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Papito Dios:
Hace unos días, el 1 de junio para ser más exacta, estaba recordando y
celebrando 15 años de servicio en el trabajo que actualmente tengo.
Rememorando mi vida y todo lo que tú has hecho en ella, debo ir años atrás y
dejar plasmado cómo llegué a ser lo hoy soy, gracias a ti. Recuerdo ser una
adolescente juiciosa, estudiosa, que anhelaba llegar a ser una excelente
bacterióloga. Nunca pedí tu consentimiento. Yo hacía mi vida a mi manera y según
mis expectativas.
Para mí fue muy triste no haber pasado en la universidad, una vez me presenté
para esta carrera. Recuerdo cuánto lloré y hasta me culpé de no ser
suficientemente “inteligente” como para pasar el examen, lo cual daba por
descontado, porque tenía un excelente ICFES y creía estar muy preparada para
pasar dicha prueba.
“Amos, sean justos e imparciales con sus esclavos. Recuerden que ustedes
también tienen un Amo en el cielo”
Recuerdo haberme casado ese fin de año y que, para el siguiente año, me dijeron
donde laboraba, no me iban a recibir, porque “una mujer casada en cualquier
momento se embaraza y así no sirve para trabajar”.
Seguí pensando por mucho tiempo, que ser docente no era lo que yo quería y a
veces me sentía molesta con algo que “no era lo que yo quería hacer”.
“Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor
—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una
esperanza”
“Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y
nadie puede cerrar, el que cierra y nadie puede abrir”
Eclesiastés 5:18
Pero todo eso adquirió un sentido diferente para mí, cuando recibo a tu Hijo
Amado Jesucristo, como mi Señor y Salvador (2 de marzo de 2019). Cuando
encontré a esta hermosa iglesia, empecé a estudiar tu Palabra y todo fue diferente
para mí. Entendí el sentido de la HONESTIDAD total en todos los ámbitos de la
vida, incluido el laboral.
“La riqueza lograda de la noche a la mañana pronto desaparece; pero la que
es fruto del arduo trabajo aumenta con el tiempo”
Proverbios 13:11
He tenido pruebas, momentos en los cuales he tenido que poner en primer lugar el
ser cristiana, antes que ganarme algún dinero diciendo mentiras o firmando cosas
que no son verdad e incluso que pueden meter en problemas a otras personas.
Decir “soy cristiana” y levantar mi cabeza en alto, porque no cedo ante algo
indebido, o decirlo plenamente y saber que mi testimonio debe ser íntegro por
amor a ti y para ser luz a otros, me hace muy feliz. Me siento inmensamente
agradecida por la mujer y profesional que has hecho de mí, Papito hermoso.
Ahora veo en cada padre de familia, en cada niño, en cada docente, en mi jefe y
en mis compañeros de trabajo, a alguien a quien debo servir con amor, como lo
manda tu Palabra.
Estén siempre alegres, oren sin cesar, den gracias a Dios en toda situación,
porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús.
1 Tesalonicenses 5:16-18
Por siempre tu hija amada,
Carolina