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Glosario

 Achachakíkan: ¡Hace calor!


 Allpa: tierra
 Atipaky: maltrato

 Chamán: Hombre que hace predicciones, invoca a los espíritus y curandero


 Chinkay: Perder
 Churi: Hijo

 Haylli: "Canto de triunfo, alegría por la victoria". Variante gráfica Jaylli.

 Inti: Sol

 Kuyaiqui Pachamama: amamos nuestra madre tierra

 Malta: joven

 Ñuka runa: nuestro pueblo

 Runa llaqta: mi pueblo

 Shaya: "Erguida, la que siempre se mantiene en pie". Variante gráfica Saya.

 Tayta: Padre

 Willka: nieto
kuyaiqui Pachamama
En un valle donde las colinas tocaban el sol, los rayos
de luz llegaban a cada parte de América y con su
calidez los volcanes cobijaban a las familias indígenas
y españolas de la Sierra del Virreinato de Perú, la
familia Cocha conformada por Haylli quienes
trabajaban como agricultor y Shaya en las labores
domésticas en la hacienda “El Edén” de los señores Quintero, quienes eran enviados por
la Corona Española para ejercer la labor de encomenderos.

Haylli y Shaya tuvieron un churi al que pusieron de nombre Inti, lo


llamaron así por el dios sol que era lo más importante para su comunidad y
para sus vidas, quisieron preservar sus raíces, recordándole lo importante
que eran sus antepasados, su origen, cultura e ideología y que nadie puede
arrebatarle su identidad.

Inti, un joven robusto de cara ancha, ojos negros, nariz


aguileña, boca redonda y fina, fue criado con mucho amor por sus
padres, aunque su vida no fue nada fácil, ya que continuamente
estaba expuesto a maltrato e indiferencia por parte

de los señores españoles quienes lo veían como inferior por ser


indígena, lo excluían y querían imponerle la manera en que debía
comportarse, el idioma que debía hablar y el Dios en el que debía creer, a pesar de esto
sus padres le enseñaron desde pequeño el valor de la vida y lo importante que era cuidar
sus costumbres para preservar su origen.

Cierto día Inti después de ayudar a su padre en el trabajo,


regreso a casa, por un camino largo y obscuro, de pronto se
encontró a su madre:

-Inti vamos a casa rápido para que puedas comer


algo e ir a dormir – dijo su madre.

Inti rápidamente alcanzo a su madre y se fueron los dos a


casa, esa noche después de comer, se fue a descansar. Al quedarse dormido tuvo un
sueño, en el cual se aparecía su abuelo, que vivió muchos años atrás, antes que su
pueblo fuera conquistado por los españoles.

-Willka, tengo que contarte algo que debes saber de tu comunidad- dijo el abuelo
En ese instante despertó rápidamente y no pudo dormir más pensando en lo que le había
dicho su abuelo.

Al día siguiente, después de comer, salió apresurado de su casa para ayudar a su padre y
preguntarle en donde podría encontrar a un chamán:

-Churi , encontrar a un chamán e s difícil en


estos tiempos, porque esos legados solo los
dejan a ancianas o sus descendientes que al
morir uno de ellos le dejan a un pariente
cercano como encargado. – dijo su padre.

-Tayta, yo lo encontraré, aunque sea difícil


tengo que saber lo que mi abuelo me tiene que
decir- le respondió Inti.

En ese instante su padre le dijo que lo deje por ahora, pero Inti fue a buscar al
curandero, después de tanto encontró a alguien de su comunidad, era un anciano que
vivía lejos del pueblo.

- ¿Tú eres un chamán? - preguntó -claro que sí,


dime que necesitas- le respondió

Le hizo entrar a su casa, ahí inti le conto que soñó con


su abuelo y lo que le había dicho.

-Lo que podemos hacer es una epifanía, quiero


decir una manifestación, pero este tónico es
fuerte, te hará dormir y ahí estará tu abuelo, pero no solo eso, te hará vivir como
si fuera de verdad, escucharas todo lo que te cuente- le dijo el chamán

El curandero recogió todas las hojas medicinales que


necesitaba para llevar a cabo su trabajo y hacer el tónico que
le ayudaría a Inti, lo observaba muy detenidamente, no había
nada que lo distrajera.

- ¡Ya está listo!, tienes que tomártelo todo o si no el


efecto no tendrá poder- le menciono

Cogió el tónico y se lo tomo todo, después de eso, se quedó completamente dormido.

Entonces vio a su abuelo como si fuera una auténtica realidad:


-Inti, te contaré más sobre nuestra comunidad, antes
teníamos un líder, quién nos trataba bien,
trabajábamos juntos muy duro, éramos una
comunidad muy unida, compartíamos nuestra comida,
en la noche nos reuníamos en una fogata con los
ancianos, ellos eran muy importantes por sus saberes ancestrales, nos contaban historias
de cómo fue su vida antes de nosotros y sus experiencias. Las mujeres tenían un rol
importante, nos cuidaban e inculcaban costumbres y creencias para la preservación de
nuestra Pachamama, gracias a ella conseguíamos nuestros alimentos. – le dijo su abuelo

Inti despertó confuso de su sueño, pues conoció cómo era su comunidad antes de la
llegada de los españoles, entonces su perspectiva cambió, ya que siempre se había
preguntado por qué su comunidad era tratada de una diferente manera. Inti corrió
apresuradamente a su casa:

-Tayta, he conseguido hablar con mi abuelo – dijo


Inti con alegría.

- ¿Qué averiguaste hijo mío? – preguntó su padre.

-Mi abuelo me mostró y contó cómo era la


comunidad antes de los blancos – dijo Inti.

- Me alegra que pudieras ver cómo era nuestro pueblo en sus mejores tiempos – dijo su
padre en tono alegre.

-Ahora todo es diferente ¡nos maltratan, humillan y hacen de menos! – exclamó Inti
enojado.

A la mañana siguiente, el capataz seleccionó a varios


jóvenes indígenas para llevarlos a trabajar en un lugar
diferente, entre ellos se encontraba Inti, él no quería
alejarse de sus padres, ya que según se rumoraba, una
vez que los llevaban eran explotados y utilizados como
mano de obra forzada, por lo que Inti se resistió a ir.

-Indígena rebelde, no querrás que asesine a tu padre por tus actitudes, así que apúrate,
vendrás conmigo – dijo el capataz

Inti no tuvo otra opción que ir con él, se marcharon del lugar, el capataz iba a caballo en
cambio los jóvenes indígenas seguían el camino a pie, apenas llegaron a la casa del
capataz este comenzó a asignar los lugares de trabajo, unos se quedaron en la casona
para el servicio doméstico, otros se dirigieron a los trabajos artesanales y algunos a la
ganadería; mientras que otros fueron llevados para la construcción de barcos y unos
cuantos a mitas, teniendo en cuenta que Inti era
joven lo alquilaron junto a otro muchacho
indígena a unos comerciantes para que sirvan de
transporte dado que carecían de animales de
carga. Desde un inicio recibieron maltratos,
humillaciones y burlas por tener un acento y
color de piel distinto.

- Siempre serán tratados como esclavos – decían los comerciantes entre risas.

Pasaron las semanas y el trabajo se volvía más duro, el compañero de Inti tuvo
evidentes consecuencias en su salud, esto preocupó mucho al joven e informó a los
comerciantes, pero a ellos no les importó, les daba igual el estado en el que se
encontraba y días después este murió.

Empezó a realizar mal su trabajo, no le importaba que lo


castigaran, pensaba que, si seguía así, no lo querrían y así
fue, pues se encontraba muy débil. Un día el comerciante
lo observó y pensó - este indígena ya no me sirve para
nada-, así que decidió dejarlo moribundo a la mitad del
camino. Inti despertó y no sabía dónde estaba, deambuló
hasta que llegó a su comunidad, todos se sorprendieron
dado que casi nadie regresa de aquel lugar, fue entonces que decidió contarles a sus
padres lo que había vivido y como vio morir a su compañero.

- ¡Los blancos no tuvieron piedad!, nos tenían amarrados, muchas veces no comíamos
durante días, y cuando no trabajamos bien nos castigaban a latigazos – dijo Inti

- Carajú – se exaltó Haylli

-Se burlaban al decir que no servíamos ni


siquiera para atenderlos, recalcaban que por
ellos comíamos, vivíamos y sin ellos no
éramos nadie, que ni nuestros dioses podrían
salvarnos – con amargura mencionó Inti

Mientras se dirigía a la mita donde estaban sus padres veía el camino lleno de hojas
secas, pensaba cómo todos eran pisoteados por tanto maltrato como aquellas hojas en el
suelo, se decía así mismo que todas las enseñanzas de sus ancestros fueron desechadas
por los blancos barbudos. Inti tenía miedo de que nada cambie para cuando el crezca.
En ese momento se dio cuenta que ya había llegado a la mita:

-tayta ¿dónde está mamá? - Dijo Inti

- Hijo no debiste venir te obligaran a trabajar con nosotros, no te preocupes por tu mamá
está en los obrajes con otro grupo. – dijo Haylli.

Fue entonces que un capataz se percató de la conversación y no tardó en jalonearlo, Inti


ya estaba acostumbrado a ese trato, aun así, tenía miedo debido a que no sabía lo que
podían hacer con él, en medio de aquel brusco acto solo veía la cara de su padre a lo
lejos exasperado, era evidente que él no podía hacer nada para ayudarlo.

De repente sintió como aquel capataz lo tiró fuerte y señaló unas cajas de madera, él
supuso que ese era su trabajo, cargarlas hacia el otro extremo, a diferencia de
experiencias pasadas esta vez no lo insultaron.

Inti no tuvo otra opción que cargar las cajas, pero no


podía dejar de ver los rostros de los demás obreros,
siempre con expresión de pánico, cansancio y
tristeza. Además, podía observar a un grupo de
hombres negros que estaban construyendo una gran
edificación y se dijo a sí mismo – a todos les está
costando su vida-, los veía sin fuerzas, pálidos y
algunos ya ni se movían, esto le causaba mucha pena
y le dolía saber que los tirarían como si no tuvieran valor.

Inti se preguntaba, - ¿por qué todos los blancos se creen superiores, haciendo de menos
a los que no somos iguales?, se apropian de nuestro oro, se hacen llamar educados, pero
en realidad lo único que hacen es robar, mentir y matar a nuestra Pachamama-

- ¡Achachakíkan! este dios sol lo adoro, pero me


está matando ahora mismo. - dijo Inti.

Al escuchar tan miserable idioma, uno de los


grandes colonizadores se acercó a sermonearlo y
lo obligó a ponerse de rodillas frente a la cruz
que se encontraba en aquel lugar, él se llenó de
rabia e impotencia, como un acto de rebelión se opuso a la religión católica, sabía que
era una impostora que suplantó todo aquello que realmente su comunidad adoraba,
como el dios sol que lo ve todos los días brillar a su lado, pero sabía que las armas que
lo amenazaban a su alrededor podían hacerle daño a cualquiera de los suyos, así que por
el momento tuvo que doblegarse y lo hizo. Días después,
su furia ya se había ido pero lo que se recalcaba siempre
era que su pueblo, su cultura y sus creencias han sido
vistas como inferiores, él no podía seguir viviendo de esa
manera.

Pasaron 4 años y el caos no terminaba, cada día los


españoles mataban al que querían y hacían cualquier cosa
a su conveniencia. Su ira se agrandó cuando su padre salió
herido en una de las minas donde era obligado a pasar más de diecinueve horas
trabajando, fue ahí cuando se dio cuenta que no podía volver a permitir algo así.

Inti estaba cansado de tanta humillación, trabajando sin tener beneficio alguno,
repugnaba todo lo que le querían inculcar y a su gente, cansado de ello, se rebeló
diciendo…

- ¡Basta! No mortifiques más ñuka runa, ¡vete!, -


dijo Inti.

- Indio inmundo, ignorante. Adopta nuestras


costumbres y nuestra religión. ¡Conviértete en ser
humano! – le dijo Francisco, el capataz, en un
tono irónico.

-No voy a chinkay (perder) mi Fe, ni mis costumbres por vivir en un mundo incierto. -
dijo Inti.

- Nosotros somos superiores tanto física como intelectualmente, ustedes son ignorantes,
no tienen idea de la grandeza y el poder. - le respondió Francisco.

- ¡Cobardes!, nosotros tenemos dignidad, kuyaiqui Pachamama – sollozó Inti.

- ¿Tu tierra…?, ya es nuestra, acepta la realidad. -

- ¡Jamás! Vete, deja mi allpa, mi Runa llaqta.- gritaba Inti lleno de rabia.

Inmediatamente oyendo los incesantes gritos, llego


el marqués, anunció que el esclavo fuese castigado
por rebelarse, siendo él una simple escoria,
forzándolo a una tortura inimaginable hasta que
adopte las costumbres, llevándolo al borde de la
muerte, obligándolo a suplicar por su vida.
- No más ¡atipaky!, tengan piedad de mí. - les rogaba Inti.

-Tú te lo buscaste- dijo riendo el marqués.

Y así Inti terminó con sangre en su cuerpo por las heridas que le habían provocado los
castigos impuestos.

Inti en un día más de labores en la hacienda, se encontraba agotado y agobiado por los
maltratos que recibía por parte de su patrón. Él solo quería saber por qué los españoles
eran tan intransigentes con la cultura indígena.

Arando la Pachamama, se puso a meditar y decía para sí


mismo:

- ¿Por qué debo dejar que otros inculquen en mí su


forma de pensar si yo tengo la mía? -

- ¿Será que los indígenas podremos librarnos algún día


de esta forma de trato tan inhumano? – decía con sus ojos llenos de lágrimas.

Vio a lo lejos que su patrón se acercaba montando a caballo y con una fusta en la mano,
Inti sabía que su próximo castigo se acercaba. Cuando el señor Quintero llegó empezó a
gritarle y utilizando palabras despectivas le dijo:

- ¡Oye tú, pequeño indio sucio y tonto! ¿Acaso tengo que


venir a golpearte todas las tardes para que hagas tu
trabajo? – le dijo mientras azotaba la fusta en su espalda.

- Solo mi dios INTI sabe lo mucho que he trabajado este


día- respondió el malta en su tan amado quechua.

Don Quintero no toleraba que el joven hable en su propio


idioma y esto lo encolerizó tanto que sin pensarlo ya
estaba sobre él golpeándolo con la fusta y dándole puntapiés a tal punto de casi
quebrarle los huesos.

Inti con las pocas fuerzas que le quedaban, logró levantarse y con toda la furia que salió
de su interior le gritó:

- ¡Podrá golpearme todo lo que quiera, pero jamás me doblegaré ante usted y los suyos!-

- ¿Te crees muy machito para hablarme de esa


forma? – dijo Quintero mientras extendía su
puño para darle otro golpe.
Es ahí cuando el joven reaccionó y lo empujó, haciéndole caer sobre la tierra recién
arada. Al ver a su jefe tratando de incorporarse, vio la oportunidad y salió corriendo a
casa de sus padres.

Cuando Shaya y Haylli lo vieron llegar, sabían que sus golpes habían sido propinados
por su patrón, ya que no era la primera vez que lo veían lastimado por desobedecer a
don Quintero, lo que no se imaginaron fue que Inti tuvo el valor de enfrentarse a él y
haber salido con vida de ahí. Después de unas horas, la notica de su hazaña se regó por
todas partes, no cabía en la cabeza de los habitantes de su comunidad como un pequeño
pudo llegar a esos extremos con tal de defender
sus raíces. Sin saberlo, Inti había dado una
lección a todos.

Pocos días después de lo ocurrido, la gente


empezó a organizarse para revelarse en contra
de los blancos, pues desde la conquista siempre
bajaron la cabeza ante el despotismo, pero este
valiente niño les hizo ver una luz al final del
túnel y se dieron cuenta que doblegarse nunca fue una opción, así que todos al sentirse
motivados llevaron a cabo la sublevación, vestidos como sus ancestros y con sus armas
en mano, fueron a la plaza principal del ayuntamiento donde los ibéricos se encontraban
y allí comenzó una gran revuelta de indígenas contra españoles por defender su cultura
y costumbres. Inti con su poca edad iba entre los principales, cuando de pronto una
espada atravesó su pecho, todos conmocionados y enfurecidos echaron a los españoles
de sus tierras.

Inti murió por su deseo de ser libre y despojarse del maltrato


e imposición de una cultura considerada superior, pero su
legado y valentía quedaron grabados en la mente y corazón
de las personas que llegaron a conocerlo.

Reflexión

Desde muy pequeños debemos tener en mente, que


los prejuicios por el color de piel, creencias o
costumbres, nunca te mostraran el verdadero valor de
las personas.

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