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P. Acnes MICROBIOLOGÍA PDF
P. Acnes MICROBIOLOGÍA PDF
Propionibacterium acnes
Papel de
en el acnéy métodos de tratamiento
Alfaro, A.*, Madrigal, J.*, Mora, S.*, Salazar, I.* y Pearsall, M.*
Palabras clave:
Acné vulgaris, antibiótico, infección, patógeno, comedón, pústula,
pápula, nódulo
.
El acné es una enfermedad inflamatoria crónica que involucra la unidad
pilosebácea; una invaginación en la epidermis que contiene un folículo, un cabello, pili
músculos erector y glándulas sebáceas asociadas productoras de sebo (Marinelli et al.,
2012). Las lesiones se caracterizan por la aparición de un comedón en el folículo de la
glándula. Uno de los factores causantes es la colonización por Propionibacterium acnes,
que genera una respuesta inflamatoria por parte del huésped . Estas ocurren
principalmente en la cara, cuello, pecho y espalda, donde hay una mayor concentración
de glándulas sebáceas. La enfermedad se clasifica según el tipo de lesión en no
inflamatorias (comedones abiertos y cerrados) y en inflamatorias (pápulas o pústulas,
nódulos y quistes) (Figura 1); así como de acuerdo a su severidad en leve, moderado o
severo según la cantidad de lesiones presentes (Tabla 1) (Gómez y Molina, 2012; Titus y
Hodge, 2012). P. acnes es el agente patógeno primario implicado en el desarrollo del
acné inflamatorio, aunque también podría desempeñar un papel secundario en el no
inflamatorio (Leyden, 2004).
* Estudiantes de la carrera Ingeniería en Biotecnología. Microbiología Aplicada, Escuela de Biología,
Instituto Tecnológico de Costa Rica
Tabla 1.
Clasificación del acné de acuerdo a su severidad.
Fuente: Pozo, 2014.
Patogenia
El acné vulgar o acné vulgaris es una enfermedad cutánea crónica común
inflamatoria de la glándula sebácea, cuya fisiopatología es multifactorial y compleja. A
nivel general de patogenia incluye un aumento en la producción de sebo causando la
obstrucción de la unidad pilosebácea, queratinización anormal, proliferación de P. acnes ,
et al
liberación de enzimas e inflamación (Fu y Bender, 2011; Leccia et al.
., 2015; Matiz ,
2011).
Aunque el desarrollo de la enfermedad es particular en cada paciente por lo
general, el proceso se inicia cuando los andrógenos estimulan las glándulas sebáceas
para que produzcan más sebo, haciendo que la concentración de ácido linoleico se diluya
y se regule, además, se da la proliferación de los queratinocitos, provocando una
hiperqueratosis y la disminución de la función de barrera de la piel. También ocurre un
cambio a nivel de la unidad pilosebácea, donde la queratina se vuelve más densa y
bloquea la secreción del sebo, formando tapones de queratina (comedones). Los
comedones junto con la interacción que se genera entre los andrógenos y P. acnes en la
unidad pilosebácea, causan un cuadro de inflamación aguda. Los andrógenos tienen
como función estimular las glándulas sebáceas para aumentar la producción de sebo. Por
otro lado la bacteria al presentar lipasas que convierte los triglicéridos del sebo en ácidos
grasos libres, que tienen acción irritante, y produce mediadores proinflamatorios
(interleucina I, factor de necrosis o FNT alfa), provocando el rompimiento del folículo, de
modo que todo el contenido (sebo, lípidos, ácidos grasos, queratina, bacterias) entra en
contacto con la dermis, desencadenando una respuesta inflamatoria y de cuerpo extraño
(Matiz et al.
, 2011;
Ramírez, 2014; Wolff, 2009).
2
Figura 1.
Patogenia del acné.
Fuente: Wolff, 2009.
Escoto y García (2011) señalan que la elevada concentración de antígenos de
P.
acnes desencadena una reacción inmunológica tipo III o IV, que genera manifestaciones
sistémicas. Holland y colaboradores (2010) mencionan que diversos estudios sobre la
secuencia del genoma de P. acnes han determinado factores que interactúan con el
huésped como el factor CAMP, hemolisinas, sialidasas y dermatánsulfato adhesinas.
Inmunología
El estudio del acné se ha dificultado por la ausencia de un organismo modelo.
Aunque ciertos animales pueden ser inducidos a la queratinización de folículos, estos no
presentan reacción inflamatoria ya que el sebo animal no contiene triglicéridos y P. acnes
no coloniza el folículo. Estudios tempranos que se enfocaron en caracterizar la
composición del sebo en pacientes con acné encontraron que ácidos grasos libres están
presentes en mayores cantidades dentro de los lípidos superficiales, siendo derivados de
lipólisis de triglicéridos por esta bacteria, cual se presenta proporcionalmente según la
concentración de triglicéridos (Gaspari y Tyring, 2008).
P. acnes produce algunos compuestos similares a la histamina y la prostaglandina,
las cuales tienen efectos inflamatorios y proteasas y enzimas degradadoras que pueden
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influenciar la apertura de los comedones (Zouboulis et al
., 2014). También produce una
reacción inflamatoria al activar otras células inmunes, como los monocitos o macrófagos.
En monocitos, la detección de P. acnes inicia una producción de citocinas
proinflamatorias (Gaspari y Tyring, 2008).
Las respuesta inmune de la piel está compuesta por barreras físicas y respuestas
celulares. Estas respuestas constan en reconocimiento de patrones (células epiteliales,
dendríticas, monocitos, “natural killer cells”, y granulocitos). Estas células expresan
receptores de reconocimiento de patrones como TLRs humanos, que son proteínas
transmembranales capaces de responder a patrones moleculares asociados a patógenos
(Gaspari y Tyring, 2008).
La porción extracelular de los TLRs está compuesta por repeticiones de leucina,
mientras que la porción intracelular comparte homología con el dominio citoplasmático del
receptor IL1. Cuando TLRs son activados por exposición a ligandos microbianos, el
dominio intracelular puede disparar vías que involucran la eventual expresión de genes de
respuesta inmune. Se han encontrado 10 TLR en humanos, cada uno con una respuesta
distinta a un factor específico (usualmente componentes de pared celular bacteriana, y
material genético foráneo). En cuanto al Acné vulgaris, el factor de mayor importancia es
el TLR2. Este media la respuesta del huésped al peptidoglicano de bacterias Gram
P. acnes
positivas y por lo tanto, a (Gaspari y Tyring, 2008). Además de esto,
P. acnes
contiene un ligando al TLR2, que activa monocitos humanos a secretar citocinas
proinflamatorias (Shalita et al
., 2011), y en pacientes que sufren acné, se han encontrado
cantidades superiores de células que expresan TLR2 en las lesiones inflamatorias. Otro
resultado de la activación de TLR es el disparo de vías antimicrobianos, que inducen la
liberación de moléculas como péptidos antimicrobianos (betadefensinas1 y 2). Esta
producción de péptidos antimicrobianos inducida por P. acnes es también
TLR2dependiente (Zouboulis et al., 2014).
Metaloproteinasas de la matriz (MMP) tienen un papel en la inducción de la
P. acnes
inflamación y cicatrización en acné. induce MMP1 y MMP9, siendo este último
un mecanismo dependiente de TLR2 en monocitos. En el pasado se utilizaba el
tratamiento con ácido retinoico
trans (ATRA), el cual inhibe la producción de MMP e
inhibidores de tejido de metaloproteinasas (TIMP), cambiando el fenotipo de la piel de uno
de degradación de tejido a uno de preservación de tejido (Shalita et al
., 2011).
Tratamientos del acné
De acuerdo con Fonseca (2014) los métodos terapéuticos convencionales para
tratar el acné se dividen en tratamientos tópicos, sistémicos y físicos o quirúrgicos.
Tratamientos tópicos y sistémicos
4
et al.
resorcinol (Matiz et al
, 2011; Gómez ., 2012). Entre los de primera generación
destacan los de un solo agente como retinoides, peróxido de benzoilo (BP) y
antibacterianos que se dirigen a comedones, P. acnes , e inflamación. Las nuevas terapias
tópicas incluyen productos de combinación, dirigidos a múltiples fisiopatologías del acné,
aumentando la eficacia en comparación con un tratamiento con un solo agente (Fu y
Vender, 2011).
Gómez y Molina (2012) afirman que los agentes antimicrobianos tópicos más
usados son los antibióticos, como la eritromicina y clindamicina, además de otros
compuestos como el peróxido de benzoilo y ácido azelaico. En el tratamiento de acné
inflamatorio de leve a moderado se emplean con concentraciones de antibiótico de 1 a
4%, de modo que disminuyan la población de P. acnes en los folículos sebáceos e
inhiban su quimiotaxis.
Los tratamientos sistémicos son aquellos que llegan a todo el cuerpo. Los más
utilizados son los antibióticos, que actúan contra P. acnes dentro del folículo piloso. Se
pueden indicar en las formas tanto moderadas como extensas, en el acné inflamatorio
resistente al tratamiento tópico, en la enfermedad con compromiso del tronco y en las
pieles muy oleosas. Este último aspecto es importante al momento de la prescripción de
un antibiótico, ya que ha visto que en las pieles con mucha excreción de sebo la
respuesta terapéutica suele ser menor, ya que la concentración del antibiótico se ve
reducida al diluirse en la secreción lipídica de la piel, lo que indicaría una mayor dosis
efectiva en este tipo de paciente (Gómez y Molina, 2012; Orozco et al
, 2010).
5
similar a las tetraciclinas, pero no se usan de primera línea por ser de alta resistencia
bacteriana (Katsambas y Dessinioti ,
2008).
La eficacia de los antibióticos para el tratamiento del acné está relacionada con la
reducción del número de bacterias de P. acnes en la piel y en dirigir propiedades
antiinflamatorias (Marinelli et al
., 2012). La combinación de clindamicina y tretinoína en
una formulación permite la penetración progresiva del folículo y disminución de la
irritación, incrementando la eficacia. Además, la combinación de adapaleno o clindamicina
con BP se dirige a los comedones, la inflamación y P. acnes sinérgicamente (Fu y Vender,
2011).
Sin embargo, el uso intensivo de antibióticos tanto de uso tópico como oral ha
causado cepas de Staphylococcus y
P. acnes resistentes. De hecho los antibióticos
siguen usándose en monoterapias para tratar el acné, a pesar de los nuevos tratamientos
disponibles, como el BP, retinoides y ácido azelaico (Kircik, 2013; Leccia et al
., 2015). Es
recomendable combinarlos con otros productos como los retinoides y el BP para
aumentar su eficiencia. El uso del BP con los antibióticos de aplicación tópica reduce el
riesgo de desarrollar cepas resistentes y es mejor asimilado que al utilizarlo solo (Gómez
et al., 2012).
El peróxido de benzoilo (BP) es un agente bactericida, y funciona rápidamente en
P. acnes sin causar resistencia a los antibióticos. Tiene efectos potentes como
antibacteriano y leves como antiinflamatorio y comedolítico, es uno de los agentes tópicos
más ampliamente utilizados para el acné leve a moderado, y puede ser utilizado solo o en
combinación con antibióticos y retinoides tópicos (Kircik, 2013; Dutil, 2010). Además actúa
muy velozmente, eliminando una gran parte de las bacterias, es mucho más efectivo y
más rápido combatiendo a P. acnes que otros antibióticos tópicos, se encuentra
disponible en una variedad de presentaciones (gel, loción y crema) y concentraciones del
1 al 10 %, aunque para el uso tópico se prefiere el gel por su estabilidad y porque libera el
principio activo. Dentro de los efectos secundarios están la irritación, resequedad y
eritema, los cuales se pueden dar en los primeros días y van a ir disminuyendo a medida
que se le da un uso continuo (Gómez et al., 2012).
En ensayos clínicos, al combinar BP con un antibiótico tópico en una formulación
estable la reducción de P. acnes es de 99.7% tras una semana de tratamiento, eliminando
dos cepas susceptibles y resistentes. Pero también se ha mostrado beneficios de BP
como monoterapia en el tratamiento del acné (Kircik, 2013). Dutil (2010) afirma que la
combinación de BP con eritromicina o clindamicina es sinérgica y bien tolerada. Además
en el acné más grave, cuando se requieren antibióticos por vía oral, el BP contribuye a la
supresión de la aparición de cepas resistentes de P. acnes .
Ochsendorf (2010) evaluó el efecto de distintos antibióticos sistémicos en la
terapia de acné vulgaris durante 3 meses. Según afirma la tetraciclinas (tetraciclina,
doxiciclina, minociclina, limeciclina) y eritromicina son significativamente más eficaces que
el placebo en el tratamiento sistémico del acné inflamatorio. Además la clindamicina, el
cotrimoxazol y trimetoprim son también eficaces. Se sugieren efectos sinérgicos al
combinar los tratamientos tópicos con BP o retinoides, por lo que esos antibióticos
sistémicos no deberían ser utilizados como monoterapia. De este modo se comprobó que
6
la terapia antibiótica sistémica generalizada de acné es eficaz y bien tolerada, pero
debería ser combinada con BP para prevenir la resistencia.
Tratamientos físicos o quirúrgicos
En cuanto al tratamiento físico o quirúrgico Herane (2005) recomienda varios
mecanismos. Primero, en casos leves de acné vulgaris, se puede dar la extracción
mecánica de los comedones abiertos, aunque este tratamiento no es recomendable
puesto que puede generar la infección de zonas aledañas. Para tratar comedones de gran
tamaño se puede realizar la electrocauterización, misma que provoca un daño térmico
que hace que el organismo elimine los comedones. También menciona que la crioterapia
es efectiva contra este tipo de acné, si se realiza sola o combinada con azufre o con
acetona; esta técnica permite una descarnación mediada por la inflamación.
En un estudio usando de terapia fotodinámica antimicrobiana utilizando cloro e6
con luz halógena para tratar el acné se mostró un efecto terapéutico notable contra la
P. acnes
inflamación inducida por , sugiriendo su potencial como un tratamiento eficaz y
alternativo a la terapia con antibióticos (Jeon et al
., 2015).
Métodos Naturales
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dentro de los cuales destacan el linalol y el eugenol, siendo este último el más potente
como agente microbiano (Matiz et al . (2011).
Además, Matiz et al. (2011) realizó un estudio en donde pacientes con acné
vulgaris causado por P. acnes fueron tratados con fórmulas basadas en los aceites
anteriormente descritos en concentraciones de 3% para el aceite de naranja y 5% para el
de albahaca, escogidas según la CMI contra P. acnes . Para evaluar la efectividad de las
fórmulas y tratamientos se realizó un conteo inicial de las lesiones (comedones, pápulas y
pústulas localizadas en el rostro), y se hizo un control semanal por ocho semanas en
donde se indicaba el conteo de las lesiones, observación y otros datos. El número inicial
de lesiones se contabilizó como el 100%, y para clasificar cuantitativamente los resultados
se consideró la desaparición de las lesiones de 020% como deficiente, 2040% regular,
4060% bueno y más de 60% como excelente. Los resultados variaron de bueno a
excelente ambos aceites y lograron una remoción de pápulas y pústulas en más del 60%
de lesiones (Cuadro 1). Por tanto, el tratamiento con aceites de naranja y albahaca es un
factible contra el acné vulgaris.
et al.
Fuente: Modificado de Matiz , 2011.
Tratamientos biotecnológicos
La granulisina es considerada una sustancia ideal para tratar el acné, por sus
efectos antimicrobianos y antiinflamatorios. Recientemente se ha usado péptidos
derivados de granulisina (GDPs) para evaluar su uso en un agente tópico para el
8
tratamiento del acné vulgar, y se evidenció una fuerte actividad antimicrobiana frente a P.
acnes in vitro
. Esto sugiere que una formulación tópica con GDPs podría tener un
et al
potencial terapéutico para la mejora de tipo inflamatoria del acné vulgaris (Lim .,
2015).
Conclusiones
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