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Seminario de Literatura Española

Docente: Germán Diego Castro


Estudiante: Andrés Arcos
Código: 20161160494

Distribuidas en cinco salas de exposición el museo presenta a los visitantes


distintas piezas de arte elaboradas en el periodo de la colonia. En la primera sala
denominada: la imagen colonial: entre el miedo, la salvación y la naturaleza de un
territorio vacío, se encuentran sobre todo pinturas, que se pueden ubicar dentro
del movimiento cultural conocido como barroco. Como bien lo indica el nombre de
la sala, es un espacio donde los temas principales son la religión católica con toda
su imaginería religiosa y el temor al castigo eterno manifestados por medio de
pinturas tenebrosas que buscaban representar temas bíblicos.
El museo de arte colonial tiene otras cuatro salas más: el viaje: encuentro y
transformación de dos mundos. Las ciudades del Nuevo Reino de Granada:
habitar el territorio. Colegiales y artesanos: manos que escriben, manos que
construyen y, La Colonia: un pasado aún presente.
La temática de esta última sala es precisamente exponer la relación que perdura
entre la época contemporánea y la época de la colonia. Para ello además de
presentar la realización de arte-factos que se elaboraron en la colonia y continúan
haciéndose hoy en día, hay también varios espejos. En una de las esquinas de
esa sala hay un espacio dedicado a representar la idea de, limpieza y pureza
étnica, donde los negros eran considerados esclavos de segunda y tercera clase.
Pero también hay un espacio dedicado a considerar que formas de lenguaje
usadas en el periodo de la colonia perduran hasta el día de hoy.
En uno de los varios espejos que se hallan en ese rincón hay uno de dimensiones
adecuadas para que los visitantes que se ven reflejados sobre su superficie
puedan ver su imagen de cuerpo entero. En la parte superior y sobre el espejo,
está inscrita una pregunta sobre ¿qué tan colonial eres?, y, tal vez se pueda
vincular ese rincón y ese espejo con la introducción del texto de C. Fuentes, el
espejo enterrado:
Algo que en medio de todas nuestras desgracias permaneció en pie: nuestra herencia
cultural. Lo que hemos creado con la mayor alegría, la mayor gravedad y el riesgo mayor.
La cultura que hemos sido capaces de crear durante los pasados quinientos años, como
descendientes de indios, negros y europeos, en el Nuevo Mundo. (…) Del barroco de la
era colonial a la literatura contemporánea de Jorge Luis Borges y Gabriel García Márquez.
Y de la múltiple presencia europea en el hemisferio —ibérica, y a través de Iberia,
mediterránea, romana, griega y también árabe y judía— a la singular y sufriente presencia
negra africana. 

En las medidas de esos dos espejos tanto el del autor C. Fuentes como en el
espejo de la sala del Museo Colonial tal vez se encuentre contenida la imagen
entendida como identidad de lo que ha sido y lo que es el nuevo mundo; una
suerte de cadáver exquisito formado por varias herencias e hibridaciones
culturales y sincretismos religiosos. Una Latinoamérica joven que adolece de
conflictos culturales intentando vanamente establecer una única, identidad.

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