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CÁRTEL DEL AZÚCAR

[ CITATION Sal15 \l 3082 ]Entre 2000 y 2014 la producción de azúcar en el país se


estancó.

 Creció la producción de etanol, dotada de enormes subsidios que elevan los


costos del transporte. Las exportaciones de azúcar representaban 44% de las
ventas del sector en 2000, pero en 2014 fueron 33%. Resulta más rentable
atender un mercado cautivo con precios altos que uno competido, aunque limitado
por las políticas de los Estados Unidos y de la Unión Europea que favorecen los
derivados del maíz o el azúcar extraído de la remolacha. Estos sesgos no son
obstáculos para que Brasil y la India comanden la exportación de azúcar en el
mundo.

Gracias a las franjas de precios, a unos aranceles estratosféricos y a que las


importaciones eran administradas por ASOCAÑA, estas representaron en
promedio sólo 7% del consumo durante la década y se destinaron a la
agroindustria. Esta sí ha venido aumentando las exportaciones de 400 millones de
dólares en 2008 a 820 millones en 2014, pero con el lastre de tener que pagar su
materia prima por encima del precio internacional. La protección al sector
azucarero resulta entonces en un freno a las exportaciones de otros renglones que
agregan más valor a sus productos. El gremio azucarero (Asociación de
Cultivadores de Caña de Azúcar de Colombia (Asocaña), un grupo de empresas,
entre las que figuraron Riopaila Castilla, Ingenio del Cauca y Manuelita) fue
denunciado ante la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) por empresas
como Asociación del Bocadillo Veleño, Asociación de Paneleros, Compañía
Nacional de Chocolates, Noel, Casa Luker, Nestlé de Colombia, y las de
gaseosas, excepto Postobón, cuyos dueños lo son también de varios ingenios.

A la FEPA (El FEPA es el organismo corporativo en el cual se asientan


representantes del gobierno y del gremio para asignar cuotas de producción a los
ingenios, conformando un cartel.) se le da un disfraz público aunque lesiona el
interés general, hasta ahora con total impunidad. Según Aurelio Suárez, el precio
interno es “sólo” superior al externo en 28%, aunque la SIC afirma que no baja de
32% en promedio. Si estudiamos su resolución, entenderemos que entre 2000 y
2014 el sector pudo apropiar $11 billones extras en sus ventas internas, gracias a
su obstrucción de la competencia.

El superintendente Robledo se atrevió a cuestionar el esquema institucional


perverso y les impuso multas a los acusados por $324.000 millones, lo que
despertó la solidaridad de la vieja izquierda y de las fuerzas vivas de la sociedad
valluna que, según ellos, requiere de enormes subsidios que pagamos todos.
Néstor Humberto Martínez, abogado del gremio, declaró contundentemente que
“la sanción es una pena de muerte para el sector azucarero”. Por el contrario, la
multa es irrisoria frente al daño emergente ($730.000 millones anuales). Una tibia
medida que reduce el arancel para el azúcar de 110% a 70% ha sido recibida por
los interesados como otro golpe mortal para el empleo que genera el sector, lo
cual es una exageración disparatada.

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