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CENTRO DE HISTORIA

DE ENVIGADO
“JOSÉ MANUEL RESTREPO Vélez”

PERSONAJES DE ENVIGADO

EN EL SIGLO XX

HISTORIA BIOGRÁFICA

2009
Personajes Autor del artículo

AGUDELO BOHORQUEZ Carlos Enrique Jurado


BERNARDO Giraldo
ARANGO MONTOYA Carlos Enrique Jurado
FRANCISCO Giraldo
José Fernando Flórez
ARANGO PEREZ DÉBORA
Álvarez
BOTERO BARRERA
Rocío Agudelo Salinas
HERNANDO
Carlos León Gaviria
CANO VILLEGAS LUIS
Ríos
Pedro Nel García
CAÑAS RESTREPO ELADIO
Arroyave.
CORREA ESTRADA Blanca Ruth Álvarez
ADELAIDA González
CEBALLOS URIBE MARÍA Rocío Agudelo Salinas
FERNANDEZ MONTOYA Blanca Ruth Álvarez
CAROLINA González
Blanca Ruth Álvarez
FRANCO VÉLEZ JORGE
González
GARCÉS ESCOBAR Blanca Ruth Álvarez
SACRAMENTO González
Elizabeth Redondo
GARCÉS LONDOÑO PASTOR
Benítez
GONZÁLEZ ARANGO Carlos Enrique Jurado
ANTONIO JOSÉ Giraldo
GONZALEZ OCHOA Demetrio Quintero
FERNANDO Quintero
HOYOS GALLO MARTÍN J. Jairo Hoyos Ochoa
JARAMILLO RESTREPO Francisco Madrid
JULIO CESAR Quiroz
LONDOÑO OCHOA CARLOS Amelia Sánchez D.
MARIO Edgar A. Montoya
MADRID QUIROZ Henry Gallo Flórez
FRANCISCO
MEJÍA BUSTAMANTE JESÚS José Fernando Flórez
MARÍA Álvarez
Luis Alberto Restrepo
MEJÍA MONTOYA ALFONSO
Mesa
MESA JARAMILLO JOSÉ Amelia Sánchez
MARÍA Durango
MEZA Y POSADA SAMUEL Luis Alberto Restrepo
ARTURO Mesa
MONTOYA ARBELÁEZ
Miguel Peláez Posada
GERMÁN
RENDÓN CARMONA Luis Alberto Restrepo
ISRAEL Mesa
RESTREPO BOTERO PEDRO Elizabeth Redondo
LUIS Benítez
RESTREPO MOLINA Luis Alberto Restrepo
FRANCISCO Mesa
SANTAMARÍA LUIS Rocío Agudelo Salinas
SANTAMARÍA RESTREPO Blanca Ruth Álvarez
AURORA González
SANTAMARÍA VASCO
Henry Gallo Flórez
PEDRO PABLO
URIBE PALACIO JESÚS Henry Gallo Flórez
VANEGAS MONTOYA Gustavo Montoya
RUBÉN DARÍO Marín
Luis Alberto Restrepo
VÁSQUEZ MEJÍA ESTEBAN
Mesa
VÉLEZ BARRENECHE Edgar Antonio Aparicio
MARCELIANO Montoya
Alfonso Restrepo
VÉLEZ ESCOBAR SANTIAGO
Londoño
Francia Marieta Garcés
VÉLEZ GÓMEZ PACOMIO
Giraldo
VILLEGAS GIRALDO
Martín Hoyos Gallo
EUGENIO
VILLEGAS LÓPEZ PABLO Pedro Alonso Rivera B.
PRÓLOGO

En mi carácter de primera autoridad de nuestra


querida Ciudad Señorial de Antioquia, saludo con especial
alborozo la publicación de este libro sobre “Personajes de
Envigado en el siglo XX”, con la absoluta convicción de
que este esfuerzo de la Administración Municipal y del
Centro de Historia, será positivamente recibido por toda la
ciudadanía, porque el rescate de los valores del ayer en no
sólo constituye un signo de gratitud para el encomiable
periplo de quienes han contribuido a forjar la grandeza de
nuestro terruño sino que constituye, sin lugar a dudas, un
motivo de acicate para que las nuevas generaciones sigan
esos ejemplos de laboriosidad y rectitud.
Refiriéndose a Envigado, el inolvidable galeno
Francisco Restrepo Molina, afirmó:
“Qué admirable ha sido este rincón de la patria
colombiana, este pueblo que, en sus albores, en época
colonial, se perfiló y descolló porque sus talentos, que
más tarde habrían de ser sillares y piedras angulares de
la república naciente, hasta llegar a constituir uno de los
núcleos más históricos de la nacionalidad, pues a lo largo
de la evolución histórica brilló y dejó estela luminosa en
todos los campos de la ciencia, las artes y del humanismo:
historia, filología, literatura, ciencias naturales,
sociología, en connubio indisoluble, se dieron cita para
esculpir una organización indestructible ante los embates
de las fuerzas que hacen veleidosa toda humana
empresa”.
Al repasar los perfiles biográficos consignados en
esta obra, no podemos menos que sentir el orgullo
patriótico que nos inspira las ejecutorias de estos
distinguidos ciudadanos y ciudadanas, que con grandeza
de miras, desprendimiento personal y nobles acciones,
pusieron el nombre de Envigado muy en alto en el
discurrir de nuestra convulsionada historia como nación.
Al despuntar el siglo XX, encontramos al General
y abogado Marceliano Vélez predicando la conveniencia y
la concordia entre nuestros partidos tradicionales hasta
lograr que se aprobara la reforma constitucional de 1910,
donde la Carta Política de 1886 adquirió un carácter más
democrático y brindó reales garantías a todos los
colombianos para participar, en igualdad de condiciones,
en la definición del rumbo de Colombia como república.
Luego, aparece el periplo vital del educador José
María Mesa Jaramillo, primer Secretario de la Academia
Antioqueña de Historia, quien dedicó su vida a recopilar y
difundir los hechos y personajes de nuestra comarca
aprovechando su condición de Director de Archivos del
Departamento.
Más tarde nos encontramos con la figura
inolvidable del Maestro de Otraparte, el Filósofo de la
Autenticidad, Fernando González Ochoa, mostrándonos su
peculiar visión de la vida y del cosmos, que le mereció ser
candidatizado al Premio Nobel de Literatura.
Y no podía dejar de mencionar a la Pintora Débora
Arango, cuyo nombre brilla con luz propia en la
constelación de los Grandes de Envigado, haciendo honor
a nuestras mujeres, imprimiéndole el sello de su rebeldía y
pasión por la justicia, que marcó un hito imborrable en la
plástica latinoamericana.
Todos ellos, al lado de otros 34 ilustres
envigadeños y envigadeñas, reciben el reconocimiento en
estas páginas que pretenden exaltar estos paradigmas de la
ciencia y la virtud, que con su accionar no sólo sirvieron
bien a esta comunidad social sino que fueron dignos
sucesores de nuestros mayores.
Observando la rutilante constelación de personajes
de Envigado, en los siglos XVIII, XIX y XX, quienes hoy
tenemos el privilegio de contarnos entre sus dirigentes no
podemos menos que sentirnos intimidados por el reto de
seguir llevando con dignidad la antorcha.
Hoy, mirando con optimismo el presente, creemos
que avanzamos con seguridad en la tarea común de
construir un Envigado más seguro y más amable.
Tenemos la confiada esperanza que nuestra
juventud, pese a los peligros y desafíos de la modernidad,
sabrá valorar y seguir la senda que han recorrido nuestros
ancestros, participando, en forma activa, en la empresa de
hacer de Colombia una nación más justa, más solidaria y
más acogedora para todos.
De Grandezas y de Sabios llevamos la heredad…
Que el Supremo Hacedor nos de la fortaleza suficiente
para seguir adelante, cosechando los bienes del
conocimiento, la ética y el progreso.

José Diego Gallo Riaño


Alcalde Popular de Envigado.
PRESENTACIÓN

Envigado, como la mayoría de las poblaciones de


Antioquia, fueron construidas por hombres y mujeres que
llevaban en sus genes el espíritu emprendedor dado por
una mezcla de razas pujantes y luchadoras. Es así como la
mayor riqueza de éste poblado fueron sus gentes que
vinieron a hacer de él uno de los más distinguidos y más
caracterizados dentro del amplio panorama del País Paisa
y de Antioquia La Grande. Por ello hoy en día se le
reconoce como uno de los municipios que ha dado más
eminentes ciudadanos en todos los ámbitos de la cultura y
en el servicio a la Patria.

De sus lares, han salido ilustres hombres públicos,


militares para la defensa de la Nación, de las leyes y de las
ideas políticas, educadores, grandes pensadores, médicos,
científicos, escritores, poetas, artistas, forjadores en lo
civil y en lo cultural, toda una pléyade de personajes para
crear la historia del municipio y en parte la del país
mismo.

Este libro, es y será un reconocimiento a las


labores y ejecutorias de estas personas que con su
sapiencia y esmero lograron dejar huella para ser mostrada
a las futuras generaciones de envigadeños y envigadeñas.
En él encontrarán los lectores, una serie de personajes que
hicieron parte de la vida del Envigado durante el siglo XX.
- No son todos los que están, ni están todos los que son. –
Faltan con seguridad muchas personas que al igual que
otros de los aquí presentados, han tenido méritos para
estar representes en estos escritos y deberían hacer parte
de este rosario de personajes ilustres, pero la extensión del
libro no nos ha permite abarcarlos a todos, y tan sólo se
han escogido algunos, para dar una muestra de los valores
individuales de aquellas personalidades que nacieron o
hicieron su estancia de vida para la cultura en el Envigado
del anterior siglo.

Podemos encontrar en este libro, una serie de


personajes que se desempeñaron según su profesión u
oficio con gran tino, y dieron lustre a su municipio.
Enumerar a cada uno sería largo y por ello dejamos que el
lector se haga una idea de cada uno de ellos, algunos para
recordar, otros para conocerlos mejor, otros tal vez
olvidados o desconocidos, pero todos muy importantes. Se
busca con esta compilación, dar a conocer lo más
destacado de cada uno de los protagonistas sin
ampulosidad y más como una fuente primaria para los
iniciados en estos estudios biográficos. Igualmente, se
trata de una publicación para el conocimiento de
estudiantes y profesores del Municipio, que en ella
encontrarán datos de utilidad y conocimientos en lo
relacionado con los aspectos cívicos y culturales para
tenerlos presentes en sus cátedras o en el aprendizaje de
los valores que han trasegado en el discurrir de nuestra
comunidad social.

Hemos creído, al hacer esta selección, poder


mostrar una sinopsis, es decir, una síntesis de las vidas y
obras de los personajes más representativos en lo cultural
o de aquellas personas que fueron conocidas por haberse
destacado en alguna rama del saber y que hayan aportado
sus conocimientos en bien de las gentes del municipio o
sus logros hayan repercutido en beneficio de un mayor
mérito para la Ciudad. Tal es el caso de algunos de los
aquí descritos en sus mini-biografías, quienes
residenciaron poco en su terruño de nacimiento, pero que
dieron gloria con sus ejecutorias a su patria chica, como
fueron los ilustres militares, General Marceliano Vélez
Barreneche y el Coronel Luis Alfonso Garcés Ochoa, o los
de el jurista Carlos Mario Londoño Mejía o el Sacerdote
Rubén Darío Vanegas Montoya que aún vive y ejerce su
vicariato apostólico. Igual que este último, se encuentran
habitando entre nosotros personajes descritos como son el
Maestro Francisco Madrid Quiroz, pintor de gran
renombre y el Médico Hernando Botero Barrera, único
fundador del Centro de Historia que aún nos acompaña; de
quienes estamos altamente orgullosos por tener el cariño y
el aprecio de todos los ciudadanos envigadeños y a la
fecha gozan de buena salud.

No falta en esta muestra de insignes personajes, las


representantes de las mujeres envigadeñas, tanto en lo
cultural como dadas en su ejemplo de constancia y
abnegación. La gran pintora Débora Arango Pérez, quien
nos hizo conocer del mundo artístico a escala mundial; las
educadoras Aurora Santamaría Restrepo, María Ceballos
Uribe, Carolina Fernández Montoya, Adelaida Correa
Estrada; todas ellas dadoras de su genio y conocimientos
en bien de la educación y creadoras de futuras
generaciones para el servicio de la sociedad y de sus
congéneres.

Igual que las anteriores, podemos nombrar


beneméritos educadores en las personas de Don Jesús
Uribe Palacio, Don Bernardo Agudelo Bohórquez, quienes
fueron también Presidentes por varios períodos del Centro
de Historia. Y como benefactores de las gentes de
Envigado, no podemos olvidarnos de los médicos, Dr.
Jorge Franco Vélez, gran escritor, de los doctores
Francisco Restrepo Molina, Israel Rendón Carmona o de
nuestro insigne Dr. Samuel Arturo Meza y Posada, quien
sirvió al Centro de Historia, como su primer Presidente y
luego fue su secretario perpetuo, y del abogado Dr.
Alfonso Mejía Montoya, quien también ocupó la
Presidencia del Centro de Historia.

Encontramos hombres cívicos como Don Pacomio


Vélez Gómez, Don Esteban Mejía Vásquez o a Don
Martín Hoyos Gallo, este último quien fue nuestro Fiscal
por varios años. De los escritores, poetas y periodistas
como lo fueron el Filósofo Fernando González Ochoa,
Don Luis Cano Villegas, Don Sacramento Garcés
Escobar, Don Pastor Garcés Londoño, Don José María
Mesa Jaramillo, gran historiador, Sr. Santiago Vélez
Escobar, el poeta, conocido como El Caratejo Vélez; de
los prelados y sacerdotes, Pbro. Francisco Arango
Montoya, Monseñor Germán Montoya Arbeláez, Pbro.
Antonio José González, Pbro. Jesús María Mejía
Bustamante, Pbro. Eugenio Villegas Giraldo, Pbro. Pablo
Villegas López y el Sacerdote pintor y amante de la
naturaleza Julio Cesar Jaramillo Restrepo.

Y en lo cultural no podíamos dejar pasar al gran


amante del cine callejero, Eladio Cañas Restrepo. Además
la música no podía faltar y dentro de las familias
Santamaría que ha tenido eximios representantes,
destacamos como sobresalientes a Don Pedro Pablo
Santamaría Vasco, a su hermano Jaime Santamaría y a su
primo Luis Santamaría, quienes junto a los demás
integrantes de su núcleo familiar han dejado muy en alto el
nombre del pueblo envigadeño. De su descendencia se
cuenta aún con Doña Berta Santamaría Londoño, hija de
Luis, quien fue durante muchos años organista del Templo
Principal, Santa Gertrudis.

El Centro de Historia de Envigado, José Manuel


Restrepo Vélez, agradece a sus socios y colaboradores
que han participado en la elaboración de este libro y
espera continuar la labor de difundir los valores cívicos y
ciudadanos, para el aprovechamiento de sus habitantes y
entidades educativas. Agradecimiento muy especial al Sr.
Alcalde Dr. José Diego Gallo Riaño y al señor secretario
para la Educación para la Cultura, Licenciado Pedro
Alonso Rivera Bustamante, quien también nos ha
colaborado con la biografía del Presbítero Pablo Villegas
López; a la Dra. Paola Vélez Díaz, Directora de Cultura y
a la Directora de la Casa de la Cultura Sra. Clara Vargas
Aristizábal y su asesor para las publicaciones Sr. Juan
Carlos Suárez, por sus aportes para llevar a feliz término
esta publicación

Arq. Henry Gallo Flórez


Presidente Centro de Historia.
“José Manuel Restrepo Vélez”
Envigado, junio de 2009.
ENVIGADO CIUDAD SEÑORIAL DE ANTIOQUIA

UBICACIÓN GEOGRÁFICA DE ENVIGADO:


Envigado está situado al Sudeste de la capital del
Departamento de Antioquia (Parte meridional del Valle de
Aburra), sobre un plano medianamente elevado del resto del
Valle del Aburrá.

Dista del centro de Medellín 10 kilómetros y de la Capital de la


República 545 kms. Su temperatura promedia varía desde 22°C
en la cabecera municipal, hasta los 18 ° C en la parte alta y una
humedad relativa del 70%.

Población aproximadamente 175.000 habitantes

Barrios 39
Veredas 6
Panorámica de Envigado, vista desde la parte alta de las
Palmas.
EXTENSIÓN: El Municipio de Envigado tiene un área
aproximada de 78.80 Km2, de los cuales 68 kms2 corresponde
al área rural, en donde se concentra apenas un 7 % de su
población y 12.12 kms2 al área urbana, donde se concentra el
93 % de sus habitantes. De la superficie total que corresponde
al Valle del Aburrá, Envigado ocupa el 4.3 % y séptimo lugar
en área entre los diez municipios que lo conforman.

LÍMITES: Al Norte, con el municipio de Medellín, al Oriente,


con los municipios de Rionegro y El Retiro, al Sur, con
Sabaneta y Caldas y al Occidente, con el municipio de Itagüí.

COORDENADAS:
Sus coordenadas son:

 Latitud: 6° 10' 19''


 Longitud: al oeste de Greenwich: 75° 35' 09''

CLIMA:

Las regiones del Valle de Aburrá y el oriente antioqueño


poseen un comportamiento pluvial intra-anual con dos épocas
húmedas y dos épocas secas.
Es una región con variaciones climáticas de húmeda a muy
húmeda, con precipitación promedio de 2.000 milímetros, la
cual varía desde 1.300 milímetros en la parte noroccidental
hasta 2.300 milímetros en la parte del altiplano oriental.

TEMPERATURA Y HUMEDAD:

Su temperatura promedio varía desde 22°C en la


cabecera municipal hasta los 18°C en la parte alta y una
humedad relativa del 70%.
POBLACIÓN: Población Total: 175.065 Habitantes.
(Proyección oficial DANE 2005).

 Población Rural: 6.59% - (11.535 Individuos) -.


 Población Urbana: 93.41% - (163.550 Individuos) -
 Barrios: 39.
 Parroquias: 17
 Establecimientos de Educación, así:
o Preescolares 40 , privadas 23
o Instituciones oficiales: 11 Sedes 26
o Instituciones privadas: 63
o Educación Superior:
 2 oficiales – Débora Arango, Inst.
Univ. de Envigado.
 2 privadas – Escuela de Ingeniería,
Universidad Cooperativa.

Acto cívico en la Alcaldía


ADMINISTRACIÓN:
Señor Alcalde Municipal.
Secretaria del Alcalde.
La Administración cuenta con las siguientes
Secretarías y Dependencias:
Secretaría de Gobierno
De Bienestar social.
Planeación.
Educación para la Cultura.
Hacienda.
Medio Ambiente y Desarrollo Rural.
Desarrollo Económico.
Equidad de Género para la Mujer.
Obras Públicas.
Transporte y Tránsito.
Salud.
Control Interno.
Secretaría Administrativa.
Oficina Asesora de Jurídica.
Enviaseo E. S. P.
Envicárnicos.
Centro de Formación para el Trabajo.
Inder.
Escuela Superior Tecnológica de Artes, Débora
Arango.
Institución Universitaria de Envigado.
Hospital Manuel Uribe Ángel.
Envisalud.
CONCEJO MUNICIPAL, integrado por 17 concejales
con su respectiva Mesa Directiva.
ÓRGANOS DE CONTROL:
Personería
Contraloría.

Igualmente la Administración apoya instituciones, como son el


Centro Geriátrico Atardecer; para el beneficio de los adultos
mayores.
A entidades educativas como el CEFIT, Centro de Formación
Integral para el Trabajo, baluarte de los envigadeños.
Al Centro de Historia del Municipio, con invaluables apoyos
para su funcionamiento.
A las entidades de minusválidos ALFIME y otras instituciones
culturales al servicio de la comunidad, como son la Sociedad
de Mejoras Públicas con su Biblioteca “José Félix de Restrepo”.

Mural en el Palacio Municipal


SÍMBOLOS DE ENVIGADO:

Toda entidad territorial, del ámbito local, regional o


nacional tiene sus símbolos. Pero es necesario distinguir
entre los símbolos oficiales que son aquellos adoptados
como tales, es decir, con arreglo a unas formalidades de
carácter legal, que les permitan por tanto ostentar esa
calidad; para distinguirlos de otros símbolos consagrados
por el uso popular, pero que no han llenado los requisitos
requeridos para llevar de manera oficial este título.

Las entidades territoriales por tradición


universal, han adoptado como sus símbolos oficiales: el
himno, el escudo y la bandera. Además, Envigado cuenta,
también, con su flor emblemática la “Restrepia
Antennifera”.
La Flor emblemática de Envigado, es la “Restrepia
Antennifera”. Pertenece a la familia de las
orquidáceas. Su nombre vulgar es “zancudo”. El
notable científico alemán Alexander Von Humboldt
inmortalizó la memoria del Padre de la Historia
Nacional, el envigadeño doctor José Manuel
Restrepo Vélez, dándole su nombre a ésta orquídea
propia de Envigado.

Museo Otraparte y Casa de la Cultura


Envigado
HIMNO DE ENVIGADO
Acuñan bravas y aristas
los filos de las montañas;
sobre soles y luceros
reina Gertrudis la Magna
para guardar una herencia
fusión de músculo y alma;
¡América puso el fuego,
el crisol lo trajo España!

II
Dos continentes fundidos,
en la Ayurá se derraman...
y una casta de hombres grandes
sus corazones levanta
Líderes de ciencia y arte,
y justicia libertaria,
¡Guían la paz y las letras
entre la cruz y la espada!

III
En el yunque del trabajo
Envigado se agiganta.
Los hombres se hacen fuertes
con lanzaderas y azadas
de sus hombres valerosos
y sus mujeres honradas.
¡Penachos de humo coronan
los castillos de sus fábricas!

IV
Leyendas y tradiciones}
susurran entre las cañas,
y en las ceibas majestuosas
arrullan palomas blancas.
Envigado canta y lucha
entre carrieles y ruanas,
¡y una juventud pujante
iza el Pendón de la Patria!
El Himno de Envigado fue oficializado en 1978,
mediante el Acuerdo Número 004, por iniciativa de
don Bernardo Agudelo Bohórquez, quien se
desempeña como Personero Municipal, para ésa
época.

La música es del consagrado autor antioqueño,


el maestro Carlos Vieco Ortiz; la letra de María
Nieves Fernández Baldovi, artista lírica española y los
arreglos del maestro Luis Uribe Bueno.

Es una música marcial de comienzos del siglo


XX, con un texto octosílabo de treinta y dos versos y
cuatro estrofas, una de ellas para el coro.

El Himno fue inspirado en el diseño del escudo,


realizado por el Presbítero Julio César Jaramillo
Restrepo.
EL ESCUDO DE ENVIGADO

Fue ideado por el Presbítero Julio César Jaramillo


Restrepo y adoptado oficialmente por el Concejo
Municipal mediante el Acuerdo N° 019 de diciembre 1°
de 1.994, aunque de manera extraoficial se venía
utilizando desde la década del sesenta.
Tiene forma gótica española terciada en bandas de
colores y esmaltes, en el que reposa en campo azur
(azul), el perfil de las torres del templo de Santa
Gertrudis la Magna.

En la banda interior diestro en color gules (rojo), de


arriba hacia abajo, se encuentran los símbolos de la
medicina, una espada de guerreros, un bonete, un
bastón de mando y una pluma, las cuales significan
las figuras de los personajes ilustres que se han
destacado en la medicina, la teología, las armas, las
letras y gobernantes.

En el campo inferior sobre el esmalte oro, una colina


con un valle por donde corre un riachuelo en azur
(azul) dominando el paisaje y, en primer plano, una
ceiba con ramaje y en ella un palomar.

Los colores y esmaltes en cada banda y bordaduras


entre una y otra separan, el campo superior siniestro
en color azur (azul); la central en gules (rojo) y el
interior diestro en esmalte oro. Tiene su inspiración en
la realeza, señorío, valor, intrepidez, riqueza, fuerza,
fe y progreso de si gente por un pueblo que se ha
ganado el nombre de Ciudad Señorial de Antioquia.

LA BANDERA DE ENVIGADO

Por Acuerdo N° 001 del 19 de Noviembre de 1.982, el


Concejo de Envigado adoptó la Bandera Municipal.
Conforme al articulado del mandato edilicio, se
tomó el color verde, como símbolo de la Antioqueñidad
que siempre ha caracterizado a la gente de Envigado;
unido al color naranja, emblema de la pujanza,
dinamismo y proyección hacia el desarrollo y el progreso
constante de permanente vigencia en la ciudad.

Los colores verde y naranja están distribuidos en


tres franjas horizontales: naranja, verde y naranja.
Siendo la franja verde la del centro y con un tamaño que es
el doble de cada una de las naranja.

MONUMENTO AL LIBERTADOR

Estatua alegórica del Padre de la Patria, General


Simón Bolívar, en el Parque Principal
Personajes de envigado

en el siglo xx

Realización por
los miembros y colaboradores
del

CENTRO DE HISTORIA
“JOSÉ MANUEL RESTREPO VÉLEZ”
ESCUDO DEL CENTRO DE HISTORIA

“JOSÉ MANUEL RESTREPO VÉLEZ”


CENTRO DE HISTORIA DE ENVIGADO

“JOSE MANUEL RESTREPO”

JUNTA DIRECTIVA
PERÍODO 2009 – 2011

PRESIDENTE: ARQ. HENRY GALLO FLÓREZ


VICEPRESIDENTE 1°: LIC. DEMETRIO QUINTERO Q.
VICEPRESIDENTE 2°: LIC. ELIZABETH REDONDO BENÍTEZ
SECRETARIO: DR. CARLOS ENRIQUE JURADO GIRALDO
TESORERO: ADMDOR. LUIS ALBERTO RESTREPO MESA
FISCAL: SR. ALFONSO RESTREPO LONDOÑO

Comité editorial y redacción:

Arq. Henry gallo Flórez


dr. CARLOS enrique jurado
Lic. Demetrio quintero quintero
lic. Elizabeth redondo Benítez

Diagramación:

Arq. Henry gallo flórez


Don BERNARDO AGUDELO BOHÓRQUEZ
Un baluarte de la raza antioqueña

Por: Carlos Enrique Jurado Giraldo


Miembro de Número del Centro de Historia de
Envigado
Don BERNARDO AGUDELO BOHÓRQUEZ
Un baluarte de la raza antioqueña

Por: Carlos Enrique Jurado Giraldo


Miembro de Número y Secretario del
Centro de Historia de Envigado

El martes cuatro (4) de noviembre de dos mil tres


(2003), luego de padecer con resignación cristiana una
dolorosa enfermedad, falleció en esta ciudad don
Bernardo Agudelo Bohórquez, uno de las figuras más
rutilantes de la sociedad, el civismo y la política de
Envigado, en la segunda mitad del siglo XX.

Nació, don Bernardo, en el municipio de Jericó el


primero (1°) de septiembre de 1915, pero desde los
veinticinco (25) años se vinculó, en forma indisoluble, a la
vida pública de Envigado.

Concejal desde 1943, impulsó con entusiasmo


obras de singular trascendencia para el progreso
municipal, como el Hospital Manuel Uribe Ángel, el
Instituto Nocturno de Bachillerato, el Liceo La Paz, el
Colegio de La Salle, la Normal de Señoritas y el Colegio
Femenino de Envigado, ocupando en reiteradas
oportunidades la presidencia de la corporación edilicia.

Diputado principal a la Asamblea de Antioquia, en


el período de 1962 a 1964, Personero de Bello, Secretario
del Consejo Administrativo de Envigado en 1954,
Personero Municipal de Envigado en dos oportunidades y
Contralor de la Ciudad en 1979.
Durante su fecunda existencia fue un promotor
entusiasta de proyectos culturales de tanta significación
como la adopción del Himno de Envigado y la creación de
la ‘Coral Ciudad de Envigado’.

Fue fundador del ‘Comando de Juventudes


Conservadoras’, miembro del Directorio Conservador
Municipal y su Presidente en varios ocasiones,
distinguiéndose por su lealtad inquebrantable a esa
ideología, actuando siempre en el sector ospinopastranista
de ese partido, pero, también, profesando especial respeto
y consideración por sus adversarios en las difíciles lides
políticas.

Fue Presidente del Centro de Historia de Envigado,


por espacio de nueve años, posición en la cual desarrolló
una fructífera tarea de rescate de los valores culturales de
nuestros mayores, presidió la IX Asamblea de Centros de
Historia de Antioquia, promovió la fundación de
corporaciones académicas de este tipo en otras localidades
del departamento y organizó un excelente Fondo de
Publicaciones, que incluyó la tercera edición de la
incomparable “Monografía de Envigado”, escrita por don
Sacramento Garcés Escobar, la obra del padre Julio
Jaramillo “Lo que tú no sabes de Envigado” y cinco (5)
números del “Boletín Histórico del Centro”.

Escritor prolífico, con documentados estudios


históricos y literarios, recogidos en periódicos y revistas
locales; autor, además, de dos (2) libros autobiográficos:
“Retazos de una Vida” y “El Diario de Un Viejo”.

Ciertamente su paso por la administración pública


y por las posiciones más destacadas de la vida social en
Envigado, no le significó bienes de fortuna, como se
acostumbra en el enrarecido mundo contemporáneo, pero
sus lecciones de ética, de servicio comunitario y de trabajo
solidario, nos permiten afirmar, sin vacilación, que don
Bernardo se ha constituido en un baluarte de la raza
antioqueña y un faro hacia el que, indefectiblemente,
deben mirar los buenos envigadeños si se quiere rescatar
nuestra identidad y el respeto de todos nuestros
compatriotas.

A quienes tuvimos el privilegio de contarnos entre


sus amigos y colaboradores, siempre nos sorprendía con
su calidez humana, con el dinamismo que imprimía a
todas sus empresas y actividades, con su honestidad a toda
prueba y con un entrañable amor por esta Ciudad Señorial
de Antioquia.

Su partida nos dejó en la orfandad. Como no


recordarlo hoy, con gratitud y admiración. Como olvidar
su extraordinario elogio de Envigado, cuando afirmó: “a
este puerto espiritual que sería tan amado por mi corazón
me trajo un día la marea de la vida: llegué a su plaza que
aún no tenía asfalto y bajo la sombra verde de una ceiba
inmensa sacudí el polvo de mis sandalias de peregrino sin
posada. Miré arriba y las palomas cruzaban un cielo azul.
Al frente tenía las torres blancas y toscanas de su templo
de Santa Gertrudis y atrás, más arriba, estaban las
montañas verdes y azules que el maestro León Posada
pintaría después en un óleo de Fernando González .... Y
desde entonces ésta es mi querencia; aquí quiero vivir
junto a mis amigos queridísimos a cuyo lado he
envejecido casi sin sentirlo; aquí quiero seguir al lado de
mis amigas, mujeres adoradas que han hecho dichosa la
parábola febril de mi vida de luchador. Aquí quiero seguir,
caminando por estas calles historiadas que me recuerdan
mis tiempos de joven amor y de gloriosa bohemia juvenil;
aquí quiero recordar las veces que he desfilado hasta su
camposanto para despedir seres queridos e inolvidables;
aquí quiero seguir entrando reverente a su templo para
pedir a Dios que me ayude en mis años otoñales, porque
nada como la vejez necesita el báculo divino. Y aquí
quiero, por último, dejar la liviana carga de mis huesos, y
como dijo el poeta de mi tierra, Julio Galán, en su
hermoso poema ‘La Elegía del Retorno’: Aquí quiero
morirme, dormir bajo esta bruma, dormir bajo esta luz, y
que tan sólo graben en mi piedra una pluma, un libro y una
cruz”.

Con motivo de su fallecimiento, el Centro de


Historia de Jericó, envió una bella misiva recordando al
ilustre desaparecido, en la cual se consignaron estas
reflexiones:

“Un faro dejó de alumbrar, pero la nave tenía ya la


ruta segura para llegar a puerto. Es lo menos que el Centro
de Historia de Jericó le dice a su homólogo de Envigado,
con motivo de la desaparición de ese creador de cultura
que palpitó con el nombre de BERNARDO AGUDELO
BOHÓRQUEZ, de honda raíz jericoana que Envigado
acogió con aquel amor que esa ciudad brinda al llegado,
sin contraprestación de nada. Y decimos que a pesar de
apagarse su luz, la nave con ese gran bagaje de
realizaciones que Bernardo dejó para la posteridad en esa
Paisa-Hidalga ciudad, surca las aguas sin riesgo de
tormenta. Este hombre que deja sus vivencias escritas en
los libros ‘Retazos de una vida’ y ‘El Diario de un Viejo’,
constituyen su testimonio para que lo asimilen la juventud
y los congéneres de caminos ya recorridos pero que aún
les corre la sangre por las venas. Jericó se honra con el
aporte de una de sus raíces a esa sin igual Envigado de
querencias perennes por todo lo que es antioqueñidad
pura”.

Gracias, don Bernardo. Su tesón, su recia


personalidad de noble servidor público, su dinámica
consagración a las mejores causas de Envigado, lo hace
merecedor de la gratitud perenne de sus conciudadanos.
Gracias, en suma, por ser un antioqueño integral.


GUILLERMO ÁNGEL GONZÁLEZ

Fundador del Centro de Historia de Envigado

Por: Carlos Enrique Jurado Giraldo


GUILLERMO ÁNGEL GONZÁLEZ

Fundador del Centro de Historia de Envigado

Por: Carlos Enrique Jurado Giraldo

Miembro de Número y Secretario del Centro de Historia


de Envigado.

En la progresista localidad de Jericó, tan


íntimamente vinculada al devenir histórico de Envigado,
nació don Guillermo el 12 de mayo de 1916, en el
cristiano hogar formado por don Aureliano Ángel y doña
María González.
Desde muy joven se distinguió por su inquietud
intelectual, por su consagración al estudio, por su espíritu
de superación y por su insaciable deseo de comprender y
aprender las más disímiles disciplinas del conocimiento
humano.
Adelantó sus estudios en el Seminario de Jericó y
luego los continuó en el Seminario de Manizales, aunque
finalmente no llegó a ordenarse como Sacerdote, que era
su propósito inicial. Su verdadera vocación siempre fue la
docencia.
Trabajó incansablemente por promover la
educación de la juventud antioqueña. Fue promotor de la
fundación del Liceo Palermo de Támesis, se desempeñó
como profesor del Liceo “Marco Fidel Suárez”, del
Colegio San Ignacio de Medellín y del Colegio de La
Presentación de Envigado. Regentó, además, sendas
cátedras en las Universidades de Antioquia, de Medellín y
Pontificia Bolivariana. Hizo parte del Consejo Directivo
de la Universidad de Antioquia y fue el primer rector del
Instituto “Jesús María Mejía”.
Sus compañero de labores, sus discípulos, sus
amigos y todos los que tuvimos el privilegio de conocerlo
personalmente, podemos dar testimonio fehaciente de su
erudición, de sus aquilatadas virtudes intelectuales, de su
profunda formación humanística y de su apostolado en
bien de la cultura y la educación en Antioquia y, muy
especialmente, en Jericó, su tierra natal, y en Envigado, su
querida patria adoptiva, comunidades que amó
entrañablemente y a las cuales sirvió con desinterés y
admirable civismo.
Su presencia vital en Envigado significó progreso e
impulso en los más diferentes frentes. Fundador del
“Liceo Manuel Uribe Ángel”, impulsor de la biblioteca
pública “José Félix de Restrepo”, concejal de la ciudad, en
el período 1960-1962, Alcalde de Envigado en el año
1962, presidió los solemnes actos del bicentenario del
ilustre repúblico, don José Félix de Restrepo.
También se caracterizó por su profundo amor por
las disciplinas históricas, dedicando buena parte de su
fecunda existencia a la investigación y recopilación de
importantes datos que han servido para esclarecer nuestra
historia local y nacional.
Fue miembro fundador del Centro de Historia de
Jericó e integrante de la Academia Antioqueña de Historia
y de otras instituciones académicas dedicadas a la misma
finalidad.
Quiso dejar una obra perenne en el campo del
desarrollo cultural e histórico de Envigado. Y a fe que lo
logró. Muchas serían las páginas que se podrían escribir
sobre el itinerario de don Guillermo. Pero queremos
detener en su decisión de fundar en Envigado una entidad
que se encargara de inventariar, corregir y divulgar
nuestro devenir como sociedad organizada y rendir culto a
la Historia que es la patria enclavada en el pasado, que se
nutre del presente y se proyecta con convicción hacia el
porvenir.
Allí encontramos la nota “CENTRO DE
HISTORIA”, publicada en la edición del periódico
“Ceibas”, el sábado 7 de julio de 1945, escrito por don
Guillermo bajo el seudónimo de Germán de Gales, en la
cual hacía una fervorosa invitación a los envigadeños más
destacadas de la época para que participaran en la creación
de esa institución.
Como respuesta a esa iniciativa de don Guillermo,
el 3 de Noviembre de 1946, en el recinto de sesiones del
Honorable Concejo Municipal, se instaló solemnemente el
Centro de Historia de Envigado, entidad que tanto ha
contribuido a preservar la memoria cultural de nuestra
Ciudad Señorial.
Pero la acción de don Guillermo no se quedó en la
simple fundación del Centro. Ejerció, con singular
competencia, la Presidente de la institución de 1952 hasta
1954 y de 1979 a 1981.
Durante su gestión se llevaron a cabo realizaciones
de tanta trascendencia como la creación de un capítulo
juvenil denominado “Brigadas de la Historia”, la
publicación de la edición príncipe de la obra de don
Manuel Uribe Ángel titulada “La Serrana”, la
organización de la pinacoteca de Hijos Ilustres de la
Ciudad, la fundación de “La Orden Restrepia”, al Mérito
Ciudadano, el concurso sobre la vida del prócer civil José
Manuel Restrepo, la publicación del Boletín Histórico y
muchas más.
Quienes tuvimos la ocasión de verlo trabajar por el
Centro de Historia y por la cultura de Envigado, nos
sorprendíamos por su vitalidad, por el coraje en su actuar,
por la franqueza en su diálogo y por la tenacidad con que
supo acometer todos los obstáculos y todas las inesperadas
decepciones que trae la difícil labor cívica en nuestro
medio.
Nos dio ejemplo y testimonio de lo que se puede
hacer cuando hay ideales, cuando hay grandeza de miras y
cuando han decisión de dejar una impronta para bien de
toda una comunidad social.
En el escenario de hoy, cuanta falta nos hace el
rememorar aquellas recias personalidades que en el pasado
dejaron su huello imborrable en nuestro acontecer
citadino. Hoy, cuando nos debatimos en esta profunda
crisis de valores, en esta incertidumbre sobre el destino
que nos depara el mañana, en esta incesante orgía de
violencia e intolerancia, tenemos que volver a retomar el
aliento que nos permita continuar nuestro camino y que su
acicate en el libro abierto de nuestra historia, que tantos
ejemplos de tenacidad, de heroísmo, de solidaridad, nos
ofrece como dignos de imitación.
Dentro de ese contexto se levanta la figura egregia
de don Guillermo Ángel González. Fue su vida una
entrega constante, sin vacilaciones, sin ambiciones, sin
sombra ninguna, a la labor tesonera y fructífera de
SERVIR a sus conciudadanos, en todo momento, en toda
actividad, en todo lugar.
“Los pueblos se tejen coronas con los atributos de
sus hijos; y que así sea Envigado, para instaurar el
reinado de la paz desde el palaciego eneágono de la
auténtica cultura”, afirma con convicción en uno de sus
escritos don Guillermo.
Al contemplar, desde la distancia, las ejecutorias
de ese Ciudadano Esclarecido que fue don Guillermo
Ángel González, no nos queda sino cultivar la esperanza
de que las generaciones del presente no sean inferiores a
su destino y que sepan seguir por la senda del servicio y el
desprendimiento que nos tazara tan valioso personero de la
cultura en Envigado.
Don Guillermo: Su voz permanecerá en el eco y su
acción en el mejor de nuestros recuerdos…Honor a don
Guillermo porque su desaparición física el 18 de Junio de
1991, significa que hoy ocupa un sitial privilegiado en
nuestra Historia Local y desde allí estamos seguros seguirá
siendo guía espiritual de este su querido terruño
envigadeño.
Pbro. FRANCISCO ARANGO MONTOYA
Historiador y Pastor Misionero

Por: Carlos Enrique Jurado Giraldo


Miembro de Número del Centro de Historia de
Envigado
Pbro. FRANCISCO ARANGO MONTOYA

Historiador y Pastor Misionero


Por: Carlos Enrique Jurado Giraldo
Miembro de Número y Secretario del
Centro de Historia de Envigado

El Presbítero FRANCISCO ELÍAS ARANGO


MONTOYA, nació en el municipio de Titiribí
(Antioquia), el día ocho (8) de noviembre de 1931. Fue
hijo de don Vicente Arango Restrepo y doña Carmen
Luisa Montoya Díaz. Su familia se ha distinguido por su
permanente vocación de servicio a la comunidad,
destacándose en el campo educativo sus hermanas Julia,
Sofía y Marta, siendo esta última la principal promotora de
La Fundación Centro Internacional de Educación y
Desarrollo Humano –CINDE-, importante organismo de
investigación y desarrollo cultural cuyo eje principal es la
niñez, que tiene su sede principal en el vecino municipio
de Sabaneta.
El Padre Francisco, hizo sus estudios primarios en
La Escuela Fernando González de Envigado, los
secundarios en el Seminario de Misiones Extranjeras de
Yarumal y en La Universidad Pontificia Bolivariana.
Su carrera sacerdotal como Misionero Javeriano la
terminó en el Seminario de Yarumal, donde se ordenó el
día nueve (9) de Octubre de mil novecientos cincuenta y
cinco (1955).
Después de participar en varias obras
evangelizadoras se desempeñó como Director del Museo
Etnográfico “Miguel Ángel Builes” de Medellín y fue
Director de La Revista Etnia, dedicada a la divulgación del
pasado y el presente de nuestra población indígena.
Perteneció a La Academia Colombiana de Historia
Eclesiástica y a la Asociación Colombiana Indigenista.
Ingresó como Miembro Correspondiente a la Academia
Antioqueña de Historia, el 2 de Junio de 1987 y fue
promovido a la dignidad de Miembro de Número de esa
benemérita institución, el 1 de Marzo de 1994.
Por sus méritos como erudito investigador e
historiador fue designado Presidente de la Academia
Antioqueña de Historia en dos períodos, de 1995 a 1997 y
de 1997 a 1999.
En el Centro de Historia de Envigado ejercicio la
Presidencia de la institución, en el bienio comprendido
entre 1999 y 2001, realizando una encomiable tarea para
fortalecer institucionalmente esta entidad académica.
Autor de las siguientes obras “Atlas Indigenista de
Colombia”, “Breve Monografía Eclesiástica de
Buenaventura”, “Indígenas de Colombia”, “Lenguas
Indígenas del Vaupés”, “Mitos, leyendas y realidades de
los indígenas de Colombia”, “Vistazo sobre la vida y la
personalidad de Monseñor Miguel Ángel Builes” y
“Quinientos años caminando con los indígenas”.
Comentando el esfuerzo de investigación y
recopilación de datos inéditos que hiciera el Padre
Francisco, el notable intelectual Carlos E. Mesa G., cmf,
consignó este elogio del destacado levita:
“Para esta faena de alto velamen el Padre Arango
tiene la preparación remota de su cultura eclesiástica y la
preparación cercana de veinte años por las más distantes
comarcas del país –llanuras, bosques, ríos- a donde lo
han llevado sus andanzas y excursiones de evangelizador
y su amor de colombiano y de cristianismo a ese
apasionante mundo del indigenismo”
El día martes diecinueve (19) de junio de dos mil
siete (2007), en la ciudad de Medellín, falleció el Padre
Francisco, dejando sumidas en la tristeza a su distinguida
familia, a sus amigos y a las instituciones a las que sirvió
con tanta dedicación y desprendimiento.

El padre Fco. Arango Montoya


Pintora DÉBORA ARANGO PÉREZ
De Envigado para América

Por: José Fernando Flórez Álvarez.


Miembro de Número del Centro de Historia de
Envigado
Pintora DÉBORA ARANGO PÉREZ
De Envigado para América

Por: José Fernando Flórez Álvarez.


Miembro de Número del
Centro de Historia de Envigado

Su nombre de pila era MARIA DÉBORA ELISA.


Nuestra artista más reconocida a nivel internacional, nació
en Medellín el 11 de noviembre de 1907 y muere en su
refugio de “Casablanca en Envigado, aferrada al recuerdo
de Elvira su inseparable y última hermana, el 4 de
diciembre de 2005, justificando su trascendencia con la
obra artística que dejó.
Desde muy niña, mostró su talento para las artes
plásticas. Ya en la vejez recordaba cómo cuando iba a
misa pronto dejaba de escuchar el sermón del sacerdote
para imaginarse sus propios cuadros. Vive sus primeros
años en el ambiente tranquilo de la Capital. Sus padres,
católicos pero abiertos en lo que a educación se refiere,
ayudaron a su formación integral. Inició sus estudios
primarios 1915 en el Colegio Infantil de las Isaza en
Medellín.
En 1920 inicia sus estudios secundarios en el
Colegio María Auxiliadora, con las hermanas Salesianas.
Hace el primero y el segundo año de bachillerato, y un
año de preparatoria, donde recibe clases de culinaria,
costura, manualidades y, especialmente, de dibujo y
pintura, atendida por la religiosa italiana María Rabaccia,
con la cual inicia en 1923 su primera etapa, la de
aprendizaje y búsqueda personal.
En 1932 recibe clases particulares con el Maestro
Eladio Vélez en Medellín, por recomendación de la
religiosa María Rabaccia y con el permiso de sus padres.
Luego, en 1933 el Maestro Vélez le aconseja el
ingreso al Instituto de Bellas Artes, donde conoce a Carlos
Correa e inicia con éste una amistad que influye
poderosamente en sus obras para realizar acuarelas de gran
formato. En 1935 abandonó las clases en el Instituto e
inicia clases con el Maestro Pedro Nel Gómez, en su casa
taller del barrio Aranjuez de Medellín. Allí entra en
contacto con Rafael Sáenz y Luz Hernández. Esta última
le serviría de modelo para sus desnudos, antes de ingresar
ésta a la vida religiosa.
La lectura de filósofos y escritores como: Ortega y
Gasset, Maritain, Sertillange, Mariátegui, Mistral,
Vasconcelos, López de Mesa, Sanín Cano, Carrasquilla y
su amigo Fernando González, entre muchos otros, le dan
una formación personal inteligente y libre.
Durante 40 años estudió artes plásticas y pintura
primero en institutos de Medellín y luego en Academias
de España, Estados Unidos, México e Inglaterra, Escocia,
Francia y Austria para conocer las tendencias del arte
mundial. Estando en la capital azteca se matricula en la
escuela de pintura La Esmeralda y recibe sus primeras
enseñanzas en la técnica del fresco, en 1946.
En sus deseos de perfeccionarse en la técnica
artística, ingresa a la Escuela de Federico Cantú, discípulo
de los grandes muralistas mexicanos, en 1947. Allí, sigue
la orientación del Maestro Antonio María Ruiz y hace sus
primeros murales. Se acerca a la obra de Orozco, Rivera y
Siqueiros "los tres grandes", quedándose con el estilo y
color de Orozco. Incide también en ella la visión de la
obra de José Guadalupe Posada, con su imaginario
visceral de la muerte.
En su viaje a España en 1954, vive en Madrid y allí
estudia figura humana, dibujo, pintura y cerámica en la
Academia San Fernando. Recorre museos y galerías,
donde las obras de Goya y Solana, especialmente, ejercen
una fuerte influencia en su pintura. Expone en el Instituto
de Cultura Hispánica de Madrid, en 1955, causando grata
impresión, tanto en la crítica como en el público; pero,
inexplicablemente la exposición es clausurada al día
siguiente por orden del gobierno español. Débora regresa
al país. Expone en el Centro Colombo Americano de
Medellín una muestra donde sólo exhibe cerámica, técnica
que admiró y aprendió en Madrid. Inicia su etapa personal;
en retratos y ambientes plasmará su visión de las nuevas
culturas vividas durante sus viajes.
PRINCIPALES MOMENTOS DE SU VIDA
ARTÍSTICA.
La vida de la pintora es más arte que oficio, es su
única ocupación. Se destaca su obra pictórica en los
siguientes momentos:
En 1937 expone 21 acuarelas entre paisajes,
animales, naturalezas muertas y figuras en el Palacio de
Bellas Artes de Medellín. En Cartagena, elabora cuadros
como: Braceros, Hermanas de la caridad, Alrededores de
Cartagena y El placer, entre otros, que inician su etapa de
denuncia social, en 1938.
En el año participa con 9 cuadros, entre acuarelas y
óleos, en la "Exposición de Artistas Profesionales" en el
Club Unión de Medellín. Allí se da una polémica de
intereses entre artistas que distancia a pedronelistas y
eladistas. En 1940, abre una exposición individual en el
Teatro Colón de Bogotá, desmontada al día siguiente por
presiones de la sociedad capitalina, en cabeza del senador
Laureano Gómez. Además, hace su única participación en
salones nacionales de artistas hasta el homenaje especial
que se le rinde en el XXXI Salón de 1987 en Medellín.
1942. La Revista Municipal, órgano oficial del
Municipio de Medellín publica en su Nro. 2 de 1942, la
semblanza de Débora, acompañada de reproducciones de
sus obras. La publicación genera controversia porque ven
en sus desnudos una afrenta contra la imagen del
arzobispo García Benítez. También, crece la polémica
entre "pedronelistas" y "eladistas" en la ciudad de
Medellín por el premio de Débora Arango en la
"Exposición de Artistas Profesionales". Débora se fila en
el grupo de Pedro Nel Gómez, cuya pintura es tachada de
revolucionaria; mientras los seguidores de Eladio Vélez
fueron marcados como filisteos, capitalistas y
tradicionalistas.
1944. Lidera el grupo de "Los Independientes"
junto a su antiguo maestro Pedro Nel Gómez. En la
clausura de la Exposición Nacional, realizada en Medellín,
respalda "El Manifiesto de los Artistas Independientes de
Colombia a los Artistas de las Américas", que aboga por
un arte americanista, independiente de Europa, con el
fresco como soporte y medio de enseñanza para el pueblo.
Luego, expone con Pedro Nel Gómez y otros artistas del
grupo "Los Independientes", invitados por la Sociedad de
Mejoras Públicas en el conservatorio del Palacio de Bellas
Artes de Cali. En 1945 regresa a Envigado, a la antigua
"Casablanca", con su padre y sus hermanas: Matilde,
Lucila, Carolina, Elvira y del hermano menor Gilberto.
Débora viaja, vía México a Nueva York, en 1946
para perfeccionar sus estudios y conocer el mundo del arte
y a su regreso en 1948, hace al fresco su único mural en el
vestíbulo de la Fábrica de Empaques de Medellín, una
alegoría al cultivo del fique. También, expone en el
"Segundo Concurso - Exposición de Pintura", realizado en
el museo de Zea de Medellín, cuatro obras: las acuarelas
Paternidad y Patrimonio y los óleos “El cínico” y “La
adolescencia” Ésta última un desnudo que vuelve a
escandalizar la sociedad de Medellín.
Hacia 1949, expone en el Salón de Artistas
Antioqueños que se realiza en Bogotá. Luego, se encierra
en "Casablanca" a pintar y se aleja de los sitios de
exposición en un exilio voluntario que utiliza para seguir
el desenlace del violento acontecer político del país,
tomando apuntes de los hechos y su irracionalidad,
entrando desde el arte a una etapa de denuncia política. Al
morir su padre en 1951, le dedica su único autorretrato,
donde aparece arrodillada sobre su regazo, mientras él,
sentado en la silla, ya anciano, la abraza paternalmente.
En 1957 abre la exposición en la Casa Mariana de
Medellín, la cual cierra personalmente al segundo día y
retira las obras ante el temor causado por las
manifestaciones en contra del dictador Gustavo Rojas
Pinilla. En 1959 viaja a Europa y se establece en Londres.
Realiza estudios de pintura y cerámica en el Technical
College of Reading de Londres, en 1960 y al año siguiente
viaja por Escocia, Francia y Austria. Regresa a Colombia
y decide no volver a mostrar sus obras debido a las
presiones que aún reciben, tanto ella como su familia.
Inicia un largo período de encierro y olvido por parte de la
sociedad hasta 1975.
En los años sesenta, antes de la muerte del filósofo
Fernando González, Débora compartía amables tertulias
con el Maestro envigadeño, mientras ironizaba, a su
manera, la vacuidad política que implica la muerte de las
ideas y la farsa en que sumen a la república los
gobernantes de turno.
En 1962, Débora interviene pictóricamente su
casa-taller; elabora zócalos, baldosines y murales en
cerámica cocida, con el patrocinio de Locería Colombiana
que le ofrece materiales y equipos para su trabajo.
En 1974 participa en la exposición 'Arte y Política"
que se realiza en el Museo de Arte Moderno de Bogotá,
con la curaduría de Eduardo Serrano. Luego, en 1975
Débora expone en la retrospectiva que organiza la
Biblioteca Pública Piloto de Medellín para América
Latina. Alrededor de cien cuadros, entre acuarelas y óleos,
la mayoría inéditos, son exhibidos causando grata
impresión entre el público.
En 1977, el Museo de Zea realiza la exposición
«La pintura a través de la mujer en Antioquia», donde son
incluidas obras de su autoría. Así mismo, en1978 Álvaro
Medina escribe Procesos del arte en Colombia, donde
analiza algunos sucesos relacionados con la obra de
Débora Arango.
La artista participa en 1977 en la exposición
"Historia de la Acuarela en Antioquia", organizada por
Turantioquia. En 1980, Débora participa en la exposición
"El Arte en Antioquia y la Década de los Setenta", como
acto inaugural del Museo de Arte Moderno de Medellín.
En 1981, invitada por la Cámara de Comercio de
Medellín, a la exposición "Diez Maestros Antioqueños",
su obra es expuesta al lado de Francisco A. Cano, Gabriel
Montoya, Humberto Chávez, Marco Tobón Mejía, Pedro
Nel Gómez, Eladio Vélez, Ignacio Gómez Jaramillo,
Rafael Sáenz y Carlos Correa.
Igualmente, en 1984 expone en el Museo de Arte
Moderno de Medellín una gran retrospectiva de su obra
(1934-1977). Son 240 óleos y acuarelas, la mayoría de
ellos inéditos. Esta muestra retrospectiva va a la Biblioteca
Luís Ángel Arango de Bogotá. Posteriormente, al Museo
de Arte Moderno La Tertulia de Cali y Centro de Arte
Actual de Pereira.
También, el Museo de Antioquia realiza la
exposición "85 años de la Plástica en Antioquia",
incluyendo obras de su autoría, en 1985. La revista Arte en
Colombia publica el ensayo "El ícono de lo marginal", de
Darío Ruiz Gómez, reconociendo a Débora Arango como
la artista más importante del país.
Para el año de1986, Débora entrega 234 obras al
Museo de Arte Moderno de Medellín, entre acuarelas y
óleos, de las cuales cuarenta y seis permanecen en
"Casablanca", su casa de Envigado. Esta entidad publica el
libro “Débora Arango”, con textos de Beatriz González,
Darío Ruiz Gómez y Santiago Londoño.
La pintora participa en la exposición "La Acuarela
en Antioquia" del Museo de Arte Moderno de Medellín y
la Biblioteca Luís Ángel Arango de Bogotá, en 1987.
Igualmente, Colcultura y el Museo de Arte Moderno de
Medellín, le hacen una pequeña retrospectiva de su obra
en el XXXI Salón Nacional, realizado en el Aeropuerto
Olaya Herrera de Medellín.
Siempre con el apoyo del MAMM realiza en 1988,
dos exposiciones individuales con su obra, en la Galería
Pluma y en la Casa fiscal de Antioquia en Bogotá. En
1991, el MAMM organiza la exposición "Cuatro Temas en
la Obra de Débora Arango: el desnudo, la religión, la
política y la denuncia social", que presenta junto a la
colección de obras del Museo. También es este año, el
Concejo de Medellín abre la exposición "Óleos y
Acuarelas", organizada por el MAMM.
En 1992 participa en la exposición "América; The
Bride of Sun", en el museo de Bellas Artes de Amberes
en Bélgica. Esta exposición fue un homenaje a los 500
años del descubrimiento de América. Luego, en 1993
expone cincuenta y cuatro acuarelas y óleos en la muestra
homenaje que le rinde la Universidad de Antioquia en sus
190 años, realizada en el Museo universitario, con el
apoyo del Museo de Arte Moderno de Medellín. Esta
exposición pasa a la Biblioteca Luís Ángel Arango de
Bogotá, mientras el Museo de Arte Moderno de Medellín
realiza las exposiciones temáticas "Retratos" y
"Acuarelas", con obras de su colección.
Para el año de 1994, el Museo de Arte Moderno de
Medellín y Suramericana de Seguros realizan la
exposición "Cincuenta Años de Pintura y Escultura en
Antioquia", donde se incluyen obras de su autoría. La
exposición "Cuatro Temas en la Obra de Débora Arango"
del MAMM es abierta en el Palacio de la Cultura Rafael
Uribe Uribe, donde inicia su recorrido por salas de
exposición de: Barranquilla, en el Teatro "Amira de la
Rosa"; en Cartagena, en el Museo de Arte Moderno; y en
Santa Marta, en el Museo Bolivariano de Arte
Contemporáneo. También, la Casa Museo Pedro Nel
Gómez organiza en su sede la exposición "Discípulas del
maestro Pedro Nel Gómez", con obras de la artista.
En 1995, Suramericana de Seguros realiza la
exposición "La Virtud del Valor", en homenaje a Débora
Arango. En la muestra se exhiben originales de dibujos,
bocetos y apuntes de la artista junto a sus óleos y
acuarelas. De igual manera, la exposición temática
"Cuatro Temas en la Obra de Débora Arango" se presenta
en el Museo de Arte Moderno de Bucaramanga y
posteriormente en el Museo de Arte Moderno de Medellín,
donde culminó su itinerancia. Finalmente, se realizaron las
exposiciones temáticas "Bañistas y paseantes" y "Débora:
reportera de la ciudad".
Su único mural al fresco, de doce metros cuadrados
de superficie y alegórico al cultivo del fique, es
descubierto bajo capas de baldosín y pintura en las
antiguas instalaciones de la Compañía de Empaques.
Luego, es restablecido en el sector Estadio en Medellín
(hoy bodegas de Almacenes Éxito)- y es trasladado por
esta compañía, bajo la supervisión del restaurador Rodolfo
Vallín, a la sede de Envigado para el disfrute del público.
De igual modo, el Fondo de Cultura Económica de
México invita a Débora para ilustrar uno de sus periolibros
que circulan con 48 de los más importantes diarios
iberoamericanos, distinción que junto a Fernando Botero
los constituye en los únicos artistas colombianos
seleccionados para tal fin. El Concejo de Medellín abre la
sala Débora Arango como homenaje a la artista, con una
exposición de sus obras. El Museo de Arte Moderno de
Medellín elabora el catálogo Donación Débora Arango.
La Biblioteca Luís Ángel Arango del Banco de la
República en Bogotá, realiza la más grande exposición
retrospectiva de la artista, con 269 obras entre óleos,
acuarelas, dibujos, bocetos, apuntes y cerámicas de las
colecciones del Museo de Arte Moderno de Medellín, de
la familia Londoño Arango, Suramericana de Seguros y
colecciones particulares. El Museo de Arte Moderno de
Medellín abre la Sala Débora Arango, para exhibir
permanentemente las obras de su colección.

Algunas de sus pinturas más reconocidas son:


Braceros, Hermanas de la caridad, Alrededores de
Cartagena, El placer Los Cargueros, Las monjas y el
cardenal, Huida del convento, La monja intelectual, El
Cristo, En el jardín, Bailarina en descanso, Los matarifes,
Clavel rojo, La Maruchenga y El almuerzo de los pobres.

Su obra refleja lo Político, lo Social, lo Religioso, la


Mujer, lo Urbano, la Lúdica, desde la concepción y
sensibilidad de la artista.

RECONOCIMIENTOS
Débora Arango recibió en vida todo el
reconocimiento que se merecía como artista: En 1939
recibe su primer premio en la "Exposición de Artistas
Profesionales" del Club Unión de Medellín. De ahí en
adelante recibe: Premio a las Artes y las Letras de la
Secretaría de Educación y Cultura, 1.987, Premio
Nacional de Cultura a una Vida y a una Obra, 1.987.
También, recibe la medalla al mérito Porfirio Barba Jacob,
entregada por la alcaldía de Medellín, 1991 y la Medalla al
Mérito artístico y cultural del Instituto Distrital de Cultura
y Turismo de Santa Fe de Bogotá, 1993. Cruz de Boyacá
en su grado máximo, 1.994. Medalla Alcaldía de Medellín,
1.995. Medalla Ciudad de Envigado, 1995. Medalla 75
años de la Sociedad de Mejoras Públicas de Envigado,
1.995. Premio Gerardo Arellano, Ministerio de Educación
Nacional, 1.995. Honoris Causa en Artes y Letras
Universidad de Antioquia 1.995, Alcaldía de Medellín
1.995 Premio Colombiano Ejemplar, categoría cultura,
2000. Premio a la Antioqueña de Oro 2001. Entre los
muchos homenajes y condecoraciones que recibió, en los
últimos 20 años, están la Cruz de Boyacá, máximo honor
que entrega el Gobierno Nacional, a finales del 2003 y la
Orden de la Democracia José Félix de Restrepo, del
Concejo de Sabaneta, en el año 2004.
CONCEPTOS SOBRE DÉBORA Y SU OBRA.
El presidente Álvaro Uribe Vélez en 2003 al
condecorar a la artista con la Orden de Boyacá le dijo:
“usted que mira con el escepticismo de los sabios a la
riqueza y el poder y que ha hecho de su vida un himno
contra la codicia y el despotismo; usted, la alumna
aventajada de los grandes maestros; usted, creyente y
contestaría a la vez; merece todo el reconocimiento de la
Patria”.
Dice la crítica de arte y columnista de El
Colombiano, Marta Elena Bravo de Hermelin: “El
privilegio de haber gozado de la amistad y una buena
cercanía con esa mujer extraordinaria que fue Débora
Arango fue una oportunidad maravillosa de constatar
cómo, además del gran valor artístico por lo cual buena
parte de su obra se ha constituido en patrimonio que ha
sido conservado y promovido por el Museo de Arte
Moderno de Medellín, a la vez ella era un patrimonio vivo
como ser humano…”

Y agrega: “Como mujer Débora Arango además


reivindicó la autonomía personal para expresar de una
manera contundente el mundo que la rodeaba, pero
también llena con una exquisita sensibilidad femenina que
le da un toque especial a su pintura, tanto para mostrar
las crueles realidades sociales y políticas, como para
acercarse a lo más profundo del alma humana..”.

La gestora cultural e historiadora Aliria Mejía


Osorio llama a Débora Arango, Débora de América y
manifiesta: “Débora fue una mujer que rió a carcajadas,
en paz consigo misma y con su historia, con un espíritu
lleno de bondad y de infinita humildad. Porque la
grandeza de su ser le enseñó la inutilidad de la gloria y lo
efímero de los halagos…”
También dice Luis E. Robledo sobre este gran
personaje ligado a la historia de Envigado: Siempre
defendió la libertad del artista a pesar de haber vivido en
un contexto con grandes conflictos nacionales e
internacionales, como fue la primera mitad del siglo XX.
Una época de cambios socio-económicos, políticos y
educativos, donde se proponía un cambio de mentalidad.
El crítico de arte español Iñigo Martín, al registrar
su fallecimiento, calificó a Débora como una artista
provocadora, cuando manifiesta: “… Ninguna mujer se
había atrevido en Colombia a pintar un desnudo en sus
cuadros. Débora Arango lo hizo en 1939 y desató las
críticas de una sociedad conservadora…” (El Mundo de
España, edición del 9 de diciembre de 2005).

Belisario Betancur, expresidente de Colombia, quien tuvo


el privilegio de recibir el único voto que dio Débora por
un político, se refiere así sobre la gran pintora envigadeña:
“Hay seres destinados a iluminar con su resplandor
amplios trayectos de la historia. Su elevada dimensión
metafísica trasciende los linderos cotidianos del tiempo, y
se proyecta más allá de los días y los años, no importa
que haya que esperar antes del reconocimiento colectivo.
Débora Arango fue uno de esos seres: desbordó el libreto
de su generación e hizo saltar en añicos apreciaciones de
la sociedad consuetudinaria…”

Santiago Londoño Vélez define a Débora Arango:


“…Aguda, delicada y lúcida, con una fortaleza interior
que su cuerpo limitado y cargado de días y noches no
refleja, es dueña de una calma sabia, corrida en la
observación de las cosas de los humanos y las maravillas
de la naturaleza, y en el trato incesante con su Dios. Con
un encanto femenino intacto y una cortesía que nunca ha
confundido con la falsedad al uso, dice, con cierto orgullo
que ya tiene armado todo el rompecabezas de su vida…”

Y más adelante expresa: “Débora Arango cambió de


manera radical la forma de representar el cuerpo femenino
en el arte colombiano, lo que equivale a decir que
introdujo la verdad en la pintura, oponiéndose
intuitivamente a la idealizaciones académicas derivadas
del romanticismo decimonónico…” (Tomado del
periódico El Espectador, mayo 11 de 2003)

El crítico de arte Germán Rubiano manifiesta: "Fue


pionera en el arte colombiano. Abrió el panorama no solo
para otras mujeres artistas, sino para todos los que se
planteaban una ruptura contra la sociedad provincial a la
que se veían enfrentados los artistas a principios de
siglo…”

Quienes tuvimos la fortuna de conocer a la gran Débora,


podemos decir que vivió la vida con pasión, sin desbordes,
haciendo amigos y recibiendo el reconocimiento que se
merecía antes de su partida. Sus últimos años fueron de
lugares comunes: Casablanca, Otraparte, las casas de la
cultura de Envigado y Sabaneta, sus visitas a María
Auxiliadora, sus encuentros con Vedher Sánchez, Julio
Mejía y Diego Bedoya.

Una vida que se extinguió, con un recuerdo que


permanece en su obra para las futuras generaciones de
Envigado, la tierra que ve en Débora Arango a la gran
Pintora de América.


HERNANDO BOTERO BARRERA
Entrevista con el personaje

Por: Rocío Agudelo Salinas


Miembro de Número del
Centro de Historia de Envigado
HERNANDO BOTERO BARRERA
Entrevista con el personaje
Por: ROCÍO AGUDELO SALINAS
Miembro de Número del
Centro de Historia de Envigado
Miembro de Número de la Sociedad
Bolivariana de Antioquia.

“Son tres los amores de mi vida: el primero, mi


Familia, la de mis padres y la que yo formé; el segundo,
mi Envigado del alma; y el tercero, la Universidad de
Antioquia”. Es ésta la declaración que compendia el
universo de los afectos del ilustre envigadeño que nos
ocupa – el médico Hernando Botero Barrera- quien hoy
frisa los 93 años y sigue tan campante como en sus años
mozos.
De figura menuda, tez blanca, porque en su
juventud fue rubio; ojos de color azul intenso y recia
personalidad, el doctor Hernando Botero recorre las calles
de éste su querido pueblo, por donde hasta hace poco, le
vimos conduciendo su automóvil. Visita diariamente a los
colegas del laboratorio del Doctor Andrés Ossaba donde
expide algunos certificados; y deleita a sus contertulios
con la inagotable riqueza de los conocimientos sobre las
historias del pueblo natal, al que vio crecer y desarrollarse,
a la par con el discurrir del siglo XX.
Nació el 13 de abril de 1916, en el hogar formado
por don Rafael Botero Escobar y la señora Martina
Barrera Botero, quienes eran primos entre sí. La prole de
los esposos Botero Barrera estaba conformada por siete
hijos, cuatro mujeres y tres hombres. Quien esto escribe,
por razones de trabajo, conoció personalmente a uno de
los varones de esta familia, el abogado Rafael Botero,
recién fallecido, cuando desempeñó el cargo de Personero
Municipal de Envigado; y puede dar fe del señorío, la
distinción y honorabilidad que caracterizaron a este
consanguíneo de nuestro biografiado.
Relata el Doctor Botero que la casa paterna estaba
situada a 30 metros de la esquina de Guanteros, sobre la
carrera denominada “Cristóbal de Restrepo”, que
corresponde a la carrera 41 de la nomenclatura actual. El
padre, Don Rafael, tenía la tienda más grande del pueblo,
ubicada en el costado sur de la plaza de mercado. Era el
mes de febrero del año 1923, cuando su papá lo llamó una
mañana para llevarlo a la escuela; y “de contrabando”,
dice nuestro entrevistado, logró matricularse a los seis
años, porque la norma era ingresar a los siete años
cumplidos; y con su chispa habitual, agrega: “Aquí donde
me ves, yo soy más recorrido que el sarampión” y “tengo
más mundo que San Antonio el viejo”
En este pueblo, que para entonces tenía
aproximadamente 7.000 habitantes, la Escuela Urbana de
Varones, o Escuela Modelo, se hallaba ubicada donde hoy
es el nuevo Palacio de Gobierno Municipal;
establecimiento que más adelante tomó el nombre del
escritor y filósofo de Otraparte, Fernando González, como
lo conocemos hoy. Acude a su mente el recuerdo vivo del
primer director, Don Domingo Aristizábal, de quien
recuerda que era un envigadeño raizal que luego de
retirarse de la docencia, prestó valiosos servicios a la
comunidad, porque era poseedor de grandes virtudes
cívicas.
Al terminar el ciclo de primaria, el niño Botero fue
matriculado en el Colegio Uribe Ángel, también oficial,
ubicado donde hoy es la Plaza de Mercado. “Allí se
cursaban dos grados y ya no quedaba más que hacer en
este pueblo”, expresa el Doctor Hernando Botero y
continúa: por lo tanto, era necesario volver los ojos a
Medellín. Entonces, doña Martina, su señora madre,
consiguió, con el municipio de Envigado, una beca de
estudios para ir a la capital del departamento. Era un
auxilio de veinte (20) centavos para cada día en que
hubiera clase. Así logró matricularlo en el Liceo de la
universidad de Antioquia, localizado en la Calle 49,
Ayacucho; al cruce con la carrera 43, Girardot.
Terminado el ciclo básico de cuatro años de
secundaria, los grados 5º y 6º (10º y 11º de hoy)
contemplaban un programa especial considerado
preuniversitario, al cual denominaban “Filosofía y Letras”.
Manifiesta el Doctor Hernando, que durante este período
se contó con la presencia de destacados pedagogos como
fueron: el maestro José María Bravo Márquez, Alfonso
Mora Naranjo y Julio César García, entre otros.
Al culminar su bachillerato, el joven Hernando
ingresa a una escuela de Comercio y empieza estudios de
contabilidad, pero luego se da cuenta de que no es ésta su
vocación. Entonces, toma la decisión de entrar a la
facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia,
situada en la avenida Juan del Corral, como hasta nuestros
días. Allí existía una gran severidad en los programas
académicos. “No había clemencia por nadie”, comenta el
Doctor Hernando Botero, y agrega: “teníamos que
estudiar sábados y domingos”.
Egresado en 1947, regresó en 1948 para hacer su
trabajo de Tesis. Llega directamente a la Clínica
Ginecológica a cargo del Doctor Pedro Nel Cardona
Correa, también envigadeño, y aunque tuvo buena acogida
por parte de su coterráneo, poco le entusiasmó esta
especialidad.
Se dirigió luego al pabellón infantil “Clarita
Santos”, cuyo jefe era el médico Gustavo González
Ochoa, nacido en Medellín pero descendiente de
envigadeños, como que era primo hermano del escritor
Fernando González. Allí se despertó su entusiasmo por la
pediatría y desde entonces comenzó a trabajar con la
medicina infantil, aunque también colaboraba en cirugía y
ortopedia. Hizo su trabajo de tesis sobre “Convulsiones
Infantiles”. Una vez titulado, pasó a atender el consultorio
infantil del Hospital Universitario San Vicente de Paúl,
donde ejerció la ciencia de Hipócrates, por espacio de 48
años y simultáneamente atendía a sus pacientes en su
consultorio particular en Envigado
En la década del 60, aunque no tiene la fecha
exacta, recuerda el doctor Botero, que llegó a Medellín un
siquiatra e hipnólogo argentino, llamado Isaac Euvel quien
dictó en el hospital Universitario San Vicente de Paúl
algunas conferencias sobre hipnosis. El tema despertó gran
interés entre un grupo de colegas suyos, de los cuales
recuerda al médico Antonio Parra París, especializado en
obstetricia. Comenzaron a investigar, a buscar literatura
médica sobre la hipnosis y alcanzaron a trabajar por algún
tiempo con este método curativo, pero sin decir a los
pacientes de qué se trataba, porque en aquel entonces,
existían bastantes prejuicios respecto de este método
curativo.
En su caso particular, nuestro médico e historiador,
nos cuenta que tuvo bastante éxito con varios de sus
pacientes aplicando la hipnosis, sobre todo en casos de
niños con enuresis nocturna, luego de haber descartado la
posibilidad de algún problema orgánico. Igualmente hizo
curaciones de pacientes con tics nerviosos, con verrugas,
en niños y adultos; y llegó a curar un caso de encopresis
(incontinencia de esfínter anal). En síntesis, comenta que
fue una experiencia muy interesante, pero aclara que era
algo muy superficial, porque, para él, la hipnosis es una
estado en donde la conciencia permanece conservada y la
base de ésta es la sugestión.
Finalmente, respecto del ejercicio médico, asegura
que casi todo el pueblo (de Envigado) pasó por su
consultorio y que tuvo buena suerte como pediatra, porque
sólo recuerda haber firmado uno o dos certificados de
defunción en toda su vida profesional.
Desde su época estudiantil, el joven Hernando
incursionó en la política, donde hizo parte del grupo de
“Juventudes liberales”. Fue concejal del municipio por
dos períodos y perteneció a las Juntas que para entonces
existían en el pueblo: Junta de Valorización, que era la
encargada de dar el visto bueno a las solicitudes de
construcción, conforme a las normas existentes sobre
urbanismo. Junta de Festejos, a la cual correspondía la
organización de todas las fiestas para las
conmemoraciones cívicas y patrióticas del municipio.
También hizo parte de la Sociedad de Mejoras Públicas y
fue miembro fundador del Centro de Historia, creado en
noviembre de 1946; donde se le hizo un reconocimiento
en la celebración de los 60 años de esta institución, en
atención a sus méritos como conocedor de la historia, y
único testigo vivo de esta fundación.
Como se dijo al principio, al doctor Hernando
Botero le tocó ver crecer el pequeño pueblo donde nació.
Le tocó ver el surgimiento del Barrio Mesa Jaramillo, el
más tradicional de Envigado, en el año de 1924, en un lote
que define como extensa explanada que se conocía como
“La Manga de Las Parejas”, estaba completamente
cercado y tenía una sola una puerta de acceso, ubicada al
pie de la escuela Fernando González.
Porque “creció con el siglo” como lo expresa el
cantautor Piero, nuestro querido galeno recuerda también
que, a comienzos del siglo XX, las posibilidades de
educación estaban limitadas a unos pocos establecimientos
que existían en su natal Envigado: La Escuela Modelo y
la Presentación, para los niños y las niñas pobres; y el
Colegio de la Presentación, para las niñas ricas. También
existía el Colegio de Las Álvarez, cerca al parque
principal; el Colegio Uribe Ángel y unas pocas escuelas
rurales.
El doctor Botero está casado con la señora Teresa
Penagos Estrada, y en este hogar fueron procreados cuatro
hijos: Ángela María, Beatriz, María Teresa y José
Mauricio.
La Administración Municipal de Envigado,
consciente de los valores humanos, profesionales y cívicos
que se conjugan en este dilecto hijo, le ha hecho objeto de
varios homenajes. El 18 de diciembre de 2007, dio el
nombre del Doctor Botero a uno de los edificios públicos,
situado en la calle 38A Nº 43-36 en cuyo frente se
encuentra una placa con la siguiente inscripción:
Sede Administrativa
Hernando Botero Barrera
En reconocimiento a su incansable labor
de 60 años como médico,
dedicados al servicio de los envigadeños
Igualmente, el 6 de septiembre de 2006, fue
distinguido como uno de los “Envigadeños de Valores”,
en el acto que anualmente realiza la municipalidad, para
destacar a sus más preclaros hijos. Son homenajes en vida,
que es la mejor oportunidad.
Nuestro personaje se declara melómano
irreductible, pero advierte que sus preferencias en materia
musical se inclinan exclusivamente hacia la música
clásica, en especial la sinfónica y las grandes obras del
repertorio religioso de élite, como son los oratorios y las
misas solemnes. Al respecto nos cuenta que, en su época
de estudiante en la facultad de Medicina, cuando no había
clases, se pegaba la escapadita al centro de la ciudad, en
compañía de su inseparable amigo y condiscípulo, Miguel
Zapata, para ir al “Café Milano” situado en la Plazuela
Uribe Uribe, a tomar tinto y a escuchar música clásica,
porque era el único establecimiento con esta especialidad.
Recuerda con nostalgia la partida del musicólogo
Hernán Restrepo Duque, con quien sostuvo una gran
amistad y aprecia mucho entre los regalos de éste, el
último que fue la Misa de Réquiem del compositor
Cherubini. De igual manera, se refiere al investigador
musical Don Hernán Caro, con quien ha mantenido unas
buenas relaciones en el mundo de la música.
“Bueno ole, tenemos que tomarnos otro tinto para
que hablemos más cháchara de este pueblo”. Así nos dice
el Doctor Botero al despedirnos, con la esperanza de
tenerlo por muchos años más entre nosotros, con esa
memoria y lucidez mental tan envidiables.


Luís Cano Villegas
Periodista Ejemplar

Por: Carlos León Gaviria Ríos


Miembro correspondiente
Centro de Historia de Envigado
Luís Cano Villegas
Periodista Ejemplar

Por: Carlos León Gaviria Ríos


Miembro correspondiente
Centro de Historia de Envigado

“Decir siempre la verdad y ser sincero consigo


mismo”

(L.C.V.)1

Don Luís Cano Villegas nació el 15 de agosto de


1885 en el municipio de Envigado, en la finca La
“Fidelina” a orillas de la quebrada la Doctora (hoy
perteneciente a Sabaneta). Hijo de Elena Villegas y Don
Fidel Cano, periodista fundador del periódico el
Espectador2.

Su primera incursión en el mundo del periodismo


fue durante sus estudios en el Instituto Caldas de Medellín

1
Frase dicha al periodista Willis Ricaurte, Periódico El Espectador,
julio 24 de 1950. Pág. 4
2
Garcés. Sacramento, Monografía de Envigado. Ediciones hemisferio
Nro 26, Medellín, 1959. Pág. 163.
donde publicó el periódico EL ALBOR. Durante la guerra
de los Mil Días (1899 - 1903) se refugió con su familia en
el municipio de El Retiro, en el oriente antioqueño, pues
su padre fue víctima de la persecución conservadora.
Durante esta época publicó el periódico LECTURA
AMENA en el cuál desarrolló un estilo literario propio del
romanticismo clásico3.

Tras el cierre de El Espectador, en 1905, viajó a


San José de Costa Rica donde asistió la publicación del
diario EL COMERCIO. Para 1907 se encontraba radicado
en Santiago de Chile, ciudad en la que se desempeñó
como redactor de EL DIARIO ILUSTRADO y
posteriormente como cónsul colombiano, cargo que
también desempeño en Suiza4.

Tras su incursión en la carrera diplomática regresó


al país en 1913. Participó activamente en la reapertura del
El Espectador mientras se desempeñaba como director de
la GACETA REPUBLICANA. En 1915 renuncia a la
Gaceta y asume la dirección del periódico fundado por su
padre, cuya sede fue trasladada a Bogotá. En ese mismo
año contrae nupcias con Doña Paulina Nieto Caballero,
con quien tuvo una hija, Doña Elena Cano Nieto5.

Don Luís se mantuvo al frente del Espectador hasta


1949, año en que se retira del cargo de Director debido a
la situación política del país. Murió poco antes de cumplir
los 65 años de edad el 22 de julio de 1950. A sus honras

3
Posada. Jaime, ElTiempo.com. lecturas fin de semana. 3 de enero de
1999.
4
Posada. Jaime, ElTiempo.com. lecturas fin de semana. 3 de enero de
1999.
5
Posada. Jaime, ElTiempo.com. lecturas fin de semana. 3 de enero de
1999.
fúnebres asistieron diferentes personalidades de la política
y el periodismo nacional como Darío Echandía y Abelardo
Forero Benavides entre otros6.

Entre sus principales logros se cuentan: miembro


de la Cámara y el Senado de la República; delegado
colombiano en la Conferencia de Rió de Janeiro (1934) y
periodista y político en la configuración de la República
liberal (1930 – 1946). Sus principales escritos, columnas y
editoriales fueron publicados por la Biblioteca de Cultura
Aldeana de Colombia bajo el titulo Semblanzas y
Editoriales, obra que recoge los principales rasgos de su
pensamiento7.

Don Luís, un hombre de familia con celo por la


disciplina y honestidad profesional, fue uno de los
personajes más representativos del periodismo nacional en
la primera mitad del siglo XX y una figura destacable del
municipio de Envigado.

6
Periódico El espectador. Julio 22 de 1950. primera plana.
7
Periódico El espectador. Julio 22 de 1950. primera plana y
siguientes.
ELADIO CAÑAS RESTREPO
“Exponente del cine callejero”

Por: Pedro Nel García Arroyave


Miembro correspondiente del
Centro de Historia de Envigado
ELADIO CAÑAS RESTREPO
“Exponente del cine callejero”

Por: Pedro Nel García Arroyave


Miembro Correspondiente del
Centro de Historia de Envigado

Para quienes conocimos a Eladio Cañas, uno de los


más importantes gestores culturales en el municipio de
Envigado y tal vez el mejor exponente del cine callejero,
nos trae a la memoria su entusiasmo y abnegación por su
trabajo como baluarte en la proyección del séptimo arte en
diferentes escenarios públicos y privados de la localidad.

Escuelas, tabernas, parques, bibliotecas, asilos,


entidades de la tercera edad, corporaciones culturales,
eran los escenarios predilectos en que se sentía a plenitud
en el oficio que llevaba en su corazón y con el cual sería
recordado y admirado por los amigos y aficionados en
estos menesteres de brindar esparcimiento por una
vocación artística y humana.

Nacido en una reconocida familia envigadeña, - mi


padre fue un artesano que elaboraba las sillas de las
tradicionales peluquerías locales –, comentaba con orgullo
Eladio de José Cañas Vanegas su padre, el muy recordado
“J C” y de Doña Consuelo Restrepo Cárdenas su madre,
matrona muy envigadeña. Había llegado a este mundo un
12 de Abril de 1970, y de él lo hicieron marchar, pero no
para el recuerdo de sus amigos, en el amanecer de un
trágico 4 de Enero de 2004, cuando los jinetes del
apocalipsis cabalgaban como “machos cabríos” por estos
parajes del Sur del Valle de Aburrá.

“Cine Andariego”, el celuloide llevado a los


escenarios donde las personas amantes del séptimo arte lo
requerían, fue su maravillosa propuesta en que estuvo
inmiscuido y en la cual brindaba todo su entusiasmo por
que “disfruto lo que hacía” y además, se sentía pleno al
llevar el cine como era antes de que existieran las salas de
exhibición que ahora conocemos; cine transeúnte, de un
paraje, una aldea, un corregimiento, un pueblo a otros,
más allá, donde lo permita el escenario, a lomo de mula, a
pie. Es que así era como se conoció el cine en nuestro
medio. Era sinónimo de libertad; la que Eladio quiso
ejemplarizar a través de su noble oficio de llevar
esparcimiento, cultura, conocimiento, mundos idos y por
venir. La magia del cine.

La estirpe de nuestro entrañable amigo: su timidez


como síntoma de nobleza. Su sinceridad como principio
básico de humanismo. Su laboriosidad como complemento
de su entusiasmo.

Y es que la mejor táctica para publicitar sus


películas era “radio Memba”, como solía decir a sus
amigos. Desesperado para que su público se enterara de
sus novedosas proyecciones, era el contacto verbal con los
eventuales asistentes a sus funciones, que le permitía
conocer personas, películas, vínculos culturales. y qué no
decir del tejemaneje al proyectarlas:

“Llevó su virtuosismo a saberlo todo acerca del


cine. Conocía desde el alma de un proyector de Lumiére
hasta las intimidades de las cámaras digitales. Fue
coguionista de argumentales, camarógrafo y extra en un
cortometraje. En “Cine Andariego”, era técnico,
conferencista, el de las reseñas y los contactos, recordó
Uver Valencia, en crónica para El Tiempo. El todero
Eladio cobraba el córner y hacía el gol de Cabeza”. Así
escribió para El Colombiano Oscar Domínguez Giraldo,
en su columna de opinión “Columna Desvertebrada”,
sobre su personalidad.

Porque, también, como expresaba otro de sus más


fervientes contertulio y amigo:

“Se la pasaba hablando de cine, podía hacer un


análisis técnico de las máquinas de proyección,…un
recuento de los cineclubes a lo largo de la historia de la
ciudad, o un catálogo de las grandes producciones clásicas
o contemporáneas de la cinematografía universal; podía
quedarse horas hablando de un director, de una película,
de cómo fue filmada, de los premios que ganó o de los
textos que sobre ella escribieron especialistas y críticos”,
rememora Sergio Restrepo J. su compinche de “Otraparte”

O como lo explora Faber Cuervo, en unas notas


escritas en honor a su memoria sobre su quehacer artístico
y humano: “Para Eladio no había película mala. Él hacía
sospechar al espectador de que más bien había ojos que no
sabían mirar aspectos sutiles de las cintas. Claro que
Eladio, casi siempre, proyectó películas de una buena
calidad, cine no comercial, no apto para masas
consumidoras del último grito en taquilla”.

Fueron varias las instituciones universitarias en las


que estudio nuestro amigo: Alumno de ingeniería
mecánica en la Universidad Nacional de la cual creemos
adquirió la habilidad para manipular y descubrir los
mecanismos de los aparatos en que proyectaba las cintas.
Más adelante se matricula en la Universidad de Antioquia,
en comunicación social, que “cuando se dio cuenta de que
el enfoque era periodismo y de que no había posibilidad de
hacer video se retiró también, cuando ya llevaba cinco
semestres”, recuerda su hermano Miguel Ángel.

En su recorrido con “Cine Andariego” trabajó en


diferentes proyectos de fomento audiovisual con la
fundación “Stultífera Navis”, la corporación Casa Museo
“Otraparte”, la Universidad Nacional, Metroseguridad, la
Secretaría de Cultura Ciudadana de Medellín, la
Corporación Festival de Cine de Santa Fe de Antioquia en
la que participo en varias muestras de cine y en otros
varios proyectos e instituciones culturales.

Escribió uno de sus biógrafos sobre su quehacer


que: Entró a un taller de apreciación cinematográfica
organizado por la corporación “Región” y asesorado por
Dunav Kuzmaniv, tiempo durante el cual tomo la decisión
definitiva: Eladio quería vivir del cine.

De esta forma conformó con un grupo de amigos la


corporación Primera Mirada, institución que se dedicaría a
hacer video y en la cual comenzó produciendo Cara y
Crisis, un argumental sobre la redistribución de la pobreza
en el caso de dos hombres solitarios, dueños de unas
cantinas y sin clientes para atender”, argumenta Uver
Valencia en una nota sobre el amigo ido.

Recuerda uno más de sus admiradores:

“Lo malo de uno morirse - o de que lo maten-, es


que uno no termina muriéndose del todo. Se pasa a ser
parte del recuerdo de los familiares y amigos que lo vieron
vivir a uno. Por eso me indignó un poco asistir a este
velorio. Todos tratando de regresar un poco a ese ser que
falta desde ahora y para siempre. Armando todos lo que
creemos recordar para reafirmar la existencia de quien
recordamos. Es inútil, aunque cierto decir que quedas
entre nosotros. En el recuerdo vivo de todo lo que
vivenciamos que hiciste, en la imagen vívida de todo lo
que supimos que fuiste, Eladio”. Reitera en la soledad del
amigo, Gabriel Jaime Lopera.

Estas líneas, son a la vez básicas, pero también


insuficientes, para describir el carisma, la bondad, el amor
por su quehacer cultural a través del cine, de éste enviado
de los ángeles que siempre será recordado por quienes lo
conocimos y del cual nos sentiremos orgullosos de haber
compartido un pedazo de su existencia.


ADELAIDA CORREA ESTRADA
Consagrada educadora envigadeña

Por: Blanca Ruth Álvarez González y


José Fernando Flórez Álvarez
Miembros de Número del Centro de Historia de
Envigado
ADELAIDA CORREA ESTRADA
Consagrada educadora envigadeña

Por: Blanca Ruth Álvarez González y


José Fernando Flórez Álvarez
Miembros de Número del Centro de Historia de
Envigado

De muchos se conoce muy poco, de otros nada; y


todos ellos, han dejado una huella imperecedera,
aportando su granito de arena para el progreso de su
pueblo, su departamento y su país.
“Escribir es caminar, las palabras son la huella
que, sobre el papel dejamos al andar, los renglones son
nuestro silencioso y alegre camino”. Tomado de la cartilla
Renglones serie escritura. Editorial Norma.
Con ésta reflexión, nos atrevemos a escribir una
semblanza biográfica de dos destacadas educadoras que,
con amor, entrega y dedicación, hicieron de sus alumnas
un emporio intelectual y moral. Son ellas Adelaida
Correa E. y María Dolores González M.
ADELAIDA CORREA ESTRADA: Primera
maestra de escuela de la entonces fracción de Sabaneta,
hoy próspero municipio, nacida en la ancestral Ciudad
Señorial, el 1 de mayo de 1850 en el hogar de Don Ramón
Correa y de Doña Eudoxia Estrada. Fueron sus abuelos
paternos: Don Lucas Correa y Doña Josefa Mejía y sus
abuelos maternos: Don Francisco Estrada y Doña Catalina
Quijano.
Hizo sus estudios primarios en Envigado y los
complementarios en Medellín, cuando ya estaba en el
ejercicio de su profesión, sirviéndole a Sabaneta en la
formación de mujeres de bien para una sociedad que sólo
las valoraba en la administración del hogar.
Contaba el Doctor Alfonso Correa Bernal, sobrino
de Doña Adelaida y miembro de la Academia Antioqueña
de Historia, que su tía llegó al Magisterio de manera
fortuita. Decía: “Se desarrollaba la guerra de 1863 y la
joven adolescente actuó como voluntaria para curar a los
heridos en los combates que se daban entre liberales y
conservadores en los alrededores de Envigado.
La gesta heroica de Adelaida fue conocida por el
Gobernador Pedro Justo Berrío, quien había tomado el
mando en 1864, y en reconocimiento a su valor y a sus
servicios, la nombró como primera maestra de Sabaneta.
La joven se excusó de aceptar el cargo, alegando no tener
la suficiente ilustración, a lo cual el mandatario le ofreció
la oportunidad de prepararse a la par con sus labores
docentes.
Dadas sus facilidades, la joven maestra empezó
labores en 1865, primero viajando diariamente desde
Envigado y luego radicándose definitivamente en
Sabaneta, cuando alcanzó su mayoría de edad. Llegó a la
que fue su única escuela, temerosa de enfrentar el reto de
formar; pero segura de dar de sí lo mejor para afianzar en
sus alumnas los valores y principios cristianos, así como
los conocimientos que ella traía de la casa y de sus
maestras”. Hasta aquí, el comentario del Doctor Correa
Bernal.
Ejerció su labor en la misma Institución por
espacio de 50 años; era maestra y sacristana; alternaba su
trabajo en la parroquia con la realización de obras sociales.
Doña Adelaida vivió en la casa de Francisca y
Heliodora Mejía, en el marco oriental de la plaza, a un
costado del templo de Santa Ana, el cual ayudó a construír
en unión con el Padre Jesús María Mejía, el maestro
marinillo Don José María Ceballos Botero y el Inspector
Don Venancio Díaz Vásquez; entre otros.
Entre 1865 y 1915, Doña Adelaida modeló la
mujer sabaneteña dentro de los principios y costumbres
cristianas. Fue maestra ejemplar, rígida en los momentos
que era necesario, siempre atenta y generosa con todos.
Para quienes la conocieron, como en el caso de la
Señorita Paulina Garcés Montoya, primera maestra
graduada de Sabaneta en 1922, Doña Adelaida enseñó la
virtud y supo encaminar a la mujer por el camino del bien.
Ella fue su modelo para iniciarse en el Magisterio.
Perteneció Doña Adelaida a una familia educadora
por excelencia. Su hermana Josefa fue maestra en La Ceja
y allí fundó un colegio con el nombre de “María”; en
Yarumal fundó varios colegios por los años de 1877; en
Fredonia, en 1879, en Envigado en 1882; en Jardín fundó
otro colegio en 1912 con el nombre de “Los Sagrados
Corazones”. Su hermano Eulogio fue fundador y Rector
del colegio de San Luis en el municipio de Caldas.
Además, Rector de la Escuela de Artes y Oficios de
Medellín, Inspector Provincial de Educación en el
occidente del departamento, alcalde de Medellín y Fiscal
Superior; entre otros cargos desempeñados.
También, se destacaron como educadoras sus
sobrinas: Concha Agudelo Correa (cuyo nombre llevó la
escuela del Barrio Primavera), Leonor Correa (fundadora
del primer preescolar de Sabaneta), Filonila Álvarez
Correa (maestra en la escuela que Doña Adelaida dirigió
durante 50 años en la próspera Sabaneta).
Siempre recibió el cariño y la admiración de sus
alumnas, por sus dotes de maestra y orientadora. Tuvo
entre sus compañeras a Dolores Ochoa Barreneche,
Herminia Restrepo (antes de ingresar a la vida religiosa).
Eva Díaz de Arango (trabajó 6 meses como maestra) y
Doloritas Álvarez. A ésta última, le entregó la dirección de
la escuela al abandonar las labores docentes, a la edad de
65 años.
No se discute que Doña Adelaida Correa fue un
referente en el campo de la cultura y educación del
Envigado del siglo pasado, contribuyendo a la fundación
de un pueblo que como Sabaneta, camina a pasos
agigantados en su conversión a ciudad.
Doña Adelaida vivió sus últimos años en compañía
de su hermano Eugenio en una casa ubicada en
inmediaciones de la finca Zaratoga. Allí murió el 11 de
marzo de 1924, a la edad de 74 años.
Sabaneta honra la memoria de tan ejemplar
maestra con el nombre para la Institución Educativa que
ella fundó. La Escuela de Doña Adelaida estrenará nueva
sede en el año 2010, cuando será trasladada a un lugar
contiguo a la Casa de la Cultura La Barquereña.
BIBLIOGRAFÍA:

-Manual del Ciudadano, Sabaneta 35 años. 1968-


2003. Trabajo de la Institución para complementar el
P.E.I. “Anónimo”.
-Sacramento Garcés Escobar. Monografía del
Municipio de Envigado. Tercera Edición. 1985
- José Fernando Flórez Álvarez. Apuntes para una
historia de Sabaneta. (Monografía inédita)


MARÍA CEBALLOS URIBE
Eminente educadora.

Por: Rocío Agudelo Salinas


Miembro de Número del
Centro de Historia de Envigado
MARÍA CEBALLOS URIBE

Eminente educadora.

Por: Rocío Agudelo Salinas


Miembro de Número del
Centro de Historia de Envigado y
Miembro de Número de la Sociedad
Bolivariana de Antioquia

Los más altos intereses de la comunidad como


lema de vida del Doctor Joaquín Vallejo Arbeláez,
llevaron a este grande e inolvidable colombiano a
proponer y defender ante la Honorable Asamblea de
Antioquia, la creación de un bachillerato femenino. Esta
idea fue cristalizada mediante la ordenanza Nº 37 del 24
de julio de 1935, por la cual se creó El Instituto Central
Femenino, primer plantel oficial de educación formal para
la mujer colombiana
Aunque ya existían en Medellín otros colegios
femeninos como María Auxiliadora, La Presentación y la
Enseñanza; el Instituto Central Femenino, fusión de la
Normal de Institutoras y el Colegio Central de Señoritas,
se convirtió en la primera institución educativa de donde
egresaron las primeras bachilleres que hubo en el país, con
la posibilidad de incursionar en la universidad.
Para regir los destinos de un plantel, cuyos
programas educativos rompían los esquemas culturales
existentes, al proponerse “Hacer Pasar a la Mujer de las
Agujas a los Libros”, era necesario contar con líderes
educativas que estuviesen a la altura de los nuevos retos.
De ello tuvo plena conciencia el fundador; y por tal
motivo, se entrevistó en París con la pedagoga española
Enriqueta Séculi Bastidas, quien luego aceptó la
convocatoria hecha por los consulados de Colombia en el
exterior y se convirtió en la primera rectora de la naciente
institución, a la cual imprimió su huella de avanzada con
una franca apertura en las posibilidades de capacitación
para la mujer.
Luego de la mencionada educadora, distinguidas
pedagogas antioqueñas ocuparon la rectoría de este
claustro. Entre ellas se destacan: Mercha Quintero, María
Betancur, Lola González y María Ceballos Uribe. Esta
última, fue nombrada el 23 de enero de 1951 mediante
Decreto Nº 53, firmado por el gobernador de entonces,
Doctor Braulio Henao Mejía; y ejerció el cargo hasta el
año de 1957, cuando fue reemplazada por la abogada
Amparo Múnera Arango.
Doña María Ceballos Uribe, pertenecía a una
distinguida familia envigadeña, formada por Don
Sacramento Ceballos Gallo, senador de la República; y
Doña Trinidad Uribe Montoya. Nacida el 21 de octubre de
1893, María cursó las primeras letras en la escuela oficial
de Envigado, y luego realizó estudios secundarios en la
Escuela Normal de Institutoras de Medellín, donde recibió
el título de “Maestra de Escuela Superior” en el mes de
noviembre de 1913.
Inició entonces su carrera docente en el año de
1914 en la “Agrupación Segunda de Niñas”, de Medellín.
En 1920 fue nombrada directora de este mismo
establecimiento; y, mediante Decreto 126 del 03 de
noviembre de 1932, suscrito por el Secretario de
Educación, Doctor Julián Uribe; fue promovida a la
Dirección de la escuela Anexa a la Normal de Señoritas,
en reemplazo de Mercedes Yepes Isaza quien había
fallecido.
Pero la carrera de esta insigne educadora no se
detiene allí. El 23 de enero de 1951, mediante Decreto Nº
53, expedido por el gobernador de Antioquia, Doña María
Ceballos recibió el nombramiento de Directora del
Instituto Central femenino, en reemplazo de la educadora,
doña Lola González.
En este destacado centro de Educación femenina,
de donde egresaron las mujeres que posteriormente se
convertirían en las primeras profesionales de Colombia,
Doña María Ceballos sobresalió por sus capacidades de
administradora educativa, al integrar un equipo líder que
permitió romper los esquemas tradicionales en la
formación de la mujer, para dar continuidad al camino
trazado por sus antecesoras, dando énfasis a la formación
y capacitación de sus congéneres para el ingreso a la
universidad.
Ubicada en el contexto socio-cultural de la época –
mediados del siglo XX- no podía ser menos que una dama
de costumbres austeras, recatada, discreta, prudente, pero
de gran firmeza en sus decisiones y bastante moralista,
como lo recuerdan quienes fueron alumnas del Central
Femenino y del Instituto Isabel La Católica, como se
llamó posteriormente a la institución, por aquellos años.
También se dice de ella que fue una gran lectora, con
preferencia por los clásicos de la literatura y los místicos
españoles.
Su estricta concepción de la moral cristiana, la
llevó a extremos tales como el veto del capítulo
correspondiente a la reproducción, en el área de Biología y
Anatomía, en la convicción de que estos conocimientos,
en lugar de ayudar a la formación de la juventud femenina,
contrariaban las normas de la moral y las sanas
costumbres.
Dichas posiciones extremas, aunque bien
intencionadas y de buena fe, empezaron a generar cierto
inconformismo entre el estudiantado y en los mismos
docentes encargados de las mencionadas áreas. Este
descontento llegó hasta el extremo de generar un
movimiento de protesta estudiantil, que a la postre produjo
la salida de la rectora Ceballos Uribe, en cuyo período se
había producido el cambio de nombre de la Institución
educativa, de Central Femenino por ISABEL LA
CATÓLICA, nombre que tuvo bastante rechazo entre la
comunidad educativa, porque simbolizaba el revivir del
colonialismo español. Sin embargo debe aclararse que la
rectora Ceballos Uribe, en nada tuvo que ver con estos
cambios, provenientes, presumiblemente del capricho o
interés particular de algún político de turno.
El movimiento estudiantil de protesta, ocurrido
durante la rectoría de la educadora María Ceballos Uribe,
ha sido considerado como la primera huelga estudiantil
femenina que se produjo en nuestro país. Fue un hecho de
gran impacto social que contó con el apoyo de los
estudiantes de la Universidad de Antioquia, en su sección
de Bachillerato.
En medio de todo este acontecer, es justo destacar
la circunstancia de que nos hallábamos frente a los dos
establecimientos educativos oficiales de educación
secundaria, con el mayor nivel académico del
departamento, entre las instituciones educativas oficiales y
las privadas: El Instituto Isabel La Católica y la
Universidad de Antioquia.
La brillante carrera de la educadora Ceballos Uribe
y sus grandes aciertos administrativos, posteriormente la
hicieron merecedora del nombramiento para regir los
destinos de la educación en Antioquia, como Secretaria
del ramo.
A pesar de la huelga estudiantil, que en nada
demerita el desempeño de la rectora Ceballos Uribe, puede
afirmarse que esta educadora dejó una institución orgullo
de Antioquia, en donde, como se dijo al comienzo, se
formaron las primeras y más destacadas profesionales del
departamento y del país, quienes indudablemente han
dejado una impronta, a su paso, por las universidades, las
instituciones políticas, económicas, sociales, académicas
y científicas, siempre con el orgullo de ser egresadas del
Central Femenino, Isabel La Católica o del Centro
Educacional Femenino de Antioquia CEFA.
Durante cuarenta años sirvió a la educación Doña
María Ceballos Uribe, dejando un gran legado de
interesantes escritos sobre temas pedagógicos, para cuya
publicación jamás pidió ayuda oficial, dada su exagerada
modestia. Así mismo, se cuenta que en sus conferencias,
siempre hizo gala de una buena capacidad de
improvisación.
Las altas calidades personales y profesionales de
Doña María Ceballos Uribe, la hicieron acreedora del
nombramiento de “MAESTRA DE LA JUVENTUD
FEMENINA DE ANTIOQUIA”, titulo otorgado mediante
decreto Nº 397 del 08 de octubre de 1959, expedido por el
Gobernador de Antioquia, Doctor Alberto Jaramillo
Sánchez.
Esta máxima distinción para un educador, que se
mantiene hasta nuestros días, y que tiene carácter de
vitalicia, se concede bajo las siguientes exigencias:
a). Haber ejercido la docencia en cualquiera de los
grados de instrucción, en establecimientos oficiales o
privados, por un tiempo no menor de 20 años.
b). Haber observado una conducta edificante que
pueda considerarse como dechado de vida del genuino
educador.
c). Haber sobresalido por la labor docente y la
elaboración de alguna obra didáctica de mérito, a juicio
del jurado, compuesto por el Secretario de Educación, el
Presidente de la Comisión de Educación de la Asamblea
Departamental, dos rectores de Institutos de Bachillerato
nombrados por el Gobernador; y el Jefe de Enseñanza
Secundaria.
Con el lleno de los requisitos anteriores, la
Gobernación se ciñe al resultado de las elecciones hechas
por los distintos integrantes del cuerpo directivo y
profesoral, en fecha señalada por la misma entidad de
gobierno, dentro del mes siguiente a la muerte del Maestro
o Maestra de Juventud que se pretende reemplazar. Los
electores participan de la forma que se expone a
continuación:
1. Voto de los rectores y profesores de todos los
establecimientos oficiales y privados, de
bachillerato, enseñanza normalista, comercial e
industrial, del departamento.
2. Voto de los Jefes de enseñanza primaria y
secundaria y los visitadores escolares de ambos
grados de instrucción
3. voto de los maestros jubilados que hubiesen
ejercido el cargo por más de cinco años en el grado
de secundaria.
4. Voto de los Centros de Estudios Pedagógicos (uno
por cada Centro).
El docente que obtenga este galardón, aparte
del estímulo económico, se convierte en asesor para
los estudios de problemas educativos, cuando la
secretaría del ramo así lo requiera.
Por su parte, el Gobierno Nacional, otorgó a la
docente María Ceballos Uribe, la medalla “CAMILO
TORRES”, máxima condecoración que se otorga en el
campo educativo: y así mismo, el Gobierno
departamental le concedió la medalla “PADRE
MIGUEL GIRALDO”, que es otro galardón al mérito
en la docencia.
Falleció . . . . . .desconocemos la fecha.
Fuentes:
Gacetas Departamentales Nº 3954, 6786 y 8.034,
Archivo Histórico de Antioquia.
Ordenanza Nº 27 de diciembre 14 de 1959,
Archivo Histórico de Antioquia.
“Monografía de Envigado”, Sacramento Garcés.
“Semblanza de Joaquín Vallejo Arbeláez, fundador
del CEFA”, ensayo de Margarita Restrepo Olano.
“Personajes de Antioquia”, Julián Pérez Medina
Entrevista con los educadores Víctor Durán
González y Conchita Domínguez de Durán, esta última,
egresada del Instituto Isabel La Católica; quienes tuvieron
conocimiento directo de la biografiada.
Fotografía de archivo del CEFA


CAROLINA FERNÁNDEZ MONTOYA
MAESTRA CONSAGRADA A LAS JÓVENES
ENVIGADEÑAS.

Por: Blanca Ruth Álvarez González


Miembro de Número del Centro de Historia de
Envigado
Nacida en Amagá Antioquia, el 29 de mayo de
1897, en el ejemplar hogar de don Pedro Antonio
Fernández y de doña Ana julia Montoya.
Conocida con el nombre de MAESTRA DE LAS
JUVENTUDES.
Cuando dejan las hermanas religiosas la educación
privada para jovencitas, en el convento, es escogida esa
edificación, para abrir la instrucción pública a las niñas,
desde 1836, 4 años más tarde que la escuela Pública para
niños, que estaba abierta desde 1832, con niños en edades
entre 8 y 14 años, era una obligatoriedad, que todo niño o
niña en edad escolar asistiera a los Centros públicos a
aprender las primeras letras, al menos a leer y a escribir
con algo de matemática, retórica, historia, entre otras
materias; entonces, es nombrada por decreto No 156, del
29 de marzo de 1937, la señorita María Dolores Carolina
Fernández Montoya, de 2da categoría, meritoria y
competidísima maestra; para ocupar la dirección oficial de
la escuela MARCELIANO VÉLEZ BARRENECHE,
con un sueldo de 80 pesos, en reemplazo de Margarita
Gómez quien pasó a otro puesto.
El 12 de febrero de 1938, nuevamente es ratificada
en el puesto, ya en primera categoría, mediante decreto
No 70, con un sueldo de 85 pesos. La señorita María
Dolores Carolina Fernández Montoya, inició su carrera en
el magisterio siendo muy joven, el 20 de enero de 1917, es
nombrada para Amagá, su tierra natal, luego para
Venecia y Titiribí; fue trasladada para Envigado, pueblo
que la recibió bondadoso, al que entregó los mejores años
de su existencia, se dedicó de lleno a la educación de las
niñas con mucho amor, inculcándoles una sólida moral y
religiosidad, única defensa para enfrentarse a la vida con
decoro.
Ésta educadora era feliz con su labor, de la cual
decía: “Le tengo en mi corazón un altar, donde
diariamente rindo tributo de mi gratitud, mi labor ha sido
placentera, y si algunas amarguras he tenido, diré como el
poeta: “Las espinas que me clavaste, por las rosas que te
cogí”.
Le tocó el gran salto de la ESCUELA ANTIGUA
TRADICIONAL, por la FUNCIONAL O ACTIVA,
combinaba muy bien las dos, aprovechando las ventajas
de la una y de la otra, de las que sacaban muy buenos
resultados en su labor, conceptuaba, no se debe desechar
la primera, ni adoptarse incondicionalmente la segunda,
es conveniente que las jóvenes adquieran una variedad en
sus conocimientos; pues la ignorancia en una mujer es
causa de aburrimiento, es necesario crear en ella una
personalidad, acostumbrarla a decir SÍ o NÓ a saber
porqué lo dice; criticaba con gran acierto LA
EDUCACIÓN MODERNA diciendo que en ella veía
muchas deficiencias, dejando en libertad a las jóvenes,
para buscar las amistades, la diversión, los amigos, las
salidas entre otros.
En cuanto al papel de la mujer en los destinos
gubernamentales del estado, opinaba: Las leyes sociales
que nos excluyen de las escenas de la vida pública, nos
corroboran más en la soberanía de la vida doméstica y
privada; la familia es nuestro imperio, nosotros cuidamos
de satisfacer sus necesidades, de dirigir sus ocupaciones,
de mantenerla en paz y de mantener en el hogar el sagrado
depósito de las buenas costumbres.
Opinaba sobre la educación de la mujer: la
educación en la mujer debe ser más intensa, porque si ella
no está bien educada, la base de la educación moral de los
ciudadanos, será tan falsa como los cimientos de una casa
edificada sobre la arena.
Lo anterior son algunos apartes tomados de una
entrevista que le realizo el inolvidable don Sacramento
Garcés Escobar, para el periódico AYURÁ, septiembre
30 de 1944, Edición No 2, página 7.
Ya jubilada, fue llamada por las directivas de la
empresa COLTEJER, para ejercer la docencia, en la
ESCUELA ROSELLÓN, que era para la enseñanza de los
hijos de los trabajadores de dicha empresa, donde prestó
sus servicios incansablemente y cariñosamente por 20
años mas, donde la honraron con el “BOTÓN DE
ESMERALDA”, mención que otorgaba la empresa a sus
eminentes servidores.
Una vez ya, en su retiro del magisterio y al final de
su vida, en su casa del Envigado que tanto amó, dedico sus
esfuerzos al cuidado de los enfermos terminales por varios
años, rodeada del afecto de los suyos quienes vieron en
ella una fuente de entrega inagotable a los demás, pero
muy en especial a los más necesitados.
La ciudad de Envigado por medio del H.H.
Consejo Municipal, hizo un reconocimiento
MERITORIO a su larga y servicial entrega por el bien de
la comunidad envigadeña, en diversos campos,
concediéndole la MEDALLA DEL CIVISMO.
Muere ésta benemérita maestra y educadora, el 2
de agosto de 1977, dejando un vacío, no solo en los suyos,
sino también en una sociedad agradecida, que despidió
conmovida, a la inolvidable MAESTRA DE LAS
JUVENTUDES, MARIA DOLORES CAROLINA
FERNANDEZ MONTOYA.

FUENTES BIBLIOGRÁFICAS:
Sacramento Garcés Escobar. Monografía de
Envigado. Tercera Edición. 1985.
Jaime Fernández Montoya. Exmiembro de Número
del Centro de Historia de Envigado. “Ensayo”. Carolina
Fernández, presentado el 23 de abril del 2.001.


JORGE FRANCO VELEZ
“Un ejemplo para los envigadeños”

Por: BLANCA RUTH ALVAREZ GONZÁLEZ


Miembro de Número del Centro de Historia de
Envigado
JORGE FRANCO VELEZ

“Un ejemplo para los envigadeños”

Por: BLANCA RUTH ALVAREZ GONZÁLEZ


Miembro de Número del Centro de Historia de
Envigado

El doctor Jorge Franco Vélez, fue otra de las


semillas que germinó en las fértiles tierras envigadeñas y
que cosechó excelentes frutos, paisano de ésta promisoria
y próspera ciudad de Envigado que ha dado tantos hijos
ilustres para ella, Antioquia y Colombia.
Este ciudadano ejemplar, vino a engrosar la lista de
los ilustres que sobresalen en los códigos de la historia de
éste pueblo, hijo de ésta parcela, “Altico”, como
cariñosamente él mismo lo calificaba.
Bien merecido es resaltar el nombre, vida y obra
admirable del doctor Franco, como cariñosamente lo
llamábamos sus amigos.
Habló de sí y de otros, con gran seguridad y
maestría, conjugando pasado, presente y futuro,
recordaba con mucho cariño las personas que tuvieron
que ver con él en su formación, especialmente a su
familia, igualmente a los profesores de su niñez, de la
facultad y a muchos compañeros y amigos.
En su dimensión humana, tenía éste gran hombre
para imitar su inteligencia, sus virtudes culturales, cívicas
y profesionales, rico en sus saberes que descolló en forma
generosa en la cátedra que le dio brillo y que dejó huella
en la historia filosófica de su especialidad, inquieto por la
lectura, transparente en la conversación, jocoso en su
temperamento, puede decirse que fue un polifacético en
sus creaciones, mirando la vida como lo qué es, lo qué
somos y lo que se puede lograr a través de una
reflexión, de nuestras virtudes males o defectos.
Expresa en sus escritos su inquietud por el
bienestar del otro; en su consultorio, el deseo de
curación de aquellos que le consultaban; dejó ver en
su rostro el anhelo por rescatar a otros del extenuante
alcohol, en su consultorio de toxicología del cual fue su
fundador en el Hospital San Vicente de Paúl, o donde le
consultaban, siguió y acompañó paso a paso a su
gran amigo y compañero de bohemia, Rodrigo Arenas
Betancur, sufrió con él la tortura de su secuestro, lo alentó
durante ese trance, lo acompañó luego en la
enfermedad sin abandonarlo hasta ver el último hálito de
su vida y cerrarle los ojos para siempre; lo aconsejó
como su terapista y no se curó, pero lo entendió y le
aprendió muchas cosas, entre ellas a mirar y admirar
mas y mas la vida.
Fue sincero con sus pacientes y amplio en
detalles, como catedrático un gran profesor, como
compañero, honesto e inigualable, buen esposo, padre
ejemplar, amoroso y responsable.
Claro ejemplo de superación y alteza para todos
aquellos que se sumen en el alcohol y en las drogas.
Agradecido de la vida y con Dios, hombre creyente
y espiritual, se consideraba un ser privilegiado del Señor
por dejarle disfrutar las cosas bellas y sencillas y
premiarlo con tantas maravillas.
Nació éste distinguido médico, escritor y poeta, en
la finca Yarumito, en el hogar formado por don Alberto
Franco y doña Carmen Vélez, un 19 de diciembre de
1922, fue el último de una camada de once (11) hijos, sus
abuelos paternos fueron don Pedro Antonio Franco y doña
Hermilda Franco Palacio y abuelos maternos don Félix
Vélez y doña Eudoxia Mejía; sus padrinos de bautismo
fueron don David Velásquez y doña Paulina Franco
(hermana), recibió el crisma de manos del presbítero,
Agustín Gómez.
Sufrió en su niñez el impacto de dos ausencias, la
muerte de su querido padre, cuando apenas contaba con
solo cuatro años y medio, de quien guardó fieles
recuerdos, mas tarde la muerte de uno de sus hermanos,
esto le causó algunos desajustes emocionales.
Fue un muchacho juguetón, travieso, despierto,
malicioso, enamorado, consentido por su madre y uno de
sus tíos, contó muchas anécdotas ocurridas en su niñez,
unas en Envigado y otras en Medellín: “ Cuando fue
acólito en la iglesia de Santa Gertrudis a escondidas libaba
el vino de consagrar y bajo los efectos del vino, se
enamoró una vez de la Magdalena de la procesión de
Semana Santa, hecho que lo defraudó bastante, causándole
una decepción amorosa, porque debajo de esas sayas, no
encontró sino unos tacos de palo santo, al momento que el
padre Ochoa lo pilló y le grito degenerado, esto le costó el
despido del acolitado .”
Otra anécdota en Envigado fue la que pasó como
estudiante en la escuela Modelo:” Había un muchacho
negro que le decían carrampla, que me reventaba cada rato
la nariz, me desquité de él haciéndolo descalabrar en un
zanjón que estaban haciendo para pasar el nuevo
acueducto, lo llamé, con fuerza lo empujé y cayó allá
descalabrado, gocé mucho y nunca más me volvió a
reventar”
En Medellín: “Me encantaba moverme por los
techos de las casas vecinas para conocer ese universo de
viejos que había a mi alrededor.”
Hablando de detalles el doctor Franco era de
mediana estatura, tez blanco pálido, frente amplia y de
entradas, nariz recta, cabello escaso, ojos de mirada
profunda e investigadora detrás de lentes transparentes,
boca pequeña demarcada por labios delgados, voz clara y
pausada, lo caracterizaba una buena memoria y un humor
muy propio.

ESTUDIOS:
Por los gajes del destino sus estudios primarios los
pudo realizar en distintas instituciones, entre Medellín y
Envigado.
Inició los estudios primarios en el municipio de
Medellín, en la escuela anexa que quedaba en Pichincha
en la actual plazuela Uribe Uribe, donde aprendió a leer y
a escribir, luego pasó a otra escuela por Ayacucho abajo.
Su familia volvió a Envigado, allí lo matriculó en
la escuela pública llamada Modelo, hoy Fernando
González, en donde cursó los grados tercero y cuarto de
primaria en los años de 1933 y 1934, estando la escuela
muy nueva, con los patios en tierra, salones muy altos, y
amplios, el piso de ladrillo y tierra, recordaba mucho al
profesor don Enrique Jiménez, docente bien preparado, y
quien le merecía un gran respeto, enseñaba todas las áreas
con gran seguridad: Gramática, historia, geografía,
matemáticas, religión. En ocasiones este profesor daba las
clases colocándose las manos atrás y mirando al techo, de
él decía: “era como la piña, áspero por fuera, dulce por
dentro”, recordaba también con gran afecto al maestro
Sacramento Garcés Escobar, quien era admirado por
todos, por el carisma que poseía, hombre sabio y
bondadoso que los deleitaba tocando mazurcas y polkas en
su viejo órgano Fámuld .
Recordaba con mucho afecto a la escuela Modelo
de un ambiente muy agradable, conoció niños pobres de
muchos sectores, descomplicados, sanos, amables, fue
una novedad y una experiencia encontrarse con
muchachos medio puebleños y muy campesinos que
venían a pie de las lomas y hasta de Sabaneta, ya que él
estaba acostumbrado al ambiente de las escuelas de
Medellín.
En la escuela modelo le tocó aprender algo de
agricultura, sembraban la huerta por eras y por grupos.
Recordaba sus juegos de niño: el botellón el cargamontón,
el arroyuelo, los trompos, las canicas, quiero comprar
carne, entrar quedando, pisingaña.
Terminó la primaria en la escuela Juan del
Corral, los grados quinto y sexto. Porque en esa época la
primaria era hasta sexto.
Como estudiante de primaria le encantaba la
geografía y la historia de Colombia.
Realizó sus estudios de bachillerato en el Liceo
Antioqueño, entre los años 1936 a 1941. En el bachillerato
para él fue muy cautivante, la literatura, la geografía, la
filosofía; en cambio la matemática, la química, la física, le
fueron muy aburridoras, más bien fue un alumno maqueta
en este ciclo.
Ingresó a la Facultad de Medicina en la
Universidad de Antioquia, en el año 1942 y estuvo allí
hasta 1949 en que se graduó de médico, cursó en la
Universidad los seis años que contemplaba el pensum,
mas el internado, no tuvo necesidad de realizar el año
rural ya que él recibió sus grados antes de 1950 y este
sistema fue establecido luego de este año por el gobierno
del doctor Mariano Ospina Pérez. En la facultad amó
todas las materias por lo tanto fue buen estudiante, bien
calificado. Hizo una tesis bien laureada, titulada:
“Aspectos del tifo y Fijación del Complemento para
Fiebre Q.” - 1949
Su única especialidad fue la de Médico Internista,
la cual adquirió automáticamente por los diez años de
ejercicio en el profesorado.
Contrajo matrimonio, un 19 de diciembre de
1949, con la distinguida dama, señorita Elena Baena, en la
iglesia el Corazón de Jesús, del barrio Buenos Aires.

CARGOS:

 Catedrático en la Facultad de Medicina de la U.A.


durante 41 años.
 Presidente de la Academia de Medicina por dos
ocasiones.
 Director del Seguro Social de Medellín entre 1962
– 1964.
 Miembro de Número y Honorario del Centro de
Historia de Envigado, al que hizo valiosos aportes
con sus libros.
 Fundador de Alcohólicos Anónimos.
 Prestó sus servicios como Médico Internista en el
Seguro Social, para los obreros de las fábricas.
 Prestó sus servicios en la Clínica de Envigado
donde atendió enfermedades infecto-contagiosas.
 Se jubiló como Médico Internista en la Clínica
León Trece de Medellín.
 Atendió ratos mañaneros en el consultorio de
toxicología en el H.S.V.P. en Medellín
 Se desempeñó como Médico Internista en la
clínica Sagrado Corazón del barrio Buenos Aires
de Medellín, hasta sus últimos días.
OBRAS:
Se destacan entre sus obras dos muy importantes:
Hildebrando, lleno de anécdotas, biografía que encierra
el comportamiento de un personaje complejo de Envigado,
que sufre y hace sufrir por su dependencia al Alcohol,
integra además muchos aspectos de la vida cotidiana; e
involucra a muchos personajes, entre ellos a la Negra
Marcia, algunos sitios como, Las casas de Lenocinio,
barrios como San Juan de Dios, el más común, lugares de
recreo, el Liceo, La Universidad, La vida familia.
Hildebrando, tiene mucho que ver con el viejo
Envigado y el Viejo Medellín entre las décadas de los
años cuarenta hasta los años setenta; en síntesis es una
obra que nos encierra a todos, puede considerarse como un
trabajo de tesis donde se presenta un problema y se plantea
una solución. El doctor Joaquín Vallejo Arbeláez lo
denomina como la biblia de los alcohólicos.
Marceliano, obra relacionada con un adicto a la
morfina y relata sobre los amoríos de los viejos que se
encaprichaban de las jovencitas, esto también hace parte
de la vida diaria. En el libro Marceliano tiene una
dedicatoria: “Jorge Franco Vélez, queda inscrito en la
honrosa serie de los médicos novelistas de Antioquia”.
Palabras del Transeúnte, una elegía, segundo
libro de poesía humorística titulado, Terapia
Ocupacional, El Quijote a lo Paisa, es una recopilación
de lecciones publicadas en el Colombiano; También
tenemos el libro de Las Gazaperas de Argos, Relatos y
recuerdos: Sus cuentos sobre maestros y condiscípulos, es
biografía sentimental, quedó la huella de su paso por el
internado, como un profesor estrella.
En su consultorio 201 de la clínica El Sagrado
Corazón, mantenía su propia biblioteca, muy bien surtida
de libros los que leía en sus ratos libres, además, fijada a la
pared tenía una placa de reconocimiento y en ella grabado
un escrito que decía:
“PREMIO RAZA” A
JORGE FRANCO VÉLEZ
POR GRAN APORTE A ENGRANDECIMIENTO DE UNA
RAZA E INQUEBRANTABLE FÉ Y SU TESÓN EN EL
DESARROLLO DE SUS ACTIVIDADES SIEMPRE AL
SERVICIO DE ANTIOQUIA EN LETRAS
DADO EN MEDELLÍN A LOS 6 DÍAS DEL MES
DE DICIEMBRE DE 1989
Murió el 31 de diciembre de 1996, después de
soportar con valentía y paciencia una larga enfermedad,
dejando entre nosotros el recuerdo de un buen ciudadano
y amigo lleno de virtudes éticas y morales, no fue
político, pero fue un patricio del partido liberal, le sirvió a
su patria, defendiendo la libertad, dando ejemplo de
cómo se le ama, sin tinte demagógico, interesado en los
desposeídos y ayudando al oprimido.


SACRAMENTO GARCÉS ESCOBAR
“El Maestro de La Juventud Envigadeña”

Blanca Ruth Álvarez González.


Miembro de Número del
Centro de Historia de Envigado.
SACRAMENTO GARCÉS ESCOBAR
“El Maestro de La Juventud Envigadeña”

Blanca Ruth Álvarez González.


Miembro de Número del
Centro de Historia de Envigado.

“Recordar es regresar a un pasado; es trasegar por


el camino mágico de la Historia para escribir y refrescar
el pensamiento, extrayendo el recuerdo de aquellos que
marcaron con sus huellas una senda de luces, aliento del
pensamiento y la cultura de los pueblos; ejemplo para las
futuras generaciones y grandeza para la patria”
“No fue envigadeño de nacimiento, pero adoptó a
Envigado como su patria chica, la quiso, se aferró a ella y
le entregó los mejores años de su existencia. Se residenció
en Envigado, desde la edad de 19 años. Acá se enamoró,
formó su hogar y todos sus hijos son envigadeños”. Así
empieza la biografía que sobre este importantísimo
personaje escribió el Dr. Samuel Arturo Mesa y Posada.
Nació este importante e ilustre maestro educador
en La Estrella el 9 de Febrero de 1896. Fue su padrino de
bautismo el Pbro. Pedro Antonio Gutiérrez, su pariente.
Hijo de don. Ángel Garcés Baena y doña Carmen Escobar
Mejía. Fueron sus abuelos paternos, Jesús María Garcés
Gutiérrez y Josefa Baena Garcés; abuelos maternos,
Eleuterio Escobar Mejía y Ramona Mejía Baena.
Comenzó su formación moral e intelectual en su
tierra natal, las primeras letras bajo la dirección de don
Francisco Arango; con quien empezó a perfilar sus
grandes dotes morales intelectuales y civiles, las que lo
acompañarían a todo lo largo de su meritoria carrera de
servicios.
Los estudios secundarios, los adelantó en el
Colegio de don Luis Escobar Isaza; sus estudios
profesionales en el Seminario de Medellín y en la Normal
de Institutores de la misma ciudad. En el Instituto de
Bellas Artes de Medellín adelantó estudios de música y
canto, bajo la dirección de don Jesús Arriola, don Germán
Posada y don Eusebio Ochoa Isaza. En estos Centros
Educativos adquirió el respeto profundo por lo intelectual,
lo moral, las sanas costumbres y las tradiciones, además la
vocación de servicio desinteresado a la comunidad y al
municipio de Envigado, formando hombres de bien para el
progreso de la Patria; dando un claro ejemplo de
honorabilidad, exactitud en el cumplimiento del deber,
hasta más allá de su obligación, como todo envigadeño,
profundamente enamorado de su parcela.
A la edad temprana de 17 años ya era educador en
el corregimiento Sabaneta de Envigado; fue nombrado en
el año de 1912 mediante el decreto No 201 de diciembre
del mismo año; se trasladó a la cabecera por
recomendación e invitación del Visitador de Instrucción
Pública, Pbro. Jesús María Mejía, dadas sus cualidades
musicales, con el fin de que se desempeñara como corista
en la iglesia de Santa Gertrudis, tocando en el recién
comprado órgano traído de España de la marca Xuclá y
que, escucharlo, se constituía en una novedad.
El nombramiento como maestro para la cabecera,
aparece con el No 259 de agosto 17 de 1915. Comenzó a
prestar sus servicios a la Escuela Pública, donde trabajó
incansablemente en la campaña de la construcción de la
nueva escuela, que llegó a llamarse Escuela Modelo, fue
diseñada según los avances de la cultura y la innovación
pedagógica de comienzos del siglo, de acuerdo a los
modelos europeos desde su construcción en 1920, hasta
que por iniciativa de éste Gran Maestro, siendo concejal,
solicitó que la escuela Pública cambiara de nominación,
como se estaba haciendo con otras en la cabecera; su
propuesta tuvo acogida ante los Honorables Concejales, la
que a la vez, en las oficinas de Instrucción Pública del
departamento y en la Honorable Asamblea de Antioquia,
tuvo eco, también fue acogida, pasando a llamarse
“Escuela Fernando González de Envigado”, para honrar la
memoria perenne de su gran amigo, escritor y filósofo
envigadeño, Don Fernando González Ochoa, ratificada
por la ordenanza No 21 del 28 de noviembre de 1959;
siendo presidente de la DUMA don Bernardo Trujillo
Calle. Era secretaria doña Gilma Gómez Ramírez y
Secretario de Instrucción Pública era el doctor Carlos
Posada G.
Fue el primer maestro y director seccional en la
Escuela Modelo; por asignación de la administración
municipal se trasladó con sus alumnos, aún estando el
primer salón en tierra pisada y con obreros trabajando en
él, a mediados de 1920. Más tarde se trasladó su
compañero don Aureliano Carvajal. Don Sacramento no
sólo se preocupó por el crecimiento moral e intelectual de
sus alumnos sino también por el bienestar y presentación
personal hasta el punto de extraerles las niguas, plaga que
azotaba en las primeras décadas del siglo 20 a las personas
y las demás plagas que se encontraban en los patios y
pisos antihigiénicos de la recientemente inaugurada
escuela. Usaba siempre una navaja para extraer las
mentadas niguas. Fue el único educador que prestó sus
servicios en la misma escuela, en la misma aula, desde la
fecha anterior hasta su retiro en el mes de mayo de 1945,
por motivo de su jubilación; esa aula es actualmente la
sala de profesores, anteriormente era el aula No 30 en la
Institución; es la que está al lado izquierdo, adyacente a la
entrada principal.
Ya realizados sus sueños fue gran admirador de la
obra. En su primera Monografía, editada en 1930, se
expresa refiriéndose a la Escuela Modelo “Es amplia, bien
construida y ocupa toda una manzana; pocas escuelas
poseen un local de éstas condiciones”.
Desempeñó en Envigado los siguientes cargos:
Institutor durante 32 años; fue el primer maestro que
enseñó en la Escuela “Modelo” que antes se llamaba
Escuela Pública; fue Síndico del Asilo de Ancianos; fue
Mayordomo de la Parroquia de Santa Gertrudis; jefe de
archivo parroquial, asentando las partidas bautismales de
todo niño que nacía en Envigado, les enseñaba en los
bancos escolares y en los liceos les atendía cuando ya
mayores. Secretario del H. Concejo; Secretario del Jurado
Electoral; Secretario de la Junta de Higiene; Jefe del
Archivo Parroquial; Director de la Escuela Nocturna;
Inspector local de las Escuelas del Municipio y Suplente
del Alcalde.
Fue miembro de las siguientes Corporaciones: del
Cabildo Municipal en dos ocasiones; de la S. de M. P.; de
la Junta Parroquial; del Patronato Escolar: del Liceo
Pedagógico; del Centro Bolivariano; miembro fundador y
de número del Centro de Historia de Envigado del cual fue
muy digno Vicepresidente; miembro correspondiente de la
Academia de Historia del Magdalena (Santa Marta).
Fue, además, Director del periódico local
“Avance”, colaborador en otros periódicos, revistas
ensayos y publicaciones para las secciones de historia y
de academia, también colaboró en la importante sección
“Calendario Histórico”; fue nombrado miembro
correspondiente de la Academia de Historia de Antioquia.
Como investigador infatigable en bibliotecas y
archivos oficiales y eclesiásticos, escribió su
importantísima y admirable obra “MONOGRAFÏA DE
ENVIGADO”, en la cual reseñó el glorioso pasado
histórico y las tradiciones del municipio; obra que fue
publicada por primera vez en 1930, la segunda edición en
1964, previa revisión por la Academia Antioqueña de
Historia, la tercera edición fue editada en 1985.
Como talentoso músico, alternó sus estudios de
música con el magisterio, dictando clases de música y
canto a sus alumnos, quienes admiraban su gran habilidad
al piano, en aquellas ocasiones en que los llevaba hasta su
casa para deleitarlos con sus melodías; ofició, por más de
30 años, como corista en la parroquia de Santa Gertrudis.
Entre sus discípulos, que se cuentan por millares,
hubo: sacerdotes, médicos, abogados, ingenieros,
maestros, contadores, músicos, entre otros, los cuales lo
recuerdan con un gran sentimiento de gratitud y
admiración.
Cristiano ejemplar, fue un hombre bueno que
procuraba siempre el bien para los demás; maestro
modelo, brillante y auténtico forjador de juventudes;
ciudadano y padre de buenas costumbres; desvelado
servidor público; inspirador de la casa de la Cultura;
promotor del progreso espiritual e intelectual de Envigado.
La placidez de su semblante era el reflejo característico de
un varón justo, que revelaba la paz interior de su espíritu
complacido por el deber cumplido.
El Gobierno Departamental le concedió en el 1928
un Diploma de Honor; el Liceo Pedagógico lo postuló
para el premio José Félix de Restrepo. Después, con
ocasión de sus Bodas de Plata profesionales le fue
adjudicada una Medalla. Fue designado “Maestro de la
Juventud de Envigado”. El texto del honroso y merecido
pergamino lujosamente enmarcado que se entregó a Don
Sacramento, el 29 de septiembre de 1944 día de su
consagración, es el siguiente: “Al Sr. Don Sacramento
Garcés Escobar, los maestros, alumnos y ex alumnos de
Envigado como un tributo a sus méritos de ciudadano y
gran institutor adquiridos durante treinta años en la
patriótica, delicada y excelsa misión de formar la
inteligencia de varias generaciones, lo consagran en esta
fecha como “Maestro de la Juventud”. Envigado,
Septiembre 29 de 1944” – Tiene varios centenares de
firmas, de todo lo más selecto, honorable e intelectual de
Envigado. Dicho pergamino le fue entregado en solemne
acto en la fecha Clásica de la Fiesta del Maestro.
Aún sus alumnos vivos lo recuerdan con gratitud;
en la reinauguración por remodelación de la vieja escuela
modelo, el 28 de octubre de 1997, se hicieron presentes
con una hermosa placa que fue fijada en uno de los
paredones, con la siguiente leyenda: “LOOR Y GLORIA
AL INOLVIDABLE MAESTRO DON SACRAMENTO
GARCES ESCOBAR”. Exalumnos médicos.
Don Sacramento contrajo matrimonio en primeras
nupcias con la distinguida dama doña Camila Uribe
Estrada; de cuya unión nacieron: Ángela, Hernando,
Camila y Héctor ya fallecidos, se casó por segunda vez
con doña Emma Correa Vélez, en éste matrimonio fueron
seis sus hijos: Juan y León, fallecidos, Emilia,
Sacramento, Gabriela, y Lía; enviudó nuevamente, lo que
lo llevó a contraer terceras nupcias, con doña Graciela
Correa Múnera, con quien tuvo tres hijos: Francisco
Alonso, José Gonzalo y Álvaro. Todas sus esposas fueron
piadosas y virtuosas mujeres de hogar.
Entre sus hijos; Don Hernando Garcés U.
inteligente pedagogo, inspirado poeta y muy ilustrado
historiador; doña Gabriela se profesionalizó en Ciencias
Económicas; doña Emilia Garcés Correa de Ramírez,
famosa soprano que cantó en el coro Mixto de Santa
Gertrudis; Don Juan, notable raidista, que hizo en
bicicleta un viaje hasta Buenos Aires (Argentina),
Francisco Alonso notable abogado, escritor y catedrático
universitario; actualmente Notario en la Notaría Cuarta de
Medellín.
Don Sacramento fue un escritor ameno, erudito,
educativo; por sus escritos se ganó la confianza de cuantos
lo leían; aun recuerdan los que viven las enseñanzas de su
inolvidable maestro. Su bondad era inmensa, su corazón
magnánimo y noble, dotado de memoria prodigiosa, fue
un apóstol de la enseñanza; muchos, pero muchos, fueron
sus discípulos, que aprendieron de él, sabias y grandes
cosas.
Fue uno de los benefactores del progreso
envigadeño. Su vida constituyó un claro ejemplo de vida
a seguir en lo social, cultural, ético, moral y artístico.
En el año de 1996; las instituciones envigadeñas,
como el Centro de Historia, El Club Rotario, La
Biblioteca, La Casa de la Cultura, como también muchos
amigos y allegados exaltaron la memoria perenne del
Ilustre Maestro de las Juventudes Envigadeñas, en su
centenario natalicio. Fue todo un acto importante la
recordada fecha; en la que se hizo honor a su meritoria
carrera en los 55 años de tesonera laboriosidad por su
querida y adoptiva Patria Chica.
Murió en Envigado, el 18 de octubre de 1970.
“Tengamos en la memoria a este insigne educador,
que fue ejemplo de sabiduría, de honestidad, de amor por
las juventudes de Envigado, por Envigado, por Antioquia
y por Colombia “

Bibliografía:

Escobar Garcés Sacramento. Monografía de


Envigado.1964. Págs. 122- 123. Escrito por Samuel
Arturo Mesa y posada.
Boletín Histórico. Órgano del Centro de Historia
de Envigado. No 3. Año de 1972. Págs. Se lamenta su
muerte y se Honra su Memoria. Págs. 4, 5, 6.
Centro de Historia de Envigado. Recordatorio del
Centenario Natalicio 1996.
Ibidem. Ensayo.
Garcés Correa Francisco Alonso. Hijo, Testimonio oral


DON PASTOR GARCÉS LONDOÑO
Poeta del canto a su pueblo

Por: Elizabeth Redondo Benítez


Miembro de Número del Centro de Historia de
Envigado
DON PASTOR GARCÉS LONDOÑO

Poeta del canto a su pueblo

Por: Elizabeth Redondo Benítez


Vicepresidenta 2° del Centro de Historia de Envigado

El Envigado de antaño vio crecer entre sus hijos a


uno de sus ciudadanos más comprometido con el
desarrollo de su pueblo en todos sus aspectos.
Su calidad humana se manifestó siempre en su
profunda religiosidad y amor a Dios, en su vida cristiana,
en la oportuna ayuda solidaria para con sus semejantes
más necesitados, el aporte a la cultura con su inspirada
poesía y en su misión de servicio comunitario a través de
su periódico” EXPRESIÓN “.
Don Pastor Garcés Londoño, es un envigadeño de
pura cepa, nacido el 30 de octubre de 1915, y destacado
líder cívico desde su primera juventud hasta su muerte
ocurrida el 1 de septiembre de 1979, en la “Ciudad
Señorial”, que tanto amó. Su partida de bautismo se
encuentra anotada en el libro 027, folio 066, Nº 0185 de la
Parroquia de Santa Gertrudis.
Sus padres don Jesús María Garcés Molina y doña
María Jesús Londoño Restrepo, conformaron un hogar
profundamente cristiano, que fue el crisol donde se formó
don Pastor, como hombre íntegro, ciudadano ejemplar
siempre dispuesto a trabajar por el engrandecimiento de su
municipio y el bienestar de sus conciudadanos, lo que le
permitió destacarse como uno de los envigadeños notables
del pasado siglo XX.
Por su precaria salud, no completó su educación
escolar en la Escuela Modelo (hoy Fernando González),
pero su espíritu de superación, la dedicación de su padre y
la colaboración del sacerdote Manuel José Jaramillo
Flórez, lo convirtieron en autodidacta, lo que le permitió
ejercer tanto su profesión de comerciante, regentando por
muchos años el Almacén Ideal (calle 39 A sur), como su
vocación de poeta, escritor y periodista.
En su obra como poeta nos legó dos folletos con lo
mejor de su producción: “ SOLEDAD “ de profundo
contenido religioso, publicado en 1966 y “ATARDECER”
dedicado a Envigado con motivo del bicentenario de su
fundación en 1975.
Destacamos algunas estrofas que nos muestran su
sensibilidad poética emotiva, religiosa y patriótica.

He aquí algunos de sus poemas:


FELIZ HALLAZGO
(POEMA DEDICADO A SU ESPOSA)

Cuando ayer errabundo, vacilante,


Anhelaba una dulce compañera
Algo más en edad que quinceañera
Y de finos modales y elegante.

Te encontré de improviso y delirante


Vi en mi mente grabado todo un mundo
Tan hermoso, tan vasto, tan profundo
Que imposible decirlo en un instante.

Y con tal embeleso el pensamiento


Me instó con ansia y devoción a amarte
Que sumido quedé en arrobamiento;

Y hube de ver con íntimo contento,


A juzgar por la dicha de mirarte,
Que serías mi bien, mi complemento.
QUE CONTRASTE

¿Tú clavado en la cruz y desangrado


Y yo libre, Jesús, y envilecido…?
¿Cómo cabe que mueras suspendido
Y que yo pecador no esté clavado….?

¿Cómo puedes, mi Dios y dulce amado,


Tolerar impasible tal absurdo…?
Tú en madero de infamias tosco y burdo
¿Porque yo, miserable he pecado?

No, Señor, imposible: que me espanto


Aceptarlo no puedo, moriría….!!!
Y si amarme deseas, mide un tanto

Ese amor infinito, tierno y santo;


Porque tanto, mi Dios me humillaría
Y me harías verter copioso llanto.
CANTO A ENVIGADO
( Fragmento )
“Envigado, Envigado, Envigado
Pueblo grande de nombre inmortal
Tu presente y glorioso pasado
Son de fama y honor nacional.

En tus campos y ricas praderas


La belleza sentó su dosel,
Y armonizan allí charreteras
Ciencia, ruanas, virtud y carriel.

Tengan paz y cosecha tus campos


Y tus prados follaje y verdor,
Y habrá luces, aromas y cantos,
Remembranzas, ternuras y amor.

“Se de Antioquia, indomable y bravía


Gran fortín y precioso mural;
Ama el bien, se de Cristo y María
Y serás la ciudad SEÑORIAL.
Como periodista colaboró en distintas
publicaciones: “CEIBAS”. “VIGAS” y “EL
COLOMBIANO” y desde su periódico “EXPRESIÓN”
que publicó 50 ediciones, lideró campañas en pro del
mejoramiento material y cultural de su amado municipio;
desde esta tribuna de opinión contribuyó al
engrandecimiento de Envigado, utilizando siempre un
lenguaje respetuoso, que no ofendiera a sus opositores.
Las ediciones completas de este quincenario se
encuentran en la Biblioteca “José Félix de Restrepo”,
gracias a la donación de su familia, y en sus artículos se
puede apreciar el profundo amor por su ciudad, sus gentes
y su progreso y bienestar que fueron un interés relevante
en la vocación de servicio de don Pastor.
Como hombre de bien, conformó su hogar con
doña Lucelly Sierra García, con quien se casó el 30 de
octubre de 1950, en La América, de cuya unión nacieron
10 hijos. Su amor por su esposa y sus hijos, lo demostró
tanto con sus actos como con sus bellos poemas en los que
exaltaba su felicidad familiar.
Como ciudadano hizo parte de múltiples
organizaciones culturales y de acción social, y de
prestigiosas entidades cívicas del municipio entre las que
se destacan:
LA SOCIEDAD DE MEJORAS PÚBLICAS DE
ENVIGADO, desde la cual impulsó numerosas obras de
beneficio común para el municipio.
EL CLUB ROTARIO DE ENVIGADO, del cual
fue socio fundador y desde el cual trabajó con entusiasmo
por el engrandecimiento de su amado terruño.
LA SOCIEDAD DE SAN VICENTE DE PAÚL, a
la cual perteneció por más de 40 años, y en la cual ejerció
la caridad sin límites en pro de los desvalidos a los cuales
amó cumpliendo el mandato de Jesús, de amar a nuestros
hermanos como Él nos había amado. También fue
presidente de la misma.
Fue tal su dedicación a esta benemérita institución,
que las directivas nacionales, lo designaron “Presidente
Honorario de Colombia”, en reconocimiento a su
apostolado constante y a su lucha por mejorar el nivel de
vida de los pobres, cumpliendo a cabalidad con la filosofía
de esta institución.
EL CENTRO DE HISTORIA DE ENVIGADO,
entidad a la cual perteneció como miembro de número y
en la cual se destacó por su entusiasmo por la historia, su
sobriedad al escribir importantes biografías de
envigadeños destacados, obras que fueron publicadas en el
“ BOLETIN HISTÓRICO”, el órgano informativo del
Centro, que se publica anualmente.
Perteneció además a la Junta de ACCIÓN
SOCIAL del templo de San José, de la cual fue tesorero e
impulsor entusiasta de la construcción de este bello
templo, dineros que no solo manejó con lujo de honradez,
sino que de su propio bolsillo pagó muchas veces a los
obreros, con el fin de acelerar la obra y alcanzar su
oportuna culminación.
Por su espíritu de servicio a la comunidad, el
Concejo Municipal lo condecoró con la MEDALLA
CÍVICA DE ENVIGADO”, galardón creado para exaltar
la labor de las personas más destacadas en pro de la
cultura y el progreso del municipio.
Tras penosa enfermedad don Pastor falleció el 1 de
septiembre de 1979, confortado por su profunda fe
cristiana y convencido como lo manifestó en los
numerosos poemas religiosos que escribió de su próximo
encuentro con el Creador.
Su familia, los ciudadanos comunes, la
administración local y las numerosas instituciones a las
que sirvió, lamentaron su fallecimiento y despidieron al
padre, al amigo y al ciudadano ejemplar que dejaba con su
partida un gran vacío en sus corazones, pero cuyo trabajo
incesante a favor de los necesitados y del progreso
material y cultural de su pueblo, los impulsaba a continuar
la encomiable labor realizada, por quien no solo fue un
cristiano cabal, sino un líder cívico, gloria envigadeña del
siglo XX.
El Centro de Historia de Envigado emitió una
Resolución de condolencia, dirigida a su familia y a la
Sociedades de Mejoras Públicas y de San Vicente de Paúl.
También decretó que un retrato al óleo de don
Pastor Garcés fuera colocado en la Pinacoteca del Centro
de Historia, donde se destacan los personajes ilustres del
municipio.
Hoy a 29 años de su muerte, el Centro de Historia
“JOSÉ MANUEL RESTREPO”, en reconocimiento a sus
invaluables servicios cívicos a su patria chica, a su
meritoria labor caritativa y a su gran aporte a la cultura,
como escritor y poeta, quiere destacarlo como envigadeño
ejemplar, al lado de otros notables personajes del siglo XX
que contribuyeron con su trabajo y talento a hacer de
Envigado una ciudad destacada en el ámbito regional y
nacional.
El Padre ANTONIO JOSÉ GONZÁLEZ
ARANGO,
Pastor y Servidor de Dios

Por: Carlos Enrique Jurado Giraldo,


Miembro de Número del Centro de Historia de
Envigado
El Padre ANTONIO JOSÉ GONZÁLEZ
ARANGO,
Pastor y Servidor de Dios

Por: CARLOS ENRIQUE JURADO GIRALDO,


Miembro de Número y Secretario
del Centro de Historia de Envigado

El Padre González, como cariñosamente lo


llamaban todos los envigadeños, nació en esta ciudad el
día martes diez (10) de Marzo de 1896.

Era hijo de don Pedro Pablo González Arango y


doña Faustina Arango Arango, perteneciendo a una ilustre
familia que siempre ha estado íntimamente vinculada al
progreso y bienestar de Envigado.

Hizo sus estudios primarios en esta localidad, los


secundarios en el Colegio San Ignacio de Medellín y su
carrera sacerdotal en el seminario de Medellín, siendo
ordenado por Monseñor Manuel José Cayzedo, el día 17
de Marzo de 1923.

Se inició como capellán del Hospital San Vicente


de Paúl y del Convento de las Reverendas Hermanas
Carmelitas Descalzas de Medellín.

Fue coadjutor en Envigado, Sabaneta y Caldas,


para luego ejercer como cura párroco en Angelópolis y
Sabaneta, destacándose por su santidad, laboriosidad y
espíritu progresista.

El día 16 de diciembre de 1955, Monseñor Joaquín


García Benítez, Arzobispo de la Arquidiócesis de
Medellín, lo nombró como primer párroco de la iglesia de
San José, con el inmenso compromiso de concluir el
templo.

El Padre González tomó posesión de la recién


creada parroquia el día 9 de enero de 1956. Para entonces
sólo se había construido el armazón del templo, pero
faltaban los arcos, el techo y todos los demás acabados,
que permitieran forjar una morada digna para Nuestro
Señor Jesucristo.

Con admiración se recuerda la tarea y el esfuerzo


del Padre Antonio para sacar adelante la nueva parroquia.
Se organizaron frecuentes bazares y se hicieron
memorables las célebres jornadas del propio párroco, con
su ‘poncherita’ en la portería de la fábrica Rosellón,
esperando la salida de los trabajadores, al final de cada
turno, en los días de pago, para recoger su generosa
contribución para el sostenimiento del templo.

Siempre contó con el apoyo y colaboración de su


familia y en especial de su hermana, doña Margarita,
quienes hicieron causa común en el propósito de
engrandecer la iglesia de San José.

También se debe destacar la entusiasta actividad y


ayuda de los vecinos del sector, en especial de doña
Lorenza Uribe, del señor Faustino Ruíz y de don Carlos
Alzate.

En el período pastoral del padre González, se


instalaron las campanas en la torre parroquial, las cuales
fueron fundidas en la propia fábrica de Rosellón, por el
señor Alberto Bolívar.

Fue, el padre González, el alma y principal


promotor de los grupos de laicos adscritos a la Parroquia
de San José, tales como: El Apostolado del Santísimo, la
Legión de María, los Guardias de Honor del Sagrado
Corazón de Jesús, los miembros de la Jornada de Oración
de los Jueves, los Ministros Extraordinarios de la
Eucaristía, Grupo de Acólitos, Grupo de Lectores, Grupo
Bíblico, Grupo de catequistas, Grupo de la Infancia
Misionera, Grupo de Acción Social y Pastoral de la Salud.
Además, se le reconoce como uno de los grandes
benefactores de la benemérita Sociedad de San Vicente de
Paúl de Envigado.

Promotor y cultor de la veneración de la abadesa


benedictina Santa Gertrudis La Magna, cuyo nombre, con
orgullo, lleva el primer templo parroquial edificado en el
territorio de Envigado.

En compañía del Padre Jesús Antonio Duque Rivas


fue el gestor de la llegada a Envigado y el establecimiento
del Colegio La Salle, regentado por los Hermanos de las
Escuelas Cristinas de San Juan Bautista de La Salle.

Permaneció, el padre Antonio, en el ejercicio del


cargo de Párroco de San José hasta el 18 de Febrero de
1966, es decir, por espacio de diez (10) años, cuando fue
reemplazado en tal dignidad por el Presbítero Darío
Botero Tobón.

Con motivo de sus Bodas de Oro Sacerdotales


recibió el Escudo de Envigado de la Municipalidad y un
reconocimiento especial de la arquidiócesis de Medellín,
como testimonio de gratitud a su fecunda laboral pastoral.

La salud del Padre González, empezó a declinar y,


paulatinamente, tuvo que ir disminuyendo su vertiginoso
ritmo de trabajo hasta que el día 2 de Octubre de 1979, se
apagó su existencia, pero su legado quedó como
testimonio fiel de una vida entregada completamente al
servicio de su prójimo y como un pastor que supo guiar
con su ejemplo de digna austeridad a la grey
encomendada a su cuidado.

Su sólida formación intelectual, su calidez humana


y el ejercicio pleno de las más nobles virtudes cristianas,
lo han hecho acreedor a la gratitud perenne de los
envigadeños, que al evocar su recuerdo traen al presente,
el pastor y servidor de Dios, que siempre buscó sembrar el
bien en esta Ciudad Señorial de Antioquia.


Fernando González Ochoa
Filosofo de Otraparte

Por: Demetrio Quintero Quintero


Miembro de Número del Centro de Historia de
Envigado

Fernando González Ochoa


Filosofo de Otraparte

Por: Demetrio Quintero Quintero


Vicepresidente 1° del Centro
de Historia de Envigado

Introducción
En el año 1995 la ciudad de Envigado se movilizó
con la totalidad de sus estamentos para la conmemoración
de un centenario, el del nacimiento de uno de sus hombres
sobresalientes en las letras, Fernando González Ochoa,
hecho acaecido el 24 de abril de 1895. Con tal motivo, el
Concejo de Medellín propuso el concurso nacional de
ensayo Gran mulato americano, sobre algún aspecto de la
vida o de la obra de Fernando González. Su vida se
desarrolló hasta la séptima década del siglo XX, por lo
cual lo ubicamos como uno de los envigadeños notables
de ese siglo.
Con diferentes epítetos lo han calificado sus
seguidores y los estudiosos de su obra: el pensador
envigadeño, el mago de “otra parte”, filósofo de la
autenticidad, lo llama Javier Henao Hidrón.8

8
Título de la obra sobre este personaje cuyo autor es el doctor Javier
Henao Hidrón.
Niñez y primeros estudios de Fernando
González
Biznieto, por parte de madre, de don Lucas Ochoa,
nació, como se dijo antes, el 24 de abril de 1895 en el
hogar de de don Daniel González y de doña Pastora
Ochoa, como lo atestigua él mismo en su obra De los
viajes o de las Presencias.9
El aprendizaje de primeras letras lo inició
en el colegio de la Presentación, plantel establecido desde
1891, cuando el Padre Jesús María Mejía puso frente a la
formación de las niñas de Envigado a seis religiosas
francesas encabezadas por la Madre Enmelina. Fue
matriculado por sus padres para realizar sus estudios
secundarios con los Padres Jesuitas en el Colegio de San
Ignacio de Medellín. No terminó allí por haber sido
expulsado debido a su actitud de desacato a las prácticas
religiosas que exigía el reglamento del plantel. A este
hacho se refirió en los siguientes términos: Cuando me
echaron del colegio lo hicieron con mucha prudencia;
llamaron a mi papá y le dijeron que mandara por el
pupitre de Fernando. Me echaron porque en la clase
negué el Primer Principio. En la carta de expulsión
enviada a su familia por el Padre Enrique Torres se
insinúan las tendencias que aflorarían más tarde en
Fernando González, según afirmación de su biógrafo
Javier Henao Hidrón.10 En la Universidad de Antioquia
concluyó los estudios para ser bachiller, cursó los de
abogacía y obtuvo el título correspondiente en 1919. Su

9
Garcés Escobar Sacramento. Monografía de Envigado, sin pié de
imprenta, sin año de edición. Pág. 151.
10
Javier Henao Hidrón. Fernando González, filósofo de la
autenticidad. Medellín, 1988.
tesis de grado fue prohibida por el Arzobispo Manuel José
Caicedo.
Aun siendo estudiante hizo parte del grupo de los
“panidas”. Panida se llamaba una revista que empezó a
publicarse en febrero de 1915, en la que participaron
jóvenes intelectuales de la época, ensayistas y poetas, en
principio diez y llegaron hasta trece. La revista que
editaban también fue prohibida por Monseñor Caycedo
por lo irreverente de los temas publicados.

Contexto físico y espiritual


Toda obra escrita lleva implícita parte de la
conciencia, parte del alma del escritor: es el mensaje que
comunica quien escribe a quien lee. Para comprender ese
mensaje tenemos que acercarnos al interior del escritor, en
este caso, escudriñar las entrañas de Fernando González,
para interpretar sus escritos. El recuento de lo que vió,
vivió y experimentó en su niñez y en su adolescencia nos
acerca a esa comprensión.
El viajero que en 1895 procedente del norte, desde
Medellín se dirigía a Envigado, dos kilómetros antes de
pisar sus calles, veía allá en la planicie el pequeño poblado
circundando las imponentes torres del templo de Santa
Gertrudis, ya próximas a ser terminadas. Un poco al
oriente de este templo, en la casa señalada con el número
15-44 de la calle 20, nació, dio los primeros pasos y
balbuceó las primeras sílabas Fernando, en compañía de
cuatro hermanos, dos de ellos mayores que él.
Cumplidos siete años fue matriculado en el plantel
regentado por las Reverendas Hermanas de la
Presentación, situado en el mismo lugar que hoy
ocupa……
Con los pies descalzos y pantalón corto, camisa
muy limpia y bien aseado caminó por las polvorientas
calles, entre casas de techos bajos y amplios espacios
interiores, engalanadas con cortinas de zaraza en puertas y
ventanas, a escuchar las enseñanzas de las preceptoras
entre quienes estaba la Hermana Belén a la que más tarde
recordará con especial afecto. A ese plantel asistió durante
cuatro años.11
Para sus estudios de bachillerato lo llevaron sus
padres al colegio de San Ignacio, de los Padres de la
Compañía de Jesús. Desde 1885 se abrió este colegio en
Medellín por contrato firmado el año anterior entre los
Jesuitas y el gobernador Marceliano Vélez. La planta de
estudio era el espacio contiguo al templo de San Ignacio,
costado sur; hoy es un centro de atención de Comfama.
Además, tenían los estudiantes para su recreación una
hermosa quinta, jardines y campos para deporte, llamada
“Miraflores” en la parte alta del barrio Buenos Aires.12
Los doce kilómetros que separaban a Envigado de
Medellín, hace 100 años, constituían una distancia difícil
de recorrer, así que Fernando González estudiaría como
alumno interno en el colegio de los Jesuitas o alojado en
casa de algún familiar. Desde 1715 el Cabido de Medellín
había comisionado a don Diego Gómez de Abreu para que
construyera dos caminos a una y otra orilla del río, de 30
varas de ancho cada uno, de ancón a ancón, entre el espeso
monte y el sinuoso cauce. El coche tirado por caballos
negros de don Juan Bautista Escobar Montoya rodó siglo
y medio después por esos caminos. Por el río Medellín de

11
Sacramento Garcés Escobar. Monografía de Envigado. Tercera
edición, 1985, p.ág. 151.
12
Agapito Betancur. La ciudad., 1675-1925. Tipografía Bedout,
Medellín, 1925, pág. 66.
entonces trasportaban en balsas de madera y cañabrava,
yuca, panela, aguacates y plátanos, desde Sabaneta hasta
un embarcadero ubicado en donde cruza la calle
Colombia.13
Este era el paisaje que embelesaba a Fernando
González en su repetido viajar de Envigado a Medellín y
viceversa. Cuando regresaba a descansar de sus estudios
observaba como, a trechos en las cercanías del camino, se
había despejado el bosque para sacar vigas o para
construir cómodas viviendas y cultivar los campos. Allí se
veían, “Casamora”, de don Bernardo Mora;”Alsacia”,
rodeada de esbeltas palmeras; “La Casona”, de los
señores Escobar; la del alemán Walterio, la más sencilla,
en la que puso sus ojos Fernando González y la compró
luego para transformarla en su apacible “Otraparte”; “La
Concha” de la familia Jaramillo; “Pontevedra”, del doctor
Jesús María Marulanda”; “Casablanca”, de la Pintora
Débora Arango y “Andalucía”, casa natal de Miguel Uribe
Restrepo, hoy Casa de la Cultura.14
Su inteligencia se sacudía por opuestas
manifestaciones de la naturaleza física y del
comportamiento humano. Siendo niño supo de las
atrocidades de la guerra de los Mil Días. De su conciencia
no desaparecía la cicatriz de la herida causada por la
expulsión del colegio de los Jesuitas. Sus lecturas de
universitario lo abocaron al análisis de la literatura
centenarista, de escritores que ni en lo político ni en los
social profundizaron para conocer las causas de un siglo
de caos en el país y formular proyectos para un futuro

13
El río Medellín, Historia Gráfica. Instituto Mi Río, 1997.
14
Alfonso Restrepo Londoño. Artículo El tranvía de Medellín a
Envigado y sus antecedentes. Boletín Histórico del Centro de historia
de Envigado nº 19, pág. 90.
distinto; en consecuencia, el tema para el trabajo que
debería realizar para graduarse de abogado estaba claro: El
derecho a desobedecer. “Su grupo de amigos era el más
heterogéneo: escritores, sacerdotes, niños, nadaistas,
monjas, profesionales”, dice Leonel Estrada.
También surgieron Los Nuevo, nombre de su
revista cuyo primer número apareció el 6 de junio de
1925, quienes marcaron huella más profunda inclusive en
la política, como Alberto Lleras Camargo. Ya empezaba el
país a afianzar su gobierno más en administradores y
financistas notables y menos en los escritores y poetas
como lo fue el siglo XIX.
Culminó sus estudios de Derecho y Ciencias
Públicas en la Universidad de Antioquia. A la facultad se
le llamaba Escuela de Derecho; tenía su sede frente a la
plaza José Félix de Restrepo. Más tarde, a partir de 1925
empezó a levantarse su sede de la calle Girardot entre las
calles 48 –Pichincha- y 49 –Ayacucho-, que ha servido a
otras instituciones, como al Liceo Javiera Londoño, entre
otras.

Primeros empleos y vida de familia


Muy recién graduado empezó su recorrido por los
empleos públicos, uno de ellos, quizá el primero, el de
Magistrado del Tribunal Superior de Manizales, en 1921.
Desde esta ciudad regresó en 1922 para contraer
matrimonio con doña Margarita Restrepo Gaviria, hija del
expresidente de la República Carlos E. Restrepo y de doña
Isabel Gaviria. 5 fueron los hijos del matrimonio González
Restrepo. Pilar, la única mujer, y 4 varones: Alvaro,
Fernando, Ramiro y Simón. Una anécdota sobre las
relaciones entre Fernando González y su suegro es la
siguiente. Fernando González opinó que Carlos E.
Restrepo con sus ideas de tolerancia y republicanismo se
quedaría solo, como el Libertador, a lo que aquel le
respondió con un telegrama, así: Bogotá, 27 de febrero de
1931. Fernando González Medellín. Abrazos para todos.
Me fue muy bien en Espinal. Recibí carta del 23,
descachada como todas las que vienen de ese querido
lugar. Gracias por la comparación con Bolívar, el
solitario. Carlos E. Restrepo.15
Las exigencias de la vida familiar en torno a su
hogar distanciaron durante algún tiempo a Fernando
González de su accionar como lector, pensador y escritor
para dedicarse a las tareas de funcionario en diversos
empleos: fue Juez de Circuito de Medellín, Cónsul de
Colombia en diferentes lugares de Europa, Génova y
Marsella, 1932, 1934; Rotterdam y Bilbao, 1953, 1956,
circunstancias que enriquecieron su conocimiento de la
psicología humana, porque, ejerciendo esos cargos nunca
se distanció de las bibliotecas, tampoco de las personas
sobresalientes de la cultura.
Aun siendo joven, 22 ó 23 años, sostenía
interesantes pláticas con el Padre Jesús Mejía,
conversaciones en las que el escritor intuía ideas que,
decantadas por la reflexión, aparecieron después como
parte de sus escritos, sobre todo aquellos salpicados de
teología, religión y sociedad.
Estuvo muy cerca de don Tomás Carrasquilla. De
nuestro gran novelista corrió la fama por su modo de
escribir con estilo agradable acerca de los más recónditos
comportamientos de las familias antioqueñas. A pesar de

15
Carlos E. Restrepo. Una publicación de la Lotería de Medellín.
Coordinador Adolfo León Gómez. Imprenta departamental de
Antioquia. Medellín, junio de 1982.
la diferencia en sus edades, Fernando se aproximaba a él,
para escucharlo, primero y intercambiar ideas, luego,
acerca de la literatura de nuestros pueblos y también de la
de Colombia. Ambos tuvieron interés en un mutuo
conocimiento.

Sus escritos
Su primera obra, Pensamientos de un viejo, es,
como dice Luis Javier Villegas, la obra de su juventud en
la que Fernando optó por hacerse su propio camino.16
Más adelante, por su estadía en Europa se enteró de
la política, del pensamiento y de las tendencias literarias
de ese tiempo, con lo cual acrecentaba el bagaje y la
ilustración para venirse a pensar y a escribir. Vi a Grecia
y vi a Florencia y me volví para Envigado…la patria de
los grandes agonizantes.
A su estadía en Italia y Francia corresponden tres
de sus obras. La primera de ellas, Don Mirócletes, escrita
en 1932, dedicada a las ceibas del parque de su ciudad
natal. La segunda, El hermafrodita dormido con atrevidas
alusiones al régimen del gobierno de Italia, Benito
Mussolini, que lo convirtió en persona no grata de aquella
nación. La tercera, Mi compadre, publicada en
1934, cuyo personaje central es el dictador venezolano,
Juan Vicente Gómez.
En 1935 escribió El remordimiento que toca
problemas de teología, y la serie epistolar, Cartas a
Estanislao. En 1936 escribió Los negroides e inició la
revista Antioquia que perduró hasta 1938, con 17 entregas.
En 1940 escribió Santander, cuando se cumplió el

16
Villegas B. Luis Javier. Viajando hacia la intimidad. Segundo
puesto concurso “Fernando González, gran mulato americano”, 1995.
centenario de la muerte del prócer Francisco de Paula
Santander.
De Mi Simón Bolívar, -1930- afirman los
comentaristas que fue la obra de características más
ajustadas al talante del autor. Es su héroe, es su prócer, es
su Simón Bolívar; en ella hay que reconocerle su
capacidad de biógrafo y de historiador. Fernando
González escribió Mi Simón Bolívar poseído por el
personaje. La idea de hacer el libro se la lanza su
hermano Alfonso en febrero de 1930, tras haber recibido
una insinuación en este sentido del escritor francés
Romain Rolland.17
Viaje a pie - 1929- es, quizá, de los libros de
Fernando González el que ha merecido más conceptos de
críticos colombianos y también extranjeros, aunque no
siempre de aplauso. Con “Viaje a pie” se produjo un
desgarramiento en la literatura colombiana. Atrás la
retórica centenarista; a un lado el costumbrismo… es
asimismo, un desgarramiento como separación y como
laceración y herida en la visión de la vida colombiana y
antioqueña. Aquí arranca el proceso crítico que llevó a
González a enfrentarse con su mundo.18
El maestro de escuela, de 1941, vida del maestro
don Manjarrés. La obra es una reflexión acerca de la
dificultad de mantener la independencia intelectual y a la

17
Ernesto Ochoa Moreno. Artículo Un Bolívar tibio y palpitante,
1993.
18
Ernesto Ochoa Moreno. Artículo Un viaje de desgarramiento,
febrero de 1994.
vez gozar de aceptación social y de cierta comodidad
económica.19
En relación con el fondo filosófico de la obra de
Fernando González opina Carlos Jiménez Gómez: No se
detiene en las formas: sus obras ninguna indicación
darían al que las enfrentara como curso de una filosofía.
No se dejan aprisionar en los geometrismos de una
didáctica…..El de Fernando González es un mundo
absolutamente original; suyo, reveladoramente suyo ese
afán “diabólico” de reconstruir el mundo, de ir dándole a
luz en un viacrucis de sacudimientos intelectuales. No se
tendrá a esta altura y hecha la odisea de estas
adivinaciones interiores, el primer plano de sí mismo y de
la autenticidad?20
La tragicomedia del padre Elías y Martina la
velera, -1962-. Salomé, novela escrita en Marsella en
1934. Don Benjamín el jesuita predicador, serie de
escritos por entregas y publicado en forma de libro en
1984.
En síntesis, esta es apenas una nota biográfica de
este envigadeño que inquietó con su proceder, tanto como
con sus escritos, a sus coetáneos y continúa motivando a
los intelectuales que quieren ahondar en su pensamiento y
extraer la esencia de sus ideas. En el firmamento de la
cultura de esta próspera ciudad, Fernando González
brillará indefinidamente con tanto brillo como aquellas
lumbreras que le antecedieron y que alumbraron con rayos
de sapiencia y civilidad los caminos de la naciente
república.
19
Texto en la contratapa de El maestro de escuela, editorial
Universidad de Antioquia, 1995.
20
Carlos Jiménez Gómez. Artículo Fernando González, un camino
hacia nosotros mismos

Martín Hoyos Gallo


Al servicio de los demás
Por: J. Jairo Hoyos Ochoa
Periodista

Martín Hoyos Gallo


Al servicio de los demás

Por: J. Jairo Hoyos Ochoa


Periodista, hijo del Personaje.

El Primer maestro de Don Martín Hoyos fue don


Heráclio Ramírez, Padre de Monseñor Damián Ramírez
Gómez. Ingresó al Colegio San Luis Gonzaga, el cual
lleva hoy el nombre de IDEM Pbro. Luis Rodolfo Gómez,
allí estudió hasta 1939. Era un estudiante inquieto por los
asuntos culturales y periodísticos y dirigió su propio
periódico semanal en manuscrito, el cual se leía en las
reuniones del Centro Cultural del centro educativo.

Fue miembro de la Sociedad de Mejoras Públicas


de El Santuario, su patria chica, entre 1938 y 1941. El 12
de octubre de 1951 contrajo matrimonio con Ofelia
Ochoa Vélez, de cuya unión conyugal hay 6 hijos.
Siempre estuvo colaborando en materia periodística con la
Revista EL SANTUARIANO y para PERFILES
HISTORICOS, Revista del Centro de Historia de El
Santuario.

Desde 1954 se vinculó a la Sociedad de San


Vicente de Paúl, a pertenecer a la Conferencia Vicentina
de “Nuestra Señora del Carmen” de Manrique. Un año
más tarde sería nombrado Secretario de la misma hasta
1960.

En 1977 por decisión del Padre Damián Ramírez


Gómez, Presidente de la Colonia Santuariana en Medellín,
fue vinculado a ésta benemérita entidad como Secretario,
cargo desempeñado hasta mediados del 2004.

Posteriormente, al radicarse en Envigado, se


vinculó a la Sede Vicentina de éste Municipio, institución
a la cual prestó sus servicios como Secretario General
desde 1986 hasta el 2004. Luego fue vice-presidente
primero de la Conferencia Vicentina San Marcos.

Para despedir a MARTIN HOYOS GALLO se


necesitan muchas frases referidas a lugares comunes que
usa la oratoria. Se requieren muchísimas metáforas que
alcancen a ayudarnos a entender lo que significó su paso
por éste mundo. Pero mal haríamos en dejar silencios a
esta hora. MARTIN HOYOS deja una gran huella como
resultado de su existencia, empezando por la herencia
moral y ética que nos deja a su esposa Ofelia y a sus 6
hijos, a sus coterráneos de El Santuario, a los Miembros
del Centro de Historia de Envigado, en el cual por 20 años
fue su Fiscal y Miembro de la Junta Directiva, a todos los
que hacen parte de la longeva Sociedad de San Vicente de
Paúl. Lo despedimos con gratitud con Dios y con su larga
vida llena de enseñanzas. Nos enseñó a ser honestos,
éticos, responsables, cumplidos, organizados, solidarios y
amorosos con él prójimo. Su mejor discurso fue: EL
EJEMPLO.

Nació el 16 de octubre de 1919 en El Santuario,


Antioquia. Murió el día 8, del mes 8 del año 2008 y había
cumplido 88 años.
Su vida de servicio al prójimo la enseñó a su
grupo familiar inmediato, y a todos los demás familiares
que lo rodearon, con todos sus vecinos y amigos. Fue fácil
hacer tareas con él pues como gran lector y conocedor de
la historia y la política siempre tenía sus aportes propios.
Fue Secretario General del Colegio San Marcos de
Envigado, localidad en la cual residió la última mitad de
su vida. Se entregó con gran pasión a la parroquia de San
Marcos. También deja su sello, su nombre y su buen
recuerdo en toda la comunidad envigadeña. Lo que hizo en
sus 88 años de fructífera vida fue: SERVIR.

Fue un gran escritor y todas las asociaciones


mencionadas y muchas otras lo preferían para que fuera su
Secretario o su Fiscal. Eso hablaba bien de él. Siempre
estaba levantando un acta de algo o escribiendo su libro
familiar con todos los datos y fechas importantes que iban
sucediendo. Tranquilo en el andar y reflexivo al intervenir,
no se dejaba amilanar por sus contendores, pues su
prodigiosa memoria siempre lo sacaba adelante. Este fue
Martín Hoyos Gallo un Santuariano un trabajador, alegre,
gocetas y refranero como buen paisa. Su mente fue
brillante hasta el último instante. Su cuerpo, como todo lo
material se fue desgastando hasta extinguirse. Lo
extrañamos, pero sigue presente en la memoria de muchos
que tuvimos el placer y orgullo de compartir su paso por
ésta tierra.


EL PADRE JULIO JARAMILLO
Sacerdote y pintor

Por: Francisco Madrid Quiroz


Pintor
Miembro del Centro de Historia de Envigado

EL PADRE JULIO JARAMILLO


Sacerdote y pintor

Por: Francisco Madrid Quiroz


Pintor
Miembro del Centro de Historia de Envigado.

“Conócete a ti mismo y no necesitarás


leerte ningún libro”

Sócrates
Emprendo esta labor de escribir una semblanza
sobre el Padre Julio Jaramillo, motivado en primera
instancia por el colegaje que nos unió, pues él dedicó parte
de su tiempo libre a la pintura entre muchos quehaceres
dadas sus múltiples cualidades, como también a la
benevolencia y confianza de mis compañeros del Centro
de Historia que ven en mi trayectoria de artista, las
aptitudes para tal fin.
Hablaremos primero del ser como tal, de ese
hombre espiritual que se adentró en el vasto conocimiento
de la humanidad acumulado durante siglos, ahondando en
todos los temas que tocó con propiedad y, sean así
tomadas con altura su labor pastoral aunada a una amistad
con sus feligreses, una mano amiga, un corazón
bondadoso con el necesitado, consejo y apoyo al doliente
y todos aquellos que aun hoy recuerdan con cariño y
profundo afecto haber recibido, del Padre Julio Jaramillo,
el gozo de su palabra sabia, lo atestiguan. Y fueron
muchos los testimonios, ya en artículos de prensa como de
viva voz a los cuales he tenido acceso y a fe mía de buena
y constatable verificación, que hablan de esas dotes de
humanista.
Al observar detenidamente su labor en campos en
los cuales confrontó su conocimiento se vislumbra esa
grave premisa que mueve al hombre desde tiempos
remotos en busca del Eterno, “…el conócete a ti mismo…
” y en su hacer que está ahí se ve esa búsqueda, vasta y
profunda: La literatura tanto en poesía como en
periodismo, las ciencias naturales con su extenso banco de
embriones, un legado para el estudio de futuras
generaciones, sus innumerables colecciones que variaban
no sin interés, pues el ocio parte integral del hacer humano
tampoco estuvo ajeno a él, colecciones de imágenes y
figuras de gatos y mariposas como de otras tantas cosas, y
el campo que me atañe del cual si tengo por derecho
propio a hablar con soltura y convicción, la pintura.
He observado con detenimiento las diferentes obras
a las cuales he tenido acceso, muy a mi pesar pocas, pero
si las suficientes, dado que no hay un inventario total de su
labor y he visto en la pintura del Padre Julio Jaramillo una
técnica que dada su empírica relación con las artes debido
a que fue autodidacta, deja entrever un hombre de
sensibilidad natural con un conocimiento del dibujo, una
línea segura, manejo del color, expresividad en las figuras
según el tema tratado, buen equilibrio en la composición
parte fundamental para el buen desarrollo de una idea.
Incursionó en diferentes temas no sólo en los temas
religiosos logrando un muy buen resultado pues se ve lo
espiritual, bodegones, paisajes con profundidad y la figura
humana al desnudo demostrando que la belleza no tiene
censura.
El artista se nutre de sus vivencias, con un espíritu
capaz de ver la inconmensurable belleza del universo
mundo, su capacidad de apreciación de los diferentes
mensajes que trasmiten todos los acontecimientos, hechos,
bondades, belleza, y si ese artista tiene como tenía el padre
Julio Jaramillo, cualidades adicionales como ese amor a la
naturaleza el respeto al ser humano y obediencia al Eterno,
a ese Dios que embellece en las almas nobles la labor
realizada bajo estas premisas, loa a ese hombre que dedicó
su vida a esa plausible labor, “ el conocimiento de sí
mismo”.
He de referirme ahora a la vida y obra del Padre
Julio. Sus experiencias sacerdotales combinadas con
múltiples actividades, hicieron de él un humanista, un
científico, un amante de las artes y de la naturaleza y
sobretodo un profesor, un artista, un orador sagrado y
como todo hombre de su tiempo, un eterno enamorado de
la vida y sus misterios. Sus conocimientos eran vastos y
profundos, los cuales le sirvieron para enaltecer la obra del
levita y amigo de la comunidad, como fue demostrada por
las manifestaciones de pesar que recibió el día de su
fallecimiento y de su entierro. El Padre Julio dejó de
existir en la Casa Cural de la Parroquia de Santa Gertrudis,
el día sábado 28 de octubre del año 1995 con casi 80 años
de transitar por este mundo, pues había nacido en la
población de Abejorral el 24 de abril de 1916. El día de su
entierro un lunes 31 de octubre, a las 3 de la tarde, le
acompañaron en los oficios religiosos exequiales 60
sacerdotes que concelebraron el acto, con participación del
Arzobispo Rueda Hernández, y la Homilía que fue
pronunciada por Monseñor Eugenio Villegas. En la
velación se hicieron presentes como guardia de honor el
Cuerpo de Bomberos de Medellín y varias entidades
cívicas y universitarias, además de los alumnos de los
colegios de Envigado. Sus cenizas se conservan en una
cripta en la Pontificia Bolivariana.
Hijo de una familia numerosa, pues en su casa
fueron 18 hermanos, 9 hombres y 9 mujeres, de los cuales
llegaron a la edad adulta 17. Su hermano Alonso, quien no
cumplió con lo pedido por su abuelo que exigía que los
nombres siempre llevaran cinco (5) letras y que tuvieran
una “i” latina, murió a los 20 días de nacido. Los nombres
de sus hermanos fueron Delio, Fabio, Jaime, Sofía, Gilma,
Elisa, Jairo, Ligia, Tulia, Odila, Fanni, Mario, Hiván,
Libia y los mellizos Darío y Nidia, por eso su nombre fue
Julio. Sus progenitores, Don Félix Jaramillo y Doña Clara
Restrepo, con nombres de cinco letras para completar.
Sus estudios primarios, los realizó en su pueblo
Abejorral, pero muy joven se trasladó a Medellín, donde
estudió en el Seminario Conciliar, hasta ser ordenado
sacerdote, después de haber logrado conocimientos
durante varios años en literatura, filosofía, teología y otras
materias. Fue ordenado en el año de 1941 en la capilla del
Seminario Mayor, por Monseñor Gaspar Miguel de
Monconill.
Como escritor, el Padre Julio, fue creador de una
extensa obra literaria y científica, igualmente escribió una
monografía de su pueblo Abejorral y su célebre libro LO
QUE TÚ NO SABES DE ENVIGADO, publicado por el
Centro de Historia de la localidad. También divulgó
innumerables artículos sobre ciencia y arte, ya que fue un
gran crítico y realizador en estas ramas del conocimiento.
Algunas de sus obras quedaron inéditas y sería una lástima
no darlas a conocer.
Fue también el Padre Julio, un gran coleccionista.
En sus haberes tenía colecciones de minerales, piedras,
maderas, telas, monedas, billetes raros, embriones de
animales, mariposas, estampillas y diccionarios. (Poseía
un diccionario de inglés que era, según él, el libro más
pequeño). Igualmente coleccionaba en su libro de apuntes,
frases y dichos. Guardaba un cuadernillo al que había
puesto el título de “Bobadas mías”. Fue además un
genealogista y realizó un árbol genealógico de las familias
Jaramillo y Restrepo, hasta fechas tan lejanas como 1600.
Era además poseedor de una vasta biblioteca sobre todo
con obras de arte y naturaleza. Cada libro que leía o releía
lo marcaba con la fecha de su lectura, además anotaba
información al margen.
Como artista, dejó una infinita producción de
cuadros y retratos que se hallan en múltiples hogares e
instituciones, como en el Centro de Historia donde se
encuentran unos 16 retratos de personajes célebres que han
tenido que ver con la historia de Envigado. Para colmo,
elaboró una lista de sus obras y de las personas e
instituciones que la poseían. Algunos de sus hermanos
heredaron algunas de sus pinturas, pero unas se encuentran
en el exterior y otras se han perdido, como las que prestó a
aquella “dama” que le solicitó algunas para una exposición
y nunca las devolvió. Fue un gran retratista, pero en donde
mejor se expresaba como pintor era en el paisaje. Utilizó
muchas técnicas: oleo en lienzo o en madera, trabajó la
acuarela, realizó esculturas de Cristos además de vitrales
para varios templos. A él se le debe la elaboración del
escudo oficial para la Administración de Envigado. Al
final realizaba ensayos en acrílico y otras técnicas de
aplicación artística.
Como artista, además que conocía técnicas
arquitectónicas, participó en la remodelación del frontis de
la iglesia de Santa Gertrudis. De él se podría decir que fue
polifacético en cuanto a sus conocimientos en artes y
ciencia e igualmente en el aspecto de la sabiduría
eclesiástica y religiosa, en donde se distinguió como
orador sagrado en varias parroquias.
Sabía de música, y tocaba la ocarina y el clarinete.
Leía partitura y era amante de la buena música. Tenía una
voz de tenor y le gustaba cantar y se jactaba de tener muy
buen oído. No sé si también fue compositor, pues nada se
le hacía imposible.
Era un hermano solícito, visitaba a sus hermanas
solteras en su casa en Laureles. Además un gran fumador
de puros, aficionado al juego de tute y sobre todo a
solucionar crucigramas. Pero su característica más
representativa era el amor a los animales, en especial a los
gatos. Además tenía un buen sentido del humor, aunque
un poco malhumorado en su carácter, hacía muchas
amistades y se hacía querer.
Con la ayuda de su hermano el Médico Mario
Jaramillo Restrepo, pudo viajar varias veces a los Estados
Unidos y otros países. Sus viajes en al exterior le dieron
pié para escribir algunas obras y notas de viajes. Pudo
recorrer por Italia, Rusia, Ucrania, Grecia, Turquía,
Canadá, España, Constantinopla, Éfeso, Londres y demás
sitios. Visitó museos y tomaba apuntes de todo cuanto
veía. Estudiaba la pincelada de los grandes pintores con la
ayuda de una lupa que siempre cargaba consigo.
Finalmente he de referirme a los lugares que el
Padre Julio sirvió en su larga carrera como sacerdote y
humanista. Fue Vicario Cooperador en Cocorná y
Cisneros; Vicario en Maceos y párroco en Cristales y
Aquitania; capellán en escuelas y en la cárcel del Buen
Pastor en Medellín; capellán por más de 40 años para los
Bomberos de la Capital Antioqueña. Coadjutor en la
Iglesia de Santa Gertrudis en Envigado donde ejerció por
31 años. Fue además profesor durante dos décadas en el
Seminario Mayor de Medellín a partir de 1946.
Hoy lo recuerdo como artista que lo fue bien
merecido, como el ilustre levita que consagró su vida al
servicio de los demás, como el sabio humanista, literato y
amante de las cosas bellas y sobre todo por haber sido
“alguien” en beneficio de mi tierra Envigado.


CARLOS MARIO LONDOÑO MEJÍA
Su misión, ejercer el derecho

Edgar Antonio Aparicio M.


Amelia Sánchez Durango
Miembros Centro de Historia de Envigado

CARLOS MARIO LONDOÑO MEJÍA


Su misión, ejercer el derecho

Por: EDGAR ANTONIO APARICIO M.


AMELIA SÁNCHEZ DURANGO
Miembros de Número del
Centro de Historia de Envigado .

Nació en Envigado el 4 de noviembre de 1918 y


murió en Bogotá el 3 de julio de 1991. Fueron sus padres
Don Julio Londoño y Doña Rosa Mejía.
Estudió en Envigado su primaria y su bachillerato
en el Colegio de San José de la Salle en Medellín. Fue
abogado de la Universidad Pontificia Bolivariana donde se
gradúa junto al expresidente Belisario Betancur Cuartas y
el escritor y político Otto Morales Benítez. Hizo una
Especialización en Ciencias Económicas.
En 1946 contrae matrimonio con Doña Ana
Escobar de cuya unión nacieron 8 hijos. Don Carlos Mario
vivió hasta 1951 en Samaria, una casa ubicada a la entrada
de Envigado, a dos cuadras de la iglesia principal. De esa
época recuerda con orgullo, reconocimiento y
agradecimiento la mayor herencia que le pudo haber
dejado su padre y que forjó su personalidad: «yo soy lo
que soy gracias a la rigidez de mi papá», decía. Cuenta
que en una ocasión él quiso dejar sus estudios, y en su
gran sabiduría su padre le dice:
‘Bueno, si usted quiere, pero entonces me
tiene que colaborar’. Lo levantó al otro día a las
cuatro de la mañana y lo llevó a trabajar en una
de las fincas cortando pasto y arreglando las
matas de plátano. A las seis de la mañana, ya con
las manos destrozadas por el trabajo, fue donde
[su] papá y le dijo que prefería seguir
estudiando.21
Desde ese momento se convirtió en un excelente
estudiante. Siendo el mejor bachiller en su promoción,
pronunció el discurso de despedida del curso. Inclinado
pues a la vida intelectual y a la política, una vez sale de la
Universidad, trabaja en varias entidades: director de la
Biblioteca de la Universidad Pontificia Bolivariana, del
Banco Alemán, del Departamento de Valorización de
Medellín, Secretario de Gobierno de Antioquia, Diputado
a la Asamblea, Concejal de Envigado. En 1952 viaja a
Bogotá como Representante a la Cámara, en el gobierno
del general Rojas Pinilla fue nombrado Secretario General
de la Presidencia, gerente del Banco Central Hipotecario,
fue el quinto gerente del Banco de la República cargo que
ocupó desde enero de 1957 hasta junio del mismo año,
reemplazando a ese gran benefactor de la cultura
colombiana Luís Ángel Arango. Trabajó junto a el Doctor
Belisario Betancur, fue profesor de la Universidad
Nacional, del Colegio Mayor de Nuestra Señora del
Rosario, Abogado de la Asociación Nacional de
Industriales, Director Nacional de Prisiones, Director del
Fondo de Estabilización de Aerovías Nacionales, Gerente
de la Federación de Cafeteros, de la Flota Mercante Gran
Colombiana, Presidente de la Comisión Revisora del

21

http://pensamientoycultura.unisabana.edu.co/index.php/pyc/arti
cle/view/1105/2692
Código de Comercio, Embajador en Portugal, Asesor de
empresas alemanas, Gerente de la Corporación Financiera
Popular, fundador de Seguros La Equidad. Además,
colaborador en varias revistas nacionales y extranjeras.
Pero el gran aporte que dejó a sus conciudadanos,
quedaron plasmadas tanto en su actuar personal como en
el campo académico.
Fue un católico de profundas convicciones y
hábitos. «Iba a misa diariamente y comulgaba siempre.
Una de sus mayores alegrías espirituales fue haber
conocido a Monseñor Escrivá Balaguer»,22 cuenta su
esposa. Por lo que participa en 1964 de la fundación de El
Gimnasio de Los Cerros en Bogotá, siguiendo los
principios del Opus Dei.
Hombre serio, estricto y recto en sus cosas y en sus
compromisos. Era introvertido a quien nunca se le escuchó
una mala palabra y el vicio le aterraba. Siempre cumplió
fielmente con su deber, pues «sin misión no hay
hombres», como diría en uno de sus textos. Desde muy
temprano se dedicaba a leer, y permanecía muchas horas
en su cuarto de estudio.
Su gran pasión fue trabajar al servicio de los
demás; vocación influenciada por la comunidad de los
Hermanos Cristianos y fortalecida con sus estudios en la
Universidad Pontificia Bolivariana. Su altruismo lo llevó a
ayudar, sin demagogias, a mucha gente que no tenía
dinero, y siempre estuvo pendiente de que quienes
dependían de alguna forma de él, no tuvieran
inconvenientes.

22 Ibíd.
Sus reflexiones lo llevaron a concluir en una
profunda convicción de que el cooperativismo era el
sistema económico útil y eficaz que necesitaba el país. Lo
que lo llevó a cofundar Financiacoop.
Partiendo de este postulado le insertó a la actividad
económica una nueva dinámica que le permitiera fuerza,
expansión y comunicación, acorde con la modernización
del capital social, donde lo que trataba fuera de que
grandes masas de la población participaran en las
inversiones de capitales y consideraba que uno de los
medios de capitalización social, el más eficaz era el
cooperativismo:
“…porque tiende a configurar todo un
sistema abierto, frente al muy cerrado del
capitalismo… Sin la acción capitalizadora de
las masas, la política distributiva tendrá
consecuencias adversas al desarrollo
económico. Se necesita a la vez redistribución
y desarrollo. Y no será posible lograrlo si
conjuntamente con el poder político y sindical
no se desenvuelve el poder económico de las
masas y con ello su clara responsabilidad en
el proceso de acumulación de capital.”23

Los movimientos cooperativos, no solo mejoraban


la actividad económica sino que proporcionaban una
profunda transformación del viejo capitalismo, pensaba, al
analizar los cambios dados tanto en Europa como en los
Estados Unidos. Tenía claro que las cooperativas para ser
exitosas requerían de un proceso de educación y de
23LONDOÑO M., Carlos Mario. El Estado y la acción política
del cooperativismo. S. f. s. e. págs. 30- 31.
adaptación del medio donde les tocare actuar. Era
conciente que en los diversos sectores a operar requería
vencer muchas resistencias, que se veían agudizadas por
las ideologías y el cambio en las costumbres.24
Nunca le preocupó de donde vinieran las ideas,
siempre y cuando la exposición de ellas, fuera coherente
con las propuestas y diera solución a lo que, en su criterio
y de acuerdo a sus hondas preocupaciones, era
indispensable resolver desde la política y la economía.
Admiró las ideas de Fernando González y del líder
político Rafael Uribe Uribe, de quienes aprendió la
honestidad, la creatividad y la independencia para resolver
los problemas del país.
En 1965 viajó a la ciudad de Roma como
conferencista invitado al Centro Europeo d´ell”
Educazione, al ll Curso Internacionale de Assistenza
Técnica para hacer una serie de exposiciones acerca de la
nueva economía iberoamericana y el cooperativismo.
Fue así, como en varios de sus textos introdujo
todas las opiniones y análisis que sobre determinado tema
se hubieran hecho. Vemos entonces ideas de personas tan
diferentes a su pensamiento como Max Scheler, Wolfgang
Goethe, José Ortega y Gasset y Miguel de Unamuno, entre
otros. “Acerca de por qué utilizó sus ideas para aclarar las
propias, él dice que, aunque no fueron intelectuales
cristianos, ‘también la vocación está en el centro de su
pensamiento y de su vida’”.25 Esto lo vemos en su libro
“VOCACIÓN Y PROFESIÓN”.

24 Ibíd., p.88.
25

http://pensamientoycultura.unisabana.edu.co/index.php/pyc/arti
cle/view/1105/2692
Es autor de varias obras sobre temas financieros y
de hacienda pública. Entre los cuales tenemos:
- ECONOMIA SOCIAL COLOMBIANA, de la
que diría Francisco de Paula Jaramillo:
…esgrime una tesis que fue para mí
absolutamente revolucionaria; nunca esperé que
viniera de un hombre de la formación doctrinaria
de Carlos Mario. El destino universal de los bienes
en la tierra y, de ahí, la expropiación sin
indemnización de los territorios improductivos.
Todas esas tesis las elaboró a partir de su
vocación cristiana y de su estudio de las
encíclicas.26
El Dr. Londoño Mejía, debido a su interés por la
Justicia Social, buscaba “sistemas económicos que
suplantaran al capitalismo y al consumismo y que
valoraran a la persona humana por encima del dinero”.
En 1953 el Dr. Armando Escobar Muñoz a manera
de comentario acerca de dicho libro dice:
Inicia su ensayo con un estudio sobre el
derecho de propiedad. Asienta como principal
basamento de la propiedad "que todas las cosas de
este mundo son obra de Dios. Es Él quien las ha
concebido y quien las ha realizado. De manera que
su esencia y existencia proceden de Él
únicamente". De esta concepción, eminentemente
católica, colige el autor como consecuencia lógica
"que el cristiano debe enfocar su obra económica

26 Ibíd.
en dirección hacia el hombre y hacia Dios; es
decir, en el orden de la justicia y de la caridad".27
Todo esto llevo a que el Dr. Alfonso Restrepo
Moreno, gobernador de Antioquia, le pusiera en forma
jocosa, el sobrenombre de Carlos Marx Londoño.
- VOCACIÓN Y PROFESIÓN
- LIBERTAD Y POSICIÓN JURÍDICA EN LOS
TERRITORIOS NACIONALIZADOS.
- DERECHO INDIVIDUAL DEL TRABAJO,
1959
- LA PARTICIPACIÓN DE LOS
TRABAJADORES EN LOS BENEFICIOS DE LA
EMPRESA, 1962
- SOCIALIZACIÓN DE LA UNIVERSIDAD,
1979
Su último escrito, ya estando enfermo, fue para
conmemorar los 20 años de Financiacoop.
Por sus servicios recibió las siguientes
condecoraciones: Orden Militar 13 de junio de la
República de Colombia, Orden del Mérito de la República
del Ecuador y el Collar del Cóndor de Los Andes de la
República de Bolivia.

27 Ibíd.
FRANCISCO MADRID QUIROZ
“El talento y el azar en el arte”
Por: Arq. Henry Gallo Flórez
Presidente del Centro de Historia de Envigado

FRANCISCO MADRID QUIROZ

“El talento y el azar en el arte”

Por: Arq. Henry Gallo Flórez


Presidente del Centro de Historia de Envigado
Miembro de Número de la Sociedad
Bolivariana de Antioquia.

“Pacho” Madrid, como comúnmente lo llaman sus


amigos, es un hombre jovial, buen conversador, ameno en
su trato y sobre todo experto para contar anécdotas de sus
años de juventud, fuera de saberse la vida de media
sociedad de Medellín y algo de Envigado.

Desde muy niño le picó el gusto y el embrujo por


la pintura. Por influencia de su madre se acercó al arte y
dio sus primeros pinitos como pintor cuando fue recogido
por las Hermanas de La Presentación en un hospicio que
regentaban, cuando las dificultades económicas
apremiaban en su infancia, pero que supo superar con
tesón y empeño. Se esforzó con gran tenacidad hasta
alcanzar en sus años mozos maestría en el arte que le
había dotado la naturaleza y posteriormente entrados los
40 sintiéndose artista comenzó a vivir de la pintura. Como
él alguna vez lo manifestó a sus correligionarios, ya había
madurado para el arte y se sentía artista y con el éxito de
su primera exposición individual donde logró vender
algunos cuadros, tomó la decisión de dedicarse a pintar.
“Desde esa noche me sentí pintor”, fueron sus palabras
para quienes aún no conocían de sus habilidades y hasta el
presente lo ha seguido siendo.

Francisco Madrid, envigadeño y asentado en su


tierra que lo vio nacer, por allá en los años veinte, más
exactamente el 9 de noviembre de 1922. Sus padres fueron
Nicolás e Imelda, venidos de Yarumal y Valdivia
respectivamente. Eran personas de extracción humilde y
de arraigo montañero, pero “verracos” como todo paisa
que se estime. Don Nicolás se marchó como hombre
andariego y no regresó más. Su madre en medio de los
infortunios se trasladó a Medellín y se encargó de la
dirección de la Casa de Pobres ubicada entre la avenida
Echeverri, Cuba y Miranda y las carreras Mon y Velarde y
la Pola. Estando ya “pachito” en edad escolar, su madre
doña Imelda, lo matriculó en la escuela San Juan Bautista
de la Salle, cerca de la Placita de Flórez, mientras ella
continuaba con sus oficios de arreglar ornamentos
religiosos para los sacerdotes de varias iglesias.

El joven Madrid, realizó oficios varios para ayudar


a su madre. Pero alguna vez y por iniciativa del hermano
lasallista Luis Javier, quien conocía sus aptitudes como
dibujante, y aún siendo estudiante de primaria - (quinto
año elemental), lo estimuló a que se presentara a un
concurso de pintura que realizaba La Gobernación de
Antioquia y El Municipio de Medellín (1935). El
muchacho se fue a la Plaza de Mercado, y realizó una
pintura con motivos tales como frutas y elementos
comunes en los mercados de su tiempo. Esto fue sensación
para el jurado calificador, quienes vieron en el novel
pintor un producto de su genialidad y lo premiaron con el
primer puesto. (Aún lo recuerda Don Víctor Cardona
Rojas, quien también participó en dicho concurso). Este
premio le dio nuevos ímpetus para continuar su labor
como artista.

Uno de sus primeros oficios fue como dibujante


cuando se desempeñó como tal en la oficina del doctor
José Posada Ramírez, en la realización de planos y
dibujos. Alguna vez, cumplidos sus 17 años, haciendo
cola para una diligencia, se encontró con Doña Paulina
Posada de Escobar, distinguida dama de la sociedad
medellinense, quien tomándolo de la mano le dijo, que
hacía y en que se desempeñaba, pues ésta había
reconocido en él al joven artista que había ganado el
concurso de la gobernación y de quien ella había sido
jurado. Le dijo que no perdiera más tiempo, que debería de
realizar estudios de pintura y arrancó con él para donde
Antonio J. Cano (llamado el negro Cano) quien era el
director del Instituto de Bellas Artes. Cuando llegó allí, le
dijo: “Aquí le traigo este muchacho que tiene capacidades
para el dibujo y la pintura para que me le dé una
matrícula” El negro se negó con una negativa rotunda.
Ante esa actitud, doña Paulina le replicó: “es más, no tiene
con que pagar matrícula ni estudio pero no se equivoca al
permitir su ingreso al instituto” (Extraído del artículo
sobre el Maestro Madrid, de Jaime Tobón Villegas, Libro
sobre Francisco Madrid Quiroz, “El talento y azar en el
Arte”.) Así inició sus estudios en pintura como becario de
Bellas Artes.

Sus profesores en los años cuarenta, fueron Eladio


Vélez, Carlos Gómez Castro y Gustavo López. Como
compañeros y que fueron posteriormente eminentes
representantes en las artes plásticas: Emilio Botero,
Hernando Escobar Toro, Hernán Merino, José Horacio
Betancur, Aníbal Upegui, Horacio Ochoa, Camilo Isaza,
Ramón Vásquez, León Posada, León Echavarría, Eduardo
Villa, Mardoqueo Montaña, Manuel Mejía Vallejo y más.
Estando como estudiante, el joven Madrid, recibió
el primer premio en pintura y dibujo, otorgado por el
Instituto de Bellas Artes. Fue así como se le abrieron las
puertas para ser docente en entidades tan importantes
como la Universidad Católica Bolivariana (como se
llamaba en ese entonces), donde fue el profesor más joven.
También se desempeñó como profesor en el Colegio de
San Ignacio, Universidad de Antioquia, Instituto Central
Femenino, CEFA, en el Instituto de Arte y Decorado;
posteriormente en el mismo Bellas Artes. Fue además
profesor en la Facultad de Arquitectura de la Pontificia
Bolivariana, en la cátedra de dibujo. Actualmente sigue las
labores docentes en Envigado, donde enseña su arte en la
Casa de la Cultura y en academias particulares.

El maestro Madrid, en sus comienzos fue


autodidacta, pero perfeccionó sus conocimientos en
pintura al lado de insignes maestros. Pero como también
ha tenido oportunidad de viajar al viejo continente, ha
podido apreciar las obras de los grandes pintores europeos
y del arte universal. Es un ser incansable, tanto para
mejorar sus técnicas, como retratista en óleo y acuarela y
demás técnicas empleadas en sus pinturas muchas de ellas
grandes murales, entre las que podemos apreciar la pintura
mural realizado para el Concejo de Envigado y que se
expone permanentemente a la entrada del Salón de
Sesiones del mismo, titulado ENVIGADO SU ENTORNO
Y SUS SUEÑOS. En él, expresa la importancia de los
lugares y ambientes más importantes cívica y
culturalmente del Municipio y en la parte superior
representa algunos de los personajes que hicieron parte de
Concejo de la ciudad. También ha realizado murales en
otros sitios y establecimientos educativos de Medellín.

No podemos olvidarnos de los años de bohemia en


los cuales el maestro “Pacho”, se codeaba con personajes
como el expresidente Belisario Betancur, José Mejía,
Rubayata, Ovidio Rincón, León Zafir, Tartarín Moreira,
Luis Lalinde Botero y otros tantos, que en el café la
Bastilla o en el café Madrid realizaban sus tertulias y que
después fueron trasladados a la avenida Primero de Mayo
y a la calle Calibío al frente de la gobernación. Alguna vez
el maestro se quejaba de haber perdido el tiempo con tanta
bohemia por la cual se habrían podido realizar muchas
más pinturas. Pero aún con más de ochenta años encima,
lo sigue haciendo y sigue tan lúcido para contarle a sus
amigos de ocasión sus hazañas de juventud y de niñez y
no se olvida de tomarse, como decía nuestro recordado
Aníbal Quintero, unos cuantos rejuvenecedores, aunque a
él, sólo le gusta últimamente el ron añejo.

Y en los años cincuenta le llegó la hora de


ajuiciarse y contrajo matrimonio con la señora Ligia
Arango, de cuya unión son sus hijos: Francisco Antonio,
Pintor como el taita, Luis Guillermo, Álvaro, Margarita
María y Ana Cecilia, odontólogas, viven en Suecia; Diana,
pintora, vive en Alemania. Sus hijas están casadas al igual
que sus hijos, su descendencia alcanza la suma 18 nietos
de los cuales 7 son europeos y continúa la lista con 7
bisnietos. En la actualidad, vive con la preciosa dama
Amparo (Amparito) Gómez Mejía, después de una
convivencia de más de veinte años y de quien ha realizado
bellos retratos. Es una bella mujer, dulce y amorosa,
dedicada a sus labores hogareñas, lo cuida
entrañablemente y conserva en su hogar la obra del
maestro; su apartamento está situado en un condominio
urbano cercano al centro de Envigado y rodeado de
hermosos paisajes al pie de la montaña, con una vista
espectacular en sus entornos. En su apartamento, cuando
alguna vez pudimos visitarlo, encontramos pinturas al aleo
y acuarelas de todos los tamaños, apreciamos también los
recuerdos que guarda en cuadernos y álbumes con
fotografías y textos de prensa en donde aparecen todos los
homenajes y conmemoraciones recibidas en su diario
vivir. También pudimos conocer sus condecoraciones,
títulos, menciones honoríficas y muchos pergaminos
obtenidos por su labor como artista de valía en nuestro
medio, como reconocimiento por diversas instituciones
culturales, cívicas y gubernamentales.

Como gran maestro de la pintura, Pacho para sus


amigos, se ha hecho conocer nacional y universalmente,
sus obras algunas en el exterior, son muy apreciadas por
los conocedores del arte. Entre sus obras muchas con
sabor costumbrista y de pronto se ven algunas con tinte
clásico, aquellas son admirables. El manejo en su colorido
y la hermosura de sus paisajes son de destacar. En cuanto
al tratamiento de la figura humana, es un maestro, por el
detalle y la expresión. Todos los temas abarcan su
profundo querer representar la naturaleza en sus dibujos y
pinturas e igualmente la naturaleza humana. En sus
exposiciones que han sido muchas y en muchos lugares,
siempre ha conseguido el favor de sus críticos y de los
deleitantes observadores.

En cuanto a su vida como persona social, se


pueden notar en el Maestro Madrid, un deseo de servir a
sus amigos y a la sociedad. Actualmente es uno de los
miembros más representativos del Centro de Historia de
Envigado y pertenece a innumerables asociaciones con
carácter cultural. Tiene una memoria prodigiosa, recita
para sus contertulios poemas y textos completos de obras
representativas dentro de la cultura, sobre todo aquella
relacionada con el ambiente paisa. Su charla amena, le
hace siempre el centro de quienes compartimos sus
tertulias. Amplio conocedor del arte y de los artistas,
aunque no los critica, los comenta y nos recrea con sus
comentarios analíticos de quienes para él tienen sus
méritos artísticos. Nunca le hemos escuchado hacer
críticas destructivas hacia alguien, y sí por el contrario,
elogia a quien considera buenos autores en el arte o en la
literatura.

En su meritoria vida como artista, el Maestro


Madrid ha recibido múltiples condecoraciones y
reconocimientos por su labor en bien de la cultura y el
arte, he aquí algunas de ellas:

CONDECORACIONES Y RECONOCIMIENTOS:

El Concejo de Medellín por sus 50 años de actividad


artística, 1942- 1992.
La alcaldía de Medellín, Medalla Porfirio Barba Jacob,
Categoría Oro de la cultura 1997.
La Alcaldía de Envigado, Orden Ciudad de Envigado
Categoría Oro 1997.
La Alcaldía de Envigado, Homenaje y Reconocimiento a
un insigne artista 1997.
Condecoración, sociedad de Mejoras Públicas Instituto de
Bellas Artes, Mérito Artístico.
Condecoración, “Colina” Personaje del año 2002 en el
campo del arte.
Condecoración, Asamblea de Antioquia Medalla Mariscal
Robledo Categoría Oro. 2004.
Hotel Portón Medellín Homenaje distinción, “Sabiduría en
el Pincel” Agosto 4 de 2004.
Miembro de la Asociación Antioqueña de Acuarelistas,
ocupando por un período la Presidencia.
Miembro de la Asociación del Artista Colombiano en las
Artes Plásticas ACAP.
En el año de 2005, agosto 6, fue invitado por la Tertulia
Literaria José Félix de Restrepo para declamar en el Día
del Poeta, nombrándolo miembro honorario, por sus
cualidades histriónicas en las cuales nos regaló con
algunos poemas recitados con gran tino y sobretodo nos
asombró su destreza en el fino arte de la declamación y su
facilidad memorística.
En el 2006, le fue reconocida la calidad de miembro
correspondiente del Centro de Historia de Envigado.
También ha mostrado su obra en múltiples eventos
y exposiciones, en los cuales la crítica le ha sido favorable
y sus cuadros se han vendido entre ellas algunas de sus
pinturas se encuentran en el exterior. Para muestra, en el
pasillo a la entrada de la sala del Concejo Municipal de
nuestro Municipio, se encuentra un representativo trabajo
en el arte pictórico del maestro Madrid, como es el cuadro
mural, titulado “ENVIGADO SU ENTORNO Y SUS
SUEÑOS”, realizado en el año 2006.

No podemos terminar este artículo biográfico sobre


el Maestro Madrid, sin mencionar el libro sobre su obra,
editado por la Alcaldía de Medellín, en una colección para
los talentos del arte que se llamó “VIVAN LOS
CREADORES” y con el título de FRANCISCO MADRID
QUIROZ, “El talento y el azar en el arte” Estas obras de
bellísima presentación con los mejores trabajos de cada
uno de los autores, es una muestra clara de cómo se puede
apoyar a los artistas y mostrar sus producciones. Estos
trabajos, fueron mostrados al público en general bajo el
auspicio de quien en aquel entonces era el Alcalde de la
ciudad, Dr. Sergio Naranjo Pérez y de su secretario de
educación Dr. Luís Pérez Gutiérrez, quien después en su
alcaldía continúo la labor de difusión cultural de su
antecesor. El libro sobre el Maestro Madrid fue editado en
al año 1996, con un tiraje de 3000 ejemplares y fue el
tercero en su serie, aunque en la actualidad no se
consiguen los ejemplares, algunos de ellos se pueden
apreciar en algunas bibliotecas entre ellas la Piloto de
Medellín y posteriormente en el Centro de Historia, donde
un ejemplar nos ha sido donado por el propio pintor y el
cual lo tendremos como una joya en nuestra biblioteca
histórica.


PRESBÍTERO JESÚS MARÍA MEJÍA
BUSTAMANTE
“Forjador del alma envigadeña”
Por: José Fernando Flórez Álvarez
Miembro de Número del Centro de Historia de
Envigado

PRESBÍTERO JESÚS MARÍA MEJÍA


BUSTAMANTE

Por: José Fernando Flórez Álvarez


Miembro de Número del
Centro de Historia de Envigado

De Sonsón y de la propia entraña del pueblo llegó


el más grande forjador del alma de Envigado para dejarle a
esta ciudad como herencia: su vida consagrada, su ejemplo
y una obra meritoria que todavía se recuerda.
Nació este noble sacerdote el 8 de julio de 1845, en
Sonsón (Antioquia). Hijo de Don Pedro y de doña
Januaria. Abuelos paternos: Miguel Mejía y Rita
Aristizábal; abuelos maternos: Ignacio Bustamante y
Josefa Duque.
Inició sus estudios primarios en la escuela de su
tierra natal, donde también se dedicó a las labores del
campo para ayudar a sus padres que vivieron con él la
pobreza. En Manizales aprende sus primeras lecciones de
latín con el Párroco José Joaquín Baena, oriundo de
Abejorral. En 1865 ingresa al Colegio de Jesús en
Medellín donde tiene el privilegio de contar como su
maestro al Doctor Pedro Justo Berrío y entre sus
compañeros de clase al periodista y literato Don Fidel
Cano Gutiérrez, con él cual conservaría una gran amistad
por vivir éste en la Fidelena de Sabaneta.
El 17 de diciembre de 1868 recibe las primeras
órdenes y es nombrado Prefecto de estudios del
Seminario. El 7 de marzo de 1869 es ordenado sacerdote
en Medellín por Monseñor Valerio Antonio Jiménez y
tiene su primer contacto con Envigado en la Semana Santa
de ese año, cuando acompaña al Padre Liborio de Hoyos
en los oficios litúrgicos de la Parroquia de Santa Gertrudis,
antes de viajar a Manizales para presidir su primera
eucaristía, el 15 de abril.
De regreso a Envigado, fue nombrado cura
excusador para ayudar al Padre Julián María Upegui,
mientras iba al Seminario a complementar sus estudios
eclesiásticos. El Padre Mejía ejerció como Prefecto
general del Seminario del 1 de Febrero de 1874 hasta el 12
de junio del mismo año, cuando fue nombrado Párroco de
Jericó y posteriormente lo fue de Aguadas (hoy,
Departamento de Caldas). Luego, se dedicó a la enseñanza
del Evangelio en misiones populares, antes de ser
nombrado Rector del Colegio Oficial de Manizales.
El 29 de noviembre de 1880, el tercer Obispo
antioqueño que rigió la diócesis de Medellín, Monseñor
José Ignacio Montoya (1816-1884), oriundo de la Ciudad
Señorial, lo nombra en propiedad como Párroco de Santa
Gertrudis de Envigado, permaneciendo en este cargo hasta
el 3 de junio de 1918. A partir de este año, el Arzobispo
Manuel José Cayzedo lo nombra Canónigo de la Catedral
Metropolitana de Medellín.
El Padre Mejía Bustamante dejó como su principal
obra en la Ciudad Señorial, el templo parroquial de Santa
Gertrudis. A esta obra grande de la arquitectura religiosa
antioqueña le invirtió más de 20 años de esfuerzos, antes
de su consagración por manos de Monseñor Joaquín Pardo
Vergara, el 25 de Febrero de 1897.
A esta obra se une, la colocación de la primera
piedra para el templo de Santa Ana de Sabaneta, el 27 de
Agosto de 1896, estableciendo las bases para la fundación
de esta pequeña porción de territorio que hoy avanza,
luego de ser municipio en 1968, para convertirse en una
pequeña ciudad. Mientras el Padre Jesús María estuvo de
Párroco, Sabaneta recibió su asistencia espiritual. En uno
de sus viajes a Europa, trajo los planos para la
construcción de lo que él llamó la Capilla de Sabaneta.
Atendiendo la sugerencia del Padre Clemente Guzmán
(1840-1920), sacerdote sabaneteño y Párroco muchos
años de Apía (Caldas), había solicitado la autorización
eclesiástica para la construcción de un templo en la
fracción de Sabaneta, en honor de Santa Ana y del
Sagrado Corazón de Jesús.
Su contacto permanente con Don José María
Ceballos Botero (el maestro marinillo), con doña Adelaida
Correa Estrada (educadora envigadeña) y con la familia de
Don Fidel Cano hicieron posible que el templo estuviera
en uso antes de su muerte. El Padre Mejía, decía la
Señorita Paulina Garcés, lideraba los remates de San
Isidro y los convites para recoger fondos y avanzar en la
construcción de la obra.
El benemérito sacerdote se asoció con el gramático
Alejandro Vásquez Uribe y el también educador Alejo
María Marulanda para iniciar el Colegio de Jesús, donde
dictó clases el ex presidente Marco Fidel Suárez. El
Hospital, el Colegio de la Presentación y el Templo de
Santa Ana de Sabaneta fueron obras que tuvieron la
impronta de tan benemérito sacerdote.
Durante su curato, trajo a las Hermanas Dominicas
de la Presentación y fueron muchas las vocaciones
sacerdotales y religiosas que nacieron para la vida de la
Iglesia. Como bien lo dice Don Sacramento Garcés:
“…Fue incansable centinela de la moral pública y celoso
operario de la viña del Señor…”
Durante su curato, el templo de Santa Gertrudis se
vio engalanado con el retablo del altar mayor, el púlpito, la
imaginería religiosa europea y con el órgano que trajo del
viejo continente en 1909, uno de los pocos existentes en
tierras de América.
Dejó el Padre Mejía un inmenso legado espiritual.
Fundó organizaciones piadosas para la mujer, para el
hombre y para los jóvenes. Promovió las vocaciones
religiosas y acrecentó la práctica de las virtudes cristianas.
Se destacó como excelente orador
Fue el Padre Mejía un hombre culto, que
aprovechó el púlpito como herramienta educativa,
sembrando semillas de amor y de esperanza para todos los
habitantes del lugar. Como gran educador, amo
entrañablemente la educación. Como buen cultor del arte,
promovió los coros y en general la música. Benigno A.
Gutiérrez en su libro “De todo el Maíz” lo menciona como
parte de un grupo ocasional de serenateros en Sonsón,
siendo todavía adolescente. Fue un hombre con
sensibilidad artística: amante de la lectura sana, la pintura
y el teatro.
Su amor por los pobres lo llevó a la fundación de la
obra solidaria más grande que ha tenido Envigado, la
Sociedad de San Vicente de Paúl. El 28 de julio de 1883
se puso al frente de un grupo de apóstoles de la caridad,
entre los cuales sobresalían: Don Pascual y Don Juan de
Dios Ochoa, Don Tristán M. Ossa y Don Alejandro
Vásquez Uribe. Durante 35 años, el Padre Mejía orientó la
obra vicentina, dejándola con 50 socios activos y 82
contribuyentes, antes de llenar la vacante de Canónigo de
la Venerable Curia Arquidiocesana, por el fallecimiento de
Monseñor Ángel María Gómez Ángel, el 3 de junio de
1918.
Envigado lo recuerda por el papel protagónico en
la fundación de la empresa Rosellón en 1912, empresa que
tuvo como su primer gerente a Don Roberto Medina.
Inolvidable para La Ciudad Señorial el acompañamiento
espiritual del virtuoso sacerdote a la población obrera que
allí ganaba su sustento, en los albores de la industria local.
Modeló el Padre Mejía el carácter y modo de ser
envigadeño. Fue un párroco ejemplar, un pastor de almas,
un alma consagrada al sagrado ministerio; de consejo
oportuno, fue un guía, un maestro, un padre de todos.
Llamaba la atención con una autoridad que nadie discutía.
Viajó tres veces al Viejo Continente y las
experiencias de estos viajes las consignó en un libro
titulado: “Reminiscencias de un viaje a Jerusalén”.
Con ocasión de las bodas de oro sacerdotales en
1919, el Papa Benedicto XV felicitó al Padre Jesús María
y le otorgó la bendición apostólica, extendiéndola a toda
su familia.
El 14 de marzo de 1918 le había entregado el
curato de Santa Gertrudis de Envigado al Padre Isaac
Ángel Uribe, sobrino del médico historiador Manuel
Uribe Ángel. Como Párroco benemérito de la Ciudad de
las Palomas, estuvo al tanto del acontecer de Envigado,
mientras ejercía como Canónigo de la Catedral.

El Padre Jesús María muere el 21 de Febrero de


1927 en Envigado, dejando en el corazón de los
envigadeños un recuerdo que perdura por lo que hizo,
enseñó y dejó como legado espiritual a los habitantes del
Balcón de la Raza.
Envigado mantiene vivo el recuerdo del Padre
Mejía en la estatua de bronce que preside el atrio de la
iglesia principal y también conserva sus cenizas, junto con
las de su progenitora, Doña Januaria.


DOCTOR ALFONSO MEJÍA
MONTOYA

Por: LUIS ALBERTO RESTREPO MESA.


Miembro del Número del Centro de Historias de
Envigado.
DOCTOR ALFONSO MEJÍA
MONTOYA

Por: LUIS ALBERTO RESTREPO MESA.


Miembro del Número y Tesorero del
Centro de Historias de Envigado.

El doctor Alfonso Mejía Montoya, es descendiente


del raigambre vizcaíno y segoviano, refrescado por las
brisas del Duero y la estirpe de los Mejías, aparece un
ancestro en Colombia en el año de 1.620, en la persona de
don Juan Mejía Tovar y radicado en Santa Fe de
Antioquia, y quien más tarde se extendiera por el territorio
patrio, y algunos de sus descendientes fijaran sus tiendas
en la prospera ciudad de Envigado, cuna y gloria de este
distinguido profesional.
Cuán grande y satisfactorio es recordar estos
valores egregios de Envigado, que le dan grandeza a su
ciudad y a la Historia. Ejerció el doctor Mejía el don de
señorío y fue famoso por su honor y su inteligencia, fue un
historiador sin tacha, manejaba las cosas con buen tino,
amigo de todos en sus trece años, como presidente del
Centro de Historia de Envigado, y nos dejó como herencia
el ejemplo y el amor por su Envigado que tanto amó.
Su cuerpo fue sepultado en paz para eternizar su
recuerdo, pero su ejemplo, como auténtico linaje que va
de generación en generación, y quienes tuvimos el honor
de conocerlo, podemos dar testimonio de su sabiduría y su
bondad exquisita, cada uno de los miembros
contemporáneos del Centro de Historia.
Durante trece años ocupó la presidencia del Centro,
tuve la oportunidad de conocerlo profundamente, por su
dedicación a la investigación histórica, y a la que
obsesivamente rindió culto, produciendo sus frutos
sazonados para futuras generaciones envigadeñas.
Trasegaba siempre por la biblioteca, buscando
afanosamente los datos que le permitieran conocer algo
nuevo y de valor para sus investigaciones históricas.
Amaba a sus amigos y con ellos fue leal y sincero,
a veces los regañaba por no estudiar o porque no le
cumplieran con el Centro de Historia; les exigía
cumplimiento con todas las tareas que demandara la
Institución, y después de las reuniones mensuales del
Centro, le gustaba tomarse unos tragos, y recordar en tales
oportunidades pasajes de su tierra natal, anécdotas de sus
contemporáneos; le agradaba que le contaran los retazos
de su juventud. Grave fue su indignación cuando en
alguna ocasión en la esquina del parque principal, frente a
la Casa Cural, sembraron un pino, se dio a la tarea de
hablar con las autoridades del municipio, casi todos los
días para que lo cambiaran por una Ceiba, tanto fue su
lucha que lo consiguió y se sintió muy contento, porque él
decía que Envigado era la tierra de las ceibas, saco una
famosa carta felicitando las autoridades por tal hecho.
Tenía un gran espíritu de mando, exigía
cumplimiento a todos los miembro de número y
correspondientes del Centro de Historia, lo mismo que a
las autoridades del municipio, llegó a ocupar el cargo de
Alcalde Honorario en los días del centenario de la ciudad
(1975), estuvo atento en todas las festividades, era una
personalidad portentosa, se esmeraba por su pueblo ya que
lo quería y se sentía el mejor envigadeño.
Su patria chica la llevo siempre en sus pupilas y en
su corazón; se deleitaba escribiendo de las figuras egregias
de Envigado, su conversación era amena y a veces nos
recitaba sus famosas décimas de la Defensa del Canecida”,
que la recordaba con lucidez, ya que era un poeta de gran
inteligencia, en “Las gradas del mismo Concejo Municipal
llego a recitar la famosa décima, cuando fue despedido
como abogado de la personería de Envigado en el año de
1.942; también fue muy recodado cuando en el mismo año
fue concejal y presentó el famoso acuerdo para crear el
liceo Manuel Uribe Ángel en Envigado.

Le tocó editar bajo la presidencia del Centro de


Historia, seis boletines de historia, en los cuales honró la
memoria de los doctores: José Félix de Restrepo y José
Manuel Restrepo, así como la de los padres de la Calle
(Jerónimo, Alberto María y José Miguel) describiéndolos
como las figuras más connotadas de la Historia de
Envigado.
El trabajo de posesión como miembro
correspondiente de la Academia de Historia de Antioquia,
versó sobre la vida y obra de Alejandro Vélez Barrientos,
de un valor trascendental en Envigado, inflamado con un
verbo ardoroso por su pluma en donde da muestras de ser
un valioso historiador. Merece especial reconocimiento el
trabajo sobre la industria textil en Antioquia y en especial
en su Municipio, en donde sostiene que fue el padre
Cristóbal de Restrepo primer párroco de Envigado, el
fundador de la industria textil en Antioquia, y que los
primeros telares se crearon en Envigado y que esto es un
aporte vital al bienestar económico y social para los
antioqueños, sirviendo de base a la moderna y poderosa
industria textil y lo califica como un prueba apodíctica,
por tratase de una declaración del ilustre Cabildo de
Medellín.
El doctor Alfonso Mejía, nació en el año de 1.902,
y se graduó de abogado en la universidad de Antioquia en
el año de 1.927, su tesis para recibir el grado versó sobre
la “Propiedad Horizontal”. Se casó con la matrona Carlina
Cuervo Restrepo en el municipio de Ituángo, de cuyo
matrimonio dejó varios hijos que viven en Envigado y
entre ellos se destacó el doctor Augusto Mejía Cuervo, en
la profesión de abogado habiendo egresado de la
Universidad Bolivariana de Medellín.
Participó en varios congresos y asambleas de
Historia en Colombia y Antioquia, en la Villa del Rosario
de Cúcuta, en Medellín, en la de Pasto y en las asambleas
de historia de Rionegro, Marinilla, Sonsón, Envigado,
Santa Fe de Antioquia y Jericó.
En el Congreso de Historia de Medellín en el
homenaje ofrecido por el Centro de Historia de Envigado
en el jardín botánico asombró a los visitantes con la
declamación de sus famosas décimas: - “defensa del
canecida” -, un alegato que presentó al juzgado penal de
Copacabana en el año de 1.946 en donde demostró su
famosa defensa, sobre la muerte por envenenamiento de
un perro y donde se condenaba a un carnicero por daño en
cosa ajena; muy conocido en la prensa nacional en donde
alegó como abogado penalista que no había ninguna
determinación legal que impidiera la presentación de un
alegato en verso y ajustado en derecho en su formulación
penal, para que el juez permitiera que el demandado
quedara libre de toda culpa. La concurrencia a tan
recordado acto se rió con buena gana, y aplaudieron al
doctor Mejía por tan majestuosa obra en décimas, dado a
la obra por su perfección, lo que le valió la aceptación por
parte del juez y quedó en los anales de la jurisprudencia
como doctrina penal y a la vez literaria.
En el año de 1.975 en calidad de presidente del
Centro de Historia le tocó celebrar el bicentenario de la
fundación de la ciudad de Envigado y propuso la edición
de un boletín histórico sobre los doctores de la Calle y la
celebración de la IV Asamblea de Centros de Historia que
se llevó a cabo ese mismo año y contribuyeron notables
personalidades en las festividades con motivo de la
celebración histórica, esto fue de gran importancia para el
Municipio.
Describió con gran admiración los pro-hombres de
Envigado que han ocupado la Gobernación de Antioquia,
sostiene que don Juan Santamaría quien fue bautizado en
la capilla que construyó don Francisco Ángel de la Calle,
en la loma de San Rafael; fue gobernador de Antioquia en
el año de 1.936, a la vez fundador y padre de Jericó en
Antioquia. El 2 de agosto de 1.976 el Colegio de
Abogados de Antioquia le confirió la orden del mérito
profesional como abogado, condecoración muy meritoria
por cierto, ya que el doctor Mejía Montoya se desempeñó
por largos años como profesor de derecho penal en la
Universidad de Medellín y, hoy por hoy, varios abogados
egresados de dicha universidad lo recuerdan con cariño
como son los doctores – Francisco Santamaría y Alfonso
Mejía Maya.
Ocupó los cargos de investigador en la Oficina de
Investigaciones Criminales, secretario privado del rector
de la Universidad de Antioquia, oficial escribiente de la
Asamblea de Antioquia, inspector tercero de policía, Juez
Tercero Civil Municipal, Juez promiscuo de Yolombó,
Abogado de la personería de Medellín por doce años,
Magistrado de la Sala Penal del Tribunal Superior de
Rionegro, Concejal de Envigado y de Bello, destacado
periodista, director de Ceibas en Envigado, Alcalde
Honorario de Envigado en el bicentenario, fue miembro de
número de la Academia Antioqueña de Historia y del
Centro de Historias de Envigado, publicó el libro:
“Semblanzas de los Varones Ilustres de Antioquia”, el
doctor Alfonso Mejía Montoya, supo amar, y logró ser
amado, su bondad como una de sus cualidades humanas,
era generoso, amable, caritativo y muy buen amigo, se
difundía como se esparce el perfume y penetraba hasta lo
más profundo de su alma, los miembros del Centro de
Historia de Envigado le reconocieron su actitud y sus
cualidades como un historiador de destacadas cualidades,
a ėl le debo lo conocimientos como un discípulo que le
aprende al maestro, ¡gracias apreciado maestro! por esa
inolvidable experiencia que tuve en mi vida y que gracias
a este noble amigo, es por lo que soy y he sido dentro del
Centro de Historia, porque me enseñó cómo se ama a mi
ciudad, que dignamente la llevo en mi alma y en mi
corazón. – Siempre llevaremos el recuerdo inolvidable del
amigo, del compañero y del historiador.


JOSÉ MARÍA MESA JARAMILLO
El educador, el militar y el investigador

Por: Amelia Sánchez Durango


Historiadora y Miembro del
Centro de Historia de Envigado
JOSÉ MARÍA MESA JARAMILLO
El educador, el militar y el investigador

Por: Amelia Sánchez Durango


Historiadora y Miembro de Número
del Centro de Historia de Envigado

Nació José María Mesa Jaramillo en el Distrito de


El Envigado, Antioquia, en un paraje llamado “El
Palmar” el día 8 de febrero de 1862. Su padre fue don José
María Mesa Ruiz, descendiente de don Antonio de Mesa28,
minero de Osos y de acuerdo a los datos de este mismo
autor “fue dueño del terreno donde hoy está el parque de
Bolívar” de Medellín. Y su madre fue doña Martina
Jaramillo y Velilla, descendiente del español don Juan
Jaramillo, casado a su vez con doña Juana del Centeno
Hidalgo.
Sus primeros estudios los recibió de su abuelo
materno don Juan Ignacio Jaramillo, quien lo crió, luego

28
CADAVID RESTREPO, Tomás. Varones Ilustres de Antioquia,
Biografías de los Académicos fallecidos 1903 -3 de diciembre- 1978,
Editorial Universo, Medellín, p. 131 y ss. Según este autor, don
Antonio era procedente de Jerez de la Frontera, quien al parecer,
formó parte de la junta de vecinos notables en 1649, convocados por
el primer cura de Medellín, Juan Gómez de Ureña, ante la solicitud
del visitador del Obispado, don Pedro de Herrera Gaitán.
del fallecimiento de su madre, cuando apenas contaba con
pocos años de edad. Es posible que este aprendizaje
temprano que le inculcó su abuelo de crianza, le sirviera al
joven José María para mostrar su inclinación por los libros
y no aventurarse a entrar al ramo de los negocios,
emulando así a su abuelo paterno.
De entre la limitada gama de posibilidades
profesionales que existían para la época referida, José
María se mostró inicialmente atraído por la carrera
docente, manifestando esta vocación desde niño, luego de
algunos descalabros económicos que sufriera su padre y
que obligaron al joven estudiante a dictar clases a un
grupo de jóvenes en su propia casa, donde fundó una
escuela donde enseñaba a unos 12 niños29.
En 1880 el presbítero Jesús María Mejía, canónico
de la catedral Metropolitana fundó el colegio de Santa
Gertrudis, en El Envigado, cuyo fin esencial era
contrarrestar las doctrinas laicicistas que se habían
impuestos en los colegios oficiales, por el gobierno de la
época30. Este colegio era auxiliado mensualmente con

29
Ibíd., p. 132.
30
Entre 1880 y 1900 se desataron algunos de los conflictos más
sonados de la historia de Colombia, luego de las cuatro guerras civiles
que se iniciaron en 1876, año en que la guerra se da “en defensa de la
religión y como protesta contra la tiranía docente del Estado”
interrumpiendo la reforma de ésta, donde escuelas y universidades
fueron cerradas por dos años y convertidos sus locales en cuarteles de
guerra. La modernización de la educación que empezó a imponerse en
1870 luego de un esfuerzo del gobierno, se vino al traste por las
reacciones religiosas y las contradicciones políticas en que se vio
envuelto el radicalismo, luego de la guerra del 76. JARAMILLO
URIBE, Jaime. El proceso de la Educación en la República (1830-
1886) en Nueva Historia de Colombia, Planeta Editorial S. A., 1989,
Bogotá, D.E., p., 223-250.
cincuenta pesos ($50.00) por el Obispo de Medellín, José
Ignacio Montoya (1816-1884)31.
En esta institución continuó estudiando el joven
Mesa Jaramillo, actividad que alternaba dictando clases de
castellano y geografía en el mismo colegio y
paradójicamente aplicando el método “lancasteriano”,
diseñado por Joseph Lancaster (1778-1838) en Inglaterra,
quien innovó la educación, modelo en el que Simón
Bolívar y Francisco de Paula Santander mostraron
profundo interés32 y el cual consistía en que los alumnos
más aventajados le impartieran clases a los principiantes,
supliendo de esta manera, la carencia de maestros. Para la
época referida, fungían como profesores de este colegio,
los señores: Marco Fidel Suárez, Alejandro Vásquez, el
presbítero Alejo Marulanda y Juan Pablo Bernal.
Es de advertir que el método lancasteriano
reforzaba las ideas liberales, contrarias a la doctrina de la
Iglesia Católica. Durante el devenir del siglo XIX, este

31
“Montoya fue un obispo para afrontar la guerra”, dirigió una
circular a los sacerdotes de Antioquia, acerca de los males que
amenazaban a la Iglesia y a la patria. En: “Mitras, sotanas y fieles en
la guerra civil colombiana de 1876-1877, de ORTÍZ MESA, Luís
Javier. Profesor asociado. Departamento de Historia, Facultad de
Ciencias Humanas y Económicas, Universidad Nacional de Colombia,
sede Medellín, documento impreso, s.f. ARBOLEDA M., Carlos.
Pbro., opina que “el partido conservador se apropia de los símbolos
religiosos católicos, como representante del partido de la religión. El
partido liberal, por principios ideológicos, no asume los símbolos
religiosos católicos…” Lo que rechazan es la ingerencia de los curas
en política a favor del partido conservador…abogando por una mayor
educación del pueblo. Dios, Religión y Política, documento impreso,
s. f.
32
CF. GARCÍA, Julio César. Historia de la Instrucción Pública en
Antioquia, Medellín, 2ª edición, 1962, editorial Universidad de
Antioquia, p. 59-60.
método fue reemplazado por el del suizo Heinrich
Pestalozzi (1740-1827).
Siguiendo una costumbre colonial de la élite
antioqueña –Antioquia carecía de Centros de Educación
Superior-, como era la de enviar a sus hijos y parientes a
continuar sus estudios fuera de la provincia, fue así como
José María se trasladó a Santa Fe de Bogotá, para
completar su educación en el Colegio Mayor de Nuestra
Señora del Rosario, en donde -se afirma- brilló por sus
capacidades intelectuales. Al culminar sus estudios se
dirigió al Departamento de Santander donde continúo
desempeñándose como educador en la población de
Piedecuesta, por algún tiempo, para luego dirigirse a
Venezuela, patria de Bolívar, de quien se declaró,
ferviente admirador.
Al parecer, José María Mesa, tuvo la oportunidad
de viajar fuera del país, de ahí que al encontrarse en
México en 1885, le llegaran noticias de los problemas
internos que se presentaban en Colombia.
De fuertes raíces conservadoras, consideraba un
deber defender la religión católica, por lo que partió
rumbo a su país para hacer parte de la guerra político-
religiosa que se desató entre los radicales de Santander y
el gobierno central que presidía Núñez, quien triunfó sobre
los radicales tras el combate de la Humareda en donde
participó el joven José María, adquiriendo el grado de
Coronel, título que no hizo valer, quedándose con el de
Sargento Mayor.
Al restablecerse el orden público33, Mesa regresó a
Antioquia, donde nuevamente se dedicó a la instrucción
pública en pueblos como Concordia y Caldas, de donde
fue llamado por el doctor Marceliano Vélez para ocupar el
cargo de Jefe de Estadística de este Departamento.
En 1892 fue nombrado Director del Archivo
Departamental –cargo que ocupó hasta el final de sus días-
y al año siguiente fue nombrado profesor de Historia en la
Universidad de Antioquia, del cual se dice fue el primer
profesor de esa disciplina.
Sus actividades archivísticas lo indujeron hacia la
investigación labor que ejecutó con dedicación y que más
tarde fue fundamental para dedicarse a remover escritos y
documentos ignorados y que lo llevaron a aprender
paleografía de la mano de su amigo íntimo, el doctor
Manuel Uribe Ángel.
Monseñor Samuel Álvarez Botero, cura de la
catedral de Rionegro y Presidente del Centro de Historia
de esa ciudad, en un discurso que pronunció en 1975 con
motivo de un descubrimiento del retrato al óleo de José
Miguel de la Calle, se refirió a Mesa Jaramillo, en estos
términos: “Vienen Uds., señores envigadeños, de la tierra
fecunda que ha dado no sólo a su terruño sino a la patria

33
La Constitución de 1886 estableció (artículo 38) “La
Religión Católica, Apostólica, Romana, es la de la Nación: los poderes
públicos la protegerán y harán que sea respetada, como esencial
elemento del orden social”. TIRADO MEJÍA, Álvaro. El Estado y la
Política en el siglo XlX, en Nueva Historia de Colombia Planeta
Editorial S. A., 1989, Bogotá, D.E., p., 155-183.
colombiana, tantos hombres ilustres y grandes
historiadores como José María Mesa Jaramillo, quien en
su cerebro acopió vastos conocimientos de toda índole,
pero especialmente los históricos”34.
Indudablemente, Mesa Jaramillo fue un destacado
estudioso y hombre de variadas facetas que lo llevaron a
desempeñarse tanto en el campo de la instrucción pública,
el militar, el político, el de funcionario público, el
historiador, entre otras importantes actividades, como el
de escritor.
Con su trabajo en ese archivo, el cual creó, José
María Mesa Jaramillo rehízo en parte la Historia de
Antioquia. El informe que presentó como archivero, al
Secretario de Gobierno de Antioquia y el cual fue
reproducido por la Revista Forense en los Nº 4 y 5 en
1898, fue objeto de grandes elogios por parte de esta
revista, exaltando con ello el trabajo paciente y minucioso
del otrora ilustre profesor.
En el periódico “Colombia” fundado en Medellín
por don Alejandrino Cárdenas en septiembre de 1906 y
hasta el 15 de junio de 1909, Mesa Jaramillo, escribió
muchísimo sin revelar nunca su nombre.
Entre los trabajos que realizó, tenemos los
siguientes: “Ascendientes del Historiador José Manuel
Restrepo”; “El Padre y la casa de Girardot”; “Reseña
Histórica de la ciudad de Medellín, capital del
Departamento de Antioquia”; “Retoques históricos”;
“Minas de Antioquia: catálogo de las que han titulado en

34
Semblanzas de los Vicarios Superintendentes José Jerónimo,
Alberto María y José Miguel de la Calle. Homenaje del Concejo de
Envigado en el Bicentenario de la Fundación de la ciudad, Medellín,
editorial Argemiro Salazar & Cía. Ltda., abril, 1977, p. 140.
161 años desde 1739 y hasta 1900”35. “José Miguel de la
Calle”, donde hace una corta reseña de la vida a quien le
tocó sancionar la “Ley sobre Libertad de los Esclavos”.
Mesa Jaramillo, en referencia a las obras que
trabajó el doctor José Manuel Restrepo Vélez, anotó lo
siguiente: “no contento con haber consagrado a la
República todo el poder de sus talentos, de sus ciencias y
de sus energías, guardó en su historia, como en una urna
santa, las glorias venerandas de la Patria y las glorias de
todas las naciones creadas por el gobierno de Bolívar”36.
También hizo una reseña histórica de la
Universidad de Antioquia, enviada por él mismo al
Ministerio de Relaciones Exteriores.
Otro de los cargos que ocupó fue el de Secretario
de la Academia Antioqueña de Historia, que dirigió
inicialmente con don Januario Henao y don Sebastián
Hoyos y más tarde dirigió las publicaciones de la Revista
Repertorio Histórico, de esta misma Academia.
De entre las tantas disciplinas a las que se dedicó
don José María, su pasión, al parecer, la afincó en la
docencia: “Aquello era para verlo y oírlo, no para
contarlo. Desde la tribuna ilustraba y ante todo educaba;
ese era su centro; allí, transformado, en olvido absoluto de
sus recónditos pesares, el maestro difundía luz, desdoblaba
su espíritu que, cual manto ideal, cobijaba a sus hijos
espirituales…”37

35
Medellín, Imprenta Oficial, 1906.
36
Instrucción Pública de Antioquia, año IV, Nº 37-38, Medellín, julio
de 1911, p. 853.
37
CADAVID RESTREPO, Tomás. Op. Cit. P. 136.
Sus estudios por la historia lo llevaron a conocer
otras civilizaciones y culturas, como Egipto, Grecia y
Roma. Amante del arte, recitaba versos y en sus ratos
libres fabricaba objetos de arte.
Casó don José María Mesa Jaramillo con doña
María Josefa Mesa, de cuyo matrimonio nacieron cuatro
hijos, de los cuales no se conocen más datos.
Con respecto a su personalidad y aspecto físico
algunos de sus biógrafos comentan que don José María
Mesa Jaramillo fue un hombre simpático y de delicados
modales, “de talla regular cabeza aunque abultada bien
puesta y cubierta de cabellos crespos; ojos oscuros, vivos,
que denunciaban al investigador tenaz; de músculos
vigorosos y frente espaciosa y noble”38.
Falleció en la fracción de El Poblado el 10 de julio
de 1918 a los 56 años de edad, como consecuencia de las
graves dolencias que afectaron su salud los últimos años
de su vida, impidiéndole escribir otras obras donde
constaran “sus profundos conocimientos históricos y
geográficos”.39
Sus exequias estuvieron revestidas de mucha
solemnidad, a la que concurrieron muchas personas de
diversa índole; tomando la palabra importantes personajes
como el rector de la Universidad de Antioquia, doctor
Miguel Calle, entre otros.
Como un homenaje al ilustre hombre, su fotografía
aparece en el Concejo y en el Centro de Historia de
Envigado, además, un barrio de esta ciudad también lleva
su nombre.

38
Ibíd., 140.
39
Op. Cit., Pág.134.
DOCTOR SAMUEL ARTURO MEZA Y
POSADA
Médico y secretario perpetuo.

Por: LUIS ALBERTO RESTREPO MESA


Miembro de Número del Centro
de Historia de Envigado
DOCTOR SAMUEL ARTURO MEZA Y
POSADA
Médico y secretario perpetuo

Por: LUIS ALBERTO RESTREPO MESA


Miembro de Número y Tesorero del
Centro de Historia de Envigado

“Los hombres verdaderos, son los hombres


de conocimiento, los hombres que saben ver, los
que conocen la verdadera realidad de las cosas a
través de los sueños”.

En el transcurso de mi vida he visto desfilar a


muchos de mis compañeros, pero se me nublan los ojos
cuando viene a mi mente el imborrable recuerdo de la
persona de SAMUEL ARTURO MEZA Y POSADA. Al
partir dejó huérfanos a sus amigos, a su Envigado del alma
y al Centro de Historia de Envigado, a quien le entregó el
fruto sazonado de una vida cargada de experiencias.
Se fue el capitán, que Dios lo tenga en la gloria
eterna y en su seno, como lo tenemos nosotros en el
corazón. Carly dice: “El genio es el infinito arte de
trabajar con paciencia”, así trabajó incansablemente Meza
y Posada, como un noble varón de virtudes cristianas.
Nació en Medellín el 14 de enero de 1.894. Al
analizar su figura, es situarse en un ser superior en el
sentido de la palabra, de clara inteligencia y de
completísima formación histórica, desde su juventud
conoció la Literatura y compuso versos, se ubicó en el
cuadro de los médicos colombianos, conocía a perfección
la Medicina, obtuvo el título de Médico Cirujano en la
Universidad de Madrid en España, y se especializó en
Alemania; era exquisito en su trato, tenía conciencia de su
autoridad, muchas gentes sabían que podrían recurrir a él
con la confianza de encontrar en su persona el sapiens, el
utilis y el conciliarium.
Pertenecía a una de las familias más distinguidas
de Medellín, de prosapie, como hombre de visión, venía
de ascendencia de hombres y mentes organizadas y
prácticas.
Fue uno de los grandes de la poesía, lo conocieron
en Aránzazu en la Séptima Feria de la Cabuya cuando
participó con su famoso poema: “ELOGIO A LA
CABUYA”, ocupando un puesto destacadísimo, cuando
dijo:
”Yo vengo a saludarte con métrica sencilla,
oh Fique, oh agave, oh pita, industria y maravilla
bajo el paraguas rubio de corruscante sol,
diadema de plantío que ostenta el embeleco,
sin dolo ni inquietudes, ni inquinas de arrebol.”

Este poema consta de diez y siete estrofas todas


muy bien concatenadas y que hoy reposan en la literatura
del Departamento de Caldas, con el premio de un cetro por
su decir castizo. Es de admirar que por sus esfuerzos
históricos e investigativos era tal su erudición que se
quedaba uno estupefacto por su capacidad de
conocimientos de La Historia Colombiana y Universal.

Amigo de los archivos, construía ciencia auténtica,


la hacía avanzar como pocos lo han hecho y fueron muy
sabias las lecciones aprendidas de un buen Historiador de
su talla.
Era un intelectual de la más pura estirpe, toda vez
que era sobrino del doctor Andrés Posada Arango,
prestigioso científico, botánico y naturalista, de
reconocimiento internacional: una planta de la familia de
las cucurbitáceas lleva su nombre científico
llamadas:”posadae spheracorpa” cuyo nombre vulgar es,
el Tarralí.
Es autor de varios libros: Minas de Antioquia,
Elogio de los Animales, La Parálisis Infantil, que vino a
ser su tesis de grado, Biografías Sintéticas de Médicos
Antioqueños, Gestas de Amor y de Sangre, sobre la guerra
de Marruecos, los Médicos de la Colonia y la
Independencia, Léxico Médico Popular de Colombia.
El doctor Meza y Posada es socio fundador del
Centro de Historia de Envigado y fue su primer
Presidente, cargo que desempeñó con lujo de detalle,
igualmente la Secretaria del Centro de Historia, llegando a
ser secretario perpetuo, se firmaba con el seudónimo
“Álvaro de Galamanca y el Bachiller Oviedo”.
Ingresó a la Academia de Historia de Antioquia
como Socio Correspondiente, en diciembre 4 de 1.941 y
Socio de Número en noviembre de 4 de 1.958; perteneció
a varias Academias y Centros de Historia a nivel
Departamental y Nacional.
Escribió en varios periódicos tales como el
Colombiano, Obrero Católico y varias revistas de
medicina e Historia.
Ejerció la medicina en varios municipios de
Antioquia y en Manizales cuando se vinculó a campañas
parasitarias y adelantó múltiples acciones sanitarias de
educación popular y sus últimos años de vida se los dedicó
a la Historia en donde desempeñó el cargo de profesor en
varios colegios.
Falleció en su querido Envigado el 6 de enero de
1.965 donde se le dio cristiana sepultura.
También llevó encomiables iniciativas desde la
Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín. Fue
condecorado con la medalla de oro de la Cruz Roja de
Envigado en el año de 1.947 ya que era uno de los que
más colaboraba con dicha institución a nivel
Departamental y Nacional. Fue delegado al III Congreso
Hispanoamericano de Historia celebrado en Cartagena de
Indias en el año de 1.961.
Se especializó en Neumocardiología y adelantó sus
prácticas sobre la materia en los hospitales de San Juan de
Dios, San Carlos y en Madrid siendo médico de cabecera
de los Reyes de España.
Posteriormente se matriculó en la Escuela de
Fisiología y se hace discípulo de los distinguidos médicos
Verdés, Montenegro, Mut y Calandre y en España toma
parte de algunas actividades académicas.
Regresa a Colombia y empieza el ejercicio de su
profesión como jurista de la infancia en Medellín y Santa
Fe de Antioquia.
En Medellín fundó la revista de la Cruz Roja y
publicó algunos folletos entre los cuales se destacan: la
religión y la ciencia, son muy interesantes algunos sobre
las quebradas de Envigado, (la Ayurá y la Doctora)
escribió en el periódico Ceibas de Envigado varios
artículos de valor histórico para esta ciudad.
Fue un gran enamorado de los animales y por tal
motivo fundó en Medellín la sociedad protectora de los
animales, sacó varios trabajos importantes como el estudio
histórico del caballo.
Sólo a la luz del espíritu, la historia del hombre
adquiere una explicación satisfactoria; y por eso la
anécdota toma vivencia de su tradición como un esfuerzo
creador que hace grande a la persona, y pone de presente
que vale vivir al servicio de los demás; sea nuestra familia
quien obtiene el valor de su sangre o por el
desconocimiento que se tiene del compañero de aventuras
o en su muerte, o la amistad cuando emana caridad. Pero
la Historia nos enseña que no todo está perdido pues
heredé para estos tiempos el sitial de Socio de Número del
Centro de Historia de Envigado, que él tuvo a bien fundar.


PADRE GERMÁN MONTOYA ARBELÁEZ

Por: Miguel Peláez Posada


Miembro de número del
Centro de Historia de Envigado
PADRE GERMÁN MONTOYA ARBELÁEZ

Por: Miguel Peláez Posada


Miembro de Número del
Centro de Historia de Envigado

La historia, siempre fiel a la verdad, recoge las


huellas iluminadas de los hombres que han cumplido un
protagonismo en los pueblos.
Para Antioquia y en particular para Medellín y
Envigado es un honor contar con la vida de este eximio
ciudadano que honró con su ministerio sacerdotal a la
Iglesia colombiana y con su sabiduría al pueblo
antioqueño. Este benemérito varón es el padre Germán
Montoya Arbeláez, cura párroco de la Candelaria por
muchos años, colaborador de los arzobispos José Manuel
Cayzedo y Joaquín García Benítez, promotor social de la
doctrina de la Iglesia Católica, asesor espiritual de los
grupos obreros de la ciudad de Medellín y sacerdote de
altas virtudes cristianas.
Nace en Envigado el 15 de mayo de 1885 y muere
en Medellín el 19 de junio de 1967.
Sus progenitores pertenecen a una familia de noble
rango social. Su padre, el doctor Justiniano Montoya y
Ochoa, descendiente directo de don Lucas de Ochoa.
Estudió en el Colegio Seminario de Santafé de Antioquia
y se graduó de médico en Santafé de Bogotá cuando
apenas contaba 19 años. Se especializó en cirugía en París.
Fue profesor de Anatomía en Medellín y Rector del
colegio de San José de Marinilla, semillero de hombres
ilustres que han honrado a la Iglesia, a la Patria y a las
Letras. Fue representante al Congreso Diputado a la
Legislatura Antioqueña, Prefecto de la Provincia de
Oriente.
Participó en la guerra civil y obtuvo el grado de
Coronel. Su madre fue la matrona María de la Luz
Arbeláez, hermana de Monseñor Vicente Arbeláez,
Arzobispo de Bogotá y de Eliseo, el héroe de Carolina.
Es bautizado en la Iglesia de Santa Gertrudis la
Magna y recibió el nombre de Germán Isidro Bernardino.
Su infancia la pasó en la hacienda La Primavera, rodeado
del afecto de sus padres. Cursó sus estudios de primaria en
las escuelas de Envigado y luego en el Colegio San
Ignacio de Medellín, bajo la dirección espiritual de los
Padres Jesuitas. Allí recibió con fervor amoroso a
Jesucristo y preparó su corazón para servirlo con humildad
y señorío. Correspondió modelar su alma al Padre Luis
Javier Muñoz, gran orador, educador de la juventud y más
tarde Arzobispo de Guatemala.
Por motivos de salud viaja a la ciudad de Popayán
y se matricula en la universidad. Pasa luego al Seminario
de Manizales, con el amparo y protección de Monseñor
Gregorio Nacianceno Hoyos, amigo de sus padres y
finalmente se traslada a Medellín, para terminar su
formación apostólica y prepararse para recibir su
Ordenación Sacerdotal de manos de Monseñor Manuel
José Caicedo, Arzobispo de Medellín, el 1 de noviembre
de 1910.
Este joven sacerdote cumple una tarea muy activa:
es nombrado Prefecto General del Seminario, Síndico,
Profesor y Vicerrector por espacio de 10 años.
Capellán de la Escuela Tutelar Departamental, de
la Casa del Buen Pastor. Director Arquidiocesano de la
Acción Católica, Director del Patronato de Obreras, de las
Salas Cunas, fundador de la Congregación de Obreros de
San José y de la Juventud Católica, Director y fundador de
la Casa de Protección de la Joven, fundador y miembro de
la Junta Directiva y profesor de la Normal Antioqueña de
Institutores, Asesor de la Sociedad de San Vicente de Paúl
de Medellín y Cura de la parroquia de Nuestra Señora de
la Candelaria, por muchos años, Parroquia de la Catedral.
En 1935, uno de los principales organizadores del II
Congreso Eucarístico de Medellín.
Puede afirmarse que el padre Germán era el vocero
del señor Arzobispo de Medellín en todos los movimientos
sociales y el auténtico asesor espiritual de los mismos.
Siempre se le reconocía su sabiduría, su prudencia, su
actividad apostólica y su disponibilidad para la formación
de los grupos laicales que ya empezaban a establecer en la
ciudad su protagonismo.
Al Padre Germán se le confiaron las más difíciles
tareas para solucionar los conflictos sociales, para resolver
los problemas y enfrentamientos entre los grupos
eclesiales, para proteger los derechos de los obreros y de
los grupos más débiles en los estamentos sociales.
Se le reconocieron sus dotes de gran organizador.
Con temple majestuoso, sin matices despóticos, solucionó
todos los problemas y supo con señorío manejar el
temperamento autoritario de los señores arzobispos
Manuel José Cayzedo, Tiberio Salazar y Herrera y Joaquín
García Benítez. Estos arzobispos estaban formados para
imponer una rígida disciplina eclesial y su palabra tenía
que ser acogida sin reservas. El padre Montoya supo
dialogar con todos y su consejo fue acogido con respeto.
Merced a su aplomo la Conferencia Episcopal de
Colombia le encomendó una misión difícil para
entrevistarse con el Cardenal Eugenio Pacelli, Secretario
de Estado de su Santidad Pío XI, y con el Cardenal
Pizzardo, para rendirles un informe detallado sobre
asuntos confidenciales de la política nacional. Colombia
enfrentaba una crisis social complicada con motivo de la
reforma del Concordato y el Clero estaba dividido en dos
frentes: uno que lo apoyaba y otro que lo rechazaba. La
misión del Padre Germán Montoya fue discreta, sabia y
amistosa con todos.
Su participación no mostró recelos ni tampoco se
prestó a divisiones en la jerarquía episcopal. Por esta
razón, el Padre Montoya, fue uno de los sacerdotes más
respetados en la Arquidiócesis. Por derecho propio fue un
líder actualizado. Mostró talento, energía, vitalidad y
hombría en cada uno de sus actos.
El Padre Manuel José Sierra, en unión con el Padre
Germán Montoya Arbeláez y distinguidos jóvenes
promovieron la fundación de la Universidad Católica
Bolivariana, como una respuesta a serios enfrentamientos
entre profesores y estudiantes de la Universidad de
Antioquia. Años más tarde, la Santa Sede le confirió el
honor de Universidad Pontificia.
El Padre Sierra, como Director de la Juventud
Católica, funda el periódico La Defensa, Semanario
Católico, como vocero de este movimiento. Lo reemplaza
el Padre Montoya y de Semanario lo transforma en diario.
Años más tarde, este periódico se convierte en vocero
oficial del Partido Conservador de Antioquia. El Padre
Montoya no se deja contaminar de la política, abandona la
dirección y funda el Obrero Católico, como vocero de las
reivindicaciones sociales de los obreros y empleados.
Inicia una campaña a favor de la educación de la niñez
abandonada, de la rebaja del costo de la vida, defensa del
salario de los trabajadores, crea bolsas para empleo de los
obreros, defiende la moralidad de la ciudad y abandera una
campaña global para combatir la prostitución.
Cuando este Semanario entra en crisis económica,
auspicia la fundación del Heraldo Católico y apoya a don
Arturo Palacio Mejía y a José López Henao para que esta
tribuna católica sea el paradigma de la juventud cristiana
de esta ciudad. No contento con su obra, el padre
Montoya, establece la formación de la niñez y la juventud,
creando Escuelas Dominicales para la formación,
alfabetización y cultura de los adultos.
El Padre Germán Montoya Arbeláez se preocupa
por la doctrina social de la Iglesia y tomando como base
fundamental para su estudio la Encíclica Rerum Novarum
del Papa León XIII, funda un grupo de laicos para
investigar estas enseñanzas y practicar estas doctrinas en
la ciudad. El Arzobispo Joaquín García Benítez toma en
serio este magisterio de la Iglesia, estimula la acción del
Padre Germán, lo nombra Director y Presidente de la
Acción Social y de la Acción Católica Arquidiocesana y
dispone la fundación de un Instituto Obrero para la
capacitación de los trabajadores. Colaboran en esta obra
los profesionales laicos y dan principio a un movimiento
sindical, para defender a los obreros. Se fundan los
sindicatos de Barberos, de Choferes, de Loteros y de
Lustrabotas para defender sus derechos y velar por su bien
económico y moral. Visita a las empresas y propone a
éstas capacitar a sus trabajadores. El proyecto es
respaldado por los industriales y comerciantes. Centenares
de trabajadores de ambos sexos asisten a las clases
nocturnas y reciben su formación hasta obtener diplomas
que los acreditan para mejorar en sus oficios y ascender en
la escala salarial. Organiza un Dispensario de consulta
médica, una farmacia para venderles los medicamentos a
precios moderados y establece consultorios médicos para
atender a los más necesitados. Su acción es cada vez
mayor: Organiza la Unión Caritativa de San Pablo para
atender a los sacerdotes enfermos o ancianos. Instituye la
Casa de la Protección de la Joven, como residencia para
niñas huérfanas o desamparadas y organiza Hogares para
los jóvenes que vienen de los pueblos a estudiar o trabajar
en la ciudad, bajo la dirección de Comunidades Religiosas
entre ellas, los Hermanos de María Inmaculada.

Una de sus obras preferidas es la Congregación de


los Obreros de San José, fundada por los Padres Jesuitas
en 1848. En este instituto se prestaron servicios a los
obreros, como Caja de Ahorros, mutuos auxilios para
enfermedad, estudio, entierros, pago de bóvedas en los
cementerios y préstamos para sus necesidades domésticas.
Se establecen filiales en los pueblos. Con el Padre Luis
Eduardo Gómez, Cura de la Catedral, en Jericó desarrolla
una labor similar muy exitosa.

Su labor más benéfica es la creación del Instituto


“Juventud Obrera Católica” –JOC- de tanto renombre en
el país. Los obreros reciben instrucción gratuita en
diversos oficios, industrias y artesanías. Se les infunde un
espíritu de servicio, solidaridad, compañerismo, con
disciplina rígida, casi militar. Para atraer a la juventud
organiza excursiones periódicas al campo, durmiendo bajo
carpas. Cada grupo prepara sus alimentos y aprenden a
vivir en comunidad. Los que vienen de los pueblos
encuentran hogares que los acogen, mediante el pago de
una modesta pensión. Esta obra se alimenta de la caridad
cristiana.

Se fundan Casas Campesinas para acoger a los


artesanos y campesinos que vienen a vender sus productos
en la ciudad. Se les ofrecen servicios de comedor y
dormitorio los primeros viernes de cada mes y los sábados
y domingos.

Difícilmente encontraremos un sacerdote de esta


calidad en Colombia. Ya anciano es removido del curato
de la Candelaria. Fue dolorosa su separación de esta
parroquia. Personalmente se sintió afectado en su
sensibilidad y esto agotó sus fuerzas vitales. Sus obras
sufrieron la separación de su protector y hoy sólo quedan
recuerdos de su apostolado. Puede afirmarse: pocos como
él; ninguno igual a él.

En 1942 la Santa Sede separa la Diócesis de Jericó


y Santa Fe de Antioquia. En la primera nombra como
Obispo a Monseñor Antonio José Jaramillo Tobón, un
virtuoso y santo sacerdote. En la terna presentada al Santo
Padre figuró la noble persona del Padre Germán Montoya
Arbeláez. En la segunda se confirmó la persona de
Monseñor Francisco Cristóbal Toro Correa, carismático
pastor antioqueño.

El Padre Germán estuvo en el curato de la


Candelaria desde 1931 hasta 1958.

Para comprender mejor su misión, veamos un


concepto de Sagredo, periodista de El Tiempo:

“La sacristía de su templo es consultorio espiritual


de los medellinenses, y oficina de larguezas corporales:
allí acuden los jerarcas en ruego de consejo; allí los
sacerdotes en busca de calor fraternal; allí las altas
autoridades en demanda de colaboración; allí los
religiosos en petición de sosiego a su conciencia; allí los
padres de familia en requerimiento de orientación para sus
hijos; allí los intelectuales en postulación de luz guiadora;
allí los universitarios en súplica de ayuda; allí las viudas
en solicitud de protección; allí los periodistas en instancia
de dirección y en plan de apostolado; allí los obreros en
conjuro de sostén para la reivindicación de sus derechos
conculcados; allí los magnates en ofrenda de ayuda, con
sus bienes; allí los desocupados en petitoria de
recomendación para un empleo; allí los pobres en
pedimento de limosna; allí los angustiados en deprecación
de socorro; allí los niños en pido inocente de bienhechora
bendición; allí las heteras, cuya conversión ha iniciado en
su mismo sitio de pecado, en plegaria de paz y perdón.”

El Padre Montoya aspiró a recluirse en la Cartuja


de Montealegre, en Barcelona. Solicitó a Monseñor
Cayzedo permiso y licencia para desvincularse de la
Arquidiócesis. El Arzobispo no consintió en separarse de
este santo sacerdote y le escribió:

“Que el Señor me lo guarde mil y mil años y que


en pago de lo que usted trabaja en bien de mi rebaño, le
aumente su amor, del que es fruto el celo por las almas.
Dígame, hijo mío: si usted se hubiera ido, se habría hecho
todo esto! Y quiero callar todo lo demás... Con lágrimas
en los ojos le envío mi paternal bendición.”

En 1949, el Padre Germán visitó a la Madre Laura


Montoya Upegui, en su lecho de muerte. La asistió en su
agonía y la despidió con amor hacia ese tránsito de vida
terrenal al reino de los cielos.

Para terminar esta semblanza, quiero transmitir


algunas palabras de Monseñor Juan Manuel González, su
gran amigo y confidente:

“Si viera como gozo con sus cartitas, pero no es


por lo que me cuenta, es porque en ellas bulle su alma que
es lo más interesante para mí. Hasta ese cabello ondulado,
esas manos finas y largas, ese “porte alcantarino”, ese
dramatismo suyo tan apostólico, tan hondo y tan sincero
que viene retratado en ellas. Si Germancito, pensar que
Jesús tiene allí, en el cofre de su pecho de usted, un
corazón que siente, palpita, se mueve, lucha como el suyo,
por la gloria del Padre, es un júbilo para mi alma. Y
cuando me dice que trabaja como en sus mejores años, yo
le digo, no es usted, es la gracia, el celo de su gloria, el
amor de Él, lo que no le deja calma para envejecer. A
reposar en el cielo...El suyo va a ser muy grande...Jesús se
complace en su sacerdocio.”

El padre José Gabriel Tisnés J., escribió una


biografía del Padre Germán Montoya Arbeláez y en ella
puso no sólo su inspiración, sino todo el corazón para el
amigo, el colega, el pastor y el gran confidente de todos
sus afectos.

Han pasado muchos años y aún no se ha


encontrado en la Arquidiócesis de Medellín un sacerdote
de esta talla, un servidor de Jesucristo en la plenitud de su
ministerio.

Necesitamos hombres y en particular sacerdotes


que irradien la luz espiritual de este benemérito hijo de
Envigado, gloria de Antioquia y de Colombia.
DR. ISRAEL RENDÓN CARMONA
“Médico y Humanista”

POR: LUIS ALBERTO RESTREPO MESA


Miembro de Número del Centro de Historia de
Envigado
DR. ISRAEL RENDÓN CARMONA
“Médico y Humanista”

POR: LUIS ALBERTO RESTREPO MESA


Miembro de Número y Tesorero del
Centro de Historia de Envigado

¡Qué grande y satisfactoria tarea!, es la de resaltar


las grandes personalidades de mi pueblo Envigado; al
hacerlo cumplo con la labor cívica y con la fidelidad de
los designios bíblicos del Eclesiástico (Alabemos a los
hombres grandes.) Alabemos pues a los varones gloriosos
que vivieron en el curso de los tiempos y situémoslos en la
galería de los hombres ilustres en el curso de las edades, a
ellos el Señor les confirió magnificencia porque por sus
consejos guiaron a su pueblo que lo vio nacer y vivir,
fueron honrados entre sus coterráneos e insignes en sus
días, muchos de ellos dejaron gran nombre para que se les
cante sus alegrías y sus alabanzas.
El médico Israel Rendón Carmona, era hijo de don
Valentín Rendón y doña Isabel Carmona, nació el viernes
11 de febrero de 1.910; sus abuelos paternos fueron don
Miguel Rendón y doña Ángela Santamaría, y los paternos
don Anselmo Carmona y doña Encarnación Vasco. Cursó
sus estudios primarios en la escuela de su pueblo
Envigado y los secundarios y profesionales en la
Universidad de Antioquia. Recibió el título de doctor en la
Universidad de Antioquia, el 22 de noviembre de 1.948,
con el título de Médico y Cirujano con una interesante
tesis sobre Hepatitis infantil; se especializó en
enfermedades tropicales, ejerció su profesión de médico
con brillo y honorabilidad en los municipios de Turbo,
Cisneros, Envigado y Amagá; en Amagá fue muy amigo
de la familia Ramírez quien lo albergó en su distinguida
casa por sus valores ciudadanos y cívicos.
Las donaciones de sangre me llevan a recordar, tal
como éstas salvan vidas, que fue este el trabajo diario del
doctor Rendón que he de hacerlo notar en su biografía,
debido a que fue un extraordinario médico que encierra las
enseñanzas cristianas de amor y solidaridad enmarcadas
en la esencia de la vida, con ellas salvó el doctor Rendón
muchas vidas en las intervenciones las quirúrgicas, igual
desempeño en las transfusiones sanguíneas admirables de
un paciente a otro, como una entrega de su propia vida,
que confiere, por decirlo así como una especie de
paternidad compartida.
Algo a de haber en la comparación, con la
esperanza de vivir con él y recibir la bendición; porque la
misma naturaleza se confunde, porque el mundo es
pequeño y su sangre también se mezcló con la mía, porque
sus hijos son los primos de mis sobrinos y esto hace parte
de un árbol genealógico común de nuestros apellidos
antioqueños.
Se preocupó intensamente por su tierra natal. Fue
miembro muy distinguido del Cabildo Municipal, llegando
a ocupar el cargo de presidente del Concejo en dos
oportunidades, además miembro de la Sociedad de
Mejoras Públicas de Envigado y también miembro de
número del Centro de Historia de Envigado.
Contrajo matrimonio con la distinguida dama doña
Aurora Arbeláez el 7 de julio de 1.940 y de este
matrimonio nacieron siete hijos todos muy distinguidos y
honorables.
El doctor Israel Rendón Carmona, fue muy querido
por sus cualidades personales, de caballerosidad, tuve el
honor de ser su secretario general en el Directorio Liberal,
cuando desempeñó con lujo de detalles la presidencia del
mismo. En el barrio Uribe Ángel, de este municipio, el
centro de salud lleva su nombre como un homenaje a sus
virtudes ciudadanas por haber sido un médico eminente y
un envigadeño que ayudó a su pueblo.
Con la muerte del doctor Rendón, Envigado perdió
uno de sus más esclarecidos hijos y los pobres también
perdieron a un benefactor, su muerte ocurrida el 10 de
febrero de 1.992, y en el templo de Santa Gertrudis se
verificaron sus exequias, con una nutrida concurrencia de
parientes y amigos y una copiosa ofrenda floral. Al
lamentar sinceramente el deceso de este benemérito
médico, el Centro de Historia de Envigado registró en el
boletín número 16, página 195, tan lamentable suceso,
debido a que él fue uno de sus socios de número más
representativo. La dicha perdura en su linaje y la heredad
pasa a los hijos de sus hijos. Su familia se mantiene fiel a
la alianza. Su cuerpo fue sepultado en la paz del Creador y
su nombre vive de generación en generación. Los pueblos
se hacen lengua en su sabiduría y todos los días las
asambleas pregonan sus alabanzas.
Fue un envigadeño probo y un antioqueño
intachable. PAZ EN SU TUMBA.


Don PEDRO LUIS RESTREPO BOTERO

Fundador de Peldar

Elizabeth Redondo Benítez


Miembro de Número del Centro de
Historia de Envigado.
Don PEDRO LUIS RESTREPO BOTERO

FUNDADOR DE PELDAR

Por: Elizabeth Redondo Benítez


Vicepresidenta 2° del Centro de
Historia de Envigado.

Don Pedro Luís Restrepo, es un digno


representante de la raza antioqueña, pues su visión de
empresario lo llevó a fundar en compañía de su hermano
Darío Emilio Restrepo Botero, la fábrica de vidrios
PELDAR, que llegó a constituirse desde una modesta
empresa, en una de las más grandes fábricas colombianas
del siglo XX, generadora de riqueza no sólo para sus
propietarios, sino también para Envigado, Antioquia y
Colombia.
Esta gran empresa impulsó la industria nacional del
vidrio con nuevos productos de uso doméstico y dinamizó
el mercado interno con su producción de vidrio plano que
empezó a utilizarse masivamente en las nuevas
construcciones, generando así muchos nuevos empleos
tanto en sus instalaciones como en otros frentes de trabajo.
Otras de las virtudes antioqueñas que encarnó don
Pedro Luís, fue su profunda caridad cristiana y su espíritu
solidario, que lo impulsaron a fundar en compañía de su
esposa y de su familia la Corporación Caritativa Bernarda
Uribe de Restrepo, obra que busca ayudar a las personas
de la tercera edad a sobrellevar con dignidad los últimos
años de su vida. El asilo de ancianos es otra de las grandes
obras dejadas por don Pedro Luís que sirven de ejemplo a
las futuras generaciones y demuestran la grandeza de su
espíritu y lo fecundo de su vida dedicada no sólo a obtener
beneficios personales, sino a brindar a otros los frutos de
su trabajo.

VIDA FAMILIAR
Don Pedro Luís Rafael Restrepo Botero nació en
Medellín el 5 de octubre de 1.904.
Sus padres fueron, don Emilio Restrepo Velásquez
y doña Concepción Botero Saldarriaga residían por esa
época en la finca “La Magnolia”.
Fue bautizado en la Iglesia de la Candelaria como
consta en la partida de bautismo asentada en el libro 082
folio 252 Nº 1025, el 24 de noviembre del mismo año.
Don Emilio descendía del fundador del apellido en
Antioquia, don Alonso López de Restrepo y fue al igual
que su padre Marcelino Restrepo , un próspero
comerciante, que poseía un almacén en Medellín dedicado
a la importación de diversos artículos.
Su madre pertenecía así mismo a una familia de
banqueros pues su padre Pedro Luís Botero Pardo era
heredero y miembro de la firma Botero & hijos, que había
fundado el banco de Antioquia.
Doña Concepción murió el 21 de diciembre de
1913, cuando Pedro Luís sólo contaba 9 años de edad. Su
padre se volvió a casar el 27 de septiembre de 1917 con
Edelmira Montoya Díaz, oriunda de Amagá.
Pedro Luís fue el quinto hijo y nació en una época
en que las dificultades económicas generadas por la guerra
de los Mil Días empezaban a afectar el patrimonio de
personas y familias consideradas ricas hasta ese momento,
pues las especulaciones generadas por la inestabilidad de
la tasa de cambios, arruinaron a más de un comerciante,
entre ellos a don Emilio Restrepo Velásquez, quien viudo
y con siete hijos se vio obligado a buscar trabajo como
empleado del Ferrocarril de Antioquia y más tarde como
administrador de la Ferrería de Amagá (1917).

VIDA ESCOLAR
Pedro Luís hizo su primaria en el Colegio San José
de Medellín, junto con su hermano Darío Emilio. Por esta
época su padre se trasladó a Amagá y Pedro Luís debió
suspender entonces sus estudios.
En 1922 al regresar a Medellín hizo un nuevo
intento de continuar sus estudios y se matriculó en el
Liceo Antioqueño, pero se retiró a los tres meses para
trabajar.
Si bien don Pedro Luís no tuvo una formación
académica completa, estas circunstancias lo convirtieron
en artífice de su propia formación técnica, pues el contacto
con el carbón y los materiales de fundición fue una escuela
que había de aprovechar muy bien en su vida futura. Fue
siempre un hombre inquieto por aprender, buscó siempre
conocimientos que le permitieran alcanzar sus metas, al
compás del desarrollo de la tecnología y el progreso del
momento.
Sus dotes de empresario le permitieron aprovechar
muy bien el momento coyuntural de nuestra historia en
que acontecimientos como la primera guerra mundial y la
acumulación de capital interno, gracias a la economía
cafetera, al desarrollo minero y del transporte con el
ferrocarril, hicieron posible el nacimiento de nuevas e
importantes industrias antioqueñas desde los inicios del
siglo XX: textiles, alimentos, cigarrillos etc.

TRAYECTORIA LABORAL
En 1922 se empleó como fogonero del Ferrocarril
de Amagá y desarrollaba al mismo tiempo negocios
particulares relacionados con el carbón, del cual proveía a
la Vidriería de Caldas dedicada a la fabricación de loza y
vidrio, siendo quizá este contacto, origen de su interés por
el vidrio, material al que dedicaría su esfuerzo y
conocimientos durante una importante etapa de su vida.
En 1928 se vinculó como trabajador en la Vidriería
de Caldas de propiedad de Greiffenstein & Cía y con sus
conocimientos sobre fundición y nuevas materias primas
para obtener el vidrio, pronto fue ascendido a
administrador, cargo que desempeñó con dedicación y
responsabilidad.
Más tarde fue ascendido a Gerente de la empresa y
debió afrontar la crisis de 1929, que dejó a la empresa en
muy malas condiciones financieras.
La Junta Directiva propuso un acuerdo a la fábrica
Fenicia de Bogotá de propiedad de Bavaria. Inicialmente
este acuerdo no se concretó pero posteriormente los de la
fábrica Fenicia, única competencia de la Vidriería,
propusieron la compra, acuerdo que se hizo efectivo el 20
de junio de 1932.
Los nuevos propietarios cambiaron el nombre por
Vidriera Fenicia Nº 2 y don Pedro Luís siguió en el cargo
de gerente.
SU MATRIMONIO
Don Pedro Luís Restrepo Botero se casó con doña
Bernarda Uribe Arango oriunda de Envigado e hija de
Rubén Uribe Díez y de Cornelia Arango Arango, ambos
pertenecientes a familias de rancia estirpe envigadeña.
El matrimonio se realizó el 29 de septiembre de
1934 y este hogar ejemplar fue bendecido con seis hijos:
María Sonia nacida el 5 de abril de 1936
Gloria y Rocío, gemelas, nacidas el 16 de abril de
1938
Iván, nacido el 2 de agosto de 1939
Pedro Luís, nacido el 31 de diciembre de 1943
Darío, nacido el 26 de septiembre de 1945

Doña Bernarda fue una esposa ejemplar que


acompañó a su esposo tanto en sus negocios, como en la
obra caritativa a la que dedicó los últimos años de su vida.
Había nacido en Envigado el 2 de junio de 1908 y murió
en Miami en el 2001

EL ORIGEN DE PELDAR
En 1939 el Consorcio de Cervecería Bavaria S.A.
ofreció la filial que poseía en el municipio de Caldas, la
fábrica de vidrio Fenicia Nº 2 a don Pedro Luís Restrepo
Botero, quien era su gerente desde 1930.
En el municipio de Caldas, en el mismo lugar
habían funcionado durante muchos años una trilladora,
una fábrica de café, una locería y una fábrica de cemento.
Luego, se instaló la Vidriería de Caldas de
propiedad de Greiffenstein & Cía y luego de don Enrique
Mejía, de quien la adquirió Bavaria.
Aunque Bavaria trajo técnicos franceses y mejoró
la elaboración, la diversificación y almacenamiento de
artículos con poco mercado, creó dificultades financieras,
por lo que decidió vender sus instalaciones en Caldas.
Ofreció entonces la fábrica por la suma de
$158.262.89 pagaderos en cuotas mensuales de $3.000
pero con una cuota inicial de $ 40.000.
Aunque don Pedro Luís tenía en esa época un
modesto capital, decidió asociarse con su hermano Darío
Emilio, quien gerenciaba en sociedad con Mora Hnos, el
almacén de artículos eléctricos “Moraldarío”, pues
conseguir un capital de $40.000 no era tarea fácil.
Después de muchas solicitudes, cuando el plazo
estaba por vencerse, el gerente del Banco de Bogotá, don
Ricardo Londoño Ángel, les facilitó dicho crédito,
haciendo posible a los hermanos la adquisición de Fenicia
Nº 2, origen de PELDAR, nombre compuesto de las
iniciales de los nombres de los dos hermanos, quienes
según escritura pública, compartirían así su propiedad:
66,66% para don Pedro Luís y 33,34 para Darío.
El monto de la deuda era garantizado por una
hipoteca sobre los bienes adquiridos.
Finalmente, el 25 de octubre se protocolizó la
venta entregando una cuota inicial de $ 55.000 y $
103.263 en 35 cuotas mensuales de $3.000 cada una.
La nueva empresa iniciaba operaciones con un
capital de $ 200.000 discriminados en bienes inmuebles ($
24.000), maquinaria ( $93.571.93 y bienes muebles ($
82.427.25).
Los dos hermanos se distribuyeron así el trabajo:
Pedro Luís atendería lo relacionado con la producción y el
funcionamiento de la planta y Darío comercialización,
distribución y relaciones públicas.
La coyuntura de la 2º guerra mundial, fue un factor
decisivo, pues la producción nacional de vidrio se vio
favorecida por los problemas en las importaciones,
situación que con su visión y eficiencia utilizaron los
nuevos propietarios de Peldar, para buscar nuevas fuentes
de materias primas y ampliar sus mercados a nivel
nacional.
En la búsqueda de materias primas los Restrepo
Botero, contaron con la asesoría del eminente científico
Gerardo Botero Arango – primo hermano de los
propietarios- quien recorrió buena parte del territorio de
Antioquia y Colombia para ubicar los yacimientos
específicos de sílice y caliza fundamentales para la
industria del vidrio.
La necesidad de contar con materias primas
suficientes que garantizaran la producción los llevó a
adquirir yacimientos de arcilla, bauxita, arena de cuarzo de
sílice y carbón en Rionegro, Yarumal y Angelópolis.
La necesidad de ampliar y tecnificar la empresa
los llevó a conseguir en 1945 una exención de impuestos
del municipio de Envigado para construir allí una nueva
planta.
Este lote fue vendido por la religiosa Susana
Londoño y está situado sobre la vía que comunica los
municipios de Envigado e Itagüí.
Las nuevas instalaciones se construyeron según las
especificaciones técnicas modernas y se sustituyeron
maquinarias obsoletas por tecnologías más avanzadas, se
capacitó al personal y ya para 1947 Peldar era una de las
más importantes empresas a nivel local y nacional.
Sin embargo, la necesidad de disponer de
tecnologías llevó a Peldar a asociarse con la compañía
Corning Glass Works of South América y pasó de ser una
empresa familiar a convertirse en sociedad anónima con
un capital de $ 5.000.000 representados en 500.000
acciones. Así Peldar adquirió el derecho de usar los
procedimientos técnicos, sistemas industriales y patentes
de invención de su nuevo socio y también el derecho
exclusivo de usar en Colombia las marcas Pirex y Vycor.
Para 1949 esta sociedad se declaró disuelta y
algunos inversionistas locales compraron los derechos de
la firma extranjera.

AMPLIACION DE LA FÁBRICA
En 1954 el doctor Gerardo Botero localizó un
valioso yacimiento de arenas en Cogua (Cundinamarca)
lo que permitió a Peldar pensar en el proyecto de producir
vidrio plano montando una nueva planta en Zipaquirá para
aprovechar la abundancia de materia prima. Se disponía
también de un gran mercado por la cercanía con la capital
de la república.
La planta de Zipaquirá fue inaugurada por el señor
Presidente de la República, Alberto Lleras Camargo, el 24
de febrero de 1961.
La capacidad de producción era de 1.200 toneladas
de vidrio plano por el sistema de “Foucault” con la
asesoría de American Saint Gobain. Además esta planta
también produciría envases, frascos, botellas, vasos y
jarras.
Con un empréstito del “Import Export Bank” la
empresa construyó una nueva planta en Barranquilla
destinada a atender las demandas de la exportación a los
países de Centroamérica.
Para este período las familias Restrepo Uribe y
Restrepo Moreno poseían el control accionario de la
compañía y decidieron vender pequeños paquetes de
acciones a nuevos inversionistas: J.O Jacobs & Cía (
7.7%), Nassau Transoceanic Corp. (3.1%), y Wassil ayeff
S.(2.4%).
La planta de Zipaquirá y la irrupción en el mercado
nacional iniciaron una competencia ruinosa con la
empresa norteamericana Owens Illinois, por lo cual la
Owens compró el 50% de Peldar y todo se fusionó y
siguió bajo el nombre de Peldar S.A.
Las diferencias entre los accionistas y el nuevo
socio Owens Illinois que decidió transferir a la empresa
sus propios sistemas de administración y los resultados
negativos de la empresa para 1964,decidieron a don Pedro
Luís a vender los derechos que poseía en Peldar y
emprender un nuevo tipo de negocios incursionando en la
propiedad raíz , y en dedicar todo su esfuerzo y capacidad
a otra de sus grandes obras:
LA CORPORACION CARITATIVA
BERNARDA URIBE DE RESTREPO
El espíritu solidario de don Pedro Luís ,
manifestado desde siempre con las viudas y huérfanos de
sus trabajadores para quienes construyó 21 casas que cedía
en arriendos casi simbólicos y la práctica cristiana de su
esposa de repartir mercados entre los más necesitados, lo
llevaron a concebir la idea de crear una institución que con
recursos propios desarrollara esa labor.
Fue así que el 31 de diciembre de 1959 don Pedro
Luís y su familia donaron a la Corporación acciones de
Peldar que sirvieran como el capital inicial de esta obra, y
que se garantizara su funcionamiento con los rendimientos
de estas acciones.
Los fundadores de esta magna obra fueron don
Pedro Luís y su familia, sus yernos Rodrigo Mora y
Alberto Arcila, don Javier Bravo Restrepo y don
Guillermo Posada Saldarriaga.
Los fines de la Corporación eran de beneficencia y
asistencia social, dirigida en mayor grado a favorecer a los
más necesitados y principalmente a trabajadores inválidos
de Peldar y a sus viudas y huérfanos.
En 1962 don Pedro Luís y doña Bernarda
concibieron el proyecto de construir un refugio para
ancianos en Envigado y un barrio obrero adyacente.
La venta de las acciones de la Corporación a la
Owens Illinois por $ 43.022 dólares, más otra donación
generosa en dinero de la familia Restrepo Uribe, hicieron
posible iniciar la construcción del refugio.
En abril de1963 se compró un lote cerca de la vía
de Sabaneta y a la quebrada La Mina y en julio se inició la
construcción del barrio obrero, casas que se arrendarían
para proporcionar ingresos estables para el sostenimiento
del asilo. También se avanzaba en la construcción del
refugio.
En 1965 ya estaba el refugio dotado y se encargó
de su dirección a las reverendas hermanas de los ancianos
desamparados .Inicialmente allí se dio cobijo a 110
ancianos.
Cuando los ingresos de la Corporación por los
arriendos y los dividendos de las acciones de Peldar, no
eran suficientes , siempre estaba dispuesta la familia
Restrepo Uribe a socorrer con donaciones que
garantizaran el funcionamiento y la capitalización de esta
magna obra.
En 1968 se decidió vender las casas y colocar el
dinero en acciones de compañías que rindieran buenos
dividendos.
Además se proyectó la construcción de dos
pabellones nuevos para hombres y mujeres y agregar una
sección de pensionados, cuyos ingresos ayudaran a
sostener a los ancianos de caridad.
Durante más de 20 años don Pedro Luís dedicó
todo su empeño y entusiasmo a una obra que consideraba
la más importante de su vida. Se ocupó personalmente del
diseño, la ejecución, la financiación y la puesta en marcha
de todas las nuevas construcciones: la capilla, el auditorio,
la residencia de las hermanas, el consultorio médico, la
cocina y el restaurante y de todo cuanto significara
bienestar para los ancianos.
Dos años antes de morir les pidió a sus nietos
continuar con esta obra que tantas satisfacciones les
habían brindado a él y su esposa, y que era para él, el
legado más importante que podría dejarles, aún más que la
seguridad económica proporcionada por el fruto de su
trabajo.
El 13 de octubre de 2004, la Alcaldía Municipal de
Envigado, concedió la “Medalla al Mérito Ciudad de
Envigado” a la Corporación Caritativa Bernarda Uribe de
Restrepo, por casi 40 años de labor ininterrumpida en
beneficio de los ancianos.
Don Pedro Luís falleció el 14 de junio de 1987 en
su apartamento de Furatena. La Gobernación de Antioquia
lamentó su fallecimiento con la resolución Nº 145 de 17
de junio, por medio de la cual se ensalzan las virtudes de
un ilustre ciudadano que contribuyó con su visión y su
empeño a la grandeza de Antioquia.


DOCTOR FRANCISCO RESTREPO
MOLINA
La filantropía: virtud envigadeña en un hombre

Por: LUIS ALBERTO RESTREPO MESA


Miembro del Número del Centro de Historia de
Envigado.
EL DOCTOR FRANCISCO RESTREPO
MOLINA
La filantropía: virtud envigadeña en un
hombre

Por: LUIS ALBERTO RESTREPO MESA


Miembro del Número y Tesorero
del Centro de Historia de Envigado.

“La ley de la vida exige sinceridad para con Dios.


La severidad para consigo mismo, la justicia para con
todos, y el socorro a los ancianos: gentileza para con los
jóvenes, buen consejo a los amigos, indulgencia para los
enemigos, indiferencia hacia los locos y respeto a los
sabios”.
Envigado ha tenido y seguirá teniendo hombres
que serán representativos a escala nacional y cuyas obras
merecen un reconocimiento a sus actividades que son un
paradigma de los valores humanos de su querido pueblo
envigadeño.
El Centro de Historia de Envigado, terminado el
año 2.000, quiso estimular a los hombres y mujeres, que
por sus virtudes intelectuales hubieren aportado durante el
siglo XX un gran amor por su ciudad y se hubieren
destacado por sus valores culturales y cívicas entre los
envigadeños eminentes del siglo y uno de ellos fue el
doctor FRANCISCO RESTREPO MOLINA, porque todos
sus esfuerzos se extendieron al servicio de los demás, sin
distingos de clases, debido a que compartió con los pobres
y con los humildes. - La Institución Histórica, dentro de
sus deberes y obligaciones estatutarias, las cuales son las
de investigar, corregir y divulgar la historia en general y
en particular lo referente a sus hijos más preclaros que le
hacen honor a su pueblo y a su historia, por ello en este
escrito le rendimos homenaje a un gran hombre cívico y
quien estuvo al servicio de su prójimo.
El hombre es una fuerza y de él parten los impulsos
que transforman los modos de la cultura y la ciencia, la
investigación de la naturaleza y lo que corresponde en su
tarea social.
El honor encomendado por el Centro de Historia de
Envigado, frente al problema de la solidaridad me
engrandece espiritualmente y me lleva a pensar que la
fuerza y el motor de esta gran virtud la aplicó en Envigado
el doctor Francisco Restrepo Molina, lleva a los
envigadeños sus enseñanzas y quien preparó el terreno y
los enfrentó por esos pequeños caminos del entendimiento
hacia sus semejantes.
En la sesión del Centro de Historia celebrada en su
sede central, la señora presidenta en el orden del día, tuvo
a bien lanzar el proyecto: “Envigado ciudad educadora de
valores ciudadanos” y fue muy bien acogida la idea por los
honorables académicos y fui nombrado para llevar la
palabra y elaborar la biografía sobre el médico envigadeño
Dr. Francisco Restrepo Molina, enfocado sobre la
solidaridad, y no escatimé esfuerzos, ya que me llené de
orgullo por que el Dr. Restrepo Molina encarna las
mayores virtudes de un profesional de la filantropía y sin
lugar a dudas será modelo de sensibilización en la
comunidad de Envigado, en donde nos dejó como ejemplo
la caridad con un espíritu desprendido y según la frase de
Salomón en la sagrada Biblia: “lo que consigue éxito en la
bendición de Dios, nuestro sólo afán no logra nada”.
El doctor Restrepo es descendiente del abolengo de
los Restrepo asturianos. - Asturia es una región montañosa
de España que constituyen las provincias de Oviedo,
formó un reino independiente en el año 718, en que Pelayo
y sus montañeses, iniciaron la reconquista de España hasta
el año 1.307 en que se unió al reino de castilla.
El apellido Restrepo es importante por el gran
número de varones ilustres que han merecido la gloria y el
honor en Envigado; descendientes del notable patriota y
primogénito que llevaba el apellido, Don Alonso López de
Restrepo, natural de San Lucas de Barrameda, hijo
legitimo de Don Juan López de Restrepo y de Inés
Méndez de Sotomayor: Vino a esta tierra antioqueña en
los galeones de la armada mandada por Don Carlos de
Ibarra, se sabe que estuvo en la Habana en el año de 1.646
en compañía de su primo hermano don Marcos y se vino a
las Indias Occidentales cuando poseía 25 años de edad.
Se radica en el Valle de Aburra, en lo que es el
paraíso de las orquídeas, la denominada hoy por hoy, la
villa de la Candelaria de Medellín.
En aquel tiempo era un humilde lugar del trópico,
un simple caserío que a veces mostraba en la mañana el
humo de los fogones, se denominaba Aná o San Lorenzo
de Aburrá.
Desde su llegada Don Alonso contribuyó a la
erección del sitio de Aná y más tarde a la fundación de la
Villa de la Candelaria de Medellín, en donde desempeñó
hasta su muerte el cargo de alférez real. Era quien
representaba al rey, mandaba el ejército como un general.
Estos títulos los concedían los Virreyes y confirmado por
el monarca y fueron como tantos de la India, se
conseguían en virtud de las donaciones pecuniarias pero
caían en personas de hidalguía debidamente probada.
Dicen las genealogías de Antioquia, haber
contraído matrimonio con Josefa de Guerra Peláez, de
cuyo matrimonio hubo nueve hijos, tronco del cual vino a
este mundo el descendiente Dr. Francisco Restrepo Molina
Fue don Alonso el progenitor de una familia que se
extendió por toda la Geografía Colombiana y que le ha
dado renombre en el ámbito nacional e internacional, basta
mirar esa honrosa lista de hombres ilustres para uno darse
cuenta que ha sido una raza de gentes que imponen respeto
por su tierra y le dieron culto a lo que hoy es Colombia,
son hombres de ciencia, legisladores, médicos, figuras de
estado y descendientes ilustres los que hacen honor a su
apellido.
Tomo como emblema, el trabajo realizado sobre el
doctor Francisco Restrepo Molina, el de la solidaridad que
encarna el perfeccionalismo de los pueblos en un
discernimiento de civismo y de ayuda mutua como nos lo
enseñó el maestro de las ciencias médicas, “Hipócrates”,
que consigo lleva la virtud de actuar en sentido solidario
para inculcarle al pueblo que mediante esfuerzos
conjuntos y su propia felicidad con los postulados
evangélicos de paz y de justicia.
Todos debemos aprender a conocer a plenitud la
vida divina, solo hay una diferencia, la vida material y la
vida espiritual, existe el conocimiento del mundo y del
hombre y están fundidos en lo divino y en lo humano.
El hombre, realidad espiritual y psíquica, es
medido por el análisis de los sabios, es estudiado en lo
corporal especialmente en el campo de la investigación
médica, y lo puso al ordenamiento de las fuerzas
biológicas, para la práctica del sentimiento humanitario.
La vida del Dr. Francisco Restrepo Molina, es alabada y
recordada, se parece al diáfano cofre de la historia, a un
cielo estrellado donde es imposible contar el brillo
esplendoroso de sus estrellas, para pasar a la historia es
necesario la muerte, es una congregación, y nos lo dice
Balzac, por que pasó al templo de la inmortalidad y de la
gloria, su nombre solamente bastará como un ejemplo en
la faz de Envigado para iluminar como una antorcha
radiante en la historia y de la vida de todos los
envigadeños, por siempre y para siempre, y eso es
precisamente su historia.
Los grandes hombres siempre perseveran a toda
prueba y no se cansan de exigirse en sus estudios y para
llegar al éxito se dice: “la constancia vence lo que la dicha
no alcanza” y la experiencia ha demostrado que tenía
razón en la perseverancia para llegar al triunfo, Dios no le
regala a nadie premios fácilmente todo requiere luchas,
por eso siente un gran deseo espiritual en darle a la
persona el gozo para conseguir su profesión.
La figura del Dr. Francisco Restrepo Molina, es
reconocida por todos los envigadeños, y el Centro de
Historia de Envigado lo nombró como uno de los más
representativos hijos de la intelectualidad y de la
filantropía en la historia de Envigado durante el siglo XX,
dispuso que uno de sus miembros de número se encargara
de hacer su biografía para cumplir con los preceptos de
difundir las virtudes ciudadanas de uno de sus hijos
preclaros para que todos sus ciudadanos lo conozcan y
sirva de ejemplo a las juventudes en todos los tiempos.
Son los designios de Dios que todo hombre esté llamado a
desarrollarse por que la vida es una vocación, “dotándolo
de inteligencia y libertad, el hombre es responsable de su
crecimiento, lo mismo que de su salvación.”

El doctor Restrepo Molina afrontó los problemas


con dignidad, puso su corazón para emplear sus energías
en las luchas de los enfermos, y el Maestro de la Vida y de
la Muerte, le prometió como le promete a los hombres
dóciles, de hacerles participes del triunfo definitivo de la
vida, por eso la moral del Médico no está en las cosas, está
en sus acciones, por ello supone una cuestión de
conciencia personal.
Vivía en una casa sin ostentaciones, como
cualquier ciudadano humilde en su digno hogar, de tapias
altas y tejas a la salida de su puerta principal. ¿Qué lástima
haberla derribado?...... porqué podría haber sido parte del
patrimonio cultural de la ciudad que lo amó y lo vio nacer,
sería muy digno el que hoy estuviera en pie, para hacerle
honor a la ciudad que lo vio crecer; era de ventanas grises
y arrodilladas, dos puertas, la del hogar y la montada en
un estribo, que daba al consultorio, éste era una esfera
pequeña con taburetes en fila y una lámpara en el techo
que emitía una luz callada y el gabinete con la camilla
para atender a sus pacientes, y una vitrina de libros, y en la
pared el juramento de Hipócrates, y el diploma enmarcado
con las respectivas firmas de la facultad de medicina de la
Universidad de Antioquia, el recetario blanco, su
estilógrafo parker y su tintero. Escribía sus fórmulas
elegantemente herméticas, cuyos dibujos descifraba el
boticario sin mayor esfuerzo. Su consultorio comunicaba
con el patio que dejaba ver las azaleas y bifloras de varios
colores que adornaban su casa solariega y un pedazo de
corredor con jaulas de turpiales y sinsontes, y de sillas
tapizadas de mallas, urdimbres, en donde recibía a sus
amigos para conversar de tertulias filosóficas y algunos
dicen en el parque principal que el Dr. Restrepo se murió
de todo, y eso mismo afirman los que visitan el Parque,
que era amigo de los gatos, de los perros, y de los loros, y
que su casa era un perfecto zoológico.
Estaba actualizado en cuestiones clínica, todos los
diplomas y menciones honoríficas reposan en el liceo que
lleva su nombre, por expresa voluntad de su familia;
acataba con veneración y respeto sus diagnósticos, era un
hombre de “ojo clínico”. Lo apodaban el “micrófono de
Dios”, cuando hablaba, acostumbraba llevarse la mano a la
boca, a manera de micrófono, era un gesto muy común y
de allí le viene el apodo.
El techo de su casa era de madera rojiza invadida
de comején y en el año de 1.935 le tocó el cambio de
madera y les tocó a los armadores: Moisés Ochoa y don
Enrique Uribe, su casa estaba diagonal a Comfama.
Los estudios del doctor Restrepo Molina, no fueron
fáciles, era de gran pobreza, la primaria la cursó en la
escuela urbana de Varones de Envigado bajo la tutela de
don Pedro Pablo González Arango, sus tres profesores
fueron, don Quico Calle, don Manuel Ramírez Uribe y
don Francisco Mejía, cargó en su billetera siempre el
retrato de don Quico Calle, quien le enseñó la ortografía
de Marroquín, y la sabía de memoria, y tenía caligrafía de
letra inglesa con perfil grueso, la enseñanza de la
urbanidad de Carreño y la doctrina del padre Astete. Parte
del bachillerato lo cursó en el colegio Manuel Uribe Ángel
de Envigado, hasta segundo año, este colegio quedaba en
lo que es ahora plaza de mercado, fue a Medellín donde
terminó su bachillerato en la Universidad de Antioquia. La
carrera de médico la curso en la facultad de medicina de la
Universidad de Antioquia y la misma universidad le
confirió el título de médico.
El profesor Miguel María Calle, fue su médico que
le prestó una labor meritoria y científica, erudito científico
de la higiene terapéutica y un caballero del ejercicio
profesional.
La universidad de Antioquia por intermedio de la
facultad de medicina le confirió el titulo el 23 de
noviembre de 1.927. Con la presentación de su tesis de
grado ”Arpegiolosis bronco pulmonar” el presidente de
tesis fue el doctor Miguel María Calle quien como
profesor le enseñó trato y amabilidad restaurada para la
psiquis moral del enfermo y la erudición en la clínica, la
terapéutica, competencia y responsabilidad en todas las
gestiones como Médico al servicio de la humanidad.

Francisco Quevedo decía:

“Retirado de la paz de estos desiertos,


con pocos, pero doctos libres juntos
y escuchó con los ojos a los muertos”.

Este hijo ilustre de Envigado nació el 9 de junio de


1.898, era hijo de un exalcalde de Envigado, estaba casado
con una hermana del doctor Fernando González y cuyo
nombre era Graciela González, una persona de la cual se
había ganado el cariño de los ciudadanos y se dedicó al
alivio y las dolencias de todos los envigadeños y está
ligado a la historia de la ciudad en el ámbito del civismo y
de la solidaridad.
Desde el año de 1.950 fue profesor de medicina de
la Universidad de Antioquia sobre “clínica tropical”, para
honrar su memoria un importante colegio lleva su nombre,
con su muerte se le entrega a la madre tierra los despojos
mortales del ciudadano que más amó a su pueblo ya que
vivió en función de amor y de servicio, fue uno de los
tesoros más sagrados que tuvo esta patria chica, gloria de
la medicina, ejemplo de filantropía y de solidaridad
efímera, honra y pres de un alma que habitaba en los
contornos de los corazones de sus conciudadanos y que los
acogió en su alma inmortal para colmarlos de ternura y de
amor fraternal.
Un negro regalo nos trajo la parca de sus ojos
insoldables la insólita desesperación de este insigne
envigadeño como lo fue el del doctor Francisco Restrepo
Molina, una pérdida para lo sociedad y para todos los que
tuvimos el honor de conocerlo. Sabio, recto, bondadoso,
viajó a las razones del espíritu y a los predios del más allá
y como dice el poeta:
“En los zarzales del camino deja alguna cosa cada
cual, la oveja su blanca lana, y el hombre su virtud”.
(Dicho popular)


MAESTRO LUIS SANTAMARÍA
Gran Músico

Por: Rocío Agudelo Salinas


Miembro de Número del
Centro de Historia de Envigado
MAESTRO LUIS SANTAMARÍA

Gran Músico

Por: ROCÍO AGUDELO SALINAS


Miembro de Número del
Centro de Historia de Envigado
Miembro de Número de la Sociedad
Bolivariana de Antioquia.

Este gran oficiante del arte de Euterpe, nació en


Envigado el lunes 16 de noviembre de 1.884, hijo de Doña
Rosa Santamaría Restrepo. Aprendió las primeras letras en
la escuela pública de su tierra natal y posteriormente
recibió instrucción musical con notables profesores como
lo fueron su tío, el famoso tenor, Pedro Nolasco
Santamaría y la distinguida profesora de piano, Doña
Luisita Uribe de Uribe, sobrina del Doctor Manuel Uribe
Ángel y progenitora de los destacados músicos Luís,
Daniel y Samuel Uribe.
La vida artística del maestro Luis transcurrió por
entero en su Envigado nativo. En 1907 se inició en el
cargo de Maestro de capilla del templo de Santa Gertrudis,
nuestra parroquia madre, donde apenas existía un armonio
para dar realce a las solemnidades religiosas. En el año de
1909, llega el órgano tubular traído desde Barcelona,
España. Es el maestro Santamaría quien hace su estreno y
se convierte en su exclusivo ejecutante hasta el momento
de su muerte, ocurrida el 15 de junio de 1957.
Además de ser el organista de planta, nuestro
coterráneo fue también Director de la banda Parroquial
fundada por el canónigo Jesús María Mejía, quien fue
cura párroco de este municipio por espacio de medio siglo.
Igualmente, al maestro Santamaría se le debe la
creación de un grupo musical llamado “El Cuarteto”, del
cual hacían parte: Don Sacramento Garcés Escobar como
violinista; Don Antonio Baena, contrabajista; Don
Antonio Arenas, intérprete de la flauta traversa; y maestro
Luís, como pianista. Este grupo artístico hacía la
musicalización de las películas, que para comienzos del
siglo XX, pertenecían al cine mudo. Dicho trabajo
requería un estudio previo del libreto y del desarrollo
escénico de cada filmación con el fin de seleccionar los
temas musicales adecuados al género y características de
la respectiva cinta.
Fue profesor de música del colegio “La
Presentación” y según lo expresa don Sacramento Garcés,
en su obra Monografía de Envigado; “El maestro Luis fue
músico de elevada inspiración y buena técnica. Dejó en su
haber varias obras musicales de gran mérito, como
Colecciones de Motetes, Oficios fúnebres, Trisagios,
Salves, Rosarios e Himnos Escolares, que han sido muy
elogiados”
Nuestro querido músico contrajo matrimonio con
la señora Rafaela Londoño Sáenz. Como buenos
envigadeños, conforme a la leyenda de la fertilidad
atribuida a las aguas de la quebrada La Ayurá, esta pareja
tuvo 12 hijos, cinco hombres: Jorge, Santiago, quien fue
un famoso escultor, Camilo, Guillermo e Iván; y siete
mujeres: Gilma, Lucía, Benilda, Dolores, Ruth, Cecilia y
Bertha. Esta última, fue la única heredera del arte de su
padre y quien le sucedió como organista de Santa
Gertrudis a la muerte del mismo.
Nos relata el médico Hernando Botero Barrera, que
recuerda desde su infancia al maestro Luís Santamaría, a
quien veía pasar todos los días camino al templo de Santa
Gertrudis. Era un señor de contextura gruesa, bastante
simpático y tomador de pelo. Por su parte la propia hija,
Doña Bertha Santamaría, única heredera del arte de su
progenitor, manifiesta que su padre era un hombre
dedicado a su música y a su hogar. Que su único “vicio”
eran los cigarros. Aquellos famosos “Habanos”
importados de Cuba, que venían empacados en lujosas
cajitas de metal y cuya picadura exhalaba un exquisito
aroma, que en algunas ocasiones eran de manzana y en
otras de breva. Para la época era precisamente su hijo
Samuel Santiago, el escultor, quien le enviaba
periódicamente los cigarros desde Bogotá, para satisfacer
los pequeños antojos del amado progenitor.
Fuentes:
 Garcés Escobar Sacramento “Monografía de
Envigado”, 3ª edición.
Entrevistas con:
 Doña Berta Santamaría Londoño, hija del
Maestro.
 Doctor Rafael Botero Barrera


LA SEÑORITA AURORA SANTAMARÍA
RESTREPO
Ilustre educadora

Por: Blanca Ruth Álvarez de C.


Miembro de Número del Centro de Historia de
Envigado
LA SEÑORITA AURORA SANTAMARÍA
RESTREPO
Ilustre educadora
Por: BLANCA RUTH ÁLVAREZ DE C.
Miembro de Número del
Centro de Historia de Envigado

LA SEÑORITA AURORA SANTAMARÍA


RESTREPO: Distinguida mujer de piel morena, alma
blanca, maestra de niños pobres. Nacida el 23 de abril de
1903, en el sencillo hogar, formado por tres hermanos,
hijos de don Jesús Santamaría Rodas y doña Joaquina
Restrepo, de quienes heredó las múltiples virtudes que la
engalanaron durante su larga y meritoria vida.
Fue la señorita Aurora Santamaría Restrepo,
pariente muy cercana del destacado músico e intérprete de
zarzuela don Jaime Santamaría, la reconocida pianista
Berta Santamaría también hereda ancestros de los mismos
Santamaría Restrepo.
Hizo sus estudios tanto de la primaria como los
secundarios, con las Reverendas Hnas de La Presentación,
en Envigado, donde se le despertó la vocación por ser
religiosa, una servidora más del Señor, inclinada a vestir
los hábitos de las hermanas Clarisas; vocación que le fue
truncada, porque en esa época, todas las comunidades eran
elitistas y muy racistas, ella era negra; entonces como
recomendación le dijeron que podía hacer el apostolado
por fuera de la comunidad y así tendría contento al Señor.
Una vez terminados sus estudios se dedicó al
magisterio; fue una sencilla y piadosa maestra de escuela;
por donde quiera que pasaba irradiaba siempre el bien,
fundó su propio Kinder Divino Niño y escuela en su casa
solariega, en Guanteros, por donde pasaron todos sus hijos
adoptivos envigadeños, desde los más párvulos, hasta los
más maduros a conocer las primeras letras.
Con sus alumnos era fanática en visitar
diariamente, después del almuerzo a los muertos en el
cementerio, cierta vez, entre los escombros de la antigua
capilla que estaban tumbando, escarbando con la punta de
su bastón, observó algo que le llamó la atención, descubrió
que era el Cristo de la capilla que lo habían desechado,
rechazó tal profanación, haciéndolo llevar hasta su casa
en la misma volqueta que votaba los escombros, lo limpió
y le hizo un altar para su veneración, lo veneró, hasta su
muerte; se trata de una de las reconocidas obras del
maestro Rojitas que hizo votar el padre Pablo Villegas,
todavía es venerado ese Cristo perfecto, tallado en un
tronco de guayabo en la casa de una pariente de la señorita
Aurora, a quien le atribuyen múltiples milagros, uno
palpable es, que cuando le lavaron el polvo y la suciedad,
lo hicieron con esponja, perdiendo el brillo o esmalte que
el maestro le había dejado, y por el momento, sin nadie
hacerle retoque, está volviendo lentamente, al estado
natural que tenía.
Se destacaba por la caridad; su hogar era de todos,
sin distinción de clases; allí velaban los difuntos que
carecían de hogar; encontraba posada el peregrino; los
enfermos recibían su ayuda constante y oportuna. Fue
catequista de tiempo completo; perteneció a diferentes
comunidades piadosas de otrora en Envigado, en las
cuales ejercía ejemplar apostolado; fue la fundadora de la
Sociedad Femenina de San Vicente de Paúl y de La
Cruzada Eucaristía; tan profundo e intenso era su amor por
servirle a Dios con los hábitos de monja, que se entregó
toda la vida al servicio de Él, a su muerte, debajo de la
almohada, encontraron los hábitos que quiso vestir, de las
Hermanas de la Presentación; entonces si fue una monja
frustrada hasta su muerte.
Era persona de escasos recursos económicos pero
muy rica en virtudes, de temperamento alegre y festivo,
cariñosa; la adornaba una gran sencillez y bondad. Nadie
como ella estuvo tan sólidamente ligada a su terruño como
envigadeña, por los vínculos del espíritu, por el sudor de
sus antepasados y por la semilla fecunda de sus “hijos”,
que fueron centenares, de infantes que pasaron por su
humilde “KINDER”, El Sagrado Niño, quizá uno de los
primeros en Envigado, como también la escuela para todos
los adultos que voluntariamente querían aprender las
primeras letras en su casa, hoy irradian su propia luz,
recordándola con cariño y gratitud, pues de ella
aprendieron el amor y el respeto por sus mayores, por su
patria chica y la humilde oración de la niñez.
En 1954 recibió el máximo galardón que otorgaba
la Sociedad de Mejoras Públicas a los mejores servidores
de la sociedad: en ese mismo año el HH. Concejo la
condecoró con el escudo de oro de su tierra natal,
distinciones estas que recibió con profunda humildad y
gratitud.
Entre las cosas curiosas, cuentan que su padre era
de ancestros envigadeños, devoto de San Antonio, a quien
se le encomendaba en sus largas correrías, como arriero
de fama y honrado, cargaba oro en barras para habitantes
ricos de origen español, de Envigado hasta el puerto, y en
tiempos de lluvias y crecientes, pedía al Santo que no lo
dejara ahogar, ni perder el oro, que él en cambio lo
veneraría en la casa toda la vida, nunca le pasó nada, por
su honradez los españoles, le hicieron un reconocimiento,
con un reloj de bolsillo con tres chapas de oro, cuya
maquinaria formaba la herramienta conque el trabajaba,
marcado con el nombre de “José Santamaría Rodas”.
Después de la muerte de don José, el reloj lo guardó
mucho tiempo la señorita Aurora debajo de la almohada,
para librarlo de los ladrones, pero siempre se enteraron,
porque su casa era de todos, no se escapó del rapto, no se
sabe de quien, de debajo del escondite lo sacaron; lo
mismo que el santo a quien veneró la familia Santamaría,
herencia de su padre, pasó por el engaño de que se le
prestara al padre Arcila de Sabaneta para una procesión y
no fue tal, un vivo se inventó tal mentira y se lo llevó, al
preguntarle al padre por el santo, el respondió “yo no he
mandado prestar ningún santo”.
Murió en su ciudad natal, el 29 de marzo de 1979 a
los 76 años de edad y más de 50 años de apostolado
ejemplar, dejando un vacío y un hondo pesar en todos
aquellos que la conocieron y recibieron, de una u otra
manera, sus enseñanzas.
FUENTES BIBLIOGRÁFICAS: Sacramento
Garcés Escobar, Monografía de Envigado, Tercera
Edición 1985.
Jaime Fernández Montoya. Miembro de Número
del Centro de Historia de Envigado. Ensayo del Centro de
Historia de Envigado. Presentado en mayo de 1996.
Alberto Restrepo Mesa. Miembro de Número del
Centro de Historia de Envigado. Testimonio oral.
Hermanas Santamaría. Sobrinas de la señorita
Aurora. Testimonio oral.


PEDRO PABLO SANTAMARÍA VASCO
Maestro, compositor y gran músico.

Por: Henry Gallo Flórez


Presidente del
Centro de Historia de Envigado.
PEDRO PABLO SANTAMARÍA VASCO
Maestro, compositor y gran músico.

Por: Henry Gallo Flórez


Presidente del
Centro de Historia de Envigado.

Nuestro Municipio ha sido cuna de grandes


intérpretes de la música y de eminentes compositores; se
ha dado el caso en algunas familias en donde la gran
mayoría de sus componentes han mostrado inclinación
hacia el más bello arte de la creación del hombre, como es
el poder interpretar armoniosas melodías con diferentes
instrumentos musicales, a la vez crear para la posteridad
composiciones en este arte para rendirle tributos a los
versos populares o elevar plegarias de su fe religiosa en
notas sobre el pentagrama y en los cantos.

Una de estas familias que más se han caracterizado


por tener entre los suyos grandes músicos, es y ha sido los
Santamaría, en cuyo seno se formaron una pléyade de
destacados intérpretes y compositores, sobre todo en la
música sacra. Son de destacar los maestros Jaime y Luis
Santamaría, organistas el primero de la Iglesia de San José
de Medellín y el segundo quien se destacó como notable
interprete del órgano y quien fue el primer organista de
nuestra iglesia principal Santa Gertrudis durante cincuenta
años, manejó el órgano de la parroquia desde que fue
traído de España e inaugurado en el año de 1909. El padre
del maestro Jaime y de sus hermanos, fue en su época el
mejor tenor antioqueño, y seguramente descendían como
el gran Bach de progenitores músicos y ya traían en sus
genes la esencia y los dones musicales. Con ellos se
integró a su quehacer musical, aquel que con los años
sería el gran músico de la familia y quien dejaría huella en
el ambiente artístico de la Antioquia paisa, apegada a sus
raíces históricas y religiosas. Este ser extraordinario y de
quien hemos de ocuparnos en este escrito, fue el insigne
maestro Pedro Pablo Santamaría Vasco.
Vino a este mundo en la población de Envigado el
martes 29 de junio del año 1886. Fueron sus padres, Pedro
Nolasco Santamaría y Carmen Rosa Vasco. Sus abuelos
paternos fueron, Joaquín Santamaría y Adelina Restrepo y
los maternos, Bonifacio Vasco y Florentina Cortés.

En el año de 1924, el maestro contrajo matrimonio


un 22 de diciembre con doña Ester Flórez y de su unión
nacieron sus hijos, Luz, Regina, Maruja, Ana y José; este
último notable pianista y violinista, pudo realizar estudios
musicales en Italia, país forjador y dador de grandes
músicos a nivel mundial.

El maestro Pedro Pablo, desde niño dio muestras


de sus habilidades y capacidades para la música e
igualmente para la pintura. Fueron sus maestros los
destacados músicos Gonzalo Vidal, creador de la música
para el himno antioqueño, gran compositor e intérprete;
también otros maestros destacadísimos en el ámbito
artístico y musical de la época, como fueron Germán
Posada y Jesús Arriola.

Como estudiante fue un alumno sobresaliente y se


dio a conocer al poco tiempo como intérprete; allí hizo sus
primeros pinitos como compositor. Fue así como en el año
de 1917 se le nombró Sub-director de la banda
Departamental. Posteriormente fundó la banda Josefina y
se desempeñaba como organista en las parroquias de
Fredonia, La Ceja y en la iglesia de la Candelaria de
Medellín; además se desempeñaba como profesor en el
Instituto de Bellas Artes y otros establecimientos
educativos en Medellín.

Fue un destacado compositor, su obra musical es


vasta, especialmente en lo concerniente con las
composiciones para música religiosa, cuya valía y mérito
ha sido analizada y comentada por otros músicos dándole
prioridad a sus piezas para piano, fantasías, música para
conciertos y arreglos musicales de toda índole.

Además se destacó como vencedor en varios


concursos nacionales para músicos: En el año de 1924
ganó el 2° premio con su “sonata para piano en Do
Mayor”, con motivo de la Feria Exposición Nacional; en
1934, ganó el primer premio en un concurso abierto en la
emisora la Voz de Antioquia, con su “Fantasía para
piano y orquesta en Re-Mayor”; en el concurso abierto
en el segundo congreso nacional de música y danza, ganó
el primer premio con su composición “Chinita” y con su
obra “El remordimiento” obtuvo el primer lugar en el
concurso de la “UNE”; además logró premios como la
mención “Emilio Murillo” por la “Canción Escolar”.
Entre sus composiciones más conocidas son: “Sueño de
Ruiseñor” interpretada por los mejicanos la soprano
Margarita Cueto y el tenor Carlos Mejía y “Toda en mi
ser”, pasillo interpretado por el famoso Carlos Mejía, y
otros cantantes de valía, grabaciones éstas muy escuchadas
en nuestro medio.

El maestro Pedro Pablo también fue un gran


amante de la Zarzuela y dirigió la Compañía de Zarzuelas
de Medellín – “Frutos de la montaña”, que a su muerte fue
dirigida por su hermano Jaime.

Para celebrar el Centenario del ilustre sacerdote y


párroco de la Iglesia de Santa Gertrudis por muchos años,
Pbro. Jesús María Mejía, realizó el Himno Oficial del
Centenario, que constituyó un hecho sobresaliente en
dicho festival.

Después de una larga y meritoria vida, falleció en


Medellín nuestro benemérito compositor e hijo insigne de
Envigado, un 29 de marzo de 1960, dejando gran dolor a
su familia y allegados. La ciudadanía y las entidades
culturales del Municipio están en deuda de dar los
reconocimientos a sus méritos y hacer conocer su obra
musical y artística.


JESÚS URIBE PALACIO
EL EDUCADOR

POR: HENRY GALLO FLÓREZ


Presidente del
Centro de Historia de Envigado
JESÚS URIBE PALACIO
EL EDUCADOR

POR: HENRY GALLO FLÓREZ


Presidente del
Centro de Historia de Envigado

El profesor Jesús Uribe Palacio, nació en Jericó


pero de progenitores envigadeños. Su padre don Manuel
Uribe Díez fue un notable ciudadano y en su juventud se
distinguió como un pundonoroso militar al servicio de la
Patria, con el grado de capitán participó en los históricos
combates de Peralonso, Enciso y Palonegro y
posteriormente prestó sus servicios como Alcalde en
diferentes municipios del Departamento de Antioquia
entre ellos la Estrella. De su matrimonio con la matrona
Doña Teresa Palacio Vélez hubo 24 hijos. Fueron éstos
además descendientes en su tronco genealógico de su
familia, del prócer Miguel Uribe Restrepo y del médico y
sabio humanista Manuel Uribe Ángel.

Su hermano Manuel Uribe Palacio fue un


distinguido ciudadano, quien desempeñó por muchos años
el cargo de Tesorero Municipal en Envigado, siendo su
esposa Doña Camila Garcés, hija de don Sacramento
Garcés Escobar, benemérito historiador y autor de una
sobresaliente monografía de ésta ciudad, además de haber
contribuido como socio fundador a la creación del Centro
de Historia de la localidad.

El profesor Uribe Palacio, cursó estudios


secundarios en la Universidad de Antioquia y en el
Colegio de San Ignacio y los profesionales en la escuela
Normal Superior de Medellín, en donde obtuvo en el año
de 1933 el título de Institutor Nacional. Se especializó
posteriormente en Docencia Comercial y obtuvo su
diploma el año de 1934 y el de experto en Comercio en la
Escuela Departamental de Comercio de Medellín y en la
Escuela de Comercio de Cali, el año de 1940, se graduó
como Taquígrafo Corresponsal. Además estudió Auditoría
en el Instituto de Auditoría y Contabilidad de Medellín en
1949 y en el 59 obtuvo el título como Contador
Juramentado, expedido por el Gobierno Nacional por
mediación de la Junta de Contadores de Medellín.

Durante su largo e ininterrumpido ejercicio de su


profesión como catedrático trabajó en diferentes
instituciones educativas del departamento, como fueron la
Universidad de Antioquia, el Colegio de San Ignacio, la
Universidad Pontificia Bolivariana, el Colegio de la
Presentación, El Cefa, el de San Agustín, el Gimnasio
Caycedo, el Instituto Pardo Vargas, el Instituto Popular, la
Escuela de Comercio Moderno y la Escuela de Comercio
Remington. En el año de 1950, fue nombrado
Subsecretario General del Ministerio de Educación, en el
cual se distinguió por su eficaz y buena marcha en esa
importante rama de la administración pública. Por todo
ello adquirió fama como buen catedrático y eminente
administrador.

Una de sus obras más meritorias y a las que mayor


intensidad y consagración dedicó el profesor Uribe
Palacio, en la mayor parte de su vida, fue la dirección del
Liceo Comercial de Colombia, destinado a la capacitación
y formación de la mujer en las áreas de comercio, la cual
fue creada por iniciativa de él en Medellín en el año de
1933 y que se denominó inicialmente Escuela Nacional de
Comercio y se le cambió el nombre en 1955.

Por iniciativa del presbítero Monseñor Pablo


Villegas López, ilustre sacerdote y párroco de la Iglesia
de Santa Gertrudis la Magna, quien viendo las necesidades
y los problemas que ofrecía para las mujeres del municipio
de Envigado su educación en estas labores del comercio y
tratando de buscar solución a ello, resolvió solicitar ayuda
del profesor Uribe Palacio, para crear en el municipio una
seccional del Liceo Comercial y a ello se dedicó el ilustre
maestro durante muchísimos años, para beneficio de la
comunidad envigadeña. La vinculación del profesor Jesús
Uribe Palacio a la educación en la “ciudad señorial”, fue
definitiva. De esta manera adquirió renombre no sólo
como educador, sino como hombre cívico.

El profesor Uribe deja así su huella como preclaro


hombre que apoyó con su sapiencia la formación de la
mujer envigadeña, junto a otro emérito como lo fue el
párroco Jesús María Mejía por haber fundado el “Colegio
de Jesús”, que posteriormente pasó hacer el Colegio de la
Presentación y que tuvo entre sus profesores a personajes
tan ilustres como el presidente Marco Fidel Suarez y
eminentes educadores como Alejandro Vásquez Uribe,
Alejo Marulanda y el ilustre historiador José María Mesa
Jaramillo.
En el año de 1958, el Gobierno Nacional, le
condecoró con la Medalla Camilo Torres para los
educadores de mérito por el decreto No 3.678 de 5 de
septiembre. Y al cumplir los 30 años de existencia el
Liceo Comercial de Colombia, la Cámara de
Representantes y el Senado de la República, aprobaron
moción de felicitación a su fundador y Rector, con la
siguiente leyenda: “Al educador Jesús Uribe Palacio, el
Senado de la República tributa homenaje de
reconocimiento con ocasión de su arribo a los treinta años
de labor profesional en beneficio de la cultura patria”.

Su espíritu cívico fue encomiable, entre las


instituciones a las que perteneció, podemos mencionar:
Miembro de la Sociedad de Mejoras Públicas de
Envigado; miembro cofundador del Centro de Historia de
Envigado y su presidente por tres períodos; el Centro
Cívico Sofía Ospina de Navarro le confirió el diploma de
Méritos Cívicos; miembro correspondiente del Centro de
Estudios Históricos de Cuenca (Ecuador). Además
escribió muchos trabajos didácticos, históricos, sobre
comercio, artículos de prensa sobre varios aspectos
culturales y técnicos, además dictó conferencias sobre
diversos temas en diferentes instituciones.

Nuestro personaje estuvo casado con la señora


Fanny Ochoa de Uribe quien fue su colaboradora en su
labor profesoral e igualmente contó con la colaboración de
su hermana Doña Lucila Uribe de Zea especialmente en la
seccional de Envigado del Liceo Comercial de Colombia.

Nuestro ilustre educador, falleció el 7 de mayo de


1982, después de realizar durante su larga vida una
fecunda labor en bien de la educación, en especial hacia la
capacitación de la mujer para el servicio del comercio y la
industria en general. Su brillante hoja de vida, lo enmarca
dentro de los hombres cívicos que con mayor arraigo trajo
para este municipio progreso y bienestar. Por ello es
necesario rendirle un tributo a su memoria y debe dársele a
conocer como ejemplo a la juventud.

El Centro de Historia del Municipio, se enorgullece


de haber tenido como su presidente durante varios
períodos a este ilustre hijo de Jericó, pero que gran parte
de su vida la dedicó a este terruño envigadeño, patria de
sus ancestros y en la cual culminó su labor como educador
y como hacedor de cultura y progreso en lo civil y en lo
educativo. El pueblo envigadeño está en mora de hacerle
un reconocimiento a su memoria y se espera en el futuro
se le distinga como uno de sus ciudadanos que han dejado
huella imperecedera en y para las próximas generaciones.

Profesor Jesús Uribe Palacios


SACERDOTE RUBÉN DARÍO VANEGAS
MONTOYA

Por: GUSTAVO MONTOYA MARÍN


Miembro correspondiente del
Centro de Historia de Envigado
RUBÉN DARÍO VANEGAS MONTOYA
Sacerdote, escritor y músico

Por: Gustavo Montoya Marín


Miembro correspondiente del
Centro de Historia de Envigado

He aquí una semblanza del Sacerdote Franciscano,


Poeta, Compositor y eminente escritor, padre Rubén
Darío Vanegas Montoya, extractado de mi libro - El
Diccionario sobre los MONTOYAS (Páginas 268-269)

El padre Rubén Darío, nació en Envigado,


Antioquia, el 25 de mayo de 1942. Fue ordenado sacerdote
el 22 de agosto de 1968, durante el Congreso Eucarístico
Internacional, en Bogotá, por su Santidad Pablo Sexto. Se
graduó en filosofía en la Universidad de San Buenaventura
de la Capital Colombiana, en 1963, y luego cursó
Teología. Posteriormente adelantó estudios de Dirección y
Pedagogía Musical, en la Escuela Superior de Música del
Rin en Colonia, Alemania, entre 1974 y 1976. En el año
de 1990 realizó la Maestría en Universitología, con la
Asociación colombiana de Universidades, Ascun.

Uno de los aspectos importantes en la vida y obra


de este sacerdote, es su afición a la música a la que ha
dedicado gran parte de su tiempo componiendo muchos
hermosos villancicos, en los cuales él es el autor de la
música y sus letras realizados con bellos poemas místicos;
además es autor de la Primera Misa Folclórica
Colombiana, estrenada después del Concilio Vaticano
Segundo. Con esta obra dio motivo para algunos
comentarios polémicos en la prensa escrita; es autor de
numerosos Himnos Marciales para diferentes instituciones
educativas. Los coros que han interpretado sus creaciones,
han sido el de los Filósofos y Teólogos Franciscanos de la
Porciúncula, y el de Santa Francisca Romana, ubicados en
Bogotá. En 1967 con el coro de Niños Cantores de
Colegio Virrey Solís de la capital de la República, uno de
los más renombrados en el momento, acompañó a Fray
José Francisco de Guadalupe Mujica, el famoso tenor
mejicano, nacido en San Gabriel Méjico y fallecido en
1974 en Lima, Perú. Se trataba de presentar en el Teatro
Méjico de Bogotá y en el Junín de Medellín, la película
“Seguiré tus pasos”, de carácter vocacional, producida en
1966.

Es preciso recordar aquí, como el Teatro Junín, fue


demolido pocos años después para dar paso a la
construcción de la torre para el edificio Coltejer. En donde
se presentaron tres conciertos en el cual el Padre Rubén
Darío, dirigió los coros, para la presentación con el tenor
José Mujica; simultáneamente ha estado vinculado a los
colegios de la orden Franciscana y a la Universidad de San
Buenaventura, de la cual fue su rector por espacio de un
lustro, entre los años de 1991 a 1996.

Su labor pastoral, se ha desarrollado en diversas


parroquias, entre las cuales, es pertinente mencionar a San
Antonio y San Benito en Medellín; además se desempeñó
como Secretario del Instituto Teológico Pastoral del
Celam en Medellín, entre 1978 y 1982, y Vicepresidente
de las Misiones Franciscanas, en la Curia General de la
Orden en Roma, entre 1985 y 1986.

Como escritor, tiene a su haber varias obras, entre


las que se destaca un simpático libro, de corte
costumbrista, titulado “Del Carriel y la Guayaba”,
dedicado a narrar las costumbres de su tierra natal
Envigado, a mediados del siglo XX. Se destaca además
por ser un poeta de fina y elegante versatilidad, tiene a su
haber más de trescientos poemas con exquisito sabor
lírico.

No sobra decir, que Fray Rubén Darío Vanegas, es


un virtuoso pianista y organista y como tal, ha brindado
animación a numerosas novenas de aguinaldos, con
preciosos villancicos muchos de su autoría como ya lo
habíamos mencionado, salidos de su inspiración poética y
musical. Ha publicado diez LP de carácter religioso y tres
CD de corales y villancicos de sus composiciones, en sus
letras y música. Desde 2008, ejerce su ministerio, en la
Parroquia de San Benito en nuestra capital Antioqueña.

Como emérito hijo que ha sido de éste terruño de la


Patria, el Padre Rubén Darío, hemos querido contribuir en
dar a conocer parte de la vida y obra, del benemérito
sacerdote, escritor y músico, quien honra al pueblo
envigadeño. Su importante libro sobre las costumbres e
Historia del Envigado durante algunos años en el siglo
XX – “DEL CARRIEL Y LA GUAYABA” -, es una obra
que incumbiría conocerla toda los pobladores que habitan
y disfrutan de la ciudad señorial, y enseñársela a sus hijos,
pues en ella se muestran costumbres típicas ancestrales
que ya se han perdido y que de alguna manera deberíamos
conservar.


JUAN ESTEBAN VÁSQUEZ MEJÍA
Un ciudadano cívico

Por: LUIS ALBERTO RESTREPO MESA.


Miembro del Centro de Historia de Envigado
JUAN ESTEBAN VÁSQUEZ MEJÍA
Un ciudadano cívico

Por: LUIS ALBERTO RESTREPO MESA.


Miembro de Número y Tesorero
del Centro de Historia de Envigado

“La inspiración del hombre es la supuesta gloria,


la gloria lo hace grande y la virtud hace lo divino”.

Presento algunos apuntes biográficos de un


ciudadano que en Envigado fue ejemplar, y deseo con
este artículo rendirle un sincero homenaje a su familia que
desde lejanos lustros y hasta el presente han sido ilustres y
como dijo Jesucristo: “El yugo suave y la carga ligera”
(Mat. XII 29) muchas veces va coronado de punzantes
espinas y con una cruz de peso imponderable.
No se quiere hacer un escrito extenso, si no corto y
sintético, para que sea conocido uno de los hombres
lúcidos y cultos de este Envigado, porque no podemos
pasar por alto que su obra fue benéfica para la ciudad, y
muchas de sus gentes se vienen beneficiando de su
grandiosa labor y su recuerdo va de generación en
generación en este Envigado, ya que fue uno de sus hijos
epónimos de esta sociedad tan necesitada.
Nació en el año de 1.884, hizo sus estudios en la
Universidad de Antioquia ejerciendo el magisterio y
posteriormente se graduó en Bogotá donde se licenció en
química y farmacia, fundó en Envigado la conocida
farmacia Sucre que funcionó en la esquina sur-este del
parque de Envigado en donde vivió hasta finales de la
década de los años 40 cuando se traslado con su familia
para vivir en Medellín en donde residió hasta su
fallecimiento el 7 de febrero de 1.972.
Contrajo matrimonio en la parroquia de Santa
Gertrudis de Envigado en 1.906 con la distinguida
Matrona Mercedes Uribe Diez y de esta unión nacieron
varios hijos. Jaime uno de los menores fue presidente de la
Sociedad de Mejoras Públicas en el año de 1.950, entre
sus hijos se destacó el eminente Médico Gustavo Vásquez
y como abogado el Doctor Pedro Vásquez y sus dos hijas
Olga y Elena.
Don Esteban Vásquez se dedicó con gran
entusiasmo a realizar obras imperecederas, como la
Sociedad de Mejoras Públicas, en la que fue su fundador y
presidente por varios períodos. Participó también en la
fundación de la sociedad de San Vicente de Paúl y
también fue cofundador del viejo e inolvidable colegio
“Manuel Uribe Ángel” que estaba ubicado en la actual
plaza de mercado en el año de 1.912, origen del liceo
departamental del mismo nombre.
Por varias ocasiones fue miembro del Concejo
Municipal y Presidente de esa corporación en distintos
períodos. En la rama de servicios públicos fue
administrador de Hacienda Nacional, poniendo en ésta, al
igual que las demás actividades, su timbre indeleble de
pulcritud y civismo a toda prueba; por su señorío daba
gusto tratar con él.
LA SOCIEDAD DE MEJORAS PÚBLICAS DE
ENVIGADO fue su obra cumbre y en el año de 2.005
cumplió sus 80 años de existencia enmarcándolo todo, su
fin primordial fue la de crear y sostener siempre y con la
ayuda del municipio un sitio del conocimiento donde las
gentes nutrieran su mente saboreando la literatura y que la
literatura infantil tuviera su espacio para todos los niños de
Envigado y que las entidades municipales también
tuvieran un lugar para sus reuniones como lo es hoy la
biblioteca José Félix de Restrepo.
La fundación de la Sociedad de Mejoras Públicas
fue la obra cumbre de don Esteban Vásquez en el año de
1.920, cuando se desempeñaba como Concejal de
Envigado, fue un hombre visionario del futuro de
Envigado y a quien se le deben varias obras destacadas
que viven hoy por hoy al servicio de la ciudadanía y como
se conoce el dicho: “por las obras los conoceréis” fue la
obra de un quijote, cuando hoy andamos en un mundo
convulsionado y revuelto e incomprensible, ese grupo de
hombres de la actual sociedad, no han soltado las amarras
de la barca y siguen cabalgando con las instituciones a un
feliz puerto, con consciencia ciudadana por los senderos
de la ciencia con toda responsabilidad, con las ideas que
nos dejó como herencia ese patriarca del civismo que
muchos conocimos como ejemplo de amor por su ciudad.
Dejo pues para la posteridad y el recuerdo de la
ciudadanía de Envigado, la hoja de vida de un ciudadano
que dio lustre a las instituciones en que participó o ayudó
a fundar. Su memoria ha de ser digna como las demás
personalidades que han cobijado este terruño y su obra
imperecedera un ejemplo para las futuras generaciones.


MARCELIANO VÉLEZ BARRENECHE
Grandeza moral de Antioquia

Por: Edgar Antonio Aparicio M.


Miembro de Número del
Centro de Historia de Envigado
MARCELIANO VÉLEZ BARRENECHE
Grandeza moral de Antioquia

Por: Edgar Antonio Aparicio M.


Miembro de Número del
Centro de Historia de Envigado.
Miembro Correspondiente de la
Academia de Historia de Antioquia.

El General y doctor Marceliano Vélez Barreneche


nació en Envigado el 18 de junio de 1832 y murió en
Medellín el 13 de abril de 1923 a la edad de 91 años. En
1864 contrajo matrimonio con doña Concepción Pizano,
su “amada Concha” con quien compartió su larga vida. De
esta unión hubo tres hijos.
Fue el primer abogado titulado por la Universidad
de Antioquia. Católico convencido y practicante y un gran
luchador civil que lo demostró tanto en su actuar militar
como político en el Partido Conservador. Líder
indiscutible durante años, perteneciente a la corriente de
los llamados "Históricos". Ocupó los siguientes cargos:
fiscal, juez de circuito, rector de la Universidad de
Antioquia, senador de la república y gobernador de
Antioquia, entre otros.
Mostrando ejemplos de tolerancia, tan escasa en
nuestros días, nunca confundió lo que eran sus ideas con la
verdadera amistad. Así, no obstante su frecuente
participación en los campos de lucha, mantuvo amistad
sincera con muchos de sus adversarios políticos, de
quienes recibió señaladas muestras de admiración.
Para las actuales y futuras generaciones es
importante resaltar algunas actuaciones suyas que destacan
su ejemplo de valor, patriotismo, carácter y honestidad
en sus ideas. Siendo gobernador en 1862 cuando el
desastre de las tropas antioqueñas en Cartago, Valle,
reclamó para sí la total responsabilidad, alegando que,
como gobernante, había comprometido a su pueblo en una
hazaña que terminó con mala ventura. A nadie más debía
enjuiciarse. Era él el mandatario y, por lo tanto, el actor
principal y quien merecía castigo. Ante esta actitud
Mosquera le pidió que continuara gobernando. La
respuesta fue simple: no comparto sus ideas, y, por lo
tanto, no puedo acatar su solicitud. Hace evidente cómo
era la concepción ética que se tenía de los deberes
doctrinarios de quien gobernaba.
Ocupando tal cargo, 1885-1889, le ordenaron
construir una carretera que podía influir en comodidades
para una pequeña finca que tenía cerca de Envigado.
Entonces, la vendió a un precio mucho menor
perjudicando sus propios intereses, pues opinaba que los
encargados de regir los destinos de un pueblo necesitan
no sólo ser honrados sino evitar hasta las sospechas
inevitables.
También cuando el presidente Reyes quiso
concederle una pensión de jubilación, en momentos de
angustias económicas, él la rechazó en estos términos:
“Me sentiría indigno de mi Patria, de mi partido y de mis
antepasados, si sintiéndome aún con vigor para ganar el
pan, aceptara una pensión... y si yo aceptara esa pensión,
interrumpiría mi sueño de hombre honrado, el tintineo de
las cadenas del presidio.” En ese entonces tenía más de
setenta años.
Estos son ejemplos que dignifican la historia para
quienes pretendan dirigir los destinos nacionales puesto
que representan el simple resplandor ético, que se volvía
conducta.
Y era que el “arisco montañés”, educado en el seno
de una familia donde el trabajo honrado fue su mejor
ejemplo, consideraba que la riqueza material, “que
sacrifica frecuentemente el honor y la virtud”, debía ser un
medio para evitar las penas de la miseria: adquirirla era
una previsión contra la invalidez de los años y contra las
enfermedades; pero jamás debía hacerse de ella el fin
primordial de la vida. Por lo que, el trabajo honrado,
además de fortalecer interiormente, era el medio más
eficaz para poder llevar una vida laboriosa, sin apuros
económicos.
Fue pues un hombre que enalteció su investidura
de abogado y político, ejemplo por sus virtudes, quien
ciñó con honor la espada del guerrero y maestro en todo el
sentido de la palabra. Sus últimos años los paso con cierta
dificultad económica; pues él a pesar de haber ocupado las
más altas dignidades nunca utilizó ese poder para su lucro
personal. Su poder político nunca lo confundió con
intereses de grupos económicos. Su existencia es espejo en
el cual se puede mirar la República.
Este paradigma de virtudes debería ser estudiado
prolijamente por la juventud que intenta dar sus
primeros pasos en su vida profesional, y podría servir de
norma, sin restricción, a cuantas personas figuran en el
escalafón de los estadistas y administradores de la cosa
pública.
Aunque el General Marceliano Vélez nació en el
siglo XIX, es necesario incluirlo entre los personajes
envigadeños del siglo XX, por su destacado desempeño en
esta centuria. El General Vélez Barreneche hizo parte de
un grupo de antioqueños prestantes, quienes dejaron las
bases políticas y económicas del desarrollo, tanto de
Antioquia como de Colombia para el siglo XX y lo que va
del XXI.
En este orden de ideas, recordamos tres de sus
valiosos legados, y que aún tienen vigencia en nuestro
actual desarrollo nacional.
1.- Su lucha por recuperar la margen oriental del
Atrato, Golfo de Urabá y mar de las Antillas que habían
sido arrebatadas a Antioquia, por medio de actos
provisionales y transitorios, desde 1846 y avalado en el
Gobierno de José Hilario López en 1851. Por ello en 1886
envía una exposición sobre dicho tema al Consejo de
Delegatarios. En ella hace una excelente defensa de los
límites del territorio antioqueño, en la parte noroeste y
norte.
Después de un recuento histórico y apoyado en
actos legislativos y administrativos, consideraba ese acto
contrario a la ley y se lamentaba por los funestos efectos
que para la riqueza general del país y de Antioquia
generaba este hecho. Y además, que debido a esa situación
los intentos por abrir un camino para la prosperidad de esa
región hubieran fracasado. Igualmente, veía en un futuro
no muy lejano las grandes ventajas que para esta región
traería la construcción del Canal de Panamá.
Termina el Doctor Vélez solicitando que se
reconociera el hecho de que un Decreto ejecutivo
transitorio, expedido para salvar dificultades
administrativas, no tenía carácter definitivo, ni era
superior a la ley y a la tradición; y que, en consecuencia,
los límites del Estado de Antioquia al Noroeste y Norte,
son los que señalaban las leyes anteriores a 1846. Pero fue
sólo durante el gobierno de Rafael Reyes, 1904-1909,
cuando Antioquia logra conquistar este propósito.
Esta región fue pues para el General Vélez uno de
sus mayores retos, ya que había comprendido bien la
importancia de este territorio, cuyas "selvas seculares,"
dice él mismo, "inexploradas absolutamente, depositarias
de inauditas riquezas en los tres reinos, han vegetado en el
aislamiento y en la soledad, secuestradas del mundo como
las regiones del Africa Central." Por lo que se propone
abrir nuevos horizontes a los emprendedores habitantes
del Departamento, con cuyo fin dispuso se prolongase el
camino de Occidente hasta un río navegable, por el cual se
pusiera en rápida comunicación con el Atlántico.
Siendo gobernador entre 1885-1889, su mayor
preocupación fue pues la carretera al mar; abriendo un
camino a Occidente desde Dabeiba hasta aguas navegables
‘que condujeran a Urabá’; para vincular aquellas regiones
cuyas “poblaciones languidecen en terrible inacción”.
Podría decirse entonces que es allí donde está la génesis de
la carretera al mar.
Con el objeto de continuar el camino de Occidente
celebró un contrato para la construcción del Puente de
Occidente, que uniría la ciudad de Antioquia con las del
centro del departamento, el cual fue concluido en 1895.
Refiriéndose a esta obra, el periodista Oscar
Domínguez expresó: “la hermosa estructura que dentro del
sueño visionario del general Marceliano Vélez no sólo
puso a besarse una orilla con la otra, sino que integró el
interior paisa con el ninguneado Occidente”.
En 1995, cuando se celebró el centenario de su
inauguración, se estaba a las puertas de iniciar la
construcción del túnel de Occidente; hoy hecho realidad.
Dos momentos históricos diferentes pero un mismo
objetivo: integrar a Antioquia y buscar para Colombia un
más efectivo acercamiento al mar Caribe, por la vía al
golfo de Urabá. Lo anterior, ha llevado a considerar a
Marceliano Vélez, como uno de los grandes impulsores
del desarrollo de la región de Urabá.
2.- Se destaca su participación en la reforma
constitucional de 1910. El siglo XX tuvo un inicio muy
poco agradable: en sus primeros tres años tenemos la
guerra de los Mil Días y la separación de Panamá. Por tal
motivo, los grupos dominantes del país pensaron que si se
quería acabar con la pobreza generalizada y alcanzar la
prosperidad, era necesario hacerle reformas a la
Constitución del 86; éstas estarían dirigidas a reformar,
tanto la estructura política como económica del país.
Estos cambios fueron encabezados por el grupo
dirigente antioqueño en asocio con líderes de similar
mentalidad en otras regiones del país. Los principales
entre el grupo de los antioqueños estaban: Carlos E.
Restrepo, Pedro Nel Ospina y Marceliano Vélez, entre
otros.
Les correspondía por lo tanto, a los antioqueños,
ser los líderes de este movimiento, ya que durante todo el
período habían mantenido una línea de oposición con
grandes dificultades. Con ella, alcanzaron una gran
cohesión política a su alrededor.
Allí quedaron plasmadas varias de las reformas que
desde 20 años atrás, venía proponiendo el Dr. Vélez y la
élite antioqueña: prensa y sufragio libre, seguridad
personal, elección popular del cuerpo legislativo, entre
otras.
Luchó pues el General Vélez por un ideal de
gobierno que mediante la legalidad y la legitimidad
garantizara, de modo cierto los derechos políticos y
sociales a los asociados: seguridad personal, familiar,
garantía de la propiedad, en una palabra, inviolabilidad a
la vida humana y a los derechos inherentes a ella.
Puede decirse entonces, que las actividades
políticas del mencionado grupo dirigente, durante los años
1908 y 1910, estuvieron orientados a construir, paso a
paso, el edificio de las instituciones; para lo cual primero
era necesario recuperar los derechos individuales, luego
darle el carácter de representación popular a las
instituciones, y, por último, reformar la Constitución, de
tal modo que fuera la Carta común y nacional donde se
sintieran expresados los partidos.
Con la reforma política de 1910 se demostró la
posibilidad de relevo pacífico de los partidos en el
poder; y cómo una Constitución podía primar sobre los
intereses de los partidos. Se inicia entonces un nuevo
período en la historia política del país, para que las
generaciones posteriores conformaran un Estado-Nación,
que todavía se sigue buscando.
3.- Por último, tenemos la Ley 4 de 1913 sobre
régimen político y municipal, donde el Doctor Marceliano
Vélez fue el presidente de la comisión encargada de
redactar dicha Ley. Esta fue publicada en el Diario Oficial
No. 14.974, del 22 de agosto de 1913.
Esta Ley fue consecuencia del retorno a los
fundamentos de la organización territorial anterior al
General Rafael Reyes, que buscaba iniciar una etapa de
estabilidad legislativa.
En el TITULO I. DISPOSICIONES
PRELIMINARES y en su ARTICULO 1o. dice: “La
legislación relativa al ejercicio de las facultades
constitucionales de los Poderes Legislativo y Ejecutivo; a
la organización general de los Departamentos, Provincias
y Municipios; a las atribuciones de los empleados o
corporaciones de estas tres últimas entidades; a las
atribuciones administrativas del Ministerio Público, y a las
reglas generales de administración, constituye el régimen
político y municipal”.
Esta Ley conocida como “Código de Régimen
Político y Municipal” colombiano, sirvió para
complementar y potenciar la Ley 130 de 1913 que
estructuró la Jurisdicción Contencioso-Administrativa, la
cual con posteriores reformas constitucionales estableció
y diferenció la estructura y función de la Jurisdicción
Especial o Administrativa de la Jurisdicción Ordinaria.
Sin embargo, la Ley 4ª como vemos trasvasó su
intitulado, puesto que regulaba materias nacionales,
provinciales, departamentales y municipales y no solo en
aspectos jurídico-administrativos como parecía hacer
referencia puntual su intitulado.
Aunque este estatuto contiene disposiciones sobre
asuntos de carácter nacional, algunas todavía vigentes, la
mayor parte estuvo dedicada a las materias
departamentales y municipales que fueron sustituidas en
1986 por el Código de Régimen Departamental y el
Código de Régimen Municipal.
La legislación colombiana en materia de derecho
administrativo, comienza entonces su trabajo en el siglo
XX, desde la expedición de la Ley 4ª de 1913. Con
posterioridad a la expedición de esta Ley se siguieron
dictando leyes sobre estos asuntos como las de 1920,
1928, 1941, 1982, Reforma Constitucional de 1968, Acto
Legislativo Núm. 1 de 1986, entre otras.
La Ley 4ª fue modificada por la Ley 19 de 1958,
Decreto 2274 de 1988 y la nueva Constitución de 1991.
A partir de esta Constitución se da una
proliferación normativa que prosiguió en el sendero de la
potenciación del régimen jurídico administrativo del
municipio, con la expedición de la Ley 136 del 2 de junio
de 1994, “Por el cual se dictan normas tendientes a
modernizar la organización y el funcionamiento de los
municipios” y así se reglamenta al Municipio como
“Entidad Territorial” autónoma en el plano político,
administrativo y financiero. Prosiguiendo con las leyes 28,
134 y 152 de 1994, 200 de 1995, 610, 614 y 617 de 2000,
entre otras leyes dictadas durante estos ocho años del siglo
XXI.
Ha de tenerse en cuenta que el régimen político-
administrativo de los municipios se reguló básicamente
por la Ley 4ª de 1913, con modificaciones posteriores que
se le hicieron hasta el año 58.
Como bien puede apreciarse este Código ha tenido
capital importancia en nuestra legislación, que hoy, con
muchas reformas, aún rige en nuestro ordenamiento
jurídico.


SANTIAGO VÉLEZ ESCOBAR
“EL CARATEJO”

Por: ALFONSO RESTREPO LONDOÑO.


Miembro de Número del Centro de Historia de
Envigado.
SANTIAGO VÉLEZ ESCOBAR

“El caratejo”

Por: ALFONSO RESTREPO LONDOÑO.


Miembro de Número del Centro de Historia de
Envigado.
Miembro de Número de la Sociedad
Bolivariana de Antioquia

En mis primeros años de estudio, muy niño aún


visitaba con frecuencia la casa de uno de mis
condiscípulos, Teddy Smith, hijo del ciudadano inglés
Alfred Smith, residente en Medellín desde años atrás, y de
su señora esposa doña Elenita Vélez Escobar. En algunas
ocasiones allí veía llegar visitas de familiares o amigos,
sin reparar quién o quiénes eran y más aún en qué se
ocupaban, pues siendo de mucha más edad que nosotros,
nos manteníamos ajenos a sus conversaciones.
Muchos años después y sin contactos ya con Teddy
ni con sus padres debido a los rumbos diferentes que
íbamos tomando en la vida, vine a saber con gran sorpresa
que entre aquellas personas que allí asistían se encontraba
nada menos que Santiago Vélez Escobar, “El Caratejo”,
pues era hermano de doña Elenita. Cuánto lamento hoy
no haber disfrutado de ese personaje en su propia voz con
su repentismo, su chispa o su poesía porque fue uno de los
grandes de las letras colombianas. Pero era lógico:
nuestras mentes aún no estaban capacitadas para
comprender ese don maravilloso con que han sido dotados
por La Providencia muy pocos mortales, o tal vez digo, El
Caratejo fue prudente ante nuestra presencia juvenil. ¡Qué
lástima!
Pero pasemos a ver quién era Santiago Vélez
Escobar. Nació en el año de 1900 en donde quedaban las
famosas minas del Zancudo, Titiribí y era hijo de Santiago
Vélez Mejía y Dolores Escobar. Allí permaneció en los
años de su juventud, apareciendo con fecha de 1923 el
soneto que lo hizo famoso, “Hace un año Señor”, que dio
comienzo a la “demanda” que le entabló a una ingrata
mujer por el alquiler de su corazón ante el Juez Supremo.
Andariego como buen paisa, estuvo por Bogotá, el
Quindío y otros lugares del país, acompañado por su tiple,
para después venir a sentar bases en sus últimos 15 años
en la paradisíaca tierra envigadeña que amó sobremanera,
así le hubiera tocado vivir en un pequeño y humilde hotel,
media cuadra abajo del parque principal. Don Hernando
Garcés Uribe, quien lo conoció en 1941, en su “Semblanza
Anecdótica” al presentar el libro “La Demanda” que editó
el Centro de Historia de Envigado en 1991, escribió,
“improvisaba versos impecables con esa difícil facilidad
que Dios da tan sólo a unos pocos. Los versos le salían
espontáneos y rápidos en el momento preciso”, y Ernesto
González para la misma publicación decía, “Era un
fabricante al por mayor de retruécanos, chispazos y
décimas”. Agrego a lo anterior, que sus sonetos tienen
una pura confección en los cuales logra con juego de
palabras, expresar con delicada musicalidad una
composición perfecta y una marcha armónica de las ideas.
Todo en su poesía es belleza y agrada al lector que lo
absorbe completamente. Se puede decir que fue un poeta
que con humorismo dispuso de un gran ingenio agudo,
improvisando con facilidad única sobre los sucesos del
momento, ya el elogio a una reina, la boda de personajes o
a políticos de turno.
En el Bar La Bastilla de Medellín, el más
frecuentado por su grupo de amigos, y contertulios, hacía
gala de su repentismo y alguna vez que iban a operarlo de
los ojos temiendo quedar ciego, se expresó así:
Mi inquieta imaginación
se preocupa en pensar,
que si me van a operar,
puedo perder la visión.
Si con esta operación
se ha de acabar mi alegría,
yo sin ver la luz del día
prefiero estar enterrado,
porque con ojo sacado
no vale Santa Lucía.
Su habilidad poética, su maestría, era obra de una
gran inteligencia que lo acompañó durante toda su vida,
igual que su bohemia y quizás esta última fue la culpable
de su eterna soltería, como podemos notar en dos décimas
que extracto de su poema que dedica a un gran amigo con
el siguiente epígrafe, poema que tituló:

CANTO A MI SOLTERÍA
”No te cases pobre que la pobreza es mala
educación”.
Palabras de Jesucristo en las Bodas de Caná,
Capítulo IV, Versículo V del Evangelio de San Lucas”.
Siete novias tuve yo
y todas fueron bonitas;
de amor les dije mis cuitas
que cada una escuchó;
ninguna dijo que no,
que siempre haríamos la boda;
pero estos rones con soda
nos dejan en menoscabo,
y lo peor es el guayabo,
que nunca pasa de moda

En síntesis me quedé
lo mismo que las beatas;
no quise meter las patas,
por eso no me casé;
lo digo de buena fe
que pienso morir soltero;
sin dejar un heredero;
que eso sería un disparate;
a heredar versos . . . carate . . .
y nunca heredar dinero!

Una muestra de la forma cómo jugaba con las


palabras, podemos verla en la siguiente décima que le
escribió a Julio Vives Guerra, diciéndole que aún seguía
vivo, luego de que aquél publicara en 1945 en el periódico
El Tiempo de Bogotá, que El Caratejo había fallecido, la
cual tituló:
“PARA MORIR ME DEMORO”
(Matusalén)
Al leer tu anecdotario,
sentí enorme calofrío;
puesto que ya el cuerpo mío
se encontraba en un osario;
sentí un olor a incensario,
me vi entre cruz y ciriales
y para colmo de males,
aunque muerto no me amaño,
te invito dentro de un año
a mis tristes funerales.

Pero si JULIO tu aún VIVES,


por qué pues, me haces la GUERRA,
y me envías a la tierra,
en lo que en el Tiempo escribes;
si por acaso recibes,
esta carta que hoy te escribo,
espero pronto el recibo
y también la recompensa
de publicar en la prensa
que todavía estoy vivo.

A Vélez Escobar se le han musicalizado


por compositores de la talla del maestro Carlos Vieco,
entre otras sus obras, el pasillo “Al calor de tu afecto”, los
bambucos “Siempre tienes fría el alma” y “No quieras más
corazón”, etc., e interpretadas por agrupaciones como el
famoso “Dueto de Antaño”; pero la que lo inmortalizó
como lo anoté antes, fue “La Demanda” que se inicia con
su soneto “Hace un año Señor”, jocoso y sentimental en la
cual intervienen más de treinta poetas del país y aún del
exterior, coadyuvando en tan delicado proceso amoroso
con acusaciones, alegatos, testigos, etc., en forma
admirable, hasta su sentencia y castigo, sobre los cuales
transcribo apartes de algunos de ellos a continuación:

“HACE UN AÑO SEÑOR”


Hace un año, Señor, estoy queriendo
con todo el corazón a una mujer;
hace un año que en él está viviendo
y no quiere pagarme el alquiler.

A la ingrata le di mis ilusiones


y en pago de su amor se lo alquilé;
la cuenta me negó mil ocasiones
hasta hoy que ante Ti, la demandé.

Tu que eres Juez justísimo y severo,


haz que me quiera como yo la quiero
pues pierdo la paciencia y la razón;

Y si no me concedes lo que pido,


préstame el policía del olvido
para sacarla de mi corazón.

Santiago Vélez Escobar


Titiribí, 1923”

En “Contestación a la Demanda”, la acusada a


través de su apoderada (Rosa Tulia Varón, de Pereira,
dice: Allí encontré un retrato, una paleta, / una lira, el
pedazo de un espejo; / un carriel, un bastón y una muleta. .
./ era el cuarto Señor de San Alejo. // “Habla otro testigo”:
Ismael Santofimio Trujillo, de Ibagué. Yo no quiero Señor
ser un perjuro, /diciendo lo que él sólo me contó; / que la
mujer le debe, yo lo juro;/ pero sé que Santiago la buscó.//
De La Fiscalía Femenina de Santiago de Chile, escribió
NUBIA Ossaudon de Baeza, Tu “Demanda” ha caído
entre mis manos/ y yo he estudiado el caso con amor;/
imposible es fallar sin que se le oiga/ también a aquella
“ingrata” su razón.// Y del “Dictamen Pericial”, Nicanor
Velásquez Ortiz, de Ibagué, adujo. Construcción
antioqueña sobre zancos, /cuya base apuntala en los
barrancos/ de una quebrada de aguardiente y ron; // Hubo
“Un Juramento en Falso” (que según El Caratejo, tenía el
dedo plancho de jurar en falso). Intervino “La Defensa”
con Miguel Vargas Paul de Panamá: Qué ingrata . . No lo
soy. Por ilusiones, / por sueños nunca me llegué a ofrecer .
. ./ El ha callado . . . en tales condiciones/ no le podía,
Señor, corresponder.// “En Casación”, Francisco Campo
Rivera de Buga: A la Corte Suprema en Casación/ ha
subido, Santiago la querella/ que le entablaste a la mujer
aquella/ que fue inquilina de tu corazón.//
Se pronuncia “La Sentencia Final” y “Castigo”, por
Cesáreo Rocha Castilla de Ibagué: Creo que lo anterior es
suficiente/ si en mi disertación no me equivoco, / para
afirmar en forma concluyente/ que tú, poeta amigo, eres
un loco. // Y tú, acusada por indiferente/ codiciable mujer,
que amo y evoco, / malferiste al poeta?. . . delincuente / y
loca eres también . . o falta poco  // Pero como las causas
penales/ impiden condenar los anormales/ posesos del
amor o del demonio, // sentenciar para ellos no vacilo, /
perpetua reclusión en el asilo/ o pena capital: EL
MATRIMONIO 
La Demanda de Santiago Vélez Escobar, “El
Caratejo Vélez”, fue un juicio tan sonado, así haya sido
sólo poéticamente y en el papel, que seguirá haciéndolo
indefinidamente mientras exista la “excelsa” poesía.
Haciendo gala de sus extraordinarios chispazos, El
Caratejo, al viajar un día en el tranvía de la época para un
barrio de Medellín, notó que una conocida, de muy corta
estatura no lograba tocar el timbre para bajarse, con
sobrada amabilidad le dijo:

“viendo a Luz que en el tranvía


tocar el timbre quería,
y ella alcanzar no podía
le preguntó medio loco:
Lucerito se lo toco?”
Y a propósito del Miércoles de Ceniza, escribió en
alguno de ellos la siguiente décima:
“Te vi una cruz en la frente
hoy miércoles de Ceniza
y me causó mucha risa,
pues me acordé de repente
de aquel cura inteligente
que con ademán sereno
y un poquito de veneno
con una gran alegría
al ponérsela decía:
Eres polvo, pero ¡ah bueno!”
Y para no dejar escapar el matrimonio más “in”,
según la prensa, del señor Nicolás de Zubiría con una
hermosa y distinguida dama de la sociedad, escribió:

“Esta tarde en el Poblado


se nos casa Marta Elena
y cabría preguntar
si Nicolás subiría.”

Cuantas anécdotas más nos dejó su prolífica pluma


que quisiese plasmar acá. Por ahora disfrutemos esta corta
muestra del ingenio del “Caratejo” Santiago Vélez
Escobar, el cual falleció el 18 de enero de 1955, en la
Clínica Medellín, se fue su alma pero nos dejó sus poemas
y recuerdos.

DON PACOMIO VÉLEZ GÓMEZ
Fundador de Pavezgo

Francia Marietta Garcés Giraldo


Miembro Correspondiente del
Centro de Historia de Envigado
DON PACOMIO VÉLEZ GÓMEZ
FUNDADOR DE PAVEZGO
Francia Marietta Garcés Giraldo
Miembro Correspondiente del
Centro de Historia de Envigado

Nuestro mundo actual es un devenir de falsos


valores, hoy no se respeta nada, las virtudes morales
enseñadas por los grandes hombres de nuestra tierra se han
vuelto solo un recuerdo. La dignidad, la ley, el honor
fueron el emblema emplazado dentro de un pedestal en
cada hogar que conformaban nuestros ancestros,
personajes como don Pacomio Vélez Gómez, nos evoca la
vida ejemplar de nuestra raza, un hombre que sin ser
envigadeño vivió y prosperó en nuestro municipio.

Nacido el 19 de julio de 1925 en el municipio de


Andes (Antioquia), sus padres don Bernardo Vélez y
Esther Gómez, sus hermanos Rodrigo y Conrado Vélez
Gómez. Termina sus estudios en el Liceo de Andes (Ant.),
queda huérfano a la edad de doce años y siendo el mayor
de sus hermanos toma la responsabilidad de su hogar.

En el año de 1944 llega con su familia a nuestro


municipio Envigado y fija su residencia en el barrio
obrero; se le ha considerado como un ciudadano ejemplar,
exitoso empresario, hombre cívico por excelencia ,
concejal de la ciudad, miembro muy activo de la Sociedad
de Mejoras Publicas, participó en la fundación del Asilo
de Ancianos “Revivir”, por sus méritos, es designado
Presidente Perpetuo de la Fundación “Horacio de J.
Restrepo” dedicada al cuidado de las jóvenes de escasos
recursos económicos, miembro honorario de El Centro de
Historia de Envigado y de la Biblioteca José Félix de
Restrepo, así como del Comité Municipal de Cultura y
retomando el calificativo que le dio el Excelentísimo
Monseñor Luis Augusto Castro Quiroga Arzobispo de
Tunja fue “fundador de vida cristiana en su forma más
perfecta”.

De igual manera incursionó por su propia cuenta y


con acierto en el perfil urbanístico de la ciudad, ornándola
con grupos escultóricos que recogen valores de nuestra
tradición folklórica como “el monumento a los arrieros” y
también hizo ejecutar importantes obras de amueblamiento
urbano en la Vía Las Palmas, mereciendo por todo lo
anterior, unido a su natural sencillez y transparencia, la
admiración y el respeto general de la ciudadanía de
Envigado.

Don Pacomio Vélez Gómez encontrándose cara a


cara con la luz de la Fe contrajo matrimonio con la
distinguida dama Leticia Quintero formando un hogar
íntegro con sus cinco hijos Armando, Beatriz, Jhony,
Conrado y Adriana Vélez Quintero.

Inicia su vida laboral, como trabajador en la fábrica


de Rosellón, filial de Coltejer industria dedicada a la
incursión textil y en sus ratos libres dedicaba su tiempo a
fabricar lámparas para alumbrar imágenes: Utiliza un
pequeño taladro manual, un esmeril y una lima triángulo
que partió en dos, sacándole punta y calentándola al rojo
vivo en el fogón de su casa, las cuales introduce en aceite
para templarlas. Sus primeros trabajos los realiza con el
taladro perforando unas coquitas de vidrio que compraba,
fabricando con ellas las primeras lámparas, para ser
vendidas por docenas en el comercio de Medellín.
Posteriormente es trasladado a Sedeco como supervisor
pero finalmente termina su etapa de empleado en la
empresa Fatesa en Medellín, en esta Compañía sobraban
unos conitos plásticos, los cuales despertaron su interés,
los compra y combina el vidrio con el plástico, para
elaborar otras lámparas.

Al retirarse el Señor Pacomio de esta Empresa,


empezó en firme a sacar éstas y otros modelos de su
imaginación y aprovecha toda esta experiencia laboral
para realizar el sueño de ser administrador de su negocio y
por iniciativa propia fundó el 17 de octubre de 1946 la
cristalería “Pavezgo”. En un comienzo la empresa se
constituyó como un establecimiento de comercio a nombre
de persona natural, su inicio fue en forma empírica y con
herramientas muy rudimentarias. De esta manera con un
espíritu emprendedor y la permanente colaboración de su
esposa, Leticia Quintero, la industria progresó.

Después de tener su empresa, varios años en el


municipio de Medellín, exactamente en Manrique
Oriental, pero sin perder contacto con el Municipio de
Envigado, puesto que su madre y sus hermanos
continuaban viviendo allí, vendía al por mayor como lo
dice la historia y no veía la hora de trasladarse nuevamente
a Envigado.

El deseo de ser grande nos invade a todos, pero los


límites que en ocasiones nos imponemos a voluntad nos
hacen retroceder en la meta, no fue este el destino de Don
Pacomio, quien se dedicó con esfuerzo, constancia y
dedicación a capitalizarse, cuando logró reunir suficientes
recursos económicos, no desaprovechó la oportunidad y
compró un terreno pequeño ubicado en el Barrio Jardines
de Envigado, donde actualmente se encuentra la empresa,
es así como logra trasladarse a nuestro municipio en donde
se le considera pionero en la industria de Lámparas; esto
ocurre entre los años 50 - 60 aproximadamente, desde
entonces comienza a vender al “detal” y hace publicidad
en las agencias de viaje para que le enviaran los turistas
que venían de Centro América, Las Antillas Holandesas,
Curazao y República Dominicana.

Posteriormente la empresa se transformó como


sociedad limitada el 02 de junio de 1975 bajo escritura
pública No. 556 de la Notaria Primera de Envigado y por
último se convierte en Sociedad Anónima bajo escritura
pública No. 350040 de la Notaria Segunda de Envigado
del 09 de mayo de 1998. Hoy en día con la participación
de sus hijos la fábrica ha seguido floreciendo y
consolidándose.

Hoy la compañía se fortalece como una de las


empresas familiares más prestigiosas que distinguen y dan
fulgor a Envigado, pues no solo ha sido una importante
fuente de empleo para los habitantes de nuestra ciudad
sino que su proyección se ha extendido a los campos de la
cultura, el trabajo social y el civismo, cumpliendo con el
mandato constitucional de garantizar que la propiedad
privada tenga una verdadera función social.

Es su permanente vinculación con toda buena


causa en campos: religioso, social, educativo, cultural,
turístico, deportivo y cívico así como con el patrocinio
para la publicación de varios libros de carácter cultural y
en múltiples oportunidades el apoyo brindado a Cortiple
para la realización del Encuentro Nacional, en donde la
generosidad de don Pacomio y de Pavezgo se hizo
presente de manera constante para con nuestra ciudad.
En nuestro mundo moderno existe el riesgo de no
conocer el verdadero significado del servicio por el otro, el
hombre domina cada vez más el universo material pero el
conocimiento de si mismo cada vez menos. Don Pacomio
Vélez Gómez alcanzó el desarrollo de sus valores dándole
jerarquía a su estilo de vida, y lo que mejor lo identifica es
el legado que tenemos en nuestra ciudad: INDUSTRIAS
PAVEZGO. El sueño de un hombre consiste en la
consecución del señorío absoluto de su existencia y él la
logró.

Según sus propias palabras “…me lleno de íntima


y profunda satisfacción, por el indudable hecho afortunado
para mí, de ver a todos mis hijos laborando unidos hombro
a hombro, en este mismo empeño familiar, la vida, es una
celebración, y debe ser un acto de compromiso y
capacidades, en el noble empeño de construir una patria
más amable y justa para todos.”.

En la Monografía sobre Envigado, “Entre la


Montaña y el Río” los autores se expresan: “Sin duda en la
presencia de don PACOMIO VÉLEZ GÓMEZ tiene
Envigado uno de sus indiscutibles pilares sociales y en
PAVEZGO un activo bien importante para nuestra
Ciudad, lo que les merece sin ambages, bien de la Patria y
el reconocimiento de gratitud de sus conciudadanos.”

Fue un hombre de espíritu libre que supo abrir su


corazón y fortaleza a Dios, esto le ayudó en su tarea
misionera, porque sólo un alma que se conmueve con el
dolor ajeno puede comprometerse con la sociedad como lo
hizo en vida nuestro ilustre conciudadano.
MONSEÑOR EUGENIO VILLEGAS
GIRALDO

Por: MARTÍN HOYOS GALLO


Miembro de Número del Centro de Historia de
Envigado
EUGENIO VILLEGAS GIRALDO

“Prelado de honor”

Por: Martín Hoyos Gallo ┼


Miembro de Número del
Centro de Historia de Envigado

Varón perfecto, ciudadano ejemplar, levita modelo


de Párrocos “Prelado de honor” de Su Santidad Juan Pablo
II, - de santa memoria - , elocuente y convincente
predicador del Evangelio, además de destacarse como un
extraordinario orientador de juventudes, no sólo en el
aspecto académico sino también en el campo espiritual;
son títulos suficientes para catalogar a nuestro personaje,
como gloria del oriente antioqueño y orgullo de la ciudad
de Envigado.
Cupo al municipio de el Peñol la suerte de arrullar
su cuna, teniendo en cuenta que allí nació, en el hogar
formado por los distinguidos y cristianos esposos Don
Leocadio Villegas y Doña María Luisa Giraldo, el día 10
de abril de 1926, correspondiéndole el número 13 de sus
19 hermanos entre hombres y mujeres, de los cuales, dos
fallecieron siendo aún niños.

EL ESTUDIANTE:

El niño Eugenio, a imitación de Jesús de Belén, fue


creciendo al lado de sus padres, y desde muy temprana
edad empezó el estudio de las primeras letras en el
Colegio León XIII de su tierra natal y terminó el ciclo de
primaria en La Escuela “Joaquín Antonio Uribe” de
Medellín a donde se había trasladado con su familia.
En la edad adolecente cursó sus estudios de
bachillerato en el Seminario Menor de la Arquidiócesis, en
donde además cursó algunas materias propias del ciclo de
preparación al presbiterado para luego pasar al Seminario
Mayor en donde cursó los estudios de filosofía y teología,
culminando esta etapa con la sagrada orden del Diaconado
que recibió del prelado Arquidiocesano el 1° de noviembre
de 1962.

EL SACERDOTE:

Un año más tarde, es decir en 1953, el


Excelentísimo Señor Joaquín García Benítez, titular de la
Arquidiócesis consagró al diácono Eugenio Villegas
Giraldo como “Sacerdote Eterno según el Orden de
Melquicedec” y así, el nuevo sacerdote, antes de iniciar su
meritoria misión apostólica cantó su primera Misa
solemne con el alborozo de su familia y coterráneos, el 1°
de enero de 1954, en el Templo Parroquial de El Peñol, su
tierra natal.
Y es así como a principios de 1954 le corresponde
iniciar su labor sacerdotal en la Parroquia de N.S. del
Rosario de Bello, donde más tarde pasó a la Parroquia
principal de Itagüí hasta completar tres años, es decir hasta
el año de 1957 cuando llegó por orden superior a
Envigado como cooperador del Padre Pablo Villegas
López, en la Parroquia de Santa Gertrudis la Magna, con
la satisfacción de haber cumplido una misión muy
importante a favor espiritual de las dos Parroquias en
donde le correspondió iniciar el pastoreo de las almas.
Cuatro años aproximadamente le correspondió
ejercer su apostolado en la Parroquia de Santa Gertrudis
en donde se destacó no sólo como gran orientador
espiritual haciendo gala de su oratoria y su capacidad de
convencimiento ante su auditorio, sino igualmente como
orientador de la niñez y de la juventud, como quiera que
su misión apostólica no se concretó a la Parroquia sino
también a la de director del Liceo Restrepo molina.

EL FUNDADOR:

Su período en Santa Gertrudis no fue muy largo,


pues en enero de 1961 la Curia Arquidiocesana expidió el
decreto No 232 por medio del cual fueron creadas 29
nuevas parroquias y entre ellas San Marcos, San Mateo y
San Rafael en Envigado, y fue entonces cuando el
Excelentísimo Sr. Tulio Botero Salazar, Arzobispo de
Medellín, llamó al Padre Eugenio Villegas y le
encomendó la fundación de la Parroquia de San Marcos
cuya jurisdicción fue demarcada en el Barrio La Magnolia
y sectores inmediatos y circunvecinos.
Me haría muy extenso en un espacio limitado como
en el presente artículo, si entrara en detalle de los
intríngulis y peripecias que tuvo que afrontar nuestro
ilustre personaje para realizar y llevar a feliz término la
importante misión que le fue encomendada. Sin embargo,
es bueno tener en cuenta que el primer paso fue la
construcción de una pequeña ramada en una calle, la cual
sirvió de primera Capilla en donde se instaló el Santísimo
Sacramento y se administraban todos los demás
sacramentos eclesiásticos. Valga la pena sí, tener en
cuenta que para la fundación de la nueva Parroquia
encontró una comunidad muy entusiasta y muy
colaboradora si se tiene en cuenta que entre los hombres se
constituyó una junta de caballeros que se dedicaron a
colaborar activamente con el nuevo párroco en las
distintas actividades y el sector femenino también
desplegó su actividad, conformando el famoso Comité de
las Empanadas, el cual aportó muchos beneficios a favor
de la ejecución de tan magna obra.
En aquel entonces, el padre Villegas se hospedó en
la casa de Doña Nena Gómez, al frente de los terrenos
donde sería levantada la primera capilla, casa en la que en
un principio se guardaba el Santísimo Sacramento. Viendo
el Sr. Carlos Ángel Tamayo, la precaria situación del
nuevo Párroco, le ofreció una casa para que viviera en ella.
Allí fijó su residencia el Cura Párroco, y un corredor era a
la vez comedor, sala de despacho parroquial y salón de
clase, en donde un pequeño grupo de chiquillos, bajo la
dirección amable de Sor Benita, religiosa de las Siervas de
Cristo Sacerdote, dio comienzo a la obra de enseñanza
porque en aquel tiempo se carecía de un plantel educativo.
Fueron aquellos días en los que se iba levantando
la capilla hasta que fue una realidad el templo parroquial
en terrenos cedidos con la generosidad de algunos
feligreses, tales como los de la familias Jaramillo, con
doña Concha a la cabeza, gran benefactora. También se
pudo establecer y construir el colegio o Unidad Educativa
San Marcos, obra en la cual el padre Eugenio logró con los
políticos de Envigado conseguir los fondos necesarios
para su construcción. Igualmente hay que destacar la
colaboración muy eficaz de Don Pacomio Vélez, quien
donó las lámparas para el nuevo Templo. Este Templo del
Señor, y en honor a San Marcos, fue inaugurado el 15 de
agosto de 1967.

UN CURA SERENATERO:

El padre Eugenio, para conseguir fondos para la


construcción del Templo, se ideó un programa para llevar
serenatas a las familias pudientes del barrio y de esta
manera conseguir los medios que tanto necesitaba.
Su eslogan era: “Escuche esta serenata que otros
seguirán su ejemplo. Es San Marcos quien la ofrece para
levantar su templo”.
Esta era la primera estrofa de un bambuco
compuesta por el mismo padre Villegas y la cual le servía
de introducción a las serenatas que durante algunos meses
se escucharon por todo el barrio. En una de sus homilías
anunció a sus nuevos feligreses que llegaría personalmente
a la puerta de sus casas para cantar una serenata con
canciones colombianas, por la que cobraría la suma de
cincuenta pesos destinada a la obra del Templo. Se
acompañaba del tiple, y era para sus gentes una novedad
ver a un cura joven cantando bambucos, se dice que
muchos de sus feligreses lloraban de emoción y estos
empezaron acompañarlo en las noches inclusive si llovía o
bajo torrenciales aguaceros.
En esta maravillosa y motivadora labor musical, el
Padre Eugenio llegó hasta cuatrocientas serenatas, con un
total de dos mil doscientas canciones, lo que le produjo en
ese entonces (1961), la no despreciable suma de veinte mil
pesos con la que formó el primer fondo para empezar a
construir la Parroquia que hoy día, es orgullo de Envigado
y sus gentes. Aunque no faltaron quien lo criticaba y
llevaron sus notas a la Curia, con acusaciones manifiestas
por su proceder, pero ellas fueron desestimadas por las
autoridades eclesiásticas. Una manera de defenderse de
sus acusadores fueron sus magníficas palabras: “Dios es
música, Reverendísimo Padre, y los párrocos no podemos
cruzarnos de brazo a esperar que con solas limosnas, en
una Parroquia que inicia, se hagan milagros. Estoy
honrando a Dios y procurando que Él llegue en verdad al
corazón de mis feligreses, en plan de educación y en
música de mi patria.”
Cuando El Obispo Auxiliar, Monseñor Miguel A.
Medina fue a visitarlo y conocer de cerca su obra, pudo
constatar cómo vivía pobremente y al escuchar sus
canciones y sus guitarras, encontró que eran todas, perlas
musicales que levantan el espíritu, dignifican el amor y
hacían más sólida la unión de la familia cristiana.
Reconoció su labor y le dijo que no hiciera caso de
aquellas personas que no lo comprendían y continuara con
su labor apostólica y cristiana.

EL EDUCADOR:

A la vez que se levantaba la nueva parroquia, se


comenzó a gestar la labor educativa y pastoral en bien de
la comunidad. El decía: “Soy hijo de un Maestro, de un
Educador, de un hombre ungido por Dios, a quien colmó
de prerrogativas y de dones especiales, que supo poner al
servicio de los demás, para el brillo de las obras que dan
gloria a Dios en la vendimia de sus frutos.” Fue así como
se esforzó para realizar su principal legado para la
juventud del barrio y que ha de ser siempre recordada.
En acatamiento a la orden de su superior
jerárquico, en el mes de febrero de 1988, el padre Eugenio
se le traslada a la Parroquia principal de Envigado, Santa
Gertrudis la Magna, después de servir durante 27 años en
su parroquia de San Marcos. Fue nombrado Párroco
principal y allí también dirige los destinos del Liceo
Francisco Restrepo Molina, en una labor educativa
envidiable, donde se distinguió por su orientación
espiritual para la niñez y juventudes en dicho plantel
educativo.
Fuera de ello, se dedica a su labor Pastoral Social,
reorganizando el servicio gratuito de mercados y atención
médica para las familias carentes de recursos. Se preocupa
igualmente el padre Eugenio, en el mantenimiento y
enlucimiento del Templo. Dotó a la parroquia de una
emisora en estéreo para promover y divulgar el evangelio
y para transmitir los actos especiales de la Semana Santa,
las fiestas patronales y eventos culturales. Además de
realizar múltiples acciones para mejorar las dotaciones
educativas con las cuales contaba la parroquia.

SU PARTIDA:

El año de 1996, fue el de su partida. Fue un hábil


administrador, visionario. Educador, infatigable en su
labor pastoral, emprendedor e intachable levita de Cristo.
Uno de los más inspirados oradores, comprensivo
confesor, insigne maestro.
El último año del Padre Eugenio al frente de la
Parroquia y del Liceo tiene tintes quijotescos: conservó
una inquebrantable voluntad de servir, que recogía en una
de sus últimas homilías: “Señor, Quiero vivir más. Para
servir más” y decía en otra ocasión: “Las personas pasan,
pero las obras quedan”. Su obra fue de gran trascendencia
para la iglesia, para la educación y para el progreso de la
Ciudad Señorial.
Todavía en su lecho de enfermo, alimentaba en su
corazón proyectos y luchaba con heroísmo contra el dolor,
sin abandonar sus labores, hasta que tuvo que dejarlos por
encontrarse casi inmóvil. Entregó su alma a su Creador el
20 de septiembre de 1996, un viernes a la una de la tarde.
Fue una pérdida irreparable para los envigadeños,
de este Levita, lleno de amor por su prójimo y dado al
servicio de los demás, persona incansable en sus labores y
destinado por la Providencia hacer desde sus primeros
años la voluntad de su Creador, cuando lo destinó al
servicio religioso, para que continuara con una labor
apostólica que fue su meta y que conservó hasta el final de
su existencia.
TÍTULOS Y CARGOS OBTENIDOS.

 Sociólogo Universidad Pontificia


Bolivariana.
 Máster en Educación Administrativa de la
Universidad de Antioquia.
 Sociología Religiosa en la Universidad de
Salamanca, España.
 Coadjutor, Vicario Colaborador, Párroco,
Monseñor.
 Profesor de bachillerato del Seminario
Mayor de Medellín
 Delegado por la Arquidiócesis para la
educación a congresos educativos en varios
países.
 Decano de bachillerato de la U.P.B.
 Director de las Escuelas Eucarísticas de
Medellín.
 Miembro de juntas de varias instituciones
cívicas.
SÍNTESIS CRONOLÓGICA.
 Nace en El Peñol, el 10 de abril de 1926.
 Es ordenado sacerdote el 1° de noviembre de 1953.
Obtuvo el grado de Sociólogo de la Universidad
Bolivariana.
 Cantó su primera misa el 1° de enero de 1954.
 Entre 1953 y 1957, es el Vicario Cooperador en las
parroquias de Nuestra Señora del Rosario en Bello
y en la Parroquia de Itagüí.
 En 1957 llega como Coadjutor del Párroco de
Santa Gertrudis en Envigado.
 Durante el año de 1961 se crea la nueva Parroquia
de San Marcos y es nombrado párroco.
 En 1966 viaja a los Estados Unidos y consigue un
mimeógrafo para las publicaciones del Templo y
del Colegio.
 En 1967 se inaugura el nuevo Templo de San
Marcos en Envigado.
 En 1977, funda el Consejo Pastoral en su
Parroquia.
 En 1978 fallece su hermano Jairo Humberto
Villegas Giraldo, profesor y benefactor de
UNESAM.
 El 27 de octubre de 1981, fallece su otro hermano
el Dr. Arturo Villegas Giraldo quien fue
representante a la Cámara.
 Durante el año de 1983, fallece víctima de un
atentado, el Dr. Oscar Arturo Villegas Giraldo otro
de sus hermanos.
 En febrero, de 1988 El Padre Eugenio se despide
de la Parroquia y asume como Párroco de Santa
Gertrudis y de Rector del Liceo Francisco Restrepo
Molina.
 En 1990, participa en las celebraciones de los 30
años del Liceo Francisco Restrepo Molina con
programación especial durante todo el año.
 Recibe en el año de 1991, de su Santidad Juan
Pablo II, el honroso título de “Prelado de Honor de
su Santidad”.
 En 1996, año de su partida, se despide de su
feligresía y es recibido por su Creador, el 20 de
septiembre del mismo.


Pbro. PABLO VILLEGAS LÓPEZ
El Pastor y el Párroco

Por: Lic. Pedro Alonso Rivera Bustamante


Secretario de Educación para la Cultura
PBRO. PABLO VILLEGAS LÓPEZ
Pastor y Párroco

Por: Lic. Pedro Alonso Rivera Bustamante


Secretario de Educación para la Cultura

Sus padres fueron Ernesto y Ana Josefa (Pepa),


quienes formaron su hogar con 16 hermanos. Antes de la
ordenación sacerdotal murió su papá y él quedó como
cabeza de familia. El entonces Rector del seminario
Monseñor Emilio Botero González le autorizó para ir a
dormir todos los días a la casa (Itagüí) ya que la hermana
menor quedó de 15 días. Estudió su bachillerato en el
mismo seminario de Medellín, donde continuó la Filosofía
y la Teología. Desde el Seminario, en literatura escribió
bellísimos poemas que sus hermanos recopilaron en un
libro titulado “SEMBRANDO SEMILLAS”. Ordenado
sacerdote en el Palacio Episcopal, La Playa con La Unión,
en febrero 8 de 1948 por Monseñor Joaquín García
Benítez. Su primer ministerio fue de Secretario privado
del Sr. Obispo de Pasto Monseñor Emilio Botero G. luego
tuvo los siguientes ministerios: Vicario parroquial de Sta.
Bárbara y Caldas, después párroco de Angelópolis, Puerto
Berrío, Envigado, en estas tres parroquias fundó colegios
para niñas y jóvenes, sobresalió en Envigado el Instituto
Parroquial Femenino que luego fusionó con el Liceo
Francisco Restrepo Molina, fundado por él, con esa
entrega y deseo de servir a la juventud, ya que en
Envigado sólo existía el colegio de la Presentación.
Después pasó al barrio Belén y como chiflado
siempre por la educación se le dedicó a reestructurar el
liceo San Rafael, que había caído en todos los aspectos
inclusive en ideologías de izquierda; todo quedó
subsanado.

Luego salió a la Metropolitana, allí se enfrentó a


reforzar con hierro y concreto, muros, vigas y columnas,
trabajo que le costó mucho desgaste físico; pasó luego a
San Joaquín para terminar como Párroco en San José en el
Poblado. Renunció por enfermedad y se hizo nombrar
vicario parroquial de la Inmaculada, donde estaba como
Párroco el Padre Ernesto su hermano, allí estuvo dos años
y se retiró debido a su larga enfermedad.

Su empeño sacerdotal se consigna en los puntos


siguientes: El gran amor y difusión de la Divina
Eucaristía, acompañado siempre de la Virgen María. La
dedicación a la juventud para la educación, el servicio
sobre todo a los más pobres y no de palabra sino con las
manos abiertas; su intransigente velar por la moral en las
costumbres, la piedad y el santo rosario.

El Padre Pablo se caracterizó por su espíritu


emprendedor, por su disciplina y orden. Durante su
Rectoría en el Liceo supo imprimir esos valores en la
comunidad liceísta, e inspiró toda aquella época que los
documentos históricos reconocen como una de las mejores
en la institución.

Podría hablarse de 1973 como un año crucial en la


vida del Liceo tan ligada a la del Padre Pablo. Por una
parte, el 8 de febrero la comunidad celebró con gratitud y
alegría las Bodas de Plata sacerdotales de su fundador y
benefactor: pero de otro lado, en ese mismo año concluyó
su gestión al frente del colegio, pues en noviembre fue
nombrado como pastor para otra parroquia. La comunidad
entera despidió con un sentido homenaje de gratitud al
ilustre levita que durante 13 años de cuidado pastoral y
con espíritu infatigable, supo guiar los destinos del Liceo.

En el archivo personal se han encontrado las joyas


de discursos que pronunció en varias ocasiones y
muchísimas homilías como conferencias a los jóvenes. Las
composiciones literarias y poéticas referentes a todas las
materias pero llenas de sagrada escritura de la cual era
erudito conocedor.

Murió en su casa de familia, rodeado del cariño de


sus hermanos y familiares del día 4 de octubre del 2000.

La ciudad de Envigado donde sirvió como Pastor,


Párroco y Rector por tantos años, le estará siempre
agradecida.

RESUMEN DE SU OBRA:

RECTOR DEL LICEO FRANCISCO RESTREPO


MOLINA EN ENVIGADO: 1961-1973

FECHA DE NACIMIENTO: Marzo 6 de 1924.


LUGAR DE NACIMIENTO: Monte Bello
(Antioquia)
PRIMERAS ORDENES: Noviembre 10 de 1944.
SEGUNDAS ORDENES: Marzo 17 de 1945.
SUBDIACONADO: Marzo 25 de 1946.
DIACONADO: Noviembre 10 de 1946.
PRESBITERADO: Febrero 8 de 1948.
SERVICIOS PASTORALES:
Vicario Cooperador de Santa Bárbara. 1948
Vicario Cooperador de Caldas. 1948
Cura amovible de Angelópolis. 1948
Párroco amovible de Puerto Berrío. 1956
Párroco amovible de Santa Gertrudis, Envigado
1956
Cofundador del Liceo Francisco Molina, Envigado
1960
Vicario Jerarca de Nuestra Señora de Belén. 1964
Párroco de Nuestra Señora de Belén. 1973
Canónigo Honorario de la Catedral. 1973
OTROS SERVICIOS PASTORALES:
Párroco de la Catedral, Medellín.
Párroco de San Joaquín, Medellín.
Párroco de San José, El Poblado.
Cooperador de la Parroquia de la Inmaculada, la
Floresta Medellín.


ACERCA DE LAS FOTOGRAFÍAS

El material fotográfico utilizado en este libro es en


su gran mayoría posesión del Centro de Historia de
Envigado, tomado del inventario iconográfico (óleos y
fotos) de La Institución. Igualmente existen algunas
fotografías tomadas de la iconografía de La Academia de
Historia de Antioquia, como son las fotos de los óleos de
Don José María Mesa Jaramillo y del Dr. Samuel Arturo
Meza y Posada. Otro material, ha sido facilitado por las
familias de algunos de los personajes o localizado en
álbumes fotográficos de instituciones educativas, tales
como las de las profesoras Aurora Restrepo Santamaría,
María Ceballos Uribe, Adelaida Correa Estrada. Algunas
fueron tomadas del libro sobre la Monografía de Envigado
y editado por el Centro de Historia, de Don Sacramento
Garcés Escobar, como la de Don Pedro Pablo Santamaría
Vasco.
Muchas de las fotografías que se encontraban en
mal estado fueron reparadas o mejoradas en su
presentación, por la fotógrafa profesional, Sra. Surley
Cartagena Vargas de “Estudios Memorias” quien con su
valiosa colaboración hizo posible presentar este material
fotográfico.
A las personas, familias e instituciones que nos han
colaborado para la consecución de las fotografías, les
estamos altamente agradecidos.
SOBRE LOS AUTORES

Haremos una breve mención de los autores de los


artículos biográficos presentes en el libro, resaltando sus
principales actividades culturales e instituciones a las que
pertenecen, son ellos:

 Sra. Rocío Agudelo Salinas, abogada de


profesión, Presidenta del Centro de Historia en tres
períodos. Nacida en Medellín pero residente en
Envigado desde hace muchos años. Pertenece a la
Sociedad Bolivariana de Antioquia. Tiene a su
haber, el libro sobre el Dr. José Félix de Restrepo,
Libertador de los esclavos.
 Sra. Blanca Ruth Álvarez González, educadora y
miembro de Número del Centro de Historia.
Nacida en San Jerónimo y residenciada en
Medellín. Se le debe el haber conseguido se haya
declarado la escuela Fernando González como
monumento nacional por la que fue nombrada
como Ciudadana Ejemplar Envigadeña en el 2009.
 Sr. Gustavo Montoya Marín, escritor, filosofo y
catedrático, fue representante a la Cámara de
Representante. Miembro correspondiente del
Centro de Historia y de otras instituciones
culturales. Tiene varios libros publicados.
 Sr. Alfonso Restrepo Londoño, escritor y poeta,
miembro de Número del Centro de Historia y su
actual Fiscal. Pertenece también como socio de
Número a La Sociedad Bolivariana de Antioquia.
Nacido en Medellín, reside hace muchos años en
Envigado.
 Sr. Edgar A. Aparicio Montoya, historiador
egresado de la U de A. – Miembro de Número del
Centro de Historia. Nacido en Concepción reside
en Medellín. Su libro sobre el General Marceliano
Vélez Barreneche, fue editado bajo los auspicios
del Centro y de La Administración Municipal.
Pertenece a la Academia de Historia de Antioquia.
 Sr. Carlos León Gaviria Ríos, historiador de la U
de A. Miembro Correspondiente del Centro de
Historia, es en la actualidad el socio más joven.
Escritor e intelectual, se destaca por su labor social
con los veteranos excombatientes de la Guerra de
Corea, pertenecientes al batallón Colombia.
 Sr. Carlos Enrique Jurado Giraldo, abogado y
actual Secretario del Centro de Historia. Escritor
prolífico, se desempeña actualmente como Juez en
un juzgado Administrativo en Medellín, reside en
Envigado.
 Sr. Demetrio Quintero Quintero, licenciado y
actual Vicepresidente 1° del Centro de Historia.
Secretario de la Academia de Historia de
Antioquia y secretario de la Sociedad Bolivariana
de Antioquia. Escritor prolífico, tiene a su haber
varias publicaciones de carácter histórico. Nacido
en Santuario, reside en Medellín.
 Sr. Miguel Peláez Posada, escritor y poeta,
miembro de Número del Centro de Historia, ha
sido Vicepresidente en algunos períodos. Nacido
en Jericó, reside en Medellín. Ha sido Presidente
nacional de la Sociedad de San Vicente de Paúl.
Miembro de muchas instituciones culturales.
 Sra. Elizabeth Redondo Benítez, educadora y
licenciada en Historia. Miembro de Número y
actual Vicepresidenta 2° del Centro de Historia de
Envigado. Nacido en Puerto Berrío, reside desde
hace muchos años en Envigado. Hace parte del
comité editorial para el presente libro.
 Sr. Luis Alberto Restrepo Mesa, administrador,
se ha desempeñado por varios períodos como
Concejal del Municipio, es el actual Tesorero del
Centro de Historia. Nacido y vive en Envigado, es
el miembro de Número más antiguo de la
Institución. Tiene muchos escritos relacionados
con su patria chica y personajes de la misma.
 Sr. Henry Gallo Flórez, arquitecto de profesión y
jubilado como profesor universitario en La Unal.
Es el actual Presidente de la Institución para el
período 2009 – 2011. Miembro de Número de La
Sociedad Bolivariana de Antioquia. Nacido en
Barrancabermeja pero de familia antioqueña,
reside desde hace algunos años en Envigado. Ha
escrito muchos ensayos de carácter histórico.
 Sr. José Fernando Flórez Álvarez, es el actual
Secretario del Concejo del Municipio de Sabaneta.
Nacido en Envigado pero reside en Sabaneta, es
miembro de Número del Centro de Historia de
Envigado y Correspondiente de La Sociedad
Bolivariana de Antioquia. Escritor prolífico y gran
impulsador de actividades y entidades culturales en
su Municipio. Miembro de diversas instituciones
culturales y cívicas.
 Sra. Amelia Sánchez Durango, Historiadora de la
U de A. – Miembro de Número del Centro de
Historia. Escritora, tiene algunos escritos y libros
de carácter histórico-documental.
 Sra. Francia Marietta Garcés Giraldo, poetisa y
miembro Correspondiente del Centro de Historia.
Pertenece a diversas instituciones culturales y de
carácter literario. Envigadeña y reside en su
Municipio.
 Sr. Francisco Madrid Quiróz, pintor de
profesión, miembro Correspondiente del Centro de
Historia. Ha pertenecido a varias instituciones de
carácter cultural y ha dirigido entidades para el
cultivo del Arte y la Pintura. Nacido en Envigado,
reside actualmente en su Municipio. Presenta
frecuentemente exposiciones de su obra pictórica,
por la cual ha recibido múltiples reconocimientos.
 Sr. Pedro Nel García Arroyave, antropólogo e
investigador. Miembro Correspondiente del Centro
de Historia. Egresado de la U de A, reside en
Sabaneta y labora con la Casa de la Cultura del
Municipio. Tiene a su haber obras de
investigación.
 Sr. Martín Hoyos Gallo, fallecido el año anterior,
fue durante muchos años miembro de Número del
Centro de Historia y se desempeñó como Fiscal en
varios períodos. Persona muy cívica, fue secretario
de la Sociedad de San Vicente de Paúl en
Envigado, secretario de la Colonia Santuariana en
Medellín. Nació en Santuario pero vivió durante
muchos años en su Envigado del alma, donde dejó
el vástago familiar.
 Sr. J. Jairo Hoyos Ochoa, hijo de Don Martín
Hoyos Gallo, periodista y escritor de varios
medios de comunicación en especial con la Cadena
Super, donde maneja un radio-periódico. Ha
querido gentilmente colaborarnos con el escrito
sobre su padre.
 Sr. Pedro Alonso Rivera Bustamante, licenciado
y educador, es actualmente el Secretario de
Educación para la Cultura, del Municipio. Ha sido
rector de la Normal de Señoritas de Envigado y
profesor en diversas instituciones. Nos ha querido
colaborar con el artículo biográfico sobre el Padre
Pablo Villegas.

- Con excepción de los dos últimos descritos, la


mayoría de las personas que fueron autores de
los artículos biográficos sobre los personajes
del libro hacen parte como socios del Centro de
Historia de la localidad. Para todos ellos,
miembros o no de la Institución reciban nuestro
agradecimiento y el de la ciudadanía, por sus
aportes para dar a conocer los valores y méritos
de aquellas personalidades que en el campo
cultural, cívico o dentro de su desempeño
laboral, han dejado huella para bien del
Municipio durante el siglo XX.

Henry Gallo Flórez


Presidente del Centro de Historia de Envigado
“José Manuel Restrepo Vélez”

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