Genero narrativo apresada poco después y en venganza por su
", dile que tu padre también
Cuento
El corazón delator. Edgar Allan Poe. Fragmento.
Ejemplo de cuento
Presten atención ahora. Ustedes me toman por loco.
Pero los locos no saben nada. En cambio… ¡Si
hubieran podido verme! ¡Si hubieran podido ver con
qué habilidad procedí! ¡Con qué cuidado… con qué
previsión… con qué disimulo me puse a la obra!
Jamás fui más amable con el viejo que la semana
antes de matarlo. Todas las noches, hacia las doce,
hacía yo girar el picaporte de su puerta y la abría…
¡oh, tan suavemente!
Y entonces, cuando la abertura era lo bastante grande
para pasar la cabeza, levantaba una linterna sorda,
cerrada, completamente cerrada, de manera que no
se viera ninguna luz, y tras ella pasaba la cabeza.
¡Oh, ustedes se hubieran reído al ver cuán
astutamente pasaba la cabeza! La movía
lentamente… muy, muy lentamente, a fin de no
perturbar el sueño del viejo. Me llevaba una hora
entera introducir completamente la cabeza por la
abertura de la puerta, hasta verlo tendido en su cama.
¿Eh? ¿Es que un loco hubiera sido tan prudente
como yo?
Novela
La guerra y la paz, León Tolstoi. Fragmento.
Ejemplo de novela.
Mi objetivo mañana no consistirá en pinchar y en
matar sino en evitar que mis soldados huyan del
terror que les invadirá a ellos y a mí. Mi objetivo
consistirá en que marchen juntos y asusten a los
franceses y que los franceses se asusten antes que
nosotros. Nunca ha sucedido ni sucederá que dos
regimientos hayan chocado y peleado y es imposible.
(Acerca de Schengraben escribieron que chocamos
de ese modo con los franceses. Yo estuve allí. Y no
es cierto: los franceses huyeron). Si hubieran
chocado hubieran estado luchando hasta que todos
hubieran caído muertos o heridos, y eso nunca
sucede.
La epopeya
La Odisea. (Fragmento) Ejemplo de epopeya en
verso. Encuentro de Ulises (Odiseo) con las sirenas.
Entretanto la sólida nave en su curso ligero
se enfrentó a las Sirenas: un soplo feliz la impelía
mas de pronto cesó aquella brisa, una calma
profunda
se sintió alrededor: algún dios alisaba las olas.
Levantáronse entonces mis hombres, plegaron la
vela,
la dejaron caer al fondo del barco y, sentándose al
remo,
blanqueaban de espumas el mar con las palas
pulidas.
Yo entretanto cogí el bronce agudo, corté un pan de
cera
y, partiéndolo en trozos pequeños, los fui pellizcando
con mi mano robusta: ablandáronse pronto, que eran
poderosos mis dedos y el fuego del sol de lo alto.
colocado al venir y libráronme a mí de mis lazos.
Cantar en gesta
El cantar de Roldán (fragmento). Ejemplo de
cantar de gesta.
Oliveros ha subido a una colina. Mira hacia su
derecha, y ve avanzar las huestes de los infieles por
un valle cubierto de hierba. Llama al punto a Roldán,
su compañero, y le dice:
-¡Tan crecido rumor oigo llegar por el lado de
España, veo brillar tantas cotas y tantos yelmos
centellear! Esas huestes habrán de poner en grave
aprieto a nuestros franceses. Bien lo sabía Ganelón,
el bajo traidor que ante el emperador nos eligió.
-¡Callad, Oliveros -responde Roldán-; es mi
padrastro y no quiero que digáis ni una palabra más
acerca de él!
Los franceses exclaman:
-¡Malhaya quien huya! ¡Hasta la muerte, ninguno de
nosotros habrá de faltaros!
La leyenda
Flor de ceibo. Ejemplo de leyenda.
Antes de la llegada de los españoles a América, vivía
a orillas del río Paraná una joven llamada Anahí. No
era especialmente hermosa, pero su cantar deleitaba
a todos los habitantes de su pueblo.
Un día llegaron los invasores españoles, quienes
destruyeron el pueblo y apresaron a los habitantes
que sobrevivieron al ataque. Anahí estaba entre ellos.
Esa noche, cuando el carcelero se durmió, Anahí le
clavó un cuchillo y escapó. Sin embargo, fue
en su terror; "¡Oh, hijo!
rebeldía, la ataron a un árbol y le prendieron fuego. te ha gritado. Ármate en tu corazón del valor de
Sin embargo, en lugar de consumirse, Anahí se Perseo. ¡Que los que habitan las profundidades de la
convirtió en árbol. Desde entonces existe el ceibo, un tierra conozcan que los amas; que los que viven aún,
árbol de flores rojas. en vez de tu amor sientan tu implacable odio.
Consuma la venganza y no temas, vierte la sangre
La balada del mal que aquí reina: mata al asesino de tu padre!
Él pasó con otra;  (Sale Egisto) EGISTO.- Vengo acá no por mi gusto:
yo le vi pasar.  me ha hecho llamar un mensajero. Dicen que ciertos
Siempre dulce el viento  extranjeros nos traen una noticia no de desear, de
y el camino en paz.  que Orestes ha muerto. ¡Otra pesadumbre para esta
¡Y estos ojos míseros  casa ya herida y desgarrada por el infortunio tras la
le vieron pasar!  primera muerte! Pero, ¿será verdad? ¿No serán
mujeriles fantasías, que nacen, vuelan y
Él va amando a otra  desaparecen? ¡Vanas ilusiones! (Al corifeo): ¿Tú qué
por la tierra en flor.  me dices, para hacer luz en mi mente? CORO.-
Ha abierto el espino;  Cierto que oímos la noticia. Entra mejor y pregunta
pasa una canción.  directamente a los extranjeros. Un mensaje debe ser
¡Y él va amando a otra  comprobado por el destinatario mismo”.
por la tierra en flor!  La comedia
El siguiente es un fragmento de la comedia
El besó a la otra  Fuenteovejuna de Lope de Vega: “LAURENCIA.-
a orillas del mar;  ¡Mas que nunca acá volviera! PASCUALA.- Pues a
resbaló en las olas  la he que pensé que cuando te lo conté más
la luna de azahar.  pesadumbre te diera. LAURENCIA.- ¡Plega al cielo
¡Y no untó mi sangre  que jamás le vea en Fuenteovejuna! PASCUALA.-
la extensión del mar!  Yo, Laurencia, he visto alguna tan brava, y pienso
que más, y tenía el corazón brando como una
El irá con otra  manteca. LAURENCIA.- Pues ¿hay encina tan seca
por la eternidad.  como esta mi condición? PASCUALA.- ¡Anda ya!
Habrá cielos dulces.  Que nadie diga: «desta agua no beberé».
(Dios quiera callar.)  LAURENCIA.- ¡Voto al sol que lo diré, aunque el
¡Y él irá con otra  mundo me desdiga! ¿A qué efeto fuera bueno querer
por la eternidad! a Fernando yo? ¿Casárame con él? PASCUALA.-
El romance No. LAURENCIA.- Luego la infamia condeno.
“La niña tiene un amante que escudero se decía; el ¡Cuántas mozas en la villa, del Comendador fïadas,
escudero le anuncia que a la guerra se partía. -Te vas andan ya descalabradas!” 
y acaso no tornes. -Tornaré por vida mía. Mientras el La farsa
amante jura, diz que el viento repetía: ¡Malhaya ¡Te voy a comer a besos!
quien en promesas de hombre fía!”… (ROMANCE ¿Estaba calentita el agua? ¡Grosero, me bañaste
DE LA MANO MUERTA). todita! ¿De qué color quieres que te vista para esta
El apólogo noche? ¿De rosa? No, usted es todo un hombrecito y
” Pero de todas sus calumnias, la que más me ha no quiero que después a mí me echen la
sorprendido es la prevención que os han hecho de culpa... (Ríe). ¿De amarillo? (Saca un trajecito
que estéis muy en guardia para no ser seducidos por amarillo y se lo muestra. Ríe). No, no pongas esa
mi elocuencia. Porque el no haber temido el mentís cara, si no te gusta lo tiramos. (Lo tira a la
vergonzoso que yo les voy a dar en este momento, basura). ¿Contento? A mí tampoco me gustaba pero
haciendo ver que no soy elocuente, es el colmo de la como te lo trajo tu abuela... ¡Ya no está!
impudencia, a menos que no llamen elocuente al que ¡Desapareció! (Imitando a un mago).¡Abracadabra
dice la verdad. Si es esto lo que pretenden, confieso patas de cabra, que desaparezca el traje
que soy un gran orador; pero no lo soy a su manera; amarillo! (Ríe). Te voy a vestir de azul. Si no tienes
porque, repito, no han dicho ni una sola palabra sangre de ese color sí tienes ropa de príncipe. Y tú
verdadera, y vosotros vais a saber de mi boca la pura eres todo un príncipe. ¡El príncipe más hermoso del
verdad, no, ¡por Júpiter!, en una arenga vestida de mundo! (El bebé llora).No, no eres príncipe, eres el
sentencias brillantes y palabras escogidas, como son bebé más bello del mundo, de la galaxia, del
los discursos de mis acusadores, sino en un lenguaje firmamento completo. (Le hace cosquillas en los
sencillo y espontáneo; porque descanso en la pies y en todo el cuerpo mientras le va poniendo
confianza de que digo la verdad, y ninguno de talco). A ver, cuchi, cuchi. ¡Eres más bello que tu
vosotros debe esperar otra cosa de mí. No sería padre! Y mira que él me gusta. (Lo pone boca abajo
propio de mi edad, venir, atenienses, ante vosotros para talquearlo. Le besa la espalda, las
como un joven que hubiese preparado un nalgas). ¡Eres una ricura! (Tararea una canción
discurso”… (Fragmento de la apología de Sócrates infantil un pequeño momento. Lo pone boca arriba,
de Platón). lo besa en todo el cuerpo. Ríe).¡Hmmm, sabes a
La fabula chocolate, a malvavisco, a helado de vainilla, a
Reprochaba una zorra a una leona el hecho de que fresas con crema! (Lo vuelve a besar). ¡Te voy a
siempre sólo pariese a un pequeñuelo. Y le contestó comer a besos! (La madre agachada empieza a
la leona. –Sí, uno solo, tienes razón, ¡pero un señor besarlo, se escuchan sus besos, después se escucha
león! (De la zorra y la leona de Esopo). el llanto del niño, la madre empieza a comérselo, se
escucha ruidos de masticación y succión. Conforme
va comiendo va arrojando los huesos hacia atrás. Al
La parábola
terminar de comer se pone frente al público, tiene
Parábola del sembrador. Evangelio según San
toda la cara y parte del tórax llenos de sangre, con
Mateo.
la toalla del bebé se limpia. Satisfecha eructa, se
Aquel día salió Jesús de casa y se sentó a la orilla del
acuesta en el piso y sonriendo queda dormida. Se
mar. Se reunió junto a Él tal multitud que hubo de
escucha música de un arrullo infantil).
subir a sentarse en una barca, mientras toda la
multitud permanecía en la orilla. Y se puso a
hablarles muchas cosas en parábolas, diciendo: He
aquí que salió el sembrador a sembrar. Y al echar la
semilla, parte cayó junto al camino y vinieron los
pájaros y se la comieron. Parte cayó en terreno
rocoso, donde no había mucha tierra y brotó pronto
por no ser hondo el suelo; pero al salir el sol, se
agostó y se secó porque no tenía raíz. Otra parte cayó
entre espinos; crecieron los espinos y la sofocaron.
Otra, en cambio, cayó en buena tierra y dio fruto,
una parte el ciento, otra el sesenta y otra el treinta.
Genero Dramático
La tragedia
“Las Coéforas” la cual forma parte de la trilogía la
Orestíada de Esquilo:  “En cuanto a ti, llegado el
momento oportuno, obra con osadía. Y si ella grita