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Parte I
Carlos Díaz, luego de finalizar la maestría en administración de empresas en una
importante escuela de negocios en Niguador, regresó a su tierra natal, Balidor, un
pequeño pueblo ubicado al norte de Coduras, sin tener aún decidido qué hacer luego de
tomarse lo que consideraba unas justas vacaciones. Una noche, Juan comentaba con
Sergio Bertrand, un antiguo amigo y compañero de largas caminatas por los parajes de
Balidor, acerca de sus inquietudes futuras.
Aquella noche, Sergio le propuso a Juan iniciar un negocio: la distribución y
comercialización de Abarrotes. Sergio tenía una percepción nata en los negocios y poseía
el capital que permitiría iniciar la aventura. Juan pondría en práctica todo lo aprendido
durante los últimos dos años y tenía contactos con la principal distribuidora de abarrotes
de Pasalco, capital de Coduras, dada su amistad con Federico García, compañero de
estudios durante la maestría e hijo del dueño de dicha empresa. Así, el 1 de Julio de 1996,
se constituye la empresa Abarrotes, S.A., con un capital social de 100,000 pesos.
A inicios de julio de 1997, Sergio estaba ansioso de conocer cuál era la posición de la
empresa luego de su primer año de operación. Juan le indicó que, como parte del
entrenamiento que le estaba impartiendo sobre contabilidad, únicamente le daría los
saldos de las cuentas de Balance General y algunos datos adicionales al 30‐06‐97 a fin de
que sea el mismo Sergio quien elaborara el primer Balance General de Abarrotes, S.A.
Abarrotes S.A. tenía dos locales. El primero era una tienda ubicada en el centro del
pueblo y cuyo local era alquilado. El segundo local era propio, estaba ubicado cerca de la
estación ferroviaria del pueblo y era utilizado como almacén general, de donde distribuía
la mercadería a la tienda y a otros locales comerciales.
Los activos de la empresa habían sido adquiridos el 01‐07‐96. El terreno del local estaba
valorizado en 85,000 pesos y el edificio en 25,000 pesos. El costo del mobiliario y equipo
de ambos locales fue de 10,000 pesos y el del equipo rodante necesario para la
distribución de 20,000 pesos.
Juan le proporcionó a Sergio datos adicionales: El efectivo en caja era de 8,000 pesos, el
saldo de la cuenta bancaria 12,000 pesos, las facturas pendientes de cobro 40,125 pesos,
la deuda pendiente con los distribuidores capitalinos 46,625 pesos, otras cuentas por
pagar 6,000 y el inventario de mercadería 105,000 pesos.
La empresa tenía pendiente el pago de los sueldos del mes de Junio por 6,000 pesos y
había hecho un préstamo a Juan por 10,000 pesos. El saldo de la renta pagada por
adelantado era de 9,000 pesos (tres meses de alquiler) y el del seguro pagado por
adelantado de 7,500 pesos (medio año). La empresa había recibido un adelanto de 15,000
pesos por futuras ventas y un cliente tenía pendiente de pago letras por 60,000 pesos, de
los cuales el 20% tenía vencimiento mayor a un año. El impuesto a la renta pendiente de
pago era de 12,000 pesos.
Abarrotes, S.A. había recibido un crédito bancario el 01‐07‐96 por 150,000 pesos, el cual
debía ser cancelado en un plazo de cuatro años, incluído un año de gracia solo para el
capital. La tasa de interés era de 15% anual y los intereses se pagaría cada 30 de junio.
Las cuotas de capital sería iguales y la primera se cancelaría el 30 de junio de 1998. Los
intereses correspondientes al primer año aún no habían sido cancelados.
Finalmente, Juan le indicó a Sergio que el método de depreciación a utilizar por la
empresa sería el de línea recta y que no se consideraría algún valor de rescate. La vida útil
estimada del edificio era de 50 años, la del equipo rodante de 5 años y la del mobiliario y
equipo de 10 años.
Con estos datos, Sergio debía ser capaz de elaborar el Balance General de Abarrotes, S.A.
y poder determinar cuál era su posición financiera luego del primer año de operación.