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El arte de la palabra en público. La importancia de la oratoria en el ámbito


universitario (with J. A. Obarrio)

Chapter · March 2013

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Aniceto Masferrer
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EXPRESIÓN ORAL Y PROCESO
DE APRENDIZAJE

LA IMPORTANCIA DE LA ORATORIA EN EL
ÁMBITO UNIVERSITARIO
J. ALFREDO OBARRIO & ANICETO MASFERRER
(Eds.)

EXPRESIÓN ORAL Y PROCESO


DE APRENDIZAJE

LA IMPORTANCIA DE LA ORATORIA EN EL
ÁMBITO UNIVERSITARIO
Todos los derechos reservados. Ni la totalidad ni parte de este libro, incluido el diseño de la cubierta, puede reproducirse
o tramitarse por ningún procedimiento electrónico o mecánico. Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación
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Los autores
Madrid, 2013

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Teléfono (+34) 91 544 28 46 - (+34) 91 544 28 69
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Consejo editorial véase www.dykinson.com/quienessomos

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Depósito Legal: xx-xxx-xxxx

Maquetación:
Balaguer Valdivia, S.L.
german.balaguer@gmail.com

Impresión:
ÍNDICE

BREVE NOTA PRELIMINAR DE LOS EDITORES .......................................11

PRÓLOGO ................................................................................................................13

CAPÍTULO PRELIMINAR.EL ARTE DE LA PALABRA EN PÚBLICO.


LA IMPORTANCIA DE LA ORATORIA EN EL ÁMBITO UNIVERSI-
TARIO ........................................................................................................................17
J. A O &A M

CAPÍTULO I. EXPRESIÓN ORAL Y PROCESO DE APRENDIZAJE


EN LA UNIVERSIDAD DEL SIGLO XXI ..........................................................27
J. A O &A M

PARTE I.
LA ORATORIA EN LA ANTIGÜEDAD CLÁSICA Y SU VIGENCIA EN LA
ACTUALIDAD

CAPÍTULO II. EL ABOGADO: ¿JURISTA Y ORADOR EN LA ANTI-


GUA ROMA? ............................................................................................................37
J M P M

CAPÍTULO III. LA RETÓRICA DE LA ANTIGÜEDAD COMO PARA-


DIGMA DE LA EDUCACIÓN HUMANÍSTICA...............................................49
C S -M E

CAPÍTULO IV. COMPETENCIAS COMUNICATIVAS PARA PARTI-


CIPAR EN EL DEBATE SOCIAL ........................................................................57
J M M F
8 ÍNDICE

PARTE II.
EL ORADOR Y SU DISCURSO

CAPÍTULO V.¿PUEDE CUALQUIERA HABLAR BIEN EN PÚBLICO?


REQUISITOS PARA SER UN BUEN ORADOR ...............................................67
A B

CAPÍTULO VI. EL CORRECTO USO DEL LENGUAJE NO VERBAL ....75


J L

CAPÍTULO VII. ¿CÓMO PREPARAR UN DISCURSO? ALGUNAS


CLAVES PRÁCTICAS ...........................................................................................87
R F F

CAPÍTULO VIII. LAS REGLAS DE ORO DEL BUEN DISCURSO .........103


P T

CAPÍTULO IX. FORMAS Y VARIANTES ESTRUCTURALES DEL


DISCURSO ..............................................................................................................113
J G -F S

PARTE III.
EXPRESIÓN ORAL Y PROCESO DE APRENDIZAJE

CAPÍTULO X. IMPORTANCIA Y FINES DE LA ORATORIA EN EL


ÁMBITO UNIVERSITARIO ...............................................................................127
J A O M

CAPÍTULO XI. LA COMUNICACIÓN EN EL AULA Y EL APRENDI-


ZAJE DE LOS ESTUDIANTES ..........................................................................143
E R L

CAPÍTULO XII. ALTERNATIVAS CREATIVAS DE EMPEZAR UNA


CLASE .....................................................................................................................153
C P S -V

CAPÍTULO XIII. LA METODOLOGÍA DOCENTE INTERACTIVA


Y SU PRINCIPAL OBSTÁCULO: EL MIEDO. CÓMO SUPERARLO
PARA PODER EXPRESARSE EN PÚBLICO .................................................163
A M
ÍNDICE 9

PARTE IV
LA EXPRESIÓN ORAL EN EL ÁMBITO UNIVERSITARIO DESDE LA
PERSPECTIVA DEL ESTUDIANTE

CAPÍTULO XIV. NUESTROS OBSTÁCULOS A LA HORA DE HA-


BLAR EN PÚBLICO .............................................................................................191
S M S

CAPÍTULO XV. UNA APROXIMACIÓN AL PERFIL DEL DOCENTE


CAPAZ DE ESTIMULAR LA PARTICIPACIÓN DEL ESTUDIANTE .....197
I B A

NOTAS SOBRE LOS AUTORES ........................................................................205


BREVE NOTA PRELIMINAR DE LOS EDITORES

El libro que el lector tiene en sus manos no contiene tan sólo las Actas del IV Con-
greso Universitas, celebrado los días 15-16 de octubre de 2012, en el Salón de Grados
de Facultad de Derecho de la Universidad de Valencia. El IV Congreso Universitas,
organizado por la Fundación Universitas, en colaboración de la Facultad de Derecho
de la Universidad de Valencia, se preparó con la ilusión y el convencimiento de estar
ofreciendo un programa cuyos contenidos y ponentes no podían defraudar. Y no sólo no
defraudaron, sino que la actitud y participación activa de los estudiantes fueron fiel reflejo
de su grata acogida, así como del interés que despertaron a lo largo de las jornadas. Unas
jornadas en las que hubo tiempo para reflexionar, para discutir –en el sentido anglosajón
del término–, para aprender y para disfrutar. Fueron, sin duda, días gratos y enriquecedo-
res. No queremos –ni podemos–, pues, terminar esta ‘Breve nota preliminar’ sin agradecer
la notable contribución que han realizado tanto los ponentes como los estudiantes, sin
la cual el Congreso no hubiera sido lo que fue, ni la presente obra hubiera visto la luz.
También queremos agradecer a todas las personas de la Fundación Universitas que
contribuyeron a la organización administrativa del Congreso, en particular a Víctor
Sanchis y Luis Sebastián, sin los cuales el Congreso, y todo lo que éste lleva consigo
–tramitación y entrega de certificados, etc.–, no hubiera sido posible. Asimismo, a la
editorial Dykinson le agradecemos la publicación de esta obra.
Dedicamos esta obra al Profesor José Sarrión Gualda († Valencia, 9.XII.2011), del
que aprendimos tanto como docente y como persona, y con quien pudimos contar siem-
pre, también desde el I Congreso Universitas (‘El Derecho en la civilización Occidental:
Presupuestos filosóficos, culturales y sociales’), celebrado los días 14 y 15 de octubre de
2010, donde ofreció una interesante ponencia, en la que transmitió a los estudiantes, no
sólo su magisterio, sino una sana curiositas y un noble afán por un mayor conocimiento.
Esperamos que esta modesta obra contribuya a incentivar este mismo ánimo inconfor-
mista en los estudiantes universitarios de hoy, de mañana y de siempre.

Valencia, 19 de marzo de 2013, Festividad de San José


PRÓLOGO

Cuando hace unos días los profesores Masferrer y Obarrio me plantearon la idea de
prologar el libro Expresión oral y proceso de aprendizaje. La importancia de la oratoria
en el ámbito universitario, en el que se contiene las Actas del IV Congreso Universitas,
celebrado los días 15-16 de octubre de 2012, en el Salón de Grados de Facultad de De-
recho de la Universidad de Valencia, sentí un profundo agradecimiento por la invitación
que recibía, ya que se trata de poder contribuir, aunque sea mínimamente, a una actividad,
en este caso académica, de la Fundación Universitas, a la que me honro en presidir, y que
cabría sintetizar en varios aspectos.
En primer lugar, ofrecer a los universitarios una oportunidad de desarrollar, promover
y fortalecer entre ellos, un conjunto de valores tales como la solidaridad, la exigencia
profesional, el espíritu de servicio y, muy importante, el deseo de búsqueda de la verdad.
Asímismo, promover su sensibilización y formación, estimulando su capacidad de
análisis, pensamiento y espíritu crítico, fomentando una cultura basada en un marcado
sentido de la libertad y del respeto, condiciones necesarias para un verdadero diálogo
dentro de una sociedad plural como la nuestra.
Y, por último, desarrollar su capacidad de analizar las realidades sociales, buscando,
en todo momento, consolidar su profunda madurez humana e intelectual.
Pienso que la Universidad tiene ante sí la apasionante tarea de pensar y transmitir
una auténtica y verdadera visión del hombre que responda a la dignidad de la persona y,
a partir de ahí, encaminar a nuestro mundo globalizado hacia planteamientos más justos,
equilibrados y solidarios. Esta labor exige a todos sus miembros, tanto a los profesores
como a las sucesivas generaciones de estudiantes, poner todo su talento al servicio de
metas que transcienden el mero provecho individual. No sin razón se ha dicho que “La
Universidad ha sido, y está llamada a ser siempre, la casa donde se busca la verdad propia
de la persona humana”.
14 PRÓLOGO

Esta misma línea de pensamiento fue defendida, en 1930, por José Ortega y Gasset,
cuando, en su obra Misión de la Universidad, sostuvo que el objetivo de la Universidad
era “capacitar a los alumnos para comprender la íntima unión que existe entre la ciencia
y la vida, pues si algo ha de caracterizar al universitario es una vocación al análisis, una
inclinación al continuo contraste de los ideales con la realidad, un espíritu de observación
capaz de descubrir la causalidad entre las decisiones libres y sus consecuencias sociales”.
Por este conjunto de razones, entendemos que la misión de un profesor universitario
no es exclusivamente la de formar profesionales competentes y eficaces que satisfagan
demandas laborales, buscando tan sólo su capacitación técnica, sino ir más allá, esto es,
a un proceso de educación más completo que incorpore el conjunto de aspectos a que me
he referido anteriormente, porque si sólo buscamos la utilidad y el pragmatismo, gran
parte de nuestra cultura y de nuestros valores se habrán perdido.
Hace un tiempo, escuchando al filósofo Alejandro Llano, antiguo Rector de la Uni-
versidad de Navarra, me llamó la atención cómo destacó la idea de que tal vez había
pasado ya la etapa de la “Sociedad de la información” o la “Sociedad del conocimiento”
y había llegado el momento de desarrollar y fomentar la “Sociedad de la Educación”, y
lo afirmó refiriéndose a la sociedad actual.
Pienso que la educación puede definirse como un proceso multidireccional, median-
te el que se trasmiten unos conocimientos, valores, costumbres y modos de actuar que
desarrollan y fortalecen el modelo motivacional de la persona, fomentando su libertad,
entendida como un derecho adquirido a hacer lo que se debe, porque se quiere.
Pero no sólo conocimientos, sino actitudes y valores, porque educar implica estimular
a cada alumno para que desarrolle su personalidad y un adecuado conjunto de valores
profesionales y humanos, recordando que educar lleva consigo un sentido de participa-
ción en aquello que se quiere trasmitir.
Desde mi punto de vista, una de las facetas clave de la misión de la Universidad es el
desarrollo de sus estudiantes como buenos profesionales, lo que significa conformar en
ellos, como vengo insistiendo, además de sus conocimientos y habilidades, un conjunto
de actitudes y valores, una cultura de excelencia y servicio, que les lleve a mejorar la
sociedad en la que están inmersos y de la que, de algún modo, representan un cierto y
significativo conjunto. Con palabras de Ortega, “la enseñanza universitaria es primor-
dialmente… transmisión a la nueva generación del sistema de ideas sobre el mundo y
el hombre”.
Los valores, como conceptos de lo deseable, se corresponden con convicciones
razonadas y firmes de lo que es bueno o malo, de lo que nos conviene más o menos. El
conjunto de valores asumidos libremente permite definir con claridad los objetivos de
nuestra vida y el modo recto de actuar. En análogo sentido se manifiesta Bernabé Tierno
cuando sostiene que “la escala de valores de cada persona será la que determine sus
pensamientos y su conducta. La carencia de un sistema de valores bien definido, sentido
PRÓLOGO 15

y aceptado, instalará a la persona en la indefinición y en el vacío existencial, dejándole


a merced de criterios y pautas ajenas”.
Ciertamente, las preocupaciones y objetivos de muchos universitarios de hoy coin-
ciden con las que señalaba Ortega: una inclinación continua al contraste de los ideales
con la realidad y una vocación de servicio a la humanidad; pero, también es oportuno
señalar que, a renglón seguido, muchos otros no son conscientes de tener una misión
social que cumplir y, en consecuencia, como también expresaba Ortega, con una imagen
muy plástica, “enfocan su vida de modo que viven con entremeses y guarniciones. El
plato principal nunca lo conocen”.
Para algunos universitarios de hoy, conceptos como misión y vocación están tras-
nochados. Sin embargo, pienso que esos conceptos son absolutamente necesarios para
comprender la elevada exigencia que la propia idea de Universidad lleva consigo. In-
cluso el concepto de “élite”, algunas veces considerado tan políticamente incorrecto,
parece imprescindible para comprender de qué hablamos. Y no lo dice quien suscribe
estas palabras, sino una autoridad como es el profesor Alejandro Llano, para quien las
universidades han de ser “instituciones intelectualmente elitistas, a las que tengan acceso
profesores y alumnos de verdadero talento, sin ningún tipo de discriminación económica,
ideológica o social”.
Algo similar señaló Ortega cuando defendía que la Universidad era una institución
“elitista por su origen” –para un reducido número de elegidos, como corresponde a una
llamada vocacional–, pero “social por su misión”. El destino del universitario era pensar y
tratar de solucionar los problemas humanos, científicos, sociales y colectivos de su época.
Contribuir al desarrollo de estos y otros valores con los que se consolide el profundo
sentido y madurez humanos de los universitarios es el objetivo central de la Fundación
Universitas, pero todos ellos son, además de valores humanos, valores universitarios.
No me gustaría terminar sin dejar constancia de que en el ejercicio intelectual y
docente, la humildad debe ser una virtud indispensable, que nos protege de la vanidad
que nos impide el diálogo sereno con la verdad. Por esta razón, esta reflexión debería ser
tenida en cuenta por el conjunto de la comunidad, ya que es esta actitud de humildad la
que facilita la tarea docente del profesor universitario, y la que puede servir de estímulo
al joven estudiante en su afán y pasión por el conocimiento de la realidad personal y
social en que se desenvuelve.

Felipe Prósper
Presidente de la Fundación Universitas
CAPÍTULO PRELIMINAR.
EL ARTE DE LA PALABRA EN PÚBLICO. LA
IMPORTANCIA DE LA ORATORIA EN EL ÁMBITO
UNIVERSITARIO

CAPÍTULO PRELIMINAR.
EL ARTE DE LA PALABRA EN PÚBLICO...

J. A O &A M

El libro que el lector tiene en sus manos no contiene tan solo las Actas del IV Con-
greso Universitas, celebrado los días 15-16 de octubre de 2012, en el Salón de Grados de
Facultad de Derecho de la Universidad de Valencia, cuyo título hemos querido reflejar
en el capítulo preliminar de esta obra: El arte de la palabra en público. La importancia
de la oratoria en el ámbito universitario.
Esta monografía colectiva refleja, más bien, las inquietudes de un grupo de profesores
universitarios al constatar la indiferencia y pasividad con la que, no pocos estudiantes
universitarios, pretenden formarse en su paso por las aulas, mostrando un mayor interés
en la posesión de un titulo universitaria que en la obtención de una formación capaz de
marcar su futura trayectoria profesional y humana.
Muchos de los que trabajamos en la universidad y constatamos esas carencias de
nuestros estudiantes, también tenemos el convencimiento de que el estudiante de hoy no
es menos capaz que el de ayer. Es más, en algunos aspectos muestra incluso unas aptitudes
mayores. Se trata, sencillamente, de potenciar todas sus capacidades, sacando de cada
uno lo mejor de sí. Para ello, se requiere recibir una formación que, complementando los
conocimientos que se imparten en las asignaturas marcadas por los planes de estudios
de las diversas titulaciones universitarias, que permita mejorar tanto las aptitudes como
las actitudes del estudiante.
A este objetivo responden los ‘Congresos Universitas’ que la Fundación Universitas,
bajo nuestra dirección científica, ha venido organizando desde octubre de 2010 hasta
la actualidad, celebrados todos ellos en el Campus de los Naranjos de la Universidad
de Valencia1. Algunos de ellos se organizaron por iniciativa de los propios estudiantes,
alguno de los cuales se repitió también a petición suya.

1
I Congreso Universitas: ‘El Derecho en la civilización Occidental: Presupuestos filosóficos, culturales
y sociales’ (14-15 de octubre 2010), al que asistieron más de 120 estudiantes; II Congreso Universitas: ‘La
Justicia y el Derecho ante la opinión pública y los medios de comunicación’ (octubre 2011), al que asistieron
250 estudiantes; III Congreso Universitas: ‘Universidad e incorporación al mercado laboral en tiempos de crisis’
18 J. ALFREDO OBARRIO & ANICETO MASFERRER

La singularidad del IV Congreso Universitas (‘El arte de la palabra en público. La


importancia de la oratoria en el ámbito universitario’) fue doble. En primer lugar, por ser
el primer congreso que abordó la docencia universitaria y, más en concreto, el papel de
la expresión oral en el proceso de aprendizaje en el ámbito universitario. Y en segundo
lugar, por ser la primera vez que las ponencias de un ‘Congreso Universitas’ son recogidas
en una obra colectiva como la que el lector tiene en sus manos. Aunque quienes partici-
pamos en el mencionado Congreso éramos plenamente conscientes de la utilidad de las
distintas ponencias que se iban impartiendo, fue el interés y la participación activa de los
asistentes, así como la sugerencia de su publicación por parte de algunos estudiantes, lo
que nos animó a editar esta obra, con la esperanza de que pueda servir no sólo a quienes
participaron en aquel Congreso, sino para futuros estudiantes que puedan beneficiarse
de la experiencia docente y acervo cultural de los ponentes que participaron en aquellas
gratas jornadas.
La presente obra se divide en cuatro Partes y quince capítulos. Tras el presente ca-
pítulo preliminar, cuyo objeto consiste en ofrecer una panorámica general del libro, el
capítulo I, titulado ‘Expresión oral y proceso de aprendizaje en la Universidad del siglo
XXI’, cuya autoría corre a nuestro cargo, contiene una introducción sobre el sentido de
este libro.
En él se indica cómo, en la sociedad actual, el arte de buen lenguaje, de la correcta
expresión ha quedado reducido a exiguos cursos para ejecutivos de alta cualificación,
en los que, bajo sugerentes títulos, no se pretende enseñar la riqueza que conlleva el uso
y el conocimiento de la palabra, de sus giros, de sus múltiples variantes o expresiones;
lo que se busca es una mera orientación mercantilista: que el usuario pueda alcanzar la
suficiente confianza en sí mismo, como para expresar sus ideas con tal contundencia,
que logre convencer o persuadir a un futuro cliente. El lenguaje al servicio del mercado,
no del individuo.
En este sentido, se señala que nuestra obligación como docentes es la de plantear una
apuesta por la dificultad: la de sacar al alumno de su mundo tecnológico y conducirle
por la aventura del diálogo profundo y sereno, que no es otro que el de la palabra, la que
les puede llevar por los caminos de la excelencia, y al que no es posible acceder sino es
a través del esfuerzo y de la entrega personal.
Recurriendo al pensamiento de varios autores y, en concreto, al de Ortega y Gasset, se
señala que en la Universidad hay que partir del estudiante, y no del saber, ni del profesor:
el de mostrarnos que la Universidad tiene que ser la proyección institucional del estu-
diante, “como lo fue en su hora más auténtica”. De ahí que el docente deba involucrar al
universitario en el uso de la palabra como agente activo de la comunidad académica, no

(8-9 de marzo de 2012), al que asistieron 300 estudiantes; IV Congreso Universitas: ‘El arte de la palabra en
público. La importancia de la oratoria en el ámbito universitario’ (15-16 de octubre de 2012), al que asistieron
más de 150 estudiantes; V Congreso Universitas: ‘Claves para la incorporación al mercado laboral en tiempos
de crisis’ (8-9 de noviembre de 2012), al que asistieron 130 estudiantes; VI Congreso Universitas: ‘Límites al
poder político: Pasado, presente, futuro’ (11-12 de marzo de 2013), al que asistieron más de 150 estudiantes.
CAPÍTULO PRELIMINAR. EL ARTE DE LA PALABRA EN PÚBLICO... 19

convirtiéndolo en meros números académicos pendientes de evaluación. Preocupación


que cabe encontrar en autores como Pedro Salinas, quien en su ensayo Defensa del estu-
diante y de la Universidad (1940), alertaba del nuevo viraje que parecía estar tomando
la Universidad del siglo XX, y del papel que debería de adoptar el estudiante, quien se
ha de “formar en la Universidad para el mundo”.
Tras los dos primeros capítulos, de contenido introductorio, se inicia la Parte I con el
título ‘La oratoria en la antigüedad y su vigencia en la actualidad’. Esta Parte I se inicia
con el capítulo I, titulado ‘El abogado: ¿jurista y orador en la Antigua Roma?’, cuya
autoría corresponde a José Miguel Piquer Marí.
Con una visión didáctica, y partiendo de la actual y aceptada instrucción retórica y
jurídica en el abogado, José Miguel Piquer observa cómo la formación y las funciones
que desempeñaron juristas y oradores en el mundo del Derecho romano, así como de la
asistencia forense durante la República y el Imperio, fueron diferentes a las actuales, pues
ni la formación, ni la función se correspondían exactamente con las del abogado actual, el
cual participa funcionalmente de ambas y debería participar formativamente de las dos.
Ahora bien, como vasos comunicantes, ya desde finales de la República, estaban
llamados a exigirse formativamente un conocimiento mutuo: esto es, que concurriesen
en la misma persona formación jurídica y retórica, produciéndose progresivamente una
asimilación que se iniciará en las discusiones acerca de las exigencias formativas del
orador y del interés en la oratoria por los juristas, lo que desembocará en una figura afín
a la actual desde el punto de vista formativo. Así mismo, tampoco existía imposibilidad
de que el jurista actuase en el foro, con lo que tampoco se trataba de funciones formal y
necesariamente separadas.
También se analiza la progresiva institucionalización de los estudios y la profesiona-
lización del jurista a partir del siglo III d.C., asimilándose a lo que actualmente se conoce
por abogado. Tres son, pues, los aspectos expuestos en este modesto capítulo: la función,
la formación y la evolución de la asistencia forense, siguiendo el siguiente orden: el
abogados actual, el Jurista y el Orador y, por último, el Abogado en la época postclásica.
El capítulo III, que lleva por título ‘La retórica de la Antigüedad como paradigma de
la educación humanística, del profesor Carlos Sánchez-Moreno Ellart, trata de la retórica
como elemento de la cultura occidental en su aspecto pedagógico. En primer lugar, se
explica la retórica como el arte de la persuasión y como primera teoría del discurso, y
posteriormente se explicitan ciertos malentendidos que existen con su definición, ya desde
sus mismos orígenes. Por último, se sintetizan proyecciones de la retórica que han influido
sobre diferentes corrientes de pensamiento, algunas de las cuales siguen vigentes hoy.
La Parte I se cierra con el capítulo IV, titulado ‘Competencias comunicativas para
participar en el debate social’, a cargo de José Manuel Mora Fandos.
El autor destaca la funcionalidad de las competencias comunicativas para participar
en el debate público en una sociedad democrática, y las relaciona con la competencia
20 J. ALFREDO OBARRIO & ANICETO MASFERRER

ética. Entroncándolas con la tradición clásica grecolatina, el autor las enumera y describe:
1) la lectura: abre a un mundo de sabiduría acumulada con el paso de los siglos, y permite
la búsqueda de información pertinente para formar una opinión propia; 2) la escritura:
a partir de la información pertinente, posibilita la construcción de textos, tanto escritos
como dirigidos a la comunicación oral. La necesidad de persuadir al que escucha o al
lector sitúa la dimensión retórica en el núcleo de la escritura; y 3) el habla en público:
los discursos persuasivos orales se fundamentan en la lectura y la escritura, y exigen un
ejercicio de memorización y dramatización.
La Parte II, que lleva por título ‘El orador y su discurso’, se inicia con el capítulo V,
cuyo título se abre con un interrogante que no puede ser más directo: ‘¿Puede cualquiera
hablar en público? Requisitos para ser un buen orador’, elaborado por Alberto Bouzas.
En él se señala que el arte de hablar bien en público ha tenido siempre gran importan-
cia para el hombre. El arte de entusiasmar y convencer a los demás utilizando las palabras
adecuadas puede resultar una herramienta de gran valor. Aunque nos encontramos en la
era de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación, donde las imáge-
nes cobran una gran importancia, no conviene desdeñar el poder de la oratoria. En este
contexto, el autor reflexiona sobre las escasas posibilidades que tienen los estudiantes
universitarios de hablar en público, lo cual atribuye a diversos factores, entre los que
destaca la existencia de grupos muy numerosos de alumnos y el propio sistema docente.
Asimismo, se analizan los principales pilares sobre los que debe basarse una exposición
oral, prestando especial atención a dos aspectos clave: la imagen y el mensaje. Por último,
se ofrecen una serie de reglas para la preparación de una exposición pública y su posterior
puesta en escena de manera exitosa.
En el siguiente capítulo, el VI, Jesús de la Llave versa sobre ‘El correcto uso del
lenguaje no verbal’. El mencionado autor sugiere algunos consejos prácticos para
aprender a utilizar el lenguaje no verbal en las exposiciones, centrándose principalmente
en cuatro aspectos. Cómo nunca hay una segunda oportunidad de causar una primera
buena impresión, el autor sugiere cuidar muy especialmente lo referido a la presencia
corporal, acorde a cada circunstancia y la elección de las primeras palabras que vamos a
pronunciar. También profundiza en la importancia del movimiento y de los gestos cor-
porales, el cuidado de la voz y su modulación para terminar exponiendo algunos trucos
para gestionar eficazmente la mirada como pieza clave para el éxito en la comunicación.
Algo tan intangible como la naturalidad se propone a lo largo de todo el capítulo como
objetivo-tendencia para aquellos que se inician en el mundo de la expresión verbal.
Entrando ya propiamente en la cuestión del discurso, en el capítulo VII, bajo el
título, ‘¿Cómo preparar un discurso? Algunas claves prácticas’, Rafael Fayos Febrer
describe cinco consejos y ejercicios prácticos sobre cómo preparar un discurso. Subraya,
de entrada, la importancia de una buena preparación si de verdad se quiere despertar el
entusiasmo de los oyentes. Según él, en oratoria no puede existir la improvisación, y si
existe es porque quién habla se ve obligado a ello y tiene muchas horas de vuelo.
CAPÍTULO PRELIMINAR. EL ARTE DE LA PALABRA EN PÚBLICO... 21

A continuación, y como segundo consejo, se analiza lo que el autor entiende que


son las coordenadas básicas de un discurso: tema, público y fin. A partir del tema a de-
sarrollar, para quién voy a hablar y lo que pretendo con ello, se debe empezar a preparar
mi discurso. Estas coordenadas deben estar presentes a lo largo de toda la preparación.
Resalta que conviene tener en cuenta que no es lo mismo hablar a niños que a profesores
universitarios o a padres de familia. Como tercer consejo, el autor ofrece algunas pautas
sobre la búsqueda de materiales o la investigación. Investigar, insiste el autor, exige orden
en la búsqueda, como también orden en la clasificación de lo que se ha encontrado: orden
para buscar y orden para guardar (Serva ordinem et ordo servabit te).
El cuarto consejo es que toda la información recabada debe ofrecerse de manera es-
tructurada, de tal modo que al oyente le resulte ameno e inteligible el discurso. El exordio,
desarrollo y peroración de un discurso son analizados por el autor con detenimiento. Un
buen exordio es clave para captar la atención del público. El desarrollo debe ser claro
y lógico. La conclusión, como el inicio, debe ser brillante. Por último, y como quinto
consejo, se exponen los cuatro tipos de discursos clásicos según el fin que se pretenda
alcanzar a la hora de hablar: explicativo, demostrativo, emotivo y persuasivo. No es lo
mismo explicar qué es la marihuana, demostrar que es altamente nociva, contar historias
sobre sus consecuencias negativas que lleguen a emocionarte o buscar mover nuestra
voluntad para que la rechacemos de lleno. Cada uno de estos consejos viene reforzado
con un ejercicio en el que se aplica de manera práctica lo desarrollado de modo teórico.
En el capítulo VIII (‘Reglas de oro de un buen discurso’), Pedro Talavera, tomando
pie de un conocido relato de Margueritte de Yourcenar, trata de establecer los elementos
esenciales de un buen discurso, tanto en su dimensión formal como sustancial. Conoci-
miento profundo de la materia y personal enfoque o perspectiva del orador, han de saber
combinarse con un adecuado ornamento retórico, una ordenada estructura de las ideas
y un correcto enfoque situacional referido al tipo de auditorio. La perfecta combinación
de estos elementos constituye un auténtico reto. Pero cuando se consigue, genera piezas
oratorias que quedan en la memoria de la humanidad.
El capítulo IX, último de la Parte II, lleva por título ‘Formas y variantes estructurales
del discurso’. En él, Javier Gómez-Ferrer Senent ofrece al futuro orador un esquema
básico con el que estructurar un discurso, un esquema al que podrá recurrir
con carácter general siempre que deba pronunciar uno en público. Partiendo de la
premisa básica de que en la medida de lo posible debe evitarse la improvisación, se mues-
tran los principales aspectos que ha de tomar en consideración a la hora de elaborar un
discurso (el auditorio al que se va a dirigir, las circunstancias particulares del orador, el
mensaje que pretende transmitir, etc.), incidiendo en la importante labor consistente en
la búsqueda de argumentos y finalmente se le ofrece una estructura básica que debería
adoptar todo buen discurso.
En relación con la estructura del discurso, se ofrece al lector una explicación acerca
de las distintas partes que componen todo discurso (exordio, narratio, argumentatio,
22 J. ALFREDO OBARRIO & ANICETO MASFERRER

peroratio), así como las finalidades que se anudan a cada una de las mismas, cuyo co-
nocimiento es fundamental si se quiere conseguir un discurso más eficaz y persuasivo,
recogiendo diversas recomendaciones ciertamente útiles. Finalmente, el capítulo aborda,
brevemente, el estudio de las distintas variantes del discurso, cada una con sus peculia-
ridades propias que introducirán ligeras variantes en la estructura general del discurso.
La Parte III se adentra, ya más en concreto, en la cuestión de la ‘Expresión oral y
proceso de aprendizaje’, y se inicia con el capítulo X (‘Importancia y fines de la oratoria
en el ámbito universitario’), elaborado por Juan A. Obarrio.
El autor aborda su estudio a través de un doble ámbito: el universitario y la impor-
tancia de la oratoria. Con relación a la Universidad, se cuestiona si realmente se puede
afirmar que la Universidad nos prepara, nos enseña a pensar, a conocer el saber, un saber
que trasciende a un mero conocimiento técnico, o si, por el contario, únicamente nos in-
duce a aprobar un número de créditos variopintos con los que completar una licenciatura.
Créditos o asignaturas de libre opción que la mayoría de las veces no tienen relación con
la licenciatura que el estudiante cursa, pero que le reportan un ahorro de horas notables,
dado que lo único que se busca es la nula exigencia académica: la ausencia de todo exa-
men, esto es, la usencia de todo conocimiento. Idea pesimista que no es novedosa, ya
que se puede hallar en gran parte de nuestros intelectuales de la pasada centuria, como
Miguel de Unamuno o en Ortega y Gasset.
Por lo que respecta a la Oratoria, se evidencian dos aspectos de una misma realidad:
su lado negativo, representado por la experiencia trágica de Sócrates, o por la vivida por
Vargas Llosa en su incursión política; y su lado positivo. En relación a este último aspecto,
el autor señala cómo desde la antigüedad existen relatos en los que se incide sobre su
importancia y su utilidad práctica. Un buen ejemplo de esta afirmación cabe encontrarlo
en un texto por el que siempre ha sentido una atracción especial: la obra Fedro. En uno
de los diálogos se sostiene que la escritura no puede enseñar, la lectura no puede con-
ducir al conocimiento, sino a una vana apariencia de sabiduría, a la memorización de lo
aprendido. Sólo la erudición del diálogo permanece, porque el que piensa que al dejar
un arte por escrito deja algo claro y firme, rebosa ingenuidad.
En el capítulo XI (‘La comunicación en el aula y el aprendizaje de los estudiantes’),
Ernesto de los Reyes López aborda diversos aspectos de notable interés.
Por una parte, la teoría social del aprendizaje centra su interés en el aprendizaje
como participación social y define el conocimiento como una cuestión de competencia
en relación con actividades valoradas socialmente. La comunicación en el aula es un
instrumento básico de la participación social en el contexto educativo y, por lo tanto,
sus características influyen sobre el aprendizaje y el conocimiento que adquieren los
estudiantes. El conocimiento funcional, base de la competencia, es un saber complejo
configurado por conocimientos de tipo declarativo, procedimental y condicional.
Según Ernesto de los reyes, los tres modos de aprendizaje más habituales, por recep-
ción, guiado y autónomo, producen diferentes flujos de información en la comunicación
CAPÍTULO PRELIMINAR. EL ARTE DE LA PALABRA EN PÚBLICO... 23

entre profesores y alumnos. En el primer modo, predomina la información descendente


del profesor hacia los alumnos. En el aprendizaje guiado por el flujo de información
ascendente de los alumnos hacia el profesor y el flujo de información horizontal entre
los estudiantes están equilibrados con la información descendente. Por el contrario, en
el aprendizaje autónomo los flujos de información ascendente y descendente están debi-
litados y, según la actividad, el flujo dominante es el horizontal.
Estas diferencias en la configuración de la comunicación en el aula fomentan dife-
rentes tipos de conocimiento. El aprendizaje por recepción principalmente proporciona
conocimiento declarativo a los estudiantes, mientras que el aprendizaje guiado, debi-
do a la participación más activa de los alumnos, proporciona también conocimientos
procedimentales y condicionales. El aprendizaje autónomo fomenta el desarrollo del
conocimiento funcional al obligar a los estudiantes a trabajar con menor nivel de apoyo.
El desarrollo del conocimiento funcional requiere, pues, la participación activa de
los alumnos en su formación y por este motivo el compromiso de cada estudiante con
esta participación supone un aspecto crítico del proceso de aprendizaje. En éste no basta
que exista comunicación. Para que la comunicación sea productiva, se requiere que
posea atributos que la doten de calidad. La asertividad, la empatía y la escucha activa
son tres atributos clave. Finalmente, el diálogo, que constituye una forma especial de
comunicación, permite transcender el nivel de comprensión de los miembros del grupo
y proporcionar un mayor aprendizaje a los participantes.
En el capítulo XII, al abordar las ‘Alternativas creativas de empezar una clase’, Carlos
Puig, describe diversos trucos o técnicas para iniciar las clases de distintas formas, todas
ellas mucho más creativas que las que estamos acostumbrados, aumentando la atención
y el interés del alumnado al incidirse en su motivación. Entre ellas se explica el truco
del billete de cien dólares, una herramienta para elevar el nivel de energía y entusiasmo
de los estudiantes, o la llamada dando las gracias a quien ellos deciden, lo que cambia
completamente la atmósfera de la clase al inundar de sentimientos positivos a los alumnos
que se atreven a realizar la llamada.
El contenido del capítulo XIII (‘La metodología docente interactiva y su principal
obstáculo: el miedo. Cómo superarlo para expresarse en público’) aborda una cuestión
que afecta a todo estudiante, y que constituye, al mismo tiempo, un reto para cualquier
docente.
El capítulo deja claro que superar el miedo a hablar en público no sólo permite expre-
sarse con libertad, pudiendo así uno mostrarse cómo es, cómo se siente y qué se piensa,
sino que también facilita afrontar con ventajas todo complejo proceso de aprendizaje
que, basado en una metodología interactiva, exige una asidua práctica de la expresión
oral en el aula.
El autor señala que, al afrontar ese complejo proceso de aprendizaje, que pasa por la
lectura, la comprensión, el análisis, la relación, etc., la discusión y contraste de ideas en
el aula resulta de una gran utilidad, pues uno siempre se sorprende de lo que otros han
24 J. ALFREDO OBARRIO & ANICETO MASFERRER

sido capaces de entender, o cae en la cuenta de que algo no se había entendido tan bien
como uno creía. Además, si solo se conoce lo que se es capaz de expresar, y lo que se sabe
carece de valor si no se es capaz de expresarlo, se entiende que esas sesiones interactivas
en las que uno expresa lo que piensa constituyan el marco ideal para que el estudiante
constate lo que sabe y lo que no sabe, lo que ha entendido y lo que no ha entendido. Por
otra parte, esa expresión oral practicada en un proceso de aprendizaje presidido por el
método interactivo parte de un principio capital: que el aprendizaje es una actividad
personal, que exige un razonamiento y reflexión personales.
Este aspecto es, según el parecer del autor, tan importante, que cabe afirmar que en
todo proceso de aprendizaje –y, particularmente, el que sigue una metodología interac-
tiva–, es preferible decir lo que se piensa realmente (estando en el error) que dejar de
expresarlo (creyendo estar en lo cierto, e incluso estándolo).
Esta fuerte dimensión personal del aprendizaje explica, en buena medida, por qué el
principal obstáculo para expresarse en público es, en el fondo –y demasiado a menudo–,
uno mismo, el propio interior, la falta de aceptación del propio yo, y no las circunstancias
externas; las propias tensiones y no el entorno. Quien se acepta a sí mismo (con sus luces
y con sus sombras), procura pensar por sí mismo (evitando aceptar ideas ajenas sin un
análisis y crítica personales), y está convencido de lo que piensa (estando dispuesto a
rectificar, si es el caso), no puede tener demasiados problemas para expresarse en público.
Aceptarse y pensar por uno mismo son, sin duda, las principales claves para superar
esos temores o miedos que nos atenazan cuando tenemos que hablar en público. Si,
además, uno está convencido de lo que piensa y es capaz de expresarlo con pasión, sin
faltar jamás al respeto que los demás se merecen y dispuesto a admitir otro parecer mejor
fundado, estaremos ante un orador que muchas veces podrá ser brillante; y cuando no lo
sea, no me cabe la menor duda de que, por lo menos, jamás dejará de expresarse por falsos
temores, su discurso será instructivo e interesante, y difícilmente aburrirá a su auditorio.
El capítulo concluye afirmando que el vencimiento del miedo constituye una condi-
ción necesaria para vivir en libertad. Pensar de una manera y actuar de otra por falta de
gallardía o entereza, por no superar los temores que la propia psicología presenta, lleva a
perder las riendas de la propia existencia, a dejar de ser uno mismo, a vivir bajo el yugo
que esclaviza e impide desarrollar libérrimamente la propia personalidad.
El libro concluye con la Parte IV, en el que se persigue abordar ‘La expresión oral en
el ámbito universitario desde la perspectiva del estudiante’, recogiéndose así –en parte,
por lo menos– las aportaciones llevadas a cabo por los estudiantes en la mesa redonda
que puso punto final al IV Congreso Universitas.
Esta parte se inicia con el capítulo XIV, en el que, bajo el título ‘Nuestros obstáculos
a la hora de hablar en público’, Susana Moliner Sesma, estudiante de 5º de la Licenciatura
de Derecho, trata del miedo a hablar en público desde otra perspectiva, viendo los obstá-
culos existentes desde el ángulo del estudiante, a partir de sus reflexiones y experiencias,
así como las de otros estudiantes.
CAPÍTULO PRELIMINAR. EL ARTE DE LA PALABRA EN PÚBLICO... 25

Susana Moliner analiza tres tipos de actuaciones en público, aportando experiencias


y consejos en tres supuestos concretos: 1) la exposición de un trabajo; 2) la participación
en clase, ya sea en una clase práctica, que requiere más contacto entre profesor y estu-
diantes, o preguntando durante la explicación teórica; y 3) el examen oral, muy diferente
al escrito, el cual requiere una preparación adecuada.
También se señalan algunos rasgos comunes que parecen concurrir en la mayoría de
los estudiantes: la menor intensidad del miedo si conocen el tema a tratar y la importancia
del interés que se tenga en el mismo, la necesidad (o no) de pensar antes de hablar, así
como la diversa presión que pueda sentirse debido a la opinión del resto de compañeros
de clase. Finalmente, concluye destacando la importancia de la expresión oral y animando
a los estudiantes a superar sus miedos.
El capítulo XV, con el que se concluye esta Parte IV y toda la obra, contiene ‘Una
aproximación al perfil del docente capaz de estimular la participación del estudiante’,
elaborado por Ignacio Ballester Arrieta, estudiante de 5º de la doble Licenciatura de
Derecho-Ciencias Políticas.
Este capítulo describe, desde la perspectiva estudiantil, aquellas actitudes y formas
de hacer del docente que estimulan o dificultan la participación del estudiante en clase.
Para ello, se utilizó una encuesta realizada a los estudiantes que participaron en el mismo
IV Congreso Universitas –unos ciento cincuenta alumnos–, en la que se respondía a la
pregunta: “¿Cuál es el perfil del profesor que estimula la participación del estudiante en
clase?”. Según el autor, la activa participación del estudiante en su proceso de aprendizaje
depende, en buena medida, del “interés de un docente que, no olvidando su época de
estudiante, es capaz de enseñar y de transmitir, de escuchar y ayudar. De un docente que
lo hace, no desde la altura de su posición académica, sino desde el saber y la cercanía,
consciente de que quien aprende no es un grupo, sino un individuo, un joven universitario
que, al igual que él, sólo busca una mano tendida que le ayude a caminar por la senda
tortuosa del saber”.

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