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Nota para el CCC (títeres y objetos.

Adultos)

Los títeres para adultos tienen larga trayectoria, múltiples posibilidades de recursos, de
temáticas y de modos de manipulación. En ocasiones, tal vez, ni siquiera en piensa en
“títeres” cuando se los ve porque la materialidad que se pone en juego es tan diversa que
la sorpresa se hace presente de entrada, en otras ocasiones, en cambio, se puede decir
que se estuvo ante “títeres u objetos”. Pero a pesar de todo esto, cada vez que se escribe
sobre títeres para adultos hay un gesto de volver a empezar, un intento de presentarlos.
No es ilógico, todavía existen muchos asiduos al teatro que nunca se acercaron a este
tipo de propuesta. Por eso vale la pena seguir escribiendo.
El Centro Cultural de la Cooperación, en el marco de su Ciclo de Teatro de Títeres y
objetos, los incluye en su programación de febrero de manera sistemática; esta vez hubo
cuatro propuestas para adultos. Fueron invitados dos obras de un mítico grupo que ya
lleva más de cuarenta años, Libertablas: Acerca de Discépolo y Aleluya erótica. En el
primer caso es una puesta cuyo objetivo es traer obras del maestro del grotesco a la
actualidad. La exageración, la alternancia entre lo grande y lo pequeño, la aceptación de
cierto planteo didáctico se sostiene bien en manos de un títere que juega con lo que
muestra y con lo que oculta. Su material le permite gestos ampulosos, amplios y
organiza una clase de grotesco, para decirlo de modo económico, un homenaje a
Discépolo y un panorama de las cosas que se pueden hacer en este universo.
Aleluya erótica, la otra propuesta de Libertablas, invita a experimentar una versión de
la obra de Federico García Lorca. Ahí el cruce entre los actores-manipuladores y los
títeres es un entramado complejo y sorpresivo, oscilan las apariciones de los títeres de
diferentes tamaños y los relatos fluyen entre los cuerpos de los títeres y de quienes los
manipulan, podría afirmarse que, así como el núcleo de la propuesta de Lorca es lo que
aparece y lo que se oculta, aquí se trabaja siguiendo esta línea. Profunda belleza,
enorme originalidad.
La sombra diabla de Ada Dorrego y Marisa Taboadela tiene como idea motora el diablo
carnavalero. La protagonista-títere introduce a los espectadores en el universo en el que
se va a desarrollar. Luego, las sombras- con múltiples propuestas de colores y formas-
son las que hilan los relatos visuales, orales y musicales. Un mundo de microrrelatos en
los que se enhebran el carnaval y las recetas de cocina.
Coghlan Teresa Orelle con dirección de Sergio Mercurio trae una propuesta en la que
despista la noción de “títeres”. Un ¿pizarrón?, las líneas de los dibujos, los cortes, las
apariciones de los pequeños personajes que alternan entre los dibujados y los de papel.
Una historia que entrelaza lo personal con un acontecimiento histórico en el que las
huellas se inscriben, se borran, se vuelven a escribir. Una manera de contar
profundamente enlazada con lo que se cuenta.
Humor, conmoción, sorpresa, títeres, sombras, dibujos, canciones…las propuestas para
adultos son definitivamente imperdibles. Vale la pena adentrarse en su lenguaje.

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