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RADICADO 73001-33-33-751-2014-00190-00
ACCIÓN: REPARACIÓN DIRECTA
DEMANDANTE: EDIMER RODRIGUEZ Y OTROS
DEMANDADO: NACIÓN - MINISTERIO DE DEFENSA - POLICÍA
NACONAL – HOSPITAL FEDERICO LLERAS ACOSTADA
E.S.E
ASUNTO: Falla servicio médico
SENTENCIA:
I. ANTECEDENTES
Surtido el trámite legal y de conformidad con lo establecido en el artículo 179 y 187 del
Código de Procedimiento Administrativo y de lo Contencioso Administrativo, se procede
a dictar sentencia en el proceso que en ejercicio del medio de control de reparación
directa promovieron los señores EDIMER RODRIGUEZ quien actúa en nombro propio
quien actúa en nombre propio y en representación de su hijo mejor IKER SAMUEL
RODRIGUEZ, RAIMUNDO RODRIGUEZ y LUZ AMPARO DE RODRIGUEZ, DIANA
MARIA RODRIGUEZ AGUIRRE, CLAUDIA PATRICIA RODRIGUEZ AGUIRRE,
SANDRA SULEDY RODRIGUEZ AGUIRRE Y VICTOR ALFONSO QUINTERO en contra
de LA NACIÓN - MINISTERIO DE DEFENSA – POLICÍA NACIONAL y el HOSPITAL
FEDERICO LLERAS ACOSTA E.S.E DE IBAGUE.
1. PRETENSIONES
1.4 Que se condene a las entidades demandadas a liquidar y pagar sobre el total de las
sumas que correspondan a favor de los demandantes, la indexación que determina el
Acción: Reparación Directa
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Demandante: Edimar Rodríguez Aguirre y otros
Demandado: Nación – Ministerio de Defensa – Policía Nacional y otros
Decisión:
articulo 187 CPACA y respecto de los perjuicios morales se tenga en cuenta el SMLMV a
la fecha de la ejecutoria de la respectiva sentencia que ponga fin al proceso.
1.6 Condenar en costas a las entidades demandadas de conformidad con el artículo 188
del CPACA.
2. HECHOS
2.2. Que, por la gravedad del hecho y su lesión cerebral, el señor Rodríguez Aguirre fue
recogido y trasladado en estado de inconsciencia por miembros de la Policía Nacional en
una de sus patrullas al Hospital Federico Lleras Acosta E.S.E de la cuidad de Ibagué,
donde manifestaron que este había sido golpeado con una piedra.
2.3. Que, en el Hospital Federico Lleras Acosta, sin ordenar ni practicar examen alguno
al demandante procedieron a cocerle y saturarle la herida que presentaba en su cabeza.
2.4. Posteriormente llego al Hospital el señor Jorge Armando Duque conocido del
demandante, reclamando por la atención que a este se le había brindado al suturársele
la herida cerebral sin practicársele los exámenes y diagnósticos técnicos y científicos.
2.5 Que el señor Edimer Rodríguez Aguirre permaneció por amplio espacio de tiempo,
hasta el momento en que le practicaron los exámenes.
2.6 Que ante los reclamos del señor Jorge Armando Duque, el personal médico y
paramédico del hospital, procedió a practicarle un TAC cerebral al paciente Rodríguez
Aguirre, arrojando como resultado presencia en su cerebro de proyectil de arma de
fuego, heridas craneoencefálicas, laceración cerebral, fractura conminuta temporal
izquierda, con contusión hemorrágica.
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Acción: Reparación Directa
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Demandante: Edimar Rodríguez Aguirre y otros
Demandado: Nación – Ministerio de Defensa – Policía Nacional y otros
Decisión:
inotrópico con noradrelina; el paciente mejora y sale para piso de la Unidad de Cuidados
Intensivos el día 17 de noviembre de 2007 para manejo de neurocirugía.
2.11. El señor Edimer Rodríguez Aguirre, por la lesión sufrida presento convulsión y
trastorno de estrés postraumático, vio comprometido el funcionamiento de sus
mandíbulas, su cavidad oral, con marcada limitación de la apertura bucal y su sistema de
la masticación.
2.14. La junta regional de calificación de invalidez del Tolima, en dictamen solicitado por
la Fiscalía General de la Nación, rendido el 29 de noviembre de 2013 le dictamino a el
demandante, invalidez y perdida de su capacidad laboral.
3. CONTESTACIÓN DE LA DEMANDA
3.1. HOSPITAL FEDERICO LLERAAS ACOSTA DE IBAGUE (fls. 147 – 415 del
cuaderno principal del expediente)
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Demandante: Edimar Rodríguez Aguirre y otros
Demandado: Nación – Ministerio de Defensa – Policía Nacional y otros
Decisión:
pretensiones de la demanda, solicitando se nieguen las suplicas de la misma por no
tener fundamento los hechos en que se sustenta ni razón en derecho.
Dentro de sus argumentos, señala que las secuelas que le causaron al señor EDIMER
RODRIGUEZ AGUIRRE son consecuencia directa del impacto de proyectil de arma de
fuego que impacto su cráneo en el área frontal, siendo por ende la responsabilidad de
sus lesiones y secuelas quien le propino el disparo.
Indica que el Hospital Federico Lleras Acosta a través de su personal médico, cumplió
con el deber de prestar la mejor atención al paciente que conllevo a la recuperación de
salud de este evitándole la muerte, así mismo manifiesta que la atención prestada
durante el lapso que estuvo al cuidado del hospital y hasta el día de su salida fue la
apropiada para este tipo de pacientes, por lo que no se presentó ningún incumpliendo a
la norma de atención, siendo realizada de manera oportuna y satisfactoria, pegada a los
protocolos y guías medicas institucionales según la mecánica de trauma referida para el
paciente.
Por otro lado considera que el caso objeto de estudio no se evidencia ni aparece
demostrado el nexo de causalidad que lleva a la responsabilidad médica, pues asegura
que nunca se dejó de cumplir con lo que era mandatario de la norma de atención, no se
configuro una falta de oportunidad, se fue eficaz y eficiente en la prestación del servicio
de salud, adicionalmente agrega que durante su estadía en la entidad se le prestaron
todos y cada uno de los servicios de calidad, oportuna y eficientemente de conformidad
con los protocolos y guías de manejo institucionales, cumpliendo con la Lex artis.
Argumenta que las secuelas en la salud del señor Edimer Rodrigue Aguirre, no se
produjeron por una atención dispar y errática por parte del Hospital y menos por no
haberlo dejado más tiempo hospitalizado, pues siempre en el hospital se le ofreció un
tratamiento que siempre estuvo dirigido a permitir con cierta probabilidad la
supervivencia del paciente. En este orden de ideas concluye que hay ausencia de la
prueba del vínculo causal, que haga posible imputar a la entidad el daño por el cual se
demanda la indemnización el cual ni siquiera se encuentra acreditado de manera
indirecta mediante indicios.
Agrega, que la conducta del Hospital Federico Leras Acosta se ajustó al deber de
protección de los derechos del paciente al brindarle la atención requerida diligente que
confirma que le paciente fue valorado, diagnosticado, tratado, formulado, observado por
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Demandante: Edimar Rodríguez Aguirre y otros
Demandado: Nación – Ministerio de Defensa – Policía Nacional y otros
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especialistas, hasta lograr la recuperación de su salud no existencia falla de los servicios
de salud brindado al señor Edimer Rodríguez Aguirre hasta su egreso el día 21 de
noviembre de 2012.
Finalmente manifiesta que la conducta del Hospital Federico Lleras Acosta E.S.E, se
ajustó al deber de protección de la vida humana al dársele el tratamiento idóneo de
acuerdo a la sintomatología y signos del paciente, con lo que queda plenamente
demostrado que al señor Rodríguez Aguirre, se le proporciono el tratamiento idóneo de
acuerdo a los signos encontrados, al disponer de un grupo interdisciplinario de
especialistas desvirtuándose la falla del servicio y/o error en el diagnostico por parte del
Hospital Federico Lleras Acosta.
3.2. Nación- Ministerio de Defensa Policía Nacional. (Fls. 416 – 491 del cuaderno
Principal Tomo 3 )
Sostiene que no hay prueba alguna que permita establecer que haya sido un proyectil de
arma estatal el causante de las lesiones del señor Edimer Rodríguez Aguirre, incluso
afirma que no hay certeza si fue impactado sobre la cuadra donde se llevaba a cabo el
procedimiento policial o por si el contrario fue víctima de una gresca continua a estos
hechos , por lo que pudo haber sido lesionado en otro contexto diverso al de los hechos
materia de estudio, siendo el creador de su propio riesgo cuando en efecto y sin medir
las consecuencias se enfrenta a otras personas civiles que esgrimían armas de fuego.
Arguye que se adelantó una investigación disciplinaria y la misma fue archivada, que en
síntesis esta determino que no habría lugar a efectuar juicios de reproche policial
alguno, puesto que no hay prueba que señale que hubiese sido un arma estatal la que
causo las lesiones al señor Rodríguez Aguirre, dado que se allegaron las pruebas en
material penal y fue allí donde se arribó el dictamen técnico que indicaba que no es
posible cotejar las armas estales con el proyectil que le fue encontrado el demandante.
Asevera que no es factible que la Policía Nacional le pague al demandante una pensión
mensual vitalicia, dado que el demandante no está en carrera policial por tanto sería
ilegal acceder a la petición.
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CULPA EXCLUSIVA Y DETERMINANTE DE LA VICTIMA en concurso con el actuar
LEGAL DE LA ENTIDAD demandante y la CULPA EXCLUSIVA DE UN TERCERO
AJENO DE LA ADMINISTRACION, solicitando se nieguen las pretensiones de la
demanda por advertirse que no reposa responsabilidad patrimonial de la Policía Nacional
en el hecho dañino.
Como excepciones propone: 1. Inexistencia de falla en el servicio, por parte del Hospital
Federico Lleras Acosta, 2. Inexistencia de daño antijuridico por parte del Hospital
Federico Lleras Acosta de Ibagué, 3. Inexistencia de nexo causal, por parte del Hospital
Federico Leras Acosta, 4 Inexistencia de Responsabilidad por parte del Hospital
Federico Leras Acosta y 4. Inexistencia en cuantificación del daño.
4. ALEGATOS DE CONCLUSIÓN
4.1. Parte demandante (Fls. 704 – 704 del cuaderno principal del expediente tomo
4)
Refirió, que el perjuicio sufrido por el señor Rodríguez Aguirre constituyo un daño que no
estaba obligado a soportar legalmente, toda vez que jamás lo genero ni tiene
socialmente el deber jurídico de soportarlo como carga publica, por lo que este daño
quebranta su principio de igualdad ante las cargas públicas que tiene en relación con los
demás coasociados. En este orden de ideas indica que existe relación de causalidad
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entre la actuación de las entidades demandas y el daño antijuridico por el cual se
reclama la indemnización de perjuicios como quiera que la lesión sufrida por el
demandante fue causada por arma de fuego de dotación de policía, accionada o
disparada por sus agentes.
Argumenta, que es notable la culpa con la que se obro por parte de los agentes de esta
institución en el caso concreto, pues dispararon imprudentemente el arma de fuego
causando el perjuicio reclamado haciendo más gravosa su culpa cuando trasladan al
paciente inconsciente al Hospital Federico Lleras Acosta y lo entregan a este centro
asistencial omitiendo informar que la herida era causada por arma de fuego.
Señala que la policía nacional es responsable como quiera que el demandante resulto
lesionado en unos hechos, en donde si bien la policía intervino para defender la
integridad de los ciudadanos, sus agentes dispararon las armas que crearon confusión y
caos, poniendo en grave peligro la integridad de quienes se hallaban en el sector.
Por otra parte, afirma que se observa la negligencia y descuidado del personal médico y
paramédico del Hospital Federico Lleras Acosta cuando atienden al demandante y
proceden imprudentemente a suturar la herida, sin ordenar ni practicar ningún examen
que permitiera establecer una causa, máxime cuando se observa que se trataba de una
herida penetrante en la cabeza, por lo que al no haber tomado oportunamente el TAC dio
lugar a que la lesión cerebral avanzara.
4.2.1. NACIÓN - MINISTERIO DE DEFENSA - POLICÍA NACIONAL (Fls. 661 – 666 del
cuaderno principal del expediente tomo 4)
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Constitución Política pues el daño no es imputable al Estado cuando este se ha
producido por culpa exclusiva de la víctima o hecho de un tercero, al no configurarse el
nexo causal entre el hecho que se imputa a aquel y el daño aplicando la teoría de
causalidad adecuada.
4.2.2 HOSPITAL FEDERICO LLERAS ACOSTA E.S.E (Fls. 674 – 703 del cuaderno
principal del expediente tomo 4)
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4.3.1. LA PREVISORA- COMPAÑÍA DE SEGUROS S.A (Fls. 667 – 673 del cuaderno
principal del expediente tomo 4)
Señala que tampoco se probó el nexo causal, por parte de la entidad hospitalaria pues
no ejerció acción alguna que causara perjuicios en la salud del demandante, puesto que
las dificultades sufritas por este fueron consecuencia de un disparo producido por una
agente de policía; frente a la presunta omisión por parte de la entidad manifiesta que con
todo el material probatorio allegado al proceso se logró demostrar que se prestaron los
servicios médicos demandados para su rehabilitación.
Indica que está demostrado que el accidente que lesiono al demandante, fue causado
por un disparo efectuado por un agente de la Policía, disparo que se alojó en la región
pronto temporal del cráneo del demandante tal como quedó demostrado en la etapa
probatoria, siendo así las cosas que se excluye de responsabilidad al hospital por existir
culpa exclusiva de un tercero.
Por otra parte, afirma que no es procedente el llamamiento en garantía efectuado por el
Departamento del Tolima, en razón de que existe ausencia de cobertura en la póliza No.
1002129, por la cual fueron vinculados.
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perjuicios ocasionados al señor Edilmer Rodríguez Aguirre, ocurridos el 12 de noviembre
de 2012 en la calle 41 con Cra 6ª de la Ciudad de Ibagué, en momento donde se
presentó un intercambio de disparos entre presuntos delincuentes y miembros de la
Policía Nacional, así mismo, si el Hospital Federico Lleras Acosta ESE es responsable
de los perjuicios causados a los accionantes con la presunto falla del servicio médico en
que incurrió durante la atención del señor Rodríguez Aguirre; y si en caso de accederse
a las pretensiones de la demanda le asiste o no algún grado de responsabilidad a la
sociedad llamada en garantía La Previsora S.A ?
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pueda determinarse, de acuerdo con las pruebas practicadas, la presencia de
negligencia médica o atención tardía dieran lugar al retardo leve en el desarrollo motor
del menor J. S. M. D.
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230016106625201202240 “1 proyectil con
cubierta” se encontró que entre los
registros de continuidad figura el señor
Ricardo Huepa Briñez perito especialista
del CTI, quien manifestó haber realizado
experticia al proyectil con la OT 27419 del
cual rindió informe numero No. 73939337
el 29 de septiembre de 2014 dirigido al
señor Carlos Eduardo Ramírez Caicedo
secretario del Juzgado 192 de Instrucción
penal militar, en copia obtenida del
mencionado informe en el punto 6
CONCLUSIONES se lee “ Ni siendo apto
para correlación de identidad de arma de
proyectil..”
9. Que según dictamen número Documental.
220122013 del 01 de noviembre de 2013 - Copia dictamen número 220122013 del
expedido por la Junta Regional de 01 de noviembre de 2013 expedido por
Calificación del Tolima el señor Edimer la Junta Regional de Calificación del
Rodríguez Aguirre tuvo un porcentaje total Tolima ((fls. 73-77 del cuaderno principal
de pérdida de capacidad laboral del 50.68 tomo I).
%
Para abordar dicho problema jurídico esta judicatura examina en primer lugar si el
daño ocasionado al demandante reviste las características de ser antijurídico para,
luego de ello, proceder a valorar si el mismo es imputable a la demandada.
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porque sea “irrazonable”4, en clave de los derechos e intereses constitucionalmente
reconocidos5; y, iii) porque no encuentra sustento en la prevalencia, respeto o
consideración del interés general6, o de la cooperación social7.
4
“(...) que lo razonable, en buena lógica de responsabilidad extracontractual, para las
administraciones públicas nunca puede ser hacerlas más responsables de lo que sea razonable para
los entes jurídico-privados que desarrollan en su propio interés actividades análogas”. Pantaleón,
Fernando. “Cómo repensar la responsabilidad civil extracontractual (también de las administraciones
públicas)”, ob. cit., p. 186.
5
“¿Cuál es entonces el justo límite de la soberanía del individuo sobre sí mismo? ¿Dónde empieza la
soberanía de la sociedad? ¿Qué tanto de la vida humana debe asignarse a la individualidad y qué
tanto a la sociedad? (...) el hecho de vivir en sociedad hace indispensable que cada uno se obligue a
observar una cierta línea de conducta para con los demás. Esta conducta consiste, primero, en no
perjudicar los intereses de otro; o más bien ciertos intereses, los cuales, por expresa declaración legal
o por tácito entendimiento, deben ser considerados como derechos; y, segundo, en tomar cada uno su
parte (fijada según un principio de equidad) en los trabajos y sacrificios necesarios para defender a la
sociedad o sus miembros de todo daño o vejación”. Mill, John Stuart, Sobre la libertad, 1ª reimp.,
Alianza, Madrid, 2001, pp. 152 y 153.
6
Santofimio Gamboa, Jaime Orlando. “La cláusula constitucional de la responsabilidad del Estado:
estructura, régimen y principio de convencionalidad como pilares en su construcción”, en Brewer-
Carias, Allan R.; Santofimio Gamboa, Jaime Orlando, Control de convencionalidad y responsabilidad
del Estado, 1ª ed., Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 2013.~
7
Este presupuesto puede orientar en lo que puede consistir una carga no soportable, siguiendo a
Rawls: “la noción de cooperación social no significa simplemente la de una actividad social
coordinada, organizada eficientemente y guiada por las reglas reconocidas públicamente para lograr
determinado fin general. La cooperación social es siempre para beneficio mutuo, y esto implica que
consta de dos elementos: el primero es una noción compartida de los términos justos de la
cooperación que se puede esperar razonablemente que acepte cada participante, siempre y cuando
todos y cada uno también acepte esos términos. Los términos justos de la cooperación articulan la
idea de reciprocidad y mutualidad; todos los que cooperan deben salir beneficiados y compartir las
cargas comunes, de la manera como se juzga según un punto de comparación apropiado (...). El otro
elemento corresponde a “lo racional”: se refiere a la ventaja racional que obtendrá cada individuo; lo
que, como individuos, los participantes intentan proponer. Mientras que la noción de los términos
justos de la cooperación es algo que comparten todos, las concepciones de los participantes de su
propia ventaja racional difieren en general. La unidad de la cooperación social se fundamenta en
personas que aceptan su noción de términos justos. Ahora bien, la noción apropiada de los términos
justos de la cooperación depende de la índole de la actividad cooperativa misma: de su contexto
social de trasfondo, de los objetivos y aspiraciones de los participantes, de cómo se consideran a sí
mismos y unos respecto de los demás como personas”. Rawls, John, Liberalismo político, 1ª ed., 1ª
reimp., Fondo de Cultura Económica, Bogotá, 1996, p. 279.
8
Corte Constitucional, Sentencia C-254 de 2003. Así mismo, se considera: “El artículo 90 de la Carta,
atendiendo las (sic) construcciones jurisprudenciales, le dio un nuevo enfoque normativo a la
responsabilidad patrimonial del Estado desplazando su fundamento desde la falla del servicio hasta el
daño antijurídico. Ello implica la ampliación del espacio en el que puede declararse la responsabilidad
patrimonial del Estado pues el punto de partida para la determinación de esa responsabilidad ya no
está determinado por la irregular actuación estatal —bien sea por la no prestación del servicio, por la
prestación irregular o por la prestación tardía— sino por la producción de un daño antijurídico que la
víctima no está en el deber de soportar, independientemente de la regularidad o irregularidad de esa
actuación”. Corte Constitucional, Sentencia C-285 de 2002. Debe advertirse que revisada la doctrina
de la responsabilidad civil extracontractual puede encontrarse posturas según las cuales “debe
rechazarse que el supuesto de hecho de las normas sobre responsabilidad civil extracontractual
requiera un elemento de antijuricidad (sic)”. Pantaleón, Fernando. “Cómo repensar la responsabilidad
civil extracontractual (también de las administraciones públicas)”, en Afduam 4, 2000, p. 168
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derecho debido a que al Estado corresponde la salvaguarda de los derechos y
libertades de los administrados frente a la propia administración” 910
En el caso en particular, como el que ocupa a este juzgado, es preciso advertir que
en la sociedad moderna En casos, como el que ocupa la atención de la Sala, se
precisa advertir que en la sociedad moderna el instituto de la responsabilidad
extracontractual está llamada a adaptarse, de tal manera que se comprenda el
alcance del riesgo de una manera evolutiva, y no sujetada o anclada al modelo
tradicional. Esto implica, para el propósito de definir el daño antijurídico, que la
premisa que opera en la sociedad moderna es aquella según la cual a toda actividad
le son inherentes o intrínsecos peligros de todo orden, cuyo desencadenamiento no
llevará siempre a establecer o demostrar la producción de un daño antijurídico. Si
esto es así, solo aquellos eventos en los que se encuentre una amenaza inminente,
irreversible e irremediable permitirían, con la prueba correspondiente, afirmar la
producción de una daño cierto, que afecta, vulnera, aminora, o genera un detrimento
en derechos, bienes o interese jurídicos, y que esperar a su concreción material
podría implicar la asunción de una situación más gravosa para la persona que la
padece.
Se trata de un daño que la víctima Edimer Rodríguez Aguirre, y sus familiares no
estaban llamados a soportar como una carga ordinaria, ni siquiera extraordinaria, en
9
Corte Constitucional, Sentencia C-333 de 1996. Puede verse también: Corte Constitucional,
Sentencia C-918 de 2002. A lo que se agrega: “El artículo 90 de la Constitución Política le suministró
un nuevo panorama normativo a la responsabilidad patrimonial del Estado. En primer lugar porque
reguló expresamente una temática que entre nosotros por mucho tiempo estuvo supeditada a la labor
hermenéutica de los jueces y que solo tardíamente había sido regulada por la ley. Y en segundo lugar
porque, al ligar la responsabilidad estatal a los fundamentos de la organización política por la que optó
el constituyente de 1991, amplió expresamente el ámbito de la responsabilidad estatal haciendo que
ella desbordara el límite de la falla del servicio y se enmarcara en el más amplio espacio del daño
antijurídico”. Corte Constitucional, Sentencia C-285 de 2002. Sin embargo, cabe advertir, apoyados en
la doctrina iuscivilista que “no puede confundirse la antijuridicidad en materia de daños con lesiones
de derechos subjetivos y, menos todavía, una concepción que los constriña, al modo alemán, a los
derechos subjetivos absolutos, entendiendo por tales los derechos de la personalidad y la integridad
física, el honor, la intimidad y la propia imagen y los derechos sobre las cosas, es decir, propiedad y
derechos reales”. Díez-Picazo, Luis. Fundamentos del derecho civil patrimonial. La responsabilidad
civil extracontractual. 1ª ed. Navarra, Aranzadi, 2011, p. 297
10
Según lo ratificado por la sala en la sentencia de 9 de mayo de 2012, Expediente 20334: “El daño
antijurídico comprendido, desde la dogmática jurídica de la responsabilidad civil extracontractual[1] y
del Estado impone considerar aquello que derivado de la actividad o de la inactividad de la
administración pública no sea soportable i) bien porque es contrario a la Carta Política o a una norma
legal, o ii) porque sea “irrazonable”, en clave de los derechos e intereses constitucionalmente
reconocidos.
11
Agregándose: “Para eludir el cumplimiento de sus deberes jurídicos no puede exigirle al juez que,
como no le alcanzan sus recursos fiscales, no le condene por ejemplo, por los atentados de la fuerza
pública, contra la dignidad de la persona humana”. Sección Tercera, sentencia de 9 de febrero de
1995, Expediente 9550.
12
Sección Tercera, sentencia de 19 de mayo de 2005, Expediente 2001-01541 AG.
13
por haber excedido los inconvenientes inherentes al funcionamiento del servicio”. Sección Tercera,
sentencia de 14 de septiembre de 2000, Expediente 12166.
14
Sección Tercera, sentencia de 2 de junio de 2005, Expediente 1999-02382 AG.
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atención al respeto de su dignidad humana y de sus derechos constitucionales y
convencionales a la vida y a la integridad personal, que es incuestionable en un
Estado social de derecho15, desde una perspectiva no solo formal, sino también
material de la antijuridicidad16
Además que el día de los hechos se presentaron en una carrera de motos que
organizo la Alcaldía, de allí surgió una riña callejera entre pandillas y la policía, los
uniformados se llevaron a un corredor de motos con el fin de restablecer el orden
público, el corredor de motos se les escapo a los uniformados momento en el cual se
presentó un intercambio de disparos y, finalmente que, en medio de estos últimos
acontecimientos observaron herido en el suelo al señor Edimer Rodríguez Aguirre.
Así resulta, en efecto, de lo dicho por el señor Martin Emilio Gaitán Gonzales
(Cuaderno principal tomo IV Fl. 682), quien manifestó que fueron a buscar donde
orinar y vieron que la policía llevaba a un corredor de motos, cuando empezaron a
sonar disparos, momento ese en que se vio al señor Edimer Rodríguez Aguirre en el
lugar de los hechos tendido en el piso.
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De los tiros pues venían del lado donde estaba la trifulca, los policías
que tenían ahí el muchacho agarrado. La policía eran los únicos que
estaban armados (…)” (se destaca).
De igual manera el señor Lubin Antonio Delgado Aramedis, (Cuaderno principal tomo
IV Fl. 686), también testigo presencial de los hechos, narro en forma semejante lo
ocurrido e informo que los agentes que estaban disparando se encontraban en la
calle 40 y 6ª, se encontraban más o menos 5 agentes más los que tenían al
capturado, este se les voló en otra moto y comenzaron a disparar y al instante se
entere que el señor Edimer Rodríguez Aguirre se había caído que por una bala
perdida.
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una algarabía de la gente como una protesta la gente empezó a echar
vidrios piedras pues a la policía, la policía también de ahí un amigo de
mi primo se fue pues necesita ir al baño a orinar, entonces se fue
primero, nosotros nos quedamos ahí, entonces al ratico nos fuimos con
ellos , yo me fui con ellos acompañarlos , como a mitad de cuadra me
quede entonces ellos siguieron entonces me quede ahí sola , cuando
volví otra vez como el problema ahí con la policía la gente empezó a
correr para un lado para el otros y todos asustados , yo alcance a ver
que la policía empezó a disparar hacia el aire fueron varios tiros , varios
policías , pues todo el mundo asustado , todo el mundo corriendo para
un lado y para el otro yo también pues buscando a mi primo pues
porque me encontraba sola y estaba a cargo de él, entonces cuando yo
vi que, bueno cogí como hacia la sexta y ellos venían cuando vi a mi
primo fue que se desplomo entonces yo asustada alcance a ver en la
parte izquierda de la cien que tenía un impacto , como un huequito
redondo muy pequeñito y un reguero de sangre entonces yo me asuste
(…) (se destaca).
Ahora bien, vista cual es la versión ofrecida por los testigos civiles que dispusieron
en este proceso o en el marco de las investigaciones penales y /o disciplinarias, se
tiene además que la parte demandante allego al expediente el informe de novedad
presentado por el Subteniente Carlos Arturo Moreno Núñez, quien para ese entonces
fungía como Comandante CAI Ferias Metropolitana Ibagué, a través de la cual da
cuenta de lo acontecido el día 12 de noviembre de 2020, ( Cuaderno de pruebas
parte demandante Fl. 193-194), así ( Se cita el texto tal cual aparece en el
expediente inclusive los errores):
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Demandante: Edimar Rodríguez Aguirre y otros
Demandado: Nación – Ministerio de Defensa – Policía Nacional y otros
Decisión:
Sin embargo, en 1992 dicho criterio fue revaluado por el Máximo Tribunal Contencioso
Administrativo, dándose campo a un régimen de presunción de la falla, al estimarse que
la prueba de la diligencia y el cuidado correspondía al demandado en atención a la
capacidad en que se encuentran los profesionales de la salud de satisfacer los
cuestionamientos que puedan formularse contra sus procedimientos 17, dado sus
conocimientos técnicos. De suerte que se estableció en cabeza de la entidad una
presunción de hecho, que en términos del Doctor Enrique Gil Botero suponía “prima
facie, en cada caso concreto, que el daño antijurídico en la atención médico –
hospitalaria (…) derivaba de la ocurrencia de una falla del servicio (…)” 18
17
Sentencia del 30 de julio de 1992. Consejo de Estado - Sección Tercera, M.P. Daniel
Suárez Hernández. Exp. 6897.
18
GIL BOTERO ENRIQUE. Responsabilidad Extracontractual del Estado, Editorial Temis
S.A. Bogotá, Colombia, 2013, pág. 549
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Demandante: Edimar Rodríguez Aguirre y otros
Demandado: Nación – Ministerio de Defensa – Policía Nacional y otros
Decisión:
En efecto, el Consejo de Estado19 señaló que las circunstancias relevantes para
establecer la actuación debida o indebida de la administración tienen implicaciones
técnicas y científicas, y en tal medida habrá situaciones en las que, es el paciente quien
se encuentra en mejor posición para demostrar ciertos hechos, siendo entonces
necesario el dinamismo de las cargas, cuya aplicación se hace imposible ante el recurso
obligado a la teoría de la falla presunta, donde simplemente se produce la inversión
permanente del deber probatorio.
“Se acoge dicho criterio porque además de ajustarse a la normatividad vigente (art. 90 de la
Constitución y 177 del Código de Procedimiento Civil), resulta más equitativa. La presunción de la
falla del servicio margina del debate probatorio asuntos muy relevantes, como el de la distinción entre
los hechos que pueden calificarse como omisiones, retardos o deficiencias y los que constituyen
efectos de la misma enfermedad que sufra el paciente. La presunción traslada al Estado la carga de
desvirtuar una presunción que falló, en una materia tan compleja, donde el alea constituye un factor
inevitable y donde el paso del tiempo y las condiciones de mas (impersonales) en las que se presta el
servicio en las instituciones públicas hacen muy compleja la demostración de todos los actos en los
que éste se materializa.”20
“La responsabilidad estatal por fallas en la prestación del servicio médico asistencial no se deriva
simplemente a partir de la sola constatación de la intervención de la actuación médica, sino que debe
acreditarse que en dicha actuación no se observó la lex artis y que esa inobservancia fue la causa
eficiente del daño. Esa afirmación resulta relevante porque de conformidad con lo previsto en el
artículo 90 de la Constitución, el derecho a la reparación se fundamenta en la antijuridicidad del daño,
sin que sea suficiente verificar que la víctima o sus beneficiarios no estaban en el deber jurídico de
soportarlo para que surja el derecho a la indemnización, dado que se requiere que dicho daño sea
imputable a la administración, y sólo lo será cuando su intervención hubiera sido la causa eficiente del
mismo.”22
19
Sentencia del 10 de febrero de 2000. Sección Tercera, M.P. Alier Hernández Enríquez.
Exp. 11878
20
Sentencia del 31 de agosto de 2006. Consejo de Estado, Sección Tercera, M.P. Ruth
Stella Correa Palacio. Exp. 15772.
21
Ver. Sentencia del 28 de abril de 2010 Sección 3ª C.P. Mauricio Fajardo Gómez. Exp
20087; Sentencia de 12 de mayo de 2011 Sección 3ª C.P. Hernán Andrade Rincón Exp.
19835
22
Sentencia de marzo 22 de 2012 Consejo de Estado - Sección 3ª. Subsección B, M.P. Ruth
Stella Correa Palacio. Exp. 23132
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Decisión:
En ese orden de ideas, el demandante con el fin de obtener un resultado favorable a sus
pretensiones, debe acreditar que se presentó la referida irregularidad o falla en el
servicio, esto es, que el mismo no se brindó con los estándares de calidad previstos por
la ciencia médica vigente y no se prestó empleando todos los medios técnicos,
científicos, farmacéuticos y humanos que el ente hospitalario tenga al alcance.
“Finalmente, aún con más precisión, esta Corporación señaló que el acto obstétrico tiene una dinámica
propia dentro del tratamiento, el cual ha sido reseñado en los siguientes términos:
“En relación con la responsabilidad médica en el servicio de obstetricia, la Sala se había inclinado por
considerar que en los eventos en los cuales el desarrollo del embarazo haya sido normal y, sin embargo,
éste no termina satisfactoriamente, la obligación de la entidad demandada es de resultado25.
23
Sentencia del 26 de febrero de 2014, expediente 76001-23-31-000-2004-01210-02(33492)
24
Consejo de Estado – Sala de lo Contencioso Administrativo – Sección Tercera Subsección
B, sentencia de fecha 10 de abril de 2019, proceso radicado no. 25000-23-26-000-2006-
01800-01(41890), Consejero Ponente Dr. Alberto Montaña Plata.
25
Original de la cita en la sentencia del 10 de febrero de 2000, exp: 11.878 dijo la Sala: “...en el
campo de la obstetricia, definida como ‘la rama de la medicina que se ocupa principalmente del
embarazo, parto y los fenómenos posteriores al alumbramiento, hasta la involución completa
del útero, la responsabilidad médica tiende a ser objetiva, cuando ab initio el proceso de
embarazo se presenta normal, es decir, sin dificultades o complicaciones científicamente
evidentes o previsibles. En casos como estos, parte de la doctrina se inclina por encontrar una
obligación de resultado, puesto que lo que se espera de la actividad médica materno-infantil, es
que se produzca un parto normal, que es precisamente la culminación esperada y satisfactoria
de un proceso dispuesto por la naturaleza, en donde la ciencia médica acude a apoyarlo o a
prever y tratar de corregir cualquier disfuncionalidad que obstaculice su desarrollo normal o
ponga en riesgo a la madre o al que está por nacer. Lo especial y particular de la obstetricia es
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“En decisiones posteriores se insistió en que la imputación de la responsabilidad patrimonial debía
hacerse a título objetivo, pero siempre que desde el inicio, el proceso de gestación fuera normal, es decir,
sin dificultades evidentes o previsibles, eventos en los cuales era de esperarse que el embarazo
culminara con un parto normal (…)”
“No obstante, en providencias más recientes se recogió dicho criterio para considerar que los eventos de
responsabilidad patrimonial del Estado por la prestación del servicio médico de obstetricia no pueden ser
decididos en el caso colombiano bajo un régimen objetivo de responsabilidad; que en tales eventos, la
parte demandante no queda relevada de probar la falla del servicio, sólo que el hecho de que la evolución
del embarazo hubiera sido normal, pero que el proceso del alumbramiento no hubiera sido satisfactorio
constituye un indicio de dicha falla26”.
“En síntesis bajo el cobijo de la tesis que actualmente orienta la posición de la Sala en torno a la
deducción de la responsabilidad de las entidades estatales frente a los daños sufridos en el acto
obstétrico, a la víctima del daño que pretende la reparación le corresponde la demostración de la falla
que acusa en la atención y de que tal falla fue la causa del daño por el cual reclama indemnización, es
decir, debe probar: (i) el daño, (ii) la falla en el acto obstétrico y (iii) el nexo causal. La demostración de
esos elementos puede lograrse mediante cualquier medio probatorio, siendo el indicio la prueba por
excelencia en estos casos ante la falta de una prueba directa de la responsabilidad, dadas las especiales
condiciones en que se encuentra el paciente frente a quienes realizan los actos médicos, y se reitera, la
presencia de un daño en el momento del parto cuando el embarazo se ha desarrollado en condiciones
normales, se constituye en un indicio de la presencia de una falla en el acto obstétrico, así como de la
relación causal entre el acto y el daño.
“No se trata entonces de invertir automáticamente la carga de la prueba para dejarla a la entidad
hospitalaria de la cual se demanda la responsabilidad. En otras palabras no le basta al actor presentar su
demanda afirmando la falla y su relación causal con el daño, para que automáticamente se ubique en el
ente hospitalario demandado, la carga de la prueba de una actuación rodeada de diligencia y cuidado.
No, a la entidad le corresponderá contraprobar en contra de lo demostrado por el actor a través de la
prueba indiciaria, esto es, la existencia de una falla en el acto obstétrico y la relación causal con el daño
que se produjo en el mismo, demostración que se insiste puede lograrse a través de cualquier medio
probatorio incluidos los indicios, edificados sobre la demostración, a cargo del actor, de que el embarazo
tuvo un desarrollo normal y no auguraba complicación alguna para el alumbramiento, prueba que lleva
lógicamente a concluir que si en el momento del parto se presentó un daño, ello se debió a una falla en la
atención médica”27 (Se deja destacado en subrayas).
9. ELEMENTOS DE LA RESPONSABILIDAD
9.1. DAÑO
que tiene que ver con un proceso normal y no con una patología’.”.
26
Original de la cita: Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección
Tercera, Subsección B, sentencia del 7 de abril de 2011, exp.17001-23-31-000-1995-02036-
01(19801).
27
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, sentencia del 17 de
marzo de 2010, exp. 17.512.
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debido al accidente que tuvo al ser impactado en su cabeza por proyectil de arma de
fuego en hechos ocurridos el día 12 de noviembre de 2012.
9.2. IMPUTACIÓN
De conformidad con la historia clínica de la paciente Chirley Yojana Duque Arias de las
atenciones médicas brindadas en las diferentes instituciones de salud y en especial
67de los controles prenatales practicados, se encuentra acreditado que el desarrollo de
su embarazo estuvo dentro de los parámetros normales.
28
Sentencia del 01 de agosto de 2016. Sección Tercera – Subsección B. Consejera Ponente: Stella
Conto Díaz del Castillo. Radicación número: 13001-23-31-000-2001-01592-01(34578).
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Sin embargo, en el interrogatorio de parte rendido por la señora Chirley Yojana Duque
Arias (audiencia de pruebas celebrada el 4 de junio de 2015. Fls. 622 – 630 del cuaderno
principal del expediente tomo 4 – medio magnético CD minutos 14:05 – 30:57) indicó
que, en ninguno de los controles prenatales, se realizó una pelvimetría, con la que se
hubiera podido establecer, a su juicio que, debido al tamaño del feto, la conducta médica
apropiada era la práctica de una cesárea.
La parte demandante se apoya en el criterio científico del médico Martín Alfonso Botero
Cañón, expuesto en audiencia de pruebas celebrada el 4 de junio de 2015 (Fls. 622 –
630 del cuaderno principal del expediente tomo 4 – medio magnético CD minutos 45:30
– 2:21:23), diligencia en la que rindió su concepto respecto de la atención pre y post
parto de la demandante, quien consideró que en el caso de la demandante no se
cumplieron los estándares de la norma técnica para la atención del parto.
Indicó que en el control prenatal debía sospecharse una posible distocia céfalo pélvica,
por lo que en el último control debía hacerse un examen para medir la capacidad de la
pelvis y relacionarla con el peso calculado del bebé, o valorarse al inicio del trabajo de
parto con la práctica de una ecografía, lo cual no se realizó, no obstante, señaló que la
distocia o desproporción cefalopélvica no es fácil de diagnosticar.
Refirió que, en su criterio, las ecografías tomadas a la madre daban cuenta que el
neonato era relativamente grande, circunstancia que según él no fue tenida en cuenta.
El profesional de la salud consideró que la paciente cumplía con los factores de riesgo
para llevar a cabo la práctica de una cesárea y no haberla sometido a un parto vaginal
traumático como ocurrió en el presente asunto.
Textualmente indicó:
Así mismo, el declarante manifestó que conoció a la paciente Chirley Yojana Duque
Arias cuando estaba en gestación, en el control prenatal con la E.P.S. SaludCoop, quien
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aseguró que hizo seguimiento a su caso, con la concurrencia de los demandantes a
consulta, sin embargo, al plenario no fue aportada la historia clínica o anamnesis de
dichas atenciones, razón por la cual esta afirmación no se encuentra acreditada.
Sin embargo, las conclusiones señaladas por el declarante se controvierten con los
medios de prueba que se relacionan y analizan a continuación.
El testimonio técnico del médico Diego Alejandro Marín (audiencia de pruebas celebrada
el 4 de junio de 2015. Fls. 622 – 630 del cuaderno principal del expediente tomo 4 –
medio magnético CD minutos 2:35:20 – 3:35:23), quien atendió a la paciente el 23 de
enero de 2011 en la Unidad de Cirugía del Tolima UNICAT S.A. y monitoreó su trabajo
de parto.
Dentro de los hallazgos del examen físico de ingreso se encuentra que es una
paciente normotensa con una tensión arterial de 110/70, un examen físico
básicamente normal, se evidencia una altura uterina de 35 cm, movimientos fetales
positivos dentro del examen, actividad uterina dada por contracciones, se presentan 2
en 10 minutos de menos de 30 segundos de duración, al tacto vaginal se encuentra el
cuello posterior con un borramiento del 90% y una dilatación de 1 cm, se determina
entonces que se está con un embarazo de 40 semanas un trabajo de parto en fase
latente, se hace la atención de la paciente, es valorada hacia las 7 de la noche por el
doctor Roberto Marín el ginecólogo de turno, quien en ese momento del ingreso de la
valoración la encuentra con una dilatación de 3cm, una presentación cefálica de 0
membranas íntegras y determina proseguir con el trabajo de parto. Básicamente esas
serían las condiciones al momento del ingreso de la paciente”
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El testigo técnico, adujo que su labor fue estar al tanto de la evolución de la paciente y
del trabajo de parto, para determinar varias condiciones: 1. bienestar fetal y 2. La
progresión del trabajo de parto, dado por los cambios a niveles cervical y por el
descenso en la presentación del feto.
Indicó que, contrario a lo señalado por la señora Chirley Yojana Duque Arias, fue
monitoreada constantemente por él y por el personal de enfermería de la clínica UNICAT
S.A., con control de signos vitales, tacto vaginal, y la toma de la frecuencia cardiaca fetal.
Así mismo, se señaló que las fases latente y activa del parto de la demandante se
desarrollaron dentro de los parámetros normales y que la circular de cuello 1 presentada
por el neonato pudo ser la causa de la distocia de la fase expulsiva y la consecuente
asfixia perinatal, debido a que por momentos el neonato no recibe oxígeno, advirtiendo
que ninguna ayuda diagnóstica puede prever una circular de cordón umbilical.
Respecto de la condición del feto, afirmó que no se trató de un niño macrosómico, así
como tampoco se presentó distocia cefalopélvica en el presente asunto, ya que ninguna
de las ecografías determinó una desviación en el crecimiento fetal, señalando
puntualmente:
“ni los estudios imagenológicos realizados durante el control, los 5 estudios realizados,
ni la evaluación inicial de la mamá ni la altura uterina inicial registrada permitían hablar
de distocia cefalopélvica, incluso la misma vía de terminación del parto, si hay una
desproporción cefalopélvica durante la instrumentación que sea, ese es un parto que
va a terminar en cesárea, porque básicamente lo que quiere decir es que la cabeza
del niño, la presentación fetal no va a pasar por el canal vaginal”
En la mencionada diligencia reconoció la autoría del acta de comité técnico del caso
clínico de la paciente Chirley Yojana Duque Arias (fl. 155 del cuaderno principal del
expediente), indicando:
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Decisión:
“Si evidentemente este comité en el cual se establece que se trataba de una paciente
con su primer embarazo, con un embarazo de término, ósea 40 semanas, quien
ingresó con un trabajo de parto en fase latente y la progresión de ese parto hasta la
finalización del mismo fue de características normales, con un expulsivo dentro de los
parámetros que consideramos normales desde la lex artis y con la instrumentalización
de un parto, obteniendo un feto de 3970 gramos, el cual fue recibido en sala de partos
por el pediatra y requirió ingreso a cuidados intensivos”
“(…) En este caso ninguna de las condiciones que aparecían daba para pensar que se
requería realizar una cesárea de emergencia, la prueba está en que se instrumenta el
feto, sale y ni siquiera hay un desgarro en la vagina de la señora, entonces era una
pelvis que era competente para tener un parto, normalmente cuando uno coloca las
espátulas o la instrumentación vaginal uno puede desgarrar la vagina, si la vagina y la
pelvis de la señora no es competente, pero en este caso ni siquiera hubo un desgarro,
entonces cuando uno analiza en el comité técnico científico todas estas
circunstancias, pues hombre, lo que se hizo era lo que había que hacer, estuvo muy
bien hecho, estuvo perfectamente dirigido, los tiempos eran los que correspondían no
había ninguna indicación para hacer una cesárea de emergencia en esta paciente, la
prueba está en que se obtiene un parto vaginal, dentro del momento del expulsivo
está, en la instrumentación, está el pediatra, la unidad de cuidado intensivo está lista
por si alguna cosa no saldría bien y de hecho ni siquiera hubo un desgarro en la
paciente entonces pienso que todo está ajustado a lo que es un parto en nuestro país
(…)”
“De hecho, por ejemplo, en estos momentos consideramos que todos los fetos nacen
hipóxicos, para nosotros todos, los de cesárea y los de parto vaginal, entonces el bebé
se deja conectado al cordón umbilical por aproximadamente entre 1 y 3 minutos, ¿por
qué? Porque mientras él se adapta y coge oxígeno y puede respirar hacia el exterior,
para hacer el intercambio de oxígeno en sus pulmones, el cordón umbilical que es por
donde viene el oxígeno de la mamá le continúa enviando sangre y le continúa
enviando oxígeno, entonces en estos momentos a todos los niños se les hace esa
maniobra, porque queremos disminuir que falte oxígeno en la sangre que es la hipoxia
perinatal.”
A su juicio, la atención del parto de la demandante cumplió con los estándares fijados en
la lex artis, se le brindó toda la atención especializada e idónea que requería, con alta
tecnología que solamente cuenta la clínica UNICAT S.A. en el Departamento.
De otra parte, revisadas las historias clínicas que reposan en el expediente, si bien es
cierto en la historia clínica del menor J. S. M. D. de las atenciones médicas brindadas en
la Unidad Materno Infantil UMIT, se indicó que se trataba de un recién nacido
macrosómico o “excepcionalmente grande”, según la historia clínica de las atenciones
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médicas prestadas en el Hospital Central de la Policía Nacional de la ciudad de Bogotá
el neonato tenía un peso adecuado (fls. 146 – 153 del cuaderno principal del
expediente).
“Las ecografías realizadas durante la gestación, además, el examen físico durante los
controles prenatales (altura uterina 33 cm a las 39.4 semanas) no dieron cuenta que
se tratara de una macrosomía fetal. El peso del recién nacido no confirmó tal entidad.
Por lo anterior, no era posible prever el desenlace sufrido por el menor.
Así mismo, se señaló que aproximadamente el 10% de las causas de asfixia perinatal se
producen en el periodo neonatal, y no tiene relación con el trabajo de parto.
“(…) Cabe anotar que la literatura menciona que no se recomienda la monitoria fetal
electrónica de rutina en embarazos sin factores de riesgo durante el trabajo de parto,
de igual manera, el Colegio Americano de Obstetricia y Ginecología (ACOG, por sus
siglas en inglés) en su boletín 106 de julio de 2009, concluye entre otras que el uso de
MFE no reduce el riesgo de parálisis cerebral ni de mortalidad perinatal. Así las cosas,
fue suficiente la monitoria fetal realizada, teniendo en cuenta que no tengo datos del
segundo trazado que menciona (…)”
“La guía de atención del parto vigente al momento de los hechos, no especifica que el
control del trabajo de parto, deba ser realizado por médico ginecobstetra, señala que,
cuando se encuentran alteraciones en el partograma se debe interconsultar a dicha
especialidad
(…)
Todo personal de la salud que trabaje en una sala de parto (médico general o
especialista en obstetricia) debe estar en la capacidad de realizar una adecuada
vigilancia del trabajo de parto de una gestante y definir la necesidad de una valoración
por el especialista si se trata de un médico general o, de realizar una intervención
mayor en el caso del especialista. Como se mencionó en el informe pericial, el
desarrollo del trabajo de parto (fase latente y pase activa) se presentó en un periodo
de tiempo establecido dentro de lo normal, por lo que no era posible prever que en el
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último estadio (expulsivo) iba a prolongarse, independiente del profesional que realizó
la vigilancia del trabajo de parto.”
De suerte que, para este asunto, no hubo patrones de deficiencia en la prestación del
servicio de ginecología y obstetricia, pues efectivamente, a la paciente se le brindó la
atención médica adecuada para la clasificación de su embarazo, se reitera bajo riesgo,
de evolución y características normales.
La demandante no reunía los criterios médicos que hicieran viable la atención del parto
por cesárea, según las condiciones físicas anotadas en la historia clínica, el criterio del
médico tratante y los testimonios técnicos recepcionados.
Es importante señalar que los agudos dolores de parto no constituyen por sí solos una
causa para practicar una cesárea de urgencia, máxime cuando la demandante en su
interrogatorio de parte afirmó no haber realizado el curso psicoprofiláctico.
Pese a ello, de acuerdo con lo señalado por los médicos citados a rendir testimonio, la
deposición del feto dentro del útero no siempre es indicativo de daño a la salud del
menor, aunado al hecho que a las dos (2:00) horas de la mañana se tomó una
amniotomía obteniendo líquido amniótico claro, según anotación en la historia clínica de
la paciente “24/01/11 2 am FCF 140 TV B100% D completa. Estación E +1 se hace
amniotomía líquido claro contracciones 4 en 10 min.” 29, circunstancia de la que cabe
afirmar que el líquido adquirió esta condición durante la fase expulsiva.
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10. RECAPITULACIÓN
Ahora bien, el artículo 365 del Código General del Proceso dispone que se condenará en
costas a la parte vencida en el proceso, o a quien se le resuelva desfavorablemente el
recurso de apelación, súplica, queja, casación, revisión o anulación que haya propuesto.
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RESUELVE:
NOTIFÍQUESE Y CÚMPLASE
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