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HISTORIA DE GUERRERO NEGRO

La población de Guerrero Negro nació en 1953, cuando un visionario norteamericano de nombre


Daniel Ludwig, mismo que construyó el hotel Acapulco Princess en el puerto de Acapulco México,
decidió instalar ahí una salina para abastecer la demanda de sal de la costa oeste de los Estados
Unidos, siendo Adolfo Ruiz Cortines presidente de México y Agustín Olachea Avilés, Gobernador
de Baja California Sur.

La salina se instaló alrededor de la laguna costera Ojo de Liebre aprovechando los salitrales del
lugar, sin imaginarse que algún día esta empresa, llamada Exportadora de Sal, S.A., de C.V., se
convertiría en la salina más grande del mundo, con una producción de siete millones de toneladas
de sal al año, que son exportadas a los principales centros de consumo de la cuenca del Pacífico,
destacando Japón, Corea, Estados Unidos, Canadá, Taiwán y Nueva Zelanda.

En 1973, Ludwig vendió la empresa al gobierno mexicano y a la corporación Mitsubishi, en un 51%


y 49% respectivamente, dando lugar a una historia de éxito que prevalece hasta la fecha. La
empresa se ha distinguido no solo por su crecimiento y su rentabilidad, sino también por el
progreso que han alcanzado sus más de mil empleados, su comunidad y su entorno ecológico, ya
que la salina, ubicada en un sitio de extraordinaria belleza, dentro de una reserva de la biosfera,
ha sido el pivote del desarrollo de esta región, donde cada temporada invernal se dan cita las
ballenas, decenas de especies de aves residentes y migratorias y aventurados turistas procedentes
principalmente de los Estados Unidos y Europa.

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