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Controversia actual

sobre teoría y políticas


económicas
Controversia actual
sobre teoría y políticas
económicas

José Antonio Ocampo


Albert Berry
Fabio Giraldo
Alcides Gómez
Jorge Iván González
Iván Hernández
Édgar Revéiz
Julio Silva-Colmenares
Francisco E. Thoumi
Rubén Darío Utria

Bogotá, D.C., septiembre de 2014


Giraldo, Fabio. Revéiz, Édgar. Utria, Rubén Darío (compiladores)
Controversia actual sobre teoría y políticas económicas /
Albert Berry, Fabio Giraldo, Alcides Gómez, Jorge Iván González, Iván Hernández, José Antonio
Ocampo, Édgar Revéiz, Julio Silva-Colmenares, Francisco Thoumi, Rubén Darío Utria.-- Bogotá :
Ediciones Aurora, 2014.
320 páginas ; 21 cm.
Incluye bibliografía.
ISBN 978-958-9136768
1. Teoría económica 2.Política económica3. Economía
4. Economía política I. Berry, Albert, autor II. Tít.
330.1 cd 21 ed.
A1453650

CEP-Banco de la República-Biblioteca Luis Ángel Arango

Esta publicación se ha financiado en parte mediante transferencia de recursos del Gobierno Nacional
a la Academia Colombiana de Ciencias Económicas. El Ministerio de Educación Nacional no se
hace responsable de las opiniones aquí expresadas. Los conceptos y opiniones de este trabajo son
únicamente responsabilidad de los autores.

Derechos reservados
© Albert Berry, Fabio Giraldo, Alcides Gómez, Jorge Iván González, Iván Hernández, José Antonio
Ocampo, Édgar Revéiz, Julio Silva-Colmenares, Francisco Thoumi, Rubén Darío Utria, 2014

© Academia Colombiana de Ciencias Económicas, 2014


Calle 39B No. 21-42. Barrio La Soledad, Bogotá, Colombia
Tel. 2858686, 2459420
acceradiotv@gmail.com, alamedar@hotmail.com,
www.acceconomicas.org.co

Compiladores
Fabio Giraldo, Édgar Revéiz y Rubén Darío Utria

Producción editorial
Ediciones Aurora

Armada electrónica
Patricia Rincón
Corrección de estilo
Marcela Giraldo

Portada
Joan Miró
El oro del azur, 1967
Acrílico sobre tela 
205 x 173 cm 
Fundació Joan Miró

Diseño
Luisa Fernanda Manrique
ISBN 978-958-9136-76-8

Impresión
Editorial Nomos S.A
Impreso en Colombia
Printed in Colombia
Contenido

Prólogo................................................................................... 11
José Antonio Ocampo

Presentación
Controversia sobre teoría y política económicas...............17
Academia Colombiana de Ciencias Económicas

¿Para qué sirve la teoría económica? Los pecados


que nos han dado mala fama............................................. 23
Albert Berry

Política y economía: la incertidumbre entre ideología


y ciencia.................................................................................49
Fabio Giraldo
8 controversia actual sobre teoría y políticas económicas

Un nuevo fantasma recorre el mundo: el fantasma


de la crisis económica mundial.......................................... 87
Alcides Gómez

Aprendiendo de Popper: la búsqueda inacabada........... 113


Jorge Iván González

Una visión interdisciplinaria desde la economía


evolucionista y la comportamental................................... 133
Iván Hernández

Holoarquía y oligarquía en la corrupción, la captura


y la cooptación del Estado.................................................143
Édgar Revéiz

El informe Stiglitz-Sen-Fitoussi y la necesaria


distinción entre crecimiento y desarrollo.........................179
Julio Silva-Colmenares

Desafíos a la formulación de una política pública


de drogas psicoactivas basada en la evidencia
y la ciencia...........................................................................209
Francisco E. Thoumi

Economía política o política económica .........................253


Rubén Darío Utria

Homenaje a la vida y obra de


Manuel Ramírez Gómez................................................... 279
Mensaje de la mesa directiva de la acce ..............................281
Palabras de Clemente Forero Pineda ..................................285
contenido 9

Textos póstumos sobre la vida de Manuel Ramírez......289


Breve reseña biográfica de Manuel Ramírez Gómez
elaborada por sus tres hijas...............................................289
Celebrar la vida de Manuel Ramírez por
Mauricio García................................................................... 297
Palabras de Clara Ramírez......................................................301
Despedida a Manuel Ramírez por Rubén Dario Utria ...... 303
Manuel Ramírez por Jorge Iván González ...........................305
Manuel Ramírez, maestro y amigo por Mauricio Rubio...309

Glosario de siglas................................................................ 311

Listado de académicos....................................................... 315


Prólogo

José Antonio Ocampo*

Agradezco el enorme honor que me ha dado la Mesa Direc-


tiva de la Academia Colombiana de Ciencias Económicas de
prologar este libro en homenaje al recientemente fallecido
presidente de la Academia y gran amigo, Manuel Ramírez
Gómez.
Manuel fue un gran economista, pionero y, aún más,
maestro del modelaje macroeconómico en nuestro país,
pero también excelente analista de múltiples temas macro y
microeconómicos. Bien lo resalta el mensaje de la Mesa Di-
rectiva de la Academia al señalar que fue un “modernizador
de la ciencia económica”. Yo tuve la oportunidad de trabajar
estrechamente con él a mediados de los años 1980, durante
la elaboración del Informe de la Misión de Empleo, que co-
dirigimos bajo la asesoría del profesor Hollis Chenery. Allí
pude constatar sus enormes conocimientos, su capacidad
para establecer modelos y, sobre todo, para discutir con una
capacidad analítica excepcional pero también con enorme
realismo los complejos temas que teníamos a nuestro cargo.
Más allá de su capacidad como investigador, quiero
resaltar su inmensa vocación de profesor, que ejerció a lo
12 josé antonio ocampo

largo de su carrera, especialmente en las universidades de


los Andes y el Rosario. Me consta el inmenso cariño de
muchos de sus estudiantes a los cuales introdujo por las
áridas tierras de la econometría, campo del conocimiento
que manejó con particular destreza, así como de muchos
otras áreas del conocimiento.
Esta recopilación recoge contribuciones de un grupo di-
verso de economistas colombianos de diferente persuasión
teórica y uno canadiense, pero quien también es colombia-
no de corazón. Todo ellos tratan de responder de manera
diversa una serie de preguntas que les hizo la Academia
sobre un conjunto amplio de temas: las características de
la ciencia económica, el carácter coyuntural o estructural de
la crisis de Estados Unidos de 2007, la meta del progreso
social y las contribuciones del informe Stiglitz-Sen-Fitoussi, y
la integración de la economía con otras ciencias, entre otros
temas. El lector encontrará diversos aportes, que no es del
caso resumir aquí. Quisiera, sin embargo, reforzar algunos
de los conceptos que los distintos autores sugieren sobre el
primero de estos temas y sus implicaciones para la política
económica y la enseñanza de la economía.
Con respecto al primero, coincido enteramente con
Albert Berry sobre la fuerte incidencia de la ideología en la
economía y, de los intereses económicos concretos a los
cuales sirven algunos economistas. Cuando la ideología
es la guía de los análisis o se sirven intereses concretos,
la economía difícilmente puede caracterizarse como una
ciencia. El problema más amplio es la incapacidad de todo
economista (y, por supuesto, me incluyo) de excluir sus
valores y principios normativos en el análisis económico
que realizan. Por ello coincido con Jorge Iván González
sobre la imposibilidad de que el discurso económico sea
prólogo 13

neutro. Por eso la economía, como otras ciencias sociales,


se organiza en escuelas, con lecturas diferentes sobre la rea-
lidad y recomendaciones diferentes de política económica.
Más aún, su apreciación de que cada paradigma histórico
de conocimiento económico contiene referentes que son
incomprensibles por fuera de su propio contexto, se podría
aplicar por igual a las diferentes escuelas de pensamiento
económico contemporáneas.
Esto tiene, a mi juicio, dos implicaciones importantes.
La primera es que el carácter científico de la economía es su
referencia a la realidad. El análisis de la información estadís-
tica y de otro tipo (v.gr., opiniones) es, por ello, la esencia
misma de la economía como ciencia. Por el contrario, la
pura lógica deductiva no es una buena guía para el análisis
económico. Los modelos matemáticos solo son útiles cuan-
do tienen como referencia la interpretación de la realidad.
Poco contribuyen al avance del conocimiento modelos
matemáticos que, más allá de su sofisticación y “robustez”,
reproducen meramente en sus resultados la lógica que está
implícita en los supuestos de los cuales parten. La excesiva
influencia de la matemática como instrumento del análisis
económico, una tendencia que viene consolidándose desde
hace varias décadas, puede ser perjudicial si enseña más
a entender la lógica deductiva que a entender la realidad.
De alguna manera prefiero la forma como se enseñaba
economía en mi época: con matemática más simple, pero
con mucha más relación con la realidad. En particular, a mi
juicio, los “microfundamentos” han sido más un retroceso
que un avance de la macroeconomía, el campo que yo
más he trabajado. Ésto es cierto, en particular, de muchos
modelos macroeconómicos que no solo suponen una ra-
cionalidad que no parecen demostrar en general los agentes
14 josé antonio ocampo

económicos, sino que ignoran que el futuro es esencialmen-


te impredecible. Los modelos más simples, que parten de
“hechos estilizados” sobre el comportamiento de los agen-
tes, son una mejor guía para el análisis macroeconómico.
La segunda implicación de mi análisis es que es esen-
cial fomentar el pluralismo en la enseñanza y la práctica de
la economía. En la medida en que todas las escuelas de
pensamiento ayudan a entender la realidad, pero también
tienen “puntos ciegos”, el pluralismo enriquece el debate
y, sobre todo, la comprensión de la realidad. Por eso, la
enseñanza de la economía debe promover la exposición a
diferentes escuelas de pensamiento. Mucho debo yo per-
sonalmente a una educación de este tipo, que no solo me
expuso al análisis neoclásico y keynesiano, sino también
al marxismo, al estructuralismo latinoamericano y a los
debates de los economistas clásicos del desarrollo. Ésto
es extensivo a la elaboración de la política económica: el
contraste entre diferentes escuelas es útil también en este
campo. Pero aquí hay un corolario adicional: la elección de
la política económica tiene que obedecer a reglas que van
más allá de las contribuciones de la ciencia económica: a
una elección de la democracia y no a la mera lógica de las
distintas aproximaciones tecnocráticas.
Tal vez agregaría a estas consideraciones dos elemen-
tos. La primera es la importancia en la formación de los
economistas en historia económica. La segunda es la nece-
sidad de abandonar la visión del conocimiento económico
como un proceso de avance lineal, que implica que no vale
la pena leer a los economistas clásicos. Como profesor, me
impresiona la poca relevancia que se le da en los programas
de estudio a la historia económica y lo ignorantes que son
los estudiantes de autores clásicos, como Hollis Chenery,
prólogo 15

Albert Hirschman o Raúl Prebisch, entre los economistas


del desarrollo, y el conocimiento de otros solo por lo que se
dice sobre ellos, como tiende a ser el caso de John Maynard
Keynes.
No sé qué hubiera pensando Manuel de estas apre-
ciaciones, y nunca lo sabré. Pero conocí su gran sentido
pluralista y, como economista matemático, su deseo de
que la matemática fuera un instrumento para comprender
la realidad. Pero consigno estas apreciaciones aquí como
constancia del cariño con el amigo y la admiración al gran
economista que fue.

*José Antonio Ocampo

Doctorado en Economía de la Universidad de Yale. Profesor en la


Universidad de Columbia y director de la Misión Rural. Es director de
la Concentración de Desarrollo Económico y Político en la Escuela de
Asuntos Públicos e Internacionales, miembro del Comité de Pensamien-
to Global y copresidente de la Iniciativa para el Diálogo Político en la
Universidad de Columbia. 
Fue secretario general adjunto de las Naciones Unidas para Asuntos
Económicos y Sociales, convirtiéndose en el colombiano con la más
alta posición en la historia de las Naciones Unidas y presidió el Comité
Ejecutivo de Asuntos Económicos y Sociales de la onu. Fue director eje-
cutivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Ha sido ministro de Agricultura y de Hacienda, director del Depar-
tamento Nacional de Planeación, y presidente de la Junta del Banco
del República. Fue director de Fedesarrollo y del Centro de Estudios de
Desarrollo Económico de la Universidad de los Andes (cede). Profesor
de las universidad Andes y Nacional, y profesor invitado en las univer-
sidades de Cambridge, Yale y Oxford.
Ha recibido varias distinciones como el Premio Jaume Vicens Vives
2012 de la Asociación Española de Historia Económica para el mejor
libro sobre la historia económica española o latinoamericana; el Premio
Leontief 2008 para avance de las fronteras del pensamiento, y el Premio
Nacional de Ciencias “Alejandro Ángel Escobar”, Colombia, 1988, como
parte del equipo de investigadores que publicó la Historia económica
de Colombia.
Es autor de numerosos libros y artículos sobre teoría y política
macroeconómica, cuestiones financieras internacionales, desarrollo
económico y social, comercio internacional e historia económica co-
lombiana y latinoamericana.
Presentación
Controversia sobre teoría
y políticas económicas

La Academia Colombiana de Ciencias Económicas (acce)


en su misión de divulgar desde una perspectiva ajena a
cualquier fundamentalismo o dogmatismo las diferentes
visiones sobre la forma de comprender e interpretar la
problemática económica y social del país, realiza desde
tiempo atrás, discusiones y debates sobre los más di-
versos temas vinculados al ejercicio teórico y práctico
de la ciencia y la política económica. En desarrollo de
dicho propósito realizó en el año 2013 dos importantes
tertulias-foro:

1. “El estado de la enseñanza y la investigación en cien-


cias económicas”, en homenaje a Raúl Alameda
Ospina.
2. “El Estado y la capacidad regulatoria de las institucio-
nes”, en homenaje a Abdón Espinosa Valderrama.

Fueron muchos los interrogantes; las coincidencias y


las discrepancias del grupo de participantes, así como la
18 controversia actual sobre teoría y políticas económicas

intensidad de las discusiones1, que motivaron a los acadé-


micos Édgar Revéiz, Fabio Giraldo y Rubén Utria, miembros
de la Comisión sobre Ordenamiento Territorial a continuar
la discusión, promoviendo la realización de un libro con la
participación de otros miembros de la institución interesa-
dos en la problemática sobre El estado actual y el futuro de la
teoría, la política económica y el desarrollo multidimensional,
iniciativa que fue aprobada por la mesa directiva.
Tras un proceso amplio de discusión con los miembros
de la mesa directiva, se llegó a la decisión de iniciar un de-
bate sobre el tema; se expresaron varias inquietudes sobre
la temática propuesta, las cuales quedaron condensadas en
las siguientes preguntas:

1. ¿La crisis económica mundial que se desencadenó en


Estados Unidos en 2007 es estructural y sistémica o
coyuntural y pasajera?
2. Uno de los premios Nobel de Economía de 2013, Ro-
bert Shiller, se preguntó si la economía es una ciencia.
¿Con base en esta inquietud, qué entiende usted por
teoría y política económicas?
3. ¿Qué es desarrollo humano?
4. El Informe Stiglitz-Sen-Fitoussi: “Una iniciativa para
mejorar la métrica del crecimiento económico y el pro-
greso social” se presenta como avance en la medición
del crecimiento económico y el progreso social. ¿Si
está de acuerdo con esta afirmación, cómo se puede
instrumentar?
5. ¿Ante los problemas de crecimiento, pobreza, desem-
pleo, corrupción, guerras, narcotráfico, etcétera, cuál

1  Disponibles en medio magnético-cd- en la acce.


presentación 19

es el papel y la fortaleza de las teorías económicas


para interpretar e instrumentar la transformación del
mundo actual?
6. ¿En Colombia se deben reforzar la intervención del
Estado y los instrumentos regulatorios en las políticas
económica, territorial, social y ambiental? ¿Si así lo
cree, mediante cuáles mecanismos?
7. ¿Cómo se puede integrar la economía con otras cien-
cias como la política, la sicología, la física, la mate-
mática, la biología, la geografía, la ingeniería, etcétera?
8. ¿Cómo enseñar la economía y cómo fortalecer o cam-
biar los programas actuales de pregrado y posgrado?
9. ¿Qué opina usted de los planteamientos del papa
Francisco I sobre la necesidad de crear una economía
del bien común para evitar las muertes que produce la
exclusión y la inequidad, producto de una economía
volcada al consumismo exacerbado que ha colocado
el dinero como centro de la vida?
10. ¿Es la corrupción una limitante para la economía y la
sociedad colombianas? ¿Cuáles mecanismos y medi-
das sugiere para eliminarla?

El comité editorial, con la aprobación de la mesa directi-


va, fijó las reglas de juego de los participantes en los siguien-
tes términos: enviadas las preguntas, los académicos que
confirmaran su participación deberían responderlas sinteti-
zando su pensamiento en aproximadamente quince páginas,
aceptándose respuestas a una, varias o a la totalidad de las
preguntas, de acuerdo con los intereses y la forma particular
con que los participantes abordasen el cuestionario enviado.
La respuesta fue atendida por académicos y sus contribucio-
nes, las que se presentan en este libro en orden alfabético:
20 controversia actual sobre teoría y políticas económicas

1. Albert Berry. ¿Para qué sirve la teoría económica? Los


pecados que nos han dado mala fama.
2. Fabio Giraldo. Política y economía: la incertidumbre
entre ideología y ciencia.
3. Alcides Gómez. Un nuevo fantasma recorre el mundo:
el fantasma de la crisis económica mundial.
4. Jorge Iván González. Aprendiendo de Popper: la bús-
queda inacabada.
5. Francisco E. Thoumi. Desafíos a la formulación de una
política pública de drogas psicoactivas basada en la
evidencia y la ciencia.
6. Iván Hernández. Una visión interdisciplinaria desde
la economía evolucionista y la comportamental.
7. Édgar Revéiz. Holoarquía y oligarquía en la corrupción,
la captura y la cooptación del Estado.
8. Julio Silva-Colmenares. El informe Stiglitz-Sen-Fitoussi
y la necesaria distinción entre crecimiento y desarrollo.
9. Rubén Darío Utria. Economía política o política
económica.

En las discusiones sobre la elaboración de la presente


publicación, participó muy activamente en calidad de pre-
sidente de la acce el académico Manuel Ramírez Gómez,
quien infortunadamente falleció en el proceso de publicación
de este libro; por tal motivo, la mesa directiva decidió dedicar
la presente publicación en su memoria, incluyendo al final
del libro las palabras del académico canciller de la acce Cle-
mente Forero, quien intervino a nombre de la institución en
el homenaje nacional a su vida y obra realizado en Bogotá
el día 23 de abril, así como las palabras pronunciadas en su
funeral, en la capilla del Colegio Gimnasio Moderno, el día
presentación 21

11 de julio de 2014 por el padre Mauricio García, su hermana


economista Clara Ramírez, los escritos del académico Rubén
Darío Utria, segundo vicepresidente de la acce, Jorge Iván
González y Mauricio Rubio.
Albert Berry

Economista de la Universidad de Western en Ontario Ph.D. de la


Universidad de Princeton; profesor de las universidades de Pen-
sylvania, Yale, Western Ontario, Toronto, y Andes y Nacional de
Colombia y candidato en 2004 al Nobel de Economía. Miembro
correspondiente de la Academia Colombiana de Ciencias Económi-
cas. Profesor emérito de Economía y director de Investigación del
Programa de América Latina y el Caribe en el Centro de Estudios
Internacionales.
Ha trabajado con la Fundación Ford, la Comisión de Planifica-
ción de Colombia y el Banco Mundial y ha actuado como consultor
de varios organismos internacionales.
Editor o coeditor de siete libros, incluyendo temas críticos en
International Financial Reform (Transaction Publishers, 2003), Las
políticas del mercado laboral en Canadá y América Latina (Kluwer
Academic Publishers, 2001) y La pobreza, reforma económica y
distribución del ingreso en América Latina (Lynne Rienner, 1998).
¿Para qué sirve la teoría
económica? Los pecados
que nos han dado mala
fama

Albert Berry

El simplismo de algunas versiones


del pensamiento económico

Mucho se ha discutido sobre la utilidad de la teoría económi-


ca en la sociedad moderna. Antes de entrar en este debate,
es esencial aclarar qué queremos decir con esta frase; de otra
manera habría al respecto poca comunicación intelectual.
Aunque tal vez no todos estarían de acuerdo, considero útil
distinguir dos usos principales de esta frase. Por una parte,
“teoría económica” se refiere al uso de la lógica deductiva
para identificar las implicaciones y los resultados estadísti-
cos que se seguirían de un grupo de condiciones iniciales
o un cambio de dichas condiciones. Así por ejemplo, la
teoría nos dice que con una curva de oferta constante en un
mercado de competencia pura, un aumento de la demanda
resulta en uno del precio y de la cantidad producida del bien
bajo discusión.
Por otra parte, la frase “teoría económica” se usa con
referencia a una interpretación de cómo funciona el mundo
24 albert berry

económico; el tema bajo discusión puede ser un mercado,


pero con este uso la conclusión de que el precio y la cantidad
van a subir es una predicción práctica, que incluye entonces
la creencia de que las condiciones del mercado son de tal
tipo como para generar ese resultado.
En una escala mucho más amplia, las predicciones de
Marx en cuanto a las tendencias del salario del trabajador,
o a las ideas de Arthur Lewis de que en una economía con
excedente de mano de obra el salario quedaría constante
durante una buena parte del proceso inicial de desarrollo
económico, son “teorías económicas” en este segundo sen-
tido. Lo normal es que una teoría de esta naturaleza tenga
bases no solo en la teoría deductiva sino también en el aná-
lisis empírico de los hechos: los datos y series estadísticas,
así como los instrumentos técnicos diseñados para darle un
relato convincente al material del que se ocupa la economía
son útiles para confirmar o negar las respectivas hipótesis.
“Teoría” en este sentido corresponde entonces al uso
típico en las ciencias naturales, en la idea de que una teoría
es el resultado de una interacción, normalmente continua,
entre la lógica deductiva y las observaciones empíricas.
Tales observaciones nos dan o nos sugieren los supuestos
que luego se utilizan en la parte que corresponde a la lógica
deductiva; luego otras observaciones empíricas confirman
que la hipótesis formada a partir de ese grupo de supuestos
es válida.
Ningún participante serio en discusiones económicas
niega la necesidad de basar los supuestos en observaciones
empíricas y de juzgar el valor de una hipótesis a partir del
análisis empírico alrededor de los resultados. En nuestra
disciplina económica, la forma de análisis estadístico que
¿para qué sirve la teoría económica? 25

llamamos econometría, nos ofrece los instrumentos cuan-


titativos para gran parte de ese análisis empírico.
Para llegar a conclusiones validas en que la teoría
deductiva desempeña un papel, son necesarios dos tipos
de información o prueba empírica –la de los supuestos y la
de las predicciones–. El economista puede equivocarse por
descuido en su escogencia y prueba de los supuestos, por
un error de la lógica de su análisis deductivo, o por fallas
en el análisis empírico, cuya función es confirmar o refutar
la teoría que está bajo análisis. Por lo general, los errores
surgen en los pasos empíricos, dado que la lógica deductiva
es más simple y fácil de verificar o refutar.
El debate sobre la utilidad de la “teoría económica” gira
en un cierto grado alrededor de diferencias en cuanto a la
definición del término, al mismo tiempo que refleja otros
aspectos. Algunos críticos se refieren al hecho (o supuesto
hecho) de que muchos economistas confían demasiado
en sus supuestos, con tal de no dejar sus predicciones,
basadas en los mismos sin someterlos a un cuidadoso
análisis empírico de los resultados. Por ejemplo, críticos
de los llamados “neoliberales”, que presionaron para que
el libre comercio de los países en desarrollo fuera un hecho
opinan que los supuestos sobre los cuales ese grupo de
economistas basaron sus predicciones (positivas) no habían
sido sujetos a un análisis suficientemente cuidadoso; pero
incluso posteriormente, algunos también han criticado una
falta de análisis ex post de esas mismas predicciones.
En este contexto vale la pena introducir la distinción
entre el científico y el ideólogo. El primero opera con
mucho cuidado para asegurar que cada elemento de su
análisis esté basado en el grado posible de información
26 albert berry

empírica existente; utiliza la lógica deductiva simplemente


para formar una serie de predicciones consistente con sus
supuestos, y luego esas predicciones, quedan sujetas a un
análisis empírico. Este análisis al final de este proceso lo
hace en la forma más neutral posible, para así evitar que
sus supuestos de alguna manera guíen las conclusiones a
las que lleva su análisis.
En el otro extremo de la gama de mentalidades tene-
mos al ideólogo, una persona típicamente con creencias
fuertes o con ciertos supuestos (que los actores económi-
cos son siempre racionales o que no lo son), o incluso con
ciertas ideas sobre cómo funciona el mundo económico
(los mercados siempre marchan bien o siempre marchan
mal), pero no se preocupa mucho por confirmar o refutar
empíricamente ni los supuestos ni los resultados.
La gran parte de la gente no se encuentra ni al extremo
científico ni al extremo ideológico, sino entre los dos polos.
Una persona puede ser científico en su pensamiento sobre
ciertos aspectos de la vida o el mundo e ideológico sobre
otros. La persona con inclinación científica, no obstante,
tiene que aceptar ciertas “verdades” en su pensamiento
o análisis, entre otras cosas porque simplemente no tiene
tiempo ni recursos, para sujetar todo lo que cree o acepta
como probable con respecto al análisis científico.
Dicho esto, siempre existen diferencias típicas entre
las personas que se dejan guiar más por los principios
científicos y los que tienden a ser ideólogos. Por una parte,
los primeros típicamente entienden mejor que los segundos
cómo funciona el proceso de acumulación de conocimientos
en cualquier campo. Si una persona no puede explicar cómo
es el proceso científico, es improbable que en el subcons-
ciente siga esos principios en su pensamiento.
¿para qué sirve la teoría económica? 27

De otra parte, los primeros están con frecuencia más


dispuestos que los segundos al trabajo arduo que implica
seguir el proceso científico; este último grupo incluye mu-
cha gente que sufre de un tipo de pereza mental, quieren
poder opinar sin hacer el trabajo necesario para llegar a
conclusiones confiables.
Algunos ideólogos tienen sus creencias por herencia,
porque no han oído otros puntos de vista, o bien porque
esos puntos de vista les convienen por razones personales.
Otra diferencia fuerte entre los científicos y los ideólogos
reside en la cautela intelectual de los primeros vs. la confian-
za de los segundos. Esa (sobre) confianza está en general
correlacionada con una falta de capacidad intelectual como
para entender el proceso científico o la pereza intelectual
ya comentada. El contraste entre los dos procesos intelec-
tuales origina con frecuencia una asimetría en los debates
económicos.
Cuando surge un nuevo tema de debate, los ideólogos
de inmediato se pronuncian sobre éste, porque su creencia
no se basa en el análisis científico sino en alguna otra cosa,
mientras los científicos, casi que por definición, no pueden
opinar con rapidez porque analizar el tema les toma tiempo.
Finalmente, es importante observar que los ideólogos,
por la misma naturaleza simple de su pensamiento, tienen
una fuerte tendencia a expresar los puntos del debate en
una forma demasiado simple, como si fuera necesario
escoger entre mercados y el Estado como orientadores de
los procesos económicos.
El científico típicamente tiene una visión más complica-
da y de más matices, y el tema, expresado en los términos
que él escoge podría ser algo como “¿para cuáles desafíos de
una economía es mejor basarse en mercados y para cuáles
28 albert berry

en el manejo o la intervención estatal?”, o bien ¿cuáles son


las óptimas combinaciones de elementos de mercado y
de elementos estatales (como regulación, etcétera) para
resolver un cierto desafío económico? En parte porque su
visión de la realidad es más complicada, el científico siem-
pre piensa en términos de probabilidades, consciente de la
imprecisión de sus análisis.
Una tercera categoría de personas que opinan sobre los
temas económicos son los “comprados”, quienes por avan-
zar en su condición personal económica están dispuestos
a decir lo que les piden los intereses de quienes detentan
el poder, sin importar la veracidad de lo que dicen. Estos
forman un grupo considerable entre aquellos que debaten
cualquier tema económico. Se debe notar que hay muchas
personas que combinen algo de independencia intelectual
con algo de “comprado”.
En resumen, yo diría que la disciplina económica es
una ciencia cuando quien la ejerce es un científico, mas
no cuando la hace un ideólogo o un “comprado”. En ese
sentido la diferencia importante no es entre disciplinas
sino entre dos (o más) tipos de comportamiento intelec-
tual. Entre otras cosas la idea de que una ciencia natural
como la física es más precisa que la economía depende
en cada una de estas disciplinas de los temas bajo discu-
sión. En cuanto a los temas fronterizos, los físicos especu-
lan mucho, igual que nosotros los economistas. Aunque los
químicos pueden aprovechar con frecuencia experimentos
de laboratorio muy bien controlados, los astrónomos no.
Infortunadamente, el hecho de que ciertos economistas
son científicos no necesariamente deja claro el camino para
esos políticos y otros al cuidado de la política económica y
que además quieren actuar en forma responsable a favor de
¿para qué sirve la teoría económica? 29

los ciudadanos. Se trata del problema del “no economista”


o el “no científico”, en cuanto a identificar quién es quién
entre los grupos con diferentes puntos de vista sobre un
tema dado. Algunos son capaces de detectar el pensamiento
científico del no científico, pero para otros esa tarea resulta
muy difícil o imposible, con el resultado de que un político
deseoso de hacer lo mejor para su país termina bajo influen-
cia de personas incompetentes.
Entre los debates importantes en los cuales figuran los
tres grupos ya mencionados, se destaca el debate: “merca-
do vs. Estado”; éste es ante todo un debate entre personas
de poca formación económica y con una mayor tendencia
acentuada hacia lo ideológico. Cualquier persona en su juicio
sabe que existen muchas imperfecciones en la gran mayoría
de los mercados: decir que los mercados por lo general fun-
cionan muy bien cuando los dejamos libres es desconocer la
realidad empírica de la presencia de monopolios-oligopolios,
sobre la falta completa de información por parte de muchos
agentes económicos, sobre la existencia de muchas exter-
nalidades y de varios bienes públicos.
Por otra parte, cuando la persona considera que las
instituciones del Estado siempre funcionan bien, es igual-
mente ciego a la corrupción, la incompetencia y la men-
talidad burocrática, etcétera. El debate serio lo mantienen
personas que aceptan la existencia de visiones alternativas
en ambos extremos de esta gama mercado-Estado. Empero,
éstas visiones son por lo general poco exitosas, y por ello,
la tarea de quien trata de opinar en forma inteligente sobre
éstos asuntos, es decidir cuál opción es la menos mala, in-
fortunadamente no es muy frecuente en nuestra profesión.
Por ejemplo, en la cuestión del libre comercio internacional,
el que arguye a favor de la protección tiene que defenderse
30 albert berry

en contra del argumento, con frecuencia válido, que el


Estado no va a poder llevar a cabo una política económica
para favorecer la pequeña industria en forma eficiente y
balanceada.
De igual modo, el que ataca la protección no lo debe
hacer con argumentos económicos; nadie que haya mirado
la nueva teoría de la organización industrial y su implemen-
tación y utilización en la teoría de comercio internacional
podría pensar que el libre comercio nos da lo óptimo
imaginable. Sabemos que los mercados libres tienden con
frecuencia hacia mercados imperfectos; los agentes de la
vida real, buscan crear y aprovechar el poder del mercado.
La competencia perfecta que siempre nos gusta a los econo-
mistas como aparato teórico, no complace para nada a las
empresas orientadas con mucha creatividad a acabar con
ella. Sabemos que el resultado del libre comercio no será
el mejor de los mundos que predice la teoría vieja y simple
del comercio internacional, sino algo menos deseable y más
complicado de analizar.
Quien prefiere o desdeña una política de libre comercio
en forma intelectualmente seria, lo debe hacer con una com-
binación de argumentos que dan luz sobre qué tan bueno
o malo funciona un mercado con ciertas imperfecciones
identificadas y analizadas y qué tan bueno o malo sería la
probable actuación del Estado si su intervención es para
favorecer a ciertas actividades vs. otras.
El debate “mercados vs. Estado” con frecuencia sufre de
otro defecto aún más grave que no reconoce las debilidades
serias de cualquiera de las dos alternativas. Es el de enfatizar
el contraste natural entre esas dos opciones y no analizar
con igual atención el hecho de que en unos aspectos muy
¿para qué sirve la teoría económica? 31

importantes se complementan1. Como han notado muchas


personas, los mejores mercados tienden a ser los que ope-
ran bajo unas instituciones que regulan su comportamiento
y los orientan en caminos socialmente deseables. Así, un
mercado que funciona muy mal es un mercado en que ni el
Estado ni la sociedad ponen obstáculos al robo, el engaño
o la corrupción.
Un mercado que funciona bien es aquel en el cual las
empresas no tienen que preocuparse de esos problemas ni
podrían aumentar sus utilidades aprovechando tales prác-
ticas. Muchos han identificado a Singapur como el país en
que los mercados funcionan a su máximo potencial. Ese país
tiene un Estado relativamente pequeño pero muy eficiente
y honesto, que ejerce un control sobre posibles comporta-
mientos indeseables por parte de las empresas privadas,
pero a la vez las apoya en cuanto a infraestructura y otros
requerimientos para un sector privado eficiente.
De Taiwán, por ejemplo, se ha dicho que el gran éxito
de las pymes del sector manufacturero se debe en parte al
hecho de que la sociedad ejerce un control informal (junto
con el control más formal del Estado y el sistema judicial),
que limita el engaño y la deshonestidad en las relaciones
entre empresas. Así que cuando los costos de transacciones
son bajos, las empresas pueden aprovechar cualquier inter-
cambio económico que les facilita un beneficio para ambas
partes, situación que no ocurre cuando las empresas tienen
que preocuparse mucho por un posible engaño de la otra
empresa, engaños que no se pueden resolver ni evitar por

1  La discusión de Lindblom (1977) sobre los respectivos papeles de los mercados y


el Estado es incisivo.
32 albert berry

la presencia del sistema tradicional de justicia, ya que este


sistema resulta en exceso costoso.
En algunos casos el mercado libre es superior a un
manejo con participación estatal con respecto al compor-
tamiento del pib, pero a veces ese resultado favorable viene
acompañado por una desigualdad alta, que una sociedad
sana y generosa no acepta sin ajustes. En ese caso el Estado
tiene que intervenir de una manera u otra.
La crisis económica mundial desatada por Wall Street
en 2007 es un caso extremo con respecto a la ineficiencia
de un mercado insuficientemente regulado. Esta experien-
cia podría considerase coyuntural en cierto sentido –fue
resultado de una serie de condiciones coyunturales y otra
serie de condiciones más crónicas–. Pero este tipo de crisis
podría también interpretarse como estructural en el sentido
de que de la política económica de un país en que el nivel
del debate político sobre el papel de mercados y del Estado
como regulador es bajo, abre precisamente la puerta para
este tipo de crisis.
Muchos han comentado que la combinación de manio-
bras de alto riesgo y la falta de regulaciones para contralarlas
tendría tarde o temprano que producir una crisis. Es decir,
el episodio fue coyuntural en el sentido de que el momento
dependió de ciertas condiciones no crónicas, pero el estado
de las instituciones y el comportamiento que lo permitieron
fue un Estado crónico con una regulación deficiente, que
aseguró o al menos eventualmente permitió, el estallido
de la crisis.
Para mí los mercados financieros constituyen tal vez
el desafío más grande a un manejo competente de las
economías industrializadas, especialmente en el caso de
Estados Unidos, dado su peso en la economía mundial y
¿para qué sirve la teoría económica? 33

su tendencia a correr riesgos fuertes por el bajo nivel y mal


diseño de las regulaciones alrededor de ese sector. Empe-
zamos con el hecho de que la contribución económica de
algunos componentes del sistema financiero está abierta a
dudas. Como se ha dicho, el sistema financiero combina
la función de intermediario entre los que ahorran y los que
invierten (función que a veces lleva a cabo en forma más o
menos eficiente, pero otras no)2, y la función de un casino
en que mucha gente apuesta, con algunos ganadores y otros
perdedores. Supuestamente la primera función tiene un
impacto positivo sobre la economía y el pib, mientras que la
segunda, constituye no más que un sistema de transferencia
de riqueza entre actores, normalmente favoreciendo a los
que más entienden el sistema y los que lo saben manipular,
entre otras cosas.
Por su naturaleza este segundo componente represen-
ta peligros a la estabilidad macroeconómica, como clara-
mente se ha visto en los últimos años. Hay quienes dicen
que en el mejor de los casos los activos financieros más
modernos y complicados pueden contribuir a la eficiencia
general de una economía. Nadie sabe a ciencia cierta si eso
es el caso o en qué grado. Pero se me hace que tal beneficio
es probablemente muy pequeño; me sorprendería si ese
beneficio fuera a superar la mitad de un por ciento del pib.
Por otra parte, el daño resultante de la inestabilidad del
sistema financiero llega a un porcentaje alto del pib cuando

2  Este sector está lleno del uso y abuso del poder monopólico y de trucos para au-
mentar sus utilidades. El manejo del high frequency trading, a través del cual unas ins-
tituciones han podido insertarse entre el lado de demanda de activos financieros y de
oferta para sacar un beneficio financiero puramente del uso de su poder monopólico y
sin agregar ningún valor, es tal vez representativa de mucha otras maniobras y formas
de aprovechamiento de un mercado sumamente imperfecto (Lewis, 2014).
34 albert berry

se acumula a través de los años durante los cuales se siente


su impacto.
En otras palabras, el impacto neto de las innovaciones
más modernas del sistema financiero ha sido fuertemente
negativo en estos últimos años. La pregunta entonces es
¿por qué los gobernantes han permitido que ese mercado
llegue a una condición tan peligrosa? La respuesta es en
parte técnica, pero sobre todo política.
Frente a una tasa rápida de innovación financiera en
la forma de los activos complicados y poco transparentes
y la falta de capacidad de predecir el comportamiento de
algunos actores del sistema, fue difícil para los economistas
especializados en el tema estimar el peligro implícito en
esas tendencias; hacía su ingreso también el pensamiento,
especialmente en Estados Unidos, sobre la idea que los
mercados siempre funcionan bien y es mejor mientras
menos controles tengan. Durante el gobierno de Reagan,
proponente de ese punto de vista, se reemplazó como jefe
del Federal Reserve System a un economista muy capaz,
Paul Volker, por uno de mucho menos estatura y capacidad
analítica, Alan Greenspan.
También, hubo relativamente poco análisis económico
serio alrededor de esta industria y la legislación que la contro-
laba; al mando de las decisiones figuraban con más peso los
abogados y especialistas en finanzas que los economistas3.
Finalmente, uno de los factores más importantes ha
sido el poder político de los intereses financieros, que se
defienden fuertemente en contra de la intervención estatal
en la forma de regulaciones y controles. Aún después de

3  Hace años el conocido economista norteamericano William Baumol comentó des-


pués de leer un análisis de evaluación de la bolsa de Nueva York que de las más de mil
páginas del informe, casi no había una sola de análisis económico.
¿para qué sirve la teoría económica? 35

la crisis y lo obvio del comportamiento peligroso de los


actores de ese mundo y del daño enorme que ha resultado,
fue impresionante la defensa montada por este sector en
contra de regulaciones más fuertes.

Eficiencia económica estrecha vs. eficiencia


económica amplia: exclusión de las variables no
económicas del análisis

La economía como disciplina académica ha sufrido una


tendencia a priorizar el pib y el crecimiento de esa variable
sobre casi todas las otras variables económicas4, como la
desigualdad y la pobreza, el medio ambiente y la calidad
del empleo. Esta tendencia tiene explicaciones prácticas –el
análisis se vuelve más difícil cuando se intentan diseñar
políticas dirigidas simultáneamente a mejorar el compor-
tamiento de cada una y de una serie de variables–. Pero
el hecho de ser difícil, no es una excusa adecuada por
haber dejado de lado con tanta frecuencia las variables
fuera del pib. En parte como resultado del enfoque sobre
el pib, se tiene un aparato teórico que sirve de guía en el
diseño de la política dirigida hacia esa variable, pero por
no tomarlas igualmente en serio hacen falta teorías de
igual sofisticación para variables como el empleo decente
y la desigualdad. Hay intereses políticos que favorecen
el enfoque sobre una variable y no sobre otras; los que
favorecen el enfoque pib, típicamente se ponen al lado del
poder de las empresas.

4  La otra variable que tal vez más atención recibe es la estabilidad macroeconómica y
de precios, que se toma en cuenta a través de la política monetaria y fiscal.
36 albert berry

El concepto de eficiencia económica, concepto que apli-


camos continuamente en mi disciplina, tiene como punto
de referencia el nivel del pib. A pesar de su uso universal,
muchas personas, e incluso hasta muchos economistas,
no entienden muy bien lo que quiere decir ni cuáles son las
definiciones prácticas más interesantes. En este contexto es
útil distinguir dos conceptos de eficiencia económica, uno
que se puede denominar “eficiencia económica estrecha”,
y otro “eficiencia económica amplia”.
El concepto estrecho de eficiencia económica corres-
ponde a lo que utilizamos típicamente en la disciplina: una
unidad –puede ser una finca o una empresa– es eficiente
si su existencia tiene el efecto de aumentar el pib, cuyo nivel
se toma como el objetivo implícito de cualquier política que
busca esta forma de eficiencia.
En la práctica, cuando estamos comparando unidades
productoras con este objetivo en mente, lo que normalmen-
te utilizamos es el concepto de la productividad de todos los
factores (ptf), o sea la razón entre el valor de producción
(numerador) y la suma del valor de cada insumo (denomi-
nador); una unidad es “eficiente” en este sentido si el valor
de producción supera los costos de todos los factores suma-
dos, y mientras más alta esta razón más eficiente la empresa.
Sin embargo, hay un problema teórico en el uso de este
concepto, porque los precios de mercado de cada factor,
especialmente de la mano de obra y el capital, con frecuencia
no corresponden a su costo real en términos económicos
(o sea su costo de oportunidad). El caso más obvio de este
problema ocurre bajo condiciones de un “exceso de mano
de obra” (Lewis, 1954). En su observación de muchas eco-
nomías en desarrollo, Lewis concluyó que con frecuencia
el costo de oportunidad de la mano de obra se aproxima a
¿para qué sirve la teoría económica? 37

cero. El ejemplo más fácil para ilustrar esta situación es: si


tenemos una economía con 20% de desempleo, ¿cuál es el
costo para la economía de crear un puesto de trabajo a un
desempleado? El costo, con referencia a la producción que
él estaba realizando antes de tomar este puesto, es cero.
El costo de oportunidad de la mano de obra tiene
pertinencia especial cuando queremos medir la eficiencia
estrecha de empresas intensivas en su uso de esa varia-
ble, tales como las unidades de la agricultura familiar. En
el sector agropecuario el caso típico es que en promedio
las pequeños unidades familiares alcanzan niveles de
productividad de la tierra, superiores a los de las unidades
grandes, mientras que la productividad por trabajador sube
con el tamaño.
En una economía en que las opciones alternativas de la
mano de obra son escasas, así que su costo de oportunidad
es bajo, la eficiencia económica estrecha se aproxima a la
productividad de la tierra y la pequeña agricultura familiar
tiene la ventaja sobre las unidades de mayor tamaño5. In-
fortunadamente, esta frecuente ventaja de los pequeños es
poco conocida por los economistas y otros expertos que no
trabajan en esta área.
En términos más generales, estamos más y más cons-
cientes, aún los economistas que somos muy simplistas en
nuestro uso de los conceptos económicos, que aumentar el
pib no puede ser el único objetivo económico de cualquier
sociedad sana, porque al maximizar solo el pib, estamos
asignando cero importancia al empleo, a la distribución del
ingreso, o al medio ambiente, e incluso tenemos una visión
sumamente estrecha, incompleta y equivocada. Entonces,

5  Cuando la mano de obra es escasa, todo esto cambia.


38 albert berry

en cualquier mundo intelectual serio, tenemos que decir


como economistas que nuestros objetivos incluyen otros
objetivos más allá de solo aumentar el pib; nos preocupa
también el empleo, alcanzar una distribución de ingreso
menos desigual y actuar en una forma tal que el impacto
de las actividades económicas sobre el medio ambiente sea
lo menos negativo posible.
Cuando empezamos a introducir en nuestro pensa-
miento estos otros objetivos económicos y así nos esforza-
mos a buscar políticas que nos den buenos resultados para
cada uno de estas variables –el pib, empleo, distribución
de ingreso e impacto en el medio ambiente– el análisis se
reequilibra de una forma más compleja. Cambia de una
manera bastante obvia el análisis de las ventajas relativas
por ejemplo de la agricultura pequeña familiar (que genera
mucho empleo, reduce la pobreza) versus la grande empre-
sarial, o de una industria que contamina mucho el medio
ambiente versus otra que no.
Son las variables antes mencionadas que se incluyen
en el concepto “eficiencia económica amplia”. Cuando hace-
mos la pregunta si es más eficiente en este sentido general la
pequeña agricultura –siempre en un sentido económico por-
que el empleo es un objetivo económico, la distribución del
ingreso también– cuando hacemos el cálculo con referencia
a estas otras variables, la ventaja de la pequeña aumenta e
incluso aumenta mucho, especialmente en relación con el
objetivo de elevar el nivel de empleo. Este es el caso de la
agricultura en Colombia; cuando se refiere al empleo, la gran
agricultura contribuye poco y la pequeña mucho.
Cualquier cálculo, tomando todos estos objetivos en
cuenta, es un poco complicado porque se tiene que ponderar
(asignar una importancia relativa) a los diferentes objetivos.
¿para qué sirve la teoría económica? 39

La pequeña agricultura es más o menos igual a la grande


en cuanto a la eficiencia económica estrecha. Le lleva una
gran ventaja sobre la gran agricultura cuando se incluyen
las otras variables, especialmente empleo.
Para ampliar la discusión un poco, la distribución de
ingresos en países como Ecuador y Colombia se determina
en buena parte en el mercado de trabajo porque si la de-
manda es baja, el salario es bajo, y la distribución termina
siendo muy desigual. Entonces, el secreto número uno para
que un país salga con una distribución no muy desigual es
tener una capacidad de generar mucho empleo. Si sube el
salario en toda la economía –agricultura y otros sectores–
se disminuye la brecha entre los ricos y los pobres. Es el
punto número uno para entender la distribución del ingreso.
Reconocer cuáles variables fuera del pib son importantes es
reconocer que el patrón del crecimiento puede ser igual o
más importante que la tasa.
Por su parte, en cuanto a la inclusión de variables no
económicas junto con variables económicas en los análisis
de los economistas es aún menos frecuente que la de varia-
bles económicas fuera del pib y la estabilidad macroeconómi-
ca. Los argumentos y los patronos históricos que favorecen
una perspectiva estrecha son más fuertes que en el caso
de las variables económicas fuera del pib, pero del mismo
carácter cualitativo. Su inclusión complica el análisis, no
existe mucha teoría fácilmente accesible que nos ayude en
el diseño de hipótesis, la información estadística es menos
abundante, y como siempre el análisis se complica cuando
aumenta el número de variables-objetivos.
Aunque podría ser más fácil hacer el análisis económico
limitado estrictamente a las variables económicas, esperan-
do que posteriormente se podrían integrar esos resultados
40 albert berry

con los del análisis sociológico, político, psicólogo, etcéte-


ra, en el proceso de diseñar políticas de mayor alcance, y
dado que esta forma de proceder tiene la ventaja de poder
aprovechar la especialización de los distintos expertos de
cada grupo, sufre la falla de que si las variables económi-
cas tienen un impacto sobre las variables psicológicas, por
ejemplo, y viceversa, entonces resulta ineficiente y peligroso
separar los análisis y las políticas en el grado al cual nos
hemos acostumbrado, que no va más allá de trabajar la
información existente.
Si el desempleo tiene fuertes impactos psicológicos
sobre los que lo sufren (lo que nos dicen los estudios del
tema), entonces esos costo se deben tener en cuenta en el
análisis y en la política económica. Si la salud psicológica
de la gente impacta su comportamiento económico, esos
beneficios económicos también se deben tomar en cuenta
en los análisis de beneficio-costo del sistema de tratamiento
psicológico, a pesar de sus complejidades.
Hay un peligro obvio en ampliar mucho el horizonte de
cualquier análisis en términos del número y la naturaleza de
las variables –en ese caso el analista puede ser experto en
su entendimiento de alguna área, pero puede saber poco de
otras–, podría llegar así a unas conclusiones hasta extrañas
y equivocadas. Pero no hay alternativa hacia la cual mover-
nos en esta dirección. Un análisis multidisciplinario pero,
a la vez, sofisticado normalmente tiene que ser fruto de un
esfuerzo en común y bien integrado entre especialistas de
campos muy distintos, como economía y psicología. Para
que se multipliquen tales estudios podrían requerirse unas
reformas de las instituciones que llevan a cabo las investi-
gaciones científicas.
¿para qué sirve la teoría económica? 41

No obstante las muchas dificultades, se han presenta-


do avances en cuanto a esta integración de áreas durante las
últimas décadas; más economistas han integrado algunas
variables no económicas con las económicas en sus aná-
lisis (Easterlin, 1974 y Blanchflower y Oswald, 2004), y un
grupo de otros –tal vez más grande pero no se sabe qué tan
grande–, toma en serio esa necesidad, pero no han llegado
al punto de incorporar las variables no económicas en su
propio pensamiento.
Mientras tanto la mayoría de economistas académicos
y aún más los no académicos siguen limitándose estricta-
mente a las variables económicas. Es de suponer que este
balance seguirá cambiando a favor de la integración, pero
podría tomar mucho tiempo.
Entre los economistas –especialmente los académi-
cos– existe un grado alto de especialización, que probable-
mente va en contra de esta ampliación del horizonte. Los
problemas de medición han sido un obstáculo, pero uno
gradualmente está cediendo frente a la producción de más
datos sobre ese bienestar, reflejado ahora en el informe
anual sobre la felicidad. A pesar de las barreas, ya tenemos
un país (Bután) que identifica como variable esencial la
“felicidad bruta nacional”.
El informe anual del Programa de las Naciones Unidas
para el Desarrollo (pnud) sobre el desarrollo humano ha
contribuido a esa ampliación; tenemos un reconocimiento
por parte de varios políticos que hay un valor político en que
su país quede situado en un lugar alto en la jerarquía de
éxito en el desarrollo humano, según ese mismo informe.
El informe Stiglitz-Sen-Fitoussi representa uno de los
pasos recientes en cuanto al reconocimiento por parte de
42 albert berry

un segmento de los economistas de que se debe ampliar de


esta forma el horizonte de acción. Tal reconocimiento tiene
raíces muy atrás, pero tomó un giro hacia adelante desde
los años 1970, cuando autores como Easterlin (1974), nos
dijeron que posiblemente el crecimiento económico no nos
estaba rindiendo mucho en términos del bienestar social.
En el peor de los casos, podría ser que hemos estado
buscando con todo vigor un crecimiento económico que
trae pocos beneficios humanos, pero que mientras tanto
arruina el planeta. De esto sale la imagen de la raza humana
avanzando como un caballo que no mira ni para un lado ni
para el otro, mientras se acerca al abismo.
La razón principal por la cual la felicidad promedio a
veces no avanza con el crecimiento económico está en la
importancia que le da mucha gente a su posición relativa
con respecto a otros (en términos económicos y sociales,
etcétera). Así las cosas el crecimiento económico puede
ser, a fin de cuentas un juego de suma cero. Queda la posi-
bilidad de que el crecimiento es condición necesaria, pero
no suficiente, al aumento de bienestar. En algunos países
es probable que sí, pero en la mayoría es probable que no.
Una integración coherente y seria de las otras variables
económicas (tales como el empleo y la distribución del
ingreso) es poco frecuente, y aún menos las variables no
económicas, como el grado de inclusión o exclusión social,
los efectos psicológicos del trabajo y el desempleo, etcétera.
Estas tendencias son resultado de una seria de factores
técnicos, políticos y de otra índole (Berry, 2014).
¿para qué sirve la teoría económica? 43

¿Cuánto conocemos los economistas?

Como en cualquier otra disciplina lo que una persona “co-


noce” como “hecho” otra persona lo niega, así que la res-
puesta a la pregunta “¿cuánto sabemos?” depende mucho
de la persona. Los ideólogos piensan que sabemos mucho
(o por lo menos que ellos saben mucho), mientras los cien-
tíficos opinan que sabemos menos y lo que ellos piensan
saber lo describen típicamente en términos de intervalos de
confianza, de notas de pie de página y de cualificaciones. Si
uno se concentra en lo que “conocen” los economistas más
científicos, creo que es bastante, no solamente sobre los
determinantes del comportamiento del pib, sino también
sobre los de la desigualdad, de la demanda de la mano de
obra y de la contaminación ambiental, etcétera.
Una parte preocupante de lo que se sabe, no entra con
mucha frecuencia en el diseño de las políticas económicas,
porque los responsables de las decisiones desconocen los
hechos o porque las fuerzas políticas en contra son muy
fuertes. Entre los ejemplos sobresalientes de este fenómeno,
se encuentran:

a. Mucha gente piensa que una distribución igualitaria


del ingreso constituye en la mayoría de los casos un
obstáculo al crecimiento económico. Aunque esta
idea tenía cierto peso entre los investigadores de hace
treinta o cuarenta años, ya son pocos los expertos
que la toman en serio, en buena parte porque los
análisis econométricos de las últimas dos décadas lo
contradicen.
b. Hay quienes piensan que las unidades grandes
del sector agropecuario son más eficientes que las
44 albert berry

pequeñas, basando en parte su punto de vista en una


creencia sobre la presencia general de tales economías
de escala, frecuentemente acompañada por una falta
de entendimiento a fondo del concepto de eficiencia
y de conocimiento de los datos sobre el tema. Los
análisis empíricos por lo general refutan esta creencia,
especialmente en países en desarrollo.
c. Algunas personas piensan que los beneficios de un
crecimiento económico experimentado en primer lu-
gar por los grupos de mayores ingresos nunca filtran
hacia los de abajo. La evidencia también contradice
esta hipótesis, por lo menos en su forma extrema.
d. Sabemos que el crecimiento económico no necesa-
riamente contribuye a la felicidad de la gente. Como
decía hace varios años el expresidente Virgilio Barco,
para resolver los problemas de Colombia se tendría
que cambiar la mentalidad de los colombianos en
ciertos aspectos. Tal conclusión puede ser aplicable
a muchos países. Hay que ir buscando un cambio de
mentalidad para poder construir una buena sociedad
a partir del crecimiento económico.

Políticas para mejorar el comportamiento


de la economía colombiana

El análisis económico, aunque no nos deja con una visión


clara sobre la política óptima en todas las áreas, si nos
enseña mucho en algunas.

a. La importancia de ciertos bienes públicos (bienes


que por definición no se van a producir en cantidades
¿para qué sirve la teoría económica? 45

adecuadas por el sector privado). Posiblemente el


mayor error de la política económica del último medio
siglo en Colombia ha sido el debilitamiento del siste-
ma de apoyo tecnológico a la agricultura familiar. Los
países más exitosos en cuanto al patrón y rapidez del
crecimiento agropecuario han tomado muy en serio
la producción de este bien público. No hay otro gasto
en las economías en desarrollo que rinda igual a la
inversión en generación de nuevas tecnologías –con
frecuencia entre 40 y 70% anual, según Evenson
(2008)–.
b. El daño ambiental, junto con otras externalidades
negativas se debe limitar a través de un sistema de
prohibiciones o de impuestos (según cuál de éstas
sea lo más fácil de implementar en forma eficiente),
porque si no la sociedad termina perdiendo mucho
por no corregir un sistema de incentivos perjudicial
(al no cobrarle nada a quienes contribuyen al daño
ambiental).
c. La falta de una política seria de empleo puede tener un
costo muy alto en cuanto al bienestar de la sociedad.
En Colombia esto es de especial importancia dado el
doble peligro a la generación adecuada de empleo que
resulta, entre otras cosas, de un subdimensionamien-
to de la agricultura familiar (resultado de la violencia,
el desplazamiento y la falta de apoyo público a este
sector) y del crecimiento del sector minero que, junto
con sus varias amenazas ambientales, conlleva un
efecto negativo sobre el mercado laboral, a no ser que
una política sofisticada contrarreste este efecto.
d. El desperdicio económico que resulta de un sis-
tema disfuncional de gobierno local que, con la
46 albert berry

descentralización de la Constitución de 1991 y la


corrupción e incompetencia de muchos de estos go-
biernos, ha hecho que el desarrollo rural en muchas
regiones del país sea muy ineficiente, sesgado y lento.
Existen diferentes categorías de corrupción, algunas
de las cuales no hacen mucho daño ni al crecimiento
ni a la equidad, como tampoco al sentido de injusticia
que puede experimentar la gente. Infortunadamente,
las formas que existen en muchas localidades princi-
palmente rurales de Colombia, no obstante, parecen
tener altos costos en términos del crecimiento (espe-
cialmente de la agricultura familiar), de la desigualdad
(porque va acompañada por el nepotismo, el despojo
violento y otras patologías), y de la justicia y los dere-
chos humanos. En otras palabras éstas son las peores
formas de corrupción que existen en el mundo.
¿para qué sirve la teoría económica? 47

Referencias bibliográficas
Blanchflower, David G. y Oswald, Andrew J. 2004. Well-being
over time in Britain and the usa. Journal of Public Economics,
88, 1359-1386.
Easterlin, Richard A. 1974. Does Economic Growth Improve the
Human Lot? En: Paul A. David y Melvin W. Reder (eds.) Nations
and Households in Economic Growth: Essays in Honor of Moses
Abramovitz. New York: Academic Press, Inc.
Evenson, Robert E. 2008. The Green Revolution. En: Amitava
Krishna Dutt y Jaime Ros (eds.) International Handbook of
Development Economics, 1. Cheltenham, UK and Northamp-
ton, US: Edward Elgar.
Lewis, W. Arthur. 1954. Economic Development with Unlimited
Supplies of Labour. The Manchester School, 22, Issue 2.
Lewis, Michael. 2014. Flash Boys: A Wall Street Revolt. New York:
W. W. Norton.
Le Lindblom, Charles E. 1977. Politics and Markets: The World’s
Political-Economic Systems. New York: Basic Books.
Fabio Giraldo Isaza

Economista de la Universidad Externado de Colombia. Posgrado


en Economía en la Universidad de los Andes. Se dedica a activi-
dades de consultoría pública y privada en temas relacionados con
la vivienda, la construcción, la ciudad y el hábitat. Ha sido director
de Planeación y Presupuesto del desaparecido Instituto de Crédito
Territorial; vicepresidente técnico de la Cámara Colombiana de la
Construcción (Camacol); director ejecutivo del Centro Nacional de
Desarrollo Urbano (Cenac); presidente y experto de la Comisión
de Regulación de Agua Potable y Saneamiento Básico (cra); vice-
ministro de Desarrollo, Vivienda y Agua Potable; coordinador del
Programa de Naciones Unidas un-Hábitat en Colombia; profesor
y conferencista en varias universidades de Colombia y el exterior;
consultor del Banco Mundial, Organización Mundial de la Salud
(oms), Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (pnud),
y Oficina Regional para América Latina y el Caribe del Programa de
Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (un-Hábitat).
Entre sus obras se destacan: El upac: la política económica
y la construcción 1970-1987 (Camacol, 1987); Reforma urbana y
desarrollo social (Camacol, 1989); La política y la ciudad (esap,
1997); Ciudad y crisis: ¿hacia un nuevo paradigma? (Tercer Mundo,
1999); Hábitat y desarrollo humano (un-Hábitat y Cenac, 2004);
Hábitat y pobreza, los Objetivos de Desarrollo del Milenio desde la
ciudad (director, un-Hábitat, 2006); Urbanización para el desarrollo
humano (director, un-Hábitat, 2009), y Bogotá: las políticas públicas
y la ciudad (coautor, acce, 2013).
Política y economía:
la incertidumbre entre
ideología y ciencia

Fabio Giraldo Isaza*

Desde una perspectiva social, no solamente económica,


es posible señalar como la crisis económica mundial que
se desencadenó en Estados Unidos en 2007 es al mismo
tiempo estructural y sistémica, coyuntural y pasajera. Esta
forma de abordar la reciente crisis del sistema capitalista,
trasciende no solo la manera convencional de hacerle frente
a los problemas económicos, sino que considera a la econo-
mía como una disciplina involucrada profundamente en los
asuntos políticos, oscilando en forma compleja alrededor
de la ideología y la ciencia.
Para tener una mejor comprensión de esta afirma-
ción, es bueno precisar la crisis cuando la definimos como
estructural; ésta es imposible de ser reducida a una crisis
causada únicamente por factores económicos, o de coyun-
tura. Como crisis estructural, es sistémica, que involucra
a todas las dimensiones de la sociedad, y no como ocurre
en las crisis coyunturales, cuyo epicentro es por lo general
económico, impidiendo “ver” la presencia de crisis más
*   Abordamos algunas de las preguntas haciendo énfasis sobre los puntos que consi-
dero centrales en la discusión del temario propuesto.
50 fabio giraldo isaza

profundas ocasionadas por severas fallas en la estructura


y ordenamiento institucional, afectando al conjunto de
las dimensiones societarias, tanto individuales como co-
lectivas: generacional, política, medio ambiental, cultural,
entre otras.

La crisis actual se debe a las tendencias destructivas por las


dinámicas de un capitalismo desregulado global, basado
en un mercado financiero sin restricciones, compuesto
por redes informáticas globales y alimentadas por una
generación incesante de valores sintéticos como fuente de
acumulación y de préstamos de capital (Castell, Caraça y
Cardoso, 2013: 22).

Por ello, es en la economía del capitalismo global


informacional (Castell, 1997, 2000), que se ha venido im-
plementando en las últimas tres décadas, en la cual la crisis
se ha manifestado con mayor fuerza. No podía ser de otra
manera: lo económico condiciona hoy en gran medida lo
que ocurre en la sociedad; ella en cuanto histórica, es en sus
propias condiciones de existencia, indeterminada; por ello, la
distinción entre condicionado y determinado es crucial para
no caer en la trampa de querer reducirla a solo un análisis
racional, tal como se hace cada vez con mayor fuerza en
la sociedad creada por la filosofía política del liberalismo.
Desde sus “inicios” esta sociedad, en especial cuando
se han presentado los hechos ocurridos en desarrollo de las
grandes revoluciones, ha estado oscilando en la tensión de
fuerzas entre lo individual y lo colectivo, sin las cuales es
imposible pensar su modo de ser: la revolución política en
la Francia de 1789 con todas sus tensiones y disputas; las
política y economía: la incertidumbre entre ideología y ciencia 51

revoluciones inglesas, en particular la conocida como Revo-


lución Industrial del último cuarto del siglo xviii; y también
la norteamericana de 1776; las cuales fueron la base de “la
mano invisible” y los marcos constitucionales que rigen la
actual sociedad.
Es sabido que los economistas se han pasado desde
la publicación de La riqueza de las naciones, discutiendo el
presupuesto teórico-filosófico liberal de la mano invisible,
tratando de demostrarlo científicamente a través de resul-
tados concretos. En los tiempos que corren, los anarquistas
neoliberales, en su galimatías filosófico en el que superpo-
nen medios y fines, teoría y práctica, apoyados en la “verdad”
de la ciencia determinista, pretenden demostrar la validez
de su proyecto político ideológico con su oxímoron favorito:
los mercados autorregulados.
La profunda regresión ideológica en que se encuentra
inmersa la sociedad, tomando gran fuerza política con los
gobiernos de Thatcher y Reagan, casi ha logrado conven-
cerla de esta idea, ocultando no solamente su profunda re-
gresión ideológica y por tanto política, sino su idea nuclear:
el capitalismo como un régimen social que produce una
ideología, según la cual, él mismo sería “racional” (Casto-
riadis, 1999: 66). Este enmascaramiento filosófico-político,
impide en muchos casos comprender una idea básica para
entender las relaciones entre derecho-economía y política:
el ser humano ha creado la institución y en ella, él se crea
a sí mismo.
La mano invisible oculta para muchos, incluido in-
fortunadamente el propio Marx, la institución social del
mercado como creación humana, y para la comprensión
adecuada del capitalismo económico y político liberal, lo
52 fabio giraldo isaza

explica el desarrollo filosófico-antropológico del gran his-


toriador Karl Polanyi:

La historia económica muestra que los mercados nacionales


no surgieron en absoluto porque se emancipase la esfera
económica progresiva y espontáneamente del control guber-
namental, sino que, más bien al contrario, el mercado fue
la consecuencia de una intervención consciente y muchas
veces violenta del Estado, que impuso la organización del
mercado en la sociedad para fines no económicos (Polanyi,
1997: 391).

La economía condiciona muchos de los aspectos de


la sociedad, pero no los determina y mucho menos en
una época de crisis estructural. La economía es un medio
y no un fin; una dimensión técnico-científica-instrumental
inmersa en la axiología, no un valor sustantivo de la socie-
dad. Ella, para desarrollar sus orientaciones fundamentales
–justicia y libertad– se puede apoyar en la economía, pero
sin confundir a la “sociedad con mercado” con la “sociedad
de mercado”.
Una cosa es plantear una sociedad con mercado como
hace el keynesianismo socialdemócrata, y otra muy distinta
es tratar de construir una sociedad de mercado como lo
pretende el proyecto ultraliberal, desarrollado en términos
filosófico-económicos por Hayek y Friedman; si bien el
primero no cae en la simplificación de reducir la realidad
a simples modelos lógicos formales fundamentados en
una especie de álgebra viviente, sí pretende equiparar la
libertad política a la libertad económica: Friedman es un
continuador del modelo instrumental de Keynes opuesto a
su filosofía política, mientras Hayek se opone a esta última
política y economía: la incertidumbre entre ideología y ciencia 53

con su modelo liberal de sociedad, un modelo muy distante


políticamente del keynesianismo de libre mercado, esencial
para comprender el complejo abismo entre lo “privado”
y lo “público” de esa duplicidad instituida de nuestra sociedad1.
¿Es posible articular con lucidez la economía política
con los conflictos propios de nuestra forma de ser? No es
una tarea fácil, pero ella se puede emprender por medio
de una ética política de la complejidad, en la que razón y
pasión, los valores de cambio y los de uso, coexistan en su
complementariedad buscando un buen-vivir y un bien-estar,
afrontando las incertidumbres y los riesgos de la vida en
común. Para ello, hay que ser conscientes de la existencia
de un muro, no tanto material como mental, que traza una
línea de separación entre “un ‘adentro’ que se siente amena-
zado y un ‘afuera’ amenazante, considerado como enemigo
global, estereotipado, ubicuo, y en ocasiones, fantasmal”
(Innerarity, 2013: 77).
Este muro cultural y económico, lo impone la sociedad
utilizando ampliamente el sistema de precios, no solo en su
función económica, sino en su dimensión simbólica, aquella
que resulta del largo proceso de socialización en su forma
de ser, para producir confianza y seguridad, etcétera. Por
ello, en su indiferenciación y en el intento de manejar el todo
social con recetas económicas, está el fracaso de muchos
de los remedios que se nos ofrecen para la crisis: remedios
físico-instrumentales cubiertos en algunos casos, de sofis-
ticada matemática, para problemas culturales, no solo de
orden material, sino psíquico. Con ello, el neoliberalismo, al

1  Cuando reflexionamos sobre ella, como cuando lo hacemos sobre cualquier fenó-
meno o evento, nos es imposible evitar una división insuperable, lo objetivo y lo subje-
tivo; empero, debemos aceptar el cuerpo en que habitamos, impidiendo que la psique
quede encerrada en el fondo del inconsciente o en el ámbito social.
54 fabio giraldo isaza

referirlo todo a la dimensión económica, destruye obsesiva-


mente toda intervención pública, castra la política, llevando
a la sociedad cuando ya no tiene más que calcular, al vacío
y la inmovilidad.
Como lo ha documentado extensamente Paul Krug-
man, refiriéndose a los políticos conservadores neoliberales,
esta ceguera ideológica, acompañada de una buena dosis de
fundamentalismo e ignorancia histórica, produce actitudes
extremistas que amenazan la democracia. Por ello, nos hace
falta una transformación política y una revolución epistemo-
lógica para discutir en su propio terreno, con esos extraños
bomberos pirómanos, empeñados en apagar incendios con
el fuego de las ideas que ellos mismos han ayudado a crear
y divulgar políticamente.
En la sociedad hay indeterminación y esto lleva a que
al menos asumamos el riesgo de nuestra vida individual
y colectiva; podemos realizar estimaciones científicas sin
omitir que ellas responden a criterios probabilísticos, con
los cuales evaluamos y tomamos decisiones no siempre
objetivas, llevándonos a caer, en no pocas ocasiones, en:

La ilusión de que podemos vivir en un mundo calculable


que resultaría de aplicar ilimitadamente el modelo científico
que hemos heredado de las ciencias de la naturaleza a las
realidades sociales. Este modelo, debe su exactitud a que
mide realidades objetivas, exteriores a los sujetos, pero
es muy limitado a la hora de calcular comportamientos
humanos como el sistema financiero (…) en los que se
reflejan opiniones, expectativas y miedos humanos que
no pueden tratarse como magnitudes objetivas (Innerarity,
2011: 163-163).
política y economía: la incertidumbre entre ideología y ciencia 55

¿Es la economía una ciencia?

Uno de los premios Nobel de Economía de 2013, Robert


Shiller, se preguntó si la economía es una ciencia (El
Espectador, 17 de noviembre de 2013), pero en efecto es
una ciencia particular, producto de la revolución científica
iniciada en firme con la obra de Isaac Newton. Es la ciencia
social más desarrollada técnicamente, pero igualmente en
sus versiones dominantes, una de la más subdesarrollada
para afrontar la complejidad de lo humano; en no pocos
casos, con sus modelos de abstracción y simplificación
lógico-matemática, confunde el modelo con la realidad.
Empero, todo el trabajo de esta ciencia, que en sus apli-
caciones prácticas es mejor denominar como el difícil arte de
buscar el bien común, no se puede reducir a sus versiones
positivistas más ingenuas, como visiones del mundo y la
sociedad, limitadas a un manejo instrumental a través de
modelos fundamentados en la estadística y sus sofisticadas
aplicaciones: modelos computables de equilibrio general,
ajustados econométricamente para dar determinaciones
entre variables y verificar sus hipótesis.
En rigor, hay muchos profesionales de la economía que
sin dudar de sus características científicas, no observan, por
ejemplo, los datos del empleo y la recesión, como simples
números en tablas estadísticas. Asumen la teoría en una di-
mensión compleja pero imperfecta; como lo sostenía Currie
en sus enseñanzas de la economía: “aun cuando inexacta y
atrasada, constituye una ciencia”. Busca establecer genera-
lizaciones, comprender el funcionamiento de los sistemas
económicos y capacitar al hombre para moldear y rehacer
su medio ambiente económico y haciéndolo a sabiendas
que nunca se puede perder de vista la distinción “entre la
56 fabio giraldo isaza

economía como ciencia y la planeación económica como


arte” (Currie, 1965: 11-12)2; la vieja división entre economía
positiva y economía normativa o economía política, que
no nos puede llevar a negar la existencia de una conexión
intensa dentro del círculo de fenómenos que socialmente
hemos denominado como económicos, base de la econo-
mía positiva.
En economía política, es frecuente desarrollar diversas
perspectivas en un mismo plano, permitiéndonos cierta
analogía con el trabajo creador de Pablo Picasso, cuando
ayudó con el cubismo a dar forma a una nueva manera de
representar la realidad. El arte impacta a la ciencia y en su
contaminación mutua, esta última en su desarrollo como
ciencia social, comienza un largo proceso hasta llegar como
ocurre hoy, a buscar interpretaciones multidimensionales
de la realidad que pretende explicar. Representación eco-
nómica y representación estética, tienen muy poco en co-
mún. La una, corresponde más al trabajo teórico-científico
encaminado a establecer sistemas para explicar la realidad
social, mientras la otra, el arte con sus representaciones,
no puede explicar el mundo; es un camino, si se advierte
adecuadamente su manera de representación, para su
comprensión; se encuentra muy cerca, de lo que tratamos
de hacer con la política social, pero evidentemente, el arte
no es la política, y esto es una fuente de confusión: ciencia
y arte, son producciones humanas; la una referida a la

2  Esta visión de Currie sobre la enseñanza de la economía ha perdido importancia en


nuestras universidades; hoy es frecuente encontrar estudiantes que en su universidad
han alcanzado gran destreza instrumental en el manejo hidráulico de los modelos
islm, leyendo gran cantidad de comentarios en torno a los mismos, sin haber ojeado la
teoría general. Se toma el rábano por la hojas y se llega a lo más extravagante, se lee a
los divulgadores y a quienes formalizan la teoría, pero no a sus creadores intelectuales.
política y economía: la incertidumbre entre ideología y ciencia 57

explicación tratando de ordenar el mundo a través de leyes


y tendencias de comportamiento, y la otra a la comprensión
del caos, para al borde del mismo, hacer emerger una nueva
forma para orientarnos, ayudándonos al igual que la ciencia,
a dar sentido y significación, pero cada una, ciencia y arte,
a su manera.
Explicación y comprensión, siendo fenómenos irre-
ductibles en la manera de concebirlos, son inseparables
en la realidad. No de cualquier realidad; pero sí, la de una
realidad concreta, donde un individuo, un ser humano que
asume todas las potencialidades materiales y psíquicas de la
sociedad donde habita y vive en un momento histórico, no
solamente la perspectiva de la ciencia, sino también la del
arte; viviendo así, hace suyo el gran legado de Goethe citado
en El malestar de la cultura de Freud: “¡quien posee ciencia y
arte, tiene también religión; y quien no posee aquellos dos,
pues que tenga religión!” (2001: 74).
El anterior ideal, imposible de ser pensado sin la crea-
ción de una sociedad donde el empleo y la obtención del
ingreso hagan parte sustantiva de su contrato social y por
ende, de una perspectiva en la que la posibilidad de crear
una vida bella, ética y estéticamente guiada por la virtud y
no por los vicios y la corrupción –de presencia tan frecuente
en nuestra vida cotidiana– se pueda entrelazar con el ho-
rizonte de nuestros sueños y realidades. Para ello, hay que
tener una relación con la realidad donde no se privilegien en
exceso los sistemas de interpretación de la misma a través
de simples modelos lógico-matemáticos, en detrimento de
los aspectos sociales, políticos y culturales de los que tam-
bién se debe ocupar la vida en sociedad: un arte colectivo,
imperfecto e indeterminado como el ser humano, objeto
de medición y de reflexión antropológica; este es el quid
58 fabio giraldo isaza

de la crisis de la teoría y su enseñanza, cuando se presenta


la teoría económica como una verdad incuestionable y no
como un instrumento que debe servir, no para bloquear,
sino para profundizar nuestra vida en democracia.
Por ello, la corrupción y degeneración de nuestros
asuntos vitales es la corrupción de nuestras potencialida-
des, que viéndolo bien no es sino la representación en vivo
y la corroboración concreta en la práctica de la corrupción y
la degeneración de nuestros sistemas políticos, que como
tales, hablan de los vicios y no de las virtudes de los que
mandan y porqué no, de los que obedecen en nuestra
sociedad. La corrupción, es una creación sociohistórica
y no una condición de la naturaleza humana. Como crea-
ción, es susceptible de destrucción y recreación como
aspecto de la coexistencia social, y por tanto, de la posi-
bilidad de un desarrollo humano con mayores exigencias
ético-estéticas.
Hay un abuso del “velo de la ignorancia” en los alcances
y limitaciones de los procedimientos técnicos-científicos
para abordar los problemas de la naturaleza y la sociedad.
Este es uno de los problemas cuando se utiliza un saber,
como el de la teoría económica, al margen de la epistemolo-
gía; en particular de su utilización por ideologías que inducen
a la confusión entre la ciencia y su método con la búsqueda
de la verdad, objeto no de la ciencia, sino de la filosofía. En
el extremo, cuando se aplican a discutir problemas de la
sociedad, llegan a la extravagancia de la filosofía política
neoliberal, confundiendo la búsqueda de la verdad, que
dicen tener con sus argumentaciones seudocientíficas, muy
cercanas a la fe en una creencia, base de sus ideologías; toda
ciencia social, sustentada en la búsqueda de la objetividad
como producto humano, omite lo esencial: la axiología; en
política y economía: la incertidumbre entre ideología y ciencia 59

materia económica, confunden los precios con los valores,


los medios con los fines.
En épocas de decadencia y crisis, la anterior dificultad
se agrava como ocurre precisamente hoy con las discusiones
políticas de los economistas cuando tratan de decidir asun-
tos que involucran al poder político de la sociedad; llevan a
la confusión entre el proceso de investigación y verificación
propio del método científico, con una ideología en el poder.
Éste es precisamente, otro ángulo para ver la crisis de la
teoría y la práctica económica. En teoría, la economía, a
diferencia de la física, construye su laboratorio conceptual
y analítico sin la posibilidad de la experimentación directa,
la cual en la práctica, se hace con la macroeconomía creada
a partir de Keynes: una especie de malabarismo hidráulico
de balanceo entre precios y cantidades para captar el mo-
vimiento de los mercados, a través del sistema de precios.
Hoy, así lo hacen la mayoría de los bancos centrales.
El Sistema de Reserva Federal de los Estados Unidos (fed),
dada su capacidad de incidir en un precio básico nuclear,
la tasa de cambio, se permite incluso por fuera de la orto-
doxia realizar políticas económicas no convencionales para
promover el máximo empleo, la estabilidad de precios y un
sistema financiero seguro y estable.
Para el logro de los “equilibrios” macroeconómicos, la
sociedad utiliza a algunos de los mejores y más reconocidos
teóricos de esta ciencia social, diseñada en un todo, para
mantener los desequilibrios de un sistema como en el que
nos encontramos inmersos, dándonos una gran lección:
la realidad social, no es independiente de las fuerzas del
poder que la moldean y la hacen ser, presentándola como
precisamente ha hecho el neoliberalismo político, como una
verdad fuera de la cual no hay salvación.
60 fabio giraldo isaza

En este punto, esa teoría económica, en tanto ideología


en el poder, cumple un papel homólogo en algunas de sus
versiones al del catecismo religioso. Es frecuente escuchar,
como lo hace hoy Francisco I en sus sermones de oposición
y de rechazo al mercado y al dinero, discursos muy cercanos
a los de algunos críticos de la sociedad, quienes al vociferar
en contra del mercado, critican su indiferencia ante las desi-
gualdades, poniéndose a favor de los excluidos y lanzan,
como cualquier político con ansias de poder, severas críticas
al capitalismo, del cual aspiran a liberarnos con sus letanías,
proponiendo socialismos del siglo xxi con arengas muy
cercanas a las de las teologías de la liberación. En muchos
casos, cuando sus políticas conviven con la heteronomía
radical, la de una ciencia humana al margen de la sociedad,
terminan disparándose a los pies.
En un mundo bebequizado en el consumo y la televi-
sión, las prédicas de su santidad, se toman como revolu-
cionarias y sus interpretaciones de la crisis coinciden con
mucho indignado, que ve en el movimiento real de la eco-
nomía una nueva idolatría al dinero, haciéndonos recordar
la comedia de Aristófanes sobre Pluto; veamos su potente
sentencia pronunciada hace más de 2400 años:

Nadie se cansa de ti. Todo lo demás llega a la saciedad: el


amor… el pan… la música… las golosinas… los honores…
los pasteles, el mérito, los higos secos, la ambición, los
puches, los grados militares, las lentejas. Pero de ti nadie
se ha cansado todavía. Si alguien gana trece talentos, desea
ardientemente ganar dieciséis. Cuando los posee, quiere
tener cuarenta. Sin lo cual parece que la vida no es posible
(1976: 212).
política y economía: la incertidumbre entre ideología y ciencia 61

El dinero es una vieja fuente de poder al que se le


transfieren valores que él no debería representar; hoy el
neoliberalismo lo hace con sus teorías dado el papel po-
lítico de ellas en el poder, llevándonos a pensar que todo
se puede convertir en dinero. Por ello, la proliferación de
teologías, algunas de ellas presentadas como ciencia, útiles
para dar un contenido mesiánico a un problema político
y filosófico complejo; de él, no se ha escapado ni uno de
los más grandes filósofos, Nietzsche, que con su idea de
“Dios ha muerto”, no vio que el Dios moribundo de la
secularización liberal, había iniciado en firme su mutación
y transformación radical, dando sentido y significación a
esa potente creación imaginaria muy cercana a la liturgia:
el dinero, una de las pocas significaciones a la que no se le
conocen, muchos ateos.
Se podría pensar que estamos exagerando; pero este
es el quid de la discusión entre teoría y política económica,
cuando dicha discusión, queda tomada por la teología o por
la ciencia como ideología en el poder. Para su comprensión,
no hay que consultar engorrosos modelos econométricos
ni seguir ciegamente las instrucciones de algún Ph.D. en
economía; basta leer la prensa diaria, de la cual se nutren
ideológicamente todas las formas de poder, en especial, del
que nos ocupa, el poder económico: el expresidente de la
Reserva Federal (fed) Ben Bernanke, en su primera interven-
ción pública tras haber dejado el Banco Central americano
dijo en Abu Dhabi:

Podríamos haber hecho mucho más, haber hecho algunas


cosas, al margen, para mitigar un poco la crisis; si bien he-
mos sido muy agresivos, creo que en el frente de la política
62 fabio giraldo isaza

monetaria, podríamos haber sido aún más agresivos (El


País, Joaquín Estefanía, 2014).

Para los que ponen en duda el papel político de la


teoría y práctica económica en su versión dominante en el
poder, con los costos y beneficios en los que incurren con
su utilización los individuos y la sociedad, basta con seguir
leyendo al ilustrado periodista:

Bernanke, que cobro por su conferencia de 40 minutos


250.000 dólares, cifra que supera con creces su sueldo de
un año en la fed –alrededor de 200.000 dólares– se alineaba
así con las tesis de economistas como Paul Krugman, que
en los años más recientes había pedido sistemáticamente
mayor implicación de la fed en la solución de los problemas
de la gente, más allá de la ayuda a los bancos. (…) Bernanke,
especialista académico en la gran depresión tuvo siempre
presente las responsabilidades de la fed en esa crisis mayor
del capitalismo por actuar poco y mal, dominado por el
principio ideológico de laissez faire. Aprendió de ello.

La actuación política de la fed, puede llevar a cambiar


muchas de las ideologías del mundo contemporáneo. En
un mundo donde nadie confía en la política, lo que solo la
política puede resolver, es inquietante este tipo de actuación
en la que la incalculabilidad del riesgo lleva precisamente a
tener que asumir acciones prácticas, en las cuales se resalta
la necesidad de decidir frente al no saber de los resultados
que los sofisticados cálculos matemáticos nos ofrecen
para la toma de decisiones. Aún más curioso es el hecho
de que esta actitud se asuma al interior de una disciplina
académica declarada enemiga a muerte de la incertidumbre,
política y economía: la incertidumbre entre ideología y ciencia 63

negando la gran enseñanza de Keynes, quien estableció la


distinción entre las formas de contingencia predecibles e
impredecibles, calculables e incalculables, subrayando que
sobre estos temas, no existe ninguna base científica sobre
la cual crear algún tipo de diagnóstico basado en una pro-
babilidad calculable. Discusión compleja, que en nuestras
democracias liberales, solo se puede afrontar profundizan-
do positivamente la democracia y el goce efectivo de sus
resultados, asumiendo su realidad instituida.
El temor de nuestros novedosos científicos sociales,
provistos de los más sofisticados desarrollos técnicos de
la matemática moderna para asumir una verdad elemental
y simple –no sabemos–, hacen recordar el viejo cuento
del borracho que en una noche oscura intenta buscar su
cartera perdida bajo la luz de una farola y ante la pregunta:
¿has perdido aquí la cartera?, él responde: “No, pero a la
luz de la farola por lo menos puedo buscarla”. El borrachito
del cuento, se parece a muchos de nuestros políticos, al-
gunos de ellos, especialistas en malabares matemáticos y
econométricos, que con sus ideologías, al orientarnos ante
un mundo de riesgo e incertidumbre como en el que nos
encontramos inmersos, producen crisis y malestar social.
Pero cabría preguntar si ¿estas crisis son evitables?
Pues no lo son; mucho menos en sistemas sociales en
los que los asuntos económicos y jurídicos no se pueden
cerrar, a pesar de las instituciones diseñadas por el derecho
para afrontar las complejas disputas generadas por la ley.
En economía, por el tipo de ciencia y práctica propia de
esta visión, en la que la observación de los hechos con los
cuales podemos comprender y explicar el mundo que nos
rodea, se hace con un conjunto de principios básicos en
los cuales reina la incertidumbre propia de las tensiones
64 fabio giraldo isaza

implícitas en su movimiento, entre política y economía,


ideología y ciencia.
El derecho establece leyes y normas; la economía
discute sobre mercados y precios. La política entrelaza de
manera compleja estas dos dimensiones de la sociedad a
través de convenciones, producto de sus pugnas y tensio-
nes en un espacio; hoy en el espacio del Estado social de
derecho, en el que se crea y destruye al mismo tiempo. Así
por ejemplo, es como se hace en la práctica económica
más sofisticada que podemos rastrear siguiendo desde otro
ángulo la experiencia de Ben Bernanke en la presidencia de
la fed; él, ante la imposibilidad de evitar la incertidumbre,
enseña que el peor riesgo para una economía de bases
psicológicas complejas como la nuestra, fundamentada en
la seguridad y la confianza, es quedarse en ideas fijas; por
ello, en su práctica, ha llevado la teoría hasta un territorio
inesperado para así evitar una depresión3.
Las teorías, como creaciones sociales complejas, no
son formas petrificadas en las rocas, sino son instrumentos
al servicio del ser humano para el buen vivir. Sus cambios y
la forma de realizarlos, hablan de la política y lo que ella crea,
instituciones de derecho y economía imposibles de debatir
sin esa compleja institución creada en la Grecia clásica y
que aún conserva su nombre: la democracia.
No resulta inútil recordar al gran teórico de la sociedad
del riesgo, Ulrich Beck, para quien la cuestión histórica, en
la cual ha perdido la política su cartera, está analíticamen-
te excluida por la vana búsqueda de la luz de una farola

3  De Bernanke (2014), conocido como “helicóptero Ben” por su heterodoxa facilidad


con que imprimía billetes de la fed, para inyectar liquidez en el sistema bancario in-
sistiendo en que la política monetaria no puede, por sí sola, reactivar la economía.
política y economía: la incertidumbre entre ideología y ciencia 65

del Estado-nación, sustentado en los desconocimientos


desconocidos:

La sociedad y sus instituciones son incapaces de conceptua-


lizar riesgos de manera adecuada, porque están atrapados
en los conceptos de la primera modernidad del Estado-
nación creyendo en la certidumbre científica y en el progreso
lineal, que hoy en día han pasado a ser inapropiados (Beck,
2011: 21-31).

La teoría y la práctica económica, en muchas de sus


versiones, han cogido la vía fácil y cómoda de hacer una
escapada a la farola; ante el temor de tener que poner ma-
nos a la obra, se agarra a la vieja religión, encubriendo sus
dogmas con la “verdad” científica.

La medición del crecimiento económico


y el progreso social

En cuanto a la métrica del crecimiento económico y el


progreso social es acertada siempre y cuando aporten al
desarrollo humano compartido y equilibrado, tema que
abordan Stiglitz, Sen y Fitoussi en su Informe Una inicia-
tiva para mejorar la métrica del crecimiento económico y el
progreso social.
Todo mejoramiento de métrica lleva implícito una
discusión con la estadística, observando sus alcances y limi-
taciones; se puede hacer una pequeña exposición de cómo
se puede instrumentar ésta, con el índice de prosperidad
de onu-Hábitat, que tratamos de implementar en Colombia
para el análisis de las problemáticas urbanas. Es forzoso no
66 fabio giraldo isaza

olvidar que todo índice y toda medición, independientemente


de su utilidad, no es la verdad. La estadística, las matemáticas
y los modelos que se construyen con su uso, no se pueden
utilizar adecuadamente sin su contextualización, indicando
sus alcances y limitaciones, incluso cuando hacemos uso
de ellos para captar los aspectos más complejos de los sis-
temas sociales de mercado, sus propiedades emergentes.
Por ello, antes de especificar la lógica del índice de
prosperidad, es pertinente una pequeña digresión alrededor
de las aporías, siempre presentes, en toda medición eco-
nómica. Tomemos una de las más complejas: el problema
de la formación del valor en una economía capitalista finan-
ciera en red. En ella, el valor económico, es la emergencia
de un mayor valor que no se encuentra en cada una de sus
partes, ni en la interacción entre ellas; es una consecuencia
emergente de los procesos de mercado, como ocurre hoy
cuando el sistema crea y destruye valor al tiempo que gana
participación en el producto interno bruto (pib)4; lo hace,
agregando un valor económico muy discutible éticamente,
pero base de los procesos de especulación y acumulación en
curso, en los que se incluyen las abultadas remuneraciones
que reciben los lobos de Wall Street –para utilizar el título
de la película de Scorsese (2013)–. Crean valor en la nube
casi de la nada, al mismo tiempo que destruyen todo lo que
se les opone a su búsqueda desenfrenada de beneficios,
amenazando las empresas e incluso, la propia sociedad.

4  Después de la globalización neoliberal, en la que el sistema financiero en red apro-


pia para sí parte de la acumulación aumentando la participación en el pib del sistema
financiero y de los servicios, en detrimento de la industria, es bueno introducir una
discusión sobre la existencia de un nuevo cambio estructural y la creación de una
nueva forma de capitalismo, en la que hay una clara dicotomía entre Wall Street –el
mundo financiero– y Main Street –la economía real–.
política y economía: la incertidumbre entre ideología y ciencia 67

La emergencia del valor no se puede explicar, ni mucho


menos calcular, pero si podemos tratar de comprenderla;
para ello, se requiere además de conocimientos en econo-
mía y filosofía política, o en últimas, discusiones sobre el
poder y sus formas de dominación5. Son conocimientos,
no para saber únicamente, sino lo son para jugar y ganar
en ese casino global en que se ha convertido la sociedad;
instrumentos de dominación que permiten convivir en un
estado de malestar que no logra el buen-vivir individual y el
bien-estar colectivo.
Pero esta discusión no se limita a la caracterización
general del sistema, como de casino global en red; tam-
bién se refiere a otro conjunto de riesgos y amenazas, en
especial al medio ambiente que en la lógica de los lobos de
Wall Street, se destruye con sus consumos desaforados, sin
percibir incluso en la mayoría de los casos, el significado del
medio ambiente como bien público. En estos bienes, los
precios que el mercado establece en las diferentes cadenas
de valor, no son independientes de la emergencia del mis-
mo: el precio final que se le puede otorgar a estos bienes
públicos estratégicos, son los precios que resultan de la
concertación público-privada por un lado, y aquellos que so-
lamente otorga la esfera política por el otro; son precios que
no resultan solo de la interacción de los mercados, sino
que son el resultado de acuerdos y convenciones a los que
se llega, por medio de los consensos o las imposiciones
políticas; aunque parezca contradictorio, pero a falta de
un mejor término, es cómo se logra un precio político, a
través de un proceso de concertación para dar valor a algo
que se transa, pero que engloba derechos sustantivos de la

5  He abordado esta discusión en Giraldo (2013).


68 fabio giraldo isaza

población: bienes públicos de mérito, en los que intervienen


las esferas privada y pública al mismo tiempo, y lo hacen no
en la búsqueda de un interés particular, sino de un interés
colectivo.
El índice de la prosperidad urbana (ipu), propone
un crecimiento económico sostenible como camino para
generar posibilidades para sus habitantes en términos de
bienestar, equidad y calidad de vida. Para ello, utiliza una
amplia variedad de indicadores sin omitir las recomenda-
ciones del Informe de la Comisión sobre la Medición de
las Actividades Económicas y el Progreso Social, según
la cual, al evaluar la sostenibilidad se requiere de muchos
supuestos y elecciones normativas, siendo más complicado
por las interacciones entre los modelos socioeconómicos y
ambientales establecidos; por esto recomienda entre otras:
elaboración de un cuadro de mandos bien definidos dentro
de un panel de indicadores que informen sobre las variacio-
nes en aquellos stocks que sostienen el bienestar humano
en dicho panel, tienen mención especial los índices mone-
tarios de sostenibilidad y el seguimiento específico de un
conjunto bien seleccionado de indicadores físicos (Stiglitz,
Sen y Fitoussi, 2013).
El índice tiene una visión más robusta del desarrollo
humano; representa un cambio cuantitativo y cualitativo en
la noción misma de desarrollo y prosperidad, permitiendo
ver de una manera sistematizada e independiente, la relación
entre equidad y prosperidad. Crea, no solo un método de
cálculo, sino que proporciona nuevos índices e indicadores
de desarrollo; se fundamenta en un concepto simple y prag-
mático: La rueda de la prosperidad; ésta está conformada
por cinco “rayos” o dimensiones de prosperidad. Es decir, el
ipu no es solamente un método de cálculo que proporcione
política y economía: la incertidumbre entre ideología y ciencia 69

índices, subíndices e indicadores, sino también una herra-


mienta que apoya la toma de decisiones más informadas.
Estas decisiones se fundan en las carencias detectadas en
las diferentes dimensiones o en los avances que algunas
de ellas muestren y sean susceptibles de generar efectos
multiplicadores sobre las otras. Es un índice que, utilizando
instrumentos estadísticos convencionales, no se reduce a
ellos; su propósito es la búsqueda de un desarrollo humano
compartido y equilibrado.
Crucial para la comprensión del índice de prosperidad,
es saber utilizar sus alcances y limitaciones, y en especial,
ninguna de las dimensiones mencionadas debe predominar
por encima de las demás en términos teóricos, permitiendo
una jerarquización de su incidencia a través de encuestas
prácticas especializadas. El “círculo externo” de la rueda
absorbe las fuerzas acumulativas transmitidas a través de los
“radios”, –las cinco dimensiones– en interacción e influen-
cia mutuas. Estas interacciones e interinfluencias entre “los
radios”, igualmente ocurren en el centro de la rueda; allí los
resultados empíricos, están más condicionados por las po-
líticas, en muchos casos objeto de medición, sin pretender
con esto agotar el marco interpretativo de los fenómenos
que ocurren en la urbe. Una representación gráfica del índice
ver página siguiente.
El índice de prosperidad es acumulativo, y resulta del
promedio aritmético o ponderado de las sumas de las di-
ferentes variables consideradas para su construcción. Esta
medición, se obtiene en determinados momentos del tiem-
po, agregándose linealmente para obtener sus resultados
a través de procedimientos sistémicos y sinérgicos consi-
derados estática y dinámicamente, o en forma sincrónica y
diacrónica. Las diferentes computaciones que se realizan del
70 fabio giraldo isaza

Integra los 5 ‘RAYOS’


Interacciones Interacciones
o dimensiones de
de política de política prosperidad:

1. Productividad
Interacciones Interacciones 2. Infraestructura
de política de política
3. Calidad de vida
4. Equidad
Interacciones 5. Sustentabilidad
de política
ambiental

Fuente: ONU-HABITAT.

índice, deben dar una presentación de más productividad,


infraestructura, calidad de vida, equidad y sustentabilidad,
todo ello redundará en una mayor prosperidad.
El índice es dinámico, y tiene muchas potencialidades
que van más allá del gráfico anterior; así por ejemplo, los
cálculos del subíndice de infraestructura se pueden utilizar
en el ámbito intraurbano ajustándolo con la información
espacio-territorial existente en la urbe; igualmente, es posible
hacer lecturas utilizando partes del índice, o los subíndices

Fuente: gráfico tomado de la presentación en el Primer Foro Urbano Nacional, titulada


“Ciudades sostenibles y el índice de prosperidad” de Francisco Pérez Arellano.
política y economía: la incertidumbre entre ideología y ciencia 71

existentes, agregándole, cuando la problemática a tratar en


un proyecto o intervención lo ameriten, otra dimensión,
la de gobernabilidad, que consideramos central para los
asentamientos humanos del mundo contemporáneo, donde
los conflictos entre lo público y lo privado, son en muchos
aspectos, cruciales para realizar actividades específicas y
recomendaciones de política pública.
El índice no es la realidad, pero sí ayuda a su representa-
ción y comprensión; lo hace utilizando las teorías y técnicas
económicas disponibles en la actualidad. Los resultados del
mismo, se pueden representar con cuadros y grafos conven-
cionales, pero también utilizando la forma de representación
propia de la obra de arte. Hemos propuesto en otro lugar,
las figuras de Alexander Calder (Giraldo, 2014: 97-98), para
aproximarnos con sencillez a los complejos problemas ín-
sitos en la representación tridimensional, cuando aparece
la cuarta dimensión, la temporal, promoviendo un movi-
miento en el espacio a través del tiempo, como ocurre con
los fenómenos sociales en los que reina la incertidumbre.
En ellos, intervienen al menos dos modelos alrededor de la
política; el que aporta el derecho y su forma filosófica, y el
propio de la economía y su manifestación histórica, bajo la
forma de economía política, en permanente movimiento,
tensión y confrontación.
Estas dos formas de institución política, la del derecho
y la de la economía, se entrelazan en forma conflictiva en la
realidad social, configurando dos modelos, dos significacio-
nes indisolubles en las cuales predomina la tensión antes
que una relación de perfecta reciprocidad, objeto por tanto
de comprensión y explicación, de pasión y razón, elucida-
ble igualmente con el apoyo de la obra de arte y su indagar
radical. Veámoslo en uno de los poemas no totalmente
72 fabio giraldo isaza

aceptados como de autoría de Jorge Luis Borges “All our


yesterdays” (s. f.): “…y la gota de tiempo vacila / y cae en la
clepsidra silenciosa…”.
Derecho y economía, asumen el tiempo a su manera
y frente a los “dos cuerpos del rey”, para traer a cuento
esta división medieval entre el cuerpo imperecedero de
la monarquía y el perecedero del hombre (KantoroWicz,
2012), tratan de balancear en la realidad instituida la in-
certidumbre de la política; ésta frente a la muerte del rey,
debe sustituirlo por otro, nunca igual, en una especie de
eterno retorno, en el que la economía hace las veces de
cuerpo vivo y la constitución política de cuerpo casi muerto,
mezclando en forma compleja lo caliente de la una con
lo frío de la otra.
Cuando el rebalanceo no da más para sostener esa
síntesis inestable entre las instancias básicas del poder
–derecho y economía–, emerge una fase que puede llevar-
nos a un cambio institucional en donde lo que era frío –la
constitución política– deviene en caliente, abriéndose un
espacio político donde lo instituido muta hacia lo institu-
yente, y lo hace, apoyándose o no en lo económico. Como
se sabe, esta situación es fuente de ingenuidades y de
idealizaciones fundamentalistas base de todo tipo de tota-
litarismos, incapaces de asumir la complejidad variable de
esas síntesis inestables que solo permite filtrar las relaciones
entre lo particular y lo público, esenciales para comprender
el espacio donde pueden existir al mismo tiempo diversas
perspectivas, para articular en sus diferencias efectivas, al
Estado y al mercado, regulando este último, interviniendo
y corrigiendo sus profundas deficiencias y asimetrías, antes
de tratar de sustituirlo por simples quimeras.
política y economía: la incertidumbre entre ideología y ciencia 73

Fuente: “El equilibrista”.

En la imagen de “El equilibrista” del libro de Andrés


Neuman, se presenta en forma simplificada una repre-
sentación a manera de ejemplo de la forma de institución
social del liberalismo jurídico y económico. Él, en cada
movimiento observable va creando un reequilibrio de estas
dos dimensiones, y lo hace, como en la figura, caminando
en un mundo incierto, como es el medio ambiente donde
actúan los mercados y sus precios básicos; unos mercados
cada vez más volátiles de los que nadie puede, a ciencia
cierta, indicar sus trayectorias. Así es la realidad social-
mente instituida; un mundo gaseoso donde los espacios en
los que actuamos cambian antes de que las formas de actuar
se puedan consolidar en hábitos y rutinas determinadas.
En la representación y simplificación estética de esta
realidad, vemos un equilibrista hidráulico como hemos
74 fabio giraldo isaza

definido las formas de trabajo de nuestros banqueros


centrales –encargados del dinero, un bien público-público,
esencial en el manejo de los diferentes mercados de la eco-
nomía– caminando por la cuerda floja y protegiéndose con
un paraguas de la emergencia del valor agregado; el que se
encuentra no en las partes, sino en su interacción, produ-
ciendo un todo completamente nuevo. El equilibrista, en su
caminar por el espacio indeterminado produce y crea en
la nube. Esta representación-interpretación, solo posible en
una abstracción radical, representa estéticamente una reali-
dad virtual, la que ha generado nuestra interacción social en
la red, que no la vemos, pero ahí está. Este es el papel del
arte, que permite representar una realidad compleja, dando
la impresión de estar soñando con la exactitud.

Las teorías económicas y la transformación


del mundo

Para ello simplemente se debe salir de la falsa oposición


entre teoría y práctica, teoría económica y economía políti-
ca, respetando las diferencias efectivas para la conducción
de la sociedad, esto es asumiendo democráticamente
nuestras diferencias políticas. Así como la discusión entre
crecimiento y desarrollo, eficiencia y equidad, es central en
el pensamiento económico contemporáneo, la discusión
entre ética y política es central en el pensamiento filosófico;
una cosa es razonar en términos de filosofía política y otra
muy distinta en términos de filosofía moral. Es la vieja e
interminable discusión entre cantidad y calidad o lo que es
lo mismo ¿con qué metro se mide y con cuáles criterios se
analiza la realidad?
política y economía: la incertidumbre entre ideología y ciencia 75

Hay que diferenciar la ética de la política teniendo en


cuenta que hay un momento en el que ellas se confunden.
Debemos insistir: en filosofía, una cosa es razonar en
términos éticos y otra muy distinta hacerlo en términos
políticos. La compartimentación del saber filosófico, las
hipótesis implícitas que presiden todos los debates éticos
y políticos, han quedado atrapadas en esta discusión; igual
ocurre en la dimensión económica y la discusión muy den-
sa entre microeconomía y macroeconomía, esencial para
abordar las discusiones centrales sobre las posibilidades
de empleo, sin caer en la confusión muy común, entre la
generación de empleo, como política macroeconómica, y
el papel de las empresas, en especial de las pequeñas, en
la concreción del mismo.
Esta discusión es igualmente fuente de complejidad y
por ello se presta a confusión, si no hay un manejo filosó-
fico apropiado. Afecta no solo la forma como utilizamos la
teoría para describir la trayectoria económica de las socie-
dades, sino las discusiones gruesas de la teoría. Después
de la polémica del capital de los años 1960, en la que Joan
Robinson y Piero Sraffa demostraron que la teoría ortodoxa
estaba fundamentada en conceptos inconsistentes por la
heterogeneidad e indivisibilidad de los mismos, como ocurre
en la definición neoclásica de capital y la propia definición
de función de producción. En un fuerte giro ideológico se
echó la basura debajo del tapete, imponiendo la noción de
productividad en el nivel macro y de competitividad en el
micro, institucionalizando la eficiencia comparativa para no
caer en las aporías de la agregación económica, ni en las
inconsistencias de la aplicación del cálculo diferencial a las
máquinas indivisibles en el proceso productivo y a personas
76 fabio giraldo isaza

no sujetas a mensurabilidad6. El individuo y la sociedad son


categorías filosóficas para pensar, en términos de ética y de
moral a través del individuo, y en términos políticos, cuando
nos referimos a la sociedad.
La ética nos habla acerca del cómo deben ser las rela-
ciones entre los individuos, mientras la política nos habla
de estas relaciones enmarcadas en una discusión más
amplia, la búsqueda del bien común. La pregunta es cómo
hacerlo, y más en una sociedad donde se puedan permitir
el máximo de libertad, sin omitir que cada individuo tiene
una forma propia de vivir en ella, de relacionarse con los
demás, es decir una “ética propia”. Ahora bien ¿hasta qué
punto esa “ética” o preceptos que guían la vida de cada uno
son propios, o son establecidos por la sociedad? ¿Hasta qué
punto la ética se confunde con la política?
El individuo es social y por tanto, el dilema ético puede
ser resuelto por esta vía: el individuo se individualiza, es
decir, es representado y determinado como persona, y en
tanto que persona, cada uno tiene una forma de vida que
lo caracteriza, una ética personal; pero el individuo en tanto
ser social, forma parte del entramado de redes, es creado
en y por la sociedad a través de la política, de modo que
su comportamiento es político: lo ético se vuelve político,
cuando lo personal no es lo individual, llevando en algunos
casos a confundir lo micro con lo macro, los bienes privados
con los bienes comunes, o en la jerga económica, con los
bienes públicos.
Reiteremos. La práctica económica, es objeto de un
conocimiento incierto y sus procedimientos de análisis y

6  Sobre el particular, entre una amplia bibliografía sobre el tema, se puede consultar
a Harcourt (1975) y Fergusson (1969).
política y economía: la incertidumbre entre ideología y ciencia 77

verificación son procesos cercanos tendencialmente a la


certeza. No a la de los físicos, sino a la de los “equilibristas
hidráulicos”, encargados de la argamasa con la que funciona
el sistema: el dinero, el crédito y la deuda; tratan de disminuir
la incertidumbre, con su compleja y sofisticada práctica en
relación con el tiempo: en política económica, el presente
es lo que en el historiador es el pasado: su trabajo está en
el tiempo, mientras que en física es ajeno a él; a medida
que la economía se aleja de la estática, se asemeja menos
a la ciencia natural y más a la historia, que como se sabe
es un conocimiento extremadamente imperfecto aunque
no insignificante7.
Así es la economía, una teoría y una práctica de gran
utilidad funcional e instrumental, que al haber quedado
seducida en muchos casos por el cálculo y la exactitud, se
ha olvidado de su carácter esencial e intransferible: una
práctica al servicio de la sociedad, que no puede poner en
paréntesis la naturaleza profundamente subjetiva del ser
humano y por tanto, no exenta de valores, como son los
problemas abordados por el desarrollo humano, en los que
los objetos que hemos creado llenan el espacio, al momen-
to que los fenómenos, el cambio en los objetos, llenan el
tiempo: crecimiento no es desarrollo, pero sin crecimiento
no hay desarrollo.
Por ello, un desarrollo humano sostenible, lleva a pre-
guntar sobre el tipo de crecimiento, el cual puede cambiar
de forma y contenido, transformando la distribución de la
riqueza material y psíquica; viejo problema, imposible de ser
planteado sin preguntar por los bienes públicos y su orien-
tación política: cómo articular la justicia y la libertad para

7  Al respecto se puede consultar Hicks (1981).


78 fabio giraldo isaza

que no se conviertan en una amenaza para el individuo y la


sociedad global, sin perder su horizonte local. Nos queda
la democracia para no caer en las aguas heladas del cálculo
interesado y egoísta.

Sobre la búsqueda inacabada

Es interesante comentar el trabajo de Jorge Iván González


sobre “la búsqueda inacabada”, observando desde otra pers-
pectiva, la penetrante reflexión de Mc. Closkey, que citada
por González señala: “una ciencia es una clase de objetos y
una manera de conversar acerca de ellos. No es el camino
para conocer la verdad”. Si agregamos la reflexión de Jorge
Iván, quien considera que “la conversación sobre el objeto
es científica si es sistemática y organizada. La cientificidad
no se identifica con el conocimiento verdadero, sino con la
conversación ordenada”, tendríamos unas consideraciones
para relacionar con el tipo de analogías que hemos hecho
al utilizar la representación de la obra de arte, para tratar
de mostrar el trabajo de los economistas profesionales en
el manejo de las políticas económicas.
Para ello, hemos de resaltar cómo este tipo de rea-
lidades, las que trata de representar la obra de arte, son
abstracciones, como por lo general lo son casi todas las
representaciones pictóricas, incluidas las denominadas fi-
gurativas, que en esencia, en tanto representación, son una
abstracción de la realidad. En el trabajo científico, hacemos
una abstracción de la realidad y con ella, construimos nues-
tras teorías y efectuamos las verificaciones sobre las mismas,
con la información estadística disponible. Ciencia y arte se
apoyan en la abstracción, realizando representaciones a su
política y economía: la incertidumbre entre ideología y ciencia 79

manera, para dar cuenta de una realidad socialmente insti-


tuida. Nos recuerdan a Borges en sus ruinas circulares, cuan-
do uno de sus protagonistas “con alivio, con humillación,
con terror, comprendió que él también era una apariencia,
que otro estaba soñándolo” (Borges, 1972: 69), que otro a
su manera había estado conversando sobre la posibilidad
de su existencia.
Si tomamos como ejemplo la física moderna, para
profundizar en este tipo de discusión, nos encontramos
con conceptos sin realidad material, base de muchos de sus
experimentos teóricos; algunos de ellos, al dar cuenta del
momento en que adquieren masa las partículas imposibles
de pesar y medir, como un quark, permiten postular como
se forman los átomos, las estrellas y demás estructuras ma-
yores, que después de millones de años permiten crear de la
nada al individuo y la sociedad, sin los cuales es imposible
la existencia de la física y sus procedimientos de análisis y
verificación. Como es conocido y ampliamente divulgado
por la prensa en estos últimos tiempos, con este tipo de
abstracciones teóricas, verificadas probabilísticamente con
procedimientos estadísticos, la física teórica trata de en-
contrar los elementos subyacentes de la materia y sus inte-
racciones, convirtiendo este tipo de búsqueda en su objeto
de investigación, no solo en lo microatómico –el Bosón de
Higgs–, sino en la astrofísica con la inflación cósmica y su
meticuloso trabajo de observación, tratando de captar las
ondas producidas justo en el momento del gran estallido,
origen teórico del universo.
Según la teoría del Big-Bang, el universo al “inicio”
ocupaba un espacio millones de veces más pequeño que
la cabeza de un alfiler y de allí surgió no solamente todo el
mundo material, sino el mundo de la metafísica occidental
80 fabio giraldo isaza

y su pregunta: ¿por qué hay algo y no nada? Los físicos,


tratan de establecer las bases concretas de sus teorías con
las fluctuaciones cuánticas en el vacío; los economistas,
como lo sugiere González al introducir las reflexiones de Mc.
Closkey, no se encuentran muy lejos de sus abuelos en estos
complejos asuntos de la ciencia. Las interacciones económi-
cas son fuente de incertidumbre –no sabemos–; preceden,
en secreto otra interesante interrogación: la pregunta por
el todo y la parte, el tiempo y el espacio, la línea y el punto,
esas abstracciones sin la cuales, ni la nada podría existir.
Todas las anteriores discusiones son creaciones de un
ser viviente en particular, el ser humano, que para dar cuenta
de su existencia, da sentido y significación imaginaria a su
vida individual y colectiva. Ante la pregunta ¿por qué hay algo
y no nada? presente en la reflexión de “nuestra búsqueda
inacabada” podemos volver a pensar nuevamente en esas
partículas fantasmas –quarks y neutrinos, etcétera–, que
existen en la realidad física; y lo hacen también, en las teorías
y los modelos matemáticos que permiten con gran cantidad
de datos satisfacer los rigurosos requisitos exigidos por la
física experimental, micro y macroatómica, describiendo
los términos de la naturaleza con mayor precisión, como
nunca en la historia de la humanidad se había hecho, para
así, traducirlos técnicamente en avances tecnológicos con
fuerte impacto en nuestras vidas, incluyendo las reflexiones
de los economistas sobre la producción, la distribución y el
cambio tecnológico.
En teoría económica, nos enfrentamos con una realidad
más compleja a la realidad física; ella trata con individuos
y sociedades, y no con átomos para acelerar y colisionar
como suponen muchos modelos en boga. Con ellos, según
estas versiones ascéticas, interactuamos en una comunidad
política y economía: la incertidumbre entre ideología y ciencia 81

global regida por leyes abstractas y no por estructuras de


poder, como son las que permiten la manipulación de los
mercados financieros oligopólicos, encargados de destruir
lo poco que aún nos queda de democracia, aumentando en
forma desproporcionada el poder de los mercados finan-
cieros globales en una “nueva economía” donde el trabajo
se trata, no como una condición de la propia existencia
del ser humano, sino como una variable de la función de
producción convencional de la teoría económica. En dicha
teoría, la derivada parcial de la función, permite representar
el salario, aunque éste, en la realidad, es producto de un
acuerdo político entre gremios, sindicatos y el gobierno en
representación del Estado.
Desde las teorías científicas de la complejidad8, es
posible acercarnos a esta discusión. La complejidad como
ciencia, es la ciencia de lo emergente; como grandes con-
juntos de interacción integrados, ya sea por moléculas de
agua, neuronas, o para el caso que aquí nos interesa, por
consumidores, manifiestan comportamientos colectivos
muy distintos a los que cabría esperar de la simple agre-
gación de los componentes individuales. Las partes en
interacción, hacen emerger propiedades nuevas, las cuales
no se encuentran en los componentes iniciales tomados en
forma individual o colectiva.
El mercado como lo visualizó Adam Smith, es un
sistema auto-organizador: un sistema que si bien se puede
originar bajo condiciones homogéneas y aleatorias, acaban
invariablemente por dar lugar a sistemas de gran tamaño
de una manera espontánea. Desde este punto de vista,

8  Para tener una mayor visión se puede consultar Fabio Giraldo Isaza (1999 y 2003:
17-93).
82 fabio giraldo isaza

se puede sostener como lo hace Krugman (1997), que la


economía es un sistema auto-organizado que de forma
temporal, genera ciclos de expansión y contracción que
rodean cualquier tendencia relativamente estable de alto
alcance. El mercado económico, es una propiedad emer-
gente del accionar del sistema de telecomunicación de los
precios, apropiada diferencial y desigualmente en función
de la estructura y las instituciones de poder de la sociedad.
Por lo anterior, es saludable liberar la imaginación
para buscar nuevos horizontes que permitan mitigar el su-
frimiento humano evitable; aquel generado por los dueños
del poder, que con sus políticas, presentadas por muchos
de sus ideólogos como asuntos de fe, ocultan intereses y
llevan a restricciones innecesarias y a un estado de mal-estar,
miedo e inseguridad, material y psíquica.
Para evitar esta realidad producto de nuestras crea-
ciones, fuente de crecientes desigualdades e inequidades,
es bueno volver la mirada al arte como horizonte, como
forma de asignar un nuevo sentido al mundo, habitándolo
complejamente, tratando como lo propone González, de
relativizar las aguas heladas del cálculo egoísta: no hay arte
sin gozo. El arte, como lo señala Nietzsche en El canto de
la embriaguez, es más profundo que la pena: el dolor dice
“pasa”. Pero todo gozo reclama eternidad, reclama una
profunda eternidad (Nietzsche, 1968: 369).
política y economía: la incertidumbre entre ideología y ciencia 83

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Alcides Gómez Jiménez

Economista de la Universidad Nacional de Colombia y magíster


en Ciencias Económicas de la Universidad Católica de Lovaina
(Bélgica). Socio fundador e investigador de la Fundación de
Investigaciones y Estudios Económico-Sociales (Fines) y de la
Corporación Latinoamericana Misión Rural, ambas en Bogotá.
Ha sido consultor de organismos internacionales como Fondo de
las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (fao),
Organización Internacional del Trabajo (oit), Centro Interame-
ricano de Formación Profesional (Cinterfor-oit), Organización
Internacional para las Migraciones (oim), Instituto Interameri-
cano para la Cooperación Agrícola (iica), así como consultor de
entidades nacionales como Colciencias, Departamento Nacional
de Planeación (dnp), Corporación Centro Regional de Población
(ccrp), Servicio Nacional de Aprendizaje (sena) y ministerios de
Agricultura, Educación y Trabajo.
Autor de cerca de ochenta publicaciones nacionales e inter-
nacionales. Docente-investigador en varias universidades, incluida
la Universidad Central de Venezuela.
En la actualidad es catedrático emérito de la Universidad
Nacional de Colombia, donde es docente en la Facultad de Cien-
cias Humanas y Económicas de la sede Medellín. Pertenece a la
Asociación Colombiana de Historia Económica y a la Asociación
Colombiana de Historiadores.
Un nuevo fantasma recorre
el mundo: el fantasma de
la crisis económica mundial

Alcides Gómez Jiménez

Con el ascenso en 1979 de Margaret Thatcher a la cabeza


del Gobierno británico y de Ronald Reagan a la presiden-
cia de Estados Unidos tuvo lugar una contrarrevolución
conservadora para desmontar los logros alcanzados por
las clases media y trabajadora en Occidente durante los
“años dorados” que se vivieron al amparo del Estado de
bienestar como extensión del “New Deal” de Roosevelt y de
las políticas keynesianas de ingresos y salarios y de pleno
empleo, luego de la Segunda Guerra Mundial. Más tarde,
con el ataque frontal al Estado providencia, una brecha en
las desigualdades económicas se manifestó en Occidente
como aumento en la participación de la riqueza por parte
del 10% más rico entre 1970 y 2010, tanto en Estados Uni-
dos como en Europa, pero más moderada en esta última
(Piketty, 2014: 349).
Mientras que el pib mundial se expandió de 22 a 64
billones de dólares entre 1990 y 2010, el valor de los activos
financieros respecto al pib, en el mundo se decuplicaron al
pasar de 221 a 600 billones de dólares (Bárcena, 2014) y
esta expansión financiera va de la mano con la creciente
88 alcides gómez jiménez

importancia adquirida por el mercado de capitales en la


intermediación financiera y particularmente por el papel de
primer orden que desempeñan los activos líquidos como
los llamados “derivados” financieros en la fase previa del
estallido de burbujas especulativas que han antecedido a las
crisis económicas de las últimas décadas, en un contexto ins-
titucional ampliamente “desregulado” en Estados Unidos.
Según la Secretaria Ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena,
el número creciente de crisis que se han registrado en el
orden mundial, a partir de la década de los años 1970 en los
países desarrollados y en desarrollo (cuatro en la década de
1970, 38 en la de 1980 y 74 en la de 1990) son demostrativos
de la pérdida de la estabilidad financiera como bien público
global por la alta volatilidad e inestabilidad generadas por
la creciente globalización financiera (El Tiempo, 22 de julio
de 2014, 13).
Los economistas más brillantes en Estados Unidos en
el campo de las finanzas son muy bien remunerados y espe-
cialmente si son “superdirectores” de fondos de pensiones,
de inversión y multinacionales. Con relación a los ingresos
más altos, dice R. Solow que:

Hoy en día, alrededor de 60 por ciento de los ingresos del


“uno por ciento” en los Estados Unidos provienen de ingre-
sos laborales, y no es sino hasta que llegamos a la décima
parte superior del 1 por ciento que los ingresos del capital
comienzan a predominar: 70 por ciento de los ingresos de
la centésima parte superior del 1 por ciento se originan en
el capital (Solow, R., 2014: 17).

¿Cómo es posible que mentes brillantes no hayan


desentrañado el misterio que se esconde tras las crisis
un nuevo fantasma recorre el mundo 89

económicas? ¿Por qué la institucionalidad económica


fue fuertemente desregulada luego de la crisis profunda
de 1973? El problema no es de (des)conocimiento sino
de poder. La riqueza genera poder y a su vez desde las
colinas del poder, la política (económica) coadyuva a la
mayor concentración de la riqueza, con aumento de las
desigualdades1. Como lo dijera alguien con gran sabiduría
para responder a la primera pregunta: “Es difícil conseguir
que un hombre entienda algo cuando su salario depende
de que no lo entienda”.

Lo aprendido sobre la naturaleza de las crisis


económicas

Sorprende el desconocimiento sobre la naturaleza de las


crisis económicas. Los economistas más cercanos al poder
consideran al menos incómoda su recurrencia y no dejan
de expresar su sorpresa ante cada una de sus apariciones.
Mientras que para el profesor Gregory Mankiw2, cuestiona-
do por sus estudiantes en Harvard en 2011, poco se sabe

1  Con relación a Estados Unidos anota Krugman que “los ingresos salariales en la
parte superior también se han disparado. Los salarios reales de la mayoría de los
trabajadores de los Estados Unidos han aumentado poco o nada desde principios de
1970, pero los salarios del 1 por ciento de los asalariados se han incrementado 165
por ciento, y aún los salarios del 0,1 por ciento se han incrementado 362 por ciento”
(Krugman, 2014: 13).
2  Este inspirador de las políticas neoliberales, desde la Casa Blanca, director del ga-
binete económico del presidente bajo la administración Bush (hijo), para terminar
el desmonte del Estado de bienestar ya iniciado por la reganomics durante los años
1980, consigna en uno de sus libros de texto que “el término ciclo económico es algo
engañoso, ya que parece sugerir que las fluctuaciones económicas siguen una pauta
regular y predecible. En realidad las fluctuaciones económicas no son en absoluto
regulares y casi siempre son imposibles de predecir con mucha precisión” (véase
Mankiw 2004: 450).
90 alcides gómez jiménez

según él y menos se puede hacer para contrarrestar las


fluctuaciones cíclicas en su fase depresiva, por el contrario y
en la misma línea ideológica, para Robert Lucas en 2003, por
fin “el problema de la prevención de la depresión económica
había sido resuelto”, y “lleva ya muchas décadas resuelto”,
según relata Paul Krugman3.
Se ha criticado la miopía de los economistas al no
ver más allá de su nariz y por ello insistir en el análisis de
“la actual crisis”, sin salir de ella y por tanto negando la
importancia de analizar patrones de comportamiento para
aproximarse a una explicación de su naturaleza, con base en
regularidades acercarse a una teoría de las crisis económi-
cas (en plural), como es usual en el proceder de la ciencia.
Ya lo advertía un historiador de la ciencia: “Un historiador
perceptivo, al considerar un caso clásico de reorientación
de una ciencia por cambio de paradigma, lo ha descrito
recientemente como ‘coger el palo por el otro extremo’”,
un proceso que entraña “el manejo del mismo haz de da-
tos que antes, pero colocándolo en un nuevo sistema de
relaciones mutuas al ponerlos en un marco distinto” (Kuhn,
2007: 176-177).
Con agudo sentido de esta necesidad ya se dijo con
lucidez:

Los economistas se empeñan en discutir sobre las causas de


la presente crisis. Desde el punto de vista científico, eso es
tan absurdo como si los médicos debatieran interminable-
mente sobre las causas de que desarrollara su enfermedad

3  Palabras de Robert Lucas en 2003, en la sesión inaugural del Congreso de la Aso-


ciación Americana de Economía, al ser elegido presidente de la misma (véase Krug-
man, 2012: 103).
un nuevo fantasma recorre el mundo 91

el paciente Mengano que murió de cáncer de pulmón, o


si los geólogos se empeñaran en discutir sobre las causas
del terremoto que tuvo lugar tal día de tal año en tal sitio.
Para que avance la ciencia y se puedan establecer teorías
causales es muy pocas veces fructífero fijarse en un caso
particular de un fenómeno. Lo que hay que hacer es estudiar
el fenómeno en su generalidad y la estadística es la rama
del conocimiento científico que proporciona instrumentos
teóricos y prácticos para ello (Tapia Granados, 2009: 39).

Habría que agregar que para llevar a feliz término tal


propósito, además se requiere del concurso disciplinar de
la historia económica, para situar en contexto las crisis
económicas.
Se ha comparado en magnitud la primera gran crisis
del siglo xxi que se inició en el tercer trimestre de 2007, con
la segunda del siglo xx que comenzó en 1929. Se sabe que
luego de la Segunda Guerra Mundial tuvo lugar una fase muy
larga de recuperación primero y expansión sin precedentes
después, de la acumulación capitalista entre 1948-1973,
conocida como “la edad de oro” o “los años dorados” por los
anglosajones o incluso “los veinticinco gloriosos” por los fran-
ceses y que culminó en 1973-1974 con la crisis económica
de amplitud mundial.
La tasa media anual de crecimiento del pib per cápita
para los dieciséis países de la Organización para la Coope-
ración del Desarrollo Económico (ocde) fue del 3,8% en el
periodo 1950-1973, más que el triple a la que se obtuvo en el
periodo anterior, del 1,2% entre 1913-1950 (Maddison, 1992:
41). Dada la tendencia de los economistas a concentrarse
en la crisis económica más reciente, se había olvidado que
luego de la crisis económica europea de 1848, tuvo lugar la
92 alcides gómez jiménez

que se llamara en su época Gran Recesión (1873-1895) y que


marcó en el plano político el fin del manejo de los problemas
mundiales con visión eurocentrista al decir de un historiador
de las grandes potencias (Kennedy, 2007: 317).
La tendencia a no reconocer la existencia de las crisis
económicas como “purga” del sistema económico para
restablecer la dinámica de la acumulación, llevó a que el
presidente de los Estados Unidos, Calvin Coolidge, en su
Mensaje al Congreso del 4 de diciembre de 1928, expresara
con desbordante optimismo y con desconocimiento de la
gran crisis que se avecinaba:

Nunca el Congreso de los Estados Unidos, al analizar el


estado de la Unión, se ha encontrado con una perspectiva
más placentera que la que existe en este momento […]. Las
exigencias no se cifran ya en satisfacer la necesidad sino en
conseguir el lujo […]. El país puede contemplar el presente
con satisfacción y mirar hacia el futuro con optimismo
(Hobsbawm, 2012: 92).

Se plantea que si las crisis económicas son consus-


tanciales a la acumulación de capital, entonces el ciclo eco-
nómico ha de tener una dinámica centrada en el progreso
técnico, en la innovación tecnológica como mecanismo que
posibilita la obtención de la renta tecnológica como forma
que asume la ganancia extraordinaria. La fase descendente
del ciclo económico se ve acompañada por una disminución
de la renta tecnológica en la medida en que la innovación
tecnológica también es asumida por otros participantes
en el mercado y por tanto se presenta un agotamiento de
los beneficios potenciales que aportaba la innovación ini-
cial. Cuando las innovaciones se generalizan, la ganancia
un nuevo fantasma recorre el mundo 93

extraordinaria al distribuirse cuota parte entre todos, des-


aparece hasta reducirse al nivel de la ganancia media de la
correspondiente rama industrial.
Para Schumpeter (1956: 25) el ciclo económico tenía
cuatro fases: prosperidad, contracción, depresión y recu-
peración. Por tanto la temporalidad y la volatilidad son
características tendenciales que acompañan la posición de
monopolio tecnológico desde el punto de vista económico,
pero existen contratendencias desde el plano político, des-
de el poder de las naciones-Estado para alterar el curso de
las fuerzas económicas en beneficio de grupos de interés
transnacional y a su vez en la vía inversa, se plantea cómo
hoy es afectado, limitado y disminuido el poder de los
Estados-nación4.
Por tanto, es en la fase recesiva del ciclo económico
cuando es imperativo hacer las reformas para restituir a futu-
ro el nivel de la ganancia extraordinaria y aún remontar dicho
nivel, lo cual solo es posible tensionando las hoy llamadas
divisiones de investigación y desarrollo (i+d) de las empresas
para el logro de mayores ganancias mediante innovaciones
por varias vías: (1) con mejoras en los productos existentes,
(2) bien con la obtención de nuevos productos, (3) con nue-
vos procesos productivos y (4) con la combinación de los tres
anteriores con nuevos mercados, tanto en el interior como
en el exterior del país (Schumpeter, 1968: 25-49).

4  Se ha planteado por Jessop, que en el llamado Estado social schumpeteriano como


régimen posfordista de acumulación, el poder de los Estados-nación se ve limitado
y disminuido por la acción del desplazamiento de un triple poder presente bajo el
nuevo paradigma de la globalización: (1) Hacia arriba, por la acción de poderes supra-
nacionales; (2) Hacia abajo, por el empoderamiento de ciudades y aún de regiones;
(3) Hacia afuera, por la influencia creciente, de redes sociales e informáticas (véase
Jessop, 1999: 67).
94 alcides gómez jiménez

Schumpeter también planteó que en la fase de depre-


sión se presentaba la “destrucción creativa” como quiebra
masiva de empresas con dos implicaciones: la primera y
decisiva, como oportunidad para otras empresas de aban-
donar la actividad rutinaria en el manejo, que privilegia lo
urgente sobre lo importante, asumiendo los riesgos propios
del emprendedor (l’entrepreneur), vale decir el empresario
que pone “más cerebro” en la búsqueda de nuevas oportu-
nidades en los mercados internos y externos, y la segunda,
como oportunidad de adquirir a precios de liquidación,
activos de las empresas quebradas.
Así las cosas, Schumpeter recordó una aparente para-
doja planteada hace más de 150 años por Clement Juglar,
el economista francés que inició el estudio sistemático de
los ciclos económicos: “La única causa de la depresión
es la prosperidad”. Sin duda que más adelante Wesley C.
Mitchell (1956: 4), quien profundizó en el estudio del ciclo
económico, conocía el aporte de Juglar puesto que hace un
siglo (1913) lo planteó con idéntica lógica.

Será conveniente principiar [el análisis] con la fase del ciclo


por la que atraviesa actualmente la economía norteameri-
cana: la fase de recuperación que siguió a la depresión. La
primera tarea consistirá en examinar cómo esta recuperación
toma impulso y origina la prosperidad. Consideraremos
después cómo la prosperidad misma crea las condiciones que
conducen a la crisis, cómo éstas se convierten en depresiones
y, por último, cómo con el transcurso del tiempo, las
depresiones procrean condiciones que originan una nueva
recuperación (resaltado del autor).
un nuevo fantasma recorre el mundo 95

Recientemente se ha destacado la importancia y vigen-


cia del pensamiento de economistas que en vida no fueron
reconocidos y que están en la línea de la argumentación
aquí planteada:

La gran idea de Minsky fue centrarse en el “apalancamiento”


(leverage): la acumulación de deuda en relación con los
activos o los ingresos. En los periodos de estabilidad econó-
mica –decía el autor–, el apalancamiento se incrementaba,
porque todo el mundo mira con displicencia el riesgo de
que el deudor no sea capaz de devolver lo prestado. Pero
este ascenso del apalancamiento, a la postre, genera ines-
tabilidad económica. De hecho, prepara el terreno para una
crisis económica y financiera (Krugman, 2012: 53).

En un plano general puede plantearse que existe una


estrecha relación entre la dinámica de la acumulación de
capital mediada por las fluctuaciones cíclicas o ciclo eco-
nómico, los regímenes de acumulación5 y las hoy llamadas
“revoluciones tecnológicas”, de tal manera que la primera
fase de la Revolución Industrial inglesa (1770-1820) centrada en
el telar y con fuente energética en el vapor de agua (primero
madera y luego carbón), contó con una segunda fase (1820-
1870), centrada en los barcos de vapor y los ferrocarriles, con
fuente energética en el carbón, desarrollando así la meta-
lurgia (hierro). El régimen de acumulación es extensivo en

5  La escuela o enfoque de la regulación ha provisto de valiosos instrumentos para


el análisis de la progresión y discontinuidades de la acumulación capitalista tanto en
perspectiva histórica de largo plazo o macroeconomía histórica alternativa, esto es,
como regímenes de acumulación. También ha provisto del instrumental analítico para
sostener y conducir el régimen de acumulación en vigor entendido como modo de
regulación (véase al respecto entre otras publicaciones, a Boyer, 2004, y Aglietta, 1979).
96 alcides gómez jiménez

regulación competitiva y en la segunda fase surge la “gran


manufactura” en la organización de la producción.
La segunda Revolución Industrial (1870-1970), cuya
primera fase (1870-1930): desarrolló la industria pesada
con base en el acero (hierro+carbón coke), la química en el
desarrollo de gran parte de la industria en general y de la
farmacéutica en particular, la electricidad y su impacto en
las comunicaciones, bajo un régimen de acumulación de
capital conocido como “taylorismo”, con gestión de la ge-
rencia que descompuso los procesos de trabajo en tiempos
y movimientos.
Frederick Taylor sistematizó en la segunda década del
siglo xx la llamada “administración científica del trabajo”,
con una obra publicada bajo el mismo nombre. Es un ré-
gimen intensivo en el que el reparto del valor agregado se
inclina hacia la ganancia y con salario regulado por el ‘ejér-
cito industrial de reserva’. La segunda Revolución Industrial
tuvo también una segunda fase (1930-1945-1970): con la
masificación de la producción industrial y con el desarrollo
industrial de derivados del petróleo como los plásticos que
copan cerca del 60% de las aplicaciones de las materias
primas provenientes de la industria petroquímica.
Las economías de escala logradas en la industria auto-
motriz con importante reducción de costos unitarios, con
Henry Ford como pionero en la instalación de la cadena
de montaje, hizo que a este régimen de acumulación que
sucedió al taylorista se le llamara “fordista”. La movilización
de los rendimientos a escala caracterizó la organización de
la producción. El fordismo entronizó un nuevo paradigma
que dejaba atrás el juego de suma cero entre la ganancia y
el salario. Se institucionalizan los acuerdos entre el capital
y el trabajo para el reparto del valor agregado. No hubo
un nuevo fantasma recorre el mundo 97

aumentos sensibles en el valor pagado por salario-hora, pero


los trabajadores recibieron ingresos laborales adicionales
como primas o bonificaciones adicionales al salario por
aumentos en la productividad del trabajo y la estabilidad
laboral se consagró como derecho adquirido (contrato
laboral indefinido en la ley laboral).
De igual modo, varió la composición de la demanda so-
cial por el papel motor de la demanda de los asalariados por
bienes y servicios que antes tenían una impronta elitista. El
fordismo acompaña el ascenso del Estado de bienestar o Es-
tado providencia, con su provisión de seguridad social, res-
peto por los derechos sociales y económicos, con prioridad
de las políticas de pleno empleo, de ingresos y salarios. En
suma, la producción en masa requería también de un consu-
mo igualmente masivo, como rasgo distintivo del fordismo.
La tercera revolución tecnológica, o revolución informá-
tica se encuentra aún en su primera fase (1970-2000) y está
centrada en las tecnologías de la información y las telecomu-
nicaciones (tic).
Como ya fuera planteado por el autor (Gómez, 2011:
153-178), mediante microcircuitos electrónicos integrados se
logró desde 1971 la fabricación de microcomputadores. En
ese mismo año se registró un gran salto con el avance de
las comunicaciones en red y si bien el uso inicial de Inter-
net fue exclusivamente para las comunicaciones militares,
en la década de los años 1980 se extendió a la comunidad
científica y ya en los años 1990 se generalizó su uso para las
comunicaciones en tiempo real para todo tipo de usuarios
(gobiernos, organizaciones y particulares).
Apenas empieza al despuntar el siglo xxi el despliegue
en la tercera revolución tecnológica con la segunda fase cen-
trada en la nanotecnología (2000 en adelante).
98 alcides gómez jiménez

La nanotecnología se define como aquello que tiene


una estructura menor a cien nm (100 nanómetros) de ta-
maño y un nanómetro (1 nm) equivale a la billonésima parte
de un metro, se comprenderá entonces que una molécula
de adn mida 2,5 nm. Mediante manipulación molecular se
crean por ejemplo, nuevas estructuras atómicas (estables)
para la fabricación de materiales más resistentes y menos
pesados que el acero como los nanotubos de carbono. Ya
existen “impresoras” que descargan objetos de tres dimen-
siones y se cuenta con investigaciones avanzadas para crear
artificios con objetivo de lograr su “autoensamblaje”. Ya se
avanza en esta segunda fase llevando más lejos, entre otras,
la manipulación genética en la nanotecnología mediante
la plataforma bang (bits + átomos + neuronas + genes)
(Cueva, 2009).
Como régimen de acumulación a este periodo se le
conoce como posfordista y la organización de la producción
se caracteriza por el agotamiento de las ganancias de pro-
ductividad típicas del fordismo, la relación salarial se modifica
por el ascenso de la individualización y la desaparición de
las formas colectivas de lucha o acuerdos. La reducción de
la parte salarial dentro del valor agregado aumenta las des-
igualdades y la precarización laboral en mayor grado para los
trabajadores sin calificación profesional. La composición de
la demanda social se estratifica en función ya no del salario
sino del ingreso laboral (con recorte en la parte invisible
del salario) y este último queda ligado a las competencias
laborales. Por tanto, el eslabón más débil de la cadena
afecta el trabajo y sobre éste, a través de la “flexibilización
laboral” recae la incertidumbre reinante en los mercados,
antes a cargo del capital, cuando vuelve la recesión que ya
se creía superada.
un nuevo fantasma recorre el mundo 99

Los ciclos económicos en la dinámica de


los regímenes de la acumulación capitalista

La fase depresiva del ciclo económico fue tan aguda entre


1873 y mediados de la última década del siglo xix que se la
llamó en ese entonces la “Gran Depresión” y la deflación
generalizada llevó a un descenso en los precios del 40% en
la Gran Bretaña (Hobsbawm, 2001: 45) siendo la economía
líder del sistema capitalista en ascenso, en cuanto “taller
del mundo” por su desarrollo industrial y líder de un voraz
imperialismo que pudo añadir 6,8 millones de kilómetros
cuadrados de tierra con 66 millones de nuevos súbditos
al imperio (Kennedy, 2007: 361) durante las tres últimas
décadas del siglo xix.
La segunda Revolución Industrial se asocia desde la
séptima década del siglo xix, en el plano político, a partir
del veloz desarrollo de la economía estadounidense luego
de la Guerra Civil (Guerra de Secesión) y del logro de la
unificación alemana, liderada por Prusia, con nacimiento
de un moderno Estado-nación bajo la forma de imperio
(Segundo Reich), arquitectura política debida a Bismarck,
el “canciller de hierro”.
En el plano económico, la segunda Revolución Indus-
trial impactó con los nuevos avances en la provisión de
energía eléctrica y sus múltiples aplicaciones como nueva
fuente de energía en la industria, y en particular el desarrollo
de la industria farmacéutica, el alumbrado público y en las
comunicaciones, amén de contar en el transporte terrestre
con un nuevo vehículo autopropulsado por el motor de
explosión de cuatro tiempos mediante mezcla de oxígeno
y gasolina.
100 alcides gómez jiménez

La Primera Guerra Mundial (1914-1918) es el escena-


rio para dirimir la puja entre Alemania y Estados Unidos
por reemplazar a Gran Bretaña en su ejercicio del poder
hegemónico mundial. La derrota de Alemania a la cabeza
de la alianza con los imperios Austro-Húngaro y Otomano
enfrentado a los aliados de Gran Bretaña, Francia, Italia,
Rusia y Estados Unidos, que inclinaron el fiel de la balanza
en el último año de la guerra a favor de los aliados, borró
del mapa político dos imperios, el de los Habsburgo en
el noroeste de los Balcanes y Europa central, y el imperio
de los Romanoff en la Rusia zarista, desplazados por los
bolcheviques e impuso a Alemania, mediante el Tratado
de Versalles, unas condiciones humillantes, como era la de
pagar todos los gastos de la guerra.
Keynes en 1920 denunció en un brochure titulado “Las
consecuencias económicas de la paz” (Keynes, 2002), que
se trataba de una deuda impagable y que por el contrario
contribuía era a crear más adelante, las condiciones para un
segundo conflicto mundial liderado por Alemania. El protec-
cionismo a ultranza (Chang, 2013: 31), que se desencadena
luego de la Primera Guerra Mundial, la recuperación de las
capacidades de producción por parte de Europa, tanto en
la industria en Europa occidental, como en la producción
de cereales en la Europa del este (el granero), contribuyeron
para que al final de la década de los años 1920, la economía
de los Estados Unidos tuviera excedentes de producción
invendibles.
El régimen de acumulación taylorista se caracterizó
por mantener a raya los salarios de los trabajadores bajo
el paradigma del juego de suma cero entre ganancias y
salarios. En la economía de Estados Unidos se puso de
presente una contradicción fundamental: una capacidad
un nuevo fantasma recorre el mundo 101

excedentaria de producción, sin consumo masivo como era


propio del taylorismo. Al quedar alineados eventos como la
Primera Guerra Mundial y la Gran Depresión que se iniciara
en 1929, no fue difícil que a este periodo se le llamara “La
era de las catástrofes” (Hobsbawm, 2012, capítulos i al vii).
No obstante, los Estados Unidos pudieron sortear
los efectos de la Gran Depresión de los años 1929-1932,
mediante la firma de 37 acuerdos bilaterales de comercio,
incluido uno con Colombia de 1935. Su participación en la
Segunda Guerra Mundial desde diciembre de 1941 expandió
su capacidad industrial y de nuevo al final de la Segunda
Guerra Mundial podía ufanarse de no haber recibido un solo
bombazo en su territorio continental.
Corregidos los errores del fin de la Primera Guerra
Mundial se aplicó al final de la Segunda Guerra Mundial la
conocida máxima de Maquiavelo, según la cual “el enemi-
go de ayer no tiene porque ser siempre tu enemigo, puede
ser tu mejor amigo mañana, si logras atraerlo a tu campo,
e incluso puede ser mejor que tus viejos amigos porque
tiene que hacer méritos (…)”. El capital norteamericano se
asoció, con el capital japonés, el alemán6 en particular, y con
el europeo en general, además de buscar socios, según la
expresión de Angus Maddison, con “los retoños de Occi-
dente” (Canadá, Australia y Nueva Zelanda).
El plan de reconstrucción europea conocido como
“Plan Marshall” fue anunciado a mediados de 1947 y en
aplicación a sus primeros desembolsos se hicieron en

6  De modo que Alfred Krupp heredero del emporio armamentista e industrial de su


mismo nombre, pudo ser liberado por orden del alto comisionado de los Estados Uni-
dos (John Mc Cloy) en la Alemania ocupada por los Aliados, y quien tanto se benefició
del belicismo hitleriano y Mc Cloy llegaría a ser luego presidente del Banco Mundial
entre 1947-1949 (véase Sáenz Rovner, 1998: 251, nota 8).
102 alcides gómez jiménez

1948 por medio de la agencia gubernamental norteameri-


cana Import-Export Bank y no del Banco Internacional de
Reconstrucción y Fomento (Banco Mundial), creado por
los Acuerdos de Bretton-Woods de 1944. La razón: algo
diferenciaba al presidente progresista Franklin D. Roosevelt
(muerto en abril de 1945) de su vicepresidente y sucesor, el
reaccionario Harry Truman, ambos del partido demócrata.
Fueron desembolsados 12 000 millones de dólares en algo
más de tres años, a partir de abril de 1948 (alrededor de
100 000 millones de dólares a precios de 1997). La ayuda
también fue en la otra dirección en opinión de un experto:
“(…) el Plan Marshall fue una manera de canalizar dólares
de los contribuyentes norteamericanos a los proveedores
de los Estados Unidos con Europa como conducto” (Maier,
citado por Sáenz Rovner, 1998: 253, nota 12).
Ya en “los años dorados” de la acumulación (1950-1973)
resultó paradójico que las potencias aliadas victoriosas en la
Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos y el Reino Unido,
resultaran rezagadas en el campo económico, pues mientras
el conjunto de los dieciséis países de la ocde obtenían una
tasa media anual de crecimiento del pib per cápita del 3,8%
en ese periodo, los Estados Unidos crecían apenas al 2,2%
y el Reino Unido al 2,5%, en tanto que las potencias que
pertenecieron al Eje crecían muy por encima del promedio
total, Japón al 8% anual, Alemania al 4,9% e Italia al 4,8%
(Maddison, 1992, cuadro iii.2: 41).
Las condiciones que se impusieron a los vencidos,
como la prohibición de dotarse de armas ofensivas, con
fuerzas armadas limitadas a guardar las fronteras, sirvió
para que dispusieran de mayores recursos para fines pro-
ductivos. El crecimiento de la productividad en 1950-1973,
medida por el pib por hora-hombre siguió una pauta similar
un nuevo fantasma recorre el mundo 103

al crecimiento del pib per cápita, con rezago notorio de los


Estados Unidos y del Reino Unido (Maddison, 1992, cuadro
vii.2: 121). Al final de los años 1960 era evidente la pérdida
de competitividad de la economía de Estados Unidos frente
a los otros dos socios de la tríada capitalista, Europa occi-
dental, con desempeño notable de Alemania, Francia e Italia
y frente al Sudeste de Asia con Japón a la cabeza.
La respuesta de Estados Unidos para recuperar el te-
rreno perdido consistió en desenganchar el ancla del patrón
oro-dólar y asumir una tasa de cambio flotante respecto
al comportamiento del mercado de capitales. El dólar se
devaluó en 1971 con esta medida e hizo otro tanto en 1973,
bajo la presidencia de Richard Nixon. El comercio exterior
se reactivó por tanto y luego de importantes inversiones en
el campo de la microelectrónica, disputaron a Japón el lide-
razgo en ese campo. La política de exportación de alimentos
baratos fue eliminada una vez sepultada la Public Law 480,
diseñada desde los tiempos de la reconstrucción europea
y de ayuda a los países del Tercer Mundo. La liquidación
de los inventarios de cereales en 1972 llevaron a que los
excedentes de trigo almacenados pasaran de 53 millones
de toneladas a 12 millones en 1973, en tanto los precios del
trigo se desplomaron transitoriamente por esa política de
dumping, para triplicar bajo la nueva política macroeconó-
mica, el precio del trigo en 1974.
Tal situación de crisis alimentaria prendió las alarmas
y Naciones Unidas convocó en 1974 a una Conferencia
Mundial sobre Alimentación. La guerra del Yom Kipur, en
octubre de 1973, entre Egipto y Siria con Israel, contribuyó
al embargo petrolero por parte de la Organización de Paí-
ses Productores de Petróleo (opep). Terminó con más de
medio siglo con barril de petróleo “barato”, a 2,50 dólares.
104 alcides gómez jiménez

Su precio se cuadruplicó. Hemos dicho que esta situación


fue:

Más una consecuencia que una causa de la crisis o en el


mejor de los casos un detonante de un cuadro de crisis ya
configurado previamente. Los petrodólares del sur (países
de la opep) migraron a los centros financieros del Norte
(Gómez J., 2011: 165).

Habría un segundo shock petrolero en 1979 con otra


elevación del precio del crudo hasta treinta dólares y ahora
la abundante oferta de fondos prestables tomó la “ruta del
petróleo” en busca de colocación en los centros financieros
del Norte, de modo que una vez saturada allí la demanda por
tales recursos, se buscó su colocación en el Tercer Mundo y
este vio crecer como espuma su deuda externa, de un nivel
de 70 000 millones de dólares en 1971 a 569 000 millones
en 1980. A partir de 1982 se acabó la “prosperidad al debe”
cuando se presentó un repentino cambio en plazos, tiempos
muertos de amortización y tasas de interés, y estas últimas
en términos reales pasaron de 1,4% en 1978-1979 a 8,7%
entre 1981-1982 (Toussaint, 2004: 174).
Historiadores económicos como el Nobel de Econo-
mía, Charles Kindleberger, muestran que durante el último
siglo las crisis financieras se han presentado con intervalos
aproximados de diez años, según lo ha recordado Stiglitz
(2010: 285). Las crisis económicas en Estados Unidos,
recurrentes a partir de 1973, 1982, 1990, 2001 y 2008, y las
débiles recuperaciones y recaídas desde entonces, a dife-
rencia del pasado son indicativas de una crisis no resuelta,
sino reveladora de unas crisis larvada, que aún no encuentra
solución y por tanto cae dentro de la definición que da el
un nuevo fantasma recorre el mundo 105

Diccionario de la Real Academia Española (drae) del término


“larvado”: “Aplicase a las enfermedades que se presentan
con síntomas que ocultan su verdadera naturaleza”. Por
tanto, puede decirse que la denominación aquí empleada de
“crisis larvada” hace honor a la segunda acepción que trae
el drae para el término “larva”: “Del latín larva: fantasma,
espectro, duende”.
En la perspectiva de estudiar no la última crisis sino de
analizar sus regularidades en un amplio periodo de tiempo a
partir del fin de la Segunda Guerra Mundial, desde el primer
trimestre de 1947 hasta el tercer trimestre de 20097 (Tapia
Granados, 2009) para un total de 251 trimestres observa-
dos, en los que en 201 trimestres hubo expansiones y en
50 trimestres hubo recesiones, en el transcurso de 62 años
y nueve meses. Para todo el periodo se totalizaron once
recesiones, y de ellas tres se presentaron después de 1990
(1991-1992, 2002 y 2008-2009).
El hallazgo notable de Tapia Granados es haber iden-
tificado que previamente a cada recesión, la tasa media de
crecimiento de las ganancias empresariales empezaba a
caer progresivamente desde el trim-8 con 3% hasta el último
trimestre recesivo trim 0 con -0,7%. El primer trimestre de
expansión trim+1 arrancaba con una tasa media de creci-
miento de las ganancias, alta, del 10,9%, descendiendo al
6,3% en el trim+2 y al 4,7% en el trim+3. Por tanto, el autor
pudo concluir que:

7 Tapia Granados sigue la cronología usada por el National Bureau of Economic


Research (nber), en cuya definición de recesión se incluye desde el trimestre definido
como “pico” (peack) del ciclo hasta el trimestre “valle” (trough), incluyendo a ambos.
Por tanto, el trim -1 se lee como el trimestre inmediatamente anterior a la recesión,
el trim 0 es el último trimestre de la recesión y el trim +1 es el primer trimestre de la
expansión.
106 alcides gómez jiménez

De lo que cabe poca duda es que la realidad del capita-


lismo muestra con claridad que en cada expansión de la
economía las ganancias tienden finalmente a estancarse y
caer, y poco después, hay una crisis, que abre paso a una
recuperación de las ganancias (Tapia Granados, 2009:
44-45, cuadro 1).

Detrás de las ganancias están aquellas en productividad


y detrás de ésta, está la innovación tecnológica (Helpman,
2007), que origina la correspondiente renta tecnológica
que se comporta como renta diferencial bajo la forma
social de “ganancia extraordinaria” (Cuevas, 2008: 33). Ha
de tenerse en cuenta que según algunos autores, más del
80% del incremento del ingreso per cápita se ha debido a la
innovación, más que a la acumulación de capital o a mejora
en las capacidades de los trabajadores (Stiglitz, 2010: 418).
Razonamiento que está en el núcleo del pensamiento de
Schumpeter, quien consideraba la temporalidad de la posi-
ción de monopolio, porque pronto vendría otro innovador
a desplazarlo, en la perspectiva schumpeteriana “lo que
había era competencia por los mercados, no competencia
en los mercados, y esa competencia se hacía a través de la
innovación” (Stiglitz, 2010: 317).
Desde las elevadas colinas del poder se niega la existen-
cia de la recesión, así después de un bimestre oficialmente
en recesión, luego de dos trimestres consecutivos de desace-
leración del pib, el presidente Bush declaraba el 28 de febrero
de 2008: “No creo que nos dirijamos hacia una recesión”
(Stiglitz, 2010: 61). El presidente no tenía culpa alguna, si
académicos (Robert Lucas) y otros en funciones públicas
(además de Gregory Mankiw) consideraran que removidas
un nuevo fantasma recorre el mundo 107

las leyes regulatorias del sector bancario y financiero8, apro-


badas luego de la Gran Depresión de los años 1930, y con
las innovaciones de los “derivados” financieros, los “activos
tóxicos” (hipotecas subprime) encapsuladas en las ventas de
cartera, tal laxitud era precisamente para algunos, su virtud,
como bien lo expresara el entonces presidente de la Reserva
Federal (fed), Alan Greenspan, en octubre 12 de 2005:

La reciente reforma regulatoria, unida a las tecnologías


innovadoras, ha estimulado el desarrollo de productos
financieros tales como valores respaldados por activos,
obligaciones crediticias con garantía secundaria y permutas
de cobertura por incumplimiento crediticio que facilitan la
dispersión del riesgo (…). Estos instrumentos financieros
de complejidad creciente han contribuido al desarrollo de
un sistema financiero mucho más flexible, eficiente y, en
consecuencia, resistente al que existía hace tan solo un
cuarto de siglo (Krugman, 2012: 65).

No ha de sorprender que quienes llevaron en su ejer-


cicio profesional al desastre no advirtieran el peligro que
estaban creando, al fin y al cabo ese peligro no era para esa
selecta minoría del 1%, que en 2012 ya concentraba el 19,3%
del ingreso nacional de Estados Unidos, ni para el 0,01%,

8 El senador republicano Phil Gramm fue el maestro de obra de la Ley Gramm-
Leach-Bliley la cual revocó en 1999 la Ley Glass-Steagall que prohibía a los bancos de
depósito utilizar los fondos de los clientes para especular en bolsa o con los precios
de las materias primas. Los demócratas también apoyaron la desregulación a través
de Robert Rubin, por esa época secretario del Tesoro, quien antes de entrar al gabine-
te había sido copresidente de Goldman Sachs, para luego llegar a la vicepresidencia
de Citigroup y la Ley Gramm-Leach-Bliley mencionada, legalizaba retroactivamente la
fusión ilegal de Citicorp, sociedad matriz de Citibank, con la sociedad de inversiones
Travelers Group que constituyera Citigroup (véase Le Texier, 2013).
108 alcides gómez jiménez

que había alcanzado el 4,1% del ingreso total (Picketty,


2014), gracias a esos novedosos “instrumentos financieros
de complejidad creciente”.
un nuevo fantasma recorre el mundo 109

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Jorge Iván González

Estudió Filosofía en la Universidad Javeriana, Maestría de Economía


en la Universidad de los Andes y Doctorado en Economía en la
Universidad de Lovaina en Bélgica. Ha sido decano de la Facultad
de Economía de la Universidad Nacional, director del Centro de
Investigación para el Desarrollo de la Universidad Nacional (cid),
director del Informe de Desarrollo Humano para Bogotá del pnud,
profesor de las universidades Nacional y Externado.
Es miembro de la Orden Gerardo Molina de la Universidad Na-
cional. En la actualidad es profesor de las universidades Nacional
y Externado y consultor independiente.
Aprendiendo de Popper:
la búsqueda inacabada

Jorge Iván González

Para McCloskey la economía no es una ciencia. Apenas


es una manera de conversar. Esta posición extrema con-
trasta con la visión ingenua de quienes consideran que la
economía es una ciencia dura. La teoría monetaria ha sido
un campo propicio para enfrentar estas dos aproximacio-
nes. Keynes, muy influenciado por la escuela austriaca de
economía, destaca la relevancia del tiempo y de la incerti-
dumbre radical. Otros autores, como Samuelson, tratan
de minimizar la importancia del tiempo a través del estado
estacionario, y con ello transforman la incertidumbre en
cálculos probabilísticos.

La ciencia es una manera de conversar

En La búsqueda inacabada, Popper (1981) muestra los lími-


tes intrínsecos que tiene todo proceso de conocimiento. El
acercamiento a la verdad es progresivo y sin fin.

En Viena, mi maestro ebanista me mostró no solamente


lo poco que yo sabía, sino que también me enseñó que la
114 jorge iván gonzález

máxima sabiduría a la que podía aspirar, no era otra que la


cabal comprensión de la enorme magnitud de mi ignorancia
(Popper, 1981: 55).

El proceso de conocimiento popperiano parte de un


problema P1, al que se le responde con una teoría tentativa
(tt). Cuando ésta es falseada se elimina el error (ee), se
formula un nuevo problema P2, y el proceso continúa de
manera indefinida. La nueva tt también será falseada, se
corregirá el error y, no obstante, se presentará un nuevo
problema.
P1 → TT → EE → P2

En el lenguaje popperiano, la teoría siempre es frá-


gil. Apenas es una aproximación “tentativa”, porque en
cualquier momento puede ser falseada. La racionalidad
es “limitada” (Rubinstein, 1998), y las aproximaciones a la
realidad son parciales y están marcadas por la percepción
subjetiva de las personas que se manifiesta en sus deseos
y creencias.
Estos principios elementales del proceso cognitivo
tienen implicaciones claras en la teoría económica. Y,
entonces, la reflexión compete, además de la forma de
conocer, al objeto de estudio de la economía. La llamada
“corriente principal” considera que el propósito de la disci-
plina es el análisis de las transacciones de bienes y servicios,
dadas unas limitaciones presupuestales de los agentes.
Desde esta perspectiva, los elementos constitutivos del
estudio de la economía son los precios, las cantidades y
los ingresos. Esta mirada estrecha ha ido a la par con un
aprendiendo de popper: la búsqueda inacabada 115

positivismo ingenuo, y con un predominio de los instru-


mentos matemáticos1.
Cuando se amplía el objeto de análisis se abren los
espacios para criticar el positivismo, y desarrollar un en-
foque interdisciplinario. Para Mises (1949, posición 1802),
“(...) la economía no tiene que ver con las cosas y los objetos
materiales, sino con los hombres, con sus significados y
acciones”2. Y como el análisis económico está centrado
en la relación entre las personas, la reflexión puede ser más
interdisciplinaria. Y al reconocer la complejidad de los su-
jetos se tienen más elementos para poner en tela de juicio
el positivismo ingenuo.
Puesto que el sujeto no se puede desprender de sus
valores y de sus principios normativos, es inútil pretender
que el discurso económico sea neutro. En Retórica de la
Economía, McCloskey (1985, posición 1096) pone en evi-
dencia la naturaleza literaria de cualquier texto económico.
Para ella “(...) los economistas no se diferencian de otros
científicos poetas”. La argumentación económica, como
cualquier discurso científico, busca persuadir y, en este
sentido, es retórica. Para Aristóteles (367 a. C.: 52) la retórica
“(...) es la facultad de considerar en cada caso lo que puede
ser convincente”. La retórica es el desarrollo de la capacidad
de persuasión.

1  El énfasis del uso de las matemáticas en economía se popularizó después de la


publicación del libro de Samuelson (1947). En la perspectiva de Marshall, la disciplina
auxiliar de la economía debería ser la biología. En su opinión, la matemática apenas es
útil para el estudio de problemas económicos muy sencillos, ya que “(...) en los últi-
mos estadios de la economía, cuando nos estamos aproximando a las condiciones de
la vida, las analogías biológicas son preferibles a las mecánicas” (Marshall, 1898: 43).
2  Las citas de Mises son de la versión electrónica de Kindle-Amazon.
116 jorge iván gonzález

La retórica no es cualquier discurso porque debe


cumplir ciertas reglas que tienen como fundamento la
lógica3. El punto de partida es la lógica pero la retórica
va más allá.

Pero como la retórica pretende que se llegue a una deci-


sión (pues en las deliberaciones se decide y un juicio es
una decisión), es necesario que no sólo se atienda a que el
argumento sea convincente y fidedigno, sino a ponerse a sí
mismo y al juez en una determinada disposición, pues tiene
mucha importancia para la persuasión, especialmente en
las deliberaciones, aunque también en los juicios, la actitud
que muestra el que habla y que dé la impresión a los oyentes
de que se encuentra en determinada disposición respecto
a ellos y además que también se dé el caso de que ellos lo
estén respecto al orador (Aristóteles 367 ac: 139).

En la concepción de Aristóteles la retórica no tenía el


sentido peyorativo con el que a veces se la mira hoy en día.
El arte de la persuasión ayuda a construir sociedad porque
ofrece elementos para la decisión colectiva. Y en el mundo
aristotélico el bien común está estrechamente ligado a la
felicidad. La frase de Aristóteles muestra que la retórica debe
llevar a tomar decisiones, y este proceso es exitoso solo si los
argumentos son fidedignos. Es decir, si son seguros porque
proceden del conocimiento lógico-científico. Pero como la
lógica –el silogismo– no es suficiente para convencer, es
indispensable avanzar hacia el razonamiento retórico –el

3  La retórica, dice Aristóteles, es “una contrapartida de la dialéctica”. Mientras que


la retórica es “la facultad de considerar en cada caso lo que puede ser convincente”,
la dialéctica es el arte de “razonar sobre todo problema que se proponga a partir de
cosas plausibles”.
aprendiendo de popper: la búsqueda inacabada 117

entimema–4. El silogismo no basta para persuadir. Por sí


misma la discusión lógica no convence y por ello se necesita
que el discurso sea retórico. En la frase de Aristóteles hay tres
elementos adicionales que justifican la necesidad de la retóri-
ca: la decisión, la deliberación y la actitud. La retórica favorece
la decisión colectiva y esta tiene como fin último la felicidad.
McCloskey (1983, 1998) destaca la relevancia de la re-
tórica en economía. Para la autora “la economía es literaria”
y la construcción del discurso económico tiene que superar
el espacio de la lógica y de la argumentación estrictamente
formal.

Argumentar que la conversación económica depende funda-


mentalmente de sus formas verbales no quiere decir que la
economía no sea científica, o que apenas sea un asunto de
opinión, o una suerte de juego de confianza. La economía
ha tenido un atractivo exitoso como ciencia. De hecho, sus
fracasos de los últimos cincuenta años –infantiles pero
corregibles– se deben a lo poco que ha avanzado en la
retórica. Los buenos científicos también usan el lenguaje
(McCloskey 1985: xix).

La ciencia es el sustrato básico de los entimemas ver-


daderos. La retórica se construye sobre la ciencia. Pero para
McCloskey (1985, posición 1089), “(...) una ciencia es una
clase de objetos y una manera de conversar acerca de ellos.
No es el camino para conocer la verdad”. La conversación
sobre el objeto es científica si es sistemática y organizada. La

4  El entimema es un silogismo trunco, que se construye así por agilidad y facilidad


de exposición. Aristóteles no se imagina a un buen orador presentando una secuencia
de silogismos acabados. En tales circunstancias el discurso se vuelve incomprensible
y completamente desapasionado.
118 jorge iván gonzález

cientificidad no se identifica con el conocimiento verdadero,


sino con la conversación ordenada.
McCloskey considera que La naturaleza de la firma
de Coase (1937) es un ejemplo excelente de discurso retó-
rico. Este artículo se caracteriza por su sencillez, claridad
expositiva y contundencia argumentativa. Coase propone
una interpretación novedosa de la firma, contrastando la
dinámica de la empresa con la del mercado, sin necesidad
de recurrir a un sofisticado aparato silogístico. Coase se
mueve en el campo de los entimemas porque sólo a partir
de allí puede explicar las complejas relaciones jerárquicas
que se establecen al interior de la firma entre el empresario
y los trabajadores.
Años más tarde, Coase (1988: 3) cuestionará la noción
de racionalidad del libro de texto, que la reduce al compli-
miento de las condiciones de completitud y transitividad5.
La lógica con la que actúa el agente microeconómico podría
aplicarse sin ningún problema a “(...) las ratas, los gatos y
los pulpos”.
En La acción humana, Mises advierte sobre la falsa
asociación que con frecuencia se hace entre matemáticas
y ciencia.

Einstein se hacía esta pregunta: “¿Cómo puede ser que las


matemáticas, que son un producto de la razón humana, y
que no depende de ninguna experiencia, den cuenta de la
realidad? ¿Acaso puede la razón humana a través del razo-
namiento puro, sin ayuda de la experiencia, comprender las
cosas reales?” Y su respuesta es: “Si los teoremas de las

5  Un ordenamiento es completo cuando el sujeto establece relaciones de preferen-


cias entre todos los componentes del conjunto de elección.
aprendiendo de popper: la búsqueda inacabada 119

matemáticas se refieren a la realidad, no son ciertos; y si son


ciertos, no se pueden referir a la realidad” (Mises, 1949: 39).

El método del análisis económico, continúa Mises, es


la construcción imaginaria. Este es el método propio de la
praxeología, que es el estudio de la acción humana. La cons-
trucción imaginaria es una secuencia de eventos, fruto de la
deducción imaginaria que se ordenan de manera lógica. La
construcción imaginaria se expresa de manera contundente
en la forma como los sujetos perciben el futuro y lo expresan
a través de la demanda de dinero.

La dimensión temporal del dinero

Las escuelas contemporáneas de macroeconomía recono-


cen que la moneda y el tiempo son dimensiones importan-
tes, y sobre ello no hay mayor discusión. Las diferencias
comienzan a ser explícitas cuando se examina la forma
como cada corriente de pensamiento concibe el tiempo
y la moneda. La forma de concebir estos dos universales,
el tiempo y la moneda, ha sido un factor determinante de
los rasgos distintivos de las escuelas de pensamiento ma-
croeconómico. Las dos grandes líneas son: la neowalrasiana
y la keynesiana.
En la concepción de Keynes (1936), la demanda vo-
luntaria de dinero obliga a considerar de manera explícita
el tiempo. Y si el tiempo y la moneda son endógenos el
modelo es de desequilibrio. A pesar de su displicencia
por la moneda y el tiempo, al programa de investigación
neowalrasiano no le ha quedado más alternativa que acep-
tar que la macro tiene que involucrar, de alguna manera,
120 jorge iván gonzález

el tiempo y la moneda. Esta preocupación se refleja en


la proliferación que hubo en los años 1990 de libros de
textos sobre macroeconomía dinámica. Se ha buscado
infructuosamente conjugar el tiempo con una demanda
involuntaria de dinero que sea compatible con la neu-
tralidad de la moneda. No se acepta que si el tiempo es
endógeno también debería serlo la moneda a través de
la demanda voluntaria de dinero. El programa de inves-
tigación neowalrasiano no puede optar por este camino
porque perdería su razón de ser al tener que reconocer la
validez de la reflexión keynesiana.
La angustia del programa de investigación neowalra-
siana se expresa muy bien en los modelos de generaciones
traslapadas, que buscan conjugar la dinámica, la neutralidad
del dinero y la función de éste como reserva de valor. Desde
la mirada de los keynesianos, los tres propósitos no son
compatibles. El vínculo entre la dinámica y la función de la
moneda como reserva de valor no es muy problemático.
Ambas dimensiones van en el mismo sentido, ya que la
reserva de valor involucra el tiempo. La dificultad se pre-
senta al tratar de armonizar la neutralidad del dinero con la
dinámica, o con la función reserva de valor. La neutralidad
ha sido concebida para un mundo sin tiempo, en el que no
existe la dinámica y en el que, además, la función reserva de
valor no es importante, puesto que sólo interesa la moneda
como medio de cambio.
El reto del programa de investigación neowalrasiano
es introducir la moneda y el tiempo de tal manera que no
interfieran con los teoremas básicos, que han sido concebi-
dos y aplicados en un contexto de equilibrio. La neutralidad
y la superneutralidad tienen la ventaja de que eliminan el
impacto desestabilizador de la moneda. Pero tienen el
aprendiendo de popper: la búsqueda inacabada 121

inconveniente de que riñen con la dinámica y la función


de la moneda como reserva de valor. Los neowalrasianos
quisieran un mundo en el que la moneda fuera endógena
y neutra. Keynes piensa que este doble propósito es irre-
conciliable. La endogeneidad y la neutralidad de la moneda
no pueden ir a la par, ya que si la moneda es endógena no
puede ser neutra.
Para poder conciliar la neutralidad del dinero y la diná-
mica, los autores no keynesianos hacen un manejo ad hoc
de la distinción entre el corto y el largo plazo. En el corto
plazo, dicen, es posible que el dinero no sea neutro y que la
demanda voluntaria desempeñe un papel importante, pero
en el largo plazo cuando las distintas variables encuentran
su posición de equilibrio, la moneda sí es neutra.
La microeconomía neowalrasiana se ha concebido en
el mundo de la estática comparativa. Y en este contexto los
teoremas funcionan bien si se cumplen dos condiciones:
primera, que cada periodo sea autónomo. Y, segunda, que
se haga abstracción de la secuencia que del corto plazo
conduce al largo plazo.
La estática comparativa relaciona un “antes” y un
“después”. Compara la situación inicial con la final. Las
relaciones se establecen por parejas. Se contraponen dos
momentos. La relación que se establece entre las situaciones
“antes” y “después” se asemeja a la comparación de dos
fotografías. Al cotejarlas, cada imagen aparece como autó-
noma. Esta separación entre los dos momentos hace que la
secuencia temporal que va del uno al otro no sea constitutiva
de ninguna de los dos. Cada “después” es autónomo frente
al “antes” correspondiente.
En virtud de la autonomía del periodo, la estática
comparativa no examina la secuencia que va del corto al
122 jorge iván gonzález

largo plazo. El programa de investigación neowalrasiano


nunca ha logrado definir con precisión qué es el corto y el
largo plazo ni, mucho menos, cuál es el vínculo que existe
entre ambos. Hay una ruptura epistemológica que no logra
ser explicada.
Samuelson (1947) examinó la relación entre la está-
tica comparativa y la dinámica mediante el “principio de
correspondencia”. El autor muestra que la estática es un
momento de la dinámica. Y de allí concluye que los teo-
remas cuya validez ha sido demostrada en el campo de la
estática comparativa, también son válidos en el momento
correspondiente de la dinámica. Algunos de estos postula-
dos fundantes son: la productividad marginal decreciente,
la identidad entre salario real y productividad marginal del
trabajo, el teorema Fisher, el postulado Barro-Ricardo y la
utilidad marginal decreciente, etcétera.
El principio de correspondencia de Samuelson ha cum-
plido un papel fundamental en el desarrollo de los enfoques
llamados dinámicos. Con el ánimo de anular los efectos
perturbadores del tiempo, el programa de investigación
neowalrasiano recurre al estado estacionario, que se asimila
a un estanque en el que entra y sale exactamente la misma
cantidad de agua. El estado estacionario es comparable a
cualquiera de los momentos de la estática comparativa. Y
una vez que se alcanza, el tiempo es reversible. En el caso
del estanque, es indiferente que el agua entre por el lado
A y salga por B, o que entre por B y salga por A, así que el
pasado y el futuro no importan.
La gran mayoría de los modelos de crecimiento con-
temporáneos fundan sus análisis de equilibrio alrededor del
estado estacionario estable. En estos modelos se supone
que el punto de referencia no cambia a lo largo del tiempo y
aprendiendo de popper: la búsqueda inacabada 123

por ello se llaman autónomos. Cuando decimos, por ejem-


plo, que la economía colombiana debe alcanzar una tasa de
crecimiento del 4% anual, el sistema es autónomo, porque
este equilibrio de referencia no se modifica. La dinámica
está dada por el tiempo que la economía se demore para
llegar a esta meta.
La situación es un poco más compleja cuando el siste-
ma no es autónomo, porque el equilibrio intertemporal es
móvil: se desplaza a lo largo del tiempo6. Esta situación se
presenta al afirmar, por ejemplo, que la economía colom-
biana debe alcanzar unos ritmos de crecimiento similares
a los de China. El punto de referencia no es fijo porque la
tasa de crecimiento de China se va modificando cada año.
En los modelos dinámicos el estado estacionario cum-
ple un papel similar al de la estática comparativa: ambos
pueden interpretarse como uno de los momentos del proce-
so dinámico. Y, entonces, el margen de aplicación del prin-
cipio de correspondencia de Samuelson se amplía, de tal ma-
nera que la relación entre estática comparativa y dinámica, es
similar a la que existe entre el estado estacionario y la dinámica.
El estado estacionario permite que los teoremas que
han sido definidos en condiciones de estática comparativa
puedan ser aplicados a la dinámica. En esta situación de
reposo se congela la dinámica y ello posibilita el regreso al
mundo de la estática comparativa. El estado estacionario,
una vez alcanzado, se asimila al equilibrio de largo plazo.
Sin que su posición sea tan radical como la de Mises,
pero aceptando la influencia de la escuela austriaca, Hicks

6  La reversibilidad del tiempo no riñe con el hecho de que en los modelos no autó-
nomos la condición de la estabilidad de la solución hacia adelante (forward) no sea la
misma que la condición de estabilidad de la solución hacia atrás (backward) (véase
Azariadis, 1993: 22).
124 jorge iván gonzález

(1939: 135) no está de acuerdo con integrar la estática y la


dinámica a través del estado estacionario. Y se refiere a
éste como una “ficción”, que ha ejercido una influencia
“(...)  perniciosa sobre la mente de los economistas”, ya
que los ha llevado a dejar de lado los verdaderos problemas
del análisis dinámico. Para Hicks (1985) no es conveniente
que se aplique la mecánica al análisis económico. Desde
su punto de vista, el estado estacionario y la estática
comparativa niegan la dinámica puesto que no aceptan la
interacción entre los periodos. Ni el estado estacionario, ni
el principio de correspondencia resuelven lo que para Hicks
constituye el problema central de la dinámica: la falta de
autonomía del periodo7.
El programa de investigación neowalrasiano, que de
hecho se ha convertido en la corriente principal de la teo-
ría económica, ha buscado que los nuevos saberes sean
compatibles con los teoremas básicos y, en este sentido,
ha tratado de consolidar y de ampliar el núcleo duro. El
ideal neowalrasiano es construir un corpus teórico que no
tenga rupturas en dos sentidos. Primero, se trata de que
los teoremas básicos sean consistentes entre sí. Es una
continuidad lógico-analítica. Y, segundo, se busca que los
principios constitutivos del método sigan siendo válidos
en la medida en que la teoría va cubriendo espacios más
amplios. Se pretende que el método de la economía pueda
extenderse al conjunto de las ciencias sociales8. Frente a

7  Sobre la discusión entre Hicks y Samuelson, véase González y Pecha (1995).


8  Es sorprendente la forma como el modelo neowalrasiano ha ido ocupando el es-
pacio de las otras disciplinas sociales, como la sociología o la política. No obstante,
Baron y Hannan piensan que la influencia que ha tenido la economía en la sociología
no es tan fuerte como para hablar de un “imperialismo económico”. “En los años
1980 los economistas más citados por los sociólogos en American Sociological Review
y American Journal of Sociology fueron, en su orden: David Gordon, Gary Becker y
aprendiendo de popper: la búsqueda inacabada 125

la aparente solidez de la teoría neowalrasiana, la respuesta


keynesiana parece débil e inconsistente.
Weintraub (1979 y 1985) propone examinar el avance
de la economía a partir de la visión que tiene Lakatos (1970)
del progreso científico. Al desarrollar la “metodología de
los programas de investigación científica”, Lakatos supone
que en el corazón de cada disciplina hay un núcleo duro de
“propuestas, supuestos y creencias que todos los miembros
de la disciplina consideran irrefutables” (Weintraub, 1979:
15; subrayado en el original). Esta formulación incluye dos
postulados muy exigentes. De un lado, el núcleo duro tiene
que ser aceptado unánimemente y, de otra parte, los teore-
mas deben haber alcanzado tal grado de desarrollo que ya
no quede ninguna duda de su validez.
Cada paradigma contiene referentes que son incom-
prensibles por fuera de su propio contexto (Kuhn, 1962,
1981a y 1981b). Para entender el significado de lo blanco,
es necesario conocer las características de lo negro. La
relación entre las categorías (contraste y similitud) posibi-
lita la comprensión del sentido de cada una de ellas. Todo
paradigma desarrolla un “holismo local”. Es una totalidad
parcial, comprensible en su contexto.
Como el cambio de paradigma modifica el lengua-
je de la ciencia, si queremos comprender el alcance de
los viejos principios y la incidencia que tuvieron en su

Jacob Mincer. Entre 1990-1992 hubo un cambio, se dejó de lado la cita de los auto-
res neomarxistas, se continuó dándole énfasis a la teoría del capital humano y se le
prestó más atención a los costos de transacción. En orden, los autores más citados
fueron Becker, Williamson y James Heckman (aunque en 1992 el más citado fue János
Kornai)” (Baron y Hannan, 1994: 1113). Algunos sociólogos, el más destacado es Co-
leman (1990), han asimilado el método de la economía y utilizan términos como la
“sociología de la elección racional” (“rational choice sociology”). Sobre el imperialismo
económico, véase igualmente Rothbard (1979).
126 jorge iván gonzález

época, es necesario leerlos con la óptica de quienes los


propusieron9.
En economía la llamada corriente principal, o el pro-
grama de investigación neowalrasiano, impone sus reglas
no solamente por la calidad de sus aportes científicos, sino
también porque disfruta del poder del que no gozan las
propuestas alternativas10. La asociación entre saber y poder
no es eterna. El poder logra ocultar la pérdida de vigencia
del núcleo únicamente durante un cierto tiempo. No puede
hacerlo indefinidamente. Si con el paso del tiempo el núcleo

9  Al interpretar a Aristóteles desde la perspectiva de la física moderna “(...) sus es-


critos sobre el movimiento me parecían llenos de errores garrafales, tanto en lo que
se refiere a la lógica como a la observación. Estas conclusiones eran inverosímiles.
Después de todo, Aristóteles había sido el muy admirado codificador de la lógica an-
tigua” (Kuhn, 1981a: 62). Poco a poco Kuhn se fue convenciendo que la única manera
de entender la física de Aristóteles era haciendo una traducción que respetara el con-
texto cultural y filosófico en el que se definía cada una de las categorías aristotélicas.
Desde esta nueva óptica, “(...) Aristóteles me pareció un científico realmente bueno,
aunque de un tipo que yo nunca hubiera creído posible. Ahora podía comprender por
qué había dicho lo que había dicho y cuál había sido su autoridad” (Kuhn, 1981a: 63).
10  La intolerancia puede llegar hasta el punto de que ni siquiera se reconozca la vali-
dez de las posiciones que a pesar de ser diferentes están muy cercanas al núcleo duro.
“Estamos preocupados por la amenaza que el monopolio intelectual representa para
la ciencia económica. Hoy en día, los economistas están sometidos a un monopolio
en el método y en los paradigmas, a menudo defendidos sin un argumento mejor que
el de constituir la ‘corriente principal’. Los economistas abogan por la libre competen-
cia, pero no la practican en el campo de las ideas” (Manifiesto. En: Demanda de un
análisis económico pluralista y riguroso. Auspiciado en el seno de la European Asso-
ciation for Evolutionary Political Economy, eaepe, Newsletter, 1992. El texto completo
fue publicado en Cuadernos de Economía, 1994: 7-8). El Manifiesto lo firman: Moses
Abramovitz, Robert Axelrod, Kenneth Boulding, Richard Cyert, Paul Davidson, Edward
Denison, Arthur Brian, Mark Blaug, Keith Cowling, Richard Day, Phyllis Deane, Megh-
nad Desai, Christopher Freeman, Eirik Furubotn, N. Georgescu-Roegen, Clive Grain-
ge, Geoffrey Harcourt, Albert Hirschman, János Kornai, Harvey Leibenstein, Thomas
Mayer, Franco Modigliani, Mancur Olson, Mark Perlman, Paul Samuelson, Herbert
Simon, Jan Tinberger, Douglas Vickers, Bruno Frey, John Galbraith, Richard Goodwin,
Jean-Michel Grandmont, Robert Heilbroner, Charles Kindleberger, David Laidler, R. C.
O. Mathews, Hyman Minsky, Richard Nelson, Luigi Pasinetti, Kurt Rotschild, Martin
Shubik, Aris Spanos, Shigeto Tsuru, Roy Weintraub. En estos veinte años, desde que
se publicó el Manifiesto, hemos avanzado muy poco.
aprendiendo de popper: la búsqueda inacabada 127

continúa manteniendo su posición de vanguardia, es por-


que su verdad no ha sido puesta en cuestión de manera
radical por el nuevo paradigma. Para que los intereses y el
poder sean capaces de sostener el núcleo se requiere que
los postulados de éste conserven su carácter científico.
En el momento en que se percibe que el núcleo presenta
incoherencias fundamentales, ni siquiera el poder logra
mantenerlo en pie. En tales circunstancias se abre paso un
nuevo paradigma.
En el análisis económico es muy difícil poner en duda
la verdad de un paradigma porque el criterio de validación
empírico es muy débil. En opinión de Hendry (1995: 174),
“(...)  el rechazo de un modelo empírico no implica la
negación de la teoría de la cual se deriva, y la verificación
de un modelo tampoco implica la validez de la teoría”. Así
que los conflictos teóricos en economía no se resuelven en
el terreno empírico. En primer lugar, porque hay problemas
con el dato mismo (Porter, 1995). Segundo, porque la eco-
nometría es imperfecta. Tercero, porque como lo señaló
Lucas (1976), las condiciones históricas no son las mismas
y las series de tiempo de los modelos econométricos su-
ponen equivocadamente que hay estabilidad paramétrica.
Y, cuarto, porque la economía es una ciencia social, en la
que las causalidades son circulares y no pueden aislarse
(Hicks, 1939).
En la teoría económica contemporánea el paradigma
neowalrasiano continúa siendo dominante. Las propuestas
alternativas no han logrado consolidarse (Weintraub, 1979).
El programa de investigación keynesiano, que ha sido el que
con más fuerza se ha opuesto al enfoque neowalrasiano, no
ha podido ofrecer una alternativa a la coherencia lógica del
equilibrio neoclásico. La obra de Keynes no encaja dentro
128 jorge iván gonzález

del marco de la corriente principal, básicamente porque no


es compatible con el equilibrio.
Además del keynesiano, otros programas de investiga-
ción inspirados en las teorías austriacas, institucionalista,
marxista, también luchan por ganar un espacio. A pesar
de que numerosos premio Nobel tienen una visión que va
mucho más allá de los enfoques cerrados neowalrasianos,
los libros de texto y la enseñanza continúan anclados en los
modelos de equilibrio de los años 1950. Es incomprensible
que en los libros de texto y en la enseñanza de la economía se
desprecien autores tan importantes como Hayek, Krugman,
Simon, Aumann, Hurwicz..., por solo mencionar algunos.
aprendiendo de popper: la búsqueda inacabada 129

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Iván Darío Hernández

Realizó el Ph.D. en Economía en la Universidad de Manchester


(Reino Unido), de MSc en Economía en la Universidad de Warwick
(Reino Unido) y Magíster en Economía de la Universidad Nacional
de Colombia.
Se desempeña como profesor-investigador en la Universidad
Nacional, y ha sido Visiting Fellow en Science and Policy Research
Unit de la Universidad de Sussex; director (fundador) del Grupo
de Investigación Economía Evolucionista e Institucional (adscrito
al Centro de Excelencia en Complejidad, Ceiba, financiado por
Colciencias); investigador adscrito al Microeconomics of Compe-
titiveness de la Universidad de Harvard, Harvard Business School
(moc); coinvestigador del Proyecto Instituciones y Desarrollo del
Centro de Migraciones y Desarrollo de la Universidad de Princeton;
e investigador principal Alejandro Portes.
Entre sus publicaciones se encuentran: Empresa, innovación
y desarrollo, (Universidad Nacional, 2008); Institutions & Innovation
in the Manufacturing Industry of Colombia, (Universidad Nacional
de Colombia, y Editorial  Antropos, 2002); e Innovación social
abierta: política, estructura y estrategia para formalización sostenible
mediante la innovación (en edición).
Ha merecido distinciones como: Premio Nacional al mejor
Centro de Excelencia 2011, al Centro de Estudios Básicos e Interdis-
ciplinarios sobre Complejidad, Grupo de Investigación Economía
Evolucionista e Institucional, Ministerio de Educación Nacional;
miembro correspondiente de la acce (2009); e integrante de la lista
de ganadores de la beca del Banco de la República para estudios
de Ph.D. en Economía en el Exterior (1997).
Una visión
interdisciplinaria desde
la economía evolucionista y
la comportamental

Iván Darío Hernández

Las crisis cícilicas y connaturales


a las necesidades del mercado

Como bien se ha señalado desde tiempos de la economía


política clásica, las crisis hacen parte connatural, desde
los inicios, del capitalismo. La literatura y el pensamiento
económicos sobre los ciclos económicos tienen diversas tra-
diciones. Recomiendo la tradición evolucionista y schumpe-
teriana, magistralmente explicada en el libro de Carlota Pérez
sobre paradigmas tecnoeconómicos. La autora proporciona
una teoría muy interesante para explicar la recurrencia de
estos fenómenos de crisis.
Bajo esta perspectiva, las crisis se presentan en forma
recurrente en medio del proceso de aprendizaje colectivo
que implica la difusión de un paradigma tecnoeconómico.
Desde la Revolución Industrial, cada cuarenta a sesenta
años, en el ámbito mundial se experimenta un cambio
profundo en las normas, habilidades, papeles e institucio-
nes debido al advenimiento de tecnologías que desplazan
y hacen obsoletas aquellas relacionadas con el statu quo.
134 iván darío hernández

La crisis de finales de los años 1990 con el desplome


de las compañías.com se presentan como el proceso de
selección natural en el que quiebran las inversiones que no
conocían realmente del negocio relacionado con las tecno-
logías de investigación y comunicación (tic). Las crisis son
así un filtro connatural al proceso de selección de empresas
e iniciativas que buscaban incrementar sus ganancias al
invertir en negocios en los que realmente son relativamente
novatas. Por ejemplo, existían al principio del paradigma
del motor de combustión interna y la masificación del auto-
móvil, muchas más compañías de autos de las que incluso
hay ahora. Como consecuencia hay mayor concentración
industrial a costa de una menor competencia, pero mayores
economías de escala y aglomeración.
La pregunta es entonces si, en particular, la crisis de
2007 forma parte de esta crisis de capital ocioso en la bús-
queda de nuevas ganancias en negocios que le son ajenos
como las tic, o si está relacionada con fenómenos coyun-
turales, por ejemplo, con corrupción y desbandada de los
espíritus animales de los inversionistas (Akerlof y Shiller,
2010). Mi opinión es que está relacionada con la primera
explicación, pues se requería tener una gran cantidad de
acumulación de capital represado para generar una crisis
de tales proporciones.
El tecnoparadigma actual no solo está relacionado con
las tic tal como las conocemos (hardware) sino en la forma
de interconexión en red, como se hacen la inversiones capa-
ces de generar expectativas y representaciones colectivas con
masas críticas de grandes proporciones. Desborda el alcance
de este espacio establecer si esta explicación se enmarca de
manera apropiada en la teoría de la profesora Carlota Pérez,
sin embargo, es muy importante y nuestro deber desde
una visión interdisciplinaria desde la economía evolucionista... 135

las ciencias económicas es lograr la apropiación social de


las diversas teorías que proporcionen explicaciones serias
acerca de la naturaleza de las crisis y los ciclos económicos.

Construcción colectiva para aprovechar


encuestas métricas

En cuanto a la iniciativa del Informe Stiglitz, Sen y Fitoussi


para mejorar la métrica del crecimiento económico y el
progreso social se presenta como un avance en la medi-
ción del crecimiento y el progreso social, una propuesta
para instrumentar estos esfuerzos tan importantes puede
basarse en la construcción colectiva y deliberativa de grupos
y centros interdisciplinarios descentralizados en entornos
locales y regionales, que podrían solo por dar un ejemplo,
identificar, retomar y desarrollar esfuerzos escatimados en
diversas encuestas.
Un análisis factorial de reducción de datos puede ser
útil para explicar las correlaciones entre variables medidas
en diversas encuestas (calidad de vida, encuestas de valo-
res, percepción de consumidores y empresarial, de felici-
dad, entre otras). La medición de crecimiento y progreso
social se vería muy enriquecida y ganaría legimitidad en
términos de los factores resultantes de este tipo de análisis
propuesto.
El esfuerzo en los últimos años para demostrar que el
00 per cápita es insuficiente como medición del crecimiento
económico y progreso social, está bien difundido y debería
continuar su difusión y apropiación social. Pero llegó el
momento para que las propuestas alternativas que han
estado hasta ahora dispersas y fragmentadas, se consoliden
136 iván darío hernández

por medio de las sinergias interdisciplinarias que parecen


naturales y necesarias para este punto.

Se impone el desarrollo de la neuroeconomía

Es necesario fortalecer las teorías económicas con otras


disciplinas, como la psicología, para poder interpretar e ins-
trumentar la transformación del mundo actual, porque sin
un marco conceptual más amplio, en el mejor de los casos,
los profesionales, practicantes y académicos de las ciencias
económicas continuarán proporcionando análisis de alcance
muy limitado a los fenómenos de crecimiento, pobreza, desem-
pleo, corrupción, guerras y narcotráfico, entre otros muchos.
Pero, en los peores casos, van a desorientar a la so-
ciedad en las decisiones cruciales para su resolución y, lo
más probable, quedarán excluidos de los esfuerzos inter-
disciplinarios, los cuales son inaplazables para abordar
adecuadamente estos serios problemas.
Una dimensión crítica en la búsqueda de un marco con-
ceptual interdisciplinario más amplio se ha presentado en
las últimas dos o tres décadas a medida que el pensamiento
económico se ha nutrido de los conocimientos de la psico-
logía. Sin embargo, son pocos los intentos de proporcionar
un marco conceptual útil, en especial para apoyar la investi-
gación en las decisiones de comportamiento para el cambio
social. Aunque los economistas reconocen que muchas de
las decisiones se toman sin la debida deliberación, los mo-
delos económicos se escriben para representar un equilibrio
deliberativo. Es decir, los agentes están en un Estado en
el que cualquier decisión no los hará cambiar de opinión.
una visión interdisciplinaria desde la economía evolucionista... 137

El dilema del prisionero es un ejemplo, entre muchos,


para encontrar equilibrios deliberativos. La premisa de
incomunicación entre los sospechosos (detenidos por
sospecha de un robo y por tener pruebas en su contra en
otro delito) descarta implícitamente las capacidades de leer
las intenciones y emociones innatas de los seres humanos
(conocida como empatía), de manera que se garantice una
estrategia dominante, con el ánimo de obedecer el llamado
principio de racionalidad.
El problema no es el equilibrio en sí, sino el supuesto de
“racionalidad” detrás de la regla de decisión en el marco del
estudio de la ciencia económica. La racionalidad del hombre
económico u homo economicus implica puntos ciegos en
dimensiones analíticas y teóricas sobre el papel de los sen-
timientos y la empatía en la toma de decisiones (Damasio,
2008). Se ha descartado la dimensión de las emociones, y
con esto las habilidades de empatía para leer y compartir
los sentimientos con otros (Singer y Ernst, 2005).
Clásicos como John Stuart Mill (citado en Persky, 1995
y Berezin, 2010) y Adam Smith (1759) de forma explícita no
descartaron la dimensión emocional. Las versiones poste-
riores sí lo hicieron, tal vez bajo la influencia de la tradición
de la Ilustración que postulaba el imperio de la razón sobre
la emoción y los sentimientos (Persky, 1995). El homo eco-
nomicus se tornó limitado e incluso contraproducente, en
lugar de tornarse más sabio y con juicios más balanceados
al lograr una mayor integración entre lo crítico y la empatía,
las artes y la ciencia (Yo-yo Ma, 2014). Por esto, sin otros
fundamentos microeconómicos adecuados para el análisis,
en el mejor de los casos, los profesionales, practicantes
y académicos de las ciencias económicas continuarán
138 iván darío hernández

proporcionando análisis de alcance muy limitado e incluso


desorientador para la sociedad.
Se propone desarrollar un marco más amplio basado
en avances de la neuroeconomía y la economía compor-
tamental, resumidos en Camerer, Loewenstein y Prelec
(2005). De esta forma, se podrá incluir no solo los procesos
controlados de estados viscerales y emocionales, descritos
por el cálculo económico como “interrumpir” o “anular”,
sino también las decisiones emocionales críticas.

Hoy día se impone la interdisciplinariedad

Esta reflexión la suscita no solo la discusión académica


connatural a nuestra función como docentes e investiga-
dores. También se basa en la experiencia que viví como
estudiante y luego como profesor de la Facultad de Ciencias
Económicas de la Universidad Nacional de Colombia, a fina-
les de década de los años 1980 y principios de los años 1990.
Durante esta época sucedió una transición importante
relacionada con la actitud explícita y formal de “puertas
abiertas” a los departamentos de Matemáticas y de Es-
tadística para generar conocimiento en microeconomía,
economía matemática y econometría, entre otras áreas
con alto contenido cuantitativo. Como resultado de esta
política, el área de microeconomía, por solo dar un ejemplo,
cuenta en la actualidad además de profesores de planta (e
invitados), cuya formación y afiliación provienen de dichos
departamentos, con profesores egresados de los pregrados
y posgrados de esos departamentos. Como punto a resaltar, y
consecuencia de esta apertura, se ha tenido el privilegio
de tener como director de Escuela a un matemático puro
una visión interdisciplinaria desde la economía evolucionista... 139

y como coordinadores del área curricular de economía a


expertos en el área de econometría.
Uno de los puntos vigentes es que se requieren y reque-
rirán propiciar capacidades y competencias en nuestros pro-
fesores y estudiantes relacionadas con la inteligencia lógica
para así poder absorber y aprender la economía moderna,
la cual cuenta con un alto grado de contenidos y conceptos
cuantitativos. No podrá enfatizarse suficientemente que el
desarrollo de dichas capacidades y competencias ha sido y
será esencial para el estudio e investigación de la economía
del país. Pero igual de vigente está ampliar y no limitar el
conocimiento a solo las matemáticas y la estadística.
Se debería dar continuidad a la política formal y explí-
cita de apertura a otras áreas del conocimiento. Para hacer
honor a esta buena tradición, se debería empezar también
a diseñar una política formal y explícita de cooperación con
diversos departamentos como por ejemplo Historia, Física,
Biología, Sociología y Psicología, entre otros. En especial,
esta alianza podría prevenir problemas que se han presen-
tado anteriormente, por ejemplo, cuando se ha tratado del
estudio de las “instituciones”.
La tendencia en la ciencia económica es a refundar las
temáticas y declararlas “tierra virgen”. En esta línea de pen-
samiento, Portes (2006) realiza una crítica muy acertada a la
disciplina económica en la que por lo general la tradición ins-
titucional no tiene en cuenta, la importante y pertinente tra-
dición de la Sociología. Incluso, según Portes, existe un des-
conocimiento sobre los avances de la sociología económica.
Para no repetir esta historia, debería tenerse en cuenta
que para estudiar, por ejemplo, los avances en economía
computacional, las alianzas con los departamentos de In-
geniería de Sistemas son particularmente importantes. La
140 iván darío hernández

economía cognitiva y comportamental exige una alianza


con los departamentos de Psicología y con grupos de neu-
rociencias. Aproximaciones al tema de cooperación también
pide al menos, una consulta con los departamentos de
Antropología. La visión evolucionista de la economía nece-
sariamente requiere una alianza con los departamentos de
Biología. El estudio del sistema económico como complejo
adaptativo, es un problema que por su naturaleza, se trabaja
de manera interdisciplinaria. Y, no dejemos de lado, el hecho
que de las débiles alianzas formales, a pesar de las críticas
como la de Portes, con el departamento de Sociología para
la visión institucional.
En resumen, las alianzas formales con los departamen-
tos de Matemáticas y Estadística deben fortalecerse, pero no
pueden limitarse ni detenerse ahí, por el contrario, deben
ampliarse y multiplicarse. De lo contrario, se parecería al
fenómeno de “patear la escalera”, escalera que a unos les
permitió subir a un estado “deseable”, pero que ahora se
les puede estar pateando a otros para que no puedan llegar
a coexistir en los mismos términos (Chang, 2002).
una visión interdisciplinaria desde la economía evolucionista... 141

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Edgar Revéiz

Egresado de la Facultad de Arquitectura de la Universidad del


Valle, con estudios doctorales en Desarrollo Económico, Iedes,
Pantheon-Sorbonne. Exdirector del Centro de Estudios sobre De-
sarrollo Económico (cede) y exdecano de la Facultad de Economía
de la Universidad de los Andes. Fundador de la revista Desarrollo
y Sociedad. Consejero técnico principal y asesor de las Naciones
Unidas (dtcd, pnud, pnufid) en África y América Central. Direc-
tor ejecutivo de la Corporación Promotora de las Comunidades
Municipales de Colombia (Procomún). Profesor Destacado de la
Universidad de los Andes Uniandinos.
Se ha desempeñado como profesor visitante de varias univer-
sidades norteamericanas y europeas en las áreas de desarrollo
económico, descentralización, economía institucional y finanzas
públicas.
Ha sido consultor y director de numerosos estudios interna-
cionales y nacionales en gestión pública, economía institucional
y finanzas; descentralización, desarrollo regional y urbano, planes
directores de lucha contra la droga.
Secretario General de la Academia Colombiana de Ciencias
Económicas (acce).
Holoarquía y oligarquía en
la corrupción, la captura y
la cooptación del Estado

Edgar Revéiz

Amenazas contra la democracia y


la posmodernidad

Las evidencias son claras:

La transparencia del mal y la corrupción

Baudrillard presentó el teorema de la parte maldita, cuyo


significado es que reina la inseparabilidad del bien y del mal
y por consiguiente la imposibilidad de promover el uno sin
el otro (Baudrillard, 1991: 114-ss). Mostró la capacidad de
contagio en los sistemas integrados que se genera en las
actuaciones públicas y privadas corruptas, como se registró
en la crisis financiera de 2007 (Revéiz, 2011a).

Con la globalización se produjo un cambio: el propio poder


se basa ampliamente en la repugnancia. Toda la publicidad
o discurso político son un insulto público a la inteligencia
y a la razón (…). Ya no se trata, entonces, de un Estado
representado ni del soberano legítimo. Esta configuración
144 edgar revéiz

política es sustituida por un duelo en el que ya no se habla


del contrato social, un duelo transpolítico entre una instancia
que tiende a la autorreferencia totalitaria y una masa iróni-
ca o refractaria, agnóstica e infantil (ya no habla, sino que
charla)…(Baudrillard,1991: 80-86).

Con la globalización se llevó a cabo una bifurcación


institucional: los gobernantes se beneficiaron del relativo
grado de protección política, ética y mediática que les confi-
rió el aislamiento internacional, equivalente al que concedió
a los empresarios para trabajar en economías cerradas. La
globalización de los medios masivos de comunicación llevó
a la bifurcación.
Se produjo una gran paradoja: mayor transparencia con
menor justicia, por mayor impunidad (Revéiz, 1997: 309).

(…) Ya se trate de un virus informático, de la desaparición de


las fronteras, de la desregulación cambiaria, del desborde de los
extremismos políticos y aún de la crisis de las “vacas locas”, una
misma estructura epidemiológica parece estar presente en estos
hechos sociales globales.
La voluntad de una mayor comunicación en las sociedades
contemporáneas y la aplicación generalizada de la cibernética en
la gestión de lo cotidiano –flujos financieros, circulación ferrovia-
ria– y la realización de un ideal de transparencia –política– y de
penetración –territorios– han contribuido a dar al conjunto de los
límites que servían para delimitar un mundo conocido poblado
de objetos tangibles, un carácter de porosidad, de permeabilidad,
y finalmente, de vulnerabilidad creciente. El principio del mal es
simplemente sinónimo del principio de reversibilidad (…).
¿Por qué?
holoarquía y oligarquía en la corrupción, la captura... 145

Queriendo eliminar toda agresión exterior, los sistemas


técnicos integrados segregan su propia virulencia interna, su
reversibilidad maléfica (…). A esta realidad en donde se permean
las antiguas fronteras, límites y protecciones, la objetividad del
contagio está presente (…). Las catástrofes que habían permane-
cido en el reino de lo imaginario, se producen, lo improbable se
realiza, lo impensable sobreviene más allá de todos los discursos
de la seguridad que nos protegen del mal.
(…) La violencia, que la cultura había canalizado o ritualiza-
do, con el principio de la razón, toma formas epidémicas con la
aparición de nuevas formas de terrorismo internacional, y en parti-
cular terrorismo bacteriológico. El principio de la epidemia resulta
de la lógica del contagio (…) Hay una cultura de la epidemia que
constituye uno de los patrimonios culturales, los más antiguos
ya que se remonta a la más alta antigüedad (Dupont, 2003: 148).

El efecto Tocqueville o la incapacidad de reformar


(Benoit y Keslassy)

Muchos Estado-nación posmodernos son sociedades blo-


queadas, se encuentran en un “callejón sin salida” por sus es-
tructuras de poder corruptas. Son incapaces de reformarse,
obstaculizados por una élite que se autoperpetúa mediante
la captura de las estructuras democráticas1. Es la paradoja
de “la democracia contra sí misma” (Gauchet, 2002).

1  En Colombia, en las elecciones al Senado y Cámara en 2014, se presentaron 131


aspirantes al Congreso con apoyos non sanctos. De esos 131 aspirantes al Congreso,
69 lograron un asiento en el Capitolio Nacional, lo que indica que el 65% de los seña-
lados por la Fundación Paz y Reconciliación alcanzaron investidura parlamentaria. De
los 69 elegidos, 33 serán senadores y 36 representantes a la Cámara (El Espectador, 11
de marzo de 2014).
146 edgar revéiz

El efecto Tocqueville describe la situación económica de


Francia en la víspera de la revolución. Señala de qué manera
la mejora de una situación hace de repente insoportable hoy,
lo que era soportable ayer, haciendo imposible toda reforma
y llevando ineluctablemente a la revolución.
El reino de Luis xiv que representó una ruina para
Francia y para su población, terminó recordado y venerado.
A la inversa, con el reino de Luis xvi Francia conoció una
verdadera prosperidad económica, pero fue guillotinado.

La historia está llena de parecidos espectáculos (…). Ocurre


a menudo que un pueblo que había soportado sus males sin
quejarse y las leyes más agobiantes, las rechaza violentamen-
te cuando su peso disminuye (Benoit y Keslassy, 2005: 263).

Otro ejemplo del Efecto Tocqueville en el siglo xx fue


el de Gorbachov con la Perestroika (1985-1991).
Al querer reformar el comunismo de su corrupción con
la Perestroika, se derrumbó el sistema. Quiso transformar sin
éxito la ineficiente, corrupta y colapsada economía soviética
en una economía descentralizada orientada al mercado, que
fue feriada por sus sucesores y luego quedó en manos de los
antiguos líderes comunistas y de sus fuerzas de seguridad,
convirtiéndose en el más grande escándalo de corrupción
de la historia.
Las revoluciones de la Primavera Árabe y las Orange,
bastante mediáticas, han evolucionado dentro de la lógica
descrita.
La corrupción produjo el derrumbe del sistema en
Venezuela en 1992, con altos costos de largo plazo para la
democracia y la libre empresa.
holoarquía y oligarquía en la corrupción, la captura... 147

La corrupción, la captura del Estado,


la cooptación y el desplazamiento de la moral por
los mercados

Con estas tres primeras miserias institucionales –externali-


dades negativas– se “recompuso”2 en su proceso evolutivo
el Estado colombiano desde los años 1980, como lo describí
en mi libro Democratizar para sobrevivir (1989) y, posterior-
mente, con la aplicación del modelo de selección darwinista
a 25 instituciones del Estado capturadas por c (sociedad
cooptada), nc (sociedad no cooptada) y ic (sociedad ilegal-
criminal)3, analizadas entre 1927 y 2005 en El Estado lego y
la fractura social (2007) (Revéiz, 2007: 315).

Este sistema de equilibrios y contrapesos ad hoc, viciado


y paralizado en la actualidad, funcionó mientras había
correspondencia entre el poder político y cultural con el
poder económico. A mediados de los setenta se produjo
la mortal ruptura: las sociedades “subterránea” y “guerri-
llera” invadieron los plácidos y milimétricos privilegios de
la economía cooptada. Desde entonces, y sin interrupción,
se “recompuso” el poder político y económico. La ley de
correspondencia entre los privilegios se rompió y sobrevi-
no un conflicto de hegemonía no solo económico, social y
político sino espacial (Revéiz, 1989: xiii).

2  Algunos autores como Garay, Salcedo-Albarán, León-Beltrán y Guerrero tomaron


mi idea germinal de la “recomposición” y la llamaron “reconfiguración” cooptada del
Estado (Garay et ál., 2008).
3  La sociedad cooptada (c) está orientada y encadenada al control clientelista del Es-
tado; la no cooptada (nc) o excluida vive sujeta −ella sí− a las reglas de los mercados
y del capitalismo salvaje; la ilegal-criminal (ic) actúa con códigos ilegales, ilegítimos
e invisibles que son maniobrados para coaccionar al Estado y ejercer violencia sobre
los ciudadanos con miras a redistribuir la propiedad y el ingreso, el poder y los riesgos
148 edgar revéiz

Sin embargo, la visión teórica se ha venido perfec-


cionando, sin llegar todavía a una concepción holística
que incorpore las cuatro grandes tragedias institucionales
–externalidades negativas– del ejercicio de la democracia,
de la libre empresa y del funcionamiento de los mercados.
Al respecto se aventura una hipótesis holística explicativa.
Es relativamente válida la definición de corrupción de
Transparencia Internacional4: “El mal uso del poder enco-
mendado para obtener beneficios privados”. En este sentido
ha sido un avance la teoría del principal y el agente, sobre
la corrupción:

En la mayoría de los casos, la corrupción tiene que ver con


la forma como se utilizan los cargos públicos con el fin de
obtener ganancias privadas. Para conseguir este propósito,
el funcionario –el agente– a quien el público –el principal–
le ha confiado una tarea, realiza algún tipo de actividad
censurable y difícil de monitorear por parte del principal
(Bardhan, 1997: 1320-1346).

Se ha revaluado la visión maniquea neoliberal de Es-


tado corrupto vs. mercado limpio. Principio y lugar común
desvirtuado por la realidad de los últimos años, ya que la
mayor crisis financiera mundial –la de 2007– resultó de la
captura de los reguladores en Estados Unidos y la Unión
Europea por parte de Wall Street y de los grandes grupos
financieros mundiales.

4  Véase [http://www.transparency.org/].
holoarquía y oligarquía en la corrupción, la captura... 149

Mi visión es que existe una “holoarquía5 y oligarquía6


en la corrupción, la captura y la cooptación del Estado”, en
connivencia con los grandes intereses financieros mundia-
les, que buscan ampliar los mercados desplazando la moral.
Este sistema holístico tiene tres niveles de organización
evolutiva:

• El primero, la corrupción, o sea un extenso y poco


profundo universo de holones 7 –los millones de
contratos ad hoc informales e ilegales entre el
agente y el principal–, o el uso infestado del poder
encomendado para tener beneficios fuera de la
ley o para violarla es facilitado y expandido por el
creciente desalojo que los mercados han hecho de
la moral, durante los últimos veinte años de neo-
liberalismo8. Se recogen así los diferentes matices
sobre el tema, como la corrupción negra, blanca
y gris de Heidenheimer (1970: 3-6, citado por Alt y

5 Tendencia de la naturaleza y de las sociedades a crear unidades más elevadas.


Estrato por estrato, nivel por nivel, cada nivel sucesivo se superpone a su predecesor
de una manera que lo trasciende, pero lo incluye (Wilber, 1987).
6  Es una forma de gobierno en la que el poder supremo está en manos de unas
pocas personas, por lo general de la misma clase social. En la época posmoderna se
asimila a la toma del poder por las redes de los grandes poderes financieros interna-
cionales que controlan las corporaciones transnacionales, los top holders, la “super-
Entity” o el “Rich Club Phenomenon” en connivencia con los gobernantes de muchos
Estados-Nación.
7  El contrato corrupto ad hoc –pagar a un policía una infracción de tráfico– es un
holón en las ciencias sociales, al mismo título que el átomo en las físicas y las células
en los organismos vivos.
8  En el marco del desplazamiento de la moral que producen los mercados, debe resal-
tarse el conjunto de nuevos mercados identificados por el profesor Sandel, tales como
librase de “colas”, sistemas de incentivos (como el mercado de refugiados y la venta
de derechos de inmigración), depósitos de residuos radioactivos, mercados de la vida
y la muerte, el mercado de futuros del terrorismo y los derechos de denominación,
entre otros) (Sandel, 2013).
150 edgar revéiz

Luc, 1997: 4), y las definiciones de Kaufmann, Tanzi,


Alam, Thoumi y Misas (iemp y esap, 2012: 140-141).
• El segundo nivel es la captura del Estado, menor
en extensión pero de profundidad incremental, ya
que existen en Colombia cerca de veinte mesocon-
tratos, que son los mesocontratos o pactos entre
los grupos privados legales e ilegales y el Estado
para someter en forma permanente y sistemática
la voluntad del Estado, o parte de él, y así obtener
beneficios particulares con afectación del interés
general9.
• El tercer nivel es la cooptación de menor extensión
en el número de actores, pero más profundo que los
anteriores en su significado simbólico e impacto
sistémico sobre el desarrollo multidimensional.
Es cuando el nivel de conciencia de los líderes del
sistema corrupto les permite establecer y operar
reglas permanentes legales e ilegales –algoritmos,
fractales, conyugramas y privilegios genealógicos– y
de grupos de las subsociedades c, nc e ic, con el
fin de perpetuar y ampliar su poder político y eco-
nómico, social y cultural, violando los principios
de la democracia política y la competencia en los
mercados.

A continuación se resaltan las características emergen-


tes principales de la holoarquía de la cooptación, la captura
y la cooptación del Estado:

9  Descripción que hizo la Procuraduría de mi enfoque en el libro Anatomía de la


cooptación en Colombia (Vivas et ál., 2012: 7).
holoarquía y oligarquía en la corrupción, la captura... 151

• La profundidad y la extensión (Wilber, 1997: 64). En


términos de extensión de los actores, hay más actos
de corrupción –dada una línea de base10– que de
captura, y más de captura que de cooptación. En
términos de profundidad, la captura requiere un nivel
de organización superior a la corrupción y este otro
más alto que las anteriores.
• Holoarquía. Es una cuestión de reflexión, si la
corrupción es una jerarquía natural o de domina-
ción. Si se percibe como natural en la sociedad, el
Estado puede modificar la línea de base. Si es de
dominación, resultaría de un fenómeno patológico.
O sea, que un agente económico, un dictador, o un
empresario corrupto dominan el organismo social
a través de un mesocontrato y usurpa una posición
o un poder para beneficio propio11.
• Conciencia sobre las cuatro grandes tragedias –exter-
nalidades negativas– del ejercicio de la democracia.
Wilber plantea que cada sociedad tiene un centro
de gravedad, acerca del cual la ética, las normas,
las reglas y las instituciones esenciales de la cultura
son organizadas, y que este proporciona la cohe-
sión cultural y la integración social fundamental de
cada sociedad.

10  Se registra el aumento en la línea de base de la corrupción, en todos los países.


Obedece a que existe mayor tolerancia legal y cultural al delito, incentivada por el
clientelismo “la corrupción del pueblo”, que hace parte de la vida política y social de
muchos Estados-nación y del sistema financiero internacional (Revéiz, 2014).
11  Se aplicó la distinción entre jerarquía natural y de dominación de Koestler (citado
por Wilber, 1997: 56).
152 edgar revéiz

La corrupción como fenómeno epidemiológico ha


invadido muchas sociedades, particularmente a Colombia:

El territorio de Colombia como su sociedad están fragmen-


tados, cooptados y son excluyentes. Nuestro Estado está
cooptado por grandes lobbies y grupos legales e ilegales. La
fuerza unificadora es la corrupción, su “pegante” simbólico
ad hoc principal. La violencia, la codicia, la corrupción, la
política de los señores de la guerra y el cambio climático
son amenazas para la democracia, la unidad nacional y el
territorio (Revéiz, 2013: xi).

Como lo señaló Wilber, este centro de gravedad cultural


actúa sobre el individuo como un imán (Wilber, 1997: 194).
En analogía con su libro, y adoptando la teoría de la
competencia, si el individuo –más que el ciudadano– está
debajo del promedio, el sistema de corrupción lo incentiva
a desplazarse hacia arriba; si trata de sobrepasar ese nivel,
lo devuelve hacia abajo. El centro de gravedad cultural actúa
como un regulador del desarrollo –el imán– que arrastra al
individuo hacia arriba, hacia el nivel promedio, dependien-
do del desarrollo de su nivel de conciencia y de formación
ética y moral.
Las sociedades corruptas premian el éxito de este indi-
viduo en el “sistema de competencia de la corrupción”, si
llega finalmente a capturar o a cooptar el Estado.

Los seis sistemas globales de corrupción

a. La corrupción del sistema político. En Colombia su im-


portancia se deduce de los guarismos encontrados en la
percepción de la corrupción de los partidos políticos y de los
holoarquía y oligarquía en la corrupción, la captura... 153

congresos, en los órdenes global y local. Se caracteriza por


la alianza entre la política y los negocios para capturar los
recursos públicos, en la inmunidad parlamentaria absoluta
en algunos países para juzgar a los parlamentarios y para
que ellos rindan cuentas ante los ciudadanos y ante los
jueces independientes, cuyos riesgos más importantes son:

• El riesgo de corrupción y captura es sistémico y global.


• El riesgo de fraudes electorales nacional.
• El riesgo de violencia en la mayoría de los casos
es del orden nacional, aunque con propagación
internacional.

Los datos evolutivos son concluyentes:

• Los partidos políticos, los congresos y los parla-


mentos, el sistema judicial y la policía ocupan en su
orden los primeros rangos de corrupción durante
los últimos diez años (2004-2013).
• El sector privado ocupa el quinto lugar, mostrán-
dose la nueva alianza de corrupción entre la clase
política y los negocios.
• Los funcionarios públicos, que no estaban estudia-
dos en los primeros años, emergen en los últimos
tres años con alto ranking de corrupción, sugirién-
dose una generalización del sistema corrupto en
el Estado.
• Ya desde 2009, la situación de la corrupción era
dramática: la corrupción global en y por el sector
privado es una preocupación creciente en la opi-
nión pública; los partidos políticos y los servidores
públicos son en promedio percibidos como los
154

Global/Colombia

Political parties
Parliament/ Legislature
Legal system/ Judiciary
Police
Business/ private sector
Tax revenue
Customs
Media
Medical services
Education system
Registry and permit services
Utilities
Military
NGOs
Religious bodies
Public officials/Civil servants

GBC 2004 Global 4 3,7 3,6 3,6 3,4 3,4 3,3 3,3 3,3 3,1 3 3 2,9 2,8 2,7
GBC 2005 Global 4 3,7 3,5 3,6 3,4 3,4 3,3 3,2 3,2 3 2,9 3 2,9 2,8 2,6
GBC 2006 Global 4 3,7 3,5 3,5 3,6 3,3 3,3 3,1 3 2,9 3 3 2,9 2,8
GBC 2007 Global 4 3,6 3,4 3,6 3,5 3,3 3,3 3,2 3 3 3,1 2,9 2,9 2,8
GBC 2009 Global 3,9 3,7 3,5 3,5 3,2 3,8
GBC 2010-11 Global 3,8 3,6 3,3 3,6 3,2 2,9 3 2,8 2,7 2,6 3,5
GBC 2013 Global 3,8 3,6 3,6 3,7 3,3 3,1 3,3 3,2 2,9 2,7 2,6 3,6
GBC 2005 Colombia 4,4 4,2 3,8 3,8 3,1 3,6 3,6 3 3,2 3 3,1 3,5 3,2 3 2,7
GBC 2006 Colombia 3,7 3,7 3,4 3,5 3,3 3,5 2,9 3,1 2,8 2,9 3,3 3,2 2,9 2,6
GBC 2007 Colombia 4 3,9 3,2 3,5 3,5 3,4 2,9 3 2,8 3,1 3,2 3,3 2,8 2,8
GBC 2009 Colombia 4 3,9 3,5 3,1 2,9 3,7
GBC 2010-11 Colombia 4,2 4,2 3,8 4 2,9 2,7 2,5 3,4 2,6 2,8 4
edgar revéiz

GBC 2013 Colombia 4,3 4,3 3,8 3,7 3,1 3,1 3,8 3,1 3,4 3,1 3 4
Fuente: Édgar Revéiz. Libro en preparación Holoarquía y oligarquía de la corrupción, la captura y la cooptación del Estado. 2014. Con base en
Transparencia Internacional. Global Corruption Barometer 2004, 2005, 2006, 2007, 2009, 2010-11, 2013.
holoarquía y oligarquía en la corrupción, la captura... 155

sectores más corruptos; la experiencia de los gastos


en sobornos está creciendo en muchas partes del
mundo, con la policía como la más beneficiada de
dichos delitos; el ciudadano no se siente empode-
rado para denunciar la corrupción; los gobiernos
se consideran ineficaces para luchar contra ella,
apreciación que ha sido consistente en la mayoría
de los países en los últimos años.

La amenaza global más importante es la concentra-


ción mundial y en los Estados-nación de la propiedad y el
ingreso, del poder y los riesgos. Esta concentración resulta
principalmente de los enlaces y alianzas que los políticos
de los Estados-nación tienen entre ellos y con los negocios
internacionales. Directa o indirectamente esta clase políti-
ca está influenciada y en algunos casos controlada por la
oligarquía financiera, los top holders, la “super-Entity” o el
“Rich Club Phenomenon”.
Además, en la mayoría de los países de todo tamaño
y pib per cápita, el sector financiero ha sido uno de los de
mayor crecimiento, después de la globalización. Pese a no
superar el 10% del pib, antes de la caída del comunismo
en ningún país, después de la caída del muro de Berlín, el
sistema financiero tuvo el privilegio de ser “sacralizado”,
autónomo y autorregulado.
Desde 1990 hasta 2006, la parte del sector financiero
en el pib de Estados Unidos en sentido amplio –país de alta
corrupción corporativa– se incrementó de 23 a 31%, o sea 8
puntos porcentuales. En sentido amplio, el sector financiero
comprende la intermediación financiera, la finca raíz y las
actividades de renta y negocios financieras, que integradas
156 edgar revéiz

en el Shadow Banking System12 o “nanomia financiera”


produjeron la crisis financiera de 2007 (Revéiz, 2011a: 51).
Los grandes poderes mundiales no se dan por infor-
mados. El Global Risk Landscape2014 (World Economic
Forum, 2014) incorpora los riesgos de colapsos del Estado,
de ataques terroristas, de corrupción, comercio ilícito y
crimen organizado con prelación muy secundaria, frente a
los riesgos que considera de alta prioridad como son los de
desempleo y subempleo, cambio climático, crisis fiscales y
del agua, disparidad del ingreso, eventos climáticos extre-
mos y ciberataques que ellos mismos crearon.

b. La corrupción de la justicia. La impunidad en la admi-


nistración de la justicia con relación a los delitos contra la
vida, la honra y la propiedad de los ciudadanos, se convirtió
en una catástrofe sistémica en muchos países. En Colombia
existe 90% de impunidad en los delitos. La impunidad en la
administración de la justicia tiene varios niveles.

• El relacionado estrictamente con la administración


de justicia. Se hace referencia a los pequeños y
medianos delitos impunes; a los grandes delitos

12  El sistema bancario en la sombra que creó la crisis subprime en Estados Unidos en
2007-2008. Se trata de múltiples individuos –en nuestro caso múltiples instituciones–
que presentan formas y estructuras distintas según la función que desempeñan, pues
unos se encargaron de capturar las presas, otros de la defensa y otros de la reproduc-
ción. En paralelo, la colonia del “sector financiero en la sombra”, se constituyó por
instituciones bancarias y financieras formales, informales e ilegales cuyo núcleo fue-
ron los holdings financieros. Se creó una caja negra que “integró” a los bancos comer-
ciales, la banca mercantil, la banca de inversión, las aseguradoras, los Hedge Funds, y
las Agencias Calificadoras de Crédito. La explosión del crédito, la compleja ingeniería
del mercado de futuros y la distribución de las ganancias financieras sin relación con
el desempeño del sector real, a través de las altas compensaciones de corto plazo a
los ceo y cfo, unificaron los objetivos ad hoc de estas instituciones (Revéiz, 2011a: 53).
holoarquía y oligarquía en la corrupción, la captura... 157

impunes caracterizados por los genocidios de


ic (sociedad ilegal-criminal) y de los sectores
descarriados de las fuerzas armadas –los falsos
positivos– y el despojo violento de la propiedad
rural de los campesinos, que garantizaron fraudu-
lentamente muchos notarios.
• Ajuste por la justicia: el equilibrio de poderes, las
amnistías y la tasa de cambio moral. Después de
la globalización se han fortalecido los regímenes
democráticos13, pero al mismo tiempo se ha vulne-
rado el principio del juego de contrapoderes: se ha
convertido en un fenómeno mundial, que facilita e
incentiva la corrupción, la captura y la cooptación
del Estado. Al tiempo que contradice el principio
que “el equilibrio entre el poder, que siempre
tiende a extralimitarse con egoísmo, y la ley, que lo
refrena y opera como agente moralizador, se llama
justicia” (Estiú, en Kant, 1785, versión argentina,
1958: 26).

Existe una total concentración del poder en Rusia, ya


que el presidente Putin controla los tres poderes tradicio-
nales y los medios masivos de información.
Por su parte, se ha mantenido el choque de poderes
en Estados Unidos entre el presidente y el Congreso –el

13  Clasificación de Worldaudit.org [disponible en: http://www.worldaudit.org/demo-


cracy.htm]. (Contempla cuatro grupos de países evaluados según cuatro indicadores:
political rights, civil liberties, press freedom y corruption, que sumados definen el ranking
del país. Sobre 150 países en 2012, Somalia ocupa el puesto 147, Guinea-Bissau el
107, Mali el 43, Liberia el 84, Colombia el 84, México el 69, Pakistán el 112, Federación
Rusa el 128, Argentina el 61, Venezuela el 134, Luxemburgo N.A., Estados Unidos el 12,
Francia el 16, e Italia el 28.
158 edgar revéiz

shutdown14– originado en la negativa de importantes grupos


del Partido Republicano –el Tea Party15– a ampliar el techo
del endeudamiento público, que obligó a cerrar parte de la
administración federal. Del mismo modo, existe una guerra
declarada del Partido Republicano contra la reforma de la
salud –Obamacare– que hizo aprobar el presidente Obama.
Los abusos de la concentración del poder y de los me-
dios masivos de información por parte de Silvio Berlusconi
en Italia se resolvieron a “paso de tortuga” a finales de 2013,
cuando el Senado votó a favor de su expulsión del Parlamento
por evasión fiscal en el caso Mediaset, que se añade a la con-
dena que tuvo por corrupción de menores –el caso “Ruby”–,
al cual se añadirían otros por corrupción de testigos y mani-
pulación de pruebas (El Tiempo, 30 de noviembre de 2013).
En muchos países democráticos –al burlar el sistema
institucional de checks and balances16– se generalizó la
práctica de cooptar los poderes, crear sistemas de cruce
de privilegios entre los miembros de estos poderes para
asegurar decisiones de interés público o privado, o aún
de crear mecanismos de control-anulación ad hoc dentro del
mismopoder, o entre ellos, para asegurar privilegios o
decisiones públicas.
Las élites gobernantes en Colombia han utilizado tres
mecanismos regulatorios de la justicia para defender sus
intereses, sortear las crisis y perpetuarse en el poder.

14  Cierre de ciertas actividades del Gobierno porque el Congreso no aprueba la ley
para compensar el faltante fiscal.
15 Movimiento político de extrema derecha en Estados Unidos, que aboga por la
reducción nacional de la deuda y del déficit fiscal, reduciendo el gasto del Gobierno
federal y los impuestos.
16  Modelo de gobernabilidad basado en la separación de los poderes del Estado,
Ejecutivo, Legislativo y Judicial, que incluye sistemas de pesos y contrapesos para
preservar la democracia y la transparencia de las decisiones.
holoarquía y oligarquía en la corrupción, la captura... 159

1. La concentración del poder presidencial y su control


sobre el Congreso y la justicia a través de la corrupción,
el poder clientelista y el uso del presupuesto nacional.
Desde 1989, he descrito esta práctica en Colombia bajo
el concepto de “Reglas ad hoc que producen efectos de
control-anulación” entre los tres poderes del Estado,
a favor del Ejecutivo (Revéiz, 1989: 336).
2. El manejo político de las amnistías después de feroces
guerras para borrar los delitos de genocidio, corrupción
y robo de tierras. La impunidad de los gobiernos y de
la clase dirigente –forma privilegiada de regulación
social– durante los últimos 180 años, se manifestó
en el otorgamiento de 88 indultos y amnistías entre
1820 y el 2001. Un indulto o amnistía cada dos años,
el más corto de todos los ciclos económicos sociales
y políticos, además haciéndose extensivo a los delitos
comunes, no solo no ha conseguido la paz sino que
la impunidad ha incentivado la sofisticación de la
violencia, convirtiéndola en una alternativa rentable y
ha diluido los fundamentos de la autoridad del Estado
(El Tiempo, 15 de abril de 2005).
3. La tasa de cambio moral, que formulé desde 1997, y
que se explica a continuación es el principal de los
instrumentos.

Sus efectos son:

• Primero, la tasa de cambio moral como componen-


te de la economía política de la justicia. La oferta de
cambio de las penas a narcotraficantes, guerrille-
ros, paramilitares y políticos corruptos por los can-
didatos a la elección presidencial (Betancur 1982,
160 edgar revéiz

Édgar Revéiz
El Estado como mercado (1997: 450)
El Estado lego y la fractura social (2007: 458)

Fragmento

Tasa de cambio moral: es la aplicación de la teoría


económica convencional al entendimiento de la evo-
lución de la justicia. Con esta tasa se quiere significar
el cambio relativo en la preferencia social que han
tenido los gobiernos colombianos de los últimos 25
años respecto a la sanción que debe darse a los de-
litos que más afectan a los ciudadanos: narcotráfico,
subversión, cuello blanco, terrorismo, secuestro, pa-
trimonio económico. Este último delito se toma como
numerario o base de la comparación. Se confronta
luego con la eficacia en la administración de justicia y
con variables internacionales.

Gaviria 1990, Samper 1994, Pastrana 1998, Uribe


2002 y Santos 2010) se convirtió en un “mercado
de la justicia”, ya que facilitó y aseguró el triunfo
de los candidatos sin que la paz se hubiera podido
obtener (Revéiz, 1997 y 2007: 423-526).
• Segundo, la tasa de cambio moral se convirtió
en mecanismo de ajuste de la economía en rece-
sión –sustituto de la devaluación– en Colombia.
La élite gobernante explotó por lo menos en tres
coyunturas (la apertura del gobierno de Gaviria, la
negociación con los paramilitares después de la
holoarquía y oligarquía en la corrupción, la captura... 161

crisis económica de 1999, el gobierno de Uribe, la


posterior negociación de La Habana desde 2012),
y la justicia se utilizó como instrumento de ajuste
del sector externo para reactivar la economía.

Así, las amnistías cambiarias y patrimoniales de los


años 1990, unidas a la política de sometimiento a la justicia
en favor de los capos del narcotráfico, la eliminación de la
extradición y la protección al sector financiero operaron
como un crawling peg moral o tasa de cambio moral, cuando
las instituciones desfallecían, medidas éstas que propiciaron
la prodigalidad de capitales, ya que se borró la frontera entre la
legalidad y la ilegalidad. Tras esta decisión se expandió en
forma acelerada la economía del narcotráfico en detrimento
del interés nacional (Revéiz, 1997: 72).
Igual expediente empleó el gobierno de Uribe (2002-
2010) cuando promovió la llamada Ley de Justicia y Paz, que
le confirió exageradas ventajas jurídicas a los paramilitares,
sin contraprestación ni compensación justa a las familias
afectadas y al país.

c. La corrupción del narcotráfico y el mercado de la repug-


nancia. La corrupción ligada a los delitos de narcotráfico y
de terrorismo es un hecho mundial. A este grave problema
se ha agregado en los últimos veinte años la creación y
expansión de redes internacionales en el “mercado de la
repugnancia” (Roth, 2007: 37-58). Se hace referencia a los
mercados de restos humanos, trabajo, sexo y reproducción,
propiedad intelectual, ideas y artes, riesgos (seguros, jue-
gos y especulación en los mercados) finanzas y derivados,
polución, desastres naturales, religión y deportes, comida,
bebida y drogas, compra de votos y estafas.
162 edgar revéiz

En Colombia, el reparto cooptado entre el poder central y


el poder local es catastrófico: las élites dirigentes tradicionales
C, capturaron en el orden nacional las rentas de las conce-
siones y las privatizaciones (Corporación Latinobarómetro,
2013), los grandes contratos de obras públicas, las rentas del
narcotráfico a través del sistema financiero, la intermedia-
ción de la inversión extranjera directa (ied), los altos puestos
públicos y la diplomacia. Ambos, las élites nacionales C y los
nuevos poderes subnacionales IC, capturaron a través de la
corrupción y la cooptación las tierras baldías del Estado y
aquellas que se robaron a los desplazados por la corrupción
y la violencia.
El poder se ha ido “recomponiendo” en el territorio
nacional y local con algoritmos y fractales complejos –nue-
vas élites emergentes y los descendientes de los políticos
tradicionales corruptos– con la más compleja criptología de
los pactos y los contratos entre estos actores, transacciones
que significan elevados costos (de identificación, evaluación,
negociación, seguimiento) para descifrar por parte de la
Corte Suprema de Justicia, la Fiscalía, la Procuraduría y la Con-
traloría General de la Nación.

d. La corrupción en la contratación público-privada, es un


fenómeno universal. Un caso de escuela en Colombia sobre
el clientelismo político de C se resume en el hecho que los
constructores de obras públicas financian las campañas
de los políticos y estos pagan con contratos los favores
recibidos, como en el carrusel de la contratación en Bogotá.

e. La corrupción en el sector de la salud, que vulnera dere-


chos fundamentales, es un problema global. La corrupción
de los sistemas de salud se ha venido convirtiendo en proble-
holoarquía y oligarquía en la corrupción, la captura... 163

ma “epidemiológico”, global, a pesar de que las legislaciones


son nacionales y el proceso de globalización lento.
Los riesgos de corrupción en el sistema de la salud
están influenciados por factores organizacionales. Es vulne-
rable a la corrupción debido a la incertidumbre que rodea
a la demanda por servicios (quién caerá enfermo, cuándo
y qué necesitará); los actores son dispersos, incluidos los
proveedores, los aseguradores, los consumidores y oferen-
tes que interactúan por caminos complejos; la información
es asimétrica entre diferentes actores, lo que hace difícil
identificar y controlar los intereses divergentes. Además, el
sector de salud está contratado, en su mayoría, por actores
públicos con grandes sumas de dinero que se asignan al
gasto de salud en muchos países (Savedoff, 2006).

f. La manipulación por los estados de la información pri-


vilegiada con fines políticos o delictivos. Los delitos de la
manipulación de la información sobre los riesgos societales
tienen impacto sistémico y vulneran la vida privada de los
ciudadanos.
Dicha manipulación se ilustra con el caso del gobierno
Bush que inventó la existencia de armas de destrucción
masiva en Irak para desencadenar una devastadora guerra.
También, el caso de la empresa estatal Tepco en el Japón,
que manipuló la información sobre el estado de la central
nuclear de Fukushima, al desinformar a la opinión pública y
falsificar los informes de seguridad. O también el conocido
caso sobre la manipulación de la información contable de
las empresas durante la crisis subprime, la falsificación de
los balances bancarios y los conceptos amañados que dieron
las calificadoras de riesgos que estaban controladas por los
grandes holdings financieros. El caso más reciente ha sido el
164 edgar revéiz

espionaje de la National Security Agency (nsa) para espiar a


los países aliados a Estados Unidos y controlar el gran stock
de información que se concentra en las empresas Google,
Apple, Yahoo y Facebook, etcétera, lo que le ha permitido
espiar a sus propios ciudadanos y a los de otros países, bajo
la política de lucha contra el terrorismo.

La teoría económica –la economía política


de la complejidad– debe reintegrar la ciencia,
la ética y la moral, la estética y la sinceridad

En el transcurso de varias décadas, la economía abandonó


la integración de las “tres grandes” de la teoría de Kant: la
crítica de la razón pura (ciencia objetiva), la crítica de la razón
práctica (la moral) y la crítica del juicio de la subjetividad (el
ego, la estética y las artes) (Wilber, 1997).
El desarrollo de la profesión se volvió solo ciencia ob-
jetiva, estimulada por el egocentrismo de los economistas
para diferenciarse de sus colegas por el método cuantitati-
vo. Los neoclásicos, los keynesianos y los institucionalistas
sobrevaloraron su caja de herramientas, haciendo creer que
era filosofía política y moral.
La decadencia del egocentrismo ya había sido anuncia-
da por Howard Gardner, quien veía el desarrollo humano
como una decadencia continua de éste (citado por Wilber,
1997: 244). La grave responsabilidad de los economistas
reconocida por muchos de ellos en la emergencia y desa-
rrollo de la crisis de 2007, ha comenzado a dar un viraje a la
enseñanza de la economía –el mapa no es el territorio (Kay,
2012)– mas no a la investigación (Coyle, 2012).
La teoría económica –como ética y economía política
de la complejidad– debe recuperar la visión de los clásicos,
holoarquía y oligarquía en la corrupción, la captura... 165

integrada a la filosofía, la ética y la moral, con menos ego-


centrismo, adaptada a las necesidades del desarrollo mul-
tidimensional y humano.
En contraste, la dureza y el cinismo de los grandes in-
tereses financieros y de la clase política mundial frente a la
crisis de 2007, no ha hecho el esfuerzo de integrar la teoría
económica dentro de la concepción de las “tres grandes”.
Por el contrario, se ha continuado y con bajo perfil en el
desarrollo teórico y en la enseñanza con las visiones conven-
cionales que son entendidas muchas veces como dogmas
religiosos que confieren prioridad al manejo mecánico de la
caja de herramientas para contener las crisis. El más reciente
mecanismo consistió en trasladar la crisis financiera de los
bancos a los Estados-nación bajo la forma de déficit fiscal,
para así acabar el Estado providencia y privatizar las presta-
ciones estatales que satisfacen los derechos fundamentales
de salud, educación, nutrición. Con las mismas estrategias
(neoclásica, keynesiana e institucionalista), las teorías, su-
bordinadas al poder político, han funcionado como caja de
herramientas (llave inglesa, bristol, stillson, o mecanismos
de relojería)17, que ajustan mecánicamente las necesidades
humanas a la voluntad de los grandes intereses financieros.
Así se ha manejado el ajuste en Grecia, España, Irlan-
da, y en general en los países emergentes y en desarrollo,
afectados por la crisis.

17  O los complejos mecanismos de la historia de la relojería: relojes de agua, velas y


candelas, péndulos mecánicos antiguos, relojes atómicos. Existe inclusive el reloj del
fin del mundo o del apocalipsis (Doomsday clock), creado a comienzos de la Guerra
Fría y ajustado regularmente por científicos de la Universidad de Chicago, en el cual la
media noche representa el fin del mundo. Analogía con quienes piensan que las crisis
son el fin del capitalismo.
166 edgar revéiz

Corrupción y crisis mundial

La actual crisis mundial en su comienzo es una crisis ético-


política del sector financiero y se incubó en Wall-Street.
A pesar de la fortaleza de las instituciones de mercado
y de la democracia en Estados Unidos, se creó una “confi-
guración institucional perversa” en el sector financiero –una
nanomia financiera– que involucró a muchos de los actores
de la economía y de la sociedad norteamericana.
La crisis es evolucionista en el sentido que sufre una
mutación permanente en un “juego de fases” (Prigogine,
1994).

• Nace como una crisis ético-política I (etapas 1 y 2),


en la cual China posterga el “goce” para consumir
sus excedentes externos y Estados Unidos pospone
el ajuste económico durante diez años, mante-
niendo el consumo por encima de sus recursos y
aplazando una nueva ola del cambio tecnológico –la
sustitución energética y la biotecnología–, que ha
sido su ventaja competitiva histórica. La captura del
Estado por el Partido Comunista en China y por el
sector financiero (Wall Street) en Estados Unidos
y en el ámbito mundial, ha permitido el modelo
Chinamerica, o sea el nuevo G-2.
• La crisis II fue de tipo clásico, (Minsky etapa 3), y se
basó en un ciclo de crédito expansivo y la inflación
de los precios de los activos.
• La crisis III ha sido sistémica (etapa 4) porque con
ella se ha propagado la anterior al sector real me-
diante el zoom de multirriesgos interdependientes
(la crisis internacional del modelo neoliberal, el
holoarquía y oligarquía en la corrupción, la captura... 167

reagrupamiento de los países en zonas de civiliza-


ción y las crisis del orden nacional y local).
• La crisis IV es de confianza y de legitimidad. El G-2
reemplazó al G-20 y este al G-8 para ampliar la
base de legitimidad mundial, particularmente de
los países emergentes, pero los líderes que gene-
raron la crisis no han recibido ni las sanciones del
mercado ni la de los estados, ni menos aún de la
comunidad internacional. No se ha podido restable-
cer la confianza del consumidor, del inversionista
y del ciudadano.
• El clima psicológico ha sido como lo señaló un
importante filósofo: “Silencio, se miente”.

La pregunta relevante que no ha sido respondida siete


años después de desencadenada la crisis de 2007, ni se
han adoptado las sanciones que los ciudadanos desean,
es: ¿obedeció la crisis a errores de la teoría y de la política
económicas?, ¿resultó de la ausencia de una visión holísti-
ca de la sociedad?, ¿fue una conspiración corporativa –el
shadow banking system o la nanomia financiera– (Revéiz,
2011a: 51 y ss.)? O ¿surgió por la impotencia del sistema
corporativo para dar un salto de innovación –a lo Schum-
peter–, que hubiera permitido rentabilizar una revolución
de la industria ambiental y de energía, la nanotecnología
o la neurociencia para tomar el relevo de la revolución de
Internet?, ¿o bien todas a la vez? Los ciudadanos siguen
“indignados” y “aterrados”.
En un trabajo de 2012, Rogoff discute si fue una crisis
de innovación o una crisis financiera; llega sin embargo a la
conclusión que un poco de las dos, pero que el traumatismo
económico de los últimos años es ante todo consecuencia
168 edgar revéiz

de la crisis financiera, pero se debe ocupar de otros obs-


táculos al crecimiento durable (Rogoff, 2013: 5-9).
Se agravó la crisis de confianza y legitimidad, se pro-
fundizó la crisis de corrupción mundial, el mercado de la
subprime sigue vigente, la crisis sistémica se está expandien-
do a China, Estados Unidos muestra muy leve recuperación
y la Unión Europea permanece estancada. Existe el grave
riesgo de que el mercado secundario de pólizas de vida –el
mercado de la muerte– sea usado para compensar las pér-
didas por el colapso del mercado de valores hipotecarios
(Sandel, 2013: 164).

Efectos de la crisis mundial, la corrupción y


la desigualdad sobre el desarrollo humano

El neoliberalismo, la crisis de 2007 y la corrupción


globalizaron la triple sociedad

• La globalización después de 1991 se fundamentó


en la eficiencia corporativa y de los estados y en la
corrupción, e hizo emerger la triple sociedad en
todos los países. Con mayor o menor intensidad,
según la importancia que estos tuvieran de las
redes cooptadas c, no cooptadas nc e ilegales cri-
minales ic (lavado de dinero y evasión de impuestos
en paraísos fiscales, delitos contra el patrimonio,
operaciones de salvamento a los grandes grupos
económicos, delincuencia de cuello blanco por cap-
tura del Estado y de las privatizaciones, narcotráfico
y cultivos ilícitos, grupos armados ilegales, entre
otras). Tal proceso resultó de la concentración de
la propiedad y del ingreso, del poder y de los riesgos.
holoarquía y oligarquía en la corrupción, la captura... 169

• La fragmentación de la sociedad en c, nc e ic, cambió


la configuración del sistema tributario, ya que éste
se concentró sobre la base tributaria fácilmente
identificable, es decir en c. Dicho sistema se foca-
lizó en los impuestos al consumo, a la renta y a los
parafiscales y en mucho menor grado, en la riqueza
y el patrimonio.
• La gran democratización política se vio frenada por
la decadencia del sistema gobierno-oposición. Para
aminorar los costos de transacción, los gobiernos
basaron el sistema tributario por el lado del ingreso
en los impuestos indirectos, las rentas parafiscales
y los impuestos a las transacciones financieras. Por
el lado de los gastos, se potenció lo social por me-
dio de la descentralización y se dejaron los grandes
proyectos de inversiones productivas y muchas
del campo social en la esfera del sector privado.
El clientelismo y la corrupción se manejaron por
la vía de las concesiones y privatizaciones y de un
sinnúmero de pequeños proyectos clientelistas.
• Este sistema tributario no incentiva la creación de
coaliciones para cambiar el modelo económico,
ya que la tributación indirecta genera costos dis-
persos y no potencia grupos de oposición, como
cuando se hace una reforma agraria o se crea un
nuevo programa de salud como el Obamacare,
por ejemplo. Las transferencias locales y a los es-
tados en los sistemas federales (que en algunos
países alcanzan hasta el 50% de las rentas de la
Nación) tienen beneficios dispersos y cooptados,
tampoco aglutinan coaliciones de beneficiarios u
opositores.
170 edgar revéiz

• La competencia política, vista como la confronta-


ción de grandes proyectos alternativos de Gobier-
no, no tiene incentivos en este sistema fiscal de
corrupción y clientelismo, salvo en graves casos
de incumplimiento en la ejecución de grandes pro-
yectos de corrupción y el mal uso de los recursos
públicos. Los costos de la corrupción, la captura y la
cooptación del Estado comienzan a ser visualizados
por la opinión pública como graves crisis sociales
solo hasta época reciente, al hacerse transparente
la corrupción de c, nc e ic, la cooptación del poder
entre familias y grupos privilegiados, la influencia del
narcotráfico en el poder, la grave concentración del
ingreso, la propiedad y la desigualdad social.
• Los conflictos se escenifican alrededor del poder en
la formación y ejecución de las políticas públicas y
del presupuesto nacional, alrededor de la participa-
ción de las minorías discriminadas (grupos étnicos,
desplazados, jóvenes, mujeres, homosexuales,
entre otros).
• El sistema de cuentas nacionales (scn) y los instru-
mentos de la política fiscal captan e influyen sobre
el funcionamiento de parte de la economía (c y
nc). Las funciones clásicas de la política fiscal, la
asignación presupuestaria, la distribución y la esta-
bilización, se aplican con dificultad a ic. Aún más,
los altos niveles de corrupción que se dieron en las
privatizaciones y concesiones, el mal manejo de
los recursos públicos entraron a formar parte, de
hecho, en la función de la política fiscal. La mayo-
ría de los presupuestos de los países emergentes
en los años 1990, se equilibraron con el rubro
holoarquía y oligarquía en la corrupción, la captura... 171

de privatizaciones, convirtiéndose en gastos de


funcionamiento.

La triple sociedad, desarrollo y bienestar sostenible

Tal como acontece con las cuentas ambientales, que miden


el daño ambiental, el daño de la corrupción debe medirse en
el proceso evolutivo del desarrollo multidimensional.

• El desarrollo sostenible depende de la estructura


de la triple sociedad. Una tasa de crecimiento de
7% en Chile no significa lo mismo que en Colom-
bia, en términos de calidad y sostenibilidad. En
Colombia, por ejemplo, el sector público deberá
comprometer ingentes gastos e inversiones futu-
ras para “destruir” parte de este crecimiento (los
cultivos ilícitos, las empresas criminales, la captu-
ra del Estado por la mafia, etcétera), a través del
gasto militar, policial, de la Fiscalía y la justicia, de
reparación a las víctimas del conflicto, entre otros.
Según el Instituto Internacional de Investiga-
ción de la Paz de Estocolmo (Sipri), el gasto militar
de Colombia en 2001 como proporción del pib era
de 3,8%, el de Chile de 2,9%, el de Perú de 1,7%, y
el de Venezuela de 1,6%. Estos guarismos alcanza-
ron en 2010: 3,6, 3,2, 1,3 y 0,9%, respectivamente.
Colombia debió y deberá hacer grandes inversiones
y gastos para combatir la subversión, el crimen y la
corrupción y posicionarse de nuevo en el punto de
partida del pacto social: una sociedad democrática
y segura. Esta tragedia explica el retraso del país
en materia de infraestructura y en el campo social,
172 edgar revéiz

por la desviación de por lo menos 2 puntos por-


centuales del pib.
De otra parte, la explosión de la informalidad
por necesidad (Hernández, 2011) frena el desarrollo
económico e institucional, distorsiona la política so-
cial y de distribución del ingreso. Originó la brecha
de financiación de los sistemas de seguridad social
y pensional, potenció el déficit fiscal. Igualmente,
frenó la competitividad internacional y, en últimas,
la sostenibilidad del crecimiento per cápita y el
desarrollo multidimensional.
Por su parte, el crecimiento de c (sociedad
cooptada) al capturar el Estado ha roto la legitimi-
dad democrática y la igualdad de oportunidades,
en contravía de los principios de la justicia (Rawls,
1978: 340) y vulneró la eficiencia económica y
la competitividad internacional. En recientes
estudios, y al coincidir con mis trabajos sobre
Colombia (Revéiz, 1989, 1997 y 2007), Stiglitz y
Sachs (2007) reconocieron la captura del Estado
por los lobbies y los grupos de interés en Estados
Unidos. Un análisis equivalente se ha hecho sobre
el impacto de IC (sociedad ilegal-criminal) en el cre-
cimiento de las locomotoras minero-energéticas
que operan en Colombia, con bajos estándares de
regulación e ingentes costos futuros de recupera-
ción ambiental.
• Desarrollo humano efectivo y bienestar sostenible.
Con las privatizaciones y concesiones se convirtió
el stock de capital (patrimonio) en flujo, ingreso que
se destinó en muchos países al consumo corriente.
Entonces, el índice de desarrollo humano (idh) de
holoarquía y oligarquía en la corrupción, la captura... 173

dos países iguales (con el mismo pib per cápita y del


mismo tamaño) debe ajustarse por un factor que
tenga en cuenta no haber vendido el patrimonio
público. El que preservó el patrimonio público tiene
un idh –como medida de desarrollo humano y de
bienestar sostenible– más alto; o bien el mismo
país, que vendió el stock y lo volvió consumo y que
permaneció con el mismo idh, retrocedió.

Algunos comentarios de orden general:

En la visión neoclásica, keynesiana e institucionalista


se ha subordinado el desarrollo social y ambiental a la
eficiencia de los mercados. Se privilegió el enfoque de la
producción –también en el sistema de cuentas nacionales
(scn)– y se confirió prioridad subalterna a la medición de
la distribución de los ingresos, el consumo y el patrimonio
de c, nc e ic.
Una contribución al entendimiento del bienestar y el
desarrollo humano sostenible, es medir la evolución a largo
plazo de c, nc e ic. Los individuos y los sectores institucio-
nales interactúan no solo a través del mercado, sino al interior
del Estado, del cual obtienen rentas y privilegios por medio
de la corrupción, la cooptación y la captura (Revéiz, 2011b).
El bienestar se puede entender como la transparencia, la
legalidad y la legitimidad de la sociedad, que es consistente
con la quinta recomendación del Informe de Stiglitz, Sen y
Fitoussi (2009).
El bienestar y el desarrollo humano sostenible son un
proceso evolucionista derivado de la confrontación entre
las estrategias deliberadas de las políticas públicas –en
momentos ético-políticos privilegiados– y las estrategias
174 edgar revéiz

emergentes que resultan de las pugnas de poder entre c, nc


e ic, y sus grupos de interés y para incidir sobre la distribución
del ingreso y el patrimonio, el poder y los riesgos.
La calidad del desarrollo multidimensional también
es producto del peso tendencial que tienen c, nc e ic en el
crecimiento económico. Es una forma de medir el bienestar
con el sistema de cuentas nacionales. Las recomendaciones
10 y 11 del informe mencionado insisten en la necesidad de
evaluar la sostenibilidad y de medir el bienestar objetivo y
subjetivo. Entonces cabría preguntarse: ¿un peso constante
de ic en la evolución del pib nacional de Colombia, aumen-
ta o disminuye el bienestar a corto y mediano plazos?, ¿el
hecho de que c e ic hayan crecido en paralelo, aumentó o
disminuyó el bienestar en la década de los ochenta?, ¿son
estas subsociedades aliadas o compañeras de ruta?, ¿el
grado de captura del Estado por parte de c, nc e ic vulnera
la democracia y disminuye el bienestar?, ¿cómo entender
el proceso evolutivo del peso de c, nc e ic en el pib como
modelo de desequilibrio?
Es diferente crear una economía de mercado basada en
los principios de libertad, igualdad y fraternidad –coopera-
ción–, que construir una sociedad de mercado sin principios
filosóficos y éticos. En los últimos treinta años se pasó de
una economía de mercado a una sociedad en la cual el
mercado no tiene límites morales, ya que la mayoría de los
aspectos de la vida social pueden ser comprados o vendidos,
como bien lo mostró Sandel (2013).
holoarquía y oligarquía en la corrupción, la captura... 175

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Julio Silva-Colmenares

Ph.D. en Economía (Summa Cum Laude) de la Escuela Superior


de Economía de Berlín y doctor en Ciencias Económicas de la Uni-
versidad de Rostock (Alemania); fundador, miembro de número,
coordinador de la Comisión sobre Problemas del Desarrollo y Vi-
cepresidente de la Academia Colombiana de Ciencias Económicas;
miembro correspondiente de la Real Academia de Ciencias Morales
y Políticas de España; director del Observatorio sobre Desarrollo
Humano y profesor-investigador emérito de la Universidad Autó-
noma de Colombia; presidente de la Fundación América Mundial;
profesor visitante de posgrado en varias universidades, sobre todo
en la temática del desarrollo humano y la gerencia social; autor
de trece libros, 21 folletos y más de trescientos ensayos y artículos
científicos y coautor en 25 libros.
El informe Stiglitz-Sen-
Fitoussi y la necesaria
distinción entre crecimiento
y desarrollo

Julio Silva-Colmenares*

Al agradecer a la dirección de la Academia Colombiana de


Ciencias Económicas la honrosa invitación para participar
en la discusión sobre el estado actual y el futuro de la teoría
y la política económicas, hemos de decir que las siguientes
páginas se centran más en el campo teórico, sin que ello
niegue las implicaciones que tienen sobre el futuro de la
política económica, y se orientan a ensayar una respuesta
conjunta a solo dos preguntas de las presentadas, que son
las que tienen relación con el Informe Final de la Comisión
Sarkozy y la concepción sobre el desarrollo humano.

Conclusiones y recomendaciones
de la Comisión Sarkozy

Como se sabe, en febrero de 2008 el presidente de Francia


en ese momento, Nicolás Sarkozy, creó con el auspicio de

*  Nota editorial: por expresa solicitud del autor en este texto se usan las denominacio-
nes siglo 20 y años sesenta, setenta y ochenta del siglo pasado.
180 julio silva-colmenares

su Gobierno, un grupo de trabajo bajo la orientación de los


profesores Joseph Stiglitz, Amartya Sen y Jean Paul Fitoussi
y conocido, por su denominación en francés, la Commis-
sion sur la Mesure de la Performance Économique et du
Progrès Social, aunque en los medios de comunicación
se le conoció más como la Comisión Sarkozy (Comission
on the Measurement of Economic Performance and Social
Progress, en inglés, y Comisión sobre la Medición del De-
sarrollo Económico y del Progreso Social, en español). El
argumento fundamental del presidente Sarkozy para propo-
ner la comisión fue la insatisfacción que existía en muchos
medios gubernamentales y académicos sobre la aplicación
y los resultados de la información estadística referente a la
actividad económica y la vida de la sociedad, en especial.
Como señala la Síntesis del Informe final, presentado
en septiembre de 2009:

Fue redactado por economistas y especialistas en ciencias


sociales. Los miembros de la comisión representan un am-
plio abanico de especialidades que van desde la contabilidad
nacional a la economía del cambio climático. Han realizado
trabajos de investigación sobre el capital social, la felicidad,
el bienestar y la salud mental1.

Puede decirse que el informe se centra en tres ideas


fundamentales: (a) el ser humano, pero en especial, los

1  Esta, y otras referencias textuales, están tomadas de la Síntesis y recomendaciones


(17 páginas) publicada en español. La versión completa del Informe final tiene 291
páginas, pero solo hay versiones disponibles en inglés y francés. El texto de la Síntesis
fue “bajado” en enero de 2010 de la página de Internet de la embajada de Francia
en Argentina [Disponible en: www.embafrancia-argentina.org]. El Informe final puede
verse en [www.stiglitz-sen-fitoussi.fr].
el informe stiglitz, sen y fitoussi y la necesaria distinción... 181

hogares, deben ser el centro de la reflexión y el análisis; (b)


hay que valorar con una perspectiva nueva la relación entre el
Estado y los hogares, sobre todo el efecto de las transferen-
cias gubernamentales, y (c) recuperar criterios más precisos
y pertinentes, tanto cuantitativos como cualitativos, para
medir mejor, y con las diferencias necesarias, las actividades
económicas y las condiciones de vida de las personas.
El primer párrafo de la Síntesis destaca:

Que la comisión tuvo la misión de determinar los límites


del pib como indicador de los resultados económicos y
del progreso social, reexaminar los problemas relativos a
la medición, identificar datos adicionales que podrían ser
necesarios para obtener indicadores de progreso social más
pertinentes, evaluar la viabilidad de nuevos instrumentos
de medición y debatir sobre una presentación adecuada de
datos estadísticos.

La comisión acepta que “la crisis actual nos brinda


una lección muy importante: quienes se esfuerzan por guiar
nuestras economías y nuestras sociedades son como pilotos
que pretenden mantener el rumbo sin una brújula fiable”.
Por eso afirma que el informe se dirige, en primer lugar,
a los responsables políticos. (…) En segundo lugar está
destinado a las autoridades que desean tener indicadores
más adecuados para concebir, aplicar y evaluar políticas,
y en tercer lugar, a la comunidad académica, de la que se
espera que “se muestre más prudente a la hora de confiar
en determinadas estadísticas (…)”.
En este sentido, llama la atención sobre el hecho de que
es “posible que los conceptos estadísticos sean adecuados,
pero que el proceso de medición sea imperfecto”, al tiempo
182 julio silva-colmenares

que reconoce que “existe un debate sobre la elección de los


conceptos pertinentes y el uso adecuado de los conceptos”.
Y a continuación plantea que es “posible que las estadís-
ticas empleadas habitualmente no reflejen determinados
fenómenos que influyen cada vez más en el bienestar de
los ciudadanos”.
Por tanto, una de sus primeras conclusiones es que
no es erróneo, en sí, el cálculo del pib, “sino que se emplea
de forma errónea”. Por ejemplo, como cuando el dato del
pib per cápita se convierte en sinónimo de medición del
desarrollo, como hemos venido insistiendo un grupo cre-
ciente de investigadores, porque sigue siendo una medida
que relaciona oferta acumulada de bienes y servicios con
un conglomerado de personas, pero no dice nada sobre
cómo se utiliza esa oferta por las personas, en sí. Como
dice el Informe, “ha llegado la hora de que nuestro sistema
estadístico se centre más en la medición del bienestar de la
población que en la medición de la producción económica
(…)”. Sin dejar de medir la oferta, hay que darle más impor-
tancia al análisis de la demanda, sobre todo de los hogares,
porque por esa vía es más fácil ver las reales condiciones
de vida de una población.
Y con un sentido propositivo la comisión presenta doce
recomendaciones, que tratamos de sintetizar a continua-
ción. Las cinco primeras tienen una relación muy estrecha
con los hogares, su ingreso y la disponibilidad final de éste,
así como su efecto sobre las condiciones de vida de las
personas.
En resumen, y sin seguir el orden de su enunciación,
la comisión recomienda:
el informe stiglitz, sen y fitoussi y la necesaria distinción... 183

Hacer hincapié en la perspectiva de los hogares; que al


evaluar el bienestar material haya mayor referencia a los
ingresos y al consumo, que a la producción, pero que se
tenga en cuenta al mismo tiempo el efecto del patrimonio;
y que se otorgue más importancia a la distribución del in-
greso, incluido el originado en actividades no mercantiles,
así como al consumo y la riqueza.

En el Observatorio sobre Desarrollo Humano de la


Universidad Autónoma de Colombia, dirigido por el autor de
estas páginas, ya nos habíamos percatado de la necesidad
de colocar a los hogares en el centro del análisis, y desde su
creación en 2004 insistimos que hay que darle más impor-
tancia al estudio de la demanda, en especial al consumo de
los hogares, la fuente principal del crecimiento económico,
y no tanto a la oferta, que, a la larga, como lo demuestra la
historia, siempre tiene como límite la demanda efectiva2.
Como señala la recomendación 2,

Si bien es interesante seguir las evoluciones del resultado


de las economías en su conjunto, el cálculo del ingreso y del
consumo de los hogares permite, por lo que a él se refiere, de
seguir mejor la evolución del nivel de vida de los ciudadanos.

A su vez, la recomendación 5 propone “ampliar los


indicadores de ingresos a las actividades no mercantiles”.
Y como ejemplo recuerda que “numerosos servicios que los

2  En la práctica, en ningún Boletín de los 45 publicados hasta ahora (finales de 2013)


ha faltado una nota sobre esta temática, como puede comprobarse con una revisión
sobre su contenido en el sitio del Observatorio en la página de Internet de la Universi-
dad [disponible en: http://www.fuac.edu.co/index.php?mod=119].
184 julio silva-colmenares

hogares producen por sí mismos, no se toman en cuenta en


los indicadores oficiales de ingresos y de producción, y sin
embargo constituyen un aspecto importante de la actividad
económica”. Y a continuación enfatiza:

Las actividades domésticas deberían ser objeto periódica-


mente, y de la manera más exhaustiva posible, de cuentas
satélites a las de la contabilidad nacional de base. En los
países en desarrollo, la producción de bienes por parte
de los hogares (alimentación o vivienda, por ejemplo)
desempeña un papel importante: cabe tomar en cuenta
la producción de estos bienes por parte de las familias
para evaluar los niveles de consumo de los hogares en
esos países.

Si bien la producción de muchos de esos bienes y


servicios es “invisible” hoy, esta contabilización permitiría
medir mejor el nivel real de calidad de vida de los hogares,
en especial de aquellos que tienen ingresos bajos.
En este sentido, en la recomendación 6 se recuerda:

Que las informaciones que permiten evaluar la calidad de la


vida van más allá de las declaraciones y de las percepciones
de las personas; estas informaciones incluyen también la
medida de sus “funcionamientos” (la puesta en marcha
de sus capacidades dinámicas) y de sus libertades. Lo que
importa realmente, en efecto, son las “capacidades” de las
cuales disponen las personas, es decir el conjunto de posi-
bilidades que se ofrecen a ellas y su libertad de escoger, en
este conjunto, el tipo de vida al cual otorgan valor.
el informe stiglitz, sen y fitoussi y la necesaria distinción... 185

En concordancia con lo anterior, el autor de estas líneas


ha insistido en que la libertad debe verse como una “cons-
trucción social” que tiene el propósito de garantizar a los
seres humanos un abanico de posibilidades para satisfacer
sus necesidades y aspiraciones, y las condiciones para rea-
lizarlas, y que la felicidad es una “opción individual”, sobre
aquello a lo cual cada persona le da valor, recuperando la
definición prístina de felicidad de Aristóteles, pero ubicán-
dola en la sociedad global, democrática y competitiva en
que queremos vivir.
Como recalca esa recomendación, la “medida de todos
estos elementos necesita datos objetivos y subjetivos”,
por lo que “convendría proceder a mediciones subjetivas
de la calidad de la vida”, a partir de una “pluralidad de
indicadores”. El informe enfatiza en que el bienestar es
pluridimensional y se detiene a mencionar algunas de esas
dimensiones.
Y en la recomendación 10 proclama:

La investigación ha demostrado que era posible recopilar


datos significativos y fiables tanto sobre el bienestar subje-
tivo como sobre el bienestar objetivo. El bienestar subjetivo
comprende diferentes aspectos (evaluación cognitiva de la
vida, felicidad, satisfacción, emociones positivas como la
alegría y el orgullo, emociones negativas como el sufrimiento
y el nerviosismo): cada uno de estos aspectos debería ser
objeto de una medida distinta, con el fin de obtener, a partir
de ello, una apreciación global de la vida de las personas.
186 julio silva-colmenares

La necesaria distinción entre crecimiento


y desarrollo

La invitación de la Academia a participar en este debate


plantea la pregunta de que, si usted está de acuerdo en que el
informe significa un “avance en la medición del crecimiento
económico y el progreso social”, ¿cómo se puede instrumen-
tar? Sin duda, como lo hemos destacado con citas puntuales
de la Síntesis del Informe Final, la comisión cuestionó de
manera profunda la forma cómo se miden los resultados
de la actividad económica (las palabras performance, en
inglés y francés, son más pertinentes al respecto que desa-
rrollo en español) y cómo se les interpreta, y para finalizar
la Síntesis dice que “lejos de cerrar el debate, su informe lo
que hace es abrirlo” y que “espera que no solo su informe
generará este amplio debate, sino que incluso propiciará
la investigación sobre el perfeccionamiento de mejores
instrumentos de medida que nos permitirán evaluar mejor
los resultados económicos y el progreso social”. Por eso
creemos que antes de avanzar en la discusión sobre cómo
instrumentar la nueva medición, hay que profundizar en la
necesaria distinción teórica entre crecimiento y desarrollo.
En diversos textos se utilizan con frecuencia las catego-
rías compuestas de “crecimiento económico” y “desarrollo
económico” como si fuesen sinónimos, ayudando a la
confusión o imprecisión que muestran a veces las ciencias
económicas. O se habla en detalle de “desarrollo económi-
co”, pero se va más allá de lo económico. Pero mantener
esta confusión o imprecisión, por más generalizada que
esté, puede hacer más daño que provecho. Si bien no se
desconoce que desde hace varias décadas diversos estudio-
sos han insistido sobre la conveniencia de esta distinción,
el informe stiglitz, sen y fitoussi y la necesaria distinción... 187

hoy se quiere recalcar en que sea más preciso el uso de los


términos “crecimiento” y “desarrollo”. En ese mismo sen-
tido, nos parece que induce a confusión seguir utilizando
la categoría o expresión desarrollo económico, como se lee
en la denominación en español de la comisión, tal como lo
explicaremos más adelante.
Aunque las definiciones de tales palabras en el Dic-
cionario de las academias de la lengua [vigésima segunda
edición, 2001] son, en cierto sentido, tautológicas, en algo
ayudan a esta distinción. Este diccionario define “crecimien-
to”, de manera sencilla, como la “acción y efecto de crecer”
y “desarrollo” como la “acción y efecto de desarrollar o desa-
rrollarse”, pero reconoce una acepción propia de desarrollo
en economía: “evolución progresiva de una economía hacia
mejores niveles de vida”, lo que ya supone una connotación
más cualitativa que cuantitativa, si bien en realidad “nivel de
vida” se refiere más a una sociedad, que está compuesta por
personas, que a una economía, conformada por actividades.
Del verbo “crecer” dice en sus dos primeras acepciones:
“Dicho de un ser orgánico: Tomar aumento natural. (…)
Dicho de una cosa: recibir aumento por añadírsele nueva
materia”. Y del verbo “desarrollar” dice también en sus
dos primeras acepciones: “Extender lo que está arrollado,
deshacer un rollo. (…) Acrecentar, dar incremento a algo
de orden físico, intelectual o moral”; en la acepción octava
dice: “Dicho de una comunidad humana: progresar, crecer
económica, social, cultural o políticamente”. Obsérvese que
ya desde el propio Diccionario de la lengua española el verbo
“desarrollar” también implica una acción más cualitativa que
cuantitativa, mientras el verbo “crecer” sería al contrario.
Ese mismo diccionario define que “económico”, según
la primera acepción del término, es lo “perteneciente o
188 julio silva-colmenares

relativo a la economía”, la que define a su vez, en la tercera


acepción, como “ciencia que estudia los métodos más efi-
caces para satisfacer las necesidades humanas materiales,
mediante el empleo de bienes escasos”.
Como puede verse, esta última definición es restrictiva,
pues no solo las necesidades materiales requieren satisfac-
ción, ya que las necesidades sociales y espirituales también
requieren de actividad económica para su satisfacción, al
tiempo que la escasez tiende a ser cada vez más artificial
y menos real, pues si bien es evidente el subconsumo en
grupos crecientes de la población –por ejemplo, alrededor
de mil millones de personas se acuestan cada noche sin
haber comido el mínimo necesario–, la verdad es que el
incremento de la productividad ha hecho que en el último
siglo la producción per cápita aumente a un ritmo mucho
mayor que el crecimiento de la población, como la estadís-
tica lo comprueba. Si alguien se acuesta hoy con hambre,
no es por un problema técnico –escasez de alimentos–,
sino sociopolítico: la sociedad carece de los medios para
garantizar a toda persona que lleguen a su estómago los
alimentos necesarios.
Al volver al terreno de las ciencias económicas, citemos
lo que dicen al respecto un par de diccionarios de econo-
mía y algunos textos, escogidos al azar. Un Diccionario de
economía de los años sesenta del siglo pasado caía en la
ambivalencia de confundir crecimiento con desarrollo, aun-
que trataba de distinguir entre uno y otro, en cuanto decía
sobre crecimiento económico lo siguiente:

Normalmente significa desarrollo económico, aunque en


un sentido más específico puede emplearse para describir
la evidencia exterior del proceso del desarrollo económico.
el informe stiglitz, sen y fitoussi y la necesaria distinción... 189

El “crecimiento” es, por lo tanto, mensurable y objetivo;


describe la expansión de la fuerza de trabajo, del capital,
del volumen del comercio y el consumo; el “desarrollo
económico” puede utilizarse para describir los determi-
nantes subyacentes del crecimiento económico, como por
ejemplo los cambios en las actitudes y las instituciones.
Existen diversas formas de definir y medir el crecimiento
económico.

Y a continuación se mencionaban algunas de esas


formas, en especial las que tienen como elemento de ponde-
ración el cambio en la capacidad adquisitiva del dinero, por
efecto de la inflación monetaria, y el comportamiento de la
población, a lo largo de un periodo determinado, resultado
al que denomina crecimiento real. No obstante, mantiene
la confusión, pues a continuación dice:

El principal objetivo del crecimiento económico, elevar los


niveles de vida, generalmente constituye un objetivo a muy
largo plazo que puede exigir una represión a corto plazo de
los niveles de vida, por ejemplo, ahorrando para acumular
capital o para edificar las defensas nacionales. Para evitar
la necesidad de los juicios de “bienestar” y para una mayor
sencillez, muchos economistas usan la cifra de la renta na-
cional real como medida del crecimiento económico. (…)
(Seldon y Pennace, 1983: 166-167).

Casi medio siglo después, un diccionario reciente de


economía da una definición más precisa y puntual cuando
dice que por “crecimiento económico se entiende el incre-
mento del ingreso real per cápita de la población, siendo
el ingreso real medido a través del producto interno bruto”
190 julio silva-colmenares

(Hasse, Hermann y Weigelt, eds., 2004: 113). Similar conno-


tación le da el Grupo de Estudios del Crecimiento Económico
Colombiano (Greco) del Banco de la República, liderado por
el académico Miguel Urrutia Montoya, cuando en el párrafo
inicial de un libro sobre el particular reconoce:

El crecimiento económico es uno de los sucesos más im-


portantes que puedan ocurrir en una sociedad. Su principal
indicador es la tasa media anual de aumento del producto
per cápita durante un número apreciable de años; una ge-
neración por ejemplo (Grupo de Estudios del Crecimiento
Económico Colombiano, 2002: 3).

En cuanto a textos, a principios de la segunda parte


del siglo 20, en 1963, el economista ruso-estadounidense y
premio Nobel de 1973, Wassily Leontief (1906-1999), padre
de la concepción moderna del “input-output”, soporte de
los sistemas de cuentas nacionales, dijo en su ensayo Es-
tructura del desarrollo:

Hoy en día prácticamente todos los países reúnen y publican


estimaciones del producto nacional bruto, del consumo
total, la renta per cápita, la tasa de inversión y demás índices
similares de la actividad económica. Tales cifras no hacen
otra cosa que expresar cuantitativamente el hecho, por
lo demás evidente, de que unos países son ricos y otros
pobres (...).

Como es comprensible a primera vista, cuando Leon-


tief habla de índices de la actividad económica se refiere a
lo que en términos normales se denomina crecimiento
económico, pero, como nota al margen, ya desde aquel
el informe stiglitz, sen y fitoussi y la necesaria distinción... 191

momento era evidente que existía una brecha entre países


ricos y países pobres, la que ha continuado ampliándose
(Leontief, 1985: 97).
Pero un hecho importante, que ya reconocía por la
misma época un estudio realizado bajo la dirección del
profesor holandés Jan Tinbergen (1903-1994), premio Nobel
de 1969, es que la renta por habitante era una “instrumento
bastante rudimentario”, aunque el “único criterio a nuestra
disposición” para medir el desarrollo, que es un “fenóme-
no global que abarca muchos otros aspectos [diferentes al
económico]”. Y en la primera página de ese documento se
enfatizaba:

El mundo de hoy, caracterizado por el abismo existente


entre capacidad técnica y fuerza moral, necesita perento-
riamente una línea de conducta capaz de estructurarlo y
de sentar las bases para la solución de sus apremiantes
problemas (Tinbergen, 1988: 23-24 y 19).

Casi medio siglo después podemos suscribir esa frase,


si bien hoy tenemos mejores instrumentos teóricos y prác-
ticos para solucionar los problemas, aún todavía nos falta
la voluntad política para hacerlo.
También en los años sesenta del siglo pasado, el profe-
sor estadounidense Paul Samuelson (1915-2009) decía que
el “crecimiento económico es a todas luces un proceso de
múltiples facetas, del cual, aunque no puede ser medido
por una sola cifra, el producto nacional real (neto o bruto)
acaso sea el mejor indicador unidimensional”. Pero a conti-
nuación confundía crecimiento con lo que hoy entendemos
por desarrollo, pues señalaba:
192 julio silva-colmenares

El crecimiento económico es una de las características del


mundo moderno. Los países han visto multiplicada su
población, su producción total y su nivel de empleo; han ele-
vado el producto nacional real y el nivel de vida de la familia
típica; han incrementado el número de horas de descanso y
han disminuido el esfuerzo físico y el tedio que solían acom-
pañar a la tarea de ganarse la subsistencia. Todos estos son
otros tantos aspectos del crecimiento económico, cada uno
de los cuales pueden ser relacionados con el hecho biológico
de que hoy la gente vive más tiempo y goza de más años
libres de enfermedades (Samuelson, 1967: 840-841).

Como entendemos hoy, algunos de los aspectos


que menciona Samuelson no expresan en forma directa
el crecimiento económico sino el proceso más complejo
de desarrollo, como el disfrute de las horas de descanso,
disminuir el tedio, vivir más años o tener más años libres de
enfermedad.
Por esa misma época, el economista polaco Oskar Lan-
ge (1904-1965), uno de los principales exponentes de lo que
se llamó en ese momento Economía política del socialismo,
alcanzó a decir, en su último libro, que el “tema del desarrollo
se está convirtiendo en el punto central del pensamiento
económico”. Y en la introducción a ese libro afirmó:

La comprensión de los problemas de las transformaciones


sociales que tienen lugar en el mundo y su resolución,
suponen un profundo análisis científico. La ciencia econó-
mica está particularmente indicada para ello, en tanto que
considera los procesos económicos en sus amplios contex-
tos históricos y sociales. Esta visión general, en que teoría
económica y concepción histórica se funden en un todo, es
el informe stiglitz, sen y fitoussi y la necesaria distinción... 193

característica de la orientación marxista de la ciencia social


(Lange, 1966: 92 y 22).

Pero ya empezaba a pensarse que el concepto de desarro-


llo, en las ciencias sociales y humanas, era estrecho. El conocido
economista germano-británico Ernest Friedrich Schumacher
(1911-1977) decía, en una de sus obras más divulgada, que
en “todas las ramas del pensamiento moderno el concepto
de ‘evolución’ desempeña un papel central. No ocurre lo
mismo en la economía del desarrollo, a pesar de que las
palabras ‘desarrollo’ y ‘evolución’ parecen sinónimos. (…)”.
Como recalcaba Schumacher, el desarrollo no es un “acto
de creación”, lo que si es pertinente al crecimiento econó-
mico, pensamos nosotros, sino un “proceso de evolución”.
Y más adelante reflexionaba:

Si hablamos de promover el desarrollo, ¿qué es lo que


tenemos in mente: mercancías o gente? Si es la gente ¿qué
gente en particular? (…) La preocupación por la gente genera
incontables preguntas (…) Las mercancías, por otro lado, no
sugieren tantas preguntas. Las mercancías dejan incluso de
ser algo identificable, y reconvierten en pnb, importaciones,
exportaciones, ahorro, inversión, infraestructura, etcétera.
Basándose en estas abstracciones se pueden construir
impresionantes modelos y es raro que dejen espacio para
la gente. Por supuesto que la ‘población’ puede aparecer
en ellos, pero nada más que como una mera cantidad a
ser usada como divisor después de que el dividendo, la
cantidad de mercancías disponibles, ha sido determinado.
El modelo entonces muestra que el ‘desarrollo’, es decir,
el crecimiento del dividendo, se frustra si el divisor crece
también (Schumacher, 1983: 177, 171, 174 y 197-198).
194 julio silva-colmenares

Para recalcar que “no hay peor ciego que quien no quie-
re ver”, esto es, que el crecimiento económico no soluciona,
per se, los problemas que dificultan o impiden el bien-estar3
o bien-vivir de las personas –lo que muchos todavía niegan
con obstinación–, recordemos que cuando Joan Robinson
(1903-1983) publicó en 1978 su libro sobre desarrollo y
subdesarrollo –esta última categoría no la utilizamos, por
razones explicadas en otros trabajos del suscrito4–, pudo
citar el siguiente párrafo tomado de una publicación de la
renombrada Comisión de las Naciones Unidas sobre Co-
mercio y Desarrollo (unctad):

El crecimiento económico, cuando ha tenido lugar, pocas


veces ha logrado hacer gran mella en los problemas socia-
les urgentes, y con demasiada frecuencia en los países en
desarrollo: categoría que siempre nos ha parecido confusa]
ha pasado por alto a la masa de la población. Al aumentar

3  No se usa la palabra bienestar, unida, como es lo usual, sino separada por un guión
para resaltar que el bien-estar no es tanto un disfrute de bienes materiales –como es
la interpretación deformada que tienen algunas corrientes del pensamiento–, sino el
conjunto de aspectos materiales y espirituales que permiten al ser humano estar bien,
realizarse con satisfacción, con independencia de lo material, sin que se niegue su ne-
cesidad. Esta licencia la llama el lexicógrafo español José Martínez de Sousa el “guión
estilístico o geminado”, que es “el que suele colocarse, en un término compuesto,
para separar sus elementos cuando conviene hacer hincapié en una de las acepciones
de tal compuesto...” (Ortografía y ortotipografía del español actual, 2008: 361-362).
El Diccionario de las academias de la lengua destaca que la palabra bienestar viene
de bien y estar. En inglés también se está haciendo esta distinción, pero ha sido más
fácil: se ha sustituido walfare por well-being. En francés se está utilizando la palabra
compuesta bien-être.
4  Véase, por ejemplo, Silva-Colmenares (2013a: 106 a 100), en donde se citan las
siguientes palabras escritas en 1983, hace más de treinta años: “Tampoco puede acep-
tarse que el ‘subdesarrollo’ sea una fase inferior del desarrollo capitalista o que lo
identifica la simple presencia de relaciones pre capitalistas. En el marco del capitalis-
mo no se podría decir que lo que se llama desarrollo y ‘subdesarrollo’ son dos fases o
etapas independientes, sino más bien que son las dos caras de la misma moneda: el
desarrollo del modo capitalista de producción” (Silva-Colmenares, 1983: 77).
el informe stiglitz, sen y fitoussi y la necesaria distinción... 195

las desigualdades económicas, mientras fracasa en dar alivio


a problemas como el desempleo, la desnutrición, las enfer-
medades y las malas viviendas, el crecimiento económico
no pocas veces ha contribuido a agravar los problemas y
tensiones sociales (Robinson, 1981: 17).

En ese momento, lustros iniciales de la segunda parte


del siglo 20, todavía era escasa en las ciencias socioeco-
nómicas la discusión sobre el desarrollo, ya que se le veía
como un proceso predeterminado, simple repetición de la
senda recorrida por los países más influyentes o dominan-
tes, en especial Estados Unidos y Europa Occidental, por
lo que era implícito que no ameritaba reflexión científica.
Quizá el poco interés que existía por esta temática en los
principales centros académicos del mundo se debía a la
influencia, ya muy marcada, del pensamiento neoclásico,
que casi no prestaba atención a los cambios históricos y
a las eventuales peculiaridades en el mundo capitalista,
al que se consideraba muy homogéneo. Lo que llegaba a
ser abstracción científica como producto del estudio de la
realidad estadounidense o europea, se entendía aplicable
a cualquiera otra realidad.
Similares definiciones confusas o tautológicas se en-
cuentran durante la segunda parte del siglo 20 en diversos
autores y corrientes del pensamiento. Puede decirse que
durante la mayor parte del siglo 20 se pensó que la tarea
fundamental de las ciencias económicas era lograr el incre-
mento de la producción de bienes y servicios, y se confundía
“crecimiento” con “desarrollo”. No obstante, entre los años
setenta y ochenta del siglo pasado se comprobó que tal
incremento no era suficiente para alcanzar el bien-estar o
la realización de los seres humanos.
196 julio silva-colmenares

No obstante, se siguen buscando explicaciones y, a


veces soluciones, para el atraso de muchas sociedades y la
pobreza de millones de seres humanos. Como ejemplo de
este esfuerzo se puede citar la Agenda de Barcelona para el
Desarrollo, producto de la reunión en septiembre de 2004
de un grupo de economistas5 con el fin de “debatir sobre
el crecimiento y el desarrollo en el mundo”. El tercer punto
de sus acuerdos dice:

No existe una única política económica que pueda garantizar


un crecimiento sostenido. Las naciones que han conseguido
llevar a cabo esta importante tarea han hecho frente a distin-
tos tipos de obstáculos y han adoptado diferentes políticas
sobre regulación, exportaciones, promoción industrial,
innovación tecnológica y adquisición de conocimiento. Los
países deberían tener la libertad de diseñar políticas adap-
tadas a sus circunstancias específicas. Las organizaciones
financieras internacionales, así como las agencias de ayuda
al desarrollo, deberían alentar esta posibilidad. (…)6.

Hoy, es más claro que el “crecimiento”, desde la


perspectiva económica, debe entenderse como la crecien-
te disponibilidad de bienes y servicios producidos dentro
de un ámbito geográfico para satisfacer las necesidades
materiales, sociales y espirituales de los seres humanos, y
sus aspiraciones, ya sea que habiten dentro de ese ámbito

5  Entre los cuales se han de destacar al colombiano José Antonio Ocampo, miembro
de número de la Academia Colombiana de Ciencias Económicas y hoy profesor de
Columbia University.
6 Tomado el 7 de junio de 2011 de Internet [diponible en: http://ierd.prd.org.mx/
coy123-124/ab1.htm], en el que se consigue el texto completo del documento.
el informe stiglitz, sen y fitoussi y la necesaria distinción... 197

o fuera de él. Como es natural, también puede haber de-


crecimiento económico, pero esa no es la regularidad. Y
“desarrollo”, también desde la visión de las ciencias econó-
micas, debe verse como el mejoramiento de las condiciones
de vida de los seres humanos, o su bien-estar o bien-vivir,
por medio de la satisfacción de estas necesidades y aspira-
ciones. Es decir, el “crecimiento” permite la disponibilidad
de los bienes y servicios requeridos, lo que corresponde,
en lo fundamental, al campo de la oferta, de la producción,
mientras el “desarrollo” es la utilización de esos bienes y
servicios para vivir mejor, lo que corresponde más al campo
de la demanda, sobre todo del consumo final. Pero, por
desgracia, no siempre ha sido nítida esta diferenciación.
Por tanto, puede decirse del “crecimiento” que es
“económico”, pero del “desarrollo” que es “humano”.
Lo que se desarrolla es la sociedad, compuesta por seres
humanos, y no la economía, que solo es una sumatoria de
actividad humana realizada a través de medios tangibles
e intangibles. Si aquél es más cuantitativo que cualitativo,
éste es más cualitativo que cuantitativo. Si el “crecimiento”
es creación social de riqueza, disponibilidad de los bienes y
servicios necesarios para vivir, o sea producción de medios,
el “desarrollo” implica la distribución equitativa de la riqueza
creada, la utilización de esos bienes y servicios para que los
seres humanos puedan vivir mejor, es decir cumplimiento de
fines. En consecuencia, el crecimiento es el medio y el desa-
rrollo es el fin. Por eso se insiste en que si bien crecimiento
y desarrollo son procesos distintos, deben ser simultáneos
y complementarios.
198 julio silva-colmenares

Fuentes y motores del crecimiento económico

Si entendemos el crecimiento económico en los términos de


los párrafos anteriores, de ello se desprende que las “fuen-
tes” básicas del crecimiento son los distintos componentes
de la demanda, ya que de ellos depende, a la larga, el com-
portamiento de la oferta total. De esta manera, la verdadera
“fuente” del crecimiento es el consumo, en sentido general,
en especial el consumo interno, sobre todo de los hogares,
para satisfacer las necesidades materiales, sociales y espiri-
tuales de los seres humanos, y sus aspiraciones, así como la
inversión en capital, o consumo de medios en el proceso de
producción, que conforman la demanda doméstica, y las ex-
portaciones, como demanda foránea. Esto no niega que hay
que estudiar la composición y el comportamiento de la oferta.
Como complemento, hay que considerar los “motores”
del crecimiento, esto es, factores que en ciertos momentos
pueden acelerarlo u obstaculizarlo, como son los cambios en
la población, incluidos los que ocurren en el mal llamado hoy
capital humano, el ritmo de la productividad y el contenido
de la innovación, entre los principales. La distinción entre
“fuentes” y “motores” debe ser nítida, pues es muy diferente
su papel en el proceso económico. Mientras las primeras
son fundamentales, pues sin ellas no puede haber repro-
ducción ampliada, o crecimiento económico continuado, los
segundos son complementarios, pues solo actúan sobre el
movimiento de la oferta. Por eso no estamos de acuerdo con
quienes plantean que entre los principales “motores” del
crecimiento económico estarían la acumulación de capital
(inversión nueva), el incremento de la población trabajadora
y el aumento de la productividad multifactorial (eficiencia
final en el uso de los recursos).
el informe stiglitz, sen y fitoussi y la necesaria distinción... 199

Esta concepción, que tiene su origen en un conocido


artículo de mediados del siglo 20 del premio Nobel de
Economía de 1987 y profesor emérito del Massachussets
Institute of Technology (mit) Robert Solow7, mezcla medios
con fuentes; mientras la acumulación de capital es una
fuente, pues supone el consumo de una producción ante-
rior, los otros dos “motores”, la población trabajadora y la
productividad, no son más que simples medios, pues por
sí mismos no pueden mantener el crecimiento constante
en el tiempo, pero sí mejorarlo o acelerarlo. Los dueños de
los medios de producción no utilizan más trabajadores o
no se esfuerzan por elevar la productividad, si no hay quien
demande, o consuma, al final, el resultado del proceso pro-
ductivo. En realidad, los seres humanos terminan siendo
“fuente” del crecimiento económico como consumidores,
ya sean inmediatos o remotos, sin importar su posición
social, y su “motor” como agentes en el proceso de trabajo
–cualquiera que sea su posición respecto a éste–, con todo
el bagaje de sus conocimientos, que de alguna manera es
el conocimiento acumulado por la humanidad.
Por tanto, a una ciencia específica, la economía, ciencia
social por antonomasia, ha de preocuparle más la demanda
que la oferta. Lo que no ocurre hoy por influencia de nuevas
escuelas del pensamiento económico, que sacrificaron el
fundamento filosófico y ético en el humanismo que le dieron
entre los siglos 18 y 20 autores como Smith, Ricardo, Marx
y Keynes, entre otros, en aras de una supuesta disciplina
exenta de principios y valores, aséptica, campo fértil para
el ejercicio exclusivo de las matemáticas, lo que no niega

7  Véase el muy mencionado artículo de Solow (A contribution to the theory of econo-


mic growth, 1956: 65-94).
200 julio silva-colmenares

que pueden ser herramienta insustituible para el análisis


económico. En esta disciplina, que en términos generales
coincide con la llamada economía neoclásica, la preocupa-
ción esencial por el ser humano, propia del humanismo,
fue sustituida por la medición de la actividad económica.
Como dijo el académico Julián Sabogal Tamayo al autor de
estas líneas, “el pensamiento económico ortodoxo nació
a la sombra de la física newtoniana y se quedó anclado en
ella. Yo pienso que debemos construir una nueva ciencia
compleja del desarrollo, centrada en los fines”8.

Una concepción integral de desarrollo humano

La idea de que el crecimiento económico y el desarrollo


humano deben ser simultáneos y complementarios, ha
de convertirse en uno de los fundamentos de una nueva
economía política, que con base en principios humanísti-
cos trasforme la teoría del desarrollo. En esta labor ha sido
valioso el aporte de los Informes sobre Desarrollo Humano
que publica desde 1990 el Programa de las Naciones Unidas
para el Desarrollo (pnud), cuya preparación siempre se ha
encargado a equipos independientes de científicos sociales
con alta calidad académica y de la más amplia experiencia.
En los informes publicados se ha avanzado de manera
sustancial en la “construcción” de una concepción integral,
trasdisciplinaria, de desarrollo humano, al tiempo que se
realiza un análisis sobre la realidad mundial. Asimismo, el
informe mide el nivel de desarrollo humano de casi todos los
países del mundo según un índice combinado que cada día

8  Correo electrónico del 27 de abril de 2007.


el informe stiglitz, sen y fitoussi y la necesaria distinción... 201

es utilizado más como punto de comparación. Además, se


han creado otros indicadores complejos que miden variables
más cualitativas que cuantitativas.
Como señala Amartya Sen en la Introducción al Infor-
me sobre Desarrollo Humano de 2010 –conmemorativo del
vigésimo aniversario de su publicación ininterrumpida–:

La publicación del primer Informe sobre Desarrollo Humano


sensibilizó al público sobre las implicancias reales del desa-
rrollo. Bajo el visionario liderazgo de Mahbub ul Haq, la obra
tuvo un profundo efecto en la manera de considerar el pro-
greso social por parte de autoridades, funcionarios públicos,
medios de comunicación, economistas y otros científicos
sociales. En lugar de concentrarse en unos pocos indicado-
res tradicionales del progreso económico (como el producto
interno bruto per cápita), el concepto de “desarrollo huma-
no” proponía examinar sistemáticamente una gran cantidad
de información sobre cómo vive el ser humano en cada so-
ciedad y cuáles son las libertades básicas de las que disfruta.

Y dice a continuación:

Como alguien que tuvo el privilegio de trabajar con Mahbub en


el diseño del idh, sostengo que este índice, rudimentario y todo,
logró hacer justo lo que se esperaba de él: operar como un in-
dicador simple similar al pib, pero sin dejar de lado todo lo que
no fuera ingreso y bienes de consumo. Sin embargo, la enorme
amplitud del enfoque del desarrollo humano no debe confundirse,
como sucede a veces, con el estrecho rango del idh [índice de
desarrollo humano]. El mundo ha seguido avanzando desde
1990. Y si bien se ha ganado mucho (en alfabetización, por
ejemplo), el compromiso que moviliza al enfoque del desarrollo
202 julio silva-colmenares

humano es concentrarse en lo que queda por hacer, es decir, aque-


llo que exige máxima atención en el mundo contemporáneo y que
incluye desde la pobreza y las privaciones hasta las desigualdades
y la inseguridad (pnud, 2010: iv a vi).

Como es natural, en más de dos décadas se ha avan-


zado bastante en profundizar y, por consiguiente, en hacer
más integral la concepción del desarrollo humano. En el
primer Informe, de 1990, se partía de un concepto básico
y conciso: el desarrollo humano es un proceso que ofrece
a las personas mayores oportunidades y tiene énfasis en
la libertad del ser humano para tener salud, educación y
disfrutar de condiciones de vida dignas. Dos años después,
el informe de 1992, ampliaba la definición a un concepto
amplio e integral.

Comprende todas las opciones humanas, en todas las socie-


dades y en todas las etapas de desarrollo. Expande el diálogo
sobre el desarrollo, pues éste deja de ser un debate en torno
a los solos medios (crecimiento del producto nacional bruto,
pnb) para convertirse en un debate sobre los fines últimos.
(…) El concepto de desarrollo humano no comienza a partir
de un modelo predeterminado. Se inspira en las metas de
largo plazo de una sociedad. Teje el desarrollo en torno a las
personas, y no las personas en torno al desarrollo (pnud,
1992: 19). Y en los siguientes Informes se fue ampliando la
fundamentación conceptual.

Como recalca el informe conmemorativo de 2010,

Puede decirse que hoy el mundo es un lugar mucho mejor


que en 1990, o en 1970. Desde entonces, la población del
el informe stiglitz, sen y fitoussi y la necesaria distinción... 203

planeta ha experimentado considerables avances en los


aspectos más importantes de su vida. En general, las per-
sonas hoy son más saludables, más educadas y más ricas
que nunca antes en la historia, y tienen más capacidad para
elegir a sus líderes y exigirles responsabilidad por sus actos.
Un ejemplo claro es el incremento de nuestra medida global
de desarrollo, el Índice de Desarrollo Humano (idh), que
resume los datos sobre esperanza de vida, matriculación
escolar e ingreso en un solo indicador compuesto. Desde
1990, el idh mundial promedio ha aumentado 18% (y 41%
desde 1970).

Y antes se dijo:

Los avances se observan no solo en salud, educación e in-


gresos, sino también en la capacidad de la gente para elegir
a sus líderes, influir en las decisiones públicas y compartir
conocimientos. Sin embargo, no todas las aristas de esta
historia son positivas. Estos años también han sido testigos
del aumento de la desigualdad, tanto entre países como
al interior de ellos, y se ha comprobado que los actuales
modelos de producción y consumo no son sostenibles en
el tiempo9.

En este sentido,

Los datos de los últimos cuarenta años también reflejan la


existencia de múltiples caminos para conseguir logros en

9  Como ejemplificación de un proceso similar, concentrado en la realidad de un país,


puede verse de Silva-Colmenares (en Globalización, crecimiento y desarrollo, 2013: 87
a 166).
204 julio silva-colmenares

desarrollo humano: no existe una receta única ni un modelo


uniforme para tener éxito. Este informe muestra los notables
avances conseguidos por muchos países en la mayoría de
las áreas, donde a menudo las naciones más pobres son
aquellas con las mejoras más significativas. Aunque quizás
no sea una sorpresa para los estadísticos, hace cuatro dé-
cadas casi nadie habría supuesto que los países de bajos
ingresos experimentarían los considerables adelantos que
hoy se observan en salud, educación y (en menor medida),
crecimiento económico.

Y más adelante reitera una idea, que también hemos


venido planteando: “El progreso es posible incluso con po-
cos recursos: se puede mejorar la vida de las personas con
los medios con los que ya cuenta la mayoría de los países”.
Como el enfoque sobre desarrollo humano es, por an-
tonomasia, dinámico, como también lo planteamos desde
una concepción dialéctica, el Informe conmemorativo de
2010 propone:

Una reformulación coherente con el ejercicio práctico del


desarrollo y con la literatura académica sobre desarrollo
humano y capacidades: El desarrollo humano supone la
expresión de la libertad de las personas para vivir una vida
prolongada, saludable y creativa; perseguir objetivos que
ellas mismas consideren valorables; y participar activamente
en el desarrollo sostenible y equitativo del planeta que com-
parten. Las personas son los beneficiarios e impulsores del
desarrollo humano, ya sea como individuos o en grupo.

Y más adelante el Informe insiste:


el informe stiglitz, sen y fitoussi y la necesaria distinción... 205

El desarrollo humano no se trata solamente de salud, edu-


cación e ingresos, sino también de la participación activa de
las personas en los procesos de adelantamiento, equidad
y sostenibilidad, que forman parte integral de la libertad de
la gente para conducir su vida de una manera que le sea
significativa (pnud, 2010: iv, v, 1, 2, 3, 6 y 9).

Como se ve, no será fácil, pero tampoco imposible,


hacer la distinción entre crecimiento y desarrollo, ya que se
ha avanzado bastante al respecto desde hace más de medio
siglo. De otro lado, como lo vimos en párrafos anteriores,
sin abandonar la medición del crecimiento económico, esto
es, la disponibilidad u oferta de bienes y servicios para sa-
tisfacer necesidades, y más bien “ampliándola”, para incluir
bienes y servicios que hoy son “invisibles”, hay que mejorar
la medición del desarrollo humano, para identificar el nivel
de vida alcanzado por una sociedad determinada y precisar
los pasos necesarios para avanzar hacia condiciones más
dignas de bien-estar, incluyendo aspectos nuevos como la
realización de la libertad y la búsqueda de la felicidad.
206 julio silva-colmenares

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Orbis.
Francisco E. Thoumi

Economista de la Universidad de los Andes. Ph.D. en Economía


de la Universidad de Minnesota. Miembro de número de la Aca-
demia Colombiana de Ciencias Económicas. Miembro de la Junta
Internacional de Fiscalización de Estupefacientes.
Conferencista invitado y ponente en seminarios en las uni-
versidades: Harvard, Princeton, Stanford, Notre Dame, U.C. San
Diego, Texas, Florida, Lehigh, Pennsylvania, Toronto, York, Londres,
París, Utrech, Rótterdam y Ámsterdam.
También ha sido: profesor visitante en el Programa del Asia
Central sobre resolución de conflictos, Universidad para la Paz
de las Naciones Unidas dictado en la Universidad Centroeuropea
en Budapest; profesor titular y director del Centro de Estudios
Internacionales de la Universidad de los Andes; coordinador de
Investigaciones del Programa Global contra el Lavado de Dinero
y coordinador del Informe Mundial de Drogas, Oficina de Fiscali-
zación de Drogas y Prevención del Crimen de Naciones Unidas en
Viena; y director del Centro de Estudios y Observatorio de Drogas
y Delito (ceodd) de la Universidad del Rosario.
Ha sido el autor de varios libros y ensayos, entre ellos: Eco-
nomía política y narcotráfico; Ventajas competitivas de las drogas
ilegales en los países andinos; El Estado, las instituciones sociales y
el capital social; y El imperio de la droga: narcotráfico, economía y
sociedad en los Andes.
Desafíos a la formulación
de una política pública de
drogas psicoactivas basada
en la evidencia y la ciencia*

Francisco E. Thoumi**

Introducción

El enorme desarrollo del conocimiento científico moderno


ha requerido una especialización muy grande, que ha llevado
a que surjan muchos conflictos entre los paradigmas de las
diferentes ramas del conocimiento. Por eso, los seminarios
y debates académicos interdisciplinarios muchas veces no
contribuyen a resolver problemas cuya naturaleza involucre
a diversas disciplinas.
Muchos de los argumentos académicos y de expertos
se formulan solo desde la disciplina de cada cual. Por ejem-
plo en esos foros es frecuente que alguien afirme: “como
economista concluyo que los mercados de drogas deben
ser legales”. Pero ¿cómo se interpreta este aserto? ¿será que
otras disciplinas que lleven a conclusiones diferentes están

*  El presente texto hace parte de un libro de próxima publicación, donde se abordan


mis puntos de vista sobre las discusiones que adelanta la acce, en torno a la teoría y
política económica.
**  El autor agradece los comentarios de Fabio Giraldo a una versión anterior de este
ensayo y la colaboración y apoyo de Marcela Anzola durante la investigación que pro-
dujo este ensayo.
210 francisco e. thoumi

erradas? Si la recomendación no es aceptada por los artífices


de política y no se pone en práctica, ¿será que dichos artífi-
ces son ignorantes o corruptos?, ¿será que han desechado
esos consejos y han aceptado los de otras disciplinas? O
simplemente ¿será que la afirmación es válida dentro del
paradigma de una corriente de la economía, pero no de las
demás ciencias? Pero si es así, ¿se pueden obtener reglas
racionales que indiquen cuándo y cómo elegir los consejos
y recomendaciones de una ciencia como la economía so-
bre los de otras como la ciencia política, la sociología, o la
medicina, o los de estas sobre las de la economía?
En realidad el economista que hace la propuesta de
legalización no tiene respuestas satisfactorias a estas pre-
guntas; él tiene su “verdad” de economista y mientras la
discusión se mantenga dentro de su círculo profesional,
formado por quienes comparten su paradigma, encontrará
apoyo y no tendrá que enfrentar posiciones que no pueda
discutir cómodamente. El hecho es que los asuntos relacio-
nados con las drogas psicoactivas son multidimensionales
e involucran una multitud de disciplinas académicas, a lo
menos la moral y la ética, la medicina, la neurociencia y
la salud pública, el derecho, la psicología, la economía, la
ciencia política, la sociología, la antropología, los estudios
del medio ambiente, la estadística, las relaciones internacio-
nales, la criminología, la geografía, la agronomía, la química
y la biología.
La formulación de una política pública sobre drogas
psicoactivas requiere por tanto no solo entender la multi y
pluridimensionalidad del problema, sino también la nece-
sidad de emplear un enfoque metodológico que permita
superar las diferencias entre las distintas disciplinas cientí-
ficas y la insuficiencia de los modelos tradicionales.
desafíos a la formulación de una política pública de drogas... 211

El objetivo de este trabajo es analizar cuáles son los


principales obstáculos y problemas que se plantean en el
momento de la formulación de la política pública sobre
drogas psicoactivas, y explorar las posibles soluciones. En la
segunda sección se analizan los principales problemas que
plantea el diálogo entre las diferentes disciplinas, así como
al interior de las mismas. Para tal efecto se parte de una
breve presentación de los conceptos de “obstáculos epis-
temológicos” y “paradigmas”, propuestos por Bachelard y
Kuhn, y se concluye con un análisis sobre la aplicación de los
mismos al análisis de política pública. En la tercera sección,
se abordan las limitaciones de la economía neoclásica y
la economía marxista para el análisis y la formulación de
políticas sobre drogas psicoactivas. En la cuarta sección, se
propone un modelo de análisis que recoge las reflexiones
presentadas en las secciones segunda y tercera.

Obstáculos epistemológicos, creencias,


paradigmas y ciencia

La mayoría de los artífices, críticos y comentaristas de las


políticas no son científicos, pero siempre buscan apoyar
sus posiciones con argumentos que aparentemente tienen
bases científicas, aunque en ocasiones apelan a la moral.
Por eso, dado que la gente inteligente, honesta y educada
proviene de diversas culturas y disciplinas académicas, es
útil averiguar cuál ha sido la interacción entre éstas y reseñar
algunos de los avances en la teoría del conocimiento que
permiten comparar la manera cómo la academia forma el
conjunto de saberes que configuran la ciencia.
212 francisco e. thoumi

Bachelard y los obstáculos epistemológicos1

En el transcurso de la historia la producción y uso de las dro-


gas psicoactivas han estado relacionados con la medicina,
las religiones, la magia, el ocio, los rituales sociales y otras
actividades humanas. En algunos sitios las drogas han sido
usadas para comunicarse con la divinidad, los antepasados
o los buenos y malos espíritus. Durante milenios la percep-
ción que las sociedades han tenido sobre estas drogas ha
sido acientífica, en el sentido de la ciencia moderna, aunque
se haya basado en lo que cada cultura ha considerado en su
momento como la forma legítima de llegar a la “verdad”.
En la cultura occidental desde tiempos de la Grecia
antigua ha existido una corriente de pensamiento que le da
primacía a la razón sobre la tradición, la revelación, la intui-
ción y los sentimientos como instrumentos para progresar
en la cultura y el conocimiento. La ilustración de los siglos
xvii y xviii atacó las explicaciones del mundo basadas en
la tradición, la religión y la ley natural establecida por Dios
y las reemplazó por una basada en la razón y la libertad
individual, lo que permitió que cada individuo buscara su
“verdad” (Shapiro, 2003).
Esta evolución promovió el desarrollo del pensamien-
to científico y los grandes avances tecnológicos que han
ocurrido desde entonces. Sin embargo, a pesar de estos
avances, muchas de las creencias y las percepciones del
pasado perduran y los saberes de la gente de hoy son el
resultado de una combinación de creencias, algunas de

1  Agradezco la colaboración de Marcela Anzola quien me introdujo a los trabajos y


filosofía de Gaston Bachelard y Thomas Kuhn, y elaboró el resumen de sus trabajos
en su tesis doctoral. Esta sección y la siguiente se basan en Anzola, la parafrasean y la
copian liberalmente (2012).
desafíos a la formulación de una política pública de drogas... 213

ellas atávicas, y de logros científicos modernos. Por eso,


algunas creencias sobre las drogas psicoactivas y sus usos
continúan enraizadas en el pasado lejano. Por ejemplo, en
las ceremonias católicas el vino se convierte en la sangre
de Jesucristo, entre los indígenas andinos la coca se utiliza
para adivinar el futuro y para identificar enfermedades y
curaciones, en otras el yagé (ayahuasca) y el peyote se usan
para comunicarse con los antepasados, la divinidad o el
subconsciente.
Todas estas percepciones y creencias han estado in-
fluenciadas por, y a su vez han influido sobre la cosmovisión
o Weltanschauung de cada sociedad. Por eso en las ciencias,
especialmente en las sociales, aunque los académicos estén
convencidos de que son racionales, no lo son totalmente
porque sus creencias, sentimientos, vivencias y personalidad
influencian la manera en la que todos los humanos interpre-
tan el mundo y la evidencia, y explican cualquier fenómeno.
Tanto es así, que la vida académica está llena de conflictos
interpersonales generados por choques entre grandes egos
dominados por emociones2.
Se supone que los académicos son en promedio, bas-
tante más inteligentes y sin duda, más educados que el resto
de la población3. Sin embargo, aunque estén entrenados
para confiar en la razón, la aceptación de muchos avances
científicos, especialmente en las ciencias sociales, no ha
sido ni es fácil, porque implica reconocer que lo que se ha

2  Alguna vez escuché a un reconocido profesor de una muy reputada universidad es-
tadounidense afirmar que “hay una gran diferencia entre los caníbales y los académi-
cos: los caníbales primero matan a sus víctimas, los académicos se las comen vivas”.
3  Claro que si se acepta que la inteligencia tiene muchas dimensiones, los académicos
y los estudiosos pueden ser mejores para pensar abstractamente, pero simultánea-
mente pueden tener muy poca inteligencia social que les permita tener una conviven-
cia exitosa y una buena vida. Por eso muchos tienen vidas complicadas y conflictivas.
214 francisco e. thoumi

aprendido, enseñado e investigado debe revisarse drástica-


mente o aún rechazarse. Hacer esto es psicológicamente
muy difícil para muchos, porque como ya se argumentó,
aunque la gente sea inteligente, las posiciones sobre temas
fundamentales como el papel del Estado y la relación de las
personas con él, están influenciadas por las intuiciones de
cada cual que fácilmente terminan prevaleciendo sobre la
razón (Haidt, 2012).
Bachelard (1948) muestra como una gran parte de lo
que se sabía antes de la Ilustración no estaba basado en
evidencia científica, definida en términos modernos, y que
el avance del conocimiento requirió refutar muchos de esos
saberes. Así, surge una gran diferencia entre el conocimiento
ordinario compuesto por saberes obtenidos por medio de la
experiencia común, y el conocimiento científico que lo refuta
utilizando nuevas categorías que revelan propiedades y re-
laciones no disponibles a través de la percepción sensorial.
Para Bachelard, el proceso de avance científico surge a
través de rectificaciones graduales de errores precedentes
superando los modelos teóricos aceptados. Dichas rectifi-
caciones no se llevan a cabo tranquilamente y sin conflictos
porque requieren vencer los obstáculos epistemológicos o
barreras psicológicas que impiden o dificultan el aprendizaje
de conceptos revolucionarios al interior de las ciencias; éstos
se presentan de manera interna en todos los sujetos que se
enfrentan a nuevas realidades:

Cuando se investigan las condiciones psicológicas del pro-


greso de la ciencia, se llega muy pronto a la convicción de
que hay que plantear el problema del conocimiento científico
en términos de obstáculos. No se trata de considerar los
obstáculos externos, como la complejidad o la fugacidad
desafíos a la formulación de una política pública de drogas... 215

de los fenómenos, ni de incriminar a la debilidad de los


sentidos o del espíritu humano: es en el acto mismo de
conocer, íntimamente, donde aparecen, por una especie de
necesidad funcional, los entorpecimientos y las confusiones.
Es ahí donde mostraremos causas de estancamiento y hasta
de retroceso, es ahí donde discerniremos causas de inercia
que llamaremos obstáculos epistemológicos (Bachelard,
1948: 15).

La lista de obstáculos epistemológicos que considera


Bachelard es larga y compleja. Entre los principales están
los siguientes. El primer obstáculo es la observación o
experiencia básica colocada por delante y por encima de la
crítica (Bachelard, 1948: 27). Esta experiencia lleva a derivar
“verdades” de manera acrítica que luego pueden resultar
falsas. En el estudio de las drogas psicoactivas se encuentran
muchos ejemplos de esta clase de obstáculo, como es el de
quienes han tenido estrecho contacto con jóvenes adictos
y de ahí concluyen que el consumo de drogas debe ser
prohibido. Un ejemplo contrario es el de los colombianos o
los mexicanos que han padecido niveles de narco-violencia
muy altos y concluyen que la única solución es la legalización
de la producción, tráfico y consumo de drogas. En ambos
casos la conclusión se deriva de experiencias que han
dejado marcados a quienes afirman entender la “verdad”
sobre el fenómeno. En ellos, los sentimientos y vivencias
han desempeñado un papel esencial en la formación de
sus conclusiones.
Otro obstáculo epistemológico surge del conjunto
de saberes que se aceptan como conocimiento general o
convencional en cada sociedad. En cada cultura se genera-
lizan grandes “verdades” que se vuelven lugares comunes
216 francisco e. thoumi

y que pueden convertirse en obstáculos para comprender


el mundo y los fenómenos sociales. Por ejemplo, dentro
de la tradición católica, de la creencia de que “Dios había
hecho al hombre a su imagen y semejanza” se deducía que
la creación tenía como fin principal el ser humano, por lo
que la tierra era el centro del universo y de ahí se deducía
que el sol giraba alrededor de ella. Esta conclusión era no
solamente un saber aceptado en la Edad Media, sino que
su rechazo era una herejía que podía ser sancionada con la
muerte en la hoguera. No sorprende que este saber haya
sido un obstáculo muy grande para la comprensión del
sistema solar y del universo en Europa.
Otros obstáculos surgen de las analogías y paralelismos
entre diversos fenómenos. El animismo primitivo, poste-
riormente traducido en el organicismo griego, intentaba
explicar el mundo por analogía con los procesos vitales. De
igual manera, personas que han crecido en comunidades
indígenas latinoamericanas tienden a creer en la existencia
de espíritus dentro de muchos objetos naturales. Estas
creencias pueden tener consecuencias positivas como el
respeto del medio ambiente, pero están en grave conflicto
con el conocimiento moderno. Una razón para el conflicto
puede ser que el concepto de espíritu de los indígenas sea
diferente al occidental, lo que implica simplemente que al
dialogar, lo que uno afirma es distinto a lo que entiende el
otro.
Algunos procedimientos científicos también pueden
llegar a ser obstáculos epistemológicos cuando surgen mé-
todos nuevos más certeros o cuando bloquean otras formas
de análisis. Por ejemplo, los métodos de observación directa
se convirtieron en un importante obstáculo epistemológico
debido al énfasis puesto en ellos durante el siglo xvii por
desafíos a la formulación de una política pública de drogas... 217

parte del positivismo inductivo. Esto condujo al rechazo


de la metodología hipotético-deductiva y, en consecuencia,
se vio afectado tanto el desarrollo como la aceptación de
diversas teorías.
La filosofía de la ciencia de Bachelard se basa en su
modelo de cambio científico fundamentado en la negación
del conocimiento existente: “Se conoce en contra de un
conocimiento anterior, destruyendo conocimientos mal
adquiridos, o superando aquello que, en el espíritu mismo,
obstaculiza a la espiritualización” (Bachelard, 1948: 15). Sin
embargo, estos obstáculos no están explícitamente formu-
lados por aquellos a los que impulsan sino que operan más
bien a nivel de supuestos implícitos o hábitos cognitivos o
perceptuales. En consecuencia, Bachelard (1948: 238) pro-
pone desarrollar un conjunto de técnicas diseñadas para
traer esas actitudes a nuestra conciencia reflexiva plena. Él
habla de esas técnicas como efectuando un “psicoanálisis”
de la razón.
En síntesis, para Bachelard la ciencia es discontinua
pero progresiva, y en este proceso los errores constituyen
una etapa esencial en el desarrollo de la ciencia y son pre-
servados, en forma rectificada, por teorías subsiguientes
(Bachelard, 1948: 281). Por tanto el proceso de rectificación,
es fundamental para el conocimiento objetivo, y de ahí la
importancia de contar con elementos que permitan esta-
blecer los errores, y rectificarlos.

Khun y el papel de los paradigmas

Khun (2006) va más allá de los obstáculos epistemológicos


y avanza la teoría del desarrollo científico basándose en el
concepto de paradigma, rechazando la tesis del pensamien-
218 francisco e. thoumi

to científico tradicional o clásico, que veía el desarrollo de


las ciencias sociales como un continúum en el que el cono-
cimiento se acumulaba sobre lo anteriormente conocido.
Para Khun el avance en las ciencias sociales es un proceso
basado en rupturas y discontinuidades.
Kuhn observa que mientras los científicos naturales
aparentemente no tienen controversias sobre las cuestiones
fundamentales de sus respectivos campos, en las ciencias
sociales éstas son bastante comunes, y busca por tanto
una explicación. En esta búsqueda descubre la función que
desempeña en el conocimiento científico lo que define con
el nombre de “paradigma”: “Logros científicos universal-
mente aceptados que durante algún tiempo suministran
modelos de problemas y soluciones a una comunidad de
profesionales” (Khun, 2006: 50).
Con base en esta noción de paradigma, Kuhn da una
explicación histórica de los cambios producidos en la ciencia,
apartándose del concepto tradicional de progreso acumula-
tivo, y haciendo énfasis en el desarrollo de la ciencia como
una sucesión de rupturas revolucionarias no acumulativas,
donde se alternan periodos de “ciencia normal” y “revolu-
ciones científicas”.
El concepto de “ciencia normal” en Kuhn está basa-
do en el consenso: “Las personas cuya investigación se
fundamenta en paradigmas compartidos se encuentran
comprometidas con las mismas reglas y normas de práctica
científica. Dicho compromiso y el aparente consenso que
produce son prerrequisitos de la ciencia normal” (Kuhn,
2006: 71).
Para Kuhn la ciencia normal articula y desarrolla el
paradigma en su intento de resolver los enigmas y los pro-
blemas del mundo real: “La existencia de esta poderosa red
desafíos a la formulación de una política pública de drogas... 219

de compromisos conceptuales, teóricos, instrumentales y


metodológicos es la fuente principal de la metáfora que
relaciona la ciencia normal con la resolución de un rompe-
cabezas” (Kuhn, 2006: 15).
El significado de la ciencia normal se fundamenta en
los logros, producto de la investigación en el ámbito de una
comunidad científica, que son reconocidos como elementos
fundamentales para la práctica ulterior y, posteriormente,
recogidos en los libros de texto que como “teoría acepta-
da, ilustran muchas o todas sus aplicaciones afortunadas
y confrontan tales aplicaciones con ejemplos de obser-
vaciones y experimentos” (Kuhn, 2006: 70). Estos textos
son empleados para entrenar a las nuevas generaciones
de científicos en los problemas y soluciones legítimas del
respectivo paradigma.
Para Kuhn la existencia de un paradigma es necesaria
para que haya una ciencia normal. El paradigma se considera
como una forma aceptada de resolver un problema en la
ciencia y que sirve de modelo para la investigación y la for-
mación de una teoría; y, como un conjunto de leyes, teorías,
e instrumentos que son utilizados por “las personas que
aprendieron los fundamentos de su campo con los mismos
modelos concretos” (Kuhn, 2006: 71).
En el contexto de la ciencia normal la investigación se
podrá desarrollar alrededor de tres núcleos (Kuhn, 2006:
91-92). Primero, la investigación sobre ciertos hechos que
según ha mostrado el paradigma, son especialmente reve-
ladores de la naturaleza de las cosas, y que tiene por objeto
aumentar la precisión y profundizar el conocimiento en el
campo respectivo. Segundo, la investigación sobre aquellos
hechos que, aunque no sean de mucho interés, permiten
comparaciones fácticas con predicciones extraídas de la
220 francisco e. thoumi

teoría paradigmática. Consisten en desarrollos prácticos


con base en conocimientos obtenidos en las teorías. Y, ter-
cero, trabajos empíricos con el objeto de articular la teoría
paradigmática, resolviendo algunas de sus ambigüedades
residuales y permitiendo la resolución de problemas que se
habían señalado con anterioridad.
Esto lleva a que en el contexto de la ciencia normal la
resolución de los problemas de investigación sea para Kuhn
semejante a la solución de un rompecabezas:

Resolver un problema de investigación es lograr lo previsto


de un modo nuevo […]. Quien conoce el éxito demuestra
ser un experto en resolver rompecabezas, y el reto que
representa el rompecabezas es una parte importante de lo
que normalmente lo motiva (Kuhn, 2006: 107).

No obstante, los periodos de investigación científica


normal se caracterizan por ser bastante conservadores:

La ciencia normal (…) se asienta en el supuesto de que la


comunidad científica sabe cómo es el mundo. Gran parte
del éxito de la empresa deriva de la disposición de la co-
munidad a defender dicha suposición, pagando por ello
un considerable precio si fuera necesario (Kuhn, 2006: 63).

Debido a que el grado de acuerdo con el paradigma que


rige la respectiva ciencia determinará la pertenencia o no, a
la comunidad científica, sus miembros difícilmente querrán
apartarse del canon establecido. Lo que puede llevar, como
resalta Kuhn, a situaciones en las que llegado el caso:
desafíos a la formulación de una política pública de drogas... 221

Un paradigma puede incluso aislar a la comunidad de


aquellos problemas socialmente importantes que no son
reductibles a la forma de rompecabezas, debido a que no
se pueden plantear en términos de las herramientas con-
ceptuales e instrumentales que suministra el paradigma
(Kuhn, 2006: 108).

En un caso extremo, una comunidad limitada por su


ciencia normal puede terminar teniendo muy poco que
decirle a la sociedad sobre sus problemas. No sorprende
entonces que con frecuencia coloquialmente muchos se
refieran a las universidades como torres de marfil y a las
experiencias fuera de ellas como “la vida real”.
Como resultado de lo anterior, en el contexto de la cien-
cia normal no se pretende encontrar novedades de hechos
o de teorías (Kuhn, 2006: 127), para que esto ocurra será
necesaria la existencia de anomalías y de su reconocimiento
como tal por la comunidad científica: “El descubrimiento
comienza tomando conciencia de una anomalía, es decir,
reconociendo que la naturaleza ha violado de algún modo
las expectativas inducidas por el paradigma que gobierna la
ciencia normal” (Kuhn, 2006: 130). Al hacerlo se experimen-
tarán dificultades insolubles que darán lugar a un estado de
crisis y de inseguridad:

El surgimiento de teorías nuevas se ve usualmente prece-


dido por un periodo de profunda inseguridad profesional
debido a que exige una destrucción a gran escala del
paradigma, así como grandes cambios en los problemas
y técnicas de la ciencia normal (…) dicha inseguridad está
provocada por el persistente fracaso a la hora de resolver
222 francisco e. thoumi

como se debería los rompecabezas de la ciencia normal


(Kuhn, 2006: 151-152).

Esta situación conducirá a lo que Kuhn ha denominado


como “revoluciones científicas”: “Aquellos episodios de de-
sarrollo no acumulativo en los que un paradigma antiguo se
ve sustituido en todo o en parte por otro nuevo incompatible
con él” (Kuhn, 2006: 185). Estas se dan cuando un nuevo
logro o paradigma presenta nuevas formas de ver las cosas,
y por consiguiente, no se trata de un proceso acumulativo
logrado mediante la articulación o la extensión del para-
digma anterior. En la medida en que el nuevo paradigma
se enfoca y parte de diferentes problemas y presupuestos,
cambian también las normas para resolver los problemas,
y por consiguiente “la tradición científica normal que surge
de una revolución científica no sólo es incompatible con
lo anterior, sino que a menudo resulta inconmensurable”
(Kuhn, 2006: 202).
En otras palabras se trata de una ruptura con el pa-
radigma anterior, y a pesar de que durante un periodo
pueda haber lo que Kuhn describe como un traslapo entre
los dos paradigmas, el modo de solucionar los problemas
será diferente desde el punto de vista del nuevo y el viejo
paradigma. Y como resultado, “una vez consumada la tran-
sición, la profesión habrá cambiado su visión del campo,
sus métodos y sus objetivos” (Kuhn, 2006: 176), y más
específicamente, “cuando cambia la tradición de la ciencia
normal, la percepción que tiene el científico de su medio
ha de reeducarse; en algunas situaciones familiares, ha de
aprender a ver una nueva Gestalt” (Kuhn, 2006: 213) o forma
de concebir el mundo.
desafíos a la formulación de una política pública de drogas... 223

Esto, sin embargo, no implica que el anterior paradigma


esté mal, sino que simplemente no está en capacidad de dar
respuesta a los nuevos problemas que surgen. Para Kuhn,
una teoría nueva no tiene por que estar en contradicción con
sus predecesoras, sencillamente se ocupa de fenómenos
desconocidos hasta este momento (2006: 190).
Además, los paradigmas antiguos no mueren puesto
que muchos de sus adherentes simplemente no tienen la
capacidad o la fuerza para cambiar de paradigma. Para los
de mayor edad, por ejemplo, adoptar un nuevo paradigma
puede requerir el reconocimiento de que lo que han hecho
anteriormente ha sido en vano. Por eso, los paradigmas
mueren solamente con el tiempo si las nuevas generaciones
no los adoptan y las viejas desaparecen.
Las ideas de Khun generaron un debate en filosofía y
tuvieron críticos fuertes. En particular, el proceso de cambio
de paradigma fue atacado como una simplificación que no
se ajustaba a la realidad. Sin embargo, para los propósitos
del estudio de las dificultades para discutir los temas relacio-
nados con las drogas psicoactivas, la formulación de Khun
es muy útil para entender los obstáculos para comunicarse
entre las disciplinas y entre las diferentes corrientes de
pensamiento de cada una de ellas.

Los problemas en la formulación de


la política pública

Las diferencias en las metas y metodologías de cada dis-


ciplina involucrada crean conflictos en los análisis de los
fenómenos sociales. Por ejemplo, los antropólogos pueden
buscar que las culturas indígenas perduren, mientras que
224 francisco e. thoumi

los politólogos su asimilación a la corriente principal de las


sociedades, y los sociólogos cómo lograrlo minimizando las
fricciones sociales. La ciencia política puede recomendar la
formulación y la implementación de proyectos de desarrollo
alternativo en zonas de cultivos ilícitos, pero la economía
puede dictaminar que estos no son viables sin fuertes sub-
sidios permanentes, y la agronomía puede mostrar que
muchos cultivos aunque rentables en el corto plazo, no
serían sostenibles en el mediano o largo plazos y la ciencia
política que los subsidios no son viables políticamente. La
meta de los ambientalistas podría ser el mantenimiento
de los bosques nativos, pero la de los abogados el respeto
a los derechos de propiedad y de explotación por parte de
sus dueños legítimos.
El desarrollo de las universidades modernas organiza-
das en facultades y departamentos que estudian distintas
disciplinas ha llevado a que los estudiantes con creencias,
inteligencias y habilidades semejantes y concordantes con
los métodos de cada disciplina se aglutinen dentro de cada
una de ellas. Por eso, las interpretaciones de la evidencia
predominantes en las distintas disciplinas son diferentes.
No es de sorprender que las interpretaciones de los fenó-
menos económicos elaboradas por los economistas de la
corriente principal u ortodoxa de la profesión sean muy
diferentes a las de los de la corriente marxista o a la de los
politólogos.
Estas diferencias se reflejan en las inclinaciones
políticas del profesorado. Por ejemplo, aunque en las uni-
versidades estadounidenses predominan los profesores
liberales y los demócratas sobre los conservadores y los
republicanos, las diferencias entre disciplinas son muy
claras. Los departamentos o facultades que tienen menos
desafíos a la formulación de una política pública de drogas... 225

profesores demócratas son los de economía, enfermería,


ingeniería y administración de empresas. Este último es el
único en el que el porcentaje de republicanos iguala al de
los demócratas. En el resto hay más demócratas que repu-
blicanos, aunque en todas las disciplinas muchos no están
afiliados a los partidos tradicionales (Rothman, Lichter y
Nevitte, 2005: 6).
Las diferencias en las metodologías son también
grandes y agravan la dificultad de establecer diálogos e
interacciones fructíferas entre disciplinas. La economía
prioriza la deducción y el uso de las matemáticas y los
modelos abstractos mientras que otras disciplinas como
la ciencia política, la sociología y la psicología confían más
en la inducción basada en experiencias e investigaciones
empíricas de donde debieran surgir los modelos. A lo
anterior se agrega la tendencia frecuente de los analistas a
desdeñar como inferiores los métodos que no se usan en
su propia disciplina. No sorprende entonces que los politó-
logos consideren que los economistas no son realistas por
su alto nivel de abstracción, mientras que los economistas
neoclásicos afirmen lo mismo de los politólogos porque sus
recomendaciones frecuentemente implican “derogar la ley
de la oferta y la demanda” y además porque no son cientí-
ficos serios puesto que no utilizan los métodos rigurosos
del análisis matemático.
Las diferencias metodológicas también llevan a diferen-
tes concepciones de la “verdad” las que dependen de los
paradigmas y de las metodologías reconocidas como válidas
dentro de cada disciplina. Al utilizar el método deductivo
se llega a “verdades” consistentes con los supuestos del
modelo usado mientras que la inducción lleva a “verdades”
consistentes con los hechos y evidencia examinados. Cada
226 francisco e. thoumi

método tiene problemas. Por un lado, la deducción tiende


a llevar a una “verdad” que puede tomar características de
deber ser y de dogma, y que a su vez implícitamente supone
que los factores no tenidos en cuenta por el modelo utiliza-
do, o son irrelevantes, o no influencian sustantivamente el
resultado. Por ejemplo, los modelos utilizados tanto por la
economía neoclásica como la marxista son materialistas.
La economía neoclásica se fundamenta en el principio
de maximización de utilidades y de satisfacción personal
y la marxista postula que la infraestructura de la sociedad
formada por los medios de producción y las relaciones de
producción entre las personas determinan los órganos
sociales como las religiones, la familia y diversas asocia-
ciones comunitarias, las cuales forman la superestructura y
son simplemente formas de expresión de la infraestructura.
Ambos modelos son hijos de la confianza en la razón y
descuentan la importancia de la psicología, la sociología, y
otras ciencias sociales en las explicaciones de la formación
del comportamiento económico de la gente. Por eso Marx
afirmaba que “el capital no tiene alma”.
Otra característica de los procesos deductivos es la
frecuente confianza en raciocinios que empiezan con la
formulación de supuestos o premisas que se suponen
ciertos, y que utilizando una lógica deductiva rigurosa llegan
a conclusiones que se presumen válidas mientras no se
demuestre que la lógica usada sea falsa. No hay duda que
en ciencia hay muchas deducciones válidas, pero cuando
se trata de fenómenos sociales complejos, obtener con-
clusiones basadas en pocos supuestos es muy arriesgado
pues siempre hay una probabilidad, a veces alta, de que
el fenómeno analizado tenga aspectos importantes no
capturados por los modelos basados en dichos supuestos,
desafíos a la formulación de una política pública de drogas... 227

que actúan como el conjunto de principios fundamentales


de la teoría. Por eso es necesario verificar empíricamente
la validez de la conclusión obtenida cada vez que se hace
una nueva deducción. Si esto no se hace, en una cadena de
deducciones al aceptar la cuarta o quinta deducción como
válida, realmente se puede estar haciendo un acto de fe y
podríamos estar discutiendo, como en la edad media, cuál
es el sexo de los ángeles. Sin embargo, el proceso de verifi-
cación empírica no es fácil porque tiende a ser válido dentro
de un paradigma, pero muchas veces no hay un consenso al
respecto entre los diferentes paradigmas de una disciplina
y dentro de las diversas disciplinas.
Por otro lado, las conclusiones obtenidas por métodos
inductivos pueden ser consistentes con diversos modelos,
los que debido a que tienen diferentes supuestos llevan a
conclusiones o “verdades” diferentes. Así, al explicar el voto
de un elector, es posible concluir que votó por interés eco-
nómico personal, o que lo hizo por principio o convicción
política, o porque fue sobornado, o simplemente porque
el candidato o candidata le pareció atractivo físicamente4,
o que tiene más carisma. De igual manera, cuando una
persona compra un artículo de marca, esta decisión puede
deberse a que el producto es funcional para el uso que busca
la persona, a que la marca es una garantía de calidad o a
que es un símbolo de estatus. En cada uno de estos casos
las creencias del analista influencian la respuesta elegida.
Además, las conclusiones obtenidas inductivamente
no son fácilmente generalizables a contextos diferentes
del que se derivaron. Por ejemplo, a mediados de los años

4  En los Estados Unidos la evidencia estadística demuestra que los candidatos altos
tienen una probabilidad mayor de ser elegidos que los bajitos.
228 francisco e. thoumi

1970 un reconocido profesor de la Universidad de Princeton


circuló un borrador de un estudio sobre el sistema político
colombiano en el que concluía que la democracia colom-
biana era excepcionalmente fuerte porque en 1958 se había
elegido un presidente liberal, en 1962 un conservador, en
1966 un liberal, en 1970 otro conservador y en 1974 otro
liberal. Esto mostraba que los cambios en el poder entre
los partidos eran pacíficos y respetaban las instituciones
democráticas, lo cual no ocurría fácilmente en otros países
en desarrollo. Afortunadamente para la reputación del pro-
fesor, antes de que el ensayo circulara fuera de un círculo
reducido, un colombianista serio le explicó que el “Frente
Nacional” formado para controlar la violencia partidista,
requería la alternación presidencial y había dividido el botín
burocrático entre los dos partidos en partes iguales, crean-
do de facto, un cartel del poder político que era bastante
antidemocrático.
Otro problema surge del hecho de que en cada disci-
plina las grandes simplificaciones requeridas para formular
rigurosamente los modelos se justifican como una manera
para llegar a la esencia de los fenómenos, descartando lo
que es innecesario. Infortunadamente muchas veces no se
sabe a priori lo qué es importante, accesorio o marginal y
con frecuencia lo que se considera importante en el modelo
termina siendo determinado por la capacidad del autor para
formular el problema dentro de los parámetros aceptados
por la ciencia normal de su paradigma, y no por la importan-
cia de cada factor. Por eso, muchas veces cuando se utilizan
modelos en los que se han hecho grandes simplificaciones,
la probabilidad de que las políticas recomendadas no lleven
a los resultados buscados es alta. Además, las simplifica-
ciones y la limitada capacidad de formulación rigurosa,
desafíos a la formulación de una política pública de drogas... 229

implícitamente condicionan las recomendaciones de polí-


tica. Por ejemplo, los análisis del mercado en la economía
marxista, llevan a recomendaciones incompatibles con las
de la economía neoclásica.
Para el marxismo las transacciones en mercados no
controlados por el Estado, especialmente los laborales, son
relaciones de poder entre desiguales en las que un actor
explota a otro por lo que los mercados deben ser estricta-
mente controlados por el Estado. Pero para la economía
neoclásica son simplemente intercambios en los que todos
los actores ganan por lo que se debería confiar en el mercado
libre. Para unos son juegos de suma cero y para otros son
juegos gana-gana.
Para los politólogos los asuntos de drogas son una
expresión de poder; pero los antropólogos resaltarían el uso
cultural de las drogas, los sociólogos la demanda y la oferta
de drogas como resultado de la estructura e instituciones so-
ciales, los abogados enfatizarían la legislación sobre drogas,
el crimen y los derechos humanos; los médicos sus efectos
sobre la salud, los estadísticos la necesidad de cuantificar el
fenómeno, y los psicólogos las características personales de
los productores, traficantes y usuarios de drogas.
Cada disciplina involucrada en el análisis de las políticas
contra las drogas implícitamente impone restricciones a las
soluciones posibles. Por ejemplo, la economía requiere una
solución viable financieramente, el derecho que sea consis-
tente con las leyes, las asociaciones médicas rechazan los
usos de las drogas que la profesión considere que son noci-
vos para la salud (aunque hay médicos que pueden tolerar
usos regulados), los internacionalistas resaltan la necesidad
de tener políticas consistentes con las normas internacio-
nales y la estructura de poder mundial, los politólogos que
230 francisco e. thoumi

estas sean consistentes con la estructura de poder nacional,


y así sucesivamente.
Estas posiciones surgen de los paradigmas consensua-
dos prevalecientes en cada disciplina. Esto lleva a recordar
una regla fundamental de la lógica: “Al aumentar el número
de restricciones que se ponen a la solución de cualquier
problema, disminuye el conjunto posible de soluciones
consistentes con todas las restricciones, al punto que puede
llegar a ser el conjunto vacío”.
En otras palabras, si se aceptan las restricciones im-
puestas por cada disciplina de manera individual y de los
diferentes paradigmas de cada una de ellas, es probable
que no haya una solución que no viole alguna restricción,
es decir, que contradiga lo que una disciplina o corriente de
pensamiento considera como solución aceptable. Cuando
esto ocurre, cualquier política podría ser criticada desde la
perspectiva de la disciplina o corriente cuya restricción se
ha violado lo que generaría un choque entre paradigmas.
Los ejemplos al respecto abundan. Un análisis econó-
mico neoclásico puede concluir que a Colombia le conviene
desarrollar la agricultura moderna que requiere empresas
que exploten grandes extensiones de tierra. Pero un análisis
político o sociológico puede concluir que se debe fortalecer
la economía campesina aunque sea menos eficiente en tér-
minos económicos. En un caso la meta de una disciplina es
aumentar el ingreso, en el otro, mantener o lograr la estabi-
lidad social y minimizar la violencia. Conflictos semejantes
se pueden presentar cuando la antropología apoya la pro-
tección de tradiciones y creencias de comunidades nativas
aunque por ejemplo, estas no permitan que el Estado cobre
por servicios de agua y alcantarillado, (“el agua es un regalo
de Pachamama que el Estado no nos puede quitar”) o que
desafíos a la formulación de una política pública de drogas... 231

desarrolle zonas con alto potencial económico pero que son


sagradas para alguna comunidad y por eso no alterables.
Cuando una política se formula desde una disciplina
o corriente de pensamiento frecuentemente no tiene en
cuenta muchas de sus consecuencias posibles. Las políticas
recomendadas desde la perspectiva de una disciplina no
consideran los problemas económicos, políticos o sociales
que puedan generar. Así, puede ser políticamente correcto
congelar precios o aumentar el gasto público sin considerar
los efectos económicos generados por la pérdida de ingreso
de los productores afectados o por los requisitos de finan-
ciación del gasto; y viceversa, económicamente correcto
liberar el mercado sin considerar las consecuencias políticas
y sociales de tal medida. Por eso, con frecuencia cuando una
política tiene consecuencias indeseables muchos analistas
se refieren a éstas como “consecuencias no buscadas”.
Desde el punto de vista de los artífices e inspiradores de
la política estas pueden ser “no buscadas”, pero en la mayoría
de las veces ellos no pueden argumentar que son inesperadas
o impredecibles. El punto es que éstas aparecen cuando la
formulación e implementación de las políticas se hacen usan-
do modelos que no han tenido en cuenta todos los aspectos
relevantes del fenómeno que se quiere regular o promover.
Además, la mayoría de los economistas, politólogos
y otros científicos sociales consideran que es importante
dar recomendaciones de política. A diferencia de la me-
dicina, quienes estudian la sociedad difícilmente aceptan
que no tienen bases suficientes para recomendar políticas
y soluciones a los problemas enfrentados. Por el contrario,
cuando alguien va al médico y este concluye que la persona
tiene una enfermedad incurable o simplemente algo que
el médico no puede diagnosticar, la persona acepta esta
232 francisco e. thoumi

limitante, y le paga la consulta sin reprocharle por no curarla.


En las ciencias sociales la gran mayoría de los analistas no
reconocen esas restricciones y emiten recomendaciones de
política para “resolver” el problema en cuestión aun cuando
en rigor éstas no tengan ninguna probabilidad de éxito. Las
razones para esto son diversas:

• En primer lugar, algunos necesitan creer que saben,


lo que se convierte en un obstáculo epistemológico
que no permite que el experto reconozca que no
encuentra soluciones a los problemas que enfrenta
y que supuestamente hacen parte de su disciplina
académica que ha estudiado por años.
• Algunos que tienen intereses políticos, posiciones
burocráticas o de consultoría sienten la necesidad
de formular recomendaciones para poder mantener
sus ingresos, promover sus carreras o lograr sus
fines políticos.
• Además, la diversidad de paradigmas y de posicio-
nes aparentemente legítimas, permite defender la
posición tomada mostrando ejemplos de trabajos
semejantes reconocidos como rigurosos, que no
tienen en cuenta o no se preocupan por las ano-
malías encontradas en el análisis.

No sorprende entonces que a pesar de las soluciones


propuestas a la pobreza, la desigualdad, el narcotráfico, el
consumo de drogas, la corrupción, y muchos otros males
sociales, estos perduren.
desafíos a la formulación de una política pública de drogas... 233

El papel de la economía conductual

La teoría económica neoclásica y la marxista que han domi-


nado las facultades de economía en el mundo occidental
durante un siglo, son hijas de la Ilustración y de la confianza
en la racionalidad humana y se basan en el supuesto del
hombre racional que maximiza sus beneficios económicos.
La economía del comportamiento o economía conductual
desarrollada durante las últimas décadas presenta un desa-
fío a dichas teorías y avanza hacia la creación de un nuevo
paradigma económico. Estos desarrollos muestran que las
motivaciones de los humanos y su forma de comporta-
miento son mucho más complejos y están influenciados
por emociones y vivencias que generan intuiciones y por
las limitaciones de los sistemas del cerebro por medio de
los cuales las personas procesan la información que reciben
sobre el mundo y la vida.
Estudios empíricos muestran los límites de la confianza
en la razón como instrumento de análisis objetivo y cuestio-
nan su validez. Hace ya treinta años la teoría prime sobre el
comportamiento (Buck, 1985), que fue ampliamente validada
por estudios analíticos, es “una forma integrada de pensar
sobre las emociones y la motivación en sus diversos aspec-
tos fisiológicos, expresivos, y cognitivos de la motivación”.
Robert West aplicó esta teoría en sus extensos trabajos
sobre la adicción al tabaco y concluyó:

En cada momento de nuestras vidas generalmente actua-


mos en la búsqueda de lo que más deseamos o necesitamos
en ese preciso momento. Las creencias y los planes pueden
influenciar el comportamiento solamente generando deseos
234 francisco e. thoumi

y necesidades momentáneas. Los deseos y las necesidades


influencian el comportamiento generando impulsos e inhi-
biciones momentáneos (www.primetheory.com).

Esto implica que el comportamiento humano no es


consistente en el tiempo porque los deseos y necesidades
percibidos por las personas varían en él, y confirma que en
muchas decisiones las personas enfrentan conflictos entre
su razón y sus sentimientos. Esto hace que los comporta-
mientos en algunas ocasiones sean impredecibles y en otras
aun lleguen a ser, caóticos5. En otras palabras, las personas
frecuentemente actúan de manera contradictoria y conviven
con sus contradicciones. Al usar la terminología acuñada
por Richard Thaler (1992), hay dos clases de sujetos de las
teorías, los “econos” de la teoría económica tradicional que
supone que la gente “es altamente racional, súper racional, y
sin emociones. Ellos pueden calcular como un computador
y no tienen problemas de autocontrol”, y los “humanos”,
imperfectos, inconsistentes, pero reales cuyos comporta-
mientos pueden ser erráticos e inconsistentes.
Los trabajos de los psicólogos Daniel Kahneman y
Amos Tversky sentaron varias de las bases para la economía
del comportamiento y dan luces para entender la interacción
entre la razón y las intuiciones6.
Kahneman (2012) presenta de manera detallada “la
teoría de las perspectivas o prospectivas” que incorpora
los hallazgos obtenidos en trabajos empíricos. Un primer
hallazgo es la existencia de dos mecanismos con los que los

5  Haidt (2012) y Kahneman (2012) llegan a conclusiones semejantes.


6  Kahneman recibió el premio Nobel de Economía en 2002. Tversky, coautor de la
teoría de las perspectivas con Kahneman, no lo compartió porque había fallecido seis
años antes.
desafíos a la formulación de una política pública de drogas... 235

humanos procesan la información y generan interpretacio-


nes y creencias sobre la realidad, el “sistema 1 que piensa
rápido” y el “sistema 2, que piensa despacio”. Los sistemas
1 y 2 están siempre activos mientras permanecemos des-
piertos. El sistema 1 aplica las intuiciones que la persona
ha elaborado por medio de sus vivencias, sentimientos y
emociones y actúa automáticamente y el sistema 2 que tiene
la capacidad de utilizar la razón pero se halla normalmente
en un confortable modo de mínimo esfuerzo en el que solo
una fracción de su capacidad está ocupada.
Todo ser humano tiene que tomar decisiones con-
tinuamente, pero la información requerida para hacerlo
rigurosamente es muy grande y muchas veces difícil de
obtener. Para ilustrar esto basta con ir a un supermercado
y tratar de decidir cuál de los treinta o más cereales dispo-
nibles uno debe comprar. Cada cual tiene un precio pero
las cantidades son distintas y los contenidos de vitaminas,
azúcar, grasas, sabores, consistencias, etcétera, varían.
Una decisión puramente racional requeriría un modelo que
compare las características de cada cereal y su precio con
las de los demás. Esto no solamente implica dedicar tiempo
para recopilar la información sino saber manejar las técnicas
matemáticas para poder llegar a la decisión óptima. Por eso,
los humanos han aprendido a usar sistemas heurísticos o
atajos que faciliten estos procesos.

El sistema 1 hace continuamente sugerencias al sistema


2: impresiones, intuiciones, intenciones y sensaciones. Si
cuentan con la aprobación del sistema 2, las impresiones
e intuiciones se tornan creencias y los impulsos, acciones
voluntarias. Si todo se desarrolla sin complicaciones, como
ocurre la mayor parte del tiempo, el sistema 2 acepta las
236 francisco e. thoumi

sugerencias del sistema 1 con escasa o ninguna modifica-


ción. Generalmente damos crédito a nuestras impresiones y
cumplimos nuestros deseos, y eso está bien… por lo común
(Kahneman, 2012: 39-40).

El sistema 2 es perezoso; aprender cuesta trabajo y


muchas veces es aburrido, mientras que aceptar y validar
intuiciones, especialmente cuando muchas de ellas han
funcionado bien en el pasado, es mucho más sencillo y
fácil que ponerlas en tela de juicio. Por eso con frecuencia
cuando se busca solucionar un problema, la persona ape-
la a la heurística, o sea a reglas prácticas para solucionar
problemas; esta estrategia sacrifica rigor pero es un atajo
que el sistema 1 ha utilizado con bastante éxito en muchas
ocasiones, por lo que le tiene confianza.
Otros hallazgos referentes al comportamiento eco-
nómico incluyen formas de valoración diferentes a las
postuladas por la economía ortodoxa. Por ejemplo, cuando
hay que decidir qué bien comprar, cuando hay un punto de
referencia sobre los posibles precios, (o lo que Kahneman
llama un “ancla”) estos se utilizan como base para tomar
una decisión, la que es muy diferente a cuando la persona
enfrenta la misma situación sin tener referencias de precios o
de transacciones previas. El ancla permite que el comprador
sienta si paga demasiado, si compra una ganga o si paga
el precio normal.
Este proceso no es consistente con la teoría tradicional
del consumidor “econo”, que implica que la decisión racio-
nal debería basarse en la comparación entre la satisfacción
que la persona espera obtener del consumo del bien y la
insatisfacción causada por la pérdida de dinero usado para
comprar el bien o servicio consumido, independientemente
desafíos a la formulación de una política pública de drogas... 237

de la información que pueda tener sobre los precios a los


que bienes y servicios semejantes hayan sido transados
anteriormente.
Otro hallazgo es que la posesión de un bien o activo
genera sentimientos de apego, lo que hace que la separación
sea dura, es decir, psicológicamente costosa. Por ejemplo,
una persona que busca una casa donde vivir y enfrenta la
elección entre dos viviendas de igual precio en las que no ha
vivido, prefiere la que más le gusta. Sin embargo, cuando ha
vivido en alguna, y genera apego, le es más difícil mudarse
aunque muchas veces el cambio pueda ser más beneficioso.
Asimismo, aceptar pérdidas con un activo que se ha
poseído genera más insatisfacción que la pérdida de una
ganancia esperada de la misma magnitud, pero que no se
había concretado. Esto hace que por ejemplo, cuando un
inversionista en la bolsa necesita efectivo, tiende a vender
acciones ganadoras en lugar de aquellas en las que ha
perdido dinero, independientemente de las expectativas de
rendimiento futuro de cada acción. En la teoría económica
tradicional se argumenta que “las pérdidas del pasado,
quedaron en el pasado” y no deben afectar las decisiones
futuras, pero en la realidad a la gran mayoría de la gente le
es difícil aceptar esas pérdidas, las que afectan sus decisio-
nes hacia el futuro. Por eso, una vivienda en donde se haya
tenido buenas experiencias es un obstáculo para mudarse,
aunque financieramente el cambio pueda ser benéfico.
La lista de hallazgos es bastante más larga y compleja
y este no es el lugar para resumir todos ellos. Lo importante
es que la teoría de las perspectivas incorpora hallazgos que
contradicen las teorías tradicionales de la economía basadas
en el homos economicus racional que dichas teorías simple-
mente han supuesto que existía.
238 francisco e. thoumi

Lo anterior no significa que la teoría económica basada


en el supuesto del hombre puramente egoísta y calculador
de beneficios no sea útil. Aunque Kahneman resalta algunas
inconsistencias importantes de la teoría económica tradi-
cional con la evidencia y desarrolla una manera diferente de
analizar los mercados, él no propone tirar por la borda la
teoría tradicional porque responde bastante bien a muchos
problemas, sino de complementarla. Además, Kahneman
también identifica algunas inconsistencias, tal vez no muy
importantes (hasta ahora), de su teoría de las perspectivas.

Algunas reflexiones sobre debates y políticas

Una gran complejidad

Las teorías reseñadas son útiles para entender la formación


de creencias y saberes y los procesos de toma de posicio-
nes con respecto a las drogas psicoactivas, y así empezar
a explicar por qué personas educadas, inteligentes e inte-
lectualmente honestas llegan a posiciones divergentes y
con frecuencia antagónicas con respecto a los fenómenos
asociados a dichas drogas.
Esas teorías resaltan la gran complejidad de los pro-
blemas conceptuales encontrados al estudiar la formación
de las creencias y las intuiciones y la generación de cono-
cimiento lo que hace que haya grandes dificultades al bus-
car la “objetividad” en cualquier argumento sobre drogas
psicoactivas. Un primer problema surge de la necesidad
de diferenciar las creencias del conocimiento. La creencia
es simplemente “una idea, proposición o premisa que es
considerada verdadera por quien la profesa”. Pero como
desafíos a la formulación de una política pública de drogas... 239

se mostró, los saberes de la gente surgen de la interacción


entre las intuiciones y la razón, que en el caso de las drogas
psicoactivas fácilmente la domina las intuiciones.
Las posiciones que la gente toma sobre las drogas
psicoactivas están influenciadas por emociones muy fuertes
y personas con mentes rectas, justas y honestas, absoluta-
mente convencidas de sus verdades, han tenido una gran
influencia en la formación e implementación de las políticas.
Es de notar además que no existe un consenso sobre
lo que constituye el conjunto de creencias. Por ejemplo, el
concepto de creencia difiere entre la filosofía y la psicología,
aunque estudios modernos de filosofía de la mente, neurop-
sicología y neurociencia podrían llegar a una convergencia al
respecto. Además, dentro de la filosofía y la psicología hay
corrientes que formulan definiciones diferentes y en algunos
casos llegan a afirmar que el concepto mismo de creencias
no es útil o válido. A pesar de eso, se puede afirmar que las
creencias difieren del conocimiento porque no necesaria-
mente se derivan de un proceso de aprendizaje científico,
mientras que el conocimiento es una creencia “verdadera”
porque se ha validado con los criterios científicos que re-
quieren verificar empíricamente las hipótesis presentadas.
Pero esta definición del conocimiento también presenta
problemas epistemológicos puesto que requiere justificar
el proceso por el cual la creencia es validada para que sea
verdadera. Como no hay un consenso sobre dichos procesos
porque las diversas disciplinas y corrientes de pensamiento
tienen diversas formas de llegar a lo que consideran que es
una prueba, al final no hay respuestas absolutas excepto
dentro de cada paradigma. Por eso, una creencia puede ser
verdadera dentro de un paradigma científico, falsa dentro
de otro, o falsa dentro de los dos, de muchos o de todos.
240 francisco e. thoumi

Lo elaborado hasta acá muestra que si bien la razón


y la ciencia desempeñan un papel en la formación de las
opiniones sobre las políticas de drogas, como los científicos,
y mucho más importante, los políticos no son seres total-
mente racionales (“econos”) y desinteresados sino huma-
nos que viven en el mundo, las posiciones que toman están
influenciadas por el conocimiento ordinario compuesto por
saberes obtenidos por medio de la experiencia común, y el
conocimiento científico de la ciencia.
La diversidad de disciplinas académicas y de vivencias
dentro de distintas culturas genera otros problemas graves.
Como se mencionó, los humanos buscan aplicar lo que
ellos consideran son sus conocimientos, aunque ellos estén
contaminados por sus intuiciones, y no tengan dificultad en
recomendar políticas. Todos creamos una interpretación o
imaginario del mundo y las recomendaciones o rechazos a
políticas específicas son una expresión de dicha interpreta-
ción. Aceptar que no se tiene suficiente conocimiento para
recomendar o rechazar una política es psicológicamente
difícil porque implica reconocer que el imaginario que se
tiene es errado, o a lo menos incompleto.
En un caso tan complejo como el de las drogas psi-
coactivas ilegales algunos no tienen opiniones o reconocen
que no saben, pero la gran mayoría de los involucrados en
las políticas de drogas en su análisis, estudian y entienden
esta problemática desde una perspectiva parcial, bien sea
desde una posición profesional, étnica, patriota, racial, de
género, etcétera. Por ejemplo, los ciudadanos colombianos
y estadounidenses ven el problema de manera muy distinta.
De igual manera, los médicos tienen conocimiento
sobre el efecto de las drogas sobre el cerebro, el ambienta-
lista sobre el deterioro del medio ambiente, el criminalista
desafíos a la formulación de una política pública de drogas... 241

sobre las organizaciones criminales, y así sucesivamente en


cada disciplina y estos conocimientos tienden a determinar
las posiciones de cada cual. El problema que tienen todos
es que al hacer recomendaciones de política transcienden
sus conocimientos especializados y actúan como científicos
sociales con amplios conocimientos en la formulación e
implementación de políticas públicas efectivas y eficientes
en la sociedad sujeto de la recomendación.
Como muestra Kahneman (2012), la gente toma po-
siciones utilizando atajos heurísticos los cuales son muy
útiles en muchos casos, pero cuando se trata de problemas
sociales complejos las intuiciones pueden llevar a políti-
cas ingenuas e ineficientes y aun contraproducentes. Por
ejemplo, el exembajador de Estados Unidos en Colombia,
William Brownfield, frecuentemente explicaba las políticas
de drogas de su país diciendo: “nosotros los americanos
somos gente sencilla y nos gustan las soluciones simples”.
Infortunadamente en ciencia es bien sabido que todo
problema complejo siempre tiene soluciones simples que
no obtienen sus metas o resuelven los problemas. Por eso
para avanzar es necesario reconocer la complejidad y tratar
de elaborar un bosquejo de los procesos por los cuales la
gente llega a decisiones sobre drogas psicoactivas.

¿El imperio de los científicos o de expertos


improvisados en política pública? ¿puede haber
políticas de drogas basadas solamente en la ciencia
y en la evidencia?

Como se mostró, los expertos, no importa en cual disciplina,


tienden a hacer recomendaciones de política. El problema es
que la experticia de cada cual es limitada por los paradigmas
242 francisco e. thoumi

de su disciplina que le permiten resolver algunos problemas.


Como arguye Khun, en las ciencias físicas o “duras” los
consensos son relativamente fáciles de obtener y hay muy
poca controversia. En las ciencias sociales o “blandas” es
más difícil tener consensos. Pero independientemente de
la “dureza” o “blandura” de la ciencia, los consensos sobre
políticas son muy difíciles de obtener.
El problema radica en que los consensos son interiores
a cada ciencia, pero las políticas implican enfrentar otras
disciplinas y otros consensos. Por ejemplo, la medicina
puede generar consensos sobre el efecto de las drogas
sobre el cuerpo humano, la química sobre las reacciones
al combinar diversas sustancias, la economía sobre los
costos y beneficios privados y sociales de la producción
de cocaína, la agronomía sobre los requisitos para cultivar
coca, etcétera. Pero las recomendaciones de política no son
factos a los que se llega científicamente sino opiniones que
cada experto deriva de su arsenal de conocimiento y de sus
propias experiencias e inclinaciones. La realidad es que en
la práctica de la política los conocimientos científicos son
útiles, pero estos no son suficientes y las políticas exitosas
requieren ser formuladas teniendo en cuenta los sentimien-
tos y las vivencias de la gente.
En las discusiones sobre drogas ilegales frecuentemen-
te se recomienda que las políticas deben basarse en la cien-
cia y en la evidencia. Cuando esta recomendación se usa para
apoyar las políticas actuales, supone primero, que las políti-
cas han sido formuladas científicamente y basadas en la evi-
dencia. Segundo, que la ciencia proporciona conocimientos
firmes sobre los fenómenos que estudia. Tercero, que existen
consensos sobre la interpretación de la evidencia. Y cuarto,
que la ciencia también explica el paso del conocimiento y
desafíos a la formulación de una política pública de drogas... 243

la evidencia a las políticas. Cuando la afirmación se hace


para criticar las políticas actuales, el primer supuesto es
inverso: que las políticas se formularon acientíficamente sin
apoyo en la evidencia. Pero los demás supuestos coinciden.
Como se argumentó anteriormente, los paradigmas y los
conceptos de evidencia varían entre las disciplinas académicas
lo que dificulta cualquier evaluación de las políticas. No cabe
duda que la política debe tener en cuenta las ciencias, pero
como las posiciones de política de las personas están influen-
ciadas por las intuiciones, el éxito de las políticas requiere
tener en cuenta las emociones y sentimientos de la gente y
no solamente las recomendaciones de científicos, las cuales
muchas veces trascienden sus propios conocimientos. Por
eso, las políticas exitosas son una combinación de conoci-
miento y arte, o sea destrezas que apelan a los sentimientos.
De ahí que el éxito de muchos políticos se fundamenta en su
carisma, y no en sus conocimientos. El punto es que el salto
de los modelos y teorías científicas a las políticas fácilmente es
un salto al vacío cuyo resultado puede ser bueno o malo. Por
eso, los argumentos sobre la necesidad del uso de la ciencia
y la evidencia para formular políticas en realidad son simples
clamores de que “mi argumento es válido y el suyo no” y una
forma de evadir dar respuestas a los argumentos de los con-
tradictores porque al final, podría ser posible llegar a acuerdos
sobre la ciencia, pero no sobre los sentimientos porque estos
son eso, sentimientos y emociones, no factos científicos.

Un ejemplo entre muchos: la medicina


y las convenciones de drogas

Las ciencias de la salud tuvieron mucha influencia en la


formulación de las políticas de drogas y hoy los médicos, la
244 francisco e. thoumi

Organización Mundial de la Salud (oms) y otras organiza-


ciones semejantes mantienen esa influencia. Los párrafos
siguientes ilustran el caso de la medicina y la normatividad
internacional sobre drogas psicoactivas Este es un ejemplo
clásico de conflictos entre paradigmas profesionales y no se
presenta como una crítica específica a la medicina porque
aplica igualmente a todas las disciplinas e ideologías.
Las convenciones internacionales limitan los usos de
las drogas controladas por las convenciones a la medicina
y la ciencia. Esta norma se apoya en dos convicciones, una
que simplemente rechaza las drogas por razones religiosas
o morales, la cual aunque pueda estar en el trasfondo, en
el mundo occidental actualmente no se hace explícita con
frecuencia. La otra se basa en consensos médicos que
consideran que cualquier uso que pueda ser nocivo para la
salud debe prohibirse, argumento basado en una extensión
del principio hipocrático que obliga a los médicos a no hacer
nada que perjudique la salud del paciente. Aunque haya
médicos que disientan de esta posición, ha sido mantenida
por la mayoría de la profesión y por organizaciones como
la oms y la paho (por su sigla en inglés).
En mi experiencia en organismos internacionales he
encontrado con frecuencia que los médicos, biólogos y
químicos especializados en drogas psicoactivas afirman que
sus posiciones se basan en la ciencia mientras que los argu-
mentos de las ciencias sociales son considerados simples
especulaciones. La lógica aquí es sencilla: la medicina sabe
como las drogas afectan negativamente al cuerpo humano,
y con base en eso los médicos o expertos en salud pública
deducen que esas drogas deben eliminarse.
Los médicos, acostumbrados a tomar decisiones sobre
sus pacientes, implícitamente arguyen que deben tener el
desafíos a la formulación de una política pública de drogas... 245

poder de decidir por la sociedad si las personas pueden o


no usar drogas psicoactivas con fines no médicos o científi-
cos, bien sea recreativos, rituales, experimentales, o de auto
medicación. Pero en esta decisión no se tienen en cuenta
los costos o beneficios sociales de su uso ni de las políticas
contra las drogas, temas en los cuales los profesionales de
las ciencias de la salud no tienen una formación rigurosa.
Así, para ellos, ¡la eliminación de cualquier uso diferente
a los médicos y científicos es una simple forma de medi-
cina preventiva que el Estado tiene obligación de imple-
mentar! Claro que esta obligación es simplemente un
deber ser, independiente de la capacidad del Estado y del
Gobierno para cumplirla. Por eso, aunque la meta de un
mundo sin drogas pueda ser una meta muy loable de
acuerdo a muchos criterios, dentro de las condiciones del
mundo actual es imposible lograrla y en realidad, lo más
que puede ser es una meta “aspiracional” a la que las po-
líticas idealmente podrían acercarse, pero que en realidad
no podrían lograr.
Estos argumentos se basan en una ingenua creencia
en la superioridad de algunas ciencias “duras” sobre las
ciencias sociales “blandas”. Sin embargo, quienes eso
creen no consideran que aunque sus ciencias puedan ser
más rigurosas, toda vez que ellos hacen recomendaciones
de política están actuando como científicos sociales, con el
agravante de no tener formación para ello, es decir, de ser
amateur. Los argumentos mencionados además son profun-
damente inconsistentes en cuanto la prohibición no se aplica
a las drogas que más muertes y costos sociales generan:
el alcohol y el tabaco. Para ser consistentes, quienes consi-
deran que el único uso legítimo de las drogas psicoactivas
es en medicina y la ciencia, deberían estar continuamente
246 francisco e. thoumi

promoviendo la prohibición del alcohol, el tabaco, la cafeína


y otras drogas psicoactivas legales.
Al incorporar las ciencias sociales al análisis se en-
cuentra, que todas las sociedades han utilizado y utilizan
drogas y otros sistemas como la hiperventilación y el yoga,
para modificar su percepción de la realidad y sus estados
de ánimo, que las drogas siempre han cumplido papeles
sociales importantes, y que nunca ha sido posible eliminar-
las. Más aún, en el último siglo tuvo lugar una explosión
en el número de medicamentos que actualmente se usan
con fines recreativos o experimentales y en la última década
el uso recreativo ilegal de drogas legales ha crecido enor-
memente. Por eso, si hoy se eliminaran todas las drogas
ilegales, la gente continuaría usando otras sustancias para
lograr los mismos fines.
Las ciencias sociales concuerdan con la imposibi-
lidad de eliminar los usos no médicos o científicos de las
drogas psicoactivas, o sea de lograr un mundo libre de
drogas, por lo que el problema de política desde la pers-
pectiva de estas ciencias no es cómo eliminar las drogas
sino cómo controlarlas para minimizar los costos que su
consumo, producción y comercialización generen a la so-
ciedad. Sin embargo, entre estas ciencias no hay acuerdo
sobre cuáles son las políticas adecuadas, en parte, porque
como se mostró, sus paradigmas tienen conflictos impor-
tantes entre sí.
Las normas internacionales se formularon con una
fuerte influencia de la medicina y de grupos que presentaban
argumentos morales fuertes, y con muy poca influencia de
las ciencias sociales y en ese proceso los expertos en medi-
cina, salud pública, abogados penalistas y policías fungieron
como científicos sociales. Cualquier reforma que mejore
desafíos a la formulación de una política pública de drogas... 247

las políticas requiere incorporar las ciencias “blandas” en


la formulación de las políticas de drogas.

Un modelo básico

Para resumir lo elaborado hasta ahora es útil elaborar un


modelo, así sea básico y limitado, fundamentado en la evi-
dencia de que las intuiciones y el conocimiento dependen
de procesos complejos cuyas variables determinantes son:

Primero, lo que podría llamarse factores intrínsecos


a cada cual. Las personas al nacer no son iguales, cada
una tiene unas características innatas que influencian su
personalidad, el nivel y dimensiones de su inteligencia. La
inteligencia es multidimensional y hay personas con gran
capacidad de abstracción, otras con capacidades verbales,
otras tienen una gran inteligencia social que identifica los
sentimientos de otros y guía sus reacciones hacia ellos, et-
cétera. Hay quienes pueden profundizar en uno o algunos
de esos aspectos y hay quienes tienden a ser más limitados.
Algunos tienden a buscar explicaciones espirituales y otros
materiales. Algunas personas se comportan principalmente
tratando de maximizar sus intereses individuales, y otras
están dispuestas a sacrificar beneficios personales para ser
consistentes con los principios que dicen profesar. Además,
en términos de Kahneman, estos factores intrínsecos a las
personas también determinan la interacción entre los sis-
temas 1 y 2 de cada persona.
Segundo, las experiencias de cada persona. El ser
humano está continuamente recibiendo y procesando infor-
mación sobre el mundo y la vida. Las vivencias hacen parte
de este aprendizaje y son relevantes en la formación de la
248 francisco e. thoumi

identidad étnica, cultural, nacional, de género, profesional,


etcétera, de las personas. Por eso, en los discursos sobre
drogas frecuentemente se escucha: “Hay que haber estado
allí para saber lo que es la adicción o la vida del cultivador
de coca o las mafias, o un agente de la dea, etcétera”.
Tercero, la cantidad, clase y calidad de la educación
formal que la persona recibe y la forma en la que la apre-
hende y la interioriza. La educación puede ser más o menos
rigurosa, las personas absorben el conocimiento de dife-
rente manera y como se vio, las disciplinas profesionales
influencian la forma en la que la gente ve y da soluciones
a los problemas.
Cuarto, para entender los comportamientos hay que
aclarar la relación entre los intereses y los sentimientos.
Como se argumentó, tanto la economía ortodoxa como la
marxista suponen que los intereses económicos explican los
mercados ilegales. Esta es una variable importante pero no
la única que influye en los comportamientos económicos
ilegales. Sin embargo, es importante aclarar que los intereses
económicos no son una variable independiente aunque en
las ciencias económicas tiende a equiparase con toda la
racionalidad. Por ejemplo, los comportamientos estudiados
por Kahneman se consideran como irracionales dentro de
la literatura económica.

El problema es que muchos de los comportamientos


que los economistas tradicionales considerarían irracionales
simplemente tienen una racionalidad diferente a la simple
maximización de beneficios económicos. Estas racionalida-
des surgen del hecho que la forma en la que las personas per-
ciben sus intereses depende de la personalidad, vivencias,
educación, cultura y la educación por lo que los intereses no
desafíos a la formulación de una política pública de drogas... 249

son independientes y reflejan estas variables, en las que los


sentimientos desempeñan un papel importante. Por ejem-
plo, una de las principales actividades de los economistas
es la enseñanza. Pero no creo que muchos profesores de
economía puedan justificar su elección de trabajo como
resultado de sus esfuerzos para maximizar utilidades. La
respuesta posible que el profesor de economía típico daría
es que él recibe una gran cantidad de “ingreso psíquico” y
que por tanto si maximiza sus ingresos totales.
Claro que con este argumento se puede sostener
que cualquier comportamiento maximiza utilidades por lo
que se vuelve circular e imposible de verificar o refutar. La
realidad es que los sentimientos y emociones asociadas al
aprendizaje y a la enseñanza son relevantes para entender
por qué el profesor eligió su profesión. Al usar términos
tradicionales: ¡tiene vocación!
En realidad la mayoría de las personas tienen metas
que trascienden lo meramente económico y que generan
diversos intereses, que pueden ser políticos, patriotas, reli-
giosos, clasistas, étnicos, culturales, etcétera. Sin embargo,
desde la perspectiva de la formulación e implementación de
política, los intereses presentan dos desafíos: primero hay
que identificarlos porque lo que se observa es un compor-
tamiento que podría ser consistente con muchos intereses.
Las respuestas que darían las personas sobre los intereses
que motivan sus comportamientos individuales muchas
veces no podrían tomarse prima facie, porque para satisfa-
cerlos la gente puede seguir una estrategia que los negaría.
En estos casos la hipocresía es un instrumento de los dis-
cursos y argumentos que buscan esconder los verdaderos
intereses. Y, segundo, una vez identificados los intereses,
como no son independientes, es necesario identificar los
250 francisco e. thoumi

sentimientos, rasgos culturales, motivaciones étnicas, polí-


ticas, religiosas, patrióticas, etcétera, o sea los sentimientos
que se esconden detrás de los comportamientos.
Quinto, tanto las personas cuyos comportamientos
son observados, como quien los observa son productos de
las sociedades en las que crecieron, vivieron y viven. Esto
crea otro problema: ¿cómo establecer con certeza cuando
un analista, artífice de política o simple observador no está
influenciado por lo desarrollado en los cuatro puntos ante-
riores? O en otras palabras, ¿cómo asegurar la objetividad de
quien hace afirmaciones sobre los fenómenos analizados?
desafíos a la formulación de una política pública de drogas... 251

Referencias bibliográficas
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Estado en transformación: el caso de la inversión extranjera. Tesis
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Thaler, Richard H. 1992. The Winner’s Curse: Paradoxes and
Anomalies of Economic Life. Princeton and Chichester, U. K.:
Princeton University Press.
Rubén D. Utria

Egresado de la Universidad Nacional de Colombia; exasesor en


planificación del desarrollo nacional; exasesor internacional de las
Naciones Unidas por  más de veinte años, adscrito a la Cepal; ex-
profesor del Instituto Latinoamericano de Planificación Económica
y Social (Ilpes) y varios centros internacionales de investigación y
universidades nacionales y extranjeras; exdirector de la unidades
de Desarrollo Social y Desarrollo Regional y Urbano del Departa-
mento Nacional de Planeación; autor de varios libros sobre teoría y
metodología del desarrollo y su planificación. Además es miembro
de número de la  Academia Colombiana de Ciencias Económicas.
Economía política o política
económica

Rubén D. Utria

Crisis del sistema capitalista

Todo parece indicar que la crisis económica mundial que


se desencadenó en Estados Unidos en 2007 –que aún no
puede ser dada por superada– no es simplemente financie-
ra, ni propiamente económica, ni de los mercados, como
las de 1850, 1929 y 2008. Tampoco es exclusiva de Estados
Unidos sino, más bien, del sistema capitalista en su versión
neoliberal, que se ha venido manifestando en diversas for-
mas e impactos en los países regidos por éste. Y, por esta
naturaleza, no parece constituir propiamente un fenómeno
sectorial, coyuntural, ni transitorio. Subsistirá y se acentuará
en la medida en que las teorías y prácticas de dicho sistema
se mantengan en aplicación, destruyan las respectivas eco-
nomías nacionales; y no puedan responder a las compul-
siones, necesidades y aspiraciones de la nueva y compleja
civilización del siglo xxi en pleno y no para unos reducidos
grupos privilegiados (véase al respecto Utria, 2009).
Además, debido al papel hegemónico político y eco-
nómico que ejercen los Estados Unidos y la magnitud de
254 rubén d. utria

su economía, la dimensión planetaria derivada de la actual


globalización económica y el predominio de sus empresas
transnacionales, esta crisis está trascendiendo las caracte-
rísticas de los anteriores ciclos y adquiriendo la naturaleza
de sistémica.
Se trata de la crisis del capitalismo neoliberal globa-
lizante y no simplemente de su subsistema financiero e
hipotecario. No es simplemente financiera, ni económica,
ni de unos cuantos bancos, ni de los mercados, como
tampoco lo es de países específicos. Se manifiesta de di-
versa manera en los países regidos por dicho sistema. No
constituye propiamente un fenómeno sectorial, coyuntural
ni transitorio; y subsistirá y se acentuará en la medida en
que las teorías y prácticas de dicho sistema se mantengan
en aplicación. Al mismo tiempo tiene dimensiones interna-
cionales debido al papel hegemónico político y económico
de los Estados Unidos y la magnitud de su economía, así
como la dimensión planetaria que le ha impreso la actual
globalización económica y el predominio de sus empresas
transnacionales.
Lo que parece haber entrado en crisis son la dinámica
productiva y los objetivos sociales del capitalismo original,
las teorías económicas sin base científica, el fundamenta-
lismo doctrinario político y académico, la multiplicación y
acumulación del capital a cualquier costo, el traslado de la
producción industrial, la inversión, el empleo y la tecnología
a China y otros países asiáticos en busca de mayor lucro
aunque todo esto sacrifique a los trabajadores y en general
a las economías norteamericana y europeas. Todo ello com-
binado con las prácticas financieras perversas, los excesos y
abusos de poder, las “burbujas” hipotecaria y financiera, las
quiebras fraudulentas, las millonarias estafas, la corrupción
economía política o política económica 255

de grandes círculos financieros, la frustración del “sueño


americano” y del compromiso europeo del “bienestar social”
capitalista neoliberal y su patología derivada de su versión
del capitalismo salvaje.
En consecuencia, las salidas de esta crisis no pueden
circunscribirse a los correctivos operacionales financieros
y empresariales convencionales, ni a las políticas moneta-
rias expansivas, ni a los proyectos anticíclicos keynesianos
y otros artilugios de las políticas económicas neoclásicas,
sino que tienen que apuntar a la médula y las estructuras
principales de la sociedad capitalista, hoy debilitadas por la
crisis y sus causas.
Por otra parte, esta crisis económica internacional
–originada en los Estados Unidos y que ha comenzado a
afectar al resto de la economía mundial– constituye además
un fenómeno de complejas connotaciones económicas,
políticas, sociales, ecológicas, académicas e históricas y
serias implicaciones geopolíticas e ideológicas. Por tanto,
no puede ser tomada con ligereza y superficialidad analítica.
Su estudio debe trascender el carácter sectorial financiero y
lograr un abordaje sistémico y complejo, no solo en cuanto
a la economía misma, sino también al orden sociopolítico
que le sirve de sustrato.
Sin embargo, este ejercicio no está haciéndose. Se-
gún los más reconocidos gurúes de la economía mundial
–entre estos Joseph Stiglitz, Paul Krugman, Jhon Williams,
Nuriel Rubini, George Soros, Paul Samuelson, Edmound
Phelp, Robert Moundel, Paul Volker, Allan Greenspan, Ben
Bernanke y Warren Buffett–, solo para mencionar algunos
de los más activos en el debate y destacados gobernantes
e historiadores –como Gordon Brown, Nicolás Sarkosy,
Anthony Blair, Mikhail Gorbachev, Alvin Toffler y varios
256 rubén d. utria

congresistas norteamericanos y europeos– este preocupante


fenómeno se reduce básicamente a los impactos sectoriales
y coyunturales de la explosión de la “burbuja hipotecaria”
derivada de los excesos y desmanes del mercado financiero,
la irresponsabilidad ética de los empresarios, la “ineficiente
aplicación de la doctrina neoliberal” y, últimamente, a la
negligencia de los respectivos gobiernos para apagar los
incendios financieros.
También se ha hablado de la incapacidad para entender
las “interrelaciones entre tiempo, espacio y conocimiento”
en el manejo del sector financiero (véase Toffler y Tofller,
2008). Y el alcance internacional es explicado y minimiza-
do como efecto del proceso de metástasis propio de una
economía globalizada.
Así, el análisis del fenómeno y sus soluciones ha
venido girando en torno a la explosión de la mencionada
“burbuja” y, por tanto, la receta se reduce a simples medidas
financieras sectoriales y transitorias destinadas a rescatar
y sanear el sistema hipotecario, refinanciar a los bancos y
aseguradoras en quiebra y recuperar empleos perdidos, así
como a amonestaciones moralistas a ciertas empresas y
sus directivos. Todo esto con inmunidad institucionalizada
para los causantes del desastre, y desesperados llamados
al Gobierno para que corrija algunos desatinos de “la au-
torreguladora mano invisible” del mercado. Con la llegada
del Gobierno del Presidente Obama –y en una estrategia de
tipo bomberil de un monto adicional de 780 000 millones de
dólares– se ha buscado agregar transferencias financieras
para que los gobernadores y los alcaldes puedan adelantar
proyectos de obras y servicios que generen empleo y ayudas
directas a las familias para que no pierdan sus viviendas
y pequeños negocios incautados por los bancos en crisis.
economía política o política económica 257

Además se están destinando recursos extraordinarios


para la investigación científica en el campo de las energías
alternativas.
Todo lo anterior con base en la ampliación de la incon-
trolada emisión inorgánica, peligrosos desbalances fiscal
y comercial y sin la certeza de que constituya solución de
fondo al problema, y que responda a auténticos intereses
sociales y nacionales de mediano y largo plazos. Ésta es
también la percepción de los yuppies que manejan las finan-
zas públicas y privadas latinoamericanas y de los profesores
de las universidades elitistas de la región, con excepción de
un pequeño grupo de académicos independientes quienes
–aunque con acceso restringido en los medios de comuni-
cación y muchos de ellos excluidos de las universidades y
de los citados medios– se esfuerzan en identificar las
causas profundas del fenómeno y no simplemente sus
efectos1.
En este limitado contexto conceptual no ha habido en
el establecimiento económico, político y académico mundial
y latinoamericano espacio suficiente para la exploración de
la eventualidad de una crisis sistémica del modelo económi-
co capitalista neoliberal y su globalización como la ven, por
ejemplo, Ignacio Ramonet (2008) y Emir Sáder (2008), o
aún más lejos, de una crisis estructural del capitalismo como
la vislumbra Inmanuel Wallerstein (2007), o en un contexto
más amplio, de la posibilidad de una crisis de civilización,
como la entiende Wim Dierckxsens (2008); y mucho me-
nos para rever y reinterpretar los pronósticos clásicos del

1  Entre otros, puede mencionarse a Roberto Verrier, Atilio Borón, Theotonio dos San-
tos, Arturo Huerta, Eduardo Sarmiento, Jhon Saxe-Fernández, Raúl Alameda, Orlando
Caputo, Beethoven Herrera, Julio Gambina, Rubén D. Utria, Osvaldo Martínez, Emir
Sáder, Carlos Gutiérrez, Edgar Revéiz, Aurelio Suárez y otros.
258 rubén d. utria

marxismo sobre las crisis cíclicas del capitalismo. Tampoco,


y consecuentemente, para esbozar una propuesta de solu-
ción efectiva y viable.
Al intentar analizar el tema a fondo y con un enfoque
integrado y sistémico, se tiene la sensación de que la explo-
sión de dicha “burbuja” es apenas uno de los efectos de
una crisis más profunda del capitalismo y no la causa de los
trastornos y desastres financieros. Se está haciendo creer
que se trata simplemente de un traspie financiero coyuntural
de algunos bancos y empresas de la economía real, del cual
se puede salir fácilmente mediante un programa de refinan-
ciamiento selectivo por parte del Gobierno, algunos ajustes
regulatorios del mercado, la consolidación del libre comercio
y el refuerzo de los mecanismos multilaterales establecidos
en Bretton Woods2. Y que, por tanto, no se requiere una
intervención contundente del Estado en los subsistemas en
crisis, apelando al dogma de la no intervención y atemori-
zando con el fantasma de “las nacionalizaciones socialistas”.
Al menos eso es lo que han venido haciendo los Esta-
dos Unidos y algunos países europeos antes y después del
cónclave del G-20 en Washington; y es también lo que el
Congreso norteamericano pareció exigirle a las tres grandes
empresas de la industria automotriz como condición para
lanzarles el salvavidas financiero3.
Ésta es igualmente la estrategia básica subyacente en
las conclusiones de la segunda reunión del G-20 celebrada
en Londres y la primera de las Naciones Unidas sobre el tema

2 Véase Conclusiones de la Cumbre del G-20. Washington, 15 de noviembre de 2008.


3  Se alude a la reunión de los siete países más ricos y unos cuantos “emergentes”
el 20 de noviembre de 2008 y el aplazamiento del salvamento financiero solicitado
por la GM, la Ford y la Crysler por parte del Congreso en sus sesiones del 18 y 19 de
noviembre.
economía política o política económica 259

que tuvo lugar en Nueva York. Y es también lo que parece


ser la estrategia del presidente Obama y su destacado grupo
de asesores económicos. Pero se omite la consideración de
que, como lo demuestra el economista colombiano Eduardo
Sarmiento, “toda la teoría involucrada en estas estrategias y
políticas está errada” (2008). Asimismo, se soslaya el hecho
de que no sólo opera la “burbuja” del sector privado sino
también la del Gobierno norteamericano –el cuantioso y
desbocado endeudamiento externo, el excesivo déficit fiscal,
el creciente desbalance fiscal y comercial, el absurdo y des-
medido gasto militar, la incontrolada emisión sin respaldo,
y otros desaciertos– que puede estar próxima a estallar con
consecuencias imprevisibles para toda la economía mundial
y la vulneración del valor de las reservas internacionales de
la gran mayoría de los países. También se omiten las graves
fallas en las actuales estrategias geopolíticas, ambientales,
productivas y gerenciales de la economía real.
Por estas y otras razones, las medidas tendientes a
contener la crisis en los Estados Unidos resultan esencial-
mente paliativas, de carácter “bomberil” y están financiadas
artificialmente mediante una desbocada emisión inorgánica,
que parece estar constituyéndose en una nueva “burbuja”.
La posibilidad de que la economía europea pueda salir
de sus actuales dificultades no parecen concretarse, particu-
larmente en cuanto a los empleos, la capacidad de pago y
los niveles de vida perdidos por gran parte de la población;
los graves incidentes diplomático-militares en Ucrania no
están exentos de vinculación con la apelación histórica a la
guerra para “resolver” la crisis y con los actuales problemas
financieros sociales y políticos de la Unión Europea; y la
aspiración de los países primario-exportadores de librarse
del impacto de la crisis mediante buenos precios para las
260 rubén d. utria

materias primas se ha visto progresivamente frustrada ante


el carácter transitorio de esta bonanza.
Y esta frustración parece consolidarse ante la necesi-
dad de los Estados Unidos de autoabastecerse de materias
primas para disminuir su dependencia externa; y de la cir-
cunstancia de que China tiene ya adelantada la construcción
de sus mayores obras de infraestructura y ha llegado el
momento de apelar a su propio e inmenso mercado interno.
Como es obvio, el carácter estructural y sistémico de
esta crisis no significa por ahora que ella sea también de
inmediato final y catastrófica. Y si las medidas paliativas cita-
das logran sanear la banca, exorcizar a Wall Street y paliar la
inestabilidad de algunas grandes empresas, es posible que la
crisis sea también coyuntural y transitoria simultáneamente
con su naturaleza estructural y sistémica.
Pero mientras siga en práctica el neoliberalismo y su
capitalismo salvaje la ampliación de las desigualdades socia-
les, el despojo del 90% por parte del 1% y la expansión de la
pobreza y la injusticia en el Tercer Mundo desencadenarán
la explosión de la burbuja social y política que se encuba en
los movimientos de “indignados”.

¿Es la economía una ciencia?

Con respecto al debate de si la economía es o no una ciencia


(Schiller, 2013, El Espectador), no recuerdo un debate serio
y concluyente sobre la naturaleza científica de la economía
y su carácter de ciencia autónoma. Ni siquiera a lo largo de
la enconada controversia Hayek-Friedman contra Keynes, ni
tampoco ahora ante el fracaso de las doctrinas neoliberales
y la crisis internacional que éstas han traído aparejada. Este
economía política o política económica 261

tema fue discutido internamente con frecuencia en la Cepal


–que como se sabe, se constituyó entre los años 1950 y 1970
en el más importante laboratorio latinoamericano y del Ter-
cer Mundo para el estudio de las economías nacionales– y
recuerdo que siempre se la reconoció como instrumento de
la política y del desarrollo nacional, comprometido directa-
mente con los intereses sociales y nacionales. Sus numero-
sos estudios y propuestas de la época siempre apuntaron a
la satisfacción de las necesidades sociales, la defensa de las
respectivas economías nacionales y las reformas políticas
y administrativas necesarias para lograr dichos objetivos.
Por otra parte, las dudas sobre la naturaleza científica
de la economía y su práctica actual van más allá de saber
si constituyen una ciencia, en el sentido convencional del
término. En primer lugar, hoy resulta difícil concebir una
ciencia que opere al margen de la debida consideración
de los componentes básicos de su contexto estructural y
operacional como, en este caso, lo son el medio ambiente,
la sociedad y su dinámica y los intereses nacionales, amén
del territorio, la historia, la geopolítica y otros, factores éstos
considerados por los economistas simples “externalidades”.
Al observar detenidamente el desempeño profesional
de los economistas más destacados durante los últimos
25 años, se evidencia la prevalencia de las consideraciones
eminentemente político-administrativas y menos sociales y
la impronta de política económica y sus respectivos objeti-
vos e instrumentos. Sus enfoques y soluciones casuísticos,
sectoriales y coyunturales y la ausencia de rigor científico en
sus recetarios y predicciones económicas –los cuales casi
siempre necesitan ser “ajustados” ante la contundencia de
la realidad social– distan mucho de lo que debería ser un
manejo científico. La aplicación sumisa y fundamentalista
262 rubén d. utria

de las consignas del Consenso de Washington y la recetas


obligatorias del Fondo Monetario Internacional, del Banco
Mundial y otros mecanismos internacionales, sin la debida
consideración de la realidad y los intereses sociales y nacio-
nales de los respectivos países, dejan mucho que desear de
lo que se espera de un desempeño científico.
También es cuestionable la abusiva pretensión de
constituirse en una súper ciencia de la sociedad, el proceso
general del desarrollo nacional, la prospectiva, la geopolítica,
la ingeniería y otras ciencias, capaz de abarcar las estructuras
y la dinámica social: el capital, la producción, la ecología, la
tecnología, el mercado, los intercambios internacionales, la
distribución y redistribución del ingreso, la inversión extran-
jera, la política, la sicología social, la cultura, los valores, las
actitudes, las expectativas y motivaciones de las gentes, la
política, el desarrollo humano, el futuro y la prospectiva na-
cional, la historia y muchos otros factores sociales y políticos.
Todo esto cuantificado y manipulado mediante un reducido
grupo de indicadores afines “brutos” y “per cápita”, que
giran principalmente en torno al llamado “producto interno
bruto” (pib)4 y dicen muy poco del desempeño de la econo-
mía y de su impacto sobre la sociedad, los ecosistemas, el
manejo estratégico del territorio, las prioridades nacionales,
las expectativas de la población y muchos otros factores.
Este asalto académico y político condujo en Latinoa-
mérica, y en general, en el mundo capitalista a la captura
monopólica de la orientación nacional e internacional del
poder político y económico por parte de los profesionales y

4  Ya desde 1960 este fenómeno lo veníamos identificando y estudiando infructuo-


samente en la Cepal, bajo la dirección del famoso sociólogo José Medina Echavarría
(veáse su obra Los aspectos sociológicos del desarrollo de América Latina, 1963).
economía política o política económica 263

académicos de la economía; y a la exclusión de los demás


profesionales y sus respectivos conocimientos científicos y
tecnológicos. Y también determinó el control dogmático del
manejo de la teoría económica por parte de unas pocas uni-
versidades elitistas norteamericanas y europeas y sus aso-
ciadas en el resto del mundo. Al respecto debe reconocerse
que cada día se abre mayor paso en los círculos académicos
internacionales y en Colombia este cuestionamiento. Varios
trabajos de miembros de la Academia así lo confirman.
En relación con qué se entiende por política y teoría
económicas, en general una teoría es un conjunto de su-
puestos y resultados esperados y no implica forzosamente
rigor científico, como en el caso de las teorías astrológicas,
numerológicas, cartománticas y otras. Mientras que la po-
lítica vendría a ser la aplicación de tales teorías a través de
los mecanismos de poder. En el pasado la economía contó
con teorías con cierta base científica, particularmente en
los planteamientos de Adam Smith, Carlos Marx y Keyness.
Esta situación comenzó a cambiar con el neoclasicismo y
perdió sus carriles con el neoliberalismo económico. Como
puede comprobarse fácilmente, en la práctica esta doctrina
es la compulsión de la maximización de la ganancia sin
importar el costo social, político, geopolítico, ambiental y,
en particular, el daño directo a las economías nacionales; y,
de paso, a la mundial.
Para ello establece el dogma compulsivo de la desregu-
lación de la economía, el mercado y las prácticas financie-
ras. Este neoliberalismo parte de una base científicamente
errada, particularmente en cuanto a las virtudes autorregu-
latorias del libre mercado y la consiguiente desregulación de
su funcionamiento, la falacia de la libre competencia entre
naciones de desarrollo económico desigual, la insistencia
264 rubén d. utria

dogmática en las ventajas absolutas del comercio internacio-


nal, el desprecio por la sociedad y sus intereses, la ausencia
de consideración por los intereses nacionales, la convenien-
cia de las desigualdades sociales y varios otros aspectos.

Desarrollo humano: elevar condiciones de vida

Ahora bien con respecto al desarrollo humano, a través del


Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente
(pnuma), las Naciones Unidas –que viene realizando un
intenso esfuerzo en la promoción del desarrollo humano
desde 19985 con base en los trabajos de los profesores
Amartya Sen (1999) y Ul Haq (1999) – define este fenómeno
en general como “el aprovechamiento de las capacidades y
potenciales humanas para que las personas puedan decidir
por sí mismas lo que quieren ser y cómo hacerlo” (véase
pnud, 2013), así como el respeto a los derechos humanos, la
búsqueda de la superación de las desigualdades humanas y
la elevación de la calidad de vida. Asimismo, tratan de medir-
lo en términos ciertos avances en el respeto de los derechos
humanos y en la disminución de las desigualdades sociales,
mediante una ponderación del valor absoluto del pib.
Esta concepción del pnuma es básicamente válida y su
iniciativa debe ser apoyada sin reservas. Pero también, ahora
es necesario profundizar en la naturaleza y el contenido del
concepto, con el fin de identificar y desarrollar la amplia
variedad de tales capacidades y potencialidades propias del
prodigioso proceso de humanización de la especie.

5  Véanse el informe mundial y los informes nacionales sobre el desarrollo humano,


Naciones Unidas, Nueva York y Bogotá.
economía política o política económica 265

Como se sabe, tanto en Occidente como en Oriente,


éstas han venido siendo inexplicablemente soslayadas
históricamente, en especial después del Renacimiento y
la Ilustración y particularmente con la entrada en vigencia
del sistema capitalista. Si bien es cierto que en décadas re-
cientes dichas capacidades, y potencialidades han llamado
la atención de algunos estudiosos, y hasta se ha creado la
profesión de “caza-talentos” y se han escrito numerosos
manuales para esta tarea; también lo es que estos atributos
están siendo percibidos y estudiados básicamente como
simples “recursos humanos” para la producción capitalista
y como “capacidades de liderazgo empresarial”.
Obviamente, concebir a los seres humanos y sus
capacidades como simple “recurso” es desconocer la dig-
nidad y la naturaleza suprema de este ser incomparable y
menospreciar el destino histórico de la humanidad, como
bien lo anotó el Mahadma Gandi. Reducir al ser humano –y
su inmensa capacidad creadora y el dominio de su iniciativa
y su intelecto– a la simple misión económica de recurso
productivo es ignorar el mayor logro de la creación en el
planeta y condenar a la humanidad a la simple condición
de instrumento de la producción.
En la medida en que conocemos mejor el doble pro-
ceso evolutivo del ser humano –biológico e intelectual, aun
inconcluso como lo percibió Giovani Pico de la Mirándola,
uno de los más destacados renacentistas–6 se constata
cuánta imaginación, proyección cósmica, creatividad,
fantasía, talento, competencia, emotividad, espiritualidad,
contextualidad, ciencia, tecnología, arte, y muchas otros

6  Véase, el gran humanista del Renacimiento Pico de la Mirándola, en el Discurso


sobre la dignidad del hombre.
266 rubén d. utria

atributos invaluables ha venido acumulando progresiva-


mente la especie humana a lo largo de varios miles de
millones de años.
Pero éstos han venido siendo sistemáticamente ig-
norados y dejados a la suerte del surgimiento milagroso,
aislado e individual de unos cuantos “genios”. Al respecto
los estudiosos del cerebro humano nos informan que sólo
estamos utilizando menos del 10% de su capacidad de
procesamiento.
En esta amplia y profunda concepción del ser humano,
el desarrollo humano tiene que ser:

El proceso autoeducativo de identificación, liberación y


despliegue de todas esas capacidades y talentos cognitivos,
creativos, de movimiento, iniciativa y muchos otros atributos
afines y conexos propios del ser humano, generados y acu-
mulados a lo largo del proceso histórico de humanización
(Utria, 2013).

Todo esto para la dignificación, capacitación, liberación


y el disfrute de la humanidad y no para unas cuantas em-
presas transnacionales y unos súper-poderes mundiales. Y
esto significa una revalorización trascendental de la especie
humana y una nueva educación especial para todos –comen-
zando por las niñas, los niños y los jóvenes y continuando
con los adultos de todas las edades– que vaya más allá de
sus dos mezquinas misiones educativas tradicionales: el
“aconductamiento” al sistema económico-político y social
en boga; y la adquisición de destrezas –“competencias”–
para el trabajo productivo.
Aunque se reconoce la existencia de estos atributos
humanos, su identificación, liberación y desarrollo por lo
economía política o política económica 267

general queda reducida a los casos de unos cuantos “ge-


nios” y “superdotados”. Últimamente se ha despertado
cierto interés en este fenómeno, pero limitado a identificar
“lideres” de interés para el empresariado y actividades de-
portivas y artísticas.
Sin embargo, los investigadores comprometidos con
un nuevo y auténtico humanismo trabajamos ahora en la
identificación, liberación y despliegue de dichos atributos
y las posibilidades de convertirlos en patrimonio activo de
toda la población y energía vital para la aceleración del de-
sarrollo nacional. Todo ello mediante políticas y planes perti-
nentes7, pero no se trata esto de una tarea fácil, no solo por
razones políticas sino también técnicas y de procedimiento.
Por una parte, estos propósitos encuentran resistencias
en la mayoría de los actuales sistemas económico-políticos
y sociales que rigen los diferentes países, las cuales deben
ser superadas previamente para este pleno y constructivo
aprovechamiento de las capacidades de todos los seres
humanos. Por otra, debido a las aberrantes desigualdades
sociales acumuladas hasta hoy, propias de dichos sistemas
y los valores socioculturales y psicológicos derivados de
éstos, así como las circunstancias geográficas y culturales
específicas obligan a contar previamente con un amplio,
complejo y estratificado catálogo de aspiraciones y solu-
ciones de desarrollo humano específicas para cada estrato y
subestrato social, lo cual implica complejas combinaciones
de soluciones y sus respectivas políticas y programas.
Asimismo, como el desarrollo humano es un proceso
articulado, coherente, localizado, focalizado y de mediano y
largo plazo, integrar operativamente toda esta complejidad

7  Véase por ejemplo: Desarrollo humano y desarrollo nacional de R. Utria (2013).


268 rubén d. utria

de acciones y soluciones –a quién, cuánto, dónde, cuándo,


cuánta sensación de felicidad o de ascenso social proporcio-
na, etcétera– plantea serias dificultades técnicas y operativas.
También entra en juego la importancia –y en muchos
casos la urgencia– de priorizar las condiciones y la calidad
de vida y bienestar; y esto trae la complicación de los valores,
actitudes y motivaciones de las personas, factores estos
que son frecuentemente manipulados por el mercado8.
Y cualquiera de estos objetos, cuyo uso o posesión traiga
asociado un mayor grado de felicidad, satisfacción, prestigio,
u otro valor considerado positivo, para ese individuo o su
comunidad.

Aporte del informe Stiglitz-Sen-Fitoussi

No hay duda de que las reflexiones y recomendaciones del


informe Stiglitz-Sen-Fitoussi –Una iniciativa para mejorar la
métrica del crecimiento económico y el progreso social– cons-
tituyen un avance, pero de dimensiones pequeñas y tardías,
puesto que existen propuestas aplicables al respecto –como
la contabilidad macroeconómica ambiental desarrollada
por las Naciones Unidas y otras– las cuales han sido siste-
máticamente boicoteadas desde hace más de veinte años.
Su principal limitación consiste en seguir considerando
el pib como el indicador principal del desarrollo económico
y social, fenómeno que no pude depender simplemente del

8  Para algunos grupos la expresión de calidad de vida y la preferencia y prioridad


en las soluciones pude no estar en la salud, la educación, la vivienda, etcétera, sino
en un teléfono celular, un I-phone, un I-pod, una consola de juegos, un computador o
cualquier objeto de la amplia y penetrante chatarra informática-electrónica; así como
una ropa de marca o una bebida de prestigio, e inclusive una dosis de estupefacientes.
economía política o política económica 269

volumen agregado de la producción, independientemente


de la naturaleza sectorial de lo producido, su contribución
efectiva a las transformaciones de la sociedad, sus efectos
nocivos sobre el medio ambiente, su incidencia en el sis-
tema de asentamientos humanos, sus impactos sobre las
desigualdades sociales, la justicia y los derechos humanos,
y otros aspectos afines y conexos.
Pero ante todo, sobre su contribución al desarrollo
de los atributos de intelectualidad, creatividad, iniciativa,
emprenderismo, humanidad, solidaridad humana y social,
bondad, pacifismo y otros conexos; así como el surgimiento
de una conciencia auténticamente humana. A estas limita-
ciones se agregan las relativas a la recolección y manipula-
ción de la información.
La instrumentación de la propuesta de dicha comisión
puede resultar difícil, dadas las resistencias que puedan opo-
nerse por parte de los economistas, académicos y políticos
hoy en el poder –muchos de ellos ampliamente galardona-
dos– que han venido sosteniendo la validez incuestionable
del pib como indicador supremo de la economía y el desa-
rrollo nacional.
El pib podría aún ser rescatado socialmente a través de
una nueva forma de calcularlo, desarrollando una compleja
ecuación que permita contabilizar de forma ponderada
los beneficios y costos de una gran número de atributos,
como la calidad de vida de la población, el grado de segu-
ridad alimentaria, el grado de seguridad social, el nivel de
conservación ambiental y de los recursos naturales, y varias
otras variables pertinentes. Esto no obstante enfrentaría
dos problemas difíciles de solucionar: la falta de informa-
ción confiable y que la práctica de la economía no ha sido
suficientemente «científica» para poder desarrollar dicha
270 rubén d. utria

ecuación –o sistema de ecuaciones– que serían necesarias


para poder contabilizar adecuadamente todas esas variables.

Necesaria interdisciplinariedad de las ciencias


para incidir en el mundo

Es prácticamente nulo el papel y la fortaleza de las teorías


económicas para interpretar e instrumentar la transforma-
ción del mundo actual. Ninguno, si se trata de las teorías en
boga, mientras dichas teorías no adquieran el rigor científico
necesario y se apoyen sistémicamente en ciencias conexas
como la sociología, la geografía, la ecología, la ingeniería,
la historia y otras; y estén al servicio de la sociedad y no del
capital nacional y transnacional.
Se requiere una nueva teoría económica centrada en
las sociedades nacionales, sus capacidades, potencialidades,
recursos, necesidades y aspiraciones, así como en la consi-
deración de la fragilidad de los ecosistemas y sus recursos,
la estabilidad climática del planeta; y no simplemente en
la producción, el mercado, la acumulación de riqueza y la
desregulación.
Asimismo se requiere un nuevo orden internacional
que garantice la equidad económica entre las naciones. Y,
sobre todo, se necesita una economía al servicio de los seres
humanos, de su dignidad, de sus derechos humanos, de
sus capacidades, libertades y demás atributos, que garan-
tice su participación justa en los procesos de generación y
distribución de riqueza, supere las desigualdades sociales,
genere las oportunidades de realización individual y social
y acelere el proceso de desarrollo humano. Todos estos
economía política o política económica 271

objetivos llevan implícita la superación de la corrupción, el


narcotráfico, la violencia y la guerra.

Necesario un control social sobre el poder

En Colombia, como en resto de los países, resulta impres-


cindible el control social democrático sobre el poder, el
mercado, los individuos y grupos proclives a los excesos y
abusos en sus recursos, funciones y actividades; y sobre esto
encontramos justificación a lo largo de la historia.
En todos estos frentes y otros adicionales, porque en
el mercado no existe la sabia y oculta mano reguladora que
imaginó Adam Smith, sino intereses individuales y grupales
de poder y ventaja; ambiciones desmedidas de acumula-
ción a cualquier costo; ansias incontenibles de posesión
de la tierra y sus recursos naturales; captura compulsiva
y monopólica del conocimiento científico, tecnológico,
profesional, artístico, deportivo y en general de cualquier
campo productivo.
La inoperancia del “laissezferismo” ha quedado en
evidencia y deben aprovecharse las enseñanzas de la actual
crisis económica internacional para introducir sistemas
efectivos y democráticos de regulación en todas las esferas
relevantes de la vida nacional, como la economía, la ocupa-
ción del territorio el manejo de los demás recursos naturales,
el control de la contaminación y las emisiones que aceleran
el calentamiento planetario, los alimentos y los fármacos,
la corrupción a través del sistema de telecomunicaciones,
el deterioro de las ciudades, el desempleo y la frustración
de la población, y varios otros factores. No se trata de la
272 rubén d. utria

dictadura del Estado sino de la defensa de la sociedad, del


desarrollo, del planeta y de la vida.

Las ciencias aporte esencial al desarrollo de un país

Como se sabe, en el mundo científico de hoy no hay cien-


cias aisladas; todas ellas forman parte de una gran unidad
cognitiva definida por la propia unidad del universo; y todas
ellas se relacionan entre sí en forma sistémica como también
sucede en el universo. Ni siquiera pueden seguirse recono-
ciendo las tradicionales barreras entre las llamadas ciencias
físicas, naturales, biológicas, sociales y otras.
Así, no puede hablarse de economía “a secas” sin el te-
rritorio, los recursos que contiene, la localización geográfica
y las implicaciones geopolíticas que ella tiene; ni sobre los
efectos de la producción, la distribución y el consumo sobre
el medio ambiente. Tampoco sin los mandos de gerencia,
la asesoría técnica en la producción y los recursos de inver-
sión de operación. Ni la población que produce y consume
y que tiene preferencias en las actividades productivas y
el consumo y que, además, dispone de valores, actitudes,
motivaciones, expectativas y aspiraciones que influyen en
su contribución productiva y de consumo. Menos, sin las
ciencias básicas que permiten la generación de tecnologías,
ni de éstas que definen los métodos y costos de la produc-
ción y de la mayor parte de las actividades cotidianas.
Asimismo tampoco de la política, porque ella define
en gran medida, la oportunidades de negocios, los costos,
las ventajas y desventajas, los beneficiados y perjudicados y
otros factores, tanto en el plano interno como del comercio
internacional.
economía política o política económica 273

Más allá de este despeño sectorial la economía influye


directamente en la alienación o el bienestar de los trabajado-
res, la satisfacción de los consumidores y realiza un aporte
decisivo en el desarrollo nacional.

La economía y su aporte al desarrollo del


conocimiento

Como una ciencia conceptual y metodológicamente integra-


da sistémicamente al resto del conocimiento logrado por el
ser humano hasta hoy; y, en consecuencia, despojada de
la arrogancia de considerarse una superciencia, como ya
lo he anotado.
Como una ciencia social, es decir, del conocimiento del
ser humano, su sociedad y las estructuras y dinámica de
ésta; así como su capacidad productiva, su condición de
vida, sus valores, actitudes, motivaciones, expectativas y
aspiraciones y su interacción con las tecnologías.
Como una ciencia contextualizada; es decir, un con-
junto de conocimientos válidos en un contexto geográfico,
histórico, social, político, económico, geopolítico y de otras
naturalezas, tanto específico como diferenciado y dinámico.
Por ser una ciencia social no puede ser única y dogmática.
Como una ciencia experimental, porque simultánea-
mente se refiere en buena parte al ser humano, al territo-
rio, la política, la historia, la geopolítica y otros factores en
permanente cambio.
Como un conocimiento comprometido con la respectiva
sociedad y sus diferentes estratos, porque tiene que ver
con el manejo de los recursos, los medios de producción,
las tecnologías, el empleo, el mercado, el consumo, las
274 rubén d. utria

finanzas, el medio geográfico y ambiental, la distribución


de la riqueza producida, el financiamiento del bienestar
social, los intercambios comerciales y varios otros factores
de directo interés humano y social.
No soy experto en las estructuras académicas de la
economía. Sin embargo, a la luz de las anteriores críticas
formuladas por mí, considero que varios de los frentes del
sylabus del pregrado y el posgrado merecerían una revisión,
como los siguientes:

• El uso adecuado de los modelos matemáticos, por-


que la matemática no se trata de una ciencia exacta.
• Una estadística desagregada y ponderada para que
responda a la diversidad de estratos, situaciones,
justificaciones, etcétera.
• La inclusión de conocimientos básicos de antropo-
logía, sociología, historia, política, y otros.
• El desarrollo nacional y su planificación.
• La economía ambiental.
• La economía urbana.
• La geopolítica económica.

Por una economía del bien común

En cuanto al planteamiento del papa Francisco I sobre “la


necesidad de crear una economía del bien común para
evitar las muertes que produce la exclusión y la inequidad,
producto de una economía volcada al consumismo exacer-
bado que ha colocado el dinero como centro de la vida”,
me parece que este planteamiento sobre la creación de una
nueva economía resulta completamente válido y oportuno,
en particular en un momento en el que la mayor parte de la
economía política o política económica 275

humanidad se encuentra afectada por conceptos y políticas


económicos que conspiran contra los intereses vitales de la
sociedad y los seres humanos.
No solo por el consumismo compulsivo y perjudicial
que promueve, sino también por las desigualdades sociales
y el empobrecimiento que genera, la falta de compromiso
con el empleo, el despojo de los ahorros de la población, la
ética del enriquecimiento a todo costo, el empobrecimiento
y las desigualdades sociales que genera, la contaminación
ambiental que produce, la contribución al calentamiento pla-
netario que provoca y muchas otras inaceptables secuelas.
Sin embargo, el Papa no menciona que dichos impac-
tos adversos de esta economía cuestionada no constituye un
simple problema de ética, ni un fenómeno aislado y de fácil
modificación. Dicha economía está estructuralmente ligada
al sistema económico-político y social vigente en la mayoría
de los países y al sistema de poder mundial, operada por
las grandes empresas transnacionales, y apoyada por los
grupos internos dominantes en los países. ¿Será posible tan
anhelada nueva economía sin una transformación estruc-
tural del sistema económico-político y social interno y del
sistema internacional de poder vigentes en el mundo de hoy?

La corrupción una limitante al desarrollo


de las sociedades

La corrupción sí es una limitación para la economía y la


sociedad colombianas, y de carácter estructural. Es la expre-
sión de la pérdida de valores de la sociedad colombiana y el
desempeño de varias generaciones de políticos, financieros,
empresarios y mafiosos enquistados en todas las estructuras
de la sociedad. También es inducida exógenamente y estimu-
276 rubén d. utria

lada por las doctrinas y prácticas económicas neoliberales.


Es parte de la crisis del sistema económico-político y social
en vigencia. Por tanto no puede hablarse de eliminar esta
corrupción mientras se mantengan activos sus actores
principales y sus causas.
economía política o política económica 277

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Bogotá: Ediciones Desde Abajo.
Homenaje a la vida y obra de
Manuel Ramírez Gómez
(1941-2014)

Homenaje Nacional:
Auditorio Gimnasio Moderno
23 de abril de 2013

Academia Colombiana de Ciencias Económicas


Universidad del Rosario
Banco de la República
Econometría Consultores
Departamento Nacional de Planeación
Mensaje de la mesa
directiva de
la Academia Colombiana de
Ciencias Económicas1

Me siento muy honrado de transmitir a ustedes a continua-


ción las palabras de la Academia Colombiana de Ciencias
Económicas (acce) en este evento.
La Academia se complace en ofrecer este homenaje,
en conjunto con el Banco de la República de Colombia, la
Universidad del Rosario y Econometría Consultores, a la
vida, la obra y la sabiduría del académico Manuel Ramírez
Gómez, presidente de la Academia.
Manuel Ramírez hace treinta años fue fundador de la
Academia; ha sido un defensor a ultranza de los principios
académicos de rigor intelectual y de pluralidad, y un inspi-
rador del abordaje crítico del pensamiento económico y de
los problemas sociales del país.
Como miembro de su junta directiva y como presidente
de la Academia desde 2001, Manuel Ramírez ha estado al
frente de numerosas iniciativas académicas de mejoramien-
to continuo de la enseñanza de la economía, y de una muy

1 Leído por Clemente Forero Pineda, canciller de la Academia Colombiana de


Ciencias Económicas (acce).
282 controversia actual sobre teoría y políticas económicas

abundante publicación de textos de investigación, y de otros


orientados a la formación en teoría y política económica.
Ha sido el modernizador de la ciencia económica en
Colombia. Desempeñó este papel en la Universidad de los
Andes, en el Programa de Economía para Graduados y en
el Centro de Estudios sobre Desarrollo Económico (cede);
en la Maestría de Economía de la Universidad Nacional y, a
pesar de ser un crítico duro como pocos de los doctorados
nacionales, en el primer doctorado de economía del país,
el de la Universidad Nacional; en la actualidad continúa
desempeñando este papel en el semillero de jóvenes inves-
tigadores en que ha convertido la Facultad de Economía del
Rosario, y en los equipos que orientan las investigaciones
sobre pobreza en el Departamento Administrativo Nacional
de Estadística.
Manuel Ramírez ha contribuido a la sólida formación
humanista y teórica de los más aventajados economistas
colombianos, muchos de los cuales se han unido a este
homenaje. Centrado siempre en su labor como académico,
y fiel a los principios universitarios, también dio pasos en el
delicado mundo de las políticas públicas, en el Departamen-
to Nacional de Planeación y en la Junta Monetaria, desde
donde contribuyó a crear una sólida escuela de manejo de
lo público, que ha logrado la estabilidad de largo plazo de
la economía del país.
Como decano de la Facultad de Economía de la Uni-
versidad de los Andes, y como director del Centro de Inves-
tigaciones de la Facultad de Economía de la Universidad
del Rosario, ha llevado a estas facultades a la frontera del
conocimiento en economía, al tiempo que sus propias in-
vestigaciones van desplazando esa frontera, particularmente
homenaje nacional 283

en regulación, desarrollo social, microeconomía, macroeco-


nomía y desarrollo institucional.
La Academia Colombiana de Ciencias Económicas
tiene especiales motivos de agradecimiento con Manuel
Ramírez. Como fiscal, miembro de la mesa directiva, vice-
presidente y luego presidente desde 2001, ha impulsado
el análisis riguroso y la confluencia de pensamientos muy
diversos; ha logrado la consolidación de vínculos con otras
academias, y ha coadyuvado en el cumplimiento de la fun-
ción de la Academia como organismo asesor del Gobierno.
Su participación directa y sus agudos, concretos y serenos
comentarios sobre los más variados temas del desarrollo
en las tertulias-foro, se han convertido en una cátedra per-
manente de pensamiento crítico.
El académico Manuel Ramírez se ha distinguido por
el respeto intelectual y personal que inspira, por su espíritu
generoso y ecuánime, por su fino humor, y por su despia-
dada y cuidadosa crítica de todas las vertientes y escuelas
económicas.
Los miembros de la Academia y el país somos testi-
gos de su elevada condición de excelencia intelectual y de
su honestidad ética y moral. Hoy queremos extender este
homenaje a su familia aquí presente: a Consuelo, en primer
lugar; a sus hijas María Teresa, María Consuelo y Martha
Lucía; a su yerno Carlos y su nieta Juanita; y a sus hermanos
Eduardo, Fernando, Clara, Catalina y Margarita. Ellos han
sido los soportes y el motor espiritual y material de la obra
de Manuel, que seguirá fructificando para beneficio de la
ciencia económica, del país y de quienes lo consideramos
nuestro maestro.
Palabras de Clemente
Forero Pineda1

Hace unos días, Manuel nos contó, a Consuelo, su esposa,


y a algunos amigos, un sueño que él había tenido. En el sue-
ño, él impartía una cátedra de teoría del equilibrio general
en medio de la selva. Mi inmediata reacción fue decirle:
“Manuel, eso no fue un sueño, fue un recuerdo”.
Corría el año de 1974. Por aquel entonces, los colom-
bianos con doctorado en Economía se contaban en los
dedos de una mano. Quienes terminaban un doctorado en
Economía apenas comenzaban a llegar, “muy graneados”.
Aun así, la Universidad de los Andes invitaba a los recién
doctorados en Economía a exponer sus disertaciones en el
improvisado salón de conferencias de la biblioteca del cede.
Llegaban treinta o cuarenta personas. El expositor plan-
teaba los hechos estilizados que habían inspirado su modelo
matemático y el auditorio asentía con respeto. Sin embargo,
tan pronto comenzaban a aparecer ecuaciones en el tablero,

1  Profesor titular, Universidad de los Andes, canciller de la Academia Colombiana de


Ciencias Económicas. Estas palabras fueron pronunciadas en el homenaje a Manuel
Ramírez, el 23 de abril de 2014.
286 controversia actual sobre teoría y políticas económicas

la audiencia se esfumaba rápidamente. A los quince minutos


de iniciada la charla, prevista para dos horas, quedaban unas
cuatro personas en la audiencia. Uno de ellos me confesaría
años después que se quedaba por física vergüenza con el
expositor. Los otros tres eran el profesor delegado por el
departamento para presentar al conferencista, un profesor
inquieto e intuitivo, y Manuel Ramírez Gómez. Al final de
una hora y media de suplicio para quienes escuchaban y
para quien exponía, venían las preguntas. El delegado del
departamento hacía una pregunta que demostraba su esca-
so entendimiento del tema. El profesor intuitivo preguntaba
cuáles eran las implicaciones de política de lo expuesto y
proponía una analogía interesante. Y Manuel se venía con
preguntas de fondo, con críticas y con comentarios que le
volvían el alma al cuerpo a quien exponía.
Por entonces, Manuel ya oficiaba en la Universidad
de los Andes la teoría del valor de Arrow y Debreu. No me
cabe la menor duda que Manuel Ramírez fue el pionero
de la economía moderna en Colombia. A finales de ese
mismo año 1974, Miguel Urrutia trajo a Manuel Ramírez
al Departamento Nacional de Planeación, como asesor de
medio tiempo de la Unidad de Programación Global. Bien
pronto la Unidad se ganó la reputación de que allí éramos
capaces de hacer un modelo matemático o de sacar la raíz
cuadrada de la Santísima Trinidad. Armamos un seminario
de economía, al que los pragmáticos (que nos miraban a
través de la puerta de vidrio) apodaron “el kínder” o “el
aquelarre”.
Recuerdo que alguna vez nos equivocamos en el cál-
culo del impacto inflacionario de un alza del 100 % en la
gasolina. Por este error, el pueblo colombiano se ahorró el
homenaje nacional 287

aumento durante tres meses. Sin embargo, cuando el alza


se hizo, los hechos le dieron inexplicablemente la razón a
nuestra estimación. Manuel de inmediato tuvo claro que los
modelos estáticos subestimaban la realidad, y no demoró
en liderar un paper nuestro con el modelo dinámico que
respaldaba nuestra primera estimación y que los hechos
comprobarían.
Durante décadas, Manuel ha sido el consejero y guía de
las investigaciones que varias generaciones de economistas
hicieron sobre el peculiar funcionamiento de la economía
colombiana. A comienzos de los años 1980, él, Bernardo
Kugler y Álvaro Reyes nos prestaban (en las noches y en
los fines de semana) el Apple II de Econometría, el único
microcomputador de Colombia que en ese entonces tenía
un programa capaz de correr regresiones y de dar el resul-
tado de inmediato, aunque había que copiarlo a mano de
la pantalla. Pero el servicio era gratuito y completo: Manuel
nos daba consejos sobre cómo plantear la pregunta de
investigación, cómo formular el modelo y cómo interpretar
los extraños resultados que con frecuencia obteníamos.
Durante la última década, he gozado del privilegio
de almorzar con frecuencia con Manuel; de mantenerme
a través suyo en contacto con la literatura de ficción más
sofisticada; de enterarme de muchos picantes recovecos de
la historia de la humanidad, y de recibir su guía y consejo
sobre mis propias investigaciones; todo esto alrededor de
un almuerzo quizá frugal pero, eso sí, con muy buen vino.
Tenemos planeado uno para dentro de pocos días.
Estoy seguro que muchos de ustedes contarán histo-
rias sobre Manuel parecidas a la muy personal que les he
contado, y que dan cuenta del papel de maestro y de guía
288 controversia actual sobre teoría y políticas económicas

intelectual que ha desempeñado a lo largo de su vida, como


si ese fuera su destino. Gracias Manuel por tu generosidad
y por la forma como has compartido, más allá de tus cono-
cimientos, tu sabiduría.
Textos póstumos
sobre la vida
de Manuel Ramírez

Breve reseña biográfica de Manuel Ramírez


Gómez elaborada por sus tres hijas

Manuel Ramírez Gómez nació en Bogotá el 13 de septiembre


de 1941, hijo de Manuel Ramírez Montufar, ingeniero civil
y profesor emérito de la Universidad Nacional, y Leonor
Gómez Triana. Manuel fue el mayor de nueve hermanos.
Se casó con Consuelo Giraldo, el 11 de junio de 1966.
Su hogar estuvo conformado por sus tres hijas, María Te-
resa, María Consuelo y Marta Lucía, su yerno Carlos y su
nieta Juana.
Estudió Ingeniería Civil en la Pontificia Universidad
Javeriana donde su trabajo de grado fue “Aplicaciones de
programación lineal en ingeniería civil”. Obtuvo su título
en 1964. Cursó el Programa de Economía para graduados
de la Universidad de los Andes de 1964 a 1966. Realizó un
magister en Economía en Yale University y un doctorado en
Economía en esta misma universidad, con una tesis doc-
toral titulada “Technical Change in the Colombian Electric
Power Industry”.
290 controversia actual sobre teoría y políticas económicas

Experiencia profesional

Manuel Ramírez trabajó como asesor en diferentes institu-


ciones públicas, tales como: Departamento Administrativo
Nacional de Estadística (dane), Fondo Nacional de Pro-
yectos de Desarrollo (Fonade), Banco Interamericano de
Desarrollo (bid), Comisión Económica para América Latina
y el Caribe (Cepal), fue asesor en la Junta Monetaria, coordi-
nador de la Misión de Empleo, y asesor de la Misión Rural
y de la Misión de Estudios Cafeteros, entre otros.
En el sector privado fue miembro fundador de la
empresa de consultoría Econometría, Sistemas Especia-
lizados de Información (sei) y asesor del Centro Regional
de Población.
Asimismo, fue docente y decano de la Facultad de
Economía de la Universidad de los Andes, coordinador del
grupo de investigaciones y profesor de las universidades del
Rosario, Nacional y de la Pontificia Universidad Javeriana,
entre otras, en las siguientes áreas: microeconomía, teoría
del consumidor, productor y equilibrio general, teoría de la
regulación, teoría de la incertidumbre y de la información
asimétrica, regulación económica, teoría del consumidor, el
productor y equilibrio competitivo, microeconomía avanza-
da y equilibrio general, teoría de juegos, programación lineal,
econometría avanzada, comercio internacional, estadística,
decisiones bajo incertidumbre, regulación de servicios públi-
cos, macroeconomía, economía para ingenieros, evaluación
de proyectos, entre otros cursos tanto en pregrado como
en posgrado.
homenaje nacional 291

Reconocimientos

Miembro fundador en 1984, fiscal, vicepresidente y presi-


dente de la Academia Colombiana de Ciencias Económicas
2001-2014; Premio a la Docencia de excelencia Juan Agustín
Uricoechea y Navarro, y profesor distinguido de la Universi-
dad del Rosario en mayo de 2002; Premio Portafolio Mejor
Docente del año, Diario Portafolio, en diciembre de 2003;
miembro de la Real Academia Española de Ciencias Morales
y Políticas en febrero de 2008; Medalla de la Orden del Fun-
dador Fray Cristóbal Torres de la Universidad del Rosario en
abril de 2014; y profesor emérito de la misma universidad en
mayo de 2014; Beca Manuel Ramírez Gómez de la empresa
Econometría Consultores para estudios de doctorado en
Economía, y Convocatoria Manuel Ramírez Gómez para la
investigación de la Fundación para la Promoción de la Inves-
tigación y la Tecnología del Banco de la República; y finalista
al Premio de Investigador emérito en Ciencias Sociales y
Humanas de la revista Semana y Colciencias, julio 2014.

Publicaciones

Fue autor de varios artículos publicados en libros y revistas


tanto nacionales como internacionales. Sus primeras pu-
blicaciones se concentraron en el cambio tecnológico y en
modelos de equilibrio general. Posteriormente investigó en
diversos campos de la economía como: economía social,
economía sectorial, econometría, desarrollo económico,
regulación económica, entre otras áreas.
En marzo de 2014 le diagnosticaron una enfermedad
terminal, a partir de ese momento sus amigos, colegas y
292 controversia actual sobre teoría y políticas económicas

estudiantes de las universidades del Rosario y de los An-


des, de la Academia Colombiana de Ciencias Económicas,
Econometría, el Banco de la República y el Departamento
Nacional de Planeación, le realizaron diversos homenajes a
su vida y obra. Manuel murió el 8 de julio de 2014.

Obras selectas

Artículos en revistas

“Cambio tecnológico en la industria de energía eléctrica en Co-


lombia”, Latin American Journal of Economics, anteriormente
Cuadernos de Economía, Instituto de Economía. Pontificia
Universidad Católica de Chile, 11 (32), 43-74; 1974.
“El efecto de un cambio en los precios de derivados del petróleo
sobre los precios en los demás sectores”, (con Clemente
Forero, Ricardo Candelo y María Teresa Prada), Revista de
Planeación y Desarrollo, 1976. Bogotá.
“Un modelo de corto plazo para la economía colombiana”, (con
Álvaro Reyes, Bernardo Kugler, Eduardo Sarmiento y Mauri-
cio Rubio), Revista de Planeación y Desarrollo, 1978. Bogotá.
“Estimación y utilización de sistemas completos de ecuaciones
de demanda”, Revista Desarrollo y Sociedad (24), septiembre
de 1989.
“La metodología de la cointegración: presentación y algunas
aplicaciones”, (con Ricardo Chica Avella), Revista Desarrollo
y Sociedad (25), marzo de 1990. Bogotá.
“Estratificación socioeconómica: aproximación conceptual y
diseño metodológico”, (con Darío Cuervo), Desarrollo y
Sociedad (29), marzo de 1992.
homenaje nacional 293

“El gasto en salud de los hogares colombianos: un análisis


descriptivo”, (con Juan Miguel Gallego y Darwin Cortés),
Lecturas de economía (57), 45-80, 2002. Medellín.
“Efectos distributivos del impuesto al valor agregado sobre el
consumo de los hogares en Colombia: una estimación no
paramétrica”, (con Danielken Molina Rodríguez), Revista de
Economía del Rosario, 6 (1), 23-52, junio de 2003.
“The determinants of the health status in a developing country:
results from the Colombian case”, (con Carlos Sepúlveda y
Juan Miguel Gallego), Lecturas de Economía (63), 119-141,
julio-diciembre de 2005.
“Inflation before and after central bank independence: The case
of Colombia”, (con Jesús Otero), Journal of Development
Economics 79, (1), 168-182, 2006.
“El marco institucional para la regulación, supervisión y control
de los servicios públicos en Colombia: propuesta para su
fortalecimiento”, (con Carlos Caballero y Alejandro Jadresic),
Cuadernos de Fedesarrollo (18), 1-25, 2006.
“Qué muestran las Encuestas de Calidad de Vida sobre el Sistema
de Salud en Colombia”, (con Jorge Zambrano, José Guerra,
Francisco Yepes y David Rivera), Cadernos de Saúde Pública,
24 (1), enero, 2008. Río de Janeiro.
“Determinantes de los ingresos laborales de los graduados uni-
versitarios en Colombia, un análisis a partir de la herramienta
de seguimiento a graduados”, (con Nohora Forero), Revista
de Economía del Rosario, 11 (1), 61-103, junio de 2008.
“Subsidios en educación básica y media en Bogotá: progresividad
y mercado”, (con Luis Fernando Gamboa y José Alberto
Guerra), Revista de Economía Institucional, 10 (18), 287-312.
Universidad Externado de Colombia.
“Modeling the monetary policy reaction function of the Colom-
bian central bank”, (con Jesús Otero), Macroeconomics and
294 controversia actual sobre teoría y políticas económicas

Finance in Emerging Market Economies, 2 (1), 3-11, abril de


2009.
“International propagation of shocks: An evaluation of contagion
effects for some Latin American countries”, (con Constanza
Martinez), Macroeconomics and Finance in Emerging Market
Economies, 4 (2), 213-233, octubre de 2011.

Libros

Technical change in the electric power industry in Colombia, Tesis


(Economics), Yale University, graduate School of Economics,
New Haven.
Política económica y desarrollo industrial, (con Diego Sandoval,
Liliana Jaramillo, Lía Guterman y Mauricio Rubio), editado
por Corporación Centro Regional de Población, 1984. Bogotá.
Analysis of the effects of petroleum price increases in the colombian
economy, (con Diego Otero y Alejandro Rincón), editado
por Universidad de los Andes, Centro de Estudios sobre
Desarrollo Económico (cede).
Misión para el empalme de las series de empleo, pobreza y desigual-
dad (Mesep), editado por dnp, dane e Imprenta Nacional
de Colombia, 2009.

Capítulos en libros editados

“Análisis espectral de las series colombianas de moneda y pre-


cios”, (con Mauricio Carrizosa) en Dinero, precios y salarios,
editado por Tercer Mundo, Biblioteca anif de Economía,
1975. Bogotá.
“Tratamiento de la distribución del ingreso dentro de un mode-
lo de simulación: modelo Seres”, (con Rodolfo Heredia,
homenaje nacional 295

Bernardo Kugler y Jaime Arias), en Respuesta a la miseria,


editado por Tercer Mundo, Biblioteca anif de Economía,
1975. Bogotá.
“Technological Change in the Thermal Electricity Generating In-
dustry”, en Essays on Industralization in Colombia, editado
por Arizona University Press, 1983. Tempe, Arizona.
“El ahorro y una estrategia de desarrollo hacia afuera”, (con Carlos
Caballero), en ¿Hacia un nuevo modelo de desarrollo? Un
debate, editado por Tercer Mundo, Fedesarrollo, Uniandes,
1987. Bogotá.
“La financiación de la industria manufacturera. Evolución (1970-
1986) y perspectivas para los años noventa”, (con Alberto
Hernández), en Macroeconomía, mercado de capitales y
negocio financiero, editado por Carlos Caballero Argáez,
Asociación Bancaria de Colombia, 1989. Bogotá.
“El ahorro en Colombia”, en Cambios estructurales y crecimiento:
20 años de experiencia colombiana, editado por Tercer Mun-
do, 1992. Bogotá.
“Los determinantes de la productividad total de los factores en
Colombia”, (con Fernando Jaramillo), en El crecimiento de
la productividad en Colombia, editado Tercer Mundo, 1997.
Bogotá.
“Análisis de las Encuestas de Calidad de Vida para evaluar el
impacto del nuevo Sistema de Seguridad Social en Salud
en Colombia: 1993 – 1997”, (con Juan Eduardo Céspedes y
Álvaro Reyes), en Misión Social, editado por Departamento
Nacional de Planeación, 1998.
“Privatization in Colombia: A Plant Performance Analysis”, (con
Carlos Pombo), en Privatization in Latin America, Myths
and Reality, editado por Alberto Chong y Florencio Lopez,
Stanford University Press - The World Bank, 2005.
296 controversia actual sobre teoría y políticas económicas

“Aiming for Equity in Colombia’s Health System Reform: Achie-


vements and Continuing Challenges”, (con Francisco José
Yepes, María Gloria Cano, Rodrigo Bustamante), en Safe-
guarding The Health System In Times Of Macroeconomic Ins-
tability Policy Lessons for Low and Middle-Income Countries,
editado por Slim Haddad, Enis Barış y Delampady Narayana,
Africa World Press, idrc, 2007.
Celebrar la vida de
Manuel Ramírez Gómez

Mauricio García

Capilla del Gimnasio Moderno 11 de julio de 2014

Al comenzar: invitarlos a que estén en esta celebración de


la vida de Manuel no como asistentes a un acto social, sino
que estén presentes con todo su corazón, con lo mejor de su
ser para dar una despedida a un hombre que se lo merece.

Puntos para la homilía

No estamos preparados para la partida de los seres queri-


dos, no obstante podamos saber que es algo que se viene.
La muerte es un golpe que nos pone al límite de la existencia,
no solo porque nos quita físicamente la presencia de los
seres que amamos, sino porque nos plantea una pregunta
honda sobre el sentido de la vida, sobre la validez de lo que
hemos vivido: ¿valió la pena? En estas situaciones hay dos
elementos que nos permiten mirar la validez de la vida hu-
mana: la fidelidad con uno mismo y la capacidad de amar.
298 controversia actual sobre teoría y políticas económicas

En primer lugar, somos fieles con nosotros mismos,


con lo profundo del ser, cuando permitimos que las semillas
que el buen Dios sembró en nosotros puedan florecer y dar
fruto. Considero que en el caso de Manuel Ramírez, a quien
hoy despedimos, esto se dio en plenitud. Podemos decir que
fue un humanista en todo el sentido de la palabra, donde
no había nada turbio en su posición frente a la vida y en
su actuar como profesional. Fue un hombre que buscó ser
fiel a lo que iba descubriendo en la vida como lo mostró al
pasar de la Ingeniería Civil a la Economía, haciendo de su
trabajo y enseñanza de la misma una experiencia vital, con
una profunda honestidad intelectual. Fue un maestro en el
sentido profundo de la palabra, como muchos de ustedes
lo pueden atestiguar, que dejaba que las cosas fluyeran en
sí mismo y en los demás, en particular en sus alumnos y
compañeros de trabajo, para que pudieran dar lo mejor de
sí. Mostró un gran amor al conocimiento, sin importar la
tendencia ideológica de donde viniera, manifestando un gran
respeto por las diferencias (algo que nos serviría mucho
hoy para la construcción de un país dividido y polarizado).
En segundo lugar, el sentido de la vida de una persona
se puede percibir en su capacidad de amar; no en vano decía
Santa Teresa que al final de la vida seremos examinados en
el amor. Y en eso la vida de Manuel estuvo y está profunda
y positivamente cargada. Su familia es el mejor ejemplo de
ello, pues pone de presente en su unidad familiar el amor
y el cariño que construyeron entre ellos y ellas. Su esposa
Consuelo (con quien compartió 47 años como pareja),
sus hijas Marta Lucía, María Consuelo y María Teresa, su
yerno Carlos y su nieta Juana son testigos privilegiados de
esta experiencia de amor. Pero esto se puede extender a
muchos otros vinculados a la economía que aprendieron y
homenaje nacional 299

compartieron con él una experiencia vital que crea vínculos


entrañables en el corazón. Es posible identificar en ello la
experiencia de un ser humano que buscó amar y permitir que
el amor fructificara con libertad en los seres que lo rodeaban.
En medio del dolor que hoy experimentamos por la
partida física de Manuel, es natural que nos preguntemos
dónde está él, que queda de toda esta vida cargada de
sentido que él vivió. Y en ello la respuesta nos viene de la
experiencia de fe. La fe nos dice que nuestros seres que-
ridos al morir van al cielo, van al encuentro con Dios. Es
decir, Manuel ahora está en Dios. Pero, ¿dónde está Dios?
Es imposible desligar al buen Dios creador de su creación;
Dios está presente en toda la creación y en particular en los
seres humanos haciendo un esfuerzo amoroso y paciente
por completar dicha creación, por hacer seres humanos
semejantes a Jesús de Nazaret. Dios está en cada uno de
nosotros impulsándonos a salir de nosotros mismos para
que podamos ser don y regalo para los demás, para que
podamos trascendernos en los otros. El buen Dios, con
una ternura inconmensurable y una gran paciencia sigue
su tarea creadora. Nuestros seres queridos que han partido
se han unido con Él en esta tarea. Por tanto, Manuel está
en Dios y desde Dios está incluso más cerca de nosotros
que cuando lo estaba físicamente, solo que de una manera
nueva, distinta. El reto desde la fe es poder reconocer que
ellos siguen vivos y poder experimentar su presencia en Dios
como una presencia que sigue manifestando su amor y su
cuidado por nosotros.
Quiero terminar estas palabras invitándolos a que
tengamos un momento de silencio y gratitud por la vida
de Manuel. Invito a cada uno a que piense, recuerde con
agradecimiento en su corazón cuál fue el mejor momento
300 controversia actual sobre teoría y políticas económicas

que tuvo de encuentro con Manuel, qué cosas recibimos


de Manuel. Démosle gracias a Dios y a Manuel mismo por
todo aquello que nos permitió experimentar y vivir junto a
él, por medio suyo.
Palabras de Clara Ramírez

Después de leer el Capital en el siglo xxi, Manuel estaba


leyendo una historia, en seis tomos, de España. La última
vez que tocamos ese tema, el sábado pasado, iba en el tomo
cuatro. Ignoro si logró acabarla, pero él quería saber por
qué los españoles no coronan a sus reyes, como pudimos
observarlo recientemente.
Manuel era así. Con una curiosidad incansable. Con
una sed de saberlo todo, que lo llevó desde niño a leer un
libro tras otro, desde que la abuela lo arrullara con poemas
de Silva, “Aserrín, aserrán…”, o mejor, “Don Juan de Cova-
donga un calavera...”.
Manuel, Manolito, o Manuelón, como lo llamaban sus
sobrinos, siempre tenía una lectura a la mano, de los más
variados temas, desde la astrofísica hasta la nueva narrativa
japonesa y compartía sus lecturas, con sus hijas, con sus
hermanos, con sus amigos, con sus alumnos…
La enfermedad de Manuel, suena paradójico, le permi-
tió saber cuánto lo queríamos. Cuánto lo quería Consuelo, su
esposa y compañera de vida, cuánto lo querían sus hijas que
descubrían un poco asombradas que detrás de ese padre,
302 controversia actual sobre teoría y políticas económicas

amante y respetuoso, había un maestro que enseñaba,


parodiando a García Márquez, ¡para que todos lo quisieran!
Gracias, en nombre de la familia a todos aquellos que
en los últimos meses acompañaron a Manuel y le hicieron
sentir que su vida había sido fructífera. A las instituciones
que en una sociedad tan reacia al reconocimiento, le hicie-
ron saber a Manuel, a Consuelo, a María Consuelo, a Marta
Lucía, a María Teresa, a Carlos y a Juanita, la importancia que
su vida tuvo para el país, para la academia, para sus –como
decía mi padre–, "colegas y discípulos".
Manuel, todos lo recordamos, tenía ese humor tímido
de quienes saben que saben, pero no quieren mostrarlo,
de aquellos para quienes el conocimiento es un disfrute,
siempre y cuando sea compartido. Manuel murió, como
vivió, con dominio de su vida, con voluntad de acción.
Murió, como dijo uno de sus sobrinos: en la misma forma
sabia en que vivió.
Gracias Manuel, por el respeto, por la empatía, por la
comprensión…Gracias Manuel, por la ternura.
Despedida a
Manuel Ramírez

Rubén Darío Utria

En nombre de la mesa directiva y de todos los miembros de


la Academia Colombiana de Ciencias Económicas, vengo
a sumarme a esta sentida despedida que su distinguida
familia y sus colegas, alumnos, amigos y representantes
de las instituciones a las cuales sirvió, ofrecemos hoy al
ilustre académico Manuel Ramírez, quien fue uno de sus
fundadores hace treinta años y su destacado presidente
durante trece años.
Estamos aquí para dejar constancia una vez más de
nuestro reconocimiento por la invaluable contribución
científica, intelectual y académica a nuestra institución;
el estricto cumplimiento de sus funciones de liderazgo,
asesoría, y representación; la elevada imagen institucional
que con tanto acierto proyectó en el país y el extranjero; el
ejemplo de investigador y académico; y por el talante de
conductor, maestro emérito, amigo leal, solidario, y ser
humano honesto y noble.
También estamos aquí para para decirle que seguire-
mos fieles a su obra, su mensaje, su ejemplo y su amistad
y que, como él, seguiremos poniendo nuestro empeño por
304 controversia actual sobre teoría y políticas económicas

perfeccionar y engrandecer las ciencias económicas y sus


disciplinas conexas y, con ellas, perseverar en la búsqueda
de soluciones eficaces a los problemas económicos y so-
ciales del país.
Y, finalmente, estamos presentes para acompañar soli-
dariamente a su dignísima esposa Consuelo, sus hijas María
Consuelo, Martha Lucía y María Teresa, hermanos y de más
familia en su dolor, y para manifestarles nuestra esperanza
de que la fortaleza del espíritu de todos ellos les permita
la resignación necesaria para afrontar tan penosa pérdida.
Asimismo, para decirles que si bien Manuel ha partido,
nos ha dejado el inmenso legado de una existencia llena
de grandeza, amor, solidaridad, virtud, bondad y ejemplo.
Por esta vida de tan nobles atributos humanos, Manuel se
ganó, no solo el reconocimiento y la gratitud de todos los
que tuvimos el privilegio de su magisterio y su amistad,
sino también un lugar de privilegio en el paraíso cósmico y
eterno de las estrellas.
Si bien has partido, Manuel, tu presencia, tu obra,
tu liderazgo, tu cátedra, tu carisma y tu amistad seguirán
para siempre iluminando nuestro camino e inspirándonos
a todos tus colegas de nuestra Academia Colombiana de
Ciencias Económicas.
¡Hasta siempre y buen viaje!

Manuel Ramírez
Jorge Iván González1

Lo conocí a comienzos de los años 1980 siendo mi profesor


de Microeconomía en la Universidad de los Andes. Desde
entonces seguí siendo su alumno. Su curiosidad académica
no tenía límites y como excelente lector había asimilado el
principio popperiano de la “búsqueda inacabada”. El espíritu
abierto de Manuel le permitía oír todas las opiniones con
una mezcla inteligente de curiosidad y escepticismo. Siem-
pre entendió que las verdades, cualquier verdad, la suya y
la de los otros, apenas tienen una validez parcial. Y gracias
a esta sana prevención no cayó en la defensa dogmática de
ninguna escuela. En medio de los conflictos entre corrientes
de pensamiento, Manuel no se dejó llevar por posiciones
extremas. Como no lo escandalizaban las posiciones contra-
rias, no tenía necesidad de rasgarse las vestiduras. Apenas
sonreía con malicia. Apreciado y admirado por su excelente
nivel académico, y por sus recomendaciones acertadas. Fue
un consejero permanente de los gobiernos, y durante la

1  Tomado del diario La República, 18 de julio de 2014.


306 controversia actual sobre teoría y políticas económicas

administración de Belisario Betancur fue asesor de la Junta


Monetaria.
Manuel logró una síntesis dificilísima entre la academia
y la consultoría. Mostró que entre estas dos dimensiones
existe un continuo. La academia alimenta la consultoría y
ésta le proporciona insumos privilegiados a la academia. En
el mundo académico tuvo una participación activa en las
universidades de los Andes y Rosario, y en la Academia Co-
lombiana de Ciencias Económicas, de la que era presidente.
Y como investigador de la Corporación Centro Regional de
Población y fundador de Econometría impulsó la consultoría,
convencido de que el análisis económico tiene sentido si se
expresa en mejores condiciones de vida para las personas.
Logró el vínculo entre la academia y la consultoría
porque conocía los límites intrínsecos de la teoría, y estos
vacíos los llenaba con agudeza y sentido común. No era
ortodoxo, y con la autoridad que le daba el conocimiento de
la filigrana de la teoría afirmaba: “(...) considero básicamente
agotado el programa de investigación walrasiano”. La teoría
del equilibrio es razonablemente adecuada para analizar las
funciones de demanda pero, advertía, es incapaz de explicar
lo que sucede en el mundo de la producción: “(...) la teoría
de la firma incorporada en el modelo de Arrow-Debrau es
hoy completamente insatisfactoria”. Y, concluye, “(...) no
explica las características principales de una empresa, ni es
útil para la mayor parte de los estudios teóricos, empíricos
y de política económica”. En los modelos de equilibrio que
fundamentan la política económica colombiana (proyec-
ciones de crecimiento, regla fiscal, pib potencial...) todavía
se utiliza la función de producción sin tener en cuenta las
advertencias de Manuel. No creyó en la posibilidad de micro
fundamentar la macro: “(....) el modelo de Arrow-Debreu, no
homenaje nacional 307

puede proporcionar una base microeconómica adecuada a


la macroeconomía, y no hay en este momento un modelo
alternativo que si lo haga”.
En contra de la corriente principal de la teoría econó-
mica, a finales de los años 1980, siendo codirector de la
Misión Chenery, con José Antonio Ocampo, insistió en que
el nivel de empleo depende de la mayor demanda y no de
la reducción de los salarios. 
Apasionado por los temas de la regulación económica,
estudió temas muy diversos: salud y seguridad social, ener-
gía, pobreza (Mesep), servicios públicos... Porque siempre
dijo lo que pensaba, transmitía confianza a las autoridades
gubernamentales, a los colegas y a sus estudiantes. Ya nos
está haciendo falta Manuel.
Manuel Ramírez,
maestro y amigo1

Mauricio Rubio

Al parafrasear y recortar a Brecht, hay hombres que enseñan


un día y son buenos, pero hay los que enseñan toda la vida,
y esos son los imprescindibles.
Acaba de morir un irremplazable que, además, brilló
de manera discreta. Definitivo en la formación de todos
los que lo tuvimos como profesor y orientador, fue relativa-
mente desconocido para quienes no estuvieron expuestos
a su sabiduría, cultura, erudición y sentido común. Como
su influencia fue más directa y verbal que escrita, sus ideas
no tuvieron la difusión que merecían por fuera del círculo
de personas que trabajamos con él. Manuel fue la antítesis
del experto mediático.
Hace unos meses, en un evento conmovedor, nos
reunimos para despedirlo quienes ya sabíamos que se iba
a morir. En ese homenaje a su vida y obra se dijo casi todo
sobre su papel fundamental en el desarrollo de la disciplina
económica en Colombia durante las últimas décadas. Digo

  Tomado de El Espectador, 9 de julio de 2014.


1
310 controversia actual sobre teoría y políticas económicas

casi porque en el recuento de sus aportes no se menciona-


ron dos aspectos definitivos de mi admiración por él.
Sobre uno de ellos, el mismo homenajeado dio la clave
esa noche. Buena parte de su curiosidad infinita, de su afán
por aprender y compartir conocimientos, de su certeza de
que el saber es siempre incompleto, cargado de grises y no
puede ser una aventura individual, vino de su abuela. Fue
ella quien lo introdujo de niño en la lectura de los clásicos.
Una gran virtud de Manuel fue no ser un tecnócrata, ni
simplemente un economista sólido sino un gran humanis-
ta. La microeconomía, el equilibrio general, la econometría
o la teoría de juegos que varias generaciones aprendimos
con él son, en últimas, saberes que se pueden adquirir de
muchas personas. Con muy pocas se obtiene la transmisión
de ciertas destrezas mezcladas con escepticismo sobre esas
habilidades adquiridas. No es fácil encontrar un maestro que
guarde distancia con lo que enseña. Eso requiere mucha
sabiduría por fuera de la propia disciplina.
Otro rasgo inolvidable de Manuel fue su enorme ca-
pacidad para no tomarse en serio, gozar cada momento y
mamar gallo. Uno de los periodos más instructivos de mi
vida fue cuando, como estudiante, luego de haber logrado un
contrato para trabajar unas horas a la semana con el genio
indiscutible de la facultad, pude constatar que el ejercicio
intelectual no era necesariamente un asunto trascendental
de ratón de biblioteca sino que podía ser una especie de
juego permanente, desafiante, incierto, entretejido con
los chismes y la vida cotidiana, apasionante, y en extremo
divertido.
Glosario de siglas

acce Academia Colombiana de Ciencias Económicas


anif Asociación Nacional de Instituciones Financieras
c Sociedad cooptada
Camacol Cámara Colombiana de la Construcción
ccrp Corporación Centro Regional de Población
cede Centro de Estudios sobre Desarrollo Económico
Ceiba Centro de Excelencia en Complejidad
Cenac Centro Nacional de Desarrollo Urbano
Cepal Comisión Económica para América Latina y el
Caribe
cid Centro de Investigación para el Desarrollo de la
Universidad Nacional
Cinterfor Centro Interamericano de Formación Profesional
de la oit
Clacso Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales
Colciencias Departamento Administrativo de Ciencia, Tecno-
logía e Innovación (desde 2009)
cra Comisión de Regulación de Agua Potable y Sanea-
miento Básico
312 controversia actual sobre teoría y políticas económicas

dane Departamento Administrativo Nacional de Esta-


dística
dnp 0Departamento Nacional de Planeación
drae Diccionario de la Real Academia Española
dtcd Departamento de Cooperación Técnica para el
Desarrollo
eaepe European Association for Evolutionary Political
Economy
esap Escuela Superior de Administración Pública
fao Fondo de las Naciones Unidas para la Alimenta-
ción y la Agricultura
fed Sistema de Reserva Federal de los Estados Unidos
Fines Fundación de Investigaciones y Estudios Econó-
mico-Sociales
Fonade Fondo Financiero de Proyectos de Desarrollo
Greco Grupo de Estudios del Crecimiento Económico
Colombiano
onu-Hábitat Oficina Regional para América Latina y el Caribe
del Programa de Naciones Unidas para los Asen-
tamientos Humanos
ic Sociedad ilegal-criminal
idh Índice de desarrollo humano
ied Inversión extranjera directa
Iedes Instituto de Estudios Económicos y de Desarrollo
Social (por su sigla en francés, L´Institut d'Étude
du Développement Économique et Social de
l'Université Paris) 
iemp Instituto de Estudios del Ministerio Público
iica Instituto Interamericano para la Cooperación
Agrícola
ipu Índice de la prosperidad urbana
mit Massachussets Institute of Technology
glosario de siglas 313

mov Microeconomics of Competitiveness de la Univer-


sidad de Harvard, Harvard Business School
nber National Bureau of Economic Research
nc Sociedad no cooptada
ocde Organización para la Cooperación del Desarrollo
Económico
oim Organización Internacional para las Migraciones
oit Organización Internacional del Trabajo
oms Organización Mundial de la Salud
onu Organización de Naciones Unidas
opep Organización de Países Productores de Petróleo
pib Producto interno bruto
pnb Producto nacional bruto
pnud Programa de las Naciones Unidas para el Desa-
rrollo
pnufid Programa de las Naciones Unidas para la Fiscali-
zación Internacional de Drogas 
pnuma Programa de las Naciones Unidas para el Medio
Ambiente
Procomún Corporación Promotora de las Comunidades
Municipales de Colombia
scn Sistema de cuentas nacionales
sena Servicio Nacional de Aprendizaje
Sipri Instituto Internacional de Investigación de la Paz
de Estocolmo
tic Tecnologías de la información y la comunica-
ción
unctad Comisión de las Naciones Unidas sobre Co-
mercio y Desarrollo
wef World Economic Forum
academia colombiana de
ciencias económicas
Miembro del Colegio Máximo de las
Academias Colombianas

Presidente Honorario Carlos Lleras Restrepo (Q.E.P.D.)

Secretario Perpetuo Raúl Alameda Ospina (Q.E.P.D.)

Mesa directiva periodo 2013-20015


Presidente Manuel Ramírez Gómez (Q.E.P.D)
Primer Vicepresidente Julio Silva-Colmenares
Segundo Vicepresidente Rubén Darío Utria
Secretario General Édgar Revéiz Roldán
Canciller Clemente Forero Pineda
Tesorero Edgard Moncayo Jiménez
Director de la Biblioteca Beethoven Herrera Valencia
Director de la Revista Fabio Giraldo Isaza
Fiscal Amylkar Acosta Medina
Miembro honorario

Abdón Espinosa Valderrama

Académicos de número
Amylkar Acosta Medina Cecilia López Montaño
Consuelo Ahumada Beltrán Luis Lorente Sánchez-Bravo
Jesús Arango Cano Absalón Machado Cartagena
Mariano Arango Restrepo Gabriel Misas Arango
Carlos Caballero Argáez Edgard Moncayo Jiménez
Consuelo Corredor Martínez José Antonio Ocampo
Darío Fajardo Montaña Gabriel Poveda Ramos
Clemente Forero Pineda Édgar Revéiz Roldán
Jorge García García Gentil Rojas Libreros
Bernardo García Guerrero Diego Roldán Luna
Fernando Gaviria Cadavid Julián Sabogal Tamayo
César Giraldo Giraldo Eduardo Sarmiento Palacio
Fabio Giraldo Isaza Julio Silva-Colmenares
Alcides Gómez Jiménez Francisco Thoumi
Beethoven Herrera Valencia Antonio José Urdinola
Jaime Jaramillo Uribe Miguel Urrutia Montoya
Roberto Junguito Bonnet Rubén Darío Utria
Bernardo Kugler

Académicos correspondientes
Álvaro Balcázar Vanegas Rafael Posada Torres
Carlos Rodado Noriega Álvaro Montenegro
Carlos Esteban Posada Posada Samuel Jaramillo González
Jorge Iván González Borrero Luciano Mora Osejo
Germán Umaña Mendoza Camilo Aldana Vargas
Salomón Kalmanovitz Jesús Otero Cardona
Iván Hernández Umaña Carlos Martínez Becerra
Juan Camilo Restrepo Diego Fernando Otero Prada
Carlos Humberto Ortiz Luis Hernando Gutiérrez Ramírez
Aurelio Suárez Montoya Alicia Puyana Mutis
Albert Berry, Canadá Carlos Pombo Vejarano
Osvaldo Sunkel, Chile

CEDE CID
Centro de Estudios sobre el Centro de Investigaciones
Desarollo Económico para el Desarrollo
Universidad de los Andes de la Universidad Nacional

Fedesarrollo CIE
Fundación para la Educación Centro de Investigaciones
Superior y el Desarrollo Económicas
Universidad de Antioquia

Académicos fallecidos

Honorarios
Hernán Echavarría Olózaga Hernando Gómez Otálora
Isidro Parra-Peña Armando Samper Gnecco

Numerarios
Raúl Alameda Ospina Hernán Jaramillo Ocampo
Hernando Agudelo Villa Enrique Low Murtra
Antonio Álvarez Restrepo Carlos Lleras Restrepo
Gilberto Arango Londoño Héctor Melo
Jesús Antonio Bejarano Jorge Méndez Munévar
Enrique Caballero Escovar Jorge Navas Pinzón
Germán Colmenares Francisco Ortega Acosta
José Consuegra Higgins Alfonso Palacio Rudas
Alberto Corchuelo Manuel Ramírez Gómez
Homero Cuevas Triana Jorge Ruiz Lara
Lauchlin Currie Joaquín Vallejo Arbeláez
Jorge Child Vélez
Javier Fernández Riva

Correspondientes
Eduardo Arias Osorio Salvador Osvaldo Brand, El Salvador

Oreste Popescu, Argentina Celso Furtado, Brasil


Domingo Felipe Maza Zavala, Venezuela

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