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Este documento define y explica el concepto bíblico de santificación en seis puntos. La santificación significa apartar algo para un uso sagrado, especialmente apartar algo o a alguien para Dios. Esto incluye separar a Israel como nación de Dios, separar objetos y lugares para el culto divino, y el llamado a los creyentes a separarse del pecado. Dios también se santifica a sí mismo mediante sus obras y Jesús se santificó a sí mismo para su ministerio. Finalmente, Dios santifica a su ig
Este documento define y explica el concepto bíblico de santificación en seis puntos. La santificación significa apartar algo para un uso sagrado, especialmente apartar algo o a alguien para Dios. Esto incluye separar a Israel como nación de Dios, separar objetos y lugares para el culto divino, y el llamado a los creyentes a separarse del pecado. Dios también se santifica a sí mismo mediante sus obras y Jesús se santificó a sí mismo para su ministerio. Finalmente, Dios santifica a su ig
Este documento define y explica el concepto bíblico de santificación en seis puntos. La santificación significa apartar algo para un uso sagrado, especialmente apartar algo o a alguien para Dios. Esto incluye separar a Israel como nación de Dios, separar objetos y lugares para el culto divino, y el llamado a los creyentes a separarse del pecado. Dios también se santifica a sí mismo mediante sus obras y Jesús se santificó a sí mismo para su ministerio. Finalmente, Dios santifica a su ig
Aun cuando el origen etimológico de la raíz hebrea
qāḏaš es incierto, su fuerza fundamental parece ser la de apartar un objeto de su uso ordinario para un fin o uso especial (religioso) y, en forma particular, apartar para Dios. En el griego bíblico su equivalente es hagiadsein, «santificar». I. SEPARAR PARA UN USO SANTO . Al mandato de Dios, Moisés santificó al pueblo para darles la ley en el Sinaí (Ex. 19:10, 14); todos los primogénitos, hombres y bestias, se santificaron para Dios (Ex. 13:2; Nm. 8:17); Aarón y sus hijos son santificados para ministrar a Dios en el oficio sacerdotal (Ex. 28:41); Dios santifica a Israel como su propia nación especial (Ez. 37:28); en un día de peligro espiritual no sólo se santificaba a la congregación, sino también un ayuno, o aun la guerra (Jl. 1:14; 2:15–16; 3:9); Job santifica a sus hijos ofreciendo sacrificios por ellos (Job 1:5); Samuel santifica a Isaí y a su hijo antes de ofrecer sacrificio (1 S. 16:5); Jeremías fue santificado antes de su nacimiento—puesto aparte por la voluntad divina—para la sagrada labor de profeta (Jer. 1:5); el monte Sinaí es santificado y se señalan sus límites al pueblo (Ex. 19:23); el día de reposo (Gn. 2:3; Dt. 5:12; Neh. 13:22). El tabernáculo y sus utensilios (Ex. 30:29; Lv. 8:10; Nm. 7:1), el templo en Jerusalén (2 Cr. 7:16), las ciudades de refugio (Jos. 20:7). Todas estas cosas son santificadas; casas y campos pueden santificarse al Señor (Lv. 27:14ss.); Jehú atrapa a los adoradores de Baal santificando una asamblea solemne para Baal (2 R. 10:20ss.); Cristo es aquel a quien el Padre santificó y envió al mundo (Jn. 10:36); y, finalmente, toda cosa creada es santificada por la palabra de Dios y la oración (1 Ti. 4:4s.). II. SE LLAMA AL HOMBRE A QUE SE SANTIFIQUE. A los que han sido santificados, puestos aparte, por Dios, se les requiere que se santifiquen, esto es, que se separen a sí mismos de cualquier cosa que cause impureza (Lv. 11:44; Jos. 7:13; cf. Ex. 19:22; 1 Cr. 15:12ss.; 2 Cr. 29:15ss.; 30:3). Lv. 20:26 da el significado de esta autosantificación claramente: «Habéis, pues, de serme santos, porque yo Jehová soy santo, y os he apartado de los pueblos para que seáis míos». Santificarse a sí mismo para el culto y servicio a Dios es la responsabilidad del hombre en el pacto de gracia. La misma idea se lleva al NT, véase 2 Co. 6:14–18. III. DIOS SE SANTIFICA A SÍ MISMO (O SU NOMBRE). Dios se santifica a sí mismo, esto es, muestra que él está del todo separado, por sus obras magníficas de juicio y salvación, las que vindican a sus criaturas la unicidad de su soberanía y poder (cf. Ez. 36:23; 38:23; éste es el significado de Nm. 20:26). La santificación que Cristo hace de sí mismo tiene un sentido diferente (Jn. 17:19), esto es, el de autoconsagración y dedicación para la labor de su oficio mediador. IV. EL HOMBRE SANTIFICA A DIOS POR SU ADORACIÓN Y OBEDIENCIA . La incredulidad y la desobediencia son señales de que uno no está santificando a Dios, esto es, no está reconociendo su señorío y autoridad única (Nm. 20:12; 27:14; Dt. 35:51). Justicia y rectitud (Is. 5:16) y reverencia a su nombre (Is. 8:13; 29:23) son evidencias que el hombre está santificando a Dios. Se exhorta a los cristianos a que santifiquen a Cristo como el Señor de sus corazones (1 P. 3:15; cf. Lv. 10:3; Ez. 20:41), esto es, dejar que él, tal como es su derecho, ejercite su solo señorío sobre sus vidas. V. DIOS SANTIFICA A SU IGLESIA Y A SUS MIEMBROS . Así como en el AT es Jehová el que santifica a Israel (Ex. 31:13), de la misma forma en el NT, es él el que santifica a sus redimidos (1 Ts. 5:23). Cristo ora a su Padre que los santifique en la verdad (Jn. 17:17, 19). Los elegidos de Dios son precisamente sus santificados (Hch. 20:32; 1 Co. 1:2). Es el Espíritu Santo el que los santifica (Ro. 15:16). Son utensilios vivos en el templo nuevo y espiritual, «santificados, útiles al Señor» (2 Ti. 2:21—el NT no habla de la santificación de objetos inanimados). La base efectiva de su santificación es la sangre del pacto (véase) derramada por Cristo en la cruz por su iglesia (Ef. 5:26; Heb. 9:13; 10:10, 14, 29; 13:12). El bautismo es el sello sacramental de su santificación (1 Co. 6:11) y el símbolo de la unión, por fe en Cristo (Hch. 26:18), del santificador con el santificado (Ef. 5:26; Heb. 2:11). VI. 1 CORINTIOS 7:14. Este versículo tiene que ver con el problema que se crea cuando el cónyuge se convierte (es decir, es santificado o apartado para Dios) mientras la otra parte permanece incrédula. Esto no constituye una base para romper el matrimonio. Por la conversión p 561 del cónyuge toda la familia, junto con los niños, es traída adentro de la esfera del pacto de gracia de Dios, el cual tiene un gran respeto por la solidaridad de la familia (que ya era una cosa que se hallaba en el decreto de la creación), así que la parte incrédula es santificada (en un sentido formal) en la parte creyente y se le pone en contacto con la gracia de Dios (v. 16). Véase Santidad, Santo. PHILIP EDGCUMBE HUGHES1
1 Philip Edgcumbe Hughes, “SANTIFICAR, SANTIFICACIÓN,” ed. Everett F. Harrison, Geoffrey W.
Bromiley, and Carl F. H. Henry, Diccionario de Teología (Grand Rapids, MI: Libros Desafío, 2006), 560–561.