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EXÉGESIS DE TEXTOS

BIBLICOS
…..Un Análisis Contextual

ESTUDIO DE PREGUNTAS IMPORTANTES EN LA BIBLIA


Pregunta: “Si el hombre muriere, ¿volverá a vivir?” (Job 14:14)
Salvo a lo Cristo dijo de si: “…porque yo pongo mi vida para volverla a tomar.” (Juan 10:17), todos vamos
a morir algún día, y sin retorno a la tierra. ¿Habrá vida después de la muerte? Es la pregunta que una
gran mayoría de personas se hacen. Pero, sí, hay vida después de la muerte, y todos la vamos a
experimentar. El asunto es, simplemente, saber en dónde o en que lugar vamos a existir. Hay un dicho
muy popular de que “todos los caminos conducen a Dios”. Y en cierto modo si, pero…¿cómo es eso?. La
respuesta es de que todos estaremos delante de Dios después de morir (Hebreos 9:27). No importa qué
camino tome el hombre, algún día se reunirá con Dios después de la muerte. Leamos lo que dice el
profeta Daniel: "Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida
eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua" (12:2).
No podría esperarse un mejor semblante de alguien como la del sufriente Job, a quien se le encuentra
sentado en un montículo de ceniza y sumido en una miseria física y mental, en quejumbroso lamento.
Sus hijos están muertos, su cuerpo carcomido por llagas y úlceras, y su esposa tan deprimida
emocionalmente, que le dice: “Maldice a Dios, y muérete” (Job 2:9). Es que ni siquiera podía contar con
su apoyo. Es la respuesta de una persona en situación critica al extremo, como el que pasa por un
momento corto o largo en su trayecto y lo que ve son nubarrones de oscuridad que pareciera no salir a
salvo de tal situación. La pregunta y el gemido de Job son una apelación directa a Dios para que lo
esconda en el Seol y lo cobije allí hasta que se apacigue su ira divina, suplicándole: “¡Ojalá me
escondieras en la tumba (Seol), me ocultaras hasta apaciguarse tu ira! ¡Ojalá me pusieras plazo para
acordarte de mí!” (Job 14:13) (paréntesis es nuestro). Ahora, en el siguiente versículo Job plantea la gran
interrogante: “Si el hombre muriere, ¿volverá a vivir?”, e inmediatamente entrega la respuesta: “Todos los
días de mi edad esperaré, hasta que llegue mi liberación”(v. 14, énfasis nuestro). Y luego agrega,
“Entonces llamarás, y yo te responderé; tendrás afecto a la obra de tus manos” (v. 15, énfasis nuestro).
Es evidente que Job no desconocía, que lo que sucedía en su vida estaba en el propósito de Dios. En sus
expresiones que manifestaba en su aflicción nos dan a entender que si tenía certeza de que esta serie de
tragedias inimaginables que le fueron sucediendo, y por las que atravesó, estaban bajo la supervisión de
Dios. No es de extrañar, entonces, que en el carácter de Dios está el hacer cumplir propósitos con fines
específicos en trato con la humanidad, cuyo caso como el de Job, tiene similitud con otros pasajes
bíblicos que explican el propósito de Dios para la humanidad.
Job entendía que eventualmente experimentaría un cambio. Sabía que estaba destinado a morir y que
esto iba a ser parte del ciclo de la vida, el cual tenía un propósito de parte de Dios y un fin. Y en cuyo
sufrimiento Job no le atribuyó a Dios despropósito alguno (Job 1:22). Job tenía la esperanza de que en la
tumba esperaría hasta que aquel cambio llegue, que sucedería cuando Dios lo llame y desde la sepultura
él responda a ese llamado. El tenía la seguridad de su redención, por medio de Aquel que aún no
conocía, y que el llama su Redentor que vive (Job 19:25); y en los dos siguiente versículo Job asegura lo
siguiente: “y que después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios (v.26). Lo veré por mi
mismo; mis ojos lo verán…” (v.27).
Ya tenemos clara la posición de Job sobre su destino después de deshecha su piel (cuerpo físico). No más
comentarios. Nos vamos a remitir a aquellos textos de la Biblia que nos instruyen al respecto de quienes
somos y porque el hombre no muere para siempre, sino, que vive.
Dios tiene un propósito para nosotros, y nuestras vidas no son producto del azar. “Y creó Dios al hombre
a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó”, según dice Génesis 1:27. Creados “a
imagen de Dios” — una frase que comprende mucho más que la apariencia física. Esto abarca también el
carácter espiritual y llegar a ser como Dios en pensamiento y obra, con el potencial de ser moldeados y
transformados para la gloria de Dios.
La interrogante “si el hombre muriere, ¿volverá a vivir?” nos conduce naturalmente a las afirmaciones
que hizo Jesucristo en el evangelio de Juan: “Porque como el Padre levanta a los muertos, y les da vida,
así también el Hijo a los que quiere da vida” (Juan 5:21)
Unos versículos más adelante nos dice: “De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los
muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán” (v. 25). ¡Qué bella afirmación!. Esto
suena extraordinariamente parecido a lo que Job dijo unos 2.000 años antes. Jesús luego continúa
diciendo: “No os asombréis de esto, porque llegará la hora cuando todos los que están en los sepulcros
oirán su voz; y los que hicieron lo bueno saldrán a resurrección de vida; pero los que hicieron lo malo, a
resurrección de condenación (Juan 5:28-29).
Concluimos que debemos creer que habrá un día en el cual los muertos volverán a vivir. Amen!

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