Las que saben, saben.

SAN MIGUEL DEL RÍO,

TIMBIQUÍ
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DATOS DEL PUEBLO

DATOS DEL PUEBLO

San Miguel del Río,

Timbiquí
Timbiquí está ubicado al occidente del
departamento del Cauca, a 580 Km de la
capital, Popayán. Cuenta con una extensión
de 1813 Km que va desde la cordillera
occidental en el Cerro de Napi, a 2.700
m.s.n.m., hasta la costa caucana del
Océano Pacífico.

El territorio de Timbiquí fue originalmente habitado por las comunidades em-

bera-wounaan, quienes tras el establecimiento del poblado de Santa Bárbara
por Francisco Antonio de Mosquera Andrés Saa en 1772, fueron utilizados
en la explotación de oro durante el periodo colonial. Tras la llegada de po-
blaciones afro a finales del siglo XV, constituyeron estos la nueva mano de
obra en la explotación aurífera, desplazando a las comunidades indígenas a
la producción agrícola.
Históricamente, el departamento del Cauca se ha caracterizado por ser
un territorio con una enorme riqueza hidrográfica, representada en sus tres
ríos y respectivos afluentes: Timbiquí, Saija y Bubuey... y en recursos mine-
ros, siendo objeto de la constante extracción aurífera. El municipio se divide
en tres áreas a lo largo del río Timbiquí: 1) la parte baja, cerca al océano
Pacífico, con una actividad primordialmente pesquera; 2) la parte media, de-
dicada principalmente a la agricultura y 3) la parte alta, zona rocosa con una
mayor riqueza en oro, representada en su amplia explotación minera.
El municipio de Timbiquí presenta una población total de 27.182 habitan-
tes, de los cuales el 86.1% se reconocen como afrodescendientes y el 10.4%
como indígenas. El 11.74% de la población timbiquereña habita en la Cabecera
Municipal, urbana, el resto habita en los 28 corregimientos y 48 veredas de las
zonas rurales. De los 7 consejos comunitarios del territorio, Renacer Negros
es el de mayor extensión con el 33.95% del área total.
Renacer Negros nace el 23 de agosto de 1998, constituido por primera
vez por decisión autónoma de las comunidades afrodescendientes de la parte
alta y media del territorio. Tres años después, el 16 de mayo de 2001, se hace
reconocimiento legal al territorio ancestral de esta comunidad, adjudicándoles
el derecho de prelación al uso y aprovechamiento de sus propiedades colec-
tivas, no enajenables, imprescriptibles e inembargables, por un área total de
71.010 hectáreas.
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A lo largo del río, en zona veredal, llegamos a San Miguel del Río, un territorio HISTORIAS DE VIDA

HISTORIAS DE VIDA
DATOS DEL PUEBLO

de 1.305,24 hectáreas, parte del territorio adjudicado a la comunidad negra,

Renacer Negros, en la parte media del río Timbiquí, a pocos kilómetros de
la cabecera municipal. Antiguamente conocido como Barro Colorado, por
Luz Nery
el característico color de su suelo, toma el nombre de San Miguel Del Río en
devoción al santo que viene erigido en el pueblo gracias al legado dejado por la
Flórez Chalá
orden franciscana.
La historia reciente de San Miguel del Río está marcada por el conflicto ar- Lo pescaron del agua, la mojarra y el bocón.
mado, la minería intensiva, el cultivo de coca y las aspersiones indiscriminadas De mojarra y de bocón, A mí me gusta mi camarón (bis).
A mí me gusta (…) Mi camarón.
de glifosato. Desde el año 2003, se registra un aumento progresivo en el cultivo
de coca en la región, vinculado a la incursión de nuevos grupos armados, como A mí me gusta (…) Mi camarón.
los Rastrojos y las FARC-EP. Ca n to de Muje r e s , C omunidaD E l Ce bolla l.
Cuenta la comunidad que el 20 de mayo de 2006, 4 avionetas y 5 helicópte-
ros de la policía nacional sobrevuelan la parte media del río Timbiquí. Eran las 3 Los primeros rayos de luz empezaban a iluminar la selva. A esta hora Luz
de la tarde y parte de la comunidad se encuentra trabajando y aprovechando las Nery, líder comunitaria de San Miguel del Río, comienza a prepararse. Tapea
últimas horas de sol. Un rocío a lo largo y ancho del río y de sus cultivos los sor- (= parte) la leña, enciende el fuego y alista las ollas. Las gallinas, muy
prende. Se trata de las primeras fumigaciones aéreas con glifosato que tienen puntuales como ella, empiezan su canto, mientras ella va alistando el pesca-
lugar en los corregimientos del Charco, Mataco y San Miguel del Río. La población do. Lo lava, descama y le quita el ombligo, al que ella llama el “marisco”, por
aún no sabe que estas acciones se repetirían en 2008, 2010, 2013 y 2014, pero su intenso sabor a mar. Del racimo de plátano, enano, saca unos 6 pedazos,
ya veían los efectos de lo acontecido: “Quedó todo seco”, comentan. En que mete a la olla junto al pescado. Plátano verde, pescado sancochado, ce-
efecto, además de disminuir los cultivos de coca, las fumigaciones afectaron bolla larga y hierbas de azotea, sabores distintivos que identifican su región.
drásticamente los cultivos de pan coger, dejando a las comunidades sin qué De esta mezcla de sabores nace el tapao, plato preferido de Feliso, su ma-
comer. Estas sustancias causaron también serias afectaciones en la salud de rido, y una de las recetas tradicionales que Luz Nery suele empacarle para su
algunos integrantes de la comunidad de San Miguel del Río, quienes registraron arduo trabajo en el monte. La alimentación de esta región está estrechamente
brotes en la piel y ceguera temporal. vinculada a sus quehaceres, las largas jornadas de minería, pesca y agricultu-
Entre los años 2007 y 2010 se presenta un boom minero en la parte alta del ra, requieren platos de fácil portada y alto aporte energético, como el tapao.
río Timbiquí, con amplios otorgamientos de títulos y un bajo control institucional,
propiciando la entrada de maquinaria pesada, dragas y retroexcavadoras para la Ya esta playa está muy larga, no tiene rematadero.
extracción minera a cielo abierto. Esto resultó en un aumento en la contamina- Aunque mi madre me mate,
ción y oscurecimiento de los afluentes hídricos, vinculado al vertimiento de tierra, yo a ese amor si no lo dejo.
aceite, combustible, cianuro y mercurio, que causó la muerte de la flora, peces y –Ve rso de Luz Ne ry Flóre z .
crustáceos a lo largo del río. Adicionalmente, desde el 2010 se registra una fuerte
vinculación de grupos armados en actividades de minería ilegal, que contribuyen
Hoy, 29 de septiembre, entre música, comida y
al recrudecimiento del conflicto armado en la región. Los duros enfrentamientos
curao, se celebra la fiesta patronal de San Miguel
por el control territorial, tráfico de drogas y minería, dejan de por medio la inte-
del Río. Luz Nery se prepara con collar de bolitas
gridad de las comunidades locales, expresada en dos desplazamientos masivos,
amarillas, aretes y anillos de oro. “Fue en estas
el 10 de junio de 2012 y el 14 de noviembre de 2014, por parte de la comunidad de
fiestas donde conocí a Feliso”, recuerda
San Miguel del Río. En estas fechas fueron desplazadas 76 familias tras presen-
Luz Nery. Nacida en Mataco, a los 18 años el amor
tarse fuertes enfrentamientos entre grupos armados ilegales y miembros de la
la trajo a este corregimiento, donde ha vivido
fuerza pública. Al no contar con otras oportunidades ni apoyo institucional, mu-
desde entonces. Las mujeres del pueblo, amigas y
chos decidieron regresar a sus territorios en medio del conflicto, mientras otros
comadres se reúnen para preparar la comida. Hoy,
abandonaron sus tierras para empezar de nuevo. Hoy en día, San Miguel del Río
no solo participarán ellas sino también todas las
es una población de 37 familias, 120 personas que construyen un nuevo renacer.
comunidades aledañas, que llegan para compartir
Y aunque el reciente proceso de paz ha generado una notable reducción del
el camarón de río, Minchiá, representante estrella
conflicto en la región, algunos integrantes de la comunidad advierten con dolor:
de la cocina de las sanmigueleñas. Al son de la
“Esto no termina acá, apenas comienza”.
guasá, todas las mujeres se reunen y cantan. A
la olla agregan camarón, plátano verde partido en
8 9
trozos, achiote, hierbas de azotea y leche de coco, combinación que da origen
HISTORIAS DE VIDA
al Quebrao de Minchiá, plato insignia de este corregimiento.
Para luz Nery, como para muchas otras mujeres del pueblo, la cocina es
un espacio de empoderamiento, unión e identidad cultural. El lugar donde se
transmite el conocimiento de generación en generación, viendo, ayudando y
compartiendo. Se encuentran Luz Nery, Yasmín y la pequeña Wendy, tres gene-
raciones de mujeres de la familia Flórez... Aquí se aprende ayudando, y
de paso, comiendo. Luz Nery cuenta la historia de su madre, Francisca Cha-
lá. La recuerda en cada plato que cocina: “Le gustaba mucho el Quebrao
de gallina, que solían consumir cuando estaban dadas a luz”.
Hacer de su cocina un legado y orgullo para su pueblo es la labor que se ha
propuesto Luz Nery. Una labor díficil en una sociedad dominada por el machis-
mo, donde la mujer es relegada a las labores cotidianas de la casa. La poca
organización y representatividad de las mujeres, crea la necesidad de encon-
trar espacios para reunirse, hablar de sus problemas y los de su familia, dando
origen el 4 de mayo de 1997 a la red de mujeres Matamba y Guasa, liderada
por Mirna Rosa Herrera. Hoy, la organización representa 23 grupos comunitarios,
equivalentes a más de 500 mujeres de las comunidades de los ríos, Guapi, Tim-
biquí y Saija. Cuando Luz Nery llegó a San Miguel, aún no existían estos grupos
en el pueblo. Las mujeres poco participaban o lideraban en la organización de
su comunidad. Fue por medio de su primo Benancio Flórez, líder comunitario de
San Miguel, que se motivó a colaborar y participar. En esa época, las iniciativas
promovidas por las organizaciones DIAKONIE y ECOFONDO abren un espacio de
colaboración para las mujeres en pro de su seguridad alimentaria y generación
de ingresos. Esta fue una época prospera para las mujeres de la región: Todas
las mujeres teníamos su azotea y bastantes cultivos. Vendían su
producto y tenían qué comer. La cebolla, siendo el producto que más producían,
se convirtió en símbolo de esta comunidad, dando origen 20 años atrás al su
grupo comunitario: El Cebollal.
Con la llegada de la coca y la minería ilegal, se asientan grupos ilegales, que
intensifican el conflicto armado en la región. Ante esto, la organización DIAKONIE
decide retirarse, y son las comunidades de manera autónoma que dan continui-
dad a sus proyectos. Sin embargo, las fumigaciones aéreas realizadas desde
2006, provocan la pérdida de sus cultivos. Sus terrenos quedaron solos, secos y
sin rastro de la abundancia que aquí existía. Murieron los animales, perros, galli-
nas y plantaciones de cebolla, arroz, maíz y hierbas de azotea. Como lo cuenta
Luz Nery: Nos llenamos de mucha frustración, nos fumigaron todo,
hasta el río. Entramos en una crisis de hambre, pues nosotros
aquí vivimos de la agricultura. Desde entonces la cebolla ya
no se nos da. Sin su agricultura, de la que ellos viven, los sanmigueleños
perdieron todo. Paralelamente, se intensifica el uso de dragas y retroexcavado-
ras traídas por la minería intensiva en la región, provocando impactos ambien-
tales, comúnmente percibidos por el agua sucia del río. Murieron peces
y el recurso de camarón bajó en la región. Antes había mucho
más que ahora, relata Luz Nery. En consecuencia, la comunidad empieza a
sembrar en otros lados, y ayudarse entre sí, compartiendo e intercambiando
el alimento que les quedaba o conseguían, pura mano cambiada. Eso sí
tiene San Miguel, aquí uno comparte.
Yasmín Aragón
HISTORIAS DE VIDA
Flórez
En el monte soy culebra, en el mar soy una sirena.
En los brazos de mi hombre, soy una linda morena.
– V e rs o d e Yas mín Aragón Flór e z .
Nosotras queríamos salir, conocer gente y estudiar, cuenta
Yasmín, mientras pone en sus brazos a Mafe, la menor de sus hijas. Lanza
una contagiosa sonrisa y continúa con su historia. Yasmín, al igual que su tía
Luz Nery, nace en Mataco, un pequeño caserío de unas 10 casas, donde vivía
su familia. La vida en el monte no era fácil, pujaban a remo, pescaban en la
quebrada pichinambo, se adentraban a la selva por tres meses, traían
comida, cocinaban y cuidaban a la familia. Sus primas y hermanas ya no
estaban en casa, habían comenzado una nueva vida en el pueblo. Estaba
aburrida admite, con ganas de irse, y se le metió eso en la cabeza. En
consecuencia, a los 12 años, su inquietud la llevó a volarse, tomar un bote y
llegar al pueblo. Allí encontró su primer trabajo, en casa de mineros, limpian-
do, lavando, cocinando y ordenando. Le tocaba muy duro, cada uno pedía
lo que quería y era ella quien lo cocinaba: pescado de baba, sopa de que-
so, camarón, etc. Era un despelote, confiesa. Desde muy pequeña,
Yasmín se encontraba en la cocina, conocía los platos típicos de la región
y los preparaba con especial atención. No había plata, pero la naturaleza
siempre tenía algo que ofrecerles. Salían con su potrillo, atarraya o simple-
mente con la mano, y de regreso a casa barrían
por el río. Atrapaban chumecas, sábalos o camarones
(Minchiá) y llegaban a casa hasta las 9-10 de la no-
che. En la cocina, los perdigaban (=precocinaban)
y agregaban sal para evitar que se dañaran. Al día
siguiente, levantadas bien temprano, lo preparaban.
¡Finalmente, un buen tapao, pandao o encocao!
Después del colegio, nuevamente con hambre, Yas-
mín seguía pescando. Con los 50 mil pesos al mes
que le pagaban en la casa de mineros, logró terminar
el colegio y a sus 17 años Yasmín tiene a su primera
hija. Por eso, decide irse junto a su marido a Coro-
zal, corregimiento de Timbiquí, cercano al mar. Allí,
aprende a cocer, conchar, changear (pesca de ca-
marón titi) y pescar con malladín. Tareas diferentes
a las que hacía en casa, propios de un ecosistema
marino y de manglar.
A los 24 años, Yasmín regresa a su caserío, Ma-
taco. El vicio de su marido, la obliga a abandonar-
lo, asumiendo la responsabilidad de sus dos hijos.
Años después, se muda a San Miguel con un nuevo
compañero y tiene a sus dos hijas menores, Wendy
10
y Mafe. Me ha tocado luchar por ellas sola. Aportarles para
HISTORIAS DE VIDA
su comida. Uno acá no tiene una fuente de trabajo para uno
poder decirles, te apoyo. Es duro. Quiero que puedan seguir su
estudio. La cocina se volvió su motor y pasión, y en un espacio de indepen-
dencia, un espacio vital en una sociedad donde el machismo relega a la mujer,
sin voz, a las labores domésticas, al maltrato y a la falta de oportunidades.
Me siento feliz de mi arte, no renuncio a lo que yo sé.
Me fascina la cocina.Yo no me siento contenta por la
plata, sino cuando me dicen, “Yasmín, te quedó bien,
¡te felicito!”.Eso me hace sentir importante.
–Entre vi sta a Yas mí n Arag ó n F ló r e z.
Su arte es el resultado de su temprana experiencia, y de las enseñanzas de
su madre, Dominga Flórez Chalá, su tía Luz Nery, y de las demás mujeres de la
comunidad. El grupo comunitario El Cebollal ha tenido un rol fundamental
en este proceso, construyendo una red de reciprocidad y apoyo. En sus reuniones
liberan miedos, cuentan y escuchan sus historias y deciden no enfrentar sus pro-
blemas solas. Sus platos, versos y cantos son un medio para expresar su libertad.
Yo metí mi canalete donde el agua no corría.
Le entregué mi corazón al que no lo merecía.
Cuando tengas un novio deja de estarlo de presentando,
que tu mejor amiga te lo puede estar quitando.
Cuando mi madre me tuvo, yo lloraba por mi tetero.
Ahora que estoy grande lloro porque te quiero.
¡Mi amor!
–Ve rsos de Yas mi n Aragón F ló r e z.
Juana
Francisca
Ocoro Bonilla
Adiós adiós que me voy,
bello cogollo de Parma.
Tú te vas y yo me quedo.
Adiós prendita del arma.
Hasta el alto fuimos
juntos, comunicando los
dos.
Ahí fueron mis desmayos
donde me dijiste adiós.
Cuando me dijiste adiós,
fueron grandes mis
tormentos.
11
Porque de mi pecho,
HISTORIAS DE VIDA
sacaste lágrimas de sentimiento.
Sentimiento puse en ti,
bello cogollo de Parma.
Cómo crees que te olvide,
si tu amor me tiene en karma.
Cuando me acuerdo, me acuerdo.
Cuando me olvido, me olvido.
Y cuando me vuelvo a acordar, me pesa en haber nacido.
Me pesa en haber nacido,
me pesa en ser mujer.
Me pesa en tener un hombre, debajo de mí por el.
– Ve rs o d e D oña Juana.
El dolor es insoportable. Los golpes no paran y las contracciones se hacen
cada vez más fuertes. Su respiración se agita y los dolores se vuelven más
repetitivos e intensos. ¡Llamen a Juana! empiezan a gritar las comadres.
Con 9 meses de embarazo, hoy era el gran día. Y Juana, la comadrera y yerba-
tera de San Miguel del Río, estaba ahí para ayudarla. El miedo empezaba a di-
siparse y la respiración a atenuarse. El bebé da su primer grito y Juana lo pasa
a su madre, sano y salvo. En tanto, recupera algunas hierbas medicinales y
prepara la tradicional nacedera, que tomará la nueva madre tras su parto.
Doña Juana, como la llaman en San Miguel del Río, nace en Mátaco,
corregimiento de Timbiquí. De este pueblo salieron mucho a estudiar a la ca-
becera municipal y los mayores poco a poco fueron muriendo, cuenta Juana.
Razón que la motivó 20 años atrás a mudarse a San Miguel del Río, su actual
hogar. San Miguel era un monte, recuerda. Aquí vivían unos mineros de edad
y con el tiempo fueron viniendo más personas, zanjando y limpiando terreno,
hasta ir construyendo el pueblo que es hoy. Estoy muy agradecida con
este pueblo. San Miguel me ha dado muchos saberes.
Hoy, Juana ya no realiza más su labor de partera, pues ya todas las
mujeres van a alumbrar (=dar a luz) al hospital de la cabecera
municipal. Se dedica a atrapar camarones, con su catanga en el río,
a trabajar la agricultura y realizar sus remedios de hierbas medicinales.
Su labor, hace parte de las prácticas tradicionales de esta comunidad. Un
legado que Juana adquirió de su mamá, Laurina Bonilla. Yo me dediqué
a lo que aprendí, comenta Juana. De pequeña, le gustaba ayudar,
haciendo remedios y colaborándole a su madre en los partos de su pue-
blo. Con el tiempo, fue adquiriendo este conocimiento, comprendiendo los
usos y beneficios de la gran cantidad de hierbas que la rodeaban: el gargo,
la doncella, el calambombo, el mamoncillo, la escudilla,
el espíritu santo, el botoncillo, la hierba de la virgen,
el sauco, entre otros. De la combinación de estas, nacen los tradicionales
remedios como la tomaseca y la nacedera, preparaciones que aún
hoy se consumen en San Miguel del Río y por los que la comunidad acude
a Doña Juana. Con su característico sombrero y un paso tranquilo, nos
lleva a dar un paseo por el pueblo. Poco a poco vamos descubriendo hasta
la más chiquita de las matas, de las que Juana nos va contando sus usos
12
Cuando te vas a embarcar, lleva la cama tapada.
HISTORIAS DE VIDA
Cuando te acordes de mí, dale un besito a la almohada.
–V ers o de Doñ a J ua n a.
y beneficios. Hay enfermedades que son de hierbas y otras que
no: Para el fuego, la escudilla, para el dolor de quemadas, la hoja
de achiote y para el dolor, el calambombo. Con éstas, se van re-
velando el enorme conocimiento y relación que estas comunidades han forjado
por generaciones con la naturaleza. Sin embargo, como Juana misma lo hace
notar, parte del conocimiento tradicional de su pueblo se está perdiendo, debido
al desinterés y falta de oportunidades de las nuevas generaciones. Yo creo
mucho en lo que mi mamá me enseñó en la vida. Mi mamá curaba
hasta la mordida de culebra. Así quisiera yo que mis hijos
aprendieran, pero ellos no quieren.
Juana recuerda los platos de su madre. Cómo se levantaban todos en la
madrugada para desgranar el maíz, molerlo a piedra y añejarlo en olla de barro.
Hacía otalla y majaja. Cultivaban arroz y lo pajareaban, para espantar
los pájaros que lo dañaban. Mi papá hacía el pilón, para limpiar el arroz,
y quedaba blanquito. Ahora ya la gente no se presta más para
eso, es mucho trabajo. Su padre también traía animales del monte, como el
tatabro (= marrano salvaje). Y en casa, Laurina lo ahumaba, y preparaba suda-
dos y sancochos en fogón a leña. Ponían catangas, atrapaban pescado y cama-
rones, que comían al desayuno. En esa época usaban el comején (= termitas)
como carnada, metían una chuspita y la amarraban con guasca a la catanga.
Antes caían más pescados, pero con el agua sucia, ya no caen
más, solo en las quebradas. En efecto, hace 6 años, recuerda Juana,
empezó a ensuciarse el agua. Razón por la cual hoy, reciben regalías por los daños
causados por la minería. El trabajo de la cocina se convirtió en una actividad
diaria, un espacio para contar historias, anécdotas, chistes y enseñanzas. Pero
no solo se vivía junto al fogón, sino también en el campo, recogiendo maíz, o en
el río, poniendo catangas. Enseñanzas, que Juana, aún hoy practica y recuerda.
La fortaleza de esta yerbatera, camuflada en una tierna sonrisa, se vuelve
evidente cuando nos muestra su espalda y el rastro del maltrato de su exmarido,
que casi la deja sin vida, pero que no pudo quitarle las ganas de vivir.
En el agua hay un pescado, en el plan va un anillo.
El hombre que no me quiere, que no me muestre cariño.
–Ve rso de M u j eres , Comu n i da d E l C e b o l la l .
13
Carolina Ibarbo
HISTORIAS DE VIDA
Quiñones
Tu eres la luna, tu eres el sol.
Tu eres la estrella de mi corazón.
Esta playa esta mojada, como si hubiera llovido.
Los ojitos de mi amante están por aquí perdidos.
Tan alta que va la luna, que un lucero la acompaña.
Qué triste que queda un hombre, cuando uno mujer lo engaña.
–V e rso s de Muje r e s , C omunidad E l C e b ol lal .
Toma su potrillo, empaca sus catangas y sale del puerto. Rema por el río Timbi-
quí hasta llegar a unos troncos cercanos a la orilla. La tranquilidad del paisaje
se ve interrumpida por el paso de las lanchas, que pasan rápidamente, mientras
Carolina desciende y se sujeta fuertemente a las ramas de los árboles. El nivel
del río ha bajado y hay poca lluvia: momento perfecto para poner sus catangas.
Toma unas ramas de caña brava y dos estacones (= palos de madera), que
sujeta con guascas de bejuco para darle firmeza a su catanga. Las ramas de
caña brava le ayudan a protegerla de la nutria, animal que 10 años atrás las
destruía. Se sube a su potrillo, deja 4 catangas más y regresa a su pueblo. En
8 días, volverá para recoger lo que habrán atrapado, esperando vender algunos
camarones en la cabecera municipal.
La historia de Carolina Ibarbo inicia en Calle Honda, Guapi. Donde vivió junto
a sus tías, luego de la muerte de su padre. Cuando vivía con mi mamá, yo
salía por el barro a atrapar Minchiá, me iba por el barrial a
coger camarón con las manos. Y mi madre me regañaba: “Cuidado
con el pejesapo” recuerda Carolina, mientras va sacando unos 20 a 30 ca-
marones de su canasta. Mi mamá me enseñó mucho. Uno de muchacha
la ayudaba y le ponía cuidado en la cocina, me decía cómo se
preparaban las cosas, y así aprendí. Un legado que aún conserva Carolina
a través de sus platos, como el arroz de camarón, el sancocho y el raspao.
A sus 18 años, decide salir de su casa para iniciar su
vida junto a su esposo, quien desafortunadamente, 5
años después muere, quedando sola con sus 4 hijas,
Marta Cecilia, Teófila, Carolina y Anabel, y sus 2 hijos,
Luis Alfonso y Cecilio. Sin marido y a cargo de sus 6
hijos, Carolina aprende el arte de la catanga, la cual se
convierte en su sustento y modo de vida: No tenía
qué comer y mis hijos aguantaban hambre.
Teníamos pocos recursos y andaba preocupada
por la comida de ellos. Hasta cuando un
buen día un señor de edad me dijo: “Venga
mija, ¿usted porqué no echa unas catangas al
río para sustentarse con eso? Eso se echa
así, venga le muestro…” Ese día aprendí
a catanguear, cuenta Carolina.
14 15
Luego de 5 años de la muerte de su esposo, Carolina conoce a su nueva pareja,

Palabras,

PALABRAS, PRODUCTOS, Y PLATOS

HISTORIAS DE VIDA

quien le propone irse juntos a Timbiquí, donde vivía el hijo de él. Era el tiempo
de la coca, y las oportunidades de trabajo en la región, los motiva a mudarse
en el 2002 a San Miguel del Río. Allí, conoce a Luz Nery, su comadre y gran
amiga, quien la introduce a la comunidad y le enseña las recetas tradicionales
de Timbiquí, como el yuyo y el arroz de pan. Con el tiempo, Carolina aprende el
rodaje de las sanmigueleñas, motivándose a comprar las catangas de Roberto,
Ruperto y Genaro, los carpinteros del pueblo, dándole continuidad a su trabajo
de catanguera en San Miguel. En este pueblo tuve a mi último hijo,
John Mar, el 20 de mayo del 2006, día de la primera fumiga
productos y platos
en San Miguel. Pues bien, esta fecha marcó la historia de todo el pueblo y
también la del grupo comunitario El Cebollal, que con las fumigas del 2006 PA LA B RAS
al 2014 perdieron todo. Hoy, Carolina, hace parte del grupo comunitario de San Achicaposo: Libélula
Miguel. El cual, a pesar de las adversidades, en los últimos 3 años ha vuelto a Afrecho: Restos del coco rallado que
nacer, alzando la voz por las mujeres del territorio. deriva de la producción de leche de coco.
A mí no me ha gustado depender de los hombres. Me acostumbré Se usa para alimentar gallinas y otros
animales del rancho
a no vivir esperanzada y hacer las cosas con mis propias manos.
Aliño: Mezcla de especias y otros
El camarón, Minchiá, se convirtió en el sustento diario de esta catanguera. Su condimentos. En el Pacífico se realiza
trabajo representa no solo un patrimonio cultural de su comunidad, sino también principalmente con hierbas de azotea, ajo
un símbolo de independencia. y achiote
Aporco: Abono
Atarrayas: Red artesanal usada en la
Doris Joris Díaz
captura de peces
Bareque: Trabajo minero para aquellas
personas que no son dueñas de las tierra
ni las máquinas
Los zapaticos me aprietan Bariquero: Persona que trabaja en un
Las medias me dan calor bareque
El besito que me dio mi madre Barquera: Cebollín
Lo llevo en mi corazón Barrer: Pasar con la red (atarraya) por
el río capturando pescados
– V ers o d e Dori s J ori s D ía z
Batea: Recipiente redondo y poco profundo
hecho de madera o metal que se usa para
Con apenas 14 años Doris Joris llegó a la comunidad de San Miguel del Río. Acá la extracción artesanal de oro
me trajo un compañero, Wilson Aragón Ocoró, él ha sido mi Bejuco: Planta trepadora presente en el
compañero de mis 5 hijos que ya tengo. Tengo 44 años.. ya tengo bosque, usada como fibra vegetal o planta
30 años de haber llegado aquí. medicinal
Bija / Bijia: Achiote
Toda una vida dedicada a la batea, a la mine- Cachín: Masa molida de maíz en piedra
ría, a la agricultura y a la captura de los Min- Callana: Utensilio de lata o barro para
chiá... llevo más de 15 años usando mis asar las arepas al fuego
catangas para coger el Minchiá para Calor de leche: Temperatura tibia,
como la leche de mama
hacer esos quebraos tan deliciosos que
Camejúa: Arroz de coco y panela
hacemos aquí en la comunidad de San
Canalete: Canoa (Sinonimo: Potrillo)
Miguel cuenta Doris en un video que nos man- Canalón: Cola y cabeza de una mina
da por WhatsApp. Doris es clara: Lo que he de aluvión
aprendido ha sido de mis abuelos, y de Caneca: Media botella de viche
mi madre. Así que en eso estoy, para Catanga (Nasa): Canasta artesanal
ayudar y seguir luchando como madre útilizada en la captura del camarón de río
trabajadora de esta comunidad. (minchiá) o peces de río
Cernir: Colar
Chamberito: Pequeño
Changear: Recolección de la changa
(molusco)
Chirdado: Flaquito, chiquito
Chiyangua: Cilantro cimarrón, hace
parte de las hierbas de azotea de las
comunidades del Pacífico colombiano
Chorga: Molusco de marea en concha
Chumeca: Pez de río
Chuspa: Bolsa
Chuspita: Pequeña ración de arroz,
usada como carnada en la captura
con catanga de peces y camaron de río
Cochera: Rancho de marranos
Colino: Plátano, Banano
Comején: Termitas, presentes en los
palos, utilizados como carnada en la
captura con catanga de peces y camaron
de río
Corozo: Fruto de palma, similar al coco
pero de menor tamaño
Corroña: Pulpa del calabazo
Cucuyo: Luciérnaga
El marisco: Ombligo del pescado
con un fuerte sabor a marisco. Suele ser
retirado en las preparaciones del pescado
Entable: Lugares donde se procesa el oro
y se separa de la roca
Estacones: Palos de madera usados para
sujetar las catangas en el río. Se amarran a
estas por medio de guascas
Estar Alumbrando: Estar embarazada
Estar orando: Cuando un fruto está
maduro
Galería: Plaza de Mercado
Gallada: Muchachos, juventud
Garve: Purgante
Guacuco: Pez de río
Guagua: Conejo de monte
Guasá: Instrumento musical sonajero,
hecho de madera y achiras
16
Guasca: Cuerda, hilo. Puede ser de
PALABRAS, PRODUCTOS Y PLATOS
material sintético o hecha con bejuco (Ver:
pitigua)
Hoja de aromito: Hoja negra
Jecho: Maduro. “Que ya se puede cortar”
Largar: Botar, separar
Majaja: Envuelto de choclo, en la misma
hoja de maíz
Malladín: Red artesanal usada en la
captura de peces (Ver: Atarraya)
Manos cambiadas: Intercambio
de mano de obra. Práctica utilizada en
la preparación de terrenos y cultivos,
mediante la ayuda de otros integrantes de
la comunidad
Marera: Madera
Mate: Vasija hecha de manera artesanal
con calabaza seca, utilizada como plato o
vaso (Sinonimo: Zumbo)
Metrera: Lancha larga con cara, usado en
el transporte de pasajeros y carga
Milandar: Práctica de pesca en ríos
y quebradas que se realiza en la noche.
Relacionada también con la pesca con
catanga
Morelos: Un mejor modo de vida
Motas: Cabeza o cápsula del fruto del
achiote, cubierto de espinas suaves y
delgadas
Mote: Cabeza de ajo
Nacedera: Bebida hecha a base de
plantas medicinales, consumida despues
del parto
Negra: Caña de azucar
Pajarear: Práctica para espantar
pájaros con lienzos o guascas para
proteger los cultivos de arroz. Tiene lugar
principalemente
en el mes de noviembre
Panda: Masa molida de maíz en piedra
(Ver: Cachín) y añejada. Antiguamente solía
añejarse en ollas de barro
Pandao: Preparación a base de pescados
pequeños o mariscos que se envuelven
en hojas de aromito, plátano o bjiao y se
cocinan en agua hirviendo. Su nombre
deriva del verbo “pandar”
Pandar: Forrar, envolver
Perdigá: Precocer. Método de
conservación que consiste en cocinar
(sancochar) levemente los productos en
agua caliente y sal
Petacona: Serpiente constrictor
Pilón: Instrumento hecho con dos palos
y una malla para el blanqueamiento del
arroz. Utilizado en la agricultura tradicional
del arroz en la región del Pacífico
Pitigua: Cuerda hecha de bejuco, usada
en la producción artesanal de catanga
Pocero: Camarón pequeñito,
“chamberito”
Posear: Práctica de pesca que se realiza
a las orillas de los ríos
Potrillo: Canoa manual hecha de
madera (Sinónimo: Canalete)
Pretina: Látigo
Quebrao: Quebrado, sin “d”
Rabija: Parte inferior del canalón, pobre
en oro (Ver: canalón)
Raspao: Raspado, sin “d”
Rodaje: Modo de trabajar
San Migueleño: Gentilicio
Sosunga: Colador hecho de manera
artesanal a partir de la calabaza seca
Tapiado: Primeros signos de embriaguez
(“prendido”)
Tapiar: Cortar
Tatabro: Marrano salvaje de monte
Timbiquereño: Gentilicio
Toldillo: Red artesanal para la pesca de
peces y camarón de río
Tortuguero: Canasta artesanal utilizada
en la captura de tortugas
Uramba: Término africano que significa
“unión”. Comida para compartir
Urambear: Intercambio de comida en
comunidad. Proviene de “Uramba”
Viento y Marea: Barco de pesca mrino
Yuyo: Hierba comestible, conocida en
otras regiones como pringamosa u ortiga
Zocala: Preparación del terreno para
nuevos cultivos, mediante la tala y roce de
árboles en el monte
Zumbo: Plato o vaso hecho de manera
artesanal con calabaza seca. (Sinónimo:
Mate)
PLATO S
Carne de monte ahumada (tatabro o
guagua)
Conejo o Guagua ahumada
Pescado Ahumado
Cachín Masa (arepas)
Panda (crema de maíz añejada)
Arroz atollao
Arroz de corozo (de coco pequeño)
Arroz de maíz
Arroz de pan (fruto del plan)
Arroz a la camejua (con coco y
panela)
Arroz de Yuyo (de ortiga, pringamosa)
Higuana asada
Minchiá asado
Curao (bebida fermentada a base de caña
de azúcar)
Jugo de yuyo espinaca y lenteja
Tomaseca (bebida fermentada a base de
caña de azúcar y hierbas medicinales)
Tumbacatre (bebida fermentada a base
de caña de azúcar con hierbas, mil o jugo
de caña)
Cebada de plátano (para bebés)
Andullo (dulce de coco, miel y canela,
envuelto en hoja seca. Suele prepararse
también con papaya o corozo)
Otalla (crema de maíz y arroz)
Rellena
Encebollado
Encocado
Majaja (envuelto de choclo, en la misma
hoja de maíz)
Pandao (preparación a base de pescados
pequeños o mariscos que se envuelven
en hojas de aromito, plátano o bjiao y se
cocinan en agua hirviendo. Su nombre
deriva del verbo “pandar”)
Pescado frito
Quebrao de minchiá (sancocho de
plátano “quebrado” con la mano y camarón
de río))
Raspado de minchiá (sancocho de
plátano rallado o “raspado” y camarón de
río)
Sancocho de camarón
Sancocho de carne de monte
Sancocho de gallina criolla
Sancocho de pan
Almeja sudada (con leche de coco)
Sudado de minchiá (con leche de
coco)
Camarón sudado (con leche de coco)
Tapao de pescado (preparación
tradicional de plátano o banano verde,
pescado, hierbas de azotea y cebolla larga)
P RO D U CTO S
A n im a l e s d e C or ral :
Puerco, Gallina criolla
A n im a l e s d e monte :
Tatabro, Guagua, Iguana, Higuana
Á r b o l : Higuerón
Ca m a ró n d e r ío: Minchiá,
Muchillá
Ca n g r e jo : Jaiba, Cangrejo azul
17
Caracol :Piacuil
PALABRAS, PRODUCTOS, Y PLATOS
C oncha:Guacuco, Piangua
C ond ime nto: Achiote
f rutal e s :Anón, Papaya, Limón,
Piña, Chirimoya, Lulo, Cacao, Caimito,
Guayaba
Fruto s ilve str e : Cocoroma
Hie r baS : Chiyangua, Chillangua,
Cilantro Cimarrón, Orégano, Oreganón
(Hojas de mayor tamaño y textura),
Poleo, Chirarán, Albahaca (Existen 7 tipos:
morada, blanca, negra, albahacón, pequeña
(2) y grande)
Hie r bas me d icinal e s :
Bejuco, Yuyo, Ortiga o Pringamosa,
Paico, Padilla, Verdolaga, Cañita, Calve,
Malva, Abajacá, Amargo André, Para mi
no hay hombre, Guaco, Chachajo, Lecho,
Lenguesuegra, Espiritu Santo, Yanté, Malva,
Gargo, Doncella, Calambobo, Mamoncillo,
Escudilla, Parilla, Botoncillo, Blero, Hierba
de la virgen, Sauco, Culoeconga, Guapil
Hojas : Azomito / Hoja negra
MAÍZ: Maíz Blanco, Maíz Amarillo, Maíz
Azul/morado
PAL MA: Corozo, Coco, Naidí,
Chontaduro
P e s cad o d e manglar
Canchimala / Canchimalo
P e s cad oS d e Que b rada:
Barbudo, Sardina, Mojarra, Guavina,
Chichero, Perra, Duro
P e s cad oS d e r ío: Chumeca,
tararira o pez lobo o dormilón, Bidingo,
Corroncho, Peje Sapo, Sábalo, Mojarra,
Sabaleta, Cubo, cuvo, Bocón, Lambearena,
Micuro, nicuro o bagre, Combara,
Lambeplato
PlantaS d e azote a: Cebolla
larga de rama o criolla, Jengibre, Limoncillo
Plantas d e hue rto: Árbol de
Pan, Pepa e pan, pepa e palo, Papachina,
Calabaza, Caña de Azucar, Yuca, Cebolla
Cabezona (Blanca y Roja), Ajo, Arroz de
pilón, Caña Brava
PlÁtAnos : Plátano común, Enano,
Primitivo, Felipito, Dominico, 500 Pares,
Hartón, Enano Cera, Banano Fino (Cuando
dan a luz), Enano Bajito (Escaso), Manzano,
Cachaco, Chivo, Bananito
18 19
H istor ia de l San cocho

HISTORIA DEL PLATO

HISTORIA DEL PLATO

Si hay un plato que simboliza la universalidad

y riqueza de la cocina colombiana, es en
definitiva el sancocho: hijo de los aportes
afros, indígenas e hispánicos, que fueron
combinándose y enriqueciéndose en las ollas
regionales durante los últimos 6 siglos.
El sancocho es una muestra de la diversidad cultural, ecosistémica
y gastronómica de nuestro país, presente en más de 193 localidades.
Su nombre, como lo indica Ángel Rosenblat, proviene del término cocho,
o cocido, y hace referencia al sub-coctum, o medio cocido, por su cocción
hervida, o sancochada. Los hervidos tienen origen prehistórico durante
los primeros experimentos culinarios y uso del fuego, que, a lo largo de
los años, con el uso de nuevos utensilios, aparecieron en numerosas
HISTORIA DEL PLATO variaciones por las cocinas de todo el mundo. Desde la olla podrida en

Quebrao
España, el pot-au-feu en Francia, al ajiaco cubano, puchero santafereño,
pusandao tumaqueño o sancocho de gallina, los hervidos son una
representación de la sociedad, de sus diversidad cultural y biológica.
Su esencia consiste en la combinación de hortalizas, hierbas y tubérculos,

de Minchiá
cultivadas tradicionalmente por las mujeres en sus huertos locales, y de
cualquier tipo de carne, desde peces, mariscos, aves de corral, hasta
jabalíes, reptiles y otros cuadrúpedos, cazados o criados domésticamente.
Su elaboración es realizada casi exclusivamente por mujeres, encargadas
de la cocina al interior de la casa. La olla podrida Española representa el
legado de mayor influencia del sancocho, compuesta por una gran variedad
de carnes, garbanzos, ajos, cebollas y castañas, que dan lugar a un plato
graso, denso y heterogéneo, perfecto para un duro invierno. La llegada a
Sudamérica de los colonizadores marca el inicio de un mestizaje cultural
y gastronómico sin precedentes, con la introducción de nuevos productos
como el ajo, la cebolla, el perejil, el trigo, la pimienta, el comino, la caña
de azúcar, el aceite, las aves de corral, las vacas, sus derivados, el arroz
y la cebada, entre otros. A esto se les suma la llegada de poblaciones
esclavas de origen africano, quienes aportaron nuevos productos y técnicas
alimenticias, y las contribuciones indígenas como el maíz, la yuca, el ñame
y el plátano, dando origen a nuestro gustoso sancocho de gallina criolla.
Nuevas conquistas fueron extendiendo su uso y consumo por todas las
regiones, con nuevos ingredientes y variantes, desde pescados, carne
seca o ahumada, leche de coco, hierbas de azotea, carne de cerdo, res o
pollo, entre otros. Nuestra cocina, como el sancocho, es el resultado de una
deliciosa cocción de culturas, productos e identidades, del mestizaje y la
violencia, que han marcado nuestra historia como colombianos. Hoy, este
plato es insignia de nuestra identidad gastronómica nacional, consumido
a diario, en eventos especiales, o para el desenguayabe. El sancocho es
símbolo del compartir en familia, del paseo de olla y de sentarse juntos a
la mesa, pues donde comen dos comen tres, y de un buen
sancocho comen todos.
20
El san c o c h o e n e l pac í f i c o c o lom bia no
HISTORIA DEL PLATO
La cocina del Pacífico colombiano está arraigada en sus orígenes afro,
poblaciones que fueron traídas de África como mano de obra esclava para
la extracción de oro. Los españoles trajeron sus platos y productos, con
amplios privilegios en su consumo. Las comunidades negras esclavas,
fueron constituyendo una cocina sencilla, con productos como el ñame o el
plátano. Este último, originario del sudeste asiático y presente en la cocina
africana, fue tomando un rol primordial en la alimentación y agricultura
de estas comunidades, al ser una fuente primaria de energía para los
arduos días de trabajo forzado. Nacen platos como el tapao, hervido
de pescado y plátano con hierbas de azotea y la bala de plátano, masa de
plátano cocinada, rellena o sola y a veces frita. Los indígenas aportaron
su conocimiento, el uso de técnicas de caza, añejamiento, ahumado
y cultivo del maíz. Con las primeras manifestaciones de cimarronaje,
individuos o grupos que escapaban de la esclavitud, fueron constituyéndose
en comunidades ribereñas libres, también llamadas palenques, que
desarrollaron sistemas productivos de cacería, pesca, recolección de
moluscos, crustáceos y cultivos de pan coger, especialmente, de plátano,
coco y maíz, todos proveídos por la amplia diversidad ecológica de ríos,
quebradas, selvas, mares, manglares y playas. La oferta alimenticia de
estas comunidades se amplió, pero su trabajo siguió concentrado en
largas jornadas de minería, pesca y agricultura, que influenciaron sus
hábitos alimenticios, con platos de fácil portada y alto aporte energético
y proteico. A su cocina entraron sudados, sancochos y pandaos.
Las mujeres cumplieron un rol primordial en esta construcción de identidad
cultural y gastronómica, siendo las únicas portadoras del conocimiento
culinario y las encargadas de preparar el alimento a su familia y comunidad.
Minchiá,
La estructura familiar del Pacífico se convirtió en la base del acceso a
los recursos naturales, definiendo parcelas y sembríos de acuerdo con
parentelas y vínculos familiares. Se formó una estructura social colectiva,
basada en el trueque de productos, intercambio de mano de obra, también
llamada manos cambiadas, y uso de la tierra, que fue reconocida
finalmente en la ley 70 de 1993.
De l sa n c o c h o al Q u e b rao
De esta cocina ancestral nace el sancocho de gallina criolla, consumido
tradicionalmente por mujeres cuando han dado a luz. Está compuesto por
un caldo o fondo, cebolla, plátano verde (que le da el espesor) o algún otro
sólido vegetal como la papa china, pacó, ñame o yuca, comúnmente llamados
“revuelto” o “balastro”, y una “presa”, de proteína, presente en la granja de
cada casa. Se sirve en el tradicional mate, recipiente de calabaza seca, y
cuchara del mismo material. Con el tiempo fueron naciendo nuevas variaciones
de este plato, dando origen al raspao, variante del sancocho con plátano
verde rallado con concha de piangua, y al Quebrao. Este último, nace de la
práctica manual de quebrar el plátano verde en pedazos grandes, quebraos, que
dan origen a su particular nombre. El sancocho fue dando paso al Quebrao de
gallina criolla, de carne de monte ahumada, pescado, tres carnes y más adelante
al muy apetecido camarón de río, Minchiá, nuestra estrella del día de hoy.
El Minchiá, es un camarón de gran tamaño 21
(15 cm largo), que habita los ríos del
HISTORIA DEL PLATO
Pacífico centro ysuramericano. Su consumo
hace parte de la dieta tradicional de las
comunidades afrodescendientes del Pacifico
colombiano, considerado una fuente impor-
tante de sus ingresos y cultura.El Minchiá
es capturado tradicionalmente mediante
procesos manuales (a mano), redes (atar-
rayas) o indirectamente a través de canas-
tas artesanales, denominadas catangas. Se
utilizan diferentes tipos de carnada, desde
comején (termitas), queso costeño hasta
pescado descartado. Las catangas son hechas
de manera artesanal con caña brava y be-
juco, materiales cada vez más escasos que
son recolectados directamente en la selva.
Son elaborados por los hombres mayores,
representando un conocimiento ancestral en
riesgo de perderse. En San Miguel del Río
son tres los portadores de este conocimien-
to, Roberto, Ginaro y Ruperto. Sin embargo,
su transmisión resulta cada vez más limit-
ada, siendo una labor poco atractiva para
las nuevas generaciones, debido a su largo
proceso tanto en la recolección de materi-
ales como en su realización. El Minchiá es
camarón de río
capturado durante las épocas de lluvia entre
octubre y noviembre (tiempo de maíz) por las
mujeres de la comunidad. Éstas han desarrol-
lado una fuerte sensibilidad y conocimiento
de su entorno, creando una relación con la
naturaleza, que les ha permitido identificar
los mejores métodos y lugares para su cap-
tura. La destrucción de los hábitats natu-
rales del Minchiá y la explotación indebida
de minerales en la región, han influido en
la disminución paulatina de este recurso,
afectando su sostenibilidad y la de las
comunidades que de éste dependen. El boom
minero que tuvo lugar en la parte alta del
río Timbiquí entre el 2007 y 2010, generó un
aumento en la contaminación y oscurecimiento
del río. El vertimiento de tierra, aceite,
combustible, cianuro y mercurio causó la
muerte y disminución de su flora y recursos
pesqueros. Adicionalmente, el uso de in-
secticidas tóxicos, como la cispermetrina,
eliminó muchos peces e invertebrados de la
zona, como el Minchiá. Como lo comentan al-
gunas de las integrantes de la comunidad de
San Miguel: “Los camarones salían del río,
todos se iban a tierra, empezaron a morir y
escasear en la región”.
22 INGREDIENTES
El Queb rao d e M i nc h i á e n San M igu el d el río
Receta de Quebrao
HISTORIA DEL PLATO
Es el 1 de diciembre, la enorme cantidad de gente que se ha reunido en Santa
de Minchiá y Arroz
Bárbara, cabecera municipal de Timbiquí, se pierde en medio de los aromas
que salen de las ollas de las cocineras, representantes del legado culinario
de Coco/Corozo
de sus corregimientos y portadoras del patrimonio gastronómico de toda
su región. Las mujeres comienzan a preparar sus puestos. Platos, mates,
cucharas y otros elementos van llenándose de deliciosos manjares. Es el
turno de San Miguel del Río. La gente espera con ansias, ¿qué será esta vez? 1. Ca m a rón de Río
¿Encocao, Sudao o Quebrao? Pero seguro un camarón de río. Su enorme pinza M inchiá (Macrobrachium
americanum)
sale del plato, y su tierna carne deleita a todos aquellos que lograron atrapar El Minchiá habita en los ríos que
un bocado. Uno que otro curioso, pasa a preguntar, ¿queda más? Pero las desembocan en el Pacífico. Esta
ollas de estas san migueleñas ya se han vaciado. No queda otra opción que especie hace parte importante de
venir el próximo año o esperar al mercado a conseguir uno de estos deliciosos la alimentación de las comunidades
afrodescendientes del Pacífico
camarones de San Miguel. colombiano, considerada una fuente
El Minchiá es un recurso característico del rio Timbiquí. Su consumo se importante de ingresos debido a su
extiende por todo lo largo del río y cuenta con una alta demanda en toda la alto valor comercial. Sin embargo,
región. Llegar al mercado en horas de la mañana con 20 camarones de río la contaminación y destrucción de
sus hábitats naturales han influido
(Minchiá), es una venta segura para Carolina, pescadora y catangera de San
en su disminución a nivel local.
Miguel del Río. Hoy en día, hablar de Minchiá y de sus deliciosas preparaciones
en Timbiquí, es hablar de la labor de las 23 mujeres que hacen parte de la red 2. Plátano verde (Musa sp.)
comunitaria el Cebollal. La historia e identidad que han forjado estas mujeres es El plátano es un cultivo transito-
rio originario del sudeste asiáti-
el resultado de un proceso de adaptación y empoderamiento de los últimos 20
co. Fue traído a Suramérica en
años. De hecho, hace 10 años se convirtieron en las pescadoras exclusivas de 1516 durante el periodo colonial.
la zona, cuando la nutria, que invade la región, empezó a destruir las catangas. Colombia es actualmente uno de los
Una tras otra se fueron perdiendo, y con ellas, el camarón. Las mujeres de San mayores productores a nivel mundi-
al. En las comunidades del Pacífico
Miguel del Río descubrieron que el uso de hojas de sim para cubrir y proteger la
colombiano representa un cultivo
catanga alejaba a las nutrias de sus canastas, permitiéndoles continuar con la fundamental, en huertos cerca de la
captura del Minchiá. Fue entonces cuando San Miguel del Río se volvió un pueblo vivienda, sistemas agroforestales o
camaronero. Las san migueleñas se convirtieron en las nuevas referentes y terrazas, asociado a cacao, café y
frutales.
únicas vendedoras de este recurso. Con el camarón, se extendieron las recetas
tradicionales, el sudao y raspao dieron paso al Encocao y al Quebrao, 3 . Coco o Corozo: leche
que se convirtieron en platos emblemáticos de San Miguel del Río. Y es aquí de Coco (Cocus nucifera)
cuando nace el Quebrao de Minchiá… El coco o cocotero es una pal-
ma de 15 metros de altura, y su
semilla redonda de carne blanca
es comestible. El coco hace par-
te imprescindible de la identidad
gastronómica del Pacífico colombi-
ano, siendo usado como condimento y
espesante en un sinnúmero de platos
locales. De este se extraen tres
productos: Su aceite, la pulpa seca
o afrecho, y la leche de coco.
4. H ierbas de A zote a
Consideradas el aliño por excel-
encia de la cocina tradicional del
Pacífico colombiano. Su uso es un
elemento común en todas las cocinas
de la región, herencia de la cul-
tura afrodescendiente. La azotea es
una estructura rectangular de made-
23
INGREDIENTES
ra, situada a uno o dos metros
del suelo para protegerla de ani-
males y la humedad. En su inte-
rior contiene tierra rica en ma-
teria orgánica para el cultivo de
cebolla larga y hierbas alimen-
ticias, aromáticas y medicinales,
como el poleo, la albahaca, el
cilantro, el orégano, la citrone-
la, la chiyangua, la moradilla,
el pronto alivio, la espadilla,
la malva y el espíritu santo. El
cultivo y uso de la azotea, está
reservado casi exclusivamente a
las mujeres, siendos éstas porta-
doras de su conocimiento ances-
tral. Las fundamentales para la
cocina son: Chiyangua (Eryngium
foetidum), también conocida como
cilantro cimarrón; b) Orégano
(Origanum sp.), de mayor tamaño
y textura al orégano común; c)
Poleo (Saureia brownei); d) Al-
bahaca Negra (Ocimum basilicum),
también conocida como chirarán.
5. Achiote (Bixa orellana)
El achiote es un árbol de 2 a
5 metros de altura, originario
del suroeste del Amazonas. Puede
encontrarse silvestre o cul-
tivado en las fincas tradicio-
nales del Pacífico colombiano,
siendo parte importante de su
cocina tradicional. Su nombre,
“achiotl”, deriva del náhuatl,
que significa tintura roja. Gra-
cias a su sabor y alta capaci-
dad de colorar se ha convertido
en uno de los condimentos más
apetecidos en la región, consid-
erado el “azafrán Latinoamer-
icano”. En los últimos años,
se reportan disminuciones en
su cultivo y uso. Las semillas
de achiote son utilizadas como
colorante natural en la cocina,
medicina y ceremonias tradicio-
nales. Se usa fresco, seco o en
pasta (“pan de achiote”).
24 25
RECETA 1. Ponga a hervir 1.5 a 2 litros de agua en una olla profunda.

RECETA
RECETA

2. Limpie los camarones, removiéndoles su tripa, su vena, y sus desechos, y

Quebrao lávelos bien. Sepárele la pinza y déjele su cascara. Luego lávelos en agua
caliente.
de Minchiá y Arroz 3.
4.
Finalmente, remueva el agua y agrégueles el zumo de limón.
Pele los plátanos verdes, límpielos y déjelos en agua para que no se oxiden.
de Coco/Corozo Un tip: en la comunidad del Cebollal suelen limpiar los plátanos con su
propia cascara.
5. Lave 1 a 1 ½ tazas de arroz en agua fría, removiéndole el exceso de
Vers i ó n d e la c o mu n i dad almidón. Agregue el arroz en una olla arrocera junto a 2 a 3 tazas de leche
e l C eb o l la l d e San M i g u e l , de coco (segunda leche de coco) y bátalos con la mano. Agregue sal a su
T imbi q uí . gusto y ponga la olla de arroz al fuego. Tras unos minutos, tápela.
6. Lave nuevamente los camarones y agréguelos a la olla con agua hirviendo.
Pre pa rac i ó n pa ra 4 a 6 p e rso nas 7. Aquí viene la esencia del “Quebrao”: tome los plátanos remojados y
“quiébrelos”, rotándolos con ambas manos, cada una en sentido contrario.
Al final, obtendrá 5 a 6 pedazos “quebrados” por cada plátano. Déjelos en
Ing red i en t es
agua.
4-6 unidades de camarón de río Minchiá
8. Tome las motas de achiote, ábralas y saque las semillas frescas de su
(1 camarón por persona) cáscara. Remoje las semillas en agua, macháquelas, fíltrelas y guarde el
2-3 unidades de plátanos verdes líquido restante.
2 cocos o 5-7 corozos, para la leche de Coco* 9. Corte las cebollas y el ajo finamente. Lave las hierbas de azotea, séquelas
Hierbas de Azotea al gusto y córtelas bien chiquitas. Dato curioso: antiguamente las hierbas eran
Hojas de Chiyangua machacadas en piedra hasta obtener una especie de crema. Los cuchillos
Hojas de Orégano y ralladores no hacían parte de la cocina.
Ramas de Poleo 10. Vierta los pedazos quebrados de plátano verde en la olla hirviendo con
Hojas de Albahaca Negra camarón. Tras unos minutos agregue el líquido del achiote y revuelva.
2 motas de achiote fresco 11. Asegúrese de que el arroz no se le pegue a la olla, si es necesario revuelva
4-5 dientes de ajo pelados delicadamente. Tome una hoja de plátano y pásela por el fuego. Luego
1 cebolla cabezona roja cubra el arroz completamente con las hojas y tápelo.
½ cebolla larga 12. Agregue la cebolla rallada, las hierbas de azotea picadas a la olla con el
Zumo de 1 a 2 limones plátano y camarón.
13. Cuando el plátano esté blandito agregue 300 a 500ml de leche espesa de
1 a 1 ½ tazas de arroz seco (200-300gr
coco (primera leche), revuelva y tápelo nuevamente.
de arroz, 50gr por persona)
14. Espere unos minutos y listo. ¡A lo que vinimos, a urambear1!
Sal al gusto
1.5 a 2 litros de agua
La Leche de Coco:
La leche de coco se prepara a partir del coco fresco o corozo. Se abren los
cocos y se rallan con una concha de piangua o un rallador. Al coco rallado,
se le agregan 2 tazas de agua por coco y se exprime fuertemente con las
manos, sacando inicialmente la leche espesa o primera leche de coco (½
taza). Se exprime nuevamente el coco restante, hasta para obtener la
segunda leche o el agua de la leche de coco (1 ½ tazas).

1
Intercambio de comida en comunidad. Proviene de “Uramba”, término
africano que significa “unión”.
 Señoras y Señoras nace de la curiosidad
por los saberes culinarios ancestrales
y de la pregunta por cómo apoyar, desde
el privilegio, los procesos de mujeres
indígenas, afrodescendientes
y campesinas que custodian los saberes
ancestrales de nuestra tierra. Pocas
veces visibles en nuestro mundo, estas
sabedoras, dan vida y ayudan a que otras
den vida, tanto en el trabajo de parir,
como en el de labrar la tierra para
crear platos todos los días.

Señoras y Señoras extrañamente

también nace gracias a Freddy Mercury.
Ladies and Ladies (Señoras y Señoras)
en vez del tradicional Ladies &
Gentleman, fue su introducción descarada
a una célebre transmisión radial de
Bohemian Rhapsody. Ladies and Ladies,
Señoras y Señoras, es un grito a favor
la resistencia alegre, una celebración
de nuestra diversidad.