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HUMO EN LA NEBLINA

Drama en un acto

Escrito por: Eduardo Adrianzén

Personajes:

SEBASTIÁN SALAZAR BONDY, escritor, 41 años


FLOR DE MARÍA, secretaria. Alrededor de 40 años
ROBERTO, aspirante a escritor. Unos 30 años

Tres GALLINAZOS: de edad y sexo indefinidos

La acción: en Lima, primeros meses de 1965

Duración aproximada: 80 minutos

Las frases entrecomilladas son textos extraídos de manera fidedigna de


obras de SSB. Algunas otras frases pertenecientes a sus escritos, también
han sido usadas dentro de textos coloquiales de los personajes

Escrita especialmente para Ruth Escudero

2015

1
ACTO ÚNICO

Luces. Al centro está SEBASTIÁN sentado, escribiendo a máquina en una


oficina de “La Prensa”. Divide su concentración entre lo que escribe y las
últimas pitadas a su cigarro. Más allá, FLOR DE MARÍA, se arregla nerviosa
el cabello lista para una entrevista de trabajo. En otro lado, ROBERTO
camina algo nervioso, contando las monedas en sus bolsillos. Y en algún
lugar irreal, en alguna parte del inconsciente limeño, tres GALLINAZOS:
quizá vestidos de negro- sin edad, sexo, ni nada que los determine,
observándolo todo. Empieza FLOR DE MARÍA, hablándole con cierto temor
reverencial a un interlocutor que no veremos

FLOR DE MARÍA
Buenas tardes. (No parece recibir respuesta) Buenas tardes. (Le hacen caso.
Sonríe) Vine por su llamad--- ¿mi nombre? Flor de María. Flor de María Ramírez
Vergaray. Soltera. (Sonríe nerviosa) ¿Edad? No es de buena educación
preguntarle su edad a una señorita

ROBERTO se acerca a SEBASTIÁN, que acaba de estrellar lo que quedaba


de su cigarro en un cenicero ya repleto de colillas

ROBERTO
¿Señor Salazar B---?

SEBASTIÁN
Cigarro. ¿Tienes un cigarro?

ROBERTO
Temo que no

SEBASTIÁN
Siempre queda el que no se deja atrapar

SEBASTIAN rebusca el cajón del escritorio y encuentra uno. Lo enciende


mecánicamente

ROBERTO
¿Sebastián Sal---?

SEBASTIÁN
Café. ¡No hay café! (A la oficina) ¿Cómo pretenden que escriba dos columnas en
menos de tres horas, sin café?

ROBERTO
Disculpe que lo interrumpa---

2
SEBASTIÁN
(Alza la voz) ¿Hay alguna buena foto en archivos de un cuadro de Tsuchiya?
¡Tilsa Tsuchiya, la que será la mejor pintora de este país! Aunque por ahora sus
cuadros solo se exhiban en las cantinas del Rímac

FLOR DE MARÍA
(Incómoda: miente) Treinta y cinco años. Nacida en Lima, sí. (Tímida pero
coqueta sonrisa) Lima mazamorrera. Secundaria completa y estudios avanzados
de secretariado. Me faltó apenas un mesecito para sacar el certificado. Pero
durante el curso, saqué las puntuaciones más altas en mecanografía, taquigrafía y
redacción comercial

ROBERTO
Veo que está muy ocupado

SEBASTIÁN
No más que lo normal. Salazar Bondy, qué tal

ROBERTO
Lo supe desde que me pidió un cigarro

SEBASTIÁN
Y por la nariz. No finjas que no me reconocen por la nariz

ROBERTO
He visto pocas fotos suyas. Lo conozco más por sus escritos

SEBASTIÁN
(A la oficina) ¿Hay o no hay foto de algún cuadro de Tsuchiya? ¡No es chifa, por
si acaso! (A él) Son muy capaces de acompañar mi columna con la foto de un
chi-jau-kay

ROBERTO
Quizá porque solo le falta escribir de gastronomía

SEBASTIÁN
¿Es halago o sarcasmo?

ROBERTO
Cómo cree. Lo admiro mucho

SEBASTIÁN
Muchos lo dicen. “Ese tal Salazar escribe de teatro, de pintura, de música, de
literatura, de cine” ¿Qué le falta? ¿De anticuchos?” ¿Viste “Kukuli”? Con tres o
cuatro películas más como esa, al fin podrá volverse a hablar de cine peruano.
¿Qué se te ofrece?

3
ROBERTO
Hablamos por teléfono

SEBASTIÁN
¡Ah! Eres el que me mandó---

ROBERTO
Un libro de cuentos. “Ausencias”. Soy escritor

SEBASTIÁN
Como medio Lima en estos tiempos, pateas una piedra y brotan cincuenta. Desde
que el buen Varguitas ganó el “Rómulo Gallegos”, todos los jóvenes imberbes
quieren escribir. La nueva novelería de escribir novelas. Por suerte dentro de poco
querrán escribir melodramas para la televisión

ROBERTO
No. Yo nunca

SEBASTIÁN
¿Te parece indigno? La televisión es el futuro, a medida que los aparatos bajen de
precio. No sé si acabe de gustarme, pero así será

ROBERTO
Es… vulgar

SEBASTIÁN
¿Lo popular te parece vulgar?

ROBERTO
Es muy poco elaborado. En la televisión todo está… no sé. Muy dicho

SEBASTIÁN
Cuando estrenaron “El fabricante de deudas” alguien me acusó de lo mismo. “No
hay subtextos, todo está dicho, personajes cliché, textos poco elaborados”

ROBERTO
No va a comparar

SEBASTIÁN
Todo lo que uno escribe y firma, es susceptible de comparar. No se usa un
cerebro especial para cada género

ROBERTO
En su caso, necesitaría muchos cerebros. Y mínimo ocho manos

SEBASTIÁN

4
Basta con café. Y cigarros
FLOR DE MARÍA
¿Idiomas? Español. El mes próximo quiero matricularme en el inglés. Apenas
salga de unos problemitas que me han impedido--- ¿Cómo que “idiomas:
ninguno”? El español es nuestro idioma. (Sonrisita nerviosa de broma) La
hermosa lengua de Cervantes. ¿Religión? (Casi ofendida) Qué pregunta.
Católica, por la gracia de Dios. (Se desconcierta) ¿Raza? (No sabe qué decir)
¿Cómo “raza”? (Pausa breve) Criollita. Piel canela. Canelita clara

SEBASTIÁN
Así que quieres ser escritor

ROBERTO
Al menos ya empecé con un libro

SEBASTIÁN
(Lo busca en su escritorio) ¿“Presencias”?

ROBERTO
“Ausencias”

SEBASTIÁN
No lo encuentro: buen título. Aún no lo he leído. Me disculparás

ROBERTO
No importa. Veo que es un hombre muy ocupado

SEBASTIÁN
(A la oficina) ¿Nadie va a conseguirme café?

ROBERTO
Nunca le falta trabajo

SEBASTIÁN
A mi edad, casado y con una hija chica, a las vacaciones se les llama “desempleo”

ROBERTO
Todo el mundo lo respeta

SEBASTIÁN
Qué poco mundo tienes

ROBERTO
Estuve radicando diez años en París

SEBASTIÁN

5
¿Diez años en la ciudad luz? (Cae en cuenta) Luz. (A la oficina) ¡Las seis de la
tarde, prendan la luz!
ROBERTO
Viví en Paris desde 1954, llegué a los 20 años. Tan imberbe no soy

SEBASTIÁN
¿Y hoy de vacaciones en esta comarca virreinal?

ROBERTO
Volví hace dos semanas. Calculo que por un buen tiempo

SEBASTIÁN
Interesante. ¿Por qué alguien querría volver aquí?

ROBERTO
Digamos que extrañaba

SEBASTIÁN
“Los gallinazos, el cielo color de panza de burro”. Vamos, di otro lugar común

ROBERTO
A usted le gustan los gallinazos

SEBASTIÁN
Y los burros, a fuerza de encontrarme con quinientos todos los días. ¿Eres uno de
ellos?

FLOR DE MARÍA
(Feliz) ¿Tienen algo para mí? ¡Bendito sea Dios! ¡Por eso yo siempre digo que mi
Señor de los Milagros nunca me abandona! ¿En Miraflores? (Más feliz) ¡Además
en Miraflores! ¡Debe ser una empresa de primera categoría! (Se desconcierta) Un
particular. ¿Cómo particular? (Se turba) Un domicilio particular. ¿Una persona
necesita una secretaria por seis meses a partir de la fecha? ¿Una persona?

ROBERTO
Roberto Fuentes Montero. Mucho gusto

SEBASTIÁN
Recién bajado de París. “Pobre gente de París”

ROBERTO
Lo leí

SEBASTIÁN
Te pareces a Juan Nava. (ROBERTO pone cara de: ¿quién?) Juan Nava, el
protagonista. (ROBERTO asiente) ¿Qué quieres?

6
ROBERTO
Primero, conocerlo. Usted es---
SEBASTIÁN
Francia no te quitó la costumbre perricholesca de los halagos. No te confundas…
¿Fuentes? No puedo recomendarte para una beca ni un empleo, no soy
funcionario público. Mucho menos vaca sagrada de ningún establo con ínfulas de
Ateneo para no pagar arbitrios

ROBERTO
¿Siempre está a la defensiva?

SEBASTIÁN
Debe ser el efecto colateral por leer las cartas de algunos indignados lectores, en
respuesta a mis artículos de opinión

De pronto los tres GALLINAZOS cobran vida

GALLINAZO 1
¡Ateo!

GALLINAZO 2
¡Mediocre!

GALLINAZO 3
¡Comunista!

GALLINAZO 1
¡Intelectual!

SEBASTIÁN
“intelectual” es el mejor insulto de todos

ROBERTO
“Ladran Sancho, señal de que---”

SEBASTIÁN
¿“Avanzamos”? ¿A dónde? ¿A mejor vivir encerrados en una burbuja de fantasía,
como el Quijote? A veces los refranes justifican cojudeces

ROBERTO
Necesito su ayuda

SEBASTIÁN
Nos vamos sincerando

ROBERTO

7
Acabo de llegar, y veo que destruyeron el tranvía desde el año pasado. Lima ya no
se parece a la ciudad de mi infancia

SEBASTIÁN
A la mía menos. ¿Tanto te importa? ¿Tan joven, y eres de los que extrañan “una
Lima que se va” y “la flor de la canela”?

ROBERTO
El tranvía era muy útil. Tuve que caminar

SEBASTIÁN
Ni José Gálvez ni la buena Chabuca pudieron salvarse de la nostalgia por lo que
se “cree” que se tuvo. Por lo que se “cree” que esto fue

FLOR DE MARÍA
Roberto Fuentes Montero. ¿Es la persona que ofrece el puesto? (Muy
sorprendida) Escritor. ¿Eso es profesión?

ROBERTO
Nadie conoce Lima tan bien como usted

SEBASTIÁN
Para quererla tanto, primero había que conocerla

ROBERTO
¿Quererla? Me perdona, pero eso no se lo creo

SEBASTIÁN
Por fin empezamos a respetarnos. Me gusta que me contradigan

ROBERTO
Leí que en México acaban de publicarle un ensayo llamado “Lima la horrible”.
¿Quererla? Todos creen que usted odia a esta ciudad

SEBASTIÁN
Y no han leído ni una palabra, pero ya “creen”, juzgan y pontifican. Estaba
absolutamente seguro de esa reacción

ROBERTO
También… bueno, hay que reconocer que no es una ciudad muy amigable. Desde
que uno aterriza. Lima tiene un olor a pescado y melaza quemada que se respira
apenas se abre la portezuela del avión

SEBASTIÁN
“Olor a frito pobre. A lámpara de aceite”. Es de un poema que escribí

ROBERTO

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Una ciudad que desde el cielo y de pronto, bajo la bruma, aparece en medio de un
desierto salpicado por casas marrones con techos planos

SEBASTIÁN
Dicen que cuando inauguren el nuevo aeropuerto en el Callao, la llegada a Lima
será aún más fea. Por lo menos en Limatambo quedan árboles

ROBERTO
No sé si la quiere o la odia, pero piensa que en Lima nada cambia para mejor

FLOR DE MARÍA
Escritor. ¿Qué edad tiene? (Preocupada) ¿No precisa?

SEBASTIÁN
Lima está construida sobre una enorme repisa, que se quebrará cuando suceda el
gran cataclismo que profetizó Santa Rosita, y los barcos encallarán en la Plaza
Mayor junto a la Catedral. Justo a la hora del Angelus

ROBERTO
Todo al fin sumergido en el agua

GALLINAZO 1
¡No hay agua!

GALLINAZO 2
¡Cómo será el agua!

GALLINAZO 3
¡Agua, el tesoro del agua!

SEBASTIÁN
¿Y si hubiese mucha agua debajo de nosotros? ¿Y si con una varita mágica,
pudiésemos descubrirla debajo de la tierra?

ROBERTO
Debajo de la tierra solo hay más… ¿tierra?

SEBASTIÁN
Quién sabe. Tal vez hay gente viviendo debajo de la tierra, y aún no se han
enterado. Viviendo junto al agua

FLOR DE MARÍA
(Nerviosa) Debe vivir con alguien. Claro, seguro es un escritor que vive con su
familia. Es poco común que un caballero viva solo. Dios lo quiera, porque…
(Traga seco) Usted comprenderá. Yo no puedo trabajar en el domicilio de un
caballero que viva solo. ¿No le ha dicho si es casado o…? (Se sorprende
gratamente) Quinientos soles mensuales. ¿Líquidos? ¿Sin descuentos?

9
SEBASTIÁN
Hasta ahora no me has dicho qué quieres
ROBERTO
Primero, conocerlo. Y un consejo

SEBASTIÁN
Regresa a París

ROBERTO
Por ahora no me es posible

SEBASTIÁN
Para mí tampoco. Por suerte no tengo ni plata ni tiempo. (Auto-irónico) “Las uvas
están verdes”: más cojudeces

ROBERTO
Quiero escribir sobre esta ciudad. Sobre nuestra ciudad. Cuando estaba lejos, era
el único tema que me comía la cabeza. Me acostaba, sufría de insomnio y me
levantaba pensando en eso. ¡Escribir una novela que recree todo un mundo! Que
registre los comportamientos, las costumbres, los sentimientos, lo bueno, lo malo,
y en general la vida de toda una época, en un lugar determinado: éste. Una novela
total

SEBASTIÁN
“Los Miserables” de Víctor Hugo

ROBERTO
“Los limeños” de Roberto Fuentes Montero

SEBASTIÁN
“Muy dicho, muy poco elaborado. Qué vulgar”

ROBERTO
Creo que es un mal título. ¿Me apagará el cigarrillo en la cara por mi ambición?

SEBASTIÁN
Imposible, ahora sí se acabaron. Como a ti se te acabaron los halagos, y ya me
consideras agresivo. (Sonríe) ¡Llegaste a Lima: afila bien los dientes!

ROBERTO
¿Por qué no escribe usted esa novela?

SEBASTIÁN
Uno no escribe lo que quiere. Solo lo que puede

De pronto SEBASTIÁN siente un fuerte dolor en el hígado

10
ROBERTO
¿Se siente mal?
SEBASTIÁN
(No hace caso) ¿Qué clase de consejo?

ROBERTO
Dígame por dónde podría empezar. Es lo más difícil

El dolor en el costado aumenta, aunque SEBASTIÁN trate de ignorarlo

SEBASTIÁN
Elige el momento que más te guste. ¿Desde que el cacique Taulichusco fue
traicionado? ¿Desde la pica de Pizarro, y la repartición de solares en tierra ajena?
¿Desde los conventos, los carruajes, las tapadas, los negros azotados, los
cercados de indios y el Santo Oficio? ¿Desde el desconcierto de 1821 por una
independencia que nadie quería ni entendía? ¿Desde la prosperidad, a costa de
chinos esclavizados recogiendo mierda de pájaro? ¿Desde la ocupación de los
chilenos, y su sorpresa al ver que en las grandes mansiones flameaban banderas
extranjeras? ¿Desde Valdelomar, Leguía y el Paseo Colón? ¿Desde los
valsecitos?

FLOR DE MARÍA
¿Qué si voy a tomar el empleo? Entienda, primero necesito saber si--- (Asustada)
¡No, no me cancele! (Decide) Está bien: lo tomo. ¿Miraflores, dijo? (Apunta) Calle
Alcanfores 839. A dos cuadras del parque Salazar. (Animándose) Si dice que es
escritor, debe ser una persona culta y bien educada. Tiene que ser un caballero
decente. ¡Claro, por supuesto que sí! (Gran sonrisa de auto-ánimo) Si no lo
fuera… no podría vivir en Miraflores

ROBERTO
¿Necesita ayuda?

SEBASTIÁN
(Mejor) Ya pasó. A veces duele

ROBERTO
¿Y si empiezo por la ciudad como es hoy? “La horrible”, como usted dice

SEBASTIÁN
Ni siquiera sabes de qué trata el libro. ¿La quieres?

ROBERTO
¿A quién?

SEBASTIÁN
Es imposible escribir algo bueno sobre alguna cosa si antes no la quieres

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ROBERTO
Ayúdeme, dígame cómo empezar. ¡Solo una idea para la primera página!
SEBASTIÁN
Observa. Observa a los gallinazos. (Pausa. Vuelve el dolor) ¿Qué crees que le
pasaría a un mago que encuentre agua en un desierto usando una varilla?

ROBERTO
Sería… ¿un salvador?

SEBASTIÁN
Un salvador de gente que odia salvarse. “Los Miserables” sería un buen título para
tu novela. Lástima que Víctor Hugo se nos adelantó

Oscuro rápido. Música

Luces. Espacio de ROBERTO: el segundo piso de una casa miraflorina. Dos


mesas pequeñas. En una, una máquina de escribir y hojas manuscritas.
FLOR DE MARÍA entra, impecablemente vestida de secretaria. ROBERTO
aparece: viste pantalón de pijama a rayas, bividí blanco y está descalzo

FLOR DE MARÍA
Yo admiro mucho a los escritores

ROBERTO
¿Qué autores le gustan más?

FLOR DE MARÍA
(Capea la pregunta) Varios. Es una bendición saber trabajar con las palabras. Un
don de Dios

ROBERTO
Eso piensan algunos

FLOR DE MARÍA
¿Usted no cree en Dios?

ROBERTO
Solo cuando cobro. (Ella no se ríe) Sin ofender

FLOR DE MARÍA
Dicen que hay muchos escritores así. Ateos, descreídos. Pero como dice mi tía
Obdulia: “Dios sí cree en la gente”

ROBERTO
Deben haberlo estafado mucho

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FLOR DE MARÍA
Igual su amor infinito le alcanza hasta para los estafadores. (Mirando la ruma de
papeles) ¿Necesita que yo…?
ROBERTO
Que trascriba todo a máquina, sí. Es lo que avancé desde mi llegada a Lima. Debo
avanzar mínimo veinte páginas cada semana. Es lo ideal, por disciplina. (FLOR
DE MARÍA lee con dificultad) ¿Entiende?

FLOR DE MARÍA
Con un poco de esfuerzo

ROBERTO
Nunca fui bueno con la letra Palmer en el colegio. Para ser franco, no fui bueno en
el colegio en general

FLOR DE MARÍA
Qué raro. Si es escritor…

ROBERTO
La dejo trabajar, Yo haré lo mismo, y no se preocupe por el ruido. Estoy
acostumbrado a escribir en los cafés

ROBERTO toma unas hojas, un lapicero y se sienta a escribir. Ella tipea un


par de palabras que descifra mirándolo con el rabillo del ojo, pero no puede
seguir. Lo observa con disimulo. Algo la perturba. Deja de escribir. Él lo nota

ROBERTO
¿Pasa algo?

FLOR DE MARÍA
Disculpe. (Intenta seguir. No puede) Es que… es que hay algo que no…

ROBERTO
¿”Qué no…”?

FLOR DE MARÍA
(Toma valor) Es que no parece escritor

ROBERTO
¿Me falta la pipa y la botella? La botella aparecerá más tarde

FLOR DE MARÍA
Disculpe. (La cara de curiosidad de él la anima a seguir) Es el pijama. Parece
mi vecino don Pochito. No un escritor

ROBERTO
¿Y cómo se visten los escritores?

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FLOR DE MARÍA
En las fotos siempre salen con saco. O una chompa bonita de esas con rombos
ROBERTO
¿Aunque haga calor?

FLOR DE MARÍA
(Se avergüenza) Está en su casa. Perdón

ROBERTO
Es lo único que encontré en el armario más o menos cómodo

FLOR DE MARÍA
¿Lo encontró?

ROBERTO
La casa es prestada. De los padres de un amigo

FLOR DE MARÍA
¿Usted no trajo el suyo? Su pijama

ROBERTO
En París dormía desnudo. En verano hacen 35 grados, y en invierno siempre hay
calefacción

FLOR DE MARÍA se pone colorada de imaginarlo. Él se da cuenta

FLOR DE MARÍA
Disculpe

ROBERTO
Si la incomodo, me pongo un pantalón

FLOR DE MARÍA
Ya le pedí disculpas

ROBERTO
No se disculpe tanto. Me agobia

FLOR DE MARÍA intenta seguir tipeando, pero arremete de nuevo

FLOR DE MARÍA
Pero de repente zapatos. Por si acaso pise un clavo, o algo muy cochino. Puede
darle el tétanos. A un vecinito le dio el tétanos y se murió convulsionando

ROBERTO ya no quiere escribir. La observa

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ROBERTO
¿En su barrio hay gallinazos?

FLOR DE MARÍA
(Algo avergonzada) ¿Cómo sabe?

ROBERTO
¿Hay?

FLOR DE MARÍA
En el Rímac hay muchas iglesias. Los gallinazos siempre se posan en las torres

ROBERTO
Nunca he visto a uno por aquí

FLOR DE MARÍA
Quizá no saben cómo llegar

ROBERTO
Eso le molesta de su barrio

FLOR DE MARÍA
Mi hogar es humilde, pero honrado

ROBERTO
¿El del vecino Pochito también?

FLOR DE MARÍA
Mucho menos. Él tiene una hija medio volantusa. Pobrecito, lo hace sufrir. El otro
día pelearon atroz porque ella se fue a la playa la Herradura… (En “secreto”)… y
usó bikini

ROBERTO
(Bajito) Le aseguro que acá no la oye don Pochito. (FLOR DE MARÍA sonríe: se
está relajando) ¿Es muy indecente el bikini?

FLOR DE MARÍA
Algo he escuchado que en Francia tienen otras costumbres. La Briyít Bardó y esas
artistas. Pero yo no entiendo cómo aquí algunas jovencitas se exponen a que las
miren prácticamente desnudas. ¿Dónde dejan su vergüenza, su pudor? Claro que
a los hombres les encanta, ¡por algo son hombres! Que ellas después no se
quejen si los provocan, y les pasan cosas horribles. La que busca, encuentra. (Se
corta) Lo estoy distrayendo

ROBERTO
Todo lo contrario

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FLOR DE MARÍA
Debe ser lindo viajar

ROBERTO
Puede encontrarse con muchas volantusas

FLOR DE MARÍA
Yo casi no he tenido oportunidad de viajar. Solo a Barranca. Y a Chiclayo cuando
era pequeñita, a visitar a mi tía Betsabé

ROBERTO
Se me ocurre que tiene muchas tías

FLOR DE MARÍA
Y a mi mamacita. (Triste) Pobrecita, está muy enferma. Si no me tuviera a mí…

ROBERTO
Lo siento

FLOR DE MARÍA
Trato de estar preparada para cuando el Señor la recoja, así como lo estuve
cuando mi papacito se nos fue hace mucho tiempo atrás. Ya hace año y medio
que ella no se despierta, echadita ahí en su cama. Pero yo sé que ella me
escucha, porque le adivino una sonrisa cada vez que le canto las polkitas que
tanto le gustan, y cuando le froto con alcohol sus piernas cada vez más flaquitas

ROBERTO
Lo siento

FLOR DE MARÍA
¿Usted tiene a sus papás en vida?

ROBERTO
En vida… creo. Últimamente no sé mucho de ellos. (Pausita) ¿Usted aún…?

FLOR DE MARÍA
(Lo corta) Sé lo que va a preguntarme. No, no soy casada. Todavía

ROBERTO
No iba a preguntarle eso

FLOR DE MARÍA
Siempre me preguntan. “Flor de María, ¿tú para cuándo?” Antes me decían “no te
olvides de pedirle a San Antonio” Ahora de frente me dicen “rézale a Santa Rita,
que es patrona de los imposibles”, Yo me río nomás, no me importa

ROBERTO

16
Iba a preguntarle si aún tiene ilusiones

A FLOR DE MARÍA le perturba un poco la pregunta


FLOR DE MARÍA
Por supuesto que sí. ¡Cómo haría una para vivir si no las tuviera! A una cuadra de
mi casa, hay un cieguito de unos 70 años que toca valsecitos con su armónica, y
todos los meses va a rezarle a San Martincito de Porres a ver si le hace el milagro
de recuperar la vista. Hace muchos años que va. A veces le escucho sus
plegarias. “De tanto que vengo a visitarte, algún día te acordarás de mí”, le dice al
santo. Si ese pobre cieguito tiene ilusiones, ¿cómo yo podría no tenerlas?

Se corta. Se siente incómoda. Se recompone

FLOR DE MARÍA
No se moleste. Quisiera terminar con mi trabajo

ROBERTO
Perdone

FLOR DE MARÍA
Es su casa. No tiene que pedirme perdón

ROBERTO
Creo que sí me pondré un pantalón. Y zapatos.

FLOR DE MARÍA mira algo a través de una supuesta ventana

FLOR DE MARÍA
Mire

ROBERTO
¿Qué?

FLOR DE MARÍA
Por la ventana. En esa azotea. Al frente

ROBERTO
(Lo ve) Un gallinazo

FLOR DE MARÍA
Será que están aprendiendo cómo llegar hasta Miraflores

Los dos quedan mirándolo. Oscuro rápido

Tarde en la noche. En la oficina vacía, SEBASTIÁN con los ojos cerrados,


Los Gallinazos lo acompañan con una guitarra. Él entona “El Tísico”

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SEBASTIÁN
(Canta) “No me beses que estoy/ muy enfermo” (Para sí mismo) Un hombre llega
de un lugar desconocido. Comete el gravísimo, imperdonable error, de pretender
enseñarle a los miserables que mueren de sed… que puede encontrarse agua.
(Canta) “No me beses/ te pido por favor”. Los miserables sufren, pero están
acostumbrados. Acostumbrados a morir de hambre. A la sequía. A la basura que
nunca se recoge. Al tráfico que les come la vida. A que un pobre les robe el
monedero, y a que un rico les robe el salario del mes. A que los miren mal cuando
caminan por un barrio que no es el suyo. (Canta) “Hace días no como ni duermo/
de pensar en este cruel dolor”. Pero –así como el tísico- los miserables se
consuelan con los valsecitos. Nuestra historia es un panteón. La música, otro
panteón. Y rodeándolo todo, la Arcadia que soñaron sus abuelos. ¡La tradición!
(Canta) “Muchos días ya llevo postrado/ en la cama de un hospital”. Y así viven
recordando cosas que jamás vivieron. Coleccionando nostalgias de fantasías
ajenas, y adorando el cemento que les endurece la memoria.

Aparece ROBERTO

ROBERTO
Sabía que aún estaba aquí

SEBASTIÁN
(Repara en que no hay nadie) ¿Qué hora es?

ROBERTO
Más de las nueve

SEBASTIÁN
Hora de irse

ROBERTO
Al entrar, pensé que se había quedado dormido

SEBASTIÁN
A veces finjo dormir para que me dejen en paz

ROBERTO ve un análisis sobre el escritorio

ROBERTO
Fue al médico

SEBASTIÁN
Nada que no sepa hace años. (Canta) “Ya la ciencia me ha desahuciado/
contagioso y malo/ dicen que es mi mal”. No, no es tuberculosis. Tampoco cáncer
al pulmón. (Por los cigarros) A muchos los haría felices poder echarles la culpa.
Siempre se necesita odiar algo. Aunque sea a un cigarro

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ROBERTO
¿El corazón, quizá?

SEBASTIÁN
A todos nos falla el corazón en esta jungla. Cómo culparlo. El corazón resiste
poco, y a veces está terriblemente solo. (Canta) “Ser tísico es mi mal/ terrible es
mi dolor/ la ciencia no puede salvarme”. ¿No es genial? Recién cuando menciona
su enfermedad, entran las palmas y la alegría de la jarana. ¡Se muere cantando!

Al sacar el papel de su máquina, siente un dolor en el costado

SEBASTIÁN
Ayúdame

ROBERTO saca la hoja. No puede evitar leer

ROBERTO
“El rabdomante”. ¿Qué es un rabdomante?

SEBASTIÁN
(Le quita la página) ¿Encontraste la primera frase de tu novela?

ROBERTO
Mejor aún. La encontré a ella. Al personaje de mi novela. A Lima. Siente, respira,
sufre. Está repleta de miedos y prejuicios

SEBASTIÁN
Si crees que solo se trata de eso, el prejuicio es tuyo

ROBERTO
Es apenas un comienzo

SEBASTIÁN
Estás muy tranquilo, y hacer literatura es como entrar desnudo a una caja de
cuchillos. Cualquier ganapán pone una palabra detrás de otra. Pero hay que ser
valiente para escribir. (Canta) “Sin saber quién será/ el dueño de tu amor/ para
poder consolarme”

ROBERTO
Hay cosas que me dan más miedo

SEBASTIÁN
Por ejemplo, llegar a fin de mes

ROBERTO
¿Por qué lo dice?

19
SEBASTIÁN
No tienes ni un sol

ROBERTO
(Nervioso) ¿En qué se basa para decirlo?

SEBASTIÁN
Quieres pedirme trabajo, y no sabes cómo dar más rodeos

ROBERTO
¿Me lo hubiera dado?

SEBASTIÁN
¿Por qué de frente no me lo pediste?

ROBERTO
Era muy obvio

SEBASTIÁN
Más obvio era que finjas no querer pedirlo. Y no has leído casi ninguno de mis
libros

ROBERTO
Solo un par que me prestaron. Necesito conseguir otro sitio en dónde vivir

SEBASTIÁN
¿Y la casa de tus padres?

ROBERTO
No quiero verlos. Un amigo me dejó su tercer piso por seis meses en Miraflores,
cerca del parque Salazar

SEBASTIÁN
Buena zona. Un vecindario elegante vale más que una reconciliación

ROBERTO
Y tengo que pagarle a una secretaria

SEBASTIÁN
¿Pagas una secretaria?

ROBERTO
Odio tipear a máquina

SEBASTIÁN
No: odias trabajar

20
ROBERTO
Tampoco puede decirme eso. ¡Escribí un libro de cuentos!

SEBASTIÁN
Uno, en diez años, de 120 páginas. A doce páginas por año. No eres Juan Rulfo,
¿sabías?

ROBERTO
¡Mi mente trabaja el día entero!

SEBASTIÁN
¿Y quién te engañó diciéndote que el trabajo mental es difícil? Es el más sencillo
que existe. Si tienes algo de escritor, las ideas te brotarán como un géiser. Se te
ocurrirán mil temas por minuto, escribirás una novela diaria en tu cabeza, la
“creatividad” te chorreará por las orejas… y eso no significa absolutamente nada.
Cualquiera tiene ideas mientras se ducha, o espera en la cola del banco. Ser
escritor es romperte la espalda sobre la máquina el día entero, acalambrarte los
dedos, partirte el cuello, sufrir de mala circulación en las piernas, luchar contra las
hemorroides, sudar como un cerdo en verano, congelarte los pies en invierno, y
nunca jamás quitarte del todo la tinta de las uñas de tanto cambiar cintas
gastadas. No te gusta escribir. Te gusta la idea de ser escritor

ROBERTO
¿Me ayudará?

SEBASTIÁN
Despide a tu secretaria y múdate a casa de tus padres. Con eso puedes aguantar
más de seis meses

ROBERTO
Me inspiro mucho en donde estoy. ¿Me ayudará?

SEBASTIÁN
Te inspiras viendo a las muchachas en el malecón. A la gente bella de esta
comarca. La burbuja que mira para el lado del mar. Jamás hacia los cerros

ROBERTO
Viví diez años mirando por una ventana con vista a la ciudad más hermosa del
mundo sin poder sentirme parte de ella . Es una tortura ser un escritor que vive
como pobre, pero que no piensa como pobre

SEBASTIÁN
Mi buen amigo Heraud estuvo en París, y no tuvo más remedio que volver cuando
se le acabó el dinero. Fue mil veces más honesto que tú

ROBERTO

21
(Deja de tutearlo) No te atrevas a juzgarme después de todo lo que tuve que
hacer allá

SEBASTIÁN
¿Limpiabas excusados? ¿Eras garcon en algún restaurante? ¿O tenías tu árbol en
el Bois de Boulogne para pescar clientes? Dime todo lo que nunca confesarás
aquí. Las fábulas que cuentas en el bar Zela a tus amigos que fingen creerte. Las
aventuras que te convences de haber vivido porque “¡eres escritor, y mejor que
muchos simples provincianos, porque llegaste a París!” ¿Ves por qué te pareces a
mi personaje Juan Nava? De haber leído el libro, te habría ofendido la
comparación

ROBERTO
No me ayudarás

SEBASTIÁN
Si nos sinceramos, prometo hacer lo que pueda

ROBERTO
Hazlo pronto… o no seré capaz de resistirlo

SEBASTIÁN
Estúpida amenaza. Si dejas de escribir, significa que no era tan importante. Y si no
era importante, ¿para qué hacerlo?

ROBERTO
Ayúdame, o me veré obligado a hacer cosas terribles

SEBASTIÁN
¿A robar? Di algo más original. Todos los ladrones y corruptos lloran cuando los
atrapan, diciendo que lo hicieron “por necesidad”. Ya no hace falta que observes a
los gallinazos. Escúchate a ti mismo

ROBERTO
¡Cosas terribles!

ROBERTO se va. SEBASTIÁN vuelve a su guitarra

SEBASTIÁN
(Canta) “Ya no vengas/ no vengas a verme”…

GALLINAZO 1
Te estás muriendo, Sebastián

GALLINAZO 2
Ya te vas, Salazar Bondy

22
GALLINAZO 3
Te estás muriendo. No alcanzarás a escribir lo que sabes que aún te falta

GALLINAZO 1
Cientos de poemas

GALLINAZO 2
Miles de crónicas

GALLINAZO 3
Docenas de libros y piezas de teatro

GALLINAZO 1
No alcanzarás a ver crecer tu hija, ni envejecer a tu esposa

GALLINAZO 2
Ni a ver todo lo que pasará en esta ciudad

GALLINAZO 3
Esta ciudad que tanto amas

GALLINAZO 1
Que tanto amas y odias con la misma intensidad de lo imposible

GALLINAZO 2
Y entierras la nariz en esa máquina, para que no vean que estás triste

SEBASTIÁN
Estoy triste. Y la ciudad me conoce

GALLINAZO 3
¡Te estás muriendo!

SEBASTIÁN
(Canta) “Tápame la cara/ hazme ese… favor”

SEBASTIÁN se quiebra. Oscuro violento

Luces sobre FLOR DE MARÍA tipeando. ROBERTO de mal humor, habla al


público. Ella no lo oye

ROBERTO
Sucia. Por más que la pintes cada año, en Lima una pared blanca siempre parece
sucia. Húmeda. Cubierta de moho. Con una pátina negra que anuncia el hongo
que empezará a crecer, como un cáncer. Lo mismo que con la ropa que dejas en
los armarios sin moverla por una temporada. A las pocas semanas huele mal. O si

23
fuiste previsor, apesta a naftalina para salvarse de polillas. Nuestra casa era un
lunar de claridad junto a las otras casas de Barranco. A mi madre le encantaba
ese color. Blanco. No “blanco humo” ni “blanco perla” ni esas imitaciones que
buscan disimular las impurezas. Blanca la fachada, blancas las ventanas, incluso
las puertas. Cuando vio que era imposible mantenerlo así, empezó a llorar por las
mañanas. “Es depresión” dijo el primer médico al que la llevó mi padre. “Ya le
pasará”. Pero conforme el blanco impoluto se ensuciaba cada vez más rápido, mi
madre se encerraba a llorar cada vez más horas. Las paredes dejaron de pintarse.
Se llenaron de vetas negruzcas. Crecieron las manchas de humedad. El moho
hizo lo suyo. Mi padre dejó de llevarla a los doctores, y se refugió en el club a
jugar cartas seis días a la semana hasta la medianoche, fotografiado en la
columna “Antipasto Gagá” de Guido Monteverde, brindando muy sonriente con el
dueño de algún banco o una minera que acabara de desplumarlo en el póker.
Tenía una pequeña hacienda en el norte que se encogía cada año, siempre por
culpa de los demás. Por culpa del gobierno por pretender cobrarle impuestos. De
las plagas. Del boicot de sus competidores. De los peones que no trabajaban por
tantas borracheras. O de los comunistas, que les metían en la cabeza ideas tan
extrañas como que ellos también eran personas. Mi familia empezó a hundirse, y
yo escapé a los cafés del centro de Lima a escribir sobre la ciudad. Escribía
cuentos que transcurrían en las plazas, las iglesias, los mercados, los tranvías.
Los jirones. ¿Cuándo una calle deja de ser calle, y se convierte en un “jirón”? A
medida que llenaba páginas, me ponía más triste y amargado. Esta ciudad te
transmite amargura. La amargura está en el paisaje. Te aplasta. Te hace sentir
que no conseguirás nada, que tu vida será una eterna cadena de frustraciones.
Como la mi padre, que perdió décadas buscando un injerto de algodón que resista
la voracidad de los gusanos, pero la voracidad de los acreedores fue más rápida.
Como mi madre, que trató de que la pintura blanca dure más de 48 horas, y
terminó pintando las paredes de su habitación con su propia caca. Y mientras, yo
escribía. Escribía horas, días enteros, y al terminar un cuento, me sentía un
muerto. Un cadáver que respira. La víctima de un terremoto grado 10 sin que
nadie se haya dado cuenta. Hasta que tomé una maleta, compré un pasaje en
barco al otro lado del océano, y juré que solo volvería cuando aquí llueva a
cántaros, y lave hasta la última pátina de mugre. Pero olvidé decir que soy muy
malo para cumplir mis juramentos. (Le habla a FLOR DE MARÍA) ¿Sabías que
solo en Lima existen los “jirones”?

FLOR DE MARÍA
Usted sabe tantas cosas…

ROBERTO
No tanto como tú sabes de cocina. Esos tamalitos que trajiste eran bocatto di
cardinale. (Ella no entiende) Deliciosos

FLOR DE MARÍA
Qué bueno que le hayan gustado. ¿Desea que le compre cigarros?

ROBERTO

24
No tengo billetes chicos

FLOR DE MARÍA
No importa. En la bodega cambian billetes hasta de 50 soles
ROBERTO
Amanecí afónico. Debe ser por la humedad, la neblina

FLOR DE MARÍA saca una cajetilla de mentolados de su cartera

FLOR DE MARÍA
¿Le gustan mentolados?

ROBERTO
(Toma uno) No sabía que te gustara fumar

Ella también saca uno. Él se lo enciende

FLOR DE MARÍA
Muy de vez en cuando. Es mi travesura. Será nuestro secreto. (Siente que no
debió decir eso) Con mi mamacita enferma, imagínese. El humo está prohibido
en casa

ROBERTO
Y mientras trabajas, la cuida tu tía…

FLOR DE MARÍA
Obdulia, mi tía Obdulia. Es su hermana menor. Señorita, como yo

ROBERTO
Señorita, pero también hará sus travesuras

FLOR DE MARÍA
(Ligera sonrisa) Qué mal pensado es usted

ROBERTO
¿Sabe que trabajas en casa de un tipo que vive solo?

FLOR DE MARÍA
¡Dios me libre! La gente hablaría de más. Y sin motivo

ROBERTO
Sin motivo. Qué pena. Que hablen de más, quiero decir

FLOR DE MARÍA
Pero no me equivoqué al imaginar que usted era un caballero. Se nota que ha
vivido en el extranjero y tiene otro trato con la gente. Con razón Francia es el país
de la galantería

25
ROBERTO
Creo que nunca has escuchado maldecir a un boucher del mercado de Les Halles,
ni bebido con un marinero de Marsella
FLOR DE MARÍA
No crea, yo algunas veces también suelto mis lisuritas. Como decía mi mamacita
cuando estaba en salud: a veces un “ajo” bien puesto es de lo más efectivo

ROBERTO
Deberías tratar de viajar más. ¿No conoces el Cusco? ¿Machu Picchu?

FLOR DE MARÍA
Me encantaría conocer Trujillo. Para ver cómo bailan tan lindo la marinera

ROBERTO
Por lo único que preguntan en Europa, es por Machu Picchu. Creen que todos
vivimos en sus ruinas. Se sorprenden cuando uno les dice que vive frente al mar,
no usa poncho, ni se moviliza montado en una llama

FLOR DE MARÍA
(Con desagrado) Qué ignorancia

ROBERTO
Tampoco tienen obligación de saber

FLOR DE MARÍA
¿No saben nada del Perú?

ROBERTO
Los europeos saben mucho más de los países del África o de Asia. En el mundo,
nadie sabe gran cosa del Perú aparte de los peruanos

FLOR DE MARÍA
No saben lo que se pierden. Yo estoy orgullosa de mi patria. De sus tradiciones,
sus valses, su comida tan deliciosa. Dicen que cuando se prueba la comida
peruana, todas las demás parecen adefesieras

ROBERTO
Pero solo preguntan por “Machupíchu” ¿Por qué no te llama la atención?

FLOR DE MARÍA
Son sitios muy… cómo le digo: exóticos. Diferentes

ROBERTO
¿Diferentes de qué?

FLOR DE MARÍA

26
Por los que viven ahí. Usted me entiende. (ROBERTO la mira fijamente, ella se
incomoda) Usted es una persona decente, me tiene que entender. El problema
es que el Cusco y esos sitios… (Baja la voz) Están llenos de… usted me
entiende. (Casi en susurro) De serranos. De indios
ROBERTO
Ajá

FLOR DE MARÍA
Yo sé que no es culpa suya, a ellos les tocó ser así. De chiquitos son bonitos. Mi
tía Adelina crió a una indiecita bien chaposa que le trajeron de Puno, cuando hubo
una sequía terrible y los indios regalaban a sus hijos para que no se mueran de
hambre. La trataba muy bien. Mientras era chiquita, le hacía sus trenzas y la
vestía como a una muñeca. Después, claro, tuvo que trabajar. ¡Y bien
malagradecida resultó la serranita! A los catorce años se escapó, dicen que con
un cargador de La Parada. Ojalá haya vuelto a su tierra. Pero no creo. Seguro se
habrá quedado como polilla--- perdón: como mujer mala en La Victoria

ROBERTO
O de pronto el cargador la quiere y es feliz

FLOR DE MARÍA
¿Cómo va a ser feliz con un cargador?

ROBERTO
Menos si es serranita

FLOR DE MARÍA
(Sonríe) A usted le parece que hablo tonterías

ROBERTO
En absoluto. Yo no soy “la gente que habla”

FLOR DE MARÍA
No: usted escribe. Es como ser mago. Los escritores sacan historias como
conejos de un sombrero. ¿Cómo se le ocurre todo lo que escribe?

ROBERTO
En parte sale de aquí. (Se señala la cabeza) O de la observación

FLOR DE MARÍA
Aunque le parezca raro, cuando se tipea un manuscrito una no se fija exactamente
qué cosa está escribiendo. Pero algo recuerdo de una mujer que vive en una
casona muy antigua. Por los Barrios altos

ROBERTO
Y en su techo, hay gallinazos

27
FLOR DE MARÍA
Y es triste que sea lo primero que ella ve al despertar cada mañana

ROBERTO capta el tono melancólico


ROBERTO
Flor de María. ¿Te sientes sola?

FLOR DE MARÍA
(No se lo esperaba) Tengo a mi mamacita. A mi tía. Mi trabajo, mis obligaciones

ROBERTO
¿Qué será de ti cuando ellas no estén?

FLOR DE MARÍA
Prefiero no pensar

ROBERTO
O confiar en San Antonio

FLOR DE MARÍA
Y si por algo él me fallara por estar muy ocupado… tengo mi guardadito

ROBERTO
¿Guardadito?

FLOR DE MARÍA
Unas joyitas para pasar mi vejez. Mi tía Obdulia dice que si las vendo, me
alcanzaría para pagar mis últimos años en el asilo Canevaro. Por más que sea
Beneficencia, usted sabe. Con algo de platita, al menos no me negarán un plato
de comida caliente y un bacín que no esté cochino

ROBERTO
Es un gran alivio

FLOR DE MARÍA
Alivio, y al mismo tiempo tristeza

ROBERTO
No seas pesimista. Es imposible que una mujer tan bella se quede sola

FLOR DE MARÍA
¿Lo ve? Es un caballero galante

ROBERTO
Solo digo la absoluta verdad. Comprendo tus sentimientos. Te has guardado para
el mejor, porque solo te mereces lo mejor. Sabes que eres una mujer muy
especial, no una volantusa de bikini. Tú sí que te valoras

28
FLOR DE MARÍA
¿No le parezco una tonta por haber dejado pasar la flor de mi juventud?

ROBERTO
Aún eres joven. En tu ficha leí… ¿treinta y dos, treinta y tres años?

FLOR DE MARÍA
(Avergonzada) Un poquito más. ¿Quizá deje pasar el amor?

ROBERTO
El verdadero amor no conoce de tiempo, Flor de María. No lo confundas con la
lascivia o la concupiscencia que buscan algunos hombres que no saben respetar
la virtud en una mujer

FLOR DE MARÍA
Qué palabras bonitas dice usted

ROBERTO
El hombre que merezca conquistar tu castillo, deberá ser lo bastante digno. (Se
acerca) Deja de tratarme de usted. Me haces sentir un extraño. Creo que ya
podemos decir que somos buenos amigos

FLOR DE MARÍA
Me honra su amistad

ROBERTO
Me honra tu confianza. Me estás abriendo tu corazón, y eso es algo muy delicado
para un espíritu sensible como el tuyo. Un verdadero regalo que aprecio mucho
más de lo que imaginas

FLOR DE MARÍA
Usted habla… como un poeta

ROBERTO
Es tu mirada que me inspira

FLOR DE MARÍA queda estática. No sabe cómo reaccionar

FLOR DE MARÍA
Debo seguir trabajando

ROBERTO
¿Me invitas otro cigarro?

FLOR DE MARÍA
Solo queda uno

29
ROBERTO
Podemos compartirlo. (Pausita) Te estoy demorando mucho. Quizá hoy salgas un
poco más tarde. ¿Me permites acompañarte a tu casa?
FLOR DE MARÍA
No se moleste, es muy lejos. Y usted sabe. La gente…

ROBERTO
Prometo vestirme presentable por si me ven tus vecinos

FLOR DE MARÍA
¡Cómo dice esas cosas! Ya me hizo poner colorada

ROBERTO
Te iluminaste, y mira. Se disipó la neblina

ROBERTO enciende el cigarro y se lo da a la boca a FLOR DE MARÍA que


sonríe nerviosa. Oscuro rápido

Luces. SEBASTIÁN en cama. Un GALLINAZO funge de enfermero. Entra


ROBERTO

GALLINAZO ENFERMERO
Llegó ayer casi inconsciente, con un dolor insoportable

ROBERTO
Tiene muy mal color

GALLINAZO ENFERMERO
Es el hígado

ROBERTO
¿Es grave?

GALLINAZO ENFERMERO
Mañana lo darán de alta. Da igual

ROBERTO
¿Cuánto tiempo le queda?

GALLINAZO ENFERMERO
Usted sale de esta clínica, y al cruzar la pista lo atropella un Cocharcas-José Leal
y lo mata en menos de un segundo. ¿Cuánto tiempo de vida le queda desde este
momento? ¿Dos, tres minutos? Qué más da

El GALLINAZO se va. ROBERTO se queda junto a SEBASTIÁN. Le habla

30
ROBERTO
Ya no necesito que me ayudes. Igual no ibas a hacerlo. ¿Te acuerdas de mi
secretaria? Imagina su casa en una quinta del Rímac, donde pueden asaltarte si
llegas pasadas las nueve de la noche. Junto a la puerta, una mayólica pintada:
“Señor, bendice este hogar”. El felpudo dando la bienvenida en el umbral. Muebles
cubiertos por plástico “para que no se gasten”. En la mesa de centro de su sala,
arlequines de cerámica. Un jarrón de imitación murano con flores marchitas. Una
bola de vidrio capturando un paisaje nevado que no existe. Un pequeño Buda para
la buena suerte si le rascas la panza. Una alcuza en la vitrina. Una Última Cena en
el comedor. Y en el dormitorio, el Corazón de Jesús sobre la cabecera de la cama
de bronce, y debajo una bacinica. Todo oliendo a rancio, tristeza y sahumerio. Y
oculto en los armarios, una caja de zapatos con unas cuántas joyas de valor y
otras que son pura chafalonía, como seguro para su vejez. Qué poco pide una
mujer sola. Qué poco pide, y cuánto está dispuesta a pagar a cambio de un poco
de ilusiones. Se entregará. Se dejará hacer. Por miedo, soledad, desesperanza.
Como una res que empujan dentro de un colectivo en hora punta, sin saber que el
matadero es su última parada. (Recuerda) ¿Qué es un rabdomante? Tú debes ser
el único al que le importa

ROBERTO se va. SEBASTIÁN abre los ojos

SEBASTIÁN
A veces finjo dormir para que me dejen en paz

Se incorpora, trata de levantarse y queda sentado encima de la cama. Busca


un cigarro. Entra el enfermero GALLINAZO

SEBASTIÁN
¿Por casualidad tendrá un…?

Antes de que termine de decirlo, el GALLINAZO le ofrece un cigarrillo. A


SEBASTIÁN le sorprende, pero lo acepta de buena gana

SEBASTIÁN
Me gusta esta clínica

GALLINAZO ENFERMERO
(Mientras se lo enciende) Dos meses. Dos días. Dos minutos. Qué más da

Los dos se quedan mirando. Oscuro lento

Luces. FLOR DE MARÍA sola y nerviosa practica ante un espejo

FLOR DE MARÍA
“Roberto: tengo que decirte algo”. (Se estremece) No. No, ¡cómo voy a decirlo
con todas sus letras! Pero se dará cuenta igual. (Toma ánimos) “Roberto: si tus
intenciones conmigo son tan serias, tengo que decirte que yo… yo no soy lo que

31
tú piensas”. (Se pone más nerviosa) ¿Y si no quiere verme nunca más? No: no,
no creo. Es un hombre que ha vivido en Francia. Que tiene mundo. Es un escritor.
(Se rehace) “Quiero que sepas que algunas ocasiones, como te confesé… me he
sentido muy sola, y la soledad es la peor consejera. Hace unos años… unos
cuántos…”. (Quiere llorar) “No quiero que pienses que soy menos digna por
haber caído. ¡Pero fue solo una vez!” (Miente. Se pone peor) O qué importa ya si
fue una, dos, tres o cinco. Cuando una mujer ingenua le entrega su llave a un
ladrón, qué importa cuántas veces abra la misma puerta si ya robó lo más
preciado. Yo tenía 29, y soñaba con casarme de blanco, para cerrarle la boca a
las solteronas que me encontraba en misa y me miraban con lástima. “Por gusto
se ilusiona: ya es una de nosotras. Ya se le pasó el tren”. Ese tren por el que
asoman caritas alegres de gente con niños que sonríen y hacen adiós. Ese tren
que siempre parece ir hacia un lugar feliz, aunque tampoco nadie sepa si a la
vuelta se desbarrancará en una curva del camino. De uno de esos trenes, el que
viene de Huancayo, un día bajó Hilario Mamani en la estación Desamparados. Y
en menos de 20 años juntó tanta, pero tanta plata, que se decía capaz de comprar
otro tren igualito al que lo trajo. A cuál santo se encomendaría no lo sé, pero
resultó más poderoso que la misma Santa Rita. Me dijo que, mientras se quedara
viviendo al pie del cerro, nadie se fijaría en él. Que a nadie le importaría enterarse
que hace rato era millonario. Que en su mercado era un rey, y no le importaba que
los señorones –así les llamaba: “señorones”, sin ningún respeto- que los
señorones sigan creyendo que solo era un peón, porque él nunca se asomaría por
los barrios en donde están sus palacios. Me dijo que le bastaba con saber que
todas las mañanas, esos señorones tragaban la fruta que el traía a la capital en su
flota de camiones. Que sin él, no podrían ni tomar el desayuno. Todo eso me dijo
después de haberme perjudicado en ese hotel al que siempre me llevaba con
engaños, prometiendo que se casaría conmigo. Yo no podía mirarlo a los ojos
mientras él se regodeaba en mi deshonra. Quería creer que con el tiempo y la
costumbre podría… no. Amarlo es una palabra muy grande. Podría al menos no
estremecerme cuando me pidiera que acaricie su pelo azabache, igualito al
escobillón que mi papacito usaba para quitarse la pelusa de sus ternos. ¿Placer,
yo? ¡Qué placer puede existir cuando una sabe que está hundiéndose en el fango
y el pecado! Hasta que una tarde, después de tantas humillaciones, tomé valor y
le grité. “¡Indio asqueroso, jamás me casaré contigo! ¡Tú solo me quieres para
mejorar la raza!” Rompí a llorar desolada, y encima él se ofendió. “Todas las
mujeres y hombres de esta ciudad son hechos de mazamorra”, dijo mirándome
con sus ojos chiquitos y rabiosos, mientras se alejaba para siempre, como el
vagón del tren. Ahora tengo pesadillas con Hilario Mamani. Sueño que el cerro en
donde vive cae sobre mi casa y nos aplasta, y entonces creo que Santa Rosita se
equivocó en su profecía, porque a Lima no se la tragarán las aguas, sino los
cerros. (Se rehace) ¿Me seguirás queriendo a pesar de contarte la verdad? Ten
compasión de mí. Mírame a través de mi infinita vergüenza. Tus ojos no son
chiquitos, y negros, y tristes como los de él. Los tuyos son verdes, como un jardín.
Como mi ciudad jardín

Aparece ROBERTO. Ella baja contrita la cabeza

32
FLOR DE MARÍA
¿Podrás perdonarme?

ROBERTO la besa en la boca por toda respuesta


Luces sobre SEBASTIÁN escribiendo en su oficina. Los tres GALLINAZOS
rondan por ahí

SEBASTIÁN
El rabdomante quiere enseñarles cómo encontrar agua

GALLINAZO 1
¡Qué vas a saber!

SEBASTIÁN
¿No quieren saber?

GALLINAZO 2
¡Pff! Eres un ateo

GALLINAZO 3
Un comunista

GALLINAZO 3
Un intelectual

GALLINAZO 1
¡Cómo siendo uno de ellos, sabrás dónde está el agua!

SEBASTIÁN
Me estoy muriendo, y ustedes no me creen

GALLINAZO 2
Solo quieres robarnos

GALLINAZO 3
Quieres engañarnos

GALLINAZO 1
¡Quieres agarrarnos de cojudos!

Simultáneamente, ROBERTO y FLOR DE MARÍA siguen abrazados

ROBERTO
No le cuentes a nadie de lo nuestro. Ni a tu tía, ni a alguna amiga. La gente es
envidiosa, no soporta la felicidad ajena, harán cualquier cosa por separarnos. Y
por sobre todo, no escuches si alguien te habla mal de mí. ¡No lo escuches!

33
SEBASTIÁN
(A la oficina) ¡Todavía estoy a tiempo de entregar el artículo, no me apuren! ¡Aún
no he terminado!

GALLINAZO 1
Se te acaban los plazos

GALLINAZO 2
Se te viene la noche

GALLINAZO 3
Entrarás al túnel

SEBASTIÁN
¿Llamó Manuel Scorza? ¿Me ha confirmado publicar en Populibros? ¿Siempre
tengo conferencia el jueves? ¿A qué hora es la tertulia en San Marcos? ¿Cuándo
empiezan a ensayar “Ifigenia en el mercado”?

GALLINAZO 1
Por más que llenes tu agenda

GALLINAZO 2
Por más que quieras escapar

GALLINAZO 3
Igual vendrán por ti

SEBASTIÁN
Me esconderé en el fondo del cajón como el último cigarro. Me escurriré para no
ser barrido por la escoba. Me convertiré en araña para trepar, o en gusano para
arrastrarme. ¡Lo que sea, con tal de que no me atrape!

FLOR DE MARÍA
¿Publicar tu libro?

ROBERTO
El negocio de la edición es algo que no tiene pierde. Te garantizo vender unos
diez mil ejemplares, ¡y quintuplicarás tu inversión en menos de un año!

FLOR DE MARÍA
¿Pero todo?

ROBERTO
No tienes tanto como crees. Es solo un pequeño capital

SEBASTIÁN

34
(Desesperándose) ¡Cinta: se acabó la cinta de la máquina! ¡Yo mismo la cambio,
solo me lleva dos minutos! ¿Qué no hay? ¡No importa el color! Azul, roja, verde, la
que sea. Y si no hay cinta, lo escribiré a mano. Y si no tengo mano, lo dictaré. ¡Y si
no puedo hablar, me expresaré por señas!

GALLINAZO 1
Mejor haz tu testamento, y ya no jodas

SEBASTIÁN
“Dejo mi sombra/ una afilada aguja que hiere la calle/ y con triste ojos examina los
muros/ el cielo sin cielo de mi ciudad/ Dejo mis dedos espectrales / que recorrieron
teclas, vientres, aguas, párpados de miel/ y por lo que descendió la escritura/
como una virgen de alma deshilachada…”

ROBERTO
¿Me dejas hacer un inventario?

SEBASTIÁN
“Dejo mi ovoide cabeza/ mis patas de araña/ mi traje quemado por la ceniza de los
presagios/ descolorido por el fuego del libro nocturno”

ROBERTO
Cuando sea famoso te cubriré de diamantes. Si quieres, hasta podemos casarnos
y tener un hijo. Es solo el empujón que necesito. ¿No te emociona ser la musa
inspiradora de un escritor? Te aseguro que mejor que ese chico Vargas Llosa

FLOR DE MARÍA lo abraza, a punto de llorar de emoción

SEBASTIÁN
“Dejo mis alas a medio batir, mi máquina/ que como un pequeño caballo galopó
año tras año/ en busca de la fuente del orgullo donde la muerte muere”

FLOR DE MARÍA
Toma de mí lo que quieras

GALLINAZO 2
Es inútil

GALLINAZO 3
¡Ya no te alcanza el tiempo!

SEBASTIÁN
“Dejo varias libretas agusanadas por la pereza/ unas cuántas díscolas imágenes
del mundo/ y entre grandes relámpagos algún llanto/ que tuve como un poco de
sucio polvo entre los dientes”

GALLINAZO 1

35
Muerta tu historia

GALLINAZO 2
Muerto tu nombre, muerto tu ser

GALLINAZO 3
Muerto todo lo que fuiste, y lo que de ti provino

SEBASTIÁN
(Con desesperación) ¡No! ¡Todavía no acabo!

Música. FLOR DE MARÍA se entrega a ROBERTO, en una escena puramente


visual y coreográfica, mientras SEBASTIÁN enfrenta a los GALLINAZOS de
la única forma que puede: escribiendo

SEBASTIÁN
(Mientras escribe) “De ahí que los políticos de oficio no ofrezcan al pueblo su
liberación colectiva dentro de una re-estructuración socio económica, sino casa
gratis, tierra gratis, alimentos gratis. Parecen saber los muy zorros que la promesa
de otorgamiento de cualquier bien en propiedad, es lo que mueve el sufragio del
ciudadano común…”

GALLINAZO 1
Puro diagnóstico

GALLINAZO 2
Puro análisis

GALLINAZO 3
Y nada cambiará en cien años

SEBASTIÁN
“…las puertas de la riqueza se abren en la lotería, el juego hípico, en el ridículo
concurso. Para la masa limeña, así desviada de su legítimo destino, el socialismo
constituye una amenaza, aún para el más pobre…”

GALLINAZO 1
Qué se podía esperar: es un intelectual

GALLINAZO 2
Y los intelectuales no hacen nada concreto. Solo escriben

GALLINAZO 3
Y jamás se ensucian los zapatos

SEBASTIÁN

36
“… este microscópico propietario masca pacientemente sus desgracias mientras
atiza su ilusión. O las embriaga en la taberna, las lleva a la plaza pública
manifestándose por los candidatos de la reacción que sirven a las grandes
familias, las sume en la abulia. Acepta la fatalidad de su existencia”. (A los
GALLINAZOS) ¡Yo no acepto la “fatalidad”!

GALLINAZO 1
Tú peleas entre lo que escribes, y lo que realmente sientes

GALLINAZO 2
Entre el peor pesimismo, y la esperanza más desesperada

GALLINAZO 3
¿Y si alguna vez –una vez, al menos- intentas hacer, en vez de solo escribir?

GALLINAZO 1
¿Te da miedo fracasar?

GALLINAZO 2
¿Miedo de comprobar que lo peor que piensas de la gente, puede resultar lo único
cierto?

GALLINAZO 3
¿Serías capaz de aceptar la verdad?

SEBASTIÁN
¡Cállense!

SEBASTIÁN quisiera destrozar a los GALLINAZOS. Oscuro violento

Luces. FLOR DE MARÍA sorprendida ante agitado SEBASTIÁN

FLOR DE MARÍA
El señor Roberto no está

SEBASTIÁN
¿Eres su secretaria?

FLOR DE MARÍA
(Asiente) ¿Desea dejarle algún recado?

SEBASTIÁN
Te está mintiendo. No le creas

FLOR DE MARÍA
No sé de qué habla. Se ha equivocado de persona

37
SEBASTIÁN
Escúchame. He escrito demasiadas historias en donde la inocencia se confunde
con lo patético. Es un vulgar estafador

FLOR DE MARÍA
Le ruego que se vaya
SEBASTIÁN
Pretende ser un escritor que mira y analiza a las personas como cucarachas
desde un pedestal hecho con babas. No se da cuenta de que sus antenas y sus
patas, son de cucaracha

FLOR DE MARÍA
¡Se ha equivocado de persona!

SEBASTIÁN
Te entiendo. Te encontró sola. La sequía es muy dura y el agua se esconde en las
madrigueras. Mucho más en una ciudad como Lima: una jaula enorme llena de
pájaros sanguinarios, búhos oscuros y murciélagos

FLOR DE MARÍA
¡Váyase!

SEBASTIÁN
Cuando era muy joven, viajé a Buenos Aires detrás de una actriz a la que alguna
vez amé. Pensaba: “soy libre”. Libre, y estando lejos podré mirar a mi país en su
exacta dimensión”. Pero no resultó cierto. Extrañaba mi aldea. Mi Arcadia, mi
comarca virreinal. Las cadenas con las que nacemos aquí están hechas de
imanes que te jalan hacia abajo, y no me gustó aceptarlo. Me costó mucho asumir
estar hecho de un corazón clavado a martillazos

FLOR DE MARÍA
No me importa lo que vino a decirme. ¡Él me ama!

SEBASTIÁN
Y luego de volver, y aceptar que no emigraría nunca más, conjuré mi supuesta
derrota escribiendo. Escribiendo el día entero. Escribiendo, escribiendo, hasta
sentir que de tanta insistencia, un día me crecerían alas, y de alguna manera
podría volar. Pero no como un cóndor que mira desde las alturas. Ni un colibrí,
que no se queda quieto más de un segundo. Volaría como un gallinazo sobre
todos los techos de mi ciudad, y me dedicaría a observar cada vez que aterrice en
alguna parte. Una quinta, una mansión, un teatro: donde fuere. Siempre mirando.
Observando, con los hombros encogidos. “Sebastián el sociable, Sebastián el
buen amigo: el creativo, el infatigable Sebastián”. Y tanto me esforcé, que nadie
veía la sombra

FLOR DE MARÍA

38
¿También es escritor? ¡Habla por envidia! ¿Quién es usted, a ver? ¡A quién le ha
ganado!

SEBASTIÁN
Nunca le ganaré a lo único que me importaría ganarle. La muerte proyecta su
sombra encima de mí desde hace años, y a medida que crece, yo escribo más. Y
cuando ella termine de cubrirme –que será cualquier día de éstos- la miraré a la
cara y le gritaré: ¡Hija de puta, no me dejé llevar tan fácil! Te di la bronca cada vez
que me sentaba delante de una máquina, y cada página llevaba una apostilla: “la
vida es un apetito tenaz”

FLOR DE MARÍA
¡Salga de aquí!

SEBASTIÁN
Pero al mismo tiempo, escribir también es un escudo. Tienes la sensación de
mezclarte con los sudores humanos solo hasta cierto punto. De que pasas impune
por las miles de caras que saludas y manos que aprietas, sin compartir más que
cerveza, café o tertulia. Me leen y creen que me conocen. Me saludan y creen
saber quién soy. ¿De qué valdría quitarles esa idea? Desde muy joven, aprendí
que ser sociable, es la mejor máscara para estar solo, y en este oficio uno
necesita soledad. Una isla feliz, aunque sepas que no existe. Hasta que sientes
que se te acaba el tiempo. En otras circunstancias, no me esforzaría en prevenirte.
Una mujer sola, un vividor, y de nuevo la vieja pantomima: “la soltera y el ladrón”.
Pero esta vez no. Hoy quiero involucrarme más. Cambiar el final del cuento y no
solo escribirlo. Huye de ese hombre como de la peste

FLOR DE MARÍA
Váyase

SEBASTIÁN
Juro que te estoy diciendo la verdad

FLOR DE MARÍA
¿Por qué los que son como usted se empeñan en obligarnos a escuchar la
verdad? Yo no la quiero, no me gusta, ¡no me importa la verdad!

SEBASTIÁN
(Desolado) No te importa…

FLOR DE MARÍA
No me importa si tal vez me miente, no me importa si tal vez me engaña. ¡O que
me robe si no puedo evitarlo… pero que me haga el amor!

SEBASTIÁN
¿”El amor”?

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FLOR DE MARÍA
Usted puede gritar en todas las plazas o publicar en todos los diarios creyendo
que ayuda porque es muy inteligente, y será por gusto. Prefiero las mentiras que
me endulzan los oídos, las palabras que me estremecen aunque sean huecas, y
las caricias que me llenan la cama porque él me alimenta las ilusiones… y usted
ya no tiene ninguna. Sé que está enfermo, que pronto morirá, y a nadie le importa
que pregone “la verdad”. Al contrario, le escupirán, y si pudieran lo harían pedazos
SEBASTIÁN
Como al rabdomante…

GALLINAZO 1
¡Tú no eres como nosotros!

GALLINAZO 2
¡No eres igual a nosotros!

GALLINAZO 3
¡Y si no lo eres, tenemos que matarte!

Entra ROBERTO. Le parece extraño ver allí a SEBASTIÁN

ROBERTO
¿Sebastián?

FLOR DE MARÍA
El caballero ya se va

SEBASTIÁN mira con una mezcla de pena y ternura a FLOR DE MARÍA

SEBASTIÁN
¿Sabes qué es lo más triste? Que realmente eres muy hermosa

SEBASTIÁN se aleja. ROBERTO lo sigue

ROBERTO
No habrás venido a hablarle mal de mí

SEBASTIÁN
¿Ya le pediste todos sus ahorros para “el gran negocio de publicar literatura”?

ROBERTO
(Descubierto) Se hace pasar por virgen, pero no es mejor que una puta. Me
creerá si le digo que le construiré un castillo. O un puente como el Golden Gate. O
un tren subterráneo. O cientos de escaleras que la lleven hasta el cielo, y ni
siquiera me pedirá las cuentas claras. Podría hacerle tragar cemento hasta por las
orejas, y creería que es miel. Podría llenarle la boca de piedras, y creería que son

40
bombones. No merece otra cosa. ¿Qué culpa tengo yo, si tanto le gusta que le
mientan y le roben?

SEBASTIÁN
Claro. “Tú que culpa tienes”

ROBERTO
De paso, con ella al lado, ya tengo prácticamente escrita mi novela
SEBASTIÁN
No la acabarás. O si lo haces, será basura. Para hacer algo bien hay que amarlo
primero, y tú no eres capaz de amar a nadie

ROBERTO
Qué cursi puedes parecer

SEBASTIÁN
Será que pertenezco a una raza sentimental. (Pausita) Ha entrado la neblina.
¿Tienes un cigarro?

ROBERTO le da uno. Se lo enciende

SEBASTIÁN
Es curioso ver cómo el humo se confunde con la neblina y se pierde en ella. En
esta ciudad, todo se pierde o se diluye, flotando, hasta desaparecer. Sobre todo
las palabras. Debo agradecerte haberme dado el final para mi última obra

SEBASTIÁN se va. ROBERTO vuelve donde FLOR DE MARÍA

FLOR DE MARÍA
¿Prometes que nunca me dejarás?

ROBERTO
Te lo prometo. Tu tía Obdulia también debe tener joyas, de hecho que le conviene
invertir en esto. ¿Sabes dónde las guarda?

FLOR DE MARÍA
Lo puedo averiguar. ¿Prometes amarme el resto de mi vida?

ROBERTO
Lo prometo

FLOR DE MARÍA
¿Prometes que no serán solo promesas?

ROBERTO
Tú solo dime qué quieres escuchar. Y yo te lo diré

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Ella se rinde. Se abrazan. Luz sobre SEBASTIÁN

SEBASTIÁN
El rabdomante dice: “me preocupa la sequía, que reduce a las personas a simples
formas”. Entonces le dan dos opciones. Si quiere huir, debe darles el secreto del
agua a las autoridades, y que ellas la distribuyan de acuerdo a la ley o su
voluntad, alquilándola o vendiéndola. Y si no acepta, ira a la cárcel o morirá
linchado por los miserables. Naturalmente, sucede esto último. Los miserables no
quieren saber cómo conseguir agua. Preferirán seguir muriendo de sed.
Persiguiendo la ilusión de que –tal vez, algún día- brotará por sí sola del desierto

Luz sobre los Gallinazos

GALLINAZO 1
Unas cuantas semanas después, el 29 de junio de 1965, Sebastián Salazar Bondy
terminaba de escribir un artículo para la revista “Oiga”

GALLINAZO 2
Como un típico día de invierno, había amanecido con neblina

GALLINAZO 3
Estaba de buen humor. Y dijo:

SEBASTIÁN
Qué linda sería la vida, si tuviera música de fondo

GALLINAZO 1
Apenas terminó de decir esta frase, le sobrevino una fulminante hemorragia
hepática

GALLINAZO 2
Aún estaba consciente cuando se lo llevaron. Lo operaron de urgencia.

GALLINAZO 3
Fue inútil. El 4 de julio, murió en el hospital

GALLINAZO 1
Tenía apenas 41 años

SEBASTIÁN
Y me alcanzó la sombra

FLOR DE MARÍA
Para la Navidad de ese mismo año, Roberto abandonó a Flor de María dejándola
sin un centavo, y ella buscó a Hilario Mamani, quien ya estaba casado con una
muchacha de su tierra. Se vieron una vez por semana en un hotelito de La Victoria

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por muchos años, hasta el día en que él murió. Por supuesto, Flor de María cree
ciegamente que durante todo ese tiempo, nadie se enteró de esa relación

ROBERTO
Roberto nunca terminó su novela por dedicarse a reescribirla. A la quinta
corrección se dio cuenta de que, en verdad, no le importaba mucho y costaba
demasiadas horas de trabajo. Así que buscó empleo en la televisión y se dedicó a
escribir libretos. Algo que resultó ser bastante más sencillo

Suena un vals. SEBASTIÁN está tranquilamente sentado, observando el


horizonte. A su lado se sienta un GALLINAZO con una gorra de cobrador de
micro

GALLINAZO COBRADOR
Jefe. Jefe. ¿Tendrá un pucho?

SEBASTIÁN
Justo te iba a pedir. ¿Qué te pasó?

GALLINAZO COBRADOR
¡La combi chocó, pé! El chofer se puso a hacer carrera y… nada, pé. Le falló la
dirección, y nos empotramos contra un camión que había estacionado sin las
luces. El golpe me dio justo acá, en la nariz. ¿Lo puede ver?

SEBASTIÁN
No queda nada. Te partió limpiamente en dos

GALLINAZO COBRADOR
(Con cierta tristeza) Chá mare, no era mi día, pé jefe. Me habían dicho: “no seas
cobrador en esa línea, harta papeleta tiene esa gente”. Pero si no chambeaba con
ellos, ¿de dónde el combo, pé? ¡Mucho tráfico hay en Lima ya, mucho accidente!
Hasta que me tocó. A mí y otros más. Ojalá nomás que no me los encuentre

SEBASTIÁN
Te aseguro que el tráfico no es nada nuevo. Aunque cada vez está peor

GALLINAZO COBRADOR
¿Y a usté? ¿Qué le pasó?

SEBASTIÁN
Ya hacen muchos años. Más de cincuenta

GALLINAZO COBRADOR
¡Cincuenta! Ásu. Y en vida, ¿qué hacía usté?

SEBASTIÁN
Era escritor

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GALLINAZO COBRADOR
(Ni idea) Ah. ¿Y qué escribía?

SEBASTIÁN
De todo un poco. Cosas

GALLINAZO COBRADOR
¿Pero como qué?
SEBASTIAN
“Acepto esto/ recógelo en tu falda como unas migas/ da de comer al olvido como
un frágil manjar”

El GALLINAZO no está muy seguro de haber entendido, pero medio que


sonríe. SEBASTIÁN mira al horizonte

SEBASTIÁN
¿La querías?

GALLINAZO COBRADOR
¿A quién?

SEBASTIÁN
A tu ciudad. ¿La querías?

GALLINAZO COBRADOR
(Se encoge de hombros) No

SEBASTIÁN
Por eso fue. (Pausa)

GALLINAZO COBRADOR
Mire, jefe. (Le señala) ¡Gallinazos!

SEBASTIÁN
Es un pedazo de espejo. Somos nosotros

GALLINAZO COBRADOR
¿En serio no tiene un pucho? Está nublado y hace su friecito, pé

SEBASTIÁN rebusca bien en los bolsillos… y encuentra uno

SEBASTIÁN
Qué suerte. El que no se deja atrapar

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SEBASTIÁN lo enciende, da una pitada y lo comparte con el GALLINAZO.
Los dos se quedan mirando el horizonte, mientras el humo del cigarro se
confunde con la neblina.

FIN DE “HUMO EN LA NEBLINA”

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