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Colombi. Clase 13 y 14.

Lazarillo de ciegos caminantes


30/9 y 5/10

Ejes que se discuten en las clases:

1. Significación del viaje, afirmación del género


2. Autoría y conformación de Carrió-Concolocorvo como personajes y
enunciadores.
3. La estructura en tensión.
4. Mapa social de la colonia, del estereotipo al cuadro de costumbres.

Significación del viaje, afirmación del género

Siglo XVIII, siglo de viajes, demanda de libros de viaje (público lector, Academias de
ciencia que demandan datos, Estados que financian viajes).

Viaje ilustrado/científico: describe y clasifica la realidad. M.L. Pratt en Ojos imperiales


(Cap. 1) parte del análisis de dos empresas del siglo XVIII. Por una parte, la expedición
de Carlos María de La Condamine, expedición francesa que obtiene permiso de la
Corona Española para internarse en América, hecho que genera numerosos relatos de
viaje (entre otros, el suyo propio Viaje a la América Meridional (1745), además de los
producidos por los españoles Jorge Juan y Antonio de Ulloa Noticias secretas de
América (conocido y citado por Carrió). Paralela a la empresa de La Condamine, está el
desarrollo de la teoría de Linneo, discurso científico que sistematiza la naturaleza
(Systema Naturae).

Ambas empresas redefinen la cartografía y los modos de conocimiento y de dominación


colonial que tendrán sostenida vigencia durante la etapa de la ilustración y el siglo XIX.
La historia natural como forma de dominación, desde la pretendida objetividad e
imparcialidad de la ciencia, produce una apropiación pacífica de los recursos.

Relación entre viaje-conocimiento-progreso-dominación. La ciencia articula esta


relación. Carrió de la Vandera no es un “viajero científico” pero está comprometido con
el “progreso” de la reforma borbónica.

A fines XVIII, el viaje naturalista de Alexander von Humboldt redimensiona el viaje


científico con la mirada estética y “redescubre” América. Cartas

Otras formas del viaje en el XVIII:


Viaje filosófico: Candido (1757) de Voltaire (Viaje a América, formas dialogadas, un
personaje inca también en su itinerario)
Viaje satírico: Gulliver (1726) de Jonhathan Swiftt
El viaje de la formación letrada. El grand tour de los letrados europeos (gira por los
países de Europa, que luego incorpora Oriente), consolida la formación del joven
educando. Rousseu, Emilio (1762).
Viaje de la ficción: el Viaje sentimental de Lawrence Sterne (1767) (menciono a Sterne,
porque su discurso digresivo, una de las características del discurso de viaje, es el
modelo de Machado de Assis, que leeremos). Atala de Chateaubriand, ficción que
transcurre en América, e inspira pasajes de María de Jorge Isaacs.
LCC. Libro de viaje

Hemos definido al viaje como una “encrucijada de discursos”, sobre todo en el


momento en que se define como género XVI.

Pensar en el género viaje ya estabilizado en el Siglo XVIII. Mantiene sus características


de texto híbrido, donde confluyen distintos discursos. Sobre todo, como género
discursivo complejo (ideológico, segundario, Bajtin) que subsume otros géneros
discursivos primarios y menores: guías, mapas, cartas, tablas, itinerarios, cronologías,
instructivos. Formas no narrativas sino enumerativas, descriptivas o estadísticas, que se
introducen como pruebas o constancias de la base empírica de aquello que se cuenta, y
tienen la función de reafirmar la propiedad documental del género (Ver, Colombi, “El
viaje, de la práctica al género”, Campus)

Estos géneros primarios mantienen relativa independencia, produce una gran


heterogeneidad estructural, estilística y temática.

Qué ocurre en LCC? Heterogeneidad discursiva, las formas que apuntan a lo empírico
del viaje (estadística, datos objetivos, descripciones técnicas), se cruzan con otras
tradiciones discursivas, la picaresca, la cita literaria, el diálogo renacentista, la crónica
de indias, la égloga pastoral, la crónica virreinal (Pupo Walker, Campus). LCC produce
una mayor “inestabilidad” del género.

La “escena de escritura viajera”, “escribo mientras viajo”, frecuente en los relatos de


viaje (Colombi, “El viaje…”, Campus). En LCC ilusión de sincronía entre viaje-
escritura-lectura-corrección. Ejemplificar cuando dejan el Cuzco, el Visitador le dice a
Concolocorvo que podrá seguir escribiendo en el próximo destino sobre su patria.

LCC como “libro de viaje” mantiene las dos vertientes que se derivan del viaje: el relato
y la guía. Es “relato de un viaje” y también guía (consejos al viajero).

Es viaje y es también “parodia” del género. El texto parodia el viaje educativo, propio
del siglo XVIII. Carrió instruye continuamente a Concolocorvo. Una instrucción muy
particular ya que aprovecha para recordarle continuamente su inferioridad. El texto
muestra una “escena de aprendizaje” de la escritura. El letrado enseña al iletrado: ser
conciso, ser preciso, “economizar” las palabras (frecuentemente el recrimina lo
“dilatado” de su informe). (ver Zanetti).

Hipótesis: al Visitador le preocupa la “economía” del mundo (y de la colonia en


particular), la mirada “económica” lo hace estar atento a cualquier tipo de derroche (de
palabra o de bienes).

El viaje y el viajero, género y figura de autoridad en el siglo XVIII

Esta “autoridad” aparece escenificada en LCC, cap. I, ¿quién tiene la verdad, el


historiador o el viajero?, opta por el segundo. La primacía de lo experimental, del saber
empírico que otorga la experiencia. Los “viajeros” superiores a los “poltrones” (poltrón,
DA 1737, “flojo, perezoso, haragán y enemigo del trabajo”. La oposición viajero-
poltrón (sedentario). El texto plantea otra oposición entre “viajero fuente de información
fidedigna” y “viajero embustero” (Cap. 1), como lugar común (el viajero es tenido por
exagerado/mentiroso, se produce un giro en su fiabilidad en el siglo XVIII).

LCC apuesta por el viaje útil (científico, productivo): es básicamente un informe para
las autoridades, donde apunta al progreso, reforma y comercio (objetivos de la corona
española, bajo el imperio de los Borbones, particularmente Carlos III).

Pero en la escritura se mueve continuamente entre el dato “útil” y el pasaje “deleitable”


(principios retórica que vimos en Inca). Utile et dulce (Horacio, Arte poética), didáctico
y deleitable.

En el siglo de la Ilustración, énfasis en lo “útil” (enseñar, instruir, conformar al lector).


Entonces, para justificar lo “deleitable” del texto (burla, broma, anécdotas, lo jocoso,
digresiones), introduce una serie de procedimientos.

El más importante: la autoría compartida, pacto de colaboración entre Visitador y


Amanuense, entre Carrió de la Vandera y Concolocorvo. Portada del texto establece un
pacto de lectura y de escritura (ver Zanetti para relación lectura/escritura en el texto).

ACV: doble pertenencia: español metropolitano, español criollo. Su vida (ver Altuna,
Campus, para datos: nace 1716, en México 1736, en Lima 1746. 1771, Visitador de la
Superintendencia de Correos y Postas ruta BsAs-Lima). Funcionario español, pasa toda
su vida en América desde los 20 años, primero en Nueva España y luego en Perú. Se
presenta como un consumado conocedor del territorio. Se presenta como “español
americano”, pero su mirada es metropolitana, aunque manifieste pertenencia al grupo
criollo limeño (casado con limeña de familia encumbrada). Inicia viaje 1771, concluye
1772. Publica 1776-77 (aunque fecha de edición figura 1773).

Concolocorvo. Calixto Bustamante Carlos Inca. Acompaña 11 meses el viaje, se le une


en Córdoba y se separan en Cuzco (de acuerdo a documentos). En la ficción, acompaña
todo el recorrido. Es amanuense (secretario) de ACV. Su pertenencia cultural/étnica, es
indefina: indio, inca, mestizo, serrano.

Doble autoría: ¿resta o suma legitimidad?

El texto propone un pacto al lector: quien lleva el diario/memoria de donde salen los
datos es ACV, quien hace el resumen y escritura de lo que leemos es Concolocorvo.
Altuna habla de una “ficcionalización del plano autorial”. Plantea interrogantes.

El primero que ocupó a la crítica: ¿quién es el autor? En el siglo XIX, hipótesis de un


“autor mestizo” era bienvenida, necesidad de consolidar historias literarias nacionales.
(Zanetti, Campus, trata el tema). Los documentos encontrados (sobre todo una carta de
Carrió de la Vandera a autoridades españolas donde reconoce autoría) son irrefutables.

Concolocorvo es “inventado” en el texto por ACV como “escritor”, “transcriptor” de


otro texto base (el de ACV). Su propio nombre es dado por Carrió, lo que apoya la idea
de “invención” de un personaje. La pregunta es: ¿con qué objetivo? ¿Para qué?
Lecturas críticas tradicionales (Emilio Carilla por ejemplo), se ocuparon y propusieron
que era para “ocultar” la responsabilidad de Carrió y enfrentar a su superior, Pando,
Administrador general de Correos en Lima, que no había esperado el resultado del viaje
(que debía aportar los datos), y publica antes de recibir el informe de Carrió un nuevo
Reglamento General de Correos en 1772. Desautoriza así el “itinerario” de Carrió. Se
trataría de una lucha de poder entre españoles. Parcialmente, esta es una explicación.
Pero el texto entrega demasiadas claves para pensar que este sea el motivo (no “oculta”,
sino que “exhibe”).

Por otra parte: el pretendido “pacto” o “alianza” entre el Visitador y su amanuense no es


verosímil, se rompe continuamente en el discurso (el amanuense hace comparaciones
con España, donde no ha estado, o tiene “saberes” o experiencias vitales que sólo puede
tener el visitador)

Formulamos la pregunta ¿por qué el español “cede” (en la ficción que propone el texto)
la escritura al indio siendo la escritura la “tecnología” propia del europeo? Varias
hipótesis

a) para hacer al indio responsable de la “jocosidad” del texto, inadmisible en un informe


“serio” a las autoridades metropolitanas
b) para hacer al indio vocero de las bondades de la conquista española y de este modo
atenuar la “leyenda negra” que pesaba sobre España (Segunda parte del LCC)
d) para manipular la “voz” del iletrado
c) para captar un público amplio, que leyese su informe con este enigma y curiosidad de
ser su autor un mestizo (pícaro además).

Hipótesis: el texto coloca en escena, de un modo naif, de un modo casi ingenuo, una
relación colonial de “subordinación” y “aculturación”. Los discursos inocentes
(costumbristas, de doble sentido, fisiológicos, chanzas, pretendida armonía entre
español y americano) encubren la ideología colonial que sustenta el Visitador.

Enunciadores y personajes

Concolocorvo es el enunciador 1 del texto. Abre con su voz y continuamente vuelve a


este “yo”. Como “personaje” obedece a varias cuestiones. Sus “rasgos biográficos”
tomados de la picaresca, en la introducción, origen incierto: “soy indio neto salvo las
trampas de mi madre”. Al final confirma la estirpe picaresca: sus papeles “borrosos”
(sin legitimidad). Pocos datos, generalmente pasados por la matriz satírica-paródica.

¿Por qué el pícaro? (Lazarillo de Tormes, 1554, Guzmán de Alfarache de Mateo


Alemán, 1599, El Buscón de Quevedo). Modelo literario que ingresa en América y es
apropiado. Sigüenza y Góngora, Infortunios de Alonso Ramírez marcas del pícaro.
Memorias de Servando, retoma tópicos picaresca. Utile et dulce es también un lugar
común de la picaresca.

Maurice Molho, “El pícaro de nuevo” (Campus), marca cuatro temas básicos del
“picarismo”:
1. discurso del yo, primera persona
2. linaje infame (bastardía, sangre conversa, vileza padre y madre) predetermina
conducta moral
3. antítesis honor (fundado en sangre) y des-honor (el pícaro encarna el des-honor,
marginalidad social, robo, mendicidad, obsesión dinero)
4. pone en cuestión código moral social dominante, es crítico-didáctico.

Molho habla de la “novela familiar” del pícaro (padre ladrón, madre prostituta, pater
semper incertus, mater certissima).

Preguntarnos ¿por qué la figura del pícaro en la América colonial? Los sujetos
coloniales pueden tener analogías con el pícaro:

a. origen dudoso (hijo de madre india y padre español) (u otras alternativas)


b. reivindica títulos de legitimidad de un pasado ya perdido
c. excluido del sistema productivo-administrativo-político
d. educado en un sistema contradictorio en sus valores

Concolocorvo. Como el pícaro tiene un pasado incierto, así también Concolocorvo


muestra una identidad étnica difusa: cholo (42), indio neto (62), criollo natural (283),
serrano. Hipótesis que propongo: Concolocorvo como un “compuesto” de todos los
sectores populares de la colonia.

Tiene a su cargo la pretendida transcripción del diario, y lo “jocoso” del texto


(anécdotas, chanzas). Su papel como “observador” es pasivo. No discute con el
Visitador (salvo tibias objeciones)

Carrió de la Vandera, es el enunciador 2, aparece en primera persona en el texto, y


también aludido como “el Visitador”. Aparecen datos biográficos (cuándo llegó a
América, su experiencia en Nueva España, su familia, su cultura letrada), y la matriz
paródica no lo toca. Sustenta la mirada imperial crítica-reformista

Su identidad étnica es clara, es español metropolitano llevado a América a los 20 años,


su identidad social es cambio es más compleja. Se identifica socialmente con los
“criollos españoles” de Lima.

Como enunciador 2 tiene a su cargo. Observar la realidad, clasificarla, describirla


objetivamente (la araña de seda, cap. V), recolectar datos para hacer estadísticas y
censos, indicar las posibilidades comerciales. Su mirada es una mirada de
“superioridad” (Todorov) o de “monarca de todo el mundo” (Pratt) frente al otro.

Hipótesis: Concolocorvo puede funcionar como metáfora de toda la sociedad colonial,


mientras Carrió es la voz de la reforma borbónica-metropolitana, encarna el discurso
progresista de esa reforma.

El texto exhibe la típica “relación etnográfica” del viaje: viajero/nativo informante


(Colón, Cortés). LCC la torna más compleja. Quien pretendidamente escribe es el
“subalterno” en base a la información que le brinda el español. Hay una “pretendida”
cesión de la palabra/escritura, que no es tal, como queda claro en el diálogo sobre la
conquista en la Segunda Parte.
Autoetnografía: Concolocorvo se autorretrata del modo con el “ojo imperial” desea
verlo (Pratt, autoetnografía, modo de representar al sujeto colonizado obedeciendo a las
pautas ideológicas del colonizador).

El viajero Carrió de la Vandera como un etnógrafo observa, convive, retrata “desde


dentro” al otro. En la escena de los gauderios, el visitador “finge” sentirse a gusto en la
fiesta para poder “observar de cerca”. En Carrió se da el desdoblamiento del etnógrafo
(Geerts, “El yo testimonial”) entre observar al otro, y en la intimidad de su “diario” deja
aparecer toda su crítica.

Exordio

De ingreso, señala ese lugar “oblicuo” del enunciador. “Peje entre dos aguas”. Un habla
coloquial, popular, próxima oralidad, proclive a la “vulgaridad”. De entrada hace
alusión al “mundo del hampa”, su “destinatario”. La pregunta por el destinatario
(viajeros americanos, lectorado metropolitano, pero también americano, regional
(Zanetti se ocupa del público lector)

Lenguaje recurre a la “germanía” o “geringonza” (DA 1737, “dialecto y modo de hablar


que usan los gitanos, ladrones o rufianes para no ser entendidos”, “se llama por
extensión a todo aquello que está oblicuo, y dificultoso de percibir o entender”.

Hipótesis: Parodia tópicos exordio


1. Falsa modestia (escasa preparación, lenguaje inculto “rusticitas”)
2. Escribe porque un superior se lo manda.
3. Prometer brevedad (el relato de Concolocorvo es “dilatado” siempre)
4. La crítica de los doctos (en el último capítulo)
5. La importancia del asunto (relativizada)
6. Existencia de otro texto base del cual toma la información (traducción, códice)

Establece dos “tonos”. Serio y jocoso – Pesado y leve. Serio: atribuido al “funcionario”,
ligado al “discurso burocrático” y a la cultura alta. Jocoso: atribuido a Concolocorvo.
Si bien ambos se terminan fusionando.

El lector construido como “viajero curioso” (vecinos, lectores). El “viajero curioso” se


opone al “caballero de Tucumán” el erudito-ignorante. El saber exclusivamente erudito
(sin arraigo en la experiencia o el mundo) es desprestigiado. En este capítulo, el
caballero de Tucumán. A lo largo del texto varias referencias al “saber inútil” por
ejemplo la escolástica.

Estructura (en tensión)

La estructura del libro obedece a la del itinerario del viaje (DA 1734, “la fórmula que se
da para dirigir algún viaje, en que se ponen regularmente los lugares y posadas por
donde se hace tránsito”). Itinerario: dos partes, de Montevideo a Jujuy y de Cuzco a
Lima.

El género viaje es itinerario más digresión (ver Colombi, “El viaje…”, Campus). En
LCC se produce una tensión entre:
1. Descripción técnica/científica del itinerario: demografía, postas, carretas, caminos,
comidas, apunta a “utilitas” y necesidad – “relaciones sucintas”. Viaje “útil”,
científico/naturalista. El objeto es narrar el itinerario (ir de posta en posta y de de ciudad
en ciudad)

2. Digresión, que asume dos formas:

a) Digresión jocosa. Divertimento. Se hace cargo Concolocorvo (suerte de parodia de


los discursos oficiales). Viaje lateral, paródico, lectura y entretenimiento (el cuento, la
chanza, la anécdota).

b) Digresión argumentativa.

Segunda parte. Desplazamiento, descripción, narración, más peso argumentativo. Cap.


XVI: Centrado en Cuzco y paradójicamente, fundamenta la conquista. Capítulos de
“prueba” y “refutación”. Se diluye el tema “viaje” para discutir la conquista

Argumentación pro Conquista. Diálogo Visitador-Amanuense sobre la conquista. Este


pretendido diálogo llega a su máxima gradación: el indio defiende la conquista.
Naturaliza la conquista y sus efectos, y limpia de culpa y cargo a los españoles.

Rebate sistemáticamente las tesis lascasianas (sin nombrarlo, la misma estrategia de Las
Casas respecto a los conquistadores), habla de “plumas ensangrentadas”. . Desmiente
así la “leyenda negra”
1. El trabajo forzado en repartimientos, obrajes. Defiende el repartimiento como
modo de combatir la holgazanería del indio. Visión productiva del indio, que
produce “como abeja” en un panal ordenado (el repartimiento)
2. Niega la despoblación (la “destrucción” de Las Casas), datos incorrectos, no hay
marcas de ciudades que atestiguen la mayor población.
3. lo atribuye a la “envidia extranjera”

Argumentación ilustrada pro-reforma (el relato de viaje asociado con la crítica y


reforma de la realidad). Viaje del funcionario ilustrado borbónico propone un plan de
reformas para transformar la realidad que critica, que contempla plan de inmigración y
colonización 206, reducción de los indios 209, imposición del español (la Corona
impone el castellano en 1770), entre otros. Hasta controlar la “vagancia”, tema que
preocupará a los letrados organizadores de la nación en el siglo XIX. En el texto
muchos de los tópicos del XIX (inmigración como mejora racial, control social,
conquista del desierto).

Además presenta: 1.crítica y desarticulación del pensamiento tradicional (cuando critica


la escolástica, el provincialismo), 2. defiende pensamiento laico, 3. apuesta al progreso
social relacionado con el bienestar económico (ojo “económico”) (Adam Smith, La
riqueza de las naciones, funda economía, 1776)

El mapa de la colonia

Proyección: Pinturas de castas, http://genealogiaegusquiza.blogspot.com/2010/12/las-


pinturas-de-las-castas-en-america.html
La sociedad colonial es una sociedad de “estamentos” marcados por la raza. Europeo:
español americano, gachupín (Nueva España), perulero (Perú). Americanos: Criollo –
Mestizo – Indio – Negro – Gauderios – serrano – “mulatillo”, “mulato fino”. El texto
marca diferentas “castas” de la colonia.

La heterogeneidad y mestizaje de la sociedad colonial fueron “controladas” a partir de


la clasificación (pretendidamente científica) de los distintos “productos” del cruce
étnico (mestizos, mulatos, zambo, lobo). Del siglo XVIII, las “Pinturas de castas”,
tienen ese objetivo: clasificar las distintas variantes para ejercer un control de su
diversidad. La imagen “armónica” de la convivencia de etnias (que no era tal), cierto
costumbrismo, paisaje local.

Hipótesis: El LCC: cumple la misma función que las “Pinturas de casta”. Clasifica y
tipifica la diversidad colonial. También ofrece una “falsa armonía”, el “diálogo” entre el
español y el indio. Y representa continuamente las relaciones jerárquicas, de
subordinación y servicio.

Mestizos
Concolorvo (secretario, amanuense y compañero de viaje de Carrió). Devaluado
(asociado al pícaro, al gitano). Frecuentes alusiones a su color, su ignorancia, su
incapacidad para la brevedad del relato, su condición social ambigua (indio, inca,
mestizo). Esta alternancia de pertenencias ha sido leída como una suerte de
incongruencia. Altuna (Campus): “factor racial fluctuante”, “desestabilizado”.

Otra hipótesis sería 1) pensarlo como metáfora de la heterogeneidad colonial, 2) mostrar


en esta oscilación su “falta de lugar” en una sociedad donde es rechazado por indios y
españoles 3) la capacidad mimética del mestizo (puede parecerse tanto al español como
al indio), “pasar por”: característica del mestizo. 3) puede ser leída como respuesta
imperial a la “utopía mestiza” del Inca Garcilaso.

Uso diminutivo despectivo: “mesticillo”, “mesticillo contrahecho”. También pretende


ser elogioso “mestizo fino”. Carrió lo llama “Concolocorvo” (por la oscuridad de su
piel) y también “Cangrejo”. Cangrejo, se mueve hacia atrás o al revés: le está diciendo
“tramposo”. “Manos de carbonero”. Los últimos capítulos.

El mestizo de LCC condensa ideología contraria al mestizo, problema central en la


literatura y cultura andinas. Inca Garcilaso, Mariátegui y Arguedas, pro-mestizaje.

Indios. El discurso del LCC suma nuevos estereotipos que tienen gran pervivencia:
haraganes, tramposos, borrachos, todo lo dudan, idólatras (Cap. XVIII). Como
componente positivo: habilidad en las artes y las ciencias. Pero aún lo positivo pasa por
negativo: los hacen porque no les gusta trabajar con el cuerpo. Exactitud, cuento de los
cien azotes.

Estereotipo, costumbrismo, espacios

Hipótesis: el “estereotipo” propio del discurso de viaje da lugar en el siglo XVIII al


“costumbrismo” como subgénero del discurso del viaje. Se vuelve luego autónomo
como “cuadro de costumbres” romántico, la crónica de costumbres, o inclusive se
integra a otros géneros (novela, teatro, cuentos). (“El matadero” de Echeverría).
Incipiente construcción del “color local” ligado al tipismo (la construcción de
estereotipos locales o nacionales, de acuerdo a una pretendida “esencia” que le es
propia), pintoresquismo (el espacio natural) y costumbrismo, los cuadros sociales.

Gauderios (Cap. II y VIII). En la descripción de los gauderios. Parodia pastoral


(pastores en torno al amor). La vulgaridad en lugar del refinamiento, mundo al revés.
Tipos proto-nacional. Primera representación del “gaucho”, estereotipos que acompañan
a la figura: holgazán, improductivo, depredador, trashumantes (tópicos que tienen
continuidad en el XIX)

La representación de los gauderios, mediatizada por


a) la parodia (del género pastoril) así por ejemplo cuando reproduce sus coplas, o hace
alusión a sus nombres extravagantes, además por mención explícita a esta literatura
b) la sátira (a partir de la técnica de “reducción”). Se representa burdamente sus hábitos,
su cultura, su hablar soez.
Creación de un tipo nacional/regional. Ropa, guitarra, vagancia. Caracteres negativos.
Cantan y tocan mal. Pasan semanas tendidos. Arruinan los caballos con las boleadoras.
Contradice ideología reformista de Carrió. Improductivos al estado, holgazanes,
derrochadores. Luego, en cap. VIII. Gauderios, “allí tienen sus bacanales”, “mal
acordada y destemplada guitarra”, “coplas como pullas”, “modo bárbaro y grosero”, la
visita a una cuadrilla, “nos recibieron con agrado”, mate “cosa líquida de mal gusto y
vista”, “cantaron hasta veinte horrorosas coplas”, transcribe coplas para “perpetua
memoria”.

La construcción de tipos urbanos (la porteña, la limeña) y de cuadros de costumbres (los


carnavales del Cuzco, cap. XII). Como muchos “cuadros de costumbre”, marca satírica-
moralizante, cuando describe por ejemplo la corrida de toros.

Espacio (ver Altuna), “espacio ideologizado”. Espacio rural y urbano.

Las ciudades. Su descriptio civitatis se atiene a los “índices de progreso” del presente
(no se pregunta por su historia, fundadores), los índices que toma son edificación,
vestimenta, mujeres/hombres, demografía y salud, estudios, autoridades, número de
habitantes, transitabilidad y comunicación, educación.

Buenos Aires: encuentra adelantos desde 1749. Frutas, casas bien edificadas, extensión
22 cuadras, vestimenta como europeos, mujeres pulidas, no lujosas, pero acicaladas y
delicadas costureras. Hombres circunspectos y de buen genio. No hay estudios públicos.
Virrey Vértiz. Número de almas (22000). Correos a partir de 1748. Dividida en cuadras
pero intransitable en tiempo de aguas. Plaza, cabildo, catedral, comerciantes, agua
(pesca con carreta). En la “anécdota” callejera centra la crítica (la carne desperdiciada).
La carne tópico de la ciudad de Buenos Aires, “El matadero” de Echeverría.

Construye y afirma tópicos sobre América de la época, tópicos presentes en los


pensadores europeos que participan de la “disputa del nuevo mundo”.
a) el tópico del “derroche” (modifica el de la “abundancia” fijado por los textos
coloniales). Para la mirada economicista es poco útil al Estado el despilfarro americano
de su riqueza. (el cuero, las vacas)
b) El “dilatado Reyno” América como “extensión” y “desierto” (propio de la narrativa
posterior, en el Río de la Plata).
c) Fija estereotipos. La “desidia” del gaucho. La “traición” del indio.
d) América como “insalubre”, “enferma”.

Bibliografía

Altuna, Elena, “Y dio fin este cansado viaje histórico”, en El discurso colonialista de
los caminantes siglos XVII-XVIII, Ann Arbor, Latinoamericana Editores, 2002.
Colombi, Beatriz, “El viaje, de la práctica al género”, en Mónica Marinone y Gabriela
Tineo (Editoras), Viaje y relato en Latinoamérica, Buenos Aires, Katatay, 2010.
Bataillon, Marcel, “Introducción a Concolocorvo y a su itinerario de Buenos Aires a
Lima”, Cuadernos Americanos, vol. 111, n. 4, 1860.
Ocasio, Rafael, “El lazarillo de ciegos caminantes, una visión de la organización social
en el mundo virreinal”, Cuadernos americanos, vol. 261, n. 4, 1985, 170-183.
Pupo Walker, Enrique, “Notas para una caracterización formal de El lazarillo de ciegos
caminantes", Anales de literatura hispanoamericana, n. 9, 1980, 187-210.
Stolley, Karen, El Lazarillo de ciegos caminantes: un itinerario crítico, Hanover,
Ediciones del Norte, 1992.
Zanetti, Susana, “La trama de lectura y escritura en El lazarillo de ciegos caminantes”,
en La dorada garra de la lectura, Rosario, Beatriz Viterbo, 2002,

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