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La redacción de la crónica periodística I

Autora: Ruth KaufmanResponsable disciplinar: Pamela

ArchancoÁrea disciplinar: LenguaTemática: Tipos

textualesNivel: Secundario, ciclo básicoSecuencia

didáctica elaborada por Educ.ar

Propósitos generales

Promover el uso de los equipos portátiles en el proceso de enseñanza y aprendizaje.

Promover el trabajo en red y colaborativo, la discusión y el intercambio entre pares,

la realización en conjunto de la propuesta, la autonomía de los alumnos y el rol del


docente como orientador y facilitador del trabajo.

Estimular la búsqueda y selección crítica de información proveniente de diferentes

soportes, la evaluación y validación, el procesamiento, la jerarquización, la crítica y la


interpretación.

Introducción a las actividades

Con las herramientas básicas de la redacción periodística como guía, leeremos crónicas.

Invitaremos a los alumnos a pasar del periodismo a la literatura en un ejercicio de

imaginación y compenetración humana.

Objetivo de las actividades

Que los alumnos:

Encuentren motivación para acercarse a la lectura de diarios on line o en versión


impresa.

Actividad 1:

En esta secuencia exploraremos la construcción de la crónica periodística como relato. En la

sección “Policiales” del diario, suelen encontrarse crónicas que pueden identificarse
claramente como relatos. Para realizar el planteo de las actividades hemos decidido trabajar

con una crónica tomada de la versión digital del diario Clarín.

La crónica que elegimos aborda un tema muy difícil: la trata de blancas, pero que, a

nuestro entender, será interesante plantear y debatir en un nivel secundario. Si el docente no

lo considera así, pueda realizar las mismas actividades eligiendo otra crónica.

Sugerimos como primera actividad plantearles a los alumnos que utilicen como guía de

lectura de la crónica las seis preguntas básicas que los periodistas suelen seguir en el

momento de buscar la información y redactar una crónica. (En inglés se las conoce como las

“6W-H”. Podremos preguntarles a los alumnos que estudian ese idioma por qué tienen ese

nombre y pedirles que traduzcan los pronombres interrogativos al inglés.)

Estas preguntas son:

1. ¿A quién le sucedió?

2. ¿Qué sucedió?

3. ¿Cuándo sucedió?

4. ¿Dónde sucedió?

5. ¿Por qué sucedió?

6. ¿Cómo sucedió?

El orden en el que se responden estos interrogantes depende de las características del hecho

relatado, del redactor, de la guía de estilo del medio. El periodista ordena los datos en orden

decreciente según su importancia, es decir, parte de los datos más relevantes para llegar a
los menos significativos.

Los alumnos deberían leer la crónica y responder las siguientes consignas:

¿Al leer la crónica pueden responder a las seis preguntas? Cortar y pegar en un
documento de texto cada pregunta y el fragmento del texto que la responde.

Determinar cuál es el orden seguido por el periodista.

Si bien esta secuencia didáctica se plantea objetivos del área de Lengua, consideramos que si

el docente va a proponerles a sus alumnos la lectura de esta crónica, será fundamental


plantear un debate sobre la trata de blancas. ¿Quiénes son culpables?: ¿los proxenetas, los
policías que amparan, los clientes que asisten al prostíbulo? ¿Se debe prohibir la prostitución

en un país? ¿Por qué? Serían algunas de las cuestiones a discutir.

Actividad 2:

Otra de las reglas que rigen la redacción periodística (y, por ende, condicionan la lectura de

este tipo de texto) es la de la pirámide invertida. Este método consiste en colocar el núcleo de

la información en el titular, el copete y el primer párrafo. Los detalles que complementan la

noticia se redactan a continuación en orden de mayor a menor importancia. Esta forma de

presentación se relaciona directamente con el lector del diario: de una rápida ojeada podrá

estar informado; solo ante las noticias que realmente le interesan, continuará leyendo hasta

el final para conocer los detalles.

La primera actividad que sugerimos es una lectura de la crónica presentada para constatar si

se cumple o no la regla de la pirámide invertida. ¿Se responde a las seis preguntas básicas en

el titular, el copete y el primer párrafo?

Luego, si cuentan con conexión a Internet, invitaremos a los alumnos a buscar 5 crónicas

periodísticas y a que, en cada una de ellas, constaten si se responde a las 6 preguntas básicas

en el titular, el copete y el primer párrafo.

Actividad 3:

De la lectura de esta crónica emerge la figura de una mujer con mucho coraje. Será

interesante resaltar estas características y relacionarlas con otros “héroes” o “heroínas” de la

vida real o de textos de ficción que los alumnos hayan leído.

Podemos invitar a nuestros alumnos a escribir un cuento, relatando el hecho narrado en la

crónica, desde una primera persona. Así, cada alumno deberá elegir a uno de los

protagonistas del hecho (María, Gina, El Morocho, Favia, El Chileno, los jueces Mario Portela,

Néstor Parra y Roberto Falcone, la cómplice Gladis) y “ponerse en su piel” para narrar los

hechos desde ese punto de vista, es decir, contar su versión de la historia.

Les sugerimos, tanto para el momento de plantear la consigna como para los momentos de

lectura, corrección y reescritura, hacer hincapié en dos conceptos:

La voz del narrador.Para construir la voz de un narrador-personaje, el escritor debe

poder imaginarlo con nitidez. Cada personaje tiene una voz que depende de su clase
social, de sus estudios, de sus vivencias, de su historia, de su vida toda. Es

importante que el registro se adecue al personaje. Por lo tanto, cuanto más “sepa” el
escritor sobre su personaje-narrador, mejor será su historia. Podrían entonces, por

ejemplo, buscar información sobre Caaguazú en Paraguay, para construir los

personajes de María y Favia. ¿Habrá palabras del guaraní en sus relatos? El escritor

puede inventarle una historia a su narrador personaje (qué le pasó antes de llegar al
momento del relato) y, aunque no la cuente, le dará consistencia a esa voz narrativa.

La focalización o punto de vista. El narrador personaje, a diferencia del periodista

de la crónica, no conoce toda la información, no sabe toda la historia. Por ejemplo,

quien escriba la historia desde la voz de Gina, quizás pueda comenzar su relato en el

momento en que María golpea a su puerta y ella no sabe quién es. Los proxenetas no
sabrán exactamente cómo escapó María, etcétera.

Una dinámica de trabajo posible será armar grupos de alumnos en los que cada uno asuma

la voz de otro personaje. De la lectura de todos los textos de cada grupo, emergerán

historias distintas, como distinto es el punto de vista de cada narrador.

Actividad 3:

Otra de las reglas que rigen la redacción periodística (y, por ende, condicionan la lectura de

este tipo de texto) es la de la pirámide invertida. Este método consiste en colocar el núcleo de

la información en el titular, el copete y el primer párrafo. Los detalles que complementan la

noticia se redactan a continuación en orden de mayor a menor importancia. Esta forma de

presentación se relaciona directamente con el lector del diario: de una rápida ojeada podrá

estar informado; solo ante las noticias que realmente le interesan, continuará leyendo hasta

el final para conocer los detalles.

La primera actividad que sugerimos es una lectura de la crónica presentada para constatar si
se cumple o no la regla de la pirámide invertida. ¿Se responde a las seis preguntas básicas en

el titular, el copete y el primer párrafo?

Luego invitaremos a los alumnos que tienen conectividad a buscar 5 crónicas periodísticas y

constatar si en cada una de ellas se responde a las 6 preguntas básicas en el titular, el copete

y el primer párrafo.

Aquellos alumnos que no tienen conectividad podrán realizar la misma actividad con diarios

impresos.

Bibliografía y Webgrafía recomendada

Para leer la crónica policial on line


Rosa Escorihuela Sánchez. Introducción a la redacción periodística

Marín, Marta. Conceptos claves. Gramática Lingüística. Literatura (2da. edición). Buenos

Aires, Aique, 1995.

Bosque, Puértolas, Muñoz y otros. Lengua Castellana y Literatura, 1 y 2 de Bachillerato.

Madrid, Akal, 1999.

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