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CORTE NACIONAL DE JUSTICIA

SALA DE LO PENAL, PENAL MILITAR, PENAL POLICIAL Y

TRÁNSITO

JUICIO PENAL: No. 1234-20 12

RESOLUCION: No. 916-2013 - SALA PENAL

PROCESADO: JORGE LLUMIQUINGA TOAPANTA

AGRAVIADO: JOSE MORALES RAMIREZ Y OTROS

RECURSO: CASACION

POR: EXTORSIÓN
3

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~ Dr. Jçrr~ M. Bk:m Ç~rcelén Msc.
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Juicio Penal N°- 1234-2012 Extorsión.

CORTE NACIONAL DE JUSTICIA.- SALA DE LO PENAL, PENAL MILITAR,


PENAL POLICIAL Y TRÁNSITO.
Quito, 15 de agosto de 2013.- a las 11h35.

VISTOS: La Primera Sala Especializada de lo Penal de la Corte Provincial de


Justicia de Pichincha, el 20 de septiembre de 2011, a las 09h03, confirma la
sentencia condenatoria dictada por el Primer Tribunal de Garantías Penales de
Pichincha; que declara al sentenciado Jorge Llumiquinga Toapanta, autor
responsable del delito tipificado y sancionado en el artículo 557 del Código
Penal, imponiéndole la pena atenuada de seis meses de prisión correccional,
quien inconforme con este pronunciamiento interpone recurso de casación.
Aceptado al trámite dicho recurso y habiéndose cumplido con la audiencia oral,
pública y contradictoria que establece el artículo 352 del Código de
Procedimiento Penal, a la que concurrieron: el sentenciado representado por su
defensor el Dr. Víctor Hugo Cevallos, quien fundamento el recurso, el Dr. José
García Falconí representante del señor Fiscal General del Estado; habiéndose
cumplido con el trámite previsto en el artículo 358 del Código de Procedimiento
Penal y siendo el estado de la causa, el de resolver, para hacerlo se considera:

PRIMERO.- JURISDICCIÓN Y COMPETENCIA: El Pleno de la Corte Nacional


de Justicia en sesión de 22 de julio de 2013, integró sus seis Salas
Especializadas, conforme lo disponen los artículos 8 y 9 de la Ley Orgánica
Reformatoria del Código Orgánico de la Función Judicial, publicada en el
Suplemento del Registro Oficial No. 38 de 17 de julio de 2013, que sustituyen a
los artículos 183 y 186 de la misma ley. La Sala Especializada de lo Penal, Penal
Militar, Penal Policial y Tránsito tiene competencia para conocer los recursos de
casación, revisión y los demás que establezca la ley; y, en virtud de lo dispuesto
en los artículos 172 y 184.1 de la Constitución de la República en concordancia
con el artículo 186.1 del Código Orgánico de la Función Judicial, la Corte
Nacional de Justicia, ejerce jurisdicción en todo el territorio nacional, por lo que

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los suscritos, doctores: Jorge M. Blum Carcelén, Vicente Robalino Villafuerte y
Johnny Ayluardo Salcedo, Juez Nacional Ponente y jueces nacionales,
respectivamente, integrados en Tribunal, al tenor de las normas antes referidas,
somos competentes para conocer y resolver el recurso de casación planteado.

SEGUNDO.- VALIDEZ PROCESAL: Examinado el trámite de recurso de


casación, no se observa omisión de solemnidad sustancial alguna que pudiera
invalidar o acarrear su nulidad, por cuanto fue presentado dentro del plazo
establecido en el artículo 350 del Código de Procedimiento Penal, habiéndose
celebrado la audiencia que trata el artículo 352 Ibídem, por lo que este Tribunal
de casación declara la validez de todo lo actuado en este recurso de casación.

TERCERO.- ANTECEDENTES: El 12 de febrero del 2010, llega a conocimiento


de la Fiscalía, el parte policial elaborado por los señores Cbos. William Aguas
Espinosa, Danny Morales Herrera y dos denuncias presentadas por los señores
Juan Carlos Simbaña PuIlay y José Ignacio Morales Herrera, de las que se
desprende que el procesado Jorge Llumiquinga Toapanta, el día 06 de febrero de
2010, se encontraba por el sector del Tejar, de esta Ciudad de Quito, con
uniforme de la Policia Nacional, quien se encontraba asignado a una institucion
Diplomauca y en goce de su licencia con cargo a vacaciones, no obstante al
momento de su detencion se hallaba realizando funciones de agente de transito
y solicitaba dinero a los conductores que cometían infracciones, amenazándoles
de que si no le entregaban lo pedido serían sancionados con prisión de tres días;
y, como evidencia incautaron una identificación policial, el Reglamento General
de la Ley de Tránsito y varios billetes dólares.

CUARTO.- FUNDAMENTACIÓN DEL RECURSO: El recurrente Jorge


Llumiquinga Toapanta, a través del doctor Víctor Hugo Cevallos, fundamentó el
recurso de casación en los siguientes puntos:

Que ha presentado el recurso de casación de la sentencia emitida por la Primera


Sala Especializada de lo Penal de la Corte Provincial de Pichincha, dictada el 20
de septiembre de 2011; ya que en dicha sentencia existen serias contravenciones
a la ley, lo que significa que hay una marcada ilegalidad, pretendiendo evitar que
los jueces inferiores se excedan en sus facultades jurisdiccionales, es decir, que
procura con este recurso, es que se restablezca el imperio de la ley, para que no
se vuelva a soslayar dichas violaciones por los inferiores.

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Se refiere a la sentencia dictada por el Primer Tribunal de Garantías Penales de
Pichincha, porque en virtud de ella es el pronunciamiento realizado por la Primera
Sala Especializada de lo Penal de la Corte Provincial de Pichincha; ya que en la
sentencia de referencia emiten una condena de seis meses de prisión
correccional en contra del señor William Llumiquinga Toapanta porque, a decir
del Tribunal de primera instancia y conforme las reglas de la sana crítica, se ha
probado en derecho tanto la materialidad de la infracción, como la autoría del
procesado; pero al respecto, mencionó textualmente la parte esencial de lo
dicho por el Tribunal: “... no compareció a la audiencia ninguno de los
denunciantes, por lo que sus versiones no han sido probadas...”.

Indicando la defensa, que se trata de una sentencia, basada en un supuesto


imaginario, delito de extorsión, en contra de un miembro de la Policial Nacional, el
cual había requerido e intimidado a dos personas, para que le entreguen
supuestamente 30 dólares y la otra 25 dólares, para no ser detenidas, por una
contravención de tránsito, quienes jamás asistieron a juicio, ni rindieron
testimonio para ratificar o rectificar lo que denunciaron ante la Fiscalía General
del Estado; pero sin embargo de ello el Primer Tribunal Penal de Garantías
Penales de Pichincha, manifestó en sentencia: (...) ANÁLISIS DEL
TRIBUNALC..), Valiéndose de las reglas de la sana crítica y de cada una de las
pruebas presentadas en la audiencia oral pública de juzgamiento y considerando
que para poder emitir una sentencia declarando la culpabilidad o confirmando la
inocencia del procesado; hay que cumplir con dos premisas fundamentales, 1) Lo
manifestado en el Artículo 85 del Código Adjetivo Penal, que expresa claramente
que, la prueba debe establecer la existencia material del delito y la
responsabilidad del acusado; y, 2) La motivación tipificada en el Artículo 76,
numeral 7, literal 1), de la Constitución (...). (...)Partiendo del punto básico que el
hecho fáctico materia de juzgamiento, se trata de extorsión el cual se encuentra
tipificado y sancionado por el Artículo 557 del Código Penal que define como el
acto en el que por intimidación, o simulando autoridad pública, o falsa orden de la
misma, obligue a otro, sin privarle de la libertad personal, a entregar, enviar,
depositar, o poner a su disposición o a la orden de un tercero, cosas, dinero, o
documentos que produzcan o puedan producir efectos jurídicos; hay que
entender, manifiesta la defensa del recurrente, que dentro de la extorsión
encontramos dos elementos primordiales: a) la intimidación, que se ve reflejado

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claramente en los antecedentes de hecho del presente caso, toda vez que el
señor Jorge William Llumiquinga Toapanta intimidó a los ofendidos,
manifestándoles que la infracción que cometieron era susceptible de prisión(...).

Puntualiza la defensa, que la aseveración que hace el Tribunal Primero de


Garantías Penales de Pichincha, es una herejía jurídica pues, si ellos mismos
indicaron que no comparecieron los denunciantes a la audiencia de juicio, para
ratificar allí su denuncia, que es donde exclusivamente debió actuarse la prueba,
cómo pueden entonces hacer tal aseveración los juzgadores.

La defensa da lectura de lo pertinente del fallo del tribunal: b) Que obligue a


poner a su disposición dinero, que en el presente caso se manifestó de manera
directa toda vez que posterior a la intimidación realizada en contra de los
ofendidos, el procesado Jorge William Llumiquinga Toapanta, les manifestó que
les exoneraria de dichas infracciones a cambio de dinero de su parte, señalando
en relación a lo citado, que a lo mejor lo expuesto constan en la instrucción fiscal
y fueron parte de la versión libre y voluntaria que rindieron ante el fiscal de la
causa, pero dentro del juicio no existe prueba alguna para que puedan hacer tal
afirmación.

Destacando, que con su exposicion no esta solicitando que se revise la prueba,


sino mas bien, hace notar que efectivamente jamas existio, ni se practico prueba
alguna que pueda hacer responsable al señor Llumiquinga Toapanta, del delito
por el cual fue juzgado y sentenciado de manera ilegal e inconstitucional, ya que
la misma sentencia del Tribunal Penal dice: (...) hay que entender que el obligar
no solo se puede manifestar con el uso de la fuerza, sino también con la
amenaza de un hecho futuro, con el fin de obtener un beneficio que de manera
lícita no le pertenece, toda vez que una persona atemorizada de algún evento
superviniente y más aún si se trata de la privación de su libertad, se siente
obligada a prestar un favor a la persona de quien recibe la intimidación;
configurándose de esta manera los dos elementos indispensables que configuran
el delito de extorsión, ya que el procesado Jorge William Llumiquinga Toapanta,
intimidó a los ofendidos, obligándolos a dar dinero a cambio de su liberta, señala
la defensa que lo citado procesalmente no se justificó, no se probó que el señor
Llumiquinga haya presionado, intimidado o extorsionado al señor Morales.

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Agrega el Dr. Cevallos, que llama mucho la atención, el fundamento de la
sentencia, dando lectura a la parte que se refiere a la prueba de la Fiscalía, como
es el testimonio del Cabo Patricio Aguas Espinoza quien dijo al Tribunal: ‘que el
día 6 de febrero del 2010, su compañero Danny Xavier Morales Herrera le pidió
que le acompañe al Tejar, porque a su padre lo habían sancionado con una
infracción de Tránsito, lo que significa que el agente aprehensor del señor
Llumiquinga Toapanta es un compañero de la policía, hijo del supuesto
agraviado, quien nunca compareció a la audiencia de juzgamiento a rendir su
testimonio, para ratificar que efectivamente fue víctima de esta extorsión, de tal
manera que el testimonio del señor Aguas rendido en la audiencia de
juzgamiento, de conformidad con el Código de Procedimiento Civil, no tendría
valor alguno.

El otro testimonio en el que se basó el Tribunal Penal y la Sala de la Corte


Provincial para sentenciar, es el rendido por el Cabo de Policía Danny Xavier
Morales Herrera, hijo del supuesto agraviado; y, por último el testimonio de Byron
Marcelo Acuña Mendoza, quien dijo ser perito y que manifestó en lo principal lo
siguiente: que la evidencia analizada consistía en varios billetes, a los cuales se
les verificó la serie, además se encontró una licencia de un vehículo marca Fiat,
color rojo, una tarjeta de identificación del señor Llumiquinga y urta Ley de
Tránsito; la aprehensión se dió en un lugar bastante concurrido, existe un puente
peatonal, la zona es abierta, hay bastante afluencia peatonal, como vehicular;
ante lo cual la defensa manifiesta que con una simple revisión del proceso, se
puede establecer que la referida cadena de custodia nunca existió y que no se
sabe de dónde sacaron los billetes a los que les practicó la pericia, por la sencilla
razón, de que el Tribunal Penal solicitó a la Policía Judicial que remita las
evidencias a la audiencia de juzgamiento y resultó que la Policía Judicial
contestó, que dichas evidencias, jamás ingresaron a dicha dependencia.

Hecha la relación de la sentencia emitida por el Tribunal Penal, la defensa pasa a


referirse a la sentencia de la Sara de la Corte Provincial, indicando que en ella se
hace una larga exposición de la audiencia llevada a cabo ante ella y que en el
considerando Quinto, dice: La existencia de la infracción, así como la
responsabilidad del acusado se ha comprobado con las siguientes pruebas: 1.-
Con el testimonio del Cabo Patricio Aguas Espinoza, quien en lo medular ha
manifestado que el día 6 de febrero de 2010, su compañero Danny Xavier

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Morales Herrera le ha pedido que lo acompañe al Tejar, porque a su padre le
habían dado una infracción de tránsito. 2.- Con el propio testimonio del Cabo de
Policía Danny Xavier Morales Herrera, quien con juramento de ley ha
manifestado: que el día de los hechos ha recibido una llamada del señor José
Ignacio Morales, quien ha sido sujeto de una infracción y que por ese motivo un
agente policial le ha amenazado que iba a ser detenido, por cometer dicha
infracción, insistiendo la defensa que el señor Morales, es el hijo del supuesto
agraviado y que tiene tal calidad de supuesto porque jamás compareció a juicio.
3.- El testimonio del señor Byron Marcelo Acuña Mendoza, quien hizo de perito,
pero ni siquiera se le puso a la vista el informe pericial, para que se ratifique o no
en el mismo, tampoco indicó quien le entregó las supuestas evidencias, con el
hecho adicional, de que el momento en que se detuvo al señor Llumiquinga se le
encontró 30 dólares en el bolsillo; pero posteriormente, aparecen ciento y pico de
dolares, sobre los que se hizo la pericia, pero que jamas ingresaron, en cadena
de custodia a la bodega de la Policía Judicial. Finalmente el testimonio rendido
por el acusado, señor Jorge William Llumiquinga Toapanta, les sirvió de premisa
tanto al Tribunal Penal como a la Corte Provincial para sentenciarlo, pese a que
en dicho testimonio no acepta el cometimiento de ninguna contravencion,
infraccion o delito

Hace mencion la defensa al considerando sexto de la sentencia impugnada que


dice: En el desarrollo de la audiencia el acusado Jorge William Llumiquinga
Toapanta, no ha aportado prueba idónea para desvanecer su culpabilidad,
preguntándose la defensa el por qué el acusado es el que tenía que aportar la
prueba de su inocencia, lo que significa que se está revirtiendo la carga de la
prueba, ya que la carga de la prueba le correspondía a la Fiscalía, es decir,
presentar las pruebas suficientes, por no existir acusación particular.

Además, la Primera Sala de la Corte Provincial, tomó como prueba para ratificar y
sentenciar a su defendido los testimonios de descargo presentados por él, esto
es los testimonios de José David Méndez Lara, Luis Armando Uvilla y Angelita
Nacimba Caiza y la prueba documental consistente en los certificados de los
Juzgados y Tribunales de Pichincha, de los que se desprende que no tiene
causas pendientes en su contra.

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Concluye la defensa acotando, que de la revisión de la sentencia recurrida se
puede encontrar que se ha sentenciado a una persona violando toda ley existente
en el país y lo que es más, la Carta Magna, detallando las normas violadas;
como son los artículos 4, 79, 80, 83, 85, 86, 89, 91, 129, 143, 309 numerales 2 y
5, 588, 1565 último inciso del Código de Procedimiento Penal; 216 numeral 2 del
Código de Procedimiento Civil (ley supletoria, porque los testimonios rendidos en
contra de su defendido son parcializados); 76 numerales 4 y 5, 82, 169 y 426 de
la Constitución de la República y recalca, que es conocido por todos, que el
recurso de casación procede cuando de manera evidente el Tribunal juzgador
hubiere dado valor de prueba a actuaciones a las que no debió dárselas, es más,
solo pide que se verifique la prueba por parte del Tribunal de Casación, ya que el
procesado fue sentenciado de manera irregular e inconstitucional, por cuanto no
debió haberse dado paso a una sentencia condenatoria, sin que exista o medie
prueba alguna en su contra, lo que quiere decir que el Tribunal juzgador
inobservó los principios de legalidad, la concentración y pertinencia de la misma,
sentenciando a un inocente, sin prueba de ninguna naturaleza, por lo que, de
conformidad con el artículo 358 del Código Adjetivo Penal, solicita se admita el
recurso y se enmiende la violación a la ley, ratificando el estado de inocencia del
sentenciado Jorge William Llumiquinga Toapanta.

QUINTO.- CONTRADICCIÓN DEL RECURSO: La Fiscalía General del Estado


representado por el doctor José García Falconí, señaló:

Que el Primer Tribunal de Garantías Penales de Pichincha con fecha 15 de abril


de 2011, dicta sentencia debidamente motivada en la que señala que existe con
certeza la existencia del delito tipificado y sancionado en el artículo 557 del
Código Penal y la responsabilidad del acusado Jorge Llumiquinga Toapanta
(policía) y le impone la pena de seis meses de prisión correccional, pero sin
señalar el pago de daños y perjuicios, conforme es obligatorio, en atención al
artículo 78 de la Constitución de la República y 309.5 del Código de
Procedimiento Penal.

Que de dicha sentencia el procesado apela y la Primera Sala de lo Penal de la


Corte Provincial de Justicia de Pichincha, con fecha 20 de septiembre de 2011,
confirma en todas su partes la sentencia antes mencionada, es decir, que existe
la doble sentencia conforme condenatoria y que de la sentencia antes
mencionada se interpone recurso de casación, por parte del procesado Jorge
Lluniiquinga Toapanta, indicando el señor Fiscal que es de conocimiento general,
que en el sistema penal ecuatoriano existe dos clases de recursos
extraordinarios: el primero es el recurso de revisión en el cual el Tribunal tiene la
obligación de revisar todo el proceso para corregir los errores de hecho, cuando
se han cometido errores judiciales condenando a una persona inocente; y, el
recurso de casación, que es el caso materia de la audiencia, con el cual se
corrigen errores de derecho que se han cometido en la sentencia.

Que el artículo 349 del Código de Procedimiento Penal, dispone: “El recurso de
casación será procedente para ante la Corte Nacional de Justicia, cuando en la
sentencia se hubiera violado la ley, ya por contravención expresa de su texto, por
indebida aplicación, o por errónea interpretación , recalcando que el recurso
de casación es un enfrentamiento entre la sentencia y la ley y, en este caso entre
la sentencia dictada por la Primera Sala de lo Penal de la Corte Provincial de
Justicia de Pichincha y la ley, a fin de analizar si en dicha sentencia se violó la
ley; y, como la doctrina lo ha señalado y también la Corte Nacional de Justicia, en
múltiples fallos, es un recurso extraordinario y eminentemente técnico, en el que
el casacionista debe señalar que ley se violo, la forma en que se violo y, como
esa violacion de la ley influyo en la sentencia, de tal modo que la defensa debio
justificar y señalar las antinomias que se cometieron, el principio de ponderacion,
el principio de proporcionalidad y el principio de racionalidad, todo lo que hace
muy complicado la presentación de un recurso de casación y, más aún, cuando el
inciso segundo del artículo 359 citado dice: “No serán admisibles los pedidos
tendientes a volver a valorar la prueba.”, lo que tiene su razón de ser porque
como ya se dijo la casación es un recurso extraordinario y no un recurso de
tercera instancia y que, la exposición de la defensa del recurrente no ha sido más
que un alegato de tercera instancia.

Agrega el señor fiscal, que muchas sentencias de la Corte Constitucional, tienen


fuerza vinculante, en las que se manifiesta de manera categórica que los señores
jueces del Tribunal de Casación, no tienen la facultad de volver a valorar las
pruebas, porque, en atención a los principios de inmediación y de concentración,
señalados en los artículos 168.6 de la Constitución de la República y 18 del
Código Orgánico de la Función Judicial, esa facultad es exclusiva de los jueces
de primer nivel, de tal modo que no procede volver a valorar la prueba, que es a

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lo que se refirió prácticamente el alegato del doctor Víctor Hugo Cevallos, a
nombre de su defendido Jorge Llumiquinga Toapanta.

Hace hincapié el Fiscal sobre los artículos 158 y 163 de la Constitución de la


República del Ecuador, que señalan la misión del policía, dando lectura: “. Las
fuerzas armadas y la policía nacional son ¡nstituciOl7es de protección de los
derechos, libertades y garantías de los ciudadanos... la protección interna y el
mantenimiento del orden público son funciones privativas del Estado y
responsabilidad de la policía nacional... las servidoras y servidores de las fuerzas
arn7adas y la policía nacional se formarán bajo los fundamentos de la democracia
y derechos humanos y respetarán la dignidad y los derechos de las personas, sin
discriminación alguna y con apego irrestricto al ordenamiento jurídico...
señalando la Fiscalía General, que considera que no se ha fundamentado el
recurso de casación interpuesto por el acusado policía Jorge William Llumiquinga
Toapanta, razón por la que pide se deseche dicho recurso, se devuelva el
proceso al Tribunal a quo para que se dé cumplimiento a la sentencia y, además,
se case de oficio en atención a lo señalado en la última parte del artículo 358 del
Código de Procedimiento Penal, imponiéndole la reparación integral a la víctima,
conforme también lo dispone el artículo 309.5 de la norma legal antes citada.

RÉPLICA.- El recurrente a través del doctor Víctor Hugo Cevallos, manifestó:


“Que el doctor José García Falconí, ha referido que el Tribunal y la Primera Sala
de la Corte Provincial han impuesto una sentencia, porque han verificado con
certeza el cometimiento del delito tipificado en el artículo 557 del Código de
Procedimiento Penal, por parte del señor Llumiquinga; que el señor Llumiquinga
Toapanta, es policía nacional, pero nadie ha probado, hasta el momento, que es
el responsable y, nadie ha justificado que el señor extorsionó”.

Afirma la defensa, que no se ha pedido en ningún momento que se analice la


prueba, sino que se ha sentenciado sin prueba alguna, lo cual es violación a la
ley; y en todo caso no tiene asidero legal alguno la petición formulada en la parte
final por el doctor José García Falconí, porque en el caso no consentido, que no
se admita o no se case la sentencia, no podría empeorarse la situación del
procesado.

SEXTO.- ANÁLISIS DEL TRIBUNAL DE LA SALA: Para la procedencia del


recurso de casación en el ámbito penal, es imprescindible que en la

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fundamentación se determinen con certeza os cargos o errores de derecho
incurridos en la sentencia impugnada, vale decir, que se especifique cual es la
violación de la norma, en cualquiera de las hipótesis establecidas en el artículo
349 del Código de Procedimiento Penal, ya que la violación del precepto, no debe
buscarse en la parte motivada de la sentencia, sino en la parte dispositiva, que es
la que contiene la decisión definitoria.

De otro lado, es necesario destacar que la casación, no es un recurso ordinario y


no está en la esfera de las facultades del Tribunal, el efectuar una nueva
valoración del caudal probatorio, ni de volver analizar las argumentaciones
jurídicas, sostenidas por los sujetos procesales durante la sustanciación del
proceso.

Su normativa, tiene por objeto corregir los errores de derecho que pudiera incurrir
el Tribunal Ad-quem en la sentencia atacada, por lo que constituye un recurso
extraordinario de control de la legalidad y del error judicial en los fallos de
instancia, como lo señala el artículo 10, inciso segundo del Código Orgánico de la
Función Judicial, debiendo limitarse a examinar si en la sentencia existe ‘errores
de derecho’ para corregirlos, cuando la sentencia recurrida ha violado la ley a)
por contravenir expresamente a su texto, b) por haberse realizado una falsa
aplicacion de ella, y, c) por haberla interpretado erroneamente Ya que la primera
circunstancia implica contrariar su contenido y al hacerlo sería una violación
directa.- La segunda, la falsa aplicación, puede darse aplicándola en un caso que
no le corresponde y la tercera, sobre la interpretación errónea, podría dar lugar a
ir más allá del contenido de la norma, contrariando su espíritu, su alcance,
originándose un falso raciocinio.

Para el profesor JORGE CLARIA OLMEDO, “se trata de una apelación


devolutiva, limitada en su fundamentación a motivos de derecho. Estos motivos
pueden ser tanto de juicio como de actividad: in iudicando como in procedendo.
De aquí que quedan excluidas todas las cuestiones de hecho sobre el mérito- el
in iudicando in factum-, en cuanto a su fijación ya la apreciación de la prueba”.1.

Vale decir que los motivos pueden ser clasificados como vicios de actividad
valorativa, volitiva y crítica que realiza el juez cumpliendo con el juicio lógico, pero
el error en que incurra pueden traducirse en un vicio in procedendo en la

‘casación penal, Enciclopedia Juridica Ornaba, tomo II, p. 806 y siguientes.

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motivación de la sentencia, o en un vicio in iudicando cuando no obstante la
corrección formal del fallo existe error en la decisión de fondo del asunto. En
ambas situaciones la ley se interpreta para aplicarla: la ley sustantiva para
aplicarla in iudicando, al juzgar; la ley procesal para aplicarla in procedendo,
sobre el proceder; por lo que este Tribunal, debe examinar si existen errores de
derecho en la sentencia atacada.

Dentro de los aspectos jurídicos tenemos que la Constitución de la República,


configura un Estado constitucional de derechos y justicia, en el que su deber
primordial es garantizar el goce de los derechos establecidos en la Constitución
sin discrimen, asegurando el cumplimiento de las garantías básicas del debido
proceso que incluyen en la facultad de impugnar las decisiones judiciales, a
través de los recursos previstos por la ley.

Este Tribunal establece, que efectivamente existe un error constitucional, en el


sentido de que en el considerando sexto de la sentencia, formulan una
consideración inversa sobre la carga de la prueba, que dice: “En el desarrollo de
la audiencia el acusado William Llumiquinga Toapanta, no ha aportado prueba
idónea para desvanecer su culpabilidad (...)“, lo que constituye una flagrante
violación al principio de inocencia, al referirse equivocadamente que la carga
probatoria le correspondía al procesado, solo por el hecho de haber presentado
prueba de descargo. Esta forma de examinar las actuaciones procesales vulnera
toda la hermenéutica jurídica, así como atenta contra uno de los pilares en los
que se sustentan las normas del debido proceso, que no esta permitido en un
régimen constitucional de derechos y justicia.

El estado jurídico de inocencia, que consagra la Constitución, en el articulo 76


numeral 2, manifiesta: “se presumirá la inocencia de toda persona y será tratada
como tal, mientras no se declare su responsabilidad mediante resolución firme o
sentencia ejecutoriada”, ya que al referirnos a este principio de inocencia, la
Corte Interamericana de Derechos Humanos, dentro del Caso José Maqueda
contra la República de Argentina, informe N° 12/96, caso 11.245, manifestó que:
“este principio construye una presunción a favor del acusado de un delito, según
e/ cual éste es considerado inocente mientras no se haya establecido su
responsabilidad penal mediante una sentencia firme. El contenido de la
presunción de inocencia exige que, la sentencia de condena y por ende, la

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aplicación de una pena, solo puede estar fundada en la certeza del Tribunal que
fa/la acerca de la existencia de un hecho punible atrbuible al acusado...,
con forme a las normas internacionales, el acusado debe ser considerado
inocente hasta que se pruebe su culpabilidad

Comentando este taMo, el tratadista Alberto Bovino manifiesta: “La exigencia


impide que se trate como culpable a la persona solo sospechosa de haber
cometido una conducta delictiva, sin importar el grado de verosimilitud de la
sospecha, hasta que un tribunal competente no pronuncie una sentencia que
afirme su culpabilidad e imponga una pena (...), el Comité de Derechos Humanos
de Naciones Unidas, entiende, que el principio de inocencia obliga al Estado a
demostrar la culpabilidad del imputado, respetando las garan tías del
procedimiento que protege su equidad e imparcialidad y ha desarrollado el
sentido de la presunción contenida en el Pacto Internacional de Derechos Civiles
y Políticos expresando que en la presuncion de inocencia, la carga de la prueba
recae sobre la acusación y el acusado tiene el beneficio de la duda; no puede
suponerse a nadie culpable a menos que lo haya demostrado la acusación, fuera
de toda duda razonable; además, la presunción de inocencia implica el derecho a
ser tratado de conformidad con este pnncipio, por lo tanto, todas las autondades
publicas tienen la obligacion de no prejuzgar el iesultado de un proceso “Por lo
citado anteriormente no se le puede imputar al acusado la carga de probar su
inocencia; cuando ésta se presume inici&mente como cierta hasta que se
demuestre lo contrario, de donde se infiere que la actividad probatoria o carga
probatoria corresponde a los acusadores y que toda acusación debe ir
acompañada de la probanza de los hechos.

La Constitución reconoce la calidad de PERSONA INOCENTE y además, el no


obligarle hacer nada para demostrarlo, o sea ésta persona no tiene en absoluto
que probar su inocencia, le basta y le sobra la pasividad más absoluta, por ello
constituye en la garantía procesal de mayor importancia (...), y al presentar el
procesado, certificados de honorabilidad, no esta asumiendo su responsabilidad
del acto ilícito que se juzga, mas bien son derechos que tienen las personas para
presentar en el juicio pruebas de descargo, que los permite el debido proceso,
como lo señala el artículo 76 de la Constitución de la República: “en todo
Proceso en el que determinen derechos y obligaciones de cualquier orden, se
asegurara el derecho al debido proceso que incluirá las siguientes garantías

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básicas: (...) 2.- se presumirá la inocencia de toda persona y será tratada corno
tal, mien tras no se declare su responsabilidad mediante resolución fiiirie o
sentencia ejecutoriada”.2

Corno señala Luigi Ferrajoli; “se constituye en todo un n7odelo garantista, para el
derecho y, por tanto, los derechos no solo tienen vigencia y validez formal, sino
vigencia y validez material, de manera que la forma y la sustancia se
correspondan en la realidad, lo cual implica que los llamados derechos
fundamentales tengan todo un sistema de garantías que atraviesa a todo el
Estado en sus diversas funciones y en todo su actividad, de tal manera que el
énfasis final supone el encuentro de la libertad y la igualdad, pero no solo en la
forma, sino en la materialidad, lo cual implica, a su vez, la construcción de una
nueva sociedad, basada en un nuevo modelo de desarrollo y por lo mismo, una
nueva den7ocracia social, cuyo cimiento solidario y humanista es la ley del débil”.

El Tratadista Claria Olmedo, respecto al Principio de inocencia, manifiesta:


“Mientras no sean declarados culpables por sentencia firme, los habitantes de la
Nación gozan de un estado de inocencia, aún cuando con respecto a ellos se
encuentra abierto causa penal y cualesquiera sea el proceso de la causa. Es un
estado del cual se goza desde antes de iniciarse el proceso y durante todo el
periodo cognoscitivo de este (•~•)~‘3~ Esta garantia es propia de un estado de
derecho y forma parte del sistema de enjuiciamiento que tenemos, es decir, del
sistema acusatorio, dentro del cual la carga de la prueba recae sobre el Estado
(Fiscalía General del Estado), ente que debe demostrar, la materialidad y
culpabilidad de las personas, quienes no deben demostrar su inocencia como
ocurría en el sistema inquisitivo y se repite erróneamente en la sentencia
examinada.

Esta Garantía constitucional y procesal, implica para el procesado de un hecho


delictivo, la inversión de la carga probatoria, ya que es el acusador quien deberá
demostrar mediante la prueba actuada en la audiencia de juicio la existencia de la
materialidad y culpabilidad del acusado para hacer cesar a través de dichas

2 De lo transcrito se colige que el derecho a la presunción de inocencia, debe ser considerada como tal, antes y durante el proceso, ya

que solo mediante una sentencia en firme, se puede determinar si mantiene ese estado o si, por el contrario, se declara culpable;
mientras ello no ocurra, es inocente. Esta garantía es la más importante entre las garantías constitucionales.

‘Ciaría Olmedo, en su obra Tratado de Derecho Procesal Penal, Tomo 1, pág. 230.

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pruebas la garantía de inocencia, que se relaciona con los principios de legalidad
y el principio acusatorio propio del sistema penal actual.

El principio Onus Probandi, establece que recae sobre el Estado la carga


probatoria, tendiente a demostrar la existencia de la infracción y la
responsabilidad penal; el acusado no tiene la obligación de probar su inocencia,
dado que goza de una situación jurídica que no necesita ser construida, sino todo
lo contrario, el Estado debe presentar la prueba para que la presunción de
inocencia se desvanezca.

Además del error constitucional antes citado, la sentencia examinada, también


adolece de violaciones a la ley adjetiva penal, pues en la sentencia claramente se
indica que no comparecieron a la audiencia de juzgamiento ninguno de los dos
denunciantes, pero sin embargo dictan sentencia condenatoria, sin existir prueba
de cargo, ya que jamas existio, ni se practico prueba alguna que pueda hacer
responsable al señor Llumiquinga Toapanta, del delito de extorsión por el que fue
juzgado y sentenciado de manera ilegal e inconstitucional, se establece, que
efectivamente existe un error de derecho, por la indebida aplicación del artículo
557 del Codigo Penal, ya que para poder establecer la culpabilidad del procesado
se debe presentar la prueba que permita comprobar, con certeza, la existencia
material del delito y su responsabilidad, lo que en el presente caso no ha
sucedido, por cuanto ha criterio de este Tribunal de Casación, no existe prueba
de cargo suficiente para justificar la materialidad de la infracción y culpabilidad del
procesado, por lo que también existe errónea interpretación del artículo 86 del
Código de Procedimiento Penal, porque dichas actuaciones, no han sido
analizadas adecuadamente a la luz de la sana crítica”, sin embargo, han tomado
como prueba, cuando en realidad constituyen simples versiones, los mismos que
no concurrieron a la audiencia de juzgamiento, por la cual se determina que
existe una violación de derecho; ya que para establecer que constituye prueba
debe ser pedida, presentada y actuada en la audiencia de juzgamiento, para que
aplicando los principios de inmediación y contradicción se obtenga la certeza de
que los hechos se ensamblan en un tipo penal concreto que no ha existido, ya
que los juzgadores para emitir sentencia de condena debían tener la prueba de la
materialidad de la infracción y de la culpabilidad del procesado, que no consta de
la sentencia, por lo que el Tribunal debía emitir sentencia reconociendo el estado
de inocencia del procesado.

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SÉPTIMO.- RESOLUCIÓN: En el presente caso no existe prueba alguna que
conlleve a la existencia material del hecho delictivo, y como consecuencia de ello
tampoco existe nexo causal que justifique que el procesado Jorge Llumiquinga
Toapanta, sea el responsable de la ejecución del supuesto delito de extorsión.
Por las consideraciones antes expuestas, este Tribunal de la Sala Penal de la
Corte Nacional de Justicia, “ADMINISTRANDO JUSTICIA EN NOMBRE DEL
PUEBLO SOBERANO DEL ECUADOR Y POR AUTORIDAD DE LA
CONSTITUCIÓN Y LAS LEYES DE LA REPÚBLICA”, de conformidad con el
artículo 358 deI Código de Procedimiento Penal, declara procedente el recurso
interpuesto, al considerar que existe violación constitucional y legal en la
sentencia recurrida y por unanimidad CASA la sentencia emitida por la Primera
Sala Especializada de lo Penal de la Corte Provincial de Justicia de Pichincha y
declara el estado de inocencia del procesado Jorge Llumiquinga Toapanta.
Revocándose todas las medidas cautelares que pudieran existir en su contra.
Actué la Dra. Martha Villarroel Villegas, en calidad de Secretaria Relatora
encargada. Notifíquese, Devuélvase y Cúmolase.

nny Ayluardo 5
JÜEZ NACION

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Dra. Martha ViII;


SECRETARIA RELATORA (e)

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