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Andrea Franco Hochbaum

Universidad de Buenos Aires


Facultad de Filosofía y Letras
Departamento de Letras

Primer parcial domiciliario de


Literatura Latinoamericana II
Cátedra: Susana Cella

Andrea Franco Hochbaum.

DNI: 93498866

Prof. Marina Von der Pahlen.

Comisión Viernes de 17 a 19hs.

Primer cuatrimestre de 2014.

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Andrea Franco Hochbaum

1- Elegir un poema Poemas Humanos de César Vallejo, y efectuar un análisis


textual teniendo en cuenta rasgos del lenguaje poético tratados en clases teóricas y
prácticas. Para la selección del poema (o eventualmente más de uno), cada comisión de
trabajos prácticos tomará en cuenta las sugerencias del respectivo profesor.

Cuando se deja atrás la garantía de la forma del poema, la exhibición constante de


temas, el preciosismo y el exotismo del Modernismo, es ahí donde se entrevé el surgimiento
de una nueva poética ligada a una voz, a la huella del cuerpo representada en el propio ritmo
del poema: “La totalidad del cuerpo se transforma en una partida de naipes perdida de
antemano con la muerte. Pero el interés del poema reside en la forma en que el lenguaje
mismo está anclado en la experiencia corporal.” 1 De este modo, se presenta la crisis del sujeto
colectivo y el material de la experiencia como la preocupación de la época.
Poemas Humanos, obra póstuma compilada de Cesar Vallejo, se instala dentro de este
horizonte y funciona como un híbrido de poéticas, no sólo porque no representa un corpus
homogéneo concebido como tal, sino porque en él Vallejo comienza a preocuparse por el
mecanismo mediante el cual se produce el yo poético a partir de un lenguaje que se presenta
constantemente fragmentario, construido y múltiple. Lenguaje que se preguntará sobre la
transmisibilidad o intrasmisibilidad del yo, dejando al descubierto, en última instancia, el
carácter sintético (en términos dialécticos) que condensa el libro.
Si en Trilce el sujeto se presenta como el destino de la especie, en Poemas humanos
aparece como aquella voz que entrega una única coherencia posible en un mundo que cae en
pedazos, voz que parece solicitar nuevas condiciones y formas de solidaridad humana en un
mundo compuesto por individualidades. El análisis detallado de “Esto…” intentará evidenciar
diferentes procedimientos que desarrollan lo expuesto anteriormente y presentar, en este caso,
una voz nostálgica, “llorante”, que pareciera alejarse del tono utópico para acercarse al
pesimismo.
A primera vista, en el ámbito formal, el poema es de verso irregular, libre, en líneas
generales, aunque algunos versos sean octosílabos o dodecasílabos. Asimismo, presenta una
amplia cantidad de sinalefas, lo que ayuda a crear una continuidad rítmica, y un manejo
resuelto de la aliteración de palabras como “alcalino”, “más”, “mirada”, “mueren”,
destacando el pasaje “En mi vaina” que se repite en la forma de “en mi vayna”, y de esta
forma se observa un quiebre ortográfico pero de ningún modo un cambio en la oralidad, sólo

1
Franco, Jean. César Vallejo. La dialéctica de la poesía y el silencio, Buenos Aires, Sudamericana, 1984. Pág. 288

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una marca gráfica que no se traduce al habla.


Si bien la preocupación por lo gráfico (ortografía, puntuación, utilización de blancos,
mayúsculas, alineación de versos, etc.) encuentra su punto de mayor experimentación en
Trilce, podría pensarse que en Poemas humanos se ha encontrado cierta estabilidad (también
a nivel gramatical) pero, como señala Ortega, distintiva y propia desde la perspectiva de la
lengua literaria. Así, mediante el uso abundante de los signos de puntuación, se configura una
cadencia exclamativa, anunciante; y este uso asociado a vocativos y onomatopeyas, estructura
“un aparato retórico de extraordinaria flexibilidad rítmica y textura coloquial.”2
Si Ortega define la oralidad como la materialidad del lenguaje, el sesgo físico del
hablante; podría pensarse que esta oralidad, e incluso la ‘incorrección’ ortográfica
(“harpones”, donde se agrega la ‘h’ muda) o gramatical (como será “muy más”), dan cuenta
del cuerpo de la escritura, de la subjetividad que irrumpe para declararse viva. El cuerpo será,
del mismo modo, protagonista temático de los Poemas humanos, como señala Sobejano:
“Humanos quiere decir, primariamente, “corporales”: poemas del cuerpo, visto el cuerpo
-autoinspeccionado- como eso que sufre para morir.” 3 Lo que ‘sucede’ lo hace entonces
“entre dos párpados”, el poema “Esto..” se plaga de corporalidad principalmente por las
acciones corporales que descubre, por la experiencia que relata en el estar “Parado”, en el
“Resbalón”, en la “mirada misma”, en el decir, en el comprender, en el tocarse, acabarse,
morir.
El cuerpo mismo es aquel que se hace doler, el alma de ese cuerpo en la cual “los
suspiros se edifican/ entonces acordeones óseos, táctiles” 4. El cuerpo se repliega y se
autodefine, Sobejano encuentra ahí la autopsia de la agonía, que no podría estar más explícita
en este poema en el que se extraen las uñas y se tocan las vértebras, todo en el “sentido
llorante” de la voz, del yo poético. El hombre ataca al hombre, el cuerpo ataca al cuerpo,
¡Qué venablos y harpones lanzaré, si muero/ en mi vayna; daré en hojas de plátano sagrado/
mis cinco huesecillos subalternos,”5 y la cólera se transforma en la imagen de muerte para
terminar en la profunda tristeza de una voz desgarrada.

2
Ortega, Julio, “La hermenéutica vallejiana y el hablar materno”, en Américo Ferrrari (coord.), César Vallejo. Obra Poética,
Madrid, Archivos, 1988. Pág. 608
3
Sobejano, Gonzalo. Cesar Vallejo. Madrid. Taurus Ediciones. 1974. Pág. 336
4
Vallejo, César. Obra poética completa. La Habana: Casa de las Américas, 1975. Pág. 192
5
Ibídem.

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Entonces, si como escribe Franco, el cuerpo es tiempo, Vallejo dirá que los que se
acaban: “mueren fuera del reloj; la mano/ agarrada a un zapato solitario”6, exhibiendo así el
uso decisivo de la sinécdoque, ya que la mano agarrada al zapato solitario pone en primer
plano la lucha fluctuante entre la vida y la muerte, la tragedia y la trivialidad, la salvación y la
soledad. Es una lucha donde la civilización se ha convertido en un hecho doméstico, el avance
de la dimensión urbana, la alienación, configura, al sujeto individual, excepcional, el sujeto de
la orfandad.
El ‘yo’ pareciera estar condenado a ser individual, porque la comunicación es
imposible: “luego no tengo nada y hablo solo”7. Como plantea Franco en “La temática de Los
heraldos negros a los <<Poemas póstumos>>”, la crisis del pensamiento metafísico pone en
cuestión no solamente la concatenación de las palabras, la sintaxis, la coherencia, sino
también la posibilidad de enunciación. Se distingue, de este modo, una crisis del sujeto y el
intento frustrado de encontrar un lenguaje poético adecuado.
Por otra parte, frente a la desolación de la intransmisibilidad del ‘yo’ dentro de la
masa, la experiencia humana se da a partir de la fusión del hombre con la naturaleza. Aunque
la relación del hombre y la naturaleza es, en realidad, de dominio y no de comunión, es ahí
donde podría asomarse cierto destello utópico, un rendirse-resbalarse frente al paisaje colosal,
y principalmente, la posibilidad del lenguaje, el espacio donde algo sí se tiene y donde la
naturaleza funciona de interlocutor: “Resbalón alcalino, voy diciendo,/ más acá de los ajos,
sobre el sentido almíbar,/ más adentro, muy más, de las herrumbres,/ al ir el agua y al volver
la ola.”8
Si en la naturaleza se manifiesta cierta esperanza, ligado a la política, a la lucha, se
percibe el desencanto. Los años 30-49 dejan su huella, y las personas serán piezas
descartables de un sistema poderoso. Más adelante, en España, aparta de mí este cáliz, se
descubrirá que a pesar de que el sujeto como yo individual está condenado, la posibilidad de
pensarlo como parte de un proyecto colectivo le permite desenvolverse en el mundo. En el
poema a analizar, todavía la evocación de palabras como “venablos y harpones”,
“subalternos”, “coronel”, tiene un dejo de ironía y absurdo, pero atravesada por una profunda
tristeza.

6
Vallejo, César. Obra poética completa. La Habana: Casa de las Américas, 1975. Pág. 192
7
Ibídem.
8
Ibídem.

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Así, podría pensarse que, como introduce Sobejano, Poemas Humanos es la agonía de
un Vallejo que aspiraba a la inmensidad del alma, a la infinitud del espíritu, a la íntima
maternidad del ser y tuvo que enfrentar lo contrario: la limitación de la carne, la finitud del
cuerpo, la orfandad esencial. Encontramos en “Esto…” su lamento, pero a pesar de las críticas
del mismo Vallejo hacia el vanguardismo, también encontramos en él el deseo ‘vanguardista’
de una poética nueva, de un hombre nuevo, de una nueva voz. La síntesis no es la resolución
de estos quiebres ni de estas heridas, sino en la posibilidad de que convivan y se en una
poética que articula concepciones conflictivas respeto a las posibilidades que el lenguaje
ofrece para dar cuenta de la subjetividad.

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2- Caracterizar rasgos salientes de la poética de César Vallejo en relación con su


proyecto creador, teniendo en cuenta el contexto histórico social en que emergen los
poemas y en relación con escritos críticos de Vallejo relativos a la poesía, la función del
poeta, sus contemporáneos, las polémicas acerca de la relación literatura y sociedad y la
obra lírica vallejiana (Los Heraldos Negros, Trilce, Poemas en prosa, España, aparta de
mí este cáliz.)

“Comparto mi vida entre la inquietud política y social y mi inquietud introspectiva y


personal y mía para adentro” 9 escribe Vallejo en una carta de 1932 citada en la introducción
de Aula Vallejo. A partir de esta declaración puede pensarse la oscilación formal y temática
que existe en toda la obra vallejiana, pero contrariamente a lo que se plantea en esta
introducción: “dos campos encontrados que se disputaban su personalidad y cuya síntesis no
logró nunca”10, se intentará analizar a continuación que incluso aceptando el enfrentamiento
interno de “Vallejo contra Vallejo”, es posible encontrar cierta síntesis y cierta coherencia en
las preguntas que se plantean y en las experiencias que se llevan a cabo en el desarrollo de la
producción de la obra.
No significa que ésta coherencia sea necesaria o indispensable, pero sí da cuenta de
una programática literaria, y de este modo, si se consideran sus cuatro libros de poesía como
un proceso (que comienza con Los Heraldos Negros y termina con España aparta de mí este
cáliz) es posible observar como toda su obra funciona con consecuencia dialéctica. Para
Vallejo, el arte tiene una dinámica diferente a la de la política, por lo que se debe pensar una
política del arte desde el arte, así escribe en “Los artistas ante la política”:

“Olvida Diego Rivera que el artista es un ser libérrimo y obra muy


por encima de los programas políticos, sin estar fuera de la política.
Olvida que el arte no es un medio de propaganda política, sino el
resorte supremo de creación política.”11

Así, el artista es siempre, inevitablemente, un sujeto político. Sujeto que debe crear
inquietudes y reflexiones políticas, sin dejar el arte a la merced de las consignas políticas.
Las contradicciones que se plantean en Aula Vallejo son claramente visibles en
ensayos como “Los artistas ante la política”, “Sobre el proletariado literario” y “Literatura a

9
Vallejo, Cesar. Revista Aula Vallejo. Director: Juan Larrea. Córdoba: Dirección general de publicidad de córdoba. 1er
semestre de 1961. Pág. 21
10
Revista Aula Vallejo. Director: Larrea, Juan. Córdoba: Dirección general de publicidad de córdoba. 1er semestre de 1961.
Pág. 21
11
Vallejo, César. Revista Aula Vallejo. Director: Juan Larrea. Córdoba: Dirección general de publicidad de córdoba. 1er
semestre de 1961. Pág. 38

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puerta cerrada” donde se condenan, respectivamente, al escritor al servicio la revolución y al


escritor de “pijama”, burgués encerrado en su biblioteca. Sin embargo, concluir que esta
dicotomía se queda solamente en eso, sería una lectura incompleta. El sujeto que se extrae de
España aparta de mi este cáliz es un yo lírico que se embarra los pies, que sale del encierro,
pero sin convertirse en un títere propagandístico (en esto consiste la acusación de “la filosofía
marxista, interpretada y aplicada por Lenin […] taja y corrige, según conveniencias políticas,
toda la producción intelectual”12).
El sujeto de Vallejo es un sujeto que ha madurado, en palabras de Ortega: “el sujeto
que ha aprendido a hablar”13. Si se parte de la teoría de Julia Kristeva, se puede pensar que el
yo confesional de Los Heraldos Negros, es un sujeto regido por la ley del padre (una ley
donde el lenguaje permite formar la experiencia subjetiva); mientras que Trilce se desprende
de esta esfera referencial para retroceder a la esfera semiótica del signo que corresponde a la
ley de la madre, a esa etapa previa a la unión del sujeto con el mundo, se abandona el campo
del significado y por lo tanto también la subjetividad. De este modo, Trilce pone en crisis el
lenguaje como portador de sentido y revierte esa confianza que Vallejo había depositado en
sus inicios.
Siguiendo esta línea, Poemas Humanos revela, como se ha dicho, una serie
heterogénea que no define una unidad estética clara, sin embargo, se evidencian en estos
poemas el ensayo y la experimentación, que consiguen alcanzar la alternativa de utilizar un
lenguaje primario, natural, desde una perspectiva literaria (en términos de ostranenie). Por su
parte, España, aparte de mí este cáliz, también publicado de manera póstuma, es de una
consistencia mucho más homogénea, y condensará la perspectiva literaria con la fuerza
política, sin sacrificar una por otra.
El proceso que recorre la obra es, entonces, como plantea Ballón Aguirre, el de la
desalienación de la palabra, que en un principio paraliza (Trilce) y acaba por volverse
funcional (España, aparta de mi este cáliz) sin entregarse a la referencia automática. De cierto
modo, la interdiscursividad que señala Ortega es un claro ejemplo de esto, España, aparta de
mí este cáliz puede articular un signo desconfiado con estructuras provenientes del habla

12
Director: Larrea, Juan. Aula Vallejo. Córdoba. Dirección general de publicidad de cordoba. 1er semestre de 1961. Pág. 44
13
Ortega, Julio, “La hermenéutica vallejiana y el hablar materno”, en Américo Ferrrari (coord.), César Vallejo. Obra Poética,
Madrid, Archivos, 1988. Pág.609

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coloquial de la guerra sin volverse sujeto conquistado por el lenguaje, como ocurre en Los
Heraldos Negros.
En “Contra el secreto profesional”, Vallejo escribe: “Hoy, como ayer, los escritores de
América practican una literatura prestada, que les va trágicamente mal.” 14, e invoca de este
modo a ser efectivamente autóctono, aun cuando no se diga. Pero lo que se invoca, en última
instancia, es una nueva literatura, un latido vital y sincero. Vallejo se las ingenia para buscar
una superación a las limitaciones del lenguaje; se trata de un lenguaje plural, con múltiples
cosmovisiones (si el lenguaje crea realidades habrá que acceder a todas ellas, si no es posible,
habrá que dar cuenta de esta imposibilidad).
Se incluyen en su poesía actos que no son habituales del lenguaje poético. Se corta la
expectativa, como sentencia Jackobson, se genera una “expectativa frustrada”. Así apela a
otros recursos para incorporar elementos cotidianos, referencias cultas, pasajes de tradición
bíblica, clásica e incluso contemporáneas de la época. Vallejo logra construir una alternativa
artificiosa y a la vez referencial, un lenguaje alcanzado a partir de múltiples lenguajes, donde
se yuxtaponen discursos científicos, musicales, artísticos, económicos, etc. Como determina
Ortega, un lenguaje que responde por su propia lógica de intercambios, un espacio de
composición que es, al mismo tiempo, espacio de descomposición del objeto en sus partes.
Entonces, Los Heraldos Negros, primer libro de Vallejo, exhibe una tesis que consiste
en postulados modernistas tanto estéticos como teóricos, pero en la cual se empieza a
anticipar el futuro quiebre: “He soñado una fuga.” 15/ “Yo nací un día/ que dios estuvo
enfermo”16. A éste se opone Trilce, segundo libro y último publicado en vida, donde el sujeto
que antes declamaba y reflexionaba se vuelve incapaz de desarrollarse dentro de la lengua, se
extreman los procedimientos y el ‘yo’ es puesto en crisis absoluta: “Tus manos y mis manos
recíprocas se tienden/ polos en guardia, practicando depresiones,/ y sienes y costados.” 17/ “a/
t/ o/ d/ a/ s/ t/ a/” 18 / “Rumbbb…Trrraprrr rrach… chaz”19. Abandona el campo del significado
y se entrega al significante como esfera prelingüística, previa a la constitución del yo.
Por otra parte, Poemas Humanos parece tantear una posible reconciliación de dos
14
Vallejo, César. Crónicas, tomo II. México: UNAM, 1985. Pág.120
15
Vallejo, César. Obra poética completa. La Habana: Casa de las Américas, 1975. Pág. 9
16
Ibídem. Pág. 65
17
Ibídem. Pág. 131
18
Ibídem. Pág. 128
19
Ibídem. Pág. 94

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concepciones muy disímiles de lenguaje poético, se alterna la métrica con el verso libre,
sonetos clásicos con poemas en prosa, el sujeto a veces utópico a veces apocalíptico se
recompone en parte y como plantea Franco: “En muchos de los Poemas Humanos el sujeto se
convierte en el común denominador que ofrece la única coherencia posible en un mundo
fragmentado”20. Como se ha dicho, el cuerpo del sujeto toma un lugar preponderante y la
poesía como acto de la inmanencia del cuerpo vislumbra por momentos una salida, un punto
de fuga. El sujeto individual y sufriente de Poemas Humanos encontrará sosiego en el
individuo como parte de una comunidad que puede entregarse al lenguaje con fines puramente
prácticos que se entrevé en España, aparta de mi este cáliz.
La síntesis culmina en este libro final que logra reconciliar el sujeto ingenuamente
confiado de Los heraldos negros con el sujeto deshecho, enajenado de Trilce. España..
expresa al individuo a partir de su ser social: “Varios días el aire, compañeros,/ muchos días
el viento cambia el aire”21, siendo consciente de las posibilidades del lenguaje: “Padre polvo,
biznieto del humo,/ Dios te salve y ascienda a infinito,/ padre polvo, biznieto del humo”22. De
esta forma, “Los Poemas humanos y los de España son más que las dos mitades esquizoides
de la producción poética de un Vallejo dotado de dos personalidades, la publica y la
privada”23, son mucho más: son el tramo final hacia la compleja condensación de la poética
vallejiana.

20
Franco, Jean, César Vallejo. La dialéctica de la poesía y el silencio, Buenos Aires, Sudamericana, 1984. Pág. 292
21
Vallejo, César. Obra poética completa. La Habana: Casa de las Américas, 1975. Pág. 289
22
Ibídem. Pág. 297
23
Ibídem. Pág. 282

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