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La Competencia

jurisdiccional y
judicial en Roma
Juan Ramón Robles Reyes

La Competencia jurisdiccional y
judicial en Roma
Prólogo
Antonio Díaz Bautista

Universidad de Murcia
2003
Robles Reyes, Juan Ramón
La competencia jurisdiccional y judicial en Roma / José Ramón
Robles Reyes ; prólogo Antonio Díaz Bautista.- Murcia : Universidad
de Murcia, Servicio de Publicaciones, 2003
182 p.
ISBN 84-8371-435-3
1. Jurisdicción (Derecho romano). 1 Universidad de Murcia. Servi-
cio de Publicaciones. 11. Título

laEdición, 2003

Reservados todos los derechos. De acuerdo con la legislación vigente, y bajo las sanciones en
ella previstas, queda totalmente prohibida la reproducción y10 trasmisión parcial o total de
este libro, por procedimientos mecánicos o electrónicos, incluyendo fotocopia, grabación
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O Universidad de Murcia, Servicio de Publicaciones, 2003

ISBN: 84-8371-435-3

Depósito Legal: MU-2746-2003

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Imprime: EG. GRAFS.L.


A Mar
A Rocío, María y Juanri
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

El tema de la competencia jurisdiccional, tan detenidamente regulado en las


leyes modernas y, con frecuencia, motivo de tan enconadas contiendas ante los
Tribunales, no ha sido objeto de mucha atención por parte de los romanistas.
Estamos habituados a contemplar las instituciones jurídicas de Roma sin
cuestionarnos apenas qué órgano era el que debía imperativamente resolver las
controversias que se suscitaban. Contribuyen a ello los propios jurisconsultos
romanos con su tendencia a exponer la casuística sobre el esquema procesal del
procedimiento formulario, incluso en épocas en que, como sabemos, éste ya no se
practicaba, dando sus referencias al Pretor con la engañosa sensación de que había
un magistrado único, cuando eran varios, y algunos de ellos especializados por
razón de la materia. Si estas faltas de información son fruto del desdén de los
jurisprudentes hacia las cuestiones de competencia, o bien fueron eliminadas como
innecesarias por los compiladores, es algo que no podemos precisar, pero sí que,
paralelamente, los investigadores no han hecho apenas hincapié sobre los conflictos
competenciales que se podían suscitar entre los distintos magistrados del urdo, ni
tampoco los derivados de la existencia de magistrados municipales, gobernadores
provinciales, y la intrincada fronda de funcionarios imperiales con jurisdicción
extra ordinem.
Cuando, hace años, dirigimos nuestra atención hacia el ius domum revocandi,
privilegio por el cual los legados, enviados a Roma para gestionar asuntos públicos,
podían rechazar ciertas demandas, obligando al actor a litigar contra ellos ante los
órganos jurisdiccionales de su ciudad, una institución, por cierto,
sorprendentemente orillada por la romanística, fue cuando advertimos la necesidad
de analizar, de manera global, el tema de la competencia jurisdiccional en Roma. Le
propusimos el tema al autor de este trabajo, a la sazón Abogado en ejercicio y
Profesor Asociado de Derecho Romano en la Universidad de Murcia, quien lo
acometió con entusiasmo y dedicación, robándole muchas horas al descanso, a la
familia y a su quehacer profesional.Empezó para él entonces un largo calvario,
pues, para detectar los criterios que se siguieron en Roma a la hora de decidir la
competencia era preciso, previamente, lograr una visión general de los órganos que
habían ostentado funciones jurisdiccionales y judiciales a lo largo de los trece siglos
de peripecia histórica del Pueblo romano, y delimitar, con la mayor exactitud
posible, cuál había sido la esfera de sus atribuciones. Sólo cuando se culminó esta
Juan Ramón Robles Reyes

ingente tarea y se precisó quiénes administraban la justicia en Roma, en cada época


histórica y qué asuntos les correspondían, es cuando se pudo abordar la
averiguación de los criterios seguidos para determinar el órgano competente y
resolver los conflictos entre ellos. Como era lógico suponer, si la plantilla de
juzgadores en la antigua Roma y sus atribuciones competenciales fueron complejas
y variables a lo largo del tiempo, no podían ser sencillos ni escuetos los criterios que
servían para atribuirles el conocimiento de las causas. Antes bien, estos criterios
constituían un complicadísimo entramado, sujeto a las vicisitudes históricas, en el
que los principios delimitadores se superponían a veces haciendo difícil el saber
cuál de ellos debía prevalecer. Un cuidadoso examen de los textos, apoyado por las
escasas referencias tangenciales de la doctrina, es lo que permitió al Autor
quintaesenciar estos criterios y determinar a qué supuestos se aplicaban.
A lo largo de este trabajo aparecen como delimitadores de la competencia
jurisdiccional y judicial el domicilio de las partes, el territorio, el lugar del
cumplimiento de la obligación, la materia objeto del litigio (compraventa,
fideicomisos, legados, acciones reales y personales, delitos privados, dotes,
estipulaciones) y las personas intervinientes, sin olvidar la posibilidad de
derogación voluntaria de la competencia mediante el mecanismo de la sumisión.
Criterios, todos ellos, que han pasado a la posteridad a través del cauce de la
Recepción medieval, dentro de la cual constituyen un hito de excepcional
importancia las Siete Partidas de Alfonso X. Como muestra de esta persistencia
histórica dedica el Autor el capítulo final al estudio de los criterios de competencia
en la obra alfonsina y su reflejo en las modernas leyes procedimentales.
Este libro, que el Dr. Don Juan Ramón Robles Reyes, ahora, felizmente,
dedicado en exclusiva a las tareas universitarias, nos ofrece, es el fruto de un largo
esfuerzo y pienso que una interesante aportación científica para esclarecer el
complicado tema de la competencia jurisdiccional y judicial en Roma. Desearíamos
que sirviera punto de partida para otras investigaciones y no hubiese en él ...nihil
inutile nihilque perperam positum, sed quod in ipsis rerum obtinet
argumentum. ..como quería Justiniano (Const. Imperatoriam 3).

Antonio Díaz Bautista


La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

NOTA PRELIMINAR

La presente obra tuvo su origen, hace más de diez años, cuando la compleja
situación competencia1 que existía entre los diversos juzgados y tribunales este país,
llevó a su autor a preguntarse cómo se resolverían en Roma los problemas de
competencia jurisdiccional y judicial. La labor a realizar era compleja, habida
cuenta que Roma fue una civilización que perduró muchos siglos, se extendió por
territorios muy diversos, y la conjugación de estos dos elementos garantizaba un
trabajo muy extenso. El resultado obtenido ha sido un mejor conocimiento de la
organización jurisdiccional romana, así como la sistematización de sus criterios
para resolver los problemas competenciales entre magistrados y jueces.
El Dr. Antonio Díaz Bautista estableció la pauta a seguir y dirigió la
investigación que se circunscribió a la jurisdicción civil o privada, utilizando una
terminología jurídica actual, ya que en Roma esta distinción entre lo público y lo
privado no se entendía como en la actualidad. A pesar de ello, en ocasiones se
entrecruzan ambas esferas, especialmente por la incidencia que en la administración
de justicia van a tener figuras como los nuevos magistrados con competencias
jurisdiccionales, los magistrados municipales o el praefectus urbis. Sin esta
delimitación el trabajo habría sido difícil de acometer. A pesar de ello fue preciso
una labor de búsqueda de fuentes, selección y síntesis, ya que ni las normas
procesales ni los magistrados fueron los mismos a lo largo de los más de mil años
que se analizaron.
Esta obra partió del texto de Pugliese, Il processo civile romano, que, junto con
la siempre inagotable obra de Mommsen, romische Zivilprozessrecht, fueron el
punto de inicio de la investigación. Se visitaron archivos y bibliotecas, como la
Bibliothkque de Droit et Sciencies Économiques de la Universidad de la Soborna y
Sainte-Geneviéve en Par's, o la Biblioteca de la Ruprecht-Karls-Universitat de
Heidelberg, entre otras, además de los fondos bibliográficos existentes en la ciudad
de Murcia. A ella colaboraron también los consejos de importantes figuras del
Derecho romano, como son los doctores Antonio Ortega Carrillo de Albornoz,
Esteban Varela Mateos, Antonio Fernández de Buján, Ricardo Panero Gutiérrez y
Manuel Abellán Velasco cuya colabación y consejo fue de gran ayuda,
especialmente en los capítulos relativos al concepto de iurisdictio y a la justicia
municipal. Finalmente mi agradecimiento a Ma José García Tejera,Manuel Martínez
Arnaldos y al Servicio de Publicaciones de la Universidad de Murcia por su
esfuerzo para que esta obra viera la luz.
De todos los citados me siento deudor y a todos ellos dedico este libro, deseando
que sirva como muestra de mi gratitud.
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

La sistematización de criterios de competencia jurisdiccional, válidos para toda


la Historia de Roma, tanto en su faceta temporal como territorial, era una actividad
que considerábamos difílmente realizable, especialmente por la ausencia, en los
textos jurídicos clásicos, de un estudio sistemático de los criterios delimitadores de
la competencia jurisdicional y judicial en Roma. Las referencias a este tema se
encuentran dispersas por los textos del Corpus, y en la doctrina no se habían
realizado estudios más que de forma parcial y fragmentada. Son frecuentes las
referencias en los manuales a fueros jurídicos, como el llamado forum delicti
commissi o forum rei sitae, pero no se había realizado un estudio pormenorizado de
los restantes fueros competenciales, que contemplase figuras como el llamado ius
domum revocandi o el papel de los magistrasos de los municipios.
1) Se estudiaron fuentes jurídicas, literarias y legales, acompañadas de la
doctrina posterior elaborada por los estudiosos del Derecho romano.
a) Las fuentes jurídicas por excelencia, Digesto y Código justinianeos fueron
la materia esencial de la investigación. La referencia a otros textos jurídicos, como
las XII Tablas, Novellas o Instituciones, tanto las del propio Justiniano, como las de
Gayo, ha sido de gran utilidad para completar el estudio. Para temas concretos,
como es el relativo a la justicia municipal, se han utilizado los fragmentos que de
los Estatutos municipales han llegado hasta nosotros, como son los de la Galia
Cisalpina, el Fragmento Atestino o la Lex Genetivae Juliae. Pero ha sido la Lex
Irnitana, por ser el texto mejor conservado y más completo, el que mejor ha servido
a nuestros fines. Todas estas fuentes fueron completadas con la referencia a las Siete
Partidas del rey Alfonso X el Sabio y la vigente Ley de Enjuiciamiento Civil
española. Estas últimas obras son estudiadas en el capítulo relativo a la Recepción
de los criterios jurisprudenciales en la época Medieval, hasta su formulación en la
más reciente codificación sobre competencia jurisdiccional en España, con la
intención de conocer cómo han evolucionado y perdurado los principios
competenciales hasta nuestra legislación actual.
b) A estas fuentes jurídicas hay que añadir, en segundo lugar, las fuentes
literarias, tan importantes para conocer el funcionamiento de las magistraturas y el
funcionamiento de la Justicia. La referencia a Cicerón o Tito Livio es siempre
imprescindible, pero en esta obra, como en tantas otras, se han de citar otros autores,
como Tácito y Suetonio, que aportan información muy valiosa sobre el modo de
administrar la Justicia en Roma, sirviendo como ejemplo el tema relativo a la
jurisdicción doméstica, cuya información proviene especialmente de los textos
Juan Ramón Robles Reyes

literarios. Junto a las fuentes estrictamente jurídicas y literarias, también nos hemos
servido de fuentes epigráficas, de modo que tuviésemos una visión, lo más
completa posible, del panorama jurisdiccional romano.
c) De gran importancia ha sido la consulta de la doctrina elaborada por autores
que en sus amplias obras, aunque de forma fragmentaria, han tratado el tema,
especialmente Mommsen, Kaser, Girard o Pugliese, siempre citados por los autores
posteriores. Su estudio ha sido de gran utilidad en la parte primera de este libro, en
la concreción conceptual de iurisdictio y competencia, habida cuenta que los
autores clásicos no lo hicieron. También fue muy importante la aportación doctrinal
en el análisis de los capítulos relativos a la prejudicialidad y derogación voluntaria
de la competencia
11) En cuanto al método utilizado, se ha seguido el sistema tradicional. Se
procedió a la selección de los textos, fragmentos o constituciones que trataban sobre
jurisdicción, competencia o actividad de magistrados y jueces y, todo ello referido
a los catorce siglos de duración de la vida de Roma. Una vez seleccionada esta
ingente cantidad de información, y como si de un laboratorio de alquimista se
tratase, se analizaron y escogieron los más significativos, se introdujeron en un
"alambique" y se obtuvo, finalmente, la formulación de los criterios
competenciales, de la forma más objetiva y esquemática, acompañando dicha
formulación de los textos jurídicos y literarios más descriptivos, que se unieron al
texto,debiendo omitir el resto.

INDICE DE ABREVIATURAS

AHDE= Anuario de Historia del Derecho Español (Madrid).


BIDR= Bulletino dell'Istituto di Diritto Romano "V. Scialoja" (Milano-
Roma).
IURA= lura. Rivista Internazionale di Diritto Romano e Antico (Napoli-
Catania).
LABEO= Rassegna di Diritto Romano (Napoli).
NNDl= Novissimo Digesto Italiano.
RIDA= Revue internationale des droits de l'antiquité (Bruxelles).
SHDI= Studia et documenta. Historiae et luris (Roma) Pontifícia Universitas
lateranensis
ZSS= Zeitschrift der Savigny-Stiftung für Rechtsgeschichte romanistische
abteilung (Weimar).
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

Las relaciones y equilibrio entre las diversas magistraturas romanas, o entre


estas y el senado, no siempre fueron buenas ni pacíficas. Tácito' nos refiere, en esta
línea de descoordinación administrativa, que transcurría la primera mitad del
primer siglo de nuestra era, gobernando en Roma Nerón, cuando se producían unos
hechos que alteraban la paz de la ciudad. Una serie de personas eran encarceladas
por orden del pretor, bajo la acusación de favorecer a cómicos, aunque su cautiverio
duró poco tiempo pues, el tribuno de la plebe, Antistius, contrario al parecer de
aquél, corrió en su auxilio y ordenó que fuesen puestos inmediatamente en libertad.
Esta contraorden irritó al Senado que, no sólo confirmó la orden de arresto dada
por el pretor Vibullius, sino que, además, prohibió a los tribunos de la plebe citar o
multar ciudadanos, arrogándose competencias de cónsules y pretores.
Iguales problemas entre magistrados e instituciones públicas nos relata Aulo
Gelio2 en sus Noches Aticas, o se reflejan en el juicio a Jesús de Nazaret3; en este
último caso en sentido negativo, es decir, negando el magistrado de Roma, Poncio
Pilatos, ser competente para tomar una decisión, que declinaba en favor de las
autoridades locales. En todos estos supuestos, que sólo difieren entre sí unas
décadas, encontramos un elemento común, las discrepancias existentes entre
diversos magistrados, que cuentan con competencias jurisdiccionales concurrentes
sobre un determinado lugar y población.4

1 Tac. Ann.13.28,I-2 .. nam inter Vibulium praetorem et plebei Tribunum Antistium ortorum
certamen, quod inmodestos fautores histrionum et a praetores vinda ductos tribunos omitti iussisset..
En Ann. 14.41,1, relata este autor como algunos intentaban aprovecharse de la coexistencia de
magistrados con nuevas competencias jurisdiccionales y los magistrados tradicionales, como era el
caso del pretor urbano y praefectus urbis en la ciudad de Roma.
2 Aulo Gelio. Not. Att.13,12.
3 Nuevo Testamento. Mt. 26,57-68;. 27,l; 27, 11-26. Mc. 14,53-65; 15,l-15. Lc. 22,66-71; 23,l-
25. Jn. 18,12-14; 18,19-22; 18,39; 19,l-16.
4 Vid. Nov. 26, en ella se expone por Justiniano cómo debió de suprimir a uno de los dos vicarios
de Tracia por sus interminables disputas, quedando uno subsistente con funciones civiles y militares
... illi autern unum habent perpetuam et infinitam actionem litigandi inter alterutros imortaliter. En
el mismo sentido Nov. 8 (535) y Nov. 30 (536). En el mismo sentido Tac. Ann. 6.11,l y 4.32,l,.en
referencia a los cónsules. MOMMSEN, TH., Derecho público romano, T. VI, p. 267, trad. por Girard,
P.F. París, 1891, apunta la posibilidad de que el senado actuase como elemento de equilibrio entre
magistraturas con jurisdicción, repartiendo las competencias en atención a las necesidades del
momento.
Juan Ramón Robles Reyes

Desde la fundación de Roma, pasando por la caída del Imperio Romano de


Occidente y hasta la muerte de Justiniano, se sucedieron diversos sistemas políticos,
procesales y legislativos y, en todos ellos, los conflictos de competencia entre
magistrados, o entre estos y los jueces, fueron frecuentes. Para evitar estas
situaciones de tensión que tanto perjudicaban a la administración de la justicia, se
creó por los juristas romanos una serie de principios o criterios, inspiradores de
soluciones que determinasen quién era la persona llamada a conocer y resolver un
determinado litigio. Estos criterios, cuya elaboración sistemática no se realizó hasta
la Recepción, eran variados y con distinto punto de referencia5. Unos tomaban
como elemento decisorio el domicilio del demandado, siendo las normas de este
lugar los que se aplicarían; otros criterios atendían al territorio en el que se
desarrollase la controversia, la cuantía del procedimiento o el lugar de
cumplimiento del contrato. En otros casos era el lugar de celebración del mismo, la
naturaleza de la controversia o las personas intervinientes en el litigio, pero, en todo
caso, lo importante era la existencia de unas pautas o criterios de actuación que
resolvieron los problemas de competencia existentes entre magistrados y jueces.
Con las pautas de actuación que contenían estos criterios, pero sin realizar una
construcción sistemática, tendencia esta que no llegaría hasta la Recepción, se
resolvieron los problemas de competencia existentes entre magistrados y jueces.
Huelga decir que nunca se dio un solo criterio de competencia desconectado de
los restantes, sino que siempre existió una interrelación entre ellos, sobre todo
cuando se atiende a la incidencia del elemento territorial. En un mismo territorio,
con un estatuto jurídico concreto, podían ser de aplicación diversos criterios
competenciales, intervenir personas con fueros privilegiados, o litigar sobre
materias o cuantías que impregnaban con su peculiaridad toda la relación jurídico
procesal.
De todos los criterios que crearon los juristas romanos, el más importante, en
materia civil, fue el relativo al domicilio del demandado, llamado por los juristas de
la Recepción "Jorum domicilii". Este criterio competencia1 se impuso sobre los
demás, perdurando su relevancia hasta nuestros días, como lo demuestra el hecho

5 Son frecuentes las referencias del Corpus justinianeo a la resolución de conflictos


jurisdiccionales.Vid. C.3.8, De ordine iudiciorum o C . 3.13, De iurisdictione omnium iudicium et de
foro competente. En este último capítulo se refiere, de forma expresa, al domicilio del demandado
como foro competente, con carácter general, ..nam ubi domicilium reus ve1 habet ve1 ternpore
contractus habuit, licet hos postea transtulerit, ibi tantum eum conveniri oportet habet. En los
capítulos siguientes del mismo libro se señala el foro competente para supuestos especiales. En el
mismo sentido, vid. D. 5.1, De iudicis et ubi quisque agere ve1 conveniri debeat, donde se establecen
criterios de competencia, no tanto por el elemento territorial, como por la incidencia de elementos
personales, así como es la sumisión voluntaria a jueces o el desempeño de actividades como la de
legado de un municipio.
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

de que actúe en la actualidad con carácter subsidiario para aquellos casos en los que
no existen normas especiales que prescribiesen otro distinto. A pesar de su
importancia, el factor territorial siempre determinó el llamadoforum domicilii pues,
en atención al lugar en que tuviese el demandado su domicilio, los magistrados y
las normas a aplicar eran distintos. Los magistrados y jueces de la ciudad de Roma
eran distintos que los de los municipios o colonias de Italia y, a su vez, en las
diversas provincias, los magistrados también eran distintos y con distintas normas
procesales. Prueba de la importancia en la tramitación o resolución de los litigios
son las luchas por la introducción de los equites en el album iudicum6, en perjuicio
de la omnipresente clase senatorial, o las limitaciones que por razón de la cuantía
establece Roma en los estatutos a los magistrados municipales7.

El ciudadano romano tenía que saber siempre en qué lugar tenía que plantear su
acción; qué magistrado era el encargado de tramitar el procedimiento y qué
magistrado, juez, árbitro o tribunal tenía que dictar la sentencia. Este conocimiento
del ámbito jurídico en el que se desenvolvía le daba lo que hoy se denomina
seguridad jurídica*; una seguridad que se manifestaba tanto en el ámbito público
como en el privado, es decir, tanto en los iudicia publica, como en los iudicia
privata. Este último ámbito fue el más rico de la producción romana, e intentar
refundir en una obra el estudio de ambos ámbitos sería pretencioso, teniendo en

6 Sobre la inclusión de los equites en los jurados vid. MOMMSEN, TH, Derecho público romano
VY2, p.131; Tac. Ann.11.22,5-6 y 12.60,3 expone como César favoreció la inclusión de los equites en
los tribunales. Suet. Cae.1.41,2 ..Iudicia ad duo genera iudicium redegit, equestris ordinis ac
senatorii; Tac. Ann. 12.60,3 relata como Claudio entregó toda la jurisdicción a miembros del orden
ecuestre, previamente atribuida por Sila al Senado en virtud de una Lex Cornelia, lo que, según refiere
este autor, habría producido ya tantas veces sediciones y luchas armadas. Con referencia a la inclusión
de los equites en el album iudicum vid. D'ORS, A.,Derecho Privado Romano, Pamplona, 1977,
p.139.
7 El reciente descubrimiento de las leyes municipales de Irni, ha completado el conocimiento que
de las leyes Malacitana y Salpensana se tenía, pudiendose afirmar que, los municipios de la Bética,
no eran ajenos a la limitación de competencia jurisdiccional de sus magistrados municipales en
atención a la cuantía del proceso. Estas limitaciones se encuentran no sólo en estos textos municipales,
o en el del municipio de Urso, sino también en otros lugares, siendo paradigmática la referencia a la
lex Rubria de la Galia Cisalpina o al Frag. Atestino, en donde se supera la limitación de los mil
sestercios de Imi, llegando a los quince mil y diez, mil, respectivamente, en atención a la mayor
importancia de estos últimos municipios. Vid. GIMENEZ-CANDELA, T., La "Lex Irnitana". Una
nouvelle loi municipale de la Bétique, en RIDA 30 (1983) pp. 125 y SS.D'ORS, A y D'ORS, J. Lex
Imitana, en Cuadernos Compostelanos de Derecho Romano, no 1, Univ. de Santiago de Compostela.
1988.
8 Muestra del esfuerzo imperial para establecer los criterios de atribución de competencia de los
magistrados y jueces, aparece en la redacción de los estatutos municipales. Vid. D'ORS, A. La Ley
Flavia Municipal. Roma, 1986, p. 34 y SS.
Juan Ramón Robles Reyes

cuenta, además, la dificultad que entraña para el investigador la utilización de


criterios recogidos en la obra justinianea pero nacidos en épocas anteriores y
referidos a la totalidad del imperio. Resulta igualmente insoslayable la dificultad
que entraña el pretender recoger las peculiaridades existentes en las distintas
épocas de Roma, desde la pequeña ciudad con siete colinas, hasta la Roma imperial,
teniendo en cuenta que las magistraturas fueron evolucionando y sus competencias
también. A pesar de esto, existe en el pensamiento y obra jurídica romana una
coherencia interna que permite, en cada caso, aplicar un criterio que atribuya la
competencia jurisdiccional para conocer de un asunto a unos magistrados o jueces
en detrimento de otros, en apariencia también competentes.
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

COMPETENCIA JURISDICCINAL. SIGNIFICADO E INCIDENCIA EN EL


PROCESO ROMANO

Los conflictos de competencia han existido siempre y se repiten en nuestros


díasg, aunque las creaciones jurídicas actuales se apoyen en construcciones teóricas
y terminológicas inexistentes en la época romana. Será en siglos cercanos cuando
se abstraerá la intención y significado que los juristas romanos daban a términos
como iurisdictiolo o competentia. Cualquier investigación que verse sobre
"problemas jurisdiccionales", "órganos jurisdiccionales" o "problemas de
competencia" requiere, con carácter previo, un análisis de la terminología utilizada
y su acotamiento. A este respecto son muchos los autores que han estudiado el
significado de la palabra iurisdictioll. LAURIAl2 define la iuris dictio como
"pronunciamiento de los verba legítima do, dico, addico"l3. En contra de esta tesis
se han pronunciado G. PUGLIESEl4 y LUZZATT015. Para PUGLIESE la
jurisdicción no sería otra cosa que "la fijación del derecho por el magistrado".
Parecida definición aporta GIOFFREDIl6 al hablar de "declaración solemne con

9 Prueba de lo expuesto, en la actualidad, es la existencia en todas las legislaciones nacionales


modernas de leyes creadas expresamente para su resolución. En España permanece vigente la Ley de
18 de Mayo de 1987 de Conflictos jurisdiccionales.
10 Vid. KASER, M., Das romische Zivilprozessrecht. München, 1996, pp.183 y SS. sobre
iurisdictio. Sobre competencia, Die Züstandigkeit, vid. p.245 y SS. op. cit.; DÍAZ BAUTISTA, A.
Manual de Derecho Romano, Murcia, 1996, pp. 162 y ss.
1ITORRENT, A. La "iurisdictio" de los magistrados municipales, Universidad de Salamanca
1970, pp. 81 y SS. Son muchas las obras que contienen un estudio sobre el concepto de iurisdictio,
pudiendo encontrar en la obra de Fernandez Buján, A. Jurisdicción voluntaria en Derecho romano,
Madrid, 1986, p. 31 y SS,un profundo análisis con abundante aportación bibliográfica.
12 LAURIA: Iurisdictio, en Studi in memori de P: Bonfante, 11, Milán ,1930, p. 529.
13 VARRON., De lingua latina 6,30.
14 PUGLIESE.G., Il processo civile Romano, II. Il processo formulare. Milán, 1963, p. 150.
15 LUZZATTO. G.I., Procedura Civile Romana. 11, 1948, p.185.
16 GIOFFREDI., Diritto e processo nelle antiche forme giuridiche romane, Roma, 1955, p. 173.
Juan Ramón Robles Reyes

efecto vinculante", o DE MARTIN017, al definir la iurisdictio como "declaración


de la norma aplicable". Así se van sucediendo toda una serie de definiciones de lo
que sería la iurisdictio en Roma, del mismo modo que se sucede la opinión de los
autores que se oponen a las mismas sin llegar a un punto de la polémica que
satisfaga a la mayoría. Una definición muy aproximada a nuestra concepción actual
sobre el término iurisdictio la aporta LUZZATTOl*definiéndola como "el conjunto
de facultades atribuidas a los magistrados a los que se confía en Roma la
Administración de la Justicia Civil (y a partir del siglo 11 d. C., y con ciertos límites,
también la criminal)". En nuestra opinión esta definición tiene una pequeña
"omisión" y muchas virtudes. La omisión consiste en la ausencia en la misma de
toda referencia expresa a la actividad de los jueces, pues es claro que en la época
del procedimiento extra ordinem, cuando magistrado y juez eran una misma
persona, al igual que en la actualidad, la actividad de los jueces se podría calificar
como jurisdiccional, mientras que, siguiendo la definición de LUZZATTO, de
forma literal, tal actividad jurisdiccional solo estaría reservada a los magistrados del
procedimiento formulario, o los reyes, en la fase in iure, una vez realizada la
división del proceso en dos fases. La iurisdictio o "jurisdicción", en su concepción
actual hace referencia a todas las facultades relativas a la Administración de Justicia
realizadas por jueces y tribunalesl9. Por ello, la definición de LUZZATTO es válida,
pues, la citada "omisión" es irrelevante si la ponemos en relación con las
posibilidades que ofrece de cara al estudio de las atribuciones de los magistrados y
límites de las mismas (especialmente cuando las figuras de juez y magistrado se
unificaron, desapareciendo tal distinción). Ya hemos hecho referencia a que la
definición tenía muchas virtudes y es que, a partir de la misma, podemos construir
el concepto de jurisdicción "rellenando" o "enumerando" el conjunto de facultades

17 DE MARTINO., Giurisdizione nel diritto romano, Padova 1937, pp. 149 y ss. Esta definición
es matizada por este mismo autor al señalar en la misma obra, p. 174, que en numerosos textos clásicos
la expresión iurisdictio equivale a potere giudiziario, sfera di potere, competenza e simili, in altri essa
si referisce alla funzione del magistrato nel processo di cognizione uficiale ... Es decir, para De
Martino el término iurisdictio englobaría todas las facultades del poder judicial, incluyendo la
competencia, tanto en el período formulario como en el de la extraordinaria cognitio.
18 LUZZATTO., Vid. Giurisdizione, en Enciclopedia del Diritto, p.1.
19 En esta línea comprensiva en el concepto de juridicción, tanto de la actividad d&irrollada en
la fase in iure como en la fase apud iudicem, vid. KASER, M . Das romische Zivilprozessrecht, op. cit.
pp. 183 y 184 En el mismo sentido DE MARTINO, para el período de la extraordinaria cognitio, vid.
Giurisdizione, op. cit. pp. 174 y 175. En el derecho penal español vigente, y para los delitos comunes,
se observa que hay dos fases en el procedimiento establecido en la vigente Ley de Enjuiciamiento
Criminal, al estilo civil clásico romano; frente a ello, en materia jurisdiccional civil se sigue el sistema
cognitorio, aunando las dos fases in iure y apud iudicem ante un único magistrado, por lo que el
término "jurisdicción" reúne actualmente tanto la iurisdictio como la iudicatio.
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

atribuidas a los magistrados20. Completando el término jurisdicción hay que definir


el término competencia, siendo ajustada al pensamiento clásico, la definición dada
por PUGLIESE21, quien la entiende como la "porción de iurisdictio conferida según
determinados criterios, a cada magistrado. Por esto, la determinación de la
competencia constituye un límite a la propia jurisdicción". En conclusión, y sin
perder de vista nuestra obligación de no extrapolar definiciones y significados
actuales a términos nacidos en Roma en contexto diferente, podemos afirmar que la
actividad consistente en realizar todos los actos procedimentales para que se
resolviese un litigio mediante una sentencia se ha denominado "actividad
jurisdiccional". Igualmente, se puede concluir que, al aumentar el número de
personas que solicitaban la intervención de los órganos jurisdiccionales22 y
ampliarse los territorios a los que prestar este servicio, se hizo necesario aumentar
el número de magistrados y jueces, surgiendo, como consecuencia del reparto de
jurisdicción, problemas y discrepancias en cuanto al alcance de su aplicación.
El término competentia, de donde derivaría la palabra competencia, no aparece
en latín, pero sí el verbo competere y el adjetivo competens, formado con su
participio presente. Sin embargo resulta sorprendente que su utilización sea muy
escasa en el lenguaje jurídico: tan sólo se hallan en tres fragmentos de Marcelo (uno
transcrito por Ulpiano), otros tres de Cervidio Escévola y en dos de Ulpiano. En
cuanto a la cancillería imperial tan sólo se encuentra el término en una constitución
de Zenón. Un par de referencias en las Instituciones justinianeas y en el
Authenticum completan este paupérrimo panorama terminológico. Además, en
buena parte de los pocos textos en que se hallan estos vocablos, figuran revestidos
con un sentido genérico y no técnico, significando "adecuado" o

20 Sobre competencias concretas de magistrados y jueces vid. Ulp. 1 reg. D.2.1.1: lus dicenti
oficium latissimum est: narn et bonorum possessionem dare potest et In possesionem mittere, pupillis
non habentibus tutores constituere, iudices litigantibus dare. Respecto a competencias de los jueces
Paul. 3 ed. D.2.2.2: Hoc edicto dolus debet ius dicenti puniri: narn si adsessores imprudentia in aliter
dictum sit quam oportuit, non debet hoc magistratui oficere, per ipsi adsessori. Respecto a la de los
magistrados es preciso acudir a su lex creadora, como es el caso de las leyes Liciniae Sextiae para el
pretor urbano.
21 PUGLIESE. G,. 11 processo civile Romano, 11.11 processo formulare. Milán, 1963, p.140.
22 Suet. Aug., 1.29,l hace refrencia expresa al creciente número de ciudadanos y juicios a
celebrar, debiendo construir un nuevo foro. Publica opera plurima extruxit..Fori extruendi causa fuit
hominum et iudiciorum multitudo, quae videbatur non sufficientibus duobus etiam tertio indigere.
Con relación al aumento de los pleitos y la exasperante lentitud de los mismos vid. Suet. Vesp.7.9,10.
Litium series ibique maiorem in modum excreverant, manentibus antiquis intercapedine iuris
dictionis, .. En el mismo sentido Tac. Ann. 6.11,2.
Juan Ramón Robles Reyes

"correspÓndiente".23 Por fin, hay que notar que en los poquísimos fragmentos que
emplean estos términos en su sentido técnico, de atribución a un órgano
jurisdiccional o judicial determinado el conocimiento de una controversia24, la

23 Así Marcell. 15 dig. D.36,1,46(44),1... competentibus actionibus (acciones adecuadas SC.


Trebelliano). Marcell. 18 dig. D.42,8,12 ...competentes adversus eum actiones... (en el mismo
sentido). Ulp. 30 ed. D. 16,3,1,18 (en el mismo sentido citando expresamente a Marcelo). C.7.37.2
(Zenón sin fecha) sobre la prescripción cuatrienal ... si quas sibi competere actiones existimant,... es
decir si consideran que les "competen" o les corresponden estas acciones. En la versión del
Authenticum de Nov. lust. 112.2 pr.. se habla de un (fideiussor)garante procesal periculo competentis
ofSicii en el sentido genérico de riesgo "relativo" a su cometido. Scaev. 4 resp. D. 31.89.4 ..in
personam competentem en el sentido de persona a la que "corresponde" una acción. Inst. 2.23.7
respecto a los SSCC Trebeliano y Pegasiano habla de actionibus competentibus, es decir, de acciones
que "corresponden" tanto al heredero como al fideicomisario.
24 Scaev. 28 dig. D. 45,1,122,5 Se refiere a la competencia por razón de la materia. El heredero
de una pupila demandó apud 'iudicem tutelae' a la heredera del tutor negándose a respetar un pacto
acordado con ella, y habiendo sido desestimada su pretensión apeló ad 'competentem iudicem',
Mommsen restituye en sendas notas 'iudicem tutelae' por apud praetorem tutelarem y 'competentem
iudicem' por ad praefectum urbi, órganos competentes para conocer en instancia y en apelación de la
actio tutelae.
Ulp. 6fideicornm. D. 2.1.19 pr. También utiliza el adjetivo competens para referirse a un conflicto
de competencia jurisdiccional por razón de la persona. Una joven aceptó el litigio apud competentem
iudicem, después contrajo matrimonio con un varón sujeto a otra jurisdicción, el jurista concluye que
se puede ejecutar la sentencia porque ésta se dictó antes del matrimonio, pero también sería posible si
el matrimonio se hubiese producido después de empezado el procedimiento (post susceptam
cognitionem) y antes de la sentencia. Aparte de la crítica de Gradenwitz que reputa justinianea la
referencia al competens iudex, lo cierto es que este fragmento suscita varias cuestiones que no es ahora
el momento de abordar en profundidad. No se dice cual era la materia sobre la que versaba el litigio,
pero al estar el fragmento extraído del tratado ulpianeo sobre los fideicomisos, cabe pensar que la
expresión apud competentem iudicem esté sustituyendo en el texto compilado a la de apud praetorem
fideicommissarium, con lo que el conflicto podría haber estado referido a la ejecutabilidad de una
sentencia dictada en el ejercicio de una jurisdicción competente ratione materiae. Por otra parte si se
recuerda el esquema del procedimiento formulario resulta patente que en el segundo supuesto
contemplado (matrimonio celebrado pendiente el proceso) sólo resultaría vinculada la joven litigante
cuando se hubiese celebrado con ella la litis contestatio antes de casarse. Sin embargo, el texto habla
simplemente de que esto sucediera post susceptam cognitionem lo que lleva a pensar inmediatamente
en el procedimiento de la cognitio extra ordinem en que la fijación del proceso se refiere al momento
de la demanda y de su contestación.
Scaev. 20 dig. D. 46.7.20 se refiere a la apelación contra una sentencia ...cum apud competentem
appellationi iudicem res ageretm.. Hay que notar que cuando se habla de apelación evidentemente nos
encontramos en el terreno de la cognitio extra ordinem y no en el del proceso formulario.
Ulp. 9 ed. D. 3.3.35.2 también utiliza el adjetivo competens en el sentido de competencia
jurisdiccional cuando señala que el procurator debe defender al ausente para todas las actuaciones
procesales, no solamente para pedir acción in competenti tribunali et eadem provincia porque, añade,
es duro obligar al procurador a desplazarse de una provincia a otra para defender al litigante.
Inst. 3.10.3 permite a los acreedores embargar bienes del adrogante per competentes nostros
magistratus por las deudas del adrogado.
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

crítica textual ha reputado alteradas las frases que los contienen. Es evidente que, si
bien los juristas romanos conocieron y analizaron los problemas de competencia
jurisdiccional, siguieron en este punto su tradición casuística y no se preocuparon
de construir una categoría abstracta que comprendiera todos los supuestos. Al no
existir el concepto abstracto tampoco acuñaron el término jurídico adecuado.25

No es terminología de la Roma clásica el hablar de una jurisdicción civil,


diferenciada de otros tipos de jurisdicción, como pueden ser la penal, fiscal,
militar26 o religiosa27, puésto que "civil" para los romanos era todo lo relativo a los
cives,es decir, a los ciudadanos y en este sentido toda iurisdictio era civil.
En Roma se partía de la existencia de unas relaciones entre sujetos de derecho y
que, desde el momento en que éstas se contemplaban por el derecho, se convertían
en jurídicas. Así, y siguiendo a MOMMSEN28, la comunidad, en Roma, crea dos
tipos de normas jurídicas; las primeras serían las que se dan los sujetos del derecho
a sí mismos para regular las relaciones entre ellos y, las segundas, las creadas por la
comunidad para regular las relaciones con el Estado, los dioses y otros estados o sus
sujetos. Al primer grupo de normas jurídicas se le ha llamado Derecho privado y al

25 Para más profundización acerca del término competencia y las interpolaciones existentes vid.
PUGLIESE., G. 11 processo civile Romano, 11. op. cit. pp.140 y SS.
26 Vid. C.1.29.1 (Grac. Val. Theod. 386-87) sobre distinción entre jurisdicción civil y militar: Viri .
illustres comites et magistri peditum et equitum in provinciales nullam penitus habeant potestatem,
nec amplissima praefectura in militares viros. C.1.29.2 (Hon. Theod. 414) ... sciat igitur illustris
magnificentia tua sub te, sive civiliter sive criminaliter appetantul; eos litigare debere. En identico
sentido y con referencia a materia criminal C.3.15.1 (Sev. Ant, 196) y C.3.8.3 (Val. Gal. 262).
27 Una jusrisdicción especial, vinculada a la religión y separada del ámbito seglar no se desarrolla
en el mundo romano hasta el Dominado, cuando el cristianismo se convierte en "religión oficial".
Sobre jurisdicción eclesiástica es muy explícita, como resumen de la postura de los emperadores frente
a la naciente iglesia católica, la Novela 73 cuyo título es de por sí expresivo:Ut clerici apud episcopos
respondeant (trad. de Scholl y Kroll) titulada en el Authenticum: Ut clerici apud proprios episcopos
primum conveniantul; et post hoc apud civiles iudices. Sobre episcopalis audientia vid. VISMARA,
Episcopalis audientia. L'attivitb giurisdizionale del Vescovo per la risoluzione delle controversie
private tra laici nel diritto romano e nella storia del diritto italiano fino al secolo nono, Milán 1937;
BIONDI, 11 diritto romano cristiano, 1, Milán, 1952, pp. 445 y SS. CUENA, F., La episcopalis
audientia. La justicia episcopal en las cusas civiles entre laicos, Valladolid 1985. Distinta de ella es
la actuación de los obispos en cuestiones seglares, vid. DIAZ BAUTISTA, L'intervention des éveques
dans la justice seculi2re d'aprks les Novelles de Justinien, en Eglises et pouvoir politique. Actes des
journées internationales dJHistoiredu Droit dlAngers, 1985.
28 MOMMSEN, TH., El Derecho Penal Romano. T.I., p.1, traduc. de DUQUESNE, J., París,
1907.
Juan Ramón Robles Reyes

segundo Derecho público29. Ambos tipos de normas guardan la misma coherencia


interna y tienen un elemento común, como es que, cualquier contravención de estas
normas establecidas por la comunidad para ordenar su convivencia será castigada
por los órganos jurisdiccionales competentes. A este respecto recuerda
MOMMSEN30 el derecho y el deber de intervenir contra el ciudadano que violaba
las instituciones de la Ciudad, en virtud de la facultad de coerción de que estaban
investidos los magistrados para hacerse obedecer, incluso por los magistrados de
inferior rangosl.
Dejando al margen las cuestiones de Derecho público y centrándonos en el
Derecho privado, hay que recordar que inevitablemente surgen discrepancias entre
los sujetos de las relaciones jurídicas. En estos casos, y superada muy pronto la
época en que se acudía a instancias sobrenaturales, los cives romanos delegaron la
resolución del conflicto en una persona ajena al mismo, investida por la comunidad
con el poder de decisión, e incluso, del poder de ejecutar la decisión tomada. Desde
el momento en que se acude al rey, a magistrados o a jueces que resuelvan un litigio
surgido entre los cives, entramos en relación con el campo del Derecho público, -al
fin y al cabo rey, magistrados y jueces son representantes de la res publica 32 - y,
dentro de aquél, en el terreno de la jurisdicción. Esta jurisdicción, por cuanto nace
para decidir y resolver los litigios que se producen entre particulares sujetos de
derecho, entre personas, físicas o jurídicas, en un plano de igualdad, es lo que en
nuestra terminología actual denominamos jurisdicción civil: una actividad de los
órganos públicos y, por tanto, jurídico-pública en sí misma, pero encaminada a
sustanciar litigios que por su materia son de Derecho privado. Ya hemos advertido
que, en rigor, dicha expresión no resulta exacta para el Derecho romano en donde
toda jurisdicción era civil. Sin embargo, y como licencia terminológica para facilitar
la comprensión conceptual, es admisible utilizar la expresión "jurisdicción civil"
con el sentido que le damos hoy en el lenguaje forense, como actividad
jurisdiccional en materia de Derecho privado. Así pues, en adelante hablaremos de
jurisdicción, de litigios o de procedimientos "civiles" para referirnos a los que se

29 No es ahora el momento de entrar en el análisis de la distinción ius publicum-ius privatum que


tan abundantes, y con frecuencia artificiosas, construcciones doctrinales ha suscitado a partir del
conocidísmo texto de Ulp. 1 inst. D. 1.1.2=Inst. 1,1,4: Huius studiis duae sunt positiones ..., ni en la
cuestión del posible significado de la expresión ius publicum aparecida en algunos textos como
Derecho imperativo, necesario o cogente.
30 MOMMSEN, TH., El Derecho Penal Romano, op. cit. T.I. p. 135.
3 1 Incluso acudiendo a la jurisdicción penal para defender su propia jurisdicción. Vid. Ulp. 1 ed.
D.2.3.1 pl: Omnibus magistratibus, non tamen duumviris, secundum ius potestatis suae concessum est
iurisdictionem suam defendere poenali iudicio. Es de notar la exclusión de los duunviros.
32 Ulp. 1 inst. D.1.1.2 ...p ublicum ius...in magistratibus consistit. Esta referencia ulpianea a los
magistrados, junto a las cosas sagradas y a los sacerdotes, no aparece en la transcripción de las Inst.
justinianeas 1.1.4
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

desarrollaban sobre controversias de Derecho privado, incluyendo los llamados


delitos privados.
Como ya hemos expuesto, a pesar de que la actividad jurisdiccional es siempre,
en sí misma, de carácter público, aunque resuelva conflictos de Derecho privado
entre particulares, existió en Roma una jurisdicción que se podía considerar
exclusivamente privada. Nos referimos a aquella que ejercía el pater familias en su
entorno familiar y patrimonial. Esta jurisdicción, también denominada doméstica,
es la única en la que no intervenía el estado, más que en supuestos excepcionales,
para proteger la salud o vida de las personas in potestate, in manu y de los
esclavos33.

3.- LA CONCURRENCIA DE CUESTIONES SOMETIDAS A DIVERSAS


JURISDICCIONES

3.1.- La prejudicialidad penal en la resolución de los procedimientos civiles.

La concepción tradicional del Derecho en Roma contemplaba los


procedimientos judiciales como compartimentos estancos independientes, del
mismo modo que trazaba límites entre iudicia publica y iudicia privata34. De
acuerdo con este punto de partida, los procedimientos de tipo civil eran tramitados
ante magistrados civiles y resueltos por jueces privados, mientras que, en los pleitos
en los que se ejercitaban acciones penales públicas, intervenían magistrados y
jueces distintos. Pero en ocasiones las sentencias penales incidían en la resolución
de pleitos civiles35. Se producía así una intromisión de la jurisdicción criminal en la
civil, haciendo ineficaces las sentencias dictadas en estos procesos (revocándose y
procediendo a declarar una restitutio in integrum) o bien, paralizando los
procedimientos de tipo civil hasta que se resolviesen los temas penales relacionados
con la cuestión debatida36.

33 Sobre el tema del maltrato a los esclavos vid. Gai. 1,53; Gai. 1 inst. D. 1,6,1,2; Ulp. 8 de off.
proc. D. 1,6,2; Inst. Just. 1,8,2. Respecto a los hijos inpotestate vid. Pap. 11 quaest. D. 37,12,5; Marc.
14 inst. D. 48,9,5; CTh. 9,15,1=CJ.9,17,1 (Const. 318-319); CJ. 4,43,2 (Const. 329).
34 Dionisio de Halicarnaso. Ant. Rom. 4.25,l-2.
35 Aunque es más extraño, también podía suceder a la inversa, es decir, que en un pleito en el que
se plantease una cuestión penal como principal, se añadiese una cuestión civil que determinase aquel
pleito. Vid. C.3.8.3 (Valer. Gal. 262).
36 La Ley de Enjuiciamiento Civil española de 1881, en su art. 362 prescribía la suspensión del
pleito civil cuando su sentencia se vería prejuzgada por la sentenciade un proceso penal. La vigente
Ley procesal española de 2000 se refiere de forma expresa a la prejudicialidad penal en el art. 40 y SS.
En ellos tiende a evitar la suspensión del proceso civil, siguiéndolo hasta estar sólo pendiente de
sentencia, momento en el que el tribunal decidirá la suspensión, si se dan las condiciones allí
recogidas.
Juan Ramón Robles Reyes

A esta incidencia de un proceso sobre otro, atribuidos ambos a órganos distintos,


y muy especialmente al supuesto de la concurrencia en un mismo procedimiento de
la jurisdicción penal y de la civil, es a lo que se llamó desde la antigua Roma
prejudicialidad penal o praeiudicia37. Pero esta interesante problemática presenta
un contenido distinto según el período de la Historia de Roma que contemplemos y
el sistema procesal aplicable en ese momento histórico. Desde el principio de los
tiempos se han entrecruzado cuestiones civiles y penales en el planteamiento y
resolución de un mismo litigio38 y, por tanto, desde que el Derecho Romano fue tal,
los magistrados y jueces debieron resolver los litigios dando preferencia a las
cuestiones civiles, a las penales, o resolver ambas en su conjunto.
En la época monárquica era el rey quien tenía la facultad de dirimir todos los
conflictos entre particulares39, pero pronto se distinguió entre juicios públicos y
juicios privados. Entonces se produjo el problema del praeiudicium. ¿Qué cuestión
se resolvería antes o con preferencia respecto a la otra en un mismo litigio, la
cuestión civil o la cuestión penal?. Cuando los litigantes tenían un problema en el
que se mezclaban cuestiones de distinta naturaleza y que habían de resolverse ante
jueces distintos, como sucedía en el sistema procesal per formulas, y en el que la
sentencia dictada por un juez podía prejuzgar la sentencia a dictar por otro Juez, se
recurría a reglas que evitasen disfuncionalidades en la aplicación del derecho. Pero
las soluciones recogidas en diversos textos, sobre todo de la epoca imperial, denotan
una ausencia de reglas fijas o normas claras que resolviesen el problema. Incluso en
la época de aplicación de la extraordinaria cognitio tampoco se resolvió del todo el
problema de la prejudicialidad penal en temas civiles, como muestran las soluciones
recogidas en el Código Justinianeo.
Como señala Raggi40 no se crearon por los juristas romanos normas de
prejudicialidad entre acciones de tipo criminal y acciones de tipo civil41, siendo un
criterio existente al que se podía recurrir para aclarar esta problemática, la

37 Vid. HACKL, K., Praeiudicium im klassischen romischen Recht. Salzburgo. 1975.


38 C.6.34.1.(Alex. 229): Civili disceptiltioni crimen adiungitur; si testator non sua sponte
testamentum fecit, sed compulsus ab eo qui heres est institus, ve1 quoslibet alios quos noluerit
scripserit. Aquí expresamente se dice que se añadirá acción penal a la controversia civil, si el testador
no testó con libertad sino coaccionado.
39 Vid G1RARD.P.E Histoire de l'organisation judiciaire des romains. op. cit. p.10.
40 RAGGI L. en Studi Sulle impugnazioni civili nel processo romano. Milano. 1961, pp. 175 y
SS.
41 En contra C.3.8.4 (Const. 336), en donde se dice expresamente que la cuestion penal se juzgará
con preferencia respecto a la civil, pues, la mayor es preferida a la menor. Quoniam civili quaestione
intermissa saepe fit, ut prius de crimine iudicetur;quod ut pote maius merito minori praefertur: ex quo
criminalis quaestio quocumque modo cessaverit, oportet civilem causam velut ex integro in iudicium
deductam distingui, utfinis criminalis negotiis ex eo die, quo inter partes fuerit lata sententia, initium
civili tribuat quaestioni.
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

distinción entre iudicia publica y iudicia privata. De este modo y en atención a que
el bien protegido más importante era el público, las resoluciones penales tendrían
preferencia respecto a las civiles. La preferencia absoluta del juicio penal sobre el
civil parece que fue el criterio general y "lógico", siendo el que se sigue observando
en el Derecho actual. Sin embargo en los textos jurídicos romanos las soluciones
son variadas y, en algún caso, abiertamente contradictorias, mereciendo por ello un
análisis más detallado.
En primer lugar hemos de considerar lo que acabamos de caracterizar como
principio general y "lógico": la preferencia de la cuestión criminal sobre la jurídico-
privada. Hay, efectivamente, textos en el Digesto en los que se concede preferencia
a las cuestiones penales frente a las civiles, quedando paralizadas éstas hasta la
resolución de aquellas. Así se recoge en C.3.8.4 (Const.336) al entender que existe
jerarquía entre ellas, o en el rescripto de Adriano recogido en Ulp. 40 ed. D. 5.3.5.1.
en donde se exige fianza a quien paraliza un proceso hereditario alegando la
existencia de falsedad en el testamento, porque, como dice expresamente el
rescripto "... se suspende el juicio de petición de herencia, mientras se sustancie la
causa de falsedad"

Divus Hadrianus Trebio Sergiano rescripsit, ut Aelius Asiaticus daret satis


de hereditate quae ab eo petitul; et sic falsum dicat: hoc ideo, quia
sustinetur hereditatis petitionis iudicium, donec falsi causa agatul:

Pero este criterio no era absoluto; así, en Paul. 37 ed. D.48.1.4 se hace
referencia a que al juicio público se hace prejudicialidad con cuestiones privadas
como la acción de la Ley Aquilia, la de hurto, la de robo con violencia, y los
interdictos unde vi y de tabulis exhibendis "por tratarse de bienes de familia", es
decir de bienes del patrimonio familiar.

Interdum evenit, ut praeiudicium iudicio publico fiat, sicut in actioni legis


Aquiliae et furti et vi bonorum raptorum et interdicto unde vi et de tabulis
testamenti exhibendis: nam in his de re familiari agitul:

El sentido de la última frase, algo enigmática por lo demás, pudiera referirse a


que estas cuestiones afectan gravemente al patrimonio de la familia romana y por
consiguiente a la paz social y, si bien son aspectos jurídico privados, tienen
contenido penal y pueden afectar a otras situaciones, teniendo, de algún modo tal
trascendencia pública, que habrían de resolverse antes que el mismo juicio público.
Quizás sea este el mismo argumento que existe para establecer la prejudicialidad en
del tema de la violencia en las reclamaciones sobre posesión y dominio que
aparecen en sendos rescriptos de Adriano y de Antonino Pío, recogidos en dos
Juan Ramón Robles Reyes

fragmentos casi idénticos de Calístrato 42 y de Marciano 43 en los que se contesta


por el emperador que si se litigare sobre actos de fuerza y sobre la posesión,
primeramente se ha de conocer sobre los actos de fuerza y, posteriormente, sobre la
posesión.
Una constitución relevante que viene a matizar la preferencia del juicio público
frente al privado es el importante rescripto contenido en C.9.22.2 (Alex. 223) en
donde se hace referencia al supuesto, sin duda bastante frecuente en la práctica, de
intentar paralizar la ejecución de una sentencia de tipo civil, alegando el condenado
la existencia de falsedad.

Satis aperte divorum parentum meorum rescriptis declaratum est, cum


morandae solutionis gratia a debitore falsi crimen obicitul; nihilo minus
salva exsecutione criminis debitorem ad solutionem compelli oportere.

En este supuesto se podría haber establecido por el emperador la paralización de


la actio iudicati hasta la resolución de la acción de falsedad, pero, lejos de ello, la
actio iudicati no se ve paralizada por la acción penal, aunque el emperador deja
abierta la posibilidad de ejercitar esta acción por el demandado, al margen, y no en
este mismo procedimiento civi144, no teniendo, por tanto, preferencia el iudicium
publicum frente al iudicium privatum.
Parece deducirse de esta constitución que, frente al criterio general establecido
en el rescripto adrianeo recogido en D. 5.3.5.1, en donde se decretaba la suspensión
del juicio hasta tanto no se resolviese sobre la falsedad, en la práctica, y para evitar
dilaciones, se seguía un criterio de prejudicialidad meramente cronólogica, como
señala algún auto+, es decir, que existiría un mero orden temporal de los juicios
que habría que respetar, sin que la acción criminal interpuesta paralizase o
suspendiense el procedimiento en curso instado con anterioridad.

42 D. 5.1.37: Si de vi et posessione quaeratur,prius cognoscendum de vi quam de proprietate rei


divus Hadrianus..Graece rescripsit.
43 En D. 48.6.5.1.: se prescribe por el emperador que si se cuestionase sobre la violencia y la
posesión o el dominio, se ha de conocer antes de la violencia que de la propiedad de la cosa o el
derecho de dominio o la posesión. .. Si de vi etpossessione ve1 dominio quaeratul; ante cognoscendum
de vi quam de proprietate rei,.. decrevit, ut prius de vi quaeratur quam de iure dominii sive
possesionis.
44 Para evitar esta práctica dilatoria de los procedimientos civiles ejercitando acciones penales
meramente dilatorias se exigió la prestación de caución previa. Ulp. 7 de 08proc. D. 48.2.7 pr. Si qui
crimen obiciatul; praecedere debet ...o Edicto de Valerius Eudanmen. (P.OXY.11 237, Col VIII, 11 7-
19)
45 RAGGI, L., op. cit. p.183 y SS.Matizando el criterio cronológico vid. C. 9.31.1 (Val. Valen.).
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

Esta praxis o costumbre quizás sea el criterio que se comenzó a aplicar en la


época republicana y que se transmitió, con matices, a épocas posteriores. Dicha
práctica para la resolución de las cuestiones de prejudicialidad tendría su base en la
independencia del sistema procedimental romano y la valoración que de las pruebas
hacía el Juez. Como es sabido, y esta regla es extensible a todos los sistemas
procedimentales romanos, aquel litigante que quería alegar la falsedad de un
elemento de prueba o la existencia de un delito, cuya existencia determinaría la
sentencia, habría de alegarlo en la fase de prueba ante el Juez y, éste, debía valorar
dicha prueba, en conjunto, unida a las restantes pruebas presentadas por las partes.
Si la sentencia criminal que declaraba la existencia del delito se aportaba, se
valoraría como un medio de prueba más y, si dicha sentencia aún no se había
emitido, el juez no podría tener como existente el delito y sólo podría el juez,
valiéndose de las restantes pruebas apreciar la existencia de dolo; pero si de ellas
tampoco se evidenciaba su existencia, debía dictar sentencia sin tener en cuenta la
falsedad documental alegada. Sin embargo, cuando la sentencia criminal declarase
la falsedad de los documentos que habían servido como prueba para dictar una
sentencia civil, entonces sería el momento de suspender la ejecución, si todavía
estaba en curso y, en todo caso, de proceder a la repetición de lo pagado", como se
señala en C.7.58.4 (Gord. sin fecha)

Zudicati exsecutio solet suspendi et soluti dari repetitio, si falsis


instrumentis circumventam esse religionem iudicantis crimine postea falsi
illato manifestis probationibus fuerit ostensum.

Hay, por tanto, efectivamente, una preferencia de la sentencia criminal frente a


la civil, pero que sólo opera a posteriori, es decir, haciendo rectificar las
consecuencias de la sentencia civil dictada engañando al juzgador con falsos
documentos, no suspendiendo el juicio civil hasta que se dicte la sentencia criminal.
Pero tampoco este criterio fue absoluto, ni el Código Justinianeo aclara, cuál
pudo ser la solución en las épocas en que no existía la unidad jurisdiccional del
procedimiento cognitorio. En C.3.8.3 se recoge una constitución dada por los
emperadores Valeriano y Galieno, del año 262, en donde se dice expresamente que
cuando en un litigio civil promovido como principal surge como incidental una
cuestión criminal o, cuando iniciada primeramente la criminal, se añade una causa
civil, el juez puede decidir ambas cuestiones al mismo tiempo por su sentencia:

Cum civili disceptationi principaliter motae quaestio criminis inciderit ve1

46 En iguales términos sobre declaración testifical falsa C.7.58.3 (Alex. sin fecha). Falsam quidem
testationem, qua diversa pars in iudicio adversus te usa est, ut proponis ...
Juan Ramón Robles Reyes

crimini prius instituto civilis causa adiungitul; potest iudex eodem tempore
utramque quaestionem sua sententia dirimere.

Parece, por tanto, que el mismo juez podía resolver cuantas cuestiones civiles o
penales se planteasen en el litigio, siendo numerosos los textos que apoyan esta
idea47 que, para algún autor48 se asentaría, más que en unas reglas jurídicas fijas, en
una praxis o costumbre (mos) que aparece citada en C.Th.9.19.2 (Const. 326) 49
Sin embargo este criterio, que hoy llamaríamos de economía procesal, según el
cual, podría el juez resolver conjuntamente, en la misma sentencia, las cuestiones
civiles o criminales que surgieran como incidentales a la cuestión deducida como
principal, aparece claramente impedido por la afirmación tajante contenida en
C.7.48.1 (Alex. 223) que establece que el juez sólo podía dictar sentencia válida
para el tema que fue nombrado, y no para otros distintos del asunto principal, como
podrían ser temas penales concomitantes.

Iudex ad certam rem datus, si de aliis pronumtiavit, quam quod ad eam rem
pertinet, nihil egit. 50

47 En C.3.8.1 (Sev. Ant. 203) se dice que el juez debe resolver de cuantas cuestiones incidentales
vengan al juicio sobre herencia, porque, al fin y al cabo, sobre la misma herencia falla. Pertinet enim
ad officium iudicis qui de hereditate cognoscit universam incidentem quaestionem quae in iudicium
devocatur examinare, quoniam non de ea, sed de hereditate pronuntiat. En el mismo sentido Vid.
C.7.62.1 (Alex.209):Prius de possessione pronuntiare et ita crimen violentiae excutere praeses
provinciae debuit. quod cum non fecerit, iuste provocatum est. C.9.22.23 pr.(Valens Grac. Valent.
376): Damus licentiam litigantibus, si apud iudicem proferatur scriptura, de qua oritur aliqua
disputatio, utrum de falso criminaliter statuat, qui dubitet de instrumenti fide experiri an civiliter.
C.9.22.24 (Val. Theod. Arc. 389): Praebemus licentiam, ut civiliter sive criminalitel; ut actor elegerit,
super prolatis codicillis ve1 aliis instrumentis requiratur et incumbat probatio fidei instrumenti ei
primitul; qui scripturam obtulerit, deinde ei, qui scripta instantiafalsum argere paratus est.;
48 RAGGI, L.,. op cit. p. 191.
49 C.Th. 9.19.2 (Const. 326):Cum in praeterito is mos in iudiciis servaretul; ut prolatis
instrumentis, si ea falsa quis diceret, a sententia iudex civilis controversiae temperaret eoque
contingeret...
50 No resulta fácil conciliar lo establecido en esta constitución de Alejandro Severo con los
abundantes textos en que se permite al juez pronunciarse sobre cuestiones criminales incidentales, y
sobre todo, con la ya analizada de Valerio y Galieno recogida en C.3.8.3 que también aparece
redactada en términos generales. Hay que observar que la constitución de Valerio y Galieno se refiere
al supuesto de que la cuestión criminal haya sido promovida ( ...motae quaestio criminis ...), es decir
que no se trata tanto de una cuestión "ajena" al juicio sino suscitada en el curso del mismo. Por otra
parte es significativa la expresión de la constitución de Alejandro Severo iudex ad certam rem datus
que hace pensar inmediatamente en un iudex datus del proceso formulario que evidentemente sería
incompetente para conocer de cualquier otra cuestión juridíco privada no contenida en la litis
contestatio y muchísimo menos de una cuestión criminal. Resulta difícil pensar que una constitución
tan tardía como ésta se refiriese todavía al procedimiento formulario, pero no hay que descartar
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

3.2.- La prejudicialidad civil en la resolución de los procedimientos civiles.

Pero no sólo se plantean estas cuestiones de prejudicialidad entre procesos de


tipo público, especialmente de materia criminal, con otros de carácter privado, sino
también entre litigios de tipo civil entre sí, al tener una conexión lógica, de manera
que la sentencia que se dicta en uno de estos procesos es presupuesto ineludible para
la resolución del otro. Así sucedía respecto a la reclamación de libertad concedida
por testamento, cuando había pendiente otro proceso sobre la validez del
testamento, especialmente cuando se discutía si éste era inoficioso. Es evidente que
no se puede decidir la libertad del esclavo manumitido en testamento mientras no
se haya sentado la validez del mismo. Lo expone Ulp. 40 ed. D.5.3.7 pr. donde
repite por dos veces que la libertad que se solicita a un juez no debe ser concedida
hasta que no termine el procedimiento iniciado en solicitud de declaración de
inoficioso testamento, del que la libertad trae causas'. La importancia del tema se
pone de relieve en el texto al aludir que, tanto el senado como el emperador Trajano
en un rescripto, se ocuparon de él.

Si quis libertatem ex testamento sibi competisse dicat, non debebit iudex de


libertate sententiam dicere, ne praeiudicium de testamento cognituro
faciat:et ita senatus censuit: sed et divus Traianus rescripsit differendum de
libertate iudicium, donec de inofficioso iudicium aut inducatur aut finem
accipiat.

Otro supuesto de prejudicialidad, ya antes apuntado, entre cuestiones, en


principio contenidas en la esfera jurídico privada, es el de la concurrencia entre los
actos de violencia que perturban la posesión pacífica y la discusión sobre si el
perturbado era realmente poseedor, o incluso propietario de la cosa. El tema nos
aparece reflejado en dos fragmentos casi idénticos y ambos pertenecientes a dos

totalmente que se estuviera hablando de este sistema procedimental que sería entonces un resíduo, ya
pasado de moda, pero quizás aún practicable excepcionalmente. Si fuera así y la constitución del año
262, treinta y un años posterior, viniera referida al juez funcionario imperial de la cognitio extra
ordinem, que sí podría tener atribuciones en materia criminal, la antinomia entre ambas constituciones
quedaría eliminada.
51 En Ulp. 40 ed. D. 5.3.7.1, se dice que la suspensión del testamento sólo se concederá si ya se
ha constestado la querella de inoficioso. Ita demum autem sustinentur liberalia iudicia, si iam de
inofficioso iudicium contestatus est...
Juan Ramón Robles Reyes

juristas docentes del tiempo de los Severos: Calístrato y Marciano. Nos dicen
ambos autores que cuando se litigue sobre la violencia cometida y sobre la
posesión, los actos de fuerza serán juzgados con preferencia respecto a la
reclamación de la "propiedad" 52.

Call. 5 cogn. D.5.1.37

Si de vi et possessione quaeratul; prius cognoscendum de vi quam de


proprietate rei divus Hadrianus. rescripsit.

Marc. 14 inst. D. 48.6.5.1

Si de vi et possessione ve1 dominio quaeratui; ante cognoscendum de vi


quam de proprietate rei divus Pius ... rescripsit: sed et decrevit, ut prius de
vi quaeratur quam de iure dominii sive possessionis.

El tema de la violencia que perturba la posesión pacífica hay que ponerlo en


relación con la protección interdictal, materia civil en la que el magistrado debía
valorar si existía fuerza53 para conceder o no la protección magistratual al
perturbado en la posesión de sus bienes o privado de ella. En estos fragmentos,
como vemos, se da un trato preferente a la cuestión de la violencia, que, si bien en
Derecho romano clásico quedaba relegada al terreno jurídico privado, no es menos
cierto que, ya entonces, aparecía revestida de una cierta trascendencia pública al
afectar a la paz social. La criminalización de estos actos debió comenzar

52 Lo sorprendente es que en el texto de Calístrato se comience diciendo que la reclamación se


refiriera a "la violencia y a la posesión", es decir que se situe en el puro terreno de la protección
interdictal, y se concluya afirmando que se decidirá antes sobre la violencia que "sobre la propiedad",
lo cual nos situa ya en el campo de la actio reivindicatoria. Ciertamente que la unificación
procedimental operada en la cognitio extra ordinem había transformado la protección interdictal, que
pasó de ser un remedio pretorio extrajudicial, a ser un verdadero juicio, pero, aún así, la
provisionalidad de la decisión interdictal y su limitación a la mera situación fáctica no permiten
confundirla con el pronunciamiento sobre la cuestión jurídica del dominio. Tampoco es fácilmente
pensable que un jurista clásico, como Calístrato, por muy tardío y helenizante que fuera, cayera en la
confusión, propia del peor vulgarismo postclásico, entre posesión y propiedad. La otra versión del
texto, la de Marciano, precisa mejor la cuestión al advertir que se trata de un litigio sobre la violencia
y también sobre la posesión o el dominio, añadiendo al final que la decisión también habrá de
pronunciarse antes sobre la violencia que sobre el dominio o la posesión.
53 Recuédese la importancia de la cláusula de posesión viciosa nec vi, nec clam, nec precario ab
altero para negar la protección al poseedor con vicio respecto al perturbador, pero también que la vis
ordinaria o armata es elemento sustancial para concederla en los interdictos recuperatorios unde vi y
unde vi armata.
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

relativamente pronto y dió lugar a que en nuestros días tales conductas caigan
claramente dentro de la jurisdicción penal.

La Jurisdicción doméstica, entendida como la facultad de decir aquello que es lo


justo o injusto en el ámbito de la domus, correspondía de forma absoluta al pater
familias54 como una extensión o prolongación del derecho de propiedad sobre los
bienes que componían su patrimonio55. Los conflictos surgidos en este ámbito se
resolvían por aquél en lo que se ha llamado la "jurisdicción doméstica".56
La expresión "Jurisdicción doméstica" presenta un cierto contrasentido y, como
señala Mommsen, no se conserva ninguna cita de la misma en todo el Derecho
romano clásico57. En efecto, la iurisdictio era propia de los magistrados, y el atribuir
ésta a los pater familias suponía una asimilación de las facultades que tenían
aquellos para hacer respetar el orden social, con las facultades que tenía el pater
familias para mantener su orden familiar y patrimonial. La razón de ser de esta
"jurisdicción" radicaba en la existencia dentro del patrimonio del pater familias de
unas personas que realizaban actos que podían atentar contra el orden jurídico del
estado, contra los derechos privados de otras personas o contra el orden establecido
por el pater familias en su propia casa.58
En el ámbito de la domus, el pater familias resolvía todas las discrepancias o
litigios entre los componentes de la misma, e incluso los que pudieran plantearse
entre aquellos y éste59, sin atenerse a procedimiento alguno e imponer la pena que

54 Vid. Ulp. 1 inst. D. 1.6.4. En C. 12.3.5 (Just.) se refleja que aún persiste en esta época el poder
paterno, como lo atestigua el hecho de que se conceda, como gracia especial por el emperador, la
libertad respecto de la potestad paterna, para los que hubieren alcanzado la dignidad de varones
patricios.
55 Sobre el concepto jurisdicción doméstica, y su aplicación a libertos, vid. MOMMSEN, TH,
Derecho Público romano, cit. T.VIJ2, p.16. También se refiere este autor a la jurisdicción doméstica,
como la utilizada por el senado para resolver las discordias existentes entre villas federadas o los
sujetos de las mismas cuando estaban descontentos con sus autoridades locales. T.VII, p. 427.
56 Gai. 1 Inst. D. 1.6.1 De iure personarum alia divisio sequitul; quod quaedam personae sui iuris
sunt, quaedam alieno iuri subiectae sunt ....
57 MOMMSEN, TH., Derecho Penal Romano T.I. p. 2., trad. DUQUESNE, J. París, 1907.
58 En Suet. Cae. 49,3 relata como César impuso la pena a muerte a su liberto, por seducir a la
esposa de un caballero romano, habiendo sido intepretado por la doctrina como la extensión de la
jurisdicción familiar a la persona del liberto.
59 En Gai.1 ed. D.5.1.4 se establece una excepción a esta norma, pues se dice expresamente que
no cabe litigio con el que tenemos bajo nuestra potestad, salvo en lo relativo al peculio castrense.
Juan Ramón Robles Reyes

considerase oportuna, sin limitación de ningún tipo, aplicando incluso la muerte60.


Sólo en tiempos más recientes, en el Principado, se pusieron límites a estas penas,
en defensa de hijos y esposa6l,y, posteriormente, de los esclavos62. De hecho en
C.8.46(47).10 (Const. 323) se puede apreciar la evolución del derecho, no sólo
constatando la desaparición del derecho a la vida o muerte sobre los hijos, sino
tambien el derecho de privarles de libertad.

Libertati a maioribus tamtum impensum est, ut patribus, quihus ius vitae in


liheros necisque potestas olim erat permissa, eripere libertatem non liceret.

En aquellos casos en que las personas sometidas cometiesen un delito o


realizasen un acto contra los derechos de un ciudadano, el pater familias podía

60 La Ley de las XII Tablas, en su Tabla IV se refería a este poder del pater familias sobre sus
hijos; Pap. Coll. 4,s: Cum patri lex ... dederit in filium vitae necisque potestatem. Este poder
omnímodo y sin limitación, expuesto en las XII Tablas sufrió matizaciones, como lo reflejan los textos
del Digesto. En Ulp. 1 de adult. D. 48.8.2 establece que el padre no puede matar a su hijo sin que éste
haya sido oído, debiendo dirigirse al prefecto o presidente de la provincia. .
61 El núcleo de la familia romana era la patria potestas dibujada en el derecho arcaico como un
poder absoluto de vida y muerte del pater familias sobre los descendientes sometidos. Pero la
conciencia social romana se rebelaba contra el abuso de la patria potestad y la pietas limitaba el rigor
de este derecho. El emperador Trajano obligó a un padre a emancipar al hijo maltratado, y le hizo
perder la herencia del hijo (D. 37,12,5). Adriano, subrayando que la patria potestad debe consistir en
el afecto y no en la crueldad, deportó a un padre que en una cacería mató a su hijo porque cometía
adulterio con la madrastra, (D.48,9,5). Constantino castigaba a quien daba muerte a su hijo (C.Th.
9,15,1=CJ.9,17,1). Justiniano sólo permitía la venta del hijo como esclavo en caso de extrema
necesidad, facultando a éste para recobrar su libertad ofreciendo al comprador el precio u otro esclavo
(C.Th. 5,10,1; CJ. 4,43,2). Tac. 4.22,l refiere que se juzgó a instancias de Tiberio, al pretor Plaucio
Silvano por precipitar a su esposa por la ventana.
62 El derecho dominical del dueño sobre el esclavo le permite cualquier actuación sobre él, pero
la condición humana de aquél hace que paulatinamente se vaya considerando que un rigor excesivo
supone un abuso del derecho porque choca con las concepciones éticas de la sociedad, especialmente
con la moral estoica y la cristiana, que subrayaron la igualdad de todos los hombres ante el Derecho
natural.
La única regla general romana que nos ha llegado sobre abuso de derecho, por lo demás muy
' expresiva, rotunda, y conocidísima es la afirmación que hace Gayo en sus Instituciones 1,53 a
propósito del mal trato a los esclavos. Et utrumque rectefit [regula], male enim nostro iure uti non
debemus,. Esta regula gayana según la cual no debemos usar mal de nuestro derecho, tan sólo aparece
así formulada en las Instituciones y no en los demás pasajes en que se repite el tema de la
argumentación: un rescripto de Antonino Pío en el cual se obliga al dueño a vender los esclavos que
huyeron por su mal trato y se refugiaron bajo las estatuas del emperador. (Gai. 1 inst. D. 1,6,1,2.; Ulp.
8 de oJjT proc. D. 1,6,2: Si dominus in servos saevierit, ve1 ad impudicitiam turpemque violationem
compellat, quae sint partes praesidis, ex rescripto divi Pii ad Aelium Martianum proconsulem
Baeticae manifestabitux.. Inst. Just. 1,8,2). En el mismo sentido Suet. Clau.25, privando de
jurisdicción a los dueños de los exclavos enfermos abandonados en la isla de Esculapios, situada en el
Tiber, junto a la ciudad de Roma.
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

imponer voluntariamente una pena al culpable del acto antijurídico, como muestra
del poder jurisdiccional doméstico, pero, tanto en el supuesto de que el estado
reclamase su competencia para juzgar e imponer una pena, como en el supuesto de
que un cives perjudicado reclamase una cantidad de dinero por la comisión de un
delito privado, el pater familias se veía compelido a ceder ante el juicio y pena
impuestos por el estado, aunque, posteriormente, ejecutase él mismo la pena63, o
bien a pagar la suma de dinero señalada por el juez, salvo que recurriese al recurso
procesal de entregar la persona que cometió el delito al demandante (noxalidad),
liberándose así de toda obligación derivada de aquél delito64.
De lo anteriormente expuesto se desprende la práctica inexistencia de supuestos
de concurrencia entre esta "jurisdicción privada" y la que constituía el derecho
público del estado65. En primer lugar porque, como ya hemos expuesto, la
jurisdicción doméstica no era técnicamente una jurisdicción y, en segundo lugar,
porque, cualquier demanda o pretensión ejercitada por una persona ante los órganos
jurisdiccionales públicos, debía resolverse con preferencia ante estos y su resultado
tenía que ser ejecutado con independencia de la conformidad del pater familias,66
quien podía no tener interés en juzgar al alieni iuris, o bien ya lo había absuelto. Las
mujeres sine manu eran juzgadas por un tribunal formado por parientes próximos,
y si estos no existían, como en el caso de Publilia y Licinia que asesinaron a sus
maridos67 quedando sin parientes, actuaban los magistrados directamente68.
63 Vid. Val. Max. 8.4,l donde relata cómo el pater familias aplicaba la tortura personalmente al
esclavo condenado por la comisión de un delito, incluso la muerte o permitía a la víctima del delito
que infligiera la pena. (Ulp. 57 ed. D. 47,10,15,34 y 42 admiten igual solución, siempre que en la
administración de la pena no se extralimitase el extraño).
64 Gai. 2 ad. ed. prov. D. 9,4,1..liceat nobis deditione ipsius corporis quod deliquerit evitare litis
aestimationem.
65 Caso especial era el del pater familias que además era magistrado. En este caso podría actuar
sólo como particular, ya que Ulp. 3. ed. D.2.1.10 dice que el que ajerce jurisdicción no lo haga sobre
sí mismo ni sobre las personas que tiene consigo: Qui iurisdictioni praeest, neque sibi ius dicere debet
neque uxori ve1 liberis suis neque libertis ve1 ceteri, quos secum habet. En A ~ 3K quaest. D. 5.1.77 se
recoge el supuesto en el que un hijo in potestate es juez de su propio padre, pudiendo emitir sentencia
en los negocios privados de aquél, del mismo modo que el padre puede ser juez de su hijo, ya que in
privatis negotiis pater filiurn ve1 filium patrem iudicem habere potes. La justificación de dicha
afirmación se halla en Paul.16 ad Plaut. D. 5.1.78 al establecer que la actividad de juzgar munus
publicum est.
66 Asconius. In Milon, 46. En el supuesto de absolución por el tribunal doméstico el magistrado
inició procedimiento contra el absuelto sin respetar el principio de cosa juzgada ante la injusticia de
aquella decisión.
67 Val. Max 6,3,8.
68 C.8.46 (47)4 recoge un supuesto extraño, al ser una mujer, Cala, quien se dirige personalmente
a los emperadores solicitando que sean estos quienes castiguen a sus hijos por las injurias recibidas
...Congruentius quidem videtur intra domum, inter te ac jilios tuos si quae controversiae oriuntur;
terminari.. Llama la atención el tono paternalista del rescripto, al referirse a que los asuntos entre
madre e hijos se deben de resolver en casa.
Juan Ramón Robles Reyes

Como ejemplo de la coordinación entre la actividad del pater familias ejerciendo


el poder derivado de su patria potestad y la actividad de la administración de
justicia, ratificando su actividad jurisdiccional doméstica encontramos la
constitución dictada por el emperador ~ l e j a n d r oen el año 227. En ella se dice
expresamente que el hijo bajo potestad debe respeto a su padre. Que éste puede
castigarlo con fuerte correctivo si persevera el hijo en su actitud y, para que el poder
jurisdiccional civil justifique el poder paterno, incluso autoriza al pater familias
para que presente al hijo ante el presidente de la provincia y dicte éste la sentencia
que el mismo padre quisiere.

C. 8.47.3 (Alex. 227):

Si fllius tuus iu potestate tua est, res acquisitas tibi alienare non potuit
quem, si pietatem patri debitam non agnoscit, castigare iure patriae
potestatis non prohiberis, artiore remedio usurus, si in pari contumacia
perseveraverit, eunque praesidi provinciae oblaturus, dicturo sententiam,
quam tu quoque dici volueris.

Mención especial merecen las vestales que, sometidas desde el principio de la


ordenación romana al Pontljex Maximus, estaban obligadas, entre otras cosas, a
mantener su castidad, obligación esta, derivadas de su dedicación a la divinidad
para quien debian mantener encendido el fuego sagrado. En todos aquellos casos en
que la vestal faltaba a aquellos deberes a los que estaba dedicada, el pontífice
máximo actuaba como el pater familias sobre su mujer in manu y podía infligir las
penas que considerase oportuno, normalmente la muerte por enterramiento o
flagelamientoás.
Respecto al procedimiento seguido por el pater familias o pontifex maximus en
el ejercicio de esta jurisdicción doméstica hay que señalar que no se regía por reglas
fijas sino que la arbitrariedad era su principal característica, tanto en lo que se
refiere al procedimiento, propiamente dicho, como en la fijación de la sanción o
pena. Sólo se solía invitar a otras personas para que actuasen como consilium o
asesores en aquellos casos en los que el acto se iba a enjuiciar era grave y podía
dar lugar a la muerteyo. En los restantes supuestos en que el acto enjuiciado iba a dar
69 GARCIA SANCHEZ, J., Las vestales romanas, Tratado de Alvar Gómez de Castro año 1562.
Univ. de Oviedo.1993. En Tac. 4.16,3 se muestra como el Flamen compartía la jurisdicción sobre su
esposa, la llamada flamínica de Júpiter, quedando bajo la potestad del marido en lo tocante a la
religión, pero sometida a la jurisdicción ordinaria en todos los restantes temas.
70 Val. Max. 5,8,2: Adhibito propinquorum et amicorum consilio. Dionisio de Halicarnaso 2, 25,
6 establece expresamente: "En los casos siguientes los padres conocerán de acuerdo con el marido, en
aquellos en los que hay adulterio, o en donde la mujer había sido descubierta después de haber bebido
vino. En estos dos casos Rómulo permitía aplicar la pena de muerte".
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

lugar a mera amonestación, leve pena corporal, venta del esclavo a familia rústica
u otras de carácter leve no se utilizaba el consilium71.
Como conclusión, se puede decir que el ambito jurisdiccional del pater familias
no era excluyente de la jurisdicción civil pública y no llegaba a incidir en la misma,
salvo de forma moral, en el supuesto de que el acto ilícito hubiese sido ejemplar y
suficientemente castigado por el pater familias.

71 El recurso al consilium aparece en otros supuestos, como el relativo a la prostitución de


matronas. En este caso, en Sue. Tib.35.2, se recoge la disposición de Tiberio que permitía, cuando no
existía acusador público, que se constituyese un Consejo de Familia de allegados y sancionasen a la
matrona según las more maiorum. BONFANTE, Storia, p.93 recuerda la importancia de la actividad
jurisdiccional de los agnados juzgando a las mujeres libres de la familia, siendo un ejemplo el
senadoconsulto de las Bacanales, que resolvió que las mujeres fueren sancionadas por aquellos
quorum in manu essent.
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

CRITERIOS DELIMITADORES DE LA COMPETENCIA

1.- COMPETENCIA JURISDICCIONAL EN ATENCI~NAL DOMICILIO DE LAS


PARTES. REFERENCIA AL LUGAR DE ORIGEN

1.1.- Acercamiento al domicilio como fenómeno histórico- jurídico

El deseo innato que sienten los litigantes, en el sentido de que los litigios se
tramiten en su propia ciudad, ante sus vecinos, sus propios magistrados, su lengua,
derecho y costumbres, es algo totalmente justificado y punto de partida procesal en
cualquier sociedad. Este es, además, el supuesto natural en tiempos en los que las
relaciones mercantiles aún no estaban muy desarrolladas y los litigios se producían
en municipios con poca población. Posteriormente, el desarrollo de las actividades
mercantiles a lo largo del Mediterráneo, las conquistas militares y los negocios y
transacciones realizadas en lugares alejados, darían lugar a procedimientos
judiciales en los que el domicilio de las partes no sería un criterio competencia1
determinante para la resolución de los mismos, debiendo acudir a otros más
adecuados. En una tercera fase en la evolución de Roma, ya en época del
Dominado y hasta Justiniano, el domicilio de las partes volverá a ser, de nuevo, el
criterio determinante para el establecimiento de la competencia jurisdiccional. La
razón no será otra que la nueva estructura administrativa y social que, desde
Diocleciano, obliga a los pobladores a permanecer en sus lugares de origen72,
quedando adscritos a la tierra y oficio de sus antepasados. De este modo, se volverá
al domicilio como criterio básico, no tanto por razones de técnica jurídica, como por
la imposibilidad de los sujetos de derecho para moverse libremente por el imperio.
No hemos hallado en ningún texto el origen de este criterio de atribución de
competencia, quizás por su antigüedad o por el hecho de considerarlo consustancial
a la propia organización de la primitiva ciudad. Como se recoge en las XII Tablas73,

72 Sobre la distinción entre los conceptos domicilium y origo, y sus implicaciones procesales vid.
BETHMANN-HOLWEG, Der rom. Zivilprozess, 11, Bonn 1865, p. 121; SCIALOIA, V. Procedura
Civile Romana, Roma 1935, pp. 90 y SS. VOLTERRA, E., Instituciones de Derecho Romano, trad.
Daza Martínez, J. Alicante,l986, p.221; GIRARD, P.F., Manuel de Droit Romain, París 1929,
p.1.063, n.1.
73 XII Tablas. Tab. 1.
Juan Ramón Robles Reyes

se aplicó desde los primeros tiempos a los ciudadanos de la ciudad de Roma, siendo
el criterio preferente, sólo relegado en los supuestos de jurisdicción especial o la
existencia defoedera con otras ciudades. El domicilio de los litigantes determinaba,
salvo norma de rango prioritario que estableciese lo contrario, personas y ley a
aplicar. Si el lugar en el que habitaban los litigantes no tenía estatuto o norma
propia, se entendía que su domicilio era el mismo de la ciudad de Roma. Igual
sucedía para aquellos ciudadanos romanos en provincia extranjera, estando sujetos
al Derecho romano y a los magistrados y jueces de Roma; si existía gobernador u
otro magistrado nombrado por Roma, éste sería el competente para conocer del
litigio, en caso contrario, sería preciso comparecer ante los magistrados de la Urbe.

1.2.- Concepto de domicilio. Criterios generales para su atribución: nacimiento,


manumisión, adopción, elección. Referencia a estudiantes universitarios.

Para conocer el sentido jurídico de la palabra domicilio, a pesar de su


remoto origen, es preciso acudir a la Compilación Justinianea para ir perfilándolo y
saber cómo se adquiría o perdía el mismo. A tal efecto, es relevante la constitución
de los emperadores Diocleciano y Maximiano (sin fecha) contenida en C.10.40.7.
Esta constitución es especialmente enjundiosa y descriptiva, porque muchas son las
referencias al domicilio en otros textos pero ninguna tan clara como esta. Será
domicilio el lugar donde "cada cual constituyó sus lares, y el conjunto de sus cosas
y de su fortuna, y de donde no haya de alejarse otra vez, si nada le obliga, y de
donde cuando partió se considera que está en viaje, y cuando volvió, que dejó ya de
viajar".

C.10.40.(39).7: Cives quidem origo, manurnissio, adlectio adoptio,


incolas74 vero, sicut et divus Hadrianus edicto suo manifestissine
declaravit, domicilium facit. Et in eodem loco singulos habere domicilium
non ambigitul; ubi quis larem rerumque ac fortunarum suarum summam
constituit, unde rursus non sit discessurus, si nihil avocet, unde cum
profectus est, peregrinari videtul; quod si rediit, peregrinari iam destitit.

74 Pomp. lib. sing. ench. D.50.16.239, define lo que se debe de entender por íncola como ...q ui
aliqua regione domicilium suum contulit, siendo, como dice el fragmento un "habitante advenedizo",
morando en esa ciudad o en los campos que la circundan. Aparece una contradicción entre lo
establecido por Pomponio y el fragmento de Modestino, recogido en D. 50.1.35, donde se excluye del
concepto de habitantes a las personas que habitan en el campo en atención a que no utilizan de los
servicios de la ciudad. En la Lex Irnitana se hace mención expresa a los incolae, estableciendo la
obligación de cumplir la Ley en los mismos términos que los municipes ..Huic legi uti municipes
parere debuerint, ita eius rnunicipii incolae parento. Vid. D'ORS, A., y D'ORS, J., Lex Irnitana,
Santiago de Compostela. 1988, p.82.
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

En el fragmento citado no sólo se hace una buena definición de lo que sería el


domicilio, sino que, en su primera parte, hace referencia a la forma de acceder a la
ciudadanía, distinguiéndola del domicilio, que es un concepto distinto, por estar
referido al hecho de habitar, durante un determinado tiempo y en unas
circunstancias especiales en un determinado lugar.
Lo primero que habría que determinar es el concepto "domicilio", huyendo de
definiciones fáciles o erróneas. Papiniano75 señala que la simple posesión de una
casa comprada en otra ciudad no determina el domicilio, del mismo modo que,
como señala Paulo, no basta una simple declaración sino que para que exista
cambio de un domicilio a otro, éste debe ser efectivo y rea176. Por ello, si la causa
por la que se habita un lugar es la de estar realizando estudios la solución será
distinta. La residencia transitoria de estudiantes y padres que les acompañaban no
daba lugar a un cambio de domicilio, siempre que dicho cambio de residencia no se
alargase más de diez años, tal y como establece la epistula Hadriani, recogida en
una constitución del emperador Alejandro (sin fecha):

C.10.40(39).2: Nec ipsi, qui studiorum causa aliquo loci


morantul;domicilium ibi habere creduntul; nisi decem annis transactis eo
loci sedes sibi constituerunt, secundum epistulam divi Hadriani, nec patel;
qui propterfilium studentem frequentius ad eum commeat ...

Es destacable el hecho de que el legislador crease una norma para el supuesto


concreto de la estancia de los estudiantes fuera de su domicilio habitual. Llama
igualmente la atención en esta constitución se hace referencia a la libertad de
circulación que aún tenían los estudiantes para acudir a formarse a cualquier
universidad, sin por ello perder su domicilio de origen, del mismo modo que
tampoco lo perdía el padre si, con frecuencia, residía en el lugar de estudios de su
hijo como mero acompañante. Pero la explicación hay que buscarla, no sólo en el
apoyo a los estudiantes, sino en cuestiones de tipo económico y, más
concretamente, impositivo. La constitución antes citada, en su parte final hace
referencia a que el padre no podrá utilizar la estancia fuera de su ciudad,
acompañando a su hijo, para eludir el desempeño de los indeseados cargos
municipales77

75 Pap. 1 resp. D.50.1.17.13: Sola domus possessio, quae in aliena civitate comparatul;
domicilium non facit.
76 Paul. 24 quaest. D.50.1.20: Domicilium re et facto transfertul; non nuda contestatione: sicut in
his exigitul; qui negant se posse ad munera ut incolas vocari.
77 C.10.40(39).2, in fine (Alexsin fecha): Sed si aliis rationibus domicilium in splendidissima
civitate Laodicenorum habere probatus fueris, mendacium, quo minus muneribus fungaris, non
proderit.
Juan Ramón Robles Reyes

En C.10.40(39).7 se establecen unos criterios generales para la atribución del


domicilio, como son nacimiento, adopción, manumisión, origen o haber sido
elegido aquél libremente. En el mismo sentido se expresa Ulpiano78 al afirmar que
se forma parte de un municipio por nacimiento, manumisión o adopción. En esta
afirmación se contiene la idea tradicional de que el pater familias, al procrear,
adoptar o dar libertad a un esclavo, les transmitía su vinculación con el lugar del que
aquél formaba parte. Esta hipótesis se ve apoyada por textos que señalan que el
domicilio u origen de los libertos79 será el del patrono que les dio la libertad, o en
los que se establece que la mujer viuda retiene el domicilio de su marido difunto80.
Pero lo cierto, a pesar de todo lo expuesto, es que el concepto domicilio se ve
mezclado con los de "ciudadanía" u "origen", éste último referido normalmente a
los litigios derivados del cumplimiento de los cargos y cargas municipales, que
después serían tan gravosos en el Dominado. Los conceptos, ciudadano, de una
parte y, habitante, de otra, podían ser coincidentes en una persona, pero, igualmente,
podían no coincidir. En este último caso, el residente en un lugar, se veía compelido
a obedecer, no sólo a los magistrados de este lugar, sino también a los de aquella
ciudad de la que era "ciudadano", es decir, se hallaría sometido a dos
jurisdicciones81. Esto se observa en textos como:

Gai. l. ed. prov. D. 50.1.29: Incola et his rnagistratibus parere debet, apud
quos incola est, et illis, apud quos civis est: nec tanturn
rnunicipaliiurisdictioni in utroque municipio subiectus est, verum etiarn
ornnibus publicis rnuneribus fungi debet.

En estos supuestos se produciría una dualidad de jurisdicciones y, finalmente,


una confrontación entre las mismas, siendo muchos los textos que lo acreditan. De
'
hecho en D.50.1.3082 se dice expresamente que, el nacido en una aldea, tiene por
patria aquella república de la que el pueblo es contribuyente, complicándose aún
más el tema jurisdiccional con la posibilidad que existía de cambiar de residencia,

78 Ulp. 2 ed. D. 50.1.1 : Municipem aut nativitasfacit aut manumissio, aut adoptio.
79 Vid. Paul. 24 quaest. D. 50.1.22 pr. En Ulp. 2 ed. 50.1.27 se ve la posibilidad del liberto de
tener tres municipalidades distintas. En C.10.39(38).2 se da la misma solución para el supuesto de que
la manumisión fuese adoptada por medio de fideicomiso ..eorum enim condicionem sequi ex causa
fideicommisi manumissos pridem placuit, qui libertatem praestiterunt, non qui rogaverunt.
80 Paul 1 sent. D. 50.1.22.1: Vidua mulier amissi mariti domicilium retinet ... En idénticos
términos Mod. 4 di# D. 50.1.32 respecto a la mujer desposada que aún no ha contraído las nupcias:
Ea, quae desponsa est, ante contractas nuptias suum non mutat domicilium.
81 Vid. C. 10.39 (38) De municipibus et originariis.
82 Ulp. 61 ad ed. D. 50.1.30:..Qui ex vico ortus est, eam patriam intellegitur habere, cui rei
publicae vicus ille respondet.
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

respecto al lugar de origen, creándose así una nueva situación competencial83.


A este respecto, hay que destacar la facultad de elección recogida en Ulp. 25
Sab. D. 50.1.3 ...Placet etiam filios familias domicilium habere potest, y Ulp. 39
ed. D. 50.1.4 84. En estos fragmentos se declara la posibilidad de los hijos de
constituir su propio domicilio y en lugar distinto del domicilio de sus padre@. Solo
se establece por el legislador una limitación a esta libertad para la fijación del
domicilio como es la inexistencia de prohibición al respecto, como se recoge por
Marciano, sin establecer el origen de la prohibición ni distinguir si la misma es
genérica o personal, lo que explicaría la responsa del jurisconsulto.

Marc. 1 dig. D.50.1.31

Nihil est impedimento, quominus quis ubi velit habeat domicilium, quod ei
interdictum non sit.

Es preciso hacer referencia al domicilio de una serie de personas que, por su


prestigio social, por su profesión o por estar cumpliendo una pena, adquirían un
domicilio especial. Nos referimos a senadores, militares y relegados.
Los senadores, dejaban de soportar cargas fiscales de su ciudad de origen, al
adquirir la condición senatorial y adquirían la ciudadanía de Roma, siempre que
tuviesen el derecho de libre tránsito@,es decir, que no viviesen ya en la ciudad de
Roma. De hecho en C. lO.40(39).887, se dice de forma expresa que "los senadores
tienen el domicilio de su dignidad en la sacratísima ciudad", pudiendo, por tanto,
ser demandados allí desde que ostentaban la dignidad senatorial.
Los militares88 siempre tuvieron un estatuto especial, estando sometidos a la

83 C.10.40(39).5 (Diocl. Max. sin fecha), hace referencia a la libertad para establecer el domicilio
en cualquier lugar, Si in patria uxoris tuae ve1 in qualibet alia domicilium defixisti, incolatus iure ultro
te eiusdem civitatis muneribus obligasti.
84 Ulp. 39 ed. D. 50.1.4 Non utique ibi, ubipater habuit, sed ubicumque ipse domicilium constitui
85 Igual facultad se reserva a los libertas. Paul 1 sent. D. 50.1.22 pr. .
86 Paul. 24 quaest. D. 50.1.22.6: Senatores, qui liberum commeatum, id est ubi velint morandi
arbitrium impetraverunt, domicilium in urbe retinent. En el mismo sentido Herm. 1 iur: epit. D.
50.1.23 pl:
87 C.10.40 (39).8 (Val. Theod. Arc.390). Senatores in sacratissima urbe domicilium dignitatis
habere videntur: Dicha posibilidad de ser demandados no los equiparaba al resto de los ciudadanos,
prueba de ello es la prohibición que se recoge en C. 12.29.1 pr, de que sean sometidos a tormento,
azotados o degradados por los condes de los colegios palatinos. En el mismo sentido para las clases
privilegiadas C. 12.1.17.1 y C. 12.1.17 pr. (Zen.)
88 Sobre jurisdicción de los militares vid. GIUFFRÉ, V. 11 "dirittomilitare" dei romani. Bolonia,
1983
Juan Ramón Robles Reyes

jurisdicción de sus superiores89, considerándose su domicilio, en tiempos de guerra,


el lugar en donde prestaban servicio. A pesar de ello, y habida cuenta que en
tiempos de paz podían participar en negocios, ser demandados o cometer delitos
privados, se consideraba que el domicilio era el del lugar donde tuvieran inmuebles
en su patria ...Miles ibi domicilium habere videtui; ubi moret, si nihil in patria
possideat.90
Los relegados tenían, mientras durase su confinamiento, el domicilio en el lugar
donde estuvieren confinados, tal y como se recoge en Paul. 1 sent. D. 50.1.22.3:

Relegatus in eo loco, in quem relegatus est, interim necessarium


domicilium habet.

1.3.- La actividad comercial y la existencia de diversas moradas, como supuestos


determinantes de la competencia por razón del domicilio

La inexistencia de un estudio sistemático del domicilio en la obra justinianea,


junto a la existencia de textos que se refieren a discrepancias entre magistrados,
evidencian los conflictos de competencia que se debieron suscitar entre aquellos. En
Ulp. 2 ed. D. 50.1.27.1 y 2, se plantean varios supuestos interesantes. El primero
de ellos es el relativo a que el demandado mantenga "actividad comercial y
familiar" en un municipiogl, distinto a la colonia en donde se halla la finca en donde
cultiva, y que esa actividad le lleve a estar más tiempo en aquel lugar que en la
finca. En este supuesto se entiende que su domicilio será el del lugar donde "habita
más tiempo".

Ulp. 2 ed. D.50.1.27.1

1.- Si quis negotia sua non in colonia, sed in municipio semper agit, in
illlo vendit emit contrahit, in eo foro balineo spectaculis utitul; ibi festos
dies celebrat, omnibus denique municipii commodis, nullis coloniarum
fruitul; ibi magis habere domicilium, quam ubi colendi causa deversatul:

89 C.3.13.6 (Hon. Theod., 413) establece que los jueces naturales de los militares son sus
superiores, prescribiendo el sometimiento absoluto a su jurisdicción, incluso en los supuestos en que
se litigue entre un civil y un militar, y aún en el supuesto de que el tema litigioso también sea
exclusivamente civil ...Magisteriae potestati inter militares viros ve1 privato actore in reum militarem
etiam civilium quaestionum audiendi concedimusfacultatis ...
90 Herm. 1 iur epit. D. 50.1.23.1.
91 La distinción que aquí se realiza entre municipio y colonia no parece realizarse en un sentido
técnico, pues el jurista hace hincapié en la cuestión temporal y de arraigo y no en el distinto tipo de
fundación y derechos. Vid. Aulo Gelio, Not. Att. 16.13, distinguiendo los conceptos colonia y
municipio.
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

Un segundo supuesto, es el que hace referencia al hecho de que una persona


desarrolle su vida en dos lugares, de modo que no se sepa en cual de ellos tiene más
bienes o permanece más tiempo.

Ulp. 2 ed. D.50.1.27. 2

2.- Celsus libro primo digestorum tractat, si quis instructus sit duobus locis
aequaliter neque hic quam illic minus frequenter commoretur: ubi
domicilium habeat, ex destinatione animi esse accipiendum. ego dubito,si
utrubique destinato sit animo, an possit quis duobus locis domicilium
habere. et verum est habere, licet difficile est: quemadmodum difficile est
sine domicilio esse quemquam. puto autem et hoc procedere posse, si quis
domicilio relicto naviget ve1 iter faciat, quaerens quo se conferat atque ubi
constituat: nam hunc puto sine domicilio esse.

En este caso parece remitirse Ulpiano al criterio de Celso, recurriendo a la


intencionalidad del interesado92, siendo determinante la manifestación previa del
interesado al respecto, ya que, de no ser previa la declaración, dejaría abierta la
puerta a la incertidumbre. Paulo, por el contrario, siguiendo una opinión de Labeón,
afirmaba que se debía entender que se tenían los dos domicilios93 A este respecto,
'
se preguntaba Ulpiano si una persona podía tener dos domicilios, siendo su
conclusión que dicho supuesto era difícil, pero posible, del mismo modo que
también lo era el no tener ningún domicilio. Este último supuesto sólo se daría en
el caso de viajes, y mientras se llegase al nuevo domicilio desde el anterior, ya
abandonado.
Finalmente, no podía quedar sin resolver un supuesto al que se ha hecho
referencia y en el que los juristas discrepaban. En el caso de tener el demandado dos
domicilios, o quisiera el demandado remitirse a un lugar como domicilio, en
detrimento de otro en el que también desarrollaba actividad o tenía casa y bienes,
¿Quién sería competente para conocer del litigio?. Se presume que, a instancias del

92 La incertidumbre que sienta esta solución, en el sentido de atender a la intencionalidad del


interesado, fue la que, probablemente, motivaría que en este fragmento se incluyese la opinión de
Paulo y Labeón, favorables a la sumisión previa de las partes y la sujeción a las dos jurisdicciones.
Vid. Paul. 1 ed. D. 50.1.28 (Inter convenientes et de re maiori apud magistratus municipales agetur.)
y Gai. 1 ed prov. D.50.1.29.
93 Vid. Paul. 45 ed. D. 50.1.5: Labo indicat eum, quipluribus locis exaequo negotietu~;nusquam
domicilium habere: quosdam autem dicere refert pluribus locis eum incolam esse aut domicilium
habere: quod verius est.
Juan Ramón Robles Reyes

demandante que se vería perjudicado, se recurriría al gobernador o presidente que,


como autoridad superior resolvería el litigio por sí mismo, o bien delegaría su
resolución a los magistrados de alguno de los dos lugares en controversia94, dando
solución, de este modo, al problema competencial.
A pesar de la dualidad de jurisdicciones, la de la ciudad de origen y la del
domicilio que, como hemos visto en algunos supuestos coincidirían y en otros no,
lo cierto' es que, en términos de técnica procesal civil, para la determinación del
fuero competente en aquellos pleitos de carácter privado que no tuviesen ninguna
relación con temas relativos al fisco, materia penal pública95 o cargas municipales,
habría de acudirse a los magistrados con competencia jurisdiccional en el término
municipal correspondiente al domicilio de las partes, entendido en los términos
recogidos en C. 10.40 (39).7 (Diocl. Max. sin fecha), es decir, donde se tuviera el
hogar, bienes y fortuna, y de donde cuando se parte, se dice estar de viaje96.

1.4.- La problemática derivada del distinto domicilio de actor y demandado

Una vez determinado que el órgano jurisdiccional que, con carácter general,
debía resolver un litigio era el correspondiente al domicilio de las partes, hay que
plantearse el problema de que demandante y demandado tuviesen su domicilio en
municipios distintos97. En estos casos ja qué magistrados habría que dirigirse, a los
del domicilio del demandante o del demandado?. En este punto, la doctrina
jurisprudencia1 ha mantenido una línea unitaria, determinando que serían los
magistrados del domicilio del demandado los competentes. A este respecto es muy
importante la constitución recogida en C. 3.19.3. ya que en la misma se afirma con
rotundidad que será el fuero del reo o demandado el competente para la tramitación
del litigio, ya se trate de acciones reales como acciones personales, es decir,
cualquier tipo de acción.

94 Ulp. 2 ed. D. 50.1.27 pr. ...Et si patronum habeat duarum civitatium municipem, per
manumissionem earundem civitatium erit municipe. Sobre impugnación o negación de la condición de
habitante, vid. Call. 1 de lurisd. D. 50.1.37 pr. estableciéndose que será el presidente del territorio
donde se le reclame el cumplimiento de cargos donde tendrá que litigar y no ante el correspondiente
al lugar de donde se dice ser habitante.
95 En materia de delitos públicos el forum delicti commisii es aceptado con carácter general, como
se recoge en la Nov. 69.1 o en C. 3.15.1 (Sev. Ant.196)
96 Vid. supra.
97 La situación de doble domicilio podía venir determinada por una actitud fraudulenta del deudor
que intentaba buscar fuero más favorable o, simplemente, preconstituir una exceptio por plurispetitio
loco. Esta problemática fue resuelta con la creación de la acción arbitraria, como nos refiere Gayo en
D.13.4.1 y se ratifica en una constitución del emperador Alejandro del año 225, C.3.19.18.
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

C.3.19.3 (Grat., Val., Theod. 385).

Actor rei forum, sive in rem sive in personam sit actio, sequitul: Sed et in
locis, in quibus res propter quas contenditul; constitutae sunt, iubemus in
rem actionem adversus possidentem moveri.

Como se desprende del anterior texto, el forum domicilii sería un fuero


competencial amplísimo ya que comprendería todas las acciones y, por tanto, se
aplicaría para todos los supuestos en que un precepto especial no señalase que el
fuero competente fuese otro. Un ejemplo de esta "especialidad", que derogaría el
principio general, aparece en la misma constitución al permitir demandar los bienes
en el lugar en el que se hallen, aunque estén en lugar distinto al domicilio del
poseedor demandado. Es decir, se establece un fuero concurrente ..sed et.., a
elección del demandante, que permite plantear la acción en un lugar idóneo, por
permitir una mejor valoración y protección de los objetos litigiosos por parte de los
magistrados y jueces, siendo el caso más común el relativo a la reclamación de
legados98 y fideicomisos.99
En el mismo sentido, es reveladora la constitución de Diocleciano y Maximiano,
dada a finales del siglo 111 en la que se contesta a una cuestión planteada respecto a
si era posible "invertir" o alterar el forum domicilii, es decir, que el fuero
competente fuese el del demandante y no el del demandado:

C. 3.13.2 (Diocl. Max. 293).

Iuris ordinem converti postulas, ut non actor rei forum, sed reus actoris
sequatur: nam ubi domicilium habet reus ve1 tempore contractus
habuit,licet hoc postea transtulerit, ibi tantum eum conveniri oportet.

En este rescripto la respuesta dada es contundente ya que "... donde el reo100


tiene el domicilio, o lo tuvo al tiempo del contrato, aunque después lo hubiese
trasladado, allí tan sólo debe ser demandado". Es decir, se reitera, que siempre
imperará el domicilio del demandado como criterio competencial, salvo supuestos

98 Vid. Lic. Rufi 4 Reg. D.5.1.38.


99 En C.3.17.1 (Sev.Ant 204) se recoge el principio general Fideicommissum ibi petendum esse,
ubi hereditatis relicta est, dubitari non potest. En el mismo sentido Ulp. 6 defideic. D.5.1.50 pr.
100 El término reo tiene aquí significación de demandado y no de acusado, como en la
jurisprudencia actual.
Juan Ramón Robles Reyes

excepcionales para casos concretosl01. No analiza el legislador el tema relativo a la


determinación del fuero competente cuando el domicilio existente en el momento
de la firma del contrato y el adquirido posteriormente difieran, sólo señala la
prioridad del domicilio del demandado para que no pueda el demandante acudir a
sus propios magistrados.
El domicilio será el criterio competencia1 más importante pero, la diversidad
jurisdiccional que impondrá el Dominado, creando competencias especiales por
razón del oficio, como es el caso de militares, abogados, profesores o funcionarios,
o meros supuestos personales (personas especialmente protegidas), dificultarán
enormemente la aplicación de este criterio competencial. Por el contrario, en su
apoyo vendrán las normas de las corporaciones~o2que, por su inevitable adscripción
profesional, reconducirán los litigios al lugar donde se desarrollaba la actividad
profesional que, a su vez, coincidía con el domicilio, por la prohibición general
existente de libre cambio del mismo.

2.1.- Introducción histórica. Períodos. Incidencia del domicilio.

No se aplicaban las mismas leyes en todos los lugares del orbe romano, ni los
magistrados y jueces que conocían y resolvían los procesos eran idénticos en todos
los territorios del mismo~o3.El dominio de Roma comenzó siendo una hegemonía
indirecta o encubierta sobre sus vecinos para, posteriormente, convertirse en una

101 Los supuestos excepcionales vendrán originados de una evolución jurisprudencial, creándose
nuevas acciones, como la actio de eo quod certo loco dari oportet -recogida en Gai. 9 ed. prov.
D.13.4.1. -o dando una completa regulación a figuras como el ius domun revocandi. De otra parte, las
reclamaciones a tutores, banqueros y otras personas que prestaban operae o servicios en lugar distinto
de aquél en que se celebró el contrato, supondrá igualmente una excepción al principio general.
102 C. 3.13.7 (Anast. 502) establece de forma expresa la prohibición de sustraerse a los jueces
naturales de las corporaciones ...Periniquum et temerarium esse perspicimus eos, qui professiones
aliquas seu negotiationes, exercer noscuntul; iudicum, ...iurisdictionem et praeceptionem declinare
conari...
103 Para PUGLIESE. G, op.cit. p.153 el problema de la delimitación territorial de la competencia,
aunque comenzó con los más antiguos municipios, se desarrolló cuando el pretor asumió
competencias sobre la península itálica y comenzó a enviar a sus delegados, los praefecti iure dicundo,
para administrar justicia a los municipios más alejados de Roma. LUZZATO,G.I,. 11 tema di processo
provinciale e autonomia cittadina, en RIDA. 11 (1964) p.356 y SS. afirma que no se aplicó el mismo
derecho en todas las provincias, siendo diferente, incluso, entre estas. La explicación estaría en la
distinción existente entre provincias de la zona oriental y occidental y, dentro de éstas, en su
independencia, otorgada por el decreto provincial y el desarrollo del proceso de romanización y
municipalización con que contasen. Sobre estatutos, gobierno y administración en los municipios vid.
BÉCHARD, F., Droit municipal dans 1 ántiquité, París, 1980.
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

dominación militar y política total. Como consecuencia de esta evolución, se


establecieron normas para la resolución de los conflictos de competencia
jurisdiccional, pudiendo, desde el punto de vista territorial y temporal, distinguir
tres períodos. El primero abarcaría hasta la disolución de la Liga Latina, el segundo
hasta la guerra social y un tercero hasta la época justinianea. La importancia de
estos períodos, extensos en el tiempo, se refleja en la creación de diversos estatutos
jurídicos para los nuevos territorios conquistados o dominados y,
consiguientemente, la creación de nuevos magistrados que administrasen justicia de
acuerdo con la nueva situaciónlo4.
En un primer momento Roma es un pequeño núcleo que resuelve sus problemas
judiciales ante el rey105 o, posteriormente, el cónsul. Después, en el año 498 a. C. y
tras la conquista de Alba, se funda la Liga Latina, que persistirá hasta el año 337 a.
C.106 Durante este período cada una de las ciudades y sus territorios de influencia
no estarán controlados por la Asamblea Federallo7. El derecho aplicado por las
ciudades de la Liga en sus asuntos internos, así como la organización judicial
particular de cada una de ellas, será independiente, dado que la unión era más
político-militar que jurídica. De otra parte, la Asamblea Federal no entraba en la
esfera del derecho privado, y ello por dos razones; la primera, por el carácter militar
de la unión, que suponía que las decisiones que se adoptaban por los representantes
de las ciudades se referían al inicio de hostilidades con ciudades enemigas o a
firmar acuerdos del tipo que fuere con reinos o ciudades extranjeras, como Cartago.
La segunda razón, y más importante, por la cual la Asamblea Federal no entraba en
la esfera relativa a las relaciones entre particulares, ni en las instituciones que lo
garantizaban, era que, siendo tal la semejanza de sus órganos e instituciones
(manumisiones; concepción patriarcal de la familia; jurisdicción doméstica sobre
las personas in potestate o in manu, formas de matrimonio o de repudio ...)'Os, no se

104 Muestra de la creación de los nuevos magistrados y de las competencias que van a asumir se
recoge en Hermog. 2 iul: Epit. D. 1.18.10: Ex omnibus causis, de quibus ve1 praefectus Urbis, ve1
Praefectus Praetorio itemque Consules, et Praetores ceterique Romae cognoscunt, Correctorem et
Praesidum provinciarum est notio.
105 LEVY-BRUHL, Le trés ancien procés romain, SDHI, 18 (1952) pp.1-20
106 Sobre la formación de la Liga Latina y composición de la Asamblea Federal vid. DE
FRANCISCI, P, Storia del diritto Romano, Roma, 1925, pp.87 y SS. BONFANTE, Historia del
Derecho. Los orígenes de Roma. Trad. José Santa Cruz Tejeiro, Madrid 1944, pp. 67 y SS.
MOMMSEN, TH, Derecho Público, T.V1/2 pp. 226 y SS.
107 BONFANTE,P., p.69 op.cit. apoya la tesis de que las ciudades federadas conservaron intactas
su administración, jurisdicción y leva de milicias, por tratarse de una alianza puramente defensiva. El
ius migrandi existente entre ellas permitía, además, adquisición de la una nueva ciudadanía y el
sometimiento a sus magistrados En el mismo sentido DE FRANCISCI, P, Storia op. cit. p. 91.
108 Para BONFANTE, op. cit. pp. 71-72 el ius migrandi existente entre las diversas ciudades del
Lacio, que permitía adquirir la ciudadanía con el mero cambio de domicilio, unido al ius commercii,
potenciaron la cohesión entre pueblos con similitud de instituciones, como la manus, potestas,
mancipium y mancipatio.
Juan Ramón Robles Reyes

creaba una situación de desigualdad ni choque de costumbres o derechos. Al


contrario, la semejanza de costumbres permitió la pronta unión de estas ciudades en
la llamada Liga Latina, con voluntad política común, aunque, muy pronto, bajo la
hegemonía de los cónsules y senado de Roma.
Para concretar la situación jurídica de esta época hay que señalar que los
magistrados con competencias jurisdiccionales eran los correspondientes a cada
ciudad y aplicando su propio derecho. Los litigios existentes entre las ciudades de
la Liga los resolvía la Asamblea Federal y los que se planteaban entre personas de
distintas ciudades -derivadas del ius commercii, en la mayoría de los casos-, se
resolvían, o bien acudiendo a la figura del hospitiuml09 entre particulares, ya que el
"ius gentium"l10 aún era un derecho embrionario, o bien al foedus existente entre
las dos ciudades. De este modo, y gracias al convenio con el ciudadano romano que
concedía protección al hospes, se permitía al extranjero la facultad de defender
judicialmente sus derechos por medio del protector. Los magistrados eran los
propios de cada ciudad en que surgía el litigio de derecho privado, primeramente el
pretor urbano y, posteriormente, el pretor peregrino, siendo los recuperatores
quienes finalmente dictasen la sentencia.111
En el año 338 a.c. por disputas internas que tenían su origen el pago de
impuestos, reclutamiento de soldados y el posterior reparto del botín -hechos estos
en los que Roma actuaba con la arrogancia que le caracterizaba- se disolvió la Liga

109 DE FRANCISCI, P., Storia del Diritto romano 1, op. cit. pp.291 y SS. distingue entre el
hospitium como foedus privado, y como foedus publicum. En virtud del primero, los particulares
darían protección y cobertura jurídica a amigos no cives. En virtud del segundo se crearía una situación
de igualdad jurídica en virtud del tratado, concediendo una serie de prerrogativas, entre las que
destacaba el ius commercii, que, finalmente serían el germen del naciente derecho municipal. Para
MOMMSEN, TH., Derecho público cit. T.VY2, p.220, la figura del hospitium guardaría grandes
similitudes con la figura de la clientela, en tanto el huesped tiene el derecho de agere derivado de su
protector, si bien nunca sería este patrono del hospes, por ser éste un derecho meramente temporal y
que no confiere status personal. En el mismo sentido ARANGIO-RUIZ, V , Storia del Diritto Romano,
p. 142, Nápoles, 1974, afirmando que mediante el hospitium cualquier ciudadano podía comerciar con
cualquier ciudad que no estuviese en guerra con Roma. Para GIRARD, P F, Manuel de Droit Romain,
París 1929, p.115, la diferencia entre el cliente y el peregrino, frente al huesped, estaría entre que
aquellos gozan de una situación de protección, ya fuere por un patrono o por un tratado, mientras que
el huesped tiene como única protección la que le otorga la persona que lo acoge.
110 ARANGIO-RUIZ, V., Storia, op, cit. p.145, entiende que el ius gentium, en esta época,
obedece más a una creación filosófica y doctrinal, que a una creación jurisprudencial, ya que existe el
error de considerarlo como un derecho común a los diversos pueblos de la antigüedad, reconocido por
todos ellos en los mismos términos, cuando, no existiendo tratados internacionales que lo instituyesen,
no dejaba de ser creación jurídica de cada uno de los pueblos que lo aplicaban, a pesar de existir
figuras como el fenus nauticum o la tutela que eran reconocidas por todos los pueblos del entorno.
111 MOMMSEN. TH., Derecho Público Romano op. cit. T.Vü2, pp.221 y SS. ARANGIO-RUIZ,
V.,Storia, op. cit. p. 144.
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

Latina quedando todas las ciudades-estado en una situación parecida a la que tenían
cuando la Liga existía ya que, en lugar de volver cada una de ellas a un estado de
libertad e independencia política, propia de la situación anterior a la constitución de
la Liga, a la disolución de ésta, el único cambio existente fue la sustitución de los
órganos colegiados federales por los de la hegemónica ciudad de Roma. De este
modo, en lo que se refiere a órganos legislativos, los comicios de Roma pudieron
dictar normas o elegir magistrados cuya competencia se extendía a estas ciudades.
De lo anterior se deduce que las ciudades latinas tenían sus magistrados, pero eran
los cónsules y pretores romanos, así como sus leyes comiciales las que dirigían la
vida jurídica pública y privada112 cada vez con más fuerza. Como dato a resaltar,
hay que destacar que en materia civil el forum domicilii era el de mayor aplicación,
de ahí la importancia del domicilio y la ciudadanía propia de cada una de las partes,
dado el carácter personalista del Derecho de la mayoría de los pueblos de la
antigüedad, que llevaba a regular las relaciones jurídicas de cada ciudadano de
acuerdo con las normas de su ciudad. Como consecuencia de lo expuesto, era
imposible la existencia de doble ciudadanía, de modo que el cambio de domicilio,
de una ciudad a otra, suponía el cambio de estatuto jurídico. Prueba de ello es que
los ciudadanos romanos que marchaban a municipio que no fuese "óptimo iure" o
de ciudadanía completa -latina, por ejemplo-, perdían los derechos propios de
sufragio, activo y pasivo, que ostentaban en la ciudad de la que marchaban. Por
contra, el regreso a la ciudad de Roma devolvía al cives su estatuto de ciudadano
pleno de derechos, como si fuere una forma más de postliminiuml~3.
Como antes hemos expuesto, el mero hecho de habitar en Roma no suponía la
adquisición de la ciudadanía romana pues se mantenía el estatuto jurídico del lugar
de origen o domicilio anterior. Reflejo de ello es el hecho de que los pobladores de
la ciudad de Roma, mientras no figurasen inscritos en el censo no adquirían la
ciudadanía romana. A igual solución nos conduce Gayo114 cuando nos dice en sus

112 Una muestra de promulgación de disposiciones que, de facto, eran aplicables a todos los
pueblos bajo la influencia romana es el SC. Bacchanalibus del año 186 a.C (1-9). En virtud dicho
senadoconsulto, y a pesar de no tener estas disposiciones la fuerza vinculante que ostentaran en el
principado, fueron juzgadas siete mil personas. El texto prohibía participar en las bacanales no sólo a
los varones romanos, sino también a los latinos y socios, salvo que contasen con la autorización del
pretor y del senado. Vid. D'ORS, J., Antología de textos jurídicos de Roma, Madrid, 2001, p.190.
113 MOMMSEN, TH., Derecho Público Romano cit., T.VIíí, p.147 expone los efectos de la
emigración de los latinos, adquiriendo y perdiendo la ciudadanía romana por el mero cambio de
domicilio.En T.1, p.45, equipara los derechos de ciudadanía romana y los de familia, a efectos de su
readquisición, ya fuere por retorno a la ciudad de Roma o por recuperación de la libertad.
114 Gai. Inst. 1,32 b-1,34. Es reseñable como estos modos de accesión a la ciudadanía se
mantuvieron cuando todos los socii habían accedido a la ciudadanía tras la guerra social y el
principado estaba en un período avanzado, como es la referencia a Trajano, debiendo entenderse que
su referencia es a extranjeros afincados en Roma.
Juan Ramón Robles Reyes

Instituciones que los pobladores de Roma que sirviesen en tareas de vigilancia seis
años, o tres, como militares, adquirirían la ciudadanía romana. También se
convertirían en ciudadanos los latinos que construyeran un barco con capacidad de
carga no menor a diez mil modios de trigo y transportasen con ella trigo a Roma
durante seis años; igual privilegio se otorgaba a quienes gastasen su fortuna en
construir grandes edificios o mantuvieran abierta en Roma una tahona durante tres
años. En todos estos casos, se vivía en Roma pero no se adquiría la ciudadanía
romana hasta cumplir cualquiera de las condiciones citadas. La prohibición
impuesta por Roma a sus vecinos latinos de emigrar a esta ciudad"5, así como las
trabas a la concesión de la ciudadanía plena será una de las causas de la Guerra
Social. Prueba de ello es la ley dictada en el año 176 a. C. que ponía como condición
a los latinos que deseasen emigrar a Roma y adquirir la ciudadanía romana, el dejar
un hijo, por lo menos, como ciudadano en su ciudad de origen"6. Siendo esto
insuficiente para evitar la emigración se dictaron normas con carácter retroactivo
que anulaban las concesiones de la ciudadanía (por la ley del año 177 a. C. Roma
anulaba las concesiones posteriores al año 189 a.c., expulsando a los ciudadanos
latinos que habían adquirido la ciudadanía romana después de esa fecha)ll7. A estas
leyes siguió la ley dada por los cónsules Q. M. Escevola y M. Gassus el año 94 a.c.
que suprimía el derecho de concesión de la ciudadanía por emigración a la ciudad
de Roma, (probablemente también con carácter retroactivo), que fue una de las
causas que dió lugar a la citada Guerra Socialll*. Como resultado de esta guerra se
extendió la ciudadanía a todas las ciudades del latium, así como a los aliados
itálicos que hubiesen permanecido fieles a Roma, e incluso a los que prestasen
fidelidad a partir de ese momento, o que "findi facti essent1'l19. En este sentido hay
que resaltar el esfuerzo unificador que supusieron las leyes Iulia de Civitate del año
90 a.c., así como Pompeia y Plautia Papiria del 89 a.c., concediendo la ciudadanía
a los aliados, itálicos y socios, y que, junto con la legislación cesariana,
establecieron un modelo municipal caracterizado por la desaparición de las
primitivas magistraturas -o su relegación a funciones religiosas- y el
establecimiento de una asamblea o consejo, al estilo senatorial, junto a los I V viri y
II viri. Cicerónlzo señala que las funciones entre estos eran similares, con la

115 HUMBERT, M., Les institutions politiques et sociales de l'antiquité. París, 1991, pp.196 y SS,
expone la situación de los latinos y socios, con los efectos que supuso la prohibición del ius migrandi
para los latinos.
116 Tito Livio 41.8.9: Ley sociis ac crominis latinis uri extirpem ex sese domi relinquerent, dabat,
ut cives romanifierent.
117 Sobre la problemática de los latinos derivada de la supresión del ius migrandi, vid.
ALBANESE, A,, Le persone nel diritto privato romano, Palermo, 1979, p. 181.n. l.
118 GIRARD, P.F., Manuel de Droit Romain. París, 1929, p. 122.
119 Cic. Pro Balbo. 8, 21; App. Be11 civ. 1. 49; Gelio 4,4, 3.
120 Cic. ad. Att. 10. 13.1.
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

diferencia de que a las antiguas colonias se le nombrarían II viri y a los municipios


IV viri.
De este modo, el panorama jurisdiccional quedaría delimitado, una vez disuelta
la Liga Latina, en dos períodos. El primero se desarrollaría hasta la Guerra Social y
la normativa de César, y, el segundo, desde este momento y hasta la implantación
de la nueva ordenación del principado.

2.2.- Derecho aplicable a los diversos territorios

En el período anterior a la normativa cesariana existían municipios y ciudades


libres e independientes, como era el caso de Cartago, con la que incluso llegaron a
existir acuerdos o foedera en plano de igualdad y sin entrar bajo la órbita del
dominio romanol21. Los litigios surgidos en estas ciudades se sustanciarían ante sus
magistrados por la vis atractiva del principio de territorialidad o "soberanía", tanto
sobre las personas que tenían su domicilio en sus dominios, como sobre las que
celebraron contratos o desarrollaron actividad negocia1 en dicha zona de
hegemonía. Con relación a las ciudades ligadas a Roma mediante un foedus hay que
recordar la diversidad y disparidad que existía entre unos acuerdos y otros, en
atención a la ciudad o municipio del que se tratase. En todo caso, la característica
general era la independencia jurisdiccional respecto a Roma, aunque, en la mayoría
de los casos, si bien se mantenía la autonomía jurisdiccional y administrativa, se
perdía la independencia política, c,onvirtiéndoseen un socius de Roma.
Junto a estas ciudades o "estados" libres e independientes existirían otros que
mediante un foedus se aliaban a Roma, manteniendo su derecho particular y
magistrados, aunque ya bajo la hegemonía y dependencia de la urbe, sobre todo a
nivel militar y político. Este era el caso de los municipios del Lacio, o colonias y
municipios de nueva creaciónl22, que se regirían por régimen diverso en atención a
su relación con Roma o la ley que las hubiese creado y que tenían como nota
común, la existencia de una ciudadanía incompleta, faltando como mínimo, el ius

121 Polibio 3.22 y SS. relata como en el siglo IV se firmó un acuerdo por el que se reconocía
eficacia a los contratos celebrados por latinos y romanos en el área púnica. GIRARD, P.E,
L'Organisation judiciaire des Romains cit. p.207, llega a afirmar que incluso se reconocería a los
Cartagineses el derecho a litigar ante el pretor urbano, discrepando KARLOWA, M., Rechtsgeschichte
1, Leipzig, 1901, p. 287.
122 Aulo Gelio, en Noches Aticas, 16, 13, constata que en su época existía confusión respecto a
la preferencia entre los estatutos de colonias y municipios, señalando que los pobladores de unos y
otros pedían el cambio estatutario al emperador, ... /Cuán lejos estamos de saber qué es un
municipium, cuáles sus derechos, y en qué se diferencia de una colonia! Hasta hemos llegado a
imaginar que la colonia se encuentra en mejores condiciones que el municipio....
Juan Ramón Robles Reyes

sufragii y el ius honorum, para alcanzar la ciudadanía completa u optimo iurel23.


Estos municipios y ciudades tenían autonomía relativa y diversa tanto en el
nombramiento de magistrados como en la administración de justicia. Los
pobladores de ciudades alejadas de Roma habrían de acudir a sus propios
magistrados locales, -salvo casos en que estos careciesen de competencia por la
cuantía o materia- o, donde los hubiese, a los praefecti iure dicundo que, como
delegados del pretor, administraban justicia en las zonas alejadas de Roma. Sólo
algunas ciudades consiguieron estatutos especiales, como la de Capua, que le
permitía tener prefecturas electivas en una demarcación territorial de varios
municipiosl24. En estos casos, los prefectos o el pretor, remitían la resolución del
litigio al juez, árbitro o tribunal competentes en atención a la materia, al igual que
lo habrían hecho los magistrados localesl25, pero con la diferencia cualitativa que
supone la administración de justicia por este magistrado, frente a los locales, en la
adopción de remedios pretorios, de acuerdo con la delegación hecha por el pretor
de Roma. El prefecto ostentaba un imperium delegado, frente a las limitaciones de
los magistrados municipales que solo podían ostentar iurisdictio pero sine
imperium.
De todas formas, la existencia de prefecturas, como la de Cumas, no debió de ser
la norma general en lo que a magistraturas se refiere ya que, junto a los praefecti
iure dicundo, que como delegados del pretor existían en las ciudades y municipios
más importantes, lo cierto es que coexistían las anteriores magistraturas localesl26.
Así, se han encontrado vestigios epigráficos que demuestran el mantenimiento de
las primitivas magistraturas en muchos municipios, incluso en los albores de la
época imperiall27. Encontramos citado al dictador, magistrado típico de las ciudades
del Lacio y otras (Ceres; Aricia; también Túsculo, de origen etrusco.); pretores
distintos de los romanos (en Lavinio, Anagni o incluso Cumas, que tuvo figuras
distintas al prefecto, como eran los meddix, magistrados propios de esta zona).

123 Estas civitates sine sufragio, de las que hablan los autores como Aulo Gelio,16.13, o Tito
Livio 9.43.24. fueron modelo de extensión del derecho de latinidad, estatuto jurídico ofrecido a
Ceritas, Sabinos, Fundanos, Formianos, Carnpanos, mucho antes que a los hispanos por Vespasiano
(Tito Livio 5,40.9).
124 El hecho de que el praefectus iure dicundo fuese elegido por los pobladores y no por el pretor
se debe de entender como concesión graciosa a estos municipios y excepción muy notable a la regla
general.
125 Tito Livio 23.4.3. habla de elección de los tribunales entre los "senadores" locales.
126 Con relación a las magistraturas de las diversas ciudades antes de la unificación que supuso
la guerra social vid. BONFANTE, op. cit. p. 68
127 Se discute si una vez nombrado un praefectus iure dicundo mantenía su competencia
jurisdiccional el magistrado local. A favor del mantenimiento de la competencia de éste MOMMSEN.
Derecho Público VI12, p.195, n.1, en contra P.F. GIRARD. L'Organisation judiciaire des Romains. op.
cit. pp.301 y SS.
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

Junto a los anteriores, también aparece en los municipios referencia a la existencia


de ediles;l28ediles iure dicundo en Ceres, ediles duumviri potestate en Nomento, o
en Túsculo donde existían tres ediles.
Junto a estas zonas con ciudadanía y derechos intermedios, hay que citar
aquellos municipios y lugares con derechos de ciudadanía plenos (optimo iure),
sobre todo los creados por veteranos y cives romani129 y los que, por su oposición a
Roma o su escasa importancia, no tenían ningún derecho o autonomía, haciéndolos
depender de otra ciudad o municipiol30. Igualmente persistían las provincias, que se
regían por la ley Provincial, que establecía las normas esenciales de la colectividad,
señalando los magistrados que impartirían justicia, legislación aplicable y recursos
a las resoluciones judiciales. La base fundamental en materia de jurisdicción civil
sería el Edicto Provincial que el gobernador131 emitía del mismo modo que en Roma
lo había hecho el pretor urbano y con un contenido, si no idéntico, sí muy parecido.
Toda esta diversidad de situaciones se unificó tras la guerra social con la
concesión de la ciudadanía plena a la práctica totalidad de los municipios y
ciudades, itálicasl32, con la implantación del nuevo sistema administrativo que
reposaba sobre los ZI viri o IV viri que, como máxima magistratura municipal,
ordenaba también la actividad jurisdiccional.
Después de la guerra social, y a pesar de las discrepancias de algunos autores, a
las que ya nos hemos referido, parece ser que los municipios adquirieron autonomía
jurisdiccional, al menos hasta cierta cuantía y para los litigios que no precisasen
actos de imperium. En la península itálica existirá uniformidad jurisdiccional, con
la implantación del nuevo sistema municipal de ZZ viri y ZV viri, y extensión de la
ciudadanía para sus pobladores. A partir de la guerra social quedarán bien

128 Con semejantes funciones que las de Roma, y con límites a sus multas en 1000 sestercios. Vid.
lex de Malaca (cap.66) y Salpensa (caps.26 y 24). Vid Lex Flavia Municipal cap.19.
129 Estos eran como un apéndice más de la ciudad de Roma y, en muchos casos sus magistrados
eran los de esta ciudad a pesar de la lejanía. Son un ejemplos Ostia o Autium, lugares que nacieron
sin magistrados distintos a los de Roma. Autium nace 416 años después de fundarse Roma y no los
tendrá hasta veintiún años después. Vid. Tito Livio 9, 20, 10. "..Autiatibus qui se sine legibus certis,
sine magistratibus agere querebautur, dati ab senatu ad iura statuenda ipsius coloniae patroni ...".
130 Vid. Ulp. 61 ed. D. 50.1.30: Qui ex vico ortus est, eam patriam intellegitur habere, cui rei
publicae vicus ille respondet.
131 Sobre la diversa denominación que recibieron los gobernadores provinciales vid. Macexl de
08praes. D. 1.18.1; Ulp. 39, ed. D. 1.18.4. Praeses provinciae maius imperium in ea provincia habet
omnibus post principem; En las provincias conocía el gobernador de las causas que en Roma juzgaban
cónsul, pretores o prefecto de la ciudad, Herm. lur: Epit. D.1.18.10 ..ex omnibus causis, de quibus ve1
praefectus urbi ve1 praefectus praetorio itemque consules et praetores ceterique Romae cognoscunt,
- ~

correctorum et praesidum provinciarum est notio. Sobre su forma de administrar justicia vid.
ARANGIO-RUIZ. V., Storia, op, cit, p. 120.
132 Excepto a Preneste y Tibur (Polibio 6, 14 y Tito Livio 43.2), y Cora C.I.L. X p. 465.
Juan Ramón Robles Reyes

delimitadas dos zonas, Ia itálica y la provincial. Esta última gozará de un estatuto


distinto al existente en la península de Italia y, a su vez, entre las própias provincias,
según la ley provincial existente, promulgados por el gobernador con el refrendo del
senadol33. Con el paso del tiempo las diferencias existentes entre las provincias y la
península irán desapareciendo, pasando a ser la misma península itálica un conjunto
de provincias. Además, no puede olvidarse que hablar de Roma, después de la
guerra social, es un concepto muy amplio pues, en menos de cien años, se sucederán
dictaduras como la de Sila, épocas de lucha y el advenimiento del Principado, con
el cambio que el mismo supuso para el Derecho. Prueba de este cambio fue la
creación de nuevas magistraturas, como los pretores especialesl34, los iuridicil35 O
el defensor civitatis, adaptados a la nueva organización administrativa y
jurisdiccional, y, todo ello, con carácter previo a la reorganización administrativa
realizada por Diocleciano. Tampoco hay que olvidar el estatuto especial de las
ciudades de Roma y Constantinoplal36, o los problemas de tipo social y religioso
que, de algún modo, condicionaron y dificultaron la pretendida unidad
administrativa y jurisdiccional.

133 GAUDEMET, J., La jurisdiction provinciale d ápr2s la correspondance entre Pline et Trajan,
en RIDA 11 (1964), pp. 351 y SS. afirma que la diversidad de estatutos y normas a aplicar en los
procesos se debe, no sólo al respeto del derecho local, en cuanto no se oponía a los principios
jurísdiccionales de Roma, sino también, a otros factores, como la ausencia de una cancillera imperial
bien organizada, al menos en los primeros tiempos, lo que daba lugar a una desordenada
administración provincial, y al hecho de que las medidas legales dadas para una zona no serían de
general aplicación, aunque fuesen alegadas como exempla o precedente por los habitantes de otras
zonas. Los problemas jurisdiccionales existentes en las provincias son atestiguados por autores como
Cicerón, In Verr: 11, 2,13,32 o en textos como los edictos de Augusto promulgados por éste para la
Cyrenaica. Con relación a estos edictos y el papel del gobernador, tanto en el supuesto de que litigasen
sólo helenos, lo hiciesen con romanos o existiese sumisión expresa a jueces romanos vid. DE
VISSCHER, F. La justice romaine en Cyrénaique, RIDA (ll), Bruselas, 1964, p. 321 y SS.
134 La existencia de los pretores fideicommissarius o tutelarius se recoge en diversos textos
Justinianeos, como Inst. 2.23.1; D. 1.2.2.32 o D.1.20.4 y D.1.12.1.7, respectivamente.
135 Sobre la competencia de los iuridici vid. MOMMSEN, TH., Derecho Público cit. T.V, pp. 292
y 293.
136 Sobre las competencias del Praefectus urbis de Roma y Constantinopla, vid. CHASTAÑOL,
A., La préfecture urbaine á-Rome sous le Bus-Empire, París, 1960;
C. 1.28.4 (Valent. Theod. Arcad. 391): Omnia corporatorum genera, quae in Constantinopolitanae
civitate versantul; universosque cives atque populares praefecturae urbanae regi moderamine
cognoscas.
137 La rebeldía del pueblo judio motivó que se dictasen constituciones imperiales en las que se
prohibía que los litigios entre judios y cristianos se dirimieran por los consejos de ancianos judios
debiendo remitirse a la jurisdicción ordinaria, Vid. C. 1.9.15. En el mismo sentido, y para cualquier
tipo de asunto en que interveniesen judios C.1.9.8 (Arc. Hon. 398). Sobre la justicia episcopal en las
causas civiles entre laicos, vid. CUENA BOY, F., La episcopalis audientia, Valladolid, 1985.
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

3.- COMPETENCIA POR RAZÓN DE LA CUANTÍA DEL

3.1.- Justificación de la cuantía como criterio competencial

Si atendemos al sentido objetivo de los conceptos jurisdicción y competencia,


este criterio de atribución de facultades al juzgador no debiera existir, habida cuenta
que un magistrado debe de mantener sus prerrogativas jurisdiccionales con
independencia del tipo de peticiones que le formulen las partes litigantes o el valor
del objeto en litigio. De hecho, como concluye De Martinol39, la aceptación de este
criterio competencial, como criterio independiente y con naturaleza propia, hay que
admitirla con muchas reservas. No es preciso decir que mientras Roma no amplió
sus dominios sobre la península de Italia y mientras no existieron municipios o
colonias alejadas de la ciudad de Roma no tuvo justificación el mismo. Su
nacimiento, y siempre con las reservas existentes por la escasez de fuentes, se puede
datar en el s. 1 a. C., siendo su origen consecuencia de la nueva estructura municipal
que se crea con la organización administrativa iniciada por César, y desarrollada,
posteriormente, por Augustol4o. Sobre este tema la opinión de los autores es diversa
y en muchas ocasiones totalmente contradictoria. Según la opinión y concepción
que se tenga respecto al grado de autonomía jurisdiccional que se otorgó a los
magistrados municipales~41,así será el punto de partida en el estudio de este criterio

138 Sobre legislación municipal y limitación de competencia en atención a la cuantía del proceso
vid. BETHMANN-HOLWEG, Zivilprozess, VJI, p.18 y SS. MOMMSEN,TH. Derecho civil, TVIl2,
p.466 y SS.;KASER, M, Das romische Zivilprozessrecht, op. cit. p.173 y SS.GIMENEZ CANDELA,
T., La "Lex Irnitana". Una nouvelle loi municipale de la Bétique, en RIDA, Bruselas, 1983(30).
GONZALEZ, J. Bronces jurídicos romanos de Andalucia, Sevilla, 1990.
139 DE MARTINO F., Storia. 111, pp. 370 y SS.
140 Como señala MANGAS, J., "Leyes Coloniales y Municipales de la Hispania Romana", en
Cuadernos de Historia, Madrid, 2001, pp. 14 y SS, partiendo de la información que nos aporta Plinio
el Viejo (Nat. 4.117; 3.7; 3.18), en la península ibérica no se había producido un desarrollo municipal
importante hasta la legislación cesariana. Realiza este autor un estudio en el que destaca la inexistencia
de colonias latinas en esta zona, por haber recibido estatuto municipal antes de la normativa
cersariana, frente a las doscientas noventa y una ciudades estipendiarias. El resto de las ciudades,
colonias romanas y municipios, romanos y latinos, no sumaban, en su conjunto, la cantidad de ciento
diez.
141 DECLAREUIL, J., Quelques problhes d 'histoire des institutions municipales, París, 1973,
pp. 258 y SS,afirma que en el s. IV la jurisdicción de los magistrados municipales quedó muy reducida
tras la reordenación administrativa realizada por Diocleciano. Según este autor, los estatutos
municipales, ya unificados por la legislación flaviana, habrían quedado anticuados y obsoletos, siendo
los gobernadores, ahora con circunscripciones territoriales muy reduciadas, quienes centralizasen el
poder jurisdiccional.
Juan Ramón Robles Reyes

competencial, pero, en lo que sí parecen estar de acuerdo todos los autores, es en la


idea de que tal criterio supuso un perjuicio en lo que a funcionalidad en la
administración de la justicia se refiere. Se mantenga la tesis de que los magistrados
tenían autonomía jurisdiccional y la perdieron a favor de los prefectos iure dicundo
o el propio pretor de Roma, o bien se tenga la opinión de que los magistrados
adquirieron y conservaron independencia jurisdiccional, sólo limitada hasta cierta
cuantía, lo cierto es que desplazarse hasta la ciudad de Roma, para los asuntos de
una determinada cuantía, suponía una grave molestia para los litigantes,
especialmente para los más pobresl42.
Con la intención de corregir los obstáculos que impedían que se administrase
justicia con fluidez, tanto en la ciudad de Roma, como en los diversos territorios que
se conquistaban, se potenció la descentralización de las competencias de los
magistrados de la Urbe. Dicho proyecto requería, en primer lugar, una
"desconcentración" de las competencias mediante la creación de delegados del
magistrado para, posteriormente, llegar a una descentralización propiamente dicha.
La diferencia de ambos conceptos es importante, en lo que se refiere al tema que
estamos analizando y a la esencia de la administración de justicia en Roma. En
efecto, se comienza por la "desconcentración" de la actividad de los pretores, ya
que para las zonas alejadas de Roma se crearon magistrados delegados del pretor;
eran los llamados praefecti iure dicundol43, cuya competencia nunca fue
concurrente con la de los pretores de Roma sino totalmente subordinada al mandato
recibido por estos. Posteriormente se crearían los consulares por Adriano,
suprimidos por Antonino Pio, e impuestos posteriormente por Marco Aurelio y
Lucio Vero que, con el nombre de iuridicil", se dividieron la península itálica en
cuatro circunscripciones administrativas y jurisdiccionales. En estas zonas
realizarían los iuridici la misma actividad jurisdiccional que la realizada por los
praefecti iure dicundo y tampoco su competencia sería concurrente con la de los

142 Para GIRARD, P,F. L'Organisation judiciaire des romaines, cit. p. 296 los praefecti se habrían
creado en tomo al s. 11 a. C. para descentralizar la administración de justicia, siendo enviados, como
delegados del pretor de Roma, a las localidades más alejadas, con el fin de dispensar a las partes de
acudir a litigar a esta ciudad.
143 Festus. Praefectura: In quam legibus praefecti mittebantur quodanis, qui ius dicerent ...
miserat legibus; Suet.Cae.7,l. narra que César se encontraba en Gades, uno de los más alejados
municipios hispanos respecto a Roma, administrando justicia, como delegado del pretor, cuando
decidió marchar a Roma para hacer cosas más importantes. Según MOMMSEN, TH., Derecho
Público, T. 111, p. 262, estos prefectos que nacieron para Italia y fueron extendidos, posteriormente,
para administrar justicia en los municipios de cives, quedaron inútiles con el establecimiento de la
justicia municipal, siendo abolidos por Augusto.
144 KASER, M., Das romische Zivilprozessrecht, op.cit. p.180. SIMSHAUSER, W. Iuridici und
Munizipalgerichtsbarkeit in Italien, München, 1973.
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

magistrados de Roma.145 El problema se plantea cuando se conceden facultades


jurisdiccionales de carácter exclusivo a magistrados municipales y provinciales,
después de la guerra social, y cuando las provincias aumentan su número y lejanía.
En estos supuestos no nos encontramos ante desconcentración, sino ante
descentralización ya que, facultades que eran exclusivas de los pretores de Roma se
desgajaron en beneficio de los duoviri ( o quattuowiri) en los municipios, así como
en beneficio de los gobernadores en las provinciasl46. El hecho de que se produjeron
problemas de competencia es constatado por los autores147 e igualmente se refleja
en las leyes municipales como la Lex Rubria de la Galia Cisalpina, en la que la
competencia de los magistrados municipales, para ciertos supuestos, aparecía ya
limitada en cuanto al territorio y cuantía en favor de los magistrados de la ciudad de
Roma. La Lex Rubria, junto con otros textos (Frag. Atestino) y la conocida
limitación de los magistrados locales para realizar actos derivados del imperium del
que carecían (missio in bona...), ha llevado a algunos autores148 a pensar que los
pretores nunca perdieron totalmente su poder y competencia, siendo todas las
competencias de los magistrados municipales una delegación de aquellos, para las
cuestiones menos importantes, siendo el resto competencia del estado.
El hecho de que los litigios que llevaban aparejada la condena de infamia
estuviesen sustraidos de la jurisdicción municipal, en favor de los pretores de
Roma; el que estos últimos pudiesen decretar la missio in bona sobre bienes
provinciales, como parece desprenderse de los textos de Cicerónl49, o pudiesen
celebrar la litis contestatio en Roma, en procesos cuya sentencia se dictaría en el
territorio de una provincia~~~,como parece desprenderse de Paul. 17 Plaut.

145 No hay que olvidar que cuando se implantan definitivamente los iuridici por Marco Aurelio
y Lucio Vero, en el año 160 d. C., las competencias de los pretores iban en retroceso por la
implantación del sistema de la extraordinaria cognitio y la creación de funcionarios judiciales con
competencias civiles, como eran los mismos iuridici.
146 Hermog. 2. iur. epit. D. 1.18.10: Ex omnibus causis, de quibus ve1 praefectus Urbi, ve1
Praefectus Praetorio itemque consules, et Praetores ceterique Romae cognoscunt, correctorum et
praesidum provinciarun est notio.
147 Tópico ejemplo es Cicerón con "las Verrinas" o In Verres.
148 G. PUGLIESE. 11 processo Civile Romano 11. p. 156. MOMMSEN, TH. Derecho Público,
T.VIl2, pp. 463-469; GIRARD, Organisation Judiciaire des Romains, p. 301 y SS. DE MARTINO,
Storia, op.cit. pp. 363 y SS hace un interesante análisis de esta cuestión recogiendo la opinión de
autores como Niebuhr, para quien los municipios mantuvieron su independencia con la lex Julia y
otras, por las que se concedió un estatuto uniforme y de respeto a los derechos municipales y sus
nuevos magistrados. Por contra, como señala De Martino, otros autores, como Puchta, mantienen la
idea de que los municipios tuvieron en origen autonomía pero posteriormente la perdieron a favor de
los nuevos praefecti iure dicundo.
149 Cic. Pro Cincio 6 y SS,28.78,83.
150 Ulp. 12 ed. D.4,6,28,4 . .. si minus, videri esse experiendipotestatem,quiaet Romae contestari
litem potuit.
Juan Ramón Robles Reyes

D .5.1.28.4151, ha servido para mantener la tesis contraria a la descentralización en


favor de la unidad competenciall52. Esta última tesis tiene una parte de veracidad
irrefutable, ya que el hecho de que el pretor de Roma tuviese siempre atribuida
competencia en los litigios más importantes y pudiese atraer hacia su competencia
ciertas cuestiones derivadas de la falta de imperium de los magistrados municipales
podría llevar a esta solución, pero esto no es del todo acertado, ya que el. resultado
de la guerra social y de la estructura jurisdiccional proyectada para provincias y
municipios pasaba por dejar parcelas de competencia jurisdiccional a los
magistrados municipales con carácter exclusivo, aunque fuese para temas que no
tuviesen especial importancia para el estado en atención a su cuantía153 (10.000 ó
15.000 sestercios, según Ley Rubria o Frag. Atestino, así como aquellos procesos
con penas que no llevasen aparejada la infamia o pérdida de libertad). La paz que
siguió a la guerra social debió tener en esta concesión de competencias una de sus
bases, del mismo modo que en las provincias sería precisa tal concesión por mera
cuestión de pragmatismo y agilidad procesal.

3.2.- La cuantía. Concepto y valoración de la misma.

La cuantía como criterio delimitador de la competencia jurisdiccional es


aceptado por la doctrina y ya hemos comprobado como la Lex Rubria, Fr: Atestinum
o la Lex Irnitana así lo ratifican, pero, con carácter previo habría que determinar
qué se consideraba "cuantía" de un procedimiento y cómo se obtenía la misma.

151 Paul 17 ad Paut D. 5,1,28,4: Sed et si dies actionis exitura erit, causa cognita adversus eum
iudicium praetor dure debet, ut lis contestetur ita, ut in provinciam transferatul:
152 GIRARD, P.F., L'Organisation judiciaire des romains op. cit. p.317 mantiene que los
magistrados de Roma no perdieron su competencia. Afirma este autor que es principio fundamental
de la constitución romana, la inexistencia sobre territorio perteneciente a Roma, de otra autoridad
judicial distinta a la de los magistrados de la ciudad de Roma, aunque, fuera de esta ciudad, o de la
península, debían ejercerla por medio de sus delegados, siempre que no lo hiciesen de forma directa.
153 De los fragmentos encontrados de las diversas leyes municipales españolas, como los de
Salpensa, Malaca, Osuna o, más recientemente, la Lex Irnitana, se desprende que la cuantía
económica hasta donde eran competentes sus magistrados no alcanzaría la importancia de municipios
más poblados, como eran los existentes en la zona de las Galias, y, por tanto el límite de 1.000
sestercios establecido para el municipio de Irni 4ap.84-, sería una cuantía media, que ascendería en
el municipio de Malaca, por tener mayor población e importancia, pero sin alejarse demasiado de
aquella. Cuestión distinta era la competencia para realizar embargos o imponer multas, que podían
superar dicha cantidad, como atestigua el cap. 19 de la Lex Irnitana, permitiendo imponer multas de
5.000 sestercios por persona y día, o embargar bienes hasta la cuantía de 10.000 sestercios. A
propósito de los textos de las leyes de Salpensa, Málaga y Osuna vid. Historia de España, V.11, la
España Romana, de MENÉNDEZ PIDAL, R., pp. 416 y SS.Dicha obra es interesante por acompañar
al texto latino la transcripción paleográfica de E. Hübert, así como precisas fotografías de los bronces
donde se observa el estado de aquellos, en el Museo Arqueológico de Madrid.
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

El término "cuantía" haría referencia al valor del procedimiento, o si se quiere


ver así, referencia al valor de la cantidad, objetos o derechos reclamadosl54. Un
problema de gran trascendencia es el de establecer un criterio para la valoración o
cálculo de los mismos. En su cálculo aparecen multitud de peculiaridades: en
primer lugar se podría citar el fragmento de Paul. 62 ed. D.2.14.9.1 en el que este
jurisconsulto nos informa acerca de cómo se ha de obtener la cuantía del
procedimiento. A tal efecto, Paulo deja sentado el principio general de que la
cuantía de una deuda se refiere a la cantidad total reclamada y no a cada una de las
cantidades que se reclamasen por separado por un mismo deudor y por un mismo
conceptol55.

Paul. 62 ed. D.2.14.9.1: Cumulurn debiti et ad plures summas referemus, si


uniforte rninutae sumuae centum aureorum debeuntul; alii vero una summa
aureorum quinquaginta: nam in hunc casum spectabimus summas
plures,quia illae excedunt irz unam sumrnam coadunatae....

Este principio parece lógico, y guarda coherencia con la afirmación de Paulol56


que señala que la causa mayor atrae hacía sí la cognición de la causa menor y no a
la inversa, así como con Pap. 10 resp. D. 2.14.8. (Maiorem esse partem pro modo
debiti, non pro numero personarum placuit ...), de modo que no parece que exista
discordancia al respectol57. El último párrafo, Ulp. 6 fideic. D.2.1.19 es
determinante al respecto al señalar que "cuando se pregunta sobre la cuantía
correspondiente a una jurisdicción, se debe atender siempre a la cuantía de la
petición, no a la cuantía de la deudaW.l58

154 La Lex Irnitana, en su cap. 84 hace referencia a la acción, petición o persecución que
privadamente se realicen en dicho municipio, de hecho la rúbrica expresamente se refiere a Quarum
rerum et ad quantam pecuniam in eo municipio iurisdictio sit, . En el mismo capítulo de la citada ley
se incluye en la cuantía el valor de la promesa que se haya realizado, mientras que, por el contrario,
este criterio quedará relegado, cualquiera que sea la cuantía, cuando la acción provenga de actividad
mercantil de las que en dicho capítulo se consideran infamantes, tales como sociedad, fiducia o
mandato, cuando existiese dolo. Igualmente se hace referencia en ambos capítulos, a los supuestos de
fraude en la determinación de la cuantia litigiosa, dividiendo el asunto, o reclamando sobre asunto que
en Roma sería enjuiciado por recuperatores.
155 Vid. Lex Irnitana, op.cit.cap. 89
156 P. S. 1,12,8: Per minorem causam maiori cognitioni praeiudicium fieri non oportet maior
enim quaestio minorem causam ad se trahit.
157 En iguales términos Gai. 1 ed. prov. D.2.1.11.
158 Ulp. 6 fideic. D.2.1.19: Quotiens de quantitate ad iurisdictionem pertinente quaeritu~;semper
quantum petatur quaerendum est non quantum debeatur:
Juan Ramón Robles Reyes

De la afirmación de Ulpiano se puede deducir que en los municipios (o al menos


en aquellos de los que sabemos que hubo limitación cuantitativa para sus
magistrados municipales), el acreedor que tuviese varias deudas sin abonar por el
deudor podría solicitar su pago de forma conjunta hasta que el montante de las
mismas alcanzase el límite de la competencia del dunviro o prefecto, ya que, si la
totalidad de cantidades impagadas por el deudor o los objetos reclamados superaban
el límite máximo de los magistrados en aquella localidad, el juez estaría
imposibilitado de dictar sentencia válida y habría de remitirse la resolución del
procedimiento al gobernador o alguno de los prefectos enviados por Romal59.
Sea como fuere, lo cierto es que en un primer momento de la Historia de Roma
no existieron problemas de competencia jurisdiccional en atención a la cuantía del
procedimientol60. La explicación es sencilla, dado que la competencia de rey,
cónsules, pretores o ediles no tendría límite por este motivo en la ciudad de Roma.
El problema se planteó al producirse la ampliación territorial, con la consiguiente
creación de magistrados dotados de facultades jurisdiccionales para estos nuevos
territorios y la existencia de leyes municipales en las que se limitaba la iurisdictio
de estos magistrados a una cuantía determinada.
Hasta que se conocieron los estatutos municipales del sur de Hispania en el
s.XIX y, especialmente, tras la aparición en Sevilla, a comienzos de 1981, de las
tablas correspondientes al municipio de Irni (la llamada lex Irnitana), los textos que
habían arrojado luz al respecto, al mismo tiempo que sembrado dudas, eran la Ley
Rubria de la Galia Cisalpina, que limitaba la competencia jurisdiccional de los
magistrados locales hasta el límite de 15.000 sestercios,161 y el Fragmento Atestino,
que fijaba dicho límite en 10.000 sestercios. Junto a estos textos hay que añadir las
referencias de Gai. 1 ed. prov. D. 2,1,11162 en las que se demuestra que los

159 La figura del prefecto adquirió gran importancia en la organización municipal provincial,
como lo demuestran las leyes municipales encontradas en el sur de España. La lex Irnitana, en sus
caps. 24 y 25 se hace mención expresa al prefecto del emperador Domiciano y al derecho del prefecto
dejado por un dunvir. En ambos casos el prefecto ostenta todas las funciones jurisdiccionales del
dunvir, siendo distinto sólo su nombramiento. En el primer caso era nombrado por el emperador, al
serle ofrecido el cargo a éste, que, obviamente, nombraba un delegado, y, en el segundo, son los
propios dunviros que se ausentan de la ciudad los que procedían a delegar facultades. En este último
caso no cabía la subdelegación, ausencia de la ciudad, o adquisición de la ciudadanía como premio.
Vid. D'ORS, A, y D'ORS, J, Lex Imitana, texto bilingüe, op. cit. p. 18.
160 Para MOMMSEN, TH., Derecho Público, T.Vl2, p.469, cunca llegaron a existir problemas
ya que, cuando la justicia municipal era competente, no cabía ningún tipo de concurrencia. A pesar de
su afirmación este mismo autor, y en la misma página admite que siempre existió una lucha por los
políticos de la urbe para limitar sus competencias, haciendo una interpretación restrictiva de las
mismas, lo que dio lugar a conflictos.
161 Girard P.F., y Senn F. Textos. Ley de la Galia Cisalpina 21-22,
162 Sobre las posibles interpolaciones en el texto y su aplicación vid. PUGLIESE, G., 11 processo
civile, cit. p.149 y SS.
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

problemas de competencia entre magistrados municipales y pretores de Roma, o


gobernadores provincialesl63, eran reales y frecuentes en acciones de división de
herencias, de copropiedades o deslinde de fincas.
El fragmento de Gayo es muy conocido y viene a dar solución a la problemática
que se derivaría del ejercicio de diversas acciones en un mismo proceso que,
individualmente no superarían la cuantía máxima de que podía conocer el
magistrado pero que, en su conjunto, excedían de la misma. Además de estos
supuestos de existencia de acciones conexas o pluralidad de partes, también recoge
el fragmento el supuesto inverso, es decir, que un proceso de cuantía litigiosa
superior a la máxima permitida, fuese sustituido por varias demandas, de igual
objeto, partes y causa de pedir, para burlar la limitación legal.

Gai. 1 ed. prov. D. 2.1.11.

Si idem curn eodem pluribus actionibus agat, quarum singularum quantitas


intra iurisdictionem iudicantis sit, coacewatio ver0 omnium excedat
rnodum iurisdictionis eius: apud eum agi posse Sabino Cassio Proculo
placuit: quae sententia rescripto Imperatoris Antonini confirmata est.

1.- Sed et si mutuae sunt actiones et alter rninorem quantitatem, alter


maiorem petat, apud eundem iudicem agendum est ei qui quantitatem
minorem petit, ne in potestate calumniosa adversarii mei sit, un apud eum
litigare possim.
2.- Si una actio comrnunis sit plurium personarum, veluti familiae
erciscundae , communi dividundo, finium regundorum, utrum singulae
partes spectandae sunt circa iurisdictionem eius qui cognoscit, quod
Ofilioet Proculo placet, quia unusquisque de parte sua litigat: un potius
tota res, quia et tota res in iudicium venit et ve1 uni adiudicari potest, quod
Cassio et Pegaso placet: et sane eorum sententia probabilis est.

Sin entrar en la amplia polémica doctrinal acerca de si las cifras de 15.000


sestercios, de Ley Rubria, o 10.000 sestercios, del Fragmento Atestino, eran las

163 Como señala GIRARD, P.F. L'Organisation judiciaire des romains cit. p. 331-2, en España la
jurisdicción civil, criminal y administrativa la ostentó el gobernador provincial personalmente, o por
delegación suya, sin ningún tipo de restricción, como sucedió para otras zonas, como Sicilia.
Juan Ramón Robles Reyes

cantidades que Roma estableció con carácter generall64como límite para el


conocimiento de los magistrados locales o si, por el contrario, fueron disposiciones
concretas dadas para ser aplicadas sólo en estos municipios,l65 lo cierto es que aquí
se recogen unas soluciones a los conflictos de competencia entre los magistrados
locales y los de Romal66.
En un análisis de los diversos litigios que pudieran plantearse, parece obvio que,
una vez establecida la limitación competencial en una determinada cantidad de
sestercios, no surgirían dudas en aquellos procesos que versasen sobre una cantidad
de dinero u objeto certum, pues aquí el valor del procedimiento permitiría, de
inmediato, conocer la competencia o incompetencia del magistrado. Por contra, en
todos aquellos procedimientos en que el objeto litigiodo fuese un incertum o un
objeto de difícil valoración, ¿Qué criterio habría de seguir el magistrado? ¿Resolver
el procedimiento en el municipio, o enviarlo directamente a la competencia del
gobernador o pretor y jueces de Roma?. De los fragmentos de la Ley de la Galia
Cisalpina, y de acuerdo con Pugliese,l67 se llegaría a una solución de compromiso
entre magistrado y juez, de una parte, y, de otra, con las partes intervinientes en el
procedimiento, ya que, como señala la citada ley, el magistrado incluiría en la

164 El descubrimiento de los fragmentos de bronce en Hispania, en donde se recogían los estatutos
de los municipios de Urso, Malaca, Salpensa y, en los últimos años, del municipio de Irni, ha llevado
a la mayoría de los autores - D'ORS, A. y D'ORS, J. "Lex Irnitana", en nOl de Cuadernos
Compostelanos, Univ. de Santiago de Compostela, 1988 - a afirmar que existió un modelo municipal
único, (fijado por la propia lex Iulia municipal, que, con adaptaciones, según la categoria y entidad del
municipio, establecería un Iímite jurisdiccional cuantitativo distinto. Prueba de lo expuesto, según
afirma D'ORS, A, Lex Flavia Municipal, p. 154, Roma, 1986, es para este municipio el límite
jurisdiccional establecido distinto al existente en las Galias. GIRARD, P.F., Organisation judiciaire
cit. p. 306. n.3, citando a De Ruggiero, afirma que los magistrados municipales pudieron tener como
límite de su competencia la cantidad que tenían fijada como máximo los ediles curules de la Roma,
citando, para el Bajo imperio, la cantidad de 1000 sestercios, lo que guardaría relación con la Lex
Malacitana. Esta hipótesis sería válida para municipios pequeños, como Irni, pero resulta de muy
difícil justificación para los municipios galos.
165 TORRENT, A,, en "lurisdictio" de los magistrados municipales, op. cit. pp.159 y 160,
propone la tesis de que la diferencia de cuantía competencia1 obedeció a una cuestión inflacionista
padecida en el último siglo de la república. Esta tesis se apoya en el contrasentido de que Capua
tuviese como Iímite 20.000 sestercios, mientras que la Galia Cisalpina tuviese 15.000. La referencia a
la inflación, que indudablemente debió ser tenida en cuenta por los emperadores, no se ve corroborada
con los textos municipales dados por los Flavios, en donde parece ser la importancia del municipio el
criterio preferente para establecer la cuantía.
166 En Gai. 1 ed. prov. D. 2.1.11.2 se observa la discrepancia entre juristas en la determinación
de la cuantía del procedimiento ... quod Ofilio et Proculo placet ... Quo et Cassio et Pegaso placet; et
sane eorum sententia probabilis est. En parecidos términos Paul. 13 ad Sab. D. 5.1.58 : Iudicum
solvitur vetante eo qui iudicare iusserat, ve1 etiam eo qui maius imperium in eadem iurisdictionem
habet, ve1 etiam si ipse iure eiusdem imperii esse coeperit, cuius erat qui iudicare iussit.
167 PUGLIESE, op. cit. p.146.
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

fórmula un límite o taxatio al juez para que éste, en su condemnatio no sobrepasase


tal cantidad, límite de su competencia. De este modo el demandante renunciaría al
cobro de la cantidad que excediese de dicha taxatio, pero, como contraprestación,
sería tramitado el procedimiento en su municipio. Esta sería la solución más
habitual. Igualmente sería preciso en muchas ocasiones la aquiescencia del
demandado en el sentido de contestar la demanda en el municipio y no oponerse a
la misma en atención a la incompetencia del magistrado locall68. En este segundo
supuesto, se viene a reconocer la sumisión tácita o expresa del demandado como
una forma de derogar la incompetencia del magistrado. Esta tesis viene apoyada por
el texto de Gai. 1 ed. prov. D. 2,l. 11 ya que, a pesar de las discrepancias que surgen
de dicho fragmento por las posibles interpolaciones, sobre todo en su párrafo lo, el
fragmento guarda coherencia con el espíritu de la creciente ampliación de
autonomía de los magistrados locales, aunque impidiendo que el mero capricho de
una de las partes reenviase sistemáticamente todas las causas a los magistrados de
la ciudad de Roma 169.
El citado fragmento de Gayo hace referencia en sus dos párrafos a la
problemática existente en los casos en que se presentaban acciones conexas ("si
idem, cum eodem actionibus agat ") o acciones con pluralidad de personas ("si una
actio communis sit plurium personarum veluti"). Se debe atender en ambos casos a
la cantidad menor de cada una de las acciones ejercitadas y no al conjunto de
acciones o bienes a dividir, ya que, de no actuar así, sería relativamente fácil burlar
la competencia de los magistrados locales con sólo reconvenir ejercitando una
nueva acción contra la parte contraria y sobrevalorar el objeto litigioso. Las leyes
de enjuiciamiento modernas, como señala Biondi170, están a favor de la tesis
contraria, atendiendo a la idea de que el magistrado o juez que puede resolver lo
más importante para la sociedad, es decir, el caso principal, estando igualmente
cualificado para enjuiciar las incidencias del mismo.
Los procesos sobre libertad171 no plantearían, en cambio, problemas de
competencia ya que, como señala el célebre fragmento de Paulol72, Libertas
inaestimabilis res est. Por esta causa, de este tipo de litigios estaban excluidos los

168 Estaríamos ante un supuesto de sumisión tácita, permitido por la ley, siempre que no versase
sobre materias reservadas al estado. En Irni se establece que la cuantía sobre la que tenían competencia
de los ediles, que era de 200 sestercisos, se igualase a la de los dunviros en el supuesto de sumisión
expresa, caps. 19 y 84, infine.
169 En parecidos tCrminos la distinción que aparece en GIFFARD, A., "Etudes de droit Romain".
París, 1972, p.118 la distinción entre maiores y minores causas en el Bajo imperio romano, según
excediesen de 300 sólidos de oro.
170 BIONDI, B., La compensazione ni1 diritto romano. (1929) in A.P. 12, p. 221,
171 Estos procesos se reservan con carácter expreso a la competencia del gobernador provincial
en la Ley de Irni, cap. 84.
172 Paul, 2 ed. D. 50.17.106.
Juan Ramón Robles Reyes

magistrados locales, pues, al ser cuestión de valor inestimable, la competencia


excedía de los 10.000 ó 15.000 sestercios que figuraban en los distintos estatutos
municipales (la cuantía podía variar como se ha apuntado por meras cuestiones
inflacionistas) y la competencia era exclusiva del gobernador en las provincias y de
los magistrados de la ciudad de Roma en Italial73.
Cuestión conexa a la anterior es la que se puede plantear en el supuesto de que
sean varios las personas que tienen una misma acción contra un deudor. En este
supuesto, en el que realmente lo que se plantea es la posibilidad de que exista un
litisconsorcio, tanto pasivo como activo, Paulol74 es también claro ya que, se trate
de banqueros, prestamistas, estipulantes o tutores, la regla es la misma, todos los
acreedores o deudores aparecerán como una sola persona, pues una es la deuda, sin
que tenga preferencia el número de acreedores frente a la cuantía de ésta.
Otra cuestión que plantea dudas sobre el tema expuesto es la recogida en Jul. 5.
dig. D. 5.1.74.1175. En dicho fragmento se admite la posibilidad de que las partes
en litigio pudiesen convenir176 que el juez conociese y dictase sentencia sobre un
asunto cuya cuantía excedía de su competencia. Es decir, que por acuerdo de las
partes se pudiese derogar la limitación cuantitativa a la que nos hemos venido
refiriendo. Dicha afirmación podría parecer un contrasentido ya que, si se establecía
legalmente una limitación a la competencia de los magistrados municipales, se
entiende que era para ser cumplida y no derogada arbitrariamente por los litigantes,
sustrayendo a los magistrados de Roma el conocimiento de estos litigios. El texto
de Juliano citado, se encuentra apoyado por otro de Paulo en el que, de forma clara
se enuncia la posibilidad de someterse a los jueces municipales en temas que
excedían la cuantía legalmente establecida.

Paul 1 ed. D. 50.1.28: Inter convenientes et de re rnaiori apud rnagistratus


municipales agetul:

De lo expuesto en es'te capítulo, así como de los textos expuestos, se pueden


sacar conclusiones diversas. Desconocer la virtualidad de los textos de Paulo o

173 De hecho se podían desobedecer impunemente las sentencias dictadas por jueces que juzgaban
sobre cuantía más allá de su jurisdicción: Paul 1 ed. D. 2.1.20: Extra territorium ius dicenti impune
non paretul: Idem est et si supra iurisdictionem suam velit ius dicere.
174 Paul62 ed. D.2.14.9 pr: Si plures sint qui eandem actionem habent, unius loco habentur ... y
Pap. 10 resp. D.2.14.8.
175 Jul. 5 Dig. D.5.1.7: ludex, qui usque ad certam summam iudicare iussus est, etiam de re
maiori iudicare potest, si inter litigatores conveniat.
176 Sobre la posibilidad de somerse voluntariamente a los magistrados municipales, incluso en
asuntos que excedían de sus competencias, vid. Lex irnitana, cap. 84. En este capítulo se posibilita a
las partes la elección de acudir ante el gobernador provincial, previo vadimonium, o bien someterse a
los jueces y árbitros locales. Dicha sumisión se extiende incluso a los ediles locales.
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

Juliano, sería entender que los juristas justinianeos incluyeron unos supuestos que
no eran de aplicación, circunstancia esta poco probable. Por el contrario, entender
que no existió la limitación cuantitativa en la competencia de los magistrados
municipales tampoco parece lógico si atendemos a las fuentes existentes. La
conciliación entre ambas concepciones se halla, de una parte, en admitir que Roma
limitó la competencia de los magistrados municipales, entendiendo que, a partir de
determinada cuantía no tendrían competencia, siendo competentes los magistrados
de la urbe, pero, de otra parte, admitiendo que las partes podían someterse
expresamente a magistrados y jueces municipales, en principio incapacitados para
dictar válidamente sentencia, derogando el principio general de competencia
cuantitativa. Con la sumisión expresa de las partes el magistrado y juez,
respectivamente, participaban de las características de los árbitros ya que las partes
se sometían a la jurisdicción de personas que, sin el compromiso previo, no tendrían
competencia para resolver el litigio planteado. A pesar de que ésta parece ser la
conclusión lógica, tampoco existe ningún texto que permita dirimir el tema con total
certeza, dejando abierta la polémica doctrinal.
La cuantía también fue un criterio que incidió en la competencia de otros
órganos judiciales y jurisdiccionales. Baste recordar el límite que centumviri o
defensor civitatis tenían para resolver litigios derivados de cuestiones sucesorias
cuya cuantía excedía de cien mil sestercios.177
El criterio jurisdiccional que determina la competencia del órgano jurisdiccional
para el conocimiento y resolución de un litigio en atención a la cuantía de éste, por
analogía a la práctica romana, es un criterio que ha sido acogido por la totalidad de
las legislaciones modernas, estableciéndose procedimientos y magistrados distintos
en atención a las diversas cuantíasl78. En las legislaciones modernas se otorga

177 Vid. KASER, M., Das romische Zivilprozessrecht, cit. p. 54. En el Bajo imperio también se
aprecia que el aspecto cuantitativo del pleito sirvió para determinar competencias jurisdiccionales.
Prueba de ello es la constitución dada por los emperadores Valentiniano y Valente de año 365, en la
que se establece que el defensor civitatis tendrá competencia para resolver todas las contiendas
judiciales cuya cuantía no exceda de cincuenta sueldos, debiendo remitir las cuestiones que superasen
tal cantidad a los gobernadores provinciales: C.1.55.1 Si quis de tenuioribus ac minusculariis rebus
interpellandum te esse crediderit, in rninoribus causis, id est usque ad quinquaginta solidorurn
summam, acta iudicialia conficias, scilicet ut, si quando quis ve1 debitum iustum ve1 servum, qui per
fugam fierit elapsus, ve1 quod ultra delegationern dederit postulaverit ve1 quodlibet huiusmodi, tua
disceptatione restituas. Justiniano, en un intento de reimplantar la antigua figura del defensor civitatis,
establece en la Nov. 15 (533, entre otras medidas, que los defensores de las ciudades tengan
competencia jurisdiccional hasta la cantidad de trescientos aureos o sueldos.
178 La Ley de Enjuiciamiento Civil española de 1881, en su T.11, cap.lO,establecía la distinción
entre los procedimientos de mayor cuantía, menor cuantía, cognición o verbal en atención a la cuantía
del procedimiento, estableciendo una serie de reglas para el cálculo de la misma. Este criterio ha sido
seguido por la vigente Ley de Enjuiciamiento Civil 112000, de 7 de Enero, que establece la cuantía de
quinientas mil pesetas, como criterio delimitador entre los procesos Verbal y Ordinario, - arts. 249 y
250, respectivamente-. Incluso se fijan unas normas para determinar la cuantía del proceso -m. 251-
y la impugnación por el demandado, si discrepase de la misma. -art.255-.
61
Juan Ramón Robles Reyes

competencia a los juzgados y tribunales de superior grado, no sólo por la cuantía de


los procesos, sino por su superior preparación y cercanía al poder político, aunque
manteniendo siempre su independencial79. Este parece ser el principio que guió el
pensamiento de Roma al establecer este criterio competencial, atrayendo a la
competencia de los pretores y jueces de esta ciudad, los litigios municipales de
carácter civil que tuviesen una cuantía económica considerable o fuesen
importantes para los intereses generales, dejando la resolución de los restantes
litigios a los magistrados municipales.
De las fuentes que nos han llegado, así como de la opinión de los diversos
autores que han estudiado el temalso, se puede concluir que los magistrados
municipales pudieron evitar las limitaciones que por razón de la cuantía del pleito
se les imponían pero, por el contrario, se mantuvieron restringidas sus competencias
cause materiae en atención a la ausencia de imperium,l81. Como señala
Mommsenl82 podía el pretor intervenir contra las autoridades municipales que
excediesen su competencia, como se desprende de una ley Aelia, el Frag.
Atestino183 y la referencia a una ley Roscia que permitía la revocatio a Roma de los
procedimientos de cuantía superior a la autorizada a los magistrados municipalesl84.
De lo anteriormente expuesto, se desprende que la competencia jurisdiccional,
atendiendo a la cuantía de los procedimientos, es un tema que en todas las épocas

179 Los miembros del Tribunal Supremo español son designados por los representantes de los
partidos políticos mayoritarios
180 Para PUGLIESE,.G., 11 processo formulare. op. cit. pp. 145 y SS.,los magistrados urbanos no
tuvieron ninguna limitación competencial derivada del valor del litigio, incluidos los ediles curules,
creándose la competencia en base a este concepto para los magistrados locales y como una forma de
mantener el control por parte del estado.
181 El capítulo 84 de la Lex Imitana, excluye de la jurisdicción de los ediles, cualquiera que sea
la cuantía del litigio, aquellos procesos que, por tratarse de acciones infamantes, las criminales; sobre
status de libertad; por desacato a un interdicto o decreto del magistrado; acciones contractuales de
sociedad, fiducia y mandato, cuando exista dolo; acciones de depósito y tutela, cuando resulte
condenado el mismo depositario o tutor; actio de dolo y fraude; actiofurti y la actio iniuriarum contra
persona libre, entre otras acciones. En todos estos casos sería competente, como señala D'ORS, A,
Lex Flavia municipal, op. cit. p. 172, el gobernador de la provincia, salvo que las partes se sometiesen
de forma expresa a la jurisdicción de los dunviros, y no se tratase de jurisdicción criminal.
182 MOMMSEN, TH., Derecho Público, V, p. 468.
183 Fragmentun Atestinum. ...et si ea res HS CCICC minorisve erit, quo minus ibi de ea re iudex
arbiterve addicatur detul; ..
184 Fragmentum Atestinum. ..sive illud plebi scitum est, quod L. Roscius ad. V eid Mart. populum
plebemve rogavit , quodprivatim ambigetul; iuris dictio iudicis arbitri recuperatorum datio addictiove
fuit quantaque rei pecuniaeve fuit: eius rei pecuniaeve quo magis privato Romae revocatio sit..;
KASER, M., Das romische Zivilprozessrecht, cit. p.177.
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

ha preocupado al legislador, reservando los asuntos de mayor cuantía a los juzgados


superioresls5, aunque persistiendo, también a lo largo de los siglos, problemas
derivados de la competencia exclusiva de los órganos inferiores, ya sea por la
materia a tratar, por la determinación de la cuantía o la mera sumisión de las partes.
No queda claro, a la vista de las distintas posiciones doctrinales, si los magistrados
de Roma pudieron sustraer competencias a los magistrados municipales, por tener
estos competencias exclusivas, pero lo que sí parece cierto es que, con el paso del
tiempo y la nueva estructura administrativa que introdujo el principado, los
magistrados de Roma dirimirían las dudas respecto a los problemas de competencia
entre la jurisdicción municipal y la del gobernador provincial o el propio pretor de
Roma.

4.-COMPETENCIA EN A T E N C I ~ N AL LUGAR DE CUMPLIMIENTO DE LA


Y FUERO COMPETENTE
OBLIGACIÓN. R E L A C I ~ NENTRE LOCUS SOLUTIONIS~S~

4.1.- Introducción

Existe una relación muy estrecha entre el locus solutionis (lugar del
cumplimiento de la obligación) y el fuero competente para reclamar judicialmente
el cumplimiento de la prestación esperada y que no se realiza de forma voluntaria
por el deudor. Esta relación es muy estrecha, hasta el punto de determinar la
competencia jurisdiccional en algunos supuestos pero, es importante precisar que,
no siempre el locus solutionis coincidía con el domicilio del deudor, ni con el locus
petitionis, ni con el lugar de celebración del contrato.
En una primera aproximación hay que señalar que es frecuente que el lugar del
cumplimiento de la obligación determine el lugar competente para iniciar el
procedimiento en aquellos contratos, como los de prestación de servicios187 o de
ejecución de obras, en los que las prestaciones están muy delimitadas
territorialmentelss. Ejemplo paradigmático189 es Iav. 6 ex Cass. D.38.1.21

185 Para TORRENT, A,, La "iurisdictio" de los magistrados municipales, op. cit. p. 161, al ser
Roma la que establecía los límites de competencia para los municipios, lo que hizo fue crear una
jurisdicción superior -la de la urbs- sobre la municipal.
186 Con carácter general Vid. AMARELLI, E, Locus Solutionis, contributo alla teoria del luogo
dell' adempimento in diritto romano. Milán. 1984. IGLESIAS, J., Derecho romano, p.207, Barcelona,
1972, entiende que este fuero es especial por la relación jurídica precedente y lo designa como forum
destinatae solutionis.
187 Estos supuestos eran especialmente frecuentes en los procedimientos en los que se habían de
rendir cuentas por banqueros, administradores o tutores.
188 LEONI., Solutionis locus, in Studi Schupfer, 1, Torino, 1898 (Roma 1975) pp.87 y SS. señala
que en las obligaciones de hacer, el lugar del cumplimiento es aquél donde la prestación debe ser útil,
por ejemplo en el caso de operas -Dig. 38.1.21-, o en la actio ad exhibendum, -D.10.4.4.1.-
189 En el mismo sentido Gai. 23 ed. prov. D. 42.5.3.
Juan Ramón Robles Reyes

fragmento en el que se señala expresamente que los servicios que ha de prestar el


liberto son exigibles allá donde tenga su domicilio el patrono, aunque hubiera de
pagar los gastos de desplazamiento.

Operae enirn loco edi debent ubi patronus rnoratul; surnptu scilicet et
vectura patroni.

Esta afirmación, aunque compartida por un amplio sector de la doctrina, para


quienes el fuero competente es aquél en el que el acreedor espera que la prestación
se cumpla, es matizada por algunos autores como Mommsenl9o o Massollgl, que
apelaban en esta materia al estudio de cada caso, en particular el primer autor,
decantándose el segundo por el domicilio del deudor, como fuero preferente.
Otros autores, como es el caso de Savigny, afirman, después de profundas
reflexionesl92, que la obligación se contrae en el lugar de celebración del contrato,
pero en los supuestos de débito de cosa individualmente determinada, es en el lugar
en el que se debe entregar la cosa donde se produce el incumplimiento y es allí
donde se debe demandar judicialmente. Esta solución según el mismo autor, no
variaría en el caso de que se tratase de cosas fungibles, ya que la obligación de
entrega nace del contrato pero puede cumplirse en cualquier lugar y, por tanto, no
tiene por qué coincidir con el lugar en el que se celebró el contrato o el lugar en el
que habita el deudor (forurn contractus o forurn dornicilii). A este respecto se apoya
Savigny en el fragmento de Gayo, recogido en Gai. 9 ed. prov. D.13.3.4 para
afirmar que el lugar del cumplimiento de la obligación, lejos de determinar el fuero
competente depende en cambio de éstel93. El texto de Gayo establece que, en los
supuestos que no se hubiese determinado por las partes el lugar que se ha de tomar
como referencia para valorar el objeto litigioso, se atenderá, primeramente, al lugar
en que debió de entregarse y, en su defecto, al lugar en que se realizase la petición.

190 Vid. AMARELLI, F., h c u s Solutionis, op. cit. p.26, n.26 "FR. MOMMSEN Beitrage zurn
Obligationenrecht. Die Unmoglichkeit der Leistung in ihrern Einjluss auf obligatorische Verhaltnisse,
Braumschweig 1853; 11 Zur Lehre von dem Interesse, Braumschweig 1855; Die Lehre von der mora
nebts Beitragen zur Lehre von der culpa, Braunschweig 1855"..
19 1 MASSOL., Du lieu du paiement et du lieu de la cornpetence dans le cas du paiement en droit
rornain et en droit francais, París, 1882.
192 Vid. SAVIGNY: Systern des heutigen romischen Rechts, Berlín, 1849 y Das Obligationenrecht
als Theil des heutigen rornischen Rechts, Berlín 185 1 , pp.508 y S S .
193 SAVIGNY., op. cit., p. 230. En el mismo sentido parecen expresarse los fragmentos recogidos
en D. 12.1.22 ...Interrogavi, cuius loci pretiurn sequi oporteat? Respondit, si convenisset, ut certo loco
redderetul; quanti ea loco esset,si dictum non esset, quanti ubi esset, petitum., o D.33.1.1.Curn in
annos singulos quid legaturn sit neque adscriptum, quo loco detur: quocurnque loco petetur dari debet,
sicuti ex stipulatu aut nornine facto petatux
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

Gai. 9 ed. prov. D. 13.3.4: Idemque iuris in loco esse, ut primum aestimatio
sumatur eius loci, quo dari debuit, si de loco nihil convenit, is locus
spectetul; quo peteretur: quod et de ceteris rebus iuris est.

Este texto, citado por Savigny, no es el único que indica que el lugar del
cumplimiento de la obligación determina el fuero competetente ya que Gayo, con
relación a la venta de bienes en subasta judicial, en D. 42.5.3, afirma que dichos
bienes se han de vender, finalmente, donde uno hubiere contratado, considerando
este lugar como aquél en que se debió de pagar el dinero, entendiendo que el
contrato no se hizo solo donde se ha convenido, sino donde hay que pagar la deuda.

Gai. 23 ed. prov. D. 42:5.3

Aut ubi quisque contraxerit, contractum autem non utique eo loco


intelligitul; quo negotium gestum sit, sed quo solvenda est pecunia.

Puchtal94consideraque no es exacto ni justo que el acreedor deba siempre acudir


al domicilio del deudor, sino que más bien debe ser al contrario, sobre todo en
aquellos casos en que existe un crédito que debe ser satisfecho en el domicilio del
acreedor y, el deudor incumplidor, oculta su domicilio, para evitar cualquier tipo de
reclamación judicial. Excepción a este respecto serían los supuestos de donaciones,
en los que el lugar del cumplimiento y fuero competente serían los correspondientes
al domicilio del deudor.
Otra tesis es la que propuso Talamancal95, quien afirmaba que para formular la
demanda se había de atender al domicilio del deudor, pero entendiendo que éste es
el domicilio que aquél tenía en el momento de la celebración del contrato y no el
que tuviese posteriormente, en especial cuando se producían diversas variaciones
del mismol96. Estas variaciones en el lugar del domicilio del deudor, en ocasiones
realizadas sin mala fe y, en otras, realizadas con la intención de defraudar al
acreedor, tenían mucha importancia en Derecho romano, sobre todo en el
procedimiento formulario. Como ya hemos expuesto, y así se refleja en numerosos
fragmentos del Digesto, en los supuestos de contratos consistentes en la entrega de

194 PUCHTA., Pandekten, Leipzig, 1877.


195 TALAMANCA, M., "Giuliano, L.53. digestorum, 0.46.1.16.1. ed il locus solutionis nella
stipulatio", en Etudes Macqueron, Aix en Provence, 1970, pp. 636 y SS.
196 En Paul. 45 ed. D. 50.1.5 se dice expresamente que el que tiene actividad en varios lugares,
tiene su domicilio en todos ellos, no existiendo por tanto plurispetitio loco al presentar demanda en
cualquiera de ellos: Labeo iudicat eum, qui pluribus loci ex aequo negotietul; nusquam domicilium
habere: quosdam autem dicere refert pluribus locis eum incolam esse aut domilcilium habere: quod
verius est.
Juan Ramón Robles Reyes

cosas en lugar concreto (normalmente aceite, vino o trigo), así como en los
supuestos consistentes en la entrega de dinero197 o bienes legados también en lugar
concreto, el deudor podía intentar evitar el cumplimiento ejecutivo de su prestación
variando su domiciliol98, de modo que no pudiese el acreedor seguir un litigio
contra él en el lugar del cumplimiento de la obligación, es decir, el estipulado.
Igualmente podía intentar un cumplimiento fraudulento, desplazándose a lugar
donde el objeto de la prestación tuviese menor valor, en atención a la variación del
precio de los objetos entre unas zonas u otrasl99. Para evitar problemas de este tipo,
el Digesto recoge el fragmento Ulp. 4 ex Min. D. 12.1.22 que es texto modélico de
sabiduría y pragmatismo jurisprudencial, ya que, preguntado Ulpiano acerca del
valor del vino, reclamado en juicio a quien lo había recibido en mutuo, respondió
que habría que atender al precio del lugar y fecha convenidos pero, si nada se
hubiese establecido al respecto, se atendería al lugar donde se realizaba la petición.

Ulp. 4 ex Min. D.12.1.22

Sabinus respondit, si dictum esset, quo tempore redderetul; quanti tunc


fuisset, si dictum non esset, quanti tunc fuisset, cum petitum
esset.lnterrogavi, cuius loci pretium sequi oporteat. respondit, si
convenisset, ut certo loco redderetul; quanti eo loco esset, si dictum non
esset, quanti, ubi esset petitum.,

Es decir, siempre se partía de la voluntad de los contratantes, pero, en último


extremo, se realizaba una remisión al lugar donde se formulaba la demanda200,
aunque no coincidiese con el lugar en que se formalizó el contrato. A esta solución
llegó el pretor mediante la creación de una acción útil y arbitraria, en virtud de la

197 En atención al diverso valor del dinero entre unos lugares y otros, en Ulp. 47ad. Sub. D.13.4.9
establece que el que prometió pagar en determinado lugar, no puede hacerlo, contra la voluntad de
quien estipuló, en otro lugar distinto. Sobre entregas de dinero vid. D.13.4.2.8 infine, y D.13.4.3.
198 En D. 23.4.2.3, Ulpiano el supuesto de una persona que pudiendo elegir el lugar de la entrega
o cumplimiento de la prestación entre varios, no cumpliese en ninguno, de modo que siempre que era
demandado en un lugar, alegaba una excepción procesal por entender que debía de haber sido
demandado en el otro, quedando a su arbitrio el poder ser demandado.
199 Las referencias al distinto valor de los productos o el dinero en los distintos territorios y
momentos es ampliamente recogido en los textos. Así en Ulp. 27 ed. prov. D.13.4.3...q ui scimus,
quam varia sint pretia rerum per singulas civitates regionesque, maxime vini olei frumenti; Gai. ed.
prov. D.13.3.4...idemque iuris in loco esse, ut primun aestimatio sumatur eius loci, quo dari debuit,
si de loco nihil convenit, is locus spectatul; quo peretul: .
200 La regla general nos viene dada por Ulpiano en D.13.4.2.3 donde señala, siguiendo las
palabras de Escévola, que el demandante tiene la elección de dónde se haya de pedir, y, el reo, de
dónde se halla de pagar, por supuesto, antes de la demanda.
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

cual, el acreedor podía plantear el litigio contra el deudor en el lugar establecido en


el contrato para su cumplimiento o, en su defecto, donde tuviese éste su último
domicilio, a elección del actor.

4.2.- Actio eo quod certo loco dari oportet

La causa que dio origen a esta acción se recoge en Gai. 9 ed. prov., recogida por
los compiladores en D. 13.4.1

Alio loco, quam in quem sibi dari quisque stipulatus esset, non videbatur
agendi facultas competere. sed quia iniquum erat, si promissor ad eum
locum, in quem daturum se promisisset, numquam accederet (quod ve1 data
opera faceret ve1 quia aliis locis necessario distringeretur), non posse
stipulatorem ad suum perveniere, ideo visum est utilem actionem in eam
rem comparare".

Igualmente aparece en C.3.19.18 (Alex.225)

Qui certo loco se soluturum pecuniam obligat, si solutioni satis non fecerit,
arbitraria actione et in alio loco potest conveniri..

Esta acción tenía varias virtudes. La primera de ellas era posibilitar que el
acreedor pudiese plantear la lis en lugar distinto del establecido en el contrato sin
incurrir en pluris petitio loco. En efecto, era frecuente que se planteasen problemas
procesales derivados del cambio de domicilio del deudor, quién situaba al acreedor
en una posición jurídica difícil, desde el punto de vista procesal. Si reclamaba
judicialmente éste en el lugar que figuraba en el contrato como estipulado por las
partes para cumplir la obligación, podía suceder que, al no tener allí su domicilio el
deudor, no se pudiese realizar la litis contestatio del procedimiento formular y, si
planteaba el litigio en lugar distinto al que figuraba en la obligación para realizar el
cumplimiento (pero correspondiente al lugar donde tenía su domicilio el deudor en
ese momento), podía incurrir en pluris petitio loco, con el efecto correspondiente de
preclusión. Habría perdido la oportunidad de volver a demandar al deudor en otro
lugar201. Para evitar estos problemas se creó la actio de eo quod certo loco dari

201 Ulpiano recoge dos supuestos en los que no es posible el ejercicio de la acción arbitraria. En
D. 13.4.2.5se expone el supuesto de que se realice una estipulación inválida, por faltarle un elemento
esencial, como es el lugar de cumplimiento de una prestación de hacer..si quis insulamfierit stipuletur
et locum non adiciat, non valet stipulatio. Este supuesto difiere de los supuestos en que se discute
sobre el valor de bienes o dinero en diversos lugares, pues el factor de discusión se remite a un lugar
o fuero, mientras que aquí deviene imposible. Igual causa recoge el fragmento recogido en D. 13.4.2.6,
por tratarse de una estipulación en la que se establece una prestación de contenido imposible, ya sea
Juan Ramón Robles Reyes

oportet202. En virtud de esta acción el acreedor no incurriría en pluris petitio al


demandar al deudor en el lugar se hallaba su actual domicilio, distinto del que
figuraba en el contrato. Además tenía carácter arbitrario, circunstancia por la que se
autorizaba al juez para que corrigiese los posibles efectos de cambio de valor de las
cosas, en atención al cambio de lugar de exigencia del pago de la deuda respecto al
convenio.
. Es importante destacar, en lo que a competencia judicial y acciones a ejercitar se
refiere, la distinción que en el libro decimotercero del Digesto se hace respecto a los
casos en que sí se puede ejercitar la acción arbitraria (con la posibilidad de cambio
de fuero al que ya hemos hecho alusión) y aquellos supuestos en los que no estaba
admitido su uso. En los casos en los que el testador hubiese establecido la entrega
de un legado en lugar determinado203 o aquellos en los que se determinó el lugar
para la devolución de una cantidad de dinero prestado204, al igual que en las
estipulaciones de entregar algo en lugar determinado205, sí era de aplicación esta
acción arbitraria. Por contra, no era de aplicación como se recoge en Pad. 28 ed.
D.13.4.7 pr. en los supuestos de compraventa o depósito, contratos en los que se
debían ejercitar las acciones correspondientes a los mismos, aunque se señalase un
lugar determinado para realizar la prestación, excluyéndose expresamente el uso de
la acción arbitraria

In bonaefidei iudiciis, etiamsi in contrahendo convenit, ut certo loco quid


praestetul; ex empto ve1 vendito ve1 depositi actio competit, non arbitraria
actio...

La explicación de estas exclusiones, quizás, no tenga que buscarse muy lejos ya


que, como señala el mismo fragmento, al tratarse en estos casos de juicios de buena
fe, se permitía al juez que utilizase del arbitrio judicial para dictar una solución
equitativa en la que se tuviesen en cuenta factores territoriales, temporales, de
variación de precios y, en general, cuantas circunstancias le permitía la cláusula ex
fide bona de la fórmula, que excluía, por innecesario, recurrir a la acción arbitraria.

por exigir al deudor que acuda al lugar donde ha de cumplirse la prestación o pago, sin que exista
posibilidad temporal para ello, o porque se le exija estar en dos lugares al mismo tiempo ..quare verum
puto quod Iulianus ait eum, qui Romae Stipulatur hodie Carthagine dari, inutiliter stipulari..
202 D.13.4; Lene1 E.P. 17,96; Vid. SACCONI, G. La "pluris petitionnel processo formulare.
Contributo allo studio del1 'oggeto del processo. Milán. 1977.
203 Paul 28 ed. D. 13.4.5: Si heres a testatore iussus sit, certo loco quid dare, arbitraria actio
competit:
204 Pomp. 22 Sub. D. 13.4.6: Aut mutua pecunia sic datafierit, ut certo loco reddatur:
205 Paul 28 ed. D. 13.4.7.1: Si tamen certo loco traditurum se quis stipulatus sit, hac actione
utendum erit.
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

En la búsqueda de la equidad, y, como señala Ulpiano en D. 13.4.2 pr.,206 para


que la utilidad de la acción fuese para ambas partes, hay que añadir que el deudor
demandado siempre podía evitar una sentencia en el lugar de su actual domicilio,
afianzando su obligación de comparecer ante los magistrados del lugar en que se
había pactado en el contrato. En el caso de que el deudor prestase garantía bastante,
el juez del lugar en donde se realizaba la petición, debía dictar sentencia
absolutoria, debiendo acudir las partes al fuero judicial establecido en el contrato.
Así se refleja en Ulp. 27 ed. D.13.4.4.1

Interdum iudex, qui ex hac actione cognoscit, cum sit arbitraria, absolvere
reum debet cautione ab eo exacta de pecunia ibi solvenda, ubipromissa est.
Quid enim si ibi ve1 oblata pecunia actori dicatur ve1 deposita ve1 ex facili
solvenda? Nonne debebit interdum absolvere? In summa aequitatem
quoque ante oculos habere debet iudex, qui huic actioni addictus est.

De este fragmento se desprenden varias consecuencias..La primera es que el


demandante no incurriría en pluris petitio loco al presentar acción en lugar distinto
del establecido en la estipulación y, en segundo lugar, que el demandado podía
conseguir una sentencia absolutoria, acreditando que pagaría en el lugar establecido
en el contrato, donde antes no lo había hecho. En efecto, si el demandado hubiese
realizado el ofrecimiento del dinero al actor en aquél lugar o hubiere realizado el
depósito de que habla el jurisconsulto, no habría sido necesario que ahora diese
caución de pagar en el lugar pactado. Una cuestión que plantea el fragmento de
Ulpiano es la que se deriva de la garantía que debía de prestar el deudor para
conseguir esa sentencia absolutoria, cuando, sin haber cobrado aún, el acreedor ya
había consumido la acción. Nada dice el fragmento acerca de si el acreedor habría
de dar su conformidad, pero se presume que algún recurso procesal obtendría para
asegurarse el cobro o la exigibilidad del cumplimiento de la obligación,
normalmente reforzada mediante fiadores.

5.1.- Justificación de la materia objeto de litigio, como criterio de atribución de


competencia jurisdiccional

Establecer la competencia de unos magistrados, con preferencia sobre otros,


atendiendo a la materia sobre la que se estuviese litigando, no es creación

206 Ulp. 27 ad ed. D. 13.4.2 pr.: Arbitraria actio utriusque utilitantem continet tam actoris quam
rei..
Juan Ramón Robles Reyes

jurisprudencial romana. Si algo caracterizaba la actividad jurisprudencial,


especialmente en la primera época clásica, era su pensamiento tópico y ausencia de
generalización y sistematización. A pesar ello, los compiladores justinianeos
recogieron207 toda una serie de rescriptos y responsa que, aunque en muchos casos
se hallan dispersos en el Corpus, al investigador moderno le permiten establecer una
clasificación de criterios competenciales, atendiendo al tipo de litigio o la materia
sobre la que versase la consulta realizada. Se han recogido en esta obra los
supuestos más comunes, como son los relativos a relaciones jurídicas en que
intervenían administradores, en sus diversas modalidades. Se ha estudiado la
problemática derivada de los fideicomisos, legados, dote, estipulaciones, y se ha
terminado con las cuestiones de competencia derivadas de acciones reales,
personales y penales, in genere. De este modo se pretende dar contestación a las
cuestiones de competencia surgidas en materias concretas y, para supuestos
genéricos, acudir a las soluciones que dieron los juristas romanos cuando no había
norma o precepto especial aplicable al caso.

5.2.- Competencia jurisdiccional en los procedimientos en que se han de rendir


cuentas: banqueros, tutores, administradores

Era frecuente la existencia de relaciones jurídicas que contaban con la


peculiaridad de que uno de los contratantes estaba gestionando o administrando
dinero, bienes o derechos ajenos, como era el caso de los banqueros, tutores o
administradores, respecto a clientes, pupilos o administrados. Debía ser frecuente
que en la ejecución de los contratos, estos administradores de patrimonio ajeno
incumpliesen, actuando en su propio beneficio, a juzgar por la casuística existente.
En estos supuestos, el administrado se tenía que plantear cuestiones de tipo procesal
de gran importancia para no incurrir en defectos formales que darían lugar a
excepciones procesales. ¿En qué lugar presentaría la demanda?. ¿Ante los
magistrados de su domicilio o ante los del lugar en que se formalizó el contrato?.iO
tal vez serían competentes los magistrados correspondientes al lugar en que se
desarrollaba la actividad de administración de esos bienes, dinero o derechos
ajenos?.
En estos casos el forum domicilii no parecía ser el criterio más práctico ni
acertado pues, un banquero o un tutor podían, por ejemplo, tener su domicilio en
Roma y desarrollar su actividad en Capua208. En este caso, lo más acertado parecía
207 Vid., con carácter general, Digesto L.V, T.1,bajo el epígrafe De los juicios y en dónde cada
cual deba demandar o ser demandado.
208 Ulp. 60 ed. D.5.1.19.1 recoge este supuesto, con la matización de que la existencia o no de
domicilio en el mismo lugar en que se realiza la administración, no cambia la obligación de litigar en
el mismo, y sólo incide en el embargo de bienes.
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

ser presentar reclamación o demanda ante los magistrados del lugar en que se
administraban los bienes209 ya que, incluso, el vínculo que daba lugar a la
obligación de administrar podía haberse constituido en un lugar lejano, sin
incidencia en el futuro cumplimiento del mismo. A pesar de lo expuesto, en algunos
textos justinianeos también se hace referencia al lugar en que se formalizó la
relación, como aquél en el que debe plantearse el litigio derivado de la citada
actividad, dándose lugar a dos tipos de soluciones dispares.
La primera opción elegida por los compiladores es la referida al lugar en que se
desarrolla la actividad contratada, recogiéndose en diversos textos, siendo uno de
los más reveladores el de Ulp. 60 ed. D. 5.1.19.1 que establece:

Si quis tutelam ve1 curam ve1 negotia ve1 argentariam ve1 quid aliud, unde
obligatio oritul; certo loci administravit: etsi ibi domicilium non habuit, ibi
se debebit defendere et, si non defendat neque ibi domicilium habeat bona
possideri patietul:

En este fragmento, se establece como principio competencial que el que realizó


alguna actividad de administración, como tutela, curatela, negocios o banca, tiene
que defenderse en aquel lugar en que se desarrolló la actividad, con la amenaza de
un embargo de bienes, decretado por el magistrado, de no atender a la demanda o
no tener allí su domicilio el demandado. Este breve fragmento es, en cierto modo,
contradictorio porque, de una parte expresa con claridad el criterio competencial en
los litigios derivados de una actividad de administración, pero, paralelamente, abre
algunas incógnitas sin solución expresa. En efecto, el criterio no deja lugar a dudas
en el supuesto de que la actividad de administración se desarrolle en un solo lugar,
pero, ¿qué sucedería si la actividad se desarrollase en diversos lugares?. Tal es el
caso de que el pupilo o incapacitado tuviese fincas en diversos lugares de Italia. En
estos supuestos no dice el jurista cuál habría de ser el municipio en que habría de
plantearse el litigio. Correlativamente, tampoco se podría exigir al administrador
que tuviese su domicilio en todos los lugares en que se realizaba la tarea de
administración, circunstancia que dejaría sin contenido la referencia del texto en la
que se insta al embargo de los bienes del administrador si no tiene su domicilio en
el lugar en que se administra.
Se puede recurrir a dos procedimientos que permitan resolver las dudas en que
nos deja el texto de Ulpiano. El primero sería la analogía, es decir, acudir a otros

209 KASER, M., Das romische Zivilprocessrecht, op. cit. p.246, cita este criterio competencial
como el adecuado para los procesos dirigidos contra tutores, curadores y aquellos que administran
negocios ajenos.
210 Lic. RuJ 4 Reg. D.5.1.3 en materia de legados; C. 3.17.1 (Sev. Ant. 204), sobre fideicomisos.
Juan Ramón Robles Reyes

textos en los que se plantean reclamaciones de entrega de legados o fideicomiso s.^^^


En estos textos se suele adoptar el criterio que postula la competencia del
magistrado del lugar en donde se hallen la mayoría de los bienes objeto del litigio.
Acudir a este recurso no sólo es lícito sino, además, lógico, si atendemos a que del
mismo se deduce que la línea de pensamiento de los juristas estuvo fuertemente
influida por ese criterio cuantitativo.
El segundo medio para resolver las dudas dejadas por Ulpiano, a pesar de que
el criterio relativo al lugar de administración tiene indudables ventajas por su
carácter práctico, nos lo ofrecen los abundantes fragmentos del Digesto en los que
prima el lugar en que se celebró el contrato respecto al lugar en que se desarrolló la
gestión en que el mismo consistía; así, señala Pap. 3, resp. D.5.1.45 pr.

Argentarium ubi contractum est conveniri oportet nec in hoc dilationem


nisi ex iusta causa dari, ut provincia codices adferantuz idem in actione
tutelae placuit.

De este párrafo se puede deducir que, para Papiniano, el criterio competencia1


prioritario en materia de administración, era el referido al lugar en que se celebró
el contrato del que deriva la actividad. Tal afirmación se deduce de la frase ..ubi
contractum est conveniri oportet ..., y ello tanto para banqueros como para tutores
(... idem in actione tutelae placuit). En este caso, el jurista entiende que los libros
deben estar en el lugar en que se desarrolla la administración, aunque sea en una
provincia, prueba de ello son las palabras ... ut provincia codices adferantuz211
En contra de lo señalado por Papiniano en el fragmento citado, otros juristas
entienden más acertado el criterio que remite la jurisdicción competente, en materia
de administración, al lugar en que se desarrolla la actividad, con preferencia sobre
el lugar en que se celebró el contrato. Es el caso de Paulo, con referencia a la tutela:
Paul. 50 ed. D.3.3.54.1 Tutores, qui in aliquo loco administraverunt, eodem loco et
defendi debent .
Como se observa, existe una clara contradicción entre este fragmento de Paulo
y el fragmento de Papiniano antes citado, ambos referidos a la actividad de los
tutores. Paulo remite a los litigantes a la jurisdicción de los magistrados en que se

211 Es decir, que los libros podían estar en la provincia, en donde se realizaba la actividad que se
reflejaba en los mismos (este sería el supuesto habitual, ya que no tendría sentido que el contrato se
celebrase en Roma, la actividad se siguiese en una provincia alejada y los libros de cuentas, con los
apuntes diarios de caja, se redactasen en Roma). A pesar de todo ello, se obligaba a los demandados
a desplazarse al lugar en que se formalizó el contrato para seguir el procedimiento judicial en dicho
lugar,
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

desarrolla la actividad de tutela212 y, mientras que Papiniano considera que los


litigantes deben de litigar ante los magistrados correspondientes al lugar en que se
formalizó el contrato. La explicación de la contradicción existente entre los dos
párrafos es difícil de hallar, ya que se trata del mismo supuesto pero visto, en
D.5.1.45 pr. infine, desde el punto de vista del lugar donde los demandantes deben
dar comienzo al proceso presentando la demanda y, en D.3.3.54, desde el punto de
vista del lugar donde tutor debe defenderse (pudiendo plantear una excepción
procesal si se le demanda en lugar distinto). Ambos párrafos hacen referencia al
mismo supuesto de una demanda contra el tutor por la gestión realizada, y su
coexistencia parece deberse a la necesidad que sintieron los compiladores de no
cerrar la posibilidad de que el tutor pudiese ser demandado, tanto en el lugar en
donde se formalizó el contrato, como en el lugar en que se desarrolló la actividad,
sin que puediesen plantearse excepciones procesales en perjuicio de las personas
tuteladas.213
Se podría concluir que en este tipo de contratos, los criterios únicos para la
determinación de la competencia serían los relativos, o bien el lugar de celebración
del contrato, o bien el de su ejecución, imponiéndose ambos en detrimento del fuero
general que señala el domicilio del demandado como fuero competente. Así parece
desprenderse del relato que Papiniano realiza con relación a la pupila que fue
condenada en proceso seguido en una provincia y, como consecuencia de dicha
condena, sus curadores debieron abonar el dinero recibido en préstamo por su
madre, fallecida, en el mismo lugar en que se hizo el préstamo a aquella, es decir,
en Roma. Por tanto, el lugar de la ejecución de la sentencia fue el mismo que el de
celebración del contrato, y ello aunque el procedimiento judicial principal no se
plantease en Roma, sino en el fuero del domicilio de la menor, en la provincia en

212 Vid. en el mismo sentido Ulp. 4 ed. D.2.13.4.5 donde, a propósito de la exhibición de libros
por los banqueros, se dice expresamente que se han de exhibir allí donde se ejerció de cambista: Sed
ibi quis compellitur edere, ubi argentariam exercuit, et hoc est constitutum. quod si instrumentum
argentariae in provincia habeat, in alia administraverit, ibi puto cogendum edere, ubi argentariam
exercuit: hoc enim primum deliquit, quod alio instrumentum transtulit. quod si in alio loco
argentariam exercet, alibi autem ad editionem compelletul; minime hoc facere cogitur: nisi descriptum
velis ubi de ea re agitur eum tibi dare, tuis videlicet sumptibus.
213 Esta posibilidad se podría deber, a nuestro jucio, al hecho de que la frase final de D. 5.1.45 pr.
sea una glosa. Por otra parte, y aún suponiendo que el texto sea genuino en su totalidad, cabe suponer
que la referencia a la tutela no está pensada para el lugar en que se constituyó la misma, pues resulta
difícil calificarla de contractus, sino el lugar donde el tutor realizó el negocio que después es discutido
con la actio tutelae, como perjudicial para el patrimonio del pupilo. Con esta interpretación
desaparecería la contradicción con D. 3.3.54.
Juan Ramón Robles Reyes

donde, como dice el citado párrafo, los tutores fueron vencidos en juici0214.

Pap. 3 resp. D.5.1.45.1

Nomine puellae tutoribus in provincia condemnatis curatores puellae


iudicatum Romae facere coguntul; ubi mutuam pecuniam mater accepit, cui
filia heres extitit.

Este fragmento podría llevarnos a la errónea conclusión de pensar que el forum


domicilii se antepone a los fueros señalados, pero no es así. En efecto, el demandar
a tutores en lugar distinto al que se realizó el préstamo podría llevarnos a pensar
que el domicilio de la menor a la que representaban se imponía como fuero
competente en el ejercicio de acciones derivadas de la tutela, pero, hay que observar
que a los tutores a quienes se condena no lo son como administradores de bienes
de una pupila, sino como los representantes de una persona que recibe una herencia
con un préstamo impagado. En este caso se atiende al fuero de la heredera
demandada como tal, siendo el hecho de que ésta tenga tutores y curadores, como
refleja el texto, relevante, sólo a efectos de su defensa como heredera de un
patrimonio con deudas previas a la delación y no como heredera de un patrimonio
mal gestionado.
A pesar de la existencia de casos aislados en los que se hace referencia al lugar
de celebración del contrato, como lugar en donde debe plantearse el litigio, lo cierto
es que, en el Código Justinianeo, y en concreto bajo la rúbrica Ubi agi oportet de
ratiocinis tam privatis quam publicis, recogida en el Titulo XXI de su libro 111,
parece despejarse cualquier duda, estableciéndose como criterio competencia1
aplicable el correspondiente al del lugar en que se realiza la actividad de
administración215. A dicha conclusión se llega con la mera lectura de la primera
constitución de dicho Título:

214 El hecho de que el proceso se perdiese por los tutores de la menor, y fueren los curatores
quienes procediesen a hacer efectivo el cumplimiento de la pena ha suscitado algunas cuestiones,
derivadas de su actuación simultánea y la posible incidencia en la competencia procesal. Del estudio
de C.2.25, relativo a la intervención de tutor y curador, así como de C. 5.36, referido los casos en que
se puede dar tutor o curador a quien tiene ya tutor, se puede concluir que la coexistencia de ambas
figuras no parece obeder al hecho de que fuese precisa una vigilancia o control de los tutores de la
menor, sino al hecho de que ésta tuviese su domicilio en una provincia. En estos casos, como se recoge
en C.5.36.3 (Alex.231) y C.5.36.5 (Dioc. Max. 294), Cum ob augmentum facultatum curatores adiungi
solent,.. si el patrimonio estaba muy repartido o los tutores precisaban ayuda, era frecuente nombrar
curadores adjuntos, no incidiendo este hecho en materia competencial.
215 Esta afirmación sólo es válida para la ciudad de Roma, sin que pueda extenderse a los
municipios, habida cuenta que las acciones derivadas del ejercicio de la tutela solían estar excluidas
de las competencias de los dunviros municipales,(actos magis imperii quam iurisdictionis). Vid. Ley
Irnitana, cap.84 donde se excluye la jurisdicción de los dunviros, salvo sumisión expresa de las partes,
en caso contrario, sería competente el gobernador.
74
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

C.3.21.1. (Diocl. Max. 293)

Eum, qui aliena negotia sive ex tutela sive ex quocumque alio titulo
administravit. ubi haec gessit, rationem oportet reddere.

De este modo se dice que tutores, y cualesquiera otras personas que administran
negocios ajenos rindan cuentas donde administraron, y no en otro lugar. A igual
solución llega Call. 1 cog. cuando en D.5.1.36.1 dice que si un senador hubiese
asumido en una provincia el compromiso de administrar negocios ajenos, no debe
rehusar el juicio por esta gestión y, como dice Juliano, había de contestar a la
demanda por haber contraído de forma voluntaria esta obligación216.
Caso especial es el recogido en Ulp. 3 ed. D.5.1.2.3 en donde, recogiendo una
opinión de Celso y un rescripto de Antonino Pío, a propósito del ius domum
revocandi atribuido a los legados municipales, se hace referencia a otras personas
que, como señala Ulp. 5 ed. D.5.1.5 tienen derecho a ser demandados en su
domicilio. Entre estas personas aparece la figura del tutor, quien, como señala el
fragmento, si es llamado a Roma para rendir cuentas (es decir, se desplaza de su
domicilio) puede rechazar allí demandas relacionadas con otras tutelas o negocios,
debiendo el demandante ejercitar su acción en donde tenga aquél su domicilio.

D.5.1.2.3: ...Nam Celsus huic etiam domus revocationem dandam ait


quoniam ob aliam causam venerit: haec Celsi sententia et rationabilis est.
nam et divus Pius Plotio Celsiano rescripsit eum, qui tutelae reddendae
causa Romam erat a se evocatus, alterius tutelae causa, cuius causa non
erat evocatus, non debere compelli iudicium suscipere ....

En este fragmento se extienden al tutor los beneficios procesales que tenía el


legado quien debía comparecer ante el Pretor sólo para alegar su privilegio y,
comprobada la existencia de éste, el magistrado debía abstenerse de conocer de la
causa y remitir a las partes ante los magistrados al domicilio del demandado. Solo
existía, a este respecto, una diferencia entre legado y tutor. Esta diferencia se recoge
en el comienzo del fragmento siguiente, cuando señala que el legado podrá
rechazar demanda en todo caso, por contrato anterior a la legación, mientras que el
tutor no:

216 D.5.1.36.1: Senator si negotiis alienis se optulerit in provincia, non debet iudicium recusare
negotiorum gestorum, sed actionem eum excipere oportere Iulianus respondit, cum sua sponte sibi
hanc obligationem contruxerit.
Juan Ramón Robles Reyes

Ulp. 3 ed. D.5.1.2.4

Omnes autem isti domum revocant, si non ibi contraxerunt, ubi


conveniuntul: ceterum si contraxerunt ibi, revocandi ius non habent:
exceptis legatis, ....

Si el tutor es demandado en Roma (o en cualquier lugar que no fuese su


domicilio por estar en viaje rindiendo cuentas) no podrá rechazar la demanda y
habrá de litigar ante los magistrados de este lugar, si allí formalizó contrato antes
del inicio del viaje. Es decir, que el criterio del domicilio es postpuesto en este caso
en favor del forum contractus. De lo expuesto parecería que existe contradicción
entre lo reflejado en este fragmento del Digesto y lo recogido en otras partes de la
compilación justinianea en las que se señala que los magistrados competentes para
conocer de los litigios derivados de la tutela eran los correspondientes al lugar en
que se desarrollaba tal actividad. Esta contradicción es más aparente que real pues,
en D.5.1 .M a lo que se alude no es a que el domicilio sea el fuero competente, sino
que, a lo que se refiere Ulpiano en este fragmento es que, al igual que al legado, al
tutor hay que permitirle que realice el viaje y actividad que tiene encomendada y no
obstaculizarlo con demandas que impedirían el sosiego o actividad precisa para
rendir cuentas. Se obliga al demandante a esperar a que el tutor regrese del viaje a
su domicilio para, una vez allí, estar en disposición de hacer frente a las demandas,
del tipo que fueren, derivadas de contratos celebrados con anterioridad a la
legación. La remisión al domicilio es una referencia más temporal que territorial,
pues indica que se debe presentar la demanda a la vuelta del viaje de rendición de
cuentas, pero no necesariamente en el lugar en que este termina ni en el propio
domicilio. Solo establece una excepción el jurista a este privilegio, que se produce
en el supuesto de que se demande al tutor, cuando está fuera de su domicilio para
rendir cuentas, en el lugar en el que se formalizó el contrato del que se deriva la
demanda. En este caso el tutor no goza del privilegio de los legados, en el sentido
de poder rechazar demandas y habrá de litigar en este lugar donde, de otra parte,
pueden estar los instrumentos o testigos que hiciesen más fácil el litigio, habida
cuenta que en él contrataron las partes.
Una vez delimitado el lugar donde ha de presentarse la demanda habría que
hacer mención a los magistrados que han de conocer de las acciones derivadas de
la tutela. A este respecto regirían las normas generales, siendo rey, cónsul y, a
continuación los pretores, desde su creación, los magistrados competentes para

217 El nombramiento de tutor fue desde las XII Tablas un acto formal muy importante y tratado
por legisladores y juristas. Vid. Liv. 26,33; Gai. 1.185 .. Si cuis nullus omnimo tutor sit, ei datur in
urbe Roma ex lege Atilia a praetor urbano et maiore "tribunorum plebis; Suet. Claud. 23, GARCÍA
GARRIDO, M. "iustus tutor" y "legítimo tutoc " en AHDE 25 (1955), pp. 839-844.
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

conocer de estos temas217. Así se desarrolló la actividad magistratual hasta la


creación del praetor tutelaris quien conocería de los temas derivados de la tutela en
detrimento de los pretores ordinarios, aunque de forma compartida con el prefecto
de la ciudad en Roma218.
Respecto a los banqueros y a los que tenían causas de tipo pecuniario, habría de
dirigirse a la jurisdicción ordinaria, hasta que Adriano, según refiere Ulpiano,
estableció la posibilidad de dirigirse al prefecto de la ciudad, anteponiendo su
jurisdicción a la de otros magistrados219. También señala Ulpiano220 que es
competente el prefecto de la ciudad cuando tutores y curadores "...necesiten más
grave castigo, de modo que no les baste la infamia de los sospechosos..". En este
fragmento se recogen una serie de supuestos en los que se manifiesta la vertiente de
contenido preferentemente penal del prefecto de la ciudad, referida, en este caso, a
la actividad fraudulenta de tutores y curadores.

6.- COMPETENCIA JURISDICCIONAL EN MATERIA DE COMPRAVENTA

6.1.- La compraventa como origen del forum contractus.

La importancia de este contrato llevó a los juristas romanos a dar soluciones que,
sin constituir un sistema, sí permitieron elaborar una construcción jurídica sólida. A
pesar de ello no pudieron evitar que surgieran múltiples litigios derivados del
incumplimiento de los contratos de compraventa, tanto en su forma más tradicional,

218 En Inst.1.20.4, se aclara el ámbito competencia1 de praefectus urbis y praetor tutelarii, al


señalar que los tutores son nombrados en la ciudad de Roma por el prefecto o por el pretor, cada uno
dentro de los límites de su jurisdicción y, en las provincias, por el presidente o por los magistrados
municipales, con la autorización de éste. ..Sed hoc iure utimul; ut Romae quidem praefectus urbi ve1
praetol; secundum suam iurisdictionem, in provinciis autem praesides ex inquisitione tutores crearent,
ve1 magistratus iussu praesidum, si non sit magnae pupilli facultates. Para CAURROY, P. Institutes
de Justinien, París, 1848, pp.160 y SS,la frase secundum suam iurisdictionem, hace referencia a que
el prefecto se reservaba el nombramiento de los tutores de senadores y personas calificadas como
Illustres, siendo nombrados los tutores de personas de condición inferior por el pretor. En las
provincias el gobernador o praesides tendría la máxima autoridad, pudiendo nombrar tutor los
magistrados municipales, siempre que la fortuna del pupilo no fuese elevada (si non sint magnae
pupilli facultates).
219 Paul lib. sing. de ojJ praej urb. D.1.12.2: Adiri etiam ab argentariis ve1 adversus eos ex
epistula divi Hadriani, et in pecuniariis causis potest.
220 Ulp. Lib. Sing. De OjJ Praefi Urbi. D. 1.12.1.7: Solent adpraefecturam urbis remitti etiam
tutores sive curatores, qui male in tutela sive cura versati graviore animadversione indigent quam ut
suficiat eis suspectorum infamia..
221 Sobre responsabilidad contractual vid. ARANGIO RUIZ, V., La compravendita in Diritto
romano, Nápoles 1956. M . De ROBERTIS, F., La disciplina de la responsabilitá nel sistema della
Compilazione Giustinianea, Bari, 1964.
Juan Ramón Robles Reyes

como era la mancipatio, como en su forma más moderna, compraventa consensual


utilizando la traditio221. El procedimiento para dictar las resoluciones judiciales
devino más complejo, cuando las relaciones mercantiles entre romanos y
extranjeros se ampliaron, interviniendo personas de diversas zonas y ordenamientos
jurídicos, en muchas ocasiones sin domicilio fijo. Este era el caso de navegantes,
nómadas, navieros y muchos comerciantes, en ocasiones, con factorías en
provincias alejadas, regentadas por factores cuyos dueños solían vivir en Roma u
otros lugares distantes del lugar donde se celebraba el contrato o se cumplía la
prestación222.
El criterio que, con carácter general, se estableció por los juristas romanos para
la resolución de los litigios derivados de una compraventa fue el del lugar de
celebración del contrato (forum contractus). Este criterio se adoptó en detrimento
de otros, como era el del domicilio de las partes; el lugar donde se hallasen los
bienes o los derechos que se transmitían y, todo ello, por un criterio de
pragmatismo y justicia223, tal y como se recoge en Ulp. 60 ed. D. 5.1.19.2. En
dicho fragmento expone el jurista que si alguien vendió en un lugar determinado,
expuso o compró mercancías y, en el transcurso de estos negocios no se convino que
se defendiera en otro lugar, se entiende que se debe defender allí mismo

Proinde et si merces vendidit certo loci ve1 disposuit ve1 comparavit:


videtul; nisi alio loci ut defenderet convenit, ibidem se defendere...

La responsa expuesta no entraña ninguna duda al referirse al forum contractus


como el competente en esta materia224, entendiendo esta solución, no como una
222 Vid. Ulp. 60 ed. D. 5.1.19.3.
223 La especialidad de este criterio competencial se muestra en la exclusión de la acción arbitraria
para los supuestos de compraventa, tal y como se prescribe, de forma expresa, en C. 3.19.18 (Alex.
225) cit. En los supuestos de compraventa de objetos que habían de ser transportados en barco, el
fuero sería el mismo, con las especialidades derivadas de la existencia de un naufragio, si hubiere
producido. En este caso habría que aplicar los preceptos recogidos en el Código Justinianeo relativos
a los naufragios, en los que se establece que será el juez de la provincia en donde se producen los
hechos - C. 11.6.2 (Valent. Val. Theo. 372)-, En el mismo sentido 11.6.3, que hace referencia a la
obligación de remitirse al juez competente, aunque no indica cuál habrá de ser éste, debiendo
entenderse, por analogía, que lo será el juez de la provincia. En ambos preceptos se hace hincapié en
la obligación de comunicar, con la mayor brevedad posible, el siniestro ocurrido, con el fin de
averiguar la causa y responsabilidad del mismo, así como conservar la mercancía, tanto previniendo
su caída al mar, como recuperando la que hubiese caído y hubiese sido hurtada por los que esperaban
en la orilla para apoderarse de ella. Sobre pérdida de la mercancía transportada vid. ZAMORA
MANZANO, J.L., Averías y accidentes en Derecho marítimo romano, Madrid, 2000, pp. 83 y SS.
224 Vid. SCIALOIA, V., Procedura civile romana, op. cit. p. 92. Para este autor, el criterio
competencia1 referido al forum contractus venía determinado por el lugar de celebración y ejecución
del contrato, siendo más antiguo que el criterio denominado forum rei sitae. En el mismo sentido
VOLTERRA, E. Instituciones de Derecho romano, op. cit. p.222 .
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

necesidad jurídica, dado que podía haberse pactado otra cosa, sino por el
pragmatismo que exigían las relaciones mercantiles que se desarrollaban por todo
el Mediterráneo aprovechando la pax romana. Como muestra de la reflexión y
conocimiento de la práctica existente en su tiempo, Ulpiano hace referencia a lo
lógico que es el hecho de que comprador y vendedor realicen de forma inmediata
el contenido de su prestación con independencia del domicilio de cada uno de ellos.
De acuerdo con esta idea, en la continuación del fragmento D.5.1.19.2, sigue
postulando el jurista, con relación a las ventas de quienes son mercaderes
ambulantes225, o a quien se sabe que ha de partir de allí de forma inmediata, la
competencia de los jueces del lugar en que se celebra el contrato:

.. Numquid dicimus eum, qui a mercatore quid comparavit advena, ve1 ei


vendidit, quem scit inde confestim profecturum, non oportet ibi bona
possidere, sed domicilium sequi, eius? at si quis ab eo, qui tabernam ve1
oficinam certo loci conductam habuit, in ea causa est, ut illi conveniatur:
quod magis habet rationem. nam ubi sic venit, ut confestim discedat, quasi
a viatore emptis, ve1 eo qui transvehebatul; ve1 eo qui (paraplei), emit:
durissimum est, quotquot locis quis navigans ve1 iterfaciens delatus est, tot
locis se defendi..

Este fragmento es revelador de la frecuencia en que se producirían negocios de


compraventa en los que intervenían extranjeros o navegantes que viajaban
continuamente de un lugar a otro, y de como los juristas entendían que era injusto
tener que acudir al domicilio de cada uno de estos para obtener la prestación
esperada en el contrato o presentar demanda por incumplimiento. El litigio había
de plantearse en el lugar de celebración del contrato habida cuenta de que los
mercaderes no estaban mucho tiempo en el mismo lugar y, en muchos casos, ni
siquiera tendrían un domicilio fijo. De otra parte, una solución distinta habría
permitido que muchos mercaderes no pudieren, o quisieren, litigar en otro lugar y
se marchasen evitando una posible sentencia condenatoria.

225 Sobre la compraventas realizadas en los mercados y las competencias de los ediles curules
vid. IMPALLOMENI,G., L'Editto degli edili curuli, Padova, 1955, la giurisdizione edilizia, p.109;
Ulp. 1 ed. cur. D. 21.1.1.; Paul. 2 ed. cul: D. 21.1.41. En las instituciones de Gayo, y a propósito del
derecho a promulgar edictos (Inst.l,6) se hace referencia a que en las provincias sus competencias
serían asumidas por los cuestores, no así en las del César, en donde no habría edicto ..nam in
provincias Caesaris omnino quaestores non mittuntuc... Este precepto se explica por ARANGIO
RUIZ,V., La compravendita op. cit. pp. 361 y SS. al referirse a las competencias de pretor y edil,
distinguiendo entre provincias senatoriales, en donde habría una jurisdicción similar a la de los ediles
curules, y las provincias imperiales en donde no eran nombrados cuestores; en el mismo sentido vid
op. cit. p.362,n.l.
Juan Ramón Robles Reyes

El principio anteriormente sentado se puntualiza aún más por Ulpiano en el


mismo fragmento del Digesto, in fine, cuando, con referencia a las compras a los
viajeros, plantea el caso de que estos mercaderes tomen en arrendamiento tienda,
mostrador o almacén y allí habiten y vendan. En este caso también habrán de
defenderse en aquel 1uga1-226,

Ulp. 60. ed. D. 5.1.19.2 :..at si quo constitit, non dico iure domicilii, sed
tabernulam pergulam horreum armarium officinam conduxit ibique
distraxit, egit: defendere se eo loci debebit.

6.2.- Cuestiones derivadas de la aplicación del principio forum contratus

6.2.1.- Intervención de factor o siervo.

Dejando al margen toda la casuística derivada de la intervención de factor,


siervo o hijo in potestate, en los contratos de compraventas, y centrándonos en la
competencia jurisdiccional, nos plantean los compiladores una cuestión. Es la
originada por un litigio derivado del contrato formalizado con el factor de una
persona, siendo el dominus negotii residente en domicilio distinto al lugar donde
este factor vendía y entregaba las mercancías. ¿Qué fuero sería el competente, el del
lugar de celebración del contrato con el factor o el del domicilio del dueño del
negocio?. Esta cuestión fue planteada a Labeón, quien respondió, como recogieron
los compiladores en Ulp. 60 ed. D.5.1.19.3, que serían competentes los magistrados
del lugar en que se contrató, considerando que, al poner al frente de un negocio a
una persona con facultades para contratar, se admitía de forma tácita la jurisdicción
de los magistrados del lugar en que ésta realizaba los contratos.

.. si
homo provincialis sewum institorem vendendarum mercium gratia
Romae habeat: quod cum eo sewo contractum est, ita habendum atque si
cum domino contractum sit: quare ibi se debebit defendere...

En este conocido fragmento se reconoce, no sólo el forum contractus, sino que


el forum domicilii se pospone, no por una cuestión de jerarquía o prelación de
fueros, sino porque se reconoce la representación del factor que atiende un negocio
ajeno de forma pública y notoria, de tal modo como si hubiese concluido el negocio
la persona representada, es decir por el dominus negotii y no su esclavo227.

226 En este fragmento se distinguen por el jurista los conceptos domicilio y la morada
transitoria,..egit.... a pesar de que dichos conceptos se posponen ante el principio general en materia
de compraventa, como es el forum contractus.
227 Sobre la representación en las actividades mercantiles, vid, Gai.4,69-74, actiones adiecticiae
qualitatis.
80
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

6.2.2.- Venta de bienes en subasta judicial.

Un supuesto especial recogido en el Digesto es el relativo a la venta de bienes


en subasta judicial. En D. 42.5.1 y SS. se habla de los lugares en donde deben
venderse los bienes por el Juez en subasta judicial y, tras firmar que los bienes
deben venderse en el lugar en el que debía defenderse el propietario, es decir, en el
lugar "donde tiene su domicilio", añade, a continuación "o donde se hizo el
contrato":
Gai. 23 ed. prov. D. 42.5.1

Venire bona ibi oportet, ubi quisque defendi debet id est.

Paul. 54 ed. D. 42.5.2 Ubi domicilium habet.

Gai. 23 edprov. D. 42.5.3

Aut ubi quisque contraxerit. contractum antem non utique eo loco


intellegitul; quo negotium gestum sit, sed quo solvenda est pecunia.

De no haberse dicho nada por Gayo, a partir de la palabra "contraxerit", el tema


no habría planteado ninguna duda, pero, dice a continuación este autor que "se
entiende que éste -el contrato- se hace, no donde se ha convenido, sino donde hay
que pagar la deuda". Es decir, que el autor hace una interpretación del lugar en
donde se hizo el contrato y viene a referirse al lugar en el que se cumple el pago o
prestación. De este modo se asimilan por el jurista dos lugares distintos, uno, el
lugar en el que las partes intercambian su consentimiento creando un contrato, y un
segundo lugar, que es el del cumplimiento de ese contrato, que puede ser único o
múltiple según el tipo de contrato del que se trate. De este modo se produce un
acercamiento entre forum contractus y el forum solutionis que, teniendo en cuenta
las normas generales sobre competencia, sería difícilmente extensible a otros
supuestos. Entender que el contrato se contrajo, no tanto donde se convino, como
donde se pudo reclamar el pago, supone una interpretación bastante forzada del
concepto de contrato. En todo caso, la estructura del fragmento, compuesto por los
compiladores a partir de frases breves de Gayo y Paulo, permite albergar sospechas
sobre su autenticidad228.

228 Prueba de las dudas que presenta el fragmento, con referencia a su autenticidad es que, en
Paul. 28 ad ed. D.5,1,20, se incide de nuevo por el jurista que toda obligación debe de ser considerada
como contrato, de modo que, en cualquier lugar en que alguien se obligue, se entienda también que
se celebró el contrato, y ello, aunque no fuere por préstamo, contrato con relación al que se le hizo la
consulta. Ornnem obligationern pro contractu habendarn existirnandurn est, ut, ubicurnque aliquis
obligetul; et contrhai videatur; quamvis non est crediti causa debeatul:
Juan Ramón Robles Reyes

6.2.3.- Consecuencias de las imprecisiones contractuales en torno al lugar de


pago.

Las relaciones mercantiles establecidas entre personas que habitaban la


península Itálica y las que habitaban en provincias, daban lugar a conflictos como
el recogido en D.5.1.19.4. La imprecisión a la hora de formalizar el contrato dio
lugar a que se estableciese como lugar de pago "Italia", de forma genérica, sin
determinar el lugar exacto de pago dentro de ésta, teniendo en cuenta que el
obligado al pago tenía su domicilio en una provincia.

Ulp. 60 ed. D.5.1.19.4

Illud sciendum est eum, qui ita h i t obligatus ut in Italia solveret, si in


provincia habuit domicilium, utrubique posse conveniri et hic et ibi: et ita
Iuliano et multis alliis videtui:

En este supuesto, es "la opinión de Juliano y otros muchos", tal y como recoge
Ulpiano, que el obligado podrá ser demandado "aquí y allí" ... utrubique posse
conveniri et hic et ibi ....

6.2.4.- Fuero privilegiado de vendedor en reclamación por evicción.

Un supuesto que también podía plantearse, como consecuencia de una


compraventa, es el derivado de la reclamación de un tercero frente al comprador de
un bien, y que este comprador reclamase ayuda, por evicción, a la persona que le
transmitió el objeto cuya propiedad se discute, alegando éste último tener fuero o
juez privilegiado. ¿Podía el primer vendedor atraer hacia su propio juez, el litigio
planteado ante juez distinto entre demandante y demandado? En este supuesto tan
específico no se atendió por los juristas al lugar del primer contrato para determinar
la competencia sino que, como se recoge en Paul. 3 resp. D.5.1.49 pr.229 será el
segundo contrato el que establezca la competencia jurisdiccional, es decir, en este
caso, el vendedor sigue el fuero del comprador, de modo que el fuero competente
sería el del lugar en que el contrato nació entre demandante y demandado.
De este modo se puede concluir que el fuero general en materia de compraventa
fue el forum contractus, aunque no hay que olvidar, de una parte, las limitaciones

229 Paul. 3 resp. D. 5,1,49 pr,: Venditor ab emptore denuntiatus, ut eum evictionis nomine
defenderet, dicit se privilegium habere sui iudicis: quaeritur; an possit litem ab eo iudice, apud quem
res inter petitorem et emptorem coepta est, ad suum iudicem revocare. Paulus respondit venditorem
emptoris iudicem sequi solere.
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

cuantitativas a que se podían ver sometidos los juzgadores del lugar, de tratarse de
un municipio, que obligarían a remitir la celebración del pleito al gobernador o
presidente de la provincia, así como la posibilidad de las partes de someterse
voluntariamente a la jurisdicción de jueces y magistrados no competentes, dentro de
las limitaciones propias de la sumisión230.
7.- COMPETENCIA EN MATERIA DE FIDEICOMISOS

7.1.- Criterio general y excepciones.


Siendo el fideicomiso un encargo de confianza, sin estar sujeto a forma solemne,
era continua fuente de litigios que se planteaban por los fideicomisarios ante la
negativa de los fiduciarios a entregar el objeto o derecho en que consistía la fiducia.
De otra parte, el hecho de que fuese utilizado para evitar las prohibiciones o
limitaciones testamentarias, daba lugar a frecuentes procesos instados por los
propios herederos231.
En los litigios planteados por las reclamaciones de los fideicomisarios no se
atendió a un solo criterio competencial por parte de los juristas romanos, sino que
se estableció uno como genérico y, a continuación, se introdujeron diversas
excepciones. El criterio competencial general establecido en materia de
fideicomisos, recogido tanto en el Código Justinianeo como en el Digesto, es el que
establece para la reclamación de los bienes dejados en fideicomiso, la competencia
de los magistrados del lugar en donde se hallen la mayor parte de los bienes de la
herencia dejada por el fideicomitente232.
230 Vid. cap.2,14 de esta obra sobre derogación voluntaria de la competencia. Vid. Competencia
en materia de acciones y personales - cap.2,9 de esta obra- con relación a la transmisión del objeto
para variar la competencia y la posibilidad de conseguir la restitutio in integrum. C. 2.54(55).1 (Diocl.
Max. 294).
231 En Gai.2,285 y SS.se enuncia el posible origen de los fideicomisos como una forma de que
los extranjeros pudiesen adquirir bienes, debiendo ser prohibida esta práctica posteriormente, ..ut ecce
peregrini poterant fideicornmissa capere, et fere haec h i t origo fideicomrnissorurn, .... Igual utilidad
se dio a esta figura jurídica, como refiere Gayo una vez promulgada la legislación caducaria de
Augusto, que penalizaba en la herencia a los solteros -Gai. 2,286: Caelibes quoque, qui legem Juliam
hereditatis legataque capere prohibentu~;..- o los que no tenían hijos. También se utilizó la figura del
fideicomiso para dejar bienes a persona indeterminada o hijo póstumo ajeno, burlando las normas
hereditarias, hasta su prohibición por senadoconsulto ....Item olim incertae personae ve1 postumo
alieno perfideicommissum relinqui poterat, quanvis neque heresinstitui neque legari ei posssit, ...
232 Se observa el gran paralelismo existente entre las figuras del fideicomiso y el legado, tan
íntimamente unidas en los textos de la Compilación, llegando, incluso, en la mayoría de los casos, a
igualar su regulación legal. Ulp. 67 ud. ed., D.30.1.1: Per omnia exaequata sunt legatafideicomrnissis.
En Gai. 2,257 y SS.se refieren una serie de supuestos en los que se asimila la regulación sobre legados
a los supuestos de fideicomisos, como era el supuesto en el que el heredero, deducido el fideicomiso,
recibía por herencia menos de una cuarta parte, pudiendo aplicarse la lex Falcidia, así como el sistema
de estipulaciones y garantías para que el fideicomisario actuase respecto al heredero como legatario
de parte alícuota. ..ille autem qui ex fideicommisso reliquam partem hereditatis recipit, legatarii
partiarii loco est, id est eius legatarii cui pars bonorum legatux.
Juan Ramón Robles Reyes

C. 3.17.1. (Sev. Ant. 204)

Fideicommissum ibi petendum esse, ubi hereditas relicta est, dubitari non
oportet.

En igual sentido Ulp. 6 defideic. D.5.1.50 pr.

Si fideicommissum ab aliquo petatur isque dicat alibi esse maiorem partem


hereditatis, non erit ad praestationem compellendus: et ita multis
constitutionibus cavetul; ut ibi petatur fideicommissum, ubi maior pars
hereditatis est: nisi si probetur eo loco voluisse testatorem fideicommissum
praestari, ubi petitur:

Estos fragmentos hacen hincapié en que no puede ser compelido el fiduciario a


la entrega de los bienes dejados en fideicomiso en lugar distinto a aquél en que se
encuentra la mayor parte de la herencia, salvo que el testador, de forma expresa,
hubiese señalado un lugar distinto. A pesar de su rotundidad, como recoge el
Código (... dubitare non oportet), lo cierto es que esta regla experimentó diversas
excepciones y matizaciones

7.1.1 .-Importancia del lugar del bien a entregar por el fiduciario.

La primera excepción que se puede abstraer de los textos justinianeos es la


recogida en D.5.1.52.3, en la que se deroga la regla general, referida al lugar donde
se hallase la mayor parte de la herencia, en favor de la competencia de los
magistrados del lugar en que se hallase el bien o derecho a entregar en fideicomiso.

Ulp. 6fideic. D. 5.1.52.3

Si ea res quae perfideicommissum relicta est eo loci sit, dicendum est non
debere praescribi ei qui petit, quasi maior pars hereditatis alibi sit.

La justificación de esta excepción tiene su origen en razones de tipo puramente


pragmático y entronca con el fuero establecido en materia de reclamaciones
derivadas de derechos reales -forum rei sitae-. Como consecuencia de lo expuesto,
si se ejercitaba la acción en el lugar en el que se hallaba el objeto litigioso, estando
éste separado de la mayor parte de los bienes de la herencia, los magistrados de
dicho lugar no podrían declararse incompetentes, ni de oficio ni a instancia de parte,
aunque la mayoría de los bienes que componían la herencia se encontrasen en otro
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

lugar233. Tampoco hay que olvidar que podía darse el caso de que la mayoría de los
bienes de la herencia se encontrasen en un lugar alejado, respecto del bien o derecho
que se debía transmitir por fideicomiso, haciendo más racional la reclamación en el
lugar en que éste se hallase.

7.1.2.- Lugar determinado por el fideicomitente.

La primera excepción que recoge el jurista Ulpiano en D.5.1S O pr, es la referida


a la voluntad del testador manifestada de forma expresa, en el sentido de dictar éste
un lugar concreto para la entrega de los bienes.

...nisi si probetui; eo loco voluisse testatorem fideicommissum praestari,


ubi petitul:

En este supuesto es la voluntad del testador la que debe imponerse, ya que, no


en vano, fue la voluntad de éste la que creó la fiducia, y el fiduciario aceptó el
encargo de confianza que se le realizaba, debiendo por tanto acatar la voluntad de
aquél, y no sólo cumplir con el encargo sino, además, no plantear excepción
procesal de ningún tipo.
El fragmento de Ulpiano recogido en D. 5,1,50 pr. no es el único en el que el
fideicomitente es el que se establece, al constituir el fideicomiso, el lugar donde
han de entregarse bienes y, por tanto, plantearse el litigio, derogando el principio
general del domicilio del fiduciario o lugar en donde se halle la mayor parte de la
herencia. Se trata de supuestos en los que el testador hubiese manifestado que una
cantidad de dinero se dedicase al pago de alimentos o se realizasen donaciones en
lugares concretos. En estos supuestos los jueces y magistrados competentes para
conocer del procedimiento y dictar sentencia serían los del lugar señalado por el
testador, como también se deduce del fragmento del Digesto en el que el
fideicomitente expresa su deseo de hacer llegar bonos de comida a sus libertos.

Ulp. ófideic. D. 5.1.52.1.

Si libertis suis tesseras frumentarias emi voluerit, quamvis rnaior pars


hereditatis in provincia sit, turnen Romae debere fideicommissum solvi
dicendum est, ...

233 En este caso primaba la cercanía del magistrado respecto al lugar en donde se hallaba el
objeto, teniendo, por esta causa, mejores medios para tramitar el proceso, como eran la posibilidad de
aplicar medidas cautelares o de aseguramiento más efectivas; proximidad de los testigos; posibilidad
de reconocimiento judicial del lugar u objetos litigiosos o mayor facilidad para ejecutar la sentencia.
Juan Ramón Robles Reyes

En este texto llama la atención el hecho de que, ante la inexistencia de


declaración expresa, se fije Roma como lugar en donde hacer el pago de los bonos
de alimentos, entendiendo que, de forma subsidiaria, los libertos y el fuero
correspondiente serían los de la ciudad de Roma, siendo esta la causa por la que el
fideicomitente no hizo precisión territorial al respecto. Aquí se aprecia la vis
atractiva que tenía la ciudad de Roma, desde el punto de vista de competencia
territorial, cuando no había otro fuero preferente o nada se había dicho respecto a
lugar de cumplimiento. A esta solución llega Ulpiano cuando finaliza el fragmento
refiriéndose a que ésta debió de ser la voluntad del testador ..cuum apparet id
testatorem sensisse..
Parecida reflexión que en las líneas precedentes debe de realizarse en el supuesto
de que el testador hubiese dejado libras de oro y plata para los clarissimis viris
como donación. En este caso se entiende por el jurisconsulto234 que los magistrados
competentes ante los que se ha de hacer la entrega y, en su caso plantear la
controversia serían los de la ciudad de Roma, y ello aunque la mayoría de los bienes
se hallasen en una provincia. Esta interpretación del jurista, a pesar de remitirse a
lo que pudo querer el testador, más que cumplir el deseo del fideicomitente, a lo
que atiende es al privilegio de la clase senatorial para quien litigar en Roma era más
cómodo y constituía un privilegio. Además, y para no caer en contradicción
respecto a la necesidad de litigar en la provincia donde se hallasen la mayor parte
de los bienes de la herencia, el jurista matiza "siempre que fuera suficiente el
patrimonio existente en Roma para el pago de tales fideicomisos", debiendo
entenderse que de no ser así se debería acudir al criterio general.

7.1.3.- Domicilio del heredero.

A las anteriores excepciones a la regla general, hay que añadir una tercera, que
se incluye por Ulpiano en su obra defideicommissis, y se recoge en D. 5.1.50.2, en
la que se reconoce el domicilio del heredero como jurisdicción competente.

Sed et rescriptum est, ut illic fideicommissum petatui; ubi domicilium heres


habet.

234 Ulp. 6 de fidei. D.S.1.52.2: Sed et si proponat quibusdam clarissimi viris argenti ve1 auri
pondo relicta et sit suficciens ad huiusmodi fideicommissa Romae patrimonium: licet maior pars
totius patrimonii in provincia sit, dici oportet Romae esse praestandum: nec enim verisimilem est
testatorem, qui honorem habitum voluit is quibus reliquit tam modica fideicommissa, in provincia
praestari voluisse.
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

Esta inclusión es coherente dado que en muchos casos el fideicomisario tendría


la mayor parte de los bienes, o la posibilidad de localizarlos y hacer efectiva la
fiducia, en el propio domicilio familiar. Por contra, el establecimiento del domicilio
del heredero como fuero competente, sin proceder a las correspondientes
matizaciones, sentaba una vía de derogación del principio general que podía dar
lugar a conflictos competenciales de difícil resolución, pues el heredero podía
alegar la competencia de los magistrados correspondientes a su domicilio, mientras
que el fideicomisario entendiese competente al magistrado del lugar en donde se
hallase la mayor parte de la herencia. En este caso y, ante la época coetánea de
D.5.1.50.2, que establece el domicilio del heredero, y C.3.17.1, que prefiere el lugar
donde se hallen los bienes, y sus contenidos contrapuestos, habría que moverse en
el ámbito de las hipótesis, pudiendo entenderse que los magistrados de ambos
lugares serían competentes y el procedimiento se desarrollaría ante los magistrados
del lugar en donde se presentase la demanda primeramente. Regiría así el aforismo
prior tempore potior iure, en el sentido de que el primero que demandase marcaría
el fuero competente, ya que la otra parte no podría oponerse válidamente a la
tramitación de dicha demanda, ni plantear el litigio en otra jurisdicción, sin caer en
la excepción de litispendencia235.

7.1.4.- Sumisión expresa o tácita del fideicomisario.

A pesar de lo expuesto siempre existía la posibilidad de que el fiduciario


decidiese hacer la entrega en un lugar distinto a aquél en donde se hallaba su
domicilio o la herencia. En este caso, y si en ello hubiese consentido el
fideicomisario, aunque la herencia se hallase destinada a quien tenía su domicilio
en una provincia, podía el fiduciario hacer la entrega en el lugar por él escogido y

235 La cuestión debió de dar lugar a vacilaciones en la época clásica tardía que, sin duda se
manifestarían, no sólo en opiniones jurisprudenciales, sino también en decisiones imperiales (... et ita
multis Constitutionibus cavetuK. en D. 5.1.50 pr.), (sed et rescriptum est... en D.5.1.50.2), pero de las
"muchas constituciones", como dice el fragmento, que establecieron como criterio competencia1 el
lugar en donde se hallaba la mayor parte de la herencia, no se nos cita ninguna en Digesto, la única
muestra sería la de Severo del año 204, recogida por los compiladores en C.3.17.1. Pero es que, el
criterio contrario, el domicilio del heredero fideicomisario, también parece estar avalado por un
rescripto imperial aludido en D.5.1.50.2 por Ulpiano, sin precisar más detalles. Dada la
burocratización de la jurisprudencia en este período, quizás los posibles rescriptos contradictorios
reflejarían alguna polémica entre jurisconsultos. Pero los compiladores justinianeos no nos dan más
que un mosaico de soluciones contrapuestas sin que podamos saber cual de ellas triunfó, o de qué
modo pudieron conciliarse. Quizás fuese aquí de aplicación, y sólo por la vía de la analogía, el
fragmento de Pomponio, recogido en D. 33.1.1, Cum in annos singulos quid legatum sit neque
adscriptum, quo loco detur: quoqunque loco petetur dari debet... que viene a establecer, para los
legados, el principio de que, en la duda, el objeto debe ser entregado allí donde se reclame, evitando
dilaciones en la entrega o alegación de injustas excepciones procesales.
Juan Ramón Robles Reyes

no en otro236 apoyándose en la sumisión tácita del receptor. Igual sucedería en


aquellos casos en que el fideicomisario hubiese aceptado demanda en lugar distinto
del señalado por la ley para la entrega. En este caso no podría alegar la excepción
de encontrarse su domicilio, o la mayor parte de los bienes, en otro lugar, y por
tanto, corresponder jurisdicción distinta, ya que, como en el caso anterior, el
fideicomisario no podía ir validamente contra sus propios actos con base a la
sumisión tácita a fuero distinto del legalmente establecido.

7.2.- Referencia a magistrados especializados.

Los magistrados que debían conocer de los conflictos derivados del


incumplimiento del encargo de confianza fueron los ordinarios hasta la época de
August0237, momento en que éste atribuyó la jurisdicción a los cónsules en un
procedimiento extra ordinem. Posteriormente, y ante la generalizada práctica del
uso de los fideicomisos, así como la frecuencia del incumplimiento de los mismos,
Claudio creó los pretores fideicomisarios238, unos nuevos magistrados cuyas
competencias eran totalmente especiales, dedicados exclusivamente a resolver los
litigios en esta materia. 239 Posteriormente, como señala D'Ors, al final de la época
clásica sería el prefecto del pretorio quien tendría la jurisdicción en estos casos.

8.- COMPETENCIA EN MATERIA DE LEGADOS.

8.1.- Origen de este criterio competencial.

Un supuesto que se ha repetido a lo largo de la Historia es el que se refiere a la


negativa de los herederos a entregar a los legatarios los legados válidamente

236 Marc. inst. D.5.1.5 1: Quamvis ad eurn hereditasfuerit devoluta qui domicilium in provincia
habet. per et divi Severus et Antoninus rescripserunt, si consenseritfideicommissarius alio loco dure,
necesse habere secundum consensum dare ubi consenserit. Resulta extraño que una cuestión, en
principio tan poco problemática, necesitase un rescripto imperial para resolverla. Lo único que cabe
pensar es que el fideicomisario, después de haber consentido en que le entregasen los bienes
fideicomitidos en un lugar determinado, se arrepintiese y solicitara acogerse a las reglas generales que,
como se ha expuesto, también eran vacilantes.
237 Gayo nos informa en Inst.2,278 que la jurisdicción sobre fideicomisos en Roma la tienen el
cónsul y el pretor, mientras que en las provincias la tiene el presidente .$deicommissa ver0 Romae
quidem apud consulem ve1 apud eurn praetorem, qui praecipue de fideicommissis ius dicit,
persequimul; in provinciis ver0 apud praesidem provinciae.
238 Suet. Claud. 23,l confirió competencia a estos magistrados y, además, extendió la
competencia sobre esta materia a los gobernadores provinciales ..iuris dictionem defidei commissis
quotannis et tantum in urbe delegari magistratibus solitam in perpetuum atque etiam per provincias
potestaatibus demandavit..
239 D'ORS A. Manual de derecho Privado. Losfideicomisos. Univ. de Navarra. 1977, p.373
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

establecidos en las claúsulas testamentarias. En estos casos, el legatario podía


ejercer acción contra el heredero que se negaba a entregar el legado, siendo el lugar
pertinente para la interposición de la demanda el lugar en donde se hallaban los
objetos que constituían el contenido del legado (forum rei sitae)240. Tal solución se
recoge en Lic. Ru$ 4 Reg. D. 5.1.38

Quod legatul; si quidem per personalem actionem exigetul; ibi dari debet
ubi est, nisi si dolo malo heredis subductum fuerit: tunc enim ibi dari debet
ubi petitul: praeterea quod pondere aut numero aut mensura continetul; ibi
dari debet ubi petitul; nisi si adiectum fuerit "centiurn modios ex illo
horreo" aut: "vini amphoras ex illo dolio". si autem per in rem actionem
legatum petetur etiam ibi peti debet ubi res est. et si mobilis sit res, ad
exhibendum agi cum herede poterit, ut exhibeat rem: sic enim vindicari a
legatario poterit.

En dicho fragmento del jurista se establece dos tipos de supuestos, en atención


a que el legado se reclame por medio de una acción real o una acción personal, es
decir, que se trate de un legado vindicatorio o damnatorio. Para ambos casos se
establece la misma jurisdicción, es decir, el lugar en que se hallasen los bienes
legados, sin que la distinta naturaleza de los legados cambie el fuero jurisdiccional.
Dicha afirmación estaría totalmente justificada en el caso de ejercitar acciones
reales pero no en el supuesto de acciones personales, siendo lo normal en estos
supuestos que se hubiese remitido el jurista al domicilio del demandado y no al
lugar en que se hallaban los objetos legados241.

8.2.- Casuística derivada de legados. Actitud dolosa del heredero. Ausencia del
heredero. Litigios iniciados por el de cuius.
También recoge dicho fragmento el supuesto de que, el objeto legado, hubiese
sido trasladado de forma maliciosa por el heredero242 a lugar distinto de aquél en

240 Es reseñable la relación con D.13.4.6 en donde Paulo señala que si al heredero se le hubiere
mandado entregar algo por el testador en un lugar concreto, será de aplicación la acción arbitraria.
241En lo que se refiere al ejercicio de acciones reales sí se hallan precedentes que permitan
perseguir los bienes allá donde se encuentren, como se refleja en la constitución de los emperadores
Valentianiano, Teodosio y Arcadio del año 385 recogida en C.3.19.3, en donde para el ejercicio de
acciones personales se prescribe atender al fuero del reo, pero, para el supuesto de acciones reales,
junto a este fuero también se permite litigar allá donde las cosas se hallaren.
242 En Ulp. 22 ad Sub. D. 30.1.47 pr. se señala que si el traslado de las cosas se realizó por el
heredero sin dolo malo, las cosas habrán de entregarse allí donde fueron trasladadas. Igualmente
ratifica el jurista que, si las cosas legadas fueron dejadas por el testador en un lugar concreto, deben
ser reclamadas en dicho lugar, salvo que la voluntad del testador hubiese sido expresamente otra y,
siguiendo las palabras de Juliano, tanto para los legados de cosa propia como de cosa ajena.
Juan Ramón Robles Reyes

que lo dejó el testador y, presumiblemente, también distinto de su domicilio ..nisi si


dolo malo heredis subductum fuerit, tunc enim ibi dari debet ubi petituz.. En este
supuesto, y para facilitar la actividad del legatario demandante, se establece que
serán competentes los magistrados del lugar en el que se formula la petición, con
independencia de que ya no se encuentrase allí el objeto legado243. Con esta
solución se evitaba incurrir en plurispetitio loco. A igual solución llega el texto
para el caso de que la reclamación versase sobre objetos que se cuentan, pesan o
miden, debiendo ser entregados los mismos allí donde se pedían.. praeterea quod
pondere aut numero aut mensura continetul; ibi dari debet ubi petitur. Excepción a
esta regla es el hecho de que al establecer el legado, el testador hubiere determinado
el lugar donde se encontraba el objeto que se quería legar, señalando las ánforas,
graneros o tinajas donde aquél se hallaba ... nisi si adiectumfierit "centium modios
ex illo horreo" aut: "vini amphoras ex illo dolio", siendo en este caso el lugar
donde se hallan y no donde se piden el lugar competente para formular la petición.
La pauta para distinguir cuándo estamos ante un fuero competencia1 u otro nos la
da Ulpiano, en D. 30.49.1,244 cuando nos dice que, si se pidiera cosa cierta, que se
pueda contar, pesar o medir,como es el trigo de aquel granero o el vino de aquella
despensa, habrá de ser entregado allí donde se dejó, salvo que hubiere establecido
otra cosa el testador, pero, si lo que se legó no fue cosa cierta, se habrá de entregar
allí donde se pide.
Una cuestión que se plantea es la de determinar el lugar de reclamación del
legado en el supuesto de que el heredero estuviese ausente. En Ulp. 60 ed. D. 5.1.19
pr. se establece la regla general para este supuesto heres absens ibi defendendus est,
ubi defunctus debuit ... El heredero debe ser defendido en el mismo lugar en que
debió de haberlo hecho el difunto, de haber estado en vida, circunstancia ésta que
parece lógica, si atendemos, de una parte, a la subrogación que conlleva la
aceptación de la herencia por el heredero y, de otra, a que los acreedores del
fallecido mantenían sus prerrogativas para litigar en este lugar conocido para ellos.
Pero este razonamiento quiebra por dos posibles alteraciones de fuero. La primera
se puede desprender del párrafo citado, donde no se dice que sucedería si el
fallecido tuviese un fuero propio que le permitía litigar en lugar distinto del
ordinario y, la segunda excepción, recogida expresamente en el mismo fragmento

243 En el mismo sentido Pomponio, D. 33.1.1 con referencia a las cosas que se legaron para cada
año, no expresándose el lugar en donde debieron de ser entregadas. En este caso establece el jurista
que se debe de entregar el objeto en cualquier lugar en que se pida, Cum in annos singulos quid
legatum sit neque adscriptum, quo loco detur: quoqunque loco petetur dari debet...
244 Ulp. 22 ad Sub. D.30.1.47: Sed si id petatur quod pondere numero mensura continetur; si
quidem certum Corpus legatum est, veluti frumentum ex illo horreo ve1 vinum ex apotheca illa, ibi
praestabitur ubi relictum est, nisi alia mens fuit testamentis: sin ver0 non fuit cerca species, ibi erit
praestandum ubi petitur.
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

del Digesto y referida al hecho de que el heredero "..allí se encontrase y no se


excusase con algún privilegio propio"245, de modo que aunque la mayor parte de los
bienes objeto de la herencia se hallasen en otro lugar, si el fallecido tenía fuero
privilegiado o lo tenía el heredero, serían estos los que se impondrían sobre el fuero
general. Cuestión distinta es que elxfallecido hubiese aceptado ya el juicio en un
lugar y, estando a medio el procedimiento debiese el heredero hacerse cargo del
mismo. En este caso es clarificador el párrafo de Iav. 15 ex. Cass D. 5.1.34. Aquí
es tajante Javoleno al afirmar que, aunque el heredero tenga su domicilio al otro
lado del mar, no podrá evitar venir a Roma para continuar el procedimiento iniciado
por el de cuius. Marc. 1 dig. completa lo dicho con anterioridad en D.5.1.30, al
afirmar que el juicio debe terminar donde se aceptó246.

Si is qui Romae iudicium acceperat decessit heres eius quamvis domicilium


trans mare habet, Romae tamen defendi debet, quia succedit in eius locum,
a quo heres relictus est.

El razonamiento antes expuesto, podría también ser de aplicación en los


supuestos en que el legatario debía hacer frente a demandas que traían causa de
incumplimientos contractuales del testador, o de deudas de éste en las que los bienes
legados sirviesen de garantía. En estos procesos el fuero no venía determinado tanto
por la naturaleza del legado, como por la reclamación principal, de la que el legado
sólo era una garantía. De otra parte, el hecho de que el testador ya hubiese aceptado
el inicio de un proceso antes de su muerte, suponía para el heredero y legatarios un
sometimiento a aquella jurisdicción.

9.- COMPETENCIA EN MATERIA DE ACCIONES REALES Y PERSONALES

9.1.- Formulación del principio general.

A pesar de que los jurisconsultos clásicos huían de la generalización y


abstracción a la hora de dar soluciones a las cuestiones que se les planteaban, en la
época postclásica sí se promulgaron normas generales aplicables a los procesos en
los que se ejercitaban acciones reales o personales. Como consecuencia de ello, los
compiladores incluyeron en el Código justinianeo una serie de constituciones, como
son las recogidas en los Títulos XVI y XIX del Libro 111, bajo las rúbricas Ubi de

245 Ulp. 60 ed. 50.1.19: ... et conveniendus, si ibi inveniatul; nulloque suo proprio privilegio
excusatur
246 Marcell. 1 dig. D.5.1.30: Ubi acceptum est semel iudicium, ibi etfinem accipere debet.
Juan Ramón Robles Reyes

possessione agi oportet y Ubi in rern actio exercerit debet, que a pesar de su
reducido número, son de aplicación en innumerables litigios.

9.2.- Acciones personales.

La formulación del principio general en materia de competencia jurisdiccional,


referido a acciones personales y reales, es decir, a la mayoría de las acciones, viene
recogido en C.3.19.3 donde se reflejan con mayor claridad los parámetros
esenciales en esta materia247.

C.3.19.3 (Grac. Valent. Theod. 385)

Actor rei forurn, sive in rern sive in personam sit actio, sequitul: sed et in
locis, in quibus res, propter quas contenditur constitutae sunt, iubemus in
rern actionem adversus possidentern rnoveri.

El precepto es rotundo en sus afirmaciones y no requiere mayor explicación. El


actor seguirá el fuero del demandado, ya se trate de una acción personal, ya se trate
de una acción real, -actor sequitor forurn rei-. Es decir, el fuero del reo será el
determinante de la competencia, con independencia del tipo de acciones de que se
trate pero, con una matización, en el supuesto de que se reclame la posesión de un
objeto, también podrá presentarse la demanda ante los magistrados del lugar en que
este se encuentre. Como se observa, se establece el fuero general referido al
domicilio del demandado, pero dejando abierta la posibilidad de reclamar el objeto
en otro lugar Vorum rei sitae)248. Hay, por tanto, en Derecho postclásico un fuero
concurrente a elección del actor en las acciones reales. Esta constitución es
aplicable a innumerables tipos de acciones y, junto con el fuero relativo al lugar de
origen, configurará el criterio general en materia competencial, pudiendo calificar
las constituciones que establecen otros fueros, como especialidades, respecto a los
aquí citado@.

247 De la fecha de estas constituciones se desprende que este criterio competencial no fue
formulado hasta la época postclásica, a pesar de que su aplicación proviene de épocas precedentes.
248 Para VOLTERRA, E., Instituciones de derecho privado romano, op. cit. p. 222, este fuero
habría surgido en Derecho postclásico, para los juicios en los que el objeto era una cosa inmueble, ya
que en los procesos extra ordinem la condena no era meramente pecuniaria.
249 SCIALOIA,V., Procedura civile romana, op. cit. p.90, recuerda que a pesar de la general
aceptación de este principio, no hay que olvidar los supuestos en que el demandado era citado en la
ciudad de Roma, patria común de todos los ciudadanos, o el supuesto de concurrencia de los fueros
concurrentes de domicilio y origo, en el Bajo imperio.
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

En Derecho justinianeo se clarifica el panorama competencial, no tanto porque


dejasen de plantearse problemas de este tipo sino por la nueva estructura social y
administrativa. En esta época todos los pobladores del imperio estaban adscritos a
una clase social y con un domicilio del que no podían sustraerse, salvo casos
excepcionales. Los pobladores de las provincias, ahora de extensión menor que en
otras épocas, no podía salir de aquella demarcación territorial y, como consecuencia
de ello, los pleitos que pudieran surgir, tanto de tipo civil como penal,250 por
cuestiones de propiedad, lindes, hipoteca u otro origen, se tramitaban ante los
magistrados y jueces de aquel término251.

9.3.- Acciones reales.

El T.XIX del libro 111 del Digesto tiene por título Ubi in rem actio exerceri
debeat, es decir, señala el lugar donde ha de plantearse la acción real, que será
donde se halle el objeto y contra el poseedor del mismo252. Se establece un fuero
concurrente, como recoge expresamente D. 3.19.3, citado ut supra, para conceder
mayor protección a quien ha sido desposeido de sus bienes, debiendo entender aquí,
por la amplitud del precepto también los derechos reales como son las
servidumbres.

9.3.1.- Enajenación realizada con la intención de variar la competencia.

Debieron ser frecuentes los suspuestos en los que se pretendía cambiar la


competencia de forma dolosa, como para que el Digesto, dedicase un título,
concretamente el Título LIV(LV)253, a los supuestos enajenación dolosa para evitar
una demanda y hacer variar la competencia jurisdiccional. Para este supuesto el
edicto perpétuo permitía la restitutio in integrum y, la constitución de Diocleciano
y Maximiano aún llegaba más lejos, pues facultaba al demandante para ejercitar la
acción, tanto contra el enajenante, como contra el adquirente.

250 Siempre que el delito se cometiese en aquel lugar, pues, el forum delicti commissi, aceptado
de forma generalizada, por pragmatismo procesal y ejemplaridad para con el pueblo, prescribía que si
el hecho se cometía en el poblado vecino o en otro lugar se celebrase ante sus magistrados el proceso,
vid. SCIALOIA,V., Procedura civile romana, op. cit. p. 90.
251 Vid. Nov. 69.1 (538)
252 Vid. C.3.19.1 (Dioc. Max. 293-304)
253 De alienatione iudicii mutandi causa facta. En el mismo sentido D. 4.7. Este Título recoge
diversos supuestos en los que se declara la restitutio in integrum cuando se enajena un objeto para
variar la competencia, conseguir la usucapión, evitar la novi operis nuntiatio o situar a un poderoso en
la posesión, de modo que el poseedor demandado pueda variar la competencia jurisdiccional o,
simplemente, empeorar dolosamente la 'posición del demandante. En D.4.7.1 se refiere Gayo
expresamente a la enajenación realizada para conseguir como adversario a una persona de otra
provincia o quehese más poderosa ...
Juan Ramón Robles Reyes

C.2. 54(55).1 (Dioc.Max.294)

Cum in ren actioni possessio pariat adversarum, alienatione etiam iudicii


mutandi causa celebrata in integrum restitutio edicto perpetuo permittatuc
intellegis, quod, si rem, ne secum agatucqui possidebat venumdedit et
emptori tradidit, quem elegeris conveniendi tibi tributam esse iure
factultatem.

El rescripto no exige la existencia de mala fe en el adquirente para poder dirigir


la demanda contra él, siendo suficiente la actuación dolosa del demandante y el
cambio de poseedor. La explicación de que púeda dirigirse contra ambos la acción
puede radicar, además de su asimilación a figuras como el interdictum
fraudatorium, al hecho de que el precepto no hace referencia a transmisión de
propiedad, sino de posesión, pudiendo estar ante un precedente de la admisión de la
posibilidad de demandar a detentadores y ficti possessores, reconocido por
Justiniano.

9.3.2.- Acciones para recuperar la posesión perdida por violencia o


interinidad.

La primera constitución del Libro 111, -C.3.16.1- concreta la protección al


legítimo poseedor, dando solución a los litigios derivados de la privación posesión
(ya sea por violencia o por posesión interina), al establecer la competencia de los
magistrados y jueces correspondientes al lugar en que se turbó dicha posesión.

C.3.16.1 (Valen. Val. 366).

Ubi aut vis facta dicitur aut momentaria possessio postulanda est, ibi loci
iudicem adversus eum qui possessionem turbavit convenit iudicare.

Esta constitución es aplicable a múltiples supuestos, derivados de la pérdida de


la posesión y es una muestra de la evolución que sufrieron los interdictos del
proceso formular, convirtiéndose en la extraordinaria cognitio, en constituciones
imperiales ad exemplum interdictorum, como se recoge en C.8.1.1 (Alex.224)254

254 La constitución citada evoca el Edicto del pretor, no siendo muy lejana, por la fecha en que
se emite, de la propia redacción dada por Juliano. Vid. KASER, M. Das romische Zivilprozessrecht,
op. cit. pp. 637 y 638.
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

10.- EJERCICIO DE ACCIONES PENALES PRIVADAS. FORUM DELZCTZ COMMZSSZ,


COMO PRINCIPIO GENERAL

La jurisdicción penal, como señala Girad255 no es más que "una derivación del
sistema de venganza privada que le precede", aunque, ahora, regulada por normas
racionales.
Desde la fundación de Roma, sus habitantes tuvieron presente que había dos
tipos de delitos: los delitos cometidos contra el orden de la ciudad y los delitos
cometidos contra los intereses particulares. En el primer tipo se incluían todos los
delitos contra la seguridad interior y exterior de la ciudad-estado y sus principios de
convivencia, incluyéndose también aquí la profanación de lugares u objetos
sagrados o los atentados contra la vida del rey o pater familias. Todos estos
supuestos siempre estuvieron incluidos en el concepto crimina y su jurisdicción no
era la civil, ni los magistrados competentes para conocer de los mismos eran los
propios de este orden.256 Los "delitos privados" fueron tramitados ante el rey, el
cónsul y, posteriormente, fueron los pretores quienes asumieron la plena
competencia jurisdiccional. Con la creación de nuevas magistraturas en el período
de la cognitio extraordinem, sobre todo en la época del Dominado, se ampliará el
número de magistrados con competencia en esta materia. Así, además de los ya
citados y los gobernadores en las provincias, los magistrados municipales también
tuvieron competencia257, del mismo modo que la tuvieron los prefectos de la ciudad
y, en menor medida, el defensor civitatis. Estos dos últimos magistrados asumieron
las competencias que antes tenían los pretores teniendo competencia excluyente
respecto a los gobernadores, vicarios o prefectos que sólo actuarían en materia de

255 GIRARD, P,E, Histoire de 1 'organisation judiciaire des romains, op. cit. p. 26
256 Sobre la distinción entre crimina y delicta vid. MOMMSEN,TH., Derecho penal romano,
op.cit., T.1, p.9. También en C.3.15.2 se hace referencia a la competencia del magistrado si vive en su
jurisdicción el que cometió el crimen.Este fragmento remite la competencia jurisdiccional al domicilio
de la persona que comete el crimen de plagio, vendiendo a un hombre libre coino esclavo, a sabiendas
de su libertad, postponiendo así el forum delicti commissi frente al forum domicilii. Dada la fecha de
esta constitución, a comienzos del siglo cuarto, momento en que el forum delicti commissi era
ampliamente reconocido, solo puede explicarse el texto en atención a la existencia de una
interpelación. Prueba de ello es que la constitución que precede a la citada, es decir, C.3.15.1,
promulgada cien años antes, ya reconoce que las causas criminales, penadas por leyes públicas o
privadas, se perseguirán en el lugar en que se cometieron, o empezaron o, finalmente, en el lugar en
que fue hallado el delincuente. No hay remisión al domicilio del delincuente.
257 La competencia de los magistrados municipales en esta materia siempre estuvo restringida,
siendo prueba de ello la Ley de Irni que, recogiendo la práctica común establecida por Roma, en virtud
de la cual no podían los magistrados municipales juzgar sobre asuntos relativos a la pena capital o
delitos que se considerasen infamantes, como la actio furti o la actio iniuriarum, ejercitadas contra
persona libre.
Juan Ramón Robles Reyes

apelación. En estos casos habla Mommsen258 de forum domicilii, entendiendo que


solo podrían conocer del delito estos magistrados si los delincuentes tenían su
domicilio en el ámbito territorial de su competencia, pero sólo lo hace como
derivación del forum delicti commissi y la nueva estructura social y administrativa
del Bajo Imperio259.
Centrándonos en la formulación del fuero competente, hay que precisar que
desde el principio de los tiempos, o como se dice en la Novela 69.1, "es de derecho
perpetuo" que los magistrados competentes para conocer de un delito privado sean
los del lugar en que se cometió el delito260 (forum delicti commissi). Se recoge el
principio citado de forma muy nítida en C.3.15.1 (Sev. Ant. 196).

Quaestiones eorum criminum, quae legibus aut extra ordinem coercentul;


ubi commissa ve1 inchoata sunt ve1 ubi reperiuntur qui rei esse perhibentur
criminis, perjici debere, satis notum est.

Igual criterio se recoge en la ya citada Nov. 69,l.

..ac praecipimus omnibus, qui in provinciis habitant, ... ut unusquisque in


qua provincia delictum commisit ve1 in qua pecuniarum ve1 criminum reus
sit, sive finibus agrorum sive de dominium sive de possessione sive
hypotheca, sive de alia qualicumque causa illic etiam rationem in iudicio
reddat ... ac non extra fines provinciae meliore condicione uti studeat.

258 Vid. MOMMSEN, TH. Derecho penal romano, op. cit. T.11, pp.23-24, sobre la evolución que
supuso el conocimiento de los casos penales por los magistrados, pasando, de aplicar el forum
domicilii, al forum delicti commissi.
259 Vid. C.8.1.2 en donde, con referencia a los interdictos, se establece que el presidente de la
provincia no puede conocer, ni tan siquiera de los interdictos, contra los que no son de su provincia.
260 Vid. Cels. dig. 37 D. 48.3.11 hace mención expresa a la competencia de los magistrados del
lugar en donde se ventila el caso, aunque, una vez resuelto se pueda remitir al reo ante el gobernador
en donde tiene el domicilio. En similares términos D. 48.2.7.4. Vid. Paul. 17 ad Plaut.
D.5.1.24.l.respecto a la jurisdicción de Roma respecto a los delitos que hubiese cometido el Legado
tras el inicio de la legación, Legati ex delictis in legatione commissi coguntur iudicium Romae pati
sive ipsi admiserunt sive servi eorum. Con relación a los delitos cometidos por los esclavos, estos
deben ser defendidos en el lugar en que cometieron el delito o emplearon la fuerza, tal y como
establece Pomponio en D.9.4.43: Servi..ibi defendendi sunt, ubi deliquisse arguentur: itaque servos
dominus eodem loco exhibere debet, ubi vim intulisse dicentul;..; KASER, M., Das romische
Zivilprozessrecht, op.cit. p.247. VOLTERRA,E. Instituciones de derecho Romano, op. cit. p. 222 lo
designa también como forum maleficii.; PUGLIESE, G, 11 processo formulare, op. cit. p. 160.
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

Esta última disposición es más descriptiva que la anterior, ya que se manda a


todos los jueces de las provincias que, en la provincia en la que uno delinque, o en
la que es constituido reo en negocio civil o criminal, o en cuestión sobre terrenos y
límites, propiedad, posesión, hipoteca, o en cualquiera otra circunstancia, allí debe
ser enjuiciado261. Se trata de una fórmula muy amplia que, por su inclusión en el
Título XV, relativo a Ubi de criminibus agi oportet no deja dudas a que también
incluye delitos civiles. Además, su aplicación tan amplia reconduciendo todo tipo
de supuesto (... ve1 de qualibet alia occasione, illic etiam iuri subiaceat...) a la
jurisdiccion del juez del término, no deja dudas respecto al fuero en materia de
delitos privados.
Entre estas dos constituciones pudiera parecer que hay contradicción, o al menos
que se podrían derivar problemas de competencia en su interpretación, ya que, en
la primera se dice que serán competentes los magistrados del lugar donde se
cometió el delito, pero, junto a los magistrados de este lugar, cita también a los
magistrados del lugar en donde comenzó a perpetrarse el delito (entendiendo que se
perfeccionó en otro lugar) y los magistrados del lugar en donde fueron hallados los
delincuentes. Pero estos supuestos que se citan son más frecuentes en materia de
crímenes públicos que en materia de delitos privados. En estos casos el delito se
suele cometer en un lugar concreto (pensemos en hurto, daños, lesiones o
intimidación) y es en este lugar en donde se debe responder ante la ley. A esta
solución parece llegar la segunda constitución ya que al mencionar supuestos
frecuentes de delitos privados (reo en negocio civil o cuestiones de posesión,
propiedad o hipoteca) especifica que en el término territorial en que se cometieron
los hechos, allí es donde deben ser enjuiciados "lo cual es de perpetuo derecho"262.

11.- COMPETENCIA EN MATERIA DE RESTITUCI~NDE DOTE. FORUM


DOMZCZLZZ. REFERENCIA AL ESPOSO ZN LEGATZONEM, COMO E X C E P C I ~ NAL
PRINCIPIO GENERAL.

En la determinación del lugar en que se debe restituir la dote, la competencia no


viene marcada ni por el lugar donde se redactó el instrumento dotal, ni por el lugar

261 Caso especial es el recogido por Tac. Ann. 4,20 infine, donde se dice que se propuso que, por
un decreto del senado, se estableciera que, a los magistrados, aunque fueran personalmente inocentes
e ignorantes de la culpa ajena, se los considerara responsables en las denuncias de los provinciales
contra sus esposas, como si fueran contra ellos mismos.
262 El llamado forum delicti commissi no solo era de derecho perpetuo, sino de aplicación en
todos los lugares, pues, como se recoge en Pap. resp. 16, D. 48.3.22, reproduciendo un rescripto
imperial, los que cometieren delitos en las provincias deben ser enjuiciados y condenados ante
aquellos ante quientes cometió el delito, incluso en el supuesto de que se tratase de militares..alterius
provinciae reus apud eos accusatur et damnatul; apud quos crimen contractum ostenditul: quod etiam
in militibus esse observandum..
Juan Ramón Robles Reyes

en donde se hallasen los bienes constitutivos de la dote. Los magistrados


competentes serán los correspondientes al lugar en donde tenga el domicilio el
esposo y en donde se domiciliará igualmente la mujer263. Así se expresa en Ulp. 34
ed. D. 5.1.65.

Exigere dotem mulier debet illic, ubi maritus domicilium habuit, non ubi
instrumentum dotale conscriptum est: nec enim id genus contractus est, ut
et eurn locum spectari oporteat, in quo instrumentum dotis factum est,quam
eurn, in cuius domicilium et ipsa mulier per condicionem matrimonii erat
relitura.

Este principio quiebra en el supuesto de que el marido se halle en Roma con


motivo de legaciónza, en este caso los magistrados de dicho lugar serán los
competentes para conocer de la acción, como recoge Pap. 24 quaest. D. 5.1.42

Si uxor a legato Romae diverterit, dotis nomine defendendum Romae virum


responsum est.

En este fragmento no sólo se atenta contra los privilegios que se concedían a


quien estaba desempeñando una legación municipal en Roma, sino que se rompe
con el piincipio de que el fuero competente para la restitución de la dote sea el
domicilio del marido. La única explicación que se puede encontrar a esta
derogación de competencia la hallamos en el hecho de que, al ser las legaciones a
Roma de larga duración, había que dar a la esposa divorciada, o la persona que
hubiese constituido la dote, de ser persona distinta, la posibilidad de que pudiese
reclamar durante la legación en esta ciudad, pudiendo comenzar pronto el
procedimiento judicial y evitar perjuicios derivados del mero transcurso del tiempo
o escasez económica. Además, de este modo se garantizaba el aseguramiento de los
bienes que constituían la dote pues, el Legado, tenía que formalizar la litis

26i Se aprecia en el fragmento el pragmatismo de Ulpiano quien, pudiendo haberse remitido al


lugar donde se hallaban los bienes que constituían la dote, y que el esposo administraba junto a los
bienes propios, se remite al domicilio de aquél. Es igualmente oportuno que este sea el fuero
competente para los supuestos de dote constituida por persona distinta a la esposa y que ahora reclama
mediante la condictio. En el supuesto de haber fallecido la esposa dotada y desconocer dónde se hallan
los bienes, la persona que constituyó la dote profecticia, si pudiere pedir la restitución de la dote,
normalmente sólo sabrá donde vive el esposo.
264 Vid. la excepcionalidad de este párrafo si lo comparamos con otros como Ulp. 3 ed. D. 5.1.2.3
o D.5.1.2.4 en los que se aprecia el privilegio que tiene el Legado municipal para rechazar los
procedimientos judiciales que tuviesen su origen en negocios anteriores a la legación y ello hasta su
regreso a su ciudad de origen.
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

contestatio y afianzar el cumplimiento de una eventual condena. Lo que no exige


el precepto es que el procedimiento se tuviese que desarrollar in legationem pues
podría perjudicar el objeto de la legación, por lo que queda la duda de si Papiniano
quería que el Legado se defendiera siguiendo el proceso en Roma, o sólo
compareciese garantizando su posterior defensa a la vuelta de la legación. Ante la
falta de datos debe entenderse que, por defenderse, quiso el jurista contestar a la
demanda y seguir el procedimiento ordinario265.

12.- COMPETENCIA EN MATERIA DE ESTIPULACIONES. FUERO COMPETENTE.


APLICACI~NDE LA A C C I ~ NARBITRARIA

Multitud de negocios se formalizaban en Roma mediante la forma estipulatoria


que presentaba la ventaja de su facilidad y rapidez pero, por contra, daba lugar a
litigios derivados de su abstracción y oralidad. Además existían diversas acciones
para exigir el cumplimiento de la obligación como eran la actio ex stipulatu y la
condictio, según se tratase de un incertum o un certum
La determinación de los magistrados ante quienes debía plantearse la actio ex
stipulatu o la condictio, en reclamación del cumplimiento de la estipulación, (en
especial cuando se trataba de la entrega de cosa cierta), según el criterio mayoritario
de la doctrina, debía realizarse en atención al domicilio del deudor en el momento
de ejercitar la demanda judicial, o bien en el lugar en que se hallase la cosa en este
momento (locus rei sitae)266. Pero se planteaba el problema derivado del cambio de
domicilio del promitente, ya fuere por motivos justificados, ya fuere para eludir la
celebración del litigio y, sobre todo, la litis contestatio. El acreedor podría perder el
litigio por pluris petitio loco,en todos aquellos supuestos en que se había
establecido un lugar de pago distinto al del nuevo domicilio del deudor. Para

265 La finalidad perseguida por la ley, como se señala en Gai. 4 ad ed. D. 4.5.8 infuze, a propósito
de la restitución de bienes dotales, existiendo capitis deminutio del marido, es la consecución de lo
justo y lo bueno para la esposa, quia in bonum et aequum concepta est.. Esta tesis se ve avalada por
otros textos, como el recogido en Paul. ad Plaut. 17 D.5.1.28.4, en donde, a propósito de que el Legado
hubiese sido instituido heredero, y en el supuesto de que éste debiese de entregar bienes de la herencia
a personas a quienes se les pasaba el plazo fijado por una acción, se permitía que se ejercitase acción
in legationem, obligando al Legado a comparecer ante el pretor y seguir el procedimiento hasta la litis
contestatio: Sed et si dies actionis exitura erit, causa cognita adversus eum iudicium Praetor dure
debet, ut lis contestetur, ita ut in provincia transferatur. Como se desprende del texto, se incluye una
derogación más al llamado ius domun revocandi, y remite la iudicatio al municipio de origen del
Legado, una vez transcurrida la legación.
266 Vid TALAMANCA. Giuliano et il locus solutionis,cit. pp. 629 y SS.;AMARELLI. F. Locus
solutionis, op.cit., Milán.1984, p.78. En contra de esta corriente y a favor de la competencia de los
magistrados del lugar en que se celebró el contrato SOLAZZI, L'estinzione del1 'obligazione, op. cit.
pp. 110 y SS.
Juan Ramón Robles Reyes

resolver este problema se plantearon dos soluciones. La primera, apuntada por


Talamanca, en el sentido de afirmar que el lugar donde se debía de plantear el litigio
era el del domicilio del deudor en el momento de realizarse el contrato, y no en los
sucesivos, y probablemente dolosos, cambios de domicilio que posteriormente
realizase aqué1267. La segunda solución venía dada por la aplicación de los criterios
generales en materia de competencia jurisdiccional, remitiéndose al domicilio del
demandado, aunque fuese distinto del que tenía en el momento de formalizar la
estipulación.
La solución de Talamanca presentaba el problema de ser difícilmente aplicable
en los supuestos en que el deudor no pudiese comparecer ante el pretor y celebrar
la litis contestatio por ser distinto su domicilio al del lugar en que se iniciaba el
procedimiento por el demandante. De otra parte, sería fácil para el deudor cambiar
de domicilio e instalarse en un lugar distinto en el que se hallaba el objeto de la
prestación -vino, aceite u otras mercancías cuyo precio varía de un lugar a otro- y
así defraudar al acreedor que vería perdida parte de la utilidad que esperaba obtener
con la celebración del contrato. Estos problemas se plantearon en Roma, siendo la
solución adoptada por los juristas la creación de la acción arbitraria "eo quod certo
loco"268. Esta acción pretoria, in personam, permitía al acreedor solicitar el pago de
una deuda en lugar distinto al estipulado, por encontrarse el deudor en el lugar
donde que se le demandaba. Dado el carácter arbitrario de la acción, el Juez debía
tener en cuenta el posible cambio de valor del precio de las cosas, en consideración
al cambio de lugar en el cumplimiento de la prestación. Así se desprende del texto
de Gai 9. ed. prov. D. 13.4.1.269

Alio loco, quam in quem sibi dari quisque stipulatus esset, non videbatur
agendi facultas competere, sed quia iniquum erat, si promissor ad eum
locum, in quem daturum se promisisset, numquam accederet (quod ve1 data
opera faceret ve1 quia aliis locis necessario distringeretur), non posse
stipulatorem ad suum pervenire, ideo visum est utilem actionem in eam rem
comparare.

267 TALAMANCA. op. cit. p. 636 11.34, a partir de C. 3.13.2 (Diocl. Max. 293): luris ordinem
converti postulas, ut non actor rei forum, sed reus actoris sequatur: nam ubi domicilium habet reus
ve1 tempore contractus habuit, licet hoc postea transtulerit, ibi tantum eum conveniri oportet.
268 LENEL.0. E.P., París 1901 (reed.1975), 17,96,p. 240, cuya intentio sería: s.p. Nm.Nm. Ao.Ao
X Ephesi dare oportere..
269 En el mismo sentido Afric. 3 quaest. D. 13.4.8 en lo referente al pago de intereses para evitar
perjuicios al acreedor. A mayor abundamiento Pap. 27 quaest. D. 5.1.43 en donde expresamente se
afirma que se puede demandar en cualquier lugar la indemnización de su interés: Eum qui insulam
Capuae fieri certo tempore stipulatus est, eo finito quocumque loco agere posse in id, quod interest
constat.
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

La posibilidad que tenía el acreedor de dirigir la acción contra el deudor allá


donde tuviese su domicilio parece fuera de toda duda, y el dominio que aquél tenía
sobre el procedimiento también parece incuestionable, como lo acredita Ulp. 47. ad
Sub. D. 13.4.9

Is qui certo loco dure promittit nullo alio loco, quam in quo promisit,
solvere invito stipulatore potest.

Es decir, que contra la voluntad del estipulante no se podía pagar en lugar


distinto a aquél en que se prometió en la estipulación. Pero esta regla se debía
matizar270 para el suesto en el que el acreedor reclamase el cumplimiento en el
domicilio del demandado, lugar distinto al que se fijó como lugar de pago en la
estipulación, y el demandado alegase el cumplimiento de la obligación, su pronto
pago, que se depositó el objeto de la estipulación o cualquier otra alegación que
justificase su comportamiento y, además, garantizase con fiadores el cumplimiento
de la obligación en el lugar pactado en el contrato. En estos casos, el juez, de
acuerdo con la equidad debía de absolver al demandado y remitir a los litigantes al
magistrado competente, que sería el correspondiente al lugar que se fijó en el
contrato para el cumplimiento de la estipulación; así se recoge en Ulp. 27. ed.
D.13.4.4.1

Interdum iudex, qui ex hac actione cognoscit, cum sit arbitraria, absolvere
reum debet, cautione ab eo exacta de pecunia ibi solvenda ubi promissa est

De otra parte, la solución aquí apuntada parece totalmente acertada, ya que la


esencia de este recurso procesal era luchar contra la mala fe del demandado
aunque, cuando ésta no existía, el juez debía aplicar su prudente arbitrio y
absolver271.

270 En Pomp. 5 ad Sab. D. 33.1.1 se manifiesta que en los casos de estipulación regirá la misma
solución que para los legados, cuando no se fijó el lugar de la entrega, debiendo de ser entregado el
objeto en aquel lugar en que se pida, ..quocumque loco petetur dari debet..
27 1 En todos los casos en que el demandado alegaba cumplimiento y afianzaba, se veía el juez en
la necesidad, aplicando criterios generales, de remitir a las partes al juez natural u ordinario pues su
excepcionalidad quedaba ya sin justificación. Este criterio se aprecia en D.5.1.2.6, en donde, a
propósito de la duda acerca de si una persona debía ser juzgada en su ciudad, estando transitoriamente
en otra, se resuelve por el jurisconsulto afirmando que el pretor debe conocer de esta cuestión y
remitir al demandado a los jueces de su ciudad, siempre que garantice que acudirá ante dichos jueces.
Juan Ramón Robles Reyes

13.- COMPETENCIA JURISDICCIONAL EN A T E N C I ~ N A LAS PERSONAS


INTERVINIENTES EN EL LITIGIO

13.1.- La clase social y el oficio, como elementos determinantes de la


competencia jurisdiccional.

El Derecho es fiel reflejo de la sociedad a la que se ordena y la sociedad romana


era, como todas las de su época, una sociedad asentada sobre unas bases de
desigualdad s o c i a P . Esta jerarquización entre los diversos pobladores del imperio
ya fue contemplada por los juristas al establecer distintos tipos de magistrados y
jueces, en atención a la profesión, situación jurídica o estatuto de las personas que
intervenían en los litigios. La diferencia no radicaba sólo en la tenencia, o ausencia,
del estatuto de ciudadanía, ya que la concesión de la ciudadanía por Caracalla no
cambió tal situación, incluso entre los miembros de un mismo municipio. Como
consecuencia de esta desigualdad, se crearon diversos fueros competenciales que
derogaban los principios generales en materia de competencia jurisdiccional, en
atención a la fortuna o "calidad" social de uno, o varios litigantes o la situación
personal de estos. En este último aspecto, hay que destacar la evolución que se
produce en la sensibilización del legislador, al dictar normas de carácter "social",
para proteger a los más débiles, como eran los enfermos o viudas. Estas normas de
carácter social entroncan con la creación de magistrados como el defensor
civitatis273, en cuyo origen está la protección de los más desvalidos y necesitados,
así como la atribución al resto de los magistrados de potestad para proteger mejor a
los menos favorecidos. Junto a los poderosos, senadores, iIlustres, caballeros,
esclarecidos, altos funcionarios imperiales o, por contraposición, los más
miserables de la sociedad, se encontraban otras personas que por razón de su oficio
también recibían un trato especial por el derecho, como era el caso de los militares
o los que habían de desplazarse a lugares alejados representando a sus municipios,
ya fuese como Legados de éstos, realizar estudios universitarios2740 participar en
272 En Gai. 13 ed. D.4.7.1. y Gai. 4 ed. prov. D. 4.7.3, hace referencia el jurista a la existencia de
litigantes más poderosos, concediendo la restitutio in integrum cuando se cede dolosamente el objeto
en discusión para hacer variar la competencia.
273 Las referencias que en el Título LV del L.1 del Código justinianeo se hacen a la protección de
los más necesitados por el defensor civitatis, evidencian una situación social en la que era frecuente
el abuso al repartir las contribuciones; insolencia y procacidad de los jueces C.1.55.4; abuso de
poderosos que delinquen o protegen a los ladrones y delincuentes C.1.55.5 y C.1.55.6. Igual referencia
a los poderosos y la diferencia entre la posición social y jurídica de los litigantes se observa en D.
4.7.1 y SS,en donde, con la rúbrica De la enajenación hecha con el objeto de variar el jucio, se hace
referencia a que no todos podemos ser iguales al que es más poderoso; D. 4.7.3.1 pr. .. et potentiori
pares esse non possurnus; en el mismo sentido D. 4.7.1 y D. 4.7.2.
274 Se admite por los compiladores como causa plausible, y justa causa de ausencia, la de un
menor de veinticinco años, por causa de estudios, concediendo a éste la restitutio in integrum cuando
se ve perjudicado por tal circunstancia, D.4.6.28 pr.
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

procedimientos judiciales.
En general, se puede señalar que la normativa jurídica de la época republicana
no fue muy discriminatoria socialmente, si la comparamos con el Derecho del
Dominado, manteniéndonos dentro del contexto social de una época en la que la
esclavitud era reconocida socialmente como algo "normal". La pretendida unidad
jurídica para el imperio chocó con el incremento de situaciones de privilegio, a
pesar que por influencia estoica y cristiana, se acrecentó la protección de los más
desfavorecidos de la sociedad

13.2.- Competencia jurisdiccional en litigios en que intervenían viudas, pupilos


u otras personas miserables.

Se observa en la legislación imperial una sensibilización por los problemas


de las clases sociales más necesitadas, aunque la aplicación práctica de la misma
fuese más teórica que práctica275, habida cuenta de la existencia de amplias masas
de población que vivían en condiciones paupérrimas. Las normas sobre
competencia seguían siendo las generales, según la materia sobre la que versase la
controversia, y así fué durante siglos, pero, en el siglo IV se recoge una constitución
de Constantino que, aunque única dentro de su capítulo, es todo un hito en lo que
tutela del poder imperial se refiere respecto a las clases sociales menos
favorecidas276.

C.3.14.1 (Const. 334)

Si contra pupillos viduas ve1 diutino morbo fatigatos et debiles impetratum


fuerit lenitatis nostrae iudicium, memorati a nullo nostrorum iudicum
compellantur comitatui nostro sui copiam facere. quin immo intra
provinciam, in qua litigator et testes ve1 instrumenta sunt, experiantur
iurgandi fortunam atque omni cautela sewetur, ne terminos provinciarum
suarum cogantur excedere. Quodsi pupilli, ve1 viduae, aliique fortunae
iniuria miserabiles iudicium nostrae serenitatis oraverint, praesertim cum
alicuius potentiam perhorrescunt, cogantur eorum adversarii exarnini
nostro sui copiam facere.

275 A pesar de la dudosa aplicación de este precepto, lo cierto es que se transmitió a las Siete
Partidas. En la Partida Tercera, título 23, ley 20 se recoge como las alqadas, e los pleitos que las
biudas, e los huerfanos, e las otras tales personas aduxeren a la corte que el Rey los debe judgal:
276 Otro supuesto de protección a una viuda se recoge en C. 8.47.4. Vid. KASER, M., Das
rosmische Zivilprozessrecht, op. cit. p.636
Juan Ramón Robles Reyes

En esta constitución se deparan dos tipos de protección a los más


desfavorecidos. La primera, se establece para evitar que las personas que se cita, es
decir, pupilos, viudas, atacados de enfermedad incurable y débiles, se vea obligada
por alguno de los jueces del imperio, a comparecer ante la jurisdicción del
emperador en Constantinopla. De este modo, y gracias a la generosidad del propio
emperador Constantino, se protegía a los que no podían desplazarse hasta aquella
ciudad, en una época en la que los largos viajes eran costosos, largos y penosos,
especialmente para los enfermos, pudiendo ser juzgados en su provincia. En la
segunda parte de la constitución se recoge el supuesto contrario, es decir, que las
personas antes citadas, deseasen que el litigio se celebrase ante los jueces del
emperador y no ante los jueces de su provincia competentes. La causa de que se
obligase a la otra parte a renunciar al fuero competente era el temor a los poderosos,
entendido como temor el que estos influyesen en los jueces, o pudiesen incidir en
el curso del proceso de forma dolosa, amedrentando a los débiles, sus testigos o, en
definitiva, haciendo inviable el curso normal de la fase de prueba. Se recoge en este
supuesto una excepción a las normas generales sobre competencia, ya que éstas se
derogan permitiendo a los "desvalidos" acudir a la corte, a causa de su fundado
temor, cuando el fuero competente se hallaba en la provincia.
Analizando la anterior constitución, se puede deducir la difícil aplicación de la
misma por la subjetividad o indefinición de las personas a quien se quería proteger.
En efecto, al citar a los destinatarios de la norma se cita a pupilos, viudas, atacados
de enfermedades incurables y débiles, en general. De lo expuesto se deduce que
estaban legitimados para derogar la competencia jurisdiccional, además de las
viudas y los pupilos, es decir, dos categorias sociales perfectamente definidas, todas
las personas paupérrimas o aquejadas de enfermedad del tipo que fuere o, como
designa el mismo titulo "u otras personas miserables". De este modo se crea, una
vez más, una vía de excepción a las normas competenciales generales, ya que no
se delimita con exactitud qué personas podrían solicitar esta derogación
competencial. A pesar del deseo de los emperadores de tender hacia una unidad
jurisdiccional y competencial se dejan fisuras como el permitir a los "débiles"277
acceder a la derogación competencial sin establecer los límites de la misma278. De

277 Si esta debilidad no es referida a enfermedad, sino a economía, más acorde con el título, habría
que atender a Herm. 6 iul: epit. D.48.2.10, Nonnulli propter paupertatem, ut sunt qui minus quam
quinquaginta aureos habent, es decir, sería "pobre" el que dispone de menos de 50 aúreos.
278 Tampoco arroja claridad sobre este tema la constitución al no determinar qué viudas o
pupilos sí podían acceder a este privilegio, para evitar así injusticias o agravios comparativos, ni quién
es el encargado de valorar las causas de derogación competencial, si el emperador o los magistrados
municipales o gobernadores, pues, de ser estos los competentes, no habría sido fácil declinar
comparecer ante ellos para alegar el privilegio citado, máxime sin dar caución de ningún tipo que
asegurase la asistencia a la corte y el cumplimiento de la eventual condena.
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

otra parte, se cita a una serie de personas que tenían la posibilidad de derogar su
propio fuero en favor de la jurisdicción del emperador en supuestos de "temor" ..
praesertim cum alicuius potentiam perhorrescunt, .. pero, en este caso, tampoco se
dice lo que ha de entenderse por gran temor. Con ello, y ante la inexistencia de otras
fuentes, parece que serían los jueces del emperador los que valorarían todas las
cuestiones "formales" del litigio para declararse, o no, competentes y entrar a
conocer en el fondo del asunto o remitirlo a otra jurisdicción279. Este supuesto, el de
delegación de jurisdicción, es el recogido en la primera parte de la constitución y
no daría lugar a problemas competenciales ya que, el emperador, podía delegar su
sacra iurisdictio, en cualquier magistrado o juez menor.

13.3.- Competencia jurisdiccional en atención a la intervención de senadores y


altos funcionarios.

También se produjeron derogaciones de la jurisdicción ordinaria competente en


supuestos en los que, por intervenir en ellos personas de alto rango social o ser
funcionarios del imperio o municipio, se entendía que los jueces habían de ser
especiales para no dañar la "dignidad" del litigante ni, por extensión, la de la
Administración imperial para la que trabajaban.
Existía en Roma un procedimiento especial para juzgar a los senadores, llamado
proceso quinquenviral, caracterizado porque estos eran juzgados por cinco jueces y
siempre en la ciudad de Roma280. Hubieron de pasar muchos años, hasta la época
del Dominado, para que otras personas de alto rango social tuviesen normas
competenciales especiales, debiendo entretanto someterse a la jurisdicción
ordinariazsl. En este período se crea toda una casta funcionarial, que se une a la de
nobles y acaudalados caballeros que, como nos informa la Notitia Dignitatum,
configuraban un organigrama social piramidal, con diversos estratos y estatutos
jerárquicos. Como conceptos aglutinadores de estas clases sociales, se habla en la
Notitia Dignitatum de ilustres282, esclarecidos, no muy esclarecidos y muy ilustres.

279 Se puede encontrar el concepto de lo que se deba de entender por temor en D. 4.6., Título
referido a las causas por las que son retituidos por el todo los mayores de veinticinco años. En D. 4.6.3
Ulpiano nos dice que está ausente por causa del miedo el que se halla aterrado por justo temor de
muerte o de tortura corporal; y esto se entiende por su afecto. Pero no basta que haya temido
impulsado por un temor cualquiera, sino que al juez corresponde la averiguación de este particular.
Este iusto timore mortis ve1 cruciatus corporis conterritus.. tiene que ser real y de importancia, ya que,
como señala Calístrato en D.4.6.2.1, no debe de tratarse de un vano temor. Referencia al temor también
aparece en el Edicto, tal como refiere D.4.6.1.
280 Vid. C.10.40 (39).8 (Val. Theod. Arc. 390): Senatores in sacratissima urbe domicilium
dignitatis habere videntux
281 Siempre tuvieron privilegios como el de tener domicilio, a efectos jurisdicionales, en Roma,
aunque viviesen en la provincia.
282 Vid. C.3.24.1 (Const. 317): Quicumque non illustris, sed tantum clarissima dignitate... C.
3.24.3.3 (Zen. 485-486?): Quotiens autem viri illustres in provinciis constituti....
Juan Ramón Robles Reyes

La nota común a todos estos grupos sociales será la atribución a la jurisdicción


imperial de la competencia en materia dé delitos privados y, en las restantes
materias, o bien tendrían la posibilidad de elegir magistrado, como era el caso de
los senadores, o bien, la jurisdicción especial de los escrinia u oficina palatina
atraería hacia sí el conocimiento de los asuntos en que interviniesen sus
funcionarios. Tal solución viene dada por la constitución de Valente, Graciano y
Valentiniano. En esta constitución se permitía a los senadores dirigirse para litigar,
indistintamente, ante el prefecto del pretorio, prefecto de la ciudad o maestre de los
oficios (si recibía la autorización) morando en Roma. En las provincias se les
permitía dirigirse ante los jueces propios del lugar donde tenían su domicilio; donde
tuviesen la mayor parte de sus bienes o, incluso, donde residiesen habitualmente.

C. 3.24.2: Senatores in pecuniariis causis, sive in hac urbe sive in


suburbanis degunt, in iudicio tam praetorianae quam urbicariae
praefecturae, nec non magistri ofj'iciorum (quotiens tamen ad eum nostrae
pietatis emanaverit iussio), in provinciis ver0 ubi larem fovent aut ubi
maiorem bonorum partem possident et assidue versantur respondebunt.

De acuerdo con lo expuesto, el senador tenía en las causas pecuniarias, (debe


entenderse que respecto a las demás regirían las normas generales) amplio margen
de elección de magistrado competente, privilegio éste que no se extiende a otras
personas, como los altos funcionarios que, al no ser citados, debe presumirse que se
regirían por las normas generales, hasta la promulgación de las constituciones,
sobre todo en el siglo V, que les remitían a la jurisdicción de la oficina imperial.
Prueba de lo expuesto son las constituciones e n las que el magister ofSlciorum
aparece revestido de competencia para juzgar con exclusividad, en asuntos civiles
y penales, sobre las personas que forman la corte y, en algunos casos, incluso sobre
cuestiones civiles en las que están interesados los militares283. Similares privilegios

283 C.1.31.4 (Theod. Valent. 443); C.1.46.4 (Theod. Valent. 443) sobre los duces castrorum; C.
1.31.3 (Theod. Valent. 441) le atribuye competencia exclusiva para los delitos por los que se pueda
azotar o degradar a senadores o ducenarii. Sobre todos los habitantes de la corte: C.12.16.4 (Zen. sin
fecha): Ne ad diversa tracti viri devoti silentiarii iudicia sacris abstrahi videantur obsequiis, iubemos
eos, qui quemlibet devotissimorum silentiariorurn scholae ve1 eius uxorem civiliter ve1 etiam
criminaliter pulsare maluerint, minime eurn ex cuiuslibet alterius iudicio nisi ex iudicio tantummodo
viri excellentissimi magistri ofJiciorum conveniri. C.12.19.12 pr. (Anast. sin fecha, dirigida al Magister
oflciorum): In sacris scriniis militantes et parentes atque mores eorum nec non liberos ex sententia
tantummodo tuae celsitudinis criminales et civiles intentiones agentium excipere iubemus, insuper
etiam colonos seu adscripticios et servos eorum in hac regia urbe degentes eodem beneficio potiri, ...
C. 12.20.4 pr.(leo sin fecha) Ex eo, quo primum ducenae ve1 centenariorum gradum in schola agentum
in rebus militantes meruerint, desinant in sacratissima videlicet civitate constituti alterius iudicis
cuiuslibet auctoritate pulsari, ve1 in alio quolibet examine praeterquam viri magnifici magistri
ofJiciorum et cui forsitan ipse concesserit actionibus sui quisque adversarii respondere. quod multo
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

se otorgaban al comes sacrarum largitionum y comes rerum privatorum, quienes


podían juzgar a sus propios funcionarios, sustrayéndolos de la competencia
genérica del magister officiorum
Repecto a curiales, cohortales u oficiales de juez o corporación, y, para el caso
de que abandonaren su municipio sin autorización, se establece que serían juzgados
por la jurisdicción del juez de donde marcharon ya que como se señala en C.3.23.1
(Arc. Hon. 327), si un cohortal, un curial, el que trabajaba en oficina judicial o en
una corporación, marchase del lugar donde ocurrieron los hechos, debe ser enviado
por el juez del lugar en que se hizo prisionero y, por tanto, incompetente para juzgar
la causa, al lugar de donde partió el procesado y ser juzgado en aquel lugar.

C.3.23.1 Si quis ve1 curiae, ve1 officiis iudicum aut aliis quibuscumque
corporibus .... convictus eorum societati quos declinaverat adgregetul:

No menciona la constitución si se extiende la prescripción solo a los temas


penales o también a los civiles, aunque la nueva estructura social establecida en el
Dominado, especialmente en su último período, por la que todas las personas
quedaban adscritas a sus territorios de origen, lo acertado es pensar en la prioridad
de los jueces de ese lugar en todo tipo de materias284.

13.4.- Militares. Incidencia en la jurisdicción civil.

El oficio de militar introducía notables problemas competenciales en la ya

magis in criminalibus causis observari decemimus: absurdum est enim, ut in eius salutem ve1
existimationem valeat quisquam proferre sententiam, cuius de nulla re possit pecuniaria iudicare.
C.12.25.3 (Leo. Anthem. sin fecha, dirigida al Magister oficiorum) Hi, qui in schola vestis sacrae
militant, ve1 matres eorum ve1 mores criminalem ve1 litem contra se commovendam in nullo alio nisi
in sublimitatis tuae suscipiant examine. C.12.26.2 pr. (Theod. Valent. 443-444?): Nostrae pietatis
famulationibus adhaerentes decanos non oportet pro desiderio pulsantium ad alia protrahi iudicia,
sed viri illustris tantum magistri oficiorum observare examen. C.11.10.6 (Leo Anthem. sin fecha):
Eos, qui inter fabricenses sacrae fabricae sociati sunt, ve1 eorum mores aut filios, qui itidem inter
fabricenses militare dicuntul; non alibi pulsare volentibus respondere praecipimus, nisi in iudicio tuae
sublimitatis, ad cuius iurisdictionem potestatemque pertinent: nec eos post stipendiorum finem
militiae super civilibus ve1 curialibus muneribus, quibus nullo modo subiacere rnonstrantul; a viris
clarissimis rectoribus provinciarum ve1 eorum oficiis praeter licitum inquietari. En el mismo sentido,
C.11.60.3 pr. (Theod. Valent. 443 dirigida al Magister oficiorum) sobre reivindicación de predios
fronterizos por los soldados que los tenían encomendados.
284 La prioridad de los jueces del lugar de origen o domicilio cedería siempre en materia de
delitos -forum delicti commissi- u otras jurisdicciones especiales, como podía ser la de los militares.
Juan Ramón Robles Reyes

compleja jurisdicción romana por las prerrogativas que aquellos ostentaban,285


pudiendo ser enjuiciados por sus superiores jerárquicos, incluso en aquellos pleitos
en los que se discutía un tema de tipo civil y con litigantes también civiles,
quebrando así, una vez más, la pretendida unidad jurisdiccional.
En primer lugar habría que especificar que el llamado "derecho militar"286 no es
un cuerpo de normas especial y homogéneo, sino el fruto de una serie de
disposiciones que se van creando para dar solución a la nueva realidad romana.
Cuando Roma era una pequeña ciudad y su ejército estaba compuesto por los
pobladores de la misma que se armaban de forma esporádica para luchar contra los
habitantes de pueblos vecinos, no sería preciso ningún tipo de derecho o cuerpo de
normas especial ya que los militares eran los mismos quirites en pie de guerra. Será
en la época clásica cuando empiecen a crearse normas legales específicas para
regular situaciones en que intervenían militares. La causa no es otra que el hecho de
que ya no se trataba de los quirites que habían dejado su arado para luchar contra el
enemigo, sino que se trataba de profesionales de la milicia, formando parte de
ejércitos permanentes y de procedencia diversa, no exclusivamente quiritaria. De
otra parte, se observa cómo serán los emperadores quienes intenten asegurarse el
control de la milicia reservándose la potestad jurisdiccional287, del mismo modo que
se le concedían privilegios a los militares como medio de agradecer la fidelidad o
apoyo para acceder al nombramiento de emperador. Se podría concluir, en base lo
expuesto, que no existe un derecho especial que podamos denominar militar, sino
disposiciones dispersas otorgadas por los emperadores a las que la obra
sistematizadora de los compiladores dio el aspecto de un conjunto normativo
homogéneo que, realmente y hasta entonces, no había tenido.
Los militares, en un primer momento, en cuanto cives, contaban con plenitud de
derechos y estaban sometidos en la ciudad y en tiempo de paz a los magistrados
ordinarios (imperium domi del pretor) pero, estando fuera de la ciudad, y en
campaña, era el superior jerárquico quien resolvía cualquier tipo de litigio.
Obviamente no se comprendía en esta prerrogativa del superior jerárquico el
derecho a la vida y la muerte que, desde tiempo inmemorial, se reservó a1 pueblo
reunido en asamblea, mediante la provocatio ad populum.

285 El fuero militar sólo se podría alegar antes de iniciado el proceso judicial, tal y como se recoge
en Ulp. 7 ed. D. 5.1.7, pues, después de ser citado a juicio, ya no podrá alegar dicha causa. En C.
12.52.(53) pr. establece que el final del privilegio de fuero coincide con la terminación del servicio en
la milicia, estando sometidos a partir de ese momento a la jurisdicción civil.
286 Sobre derecho militar vid. GIUFFRÉ, V, Il 'iiiritto mi1itare"deiRomani. Bologna, 1983.
287 Tac. Ann. 13.51.1 refiere que Nerón introdujo modificaciones legales, presionado por el
pueblo, ordenando por un edicto, entre otras disposiciones, que a los militares se les conservara su
inmunidad, salvo en las cosas en las que negociaran, lo que evidenciaba que hasta esta época los
militares estaban sujetos a la jurisdicción civil.
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

En materia civil se produjo, como en todos los órdenes jurídicos, una doble
tendencia. De una parte se pretendía la unidad jurisdiccional en favor de los jueces
ordinarios, pero, de otra, se mantenían los fueros y jurisdicciones privilegiados288.
Prueba de ello es la constitución de Honorio y Teodosio del año 413, recogida en
C. 3.13.6, en la que se reconocía al militar la facultad de intervenir en negocios
civiles y se establecía el fuero militar como competente, evitando situaciones de
duda, por recuerdo de épocas en las que los militares podían ser juzgados por
magistrados y jueces ordinarios civiles289. En los litigios que pudieran surgir de
aquellos negocios los contratantes no militares intentarían demandar al militar ante
la jurisdicción civil, pero la solución dada en la constitución citada es clara y
terminante, el militar solo puede ser condenado por su propio juez290, y este no es
otro que el maestre, superior jerárquico militar.

C.3.13.6 (Hon. Theod. 413)

Magisteriae potestati inter militares viros ve1 privato actore in reum


militarem etiam civilium quaestionum audiendi concedimus facultatem,
praesertim cum id ipsum a re esse litigantiurn. Videatur constetque
militarern reum nisi a suo iudice nec exhiberi posse nec, si in culpa fuerit,
coerceri.

De acuerdo con lo expuesto, ya se plantease el litigio entre militares o entre una


persona civil y un militar, el fuero competente para juzgar al militar sería el propio,
por la vis atractiva que ostentaba dicha jurisdicción en una sociedad guerrera. Esta
constitución es ratificada por otras, como la dada por Valentiniano, Graciano y
Teodosio, en la que expresamente se dice que los jefes militares no tendrán
jurisdicción ni autoridad sobre los habitantes de las provincias y, a la recíproca,
tampoco los prefectos de la ciudad tendrán jurisdicción sobre los militares.291

288 Respecto a los privilegios de las mujeres de militares en orden a ser privadas de bienes por
usurpación, vid. C.2.51(52).1 (Alex. 226) y 2.51(52).2 (Diocl. Max. 290-293).
289 Vid. LUZÓN DOMINGO, M., El derecho privado militar de los romanos, en Anales de la
Facultad de Derecho de Murcia, Murcia 1951-52, pp. 631 y SS.
290 En el mismo sentido C.3.13.5 (Arc. Hon. 397) y C.3.23.2 (Theod. Val. 490).
291 En las Novelas justinianeas se observa el deseo unificador de ambas jurisdicciones. Coexistían
en los mismos territorios vicarios, procónsules, condes.. y todos ellos mantenían continuas disputas de
tipo jurisdiccional y ámbito de poder. Reflejo de lo expuesto son las propias palabras de Justiniano en
la Nov. 26 donde se queja de que perpetua e interminablemente litiguen entre sí los dos vicarios de
Tracia ..illi autem unum habent perpetuam et infinitam actionem litigandi inter alterutros
inmortalitex. Esta circunstancia llevará a la supresión de uno de las dos gobernantes, quedando el
subsistente con competencias civiles y militares. En el mismo sentido Nov. 8 ( 5 3 9 , Nov. 30 (536).
Juan Ramón Robles Reyes

C. 1B . 1 (Grac. Val. Theod. 386-387)

Viri illustres comites et magistri peditum et equitum in provinciales nullam


penitus habeant potestatem, nec amplíssima praefectura in militares viros.

Este precepto es coherente con la prescripción que se hace a los jueces militares
de no intervenir en los negocios de los particulares292 y que se reitera, una vez más,
en C.1.46.2 (Hon. Theod. 416) al insistir que no se obligue a litigar, contestar
acciones o demandar a los "hombres de condición privada", ante la jurisdicción
militar bajo pena de 50 libras de oro293.
Podía darse el caso que el militar interviniese en algún tipo de negocio en su
tiempo de estancia en la ciudad, tanto de Roma como de Constantinopla. En estas
ciudades, y por el régimen jurídico privilegiado de que gozaban sus magistrados, la
jurisdicción competente para conocer de los procedimientos en los que interviniese
el militar sería el praefectus urbis. Esta afirmación se apoya en diversos textos
como el recogido en C.1.28.4 (Val.Theod. Arc. 391) en donde se reconoce el
sometimiento de todos los habitantes de la ciudad al prefecto (... universos quoque
cives atque populares praefecturae urbanae regi moderamine recognoscas.). Aquí
el imperium domi del prefecto de la ciudad se impondría al imperium militiae del
general, inexistente dentro de la ciudad. A pesar de ello, no deja de ser elemento en
contra de esta tesis, el que en este fragmento no se cite a militares, bajo la
jurisdicción del Prefecto de la ciudad, así como el hecho de que el prefecto del
pretorio, magistratura de mayor autoridad en la organización administrativa
imperial que el prefecto de la ciudad, no tuviese jurisdicción sobre los militares
mientras que el prefecto de la ciudad sí294, Quizás la razón tenga su origen en el
carácter excluyente y especial que los prefectos de estas ciudades, cabeza del
imperio, tenían sobre su territorio. Prueba de ello es que en Ulp. lib. sing. de o$
praej urb. D. 1.12.1. se dice expresamente que la prefectura de la ciudad "avocó
para sí el conocimiento de absolutamente de todos los crímenes", ..Omnia omnino
crimina praefectuar urbis sibi vindicavit nec tantum ea, quae intra urbem

292 C. 1.46.1 (Val. Theod. Arc. 393): Nunquam omnino in negotiis privatorum ve1 tuitio militaris
ve1 exsecutio tribuatul:
293 C.1.46.2 (Hon. Theod. 416): Praecipimus, ne quando curiales ve1 privatae condicionis
homines ad militare exhibeantur iudicium ...
294 En igual sentido C.1.38.1 (Val. Grac. Valent. 377) respecto a los vicarios, quienes, a pesar de
su mayor autoridad, debían ceder en temas militares ante el conde: In civilibus causis vicarios
comitibus militum convenit anteferri, in militaribus negotiis comites vicariis anteponi ...
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

amittuntul; verum ea quoque, quae extra urbem intra Italiam epistula divi Severi ad
Fabium Filonem praefectum urbi missa declaratux..
Es curioso que esta especialidad jurisdiccional con que contaban los militares no
era extensiva a los funcionarios administrativos del general; estos, por ser
trabajadores de tareas burocráticas habían de responder ante la jurisdicción civil.
Esta remisión a la jurisdicción civil se producía tanto en temas privados como en
materia derivada del pago de impuestos295.

13.5.-Legados. Referencia al ius domum revocandi.

13.5.1.- Origen y concepto.

La existencia del llamado ius domurn revocandi está atestiguado por la


existencia de numerosas referencias296, como son las que aparecen en Ulp. 3 ed.
D. 5.1.2.3 y D. 5.1.2.6, o en los rescriptos de Antonino Pio, aunque.la doctrina
romanística, sorprendentemente, no le ha prestado mucha atención. La esencia de
este ius o privilegio, como también se le ha llamado, radicaba en la posibilidad que
tenía el representante de una ciudad o municipio venido a Roma297 en el ejercicio
de sus funciones de Legado, es decir, en viaje oficial y no privado, de poder
rechazar la contestación a una demanda interpuesta en Roma, por hechos o
negocios, en general, surgidos en su lugar de origen con carácter previo al inicio de
la legación. Así lo describe Ulpiano298 cuando dice que a los Legados se les condede
el derecho de ser demandados en su domicilio por aquello que antes de su legación

295 Vid. (2.1.29.3 (Zen. 476-485): Eos, qui ultra statutos in oficio magisteriae per Orientem
potestatis militatant, civilium quoque iudicum sententiis super quolibet negotio subiacere. ipsis quin
etiam statutis in tributariis collationibus civilium quoque iudicium dispositionibus procul dubio
parituris. En similares términos C.12.56.5 (Anast), que prescribe la excepción de fuero solo para los
militares de plantilla.
296 Vid. con carácter general D. 50.7 De Legationibus;. PUGLIESE.G, 11 proc. civ. Rom. 11
processo formulare p. 157 y SS;KASER, M., Das romische Zivilprozessrecht, op. cit. p. 245.; DÍAZ
BAUTISTA,A., Manual de Derecho romano, op. cit. pp.172-173; VOLTERRA, E. Instituciones de
Derecho privado, op. cit. p. 221.
297 Pau1.1 res. D. 50.7.9(8).1, matiza que no es preciso que la legación se dirija a la ciudad de
Roma, sino que, como establecieron los emperadores Antonino y Severo, el privilegio es igualmente
alegable cuando la legación se dirigiese a otra provincia donde ellos se hallasen ..nec interest, utrum
legatio in urbe an in provincia agentibus nobis mandata sit.
298 Ulp. 3 ed. D. 5.1.2.3: Legatis in eo quod ante legationem contraxerunt, item his, qui testimonii
causa evocati sunt ve1 si qui iudicandi causa arcessiti sunt ve1 in provinciam destinati, revocandi
domum suam ius datur: eo quoque qui ipse provocavit non imponitur necessitas intra tempora
provocationis exercendae Romae ve1 alio loco ubi provocatio exercetur aliis pulsantibus respondere:
nam Celsus huic etiam domus revocationem dandam ait, quoniam ob aliam causam venerit.
Juan Ramón Robles Reyes

contrataron. La esencia de esta protección procesal radicaba en el servicio al bien


común o a la república que desarrollaba una persona299. Se impugnaba la
competencia de los magistrados de la Urbe en favor de los del municipio del
Legado, con independencia de que posteriormente, por la naturaleza o cuantía del
procedimiento, hubiesen los magistrados locales de reenviar el litigio a los pretores
y jueces de la ciudad de Roma. De este modo se creó una situación de potencial
conflicto entre los magistrados de Roma y los del municipio del Legado, siendo
muestra de ello los supuestos en que, por la cuantía del proceso o por la pena que
se podía derivar del litigio, el pretor de Roma se consideraba competente para su
tramitación. En estos casos, y como se desprende del estudio de los textos que nos
han llegado, el pretor romano no podría atraer para su jurisdicción y competencia
de forma automática estos procedimientos, siendo varias las razones. En primer
lugar, porque por la misma estructura jurisdiccional que se crea a partir de la guerra
social, los municipios y provincias tienen una jurisdicción propia que no se debe de
entender como subordinada o delegada del pretor de Roma300. Bien es cierto que los
magistrados locales tenían una serie de limitaciones a las que ya hemos hecho
referencia, de modo que requerían, o bien la colaboración del pretor (missio in
possessionem, missio in bona)301 o, simplemente, los temas eran de exclusiva
competencia de aquél (caso tópico es la causae liberalis), pero ello no significa que
los pretores de Roma pudieran actuar respecto a los magistrados locales como si de
sus funcionarios delegados se tratase y, sin necesidad de plantear el litigio en el
lugar de origen, se declarasen ellos competentes. Era preciso primeramente plantear
el proceso en el lugar de origen. Esto también se desprende, a sensu contrario, de
los textos302 que afirman la competencia de los pretores de Roma si el hecho por el
que se litigaba se había producido con posterioridad al inicio de la legación. En
consecuencia, si el hecho objeto de la demanda se había producido ante legationem,
por una mera cuestión de tipo temporal, excluía la competencia de los pretores de
Roma.
Esta concepción del ius domum revocandi es muy interesante porque, así
entendida, no sería sólo un privilegio concedido al Legado para no ser perturbado
en su misión de representación, sino más bien una aplicación de las reglas
generales; es decir, una inhibición ordinaria que podía solicitar el Legado pero, no
sólo éste, sino también aquellas personas que se desplazaban a Roma para el
cumplimiento de alguna función que se consideraba digna de protección para la
república o, posteriormente, el imperio. Hay que recordar que no se reservaba este
privilegio solo al Legado de las ciudades y municipios, sino también a otras

300 En contra G. PUGLIESE. 11 proc. civ. Rom. Il processo formulare, op. cit. pp. 154-5.
301 Vid. D. 50.1.2.6 sobre actos magis imperii quam iurisdictionis.
302 Ulp. 3 ed. 5.1.2.4-5
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

personas, como tutores o testigos que habían de desplazarse a Roma y el interés


general aconsejaba que no fuesen perturbados en su cometido303. En Ulp. 3 ed. D.
5.1.2.3 se habla de jueces o personas que deben desplazarse a Roma como apelantes
y, finalmente, dice ...q ui alterius negotii causa venerat, non esse Romae audiendum.
Es decir, se establece una cláusula abierta a otros casos de análoga naturaleza,
dejando claro que la relación de personas y cometidos señalada no es cerrada ni
excluyente.
De lo anteriormente expuesto, se podría concluir que el privilegio nació como
una especialización de las normas competenciales ordinarias, asociándose,
primeramente, a aquellas personas que debían ser protegidas en los viajes que de
forma necesaria habían de realizar a Roma y acabó, posteriormente, referido a los
representantes de las ciudades y municipios en viaje oficial a Roma. A esta
conclusión nos conducen el citado fragmento de Ulpiano, así como los siguientes,
en los que se hace referencia a los Legados, pero sin señalir en ningún lugai que su
regulación no pudiese ser de aplicación a otras personas.

13.5.2.- Características del ius domum revocandi:

13S.2.l.- Obligación de comparecer ante el pretor.

La presentación de una demanda contra el Legado, o persona que se consideraba


legitimada para ejercitar el ius domúm revocandi, no le excusaba de su obligación
de comparecer ante el magistrado. Era indiferente que se estuviese convencido de
la injusticia de la demanda o de que se tuviese la seguridad de que ésta sería
rechazada por el magistrado por falta de competencia, en cualquier caso el
demandado no podría evitar el tener que comparecer ante el magistrado para alegar
su derecho a no ser demandado allí. Esto se refleja en Ulp. 5. ed. D. 5.1.5

Si quis ex aliena iurisdictione ad praetorem vocetur, debet venire, ut et


Pomponius et Vindius scripserunt: praetoris est enim aestimare, an sua sit
iurisdictio, vocati antem non contemnere auctoritatem praetoris: ...

A mayor abundamiento, Ulp. 3 ed. D.5.1.2.6 afirma que, ante la duda, de si una
persona debe ser juzgada en su ciudad de origen o no, en virtud del privilegio, debe
conocer el pretor y resolver con conocimiento de causa.
303 El desempeño de la legación era una obligación personalísima, por ello no se admitía el
nombramiento de mandatarios que desempeñasen tal función, sólo se permitía que se nombrase para
la misma a un hijo en calidad de vicario, como se recoge en Marc. 12 inst. D.50.7.5.4. Legati vicarios
dure non alios possunt nisi filios suos. En la legislación municipal del s.1 sí se permite, en ciertos
casos, la sustitución de un legado por otro miembro de la curia local, siempre que la sustitución sea
aceptada.
113
Juan Ramón Robles Reyes

Sed si dubitetui; utrum in ea quis causa sit, ut domum revocare possit nec
ne, ipse praetor debet causa cognita statuere..

En similares términos Scaev. 1 reg. D.50.7.6.1

Sed si non constat, legatus sit an non, Romae praetor de hoc cognoscit.

Es también rotundo Paul. 1 ed. en D.2.5.2 cuando afirma que el citado por
cualquier causa ante el pretor u otros magistrados con jurisdicción debe comparecer
para comprobar si está sometido o no a su jurisdicción.

Ex quacumque causa ad praetorem ve1 alios, qui iurisdictioni praesunt, in


ius vocatus venire debet, ut hoc ipsum sciatui; an iurisdictio eius sit.

13.5.2.2.- Aplicación del ius domum revocandi sólo a petición del interesado.

Una segunda circunstancia que tampoco se debe de olvidar es la relativa a que


el ius domum revocandi era un privilegio que no se aplicaba de oficio, sino que
debía ser alegado por la persona que creía tener tal derecho. Así se recoge en Ulp.
5. ed. D. 5.1.5. infine

... nam et legati ceterique qui revocandi domum ius habent in ea sunt causa,
ut in ius vocati veniant privilegia sua allegaturi.

No puede entenderse de otro modo la concesión del privilegio, ya que, de no


alegarse el ius domum revocandi por el interesado, el pretor no tendría
conocimiento del mismo y concedería la acción, pero es que, además, aunque el
pretor tuviese conocimiento privado de la condición de Legado por parte del
dernandado, tampoco podría denegar la acción planteada y rechazar la demanda de
oficio, ya que el Legado podía tener interés en ser juzgado en Roma in legatione.
Es decir, el Legado podía someterse voluntariamente a la jurisdicción del pretor no
alegando el ius domum revocandi o iniciando proceso ante dicho pretor, en cuyo
caso estaríamos ante un supuesto de sumisión voluntaria304.

304 Ulp. 3 ed. D.5.1.2.5 ... sed et si agant, compelluntur se adversus omnes defendere: ... Este
es consecuencia de la regla general que recoge Paul. 7 ad Plaut. D.5.1.22: Qui non cogitur in
aliquo loco iudicium pati, si ipse ibi agat, cogitur excipere actiones et ad eundem iudicem mitti. Quien
demanda en un lugar sin tener obligación de hacerlo allí, debe someterse al mismo juez.
305 Vid. Paul. 17 ad Plaut. D. 5,1,26 sobre la fianza del Legado ante los legatarios.
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

13.5.2.3.- Garantías de comparecencia. Fianzas.

En la esencia del privilegio estaba la posibilidad que tenía el Legado de posponer


el inicio de un litigio hasta el regreso a su municipio de origen, pero dicho retraso
originaba incertidumbre en las personas que esperaban que el Legado cumpliese
algún tipo de prestación, como era el caso de los legatarios, que habían de esperar
al regreso del Legado que había adido una herencia in legatione305. En Ulp. 3 ed.
D.5.1.2.6 aparece una contraposición de ideas entre juristas a propósito de si la
garantía de comparecer en su lugar de origen debía ser reforzada sólo con promesa
o sería precisa la presencia de fiadores. Frente a esta posibilidad planteada por
Marcelo, concluyen Ulpiano y Mela que al Legado no se le deben exigir fiadores,
ya que lejos de su lugar de origen podría no encontrar personas fiadoras y tendría
que litigar en,Roma: De este modo se le permite que prometa, siendo suficiente
como garantía procesal como se explica en Ulp. 3 ed. D. 5.1.2.6.

...q uod si constiterit in ea eum esse causa, ut domum revocet, debebit


'cavere in iudicio sisti', statuente praetorem in quem diem promittat. Sed
utrum nuda cautione an satisdato, Marcellus dubitat: mihi videtur sola
promissione, quod et Mela scribit; alioquin compelletur iudicium accipere
quam invenire eos qui satis pro eo dent.

13.5.2.4.- Especial referencia al constitutum.

Un caso específico de aplicación del ius domum revocandi, es el referido al


Legado que hubiese constituido plazo para pagar una deuda subsistente al inicio de
la legación, y éste venciese in legatione o con posterioridad a la misma. Durante la
legación no podía ser obligado el Legado a seguir el juicio en el lugar en que el
plazo se constituyó, porque el constitutum no supone novación de la obligación
anterior, sino adición de un elemento nuevo que no da lugar a otro contrato distinto
del que se convino antes del inicio de la legación. De otra parte, no hay que olvidar
la finalidad esencial del privilegio que era que el Legado no se viese perturbado en
su misión representativa de los intereses de su municipio durante el tiempo de la
legación. Dicho precepto tenía, además, una doble explicación lógica. Sería injusto
que el Legado viera incumplidos sus propios compromisos, contraídos ante
legationem, por una causa tan justificada como era el realizar un servicio importante
para su municipio. Igualmente era injusto que si el Legado había tenido que
convenir un nuevo plazo para hacer frente al cumplimiento de una obligación, que
sólo podía realizar en su municipio y con los medios de que allí disponía, se le
pudiese exigir el cumplimiento del constitutum en la ciudad de Roma, lugar
Juan Ramón Robles Reyes

probablemente alejado e incómodo para el Legado. Esta solución aparece


formulada por Gai 2 ed. prov. D.5.1.8.

Si quis in legatione constituerit quod ante legationem debuerit, non cogi


eum ibi iudicium pati ubi constituerit.

13.5.3.- Referencia temporal. Inicio y terminación del privilegio.

Un tema de gran importancia era el relativo al momento en que podía alegarse


el privilegio, es decir, cuándo nacía el derecho a rechazar demandas que
perjudicaban la legación. Escévola306 señala que desde el momento que es
nombrado para legación podía el Legado hacer uso del privilegio, incluso en el
supuesto de que aún no hubiese salido de su municipio ya que, de lo contrario,
demandas intempestivas podrían imposibilitar el inicio del viaje.
Por último, hay que plantearse en qué momento termina este privilegio, es decir,
cuándo deja de ser posible la alegación del ius domum revocandi. La contestación
es fácil, si interpretamos, a sensu contrario, los fragmentos del Digesto con el
principio de Ulp. 3 ed. D. 5.1. U , Legatis in eo quod ante legationem contraxerunt
... revocandi domum suam ius datur .. Es decir, una vez terminada la legación,
terminaría la causa que motivó la concesión de este privilegio307. No es extraño que
así sucediese ya que, al fin y al cabo, la razón de ser del ius domum revocandi estaba
en conceder al Legado una protección especial para que nada ni nadie pudiese
entorpecer misiones que se consideraban de gran importancia. Es decir, la
explicación es más de carácter político que de carácter práctico o de contenido de
justicia. Prueba de ello es D. 5.1.2.4 infine

...p lane si perfecta legatione subsistant, conveniendos eos divus Pius


rescripsit.

En este fragmento se afirma que una vez terminada la legación, el Legado que
no se marchase a su lugar de origen, sino que permaneciese en Roma, sí podría ser

306 Scaev. 1 reg. D.50.7.6(5) pr.: Legato tempus prodest, ex quo legatus creatus est, non ex quo
Romam venit.. En D. 4.6.38. se dice que se está al servicio de la República desde que se desempeña el
cargo y, en D. 4.6.32 se recoge que el que partió de su ciudad está al servicio de la república, aunque
no haya abandonado aún la provincia.
307 En Mod. 9 reg. D. 4.6.32 se dice que estará ausente por causa de la república hasta que regrese
a su ciudad,entendiendo que una vez terminada la misión. El mero hecho de pasar por la ciudad,
legatione in no supone que deje estarse al servicio de la república D.4.6.35.7.
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

demandado en esta ciudadso*. La explicación es lógica, ya que, si no existe la causa


que motivó el privilegio, es decir, la legación, tampoco existirá la causa para la
continuidad del ius domum revocandi.

13.5.4.- Legitimación.- Personas autorizadas para hacer uso del ius domum
revocandi.

Otra cuestión que habría que determinar, a la luz de los textos, es la delimitación
de las personas que podían ejercitar este "privilegio procesal". A este respecto Ulp.
3 ed. D.5.1.2.3 nos da una enumeración de quiénes podían aducir derecho ante el
magistrado. Refiere Ulpiano que podrán ejercitar este derecho los que se desplazan
a otra ciudad como Legados, es decir, como representantes de su ciudad, provincia
o municipio para realizar gestiones del tipo que fueren en nombre de los pobladores
de dichos lugares, lo cual parece ser el supuesto primario de esta institución, ..
Legatis in eo quos ante legationern contraxerunt,...
También podían utilizar dicho privilegio los obligados a salir de su ciudad para
declarar en procedimientos judiciales como testigos ...item his qui testimonii causa
evocati sunt. Quienes eran desplazados para actuar como jueces, ...ve1 qui
iudicandi causa arcessiti sunt ..., al igual que los que iban destinados a una
provincia, ...ve1 in provinciam destinati, revocandi domum suam ius datul;...
El apelante que durante el tiempo en que se tramitaba la apelación era
demandado, por otra causa, en el lugar en que se conocía la segunda instancia, no
estaba obligado a contestar allí, pues, según Celso, también tenía éste el ius domum
revocandi puesto que vino por otra causa.

...eo quoque qui ipse provocavit non imponitur necessitas intra tempora
provocationis exercendae Romae ve1 alio loco ubi provocatio exercetur
aliis 'pulsantibus' respondere: nam Celsus huic etiam domus revocationem
dandam ait; quoniam ob aliam causarn venerit: haec Celsi sententiam et
rationabilis est.

308 Ulp. com. lex Iul et Pap. D. 4.6.38 afirma que alguien está ausente por causa de la república,
tanto tiempo cuanto desempeña algún cargo, porque concluido éste deja de estar ausente por esta
causa. De este modo cesa la existencia del ius domum revocandi, pero, como señala el jurista, habrá
que tener en cuenta el tiempo que prudentemente es preciso para que el Legado regrese a su ciudad
..Sed ad revertendum illi tempora computabimus statim atque desiit Republicae causa abesse ea,
quibus reverti in Urbe potuit. ... Igualmente se incluye en este fragmento la enfermedad, que, como
caso fortuito, y por razones de humanidad, debe de computarse como tiempo durante el cual se está
ausente aún por causa de la república, al igual que la tempestad en la navegación ..Plane si infirmitate
impeditus continuare iter non potuit, habebitur ratio humanitatis, sicuti haberi solet et hiemis, et
navigationis, et ceterorum, quae casu contingunt.
Juan Ramón Robles Reyes

Los tutores desplazados a Roma para rendir cuentas de la tutela cuando se les
demandaba por otra tutela distinta para la que no habían sido llamados, según un
rescripto de Antonino Pío

Nam et divus Pius Plotio Celsiano rescripsist eum, qui tutelae reddedendae
causa Romam erat a se evocatus, alterius tutelae causa, cuius no erat
evocatus, non debere compelli iuducium suscipere.

Como se desprende de los textos, la tendencia general era conceder el privilegio


a todo aquél que era demandado en Roma por causa ajena a la que motivó la
legación, salvo que en este lugar se hubiese formalizado el contrato que motiva la
demanda309.Esta enumeración realizada por Ulpiano no tiene carácter exhaustivo,
sino que establece las personas y circunstancias más comunes por las que se ejercía
el privilegio, sin que excluyese supuestos de igual índole, referidos a personas que
no tenían su domicilio en Roma310.
No podían ser Legados por existir una prohibición legal, y por tanto utilizar de
este privilegio, una serie de personas, como eran los deudores de la república311 ni
los que no tenían el derecho de dirigirse a los tribunales o los condenados a la
arena312. La causa de esta prohibición radicaba, tanto en la falta de solvencia moral
y económica, como en la falta de credibilidad de que la legación fuese poder ser
llevada a cabo correctamente.

13.5.5.- Excepciones a la regla general. Supuestos de inaplicación del ius


domum revocandi.

Existían una serie de supuestos en los que estaba excluido, de forma expresa, el
uso de este privilegio, permitiendo a los demandantes litigar contra el Legado in

309 Ulp. 3 ed. D.5.1.2.4. En el supuesto de haberse celebrado el negocio en Roma antes de la
legación, no podrían ser demandados los Legados en esta ciudad, ....Omnes autem isti revocant, si non
ibi contraxerunt, ubi conveniuntu~..,siendo una excepción al criterio en el mismo fragmento recogida
en el sentido de que todos tienen derecho a ser demandados en su domicilio, salvo que la demanda se
plantease en el lugar en donde se contrató, debiendo entenderse que el litigio proviene de dicho
contrato y no de otro distinto.
310 Vid. Ulp. 3 ed. D.5.1.2.3 infine, en donde se ordena que no sea oido el menor de veinticinco
años que solicitaba la restitutio in integrum contra quien había contratado con 4 y se encontraba en
Roma por otra causa, .. Idem Claudio Flaviano rescripsit minorem viginti quinque annis, qui
desiderarat in integrum restitui adversus Asinianum, qui alterius negotii causa venerat, non esse
Romae audiendum..
311 Marc. 12 inst. D. 50.7.5(4) pr.: Sciendum est debitorem reipublicae legationefungi non posse..
312 Marc.12 inst. D. 50.7.5(4).1: Sed et eos, quibus ius postulandi non est, legatione fungi non
posse et ideo harena missum non iure legatum esse missum divi Severus et Antonius rescripserunt.
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

legationem. La no aceptación del privilegio en una serie de supuestos estaba


orientada a evitar la impunidad del Legado por delitos cometidos in legatione, así
como en los casos en los que la demanda planteada en Roma tenía su origen en la
celebración de negocios privados del Legado. A este respecto son reiterativos los
textos del Digesto, pues, en D. 50.7.9(8).2 se afirma que el que desempeña una
legación no debe de ocuparse de negocios, ni propios ni ajenos..qui legatione
fungitui; neque alienis neque propriis negotiis se interponere debere., ni puede, sin
permiso del príncipe, presentar libelo sobre asuntos propios313

13.5.5.1.- Delitos cometidos por el legado o uno de sus esclavos.

La comisión de delitos por el propio Legadosi" realizados una vez iniciada la


legación, y ejecutados, tanto de forma personal, como por medio de sus propios
esclavos.31~Igualmente podía plantearse litigio contra el Legado cuando éste era el
que demandaba en Roma316, entendiendo que al haber iniciado él mismo el proceso
ante la jurisdicción de la Urbe, había renunciado a su privilegio sometiéndose de
forma tácita a la misma. Sin embargo, se mantenía el privilegio cuando el Legado
demandaba a un delincuente por delitos de ofensas o lesiones (iniuriae), hurto, o
daño patrimonial, cometidos contra él durante la legación. De no admitirse este
privilegio, cualquiera podría, o bien injuriar o perjudicar al Legado impunemente,
o bien reconducirlo a su jurisdicción, al ofenderlo y obligarlo a querellarse por ello
en el lugar de la comisión del delito, como atinadamente -eleganter-,dice Juliano317.

313 Mod. 7 reg. D.50.7.16(15): Is, qui legationefingitu~;libellum sine permissu principis de aliis
suis negotiis dure non potest.
3 14 La actuación dolosa del legado excluía cualquier privilegio; en primer lugar porque el forum
delicti commissi era de general aplicación y, en segundo lugar, porque todos los textos están de
acuerdo en que el provecho propio y la actuación dolosa excluyen la aplicación del ius domum
revocandi. En D. 4.6.5 se dice expresamente que no están ausentes por causa de la República los que
salen antes de tiempo, de forma dolosa, o adelantan el viaje para evitar que se inicie pleito contra ellos.
También los que no vuelven cuando terminó la misión encomendada o la utilizan en provecho propio,
(D.4.6.4). Igualmente se expresa D. 4.6.38, al manifestar que quien cometió un delito no goza de los
privilegios de quien está ausente por causa de la República, cum crimen admisit, non habere eum
privilegia eorum, qui Republicae causa absunt.. En el mismo sentido D. 4.6.29 al señalar que los
cargos públicos no deben servir para provecho de nadie, o D. 4.6.38.1 cuando se niegan privilegios a
quien, a la vuelta de realizar un servicio a la República, se detiene o realiza gestiones de tipo particular.
En D. 50.7.15(14) se afirma que el que está susente por libre legación, no se considera que está
ausente por causa de la república.
3 15 Paul 17 ad Plaut. D.5.1.24.1 Legati ex delictis in legatione commissis coguntur iudicium
Romae pati, sive ipsi admiserunt sive servi eorum .
3 16 Ulp. 3 ed. D. 5.1.U ...sed et si agant, compelluntur se adversus omnes defendere...
3 17 Ibid. ...non tamen si iniuriam suam persequantur ve1firtum ve1 damnum quod nunc passi
sunt: alioquin, ut et lulianus eleganter ait, aut impune contumeliis et damnis adficietur aut erit in
potestate cuiusque pulsando eos subicere ipsos iurisdictioni, dum se vindicant. En el mismo sentido
se expresa Paul. 1 resp. D. 50.7.10(9) al afirmar que por el daño sufrido por el legado in legationem
se podía ejercitar acción también durante el tiempo de la legación.
Juan Ramón Robles Reyes

13.5.5.2.- Ruina de edificios. Cautio damni infecti.

Otra excepción se contiene en los supuestos de especial urgencia, como la


prestación de la cautio damni infecti por el riesgo derivado de edificios ruinosos318.
En este supuesto eran competentes los pretores de la ciudad de Roma, debiendo el
Legado dar caución, por el daño que podría irrogarse al demandante o permitir que
su vecino quedase con la posesión de la casa. Esta prescripción se complementa con,
las disposiciones recogidas en D. 49.2.4, en donde Ulpiano, y con referencia a los
años que pueden derivarse de aleros, voladizos y otras edificaciones, insiste en que
la caución y atribución de la posesión es competencia del pretor o presidente de la
provincia319, remitiendo a los magistrados municipales la vigilancia de su
cumplimiento por las partes, incluso la investigación local, si fuere preciso, en
orden a la comunicación de la terminación de la caución320.

13.5.5.3.- Contratos celebrados in legationem.

En primer lugar no podrá invocarse validamente el privilegio cuando se contrató


in legatione321. La explicación es sencilla: de no adoptarse esta solución el
beneficiario del privilegio podría estar celebrando contratos continuamente y no
podría ser demandado por posibles incumplimientos hasta el regreso a su lugar de
origen. Así, y como señala Marcelo en Ulp. 3 ed. D.5.1.2.6, si el negocio se realizó
fuera de la ciudad y provincia de origen, no podrá alegarse el privilegio por el
Legado.

Ztem si extra provinciam suam contraxerunt, licet non in Italia, quaestionis


est un Romae conveniri possint. et Marcellus in eo solo privilegio eos
utidomum revocandi, quod in civitate sua ve1 certe intra provinciam
contraxerunt: quod est verum.

3 18 Paul. 17 ad Plaut. D. 5.1.28.3: Aedium nomine legatus damni infecti promittere debet aut
vicinum admittere in possessionem.
319 Ulp. 1 ed. D.39.2.4 pr.: Dies cautioni raestitutus si finietur praetoris ve1 praesidis officcium
erit. En el mismo sentido, D.39.2.4.3: Duas ergo res magistratibus municipalibus praetor ve1 praeses
iniunxit, cautionem et possessionem, cetera suae iurisdictioni reservavit, donde se dice expresamente
que los pretores y presidentes se reservaron expresamente la jurisdicción.
320 Sobre el cuidado, restauración y decoración de los edificios públicos, vid. PENDÓN
MELÉNDEZ, E., Régimen jurídico de la prestación de servicios públicos en Derecho Romano.
Madrid, 2002, p. 343 y ss.
321 Vid Ulp. 3. ed. D.5.1.2.4 y D.5.1.2.5. En el mismo sentido Pap. 3 quaest. D.5.1.39 infine, a
propósito de la posibilidad de constituir fianza. Explícito es también Paul. 17 Plaut. D.5.1.24 al negar
acción en Roma contra los Legados salvo que hubiesen contratado estando allí.
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

Otro supuesto se producía cuando el Legado había realizado un negocio ante


legationem y, los efectos del citado negocio, se habían producido con posterioridad
al inicio de la legación. Es decir, en el cumplimiento de aquellos negocios y
obligaciones en general, cuya ejecución o cumplimiento no se realiza de una sola
vez en el tiempo, ni en un mismo lugar, ¿Podía el Legado solicitar la aplicación del
privilegio del ius domum revocandi? A este respecto hay que precisar que la
contestación sería distinta en función del tipo de acción que se ejercitase, prueba de
ello es que Africano afirme que cuando se duda sobre si se deba de dar acción
contra el que se halla de legación, no importa tanto dónde haya dado uno a crédito,
o estipulado que se dé una cosa, como si se trató que se pagaría al tiempo de la
legación322. Parece que los mismos jurisconsultos clásicos tuvieron vacilaciones ya
que, el propio Ulpiano refleja contradicciones en sus textos recogidos en el
Digesto. En supuestos de duda y ante el imperium de que estaban revestidos los
magistrados de Roma, el Legado demandado no tendría otra posibilidad que
comparecer y alegar su privilegio323 y, de no ser admitido éste, contestar a la
demanda en Roma para evitar la missio in bona del pretor324 y después, si la
sentencia no le era favorable acudir a la revisión de la misma alegando defectos
formales, en ejecución de sentencia, que anulasen los efectos de dicho
procedimiento.325
Por las mismas causas que las expresadas en los párrafos anteriores, no podía el
Legado recurrir al privilegio del ius domum revocandi si afianzaba una deuda
durante su viaje a Roma. La explicación se debe, como señala Pap. 3 quaest.
D.5.1.39, al hecho de que, al celebrar contrato en Italia estaba sujeto a la
jurisdicción de los magistrados de Roma. En este supuesto el mero hecho de
contraer una nueva obligación in legatione, supone una renuncia tácita a la
posibilidad de alegar el privilegio, prueba de ello es el reconocimiento de su
facultad de afianzar en virtud de cualquier negocio.

322 Afl: 3 quest. D.50.7.4(3): Cum quaeritucan in eum, qui in legatione sit, actio dari debeat, non
tam interest, ubi quis aut crediderit aut dari stipulatus sit, quam illud, an id actum sit, ut legationis
tempore solveretul:
323 Scaev. 1 reg. D.50.7.6.(5).1: Sed si non constat, legatus sit un non, Romae praetor de hoc
cognoscit.
324 Pap. 24 quaest. D.5.1.42., respecto a la obligación que tenía el legado de defenderse en la
ciudad de Roma frente a la reclamación de devolución de dote ejercitada por su esposa, una vez
divorciada en el lugar de origen. Si uxor a legato Romae diverterit, dotis nomine defendendum Romae
virum responsum est.
325 En este último caso de inadmisión injustificada del privilegio, el Legado tenía la posibilidad
de acudir al otro pretor, colega en la magistratura, cónsul, princeps o, posteriormente, emperador para
que interpusiesen su intercessio o prohibición contra el decreto del pretor o funcionario, en su calidad
de magistrados de superior jerarquía, aunque esta intervención sería bastante infrecuente.
Juan Ramón Robles Reyes

Qui legationis causa Romam venit ex qualibet causafideiubere potest, cum


privilegio suo, cum sit in Italia contractum, uti non potest.

13.5.5.4.- Litigios derivados de la compra de esclavos u otros objetos durante la


legación

Existen una serie de supuestos en los que la actividad contractual del legado
excluye el uso válido del privilegio, siendo competentes los magistrados de Roma.
En lul. 1 dig. D. 5.1.25 se señala la posibilidad de demandar a los Legados en
litigios derivados de las compras de esclavos u otros objetos durante la legación326,
o que hubiesen adquirido la posesión por otra causa, para que la legación no se
convirtiese en medio para adquirir la impunidad.

Si legationis tempore quis sewum ve1 aliam rern emerit aut ex alia causa
possidere coeperit, non inique cogetur eius nomine iudicium accipere: ...

13.5.5.5.- Especial referencia al ejercicio de acción real contra legado in


legationem.

Especial atención merece el supuesto de que se ejercite acción real contra un


Legado para reclamarle algún bien que está en su poder, como de forma concreta se
recoge en Paul 17 ad Plaut. D.5.1.24.2

Sed si postulatur in rern actio adversus legatum ... Cassius respondit ... si
ver0 ex multis sewis de uno agatur non sit inhibenda: Iulianus, sine
distinctione denegandam actionem:

Llama la atención en este fragmento la contraposición de los criterios


establecidos por los juristas. De una parte Casio, partidario de que se averiguase si
el objeto o esclavo era necesario para el cumplimiento de la legación o no, en cuyo

326 En D. 50.7.13(12) se plantea por Escévola el supuesto de que un Legado realizase la compra
de una casa en su municipio de origen, estando en Roma, in legatione, planteándose si habría incurrido
en el senadoconsulto que prohibe a los Legados mezclarse en asuntos o negocios privados,
contestándose que no. La razón estaría en que la jurisdicción era de los magistrados del domicilio del
Legado y no del pretor de Roma, pero, a pesar de ello, deja ciertas dudas, en el sentido de qué
sucedería si se plantease demanda derivada de este negocio, realizado in legatione. El jurista no tiene
dudas. El Legado puede adquirir y no pierde el privilegio de rechazar demandas hasta su regreso al
lugar de origen.
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

caso se concedería acción o se denegaría, teniendo, como punto de referencia, que


la posesión del objeto solicitado fuese necesaria para el cumplimiento de la
legación. De ahí que se distinga por el jurista si se reclama al único esclavo o uno
entre los varios traídos a Roma. De otra parte, y por contra, Juliano, interpretando
que el Legado no debe ser molestado para llevar a buen fin la legación, señala que
no debe concederse acción, y ello aunque sea reclamado un sólo esclavo de los
muchos que acompañasen al Legado en su viaje. Este criterio político es el que
inspira el fragmento de Paul. 17 ad Plaut. D.5.1.26, en el que se autoriza al Legado
para que proceda a adir la herencia in legatione, pero se niega a los legatarios acción
para reclamar sus legados ante los magistrados de Roma. El único recurso procesal
que podrán ejercitar los legatarios de la herencia adida será el requerimiento al
Legado para que afiance su obligación de comparecer ante los magistrados de su
ciudad.

De eo autem qui adiit hereditatem Cassius scribit, quamvis Romae adierit


hereditatem, non competere in eum actionem, ne impediatur legatio, ....

13.5.5.6.- Supuesto en el que exista plazo de prescripción para el ejercicio de una


accción contra el Legado.

Al existir acciones cuyo ejercicio era posible in legatione, entendemos que


debía celebrarse el acto de la litis contestatio ante los magistrados de Roma en los
supuestos en que fuese a agotarse el plazo máximo permitido por la ley para el
ejercicio de la acción para el demandante; en este caso el procedimiento comenzaría
en Roma y terminaría en el lugar de origen.

13.5.5.7.- El ius domum revocandi en la legislación municipal de Hispania.

La existencia de embajadas enviadas por pueblos bajo el dominio romano o por


los representantes de los municipios, hasta la ciudad de Roma para solicitar rebajas
de impuestos o la concesión de privilegios era un fenómeno habitual.327
Precisamente por la frecuencia con la que se recibían las legaciones en Roma y por

327 Liv. 4.37.1 refiere el envio de una legación al senado desde la Hispania Ulterior; 4.37.43 sobre
legación de lacedemonios y mesenios y 3.60, 1-3, en donde Tiberio ordena que todas las ciudades
griegas que decían tener un derecho, o prerrogativa especial de ius asilii en sus templos, lo justifiquen
ante el senado para que no se conviertan esos lugares en lugar de impunidad.
Juan Ramón Robles Reyes

la importancia económica y social que para la propia vida municipal tenía su envío,
se creó una compleja regulación que se incorporaba en los propios estatutos
municipales.328
Como señala D'Ors329, el desempeño de las embajadas o legationes municipales
constituía un munus o carga municipal que, en ocasiones era deseado por los
elegidos para las mismas, pero que no siempre era así, por las incomodidades y
peligros que las mismas conllevaban. Prueba de la frecuencia con que debían ser
rehusados estos nombramientos, es que en la llamada legislación Flavia municipal
se establecen una serie taxativa y cerrada de excusas y exenciones. Partiendo de la
Lex Irnitana330, que es el estatuto municipal que mejor se nos ha conservado, en lo
que a legaciones se refiere, se puede llegar a las siguientes conclusiones:

-a) La propuesta de quién debía de ser nombrado Legado municipal la realizaba


el dunviro, siendo los decuriones y conscriptos los que decidían sobre la misma,
pudiendo ser nombrados uno o varios Legados. Las personas que podían ser
designadas para el desempeño de esa misión debían de pertenecer a la decuria local.
-b) Causas de inegibilidad. 331 Existían una serie de circunstancias que impedían
que un decurión fuera nombrado Legado, como eran la prohibición de enviar a

328 Vid. cap. 92 de la Lex Genetivae Juliae o Ley de Urso, en relación al envío de legaciones
públicas.
329 D'ORS, A, Lex Flavia municipal (comentario y textos), op. cit. p. 121, cap. 44.
330 Seguimos en este punto la traducción y comentarios realizados por D'ORS, A., y D'ORS, J.,
en Lex Flavia municipal y Lex Irnitana . op. cit. caps. 44-47.
331 Lex Irnitana, cap. 45..dum ne quem mittat legatve qui tum aut proximo anno in eo municipio
Ilvir; aedilis, quaestorve sit jüerit, neque IIviratus acti aedilitatis quaesturaeve actae rationem
reddiderit et adprobaverit decurionibus conscriptisve eius municipii; qui ve pecuniam quae communis
municipum eius municipii essetpenes se habuerit; quive rationes negotiave communia municipum eius
municipi gesserit tractaverit, neque dum eam pecuniam rettulerit in commune municipum eius
municipi rationesve reddiderit <et> adprobaverit decurionibus conscriptisve, cui quibusve de iis
rebus accipiendis cognoscendis ex d(ecreto) d(ecurionum) conscriptoquod decretum factum erit, cum
eorum partes non minus quam duae tertiae adessent, negotium datum erit; nisi uti eorum quis mittatur
legetur omnium decurionum conscriptorumve non minus quam duae tertiae partes censuerint. Qui hac
lege legatus erit, is, nisi iius exccusationem decuriones conscriptive acceperint, aut iuraverit coram
decurionibus conscriptisve per lovem, et divum Aug(ustum), et divum Claudium, et divum
Vespasianum Aug(ustum), et divum Titum Aug(ustum), et genium imp(eratoris) Caesaris Domiini
Aug(usti), deosq(ue) Penatis, se annorum LX maio(rem)ve esse, aut sibi morbum causam esse
quominus earn legationem obire possit, earn legationem obito, aut vicarium arbitratu decuriorium
conscriptorumve ex eo ordine dato qui eam legationem obeat, dum ne eum det qui eius legationis
munus suo nomine obire debeat. Qui ita neque legationem obierit sciens d(o1o)m(alo), neque vicarium
ex hac lege dederit qui pro se earn legationem obeat, neque iuraverit ut ~ ( u p r a~(criptum)
) est neque
excusationem suam decurionibus conscriptisve atproba(v)erit, lis] HS (sestertiorum)MM (duo milia)
nummorum municipibus eius municipi d(are) d(amnas) esto, eiusque pecuniae deque ea pecunia
municipi eius municipii qui volet cuique per hanc legem licebit actio petitio persecutio esto.
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

quien, en ese año, o en el próximo, fuese a desempeñar el cargo de dunviro, edil o


cuestor en ese municipio. Tampoco al que no hubiera rendido y tuviese aceptadas
las cuentas del dunvirado, edilidad o cuestura desempeñados anteriormente, ante los
decuriones y conscriptos de ese municipio; ni al que tuviera en su poder dinero que
perteneciera al común de los munícipes de ese municipio; ni al que hubiera llevado
y gestionado cuentas y negocios comunes de los munícipes de ese municipio, en
tanto retuviera aquel dinero, no habiendo rendido cuentas al común de los
munícipes de ese municipio, con la aprobación de los decuriones y conscriptos: "...
a no ser que dos terceras partes de todos los decuriones y conscriptos hubiesen
decidido que fuera enviado como Legado uno de ellos".

-c) Las excusas que podían alegar los designados para evitar marchar de su
ciudad en el cumplimiento de su cometido eran la enfermedad, que había de ser
crónica o de importancia, no bastando una enfermedad común, así como la
avanzada edad. El cumplimiento de los sesenta años era una causa d&exención, del
mismo modo que también lo era la vacatio o exención basada, en no haber
transcurrido el plazo de dos años, desde el desempeño de otra legación.332

-d) A pesar de ser una carga o munus personal, el designado podía presentar a
otro decurión, que no hubiese sido nombrado para la misma misión, para que le
sustituyese. En este caso era preciso el consentimiento de la curia local.

-e) La consecuencia de no cumplir las prescripciones municipales era la multa


de 2.000 sestercios, existiendo acción pública y recompensa por perseguir al que no
quería cumplir la legación. Iguales consecuencias se irrogan al Legado que
incumple de forma dolosa su cometido, debiendo pagar al municipio, en este caso
el perjuicio que haya ocasionado.

-f) Viáticos y dietas333. Se establece en el texto municipal que el dunviro debía


de abonar a los Legados, en concepto de viático diario, la cantidad que designasen
los decuriones y conscriptos, aunque en muchos casos esta actividad se desarrollaba
de forma gratuita.

332 Sobre la vacatio o exención vid. D. 9.7.9(8) pr. donde se dice expresamente que, aunque se
tratase de un mismo asunto, el que fue Legado no puede ser compelido a defender negocio público
hasta que transcurra el tiempo prefijado. Este plazo de exención era de un bienio, como se desprende
de D.50.7.8(7) en donde se indica que, en caso de sustitución de un hijo, el plazo de un bienio
aprovecha al padre nombrado para la legación y no para el hijo que, voluntariamente, la desempeñó.
El mismo plazo se cita en D. 50.7.9(8).1.
333 Lex Irnitana, cap. 46.R(ubrica): Quantum legatis detul: Legatis singulis diariorum nomine
IIvir tantum dato quantum dandum esse decuriones conscriptive censuerint.
Juan Ramón Robles Reyes

De la lectura de los estatutos municipales, así como de los textos justinianeos,


en donde se recoge de forma profusa la figura de los Legados y su funcionamiento,
se puede concluir que la regulación relativa al ius domum revocandi era de plena
aplicación para los representantes municipales, existiendo uniformidad en la
misma, aunque en cada municipio pudiese existir alguna peculiaridad derivada de
su propio estatuto.

14.- D E R O G A C I ~ N VOLUNTARIA DE LA COMPETENCIA. SUMISI~N


CONVENCIONAL DE LAS PARTES

14.1.- Introducción

Una vez determinadas las reglas por las que se determina la competencia
jurisdiccional, se plantea la cuestión de si era posible que, tanto el magistrado
competente, como las partes en litigio, pudiesen designar otro magistrado, en
principio incompetente, a quien se revistiese de competencia para que su resolución
fuese válida y eficaz334. Con carácter general se puede concluir que en materia de
competencia jurisdiccional la regla general era la de su derogabilidad, aunque se
produjo una evolución que condujo, a partir del s. IV, a la solución contraria. En
efecto, en Roma y desde sus orígenes, la posibilidad de que pudiese resolver el
litigio un magistrado, de por sí jurisdiccionalmente incompetente, era reconocida y
admitida, prueba de ello es la afirmación de Jul. 1 dig. D.2.1.5 por la que se
reconoce que ya los antepasados practicaban la delegación de jurisdicción dentro de
ciertas condiciones.

More maiorum ita comparatum est, ut is demum iurisdictionem mandare


possit, qui eam suo iure, non alieno beneficio habet:..

Del mismo modo que se podía delegar jurisdicción por el que estaba provisto de
ésta, también existía la posibilidad de que las partes renunciasen al magistrado
llamado a resolver un litigio, en favor de 0tro335, cumpliendo ciertas condiciones

334 Como señala SCIALOIA,V., Procedura civile romana, op. cit. p.92, las partes podrían
prorrogar la jurisdicción de un magistrado incompetente, siempre que ambas fuesen conscientes de su
incompetencia y, a pesar de ello, decidiesen que fuese éste el que resolviese el litigio.
335 Nunca es válida la sumisión a favor de quien no tiene jurisdicción, como se encarga de
recordar C. 3.13.3 (Diocl. Max. 293): Privatorum consensus iudicem non facit eum, qui nulli praeest
iudicio, nec quod is statuit, rei iudicatae continet auctoritatem. Es evidente que si las partes querían
ver resuelta su controversia por quien no tiene poder para juzgar, tendrían que haber acudido al
compromissum y haber nombrado un árbitro. En el mismo sentido Pap. resp. lib. XIX. D. 49.1.23.1
sobre la invalidez de sentencia dictada por juez sin jurisdicción para resolver un litigio
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

establecidas para que esta práctica no se convirtiese en una forma de burlar la ley,
ni fuese inválida la sentencia dictada en el procedimiento. La importancia del tema
está fuera de toda duda, habida cuenta que por vía de sumisión voluntaria a la
jurisdicción de unos magistrados u otros, se convertirían en inútiles todas las reglas
que sobre competencia jurisdiccional se establecieron, limitando la competencia
magistratual por razón de la naturaleza o la cuantía del tema debatido336.

14.2.- Confirmación de la derogabilidad, como principio admitido por


jurisprudencia y constituciones imperiales.

La sumisión convencional de las partes o, en terminología de Pugliese337, la


derogación convencional de la competencia, está acreditada por la existencia de
abundantes fragmentos del Digesto y constituciones imperiales que se refieren a
este tema. El problema que se plantea es la ausencia de realización, tanto por parte
de los jurisconsultos, como posteriormente por los compiladores, de una teoría de
la derogación de la competencia o sumisión. Por ello, hay que acudir a los diversos
textos que se hallan dispersos por la obra justinianea para poder construir hipótesis
que arrojen luz sobre el tema, acercándonos a la problemática competencia1 que se
planteaba y los medios establecidos para su resolución.
Los textos que suelen presentarse como punto de partida, para admitir la
sumisión voluntaria de las partes a magistrado no competente son, en su mayor
parte, fragmentos de Ulpiano recogidos en el Digesto. Se trata de fragmentos en los
que se afirma, de forma rotunda, que las partes pueden voluntariamente someterse
para la resolución de un litigio a una jurisdicción o tribunal sin competencia, siendo
su sumisión elemento suficiente para que el proceso y la sentencia fuesen válidos.

Ulp. 2 ed. D. 5.1.1 : Si se subiciant aliqui iurisdictioni et consentiant, inter


consentientes cuiusvis iudicis, qui tribunali praeest ve1 aliam
iurisdictionem habet, est iurisdictio.

Ulp. 3 ed. D. 5.1.2 pr.: Consensisse autem videntur, qui sciant se non esse
subiectos iurisdictioni eius et in eum consentiant ...

La admisión de la derogabilidad se aprecia en estos fragmentos con claridad,


pero, a pesar de ello, existe un amplio sector de la doctrina que asegura su
alteración338. Para Pugliese, en la falta de concreción de los textos y en la sintaxis
336 Sobre sumisión vid. ZIEGLER,K. Kompetenzvereinbarungen im romischen
Zivilprozossrecht, en Festschrift Kaser, Munich, 1976, pp. 557-575.
337 PUGLIESE. G. 11 processo Civile Romano, op. cit., p.160.
338 Sobre la alteración de estos textos, vid. PUGLIESE. G. 11 processo civile romano, op. cit.
p.162.
Juan Ramón Robles Reyes

se evidencia su alteración y, como resultado de un estudio profundo de estos


fragmentos, el autor llega a la conclusión de que la derogación de la competencia
se referiría, en el primitivo texto de Ulpiano, sólo a la "derogación de la
competencia por límite de cuantía de los magistrados municipales". Afirma a
continuación este autor que la derogación, además de por la cuantía (que se refleja
en D.5.1.1), puede ser en razón de la materia, es decir, acudiendo a pretor distinto
de aquél que era competente dentro del mismo territorio339. Otros entienden en
D.5.1.2 pr. que cualquier pretor podría conocer del tema si se le era solicitado. Esta
afirmación es compartida parcialmente por Girad340 que matiza la posibilidad de
acudir a cualquier pretor, restringiéndola a los pretores competentes en materia civil
(urbano o peregrino,) excluyendo a otros con competencias penales o
administrativas. Estas afirmaciones tienen apoyo, pero también objeciones que
limitan su credibilidad. El apoyo viene dado, no tanto por los textos citados, como
en otros que no se pueden entender si no es relacionándolos con la idea expresada
por Pugliese. En el caso de Jul. 5 dig. D. 5.1.74.1

Iudex, qui usque ad certam summam iudicare iussus est, etiam de re rnaiori
iudicare potest, si inter litigatores conveniat...

En este texto se dice expresamente que el juez a quien se sometió un litigio sobre
cierta cuantía puede juzgar sobre asunto de mayor cuantía si se conviniera entre los
litigantes341. Esta afirmación, al no señalar a que cuantía se refiere podría dar lugar
a conjeturas respecto a si se podía superar el límite establecido para los magistrados
municipales. Pero tal exclusión parece improbable, si la ponemos en relación con
otros textos como,

Paul. 1 ed. D. 50.1.28: Inter convenientes et de re rnaiori apud magistratus


municipales agetul:

339 Se refiere concretamente a la posibilidad de dirigirse al pretor urbano en lugar del peregrino
y viceversa. En favor de la negación de poder derogar la competencia territorial vid. Paul. 1 ed.
D.2.1.20 Extra territorium ius dicenti impune non paretul: idem est et si supra iurisdictionem suam
velit ius dicere.
340 GIRARD., P.F., Las Leyes Iuliae Iudiciorum priv. et publ. in ZSS, 34 (1913), p.334.
341 Sobre delimitación del poder del juez, vid. LEMOSSE., M., Iudicationes nouvelles sur le
iussum iudicandi; RIDA. 47 (1969), pp. 291 y SS.
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

En este fragmento se admite por Paulo la posibilidad de derogar el límite


cuantitativo que pesaba sobre los magistrados municipales siempre que existiese
convenio entre los litigantes342.
De este último texto y del recogido en D.5.1.74 se desprende el principio de la
derogabilidad, si bien es cierto que en éste último no se hace referencia a qué tipo
de juez se dirige el fragmento, pero la referencia al juez qui usque ad certam
summam iudicare iussus est, sólo puede referirse a los jueces municipales que
tenían limitada la cuantía de los procedimientos que estaban dentro de su
competencia343. La afirmación de Pugliese sería razonable, pero lo que no parece
tan claro es la limitación que realiza de los magistrados a los que se pueden someter
las partes. Teniendo en cuenta la época en que se redacta el fragmento por Ulpiano
parece tener poco sentido aferrarse al sentido estricto de la palabra "pretor" que
aparece en D. 5.1.2 pr. ya que en esta época la pretura había perdido su carácter
original, propio de la época republicana e inicio de la imperial. De este modo el
magistrado a que hacen referencia los textos no sería otro que un funcionario
imperial que, en efecto, coexistiría con magistraturas nuevas a las que se llamaba
pretores (como el pretor fideicommissari), y a los que, como dice, ~ i r a r dpodría
referirse esa derogación de la competencia.
De todas formas, los autores coinciden en que no se formuló en la época clásica
un principio general por el que las partes podrían someterse al magistrado que mejor
les pareciese si tenían acuerdo en ello. A pesar de esto, de los textos del Digesto344
se puede deducir que era práctica habitual, o al menos permitida, la sumisión a juez
distinto del competente por cuantía de la controversia, materia o territorio y así lo
ratifican los siguientes textos

Afric. 7 quaest. D.2.1.18

Si convenerit, ut alius praetol; quam cuius iurisdictio esset, ius diceret et


priusquam adiretur mutata voluntas fuerit, procul dubio nemo compelletur
eiusmodi conventioni stare.

342 Prueba de la posibilidad de derogar los límites cuantitativos de los magistrados municipales
la encontramos en la Lex Irnitana, cap. 84, en donde, de forma expresa se permite a los ediles, cuya
competencia jurisdiccional estaba cuantitativamente limitada a temas que no superasen los doscientos
sestercios, superar dicha cifra, y hasta la cuantía de mil sestercios, siempre que hubiese acuerdo entre
las partes. Igual autorización se recoge, referida a los dunviros, en asuntos que, en principio, estarían
reservados a la jurisdicción del gobernador.
343 Vid. Lex Rubria y Fragmentum Atestinum. Más explícito parece Paul I ed. D.50.1.28 supra.
También hay autores que opinan que la lex Julia iudiciorum privatorum reflejaría esta teoría. En contra
D.2.1.20 infine.
344 C.3, 13, 1 pr. (Sev. Ant. 214), parece dirigirse también en este sentido.
Juan Ramón Robles Reyes

Ulp. 2 de omn. trib. D.2.1.15

Si per errorem alius pro alio praetor fuerit aditus, nihil valebit quod actum
est ...

El principio de la derogabilidad es recogido en los textos, aunque sea, como se


desprende del primer fragmento, por vía de exclusión Como se observa, el
magistrado al que las partes se sometieron no llegó a tener jurisdicción para resolver
la controversia por desistimiento o cambio de voluntad entre las partes, es decir, que
si la voluntad no persiste, tampoco se mantiene la sumisión expresa. En el segundo
fragmento, se reitera, una vez más, la derogabilidad de los límites cuantitativos de
la jurisdicción municipal.
En iguales términos, pero sin limitación en cuanto a la materia, se expresa la
constitución del emperador Antonino Caracalla en el año 214, que constatando la
existencia de un juez incompetente, obliga a las partes a aceptar la sentencia
dictada. La razón está en la existencia de sumisión o derogación convencional de la
competencia. Dice el emperador que habiendo elegido una parte un juez no
competente para resolver un litigio, de forma voluntaria, y aceptándolo los
adversarios, no cabe oponerse a la sentencia y al efecto de cosa juzgada:

C.3.13.1 pr.: Non quidem fuit competens iudex procurator noster in lite
privatorum: sed cum ipsi eum iudicem elegiritis et is consentientibus
adversariis sententiam tulerit, intelligitis vos adquiescere debere rei ex
consensu vestro iudicatae, cum et procurator iudicandi potestatem inter
certas habeat personas, ... Quod et in aliis similibus iudiciis...

Esta constitución, de principios del siglo tercero, es amplia en su interpretación


ya que no establece limitación alguna en cuanto a materia o cuantía y, además,
establece que este supuesto es extensible a toda clase de jueces, no sólo al
procurator imperial.
Junto a estos textos jurídicos habría que citar el ya mencionado D. 5.1.2 pr.
(aunque posiblemente alterado) y otros textos literarios, como es el recogido por
Catón en De agricola, en donde se hace referencia a la cláusula que se solía
insertaWen los contratos agrarios por la que los contratantes renunciaban a la
jurisdicción del praefectus iure dicundo en favor de los pretores de Roma. De lo
expuesto se puede afirmar la posibilidad de derogación convencional de la

345 Catón. De agric. 149: Si quid de iis rebus controversiae erit, Romae iudiciumfiat.
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

competencia, siempre dentro de ciertos límites, pues no se podían someter los


litigantes a persona que no tuviese competencia de tipo jurisdiccional346 o a persona
errónea. En estos casos de error, como señala Juliano en D.2.1.15 ... nihil valebit
quod actum est, el error supone la inexistencia de voluntad de someterse a ningún
magistrado, por ello, no podrá nadie ser competido por el otro contratante, o el
pretor, a someterse a la jurisdicción de este último ya que tal jurisdicción, según
palabras de Juliano en D.5.1.2 pr. nulla iurisdictio est. Igual efecto supone el
cambio de opinión en cuanto a la sumisión, de modo que, si habiendo convenido las
partes en someterse a un magistrado, alguno de los contratantes se arrepintiese antes
de comparecer, el acuerdo quedaría sin efecto, no pudiendo obligarse al arrepentido
a cumplir, tal y como se refleja en el texto de Afr. 7 quaest. D. 2.1.18, antes citado.
En este caso, el momento límite para cambiar de opinión sería, según el fragmento
indicado, el momento de dirigirse al magistrado en la fase in iure (o presentación de
libello en época posterior)347. De manera indirecta también parece dar por sentada
la sumisión C. 3.26.4.1 (Alex 233).34*

14.3.- Actitud del magistrado incompetente ante la sumisión a su jurisdicción.

Cabe plantearse una cuestión íntimamente ligada a la sumisión de las partes a


magistrados incompetentes. ¿Podía el magistrado negarse a conocer del pleito?
¿Podía el magistrado oponerse a la voluntad de las partes?. La cuestión viene
comentada expresamente por Ulpiano en Ulp. 3 ed. D. 5.1.2.1:

Convenire autem utrum inter privatos sufficit an ver0 etiam ipsius praetoris
consensus necessarius est? lex Iulia iudiciorum ait: 'quo minus inter
privatos conveniat': sufSicit ergo privatorum consensus. proinde si privati
consentiant, praetor autem ignoret consentire et putet suam iurisdictionern,
an legi satisfactum sit, videndum est: et puto posse defendi eius esse
iurisdictionem.

346 Vid. Ulp. 51 ad Sab. D. 2.1.13: Eum qui iudicare iubet magistratum esse oportet. Magistratus
autem ve1 is qui in potestate aliqua sit, ut puta proconsul ve1 praetor ve1 alii qui provincias regunt,
iudicare iubere eo die, quo privati futuri essent, non possunt.
347 A favor PUGLIESE, Il processo civile romano, op.cit. pp. 360 y SS. ; GIRARD, P.E, Las
Leyes luliae Iudiciorumpriv. etpubl. in ZSS. 34, (1913) p.334.n.1, señala que será la litis contestatio
el momento hasta el que se puede renunciar a someterse a la competencia de un magistrado
incompetente.
348 En dicha constitución se recoge la situación de un mandatario que compró para otras personas
unos predios vendidos por un procurator. Si el mandatario reclama de sus mandantes el pago del
precio y los impuestos por la transmisión, podrá llamar al juicio al procurator de los vendedores si
hubiera elegido para litigar la jurisdicción a la que el procurator estaba sometido.
Juan Ramón Robles Reyes

Es decir, se afirma que la lex Iulia iudiciorum privatorum intentaba limitar los
convenios entre particulares, y el jurista deduce que, por tanto, era suficiente el
convenio entre estos para atribuir competencia a un pretor u otro. No se requería por
tanto el consentimiento por parte del magistrado, siendo incluso indiferente que
conociese o no el convenio entre las partes. Solo habría que matizar la existencia de
materias para las que existían magistrados especiales, nombrados para conocer de
las mismas con exclusión de los demás, como eran el pretor de los fideicomisos o
el pretor de liberalibus causis. En estos casos el magistrado al que se sometían las
partes, si el tema no era de su especialidad, rechazaría de plano el conocimiento del
litigio por imperativo legal, del mismo modo que si considerase, por cualquier
circunstancia, que era incompetente para el conocimiento de la causa a pesar del
convenio entre los litigantes que, no lo olvidemos, podían tener intereses ocultos e
ilegales en que conociese magistrado distinto del competente.
De otra parte, y abundando en el tema, el magistrado también debía de vigilar su
propia jurisdicción, para evitar juzgar materias vedadas para él349 y evitar
responsabilidad penal. A este respecto, se produjo una lenta evolución, a la par que
se producía el cambio social y administrativo introducido por Diocleciano y
Constantino. Difícilmente sería viable la nueva estructura administrativa y judicial
si a los pobladores del imperio, adscritos ahora a su lugar de origen o residencia con
carácter imperativo, se les permitiese derogar la competencia jurisdiccional y
someter sus litigios a magistrados de otros territorios. Los textos de los juristas más
relevantes al respecto, como son los de Ulpiano o Paulo, son de principios del siglo
111, y las reformas de Diocleciano y Constantino se produjeron con posterioridad.
Por ello, se desarrollaría necesariamente esta evolución restrictiva, siendo prueba
de ello los textos del mismo Paulo350, en donde se dice que lo hecho por un juez
fuera de su competencia no es válido. Existen igualmente abundantes referencias
que señalan que en el Dominado debían someterse los pobladores del imperio al
fuero de su lugar de origen, domicilio o corporación351. Como texto que sirve de
fundamento a la anterior afirmación nos encontramos en el Código Justinianeo, en
su libro tercero, capítulo tercero, relativo a la "Jurisdicción de todos los jueces y del
fuero competente", una constitución de los emperadores Arcadio y Honorio, del año

349 Vid. Paul. D. 2.1.20 cit.


350 Paul. 3 ad Plaut. D. 50.17.170: Factum a iudice, quod ad ofSicium eius non pertinet, ratum
non est.
351 Vid. C.3.13.7 (Anast. 502). En esta constitución se tacha de injusticia y temeridad el
empeñarse en declinar la jurisdicción y autoridad de los jueces a quienes compete el cuidado de las
profesiones o comercios. A mayor abundamiento, se dice a continuación que nadie pueda utilizar
cíngulo o dignidad para sustraerse de sus jueces ordinarios, quedando despojados de los mismos si
hubieren intentado contravenir el tenor de esta ley.
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

397, que es difícilmente conciliable con lo establecido por el emperador Antonino


y los juristas Paulo y Ulpiano a favor de la derogación. Quizás se encuentre la clave
a esta presunta contradicción en la fecha de la constitución que, promulgada casi
dos siglos después de la actividad de estos juristas, fuese el reflejo de la nueva
situación socio política a que hemos aludido:

C.3.13.5.1 (Arc. Hon. 397): In criminali negotio rei forum accusator


sequatul: Is vero, qui suam causam sive criminalem sive civilem sine
caelesti oraculo in vetito vocabit examine aut exsecutionem poposcerit
militarem, actor quidem propositi negotii actione multetui; reus ver0 pro
condemnato habeatur: et tribuni sive vicarii capitalem sibi
animadversionem subeundam esse cognoscant, si ve1 suam ve1 militum
exsecutionem interdictam praebuerint.

De esta constitución se desprenden dos consecuencias; la primera es el profundo


interés del legislador por el tema, haciendo valer todo su poder para evitar la
derogación del fuero establecido y, la segunda, es el grave castigo que llevaba
aparejado su incumplimiento y que difícilmente movería a los particulares a
desobedecer tan duro precepto. Procura la constitución no dejar resquicios a su
aplicación, ya que se refiere a causas civiles, criminales o militares, siendo el efecto
de su incumplimiento el mismo, es decir, pérdida de todo beneficio que se pudiera
haber obtenido en el pleito, ya se actuase como demandante ("pérdida de la acción
del negocio"), o demandado ("téngasele por condenado") y, respecto a los
magistrados intervinientes, si hubiesen accedido a ejecutar lo actuado pagarían el
error con su propia vida. Por ello, es difícil que los magistrados accediesen a una
sumisión de las partes, máxime cuando a ellas mismas estaba vedado el mero hecho
de dirigirse a magistrado incompetente.

Se puede concluir afirmando que hasta la llegada del nuevo orden


socioeconómico que acompaña al Bajo imperio, la norma general fue la posibilidad
de derogar la competencia jurisdiccional, aunque con ciertos límites. Dichos límites
venían establecidos por la especialidad jurisdiccional, es decir, en materias como la
penal, administrativa o, las relativas a nuevos magistrados, donde no era posible la
derogación de la competencia.
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

LA RECEPCIÓN EN ESPAÑA DE LOS CRITERIOS COMPETENCIALES.


REFERENCIA A LAS SIETE PARTIDAS Y LEY DE ENJUICIAMIENTO CIVIL
ESPAÑOLA

El Derecho romano se aplicó de modo diverso, tanto espacial como


temporalmente, a partir del siglo tercero, como consecuencia de la crisis social,
económica y política que vivía el imperio, unida a la fuerte influencia de la
inmigración y las nuevas costumbres jurídicas. Ello dio lugar a que el Derecho no
se aplicase con toda su pureza en los núcleos más rurales y alejados de la corte.
Algunos autores352 han llegado a afirmar que, ya desde el principio, el Derecho
romano sólo se aplicó en toda su extensión, debido a su complejidad, en la ciudad
de Roma y en el ámbito de influencia más cercano a la urbe. Por el contrario, en los
terrenos provinciales, debido a la inexistencia de juristas y órganos judiciales
conocedores de este derecho, se aplicaría un Derecho distinto. Se dejaría notar, cada
vez más, la influencia de elementos jurídicos germanos, más simples y cercanos al
pueblo, relegando al Derecho romano, denominado vulgar por autores posteriores
(Brunner, Mitteis o Levy), como señala Alejandre García353, a una utilización
subsidiaria. Prueba de este rechazo al complejo y ya alejado derecho romano, es que
el rey Recesvinto incluyese una disposición en el Liber ludiciorum en la que se
prohibía la utilización de leyes romanas.354

352 ALEJANDRE GARCÍA, J. A., Temas de Historia del Derecho: derecho primitivo y
romanizaciónjurídica, Sevilla, 1977. p.74.
353 ALEJANDRE GARCÍA,J.,A, op. cit. p.72.
354 Liber ludiciorum, II,1,8: Flavius Gloriosus Reccesvindus Rex. «De remotis alienarum gentium
1egibus.- Aliene gentis legibus ad exercitiam utilitatis inbui et permittimus et optamus; ad negotiorum
ver0 discussionem et resultamus et proibemus. Quamvis enim eloquiis polleant, tamen diflcultatibus
herent. Adeo, cum suficiat ad iustitie plenitudinem et prescrutatio rationum et conpetentium ordo
verborum, que codicis huius series agnoscitur continere, nolumus sive Romanis legibus seu alienis
institutionibus amodo amplius convexarix.
Juan Ramón Robles Reyes

A pesar de la existencia de elementos germánicos y otros factores que se oponían


a su práctica, la recepción del Derecho Justinianeo en los reinos cristianos se
produjo con intensidad, al igual que en los restantes países europeos, aunque con las
peculiaridades que suponían para nuestro país la existencia de una larga lucha
contra los árabes, así como la existencia de una sociedad diversificada cultural y
racialmente355. En efecto, la España de la Reconquista era una España compleja ya
que se iba realizando la recuperación de terrenos de una forma lenta y ello dio lugar
a dos fenómenos necesarios. El primero fue la existencia de diversidad de fueros
que rompían la unidad jurisdiccional de los reinos, ya que el estatuto municipal que
cada ciudad fronteriza recibía suponía una excepcionalidad respecto al
ordenamiento general356. El segundo fenómeno fue que, para los pobladores en los
terrenos reconquistados, el derecho justinianeo les resultaba complicado y extraño,
debiendo realizar los juristas reales una labor de síntesis y simplificación. Dentro de
este panorama histórico, caracterizado, desde el punto de vista cultural, por una
regresión a todos los niveles, se elaboró una obra que rompió con la tónica general,
buscando el tecnicismo, aunque esto la hiciese impopular y de difícil aplicación en
su tiempo. Fueron las Siete Partidas, obra cumbre de la recepción jurídica en
España, cuya influencia y aplicación práctica se hizo cada vez más patente, siendo
el germen, junto con el modelo napoleónico, de la regulación civil castellana, del
propio código civil español de 1889 y los códigos civiles iberoamericanos.

2.- REGULACIÓN DE LAS SIETE PARTIDAS SOBRE COMPETENCIA


JURISDICCIONAL.

Para adentrarnos en el ámbito de competencia jurisdiccional configurado por los


juristas alfonsinos, se ha de comenzar por la Ley XII, del Título XXII, Partida
Tercera, ya que la misma señala Quales juyzios non son valederos y afirma como la
falta de jurisdicción del juzgador será causa para que el juicio no valga357. Pero es
en la Part. 3.22.15 donde se aborda el tema de la competencia jurisdiccional, ya que

355 Sobre la sociedad andaluza vid. GARCÍA GÓMEZ, E. y LEVI-PROVENCAL,E., El tratado


de IBNÁBDUN,Sevilla a comienzos del s. XII. Sevilla, 1981. En dicho tratado se evidencia la especial
situación existente en una gran ciudad, como era Sevilla, en la que convivían conquistadores con una
amplia población de conquistados. Por esta causa se recomienda por Ibn 'Abdum que, para el
nombramiento de magistrados municipales de la importancia del zalmedina (jefe de policia), curador
de las herencias, cadí, juez secundario y almotacén, se recurriese a los habitantes andaluces y no a los
africanos, pp.68-69.
356 Sobre formación del derecho en la época medieval en España, vid, GACTO FERNANDEZ,
E., Temas de Historia del Derecho: Derecho Medieval. Sevilla,1979.
357 Part. 3.22.12. .. Queremos dezir en quantas maneras el juyzio non es valedero por razon de
la persona del judgador: ...Esso mismo dezimos que seria si alguno judgase non le seyendo otorgado
poderio de lo fazer:..
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

la misma hace referencia a la invalidez del juicio, tanto si es el juzgador quien no


ha el poderío de juzgar, como si las partes se dirigieran, por error, ante juzgador que
no tenía poderío sobre ellos, pudiendo haberse dirigido ante el juzgador
competente.

Apremian a las vegadas los judgadores alos demandados que respondan


antellos: maguer sean de otra jurisdicion, sobre que non ayan poderio de
judgal: E en tal caso como este dezimos que todo juyzio que fiere dado en
tal manera, que non seria valedero. Esso mismo seria quando las partes
yerran tomando algun judgadol; que non ha poderio sobre ellos de judgal;
cuydando que lo puede fazel: Ca el juizio que fuesse dado enesta razon, non
valdria.. .

Esta referencia, al poder de judgar que tienen los juezes, se ha de poner en


relación con el Título 4 de la Partida 3", cuya rúbrica habla "De los juezes, e de las
cosas que deven fazer e guardar". Aquí se habla de los diversos tipos de jueces,
estableciendo, en primer lugar: "e los más honrrados, son los que judgan en la
corte del Rey, que es cabeqa de toda la tierraH35*.A continuación se habla de los
jueces competentes para conocer de las alqadas o apelaciones de los jueces
menores. Estos jueces menores a los que se hace referencia son los "adelantados",
"por razón que el Rey los adelanta, para judgar sobre los jueces de aquellos
logares". A continuación se citan los jueces ordinarios, que son los propios de
ciudades y villas; también se cita a los jueces delegados, como sustitutos de los
anteriores y, finalmente, los judgadores de albedrío o árbitros. La estructura
judicial no era demasiado compleja y no eran muchos los problemas de
competencia que surgían entre las partes. Para resolver los posibles problemas
competenciales entre jueces del mismo orden, se siguieron de forma bastante fiel
los criterios recogidos en la obra justinianea, aunque sin la perfección técnica de
aquella ni con la variedad de supuestos y matices allí establecidos359.
En esta época la competencia jurisdiccional, en primera instancia, corresponderá
a los jueces ordinarios. A tal efecto se establece en diversos lugares de la obra
alfonsina que el juez natural del demandado será el de su villa o ciudad. De este

358 Vid. Part. 3.4.1.


359 No se hace referencia en esta obra a procedimientos específicos, como eran la reclamación de
dote, causas de viudas o miserables, ni la distinción entre acciones reales o personales, sino que se
hace una síntesis de fueros y supuestos, pero sin la riqueza de los textos jurídicos romanos, por lo que
los criterios generales gozaban aquí de menos excepciones o derogabilidad, y no tanto por razones de
justicia material, como de simplificación.
Juan Ramón Robles Reyes

modo se establece el llamado "forum domicilii" como criterio básico360 para


determinar la competencia jurisdiccional, siendo las restantes prescripciones
recogidas en la Part.3,2,32 especialidades respecto a este principio básico.
La anterior afirmación, extensiva, tanto a la actividad de las partes como a
la delimitación de su propia competencia, aparece de forma manifiesta, entre otros
párrafos, como en el recogido en la Part. 3,3,4:

Responder non deve el demandado en juizio, ante otro alcalde, si non ante
aquel, que es puesto para judgar la tierra do el mora cotidianamente ...

Esta afirmación se completa unas líneas más abajo, en el texto de la misma Ley,
cuando se dice: "Empero en todo pleyto es tenudo de responder delante del Rey, si
fuere fallado en su corte ... E esto es, porque la corte del Rey es fuero comunal de
todos, e non se puede ninguno escusar de estar a derecho ...".
En estos.fragmentos se recoge la filosofía de Alfonso X el Sabio en materia
jurisdiccional. La Corte tiene todas las prerrogativas, "por ser cabeza de toda la
tierra" y, una vez declarada su primacía competencial, tanto personal como
territorialmente se habla de los restantes jueces y de los alcaldes, sentando el
criterio básico de que el fuero general será el del domicilio del demandado, salvo
que, como hemos indicado, el Rey utilice su vis atractiva para conocer del asunto
en la corte. A pesar de no tener la Partida Tercera la riqueza del Digesto, los juristas
alfonsinos demostraron alto nivel técnico, como se demuestra en la pormenorizada
actividad magistratual y sus directrices para no incurrir en "yerro". Incluso se
encuentran supuestos innovadores respecto de la obra de Justiniano y a la
regulación vigente en la actualidad, como es el tema del ius domum revocandi
alfonsino.

3.- CRITERIOS DELIMITADORES DE LA COMPETENCIA JURISDICCIONAL EN


LAS SIETE PARTIDAS.

La referencia fundamental para el estudio de los criterios delimitadores de la


competencia se halla recogida en la Partida Tercera, Título Segundo, Ley trigésimo
segunda. Esta Ley tiene por rúbrica "Ante quien deve el demandador facer su
demanda para responder le el demandado". Comienza la misma recordando lo
que decían los sabios antiguos, en el sentido de que el demandante debía presentar

360 Vid. Ley de Enjuiciamiento Civil española 112000, de 7 de enero, art. 50, en donde se
establece el domicilio del demandado como fuero competente con carácter general, pero, al igual que
en la Ley procesal precedente, tiene carácter dispositivo (art.54), postergado en los supuestos de
sumisión voluntaria o tácita de las partes a otros jueces (arts. 55-56). Igualmente se halla postergado
el forum domicilii a los diversos fueros especiales, como se establece en art. 52, de la citada Ley.
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la demanda ante el juez ..que ha poder de judgar al demandado; ca ante otro


judgadoi; non le sería tenudo de responder361... Es decir, se repite el principio, en
virtud del cual se ha de presentar la demanda ante juez competente (que no era otro
que el del domicilio del demandado), ya que, de lo contrario y si no tenía éste
jurisdicción sobre el demandado, no tendría éste obligación de comparecer para
contestar a la demanda. Una vez recordado lo anterior, se establecen por los juristas
del rey una serie de supuestos en los que el demandado habría de contestar a la
demanda, por ser competentes los jueces de aquella demarcación territorial para
conocer del procedimiento.

3.1.- Competencia por razón del origen.

Recogen las Partidas en 3,2,32 el primer criterio de competencia, prescribiendo


que será juez competente para juzgar el correspondiente al lugar en que el
demandado tenga su origen, y ello, aunque no fuese morador en aquella
circunscripción territorial. Es decir, repite que el lugar donde se mora es el
prioritario, pero otorgando gran importancia al lugar de origen de los litigantes362.

La primera, si el demandado es, o fuere natural de aquella tierra, que se


judga, por aquel juez ante quen le queren fazer la demanda: ca magüer non
sea morador della, bien puede ser apremiado, si lo y fallaren, que responda
ante el, por razón de la naturaleza.

Como se observa, se vuelve al criterio competencial establecido en la época del


Dominado relativo al lugar de origen del demandado. Con ello y, habida cuenta que
todas estas reglas competenciales son subsidiarias a las que remiten al domicilio, se
sigue la línea competencial justinianea de mantener en plano de igualdad, casi
absoluta, estos dos criterios, domicilio y origen. No hay que olvidar la prohibición
existente durante siglos que impedía a los administrados el cambio de domicilio,
motivando, por tanto, que los hijos siguieran el domicilio de sus padres y, en
consecuencia, el lugar de origen y el domicilio coincidían necesariamente. En este

361 La vigente Ley de Enjuiciamiento Civil española en su artículo 44 y SS. recoge las reglas para
determinar la competencia territorial, objetiva y funcional, señalando ante qué juez debe de responder
el demandado.
362 Este criterio cobra importancia en los litigios regulados por el Derecho internacional privado
pues, el origen o nacionalidad de los litigantes, así como los convenios y reciprocidad existentes,
determinarán la competencia de los tribunales y la norma a aplicar. A nivel nacional también se
manifiesta dicho principio en los supuestos derivados de la diversa regulación existente entre las
diversas comunidades autónomas de un país, como es el caso de España.
Juan Ramón Robles Reyes

caso, y en una época en la que las migraciones y cambio de domicilio eran más
frecuentes, como consecuencia de la repoblación de zonas reconquistadas, no se
derogaba el forum domicilii, más bien lo que se deseaba es igualar dichos fueros
competenciales, de modo que, si el demandado era emplazado en el lugar donde
moraba habría de contestar a la demanda, pero, igualmente habría el demandado de
contestar a la demanda ante los magistrados de su lugar de origen, si se hallase en
esta demarcación en el momento de ser demandado.

3.2.- Competencia por razón de aforramiento.

El segundo criterio competencial recogido es el establecido "por razón de


aforramiento". La referencia que se hace en este párrafo al fuero no debe de llevar
a error pues no se hace referencia al fuero de demandado o demandante, hecho éste
que habría sido normal en una época en la que las paulatinas conquistas daban lugar
al otorgamiento de numerosos fueros a los nuevos y fronterizos municipios. En este
precepto se atiende al fuero de quien dio libertad o fuero, frente al fuero del aforado
o liberado, es decir, el de su origen o domicilio.

La segunda es, por razón de aforramiento: ca el aforrado es tenudo de


responder ante el judgador, do faze su morada aquel que lo aforro, o en
otro lugar dondefuesse natural el que lo fizo libre.

Este criterio competencial partía de un privilegio especial ostentado por la


persona que había realizado el aforamiento o libertad, siendo normalmente el Rey
o algún noble por delegación suya quien lo realizase363. El otorgamiento de
competencia a los jueces del lugar en que moraba aquella persona que realizó el
aforamiento, o de donde era natural, puede tener varias explicaciones, siendo las
más convincentes las que postulan que con este criterio el señor que aforó tendría
más facilidad para demandar al aforado, atrayéndolo a su propia jurisdicción y, en
segundo lugar, las que postulan que, de este modo, se podría vincular en la demanda
contra el aforado a la persona que aforó, litigando para ello ante sus jueces naturales
y nos los del aforado.

3.3.- Competencia por razón de matrimonio.

El tercer criterio establecido en las Partidas se refiere al fuero de la mujer

363 Se establece cierto paralelismo entre el aforamiento y la manumisión, en el sentido de que el


nuevo status jurídico del liberado no llegaba a desvincularlo totalmente de su señor, al igual que
sucedía con el liberto respecto a su patrono
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

casada364vinculándola al fuero que tuviere su esposo.

La tercera es, por razon de casamiento: ca la muger, magüer sea de otra


tierra, deue responder ante aquel judgador que a poderio sobre su marido.

En este fragmento se puede apreciar que en materia matrimonial se enlaza con


la tradición patriarcal romana más antigua y, del mismo modo que la mujer entraba
en la familia y manus del esposo, así entraba en Castilla bajo la competencia
jurisdiccional del juez de su esposo. En este caso había que determinar con carácter
previo cuál era la jurisdicción competente del marido para demandar a la esposa,
circunstancia ésta que sería poco frecuente, por la escasa intervención de las
mujeres en la vida social y mercantil. No afectaba en nada a la competencia
jurisdiccional del esposo el hecho de que hubiese contraído matrimonio.

3.4.- Competencia en atención al oficio de militar.

El cuarto criterio competencial hace referencia al estamento militar, más


concretamente a la "caballería", prescribiendo que la persona que recibía sueldo o
bienes por su condición de militar, habría de ser demandado en el lugar en que
servía como caballero,365

La quarta es, por razón de cauallería: ca el cauallero que rescibe


soldada, o bien fecho de señor, ante1judgador de aquella tierra, le pueden
fazer demanda, do biue, por razon de merescimiento de su cauallería.

Su justificación es obvia y entronca con la tradición jurídica competencial que


prescribía que el soldado tenía una jurisdicción especial. No podía ser de otro modo,
si atendemos a que las campañas militares tenían muchos años de duración y, en la

364 La vigente Ley de Enjuiciamiento Civil ha terminado con la discriminación que recogía el
antiguo art. 64 de la Ley procesal precedente, que establecía que "el domicilio de las mujeres casadas,
que no estén separadas legalmente de sus maridos, será el que estos tengan". El domicilio de menores
será el de sus padres, pero, en los juicios en los que se ejerciten acciones relativas a la asistencia o
representación de incapaces, incapacitados o pródigos, será su domicilio el fuero competente, y no el
de los guardadores (art.52.5).
365 La formulación de este criterio desaparece en la Ley de Enjuiciamiento vigente. El antiguo
art. 68. de la Ley Procesal hacía referencia expresa a los militares en activo, prescribiendo que su fuero
sería el del lugar en donde estuviese el cuerpo militar a que perteneciese en el momento del
emplazamiento. La vigente Ley prescribe que el domicilio de los profesionales y empresarios, en
litigios derivados de su actividad será donde desarrollen su actividad, pudiéndose entender que el
militar, como profesional, también puede ser demandado donde presta servicio.
Juan Ramón Robles Reyes

mayoría de los casos de desarrollaban en lugares alejados de sus domicilios y lugar


de origen. Además, hay que recordar la continua movilidad territorial a que estaban
obligados los soldados, circunstancia que justificaba sobradamente la inclusión de
este criterio competencial

3.5.- Competencia en litigios derivados de la existencia de herencia.

El quinto criterio está relacionado con la existencia de una herencia366 de la que


derivaban litigios, determinando la competencia del juez en cuya tierra se hubiese
producido el heredamiento.

La quinta es, por razon de heredamiento que ouiesse en aquella tierra,


sobre que1 quieren fazer la demanda.

Este precepto llama la atención, no tanto por su brevedad, que es manifiesta,


como por su carácter unificador y taxativo. En este breve párrafo no se recoge la
gran gama de matices, supuestos y excepciones que se pueden estudiar en el
Digesto y Código Justinianeos. En estos textos se hacía referencia a múltiples
supuestos como eran los relativos a que los bienes de la herencia se hallasen en
diversos lugares; a la posibilidad de que el heredero pudiese contestar las demandas
derivadas de su condición de heredero, en determinados casos, ante los jueces de su
propio domicilio; que el testador hubiese señalado que determinados bienes se
entregasen en lugares distintos; que el heredero viviese en lugar alejado; existiesen
litigios iniciados antes del fallecimiento y, así, toda una serie de supuestos que se
estudian de forma pormenorizada en la obra justinianea y que, aquí, ni se citan. De
este modo se producía una unificación competencial total al establecer que, en
supuesto de heredamiento, sólo serían competentes los magistrados del lugar en que
éste se producía, aunque sin determinar qué sucedería en el supuesto de que los
bienes se hallasen en diversos lugares, debiendo entender que, en el caso de que el
causante falleciese en lugar distinto de donde habitaba, sería competente el juez de
este lugar.
3.6.- Competencia por sumisión tácita ante los magistrados del lugar donde se

366 El derogado art. 63 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, números 5, 6 y 7, establecía como


fuero competente en cuestiones de abintestato, legados, fideicomisos y cuestiones hereditarias en
general "el lugar en que hubiere tenido el finado su último domicilio". De este modo se omitía,
siguiendo la redacción alfonsina la referencia al lugar de los bienes o domicilio de heredero o
fideicomisario. En la vigente redacción de la Ley procesal se vuelve a la tradición justinianea y se
permite al demandante -art. 52.4 -,presentar demanda, además de en el lugar donde el causante tuvo
su último domicilio, en el lugar en el que se hallen la mayor parte de los bienes que componen la
herencia.
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obliga u oviesse puesto pleyto.

El sexto criterio competencia1 se refiere al sometimiento tácito del demandado


ante jueces de un lugar distinto al de su domicilio o lugar de origen, por haber
demandado367 ante los mismos, contratado en aquél lugar o prometido cumplir allí
un contrato.

La sesta, es, quando el demandado, o otro cuyo heredero el fuesse, ouiesse


puesto algun pleyto, o prometido de fazer cosa alguna en aquella tierra,
donde fuesse juez, aquel ante quien le fazen la demanda, o lo ouiese fecho,
o prometido en otra parte, poniendo de lo cumplir alli. Ca maguer no
fuesse morador de aquel logar, tenudo seria de responder ante1 judgador,
por qualquier destas razones sobredichas.

En este párrafo, junto a la sumisión tácita por haber demandado ante aquella
jurisdicción, se recogen dos situaciones que tienen en común la existencia de
promesa, es decir, se hace una mención al criterio surgido de la antigua stipulatio,
con todas sus consecuencias368. Hay que destacar que junto a los supuestos del que
"promete" o hereda al que lo hizo, se recogía el supuesto del que habiendo
prometido en otro lugar debía cumplir en el territorio en el que el juez tenía
jurisdicción. En este caso y por sometimiento voluntario de las partes imperaría el
fuero del lugar del cumplimiento de la obligación, respecto al del domicilio del
demandado, o lugar de formulación de la promesa369.

3.7.- Competencia por haber habitado diez años en el lugar donde se es


demandado.

En el séptimo criterio se alude a las personas que no teniendo su origen en el


lugar donde se les demandaba, ni morando en ese momento allí, en otro tiempo sí
lo hicieron, habiendo vivido bajo la jurisdicción los jueces de aquel lugar dentro de
los últimos diez años.

La setena es, si ouiese seydo morador de aquella tierra diez años, en que

367 Sobre sumisión tácita, vid. Ley de Enjuiciamiento Civil vigente art. 56 n.1 y 2.
368 Como obligación personal, se puede decir que las "promesas", se tramitan en la actualidad, al
igual que las restantes acciones personales, por el juez en donde ha de cumplirse la obligación o, a
elección del demandante, en el domicilio del demandado o lugar del contrato.
369 Vid. Ley de Enjuiciamiento Civil, art. 55 y SS. con relación a la sumisión expresa de las partes
a jueces distintos de los llamados por la ley para resolver los litigios.
Juan Ramón Robles Reyes

le fazen la demanda.

En este séptimo criterio competencial se hace referencia al lugar en que el


demandado habitó dentro del período de los últimos diez años. Su encuadramiento
como criterio competencial guarda cierto paralelismo con la inclusión del lugar de
origen. En ambos casos la justificación está en el arraigo que existía con aquellos
lugares en los que se había morado durante generaciones o, al menos, durante un
largo espacio de tiempo.

3.8.- Competencia en atención al patrimonio del demandado.

En atención a que la mayor parte del patrimonio de una persona se hallaba en un


determinado lugar, pareció lógico a los redactores de las Partidas incluir dicho lugar
como fuero competente. La solución tenía múltiples justificaciones, como era el
hecho de que si el pleito provenía precisamente de la administración de esos bienes
no sería práctico tener que acudir a la jurisdicción del domicilio del demandado.
Además, dicho domicilio podía estar muy alejado de los bienes que originaban el
pleito, dejando a demandantes y magistrados en una posición difícil ante la lejanía
respecto del lugar en que se originaba el pleito, además de hacer más difícil su
embargo, si lo aconsejaba el caso.

La otaua es quando ouiesse en aquella tierra la mayor partida de sus


bienes, maguer no ouiesse y morado diez años.

Este octavo criterio se remite al arraigo del demandado respecto del lugar en el
que se le demanda por razón de tener allí la mayor parte de sus bienes370. Su origen
parece obedecer a la idea de que quien tenía un gran patrimonio en un lugar era
porque vivía o tenía arraigo allí, circunstancia que podía no ser cierta en el caso de
que el mismo hubiese sido adquirido por donación o herencia371. Se podría concluir

370 Guarda cierta relación con las referencias recogidas en la compilación justinianea respecto al
lugar en que podían ser demandados el heredero o fiduciario por legatarios o fideicomisarios u otros
acreedores de la herencia cuando la mayor parte de ésta se hallaba en un lugar concreto. La
compilación era más coherente al establecer unos criterios de competencia en atención al ejercicio de
acciones reales o personales, sin entrar en la cuantía o valoración de los bienes de que era propietario
el demandado. Por lo demás, dicha referencia meramente económica, podía dar lugar a conflictos
jurisdiccionales cuando el demandado tenía patrimonio de difícil o discutible valoración, o un fuero
personal que le remitía a jueces distintos del lugar en que tenía aquél patrimonio
37 1 Otra explicación que justifica la admisión de dicho fuero es la que entiende que el patrimonio,
para lo que realmente servía en este caso, era para asegurar el cumplimiento de obligaciones que, de
ser juzgadas en otros lugares, pudiera ser que no llegasen a ser ejecutadas al estar el patrimonio bajo
la jurisdicción de otro juez.
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

que este criterio gozaba de más pragmatismo que justicia material, habida cuenta
que la mera tenencia de bienes en otra demarcación jurisdiccional no debiera ser un
motivo suficiente como para sustraer al demandado de sus jueces naturales.

3.9.- Competencia por contestar demanda ante juez incompetente.

El noveno criterio es el derivado de la sumisión372 del demandado a juez


originariamente no competente.

La nouena es, quando el demandado de su voluntad responde ante el


judgadol; que non ha poder de apremiar lo: ca entonce tenudo es de yr
adelante por el pleyto, bien assi como si fiesse deaquella tierra sobre que
el ha poderio de judgal:

No señala el precepto en qué casos se podría derogar la competencia del juez


natural para someterse a otro, tampoco si existían limitaciones a esta sumisión o si
el juez podía negarse a conocer del asunto cuando se presentaba demanda ante él y
estimara que no era competente. De otra parte, la Ley treinta y dos del Título
Segundo de la Partida Tercera, se refiere a los jueces ante los que el demandado
"non le seria tenudo de responder", pero no prohibe la presentación ante estos
jueces; no está obligado el demandado a presentarse ante jueces incompetentes,
pero tampoco se le prohíbe, dejando abierta aquella posibilidad.

3.10.- Competencia en materia de delitos. Forum delicti commissi.

El décimo criterio recoge el denominado forum delicti comrnissi. En este caso,


y ya sin la distinción entre delitos públicos y privados, se sienta el principio
genérico y ampliamente admitido, de que el delincuente debe de ser juzgado por los
jueces del lugar en que se cometió el delito.

La dezena es, por razon de yerro o de malfetria, que ouiesse fecho en la


tierra. Ca si le mouiessen demanda sobre ella, tenudo es de responder alli
do lo $20, maguer sea natural, o morador de otra parte.

372 El art.54 de la vigente Ley de Enjuiciamiento Civil establece que las reglas legales atributivas
de la competencia territorial sólo se aplicarán en defecto de sumisión expresa o tácita de las partes a
los tribunales de una determinada circunscripción. La sumisión jurisdiccional se acoge incluso con
preferencia respecto al domicilio, como muestra del respeto a la voluntad de las partes litigantes,
aunque con las limitaciones allí establecidas, relativas a fueros imperativos o de protección de
consumidores y usuarios.
Juan Ramón Robles Reyes

En este fragmento se reitera el fuero competencial para el enjuiciamiento de


actos delictivos y, como prescribe el aforismo latino, sería competente el juez del
lugar de la comisión del delito, con independencia del domicilio u origen del
delincuente.

3.11 .- Competencia en litigios con personas reboltosas o de mala barata.

El décimo primer criterio competencial es el que atañe a aquellas personas


"reboltosas o de mala barata ". Es interesante observar como los juristas alfonsinos
supieron captar en este precepto la antigua actio de eo quod certo loco dari oportet,
recogida en D.13.4., referida a aquellas personas que mediante el fraudulento
cambio de domicilio intentaban burlar la intervención de los jueces.

E la onzena es, quando el demandado es reboltoso,~de mala barata:


de guisa, que non assosiega en ningún logaz Ca ata1 como este tenudo es
de respondel; do quier que lo fallassen. Pero si el pudiere dar fiadores, que
se obliguen por el, que lo faran estar a derecho en vno destos tres
logares,qual escogiere el demandadol; alli do fiziere su morada el
demandado, o en logar do fizieren el pleyto, o la postura, o alli do prometio
de lo cumplir: estonce non le deue otro juez apremiar que non ouiesse
poderio sobrel, que responda. Mas sital recabdo como este, non quisiesse
o non pudiesse dal;bien le pueden apremial; que este a derecho, delante el
judgadol; do lo fallaren.

Esta antigua reminiscencia de la acción arbitraria permitía que se pudiese


presentar demanda ante juez en que se hallaba el demandado, distinto del que sería
competente por razón de domicilio, debido al doloso y reiterado cambio de morada,
sin por ello incurrir en defecto procedimental (plurispetitio loco)373. Este fuero
electivo suponía una innovación respecto a la acción romana que señalaba que,
prestada la fianza, el demandado podía rechazar demanda hasta ser demandado ante
"SU" juez; ahora el juez no será el del lugar de origen o domicilio necesariamente,
sino que el demandante puede incluso demandar en el lugar en que se formuló
promesa (estipulación), no en el lugar en que ésta debía ser cumplida, como se
prescribe en la regla tercera de la Ley 32.

373 Al igual que entonces, si el demandado no prestaba garantía suficiente podía ser demandado
en el lugar donde fue hallado, pero si hubiese prestado fianza suficiente podría ser demandado en uno
de los tres lugares allí señalados, a elección del demandante
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

3.12.- Competencia en materia de posesión de bienes muebles.

La razón décimo segunda por la que puede tener competencia el juez es la


relativa a la acción de reclamación de posesión de muebles. En este supuesto se
recoge la acción reivindicatoria, pero, al igual que la acción de hurto, debe de ser
enjuiciada en el lugar en que es hallado el poseedor demandado con el objeto
reclamado.

E la dozena es, quando demandassen algun sieruo, o bestia, o otra cosa


mueble por suya. Ca aquel aquien la demandassen alli deue respondel; do
fuere fallado con ella maguer el sea de otra tyerra. Pero si este aquien
quieren fazer tal demanda, fuere home sin sospecha si quisiere dar
fiadores, de estar a derecho, sobre aquella cosa, quen le demandan, e que
le faran parecer a los plazos que pusieren, deuen le dexar yr con ella.

Esta regla es reminiscencia y, en cierto modo, amalgama de los supuestos


recogidos en el Edicto del Pretor, en los que se daba acción para reclamar la
posesión de bienes muebles y, mientras duraba el procedimiento, se atribuía la
posesión de los mismos a una de las p a r t e P . En este precepto se contemplan las
vertientes civil y penal de la reclamación, permitiendo al demandado, si es hombre
sin sospecha que, dando fiadores, se defienda ante su propio juez y no ante el del
lugar donde fue hallado. De hecho en su parte final, entronca con la regla décima
diciendo,

E si por auentura el demandado, fuere sospechoso que ouiera la cosa de


furto, o de robo, sea preso fusta que parezca si ha derecho en ella, o si es
en culpa, o non 375.

374 Son supuestos de reclamación de bien mueble en los que se otorga competencia al juez del
lugar en que se encuentra el poseedor del objeto, presuntamente no propietario, a instancias de
demandante, presuntamente propietario. Aquí se hace hincapié en la vertiente penal de la acción, ya
que, de lo contrario, no se diría que el demandado habrá de responder do fuere hallado, con clara
referencia al forum delicti commissi.
375 Forum delicti commissi en Part.3.2.32.10a. Es de notar, a pesar de la época en que se redactan
las Partidas, que se establece una equiparación entre los siervos, las bestias y otros objetos muebles.
Probablemente no existiría en Castilla la esclavitud al modo romano, pero los juristas alfonsinos la
incluyen por su analogía con la situación de los siervos y reminiscencia del pasado.
Juan Ramón Robles Reyes

3.13.- Competencia en materia de reconvención.

La razón número trece del elenco competencial es la relativa a la demanda


reconvencional, tramitada ante el mismo juez que conoce del pleito principal, del
que trae causa376. Este criterio competencial se relaciona con el recogido con el
número noveno, ya que ambos hacen referencia a la sumisión de las partes para que
un determinado procedimiento se siga ante un determinado juez.

La trezena es, si el demandado quiere mouer algund pleyto, contra


aque1,que faze la demanda. Ca luego que1 aya fecho respuesta a ella:
tenudo es el otro, de responder le ala suya, e non se puede escusar que lo
non faga: maguer diga, que non es del judgado del iuez, ante quien le fazen
la demanda".

Aquí se recoge e1 principio de que quien demandó ante un juez debe someterse
a la jurisdicción de éste, ya que, como se señala en esta regla, si se reconoce
competencia del juzgador para demandar, igualmente debe de ser admitida para ser
demandado. En este caso el demandado podía accionar, a su vez, contra el
demandante, sin que éste pudiese alegar válidamente incompetencia jurisdiccional.

3.14.- competencia en materia de tutela, curatela y administración de


patrimonios ajenos.

Termina la Ley treinta y dos refiriéndose al supuesto de competencia en los


litigios derivados de la administración de bienes ajenos. Es el caso de tutores,
curadores y restantes "guardadoresW.377

La catorzena es quando algund ome ouiesse tenido en guarda bienes de


huegano, o de loco, o de desmemoriado, o de señor en razon de
mayordomia, o oviesse seydo maestro o guardador de moneda, o de

376 Vid. Ley de Enjuiciamiento civil vigente, art. 56,2a.


377 La vigente Ley de Enjuiciamiento Civil en los números 2 y 5 del art. 52, distingue entre
supuestos de que se deban rendir cuentas por administrar bienes ajenos y las demandas relativas a la
asistencia o representación de incapaces, incapacitados o declarados pródigos. En el primer supuesto
la competencia corresponde, primeramente al lugar en donde deban presentarse dichas cuentas y, no
estando éste determinado, en el domicilio del poderdante o dueño de los bienes o el lugar en donde se
realizó la administración, a elección del actor. En el caso de que se ejerciten demandas contra tutores
o curadores, será juez competente el del lugar en que tengan su domicilio los tutelados o sometidos a
cura, a diferencia de la anterior Ley procesal, que atendía con carácter prioritario al lugar en donde se
hubiere administrado la guardaduría en su parte principal, siendo subsidiario el domicilio del menor.
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

mineras o guardador de montes, o de dehesas: que en aquellos logares es


tenudo de respondel; e de fazer cuenta, sobre qualquier destas cosas, o de
otras semejantes, do usava dellas por razon del oficio, que tenia.

Aquí se sigue el criterio predominante en la época justinianea, en virtud del


cual el fuero competente para conocer de los asuntos en los que intervenían los
administradores y guardadores de bienes ajenos, como son los tutores o banqueros,
será el del lugar en que se administró o gestionó, y no el lugar en que se formalizó
el contrato o el lugar en el que tenía el domicilio el administrador. La originalidad
más destacable de esta regla competencial es la de incluir, junto a las figuras
tradicionales, a personas con oficios distintos, como eran los guardadores de
inmuebles, montes, minas o dehesas. Se explicitan aquí con más amplitud los
supuestos en que se administran bienes ajenos pues, aunque ya en Roma los tutores,
por ejemplo, también podían gestionar montes del pupilo (si existían), no se hacía
referencia expresa a ello porque la administración se concebía de forma genérica y
aplicable a todo tipo de bienes.

3.15.- Conclusiones referidas a los criterios jurisdiccionales establecidos en las


Siete Partidas.

Se puede concluir que los criterios competenciales alfonsinos se mueven, entre


el deseo de conseguir la unidad jurisdiccional en torno al domicilio, y el
reconocimiento de un gran número de variables o excepciones a ese criterio
jurisdiccional. Esta dicotomía condujo, en algunos casos, a reconocer criterios,
como el haber habitado un lugar diez años o tener en un lugar la mayor parte del
patrimonio, circunstancias estas que, por sí mismas, no tedrían entidad como para
constituir un criterio competencial y que, por contra, servían como elemento de
confusión y fuente de conflictos jurisdiccionales. De este modo pudo un demandado
vivir en un lugar, ser demandado en otro por haber habitado allí diez años, hace ya
otros diez, pero que la mayor parte de su patrimonio se hallase en otro lugar,
originándose supuestos de difícil resolución. Llama, por contra, la atención que, en
esta relación de lugares ante los que se debía presentar la demanda no se haga
referencia a privilegios de nobles o personas "ilustres", tal y como se hacía en la
época del Dominado. Sólo se incluye una referencia a personas "poderosas"378 en el
supuesto de aforamiento o concesión de libertad, pero entendida, no tanto como
reminiscencia de la facultad que se otorgaba al patrón para litigar en su propia

378 Referencia a persona más poderosa se encuentra en Part.3.2.30, en atención a la enajenación


del objeto litigioso con ánimo defazer mas trabajar al que quiere mover pleyto, ya fuere por tener que
litigar con persona que tiene más poder o sea de otro fuero.
Juan Ramón Robles Reyes

jurisdicción, como por la función que de patronazgo existía en ese momento sobre
los siervos. No se recoge en la regulación alfonsina referencia a los caballeros y
nobles otorgándole fuero privilegiado para temas de derecho civil. En cuestiones
derivadas de su condición de nobles respecto al rey tendrían sus propias normas,
pero frente al resto de la sociedad y, entre sí, los nobles se regirían por los criterios
generales expuestos.

4.- EXCEPCIONES A LAS REGLAS GENERALES. SUPUESTOS ESPECIALES

4.1- Introducción.

Alfonso X el Sabio, procuró recopilar el derecho justinianeo, no sólo con fines


intelectuales o de servicio a la Justicia, sino que también buscaba un fin político
como era el fortalecimiento del poder real frente a la nobleza. Para ello intentó que
en su obra legislativa existiese la mayor coherencia y unidad jurisdiccional posible.
Se procuró disminuir el poder jurisdiccional de señores, nobles e iglesia sobre sus
vasallos o clérigos, que lo ejercían como una facultad de tipo "doméstico" sobre
estas personas bajo su poder, y ello en favor del orden jurisdiccional ordinario
dependiente del poder real. Se siguió luchando contra la diversidad de fueros
jurisdiccionales que redundaban en la reserva de privilegios para ciertas clases
sociales o colectividades pero, a pesar del esfuerzo de Alfonso X, aún se
mantuvieron fueros privilegiados, sobre todo, provinientes de su relación con la
iglesia, nobleza o ejercito en una época de guerra de reconquista contínua contra
los árabes.
Junto a las excepciones jurisdiccionales tradicionales al régimen general, a las
que hemos hecho referencia, se encuentran otras en las Partidas que denotan gran
sensibilidad y pragmatismo. Nos referimos aquí a la jurisdicción de los maestros y
alumnos, así como al desarrollo de instituciones tradicionales como el llamado ius
domum revocandi.

4.2.- Referencia a maestros y estudiantes en Universidades.

Con relación a los maestros se hace en las Siete Partidas referencias a su deber
de "mostrar sus saberes bien e lealmente a los alumnos leyendo libros ."379. Pero
no sólo se concedió a los maestros el derecho y deber de enseñar, sino que además
se les otorgaba la facultad de juzgar los pleitos que se suscitasen entre sus alumnos,
siempre que los mismos no fueren "pleitos de sangre"380. Así se recoge en Part.

379 Vid. Part. 2.31.4.


380 Las de pleitos de sangre, así como desórdenes públicos, "locura o maldad", peleas o estorbo,
serían juzgados por los jueces ordinarios, Part. 2.21.6.
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

2,3 l,7 que comienza con la rúbrica "Quales juezes deven judgar a los escolares ",

Los maestros que muestran las sciencias en los estudios, pueden iudgar sus
escolares en las demandas, que ouieren vnos con otros, e en las otras que
los omes lesfiziessen, que no fiessen sobre pleyto de sangre e non les deuen
demandar: nin traer a juyzio delante otro alcalde, sin su plazer dellos.

De este modo se crea un fuero privilegiado para los estudiantes ya que serían
juzgados por su propios maestros, constituido por esta ley en jueces
extraordinarios381. En este caso, especial por la persona demandada, como era el
alumno, tenía éste la ventaja de ser juzgado por persona conocida pero, igualmente
podía someterse a la jurisdicción del obispo o, en último extremo, a la jurisdicción
ordinaria. Así se recoge en la misma Ley,

Pero si les quisieren demandal; delante de su maestro: en su escogencia es


de responder a ella o delante del obispo del logal; o delante del juez del
fuero qual mas quisiesse. Mas si el escolal; ouiesse demanda contra otro
que non sea escolal; estonce deue le demandar derecho, ante aquel que
puede apremiar al demandado. Otrosi dezimos, que si el escolar es
demandado, ante el iuez del fuero, e non alegare su preuillejo, diziendo que
non deue respondel; si non adelante, de su maestro, o ante el obispo, assi
como sobredicho, es si respondiere llanamente a la demanda, pierde el
preuillejo que auia...

Se observa como se reservan al estudiante derechos que estaban cada vez más
limitados por el poder real, como era el privilegio de escoger juez en el supuesto de
ser demandado. Pero el privilegio no actuaba de forma automática, sino que
requería el cumplimiento de los requisitos citados en el propio text0382. NO dice el
texto qué maestro fuese el competente para juzgar las causas civiles de los

381 El legislador no solo entendía que el maestro era competente para juzgar pleitos entre sus
alumnos, sino que cualquier demanda que se dirigiese contra ellos también habría de ser enjuiciada
por el maestro.
382 El primero de ellos, tal y como se desprende del texto citado, era la obligación del escolar de
alegar su privilegio, ya que, de no hacerlo así, se entendería que renunciaba al mismo y, una vez
contestada la demanda se entendería que existía sumisión tácita a juez, incluso aunque fuere
incompetente. El segundo requisito era que no se tratase de pleitos de sangre; en este caso la alegación
del privilegio habría de tenerse como desestimada y juzgarían los jueces ordinarios. El tercer requisito
para que el privilegio fuese de aplicación era que si el escolar era demandante, la demanda no se
plantease contra persona no escolar, ya que, como se aprecia en el texto, en este caso sería competente
el juez del lugar en que debía ser juzgado el demandado.
Juan Ramón Robles Reyes

estudiantes, pero, quizás debiera interpretase la Ley siete, a la luz de la Ley seis,
que habla de "como los maestros, e los escolares pueden fazer ayuntamiento, e
hermandad entresí, e escoger uno que los castigue". En esta ley se habla de la
figura del rector que, como "mayoral de todos" sería el que tendría la facultad de
castigar, o como dice dicha Ley:

E el rector deue castiga6 e apremiar a los escolares, que non leuanten


vandos nin peleas, con los omes de los logares, do fueren los escolares, ni
entresi mismos.

En el supuesto de que se produjese alguna de las conductas antes señaladas, así


como si atentaran contra el orden público o cometiesen delitos, sería competente el
juez ordinario.
Es peculiar este privilegio de los estudiantes y demuestra la alta consideración
que el rey sabio daba al mundo del estudio y cultura. Igualmente es destacable que,
del mismo modo que en Roma los tribunos de la plebe podían mediar en las
contiendas, aquí se permita, si no se tiene confianza en el maestro y no se quiere
acudir a la jurisdicción ordinaria, acudir a la figura del Obispo, a quien se le
reconocen, una vez más en el texto alfonsino, facultades jurisdiccionales.
Se observa una notable evolución entre estas leyes y el fragmento del Digesto
recogido en Ulp.23 ad. ed. 5.1.18.1 en el que se hacía referencia a las injurias o
daños proferidos al estudiante en Roma. En el fragmento justinianeo no existía el
privilegio de acudir al maestro como juez particular del estudiante, sino que lo
único que se dice es que el estudiante por sí sólo podría litigar, aun teniendo pater
familias, si éste no pudiese acudir a defenderlo.
No habla el texto alfonsino de limite de edad para que el estudiante pueda litigar
contra otros estudiantes (" ... los maestros pueden judgar sus escolares en las
demandas que ovieren unos con otros ..."). Así cualquier estudiante parece tener
capacidad procesal, sin remitirse a las reglas generales sobre la edad, habida cuenta
que los estudiantes eran en su inmensa mayoría jóvenes. Respecto a la legitimación
pasiva, es decir, a la capacidad de ser demandados, tampoco parece haber limite de
edad383. En esta Ley, además de sentar las bases de lo que debía ser un lugar de

383 Quizás aquí esté la razón de ser del privilegio. Los estudiantes, al estar alejados de sus lugares
de origen, de sus domicilios y de sus padres, precisaban en los estudios generales, lugar en donde
podían ser demandados, una forma de suplir las deficiencias de juventud o lejanía de los padres que
los habían enviado a estudiar a aquel lugar. Esta opinión encuentra apoyo en la Ley número dos de la
Partida Segunda, en donde se habla acerca de "En que lugar debe ser establecido el estudio e como
deven ser seguros los maestros".
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

"estudio" descrito en términos casi idílicos, refiere el legislador un supuesto que


recuerda al antiguo ius domum revocandi justinianeo. En el ius domum revocandi
clásico se permitía al legado rechazar la demanda presentada contra él hasta el
regreso a su lugar de origen. Parecido privilegio se reservó a los escolares. Estos
estaban libres de ser embargados por deudas que hubiesen contraído sus padres o
cualquier otra persona en las tierras de donde fueran naturales384. Incluso se llegaron
a asegurar, por el poder del rey, los bienes de los estudiantes en cuanto a su
integridad "in itinere", es decir, en el trayecto desde su casa al estudio y de éste a
su domicili0385.

4.3.- Referencia al ius domum revocandi en la legislación de Alfonso X el Sabio.

Si el privilegio concedido a los estudiantes que acabamos de referir, recuerda en


su formulación al viejo ius domum revocandi, aparece además en la obra alfonsina
una mención expresa de aquel privilegio que tenían en Roma los legados. Así, el
demandado podía rechazar demanda en cualquier lugar, incluso en la corte, cuando
se hallaba en aquel lugar desempeñando una misión o servicio de carácter público,
es decir de servicio a la colectividad. Como ya hemos dicho "la corte del rey es
fuero comunal de todos"386, pero la persona que se hallaba en la corte por motivos
como el ser testigo en un pleito, acompañar a su señor o a quien hubiese tenido que
guardar, ser mandado por su concejo o en alzada de un pleito, no tenía obligación

384 Part.2.31.2 ... E los mensajeros que vienen a ellos, de sus logares, e non los debe ninguno
prenda< nin embargar por debda que sus padres deviessen, ni los otros de las tierras donde ellos
fiessen naturales...
385 Part.2.31.2 ...Eporende mandamos, que los maestros, los escolares, e sus mensajeros, e todas
sus cosas sean seguras, e atreguadas, en viniendo a las escuelas, e estando en ellas, e yendo a sus
tierras ...De este modo, el estudiante, y en tanto estuviese en camino, o partiendo de la escuela, gozaba
de un estatuto especial privilegiado por el que sólo podía ser enjuiciado por su maestro u obispo, si así
era solicitado, derogando la jurisdicción del juez ordinario. Respecto a estos últimos, Alfonso X quiso
que fueran extremadamente exigentes en la protección de los escolares y maestros, y, para ello
estableció penas muy duras para los jueces que no protegían a aquellos, o que aplicaban la ley en su
perjuicio, en estos casos el escarmiento público y pérdida de sus oficios era la reacción por hacer caso
omiso a los deseos del rey, quebrantando el orden y paz que debía regir entre los escolares y maestros,
en atención a su importancia para el futuro del reino.
386 Part. 3 , 3 , 4 ... la corte del Rey es fiero comunal de todos, e non se puede ninguno escusar de
estar a derecho. Pero si el demandado, viniesse a ella, por acompañar a su señor; a quien fuesse
tenudo de guardar; o si viniesse por mandado del, o por su concejo, o para ser testigo de algund
pleyto, sobre que fuere llamado, o viniesse y por seguir su alcada, o si le llamasse el Rey, por alguna
cosa, que oviesse de veer conel, non seria tenudo de lo facel; sobre pleyto que estonce le moviessen,
si el primeramente, non tomasse a su casa...
Juan Ramón Robles Reyes

de responder a la demanda, si prometía al juez que comparecería ante "su" juez


ordinario387.
Este privilegio, ya recogido profusamente en la compilación justinianea, se
reproduce con mayor brevedad que en ésta, pero es completado y complementado
de una forma original. En efecto, el privilegio que suponía el ius domum revocandi
se recogía en Roma con carácter casi exclusivo para los legados que, como
representantes de sus municipios, no debían ver perturbada su actividad con
demandas presentadas contra ellos por motivos privados distintos a la legación.
Alfonso X amplia el número de supuestos en que se obliga al demandante a esperar
a que termine el viaje ya que, además de los supuestos recogidos en la Part. 3.3.4.388,
se citan en la misma Partida una serie de supuestos en los que el demandado puede
rechazar demanda hasta la vuelta de su viaje.

Part. 3.2.47: Asechan los omes vnos a los otros maliciosamente, por
embidia o por mal querencia, que han contra ellos. E esto fazen contra los
mercadores, e contra los otros omes, que han a fazer sus viajes, por mar o
por tierra. Ca luego que saben que tienen sus mercaderias, e sus cosas
aparejadas, para yrse, mueven demandas escatimosamente, contra ellos,
ante los judgadores, para estowar les que se non puedan yr de la tierra, en
la sazón que devian .

En este supuesto se aprecia la inteligencia de los juristas reales ya que para todas
aquellas personas que no gozaban del privilegio del ius domus revocandi,
propiamente dicho, por no estar incluidos en los supuestos de la citada Part. 3.3.4,
también cabía la posibilidad de rechazar demanda una vez comenzado el viaje si,
con carácter previo, se había instado al presunto y fkturo demandante a la
presentación de demanda y éste se había negado a su presentación389. Es este un
supuesto excepcional en el ámbito procesal ya que, prácticamente en ningún
ordenamiento jurídico, se otorga al juez la facultad de "apremiar" o instar a alguien
a demandar, sí puede el juez aceptar o rechazar. acciones o demandas, pero nunca
exhortar al demandante a que presente su demanda.390 Sólo dos objeciones presenta
este supuesto, ambas de difícil solución. La primera se refiere a la posible

389 Como dice la Ley 47 citada, en su parte final, el juez podía instar al "presunto demandante"
para que se decidiese entre demandar antes del viaje o esperar al regreso del viajero. Es preciso
destacar la originalidad y pragmatismo del precepto, no encontrado ni en Roma ni en la actualidad. De
este modo se podían evitar demandas intempestivas y esperadas, que, con el solo ánimo de querer
obstaculizar un viaje, se presentaban de forma dolosa.
390 Las Leyes de Enjuiciamiento Civil y Ley Orgánica del Poder Judicial españolas vigentes no
contienen este precepto, que podría ser de gran utilidad al ampliarse a cualquier tipo de "viajeros", no
solo al personal del cuerpo diplomático.
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

vulneración del derecho a demandar que tienen todas los sujetos de Derecho, en el
momento que lo consideren oportuno y no en otro, por lo demás establecido por el
futuro demandado. La segunda objeción es la relativa a la vía de fraude que se
podría abrir con esta práctica, ya que el futuro demandado podría intentar utilizar la
vía judicial para provocar una demanda cuando se sabe que el demandante aún no
está en condiciones de interponerla por circunstancias varias, como podrían ser el
estar recopilando pruebas. De este modo podría el futuro demandado iniciar con
tranquilidad un viaje sabiéndose sin posibilidad de demanda en su contra; conseguir
el tiempo preciso para reconvenir o buscar la impunidad. A pesar de estas posibles
utilizaciones torticeras del recurso procesal, no deja de tener su utilidad en aquellos
casos en que una persona va a iniciar un viaje, trabajo o campaña política y una
demanda intempestiva harían fracasar dichos proyectos.
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

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La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma
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Juan Ramón Robles Reyes
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma
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Juan Ramón Robles Reyes

Jn 18,19-22 p. 13, n.3


Jn. 18,39 p. 13~1.3
Jn.19,l-16 p. 13,n.3

C. PLINIUS SECUNDUS

Naturalis historia

POLIBIUS

Historiae

SUETONIUS.

Augusto.
l.29,l

Vita Claudi.
23.1
25

Caes.
1.41,2
p.59,n. 143
p.3,n.58

Tiber.
p.36,n.71

Vesp,
7.9,lO
La Competencia jurisdiccional y judicial en Roma

TACITUS.

Annales.
4.16,3
4.20
4.22,l
4.32,l
6.11,l
6.11,2
11.22,5-6
12.60,3
13.28,l-2
13.51,l
14.41,l

VALERIUS MAXIMUS.

M. TERENTIUS VARRO.

De Lingua Latina.
6,30 p. 17,n.13

Fragmentum Atestinum

líns. 4-9 p.70, n. 184; p.70,n. 185

Lex Rubria o de la Galia Cisalpin

C.XXI p.60; p.61; p.62; p.64; p.65; p.65, n.165; p.70, n.181; p.149~1.354
Juan Ramón Robles Reyes

Lex Coloniae Genetivae Iulia seu Ursoniensis.

cap.92

Lex Irnitana

Cap. 19
" 24
" 25
" 44
" 45
" 46
bb 47
" 84
" 89

Lex Malacitana

Cap. 66 p.56, n.128.


" 69 p.61, n. 153

Lex Salpensa

Cap. 26 p.56, n.128


" 24 p.56, n.128

Corpus Inscriptionum Latinarum


X. 465. p.57, n.132

Edicto de Valerius Eudanmen


P. OXY. II., Col. VIII, 1, 7-9 p. 27, n.44.

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