• Intenta ser paciente: si la persona con trastorno límite de la
personalidad se encuentra en un momento en el que tiene dificultades para manejar sus emociones, intenta no involucrarte en una discusión provocada por la agitación del momento. Puede ser mejor esperar hasta que los dos estéis más tranquilos y así poder hablar de forma más calmada.
• No juzgarle: trata de escucharle sin decirle que sus reacciones son
inapropiadas, exageradas o sin sugerirle que no debería sentirse cómo lo hace. Entiendas o no cómo se siente, no importa, se siente así y es importante reconocerlo, y sobre todo, que la persona perciba ese reconocimiento. • Mantén la calma y sé congruente: si la persona con trastorno límite está experimentando una serie de emociones abrumadoras, ser un apoyo en esos momentos puede ayudarle a sentirse mejor y tener una mayor seguridad. • Ayúdale a recordar sus aspectos positivos: cuando alguien a quién quieres está pasando por un mal momento y le cuesta recordar las cosas buenas de sí mismo, quizás le sirva de ayuda que tú le recuerdes sus aspectos positivos.