Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Nuestro Tiempo (Madrid) - 9-1919, No. 249 PDF
Nuestro Tiempo (Madrid) - 9-1919, No. 249 PDF
***
*«*
•«•
VICES'TE G-AY
M pena eo FlUi lDas
u la nomeza esgaoola QUE aíli floitciii?
(APUNTES)
2.
8.
6.
6.
9.
10.
A principios del XIX, i con qué dei^echo usaba este título don
Pedro Galarraga?
j Y D. Plácido Duro, militar, que en las Guias oficiales de Es-
paña de 1826, 1827 y 1828 lleva adosado al apellido el marque-
sado de Villaanediana, siquiera en las sucesivas el dicho marque-
sado quede eliminado?
i No es todo esto verdaderamente curioso?
Muerto sin sucesión D. Felipe María Rodríguez de Madrid,
hijo único del primer marqués de Villamediana, el derecho al
marquesado pasó a una hermana del dicho primer marqués, lla-
mada doña Micaela Rodríguez de Madrid, española, que, como
D. Sebastián, no estuvo jamás en Filipinas. Doña Micaela casó
en España con D. José María Rodríguez, y de este matrimonio
nació en España D, Juan Rodríguez, que casó en España' con
doña María Panlagua, española también, y madre de D. Ramón
Rodríguez, que vino al mundo en un puíeblo de la provincia de
Segovia; el cual D. Ramón casó a)n doña Jerónima de Arroyo
(natural de Toledo), de quien hubo a D. Agustín Rodríguez, que
casado con doña María Catalina Aguilera engendró a doña Con-
cepción Rodríguez Aguilera, la cual, de su enlace con D. Manuel
de Lara Villada tuvo por hijo a D. Antonio de Lara Villada y
Rodríguez, natural de Ronda, que rehabilitó en su favor, en 1855,
el marquesado de Villamediana, muy ajeno, seguramente, de que
en Filipinas lo habían llevado Rojos, Galarragas y Duros. En la
actualidad lo lleva, desde 1880, D. Francisco de Lara y Fontane-
llas, marqués de Casa Fojvtanellás, nacido en Barcelona.
11
12
•••
Y basta, a lo menos por hoy, para dar una idea de los residuos
de la nobleza española que floreció en Filipinas.
W. E. RETAJÍA,
C. de Ift Academia do la Historia.
17
loestn ciiircii uterior liraite
el ¡rieier trUre le ISli
qu« han descendido de 4,3 a 2,9, de 4,3 a 3,7 y de 6,5 a 3,5 millo-
nes de pesetas, respectivamente, o sea 1,3, 0,5 y 2,9 millones, las
demás partidas o ciases presentan aumentos de mayor o menor
importancia, siendo los más cuantiosos los del algodón y sus ma-
nufaoturas, de 20,9 a 41,3 millones (14,4 millones más que el pi-i-
mer trimestre de 1919); las substancias alimenticias, de 25,8 a
38,1 millones (12,3 millones) y las substancias empleadas en la
agricultura, farmacia^ perfumería e industrias químicas (10,6 mi-
llones). Por bajo de esta última cifra han aorecido las siguientes
remesas: instrumentos, máquinas y aparatos empleados en la
agricultura, industria y transportes, de 11,3 a 19,1 millones (7,7
millones); metales y demás manufacturas en las que entra un
metal como primer elemento, de 4,8 a 11,0 millones (6,8 mülones);
animales y sus despojos empleados en la agricultura e industrias,
de 12 a 18,8 millones (0,7 millones); piedras, tierras minerales,
ciistalería y productos cerámicos, de 0,00 a 10,9 millones (4,8 mi-
llones) ; maderas y otras matei-ias vegetales empleadas en la in-
dustria y sus manufacturas, de 4,1 a 6,7 millones (2,0 millones);
y poco máa de medio millón (de 1,9 a 2,0 millones) el papel y sus
aplicaciones.
Como se deapi-ende de les ciatos expuestos, la demanda de pri-
meras materias comienza a animarse, revelando una mayor acti-
vidad de la industria española que se traduce a su vez en un acre-
centamiento de exportación de sus manufacturas. No obstante,
no puede considerai-se todavía aquélla a/tendida con arreglo a sus
necesidades, aunque sí por algunas facilidades concedidas por
los Gobiernos extranjeros para la importación de determinadas
mercancías, en camino de resolver la intensa crisis que venía su-
friendo, especialmente la industria de tejidos, a causa de la falta
abscduta de arribos de algodón.
Entre las clases del Arancel de exportación corresponden al
mayor aumento, de 63,9 millones a 149,4 millones, o sea de 85,4
millones, a la de substancias alimenticias, a pesar de las limita-
ciones y prohibiciones que pesan sobre la mayoría de los artícu-
loe que constituyen el mencionado grupo. En 28 millones (de 4,8
a 32,9 millones) han acrecido las salidas de ganados, pieles y otros
despojos; en 14,4 millones (de 23,4 a 37,9) las de lanas, pelos, cer-
KUESTBO COMEBCIÜ EXTERIOR 301
>|I*!|>
Aunque desde Enero del año actual se hacen ftgurar en las es-
tadísticas oficiales que publica la Dirección General de Aduanas
los países de origen y destino de las mercancías importadas y
exportadas, c»mo esta i-eforma o mejora se limita al movimiento
comerciad de 1919, no hay posibilidad de comparación con los
de 1918 y anteriores, en lo que se refiere a la procedencia y con-
signación de los artículos constitutivos del ti'áfico, hasta que no
transcurra algún tiempo o aaites no i'eailiza la Administración la
labor mecánica necesaria para presentar tan interesante detalle,
que hasta aquí s<>lo aparecía en las estadísticas del conjunto
del año.
Por la expresada circunstancia hemos de limitarnos a conside-
rar tan sólo algunos casos.
La importación de algodón en rama, valorada en 38 millones
de pesetas, contra 23,5 de los tres primeros meses de 1918 y as-
cendente a. 25,3 millones de kilogramos, contra 15,6 millones del
referido período, ha sido hecha por los Estados Unidos, especial-
mente (24,8 millones), Argentina (32 mil kilogramos), y Egipto
2tí2 NUiSSTHO TIEMPO
PROCEDENCIAS KiUgxamoi.
18
POLÍTICA EXTRANJERA
LA REPRESENTACIÓN PROPORCIOMAL
ALBKAMU
SUIZA
TtLAMCU.
eerrado por l i . Briand, diciendo: "El país no tdene aún una opi-
nión «lara sobre la reforma, y como las elecciones están próximas
podrá expresarla entonces con toda claridad."
Legislatura 1910-1914.—El 30 de Junio de 1910, el preaident»
del Consejo, M. Briand, presenta un proyecto de ley establecien-
do la representación píxxporcional. Se abre discusión el 29 d«
Mayo de 1911. Se vota el proyecto el 10 de Julio de 1912. Hast»
28 de Febrero siguiente no hay rapport en el Senado, El 18 d«
Marzo, M. Briand hace el proyecto cuestión de Gabinete, y «s
derrotada
El 6 de Noviembre de 1913 se presenta un nuevo proyecto eo
la Cámara, ed 18 se vota y el 20 pasa al Senado. Hasta el 10 de
Marzo de 1914 no hubo rapport en el Senado. ¡Como si no lo
hubiera habido, porfjue en Abril eran las elecciones!
Ha sido el 12 de Julio de 1918 cuando ha podido promulgarae
la ley de Representación proporcional.
El texto de la misma eg el siguiente:
"Articulo 1." Los máeimbix).s de la Cámara de Diputados aon
elegidos por escrutinio de lista departamental.
Art. 2.' Cada departamento elige tantos diputados como ve-
oes tenga 75.000 habitantes de nacionalidad francesa. La frac-
ción suplementaria, cuando exceda de .37..500, da derecho a mi
diputado más. Cada departamento digc por lo menos tres di-
' putadoB.
A título transitorio, y hasta que se haya procedido a un nuev©
Oenso, cada departamento tendrá el número de puestos' que ac-
tualmente tiene atribuídoe.
- Art. 3.» Ei departamento forma una circunscripción. Sin em-
bargo, cuando el número de diputados a elegir por un departa-
mento sea superior a seis, el departamento podrá ser dividido en
eircunscripciones, de las que cada una tendrá que elegir por lo
menos tres diputados. El secoionamiento será establecido por
xma ley.
Excepcionalmente, para las próximas elecciones, los departa-
mentos del Norte, del Paso de Calais, del Aisne, del Somane, del
Marne, de las Ardfflias, del Meurthe y Mosela y de loe Vosgoe
»o serán seocionadoe.
283 mTiSTRO TIKMl'O
Pues bien: ca-da lista obtiene tantos puest-os como veces se con-
tenga en la cifra d© la media el cocionite electoral. En la liate
liberal se contiene dos veces (29.0G7: 11.066): en la radical otras
dos (;31.873: 11.666), y en la socialista ninguna.
Tienen, pues, derecho los liberales ;i dos diputiidos y los ra-
dicales a otros dos; pero como no quedan por ele^r más que tres,
se asignan dos a la lista radical que es lii que tiene mayor media,
y uno a la lista liberal. I y J serán diputados radicales; C lo será
liberal.
HArjA
59.000 "
1 25.000 lista A
2 22.000 " B
3 12.500 •' A
4 12.000 " C
5 11.000 " B
6 8.333 " A
7 7.333 " B
8 6.250 " A
9 6.000 " C
10 5.500 " B
CONCIiUSIOh'íX
MABIAJ70 JÍAfVFnj.
CRÓNICA DE POLÍTICA INTERIOR
INTKKINO
ÍS Sepiwmbre 1919.
80
lEVISTi DE IEVI5TII
Lt Correspondant (1).
(1) Jo>i«,181«.
UEVI8TA 1>E HEVI8TA8 307
llegarse, sin embargo, a obtener algo que pudiera considerarse como sa-
tisfactorio. Así, pues, se creó en la Conferencia de la Paz la Comisión
del Traibajo, que inauguró su labor en París el 4 de Febrero.
"Merced a la obra de la Comisión de París—escribe—seíáoi los Go-
biernos mismoe quienes, de acuerdo con la clase obrera y patronos, re-
solverán los conflictos sociales en los cuales toma parte toda la colec-
tividad, representada por el Gobierno, y más especialmenite las clases
que generalmente se consideran antagonistas, obreros e industriales,
i^icultores y trabajadores del campo, llegando de esta manera a.la»
reformas humanitarias y conforme a la justicia que i)ermitan a la in-
dustria (tomando la palabra en su más amplio sentido) producir y pros-
perar, y al trabajo, que le presta sus brazos y su inteligencia, vivir en
buenas condiciones."
Nos habla después de laa ilustres ijersonalidades que formaban la Co-
misión del Trabajo, cuya diversidad de culturas, de razas y de tenden
cias hacen presumir que su obra sea justa y ponderada, aunque tenga
algún defecto o deje algún cabo suelto, como suele decirse.
Desde luego, está demostrada hace ya tiempo la necesidad de quf
los acuerdos que en este punto se tomen sean internacionales; y así, ei
organismo creado forma parte de la misma Sociedad de las Naciones,
y se compone de lo siguiente:
"Primero. Una Conferencia general de representantes de las diver
tas naciones.
"Segundo. Una Oficina internacional del trabajo, bajo la dirección
de un Consejo de Administración puramente internacional.
"lia Conferencia es en materia de trabajo una especie de Parlamemo
o de Siupenpariamento."
En dicha oficina, cada una de las naciones contrayentes tendrá cua-
tro delegados: dos del Gobierno, uno patronal y otro de la clase obrera.
El voto de los delegados es individual, y esto es, a juicio del autor, el
gran progreso, pues así el voto del delegado obrero tiene ol mismo peso
que ©1 del deJegadoi gubernamental o industrial.
*'La función de la Oficina internacional del trabajo-describe—com-
prende la difusión de todas las informaciones interesantes referentes a
acuerdos internacionales respecto a las condiciones de los trabajadores
o respecto al régimen de trabajo; el estudio de las cuestiones que hayati
de someterse a la discusión de la Conferencia en Adsta de futuros con-
venios internacionales; la ejecución de todo lo que prescriba la Confe-
rencia en esta materia; la preparación de la orden del día para las se-
siones de la Conferenieia; la redacción y publicación, en francés, inglés
u otra lengua que el Consejo de Administración crea conveniente, de un
Boletín periódico consagrado al estudio de las cuestiones que presenten
interés internacional, y el estudio, en fin, de todo lo que la Conferencia
le encargue."
RHVISTA 1>K REVISTAS 311
í-ctera,; el cuarto establece que todo trabajador tient derecho a tui sa-
Jaxio que le asegure «na manera conveniente de vivir; el quinto, que a
trabajo igual, sin distinción de seso, debe «onaeponder igual salario:
el sexto habla del descanso semanal, que debe ser el domingo; el sépti-
mo limita el número de horas del trabajo cuotidiano y semanal. Jjot
otros dofi ee refieren a la permanencia de obreros en país extranjero.
Con el detalle de estas miestiones termina el autor sn i«+<'r*iaant<> y
documentado artículo.
LOS OHmOS
La Utiru* Hebdomadaírt.
E¡í iluatie dir«.',or de esta üeviata, Sr. ingenieros, publica uua de suaj
interesantes conferencias sobre psicología de los sentimientos. Empieza
hablando del aentimiento amoroso, y lo hace con la habitual amenidad
e ingenio.
"Con repetir que el amor es tan anüg-uo como ia humanidad^—dice,—
no se explica cómo nace en las personas que se enamoran. Sabemos que e»
diversamente sentido y pensado por cada uno; no existe "un amor", sino
"tantos modos de amar" como personas. Los que disertan sobre "el
aimor" abstraen en un puro concepto los atributos comunes a los senti-
mientos de todos los que aman; los '"enamorados", distintos por su tem-
peramenio y por su educación, son la única realidad que interesa a los
psieólog'08. El sentimiento amoroso es una exiperiencia individual, for-
mada sobre tendencias instintivas. Sus grados y aspectos son variables
en tod^as las personas; tibio en éste, en aquél vehemente; en uno corre
en -lá^rr^ma';. nn otro asoma en sonrisaK. Ora a flor de piel, ora incisivo
^_ »
•n Ba»noí Ait'j». Jiilio. '91».
316 JJTrEeTRí» TIEMPO
y hondo, dentro de la anidad del género cada amor *jue na^e tiei
jndividualidatl inconfundible. No hay amor, «sino amantes; y e:i .'.aoa
ano de éstos los amores que pueden sucederse son distintos.
Andaríamos errados, por ende, si supusiéramos que el amor a.í)ar<?ei<*
alguna vez en la humanidad ornado ya por JOB atribuios con que naee
en caída uno de nosotros; ni es siquiera admisible que el hombre primi-
tiivo fuera capaz de amar .con tanta nobleza y refinjuniento COOBO lo»
hombres cultos de los tiempos modern<,is."
Para explicarnos la evolución del amor nos presenta ingeniosamenie
tres idilios: el de Adán y Bva, que en el símbolo üe la manzana aparect'
eomo un mero accidente físico; más tarde es lui damor <Je los sentidos,
como en Dafnis y Cloe, y por último se convierte en un suplií-io ije la
imaginación, tal como el amor intenso y complicado de Manoii y Des
Grieux, que califica de amantes modemoe.
Se ocupa más adelante de la personalidad sentimental, y baice cons-
tar también lo subjetivo de la belleza y el placer, del mismo modo que
no hay amor sino enamorados. "En cada hombre, en cada mujer, el sen-
timiento amoroso suele ser despertado por excitantes diversos y des-
arrollar en variadas formas las desiguales im^linaeiones instructivas."
"Esas inclinaciones, educadas por la experiencia, constituyen en el
individno su particular "personalidad sentimental", y de aentírdo tíon
ésta nace el amor y es infinitamente varia la situación de cada perRona
frente a las posibles manifestaciones de su sentimiento amoros<3.-''
Nos habla luego de la necesidad de amar. Veamos cuáii be'JameriLt- ¡¡i
expone d autor:
"Santas palabras, tres veces santas por su elo<íTietieia, mil vt<ies .sar-
tas por BU sinceridad, las que escribió Teresa de Jesús, la erótica pito-
nisa del misticismo sentimental: "No temo el infierno por sus penas,
sino porque es un sitio donde no se ama." Para admirar la intimidad
perfecta de la imaginación con los sentidos, es necesario leer las ])ági-
nas de esta dulce Safo eristiana, más mujer que Eloísa por la 7&lu}>-
tuosidad, más mujer que Manon por el sentimiento. En ella todo es
emoción profunda, sensibilidad refinada; por eso no la comprenden las
lúfias que sólo tienen ojeras cuando beben vinagre, ni las que ne^eeitan
morderse los anémicos labios para emparpuraidos de vida.
"iL& necesidad de amar no es amor todavía; prepara su aparición, M
ea{>aeidftd de amar. Se forma sobre las tendencias heredadas, que «om-
ponen el temperamento, por obra de la experiencia; «parece cuando el
tw entra a la plenitud de su desarrollo.
"fSs una tensión compleja de todo el organismo, comcebida pí-t lot
flñótogos con una variante de las funciones nutritivas y subordinada •
modifleaciones orgánicas particulares. Es un estado de actividad eepe-
eial que influye sobre todo el ser, reflejándose en los centro* nerv.iopo»
aiá« eTolueionadoB y deepertando en ello." sentimientos extraSos.
8SVI8TA DK REVI8TA8 317
'"üaos síntomas, que iodo ¡hombre o mujer aormaá recuerda haber een-
tido, iímítanse a anunciar la representaeión psicoló^ca de esa fuuvióu
nueva, cuyo objeto esencial es la conaervaeión de la especie. Aparece
ineaperadamente. Suele revelarse por una inquietud vaga, perturbadora,
cuya causa no se adivina y cuya finalidad no se presiente. Provoca esta-
dos afectivos indecisos, turbaciones indefinidas, malestar, intranquili-
dades. Es ya madurez para el amor. Domina toda la psicología de lo»
jóvenes, poniendo cierta melancolía en los espíritus propicios al en-
.sueño; la juventud que viene parece entristecerse por la niñez que ee
va. Se pierde la noción de lo real, germinan romanticismos, se busca la
soledad y la penumbra, las nuches se alargan por la imaginación exal-
tada e insomne, ocurren imprevistas oscilaciones del humor, del guato
y dcil carácter."
Habla después del íieehazo, al cual es imposible resistirse, y sobre-
viene cuando la personalidad sentimental eatá madura y definido el ideal
«m el dual parece concordar enteramente la persona que nos impre-
siona. Así, pues, puede el flechazo ser unilateral o doble cuando se en-
cuentran dos personas que son cada una el ideaJ. áe la otra. A propósito
de esto último, nos describe el ení'uentro de Mimí y Rodolfo en "La
Bohéme''.
"Bigamos—eseiibe má» adelante—sin reserva nuestra admiración i)or
e( finísimo análisis del nacimiento del amor, en que revela Stendhal una
agudeza psicológica no común. En ''De l'Amour" le consagra el segun-
do capítulo y distingue en él vario.s movimientos o períodos: la admi-
ración, el d«seo, la e9]>eranza, ]a aparición, período inicial de la cris-
talización; la duda, segunda cristalización.
"Es visible que las primeras etapas constituyen un proceso único; la
admiración provoca el desea y éste despierta el sentimiento amoroso si
le acompaña la esperanza; en desear lo que se admira y en tener es-
jieranza de alcanzarlo está lg¡, clave del amor que nace. Todo ello, hasita
la primera cristalización, se sucede en brevísimo intervalo en el flecha-
do: •e] ¡>roceso termina allí cuando la necesidad de amar es más fuerle
que el miedo de arear. Las etapas finales señaladas por Stendhal, la
duda y la segunda cristalización, solamente se observan en el lento
proceso de la intoxicación sentimental.
"Sin restar méritos al lino análisis stendhaliauo, fundamos esa dis-
lincióu en un hoeiio sencillo. En el flechazo, los períodos de duda y cris-
tHlÍ7.ac!Úu son previos, han servido a la formación del ideal; el amor
preexiste virtualmente y sólo espera la ocasión de nacer, convirtiéndose
de virtual en real. En la intoxicación el ideal se forma después del deseo
y de (la esperanza, pasando i>or la duda y por los trabajos de la se-
gunda cristalización. El flechazo es la coincidencia de las circunstan-
cias con un ideal; la intoxicación es la formación de un ideal en torno
de las circunstancias,"
318 ' HTTESrBO TIEMPO
líos habla después dei miedo de amar, que puede sot»revenir bien por
la falta de imaginación o por la atonía de los sentidos. Por ambas cosas
se llega a no sentir totalmente el amor.
Nunca llega a sentir la dulce embriaguez sentimental—dice el autor—
quien la busca guiado por la voluptuosidad. Pensad en el calavera vul-
gar que muere mariposeando en todas las corolas sin cerrar sus alas
sobre ninguna; pensad en la joven abun-ida que escucha al primer ten-
tador que rompe la monotonía de su vida. ¿Eeoordáis la triste víctima
de .Roberto Greslou, en "Le Disciple", de Paiál Bourget ?
'i£l miedo de amar, en esos casos, depende de la incapacidad de for-
marse un ideal. El sentimiento no puede nacer mientras un ideai no se
vaya formando en tomo del ser amado, mediante el proceso lento de la
intoxicación."
Lo mismo ocurre con los amantes platónicos, cuyo amor es incom-
pleto. Miran al amor como un agradable peligro y viven oponiendo a su
jouaginación la "atonía de los sentidos". Así, pues, puede el miedo de
amar vencer al deseo, y entonces el amor no nace, muere en germen.
Aún nos habla el Sr. Ingenieros de otro obstáculo que puede opo-
fit-rse al flechazo, y que no es enteramente el miedo de amor.
Vacamos cómo se expresa:
"Hay quien tiene imaginación viva y sentidos exquisitos, y sin em-
bargo resiste al flechadlo; la admiración y el deseo no bastan para con-
firmar tan hondamente la esperanza que desaparezca el temor de la des-
ilusión. ¿La oportunidad concuerda con el ideal? ¿Cómo responder a
esa pregunta? El miedo de amar aparece entonces como una prudente
actitud provisoria, como una defensa ante el peligro de equivocarse.
'Hombre o mujer, si sólo miran el amor como un puente hacia el matri-
imonio, se espantan aiite lo indisoluble, pues lo es ante la sanción social
aun cuando las leyes permitan librarse de su yvigo. Si se ama por el
amor, sin segundas vistas de conveniencia, la situación difiere para cada
sexo. El enamorado sólo anlieJa saber si agradará; la enamorada pre-
tende seguridades de que la aman, además de desearla. Las pruebas que
el hombre puede dar son relativas, siendo la más intensa exponerse al
ridículo o comprometer su reputación; las que se piden a la mujer son
más seguras, pues no bastan palabras ni caricias. Ella sólo puede dar
una prueba, la que después de dada no deja nada por dar; y hay grave
injusticia natural en esa desigualdad ante la prueba decisiva, única que
puede hacer ia infelicidad de quien la da. ¿Cómo sorprendernos de que
en ellas nazca el amor más tímido, menos expresivo? Exeeii>tuados los
casos en que se explica el fleohazoz, justo es que ellas reflexionen y no
se entreguen ciegamente a la dlioha de amar; a su primer movimiento
de admiraición y de deseo, ellas deben resistir bruscamente, par'a po-
nerse en estado de defensa y detener el Lm!i)ulso de la primera impre-
sión. E«o mismo CB una garantía de qne el sí contendrá nna promesa de
REVISTA »B BEVrSTAS 319
«I que 86 insinóa por la intalrigeneia o por el cortan. Aeaao por eso las
mujeres bonitas resisten al ruego de los liombres que ellas flechan, com-
pteadiendo que la primera impresión puede no coincidir con el ideal;
por eso resisten más, £n>arte de la natural vanidad que les hace poner
sus pretensiones o su ambición mucho más altas que todos sus adora-
dores. Las die pobre físico, en cambio, se inclinan a sobreponer la emo-
ción a la razón, pues creen que si han gustado, a pesar de su poca gra-
cia, es por cualidades de su espíritu que exponen menos a la desihisióti.
"Las (personas que se quejan de la ingratitud de sus amantes, dehieran
reflexionar si no son ellas mismas Jas culpables de que el amor no haya
sobrevenido al deseo. Creyéronse dignas de ser amadas cuando sólo me-
recían ser deseadas. Y no es culpa del ingrato si luego faltaron las cua-
lidades que pudieran alimentar la llaima eucendida en la primera impre-
»óa; ellas sa^Aan equivocado al creer que podrían satisfacer el ideal
de una persona cuya imaginación exigía más de lo que se le da. Quien
t ^ o tiene miel, no se queje si la inquieta mariposa alza el vuelo después
de haber libado."
La Lectura (1).
Un iuU'resante artículo del Sr. Lana Sánate pone de manifiesto la
atención que a los problemas de enseñanza se dedica en América. Em
^aza liaciendo constar que hay dos grandes grupos: Universidades li-
bres y L'láversidades del Estado, siendo en las primeras la nota más
earacterística eJ que posean grandes eapitaies, procedeiitea casi siem-
pre de donativos verdaderamente fabulosos. Tanto estas Universidades
oomo las del Estado gbzan de una completa autonomía.
Paaa l u ^ o el autor a hacer una reseña histórica de la evolución de
1A Universidad en América, evolución que da idea del espíritu que allí
i«inia, favorable por completo a la buena enseñanza.
a 19-14 han recibido las Universidades 300 inilloties íle dólares en do-
nativos de particulares.
- L a administración de la Universidad americana—escribe más ade-
Jant«—conserva los rasgos generales de la del primitivo "college" im-
portado de Inglaterra. En cuanto a procedimientos, la administración
universitaria americana actual es muy distinta de la inglesa: ésta evo.
lucionó en sentido democrático, en tanto que la de los Estados Unidos
concentró su poder y su resiionsabilidad en una sola persona, con oiji-
nipotencia casi tiránica: el presidente de la UnÍAersidad."
"Prescindiendo de las diferencias—^continúa,—^podemos decir, en lí-
neas generales, que la Universidad está regida por un Consejo de ad-
ministración, compuesto de un j)residente, un tesorero y un número va-
riable de consejeros que forman la "Corporart^ion" o "Baord of trastees"
Además, todos los ex alumnos, que después de salir de la Universidad
quedan agrupados bajo el nombre de "alumni" y «lue permanecíen en
constante relación coa su "alma mater", eligen, por votación, personas
que les representen con voz y voto en el Consejo de administración de
la Universidad, y de este modo cuantos se graduaron en ella colaboran
en la evolución que aquélla ha de seguir.
"Este sistema de administración tiene sus ventajajá y sus inconve-
nientes. Ventaja es que la persona del presidente esté dotada de pode-
res amplios que le permitan poner al servicio de la Univon?idad toda su
energía y todo su entusiasmo. A él correapoude la direoción del Con-
sejo de administración y sobre él pesan enormes responsabilidades. La
historia de las principales Universidades americanas nos demuestra qvie
el factor personal de algunos de sns presidentes logró un engrandeci-
miento de la entidad, que de otro modo quizás no se liubiera conseguido.
Los nombres de Mr. Elliot y Mr. Hai-por son inseparables de los de las
Universidades de H a n ' a r d y Chicago, respectivamente."
Claro está que el sistema puede resultar malo, cuando el presidente
no está a la altura de su misión, pudiendo así abusar de su autoridad
y cometer verdaderos atropellos. Hasta tal punto es esto así, que dice
el autor que en estos últimos años se ha formado una Asociación de pro-
fesores universitarios para recabar el derecho a la defensa al ser des-
pedidos de una Universidad. Y con estos y otros detalle* referentes al
profesorado, termina el Sr. Lana su interesante artículo.
'^^ NUESTRO TIEMPO
LA PEDAGOGÍA OPTIMISTA
TUE EKADEI!
RIVISTI imiQBIfftn
entre los muchos datos coiriosos que coatiene el libro, y cuya enuinei'a-
ción sería prolija, merece citarse el tratado secreto entre Uruguay,
Brasil y Eepública Argentina, aliados contra el Paraguay, tratado que
causó gran indignación y que fué conocido por una indiscreción diplo-
mática. En fin, el presente libro nos describe miimciosamente todos los
acontecimientos, y claro está que no hace al caso reseñarlos en esta nota.
La obra lleva un apéndice bastante extenso que contiene artículos y
ensayos de diversos e ilustres autores que vienen a robustecer lo soste-
nido por el Sr. Pereyra y hacen así de documentación.
diterráneo como vigías del camino que une el Oriente con el 0<5oidente,
j el Sur con el Norte, y que ambas hermanas son las más puras y ge-
nuinas representantes del genio latino.
Nada podemos decir nosotros del presente volumen, sino su gran inte-
rés jurídico e histórico, tanto mayor dada la minuciosidad con que el
untor describe y estudia su tema.
SALVADOR C A N A L S Y A X V A R E Z
índice alfabético de autores.
CIENCIAS
El libro del Almirante Jellieoe, E., Ü5.
Tropas indígenas al servicio de España, E., 101.
La educación como base do la defensa social contra la tuberculo-
sis, E., 108.
El porvenir de las profesiones técnicas. E., 109.
La segunda enseñanza en España. E., 110.
M crepúsculo de los filósofos, N. B.. 11 i.
* El Bierzo, por Severo Gómez Núñez, 129.
* Osos y lobos de nuestras montañas, por Alberto de Segovia, 155.
* La batalla moderna, función do tiempo, por el conde de Llo-
vera, 172.
La mujer y el matrimonio después de la guerra, E., 192.
Las exageraciones antifeministas, E., 200.
Bl rey don Rodrigo, ensayo do psicología histórica. E., 202.
El españolismo de Rodó, E., 205.
Don José iMaría Quadrado, E., 211.
* ¿Qué queda en Filipinas de la nobleza española que allí flore-
ció?, por W. E. Retana, 237.
Lo que hizo un almirante inglés, E., 308.
La legislación internacional del trabajo en la Conferencia de la paz,
E., 309,
Los chinos, E., 312.
Psicología de los sentimientos, E., 315.
Caracteres generales de las universidades de los Estados Unidos,
K, 320.
La Pedagogía optimista, E., 324.
Revista crítica del movimiento social, E., 325.
Francisco Solano López y la guerra del Paraguay, N. B., 330.
¿La inferioridad de la Ciencia francesa?, N. B., 332.
ARTES
* Revista teatral, por Luis Brun, 27.
El teatro simbólico de Andreieff, E., 104.
(1) liOi titale* praeedidoi de utariieoí ion d« articnloi aii(inaUi. ho* ••cnidoi
da mm* S, axiraotoi d* rsTiitai, y loi f «guldoi da ana. N. B., rariataa blbliagriíloaa.
ÍNDICE S39
POLÍTICA
HACIENDA
La industria y el comercio de la Italia moderna, E., 193.
* La paz y las nuevas luchas comerciales en América, por Vicente
Gay, 225.
* Nuestro comercio exterior durante el primer trimestre de 1919,
por Luis de Madarjaga, 258.
Indlot d* libros registrados.
LA EQUITATÍVA
(FUNDACIÓN ROSILLO)
DIBKCTOa GISírlaAL
ROSILLO HERMANOS
BAKQUSKOS DEPOSITARIO*