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Presentación

Nombre y matriculas:

Patricia Emely De Jesús Taveras – 100355248

Yakairis Gardenia Pérez Suarez – 100367300

Silvia Crisnabel Paulino D´oleo – 100402132

Jessica Vizcaíno Vargas – 100430048

Sección:

15

Fecha:

18 de febrero del 2020

Nombre del trabajo:

Células y Moléculas del Sistema Inmune Innato

Nombre de la profesora:

Gladys Gómez

Grupo:

#2
Introducción

El objetivo principal a tratar de este trabajo son las células y las moléculas del
sistema inmune y de la misma forma nos centramos en comprender cada una
de las estructuras desde su origen hasta su funcionamiento. El sistema inmune
cuanta con una eficacia sin igual pues es capaz de destacar lo que pertenece a
el de lo no conocido y dentro de este, lo que pudiera perjudicarlo a lo
inofensivo. Quiere decir que este identifica y elimina agentes nocivos, tales
como células cancerosas o microorganismos, en vez de atacarse a sí mismo o
a los antígenos ambientales inocuos u tolerancia.

Podemos dividir el sistema inmunológico en dos: el sistema inmune innato, el


cual se compone de las llamadas barreras de defensa inespecífica
(membranas epiteliales) y células subyacentes que facilitan la eliminación
eficaz de grandes cantidades de microorganismos por fagocitosis y lisis.
Cuando estos agentes no logran ser eliminados el sistema inmune adquirido se
pone en curso, el cual se subdivide en inmunidad celular y humoral que se
representan por los linfocitos T y B respectivamente.
Células del Sistema Inmune Innato
Basófilos

Origen: Medula Ósea

Localización: La sangre

Células dendríticas

Función: Las células dendríticas (CDs) son leucocitos que juegan un


importante papel tanto en la inmunidad innata como en la adaptativa, siendo
las células presentadoras de antígeno más potentes que existen y con la
capacidad única de activar linfocitos T colaboradores que no han tenido
contacto antigénico previo. Además de la presentación de Ags, las DCs
cumplen otras funciones: activan todas las células de la inmunidad innata;
generan en el timo la tolerancia a los Ags propios; induciendo la apoptosis de
los LsTautoreactivos; en la periferia activan a los LsTreg para frenar los LsT
con capacidad de atacar lo propio, que hayan podido escapar del timo, es
decir, inducen tolerancia periférica para evitar la aparición de afeccione
autoinmunes; producen diferentes citoquinas; estimulan a los LsB a
transformarse en células plasmáticas productoras de Acs.

Las Dcs participan en la inmunopatología de la artritis reumatoide haciéndose


presentes en la sinovial y produciendo TNF. También abundan en las lesiones
de psoriasis en la piel en donde, además de producir TNF, inducen la
polarización de LsT a Th1/Th17. En el sitio de ingreso del VIH, lo capturan, y en
lugar de destruirlo, lo trasportan de las mucosas a los ganglios linfáticos para
infectar a los LsTCD4. Tienen acción tumoricida.

Tipos:

 Células dendríticas mieloides o DC1


 Células dendríticas plasmocitoides o DC2
 Células de langerhands o CL

Células dendríticas plasmocitoides

Localización normal: Sangre periférica, órganos linfoides secundarios, tejidos


periféricos (puerta de entrada).

Citoquinas que producen patologías donde se encuentran: IFNs

Eosinofilos

Origen: Medula Ósea

¿Cuando están aumentados los eosinofilos?

 Enfermedades parasitarias y fúngicas

 Reacciones alérgicas
 Enfermedades suprarrenales

 Trastornos de la piel

 Toxinas

 Trastornos autoinmunitarios

 Trastornos endocrinos

 Tumores

Linfocitos B1

Características: Presentan características de células activadas y son de mayor


tamaño y complejidad citoplasmática quelas células B2.

Localización principal en el Organismo: Cavidad peritoneal y pleural.

Inmunidad a la cual participan: Primera línea de defensa, Inmunidad Innata.

Anticuerpos que producen: Anticuerpos naturales

Tipo de anticuerpos: tipo IgM

Importancia de los anticuerpos de los linfocitos B1 en el niño y el adulto:

Estos anticuerpos cumplen un papel fisiológico, ya que están implicados en la


remoción de células envejecidas y apoptóticas, yen mecanismos de
inmunomodulación. También tienen un papel protector contra infecciones, ya
que aquellos anticuerpos naturales con especificidad antifosforilcolina (PC)
reconocen el epitope PC del polisacárido de la pared celular del
Streptococcusp neumoniae y protegen a niños de una infección letal con este
microorganismo,
Los anticuerpos IgM anti fosfatidilcolina (PtC) tienen una función similar. Tanto
las células B anti-PC, como las células B anti-PtC forman parte de la población
de células B1. Recientemente, se les ha adjudicado a estos anticuerpos otro
tipo de papel protector, ya que se ha observado que anticuerpos anti-PC del
idiotipo T15 protegen del desarrollo de ateroesclerosis. Esta enfermedad
involucra altos niveles de lipoproteínas de baja densidad oxidadas, las cuales
pueden ser reconocidas y neutralizadas por anticuerpos anti-PC70.

Linfocitos NK

Las células Natural Killer (también llamadas “asesinas naturales” en español, y


abreviadas como NK) representan junto con los linfocitos B y T un tercer tipo de
población de linfocitos. A diferencia de los otros dos se consideran como parte
del sistema inmune innato, ya que ejercen sus funciones de una manera
inmediata y natural, sin necesidad de un proceso de aprendizaje previo.

Estas células provienen de la médula ósea y se encuentran en la sangre y


tejidos linfáticos, especialmente el bazo. Se caracterizan morfológicamente por
ser mayoritariamente linfocitos grandes con gránulos citoplasmáticos.

FUNCIONES

Las principales funciones de las células Natural Killer son:

1.   LA IDENTIFICACIÓN Y DESTRUCCIÓN DE CÉLULAS ANORMALES


(FUNCIÓN CITOTÓXICA)

Las células NK se definen principalmente por su capacidad de destruir una


variedad de células anormales (como por ejemplo células transformadas
por virus o tumorales. Esta propiedad se conoce como citotoxicidad celular. Se
distinguen dos tipos de citotoxicidad celular: una que está dada de forma
natural y otra que está mediada por los anticuerpos. Es decir, por una parte, las
células NK pueden reconocer de forma innata alteraciones en las células y
activarse con el fin de destruirlas. Por otra parte, son capaces de reconocer y
matar células cubiertas por anticuerpos, o mejor dicho células que han sido
marcadas como dañinas, con el fin de atacarlas.  Cuando las células NK se
activan, liberan sustancias que se encuentran en el interior de sus gránulos
como perforinas, que van a formar poros en la membrana celular, y granzimas,
que van a inducir la muerte de la célula alterada.

2. PRODUCCIÓN DE CITOQUINAS (FUNCIÓN SECRETORA)

Además de la acción citotóxica, las células NK al activarse tienen la capacidad


de secretar diversos tipos de citoquinas como por ejemplo el factor de necrosis
tumoral alfa (TNF-α), interferón gamma (IFN-γ) o el factor estimulante de
colonias de granulocitos y monocitos (GM-CSF) que son de gran importancia
en la proliferación, diferenciación y activación de otras células y la regulación
de la respuesta inmunitaria.

Así pues, como resumen se puede decir que las células NK son cruciales en la
defensa de tipo innato frente a virus o tumores como en la regulación de la
respuesta inmune.

Polimorfo nuclear neutrófilo PMN:

Los neutrófilos granulocitos o neutrófilos polimorfonucleares (PMNs) son


uno de los glóbulos blancos más abundantes en humanos y ratones. Se
caracterizan por la forma multilobulada de sus núcleos que los distingue de
otros glóbulos blancos de origen linfoide o mieloide, como los linfocitos o
monocitos.
Los neutrófilos forman la primera línea de defensa que acude a los sitios de
inflamación aguda, en respuesta a estímulos quiomiotácticos como CXCL8,
producido por las células de los tejidos afectados y los macrófagos residentes.
Por tanto, estos glóbulos blancos constituyen una gran proporción de los
infiltrados celulares tempranos en los tejidos inflamados, siendo el componente
mayoritario del pus.

Eliminación microbiana

Para eliminar a los microbios invasores, utilizan la fagocitosis o la liberación de


factores antimicrobianos contenidos en gránulos especializados. La fagocitosis
es un proceso activo dependiente de receptores mediante el cual un patógeno
es internalizado en una vacuola especializada llamada fagosoma.
La interacción con el patógeno puede ser directa, a través del reconocimiento
de patrones moleculares asociados a patógeno (PAMPs) por parte de
los receptores que reconocen patrones (PRRs) presentes en los neutrófilos; o
indirecta, a través del reconocimiento de microbios opsonizados por los
receptores de inmunoglobulinas (FcR) o de complemento.
El fagosoma sufre un proceso de maduración muy rápido que conlleva la fusión
con gránulos citoplasmáticos, liberándose péptidos antimicrobianos y
generándose especies reactivas de oxígeno (ROS).

La degranulación en la superficie de los neutrófilos y la extrusión de ácidos


nucleicos para formar trampas extracelulares de neutrófilos (NETs), crean un
entorno antimicrobiano en el sitio de inflamación que contribuye a la
destrucción de los patógenos extracelulares.

Neutrófilos: en la interfase entre la inmunidad innata y la humoral


Históricamente los neutrófilos han sido reconocidos como células efectoras con
una vida media corta pertenecientes al sistema inmunitario innato, ya que
entran en apoptosis de forma espontánea in vitro a menos que sean
“rescatados” por señales de superviviencia como algunas citocinas
inflamatorias o componentes microbianos. Sin embargo, está visión no tiene en
cuenta su contribución al reclutamiento, activación y programación de otras
células del sistema inmunitario. Estudios recientes han demostrado que estas
células pueden secretar por sí mismas un conjunto de citoquinas
proinflamatorias e inmunomoduladoras así como quimiocinas, capaces de
incrementar el reclutamiento y las funciones efectoras de otras células.
Además, los neutrófilos establecen interacciones con un amplio rango de
células inmuntarias y no inmunitarias, como las células dendríticas, células B,
células NK, células T CD4+, CD+8 o γδ así como células troncales
mesenquimales, y pueden encontrarse en nódulos linfáticos de drenaje y el
bazo. Como efectores de la respuesta adaptativa, son específicamente
reclutados por los linfocitos Th17+ para aumentar in situ el proceso
inflamatorio.

Macrófagos

Célula fagocitaria del sistema retículo endotelial, que se encuentra presente en


diferentes órganos. Célula que procesa y presenta el antígeno al sistema
inmune. Procede de precursores de la médula ósea que pasan a la sangre
(monocitos) y emigran a sitios de inflamación o reacciones inmunes. Difieren
mucho en su tamaño y en su forma según su localización (médula
ósea, sangre, células de Kupffer, célula mesangial renal, pulmón, bazo, etc.).
Son móviles, se adhieren a superficies y emiten seudópodos; tienen capacidad
de fagocitosis-pinocitosis o almacenamiento de cuerpos extraños, etc.

Pertenecen al sistema monocito-macrofágico o fagocítico-mononuclear y


pueden presentar antígenos y estimular la proliferación y diferenciación de
linfocitos B y T, secretar citoquinas y otras múltiples moléculas como
C3, enzimas, etc. Asimismo, participan en la reacción inflamatoria, producción
de interferón, en la lesión mediada por el complemento, trombólisis, fibrinólisis,
entre otras. Se identifican por técnicas de tinción o histoquímicas.

Monocitos

Los monocitos son glóbulos blancos. Sabiendo esto ya puedes imaginarte la


función que tienen, ya que los glóbulos blancos son los encargados de proteger
nuestro organismo frente a los ataques de bacterias, virus u otros
microorganismos o partículas que sean ajenos a nosotros y, por lo tanto,
extraños. Cuando el organismo detecta, a través de su sistema inmune que ha
sido invadido por agentes extraños, pone en marcha a los glóbulos blancos
para atacar a ese agente extraño y defenderse.

Los glóbulos blancos, entre ellos los monocitos nacen en la médula


ósea gracias a las células madres llamadas monoblastos que son las
precursoras para que los monocitos puedan crearse. Una vez han nacido estos
monocitos estarán circulando por la sangre hasta llegar a los tejidos donde
experimentarán una transformación. Este proceso dura aproximadamente unos
tres días hasta que alcanzan los tejidos, y en ellos los monocitos pasarán a
ser macrófagos y células dendríticas. Ambos, los macrófagos y células
dendríticas son células que componen el sistema inmunitario.

Los monocitos se trasladan a diferentes tejidos del organismo con son el


bazo, el hígado, los huesos, los pulmones, los ganglios linfáticos y las
cavidades serosas, entre otros tejidos. Pasan 24 horas en el torrente
sanguíneo y luego irán a los tejidos conectivos convertidos ya en macrófagos

FUNCIONES DE LOS MONOCITOS


Los monocitos trabajan en favor del sistema inmune y lo hacen por medio
de dos funciones como son la fagocitosis y la presentación del antígeno. La
primera de estas funciones, la fagocitosis consiste en capturar y digerir
partículas que son peligrosas y nocivas para el organismo. Esta fagocitosos los
monocitos la realizan a través de los macrógafos que han producido cuando
han emigrado a los tejidos del cuerpo.

La segunda función que realizan los monocitos es vital para la supervivencia y


se trata de la presentación del antígeno a los linfocitos T. Por eso, el monocito
es una célula presentadora del antígeno. Tiene lugar un proceso en el cual el
monocito interactúa con el linfocito T para que mostrándole en sus membranas
los antígenos, el linfocito pueda reconocerlo y estar alerta ante él.

Hemos dicho antes que los monocitos se transforman en macrógafos y células


dendríticas. Estas células suelen encontrarse en las mucosas del aparato
digestivo y del aparato respiratorio y los epitelios de la piel.

Como características tenemos que decir que los monocitos son leucocitos que
tienen un tamaño más grande que los leucocitos habituales.

Eritrocitos

Los glóbulos rojos son discos bicóncavos (como una esfera hueca aplanada en
sus dos polos) que contienen la hemoglobina, una sustancia rica en hierro cuya
función es transportar el oxígeno. El oxígeno del aire es captado por
la hemoglobina en los capilares (vasos sanguíneos de un grosor mínimo) de los
pulmones y es llevado a todas partes del cuerpo dentro de los glóbulos rojos
para llevar el oxígeno a todas las células de nuestro organismo, que lo
necesitan para vivir.

La hormona que regula la formación de glóbulos rojos se


llama eritropoyetina y se produce en unas células de los riñones. La función
de la eritropoyetina es estimular a la médula para que forme más glóbulos
rojos. Se puede administrar una hormona sintética muy parecida a la
eritropoyetina en una inyección cuando la producción de los glóbulos rojos ha
disminuido como consecuencia, por ejemplo, de la insuficiencia renal o por
efecto de la quimioterapia.

Los glóbulos rojos tienen una vida media de unos 90 a 120 días y una vez
llegados a su fin se eliminan en el hígado y el bazo. Para que se formen los
glóbulos rojos, la médula ósea necesita hierro, vitamina B-12, ácido fólico y
vitamina B-6, entre otros elementos. Es muy importante incluir en la dieta
alimentos que te aporten estos nutrientes.
Los parámetros con los que se expresa el contenido en glóbulos rojos de la
sangre son el recuento de glóbulos rojos, la concentración de hemoglobina y el
hematocrito, que es el porcentaje del volumen total de la sangre compuesto por
glóbulos rojos. Las cifras normales de estos valores son:

 Glóbulos rojos: de 4,5 a 6 millones por milímetro cúbico para los


hombres y de 4 a 5,5 millones por milímetro cúbico para las mujeres.

 Hemoglobina: para los hombres es de 14 a 18 gramos por 100 mililitros


de sangre y de 12 a 16 gramos para las mujeres.

 Hematocrito: lo normal es que oscile entre el 42 y 54% para el hombre,


y el 38 y 46% para las mujeres.

Cuando hay una pérdida de sangre o existe una disminución de la producción


de glóbulos rojos en la médula, como ocurre por ejemplo con las hemorragias,
ciertas enfermedades o por el efecto de la quimioterapia, estos valores
descienden, hecho que conocemos como anemia. Si su descenso es leve, la
persona puede notar una cierta fatiga, pero si el descenso es más pronunciado
puede sentir cansancio, mareo e incluso dificultad para respirar. Para ayudar a
recuperar la anemia es muy importante que mantengas una alimentación rica y
suficiente y tomes alimentos que contengan hierro. Además, el médico te
indicará, si es necesario, suplementos de hierro y vitaminas, inyecciones de
eritropoyetina e incluso una transfusión sanguínea.

Moléculas y receptores
DAMPs: El sistema inmunitario innato también reconoce moléculas endógenas
que producen o liberan células dañadas o que se están muriendo. Estas
sustancias se llaman patrones moleculares asociados a la lesión o señales de
peligro (DAMP, damage associated molecular patterns).

Los DAMPs alertan al organismo y participan colaborando en el reconocimiento


del antígeno tumoral y en la inducción de una eficiente respuesta inmunológica
antitumoral. Los DAMP pueden producirse como resultado del daño celular
causado por infecciones, pero también pueden indicar una lesión estéril de las
células causada por alguna otra razón, como toxinas químicas, quemaduras,
traumatismos o pérdida del riego sanguíneo. Las células que mueren por
apoptosis no suelen liberar DAMP. En algunos casos se liberan moléculas
endógenas producidas por las células sanas cuando resultan dañadas, que
después estimulan respuestas innatas. Estas moléculas son un subgrupo de
DAMP, y a menudo se llaman alarminas, porque su presencia fuera de las
células alarma al sistema inmunitario de que algo está provocando la muerte de
la célula.

PAMPs: Los patrones moleculares asociados a patógenos (PAMPs, Pathogen-


associated molecular patterns), son pequeñas secuencias de moléculas
encontradas en patógenos. Son reconocidos por los receptores tipo peaje y por
otros receptores de reconocimiento de patrón (Pattern-recognition receptors
-PRRs-). Los lipopolisacáridos bacterianos son el prototipo de PAMP. Otros
PAMPs incluyen al ácido lipotéicoico para las bacterias Gram positivas,
peptidoglucanos, y variantes de ácido nucleico normalmente asociado con
virus.

Estos patrones moleculares son esenciales para el reconocimiento de los


microorganismos por parte de las células de la inmunidad innata las cuales
responden de manera distinta según el microorganismo identificado.
Citocinas: Las citocinas (también denominadas citoquinas) son proteínas que
regulan la función de las células que las producen sobre otros tipos celulares.
Son los agentes responsables de la comunicación intercelular, inducen la
activación de receptores específicos de membrana, funciones de proliferación y
diferenciación celular, quimiotaxis, crecimiento y modulación de la secreción de
inmunoglobulinas.

Son producidas fundamentalmente por los linfocitos y los macrófagos


activados, aunque también pueden ser producidas por leucocitos
polimorfonucleares (PMN), células endoteliales, epiteliales, adipocitos, del
tejido muscular (miocitos) y del tejido conjuntivo. Las citocinas secretadas por
linfocitos se llaman linfocinas, aquellas producidas por macrófagos (Mf) son
monocinas, etc. (dependiendo del tipo de célula). Su acción fundamental
consiste en la regulación del mecanismo de la inflamación. Hay citocinas
proinflamatorias y antiinflamatorias.

Interleuquinas: Son un conjunto de citoquinas (proteínas que actúan como


mensajeros químicos a corta distancia) que son sintetizadas principalmente por
los leucocitos, aunque en algunos casos también pueden intervenir células
endoteliales o del estroma del timo o de la médula ósea.

Su principal función es regular los eventos que atañen a las funciones de estas
poblaciones de células del sistema inmunitario, como la activación,
diferenciación o proliferación, la secreción de anticuerpos, la quimiotaxis,
regulación de otras citocinas y factores, entre otras. Han sido descritas distintas
alteraciones de ellas en enfermedades raras, en enfermedades autoinmunes o
en inmunodeficiencias.

Además de las células del sistema inmunitario, estas citocinas son producidas
por diferentes tipos celulares durante la activación de la inmunidad innata y
adquirida. Son el principal medio de comunicación intracelular ante una
invasión microbiana.

Interferón: Son un grupo de proteínas señalizadoras producidas y secretadas


por las células hospederas como respuesta a la presencia de diversos
patógenos, tales como virus, bacterias, parásitos y células tumorales. En un
caso típico, una célula infectada por un virus secretará interferones, generando
una activación en las defensas anti-virales en las células cercanas a dicha
célula infectada.

Los interferones son glicoproteínas que pertenecen a la gran clase de proteínas


conocidas como citocinas, moléculas empleadas para la comunicación entre
células para desencadenar a las defensas protectoras del sistema inmune que
participan en la erradicación de patógenos. Los interferones obtienen su
nombre por su capacidad de “interferir” con la replicación viral al proteger a las
células de infecciones virales.

Los Interferones también tienen varias otras funciones: activan células del
sistema inmune, como las células asesinas naturales y los macrófagos;
incrementan las defensas del hospedador al regular el incremento en la
presentación de antígeno a través del aumento en la expresión de los
antígenos del complejo mayor de histocompatibilidad (MHC). Algunos de los
síntomas de las infecciones, tales como la fiebre, dolor muscular y síntomas
similares a los de la gripe también son causados por la producción de IFNs y
otras citocinas.

Basados en el tipo de receptor a través del cual transducen señales, los


interferones humanos han sido clasificados en tres grandes tipos.

 Tipo I: Todos los IFN tipo I se unen a complejos de receptores en


superficies membranales conocidos como el receptor IFN-α/β (IFNAR), que
consiste en cadenas de IFNAR1 e IFNAR2. Los interferones de tipo I
presentes en los humanos son IFN-α, IFN-β, IFN-ε, IFN-κ y IFN-ω. En
general, los interferones de tipo I se producen cuando el cuerpo reconoce
que un virus lo ha invadido. Son producidos por fibroblastos y monocitos.
Sin embargo, la producción de IFN-α es bloqueada por otra citocina
conocida como Interleucina-10. Una vez liberados, los interferones de tipo I
activan moléculas que previenen que el virus produzca y replique su ARN y
ADN. En general, los IFN-α se pueden usar para tratar infecciones de
Hepatitis B y C, mientras que los IFN-β se pueden usar para tratar
esclerosis múltiple.
 Tipo II (IFN- γ en humanos): Este también es conocido como el inmune, y
es activado por la Interleucina-12. Además, los interferones del tipo II son
liberados por linfocitos T colaboradores, de tipo 1 específicamente. Sin
embargo, bloquean la proliferación de linfocitos colaboradores de tipo 2. Lo
anterior resulta en la inhibición de la respuesta inmune Th2 (linfocitos
colaboradores de tipo 2), y una posterior inducción de respuesta inmune
Th1, lo que lleva al desarrollo de enfermedades debilitantes como la
esclerosis múltiple. Los IFN tipo II se unen al receptor IFNGR, que consiste
de cadenas IFNGR1 e IFNGR2, y tiene un receptor diferente al del IFN tipo
I.
 Tipo III: Estos señalizan a través de un complejo de receptores que
consiste en IL10R2 (también llamado CRF2-4) e IFNLR1 (también llamado
CRF2-12). Aunque fue descubierto más recientemente que los IFN de tipo I
y II, información reciente demuestra la importancia de los IFN tipo III en
algunos tipos de infecciones virales.

Quimiocinas: Son proteínas de tamaño pequeño y bajo peso molecular (8 a 14


kDa) pertenecientes a la familia de las citocinas. Se llaman de este modo
debido a que inicialmente fueron identificadas por su capacidad de activar,
atraer y dirigir diversas familias de leucocitos circulantes hacia los sitios
dañados. Las quimiocinas presentan una serie de características estructurales
comunes, como su disposición tridimensional y la presencia de pares de
cisteína unidos por puentes de disulfuro, las cuales son clave para ejercer su
función.

Las quimiocinas no sólo participan en la coordinación del movimiento de


leucocitos en los procesos inflamatorios sino que también tienen importancia en
múltiples procesos fisiológicos y patológicos: desarrollo del sistema inmunitario;
vigilancia, memoria, respuesta y regulación inmunitaria; inflamación;
embriogénesis, angiogénesis y organogénesis; desarrollo y función del sistema
nervioso; migración de células germinales; desarrollo del cáncer y metástasis.

Defensinas: Son moléculas efectoras de la inmunidad innata producidas


fundamentalmente por leucocitos y células epiteliales que poseen un amplio
rango de acción frente a gran diversidad de microorganismos. Son péptidos
pequeños (3-6 kDa) altamente básicos, ricos en cisteína que poseen actividad
antimicrobiana de amplio espectro que abarca bacterias, hongos y virus,
incluido el VIH, además de capacidad para neutralizar toxinas. Se trata de
moléculas muy conservadas, presentes en todos los vertebrados, existiendo
también moléculas equivalentes en invertebrados e incluso en plantas, y
funcionan como antibióticos naturales que se hallan en la superficie de la piel.

La mayoría de las defensinas actúan al penetrar la membrana plasmática


microbiana por medio de la atracción eléctrica y, una vez que han penetrado,
forman un poro en la membrana que permite la secreción.

Moléculas CD: Son moléculas marcadoras en la superficie celular, que son


reconocidas por ciertos anticuerpos, usadas para la identificación del tipo de
célula, estado de diferenciación celular y actividad de la misma. Son un sistema
de antígenos de superficie celular de los leucocitos humanos, que se
caracterizan mediante anticuerpos monoclonales, permitiendo la categorización
de los leucocitos y otras células hematopoyéticas (de la sangre). También se
conocen como cúmulo de determinantes o de designaciones.

Durante su maduración y diferenciación, los linfocitos inmaduros van recibiendo


en su superficie una serie de receptores inmunitarios que van apareciendo a
modo secuencial conforme progresa la maduración y luego la diferenciación de
los linfocitos. Se les denomina marcadores de diferenciación pues le dan a
la célula linfocítica componentes fenotípicas únicas del estadio de
diferenciación en que estén.

PRRs: Los receptores de reconocimiento de patrones (PRR, por sus siglas


en inglés, de Pattern Recognition Receptor) son receptores presentes en las
células que participan en el sistema inmunitario innato identificando moléculas
asociadas con patógenos microbianos, así como señales de peligro, dando
inicio a la respuesta inmune.

Estas proteínas son un elemento clave en el sistema innato y se expresan


fundamentalmente en células presentadoras de antígeno, como las células
dendríticas y los macrófagos, aunque también se encuentran en otras células
que pertenecen, o no, al sistema inmunitario.

La activación de los PRR inicia la cascada de respuestas que dirigen la


respuesta defensiva del huésped con el fin de destruir al patógeno,
particularmente la secreción de citocinas. También permiten la activación de
las células presentadoras de antígenos para que activen a los linfocitos T en lo
que será la respuesta de inmunidad específica contra ese antígeno.

Los PRR se clasifican en múltiples familias, siendo las más conocidas cuatro


de ellas: los receptores de tipo Toll (TLR), receptores de tipo NOD
(NLR), receptores de tipo RIG-I (RLR) y receptores de lectina tipo C (CLR).

Los PRRs son clasificados de acuerdo a su afinidad al ligando, función o


relación evolutiva. Sobre la base de la función pueden ser clasificados en PRR
endocíticos y PRR de señalamiento.

 PRR Secretados: muchos de estos receptores se unen a los PAMP del


patógeno actuando como opsoninas. Un ejemplo es la lectina de unión a
manosas que activa el sistema del complemento.
 PRR señalizadores: incluyen la gran familia de receptores tipo Toll (unidos
a la membrana celular) y receptores tipo NOD del citoplasma. Son
receptores que se localizan en la superficie celular y que tras reconocer el
PAMP activan vías de señalización en las que interviene NF-κB que
culminan con la expresión de citoquinas y moléculas coestimuladoras. Son
los TLRs en mamíferos y los receptores Toll en Drosophila.
 PRR endocíticos: Permiten la unión, absorción y destrucción de los
microorganismos por los fagocitos, sin la transmisión de señales
intracelulares. Estos PRR reconocen carbohidratos e incluyen los
receptores de manosa de los macrófagos, los receptores de
glucano presente en todos los fagocitos y los receptores barredores que
reconocen ligandos cargados, son encontrados en los fagocitos y están
encargados de la eliminación de células apoptóticas.

Factor de necrosis tumoral (TNF): Es una proteína del grupo de


las citocinas liberadas por las células del sistema inmunitario que interviene en
la inflamación, la apoptosis y la destrucción articular secundarias a la artritis
reumatoide, así como en otras patologías.

Proteína elaborada por los glóbulos blancos en respuesta a un antígeno


(sustancia que hace que el sistema inmunitario brinde una respuesta
inmunitaria específica) o a una infección. El factor de necrosis tumoral también
se puede producir en el laboratorio. Puede estimular la respuesta inmunitaria
del paciente y, asimismo, puede provocar necrosis (muerte celular) en algunos
tipos de células tumorales. El factor de necrosis tumoral está en estudio para el
tratamiento de algunos tipos de cáncer. Es un tipo de citocina. 

Conclusión

Después de analizar la información desarrollada en este trabajo, podemos


concluir que el ser humano humano cuenta con un sistema inmunológico muy
desarrollado, el cual, cuando está funcionando a cabalidad es la mejor defensa
que poseemos. Nuestro sistema inmunológico está preparado para responder
ante los ataques del exterior, contando con diferentes mecanismos, células y
moléculas para dar respuesta ante los estímulos ya sean conocidos o
desconocidos.

El sistema inmunológico es autónomo con el cual todo ser vivo cuenta desde el
inicio de su vida. El sistema inmune es una compleja red de sustancias
químicas y células que buscan proteger el organismo de agentes microbianos
patógenos, toxinas, partículas extrañas, células tumorales y procesos
autoinmunes. El sistema inmunológico es muy eficaz, pues se pone en marcha
desde el momento que nos exponemos con el exterior, este puede destacar
entre lo que es propio a lo que no conoce y a su vez eliminar los
microorganismos nocivos. El estudio del sistema inmunológico hace posibles
grandes avances terapéuticos significativos, como avances con la
implementación de terapias en personas inmunodeficientes y también
progresos significativos en el desarrollo de vacunas.
Bibliografía

 Maria C. Merino, Adriana Gruppi. ORIGEN Y DESARROLLO DE


LINFOCITOS B1; Departamento de Bioquímica Clínica-CIBICI. Facultad de
Ciencias Químicas. Universidad Nacional de Córdoba. Buenos aires (2006).
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