Está en la página 1de 8

Moda en Argentina

Con el nombre de moda de Argentina se refiere, en su significado más amplio, a


elecciones o, mejor dicho, un mecanismo regulador de elecciones, realizadas en
función de criterios subjetivos asociados al gusto colectivo argentino. Durante
todos los siglos. La moda son aquellas tendencias repetitivas, ya sea de ropa,
accesorios, estilos de vida y maneras de comportarse, que marcan o modifican la
conducta de las personas. La moda en términos de ropa, se define como aquellas
tendencias y géneros en masa que la gente adopta o deja de usar. La moda se
refiere a las costumbres que marcan alguna época o lugar específicos, en especial
aquellas relacionadas con el vestir o adornar.

Derivado de la peineta española y tallado en carey o en asta, el peinetón fue entre


1832 y 1836 el último grito de la moda entre las porteñas. Esta litografía de César
Hipólito Baclesatiriza su extravagante tamaño.

Durante el periodo colonial la Argentina tiene la mirada puesta en Europa y, a los


efectos de ser más específicos, intenta imitar, sobre todo a Francia y España. La
clase influyente de entonces se viste copiando la moda de Paris aunque Buenos
Aires estaba muy ligada a España, desde donde llegaban todo tipo de noticias,
incluidas las de moda. En 1837, apareció el periódico ´La Moda´, que divulgaba
las distintas usanzas en nuestro país y en el cual escribía Juan Bautista Alberdi.
Tiempo después, comenzaron a llegar modistas y sastres de España y Francia, y
hacia mediados del siglo XIX ya se podían conseguir en estas tierras revistas
como la española ´La Moda Elegante´, que incluía moldes detallados e
indicaciones precisas para confeccionar distintos tipos de prendas, bordados y
manualidades. Es en Inglaterra donde tiene lugar desde 1750 a 1860 la
Revolución Industrial; la nueva moda, tras la ruptura con el antiguo régimen, es
menos ostentosa, los colores son claros, el corte típico de los vestidos es el
llamado corte princesa, debajo del busto. En cuanto al calzado, los zapatos de la
dama suelen ser de tela, hechos a mano y en algunos casos, llevan uno que otro
bordado. Esto se produce gracias al aumento de la población, que proporcionó
mano de obra abundante y barata. Toda la economía se basaba en ese momento
en la lana y en los tejidos de algodón que se fabricaban a partir de la materia
prima recibida de Estados Unidos a cambio de esclavos africanos. Paralelamente
al desarrollo industrial textil, aparecieron en Inglaterra nuevos tejidos de lana y
algodón que convirtieron a Londres en el centro de la moda masculina. El
acelerado desarrollo de la industria textil va a generar un fenómeno nuevo hasta
entonces: la moda.
Moda Argentina desde 1845-1914
Particularmente durante este periodo la moda regreso, reinventó y transformó
estilos anteriores -Directorio (fines del siglo XVIII); Moda Burguesa (1830-1840);
Neo Rococó (1840-1850) -, en un juego de apariencias. Esta selección de
modelos pretende responder a la famosa frase de Coco Chanel: ―La Moda pasa
pero el estilo perdura‖. Los cambios tecnológicos ocurridos a mediados del S. XIX
como la invención de la máquina de coser en 1840, ponen a disposición de los
diseñadores tecnologías y materiales novedosos que renovarán la vestimenta. La
moda en los años 20 Después de la guerra de 1914, nada fue igual. La sociedad
cambió. Un nuevo estilo de vida fue adoptado, sobre todo, por las mujeres, que
ingresaron de lleno en actividades fuera de casa. Un estilo nuevo necesitaba una
respuesta diferente en cuanto a la moda. Los grandes referentes de la alta costura
lograron atuendos funcionales que cambiaban, según las circunstancias, telas,
avíos y adornos. Del práctico jersey al creppe de chine de seda natural bordada
con cascadas de pedrería. Este período es conocido como ―Los Vibrantes Años
20‖ y abarca desde la terminación de la guerra (1918) al crack de la Bolsa de
Nueva York (1929). Las expresiones artísticas, las influencias exóticas (China,
Japón, Egipto, Rusia) y el culto del jazz de los afroamericanos inciden sobre la
vestimenta. Las jóvenes lucen siluetas andróginas y delgadas, con cabellos
cortados a la garçon, pestañas cargadas de kohol, lápiz de cejas negro, boquitas
pintadas y colorete. Desenfadadas, liberadas, ríen y bailan, fuman y muestran las
piernas. El vestido cae recto desde los hombros, la cintura se traslada a la cadera
y las faldas se acortan tres veces en el periodo. Las telas mórbidas (satén y rayón)
cambian la lencería que se adaptan a los nuevos diseños. La noche brilla y tintinea
al ritmo del Charleston mientras las jóvenes juegan con sus largos collares y se
disponen a vivir su propia vida.
La moda en los años 30
La figura femenina continuó siendo delgada como en los años 20, pero adquirió
otros contornos y recordaba a las figuras griegas. Se cambio la línea recta y sin
marcar la silueta por otra más delineada y femenina. El talle, estrecho, se realzó,
sobre todo en el caso de la moda cotidiana, con cinturones angostos de cuero o
de la misma tela que el vestido. Las polleras se ciñeron a las caderas, y muchas
veces, presentaban un movimiento oscilante debido a su forma acampanada. El
corte al bies, los drapeados y los recortes eran muy importantes para conseguir
esta forma. El largo de la pollera era entre la rodilla y la pantorrilla. La parte
superior del vestido, también estrecha, se adhería bastante al cuerpo, y las
mangas eran angostas. Los vestidos de noche solían llegar hasta el suelo y, a
veces, terminaban en una pequeña cola, dando a la mujer una apariencia
majestuosa. Se abandonan, casi por completo, los carísimos bordados de pedrería
de la década anterior por los cambios en la economía mundial, y se usan telas
laminadas (lamé) o con brillo, como el raso y el satín. Paulatinamente, fueron
apareciendo las sedas artificiales, como el rayón. En 1934, surgieron las primeras
telas elastizadas o de látex que abrieron nuevas posibilidades en la confección. En
los años 30, y junto al vestido, se impusieron los trajecitos y la combinación de
pollera y blusa porque resultaba muy práctico durante el día, sobre todo en el caso
de las mujeres que trabajaban en una oficina. A finales de la década, la línea de la
indumentaria cotidiana se volvió mas seria y funcional. Esto estaba condicionado,
sin duda, por la escasez de materiales a causa del comienzo de la Segunda
Guerra Mundial y también por la influencia de la ropa militar. La moda durante la
segunda guerra mundial Hacia fines de los años '30, los adornos del vestido se
simplificaron y se alcanzó el estilo que perduraría durante los años de la guerra.
La pollera volvía a ser más corta cubriendo justo las rodillas. También era más
estrecha y daba un aspecto de seriedad. Contribuían a transmitir esta impresión,
las chaquetas y tapados con grandes hombreras y cinturones que daban a la
figura femenina gran empaque, pero masculinizaban la silueta reflejando el estilo
militar de aquellos años. A esto se sumaban las plataformas que se habían
añadido a zapatos y sandalias de vestir y de calle. Hubo una creciente escasez de
materiales y muchas mujeres debieron arreglar su propia ropa; la alta costura se
estancó. Muchas firmas debieron cerrar. Para la consumidora media lo más
importante era saber trucos que le permitieran reformar el vestuario que poseía y
alargarle la vida. Deseaba saber cómo se podría arreglar un vestido viejo para
seguir llevándolo o cómo adaptar un abrigo femenino de una chaqueta de
caballero. Tiempo después, estas habilidades seguían siendo de vital importancia
para toda mujer que tuviera presente la moda, pero no dispusiera de medios para
comprarla.
Década de 1940
Durante la guerra Argentina no mira hacia adentro, sino que copia a los Estados
Unidos. En palabras de un gran modisto, ―al no ser creadores, no se pudo
aprovechar a exportar moda argentina, y una gran oportunidad se perdió‖. Durante
la guerra, las mujeres llevaban grande hombreras y se asemejaban a las
amazonas: vestidos cortos adornados con flores, moda austera, pero femenina.
En Argentina es dramática y teatral, y las mujeres pasan a ser chic: polleras
rectas, tableadas, bolsillos aplicados, sacos de corte sastre, sombreros
excéntricos; colores neutros, blusas de crepe de china, canutillos y azabache,
pantalones pinzados con bocamanga, anteojos oscuros, zapatos con plataforma.
En 1947 con el New Look de Dior, los vestidos se vuelven más suntuosos: faldas
largas, enormes sombreros con plumas y telas muy ricas. Fue Evita quien trajo el
New Look; no impuso un estilo, pero trajo una moda.

Escena de Maridos modernos (1948)


Década de 1950

Eva Perón vistiendo un vestido Dior en 1950.

Tras su gira por Europa de 1947, Eva Perón —ícono de la moda de la época—
"volvió con un sentido de la moda exacerbado, se alejó del estilo ‗overdressed‘, se
despojó de lo excesivo", afirma Gabriel Miremont, curador del Museo Evita.
Durante el viaje, se contactó con diseñadores como Christian Dior y Jacques Fath,
donde crearon un maniquí con sus medidas para realizar trajes a medida. Eva
introdujo el New Look de Dior a la Argentina, cambiando las faldas tubo por
vestidos con volumen inspirados en las formas de las flores. Dior llego a decir que
"a la única reina que vestí es a Eva Perón".
A causa de la crisis económica de la posguerra de la Segunda Guerra Mundial, la
juventud de la época tuvo acceso a trabajos y una relativa independencia. Los
hombres de negocios advirtieron que estos jóvenes se encontraban por primera
vez con dinero pero sin una identidad que los diferenciara de los adultos, y así los
adolescentes ingresaron en el mercado de la moda.
Década de 1960

Doble Plataforma (1967), de Dalila Puzzovio en el Instituto Di Tella. Con esta obra,
Puzzovio expresó la fuerza de la mezcla entre arte y moda.

A comienzos de la década, los jeans se volvieron emblema de la contracultura y la


adopción de esta prenda por los jóvenes fue arrolladora. El Instituto Di Tella,
fundado en 1958, fue el epicentro de la vanguardia artística argentina de los años
1960, durante la dictadura autodenominada Revolución Argentina. Con las
creaciones de artistas del instituto como Dalila Puzzovio, Delia Cancela y Pablo
Mesejean, entre otros, creció la alianza entre la moda y el arte en la
década. Nacha Guevara, una de las animadoras del Di Tella, recuerda: "Todo era
muy particular ahí, la gente que iba, cómo se vestía", y "te llevaban presa por ir
de minifalda". El cabello largo en los hombres también ponía nerviosa a la policia.
Argentina, que siempre había tenido como referente a la moda europea, comenzó
a identificarse con los Estados Unidos durante la década de 1960. Bárbara Brizzi,
museóloga y coordinadora general del Museo del Traje de Buenos Aires, declaró
que en estos años "el 'gaucho look' lanzado en Buenos Aires por Medora Manero
y la doble plataformas de Dalila Puzzovio marcaron tendencia en todo el
mundo". Mary Tapia, una diseñadora tucumana, trabajó extensivamente durante la
década con el barracán, un textil creado por los collas. Su desfile inaugural,
llamado Pachamamaprêt-à-porter, se realizó en el Di Tella en 1967, recibiendo
elogios de Jorge Romero Brest y una invitación para presentarse en París por
el Fondo Nacional de las Artes.
La periodista Cecilia Absatz recuerda "En ese tiempo llegaron los jeans para
cambiar el mundo. Se olía diversión en el aire y la gente comenzaba a vestirse en
consecuencia: la ropa es un lugar extraordinario cuando se trata de provocar y
desobedecer. [...] En esa época, vestirse para ir a una fiesta también era un acto
de inventiva e interrogación artística. 10 Rosa Baylon fue un importante personaje
en la moda porteña de aquella época, con su boutique Madame Frou Frou con una
éstetica basada en el Swinging London. Sus diseños eran usados por
celebridades como Graciela Borges y Marilú Marini —quienes vistieron sus
vestidos hechos con voile o chiffon, con volados y escotes bautizados "Súper
Bizcocho"— y Litto Nebbia,Alejandro Medina y Pappo —quienes usaron sus
camisas con estampas psicodélicas. La periodista y amiga de la diseñadora,
Felisa Pinto, la recuerda: "No pertenecía al Di Tella ni a ningún circuito pero
inmediatamente los artistas la adoraron. Ella nunca seguía las tendencias, en todo
caso se burlaba y las exageraba. En cada uno de sus actos había una búsqueda
del goce y la coquetería." Dentro de la Galería del Este, donde se encontraba
Madame Frou Frou, también estaba el local de Medora Manero, otra célebre
diseñadora de los años 1960.
Década de 1970
Sweaters de Dalila Puzzovio y los vestidos ―retro‖ de Gatti son furor. Telas
pintadas a mano por Rosa Gálvez y Manuel Lamarca reinan hasta 1975. La moda
deco y revival en Buenos Aires se encuentra en la boutique de Diba´s, boutique a
la manera de París, como Clocharde, La tartana, entre otras. Hacia el fin de la
década se produce una invasión de marcas de Taiwán que compiten con una
alicaída industria textil en la época Martínez de Oz. Entre las líneas de los setenta
se puede identificar el folk, look superpuesto de Kenzo, el pret a porter, moda
gatsby, moda safari, color beige o tierra, pollera amplia o look ruso de Saint
Laurent, el hotpant, la maxifalda, botas altas acordonadas, blusas ajustadas, el
unisex y los pantalones ―pata de elefante‖; hacia 1975 aparece la moda retro.

Susana Giménez exclamando su famoso '¡Shock!', que la volvió famosa (1970)


Década de 1980
En 1980, la moda trajo consigo cambios muy positivos. El nuevo estilo se
caracterizaba por el uso de ropa interior visible, ya sea sobre una remera, debajo
de una remera translúcida o tirantes de encaje visibles. Esta nueva moda fue
altamente controversial volviéndose un sinónimo de liberación para las mujeres, ya
que antiguamente usar la ropa interior así les daba aspecto de una mujer
desarreglada. Gracias a esta tendencia, las mujeres de hoy pueden vestir remeras
cómodas sin tener que preocuparse por las transparencias o los tirantes de los
corpiños.
Década de 1990
Esta época se basaba en la variedad y no en una tendencia específica y duradera.
La gente trataban de ponerse lo que le hiciera sentirse más cómoda, sin darle
mucha importancia a la opinión de los demás o a las tendencias, porque se había
llegado a la conclusión de que no había una verdadera libertad. Las remeras de
grupos musicales se volvieron populares así como el cabello suelto. La gran
innovación fue la aparición de los piercings, tatuajes y pinturas de pelo.
Siglo XXI

Cartel con Milagros Schmoll en BAFWEEK 2010.


Año 2000
En el 2000 la moda se ha ido asociando y cambiando según las distintas tribus
urbanas, que constituyen un modo de vivir, una determinada actitud para con la
vida y que generalmente hacen referencia a la juventud. La pertenencia a uno de
estos grupos se hace evidente en la ideología, la música, el modo de vida y
también en la apariencia, siendo el consumo de determinadas marcas de ropa, el
uso de ciertas prendas o colores, distintivos propios de las distintas tribus. Los
hombres tanto como las mujeres adoptan el chándal para todo tipo de trabajo u
ocasión. Las mujeres usan borcegos, suecos o sandalias. Se volvió a los 80, está
de moda el estampado floreado. Se usan los shorts, polleras, y pantalones tiro alto
y por supuesto las minifaldas.
Década de 2010
Los hombres implementan el escote en V junto con pantalones chupines y
zapatillas de marca. Los pantalones blancos en los hombres son sensación, tanto
como las camisas abiertas con una remera debajo y arremangadas. Se usa la
remera adentro de la parte de la hebilla del cinturón y lo demás afuera, mostrando
así una moda rebelde. También es muy normal que al hombre se le vea la tira de
arriba de los bóxer o más.
Actualidad
En la actualidad nace un nuevo movimiento, las tendencias ahora orientan la
moda en Argentina a continuar la búsqueda cada vez mas intensa de la
originalidad. Luego de una fuerte crisis y en una economía totalmente globalizada,
el sueldo no es suficiente, es necesario encontrar nuevas formas de progreso.
Comienza así el diseño independiente, llamando así a pequeñas prendas únicas
realizadas por profesionales de la moda o artistas al precio de cualquier marca
reconocida. Además marcas pioneras tales como El Poeta Celoso invaden el
mercado con el diseño en estampado a pedido de forma masiva, mediante
catálogos para revendedores, y alcanzando a todo el país gracias a los nuevos
medios de envío, comunicaciones y ventas on-line, y a las últimas tecnologías en
estampado digital. Se convierten, de esta manera, en los reyes de la vanguardia
de indumentaria, colaborando con la evolución de la moda nacional.

El traje de boda

Paulina Singerman y Rafael Frontaura en Hay que casar a Paulina, 1944.


La silueta femenina entre 1870 y 1890
Después de 1870, si se quieren seguir las fluctuaciones de la moda, sería preciso
hacer la crónica de ellas año tras año. El vestido bruscamente echado hacia atrás,
sube en forma de polisón encima de un ahuecador, una ―semi – jaula‖
emballenada cuyo volumen entre 1860 y 1890 va cambiando hasta desaparecer.
Casi al mismo tiempo, reaparecen las polonesas (una reminiscencia del vestido
Luis XVI):la falda ―de encima‖ forma, por detrás, una cola más o menos larga,
orillada por volantes plisados, bandas de encaje o pasamanería al que se llamó
estilo tapicero, evocando los salones de moda llenos de cortinajes,
almohadillados, etc. Estamos en plena época victoriana: la elección del vestido, de
su escote, cola de la falda y sus telas de ejecución, están sometidos a verdaderos
ritos de los que apartarse, es prueba de falta de educación. Se observan entonces
diferenciaciones muy estrictas entre los trajes según la hora y las circunstancias:
mañana, visitas íntimas o de ceremonia, comida íntima, comida con invitados,
baile, teatro, etc. Por otra parte, ciertos tejidos como el raso, ciertos adornos como
las pieles y las joyas de valor, no se admiten para las jóvenes.
El traje del novio
El esposo, esa persona elegida que espera desde lejos y fuera de la atención de
los invitados, la sorpresa de ver, finalmente, aquel vestido que le fue celosamente
vedado conocer hasta entonces, también está especialmente engalanado para
esa efímera puesta. Durante el siglo XIX, especialmente en la época victoriana, la
etiqueta estipulaba cual era el atuendo que debían elegir los caballeros, ya fuera si
el casamiento se realizaba por la mañana o por la noche. De esta manera, si la
boda era antes del mediodía, los hombres, novio y padrinos, debían lucir jaquet, y
si se hacía por la tarde o por la noche: frac. Adornando sus solapas con un
bouquet de azahares en juego con el ramo de la novia. Eso, siempre y cuando, el
novio no fuera militar, en cuyo caso, debía usar su uniforme de gala. Hoy, con las
costumbres más distendidas y rotas las etiquetas, el novio puede vestir un muy
buen traje - terno o ambo – o dejar libre su imaginación para algún atuendo un
poco más arriesgado.

DIOR
Hacia fines de los años ´30, los adornos del vestido se simplificaron grandemente
y se alcanzó el estilo que perduraría durante los años de guerra. La pollera volvía
a ser más corta t cubría justo las rodillas. También era más estrecha y daba un
aspecto de seriedad. Contribuían a trasmitir esta impresión, las chaquetas y
tapados con grandes hombreras y cinturones que daban a la figura femenina gran
empaque, pero masculinizaban la silueta reflejando el estilo militar de aquellos
años. A esto se sumaban las plataformas que se habían añadido a zapatos y
sandalias de vestir y de calle. Hubo una creciente escasez de materiales y muchas
mujeres debieron arreglar su propia ropa. La alta costura se estancó. Muchas
firmas cerraron al estallar la guerra. Para la consumidora media lo más importante
era saber trucos que le permitieran reformar el vestuario que poseía y alargarle la
vida. Deseaba saber cómo se podía arreglar el vestido viejo para seguir llevándolo
o cómo se podía adaptar como abrigo femenino una chaqueta de caballero.
Mucho tiempo después de acabada la guerra, estas habilidades seguían siendo de
vital importancia para toda mujer que tuviera presente la moda, pero no dispusiera
de medios para comprarla. Al final de la década, Christian Dior, abrió nuevos
caminos con su New Look.

Deportes y vestimenta sport masculina


La ropa sport o deportiva hace su aparición en las últimas décadas del siglo XIX,
cuando comienza a difundirse la práctica del deporte en las burguesías europeas
y, sobre todo, en el mundo anglosajón. Pero es en los años '20 cuando su uso se
extiende a todo tipo de actividades, lo que hoy llamaríamos vestimenta casual, con
un estilo más desestructurado y relajado. Los grandes diseñadores no fueron
ajenos y crearon prendas acordes para esta nueva tendencia. Los hombres fueron
los primeros en adoptarla, y se puede decir, que si la cuna de la moda femenina
fue París, la de la moda masculina fue Londres. En las décadas de 1950 y 1960
con la difusión y el uso del jean entre los jóvenes de toda la pirámide social, la
ropa sport invade todas las horas y actividades del día. A partir de allí, también los
adultos adoptan el estilo sport para el weekend. Hoy en día, las grandes
empresas, bancos, etc., aceptan el uso de la vestimenta casual entre sus
empleados, no sólo los que hacen tareas internas sino también para los que están
en atención al público.

La moda infantil
Hacia la mitad del siglo XIX, se menciona por primera vez, una moda infantil en las
revistas de modas. Abarca, sobre todo, el traje de los más chiquitos, para quienes
los sastres especializados, empiezan a proponer modelos creados para ellos.
Hasta los 5 o 6 años, los varones llevan siempre polleras tableadas sujetas al
cuerpo del vestido y abiertas y abotonadas en el frente. A los 7 u 8 años, una
chaqueta y un pantalón ceñido, sujetado encima de la rodilla con botones. En
cuanto a las nenas, los vestidos dejan de ser la copia exacta del de sus madres.
Periódicamente, surgieron blusas rusas y vestiditos escoceses, pero sobre todo, el
traje marinero, cuyo uso duró largo tiempo, siendo adoptado por niñas y niños por
igual. Tuvo su origen alrededor del 1860, con una forma muy parecida a la que
tendría en el siglo XX, con los cuellos cuadrados bordeados con un galón blanco
que se abría en punta encima de una pechera lisa o rayada, e iba acompañado de
pantalones rectos, cortos o largos, o de una pollera tableada en el caso de las
nenas. A partir de este traje, los niños estaban, en 1914, todavía muy lejos de que
se los vistiera con las prendas blandas y cómodas que llegaron con la moda del
género de punto y las telas elásticas. Sin embargo, la transformación de los trajes
infantiles se limitó a seguir las formas, cada vez mas simplificadas de la
indumentaria de los adultos.

También podría gustarte