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un sendero
RAZÓN Y PALABRA, Número 1, Año 1, enero-febrero 1996
IDEOLOGÍA Y MEDIOS:
COMUNICACIÓN CONSERVADORA
Mario A. Revilla Basurto
I Comunicación institucionalizada
Para entender lo que pasa - y buena parte de lo que nos pasa - por los medios
de comunicación es necesario darles una perspectiva que los trascienda: la
comunicación pública ha existido como forma específica de interacción social
desde que el hombre se ha organizado en comunidad y ah generado una
conciencia de su ser colectivo. Los modernos que recurren a sofisticadas
tecnologías son la parte evidente de una de las formas que ha adoptado esta
actividad.
Con lo hasta aquí expuesto queda claro que si bien las organizaciones - y
personas dentro de éstas - que tienen a su cargo la producción y difusión
institucional de comunicación tienen un margen de decisión y maniobra
amplio, no es ilimitado. Es decir, estructuralmente tienen que cumplir ciertas
expectativas, las cuales determinan su quehacer. Por otra parte, ellos mismos
están envueltos, forman parte de la comunidad, son afectados por los intereses
y necesidades colectivas y tienen interiorizados los valores del grupo. De
hecho, muchas veces no son conscientes de que, por ejemplo, más que usar
unas estructuras narrativas, están atrapados por ellas como resultado de su
enculturación.
Así pues, si entiendo bien, para Marx la ideología es como un sistema de ideas
de diversa índole - jurídicas, artísticas, filosóficas, etc. - que representan al
mundo, por tanto se puede interpretar como una expresión que se construye
desde la posición que en ese mundo se ocupa, así como de las acciones que se
realizan y de las relaciones y compromisos que se traban. Sistema de
percepción/expresión/acción sobre y en el mundo real. Y, a la vez, Marx
entiende que tal sistema no es válido - científico - pues no critica ni cuestiona
a la realidad, sin embargo el error no puede ser considerado en tanto que
carezca de correlato empírico, sino en tanto que no trasciende la realidad
inmediata percibida. De ahí el que las críticas tal vez las más duras, de Marx,
se dirigen a quienes proponiendo un discurso científico, hacen ideología: el
orden social es estructurado por leyes que escapan a la percepción inmediata,
para Marx el papel de la ciencia será descubrir esas leyes que ordenan al
sistema y postula que parte de ese orden son las ideologías. Las ideologías son
un sistema ordenado de ideas, que explican o describen la realidad para dotar
de coherencia a las acciones humanas; como tales explicaciones parten de lo
evidente y regresan a lo evidente sin que medie crítica alguna, ofrecen una
visión perfectamente articulada con la realidad inmediata, generando una
sensación de conocimiento que se sustenta en algún nivel de control sobre esa
realidad.
Resulta claro que la "ideología en los medios" apunta a algo más profundo
que una noticia inexacta o de plano amañada, como las marchas que son
presentadas como la causa de los embotellamientos de tráfico. Eso no es
ideología, es comunicación incompleta. Lo ideológico está por detrás, en los
valores que sustentan esas comunicaciones. Por ejemplo, la opinión pública,
convertida en un ente indefinido, puesto como interlocutor del poder; o la
noción de "orden social", que precede y hace necesario y hasta legítimo aquel
diálogo espectacular; o la ciencia como verdad inapelable; o la promesa de
que el esfuerzo es la fuente de la dicha; o finalmente, todas esas nociones
abstractas como la Ley o la Nación que están "por encima" de los individuos.
Y ese "estar por detrás" de lo ideológico, no se realiza solamente en los
valores que densan los contenidos de la comunicación, sino también en las
estructuras o formas de pensamiento, sobre todo narrativas, que la vertebran.
La ideología opera, entonces, en el nivel de preservar un orden, un orden que
es el orden de un sistema y que se hace pasar como si fuese el mejor Orden
Social. La función ideológica es fácil montable en la comunicación
institucionalizada porque, como decíamos en el aparato anterior, "gran parte
de la comunicación tiene por objeto reproducir un repertorio de
representaciones colectivas muy estables, representaciones que conservan un
modelo del mundo compartido por los miembros de una sociedad".
"La relación del conocimiento con la realidad social podría calificarse como el
gran estupor; asombro que surge de lo indefinido, es decir, de la infinitud de
definiciones posibles" y que provoca incertidumbre, angustia, por la
imposibilidad de controlar la situación. Mientras que "la relación del hombre
cara a los 'datos' es la clasificación lógica. En este último caso desaparece el
estupor al mismo tiempo que la neutralidad del sujeto respecto a los objetos".
3. Ideología y melodrama
Aquí mismo se puede apreciar cómo se teje la trama de ideas viejas con
nuevas para mantener la tensión tradición-adecuación. La antigüedad del
modelo católico de pecados y virtudes se lía con la tradición burguesa de
acción vs pasión: los pecados son definidos como (malas) pasiones y las
virtudes como acciones. Cabe recordar que la moral y la ciencia burguesas
señalaron a la pasión como un impedimento del conocimiento y un defecto de
la acción. Este montaje virtud/acción, pecado/pasión es otro ejemplo, dicho
sea de paso, de la autonomía entre estructuras objetivas y representaciones.
BIBLIOBGRAFÍA:
Fuente: http://www.razonypalabra.org.mx/anteriores/n1/revilla.html