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El texto de Carlos Skliar (2005) "Poner en tela de juicio la normalidad, no anormalidad.

Políticas y falta de políticas en relación con las diferencias en educación", nos hace
reflexionar sobre los parámetros que impone el sistema educativo hacia los agentes
que participan en él. El autor se propone varios interrogantes y uno de ellos profundiza
sobre una especie de "frontera" que separa a la Escuela Especial, cargándola de
patologías y especialistas que dedican su trabajo a señalar todo aquello que es signo
de un desvío de la "normalidad". Esto, sin dudas, nos invita a iniciar un debate sobre
¿Quién marca esos "límites" de la normalidad? ¿Con qué intenciones? Estos límites
podrían ser tomados como maneras de disciplinar a la sociedad que se establecen y se
buscan "corregir".
Dentro de un sistema educativo que forma parte de una sociedad tan diversa y plural,
es contradictorio que exista una institución que se autoproclame como inclusiva
cuando su objetivo es despojar las subjetividades y las diferencias, tomándolas como
"desvíos" que deben corregirse. En este sentido, Carlos Skliar (2005) sostiene "que la
educación especial podría ser pensada como un discurso y una práctica que torna
problemática e incluso insostenible —y más bien imposible— la idea de lo “normal”
corporal, lo “normal” de la lengua, lo “normal” del aprendizaje, lo “normal” de la
sexualidad, lo “normal” del comportamiento, etc.".
Por otra parte, el autor realiza una reflexión sobre el diferencialismo. Esto se debe a
que nos encontramos en varias situaciones donde se hace foco sobre los diferentes de
manera peyorativa, discriminatoria, y en algunos casos, racista o sexista. En este
sentido se toman a las personas como "diferentes" y no con diferencias, estas suelen
salirse de la norma y se toman como algo incorrecto o negativo. En esa línea Skliar
(2005) propone que ese diferencialismo es que hace que " la mujer sea considerada el
problema en la diferencia de género, que el negro sea considerado el problema en la
diferencia racial, que el niño o el anciano sean considerados el problema de la
diferencia de edad, que el joven sea el problema en la diferencia de generación, que el
sordo sea el problema en la diferencia de lengua, etc.". De esta manera se ha
convertido a la preocupación para las diferencias en una obsesión por los diferentes,
por los extraños o el otro.

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