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La presente traducción está realizada por fans


para fans, y tiene como fin propiciar la lectura y
el disfrute de la misma en habla Hispana.
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historias.

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Wedding
Cake Crasher
^*
Alexa Riley
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Sugar está aquí por el pastel y nada más. No


está orgullosa del hecho de que se cuela en las
bodas sólo por el postre, pero no puede evitarlo.
Hay mucho amor en ellos y son tan especiales y
ella sabe que nunca tendrá una propia. Pero todo
cambia cuando prueba a Hank.
Hank trabaja en la construcción, así que es
bueno con sus manos. Nunca pensó que tendría
que intervenir como panadero, pero cuando el
pastel de su hermano se destruye la mañana de la
boda, ¿qué opciones tiene? Una mirada a la mujer
desconocida comiendo su dulce delicia y él está
listo para darle más.
Advertencia: ¿Crees que podemos basar todo
un romance en el amor de una mujer por el pastel
de bodas? ¡Tienes toda la razón, podemos! Vengan
por el pastel y quédense por el romance.... ¡Nos
comprometemos a dejarlos satisfechos!
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Capítulo Uno

SUGAR

¿Qué opinas de éste?- Nikki se menea en su vestido rojo el cual


le queda bien. Es realmente bonita y se ve nuevo y maldita sea,
que no usamos la misma talla. Ella es alta y delgada después de
las horas que paso en un estudio de baile y yo soy bajita y
curvilínea por las horas que pasé sentada en un escritorio
contestando el teléfono todo el día.

-Me encanta. ¿Cuándo lo conseguiste?- No recuerdo haberlo


visto antes y a ambos nos gustan los vestidos.

Nuestros estilos son diferentes. Los suyos son elegantes y sexys a


veces y los míos son esponjosos y divertidos con bonitos
patrones. La que lleva puesta esta noche, sin embargo, es super
sexy, y si me quedara bien, lo habría usado para cambiar de
ritmo.

A mi vida le vendría bien uno ahora mismo. Estoy atascada en la


rutina de hacer las mismas cosas una y otra vez y mi trabajo no
me ayuda. He estado tratando de pasar de manejar los teléfonos
en el concesionario de automóviles a ser realmente una
vendedora. No estoy seguro de si alguna vez va a suceder porque
no me están dando una oportunidad. Tiendo a ser más tímida,
pero pensé que las ventas podrían ayudarme a salir de mi
caparazón.

-¿Demasiado sexy?-, pregunta, volviéndose para presumir su


trasero.
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Su largo cabello rubio cae en cascada por su espalda, donde el


vestido hace un zig-zag y muestra parte de su sostén negro. Creo
que ese estilo está de moda ahora mismo, pero no sigo las
tendencias como Nikki. Agarro lo que me gusta de los estantes
de descuento que encontramos en las tiendas de segunda mano.

Esos lugares pueden ser cofres de tesoros a veces y casi siempre


tenemos suerte.

-Creo que está bien.- La boda de esta noche empieza más tarde
que la mayoría.

Nos colamos después de que los novios tienen su primer baile y


las bebidas comienzan a fluir. La gente no se da cuenta de mucho
después de eso y probablemente es por eso que nunca nos han
atrapado. Nos hemos colado en por lo menos veinte bodas y nos
estamos volviendo demasiado buenas en eso. Aunque ese
vestido hará que se fijen en ella, eso es seguro.

-Tal vez esta noche sea la noche.- Nikki sonríe, pero no llega a sus
ojos. No soy la única que está estancada, pero no lo dice en voz
alta.

Para Nikki, si te mantienes positivo sobre todo, entonces lo


positivo vendrá a ti. Si fuera tan fácil, ya estaría casada y tendría
unos cuantos hijos. Los corazones que siempre danzan alrededor
de su cabeza se desvanecen y eso me siento triste por ella.

Este lema suyo es lo que nos llevó a colarnos en bodas para


empezar. Va a bailar y espera encontrar el amor verdadero. Voy
por el pastel de boda, y no olvidemos la comida gratis. Una chica
tiene que comer y yo tengo un presupuesto. Un presupuesto que
disfruta comprando vestidos bonitos con demasiada frecuencia.
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-Las bodas están llenas de amor y todo el mundo es tan feliz.- No


estoy segura de si me está hablando a mí o a ella misma.

Está convencida de que encontrará el amor verdadero en una


boda. Tanto es así que hemos estado yendo a una todos los
viernes y sábados por la noche. Al principio me resistí hasta que
me di cuenta de que podía tener acceso al pastel de bodas de
forma regular. Y el pastel de bodas es tan diferente de todos los
demás pasteles del mundo. No puedes ir a una tienda y comprar
un pastel que sabe a amor.

Están hechos con mucho cuidado y llevan tiempo. Todos los


pasteles están bellamente elaborados y se nota que el panadero
sabe lo especial que es. Me preocupaba que algunas de las ideas
locas de Nikki acerca de encontrar el amor se me pegaran, pero
yo sólo creo en el pastel y no en los padrinos. Me estremezco
pensando en todos los padrinos que he conocido últimamente.
No sé cómo estos hombres no han arruinado La idea de Nikki de
encontrar el amor para siempre.

Tienden a estar muy ocupados después de unas copas, y no


entiendo por qué todo el mundo tiene que frotarse unos con
otros cuando bailan. ¿Qué tiene de malo un poco de espacio? No
necesito hombres que no conozco frotando su -paquete- contra
mí. Lo siguiente que sabes es que están tratando de besarte y
piensan que te vas a casa con ellos porque te compraron un
trago. Ni siquiera tienes que comprar bebidas la mayor parte del
tiempo porque es un bar abierto.

He visto demasiadas relaciones de mierda en mi vida, y la vida


amorosa de mi madre es la peor. Cada dos o tres semanas se
encuentra con otro hombre. Ha estado casada cinco veces y he
dejado de contar sus compromisos en este momento. Me llama
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cada pocas semanas para decirme cómo encontró a el elegido.


Otra vez.

Los hombres siempre iban y venían de mi casa cuando crecía y


algunos eran mejores que otros. Mi segundo padrastro era mi
favorito y el único con el que todavía hablo en ocasiones. Nos
aseguramos de cenar juntos por lo menos una vez al mes y
aprecio que todavía haga el esfuerzo.

Me mudé de la casa de mi infancia tan pronto como pude.


Quiero a mi madre, pero está enamorada de -la sensacion de
estar enamorada-. Una vez que la primera emoción del
enamoramiento se desvanece, ella pasa a la siguiente. Luego
tenemos a mi mejor amiga Nikki, que quiere tanto estar
enamorada que estamos colandonos en las bodas para encontrar
eso para ella. Tiene un faro que atrae a los imbéciles y ellos
acuden a ella. ¿Cómo podría querer encontrar a un hombre y
tener una relación cuando estoy rodeada de gente con un
aspecto tan poco saludable?

-¿Es eso lo que llevas puesto?- Ella no está queriendo ser


grosera, porque uso un vestido todos los días para ir a trabajar y
todavía estoy en el que tenía esta mañana.

-Sí.- No soy capaz de arreglarme esta noche.

Un día con el Jack -el nuevo- me ha puesto de mal humor. Es el


nuevo vendedor que contrataron la semana pasada y es un
imbécil. No sólo eso, él sabía que yo trataba de conseguir el
mismo trabajo que él solicitó y lo consiguió sin ninguna
experiencia previa. No tengo el sueño perdido de vender autos,
pero esto me está empezando a molestar. Nunca me dejarán
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salir de ese escritorio y estaré para siempre respondiendo a los


teléfonos, atascada en mi rutina.

Jack lo está empeorando para mí. Un segundo, es un engreído


sobre conseguir el trabajo por mí y al siguiente creo que me está
coqueteando. Tal vez me tome un par de copas de champán con
mi pastel esta noche para olvidarme de Jack y de la promoción
que nunca tendré.

-Sólo necesito arreglarme el cabello y maquillarme-. Bostezo, me


levanto del sofá.

-Anímate porque hay algo en el aire. Puedo sentirlo-, canta, lista


para empezar a moverse.

-Esa es la vela de fresa y limón que encendí.- Apunto a la


pequeña mesa de café en el centro de nuestra sala de estar.

-Ja, ja-. Me palmea el culo. -Muévete.-

Salto y salgo corriendo hacia el baño. Ella tiene razón, necesito


recomponerme. No quiero hundir a Nikki con mi humor amargo.
Como su mejor amiga, es mi trabajo hacer que esos corazones
danzantes vuelvan a funcionar.

No me lleva mucho tiempo arreglarme el cabello. Fui bendecida


con un buen cabello que tiene unos rizos suaves y agradables.
Me puse maquillaje rápido y me puse un poco de carmín en los
labios esta vez. Me dirijo al armario para encontrar unos zapatos
diferentes, porque con el vestido de Nikki, creo que va a ser una
noche de baile. Siempre lo es con ella, pero sé que me arrastrará
con ella si está lista para la pista de baile.

Encuentro un par de zapatos planos de color azul claro que


combinan con mi vestido y que sobrevivirán toda la noche sin
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que mis pies quieran morir. Agarro mi bolso de mi tocador y me


pregunto qué tipo de pastel tendrá esta boda. Realmente podría
ir por algo pesado como un Red Velvet. A veces hay múltiples
sabores y es entonces cuando me emociono más. Si tienen una
tarta nupcial nunca es tan buena, pero siempre lo intento.

-Estás pensando en pastel, ¿no?- Nikki irrumpe en mis


pensamientos cuando entro en la sala de estar lista para salir. -
Tienes esa mirada de ensueño en tus ojos.- Ella me señala a mí. -
Así es como se supone que debes mirar a un hombre.-

Sí, pero el postre no te romperá el corazón y te llenará de


dulzura. Es mejor que cualquier orgasmo que haya tenido y sigo
con lo que es seguro. ¿Por qué romper algo que no está roto?
Tendré mi pastel y me lo comeré también, aunque tenga que
colarme en bodas para hacerlo.
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Capítulo Dos

HANK

¡Hank! Entra aquí. Tienes que ayudarme-, dice mi hermano Rich


desde la otra habitación.

Me desperté en la habitación desconocida y luego recuerdo que


los dos nos quedamos en la casa de huéspedes del lugar anoche
para que estuviéramos aquí para ayudar a preparar su boda a
primera hora. Vuelve a decir mi nombre y puedo oír el pánico en
su voz cuando salto de la cama y voy a buscarlo.

-¿Qué está pasando?- Miro hacia afuera, me froto los ojos y veo
que apenas es de día. El sol no se ha salido del todo, así que ¿por
qué está caminando como si el mundo estuviera llegando a su
fin?

-Ella va a cancelar todo el asunto, lo sé.- Se está pasando las


manos por el cabello, sin mirarme mientras avanza y retrocede
por la sala de estar. -Tienes que arreglar esto.-

Se detiene y me mira con ojos suplicantes y yo me acerco a él y


pongo mis manos sobre sus hombros. -Rich, estoy aquí. Respira
hondo y dime qué pasó. Sabes que haré todo lo que pueda para
que hoy sea un día perfecto-.

-El pastel-, dice solemnemente y me señala con el dedo.

Me doy la vuelta y allí, en el pequeño mostrador de la cocina de


la casa de huéspedes, hay una bandeja de metal con un montón
de lo que podría haber sido un pastel de bodas.

-Oh, mierda- sale de mi boca antes de que tenga la oportunidad


de detenerlo.
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-No puedo decírselo, Hank. Oh Dios, no puede averiguarlo.


Tienes que ayudarme.-

-Dime qué pasó.- Camino hacia el montón de postres que parece


que un barril de monos se apoderó de él. -No necesitamos
contarle esto a Alisha. No mientras tenga que pensar en el día de
la boda. Lo arreglaremos, ¿de acuerdo?-

Me doy la vuelta y él me mira y puedo ver un poco de alivio en


sus ojos. Asiente lentamente mientras traga y entra en la
pequeña cocina.

-Necesitaban dejarlo a primera hora de la mañana porque


tienen, como, otras cinco bodas hoy. Les dije que podía verlos
cuando quisiera y me levanté temprano para estar allí-. Se pasa
las manos por el cabello y veo que el estrés del incidente que se
repite una y otra vez en su cabeza no ayuda. -Tenían dos tipos
que lo cargaron en el carrito de golf y yo iba a llevarlo a la sala de
recepción para que lo prepararan. Se suponía que iba a ser una
entrega rápida-.

-¿En qué momento el pastel terminó en una licuadora?- Levanto


una ceja, pero no está de humor para mis bromas.

-Ni siquiera llegué al lugar. Después de cargarlo, yo estaba


conduciendo, y juro que estaba teniendo cuidado, pero de la
nada estos malditos gansos corrieron delante de mí y tuve que
dar un volantazo para no golpearlos. Había veinte de ellos!- Ya
está gritando mientras señala el pastel en ruinas. -Cuando giré la
rueda del carro, el pastel se cayó y los gansos empezaron a
atacarlo. Traté de salvarlo, pero había demasiados, así que tomé
lo que pude y volví aquí-.
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-¿Y pensaste que salvar trozos de pastel comido de ganso del


suelo era el mejor curso de acción?- Ahora mismo no debería
darle un puñetazo, pero la visión de mi hermano pequeño en
pánico y luchando contra una bandada de gansos es demasiado
divertida.

-¿Qué se supone que tenía que hacer? -¡Sigo pensando que


tenemos que comer un pastel!- Él lanza sus manos al aire y me
recuerda a los memes de la rana Rene.

-Café-, digo yo y entro en la cocina. -Por eso tu día no debería


empezar hasta que hayas tomado café.- Enciendo la cafetera
preparada la noche anterior y señalo el taburete del bar. -
Siéntate-. Él hace lo que yo digo y luego veo cómo se le hunden
los hombros. -Mira, si el pastel que está siendo jodido por una
manada de gansos salvajes es

el mayor problema del día, entonces vas a estar bien-. Me encogí


de hombros al servirnos un poco de café y le pasé uno.

-Ella sólo quiere que todo sea perfecto y yo estoy decidido a


hacerlo perfecto para ella.-

Tomo unos sorbos de café y no puedo discutir con Rich. Está


totalmente enamorado de su novia Alisha. Han estado juntos
desde la secundaria y todo lo que siempre ha querido es casarse
con su chica.

-Rich-. Me mira a mí. -Soy tu mejor amigo y tu padrino-, le dije, y


asintió. -Voy a arreglar esto. Tienes que ir a la ducha y lavarte las
plumas y el glaseado del cabello. Luego ve al lugar de la
recepción y haz lo que te diga la coordinadora de la boda-. Reviso
mi reloj. -Ella va a estar allí en una hora y sabes que va a tener
una larga lista de mierda en ese cuaderno de notas suyo.-
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-¿Qué le digo del pastel?-, pregunta mientras se toma un café y


se pone de pie.

-Dile que lo guardas en la casa de invitados como una sorpresa y


que lo llevaré a la recepción justo antes de que empiece la boda.
Dile que me dijiste que lo manejara personalmente.- -Gracias,
Hank.- Viene a darme un abrazo y yo sacudo mi cabeza.

-Ducha. Ahora.- Yo señalo. Él asiente con la cabeza y sale


corriendo de la habitación, y yo echo un vistazo al desastre que
tengo enfrente. -¿Y qué coño voy a hacer al respecto?-
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Capítulo Tres

HANK

La recepción está en pleno apogeo después de un largo día de


preparación y por la ceremonia de la boda. Es de noche y estoy
agotado después de un día de aprender a hornear y decorar
sobre la marcha. El postre de cinco niveles está cubierto de
glaseado de crema de mantequilla rosa pálido con una cascada
de flores en un lado.

Es sencillo, pero todo lo que busqué fue la forma de hacerlo más


elegante.

Sé que a Alisha le encantan las fresas, así que hice dos de las
capas con fresas frescas con capas alternas de chocolate. Blanco,
con leche y oscuro. Soborné a la florista para que me consiguiera
flores idénticas del ramo de Alisha y del boutonniere de Rich. Sé
que no es el diseño que eligieron para empezar, pero no había
manera de que pudiera aprender la destreza de la pastelería en
medio día.

El ingeniero que había en mí fue capaz de averiguar cómo darle


soporte a los niveles y asegurarlos de modo que no fueran a
ninguna parte. No quería otro fiasco de pastel, así que me
aseguré de que esta bestia pudiera soportar el peso del pastel y
algo más.

-No puedo creer que lo lograras. ¿A quién diablos conseguiste


para hacer uno tan rápido?- Los ojos de Rich se abren de par en
par al mirar el enorme postre.
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-Sólo para que lo sepas, voy a dejar una buena propina a la gente
de limpieza de la casa de huéspedes, pero lo hice yo mismo.-
Presiono mis labios para reprimir mi sonrisa, pero en realidad
estoy muy orgulloso de este pastel.

-Estás mintiendo.- Se gira para mirarme y me golpea el brazo. -


No hay forma de que hayas hecho esto. Es hermoso!-

-¿Dices que puedo construir rascacielos y soldar metal con estas


manos pero soy incapaz de hornear?-

Él mira hacia atrás y hacia adelante entre el pastel y yo,


totalmente aturdido mientras su flamante novia camina detrás
de él. Ella se mueve a su lado y la mirada feliz que tenía en su
rostro hace unos momentos cae cuando su novia ve lo que
hemos hecho.

-Cariño-, dice con cautela mientras mira a Rich y luego a la torta.


-¿Quieres decirme algo?-

Me mira y luego a Alisha y por medio segundo creo que le va a


mentir. Pero luego me doy cuenta de que estamos hablando de
Rich y él lo dice todo sin parar para tomar un respiro.

-Siento haber estado en el carrito de golf y había una manada


salvaje de gansos y luego atacaron y no pude proteger el pastel y
lo que salvé no era comestible y entonces Hank me dijo que él se
encargaría de ello y yo no sabía qué más hacer y lo siento mucho,
pero no quería arruinar tu día especial, pero creo que quedó algo
bonito y por favor, no te molestes, lo siento-.

Se toma un trago de aire después de su larga confesión y Alisha


se vuelve hacia él y le pone las manos a cada lado de la cara. -Es
más hermoso que el que elegimos-, dice antes de subir de
puntillas y besarlo. Miro para otro lado porque es demasiado
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íntimo para presenciar, pero es el día de su boda, así que sólo


espero.

-Gracias-, dice Alisha, caminando hacia mí para abrazarme. -


Gracias por cuidar de mi novio, que probablemente estaba
enloqueciendo-.

-Un poco-, lo admito, y compartimos una sonrisa sabia.

Conozco a Alisha desde hace casi toda mi vida y es como una


hermana pequeña para mí. Sabemos lo que Rich puede ser
cuando se trata de ella, pero es una de las razones por las que
ella lo ama tanto.

-Casi no quiero cortarlo, es tan hermoso.- Vuelve con su novio y,


tal y como ella lo dice, anuncian que es hora de cortar el pastel.

Desde la ceremonia ha sido un torbellino de imágenes y bailando


y poniendo todo en su sitio. Ni siquiera he tenido la oportunidad
de cenar todavía. Ahora que la parte difícil ha terminado, planeo
relajarme y disfrutar de la noche sin obligaciones. El estrés de
hoy finalmente me está alcanzando y voy al bar a tomar una
copa.

Mientras la feliz pareja posa para las fotos junto a mi


contribución a la boda, el camarero me da mi cerveza. Me quedo
ahí un momento y escudriño la habitación para ver tantas caras
familiares. He crecido con Alisha y Rich juntos, así que eso
significó muchas funciones familiares en las que conocí a la
mayoría de su gente antes de hoy. Saludo a uno de mis primos y
levanto mi bebida mientras el padre de la novia hace un brindis.

Cuando sigo escudriñando a la multitud, veo a una chica de


cabello oscuro que nunca antes había visto a un lado. Lleva un
vestido azul que sobresale de los colores oscuros que todos los
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demás llevan, pero con un cuerpo como el suyo nunca podría


mezclarse.

Tomo un largo trago de mi cerveza y la veo con la rubia a su lado


mientras se susurran unos a otros. Yo tampoco conozco a la otra
chica y me pregunto cómo conocen a Alisha. Ellas ciertamente no
conocen a Rich, porque si él conociera a una mujer así,
definitivamente recordaría haberla visto antes.

La rubia le dice algo a la morena, que inclina la cabeza hacia atrás


y se ríe. La vista me hace lamer mis labios mientras pienso en
besar su cuello expuesto. Mi estómago retumba y sonrío
mientras decido tomar el postre antes de la cena.
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Capítulo Cuatro

SUGAR

-¿Cómo lo haces?- Nikki pregunta riendo mientras entramos


juntos en la recepción de la boda, y yo no puedo evitar reirme
con ella. Ella tiene razón. De alguna manera, siempre lo
cronometramos para poder entrar justo a la hora de cortar el
pastel. Jura que tengo un reloj mágico que me dice cuándo es la
hora del postre.

-Guau-, respiro cuando miro hacia donde los novios están


cortando la obra maestra. -Eso se ve increíble.-

Se me hace agua la boca y no he almorzado hoy, así que mi


panecillo de la mañana y mi café se han ido hace tiempo.

-Se ven tan enamorados-, suspira Nikki.

Ella está mirando dulcemente a la pareja, pero yo estoy


concentrada en ese pastel. Quiero verlo mejor, pero la novia y el
novio siguen alimentándose entre sí y parece que lo están
disfrutando. Qué suerte tienen.

Nikki coge dos copas de champán de un camarero cuando pasa.


Casi se tropieza con sus propios pies cuando la ve y yo ahogo una
risa mientras tomo un sorbo.

-La gente ni siquiera está bailando todavía.- Ella toma un trago


de su champán mientras se balancea hacia la música ligera en el
ambiente. No creo que el baile empiece hasta dentro de un rato
porque todo el mundo sigue mezclándose. -Voy a dar una
vuelta. Nos consigues algunos asientos.-
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Se ha ido antes de que pueda protestar, pero no puede quedarse


quieta. Nikki cree que cuando encuentre a alguien, lo sabrá al
instante.

Ella hará un par de rondas y comprobará quién está aquí antes


de volver y comer pastel conmigo en un rato. Cree que está aquí
por amor verdadero, pero sé que el pastel siempre la anima
cuando vuelve a la mesa con las manos vacías.

Nerviosamente miro alrededor de la habitación y trato de


encontrar un asiento. Una de las partes difíciles de colarse en
una boda es la distribución de asientos. A veces todo está
planeado y la gente tiene asientos asignados. Con otros es una
fiesta mas o menos publica, excepto para la recepción nupcial.

Mientras camino por ahí veo que los colores para esta boda son
rojos profundos con acentos dorados. Las flores cubren todas las
mesas y puedo decir que hay mucho tiempo y que se han
cuidado todos los detalles. Es elegante, pero hay una sensación
relajada en la fiesta, así que supongo que no hay un plano de
asientos. Miro a mi alrededor para encontrar una mesa vacía
para engancharnos y me congelo cuando los ojos oscuros
atrapan los míos. Mi corazón da un extraño aleteo de excitación
mientras miro al hombre, pero después de sólo un segundo le
quito la mirada de encima. ¿Qué diablos fue eso? Se está
moviendo hacia mí y yo me giro en la otra dirección con pánico.

Mi corazón sigue revoloteando y no estoy seguro de lo que es,


pero sé que no estoy preparada para enfrentarme a él. Mi
teléfono suena dentro de mi pequeño bolso y me estremezco
cuando me doy cuenta de que olvidé ponerlo en silencio.
Gracias a Dios que alguien no está haciendo un brindis en este
momento.
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Yo meto la mano en mi bolso y lo saco, agradecida de que me da


una razón para parecer ocupada. Estoy segura de que el oscuro
y sexy esta siguiendome sin tener que mirar atrás.

-Hola-, canto demasiado fuerte en el teléfono, haciendo que una


mujer rubia se voltee para mirarme. Trato de alejarme de la
fiesta mientras miro por el rabillo del ojo para ver al hombre de
ojos oscuros que está ahí parado mirándome. Tiene los brazos
cruzados sobre su ancho pecho y me observa abiertamente.
Lleva un traje negro, y con la forma en que me mira, no sé si está
en la boda o si es de seguridad. ¡Oh, Dios, nos han cogido!

-Sugar, ¿estás ahí?- La voz de Jack irrumpe en mis pensamientos,


recordándome que contesté mi teléfono celular. Juega con
calma. Si parece que pertenezco aquí, entonces la gente creerá
que sí. Repito el lema que Nikki me enseñó y me concentro en la
llamada telefónica.

-¿Jack?- ¿Cómo diablos consiguió mi número y por qué me


llama?

El hombre del traje se acerca un paso más a mí y nuestros ojos se


encuentran de nuevo. No son tan oscuros como pensaba cuando
estaba al otro lado de la habitación. Desde aquí puedo ver un
color miel que se arremolina alrededor de sus iris y me recuerda
al caramelo, mi segundo favorito después del pastel.

-Sí, soy Jack, del trabajo.-

Sigo olvidando que estoy al teléfono mientras miro al hombre.


¿Dónde diablos está Nikki? Si están a punto de echarme, tiene
que aparecer. Puede sacarnos de cualquier lío. Una extraña pizca
de ira me atraviesa al pensar que Nikki se deslize junto al
extraño. Le atribuyo la irritación a que Jack me llame.
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-¿Qué pasa?- Digo por teléfono mientras dejo la copa de


champán y trato de no concentrarme en el potencial guardia de
seguridad. Puedo sentir su mirada en mí y no va a ir a ninguna
parte hasta que lo reconozca.

-Me preguntaba si tenías planes para esta noche.-

-¿Si tengo planes para esta noche?- Repito lo que dijo Jack,
inseguro de haberle oído bien. Puede que no esté mirando al
hombre guapo del traje, pero tiene toda mi atención. No puedo
pensar con claridad.

-Sí, estaba cerca de tu casa y pensé...-

-¿Mi casa?- Le corté el paso, preguntándome cómo demonios


sabe dónde vivo. Antes de que pueda preguntarle, me quitan el
teléfono de la mano.

Me quedo allí, en estado de shock, mirando al gigante de negro.


Todo lo que necesita es un par de gafas y realmente parecería
que está con el FBI o algo así. Supongo que los días de la boda se
acabaron. Nos han cogido. Me pregunto cuáles serán los cargos.

-Tú no vienes a su casa-, su voz profunda truena en el teléfono,


haciendo que mis ojos se ensanchen en shock. Él presiona
finalizar la llamada antes de devolverme el teléfono y yo lo tomo
como si fuera lo más normal.

-¿Gracias?- Digo, pero sale chirriante. Me sacó de la incómoda


llamada de teléfono con Jack, pero aún asi me lo quitó de la
mano sin mi permiso.

No es como si pudiera empezar a lanzar acusaciones porque se


supone que no debería estar aquí.
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Capítulo Cinco

HANK

-¿Quieres decirme con quién estás aquí?- No puedo ubicarla y no


la veo aquí con una cita.

Tiene admiradores a la izquierda, a la derecha y al centro. -Tu


amiga rubia tampoco me resulta familiar.-

-¿Nikki? ¿Por dónde se fue?- Ella mira a mi alrededor con


expresión de preocupación y yo lucho con una sonrisa.

-No te preocupes por ella. Creo que está en buenas manos-. La vi


antes dando vueltas por la pista de baile. La última vez que la vi,
mi primo Dean estaba a punto de acercarse a ella.

-Mira, déjame ir y te prometo que no lo volveré a hacer-.

-¿Hacer qué de nuevo?- Moveré mi cabeza a un lado y lucharé


con una sonrisa. -¿Y por qué iba a dejarte ir? Te he estado
persiguiendo por todo este salón de baile lleno de gente-. Me
acerco a ella y le toco la barbilla para que me mire. -Ahora que te
tengo, no tengo intenciones de liberarte.-

Mi pecho vuelve a hacer esa extraña opresión y tengo que


respirar. Cuanto más me acerco a ella, más fuerte se siente y por
medio segundo me pregunto si estoy teniendo un ataque al
corazón.

-¿Pero no quieres echarme?- La confusión nubla su rostro, pero


no hace ningún movimiento para alejarse.
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-¿Por qué querría hacer eso?- No puedo mantener la risa fuera


de mi voz esta vez. -Además, ni siquiera has comido nada del
pastel.-

Se congela ante mis palabras y sus ojos se abren de par en par. -


¿Sabía yo que tú?-

Hay algo en ella que me resulta tan familiar, es como si la


conociera de toda la vida. Pero al pasar mi mano por su brazo y
entrelazar mis dedos con los de ella, me encogí de hombros.

-Te apetece, ¿no es asi?- La llevé a donde están los del catering y
están cortando el postre. -¿Cómo te llamas?-

-Sugar-, dice, y la veo tratando de ocultar su rubor.

-Debí haberlo adivinado-. Me chupo los labios, preguntándome


qué tan dulce sabe.

-Oye, Hank, ¿qué podemos hacer por ti?-, pregunta el camarero.


Él fue quien me ayudó a traer el pastel antes.

-¿Qué tal un poco de todo?- Miro a Sugar y sus ojos se abren de


nuevo, pero ella sonríe y asiente con la cabeza.

-En seguida-, dice el tipo mientras se acerca por detrás para


agarrar dos platos en lugar de los pequeños para el postre y nos
sirve una rebanada de cada capa.

-Perfecto-. Le hago un gesto con la cabeza mientras le paso un


plato a Sugar, y tomo el otro mientras la agarro de la mano y la
conduzco a través de la multitud.

Afuera hay un jardín con una fuente y bancos instalados en las


cercanías. Cuando un camarero pasa a nuestro lado, le pido que
nos traiga dos copas de champán afuera y nos sigue.
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-Gracias-, le digo mientras Sugar se sienta y coloca una de las


copas a su lado.

Me siento a su lado y dejo mi copa en el suelo mientras el


camarero nos deja en la quietud. El sol se ha puesto
completamente y las estrellas comienzan a aparecer. El suave
sonido de la fuente está en el fondo y el resplandor del interior
de la boda resalta su cuerpo.

-Oh, rayos, no tenemos tenedores.- Hay una tristeza en su voz


mientras mira con nostalgia el pastel.

-No los olvidé.- Le ofrezco un trozo de chocolate negro y ella lo


mira hacia abajo, lamiéndose los labios.

Está indecisa mientras se inclina hacia adelante y coloca su mano


en mi muñeca, abriendo la boca. Sus labios suaves tocan mis
dedos y siento el suave y resbaladizo calor de su lengua mientras
ella rápidamente toma el bocado de la torta y se sienta.

-Mierda-, susurra mientras se lleva las manos a los labios. -¿Te


gusta?- Miro su plato y levanto la barbilla.

-Déjame intentarlo.-

Levanta una trozo con fresas en sus dedos y la sostiene para mi


con impaciencia.

-Es increíble.-

Mis labios se cierran sobre sus dedos, y cuando deslizo mi lengua


entre ellos, su boca se abre y sus ojos están entrecerrados. No le
quito los ojos de encima porque el sabor de las fresas y la crema
dulce me golpea en la lengua. Gimo y me tomo mi tiempo
lamiendo sus dedos antes de inclinarme hacia atrás y tomar un
sorbo del champán.
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-Creo que nunca he tenido algo que supiera tan bien.- Veo como
ella toma su propio vaso y casi lo tira. -¿Hace calor aquí afuera
para ti?- Ella se abanica y yo sonrío cuando veo que ella tiene las
mejillas sonrojadas y levanta el cabello de su cuello. -Creo que
podría estar calentándome.-

Le ofrezco otro bocado y observo cómo lo toma con entusiasmo,


y luego me toca a mí otra vez. Cada vez pasamos más tiempo
chupándonos los dedos y lamiéndonos el pastel el uno al otro
hasta que me pongo demasiado excitado para parar.

-Sugar-, advierto cuando miro hacia abajo y veo sus labios


envueltos alrededor de mi pulgar y siento su lengua rodeándolo
como si fuera mi polla . -Joder-.

Ella se suelta y no puedo contenerme más mientras la busco y la


llevo a mi regazo. Mis labios se conectan con los suyos mientras
le meto las manos en el cabello y la acerco a mí. Sabe a chocolate
dulce, fresas y sedosa crema. Huele a Sugar y postre y mi polla
esta tan dura que si no me meto dentro de ella voy a tener que ir
a esa recepción y poner mi polla en el pastel.

-Hank-, gime contra mi boca mientras su cuerpo se mueve contra


el mío.

Le suelto el cabello con una mano y deslizo la otra por debajo


del vestido y alrededor de su culo. La agarro con fuerza mientras
la jalo y la acercó más a mi. Si seguimos tonteando en el jardín,
cualquiera podría acercarse a nosotros.

-Más despacio, Sugar-, le digo. Ese pensamiento me asusta. No


quiero que me atrapen así porque no quiero que nadie vea lo
que es mío. -¿Por qué no vamos a un lugar más privado?- -Sí.-
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Ella es demasiado rápida para responder y todo mi cuerpo está


vibrando con su aprobación.

-Estoy quedandome en la casa de huéspedes del otro lado-, le


dije, de pie y levantándola en mis brazos.

-Vamos-, dice, aferrándose a mí.


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Capítulo Seis

SUGAR

No puedo creer que esté haciendo esto. Le echo la culpa al pastel


porque estoy en una niebla de lujuria.

¿Importa en este momento, porque todo está delicioso. Me


aferro al gran cuerpo de Hank y por un momento me pregunto
qué estoy haciendo antes de que su boca vuelva a caer sobre la
mía. Cuando sus labios tocan los míos, toda duda sale de mi
mente.

El sabor del glaseado y de él es demasiado para tomar y yo


gimoteo en su boca mientras meto mis dedos en su cabello
corto.

-Joder, sabes bien-, dice contra mis labios.

-Es el pastel-, le digo antes de volver a besarlo. Su boca es tan


suave y posesiva que también la quiero en otros lugares.

-Es todo tuyo, Sugar.- Mi espalda se encuentra con una superficie


dura y no voy a pelear con él. Si cree que mi sabor es tan bueno
como ese pastel, dejaré que lo crea.

No sólo sabe bien, sino que su gran cuerpo presionado contra el


mío se siente increíble. Me siento pequeña y delicada mientras
me sostiene en su abrazo, igual que esas bonitas novias que se
ven en la parte superior de los pasteles de boda.

Él va por mi cuello y me besa allí mientras todo mi cuerpo zumba


de necesidad. Tiene que haber algo malo conmigo porque nunca
he estado tan excitada en mi vida. Muevo las caderas mientras
trato de alcanzarlo, necesitando la fricción.
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-¿Hank?- Te lo suplico.

Sé que arreglará esto; no sé cómo, pero es instinto que lo haga


por mí. Es la misma sensación que tuve cuando me preguntó si
nos conocíamos el uno al otro. Hay una conexión aquí aunque
nos hayamos conocido hace unos minutos.

¿Por qué si no dejaría que me saque de la boda solo para que se


salga con la suya? Pero supongo que técnicamente ahora mismo
estoy haciendo lo que quiero con él. Hank entiende mi necesidad
desesperada y toma el control. Su mano pasa por debajo de mi
vestido y rápidamente encuentra mis bragas.

Se queja en mi cuello cuando las toca y sé que están empapadas.


Se me pegan como un traje de baño mojado, y por medio
segundo me preocupo por el tipo de bragas que llevo puestas.
Cuando siento que sus dedos tiran del material húmedo hacia un
lado, decido que me importa una mierda lo que llevo puesto.
Frota las yemas de los dedos entre mis labios mojados y se me
enciende todo el cuerpo.

-Tan húmedo-. Lo siento lamerme el cuello hasta la oreja. Quiero


esa lengua entre mis muslos. -Te necesito en una superficie
plana para que pueda saborear esto.-

Gimo mi acuerdo mientras su mano se aleja de entre mis piernas


y de repente me lleva en brazos. Mi clítoris no entiende y grita
en protesta mientras sus pasos se mueven más rápido y pronto
estamos dentro.

-Te tengo-, me tranquiliza antes de que su boca se roce contra la


mía y me acueste en una cama blanda. -Sólo quiero probarte.
Tengo que saber si tu boca es tan dulce como tu coño.-
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Suelto el fuerte agarre que tengo sobre él mientras me besa. Se


inclina y se quita la chaqueta oscura y luego la tira. Sus ojos
vagan sobre mi cuerpo hasta donde mi vestido está atado a mi
cintura. No tengo ni idea de dónde fueron mis zapatos, pero eso
no es importante ahora.

-Mira lo que has hecho.- Empuja mi vestido hacia arriba mientras


su otra mano agarra mi muslo y abre mis piernas de par en par
para él. Su grueso dedo frota mis bragas sobre mi clítoris y jadeo.
-Esa dulzura pegajosa es mía.-

Se inclina y su boca cubre mis bragas sobre la mancha mojada.


Siento su cálido aliento a través del material de algodón y mi
cara se calienta con lo empapada que estoy. Si no estuviera tan
excitada y necesitada, me iría de aquí avergonzada. En vez de
eso, levanto mis caderas mientras trato de moler mi clítoris en su
cara y lo animo a comerme hasta saciarse. El dolor es tan intenso
ahora que creo que podría morir. Pasé de tener miedo de las
bragas que tenía puestas a desear que nunca existieran. Parecen
tan inútiles ahora.

Hank se inclina un momento y cierro las piernas para que pueda


quitármelas. Veo cómo se las mete en el bolsillo y suelto otro
gemido. No sé por qué eso me pone tan caliente, pero podría
tener un orgasmo en este momento.

-Te digo que es mío.- Miro mis bragas medio colgando de su


bolsillo y veo su pene duro tratando de escapar de sus
pantalones. Separo mis piernas en invitación mientras mi timidez
es anulada por mi necesidad de correrme. Quiero sentirlo dentro
de mí porque es lo único que aliviará este dolor.

-No creo que pueda aguantar mucho más.-


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Digo las palabras, pero pueden ser un lío confuso. Sí, tiene que
haber algo malo conmigo. Nunca me he sentido así en mi vida y
ahora palpito de necesidad en todas partes. Sólo necesito el más
mínimo de los toques, así que busco entre mis muslos para
dármelo a mí mismo. Hank me detiene, su mano gigante
envuelve mi muñeca.

-Dije que es mío.- Antes de que pueda decirle que lo tome, se


está moviendo y su boca se engancha a mi clítoris.

Me toma con su boca y es todo lo que necesito. Me vengo más


duro de lo que lo he hecho en toda mi vida mientras grito su
nombre y el orgasmo me lleva. Mi cuerpo tiembla al pasar a
través de mí, dejándome sin aliento.

No se detiene. El toma hasta la última gota y luego me pide más.


-Quiero otro. Soy un hombre codicioso cuando se trata de
azucar-. Todo mi cuerpo se calienta con sus palabras, pero lo
atribuyo al orgasmo.

Lame mi clítoris de nuevo mientras su mano se clava en mis


caderas y me saca de la cama. Su lengua deja mi clítoris y empuja
profundamente dentro de mí, llenando ese espacio vacío. Otro
orgasmo me empuja hacia abajo y viene tan rápido como el
último.

-Más Sugar-, exige Hank, y yo me vengo a por él.

Esta vez mi visión empieza a nublarse y manchas negras bailan


en mis ojos. No sé si debería rogarle que se detenga o que siga
adelante. Lo único que puedo manejar es un gemido mientras
me devora hasta que estoy completamente agotada.
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Mis ojos se cierran y juro que es sólo por un momento, pero


cuando me levanto a una posición sentada ya no siento a Hank
entre mis muslos.

La habitación está oscura y yo estoy debajo de las mantas.


Todavía puedo sentir donde sus manos me agarraron con fuerza
y sonrío pensando que fue el mayor placer que he sentido en
toda mi vida.

La cama está vacía, así que me levanto y salgo de la habitación.


Me toma un momento poner mis piernas en orden, pero
después de que puedo pararme, encuentro mis zapatos y mi
bolso en el porche de la pequeña casa de huéspedes.

Busco en mi celular y veo que tengo un montón de mensajes


perdidos. Mi boca se abre cuando veo que Nikki me mandó un
mensaje de texto diciendo que no vendrá a casa esta noche.
Debe haberlo encontrado, esa es la única razón por la que no
volvería a casa. Sonrío porque estoy feliz por ella, pero cuando
me doy la vuelta y miro la casa de huéspedes vacía, estoy triste
porque pensé que yo también lo sería. Puse mi bolso sobre mi
hombro y fui a buscar mi coche.

Mi corazón se siente pesado mientras hago la caminata y me


pregunto si así es como se siente una aventura de una noche. No
habíamos llegado a la parte del sexo porque me desmayé. Me
lamenté cuando me di cuenta de que todo había sido por mí.
Nunca intenté devolverle el favor y después me fui a dormir. No
me extraña que se haya ido.

Trato de deshacerme de las lágrimas que amenazan con caer


mientras escucho que la boda sigue celebrándose en el interior.
Probablemente ahora es la fiesta de después, y por medio
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segundo discuto si iré en busca de Hank. La timidez se apodera


de mí y creo que si Hank quisiera algo más, no me habría dejado.

Si algo aprendí de Hank en el poco tiempo que estuve con él, es


que toma lo que quiere. Estar sola en esa cama sonó fuerte y
claro. No valía la pena tomarme.
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Capítulo Siete

HANK

-Tienes que estar bromeando-, gruño bajo cuando salgo de la


casa de huéspedes y voy en busca de mi primo.

Dean

-No habría preguntado si no fuera grave.- Su tono es sombrío en


el otro extremo del teléfono y casi puedo sentir la tensión que
viene a través del otro lado.

Acabo de terminar de comer el coño más dulce que he tenido en


mi maldita vida y mi polla está lista para construir una maldita
casa, está tan duro. Sugar se desmayó después del segundo y
tercer orgasmo. Le puse la manta a su alrededor y estaba a
punto de arrastrarme a la cama junto a ella para dormir cuando
oí vibrar mi teléfono.

Al principio lo ignoré, pero luego siguió y siguió y no pude


ignorarlo por más tiempo. Estaba pensando que podría ser mi
hermano con otra catástrofe, pero cuando vi el nombre de mi
primo en la pantalla me senté en la cama.

La última vez que lo vi estaba con la amiga de Sugar, Nikki, y


parecía que se llevaban muy bien. Me muero por volver a Sugar
porque no quiero que se despierte sin mí. Pero como dijo Dean,
no estaría haciendo esto si no fuera una emergencia.

Me ordena que vuelva a la recepción, la cual, según he oído,


todavía está en apogeo. Mucha gente se ha ido, pero la mayoría
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de nuestros amigos y familiares están alojados en el hotel. No


hay otro lugar a donde ir, así que están de fiesta toda la noche.

Evitó pasar por el centro de la fiesta para que nadie me vea y


trate de meterme en la pista. Sólo quiero ayudarlo con lo que sea
que necesite que haga y luego volver a Sugar.

Cuando llego a la parte de atrás veo las escaleras de las que


hablaba y las tomo dos a la vez. Al final del pasillo hay una puerta
marcada como almacén y golpeo ligeramente contra ella.

-Adelante-. Oigo la voz tensa de Dean desde el otro lado de la


puerta y la abro lentamente.

Cuando entro, me lleva un segundo comprender lo que tengo


delante y, por instinto, cierro la puerta detrás de mí mientras
estoy allí de pie en estado de shock. -¿Qué diablos...?-

-De acuerdo, así que vamos a dejar de lado la incomodidad-, dice


Dean. -Nikki, este es mi primo Hank.- Asiente con la cabeza en mi
dirección. -Hank, esta es mi chica, Nikki.-

-Oh, ni siquiera lo pienses. Ciertamente no soy tu chica-. Ella


frunce el ceño pero no hace ningún movimiento para alejarse de
él.

Los dos están en el suelo del armario de almacenamiento. Hay


una vieja manta tirada sobre ella, pero Dean está claramente
desnudo y parece estar en medio de follársela.

-Escucha, primo, agradezco la llamada, pero esta no es mi


escena.- Levanto las manos y ambas me disparan miradas de
muerte.
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-¿En serio, Hank? ¿Crees que te llamé por un trío?- -Explícame


qué demonios está pasando-, digo mientras trato de no mirar el
culo desnudo de Dean.

-Así que cuando estaba en la universidad, perdí una apuesta...-


Comienza Dean. -Más rápido-, digo, cortándole el paso.

-Mi piercing en la polla está pegado en algún lugar dentro de ella


y no puedo sacarlo.- Me mira y se encoge de hombros, y Nikki se
cubre la cabeza con la manta mortificada.

-Espera.- Levanto un dedo. -Creo que no te oí bien.-

-¿Por qué no se abre el suelo y me traga?- Nikki murmura bajo la


manta.

-Mira, no puedo llamar al 911 a la boda y arruinar el día de Rich y


Alisha. Tienes que ayudarnos a llegar al hospital-.

Cierro los ojos y froto el dorso de mis manos contra ellos. -Dean,
¿qué carajo?- Sacudo la cabeza y luego lo miro.

-Hank, si tuviera otra opción, la tomaría. pero estoy bastante


seguro de que la barra está atascada en algo dentro de ella-.

-Es mi DIU.- Apenas puedo oírla debajo de la manta, pero no


quiero que se la quite.

-Espera, ¿estás en control de natalidad? Sí, eso no va a funcionar


para mí, pantalones atrevidos-.

Nikki se quita la manta de la cara y parece que si pudiera disparar


fuego por los ojos, lo haría. -Deja de llamarme así.-

-Todo lo que oí es que te parece bien que te saquen esa cosa-.


Dean debe tener un deseo de muerte porque en realidad la
guiña el ojo.
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-Si dejaras de estar tan duro, todo se vendría abajo y te podrías


ir-, dice a través de los dientes apretados y me preocupa que
realmente vaya a lastimar a Dean si alguna vez se separan.

-¿Y cómo coño crees que va a pasar eso? -Estoy dentro de este
cálido y suave coño del que quité la cereza y luego te me echaste
encima-.

-¡Dean!- Nikki y yo decimos al mismo tiempo.

-¿Qué?- Se encoge de hombros como si estuviera exponiendo


hechos. -La única forma de ablandarme es entrando dentro de ti,
y no puedo moverme.-

-Muy bien-, digo mientras me pellizco el puente de la nariz. -Lo


que oigo es que o te bajas o te saco de aquí y te llevo al hospital.-

-Bájate.- -Hospital-.

Ninguno de los dos puede ponerse de acuerdo sobre un curso de


acción. Está claro que Dean quiere terminar y no puedo decir
que lo culpo. Esa es probablemente la menos embarazosa de las
opciones, pero parece que Nikki sólo quiere irse.

Suelto un respiro y saco mi teléfono celular. Llamo a uno de los


conductores de hoy y le digo que pase al frente. Por mucho que
me encantaría dejar que Dean y Nikki se den cuenta de esto, no
puedo dejarla con él así. Puede que ella quisiera que esto pero
nos ha dejado claro a los dos que sólo quiere salir de aquí.

-Muy bien-, digo, mirándolos a los dos. -Parece que estamos


tomando la puerta número dos. Dean, vas a tener que recogerla
y llevarla al coche. No tengo ni idea de lo que esto va a hacer,
pero si duele, paremos y llamemos a los profesionales. ¿De
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acuerdo?-

-Trato hecho-, Nikki está de acuerdo mientras Dean asiente.

Me doy la vuelta y escucho a los dos discutir mientras Dean la


abraza y la levanta. Hay algunos gemidos, pero ninguno de los
sonidos parece ser malo y por un momento me pregunto si
debería salir de la habitación.

-Mira, pantalones atrevidos, no es tan malo. Déjame terminar y


podemos volver a mi casa-.

-Dean-, te lo advierto, y le oigo maldecir por detrás de mí.

Después de lo que parece una eternidad, él dice que ella está


cubierta y yo me doy la vuelta para ver la gran manta oscura
alrededor de ellos dos. Mi teléfono suena en mi mano y miro
hacia abajo para ver que el conductor me ha mandado un
mensaje de texto diciendo que ya está en casa y que está a más
de una hora de distancia. Es entonces cuando me doy cuenta de
que voy a tener que tomarlos yo mismo y mi corazón se hunde.

Quiero volver a la casa de invitados y decirle a Sugar dónde


estoy, pero no hay tiempo. Espero poder dejarlos en el hospital y
dejar que los médicos resuelvan este lío y que yo pueda volver
aquí antes de que se despierte.

-Sostén esa manta fuerte, Nikki-, digo, abriendo la puerta del


armario de almacenamiento. -No quiero ver el trasero de Dean-.

Maldigo a mi hermano y a Alisha por tener una boda tan lejos de


todo. El hospital está a más de una hora de distancia y tengo que
escucharlos a los dos en el asiento trasero todo el tiempo.
Alternan entre quejarse y discutir, pero es sobre todo Dean
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siendo un idiota y diciendo tonterías para cabrear a Nikki. Lo que


quiero hacer es preguntarle sobre Sugar, pero ahora no parece el
momento adecuado.

Llego al hospital y me estaciono en el lugar de emergencia y


salgo corriendo a pedir una camilla. Para cuando finalmente
sacan una y los cargan a los dos, Dean y Nikki están de vuelta,
peleando y no puedo aguantar más. Cierro la puerta trasera y le
digo a Dean que encuentre su propio camino a casa y que se
vaya corriendo del hospital.

El viaje de regreso toma el mismo tiempo y tan pronto como


llego al lugar, salto de mi auto y corro. Me falta el aliento y mi
corazón late con fuerza cuando llego a la casa de huéspedes,
pero tengo un presentimiento antes de llegar a ella. En cuanto
abro la puerta, mis temores se confirman y ella se va.

-Joder-. Doy un portazo y miro a mi alrededor para ver si hay una


señal de adónde fue o una nota, pero no hay nada.

Era ella, podía sentirlo dentro de mí, y de alguna manera se me


escapó. Tengo que encontrarla, tengo que recuperarla y no hay
nada que no haga para tenerla.
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Capítulo Ocho

SUGAR

Empujo mi llave en la puerta principal, sacando algo de mi


molestia por el ojo de la cerradura. Se abre justo cuando
empiezo a empujar y caigo de cara en mi sala de estar primero.
Nikki suelta un chillido mientras intenta atraparme, pero yo sólo
la llevo conmigo. El contenido de mi bolso se derrama al golpear
juntos el piso alfombrado y nos tumbamos entre las envolturas
de chicle y el cambio suelto por un buen y largo minuto. Ninguno
de los dos se mueve mientras yo estoy acostada encima de Nikki,
pero esta es la guinda del pastel de nuestra semana de mierda.

Su cuerpo empieza a temblar y sé que se está riendo. Me


muerdo el labio porque no estoy de humor para reírme ahora
mismo. Me recuerdo a mí mismo que estoy loca, pero ella sigue
temblando hasta que se hace más fuerte y la miro. Toda su cara
está roja mientras lucha y cierro los ojos y me rindo. Dejé que se
hiciera cargo y caímos en un ataque de risa. Ninguno de nosotras
ha querido hablar de lo que pasó o de lo terribles que han sido
los últimos días. Pero esto se siente tan bien.

Para cuando terminamos de reír, las lágrimas se nos han


derramado por la cara y la miro de nuevo. -Necesitaba eso.-

-Sí-, está de acuerdo con un largo suspiro. -Tal vez deberíamos


levantarnos del suelo-. No quiero levantarme, pero no podemos
quedarnos aquí con la puerta abierta.

-Bien-. Me pongo de espaldas y miro al techo blanco. Me


encantaba este apartamento, pero últimamente no he estado
sintiéndolo. Nikki se levanta del suelo primero y muevo las
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piernas para que se cierre la puerta. -Quizá me quede aquí


abajo.-

Nikki extiende su mano para que yo la agarre. -Arriba-. Lo tomo


antes de que me ponga de pie. -Al menos es fin de semana-,
murmura mientras limpiamos lo que se cayó de mi bolso.

-Yay. El fin de semana-. Pongo los ojos en blanco ante la pared.


Voy a pasar todo el fin de semana en este apartamento porque
no tenemos planes.

Por mucho que el trabajo apeste, este fin de semana va a apestar


más. En el trabajo no puedo revolcarme en mi miseria y puedo
perderme en estar ocupada por unas horas. El hogar es una
historia diferente.

-Deberías dejar ese lugar-, dice Nikki mientras entra a la cocina.


Un momento después regresa con una taza en la mano. -Gracias
a Dios que no tenía esto antes de que oyera tu llave en la puerta
o podría haberla tenido en mi mano cuando abrí la puerta.-

Me pasa el chocolate caliente cargado de malvaviscos y se lo


tomo con entusiasmo. -¿Vamos a contar los detalles por fin?-
Pregunto, soplando sobre mi chocolate caliente.

Nikki regresa a la cocina y sale dos segundos después con su


propia taza. Ella está preparando mi favorito, así que sé que está
lista para que hablemos de lo que ninguna de las dos ha querido
compartir. Nikki ha tenido el corazón roto en la cara esta
semana, así que supe que no debía empujar. Pero parece que el
tiempo se ha acabado.

-Sofá-, digo, moviéndose hacia él y luego sentándose.


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-Yo iré primero-. Ella respira y luego me habla de toda su noche y


yo me siento allí atónita hasta que termina.

-¿Te sólo te fuiste?- Pregunto, completamente conmocionada.


Ella dijo que él era el elegido, e incluso con todo lo que pasó, ella
sigue llamándolo así. No hay ningún -pensé que era el indicado-.

-Me escapé-, admite y baja la cabeza. -Estaba hablando con el


doctor y como que les di esquinazo a todo el mundo-

-Podemos encontrarlo-, le ofrezco, y ella permanece cabizbaja. -


Lo sabes, ¿verdad? Estoy segura de que podemos encontrarlo.-

-Hoy me encontró en el trabajo. Entré en pánico y corrí-. Se pasa


las manos por encima de la cara y gime. -¿Qué hay de malo
conmigo? Yo se que él es el elegido-.

-No todo tiene que ser perfecto, y creo que es un poco gracioso.-
Lucho con una sonrisa. -Tienes una idea de cómo se supone que
debe suceder todo y la vida no siempre va de acuerdo al plan. A
veces la gente pierde apuestas y tiene que hacerse un piercing
en la polla-. No puedo parar la risa que viene de mí. Nikki lucha
por un momento antes de que finalmente se ríe conmigo.

-Cuéntame qué te pasó-, exige después de que nos hayamos


calmado. Dios, se siente bien reír así. Después de mi semana lo
necesito y me ayuda. Le cuento casi todo, pero no es tan
dramático como el suyo.

-¿Así que te desmayaste y luego se fue?-, pregunta ella, sin sonar


convencida de mi historia.

-Más o menos-. Tomo un sorbo de mi chocolate caliente antes de


volver a ponerlo en la mesa de café.

-¿Quizás estaba en el baño?-, dice ella.


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-Se había ido-, respondo yo. Traté de encontrar una razón para
ello toda la semana, pero nada cambia el hecho de que me
dejara allí. -Al menos tu hombre te localizó, lo que significa que
es él indicado-.

Incluso en el caos de lo que les sucedió, sonaba dulce y posesivo


según algunas de las cosas que le decía. También está en la
misma página que ella acerca de que ellos son dos mitades de un
todo. Pensé que Hank era mi persona y nunca creí en esa mierda
hasta esa noche. Lástima que mi persona no pensara que yo era
su persona. Apuesto a que la mayoría de los hombres corren si
empiezas a hablarles de bodas y bebés y de felices para siempre.

-Lo siento mucho, Sugar.- Nikki extiende la mano y la agarra,


dándole un pequeño apretón.

-Estaré bien-, miento. El dolor en mi pecho no ha estado


mejorando y me temo que está empeorando. Sigo sin querer
hablar de ello y hacerlo no me va a llevar a ninguna parte. Decidí
que cambiar de tema podría ser más fácil. -¿Cuándo vas a ceder
ante tu hombre?-

-Se llevó mi cereza rápidamente. Puede trabajar por esto.- Ella


asiente con la cabeza y estoy segura de que es la misma mirada
que les da a todos los niños en su clase de baile cuando han
hecho algo malo.

-Estoy segura de que lo hará.-

Nikki sonríe ante mi tranquilidad y creo que está disfrutando la


idea de que él la persiga. Me duele el corazón que Hank no esté
ahí fuera buscándome. Por lo que sé, está comiendo para llegar
al corazón de otra chica. El pensamiento es como un puñetazo en
mi estómago y no puedo creer que lo hiciera. Tal vez estoy loca.
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-Sugar, ¿estás segura de este Hank? Quiero decir, suena como si


fueras a...- Ella mueve la mano señalando su coño.

-¿Dejar que se lo quede?- Probablemente lo habría hecho si no


me hubiera desmayado.

-Si fuera un imbécil, ¿te habría despertado, te habría metido en


una cama y se habría ido? No tiene sentido-.

-No lo hagas. Ya he pensado lo suficiente en esto de todos


modos. Realmente quiero dejar de pensar en ello.- No estoy
segura de que eso sea posible, pero este dolor no puede crecer
más o me partiré por la mitad.

-¿Sabes lo que necesitas?-, pregunta ella, de pie. -Pastel de boda-


.

-¿Quieres colarte en una boda?- No ha sacado a colación ninguna


boda en toda la semana, aunque ambas evitamos la otra mayor
parte de la semana y mantuvimos la cabeza baja.

-¿Por qué no?- Se encoge de hombros. -No es como si


tuviéramos otra cosa que hacer.- Me tiende la mano y me saca
del sofá en contra de mi voluntad. -Ve a arreglarte. Vamos a
salir.- Me pega fuerte en el culo y me hace aullar. Funciona, sin
embargo, porque me pongo en marcha para alejarme de ella.

-Estoy loca-, murmuro mientras voy a mi habitación. Tengo


hambre y me vendría bien un poco de pastel de bodas. Apuesto
a que no sería tan bueno como el que me dio Hank. No sólo me
arruinó los orgasmos, sino también el pastel.

Sólo hay una manera de averiguarlo.


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Capítulo Nueve

HANK

-Me debes-, le digo a Dean cuando salimos de mi auto y nos


dirigimos al edificio.

-¿Cuántas veces me lo vas a tirar a la cara?-, se queja mientras


atravesamos las puertas de cristal.

-No lo sé. ¿Cuántas veces planeas meter tu polla dentro de una


mujer?- Ambos nos detenemos cuando la anciana se da la vuelta
para mirarnos. Bajo la voz y me acerco más a él. -Después de
esto estamos bien, ¿de acuerdo?-

-Nunca más se me volverá a atascar el piercing de mi polla, pero


eso es más que nada porque mi mujer ya no tiene ese pedazo de
plástico dentro de ella que me impide dejarla embarazada-.

-¿Tu mujer?- Me ahogo en una risa mientras caminamos por el


largo pasillo de mármol. -Creí que te había abandonado en el
hospital-.

-Se hace la difícil, pero descubrí dónde trabaja.- Parece engreído


mientras se vuelve para sonreírme. -Es sólo cuestión de tiempo.
Además, ya estoy tratando de ayudarte a encontrarla. Sólo
necesito que mi chica deje de huir de mí el tiempo suficiente
para preguntar-.

Se queja y sé que ambos nos sentimos frustrados. He tratado de


hablar con todos los que estuvieron en la boda, pero está claro
que estas señoras se colaron en la fiesta y ahora no tengo forma
de encontrarla. Sugar ha desaparecido, pero estoy haciendo todo
lo que puedo para traerla de vuelta.
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-¿Realmente crees que esto funcionará?-, pregunta mientras


entramos en el salón de baile gigante.

-No lo sé, pero vale la pena intentarlo.- La música suena y los


novios se mueven por la pista de baile. -Nunca me he colado en
una boda, pero no puede ser tan difícil. ¿Verdad?-

Dean me mira y se encoge de hombros cuando entramos en el


lugar. Revisé todos los lugares que pude que estaban cerca de
donde mi hermano se casó sólo para asegurarme de que
estuviera lo suficientemente cerca para que ella pudiera viajar.
Es lo único lógico que se me ocurre. Si se coló en una boda, tal
vez lo haga de nuevo.

El primer lugar donde miro es por encima del pastel de boda y


veo al camarero dividiéndola y repartiendo piezas.

-Estaré allí-, digo y me alejé de Dean. Le oigo decir que estará en


la mesa del DJ.

Lo quería aquí conmigo en caso de que me atraparan. Es más


fácil señalar al otro lado de la habitación y que un amigo te
salude con la mano que escoger a un extraño entre la multitud.
Al menos tendré compañía en la cárcel si nos arrestan, pero no
sé si alguien llegaría tan lejos. Aunque, si supiera que Sugar está
aquí y no me dejaran llegar a ella, podría hacer una escena lo
suficientemente grande como para que alguien llame a la policía.

Me dirijo hacia el pastel y me quedo un poco atrás para que si


aparece no me vea de inmediato. Le echo un vistazo al postre y
me doy cuenta de que podría hacer uno mejor que ese.
Probablemente no debería ser tan engreído porque he hecho
exactamente un pastel en mi vida, pero Sugar dijo que era el
mejor que había tenido.
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La sala está llena y es difícil de ver entre toda la gente, pero el


sonido de la risa me llama la atención.

-Es ella-, me susurro a mí mismo. Está a unos metros de mí en la


cola para la tarta.

Todo en mí quiere ir a ella y exigirle que me explique por qué me


abandonó, pero no quiero asustarla. Ese extraño dolor dentro de
mi pecho ha vuelto y sé que si me acerco a ella se hará más
fuerte. Pero me gusta, porque me hace sentir protector con ella.
Es necesario, estar a su lado, oírla reír.

Hay una mujer en la fila delante de ella. Ella también está


sonriendo, y hay un hombre detrás de ella. Sugar se ríe,
volviéndose para mirar al hombre que está detrás de ella por
algo que dijo. El hombre la mira, tratando abiertamente de
mirar hacia abajo en la parte delantera de su vestido.

-Al carajo con eso-. Me alejo de la pared y me acerco a ella, pero


ella está mirando hacia otro lado y no me ve venir. El hombre
detrás de ella si y sus ojos se abren de par en par mientras se
tambalea hacia atrás.

Hay una pausa en la conversación y ella se da la vuelta


lentamente para verme parado detrás de ella. Por un segundo se
sorprende y no hace ruido, así que me acerco y susurro para que
sólo ella pueda oírme.

-¿Realmente pensaste que probaría un poco de ese dulce coño y


te dejaría escapar?-

Traga en voz alta y separa los labios. -Hank, yo---


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-Te fuiste sin una nota, Sugar.- Me acerco y le tomo la parte


superior del brazo y la acerco más a mí. -No cometeré el error de
perderte de vista nunca más-.

-¿Está todo bien aquí?-, pregunta el tipo de la fila y me acerco a


él.

-No trates de ser un héroe-, gruño, y Sugar me pone la mano en


el pecho.

Esa extraña sensación que tengo cuando estoy con ella está
golpeando mi cuerpo, y su toque lo magnifica. La sangre corre
por mis venas y llega directamente a mi polla y tengo la
necesidad de clavarla debajo de mí y gruñirle a todos los
hombres de la habitación.

-¿Por qué no vamos a un lugar más privado, Hank?-, me dice


dulcemente, acercándose.

El tipo es lo suficientemente inteligente como para ver que esto


no es algo en lo que quiera estar implicado, y Sugar tira de mi
brazo para que yo la siga. No damos ni diez pasos antes de que la
tenga contra la pared y mi boca esté en la suya.

-¿Por qué me abandonaste?- Lo exijo, pero luego la beso de


nuevo tan profundamente que no puede responder. -Eres mía,
Sugar. Te dije que no te dejaría ir-.

Ella agarra mi traje y siento su cuerpo curvo moverse contra el


mío. No le doy un segundo para que se explique o para que me
diga que pare, sólo me empujo sobre ella como un perro en celo.

-Maldita seas por hacerme colarme en una boda.- Mi mano se


mueve hacia su culo. Su risa alegre se convierte en un gemido
ronco. -Pero me gustaría si eso significa encontrarte-.
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-¿Es eso cierto?- Finalmente es capaz de decir una palabra antes


de que presione mis labios contra los suyos y me sonríe. -¿Me
invitarías?-

-¿No lo entiendes, Sugar?- Sostengo su cara mientras la miro a


los ojos. -Estaría esperándote al final del pasillo.-

-Oh,- susurra, y yo me inclino y la beso tiernamente.

Esta vez no soy tan apresurado ni tan brutal. Todavía estoy


hambriento y desesperado por ella, pero estoy empezando a
relajarme ahora que está en mis brazos.

-Parece que la encontraste. Ahora dime dónde puedo encontrar


a mi niña-, dice Dean desde algún lugar detrás de mí.

Dean se va y sacudo la cabeza mientras la abrazo y la levanto. -


Baila conmigo-.

-No creo que tenga elección-, se ríe. Nos dejo en el suelo y me


balanceo con ella en mis brazos. -Pero sí, bailaré contigo.-

-Bien. Ahora dime por qué me abandonaste y me convertiste en


un miserable bastardo durante toda una semana
preguntándome adónde diablos fuiste-.
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Capítulo Diez

SUGAR

No puedo creer que esté aquí. Al principio pensé que tal vez lo
había soñado. Su polla dura presionandote contra mi me
tranquiliza es real. Me chupo los labios de repente y su pregunta
me devuelve a la realidad. Me perdí en el momento de volver a
verlo y me olvidé de todo lo demás. Me rompió el corazón
porque me dejó sola en la cama, así que me pregunto por qué
era miserable.

-Tú eres el que huyó.- Trato de presionar su pecho, pero su


agarre se aprieta.

-No te dejaré ir, así que quítate eso de la cabecita.-

Mis dedos se clavan en su pecho y todo se asienta sobre mí.

Por la mirada en sus ojos sé que habla en serio.

-Ibas a volver a la habitación-, susurré, y me di cuenta de que


Nikki tenía razón.

-Siempre volveré por ti, Sugar. No puedo creer que dudaras de


eso después de lo que compartimos.- Su gran mano se mueve
por mi espalda y me aprieta el culo. -Tuve que irme la última vez
y fue una maldita emergencia.- Sacude la cabeza y yo me río
cuando murmura -piercing de polla estúpida-.

-¡Oh, Dios mío! Eres el primo que vino y los ayudó-. Todo encaja
en su sitio. Hank fue quien ayudó a Nikki y a su primo Dean. Por
eso tuvo que irse.
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-Me alegra que alguien piense que es gracioso-, gruñe Hank,


claramente sin gracia.

-Es un poco gracioso.- Lucho contra mi risa, pero es inútil. -Lo


que no es gracioso es el infierno en el que he estado la semana
pasada.-

Sus palabras me despejan porque la última semana ha sido igual


para mí.

-¿Tú también?- Yo pregunto, y él asiente. Froto mis manos sobre


su pecho porque quiero sentirlo bajo mi tacto. Tan enojada como
estoy porque pensé que me había abandonado, estoy más
enojada conmigo misma por no haber disfrutado esa noche
como podría haberlo hecho. No pude verlo todo o sentirlo
dentro de mí. Me desmayé antes de que pudiéramos hacer más,
pero aunque hubiera sucedido esa noche, aún así lo querría.

-Te he estado buscando por todas partes-, admite, y su cara


parece dolorida. -Estuviste ahí conmigo, Sugar. Debiste haber
sentido la conexión entre nosotros.- Toma mi mano y me saca de
la pista de baile. Caminamos hacia el costado de la habitación y
él me mira con tanta intensidad. -Dime que lo sentiste.-

Se mueve para que el resto de la habitación esté bloqueada a mi


vista. Su cuerpo está a mi alrededor, con la espalda contra la
pared. Lo miro mientras sus ojos miran mi cara y tiene miedo de
lo que voy a decir.

-Lo sentí-, lo admito, y él se inclina hacia mí. -No sabía si era


normal.- Comienza a hablar, pero yo levanto la mano y pongo
dos de mis dedos sobre su boca. Necesito decir esto antes de
acobardarme. -Nunca había hecho algo así antes y no estaba
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segura. Me desmayé, así que pensé...- Me encogí de hombros


mientras susurraba la última parte. Mi cara se ruboriza.

Hank respira hondo y me envuelve la muñeca con su mano. Aleja


mis dedos de su boca antes de hablar.

-¿Nunca has tenido un hombre, Sugar?- Su tono está lleno de


incredulidad y no estoy segura si está molesto o feliz por ello. -Es
difícil de creer que alguien no te haya probado. Pero te he
probado y sé que si alguien tuviera el privilegio, estaría haciendo
lo mismo que yo-. Lleva mis dedos a su boca y besa las puntas. -
Te vi entrar en esa boda y sin una palabra de tu boca supe que
eras mía. Es un milagro que alguien no te haya robado antes de
que te encontrara-.

-Nunca he querido un hombre antes.- Admito la verdad y al


hacerlo, me doy cuenta de que lo he estado esperando. Maldije
mi cuerpo toda la semana por el único hombre que quería y creia
que no me correspondía, pero el destino no sería tan cruel.

-Tenemos que salir de aquí.- Hank se acerca y mi cuerpo me


duele con la necesidad.

-Debo decírselo a Nikki-, me apresuro a decir mientras me rodea


la cintura con un brazo y me saca del salón de baile. No peleo
con él porque quiero ir dondequiera que esté.

-Dean la tiene-, me tranquiliza Hank, entrelazando sus dedos con


los míos.

-¿Adónde vamos?- Tengo que correr para seguirle el ritmo


mientras sale por la puerta principal.

-Casa. De esa forma puedo asegurarme de que no vuelvas a


escaparte de mí-.
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Mis pezones se aprietan y estoy mojada contra mis bragas


sabiendo lo que Hank tiene reservado para mí. He estado
nerviosa toda la semana, y desde que me tocó no he podido
calmarme. Mi cuerpo está encaprichado y sólo lo quiere a él, no
importa cuántas veces lo haya intentado. Temía que me
arruinara, pero ahora ya no importa.

Abre la puerta de su coche y señala. -Entra-. Me levanto y me


abrocho el cinturón de seguridad antes de que se incline hacia
mí. -Estaba seguro de que no podrías ser tan hermosa como
recordaba, pero estaba equivocado.- Mi boca se abre con
sorpresa ante sus dulces palabras. -Eres la mujer más
impresionante que he visto en mi vida.-

Sus labios se estrellan contra los míos y su lengua se desliza en


mi boca. Gimo mientras su mano serpentea por mi muslo y
separo mis piernas, deseándolo tanto.

Jadeo cuando su dedo roza mi sexo por fuera de mis bragas. -


Hank-, me quejó, sacando mi boca de la suya.

-Sólo necesito una probadita para aguantarme-.

Mete su dedo en mi sexo y es áspero al tacto, pero es tan gentil.


Él se desliza a través de mi clítoris y yo trato de levantar mis
caderas, pero el cinturón de seguridad no me permite llegar tan
lejos como quiero. Desliza su dedo a través de mi sexo otra vez
antes de empujarlo dentro de mí.

Gimo su nombre y aprieto su dedo al mismo tiempo. Gime,


sacando su mano de entre mis piernas. -¡No!- Grito, lo necesito
allá atrás.

-Iremos a casa primero-, me dice mientras se lleva el dedo a la


boca y se chupa los jugos en ellos. Sus fosas nasales se
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ensanchan al cerrar los ojos conmigo. -Conduciré rápido-. Cierra


la puerta y está en el asiento del conductor en un tiempo récord.

Yo asiento con la cabeza y trato de no moverme en mi asiento


mientras él sale del estacionamiento y estamos en camino. Lo
miro y no puedo creer que esté aquí. Nunca pensé que lo
volvería a ver y ahora descubro que me ha estado buscando todo
el tiempo.

-¿Esto es una locura? No sabemos nada el uno del otro-. Voy de


camino a su casa a tener sexo por primera vez y no sé su nombre
completo.

-Háblame de ti entonces-. Me dispara una media sonrisa como si


pudiera leer mi mente.

-No hay mucho que contar-. No puedo pensar en nada


importante mientras me retuerzo el cerebro en busca de
información. Soy recepcionista en un concesionario de autos y es
un trabajo que odio. Lo conseguí para salir de la casa de mi
madre y eso es todo. Todos los días son iguales y hasta las bodas
en las que irrumpo comenzaron a sentirse mundanas. Hasta
Hank.

-No estoy de acuerdo. No he podido pasar mucho tiempo


contigo, pero puedo decirte todo tipo de cosas-.

-¿De verdad?- Le sonrío.

-Sí.- Se detiene en un semáforo en rojo y se gira un poco para


prestarme atención. -Haces los sonidos más sexys cuando
saboreas algo que te gusta.- A veces gimo cuando como y siento
que me sonrojo. -¿Crees que harías ese sonido alrededor de mi
polla si te la metieras en la boca?-
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Mis ojos se ensanchan cuando pienso en ello y todo mi cuerpo


comienza a zumbar. -Supongo que sólo hay una manera de
averiguarlo-, me las arreglo para decir.

La sujeción de Hank en el volante se aprieta y una bocina toca


detrás de nosotros, haciéndome saltar. La luz se puso verde y
ninguno de los dos se dio cuenta. Hank lanza una maldición
silenciosa antes de golpear el acelerador.

-Cuando te sientes tímido por algo, miras hacia abajo y tu nariz


se contrae un poco. Y cuando te ríes tienes un pequeño hoyuelo
en la mejilla-. Me mira y guiña el ojo. -Cruzas los tobillos cuando
cuentas una historia.-

-Te das cuenta de muchas cosas.- Me pongo un mechón de mi


cabello detrás de la oreja. Me encanta cómo ve todas esas
pequeñas cosas sobre mí. Realmente está prestando atención, y
si esto es lo que es el amor, veo por qué mi mamá siempre está
en busca de él. No entiendo cómo puede sentir esto una y otra
vez con un hombre diferente cada vez. Puede que no conozca
tan bien a Hank, pero sé que esto es diferente. También sé que
nunca me he sentido así con otra persona. Puedo sentirlo.

-Me doy cuenta de todo.- Se lame los labios y luego me mira. -


Como cuando te vienes.- Me sonríe como si recordara mi sabor. -
Eres tan dulce como tu nombre.-

Sus sucias palabras me dejan sin aliento. Sí, esto es diferente. No


voy a salir corriendo de su cama esta noche; voy a tomar todo lo
que Hank tiene para darme.
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Capítulo Once

HANK

Llego a casa a una velocidad récord, aprieto el botón del garaje y


aparco en el interior. Antes de que la puerta se cierre por
completo, estoy fuera y rodeando el carro para llegar a su lado.

-No puedo esperar-, digo, abriendo la puerta y tirándola a mis


brazos.

Su risita se convierte en un gemido cuando me apresuro a entrar


en la casa y mis labios comienzan a encontrar cada centímetro
de su piel.

-Hank, me estoy muriendo.- Su cuerpo se mueve contra el mío a


medida que mis labios bajan.

Mis manos están agarrando su trasero y frotándola contra mí


mientras tropiezo a través de la cocina y hacia la sala de estar. Mi
dormitorio está al final del pasillo, pero está demasiado lejos. Ya
he dado todos los pasos que debo seguir antes de que mi
necesidad me haga caer de rodillas.

-Lo siento mucho-, murmuró mientras los dos vamos a parar al


suelo y le subo el vestido alrededor de la cintura. -Te mereces
algo mejor que esto.-

Abro la parte delantera de mis pantalones y oigo que el material


se rompe cuando libero mi polla.

-No te detengas.- Ella se interpone entre nosotros con una mano


y tira de sus bragas a un lado mientras la otra se envuelve
alrededor de mi polla y me guía a su centro caliente y pegajoso.
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-Joder-, maldigo, golpeando mi puño en la alfombra y mi polla se


adelanta.

-Más-. Su voz respira mientras arquea la espalda y ansiosamente


toma más de mí dentro de ella.

Yo meto los dedos en la alfombra mientras trato de controlarme,


pero todo lo que quiero hacer es empujar todo el camino y hacer
que su calor me apriete y se aferre con fuerza a mi polla. Estoy
gruñendo y salivando como un animal mientras entro
lentamente en su cuerpo perfecto.

Cuando siento el anillo apretado de su virginidad, me detengo a


mirarla a los ojos. Agarro sus manos y las sostengo sobre su
cabeza mientras me inclino hacia abajo y coloco mis labios sobre
los de ella. Con un fuerte empujón me introduzco
completamente dentro de ella y ella grita en mi boca. La beso
más intensamente y dejo que mi lengua se deslice contra ella
mientras trato de estar quieto. Su cuerpo está tenso y sus
piernas están congeladas a mi alrededor, ya que simplemente
me mantengo dentro de ella y saboreo la insoportable
compresión de su coño.

-Eres tan jodidamente perfecta-. Me muevo un poco y ella se


queja mientras sus uñas se clavan en mis manos. -Sólo respira,
Sugar-.

-Lo intento-, jadea mientras mi polla late dentro de ella. -Estoy


tan llena.-

-Te sientes tan bien que sigo creciendo.- Le beso el cuello y le


saco la parte superior del vestido hasta que sus tetas se liberan. -
Nunca había crecido tan grande y duro antes.-
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Ella se queja y yo le chupo los pezones para tratar de ayudarla a


relajarse.

-No puedo evitarlo, Sugar, te necesito.- Me balanceo contra ella


y gruño. -Sólo déjame correrme y luego me ocuparé de ti.-

Ella asiente rápidamente y siento que el sudor me gotea por la


espalda y el pecho. Hago todo lo que puedo para tener cuidado
con ella cuando todo lo que quiero es follarla en el suelo.

-No puedo controlarme.- Contuve la respiración mientras sacaba


sólo una pulgada y luego volví a entrar en su calor. -Me masturbé
hasta que fue doloroso pensar en este coño goteando con mi
crema.-

-Oh Dios.- Ella levanta sus caderas y yo rujo como un león.

Semen sale de mi polla en ráfagas gruesas como si fuera una ola


tras otra ola. Es casi doloroso lo rápido y duro que me golpea,
pero no puedo parar. Veo luces brillantes en la esquina de mi
visión y estoy mareado cuando mis caderas se tambalean y se
detienen hasta que no queda ni una gota dentro de mí.

Me derrumbó sobre ella en un montón de sudor, respirando


hondo y tratando de llevar aire a mis pulmones. No quiero
aplastarla, así que uso mis últimas fuerzas para sostenerme
mientras me retiro. Me quedo mirando a mi polla cubierta de
semen y el suave jugo de su coño. Puedo ver un rastro de rojo
alrededor de la base de mi polla, donde su cereza me marcó
cuando la tomé.

-Déjame besarlo para que te sientas mejor.-

Mis hombros ensanchan sus piernas mientras coloco mis labios


justo debajo de su ombligo y luego hacia abajo hasta donde
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comienzan sus suaves rizos. Corro mi lengua entre sus suaves


labios hinchados y luego de un lado a otro de su clítoris.

-Hank-, gime, metiendo sus dedos en mi cabello. -Eso es lo que


necesitaba.-

-Estoy aquí, y no me iré nunca más.- Chupo su clítoris y el sabor


de su dulce coño mezclado conmigo tiene mi agarre en sus
caderas apretando.

Gruño contra ella cuando saboreo el sabor de su virginidad. Nada


en el mundo podría ponerme más duro. La he reclamado como
mía antes que cualquier otro hombre y ahora sólo conocerá mi
polla. Su coño se adaptará cuando la tome y me quedará como
un guante.

Me duele la polla por volver a entrar en ella, así que me agacho y


me lo froto mientras le chupo el coño. Se mueve en el suelo y me
dice que está cerca justo cuando sus piernas se sujetan a cada
lado de mi cabeza y grita en la vasta habitación.

-¡Hank!-

La sostengo mientras ella lucha debajo de mí para alejarse de mi


boca o para acercarse. No creo que ella sepa lo que su cuerpo
quiere, así que tomo la decisión por ella y sigo lamiendo. Ella se
viene de nuevo y sabe más dulce que el primero, pero estuve
lejos de ella por una semana, así que tenemos que recuperar el
tiempo. No me detengo mientras corro en círculos alrededor de
su clítoris y su cuerpo sobreestimulado se corre de nuevo.

Ella está jadeando y rogando por mi polla, pero quiero


asegurarme de que esta vez esté realmente preparada para ello.
Su coño está goteando y puedo verlo apretado mientras suplica
que la llene.
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-Quiero dejar una mancha en esta alfombra así cada vez que
pase por este lugar recordaré cuando te tuve por primera vez.-

-Jesús-, susurra mientras me siento y me ve sacudir mi polla.

Deslizo la cabeza a través de su pegajosa miel y le sonrío. -¿Crees


que puedes hacer eso por mí?-

-Lo que sea, pero no me hagas esperar.- Me mira con ojos


suplicantes y no puedo rechazarla.

Me introduje en ella y una vez más la cálida bienvenida de su


dulce coño es suficiente para hacerme gemir. Es tan bueno y esta
vez ya se está adaptando mejor que antes.

-Joder, Sugar. No puedo durar-. Entro y salgo fácilmente a través


de sus resbaladizos pliegues, mi polla se hincha. Sacudo la cabeza
mientras lucho conmigo mismo para aguantar hasta que ella
pueda venirse.

Sus piernas se abren mientras ella yace allí y gime, y puedo sentir
sus jugos corriendo entre nosotros. Soy un desastre pegajoso
entre mis muslos, pero no tengo planes de parar pronto.

Alcanzo entre nosotros y froto su clítoris con la almohadilla de mi


pulgar y siento su coño apretado. Ella se aferra a mí con sus
manos, su cuerpo tenso, y su urgencia incita a mi polla a su
propia liberación.

Con su calor rodeándome, me inclino y lamo su pezón y me doy


permiso para entrar en ella de nuevo. Es tan bueno como la
última vez y a los pocos segundos de mi liberación estoy listo
para otra. Pero esta vez la quiero en mi cama.

-Ven aquí-, digo mientras me recuesto y tiendo las manos. -


¿Adónde vamos?-
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Mi polla todavía está muy dentro de ella mientras la sostengo en


mis brazos y me levanto del suelo.

-Cama-. La beso y el sabor de su coño es compartido entre


nosotros. -Entonces tendremos más de esto.-

Ella gime su acuerdo, mi polla se hunde más y yo la llevo a mi


habitación.
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Capítulo Doce

SUGAR

Gimoteo en la boca de Hank, sin querer romper el beso. A este


paso, nunca ire a trabajar. Pasamos todo el fin de semana en
cama y ahora es lunes y estamos de vuelta en mi casa para
prepararme para el día. Estoy tratando de irme, pero Hank me
tiene anclada a la puerta y no puedo moverme.

Estoy segura de que mi cabello y mi maquillaje son un desastre


ahora, pero no me importa. Para ser honesta, en este momento,
ni siquiera me importa mi trabajo. Pensé que lo odiaba la
semana pasada, pero esta semana es la perdición de mi
existencia. Antes, me ayudaba a pasar el tiempo, pero ya no
quiero matar el tiempo. Quiero pasarlo todo con Hank, pero el
mundo no funciona así.

-Una vez más, Sugar.- Asiento con la cabeza, pero ya me está


alcanzando debajo del vestido y me está quitando las bragas.
Segundos más tarde está dentro de mí, entrando y saliendo. -
Joder, lo siento, Sugar.-

Lo dice, pero eso no lo detiene. Me encanta cómo pierde el


control y no puede detenerse. Me hace sentir sexy y querida.
¿Cómo pude haber pensado que no me quería? La inseguridad se
apoderó de mí esa noche, pero después de este fin de semana sé
que me necesita tanto como yo de él.

-¿Vas a darme lo que quiero?- gruñe, empujando más fuerte.


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-Sí-, gimo mientras el orgasmo se construye. Nuestra sesión de


besos de 15 minutos me tiene preparada y lista. Nunca lo
adivinarías, pero ya me ha tenido dos veces esta mañana.

-Buena chica-. Su aprobación me tiene apretando alrededor de


su polla y él gruñe ante la sensación.

Su polla se sacude dentro de mí, y cuando siento que su polla


empieza a derramarse, la suelto y llego al clímax con él. Grito su
nombre y estoy agradecido de que Nikki no haya estado en casa
desde que nos colamos en la boda. Ha estado viviendo con Dean
y no hay forma de que no me hubiera escuchado si estuviera
aquí. Diablos, la pareja que vive al lado probablemente lo hizo.

Hank entierra su cara en mi cuello y respira con dificultad. -No


quiero que te vayas. Podrías tener a mi bebé dentro de ti-.

Mi corazón palpita con la idea y es lo único en lo que puedo


pensar. Nunca pensé en tener un bebé antes de Hank, pero una
familia con él suena celestial.

No hablamos de usar protección, así que es muy probable que


me haya dejado embarazada. Eso debería asustarme, pero sólo
tiene mi coño apretando a su alrededor otra vez. Creí que los
hombres perderían la erección después del sexo, pero Hank no.
Dijo que siempre estará listo para más.

-La gente embarazada trabaja-, le recuerdo con un largo suspiro.


Quiero acurrucarme con él y volver a la cama.

-Pero puedo cuidar de ti.-

Hank es un ingeniero éxitoso y está claro desde su casa que lo


hace bien por sí mismo.
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-Qué dulce, pero aunque aceptara esa oferta, no puedo


renunciar. Debería dar un aviso o algo.-

-Odias ese trabajo. Puedes dejarlo y mirar a otro lado-, vuelve a


intentarlo. -Tal vez termines embarazada y no quieras encontrar
un trabajo-. Sonríe en la última parte.

Dios, es tan tentador, pero no puedo renunciar. Sé que Hank


quiere que lo haga, pero ¿por cuánto tiempo? Mi madre estaba
locamente enamorada de un hombre nuevo cada dos meses. No
ha habido ningún -te amo-, ni siquiera hemos hablado de vivir
juntos. Deberíamos estar de acuerdo con algunas cosas antes de
empezar a hablar de bebés. Sé que ese barco ha zarpado en este
punto con el semen de Hank en lo más profundo de mí, pero aún
así se necesita una charla pronto.

-¿Podemos hablar de esto más tarde?- Lo beso después de


decirlo, pero su cara no parece que quiera hablar de esto más
tarde.

-Sí, Sugar-, gime mientras se aleja de mí. Mis pies caen al suelo y
me pregunto cómo voy a pasar todo el día sin verlo. -Pero te
llevaré a almorzar-.

Vale, quizás no tenga que ir todo el día. -Me gustaría eso.- Puedo
robar algunos besos para no tener que esperar hasta esta noche.

-Y te llevo al trabajo.- Esto lo dice un poco más severamente


mientras cae de rodillas frente a mí.

Sostiene mis calzones para que yo los suba y los deslice por mis
piernas. Se pegan a mí mientras Hank se inclina y me besa allí
antes de poner mi vestido en su sitio.

-¿No tienes que trabajar hoy también?-


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-Ventajas de ser el dueño. Puedo ir y venir cuando quiera.- Se


acerca y me entrega mi bolso.

-Gracias.- Agarro mis llaves y cierro la puerta mientras Hank pone


su mano en mi espalda y me lleva a su coche.

Me abre la puerta y me da un beso rápido antes de salir. Suspiro


mientras lo veo entrar y luego me acerco para poder tomar su
mano.

Desde que estamos juntos le he dicho a Hank todo lo que hay


que saber. Entre hacer el amor y comer hablamos sin parar y
probablemente él me conoce mejor que nadie ahora. Casi me
muero cuando me dijo que hizo el pastel de bodas. Ahora ya no
tengo necesidad de volver a colarme en una boda; puedo
colarme en su cocina.

-Este lugar no está muy lejos de mí. De hecho, creo que está más
cerca de mi casa-. Hank dice mientras entra en el concesionario.
Lucho con una sonrisa porque tengo la sensación de que sé a
dónde va esto.

Él estaciona en el frente y yo me desabrocho el cinturón de


seguridad mientras me inclino sobre la consola central. -Te veré
en unas horas-.

Presiona su boca contra la mía mientras sus manos se meten en


mi cabello. Cuando se retira nos quedamos sin aliento y quiero
decirle que me lleve de vuelta a su casa. Debería haber llamado,
pero ya estoy aquí. Tampoco puedo evitar el miedo que todavía
tengo de que todo esto suceda demasiado rápido. No quiero ser
mi madre y necesito este trabajo para mantener un techo sobre
mi cabeza.
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-No te merecen. Demonios, no te merezco, pero trabajaré muy


duro para que nunca quieras dejarme-. Sus palabras funden mis
entrañas. -Deberías haber conseguido ese ascenso.-

Este lugar no merece el trabajo duro que le doy, pero Hank sí.
Está en la punta de mi lengua decir te quiero, pero una vez más
el miedo me atrapa. Mi madre tiró esa palabra tan fácilmente. Es
una palabra que debería tener peso. Cuando lo diga, quiero que
Hank lo crea. No estoy segura de que pueda ahora porque no
hemos estado juntos el tiempo suficiente. Parece que hablamos
de todo menos de lo que me da miedo decir.

-Es muy amable de tu parte-.

-Cariño, sólo soy dulce para ti.- Me da otro beso. -Ahora tal vez
quieras irte antes de que cambie de opinión y me vaya contigo
en mi coche.-

Le doy un último beso antes de salir, pero no se va enseguida.


Me observa mientras entro en el edificio, y cuando finalmente
estoy dentro, se lleva una parte de mí con él.

Me siento en mi escritorio y enciendo mi computadora. A


medida que me pongo a trabajar, mi mente se remonta a cuando
Hank mencionó que necesitaba a alguien que lo ayudara en su
oficina. Trabaja desde su casa e incluso me mostró su oficina que
estaba llena de papeleo. Me picaban los dedos para cavar, no
sólo porque sabía que podía hacerlo, sino porque quería ayudar
a Hank. Sé que él lo apreciaría y no es como aquí donde mis
opiniones o ideas no importan. O alguien más los roba.

Me pierdo en mi trabajo, sonriendo a cada texto dulce que


recibo de Hank. Me dice lo mucho que me echa de menos y lo
lento que va el tiempo hasta el almuerzo. Sé que después del
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almuerzo pasará tan lentamente mientras espero a que Hank me


recoja.

Agarro mi bolso y voy al baño para asegurarme de estar guapa


antes de que llegue. Pero justo cuando estoy a punto de entrar,
alguien me agarra del brazo y me lleva a su oficina. Jack

Nos encierra dando un portazo, lo que no tiene sentido porque


todas las paredes de la oficina son de cristal. Suaviza el sonido y
no ayuda que no haya nadie alrededor para verlo. Mi corazón
empieza a latir cuando veo la cara de Jack. Tiré de mi brazo para
que me suelte, pero su agarre se tensa.

-¿Le dijiste a la gerencia que te estoy acosando?-

Toda la sangre me sale de la cara. Se supone que eso es


confidencial. Presenté una queja a RR.HH. acerca de que él me
llamaba constantemente y les conté algunos de los comentarios
que me había hecho durante la última semana. Le restaron
importancia por tratarse de mi y supongo que también se lo
contaron a él. Debería haberlo sabido. No estoy segura de qué
decir, pero la mirada en su cara me hace temer que decir
cualquier cosa sólo lo provocará. Abro mi boca pero no sale
nada.

-Eres una perra engreída y gorda-, me gruñe en la cara. Me


estremezco, queriendo conseguir el mayor espacio posible entre
nosotros y una vez más trato de sacar mi brazo de su agarre.
Justo cuando pienso que no me va a dejar ir, la puerta de su
oficina explota y el vidrio se rompe en un millón de pedazos. Su
mano cae de mi brazo y miramos a Hank de pie en la puerta.

Pensé que Jack parecía enojado, pero eso no era nada


comparado con la rabia de Hank.
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Capítulo Trece

HANK

Pasé el tiempo después de dejar a Sugar tratando de ser


productivo. Pero cuanto más tiempo pasamos separados más
desesperado estaba por ella. Hice llamadas y tenía planes
arreglados y me ocupé de la mejor manera posible, pero llegué
temprano y estoy agradecido por ello.

Mis zapatos pesados crujen en el vidrio mientras piso hacia Jack.


Sugar me contó sobre el imbécil del trabajo que le robó sus ideas
y siguió molestando por teléfono todo el fin de semana.

-Eres la sanguijuela que no entiende una indirecta-, digo yo,


apretando los puños.

-¿Qué?- Tartamudea mientras da un paso atrás. -¡Gale, llama a


seguridad!-

Su voz se quiebra cuando grita y es un regalo por lo asustado que


está.

-¿Crees que alguien va a salvarte el culo ahora que insultaste a


mi mujer y te atreviste a tocarla?- Me acerco más a él y estoy
listo para convertir su cara en sopa cuando siento que unos
delicados dedos tocan mi antebrazo.

-Hank-, susurra suavemente y sacude la cabeza. -No vale la pena-


.

Me acerco y toco su barbilla para que me mire a los ojos. -Pero


tu si lo vales.-
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Se le forman lágrimas en los ojos mientras me alejo de ella y me


lanzo hacia Jack. Tan pronto como mis manos estén sobre él, lo
agarro y lo lanzo contra su escritorio. Tengo mi mano en su
cuello y estoy golpeando su cabeza contra la madera barata
cuando oigo entrar a una multitud detrás de mí.

-Oh, mierda-, oigo a alguien decir y luego Sugar dice mi nombre.

Siento las manos sobre mí y luego me tiran hacia atrás mientras


Jack se da la vuelta en su escritorio y tose violentamente.

-Si la vuelves a mirar, te arrancaré los malditos ojos-.

Jack sale rodando de su escritorio y se acobarda detrás de él


mientras la seguridad entra y pregunta qué está pasando.

Sugar corre a mis brazos y los cuatro hombres que se necesitaron


para sacarme de Jack me dejan ir. La sostengo cerca y le beso la
parte superior de la cabeza mientras salgo de la oficina y saco mi
teléfono.

Hay gente detrás de mí que me grita que vuelva y que la policía


está en camino, pero yo me encargaré de esto a mi manera.

-Quiero que te sientes en mi auto por un segundo mientras yo


me encargo de esto-, le digo a Sugar, y ella me mira con
expresión de preocupación. -Oye, nada de eso.- Froto mi pulgar
sobre su mejilla y le doy un beso rápido mientras el otro extremo
del teléfono contesta.

-Andrew, necesito un favor.-

-Sabes que me lo vas a deber-, dice por teléfono mi viejo amigo


el gobernador del estado.
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-¿Lo de siempre, entonces?- Se ríe mientras ayudo a Sugar a


subir al coche y oigo las sirenas a lo lejos.

-¿Qué necesitas de mí, hermano?-

-Conoces el concesionario de la Ruta Cuatro. ¿El que solía tener


esa gran colina en la parte de atrás?-

-¿En la que sacaste el neumático delantero de tu vieja


motocicleta?- Se ríe de nuevo.

-Sí, ese es-.

-Claro que conozco el lugar. ¿Qué pasa?- -Ciérralo-.

-Lo tienes-, dice sin dudarlo ni una sola pregunta de por qué. -
Dame quince minutos-.

-Mejor que sean cinco. La policía acaba de llegar-.

-Parece que me vas a deber dos veces-, dice, y le oigo gritar a


alguien más en la habitación.

-Puedes tener una invitación para mi boda.- Los ojos de Sugar se


abren de par en par y yo la guiño y cierro la puerta del auto.

-Bien, ahora necesito toda la historia.- -Gracias, Andrew, y saluda


a Sarah de mi parte-.

-Lo haré. Pero la próxima vez llámame cuando no sea una


emergencia-. -Nah.- Cuelgo al sonido de su risa.

Un momento después, el estacionamiento está lleno de policías y


una flota de funcionarios del gobierno. Sonrío todo el tiempo
mientras la gente se va y cierran la puerta con una cadena.

-Hank, ¿qué hiciste?- Sugar me pregunta cuándo vuelvo al auto y


nos alejamos del concesionario.
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-¿Estás enfadada conmigo?- Me acerco y tomo su mano en la


mía. Ella no se aleja. -¿Te asusté?- No fue hasta después de que
la adrenalina murió que me di cuenta de cómo podía haberlo
visto. Entré con los puños en alto y cerré su trabajo. -Entiendo
que lo que acaba de pasar puede que no sea un comportamiento
normal de novio, pero soy nuevo en esto.-

Para mi completa sorpresa se ríe y miro para ver que no hay ni


un rastro de miedo en sus ojos.

-Estoy de acuerdo en que tal vez fue un poco exagerado, pero no


puedo decir que no me gustara ver a esos imbéciles que no me
escuchaban ser echados a la basura.-

-Nunca dejaré que nadie te haga daño. Lo sabes, ¿verdad?- Llevo


su mano a mi boca y beso la parte de atrás de ella.

-Nunca me he sentido más segura que cuando estoy contigo.-

-Así que tal vez mi pequeña sorpresa no parezca tan chocante


después de lo que presenciaste hoy.-

-¿Qué pequeña sorpresa?- Levanta una ceja, pero la sonrisa


astuta en sus labios me dice que está emocionada.

-Después del tiempo que hemos pasado juntos, me di cuenta de


que no quiero separarme.- Doblo a la izquierda y a lo lejos está
mi casa. -Te he estado esperando toda mi vida, Sugar.-

-Yo siento lo mismo-, dice en voz baja, mirando su regazo.

-Bien-. Me paro en la entrada y aparco el coche. Cuando voy a su


lado ella salta a mis brazos y la agarro mientras la llevo dentro. -
¿Cuál es la sorpresa?-
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La puse de pie cuando entramos en la sala y la giré para que


pueda ver.

-¿Hank?- Me mira por encima del hombro y luego vuelve a la pila


de cajas que tiene delante.

-Es increíble lo que se puede hacer en unas horas con suficiente


dinero.- Le tomo la mano y la conduzco hasta ellos mientras le
quito la tapa y le muestro el contenido.

-¿Esto es todo?- Sus ojos se abren de par en par cuando lo


absorbe todo. -Sí. Los de la mudanza sacaron todo y lo trajeron.

-Tu ropa está en nuestro dormitorio, pero pensé que querrías


esparcirla por toda la casa-.

-¿Quieres que me mude contigo?- Su cara es ilegible mientras


ella mira alrededor de la habitación y yo sacudo la cabeza.

-No.-

-Vale, ahora estoy confundida.- Sus cejas se juntan mientras


tomo su mano y la saco al patio trasero.

Todo el patio trasero está lleno de flores en cada una de las


superficies. La glorieta está cubierta con glicinias y hay
mariposas a nuestro alrededor.

-No quiero que te mudes, Sugar.- Me meto la mano en el bolsillo


y saco la cajita de terciopelo mientras me pongo de rodillas. -Sé
que esto puede parecer repentino, pero estoy siguiendo mi
corazón y no un reloj. Nunca me había enamorado antes, pero el
día que te vi, sucedió-.

-Hank-, jadea cuando abro la caja y le revelo el anillo.


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-Despertaste mi alma el día que entraste en mi vida y no quiero


vivir otro día sin ti a mi lado. Eres mi para siempre, Sugar. Te
quiero tanto. Cásate conmigo-.

Las lágrimas caen por sus mejillas mientras me sonríe. -Esa no es


una pregunta.-

-Lo sé-, le dije, deslizando el anillo en su dedo, -No te voy a dar


una salida fácil a esto. Sé que amarme puede requerir un poco
de tiempo-

-Te quiero-, dice ella, interrumpiéndome. -Sé que técnicamente


no me preguntaste, pero mi respuesta habría sido sí.-

-Dilo de nuevo-, digo, mirándola a los ojos.

-Te amo, Hank. Me preocupaba que pudiera terminar como mi


madre porque constantemente se estaba enamorando y
desenamorando de los hombres. Pero sé que si alguna vez
hubiera sentido esto, se lo habría guardado para siempre-.

Me levanto y le doy un beso en la mejilla mientras le seco las


lágrimas. -Tal vez ella estuvo buscando esto todo el tiempo.-

Ella asiente con la cabeza mientras se inclina hacia mi mano. -No


puedo imaginar una vida sin ti, y no quiero intentarlo.-

-Nunca tendrás que hacerlo-.

La pongo contra mí y la levanto para llevarla a la tumbona al aire


libre. Ella comentó este fin de semana que no puede esperar a
que haga suficiente calor para acostarse aquí y broncearse. Hoy
es un día precioso con el primer indicio de que se acerca el
verano y las flores están floreciendo a nuestro alrededor.
Pensamientos de mi untando loción para la piel mientras usa un
bikini minúsculo tienen mi polla palpitando.
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-Te necesito-, digo contra su cuello mientras la empujo para que


se desvista. -Tómalo, Hank.- Se agacha y se libra de las bragas
para mí de la misma manera que mi polla se libera para ella.

Me sumerjo en ella y el calor cálido y acogedor de su coño


aprieta mi gruesa longitud. Ambos gemimos cuando una vez más
estamos conectados de todas las maneras posibles y todo está
bien en el mundo.

-Vamos a tener muchos, muchos bebés-, digo yo mientras me


balanceo lentamente dentro y fuera de ella. -Quiero llenar esta
casa.-

-Sí-, gime, levantando las caderas para hacer frente a mis


empujes. -Te vas a casar conmigo de inmediato. Sin esperas-.

-Sí.- Ella asiente con la cabeza y su coño se aprieta a mi


alrededor.

-Esa es mi chica-.

Me inclino hacia atrás y la tiro sobre mi regazo mientras mi polla


se hunde más profundamente. Se recuesta en la tumbona. Es
mediodía y estoy enterrado profundamente hasta las bolas en
mi mujer, justo donde quiero estar.

Mi pulgar se desliza sobre su clítoris y ella grita. Lamo la


almohadilla de mi pulgar y luego vuelvo a ponerlo para frotarlo
lentamente en círculos alrededor de él. Sus gemidos se hacen
cada vez más fuertes a medida que se acerca su clímax y tengo
que apretar los dientes para contenerme.

No toma mucho tiempo con el ángulo perfecto de mi polla para


golpear ese punto dulce dentro de ella y ella grita al placer. Su
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coño me abraza se aferra con fuerza a mi polla y gruño mientras


me sostengo lo más profundo que puedo.

Al vaciarme dentro de ella, coloco mi mano en su vientre y


pienso en el bebé que probablemente ya ha echado raíces. Con
Sugar no hay que esperar a ver qué pasa ni tener que adivinar.
Con ella, estoy seguro de cada decisión y sé que hacer una
familia con ella es lo que debo hacer en mi vida.

-Te amo-, digo, me inclino y beso sus labios suavemente.

-Yo también te amo-, responde ella, mirándome con ojos


pesados. -¿Sabes cuál es la mejor parte de todo esto?-

-Bueno, mi polla aún está dentro de ti, así que diría que ya estoy
allí.-

Ella se ríe mientras sacude la cabeza y me empuja hacia abajo


para susurrarme al oído. -Pastel de boda-.

Le haré una docena, si es lo que hace falta para que sea mi novia.
Pero pase lo que pase, estamos agradecidos de que se haya
colado en una boda en primer lugar.

EPÍLOGO

SUGAR

Un mes después...

Gimo el nombre de mi marido mientras me devora por debajo


de mi vestido. Está haciendo todo lo que puede para no romper
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la cosa, pero las bragas eran insalvables. Fueron arrojadas a Dios


sabe dónde, pero sé que las oí rasgarlas; no las necesito.

Gracias a Dios que tengo una pared para sostenerme o me caería


en este punto. Me está llevando a mi tercer orgasmo en cuestión
de minutos. No tenía ni idea de que se excitaría tanto por pasar
una noche lejos de mí. Vale, eso es mentira. Pasó parte de la
noche lejos de mí. Se coló a las cuatro de la mañana para
hacerme el amor por última vez antes de que me convirtiera en
su esposa. Fue tan suave y dulce que cuando me desperté casi
pensé que era un sueño. Cuando sentí su liberación entre mis
piernas supe que era real. Podría ser este vestido lo que lo tiene
tan nervioso porque no me ha quitado los ojos de encima desde
que se abrieron las puertas y caminé por el pasillo.

-Una más, Sugar. Tengo que tener mi dulzura-, exige. Ya lo tenía


hace unos minutos cuando me comió para mi primer orgasmo.
Tuvo otra cuando me hizo el amor contra la pared con mi vestido
amontonado a mi alrededor. Ahora mi codicioso esposo quiere
otro y estoy más que dispuesta a dárselo. Puede comerme
cuando quiera. Nunca lo detendré.

Me agacho, agarrándole el cabello con fuerza mientras empiezo


a desabrocharme. Me pongo la mano sobre la boca para tratar
de amortiguar los sonidos a medida que vuelvo. Hay gente por
ahí fuera de la habitación. Mientras el orgasmo se desencadena,
Hank sigue lamiendo y chupando cada gota de mi cuerpo. Sus
manos agarran mis caderas para evitar que me caiga mientras mi
cuerpo se relaja completamente. Ni siquiera tengo la energía
para intentar mantenerme en pie por más tiempo. Cada
centímetro de mí zumba y mis ojos se abren lentamente unos
momentos después mientras Hank me besa.
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-No puedo volver a salir ahora. No quiero volver a moverme


nunca más-, suspiro.

Me besa de nuevo y esta vez puedo saborear mi deseo. La boda


fue perfecta y me sorprendió lo fácil que fue todo con el poco
tiempo que teníamos para planear. No sólo me había encontrado
mi marido al colarme en las bodas, sino que también me había
facilitado la planificación de la mía. He visto suficientes bodas
para saber lo que me gusta y lo que podría salir mal.

-Estoy seguro de que mi esposa se muere por ver su pastel.-

Mis ojos se abren de par en par. -¡Lo olvidé!- Grito, haciéndole


reír.

Sólo él podía hacerme olvidar todo. Intento apartarme de el


para poder ir a verlo, pero no se mueve. Estoy tan emocionada
con este maldito pastel de bodas. Cuando fuimos a probar los
pasteles, los odiaba a todos. Ninguno sabía tan bien como el que
hizo Hank, así que me dijo que hizo uno para nuestra boda.
Estaba encantada de que estuviera dispuesto a pasar horas en él,
que es probablemente la razón por la que se coló en mi
habitación a las cuatro de la mañana. Probablemente se había
levantado para hacer el pastel, pero se detuvo a probar un poco
de mí primero.

Tuve problemas para elegir un diseño de pastel, pero lo reduje a


cinco. Tenía la loca obsesión de que tuviéramos el pastel
perfecto. Cuando Hank me dijo que lo dejara escoger, el alivio
me llenó porque sabía que ponerlo en sus manos significaría que
sería lo que yo quería. Él me conoce mejor de lo que yo me
conozco a mí misma y hace que todo sea perfecto.
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-Tenemos un momento, Sugar.- Se arregla los pantalones y


guarda su polla antes de sentarse en una silla y tirar de mí sobre
su regazo de nuevo. -Siguen dejando entrar a todo el mundo.
Iremos en un par de minutos.-

-Lo siento, pero el bebé quiere pastel ahora.- Apunto a mi


estómago que no muestra señales de un bebé. Nadie sabe que
estoy embarazada excepto Nikki, pero le cuento todo. Lo
descubrimos hace una semana y lo mantuvimos en secreto.

-Oh Dios mío, deberíamos hacer una revelación de género con un


pastel donde lo cortas y el color del pastel es el sexo del bebé!-
Yo grito. ¿Por qué no he pensado en esto antes? Probablemente
porque he estado en modo boda y sólo me he enterado de lo del
bebé recientemente.

-Tu madre tenía razón cuando te llamó Sugar.- Se inclina y me


roba otro beso. Mi nombre me molestó en algún momento, pero
la manera en que Hank lo dice siempre hace que se sienta tan
especial.

-Sólo soy dulce por ti.- No tenía ni idea de que hubiera este tipo
de amor ahí fuera. Entiendo por qué mi madre siempre
intentaba encontrarlo. Tal vez este nuevo chico con el que está
se quede.

-¿Cuántos bebés me vas a dar?- Hank metió uno de mis rizos


detrás de la oreja.

-Tantos como quieras-, respondo al instante. Yo era hija única y


me encantaría tener un puñado propio. Crecí con una familia
pequeña, pero me encanta la grande de Hank. Hay muchos de
ellos y todos se quieren mucho. Todos ellos me aceptaron como
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uno de los suyos tan fácilmente y eso me ha hecho querer uno


de los nuestros.

-Tomaré todos los que me des. Diablos, construiré la casa si es


necesario-. Me encanta nuestra casa. Es donde me pidió que me
casara con él y viviera con él también. Empezamos nuestras vidas
allí y no me veo con ganas de mudarme.

-Empecemos con uno y veamos cómo lo hacemos.- Me inclino,


robando mi propio beso esta vez.

-Suena como un plan-, dice de acuerdo. -Ahora dame un poco


más de Sugar para que pueda mostrarte tu sorpresa.- Me besa
de nuevo hasta que me roba el aliento y me hace alegrar el
corazón. No creo que eso desaparezca nunca. Dios, lo amo tanto.

Me ayuda a ponerme de pie y alisar mi vestido antes de


asegurarse de que mi cabello esté perfecto. -Mierda, quiero
mostrarte tu sorpresa, pero también quiero saltarme esta
recepción de boda y llevarte a casa.-

-Eso suena maravilloso, pero después de la tarta.- Me apoyo en


su costado y me acurruco cerca de él. -Puedes dárme de comer y
luego nos escaparemos sin que nadie se dé cuenta.-

Alcanza la puerta y la abre. -Ese es el plan-.

Nos vamos de la mano y nos anuncian a nuestros seres queridos.


Todo mi cuerpo se calienta cuando nos llaman marido y mujer,
que es un título que nunca quise antes de conocer a Hank.
Después de conocernos no pude conseguirlo lo suficientemente
rápido, por lo que la boda fue planeada en un mes. Los dos lo
deseábamos tanto y sabíamos que no tardaría mucho en
convertirnos en una familia.
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-No veo el pastel-, le susurro a Hank, que se ríe.

Nos lleva a una cortina enorme del tamaño de una pared y se


inclina y susurra: -Es la sorpresa-. Mira a alguien que está cerca
con una cuerda y asiente con la cabeza. -Muéstrale a mi esposa
lo que he hecho por ella.-

Todos aplauden mientras las cortinas caen y mi boca se abre.


Justo enfrente de mí hay una enorme habitación llena de postres
y caramelos en todas las superficies disponibles. Mis ojos no
pueden ni siquiera asimilarlo todo, hay tanto que ver. Es casi tan
grande como el salón de recepción y jadeo cuando veo la mesa
en el medio.

-¿Son cinco pasteles de boda?- Estoy sorprendido, pero todo


tiene sentido. Todo lo que Hank hace por mí es excesivo.

-No podías elegir cómo querías que se viera el pastel, así que lo
hice todo.-

Me doy la vuelta para mirar a mi marido y sacudo la cabeza. Esto


probablemente le llevó una eternidad y no puedo imaginarme
todo el trabajo que se le dedicó.

-Eres el hombre más dulce del mundo. Lo sabes, ¿verdad?- Digo


como si me lloraran los ojos. Por supuesto que las hizo todas
para mí. Haría cualquier cosa para hacerme feliz sin dudarlo.

-Es todo para ti, mi Sugar.- Me levanta y me hace girar mientras


todos aplauden. -Te amo, esposa-, dijo antes. besándome.

-Yo también te amo, esposo. Incluso más que a un pastel-.


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EPÍLOGO

HANK

Seis años después...

Hank Junior está corriendo por los aspersores en el patio trasero


con sus amigos. Tienen pistolas de agua

y un Slip-n-Slide, lo que significa que están todos sucios y


gritando. ¿Pero qué niño de seis años no quiere ensuciarse las
veinticuatro horas del día?

Sugar hizo la mayor parte de las decoraciones y ordenó y preparó


todo. El único problema era el maldito pastel. Pusimos a mi
hermano Rich a cargo de recogerlo y debí haberlo sabido. Pero
después de que me llamó esta mañana con otra historia
desastrosa, decidí que no iba a dejar que arruinara el
cumpleaños de Hank Junior, o cualquier otra cosa para el caso.

A lo largo de los años he aprendido a usar mis habilidades


culinarias con moderación. Cada vez que entro en la cocina y me
subo las mangas, nunca falla que mi esposa quede embarazada.
Son las leyes de la ciencia o algo así, y aunque no me importa,
dijo que después del bebé número cinco había terminado. Me
encantaría verla embarazada todo el tiempo, porque me encanta
lo grande y redonda que se pone con cada embarazo. Me
encanta cómo le crecen el culo y las tetas y me encanta
especialmente cuando tomo de su dulce leche.

Mi polla se espesa en mis pantalones vaqueros pensando en


chuparlos y viendo cómo gotea la crema, pero tengo que
concentrarme. Yo sé que si le digo que hice el pastel, ella lo
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querrá demasiado para no comérselo, pero tendrá mi verga


dentro de ella más tarde esta noche y sé que terminaré dándole
un bebé.

Hice el pastel en casa de Nikki y Dean esta mañana para que


Sugar no se enterara. Tal vez si puedo mantenerla alejada del
tema el tiempo suficiente, pueda distraerla y ella no tendrá el
gusto. Nada me gustaría más que tener otro pequeño con ella,
pero se puso firme después del último parto y estoy haciendo
todo lo posible para cumplir con esa decisión. No es mi culpa que
mi hermano y los postres no se mezclen y que mis dulces
habilidades para hornear se traduzcan en que ella termine de
espaldas.

-Vaya, se ve increíble. No puedo creer que la tienda de


comestibles haya hecho eso,- dice Sugar, viniendo detrás de mí y
sorprendiendo mi línea de pensamiento.

-Hmmm-, digo sin compromiso mientras trato de cambiar de


tema. -¿Crees que deberíamos construir una adición a la casa de
la piscina?-

-¿Qué?- Ella mira hacia arriba desde el pastel hasta donde yo


estoy señalando.

-Pensé que les daría a los niños un lugar para pasar el rato con
sus amigos cuando crezcan un poco más.-

-¿Por qué querría que mis hijos estuvieran más lejos de mí?- Sus
ojos se entrecerraron mientras me miraba de arriba a abajo.
Puedo ver sus ruedas girando, pero por suerte somos
interrumpidos.

-Mami, ¿puedo orinar en la hierba?-, pregunta nuestra hija


Phoebe mientras señala dónde están los niños junto al arbusto.
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-No, cariño, tienes que entrar y le diré a tu hermano que lo deje


mientras tengamos compañía aquí.- Ella escudriña a la multitud y
yo tengo que morderme el labio para no reírme mientras ella le
grita a los muchachos para que lo detengan. -Todo esto es culpa
tuya.-

-¿Yo?-, dije, fingiendo estar conmocionado. -Esos chicos son


como tú.-

-¿No crees que la pequeña Señorita Phoebe es como su mamá?-


La alcanzo y la acerco mientras le aprieto el culo.

-Tal vez-. Me inclino hacia abajo y presiono mis labios contra los
de ella mientras sus manos frotan mi pecho. -¿En qué estabas
pensando?-

-¿Cuándo?- Todos los pensamientos de antes se han ido


mientras me concentro en su suave cuerpo contra mí.

-Te observé desde la cocina antes de venir aquí. Te perdiste en


tus pensamientos y luego te vi ajustar esto.- Ella presiona sus
caderas contra mi dura polla y yo gimoteo.

-Sabes muy bien en qué estaba pensando.-

-Bien-. Ella me guiña el ojo mientras me da la vuelta y su culo


redondo me empuja contra él. -Tus padres se llevan a los niños
esta noche.-

Ella se apoya en mí y mis brazos se envuelven alrededor de su


cintura. -¿Una noche entera para nosotros? ¿En qué podríamos
meternos?-

-Estoy pensando en ese pastel de allí.-


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Mis manos se detienen y aguanto la respiración mientras espero


a que termine.

-¿Crees que Nikki no me lo dijo?- Su voz es suave como la


mantequilla caliente mientras me mira por encima del hombro.

-Debería haberlo sabido.- Trago con fuerza, pensando en ella


desnuda en la cama con las piernas abiertas mientras me ruega
que la embarace.

-Me voy a cortar una rebanada grande y a envolverla. Y esta


noche, cuando todos se hayan ido, tú y yo lo comeremos juntos-.

Asiento con la cabeza sin decir una palabra mientras mi polla se


hace cada vez más grande. Le aprieto las caderas y la sostengo
contra mí mientras me inclino hacia abajo y le susurró al oído. -
Vas a tener que estar delante de mí todo el día porque mi polla
está demasiado dura-.

-Justo como me gusta.-

-Tienes suerte de que te quiera-, le digo, mordiéndole el lóbulo


de la oreja. -Yo también te amo.-

Paso el resto de la tarde agonizando mientras trato de ocultar mi


emoción por lo que me espera. Es una tortura esperar a que
termine la fiesta y luego a que mis padres se vayan. Pero le
encanta burlarse de mí y no puedo decir que no me guste,
especialmente porque siempre termina con mi polla dentro de
ella.

Finalmente, esa noche, cuando tuve a mi esposa a solas, ella


cumplió su promesa y yo la dejé embarazada. Ella dijo que está
definitivamente hecho después del bebé número seis, pero
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tengo todos los ingredientes de su pastel favorito a mano. Por si


acaso.

FIN!
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Proximo Libro

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