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tiempos mas remotos, pero los teóricos renacentistas y barrocos sólo pretendían
evitar con todo ello un brusco ataque desde arriba.
La necesidad de un dedo firme y seguro contrasta profundamente con la mecánica
de los pianos vieneses contemporáneos y está directamente relacionada con los
pesados teclados ingleses.
Muy alejada de estas modernas propuestas está la Wiener Pianoforte-Schule que
pocos años después publica Friedrich Starke quien estuvo en contacto directo con
Beethoven. Esta vasta obra en tres volúmenes se presenta con un aspecto
totalmente distinto: vienés hasta en el título, es un trabajo eminentemente práctico,
destinado a un teclado muy ligero y a un tipo de ataque que no había abandonado
las costumbres clavicordísticas.
Aunque técnicamente el método de Starke no nos dice mucho, no parece casual
que en él aparezcan tantas referencias a la inmovilidad de la mano; la única
excepción sigue siendo el staccato en el tiempo rápido, donde la articulación de la
muñeca empezaba a resultar indispensable. La poca modernidad del teclado
vienés, fuertemente marcado por la práctica del clavicordio, parece reivindicar,
incluso en este tema, una manera de hacer música en línea con su glorioso pasado.
Las instituciones de Francesco Pollini
El Método pel Clavicembalo, publicado en 1812, está perfectamente al día y delata
con precisión el conocimiento de los más recientes textos de Pleyel, Clementi, Adam
y Muller: para empezar, nos topamos con el ejercicio con las notas tenidas de Pleyel,
que Pollini cita en la segunda página de su libro.
A continuación, la atención de Pollini se dirige hacia las escalas, cuya detallada
descripción está acompañada por una interesante serie de ejercicios técnicos.
Los ejercicios de Pollini son la antesala de los ejemplos de digitación del
monumental método de Hummel. Aunqe la mayoría de ellos son bastante sencillos,
los acordes y las notas dobles ocupan un espacio sorprendentemente amplio,
tratándose de un texto tan antiguo, e incluyen incluso asombrosos ejercicios de
octavas.
La musicalidad atenta y sincera de Pollini, sin embargo, se pone de manifiesto
principalmente al hablar de interpretación, y es aquí donde encontramos los
mayores testimonios de una sensibilidad exquisitamente pianística.
La propuesta de realizar el picado mediante un ligero movimiento de la muñeca
deriva directamente del mouvement du poignet de Adam y de las alálogas
indicaciones presentes en otros téxtos de su época. No hay indicios de otros
movimientos de la mano, pero el italiano demuestra a menudo que la última palabra
está reservada a la necesidad expresiva, ya que sólo un ataque muy variado permite
adaptarse a los distintos sentimientos.
Historia del instrumento y literatura pianística
Angel Jair Vargas Pascual
Pollini, elegantemente pasa por alto el asunto del ataque del a tecla, pero no se
entiende cómo puedan imitarse las distintas flessioni di voce sin modificar el
movimiento.
Cramer: teoría y práctica
También Cramer se volcó en la redacción de una obra pedagógica, Anweisung das
Pianoforte zu spielen de 1812. Desgraciadamemte, la parte teórica de este método
se reduce a unas pocas indicaciones, demasiado resumidas como para reconocer
en ellas el legado de su autor.
Aunque sus términos términos resulten un poco vagos, Cramer sugiere una posición
sutilmente alejada de la mano bachiana, cuadrada y con las yemas formando una
línea recta: aquí se habla de una misma línea sólo para el primer y el quinto dedo,
análogamente a lo que harán Hummel y Chopin. También es interesante la
observación relativa a la necesidad de adaptar la posición de la mano para que las
teclas negras no comporten un desplazamiento de la muñeca. Pero no encontramos
nada de todo aquello que esperaríamos de un pianista unánimemente alabado por
su maestría, considerado por Beethoven superior a todos los demás.
Entre tradición y plagio
Las figuras de Hummel y Kalbrenner estaban rodeadas de otros nombres
representativos. Algunos de los pedagogos más estimulantes, como Friedrich
Wieck, no estaban mostrándose particularmente interesados en convertir en un
tratado sus ideas acerca de la técnica, pero otros sí nos han dejado importantes
obras teóricas. Pero tento en estos como en otros trabajos de la misma época
encontramos poco que no se haya dicho ya, en lo que a técnica se refiere. Estas
obras sólo nos sirven para observar hasta qué punto la tensión especultiva típica de
los primeros textos teóricos acerca del piano se estaba convirtiendo rápidamente en
un uniforme academiscismo.
Con el segundo cuaderno del Método de piano ensancha notablemente la
perspectiva de que la dinámica sigue ocupando un papel totalmente secundario,
pero Albeniz describe en más de una ocasión la necesidad de acoplar el movimiento
a las características de la escritura. El extenso abanico de opciones abarca desde
las notas repetidas hasta las sextas y las octavas pasando por diversos tipos de
staccato, e incluye casi todas las opciones vistas hasta aquí, desde el movimiento
vertical de la mano hasta el pizzicato de Hummel, acogiendo incluso esa ligera
participación del brazo que era la propuesta más atrevida del célebre método de
Fétis y Moscheles que se acababa de publicar.