente habitados por más de dos millones
pechos y alcohol y privilegios de ley, pero a la hora
de personas con "hambre en cuerpos huesudos",
de la convivencia social los puedes hacer a un lado
porque no tienen la inmaculada cuenta bancaria depues prácticamente setenta por ciento es de muy
la inteligencia, del saber...28 bajos ingresos. Estos cerros cubiertos por casas de
cartón los llevan hasta la Nueva Atzacoalco, "al lu-
Siguiendo Reforma, los amigos pasan por Tlate- gar donde los pobres se han institucionalizado en
lolco. "Dicen que fueron de los que más resistie- forma de una cultura. Aquí los taqueros, los
ron al imperialismo azteca; a pesar de estar tan polleros, los comerciantes en todas esas activida-
cerca, nunca pudieron someterlos",29 explica el des que los demás dejan de lado por parecerles
narrador; y no hay que olvidar el profundo signi- impropias de dedicarse a ellas aunque dejen bue-
ficado de resistencia contra el poder que la zona nas utilidades".32 .
ha adquirido después de 1968. Pero también, la Las décadas de los años sesenta y setenta vie-
mención a Tlatelolco inicia una ruta llena de re- ron el crecimiento en el Distrito Federal de dife-
ferentes prehispánicos, territorios que seguirán siendo rentes zonas industriales y de comercio, alejadas
siempre "del pueblo", no de las clases dominan- de las ya tradicionales que rodeaban al centro de
tes, burguesas e hispanizadas. la ciudad. Evidentemente, estas zonas no eran las
El punto de partida de esta "geografía de la que se proyectaban hacia el exterior; eran los alma-
pobreza" -por llamarla de alguna forma y equipa- cenes y bodegas en donde se proveían los artículos
rarla con el término "antropología de la pobreza" de necesarios para agradar a los huéspedes que visita-
Osear Lewis30- es la ex garita de Peralvillo, el lu- ban el sur y el poniente, con los barrios elegantes
gar donde se inician las peregrinaciones a La Vi- que ya mencionamos. A esto es a lo que Ramírez
lla, pero también era el barrio más pobre de la se refiere cuando dice que la información se ma-
ciudad colonial. Por ejemplo, Manuel Rivera neja de diferente manera en las distintas zonas de
Cambas, en su México pintoresco, artístico y mo- la ciudad: "me cai que así nos ven los turistas [...]
numental, señala que "hubo gran número de me- nada más conocen la ciudad de México del Zócalo
sones y allí, en las casas de vecindad, se encuentra para el sur", le dice Abigafl a Rodolfo a propósito
la última capa de la población más pobre..."31 Desde de una película que ambos ven en su cine; "ya para
el punto de vista de la novela, los lugares a los que acá somos el México mágico, los hijos de Sánchez,
se dirigirán los amigos son aquellos en los que el habladito de Cantinflas, la virgencita de Guada-
mejor se puede ver la forma de vida de la gente lupe, los buenos boxeadores, los curanderos, los
educada en la miseria urbana. brujos, pero así como algo chistoso, y me cai que
Después de pasar por la Basílica de Guadalupe ni se imaginan que somos un chingo".33
-crisol en el que se mezclan las costumbres indí- Tantos que el paisaje apenas parece variar entre
genas y las tradiciones impuestas por los españo- esas "calicatas de Dios, de hambre, de polvo, de
lodo",34 sin importar si pertenecen a San Juan de
28
/b/d., p. 26.
29 32
/b/d., p. 31 Armando Ramírez, op. cit., p. 47.
30 33
Cfr. Osear Lewis, Los hijos de Sánchez. /b/d., p. 51.
31 34
Manuel Rivera Cambas, México pintoresco, artístico y monumental. /b/d., p. 52

v^,o irte m perra n ec\


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Aragón o rodean el Cerro del Peñón, o si ya son negras, cómo corre la suciedad, cómo la agua cris-
parte del panorama de Ciudad Nezahualcóyotl, talina se vuelve agua negra y grasicnta".39 Es la
"lugar salido del polvo y el dolor".35 Al llegar a búsqueda de una "grandeza terminada en aguas
los páramos que antes eran parte del lago de sucias" por dos caminos diferentes: los ricos em-
Texcoco, Genovevo hace quizá la comparación más belleciendo las zonas de la ciudad más alejadas a
acertada de las dos ciudades que se presentan en la ese canal; los pobres haciendo suya esa región "en
novela: "allá llaves de oro; acá ni de cartón",36 dice. donde de algún modo se existe".
Esta verdad se puede aplicar bien a todos los de-
más lugares que van tocando en su camino hacia
el fatídico sitio de sacrificio: de Ciudad Neza a Modos de vida, modos de habla: el código
los alrededores de la calzada Ignacio Zaragoza y de pachacos, cholos y chundos...
la salida a Puebla, las colonias cercanas a la Cár-
cel de Mujeres;37 el camino al Cerro de la Estre- "¿Que no existe el lenguaje que utilizo?", pregunta
lla, los antiguos pueblos de Iztapalapa donde las Armando Ramírez en una entrevista con Magali
fábricas convivían con los terrenos de siembra y Tercero. "Es el lenguaje que se usa siempre, los
los hombres que vendían alfalfa a lomo de muía, valores que siempre he vivido y que usan de ocho
hasta llegar a la zona donde se compran y venden a diez millones de habitantes que viven en la ciu-
todo tipo de piezas de automóviles cuyo origen es dad de México".40 El legado principal de la Lite-
mejor desconocer, para volver a subir hasta los ratura de la Onda parece haber sido el dejar que
rumbos de San Lázaro y Lecumberri. "La ciudad los personajes hablaran efectivamente con un len-
al norte se extiende en sus ocho millones de habi- guaje popular, con el lenguaje con el que esos diez
tantes; el norte es el oriente, es del Zócalo para millones de habitantes hablan todos los días.
acá; el sur es la mierda entre árboles y jardines, Ahora bien, el concepto de "lenguaje popular",
agua, casas grandes para todos; acá está el dolor, independientemente de su forma hablada o escri-
el viento y la resequedad".38 ta, tiene que ser matizado para que lo entendamos
Finalmente, el trío lleva a su presa al último en el ámbito de esta novela. Técnicamente hablan-
reducto de la grandeza de la antigua ciudad azte- do, las jergas y los argots son, por así decirlo, va-
ca que floreció en medio del lago cristalino, a un riaciones del lenguaje popular. Para André
mundo que los ricos de baños con llaves de oro Martinet, en su libro Elementos de lingüística ge-
no ven: "nosotros la queríamos conservar hasta neral, la jerga y el argot son tipos de habla de gru-
llegar al canal del desagüe, a que viera las aguas pos reducidos dentro de una comunidad. A estos
grupos o asociaciones semi-clandestinas, como las
35
Ibid., p. 68.
considera Martinet, "les interesa comunicarse con
36
Ibid., p. 72. los de dentro realzando un sentimiento de unidad
37
La antigua Cárcel de Mujeres resulta un buen ejemplo de esa
reapropiación de espacios por parte de las clases populares. Cuando
de grupo que los distingue de los de fuera, para
fue desalojada como centro penitenciario, los vecinos de las cerca- quienes estas formas de expresión son poco o nada
nías (una zona de bajos recursos económicos) establecieron allí una
escuela preparatoria y lucharon por obtener el reconocimiento de los
familiares".41 Esta necesidad de los de dentro para
estudios ahí realizados por parte del gobierno local y de la Secretaría
de Educación Pública. Hoy en día, en las instalaciones de la ex Cárcel
39
de Mujeres se encuentran el plantel #1 del Instituto de Educación Ibid., p. 121.
40
Media Superior del Distrito Federal y el campus #2 de la Universidad Magali Tercero, "Yo pretendo escribir mentándoles la madre", en-
Autónoma de la Ciudad de México, que recibe el nombre de "Casa trevista a Armando Ramírez, en "Sábado" de unomásuno, 18 de junio
Libertad". de 1983.
38 41
Armando Ramírez, op. a'f., p. 113. André Martinet, Elementos de lingüística general, p. 33.

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comunicarse entre sí sin que los de fuera puedan una Ley de los Símbolos Patrios, pero cuyos de-
entender su discurso es también,, cabe mencionar- rechos de autor están en manos de un extranjero,
se, una forma de defenderse de la actitud negativa para nada representa en este libro un ideal
y a veces de desprecio que los de fuera manifies- musicalizado: es la historia de una destrucción (la
tan con respecto a las jergas populares.42 "Hay que del cine: "que se caiga el cine, la galería que re-
hacer hoyos en el dizque buen gusto", diría tumbe en su centro al sonoro rugir de un pedo"44)
Ramírez ante las críticas que señalan un lenguaje y la de una violación (la de la mujer: "retiembla en
ortodoxo como el propio de la cultura. su centro la tierra al sonoro rugir de la garganta"45).
Y Violación en Polanco sí que hace hoyos en Finalmente, no hay que dejar sin señalar la con-
el buen gusto, no sólo al presentar en forma de- tinua mención a un verso del Canto de la huida
gradada los rumbos de la ciudad de México, sino de Nezahualcóyotl. "La región en donde de algún
también en las referencias que hace a ciertos te- modo se existe"46, en donde abandonan el cuerpo
mas canónicos para la cultura moderna, como la sin vida de la mujer, cierra el círculo que inició
Biblia o el Himno Nacional. Armando Ramírez en "somos producto de la Re-
Cuando van pasando por los rumbos de Izta- volución...", transformando el verso del rey poe-
palapa, Rodolfo piensa ver entre las calles la tra- ta, "Ya no estás aquf', en un "Ya antes habíamos
dicional representación de la Pasión de Cristo en estado aquí..." La repetición de la frase, además,
los días de Semana Santa, y sentir los treinta y refuerza la idea de que por más que se intente su-
nueve latigazos que se le propinan al Cristo de primir a esas otras culturas, esas culturas margi-
camino al Cerro de la Estrella. En esos treinta y nales o subculturas, o como se les quiera llamar,
nueve latigazos, el narrador va también haciendo nunca se podrá terminar con ellas, pues, como lo
un repaso de la historia nacional del país: se com- afirma Néstor García Canclini, "es imposible re-
binan el sacrificio de Jesucristo con el de los se- ducir los variados sistemas lingüísticos, artísticos
ñores aztecas ("Ocho: Cuauhtémoc es torturado y artesanales, de creencias y prácticas médicas,
junto al Señor de Tacuba quemándole los pies... las formas propias de supervivencia de las clases
Nueve: María ahí tienes a tu hijo..."43), los pasajes populares, a versiones empobrecidas de la cultu-
sobre el mestizaje de raza y de religión, la Guerra ra dominante o subordinadas a ella".47
de Independencia, el México independiente, el La natural crudeza de las descripciones de Ar-
México posrevolucionario y los referentes de la mando Ramírez, de la cual Violación en Polanco
cultura más moderna: el Santo, la Familia Burrón, es una muestra perfecta, tiene un objetivo bien
Pedro Infante, Blanca Estela Pavón, María Félix... preciso: transgredir. Transgredir las buenas cosas,
Cuando se acerca el momento cumbre del cri- las buenas costumbres, el buen lenguaje. "No se
men en el que se han embarcado los amigos, se trata sólo de registrar o de recrear el habla popu-
hace constante referencia al Himno Nacional: el lar de ciertos sectores de la ciudad de México",
símbolo oficial, ese que está protegido incluso por señala Juan José Reyes en "En la Corriente de la
42
Calle y de los Quicios", "sino, acaso fundamen-
En una entrevista hecha a Ramírez en abril de 1 992, Luis Enrique
Ramírez rescata una anécdota que muestra claramente este "despre-
44
cio" a las jergas populares. Cuando Ramírez conducía el programa lbid., p. 140.
45
Este es mí barrio, en 1 973, en una ocasión recibió la llamada de una fb/d., p. 149.
46
televidente que reclamaba furibunda: "¿Cómo es posible que el re- "He venido a estar triste, me aflijo/ Ya no estás aquí, ya no,/ En la
portero hable de esa manera? ¡Parece de Tepito!" Luis Enrique Ramírez, región donde de algún modo se existe,/ Por esto, a mí mismo me
"El adiós de Armando Ramírez a la ciudad que se va", en "Cultural" desgarro". Canto de la huida (de Nezahualcóyotl cuando andaba
de El Financiero, lunes 27 de abril de 1992. huyendo del señor de Azcapotzalco).
43 47
Armando Ramírez, óp. c/f., p. 84 Néstor García Canclini, prólogo a Pierre Bordieu, op. cif., p. 31.

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talmente, de reconstruir una visión del mundo, Blanco, José Joaquín, Crónica literaria. Un siglo de escritores

estrecha pero intensa, de personajes marginales, mexicanos. México: Cal y Arena, 1996.
Bordieu, Pierre, Sociología y cultura. México: Grijalbo, 1990.
desasidos de la mano del poder, y, al tiempo, to-
Glantz, Margo, Onda y escritura. México: Siglo XXI, 1971.
cados por esa mano, que es una tentación y tam- Lewis, Osear, Los hí/os de Sánchez. México: Joaquín Mortiz,
bién una maldición".48 1975.
Una maldición que a lo largo de los años ha Martinet, André, Elementos de lingüística general. Madrid:
producido la sociedad que hoy en día tenemos y Credos, 1972.

en la que .se desarrollan historias como ésta, en Mayer, Hans, Historia maldita de la literatura. La mu/er, el ho-
mosexual, el ¡udío. Madrid: Taurus, 1999.
donde los personajes marginados no quedan al
Morana, Mabel (ed.), Espacio urbano, violencia y comunica-
margen, sino que son los únicos protagonistas; ción en América Latina. Pittsburg: Instituto Internacional de
aunque no se les quiera ver a través de la ventani- Literatura Iberoamericana, 2000.
lla del coche que espera en un crucero, ni se les Ramírez, Armando, Violación en Polanco. México: Grijalbo,
tome en cuenta aun si tocan un acordeón para ga- 1996.
nar una moneda a la entrada del Metro. "Los otros Rivera Cambas, Manuel, México pintoresco, artístico y monu-
mental. México: Royce Editores, s/f de edición.
Méxicos están más cerca de lo que podríamos
Rougemont, Denis de, Amory Occidente. México: Conaculta, 2001.
pensar", dice Héctor Zagal Arreguín en su ensayo
, Los mitos del amor. Barcelona: Kairós, 1999.
"De Mi-Nezota a Neza York". "Son más que las
canciones de Café Tacuba o La Maldita Vecindad.
No es sólo cuestión de dinero, se trata de otras
Hemerografía
maneras de vivir y enfrentar la realidad, plena de
contrastes".49 Ramírez, Luis Enrique, "El adiós de Armando Ramírez a la ciu-
dad que se va", en "Cultural" de El Financiero, lunes 27
de abril de 1992.
Bibliografía Reyes, Alicia Yolanda, "Un escritor popular" en Excélsior, "La
cultura al día", 4 de febrero de 1 985.

Barthes, Roland, Le degré zéro de l'écriture. París: Editons du Reyes, Juan José, "En la Corriente de la Calle y de los Qui-

Seuil, s/f de edición. cios" en "El Semanario Cultural" de Novedades, 4 de sep-

— , /Vlyfho/og/es. París: Editions du Seuil, 2003. tiembre de 1994.


Tercero, Magali, "Yo pretendo escribir mentándoles la ma-
dre", entrevista a Armando Ramírez en "Sábado" de uno-
48
Juan José Reyes, "En la Corriente de la Calle y de los Quicios", en
másuno, 18 de junio de 1983.
"El semanario cultural de Novedades", 4 de septiembre de 1994.
49
Héctor Zagal Arreguín, "De Mi-Nezota a Neza York", en Istmo, año Zagal Arreguín, Héctor, "De Mi-Nezota a Neza York" en /si-
43, núm. 255, julio-agosto. 2001. mo, año 43, núm. 255, julio-agosto. 2001.

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